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QUÉ SON LOS DESC

Los Derechos Económicos, Sociales y Culturales hablan de cuestiones tan básicas para la


dignidad humana como la alimentación, la salud, la vivienda, el trabajo, la educación y el agua.
 Que 800 millones de personas sufran malnutrición crónica o que más de 100 millones de
menores no tengan acceso a la educación primaria no son desgraciadas realidades, sino un
escándalo para los derechos humanos.
 
Todos los derechos humanos son indivisibles e interdependientes. Las violaciones de los DESC
(por ejemplo, no proteger los derechos sobre las tierras de los pueblos indígenas, negar los
derechos de educación a las minorías y prestar servicios de atención médica de manera no
equitativa) a menudo están relacionadas con violaciones de los derechos civiles y políticos en
forma de negaciones reiteradas. Del mismo modo que para el pleno disfrute del derecho a la
libertad de expresión es necesario concertar esfuerzos en favor del derecho a la educación,
para el disfrute del derecho a la vida es preciso tomar medidas encaminadas a la reducción de
la mortalidad infantil, las epidemias y la malnutrición.
 
El reconocimiento de los DESC no es un mero catálogo de buenas intenciones por parte de los
Estados. Son derechos que se derivan directamente de tratados internacionales de derechos
humanos, como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la
ONU (1966) y las normas establecidas por organismos especializados como la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO).
 
La jurisprudencia interna de muchos países y la tendencia a incluir estos derechos en las
reformas constitucionales demuestran que estos derechos se pueden hacer cumplir mediante
recursos legales. Sin embargo, queda mucho por hacer para que estos derechos se equiparen a
los civiles y políticos en lo que se refiere a su exigencia jurídica internacional.
DERECHOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Fuente comunitaria en Suráfrica. © AP

Derecho al agua.

En 2000, la Organización Mundial de la Salud estimó que 1.100 millones de personas carecían de acceso
a un suministro de agua que pudiera proporcionarles el agua limpia potable necesaria para vivir con
dignidad. El acceso a suficiente agua limpia y a saneamiento es esencial para la efectividad del derecho a
la salud, a la alimentación y a un sustento seguro (por ejemplo, en la producción de alimentos). Se ha
interpretado recientemente que el derecho al agua ha de garantizar una disponibilidad, acceso (tanto
físico como económico) y calidad (libre de organismos perjudiciales o contaminación) suficientes.

Derecho a una alimentación adecuada.

En el mundo se producen alimentos más que suficientes para alimentar a todos. Sin embargo, cientos de
millones de personas sufren malnutrición crónica. Para cumplir las obligaciones relativas al derecho a una
alimentación adecuada, los Estados deben abordar inmediatamente el problema del hambre y asegurar
de forma progresiva que todo individuo tenga acceso físico y económico, en todo momento, a una
alimentación adecuada o a medios para obtenerla. 

Derecho a una vivienda adecuada.

Según datos de la ONU, más de 1.000 millones de personas en todo el mundo carecen de una vivienda
adecuada y más de 100 millones no tienen hogar. La vivienda debería ser accesible a todas las personas
que, además, deberían tener cierta garantía de tenencia que los proteja de desalojos forzosos,
hostigamiento y otras amenazas. Entre los servicios disponibles deberían encontrarse el agua limpia
potable, saneamiento y energía. De conformidad con las normas internacionales, los Estados deberían
tomar medidas para garantizar que las viviendas están ubicadas en zonas seguras y que respetan los
derechos culturales. 
 

Derecho a la educación. 

Supone el derecho a una educación primaria gratuita y obligatoria, y un mayor acceso a la educación
secundaria, técnica, profesional o superior. Lograr la efectividad del derecho de las personas a la
educación reduce la vulnerabilidad de éstas al trabajo infantil, los matrimonios precoces, la discriminación
y muchos otros abusos contra los derechos humanos. También incrementa las oportunidades de alcanzar
el disfrute de otros derechos humanos, incluido el derecho a la salud y el derecho a participar en asuntos
públicos. Los Estados deben garantizar una educación primaria gratuita y obligatoria de manera
prioritaria, así como la libertad de educación. 

Derecho a la salud. 

Es el derecho al más alto nivel posible de salud física y mental, teniendo en cuenta la configuración
genética del individuo y la elección de estilo de vida, así como el grado de conocimiento científico y los
recursos de que dispone el Estado. Consta de dos componentes básicos: condiciones de vida saludables
y atención médica. La ONU considera que este derecho también abarca los principales factores
determinantes de la salud, como el acceso al agua limpia potable y a condiciones sanitarias adecuadas, el
suministro de alimentos sanos, una nutrición adecuada, una vivienda adecuada, condiciones sanas en el
trabajo y el medio ambiente, y acceso a información sobre cuestiones relacionadas con la salud, incluida
la salud sexual y reproductiva. 

Derecho al trabajo. 

El derecho al trabajo va más allá del derecho a tener un puesto de trabajo y a la obligación de garantizar
el pleno empleo. Abarca, al menos, el acceso a un empleo sin discriminación, la libertad de elección del
empleo y una estructura de apoyo que facilite el acceso al empleo, incluida una formación profesional
adecuada. Una violación particularmente atroz del derecho a la libre elección del empleo es el trabajo
forzoso: trabajo exigido mediante amenaza de algún tipo de castigo, ya sea penal o la pérdida de
derechos o privilegios. 
DERECHOS CULTURALES

Familia indígena en Guyana. © AI

La cultura afecta a amplios aspectos de la vida: la vivienda, la alimentación, la relación con la tierra y el
entorno natural, la atención médica, la religión, la educación y las artes. En muchas ocasiones es
complicado determinar la adecuación cultural porque las «culturas» nunca son monolíticas. Por ello,
brindar auténticas oportunidades de participación a las minorías, en particular a los pueblos indígenas,
mediante el respeto por la libertad de expresión, de asociación y de participación en la vida política, es un
elemento central del respeto por los derechos culturales.

Los derechos culturales están protegidos en normas internacionales de un modo impreciso. El Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales protege el derecho a participar en la vida
cultural y a gozar de los beneficios de la ciencia y la cultura. El Pacto señala la obligación del Estado de
asegurar la conservación, el desarrollo y la difusión de la ciencia y de la cultura. El derecho internacional
relativo a los pueblos indígenas, así como las normas sobre los derechos de las minorías y sobre la
eliminación de la discriminación racial contienen disposiciones más precisas al respecto. Los particulares
y los grupos que defienden los derechos culturales en el ámbito internacional se basan con más
frecuencia en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 27), que protege el derecho de
los miembros de minorías a tener su propia vida cultural, a profesar y practicar su propia religión y a
emplear su propio idioma.

La protección de los derechos culturales de grupos, comunidades y pueblos ha de guardar equilibrio con
los derechos de los individuos. La Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, que obliga
a sus miembros a promover y proteger "la moral y los valores tradicionales reconocidos por la
comunidad", establece una distinción entre prácticas culturales positivas y negativas. Algunas de ellas,
como las que subordinan claramente a las mujeres, pueden estar infringiendo otras disposiciones de la
Carta Africana. La Carta Árabe de Derechos Humanos exige que las medidas adoptadas por los
Estados Partes para alcanzar el derecho al más alto nivel posible de salud física y mental incluyan la
"supresión de las prácticas tradicionales que son perjudiciales para la salud del individuo".

Las normas internacionales de protección de los derechos del niño obligan expresamente a los Estados a
adoptar medidas para abolir las prácticas tradicionales o culturales que sean perjudiciales para la infancia.

 
¿QUÉ SON LOS DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES?
Hace 60 años, la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamó un amplio abanico de
derechos humanos, inherentes a toda persona sin discriminación de ningún tipo. Entre ellos figuran no
sólo el derecho a la libertad de expresión y a no sufrir torturas ni malos tratos, sino también el derecho a
la educación y a una vivienda adecuada, así como otros derechos económicos, sociales y culturales.

Los derechos económicos, sociales y culturales constituyen una amplia categoría de derechos humanos
garantizados en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en otros
tratados internacionales y regionales sobre derechos humanos jurídicamente vinculantes. Casi todos los
países del mundo son Estados Partes en alguno de los tratados jurídicamente vinculantes que garantizan
dichos derechos. Entre éstos se encuentran:

 el derecho al trabajo, en concreto a condiciones laborales justas y equitativas, a la protección


contra el trabajo forzado y obligatorio y a crear sindicatos y formar parte de ellos;
 el derecho a la educación, garantizando, por ejemplo, el derecho a una educación primaria
gratuita y obligatoria y a una educación suficientemente disponible, accesible, aceptable y
adaptable a cada persona concreta;
 los derechos culturales de las minorías y de los pueblos indígenas;
 el derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, incluidas unas
condiciones de vida saludables y la disponibilidad de servicios de salud accesibles, aceptables y
de buena calidad;
 el derecho a una vivienda adecuada, que incluye la seguridad de tenencia, la protección contra
desalojos forzosos y el acceso a una vivienda asequible, habitable, bien situada y culturalmente
satisfactoria;
 el derecho a la alimentación, que incluye el derecho a no pasar hambre y el acceso
permanente a comida nutritiva suficiente o a los medios para obtenerla;
 el derecho al agua, es decir, el derecho a disponer de agua suficiente y a contar con
instalaciones higiénicas seguras y accesibles física y económicamente.

¿Quién es responsable?
Los Estados –es decir, los gobiernos nacionales– son los principales responsables de hacer realidad los
derechos humanos. Deben respetar los derechos de las personas y no violarlos. Deben protegerlos
procurando que otras personas u organismos no perpetren abusos contra ellos. Y deben realizarlos
haciéndolos efectivos en la práctica.

Los gobiernos disponen de un amplio abanico de recursos. El derecho internacional contempla el hecho
de que la realización de los derechos económicos, sociales y culturales sólo se puede lograr de forma
progresiva. Sin embargo, la obligación de los gobiernos de respetarlos y protegerlos y de garantizar la
ausencia de discriminación es inmediata. La falta de recursos no es una excusa.
Es posible que los gobiernos necesiten tiempo para hacer realidad los derechos económicos, sociales y
culturales, pero este hecho no implica que no puedan hacer nada. Deben adoptar medidas para
conseguirlo. Como primera medida, deben dar prioridad a las “obligaciones fundamentales mínimas”, es
decir, la obtención del nivel esencial mínimo de cada uno de los derechos. En lo que se refiere al derecho
a la educación, por ejemplo, una obligación fundamental es garantizar el derecho a la educación primaria
gratuita.

Los gobiernos no deben discriminar en sus leyes, políticas ni prácticas y deben dar prioridad a las
personas más vulnerables a la hora de asignar sus recursos.

Cuando actúan fuera de sus fronteras, los Estados tienen también la obligación de respetar, proteger y
hacer realidad los derechos económicos, sociales y culturales. Esta obligación se extiende a las acciones
que emprenden a través de organizaciones intergubernamentales como el Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional (FMI).

Como se afirma en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las “instituciones” tienen
obligaciones en materia de derechos humanos. Las empresas desempeñan un papel cada vez más
importante en la realización o negación de los derechos humanos a escala mundial. Amnistía
Internacional se ha comprometido a pedirles cuentas cuando su actuación acarree violaciones de
derechos humanos.

A pesar de las garantías internacionales respecto a estos derechos, en todo el mundo:

 923 millones de personas padecen hambre de manera crónica. El hambre suele verse agravada
por violaciones de derechos humanos, como Amnistía Internacional ha documentado en Corea
del Norte, Zimbabue y otros lugares. La actual crisis alimentaria mundial, agravada también por
violaciones de derechos humanos, ha acarreado la desnutrición crónica de otros 75 millones de
personas.
 Más de 1.000 millones de personas viven en barrios marginales o en asentamientos irregulares y
un tercio de los habitantes de las ciudades se alojan en viviendas inadecuadas dotadas de
escasos servicios básicos o desprovistas por completo de ellos. Su situación se ve agravada por
una oleada de desalojos forzosos masivos a escala mundial.
 Cada minuto muere una mujer por problemas relacionados con el embarazo. Por cada mujer que
muere, 20 o más sufren complicaciones graves.
 Más de 100 millones de menores (más del 50 por ciento, niñas) no tienen siquiera acceso a la
educación primaria.
Marco legal del derecho a la salud:

En la Constitución Nacional de 1991, los artículos 13, 47 y 49 guardan especial relación con
el derecho a la salud de las personas con discapacidad.

Ley 100 de 1993 "Por la cual se crea el Sistema de Seguridad Social


  Integral”

Ley 361 de 1997 "Por la cual se establecen mecanismos de


  integración social de las personas con limitación y se dictan otras
disposiciones”.

Ley 762 de 2002 mediante la cual se aprueba la Convención


  Interamericana para la Eliminación de todas las formas de
Discriminación contra las Personas con Discapacidad.

Decreto N° 2226 de 1996 y Decreto N° 1152 de 1999 que asignan al


Ministerio de Salud la función relacionada con la dirección,
  orientación, vigilancia y ejecución de los planes y programas que en
el campo de la salud, se relacionen con la tercera edad, indigentes,
minusválidos y discapacitados.

El Decreto N°692 de 1995 que adopta el manual de calificación de


  invalidez.

El Decreto N° 1128 de 1999 reestructura el Ministerio y se incluye la


  asignación de funciones con respecto al tema de discapacidad.

El Decreto N° 2463 de 2001 “Reglamenta la integración, financiación


  y funciones de las Juntas de Calificación de Invalidez”.
POS no puede restringir atención en salud
a niños discapacitados: Corte
ConstitucionalNoticiero del Medio Día | Octubre 23 de 2009
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La Corte Constitucional sentenció que las EPS están obligadas a
prestar la garantía de salud al menor discapacitado, lo que conlleva
a que se inaplique el Plan Obligatorio de Salud (POS) de ser
necesario.

“Esta obligación de garantía del derecho del menor discapacitado a


la salud y a la seguridad social conlleva, en caso de ser necesario,
la inaplicación de las normas del Plan Obligatorio de Salud que
impidan el cumplimiento de este objetivo, que es el mismo que
persigue el sistema general de seguridad social en salud” sentencio
la Corte.

La determinación fue adoptada ya que la EPS Comfenalco negó el


tratamiento a un niño de escasos recursos con sindrome de Down
ya que el tratamiento estaba fuera del Plan Obligatorio de salud.

Con ponencia del magistrado, Juan Carlos Henao, la Corte señala


que el derecho a la salud es de rango fundamental, más aún
cuando se vulnera o amenaza a un niño discapacitado, es decir, a
una persona que presenta dos características que lo hacen
merecedor de una especial protección.

Así mismo sostiene que es un deber del Estado el suministro del


tratamiento integral para la superación y rehabilitación de las
contingencias derivadas de los achaques a la salud, dicha
obligación, que se satisface por medio de las Empresas Promotoras
de Salud, ha de ser cumplida con más vehemencia cuando se trata
de un sujeto especial de protección constitucional.

Ante esta situación, se ordena a la EPS tratante que en un término


de 48 horas debe garantizar el acceso del menor de edad a los
servicios de salud requeridos para su rehabilitación social integral.

La Corte ordena también la conformación de un grupo


interdisciplinario de profesionales de la salud para que lo evalúe y
determine el tratamiento de rehabilitación que debe recibir, con
miras a lograr un máximo de mejoramiento en su calidad de vida,
para que decida cuál es la institución más idónea y especializada
para el tratamiento de síndrome de down, con el fin de lograr la
educación, terapia e integración social, que el niño requiere.

Para cualquier consulta es la sentencia T-626-09.

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