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Hoy en día, mucha gente piensa que el orden familiar no es importante y que al salir de la
niñez, la palabra padre es como un título, pues creen que no hay gran distinción entre padres e
hijos, es decir, son casi iguales. Por eso, se escuchan frases como “ya yo estoy grande”, “puedo
decidir solo, soy un adulto”, etc. Observen también los programas de televisión o películas
juveniles que fomentan una seudoindependencia de los padres sin darse cuenta de que nunca
ha existido tal esclavitud. Veamos el clásico trama: Los padres se oponen a una idea
descabellada, los hijos no los escuchan, se van de la casa y hacen lo que quieren. Y cuando
logran un éxito increíble, regresan al hogar donde los esperan los padres (esta vez con alegría)
para abrazarlos por su heroísmo de Hombre Araña. En resumen, directores descerebrados que
hacen películas descerebradas que causan descerebración en los chicos.
No caigas tú en esa situación absurda porque si tratas de chocar contra la realidad, esta se
quedará intacta y tú, en cambio, explotarás como las palomitas de maíz. Y la realidad nos dice
que en la relación familiar, los padres siempre ocuparán una posición superior, no por el hecho
de haberte engendrado, sino porque pertenecen a generaciones distintas, y eso les confiere
una serie de vivencias que superan con creces tus conocimientos. Tal vez tu madre no sepa ni
siquiera dónde se enciende tu tableta; quizás tu padre no sepa ni un 20% de lo que tú sabes
sobre tecnología, pero ellos pueden darte sin duda una cátedra sobre lo que es al final lo más
importante: la vida. En la familia tú eres 2 y tus padres son 1. Acepta esa realidad y no trates
de cambiarla (recuerda lo de las palomitas de maíz). Esa situación no te pone en posición
inferior, sino que pone a cada quien en su real posición. Ya llegará el tiempo, cuando tengas
tus hijos, en el que siguiendo el ciclo natural de la vida, serás número uno. Ahora, usa la
experiencia que te proveen tus padres para estar mejor preparado para cuando llegue ese
momento.
Paso 2: Presta más atención a las buenas intenciones de tus padres
Casi todos los años, mi padre nos planteaba el “negocio perfecto” y con la misma frecuencia
el negocio no terminaba tan bien como pensaba. Y la razón no tenía nada que ver con su
habilidad, sino que mi padre regalaba a todo el que estuviese en apuros desde los beneficios
del negocio hasta… ¡las inversiones! Mis hermanos, mi madre y yo, más que subrayarle sus
desaciertos, siempre elogiamos sus esfuerzos porque todo intento hecho fue por una sola
razón: Por el bienestar de la familia. Sin en vez de mirar los bordes, buscas el centro, notarás
que todo lo que hacen tus padres, independientemente de que el resultado sea correcto o no,
es buscando un mejor porvenir para ti. A pesar de haber pasado ya más de dos mil años, nadie
ha expresado esa idea de forma más clara y sencilla que Jesús cuando dijo que ningún padre le
da una piedra a un hijo cuando le pide pan o una serpiente cuando lo pide pescado. Si logras
entender eso, serías menos severo a la hora de juzgar cualquier fracaso y más justo al elogiar
sus buenas intenciones.
Ante los ojos de los padres (y en especial de la madre), un hijo siempre es un hijo aunque
tenga ya 50 años. Esa percepción es retroactiva y también puede verse en perspectiva, es decir
es válida tanto para el pasado como para el futuro. Hay cosas que solo pueden entenderse a
cabalidad cuando se experimenta algo de la misma dimensión: Ser padre o madre es una de
ellas. Cuando seas madre o padre, entenderás mejor sus acciones y tal vez te verás tú mismo
haciendo con tus hijos las mismas cosas que hoy criticas de tus padres. No olvides que la
mayoría de las acciones y palabras de tus padres, buenas o involuntariamente malas, tiene una
sola base: El amor incondicional hacia ti.
Paso 4: Ajusta tu relación con tus padres a medida que pasa el tiempo
Los cambios sociales antes eran lentos y progresivos. Hoy, son rápidos e inconstantes. Por
eso, a muchos padres les cuesta ajustarse a dichos cambios, si es que llegan a conseguirlo. No
es que sus ideas y acciones estén desfasadas, sino que corresponden a otro modelo ideológico.
Por eso, tienes que aprender a hacer ajustes en tu relación con tus padres a medida que ellos
vayan envejeciendo, y así todo irá mejor.
Finalmente, les repito lo que varias veces he dicho: hay miles, millones de personas en todo
el mundo que perdieron a sus padres a temprana edad. Ellos hubiesen deseado conocerlos,
compartir con ellos, tenerlos cerca sin importar cuán malos pudieran ser. Tú que gozas o
puedes gozar de esa oportunidad maravillosa, ¿qué estás esperando?