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Integrante del Movimiento por el Agua y los Territorios y del Comité Socioambiental
de la Coordinadora Feminista 8 de Marzo
Nos hemos encontrado con diversas gestas de lo destituyente, siendo una de las más
potentes la desmonumentalización (Alvarado Lincopi, 2019) ocurrida en varios
territorios, donde han sido destruidos algunos emblemas del discurso nacionalista
colonizador, estatuas por ejemplo de los llamados próceres de la patria o de la Colonia,
siendo luego colocadas otras figuras que dan cuenta de nuestro carácter plurinacional,
como es el caso de la colocación de una figura de una cacica diaguita, de nombre
Milanka, en pleno centro de La Serena, sumando con este gesto la visibilización de las
memorias feministas mediante la recuperación de mujeres en la lucha de los pueblos
contra el poder colonial.
La sequía que hoy se ha instalado en los territorios remite al saqueo histórico de las
aguas por parte de empresas extractivas, y no exclusivamente al cambio climático, que a
su vez tiene un origen, el capitalismo.
Quizás uno de los mayores aportes y a su vez desafío, es la instalación de los derechos
de la Naturaleza dentro del proceso constituyente, lo cual fue considerado en la creación
de una nueva Constitución en Ecuador. Cabe destacar que para ello debemos
descolonizar el imaginario que ha prevalecido históricamente respecto de la Naturaleza
desde la modernidad eurocéntrica, desde la cual se le asignó el carácter de lo salvaje, lo
caótico, lo indio, lo femenino (en tanto proyección del control hacia los cuerpos
feminizados), en contraposición a la idea de cultura como lo civilizado, lo ordenado, lo
masculino, el lugar de la razón.
Lo que hoy prevalece como ideario de lo que constituye Naturaleza surge dentro de un
contexto colonial que la ubica como oposición, diferenciación de lo humano, lo cultural,
bajo una impronta de asimetría “naturalizada” como deber ser. Desde esta matriz la
naturaleza se convierte en un objeto a ser explotado, fragmentado, un territorio
constante y permanente de conquista y control, además de un bien de consumo tanto
para satisfacer las necesidades ilimitadas de los Mercados como desde su consumo
hedonista, en tanto lugar de esparcimiento, lo que contribuyó a delimitar el valor de lo
natural en tanto belleza, perfección y lugar de contemplación (Gudynas, 2019). Por ello
asumir los derechos de la Naturaleza requiere un proceso de descolonización que la
permita posicionar desde su valoración no económica ni antropocéntrica.
Reconocer los derechos de la Naturaleza implica por una parte concebirla como sujeto
de derecho pero también su visualización como comunidad política, lo que requiere
acercarnos hacia un pluralismo jurídico en tanto presencia y articulación de diversos
sistemas normativos (Valladares, 2017), lo que trasciende al derecho positivo que
reconoce y valida sólo una forma, que es a su vez hegemónica, de normatividad.
Implica reconocer y habitar otras formas posibles de vivenciar la naturaleza desde el
ejercicio del derecho propio de los pueblos a partir de una justicia restaurativa
(Gudynas, 2019), tanto social como ecológica, que coloque como eje el carácter de
urgencia de las luchas socioambientales en la defensa y recuperación de los territorios,
los ecosistemas y el agua.
Los derechos de la Naturaleza nos permite no sólo reflexionar sobre nuestra forma de
relacionarnos con la naturaleza sino también pensar los mecanismos y la conformación
de una asamblea constituyente desde el carácter emancipatorio y plural de lo
constituyente, incorporando como ejes primordiales de la reflexión lo plurinacional, un
feminismo desde los pueblos y otra manera de pensar y habitar los territorios, a través
de la gestión y planificación integral de cuencas en que preserve la mantención del
equilibrio de los ecosistemas y la aplicación de una justicia restaurativa a los territorios
degradados. Para ello debemos seguir movilizándonos, mantener el debate en los
espacios territoriales de cómo organizar la vida y las alternativas posibles, de cuáles son
las bases para una gestión comunitaria del agua, en que la lucha por la desprivatización
y el fin de la mercantilización de los bienes comunes de paso a la configuración de un
mundo con justicia social, ecológica y feminista.
Referencias bibliográficas
Escobar, Arturo (2012). Más allá del desarrollo: postdesarrollo y transiciones hacia el
pluriverso, Revista de Antropología Social 21, pp. 23-62.