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GARANTIAS CONSTITUCIONALES

LOS FUNDAMENTOS CONSTITUCIONALES DEL DERECHO PROCESAL PENAL ARGENTINO - (PRINCIPIOS RELATIVOS AL
PROCEDIMIENTO)
Es necesario distinguir en la evolución de la organización social, tres períodos: 1) La sociedad primitiva (grupos
parentales- Tribus), 2) La sociedad culturalmente evolucionada, que organiza definitivamente un poder político
central "el estado" ( a partir del siglo XIII y 3) La sociedad moderna, que además de reconocer las ventajas de la
organización estatal para la vida del hombre en sociedad, advierte as desventajas que ese orden establecido por
unos puede traer aparejado paras otros y procura que los conflictos sociales, a todo nivel, se decidan conforme a
acuerdos y formas racionales que protejan a todos los interesados.
En la primera forma el poder penal pertenece al ofendido y su tribu. A partir del siglo XIII comienza a consolidarse la
instancia política central con la creación de los estados nacionales, que, en el tema específico de la realización del
poder penal, provocan el nacimiento de la inquisición. - La época actual, desde el siglo XVIII, procura definir el orden
comunitario a través de compromisos políticos, con participación de quienes deben observarlo. Su producto en
materia penal es la reforma de la inquisición.
Cuando el poder penal se transfiere del individuo ( ofendido y su tribu) a una instancia política central, surge lo que
se conoce como " acción procesal " o " persecución penal", ejercida por el estado que la expropió de manos de los
particulares, monopolizando el poder penal, que se viene a transformar en el medio más poderoso de control social,
útil en consecuencia tanto para que un grupo de individuos sojuzgue a sus semejantes, reprimiendo toda
desobediencia, como para que la mayoría someta a la minoría; o, para – a través de un uso racional—resguardar
ciertos valores esenciales para la vida en comunidad organizada, a la que todos sus miembros han prestado
consenso, a través de algún método de verificación sobre el acuerdo social.-
Para evitar entonces que el poder penal del estado se convierta en un instrumento de sometimiento, deviene
necesario un programa racional de limitaciones, que sólo aparece delineado cuando se expresa la sentencia que nos
coloca a todos en posición de igualdad ante la ley ( art. 16 CN), y nos permite ejercer nuestra influencia para formar
la voluntad de la ley ( art. 1 CN).- Con la creación del estado de derecho, se declara una serie de derechos y garantías
que intentan proteger a los individuos, contra la utilización arbitraria del poder penal del estado—principios
constitucionales--.- Del análisis de estos principios (que pueden ser agrupados en declaraciones , derechos u
garantías) se puede extraer cual es el punto de partida político ineludible de nuestro derecho procesal penal, y las
necesidades de una ley de enjuiciamiento penal y de la administración de justicia penal para responder al sistema de
la constitución, si se quiere, la idea que la propia constitución tiene de la administración de la justicia penal. Sirve
también para analizar hasta qué punto son válidas – como derecho constitucional reformulado—las reglas que
disciplinan el enjuiciamiento penal (art. 28 CN). -
Cabe destacar que los principios que analizaremos, no constituyen un catálogo de principios inmutables y fijos. Ni
siquiera la cree así nuestra propia constitución (art. 33 CN). Al contrario, es posible perfeccionar garantías
establecidas y su formulación, conforme se observan las formas de violación de que se vales los gobiernos
autoritarios (ej. arts. 36 a 43, de la reforma del año 1994), y es posible crear otros derechos y garantías, que,
inclusive, no se desprendan de la soberanía del pueblo ni de la forma republicana de gobierno (ej. art. 41 y 42 de la
CN). -
Esos principios se traducen en valores que alcanzan la cúspide de nuestro orden jurídico, cuyo centro es el individuo
que se coloca bajo la vigencia del orden jurídico nacional, valores que, por tanto, aparecen como superiores en rango
a la misma potestad penal del Estado y, en materia procesal, específicamente, a la misma facultad de realización
( persecución penal) del derecho penal material y su eficacia.- En materia procesal, sin perjuicio que todos estos
principios se encuentra entrelazados entre sí, se pueden distinguir, para su estudio, los relativos al procedimiento "
garantías del imputado" " garantías de seguridad envidiar" y los relativos a la organización judicial.
Entre los primeros vamos a analizar la exigencia del JUICIO PREVIO ( NULLA POENA SIDE IUDITIO), la necesidad de
tratar COMO INOCENTE al imputado durante el juicio; y de que en él se le otorgue plena libertad de DEFENSA; el
estudio de la PROHIBICION DE LA PERSECUCION PENAL MULTIPLE ( NE BIS IN IDEM); el desarrollo de las formas
esenciales del enjuiciamiento PUBLICIDAD Y ORALIDAD y a los límites referidos a los métodos para averiguar la
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verdad; a la INCOERCIBILIDAD DEL IMPUTADO COMO ORGANO DE PRUEBA, al ámbito de RESERVA ( INVIOLABILIDAD
DEL DOMICILIO Y LA CORRESPONDENCIA EPISTOLAR), y por fin, consideraremos la exigencia de que la condena que
habilita una consecuencia jurídico- penal se someta a la prueba de la " DOBLE CONFORME", si así lo exige el
condenado.
Junto a estos principios relativos al procedimiento, aparecen también relacionadas las reglas de orientación
fundamentales relativas a la organización judicial: IMPARCIALIDAD de quienes tienen la tarea de juzgar,
INDEPENDENCIA de sus decisiones frente a todos los poderes del estado, que comprende los principios de JUEZ
NATURAL y la integración del tribunal penal con JURADOS, en la fase definitiva del procedimiento penal ;
organización judicial que admita la FALIBILIDAD DE ESOS JUICIOS, determine e integre el tribunal ante el cual el
condenado pueda ejercitar su derecho de provocar la prueba de la " doble conforme" y FEDERALICACION de la
administración de justicia.-

" ...de acuerdo con esta paradoja, la Constitución seria tal vez la ficción más monumental de una cultura occidental
que no escasa en ficciones. La constitución sería como el famoso vestido del rey que sólo él creía que protegía su
desnudez porque todos los demás así lo afirmaban: La constitución no protegería nuestra desnudez, frente a los
abusos de poder, no obstante, la insistencia retórica en lo contrario que formaría parte de nuestras letanías rituales”
Carlos Nino, fundamentos de Derecho Constitucional, psi. 14 y ss.-

I- JUICIO PREVIO
(NULLA POENA SINE IUDITIO)
La sentencia judicial de condena como fundamento de la actuación del poder penal material del Estado (la pena). -

Art. 18 CN “. Nadie puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso.". La exigencia del
juicio previo impone la necesidad de la existencia de una sentencia judicial de condena firme para poder aplicar una
pena a una persona. - Juicio y sentencia para la mayoría de los autores son sinónimos, en tanto la sentencia del
tribunal es el juicio que, al declarar la culpabilidad del imputado, determina la aplicación de una pena, es decir la
sentencia es la conclusión lógica, de un razonamiento fundado en premisas (una de ellas ley previa). El proceso que
aparece en el último término de la fórmula es el antecedente necesario de ese juicio, el que se halla íntimamente
relacionado con otras garantías: Procedimiento imparcial (fair trial), que permita al imputado ejercer ampliamente
su defensa, con vigencia irrestricta de los límites que la propia CN establece para la persecución penal (coercibilidad
del imputado, prohibición de la múltiple persecución penal, inviolabilidad del domicilio y la correspondencia
epistolar. Este es el juicio en su aspecto exterior, como conjunto de actos disciplinados por la ley procesal cuyo
objetivo final es posibilitar la operación intelectual que llamamos sentencia (el juicio en sentido ideológico). -
El juicio fundante de la decisión de aplicar una pena a alguien es tarea que corresponde AL PODER JUDICIAL, dentro
del esquema de división de poderes soberanos de un estado republicano. - El PE no puede condenar ni aplicar penas
(CN 23), ni ejercer funciones judiciales, conocer las causas pendientes o reestablecer las ya fenecidas (CN 109).
Tampoco puede el Poder Legislativo (CN 75, 1, 53, 59 y 70), circunstancias que se reafirma cuando en el caso del
Juicio Político el acusado :” debe ser puesto a disposición del juez competente.", "... el fallo no tendrá más efecto que
destituir al acusado…", con la única excepción establecida por el art. 60 de la CN, como especie de inhabilitación. -
Las provincias en sus constituciones políticas, deben distribuir la competencia estatal de conformidad con este
principio básico (CN arts. 5 y 123). -
Existe en nuestra doctrina jurídica y en nuestra jurisprudencia, la tendencia definida a afirmar categóricamente que
la sentencia penal (y toda sentencia) debe ser fundada para ser válida. - Ello derivaría de una interpretación
sistemática de nuestro texto constitucional, en especial de la garantía de juicio previo fundado en ley anterior al
hecho del proceso (18 con), o de la inviolabilidad de la defensa (18CN), y como exigencia de la forma republicana de
gobierno (1CN).

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La sentencia penal es hoy el UNICO FUNDAMENTO QUE ADMITE LA APLICACION DE UNA PENA. LA PENA ES SIEMPRE
PUBLICA y su aplicación sólo puede provenir DE UNA SENTENCIA PENAL CONDENATORIA. - Aquí se ve una gran
diferencia entre el derecho penal y el derecho privado. la autonomía de la voluntad en el primero tiene muy escasa
importancia, ya sea por la persecución penal privada arts. 73 y ss. CP, instancia privada CP72; extinción de la
persecución penal por renuncia del ofendido en los delitos de acción privada CP59 inc. 4; extinción de la pena por
perdón del ofendido en los mismos delitos CP69, pero nunca en cuanto a la imposición de una pena, sin intervención
del órgano judicial competente de la sentencia penal. -

EL PROCESO LEGAL PREVIO


(nulla poena sine processu)

La CN supone también un procedimiento previo a la sentencia, que procure los elementos para la decisión del
tribunal respecto de la imputación deducida, sobre todo que le permita la reconstrucción fáctica en la que apoyará
su resolución, aplicando la ley penal o prescindiendo de su actuación (art. 18CN). Por ello se ha sostenido que la
reacción penal no es inmediata a la comisión de un delito, si no mediata a ella, a través y después de un
procedimiento regular que verifique el fundamento de una sentencia de condena. La coacción de nuestro sistema
pena no es directa, con la limitada excepción de la posibilidad dada para repeler la agresión antijurídica y evitar el
daño que ella amenaza, propios de la legítima defensa y contenido también en las obligaciones de proceder de
ciertos funcionarios.
El procedimiento previo exigido, no es cualquier procedimiento, es un procedimiento jurídico, es decir reglado por la
ley, que define los actos que lo componen y el orden en que ellos se deben llevar a cabo. Ello explica la necesidad de
una ley del estado que establezca dicho procedimiento, que organice la administración de justicia y establezca los
órganos de persecución penal y la obligación que – en el marco de la organización federal—les corresponde a las
provincias. - (arts. 5 y 6 de la C.N.). -
El procedimiento que exige la constitución debe ser acorde con las seguridades individuales y formas que postula la
misma ley suprema ( juez natural, inviolabilidad de la defensa, tratamiento del imputado como inocente,
incoercibilidad del imputado como órgano de prueba, inviolabilidad del domicilio de la correspondencia epistolar,
juicio público a decidir por jurados en la misma provincia en la que se cometió el delito).- Desde este punto de vista
el proceso penal es un procedimiento de protección jurídica para los justiciables, y el derecho procesal penal una ley
reglamentaria de la Constitución nacional ( art. 28 CN).- Estos principios son los que dan contenido a la garantía "
due process of law", pues establecen jurídicamente los principios políticos que conforman las bases del derecho
penal Argentino.

INOCENCIA:

Decir que, para someter a alguien a una pena, es necesaria una sentencia de condena que declare su culpabilidad en
un delito determinado y le aplique una pena, y que, para obtener legítimamente esa sentencia, es preciso tramitar
un procedimiento previo, según la ley, en el que se verifique la imputación, es lo mismo que decir que hasta ese
momento el imputado es considerado inocente y tratado como tal. -
Ello no quiere decir que el imputado sea inocente, hasta el dictado de la sentencia que vendría a crear la
culpabilidad. Se es inocente o culpable en el momento del hecho, según lo que se hizo o se dejó de hacer y en las
circunstancias en las que se obró; pero el orden jurídico (normativo) sólo empieza a tratar a una persona como
culpable desde el momento en el cuál la sentencia queda firme (art. 66 C.P. establece que comienza a correr la
prescripción de la pena desde la medianoche del día en que se notifica al reo la sent. condenatoria firme). -
La historia revela que esta declamación tan drástica es consecuencia de la reacción que se produjo contra la
inquisición. Así normativamente la introducen La declaración de los derechos del Hombre y el Ciudadano (art. 9),
también lo establecen algunas constituciones provinciales (córdoba), La declaración Universal de Derechos Humanos

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(art. 11 párrafo 1) y así lo ha entendido nuestra CSJN al afirmar que " ...el encausado tiene a su favor la presunción
de inculpabilidad...".
La declaración en estudio no quiere decir que la sentencia constituya la culpabilidad, muy por el contrario, que ella
es la única forma de declarar la culpabilidad, y de señalar a un sujeto como autor culpable de un hecho punible o
partícipe en él, y, por tanto, la única forma de imponer pena a alguien. -
De tal manera, quiere decir que toda persona debe ser tratada como si fuera inocente, que su situación jurídica –
durante el proceso—es la misma de un inocente, y ninguna consecuencia penal le es aplicable. Se trata entonces de
un punto de partida político que debe asumir la ley de enjuiciamiento de un estado de derecho, que constituyó la
reacción a la inquisición que partía del punto opuesto. Por eso cuando se dice que se presume su inocencia, esta
presunción no lo es en un sentido probatorio, sino que indica que no se lo puede considerar culpable hasta la
decisión que pone fin al procedimiento, condenándolo. Sólo así es posible explicar cómo funciona el principio en
ciertos casos, tales como flagrancia, confesión, delincuentes habituales o reincidentes. Apreciando la máxima como
se propone, se le otorga un contenido material indiscutible, que influye sobre las principales instituciones procesales
(prueba, sentencia, situación del imputado, medidas de coerción). Una de sus principales derivaciones está dada por
la regla del " in dubio pro reo", que impide condenar y manda absolver cuando la culpabilidad del imputado no ha
sido verificada con certeza. Este razonamiento ha tenido también decisiva influencia para evitar la poena
extraordinaria, cuando la infracción no quedaba demostrada con toda certeza y restaba incólume la sospecha
fundada sobre el imputado. -

in dubio pro reo


Su contenido, al menos para el derecho procesal penal, es claro: la exigencia de que la sentencia de condena, y, por
ende, la aplicación de una pena sólo puede estar fundada, en la certeza del tribunal que falla acerca de la existencia
de un hecho punible atribuible al acusado. La falta de certeza, impide al estado destruir la situación de inocencia que
ampara al imputado. Cualquier otra posición del Juez respecto de la verdad, la duda o la probabilidad, impiden la
condena y desembocan en la absolución. - Los conceptos de certeza, probabilidad y duda aluden a la relación de
conocimiento del Juez. Este, al igual que las demás personas que intervienen en el procedimiento, argumentan sobre
la base del intento de conocer la verdad de un hecho que, se afirma, ha acontecido. En este contexto se llama verdad
a la correspondencia correcta entre la representación ideológica del objeto, que practica el sujeto que conoce (en el
caso el Juez), y la realidad, es decir la concordancia entre el pensamiento y el objeto pensado. Quien aprecia los
elementos de prueba puede adoptar posiciones diferentes respecto de esa verdad; puede así convencerse de que la
ha alcanzado, cuando tiene la certeza de que su reconstrucción es correcta; se inclina a admitir que al alcanzado la
verdad, pero en un grado menor al anterior, pues los elementos que afirman esta conclusión superan a otros que la
rechazan; o afirma sólo la probabilidad de que su reconstrucción resulte acertada; por último comprende que no ha
llegado a la verdad, pues los elementos que la afirman se balancean con los que la niegan, la duda es absoluta. De
estas posiciones, la certeza y la probabilidad son bipolares, porque permiten exteriorizar la certeza o probabilidad
tanto que algo existió, como que no existió, pero a duda en cambio es siempre un estado de incertidumbre, por la
tanto neutro. -
Sólo la certeza positiva (la que afirma el hecho imputado, sus elementos determinantes) permite condenar,
remitiendo los demás estados a la absolución, como consecuencia del " in dubio pro reo". Ello sucede en la
sentencia, pues, durante el transcurso del procedimiento algunos actos y decisiones intermedias exigen tan sólo un
fundamento de menor grado (auto de procesamiento, prisión preventiva), reclamando sólo la probabilidad positiva
acerca de la imputación.
Así el sobreseimiento parece partir, en principio, de la certeza negativa y admitir, incluso, la probabilidad negativa o
la duda una vez agotada la investigación; por esta razón, en cambio, la probabilidad positiva funda el progreso de la
persecución penal y, por ello, basta para la acusación y la remisión a juicio. -
Duda, probabilidad y certeza, son posiciones respecto de la verdad que suponen, la libre valoración de la prueba,
esto es, la ausencia genérica de reglas legales que imponen a quien valora una solución determinada en presencia de
ciertos elementos o condiciones. -
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La CSJN ha reconocido la vigencia constitucional del principio y su núcleo de significación. La reforma del año 1994
estableció la garantía en forma expresa, incorporando a su texto las convenciones internacionales de derechos
humanos (art. 75 inc. 22). Así CADH, 8 nro. 2; PIDCP, 14 nro. 2. .-

ONUS PROBANDI

Derivado de la necesidad de afirmar la certeza sobre la existencia de un hecho punible para justificar una sentencia
de condena, se ha afirmado también que, en el procedimiento penal, la carga de la prueba de la inocencia no le
corresponde al imputado, o, de otra manera, que la carga de demostrar la culpabilidad del imputado le corresponde
al acusador y, también, que toda la teoría de la carga probatoria no tiene sentido en el procedimiento penal.- En
verdad aquí se trata del funcionamiento de la regla in dubio pro reo en la sentencia, de moto tal que, no verificados
con certeza todos los elementos que permiten afirmar la existencia de un hecho punible, el resultado será la
absolución; y, de otra parte, no destruida con certeza la probabilidad de un hecho impeditivo de la condena o de la
pena, se impondrá el mismo resultado. Y ello porque, el imputado no tiene necesidad de construir su inocencia, ya
construida de antemano por la presunción que lo ampara, sino que, antes bien, quien lo condena debe destruir
completamente esa posición, arribando a la certeza sobre la comisión de un hecho punible. -
La CSJN, ha podido expresarse acotando debidamente el principio en análisis, pudiendo citarse los siguientes casos:

" Destilerías y Viñedos El Globo” La imputación era la violación de una reciente ley que imponía restricciones a la
venta de vino. La empresa alegó que las ventas habían sido anteriores a la vigencia de la ley. El tribunal condenó
considerando que ante la falta de prueba sobre las fechas de las ventas (que incumbía a la empresa) estas debían
presumirse como hechas en violación de la ley. -
La corte casó la sentencia y dijo …” …en tales condiciones, lo resuelto en el fallo importa violación a la garantía del
art. 18 de la CN pues invierte la carga de la prueba y la exige al imputado, sin fundamento legal que autorice tal
criterio..."

"Raia” La cámara revocó la absolución de primera instancia, indicando en un caso de Bigamia, que correspondía a la
acusada probar la inexistencia del primer vínculo al momento de contraer el segundo matrimonio. La CSJN declaró
procedente el recurso extraordinario, declarando que se invertía injustificadamente la carga de la prueba. -

"Acosta” Contrabando. “…del principio ínsito en el art. 18 de la C.N., con arreglo a nadie puede ser penado sin....
que sea declarado culpable de un hecho delictuoso, culpabilidad que debe ser establecida con arreglo a las pruebas
producidas y apreciadas en la forma que las leyes prescriben…"

" Silvia Saldívar" Posesión de tres cigarrillos de marihuana en paso fronterizo. Fue condenado por introducción de
estupefacientes. La defensa alegó que era para consumo propio. CSJN “…si se considera a la introducción de
estupefacientes una acción de tráfico, es el representante del Ministerio Público Fiscal a quien incumbe acreditar esa
finalidad, sin que quepa transferir al acusado la carga de probar una distinta, máxime si se tiene en cuenta que,
como en el caso ocurre, aquella no puede ser inferida razonablemente de la cantidad incautada ni de los dichos del
procesado. En tales condiciones, esa exigencia del fallo es violatoria de la garantía de defensa en juicio. -

El trato de inocente y la coerción procesal:


El axioma que impide la pena sin una sentencia judicial que la ordene, decisión fruto de un procedimiento previo
ajustado a la Constitución y a la ley, ha fundado correctamente la pretensión de que durante el curso de ese
procedimiento el imputado no pueda ser tratado como un culpable (penado) o, dicho de modo positivo, que deba
ser tratado como un inocente. Sin embargo, la afirmación no se ha podido sostener al punto de eliminar toda
posibilidad de utilizar la coerción estatal, incluso sobre la misma persona del imputado durante el procedimiento de
persecución penal. Históricamente la " presunción de inocencia" no ha podido impedir el uso de la coerción estatal
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durante el procedimiento, a tal punto que las reglas que establecen el principio dejan abierta la puerta para las
excepciones; así la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano “…presumiéndose inocente a todo
hombre hasta que haya sido declarado culpable.......si se juzga indispensable arrestarlo, todo rigor que no sea
necesario para asegurar su persona...". En el mismo sentido se expresa nuestra CN (art. 18). -
Pero esto no quiere decir que la facultad de los órganos para emplear la coerción estatal durante el procedimiento lo
sea en forma arbitraria e irrestricta, es decir que no carezca de límites. Repugna al estado de derecho, anticipar una
pena al imputado durante el procedimiento de persecución penal. Siendo ello así, se debe establecer alguna
diferencia de significado entre la pena y las medidas de coerción procesales, a pesar de que ambas residen en la
utilización del poder estatal para privar a los individuos de derechos (libertades) que les concede el orden jurídico y
de que, en muchos casos, la forma exterior de realización es idéntica o. al menos, similar. -
La diferencia entre la coerción material (pena) y la procesal no se observará – en principio—por el lado del uso de la
fuerza pública, sino por el lado de los fines que una y otra persiguen. La coerción procesal correctamente regulada y
aplicada, no aparecerá vinculada con los fines que persigue el uso de la fuerza pública en el Derecho Material, pues
si así lo fuere, significaría un adelanto de pena. Resulta lícito, por otra parte, pensar que la fuerza pública se puede
utilizar durante el proceso, no sólo contra el imputado, aunque él sea el motivo principal de preocupación, para
asegurar sus fines, que sintéticamente se puede expresar “. averiguación de la verdad y actuación de la ley penal...”.
Lo cierto es que esos fines pueden ser puestos en peligro por acciones deliberada (acción u omisión), dirigida a ello o
que, sin procurar tal fin, ni tenerlo en cuenta, provoque el mismo resultado. Asó por ejemplo testigo que se rehúsa a
prestar su declaración, titular de un bien inmueble que impide su registro, fuga del imputado, connivencia del mismo
con otros cómplices para borrar rastros del hecho, etc.-
Además, se debe reconocer que las autoridades de la persecución penal (en sentido amplio: policía, M.P. fiscal,
tribunal) cumplen también un fin preventivo, en el único sentido de evitar la consumación del delito tentado o
consecuencias posteriores perniciosas del delito consumado (aprehensión en flagrancia, secuestro, etc.). -
Por lo tanto, la coerción procesal es aplicación de la fuerza pública que coarta libertades reconocidas por el orden
jurídico, cuya finalidad no reside en la reacción del derecho frente a la infracción de una norma de deber, sino en el
resguardo de los fines que persigue el mismo procedimiento, averiguar la verdad y actuar la ley sustantiva, o en la
prevención inmediata sobre el hecho concreto que constituye el objeto del procedimiento. Por ello, es verdad que,
en el DPP, excluyendo los fines preventivos inmediatos, el fundamento real de una medida de coerción sólo puede
residir en el peligro de fuga del imputado o en el peligro de que se obstaculice la averiguación de la verdad. -
Toda medida de coerción, representa la intervención más rigurosa del estado en el ámbito de la libertad jurídica del
hombre, fundamentalmente las aplicadas en el proceso, ya que lo son respecto de personas consideradas inocentes,
y afectan derechos fundamentales reconocidos por la C.N.- Conforme a su gravedad podemos mencionar:
a) El encarcelamiento preventivo, afecta el derecho de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio (art. 14CN)
(en todas sus formas). -
b) El allanamiento (CN18). -
c) La apertura o inspección de correspondencia y papeles privados (CN18). -
d) Embargo y secuestro, afectan la libertad de disposición de los bienes (CN 17). -
e) La extracción de muestras sanguíneas y otras inspecciones médicas, afectan el derecho a la integridad física o, en
ocasiones, la intimidad personal (test psicológicos)
Límites para la aplicación de las medidas de coerción personal:
La primera limitación está establecida por la propia norma constitucional “... orden escrita de autoridad
competente...". Debiendo interpretarse, por la autoridad competentes establecida por la propia CN. Es decir, el
poder judicial, el Juez Natural. -
En segundo lugar, debe ser una orden legal, es decir como adhesión de la orden a un reglamento legal que fije las
condiciones bajo las cuales se puede privar de la libertad a una persona con fundamento en la realización de un
procedimiento penal.
Luego la orden debe pasar por el tamiz de dos limitaciones que resultan fundamentales: 1) El carácter excepcional.
Quedando reducida a casos de absoluta necesidad, ya sea por peligro de fuga o entorpecimiento probatorio
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debidamente demostrado. Sin embargo, aun verificado alguno de esos extremos, la privación de la libertad resulta
impensable si no se cuenta con elementos de prueba que permitan afirmar, al menos en grado de gran probabilidad,
que él es autor del hecho punible atribuido, o partícipe en él, esto es, sin un juicio previo de conocimiento, que
resolviendo prematuramente la imputación deducida, culmine afirmando al menos, la gran probabilidad de la
existencia de un hecho punible atribuible al imputado, o con palabras distintas pero con sentido idéntico, la
probabilidad de una condena. En conclusión, la decisión de encarcelar preventivamente debe fundar, por una parte,
probabilidad de que el imputado haya cometido un hecho punible, y, por la otra, la existencia o bien del peligro de
fuga, o bien del peligro de entorpecimiento para la actividad probatoria. Tan sólo en esos casos se justifica la
privación de la libertad del imputado. Además, se exige que el encarcelamiento resulte absolutamente
indispensable, es decir, que no pueda ser evitado, racionalmente, con menor sacrificio de los derechos del imputado.
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2) Además se requiere que la medida resulte PROPORCIONAL. Es decir que se debe impedir, aun en los casos de
encierro admisibles, que la persecución penal, inflija, a quien la soporta, un mal mayor, irremediable, que la propia
reacción del estado en caso de condena. De ahí que se afirma la necesidad de que el encarcelamiento preventivo sea
proporcional a la pena que se espera, en el sentido de que no la pueda superar en gravedad (calidad y cantidad). -
Este razonamiento ha llevado a la amplia discusión en nuestro día, sobre la necesidad de establecer plazos para la
duración máxima del encierro, bajo la forma de encarcelamiento preventivo. (recordar el mal ejemplo dado por la
Comisión Internacional de derechos Humanos en el caso " Mario Eduardo Firmenich CSN t.310, en el que dijo que no
se hubieron violado derechos humanos, habiendo pasado más de cuatro años y medio de coerción procesal). -
El derecho positivo ha reaccionado en tal sentido, tanto en relación a la proporcionalidad (algunos casos de
excarcelación por agotamiento de pena máxima o pena pedida por el fiscal, aun considerando el art. 13 del CP) y de
igual forma se ha comportado la CSJN definiendo la garantía como ..." ...ponga término, del modo más rápido
posible, a la situación de incertidumbre y de innegable restricción a la libertad que comporta el enjuiciamiento
penal.”. -
DEFENSA
Correspondería a nuestra C.N., el honor, de ser la primera carta magna que consagra la garantía con una fórmula
terminante " es inviolable la defensa en juicio, de la persona y de los derechos". Claro está que la facultad de
defenderse contra una acusación presidió y preside toda la reforma del enjuiciamiento penal de los siglos XVIII y
XIX.- Estaba ya contenida en sus lineamientos básicos ".... en toda acusación criminal, el hombre tiene derecho a
conocer la causa y naturaleza de la acusación, a confrontar con los acusadores y testigos, a producir prueba en su
favor y a un juicio rápido por un jurado imparcial de 12 hombres de su vecindad…" en la declaración de Derechos del
Estado de Virginia de 1776.-
La evolución posterior de la Const. de los EE.UU. confirmó este texto, con las enmiendas VI y XIV. El principio
expresado por la fórmula de la CN, cumple el mismo que el " debido procedimiento legal (due process of law)" citado
en el derecho de los EE. UU y "fair trial" como garantía de un juicio imparcial y legal del derecho inglés; o su
traducción al derecho Europeo Continental previendo " oportunidades iguales" para el imputado en juicio. -
Conviene advertir a esta altura que la garantía tiene un campo de acción amplio, y no limitado al derecho penal,
resultando operativa en las demás ramas jurídicas, aunque en el derecho penal existen mayores exigencias,
resultantes de la mayor importancia política del procedimiento, por la supremacía de los bienes o valores jurídicos
que él pone en juego. -
Desde el punto de vista del. derecho de defensa del imputado, comprende la facultad de intervenir en el
procedimiento penal abierto para decidir acerca de una posible reacción penal contra él y la de llevar a cabo en él
todas las actividades necesarias para poner en evidencia la falta de fundamento de la potestad penal del estado o
cualquier otra circunstancia que la excluya o atenúe. Estas actividades pueden sintetizarse en: Facultad de SER OIDO,
la de CONTROLAR LA PRUEBA DE CARGO que podrá utilizarse válidamente en la sentencia, la de PROBAR LOS
HECHOS que el mismo invoca para excluir o atenuar la reacción penal, la de VALORAR LA PRUEBA PRODUCIDA Y
EXPONER LAS RAZONES, FACTICAS Y JURIDICAS, PARA OBTENER DEL TRIBUNAL UNA SENTENCIA FAVORABLE según
su posición, que excluya o atenúe la aplicación del poder penal estatal. -
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Esta facultad de intervenir comienza, desde el mismo momento en que la persona es indicada como autor o
participe del hecho que resulta objeto del procedimiento, por parte de la autoridad competente para ello y se
extiende luego de dictada la sentencia de condena firme a toda la etapa de ejecución de la pena impuesta. -
Empero además de la defensa material, la particularidad del procedimiento penal reside en la obligatoriedad de la
defensa técnica, desde la primera oportunidad, y fundamentalmente antes de su declaración. Se considera así a la
defensa técnica como un servicio público imprescindible, que viene a completar la capacidad del imputado para
estar en juicio, con facultades autónomas, es decir independientes (que sólo se rompe por excepción, por ej. el imp.
puede renunciar a los recursos interpuestos por su defensor). -

IMPUTACION NECESARIA. En primer lugar, es necesario que exista algo de que defenderse, es decir que se atribuya
a la persona haber hecho u omitido hacer, en el mundo fáctico, con significado en el mundo jurídico, que se conoce
como imputación. La imputación debe ser una afirmación, clara, precisa y circunstanciada de un hecho concreto, con
lenguaje descriptivo y referido al pasado, que permita afirmar o negar en cada caso o agregar otros hechos que, en
conjunto con los afirmados, excluyan o aminoren la significancia penal. La imputación no debe comprometer el
tribunal que juzga, esto es, no debe partir de él, para conservar la imparcialidad y evitar toda sospecha de
parcialidad, todo compromiso con la hipótesis acusatoria que conforma el objeto del procedimiento. Esta es la
máxima fundamental del proceso acusatorio, expresada en los aforismos latinos ne procedat iudex ex officio y nemo
iudex sine actore. (sobre este tema tener presente las discusiones suscitadas a partir de la creación del juez de
instrucción en Cap. fed. y de la teoría de la divisibilidad objetiva e indivisibilidad subjetiva de la acción penal pública).
-
La acusación del Ministerio público fiscal es el acto procesal que ejemplifica con mayor claridad la exigencia que
tratamos. Ella debe contener además de la identificación del imputado, una relación clara precisa y circunstanciada
del hecho que se le atribuye. El defecto de la misma acarrea su nulidad e ineficacia. Así una acusación correcta es el
presupuesto de un debate válido y éste, a su vez, de una sentencia válida. -

CONOCIMIENTO DE LA IMPUTACION:
Nadie puede defenderse de algo que no conoce, es por eso que el próximo paso, a fin de garantizar el derecho del
imputado a ser oído, consiste en ponerlo en conocimiento de la imputación correctamente deducida; darle a
conocer al imputado aquello que se le atribuye se conoce técnicamente bajo el nombre de intimación. Esta
intimación debe reunir las mismas características de la imputación y los distintos ordenamientos procesales – en
tanto el derecho no sólo se posee respecto de la sentencia definitiva sino también respecto de decisiones
interlocutorias—obligan a cumplir formalmente con la intimación en diferentes oportunidades desde el comienzo
del procedimiento (declaración del imputado, procedimiento intermedio y debate). -
De la misma manera que la falta de una imputación precisa y circunstanciada, la falta de intimación y la
inobservancia en ella de las reglas estudiadas conduce a la privación del derecho a ser oído y, con ello, de la facultad
de influir eficientemente, por esa vía, en la decisión respectiva; por ello, también a la ineficacia absoluta de la
resolución judicial en relación a la cual se concede el derecho de audiencia siempre que perjudique al imputado. Se
lesiona, según vimos el derecho de defensa, del cual el derecho a ser oído, para influir en la decisión, constituye
parte integrante. -

AUDIENCIA: El derecho a ser oído, alcanza su expresión real en la audiencia dl imputado frente al tribunal,
oportunidad en la que – con el cumplimiento de las premisas anteriores—se encontrará en óptimas condiciones para
rechazar la imputación que se le dirige, o incluso si la admite, para incorporar otras circunstancias que la neutralicen
o aminoren. La audiencia del imputado no sólo es necesaria en el debate, sino también durante el procedimiento
previo, como ya lo hemos visto (ante el juez de instrucción o el fiscal en su caso), hallándose facultado a requerir que
lo escuchen en cualquier momento del proceso, bajo las únicas condiciones de referirse a la imputación y no utilizar
la facultad para perturbar o demorar el procedimiento. -
PROBAR Y CONTROLAR LA PRUEBA:
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Tradicionalmente se ha incluido en el principio de contradicción, el derecho de probar y el de controlar la prueba del
adversario. Estas funciones se explican mejor en función del ideal de equiparar las posibilidades del imputado
respecto de las del acusador, máxima que también integra la garantía de la defensa: IGUALDAD DE POSICIONES, o
IGUALDAD DE ARMAS. -
El principio trata de igualar la posición del imputado a la del acusador a lo largo de todo el procedimiento, pero
ciertamente la instrucción preliminar, está regulada en todo caso con cierta preeminencia por los órganos
encargados de la persecución, quienes son los que tienen la carga de reconstruir históricamente el hecho imputado,
debiendo en ello vencer el escollo jurídico ( compensador en parte) para obtener una condena, de convencer al
tribunal acerca de todos los elementos de la imputación.-Concluida la instrucción, en cambio, aparece en toda su
magnitud el ideal de otorgar posibilidades parejas al acusado respecto de su acusador. El juicio o procedimiento
principal es, idealmente, el momento o período procesal en el cual es acusador y el acusado se enfrentan, a la
manera de proceso de partes, en presencia de un equilibrio manifiesto. Tanto es así que las facultades de uno son el
reflejo de las del otro.
INADMISIBILIDAD DE LA PERSECUCION PENAL MULTIPLE:
(ne bis in ídem)

Nuestra C.N. no previó originariamente en forma expresa esta garantía, sin embargo, con arreglo a su art. 33, se le
ha reconocido como una de las garantías no enumeradas, pero que surgen del sistema republicano y del estado de
Derecho. La CSJN fue reacia en reconocer la garantía, cuya forma básica resulta de la intangibilidad de la cosa
juzgada a favor del imputado, hasta llegar a definirla, afirmando que ella vedaba no sólo la nueva aplicación de una
pena por el mismo hecho, sino también la reiterada exposición al riesgo de que ello ocurriera a través de un nuevo
sometimiento a proceso de quien ya lo había sido por el mismo hecho; haciendo un mayor desarrollo al definir la
cosa juzgada en materia civil. -
La doctrina, a fin de responder analíticamente a los problemas que el plantea, ha requerido para que opere, la
comprobación de tres identidades: eadem persona (identidad de la persona perseguida), eadem res (identidad del
objeto de la persecución) y eadem causa petendi (identidad de la causa de la persecución). -
1) Identidad personal: La regla solo ampara a la persona perseguida penalmente, debiéndose tratar de la misma
persona física. El principio rige individualmente. -
2) Identidad Objetiva. La imputación tiene que ser idéntica, y es idéntica cuanto tiene por objeto el mismo
comportamiento atribuido a la misma persona. En principio el nomen iuris empleado para calificar la imputación o
designar el hecho no afecta la operatividad de la regla, ya que se mira al hecho como acontecimiento real (ej. Se
persigue por estafa y luego por emisión de cheques sin fondo).
3) Identidad de causa o de la pretensión punitiva. Más que de una identidad por comparación, se debe hablar de
excepciones a la aplicación del principio, previstas por el ordenamiento jurídico. Ejemplos: Juzgamiento por
contravenciones y delitos.

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