Está en la página 1de 13

Charles Bukowski.

The Flash of Lighting Behind the Mountain

my father always said, “early to bed and


early to rise makes a man healthy, wealthy 
and wise.”

it was lights out at 8 p.m. in our house


and we were up at dawn to the smell of
coffee, frying bacon and scrambled 
eggs.

my father followed this general routine


for a lifetime and died young, broke, 
and, I think, not too
wise.

taking note, I rejected his advice and it


became, for me, late to bed and late
to rise.

now, I’m not saying that I’ve conquered


the world but I’ve avoided
numberless early traffic jams, bypassed some
common pitfalls
and have met some strange, wonderful
people

one of whom 
was 
myself—someone my father
never 
knew.
Allen Ginsberg. Don’t get angry with me

Don’t get angry with me


You might die tomorrow
I’m an empty hungry ghost
Any spare change I can borrow?
Don’t get angry with me
Full of God tomorrow
Could get sorry you got mad,
wanna be the god of sorrow?

Don’t get angry with me


War starts tomorrow
I’ll get bombed You’ll get shot
in the eye with Interdependent Arrow

Don’t get angry with me


Hell’s hot tomorrow
If we’re burned up now inflamed
Could pass aeons in cold horror

Don’t get angry with me


We’ll be worms tomorrow
Both wriggling in the mud 
cut in two by the ploughman’s harrow

Don’t get angry with me


Who’ll we be tomorrow?
who knows who we are today?
Better meditate & pray,
Tila, Mila, Marpa, Naro.
Felipe Granados.  One Bourbon, one scotch, one beer (John Lee Hooker)

Te lloré borracho
como se debe llorar
para que sea genuino.

Te lloré borracho.
Recorrí la ciudad
con ganas enormes
de no llevar mi nombre
só lo para que no me tocara
esta tristeza.

Te lloré
caído en los cañ os
como un li-po cualquiera
supe entonces
que a veces la luna
se ve mejor desde la alcantarilla.

Te lloré
en un auto de la policía:
es la primera vez
que encierran a un fulano
por el delito menor de la nostalgia.

Te lloré borracho
y en mi delirium tremens
yo creía
que todos los borrachos
te lloraban.
Jorge Teillier. Despedida.

…el caso no ofrece


ningún adorno para la diadema de las Musas.
Ezra Pound

Me despido de mi mano
que pudo mostrar el paso del rayo
o la quietud de las piedras
bajo las nieves de antañ o.

Para que vuelvan a ser bosques y arenas


me despido del papel blanco y de la tinta azul
de donde surgían ríos perezosos,
cerdos en las calles, molinos vacíos.

Me despido de los amigos


en quienes má s he confiado:
los conejos y las polillas,
las nubes harapientas del verano,
mi sombra que solía hablarme en voz baja.

Me despido de las virtudes y de las gracias del planeta:


los fracasados, las cajas de mú sica,
los murciélagos que al atardecer se deshojan
de los bosques de casas de madera.

Me despido de los amigos silenciosos


a los que só lo les importa saber
dó nde se puede beber algo de vino
y para los cuales todos los días
no son sino un pretexto
para entonar canciones pasadas de moda.

Me despido de una muchacha


que sin preguntarme si la amaba o no la amaba
camino conmigo y se acostó conmigo
cualquiera tarde de esas en que las calles se llenan
de humaredas de hojas quemá ndose en las acequias.
Me despido de una muchacha
cuya cara suelo ver en sueñ os
iluminada por la triste mirada de linternas
de trenes que parten bajo la lluvia.

Me despido de la memoria
y me despido de la nostalgia
-la sal y el agua
de mis días sin objeto-

y me despido de estos poemas:


palabras, palabras -un poco de aire
movido por los labios- palabras
para ocultar quizá s lo ú nico verdadero:
que respiramos y dejamos de respirar.
Carta a Mariana.

¿Qué película te gustaría ver?


¿Qué canció n te gustaría oír?
Esta noche no tengo a nadie
A quien hacerle estas preguntas.
Me escribes desde una ciudad que odias
A las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
Mientras tú oías Bach y pensabas volar.
No creí que iba a recordarte
Ni creí que te acordarías de mí.
¿Por qué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.
Es cierto que haremos el amor
Y lo haremos como me gusta a mí:
Todo un día de persianas cerradas
Hasta que tu cuerpo reemplace al sol.
Acuérdate que mi signo es Cá ncer,
Pequeñ a Acuario, sauce lloró n.
Leeremos libros de astrología
Para inventar nuevas supersticiones.
Me escribes que tendremos una casa
Aunque yo he perdido tantas casas.
Aunque tú piensas tanto en volar
Y yo con los amigos tomo demasiado.
Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
Y está s con quien sabe qué malas compañ ías,
Mientras aquí hay tan pocas personas
A quien hacerles estas simples preguntas:
“Qué canció n te gustaría oír,
Qué película te gustaría ver?
Y con quién te gustaría que soñ á ramos
Después de las nueve y media de la noche?”.
François Truffaut. Jules et Jim.

Tu m’as dit ‘’Je t’aime’’,


je t’ai dit ‘’Attends’’.
J’allais dire ‘’Prends-moi’’,
tu m’as dit ‘’Va-t-en.
César Vallejo. Los heraldos negros.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.


Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras


en el rostro má s fiero y en el lomo má s fuerte.
Será n tal vez los potros de bá rbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,


de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algú n pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como


cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!


Gonzalo Rojas. Cable sin É l.

Lo enterramos hoy, estaba


Celia que murió antes, Juan Antonio
que mucho mucho antes, Hilda
en la niebla, los dos
Rojas de su sangre, llovió
fino a la vuelta, tan fino
sobre el mundo que sin
quererlo lloramos.
Leonard Cohen. How could I have doubted.

I stopped looking for you


I stopped waiting for you
I stopped dying for you
and I started dying for myself
I aged rapidly
I became fat in the face
and soft in the gut
and I forgot that I’d ever loved you
I was old
I had no focus, no mission
I wandered around eating and buying
bigger and bigger clothes
and I forgot why I hated
every long moment that was mine to fill
Why did you come back to me tonight
I can’t even get off this chair
Tears run down my cheeks
I am in love again
I can live like this
Julián Marchena. Vuelo Supremo.

Quiero vivir la vida aventurera 


de los errantes pájaros marinos; 
no tener, para ir a otra ribera, 
la prosaica visión de los caminos.

Poder volar cuando la tarde muera 


entre fugaces lampos ambarinos 
y oponer a los raudos torbellinos 
el ala fuerte y la mirada fiera.

Huir de todo lo que sea humano; 


embriagarme de azul…Ser soberano 
de dos inmensidades: mar y cielo,

y cuando sienta el corazón cansado 


morir sobre un peñón abandonado 
con las alas abiertas para el vuelo.
Raú l Gó mez Jattín. Consolació n

Cuá nta congoja agazapada

Llevas, Eusebio

El paisaje moral de tus contemporá neos

Te afectó como una lepra blanca.

Eres demasiado sensible, muchacho

Recó gete en los libros,

En tu alquimia,

En el calor de tu madre.

El resto no vale la pena, Eusebio

Son fantasmas

Muchedumbres de fantasmas ebrios.


Yo tengo para ti mi buen amigo

un corazó n de mango del Sinú

oloroso

genuino

amable y tierno

(Mi resto es una llaga

una tierra de nadie

una pedrada

un abrir y cerrar de ojos

en noche ajena

unas manos que asesinan fantasmas)

Y un consejo

no te encuentres conmigo.

También podría gustarte