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Los hermanos Martínez (Manuel, Francisco y Claudia) aprendieron de su padre todo sobre
mecánica automotriz. Su padre, el señor Pedro Martínez abrió un pequeño taller de barrio
hace más de 20 años pero con mucho trabajo y dedicación de los miembros de la familia, los
hermanos lograron convertirse en propietarios de una estación de gasolina con un gran
diagnosticentro en la zona industrial de Bogotá, que cuenta con múltiples dependencias y
servicios: taller de mecánica, cambio de aceite, lavadero de carros, venta de baterías, llantas y
otros repuestos.
Junto con tres amigos (Alberto Ramos, Juan Arias y Mariana Alvarez) constituyeron la sociedad
“Martínez Hermanos & Cia. Ltda. (MH & Cia), como propietaria del mencionado negocio al que
denominaron “Centro de Servicios y Diagnosticentro “El Auto Feliz” (EAF); como representante
legal de la sociedad fue designado Francisco Martínez. El objeto de la sociedad es la
explotación de todos los ramos de la mecánica automotriz, estaciones de servicio,
comercialización de repuestos y partes para vehículos y la prestación de todos los servicios en
ese campo. En el lote contiguo, que la sociedad tomó en arriendo de la Sra. Rosa Montes hace
18 meses, se organizaron las oficinas administrativas, la sala de ventas con un depósito para
inventario de repuestos y el archivo.
Luego de varios años de un intenso y exitoso proyecto, tras la muerte de Pedro Martínez y de
algunos conflictos entre los socios -que comenzaron por extraños comportamientos de
Francisco- tomaron la decisión buscar un comprador para los dos establecimientos que ya eran
muy acreditados y producían utilidades sostenidas. La sociedad MH & Cia. se disolvería y
liquidaría luego de que se efectuara la venta. Julián López, conocido empresario del ramo se
interesó en el negocio y luego de revisar los estados financieros y los libros de contabilidad de
MH & Cia hizo una oferta por $ 3.000.000.000.oo por los dos centros de servicio, oferta que la
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Por otra parte, a los pocos días de la inscripción de la venta en el registro mercantil, se
presentaron las siguientes oposiciones, las cuales también se inscribieron en el registro
mercantil:
- Rosa Montes, dueña del local arrendado pidió la terminación del contrato de
arrendamiento –con un preaviso de treinta días- y la restitución del inmueble porque,
alegaba, que a pesar de los años de la relación comercial no quería que otras personas
siguieran con el negocio, y por ello no le generaba confianza para mantenerlo como
arrendatario.
Finalmente, luego de la venta, Pablo Jurado, propietario del Almacén El Exhosto de Bogotá-
cliente de MH & Cia desde hacía varios años- fue a pagar a MH & Cia las facturas pendientes y
el pago le fue recibido por los dependientes de la oficina de contabilidad. Cuando Julián fue a
reclamarle, Pablo le respondió que no lee prensa, que no lo habían notificado de ninguna
cesión de contrato y que no se había hecho ninguna nota de traspaso en el contrato de
suministro.