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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE

MÉXICO

FACULTAD DE QUÍMICA

CIENCIA Y ARTE

MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS

Grupo: 2
Semestre Lectivo: 2020-1

INTRODUCCIÓN
El inmueble de estilo neoclásico que alberga a este museo data de
finales del siglo XVIII. Su edificación, atribuida al arquitecto valenciano
Manuel Tolsá, correspondió al antiguo palacio del conde de Buenavista,
habitado posteriormente por el general Antonio López de Santa Anna y
la familia de Iturbe. Durante el siglo XX tuvo varios usos, entre ellos
fábrica de cigarros, oficinas de la Lotería Nacional y sede de la
Preparatoria Nacional núm. 4 de la UNAM, hasta que en 1966 fue cedido
al INBA e inaugurado como Museo de San Carlos en 1968, y como Museo
Nacional en 1994 por decreto presidencial. Su acervo proviene de las
galerías de arte de la Antigua Academia de San Carlos, fundada por
Carlos III en la Nueva España; está integrado por obras de artistas
europeos que donaran la Academia de San Fernando de Madrid y la
Academia Mexicana de Pintura, así como por coleccionistas privados. En
él se pueden apreciar obras de Rubens, Carrucci, Tintoretto, Zurbarán,
Goya, Ingres, Clavé y Sorolla, entre otros grandes maestros de la pintura
europea.

 Colecciones
La colecció n tiene su origen en la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San
Carlos de la Nueva Españ a a fines del siglo XVIII. Personajes como Jeró nimo Antonio
Gil, Fernando Mangino y Martín de Mayorga realizaron gestiones ante la autoridad
virreinal para que fuera fundada una escuela de grabado. El 4 de noviembre de 1781
fueron dadas las primeras clases de la nueva academia. Para la labor académica de la
pintura y la escultura, eran utilizados modelos de diversas obras tanto de la
antigü edad griega y romana como de obras maestras del arte europeo. Las
autoridades de la nueva institució n y algunos profesores de la misma iniciaron la
conformació n del acervo, que en 1786 tenía 124 piezas provenientes principalmente
de donaciones particulares y centros religiosos clausurados. Asimismo, se integraron
al acervo sancarlino libros, estampas, esculturas y dibujos, debido al espíritu de la
Ilustració n que ya había permeado en territorio americano. Es posible hallar dentro
de los acervos de principios del siglo XIX a autores como Gérard Seghers, Juan Carreñ o
de Miranda, David Teniers, José de Ribera y Pedro de Campañ a.
Posteriormente se fue incrementando gracias a las obras de los mismos maestros y
alumnos de la Academia, junto con aportes de la Academia de San Lucas en Roma y de
conventos clausurados, ademá s de colecciones particulares. Finalmente se
incorporaron obras de la Colecció n Pani, de la colecció n de la Secretaría de Hacienda,
Crédito Pú blico y del gobierno de México.

OBRAS

Autor no identificado
Escena campestre, s/f
Óleo sobre madera
Esta obra me llamó la atención porque se observa una vista totalmente
opuesto a que lo que se vive hoy en día en la ciudad, un día normal de
un estudiante de la facultad, puesto que aquí podemos obeservar una
vida tranquila, en contacto con la naturaleza y los animales, sin
contaminación, sin industria, aunque hay que mencionar que la obra se
ve que es de una época bastante alejada a la nuestra, se puede ver que
las personas que no tienen muchos recursos son felices con una vida
muy simple, sin complicaciones ni preocupaciones.

Gilis Mostaert, el viejo,


Hulst, 1534 – Amberes, 1598
Cristo en el limbo, s.f
Óleo sobre tabla

Esta obra la escogí por el impacto que me causó, todas las partes de la
pintura son bastante fuertes, desde las personas formadas rogando para
que cristo les dé el perdón y poder estar en el cielo y como corren a él
pero del otro lado cómo es el infierno y se ve muerte, desesperación.
Willes Maddox
La florista, s/f
Óleo sobre tela

Me gustó esta obra porque se puede ver una florista bastante humilde
ya que ni siquiera trae zapatos y su ropa se ve desgastada, se le ve
acomodando sus flores pero observa detenidamente un ramo que
estaba armando y la cara que muestra es de amor, a mi parecer está
pensando en alguien que ama y que quiere que él le regale flores puesto
que también se ve que dejó su trabajo para pensar en él.

Obra elegida
Gilis Mostaert “Cristo en el limbo”
Iconología
Gilles Mostaert es un pintor del que sabe poco o casi nada, no hay
grandes referencias suyas en las enciclopedias de arte de la época y la
información electrónica es tan intrincada como escasa. Se tiene la
certeza de que vivió en el s. XVI, específicamente de 1528 a 1598, los
datos sobre su paradero y sus actividades son inquietantemente
huidizos. No se conoce con precisión, bajo resguardo de quién
permaneció la obra que se examina en este trabajo antes de la
adquisición por el Museo de San Carlos a principios del s. XX; sin
embargo partimos de la certeza de la placa adjunta al cuadro exhibido
en tal recinto, aun con el vació de que la obra que no fue fechada.
Iconografía
En el caso del infierno, las situaciones y acciones realizadas aún con la
presencia de Cristo sugieren un funcionamiento simultáneo y perpetuo;
los tonos oscuros entre rojos violentos y negros afirman al infierno como
el sitio de castigo y penuria que agobiaría a los creyentes cristiana en
caso de que su voluntad se desviará al mal aun con la inminente
parusía. En la obra, las almas poseen un carácter despavorido y
frenético, sensaciones de desesperación que bien son propias del
infierno, pero
paulatinamente se
filtran al
mundo. Hombres at
acados por agentes
del infierno y
bestias, suicidas y
volcanes en
erupción son el
lóbrego y pavoroso
marco ideal para exhibir lo ya referido. Integrado en el costado superior
izquierdo se concibe un sitio remoto y relegado a la posibilidad de
anhelada redención cristiana: el paraíso; un sitio extraño del que no hay
descripciones específicas y que en la representación se asume hasta el
grado de ser habitado por esferas y montañas brazadas que nos
implantan en lo celestial de ese desconocimiento a través de la
luminosidad y el contraste de esta sección respecto al cuadro completo.
Es entonces, que el limbo posee el rol comunicante de los destinos en
polo, y si no es comunicante, corresponde a una pausa de los alcances
de cada uno, convirtiendo en el estado o sitio al que aspiran todas las
almas que se enfilan en las escaleras para alcanzar el favor de Cristo y
la gracia del paraíso ante su plena y definitiva victoria.

REFERENCIAS
https://mnsancarlos.inba.gob.mx
https://www.mexicoescultura.com

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