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DOSSIER

Personaje
Retrato del príncipe Don
incómodo Carlos, en su adolescencia
Ricardo García Cárcel (por Alonso Sánchez Coello,
pág. 52 Madrid, Museo del Prado).

Un heredero maldito
Carlos Blanco Fernández
pág. 54

El año negro
de Felipe II
Emilia Salvador Esteban
pág. 60

La construcción
del mito
Ricardo García Cárcel
pág. 65

DON CARLOS
el príncipe de la Leyenda Negra
Hijo de Felipe II, su muerte en cautiverio en el Alcázar de Madrid,
en 1568, hizo de Don Carlos uno de los personajes más
enigmáticos de la Historia de España, al que la Leyenda Negra
presentó como víctima del fanatismo de los Austrias. La preparación
de una película sobre su final pone de actualidad su triste figura
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DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

¿Fue un principe rebelde, un loco peligroso


Personaje
INCÓMODO
o la víctima de un padre tiránico? Incómodo para
la historiografía española, Don Carlos ha sido
hasta ahora más mitificado que estudiado, como
sostiene RICARDO GARCÍA CÁRCEL

D
on Carlos constituye uno de
los personajes más enigmá-
ticos de la Historia de Espa-
ña. Su agitada vida de prín-
cipe de trato difícil, con problemas psi-
cológicos que inquietaron en la Corte
respecto al futuro de la propia monar- Felipe II. Busto de plata policromada de Pompeo
quía y, sobre todo, su precoz y oscura Leoni (Viena, Kunsthistorisches Museum).
muerte, que puebla de sombras, dudas
y sospechas la conducta de su padre, Fe- Los recientes congresos sobre Felipe II,
lipe II, marcan el interés del personaje pese a los miles de páginas dedicadas a
histórico de Don Carlos y, al mismo tiem- este rey han pasado por el affaire Don
po, subrayan las dificultades para abor- Carlos como sobre ascuas. Ni siquiera el
darlo con la objetividad deseable. Y ello pequeño libro-drama de Fernández Álva-
porque Don Carlos no sólo es una figu- rez sobre Don Carlos ha sido reeditado.
ra histórica, que murió en 1568, sino que ¿Por qué este silencio?
pertenece a la galería de los mitos que Sin duda, porque sigue presente la ne-
En el cuadro El príncipe Don Carlos
componen la Leyenda Negra contra Fe- cesidad de no manchar la memoria his-
y el duque de Alba se retrata el momento lipe II, como testimonio radical de la tras- tórica del rey Felipe II en un contexto
en que el heredero de Felipe II descubre cendencia de la razón de Estado, como histórico en que la Leyenda Negra tiene
que no mandará las tropas españolas ejemplo de los extremos fanáticos a los que ser enterrada bajo montañas de le-
en Flandes, por José Uría y Uría que puede conducir el enfrentamiento yenda rosa. Los autores de este dossier,
(Madrid, Museo del Prado)
entre un padre y un hijo y, por último, que cuestionamos la Leyenda Negra tan-
como signo indicador de la necesidad de to como la rosa, que ambas sólo nos im-
liderazgo de un pueblo oprimido por un portan como testimonios de la intere-
rey déspota... sada manipulación histórica, como in-
dicadores de la importancia que tiene el
Soslayado por la pintura y el cine ejercicio de la representación histórica,
La instrumentalización, como puede ver- abordamos el tema sin prejuicios ni hi-
se, es múltiple. En España, en cualquier pótesis previas. Curiosamente, el cine
caso, ha pesado siempre mucho la ne- español también se apresta a terminar
cesidad del discurso políticamente co- con la señalada laguna y, mientras se
rrecto a la hora de abordar el personaje preparaba este dossier, se estaba ges-
de Don Carlos. Es muy significativo que tando una película sobre el desgraciado
la pintura histórica del siglo XIX, a la que hijo de Felipe II, dirigida por Jaime Ca-
tanto fascinó la época de los Austrias, no mino.
se ocupase de él. Hemos de recordar, asi- Con la ilusión de sentirnos, en cierto
mismo, que el cine épico de la postgue- modo, pioneros de un necesario ejerci-
rra española, que tantas películas dedi- cio de recuperación de la memoria his-
có a los hechos gloriosos de la Historia tórica en torno a un interesadamente ol-
moderna española y a muchos de sus vidado personaje histórico, presentamos
personajes emblemáticos, soslayó deli- estos artículos sobre Don Carlos, que se
beradamente alusión alguna a nuestro mueven en las dos dimensiones posibles
personaje. del mismo: la realidad histórica y el mi-
to, con la voluntad de clarificar si aquel
RICARDO GARCÍA CÁRCEL es catedrático príncipe rebelde fue un peligroso psicó-
de Historia Moderna, Universitat Autònoma tico o una víctima de un padre tiránico,
de Barcelona. o quizá ambas cosas. n

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DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

Un heredero
MALDITO
Enfermizo, agresivo y conspirador, el primogénito de Felipe II se convirtió
en una pesadilla para su padre, que le encerró en el Alcázar de Madrid, donde
no tardó en morir. Carlos Blanco Fernández reconstruye su triste vida

D
on Carlos ha sido, y sigue príncipe se percatase y facilitar la entra-
siendo, un personaje históri- da. Una vez dentro de la alcoba, la prio-
co plagado de enigmas. Su ridad pasaba por evitar la reacción del
corta vida –murió el 24 de príncipe, que no tuviese tiempo de uti-
julio de 1568, a los 23 años– está llena de lizar la espada, el puñal o el arcabuz car-
imprecisiones y lagunas. El propio Ca- gado que tenía junto a la cabecera de la
brera de Córdoba, en su clásica Historia cama. En la ejecución de esta segunda fa-
de Felipe II, publicada en 1619, 51 años se, Don Carlos se desveló, y a la pregunta
después de la muerte del príncipe, aludía de “¿Quién va?” alguien de entre las som-
a la distorsión de la verdad provocada por bras respondió: “El Consejo de Estado”.
los rumores que circulaban sobre los he-
chos de 1568: “...El Rey tiene mala satis- Madrid, aislado
facción del príncipe Don Carlos, su de- Mientras se procedía a la confiscación y
savenencia y causas...”. registro de la documentación personal, a
Hay que delimitar claramente qué hay Don Carlos se le comunicaba su apresa-
de realidad firme, segura e incuestiona- miento en los aposentos que tenía asig-
ble en el affaire de Don Carlos y qué du- nados en el Alcázar. De forma simultá-
das quedan abiertas e insuficientemente nea, dada la importancia de su decisión
aclaradas. y el impacto que podía causar en el res-
En el ámbito de los hechos, dos cosas to de las cortes europeas, Felipe II prohi-
son evidentes: el apresamiento y la muer- bía la salida de cualquier correo de Ma-
te del príncipe, junto a su singular perfil María de Portugal, madre de Don Carlos, por drid. Su intención era informar del su-
personal y las difíciles relaciones con su Antonio Moro (Madrid, Descalzas Reales). ceso personalmente. Al primero al que se
padre. le dio la noticia fue al embajador del Im-
En el Alcázar de Madrid, la noche del el prior don Antonio de Toledo y don perio. Inmediatamente después, convo-
19 de enero de 1568 estuvo marcada por Luis de Quijada. Su objetivo era claro, evi- có por separado a los diferentes Conse-
el paso apresurado de una veintena de tar la huida de Don Carlos de la Corte, tal jos para notificarles la decisión que había
hombres armados. Al frente de ellos iba y como el Rey y su consejo privado ha- adoptado y, en los días siguientes, en-
el propio rey Felipe, flanqueado por bían acordado aquel mismo día. El éxi- vió cartas a su abuela Catalina de Austria
miembros del Consejo de Estado, como to del plan se basaba en la rapidez y en (reina de Portugal), al pontífice Pío V, a
el príncipe de Éboli, el duque de Feria, la sorpresa. Conociendo que Don Carlos los Grandes de España, a ciudades, obis-
había ordenado instalar en sus aposen- pos, Reales Audiencias, así como a ge-
CARLOS BLANCO FERNÁNDEZ es historiador, tos un mecanismo para abrir y cerrar la nerales y provinciales de las diferentes
Universitat Autònoma de Barcelona. puerta de acceso desde la cama, el pri- órdenes religiosas. En todas ellas se li-
mer paso consistía en anularlo sin que el mitaba a informar y a justificarse de for- Felipe II y su heredero rezan a la Virgen, en esta ilustración de las Ordenanzas del Consejo Real (Archivo General de Simancas).

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UN HEREDERO MALDITO
DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

el dolor por la muerte de Don Carlos fue locarlos junto al príncipe. A su vez, Fe-
acompañado por el temor a la llegada de Compañero de don Juan de Austria lipe II recurrió, como última oportuni-
un nuevo príncipe extranjero como su- Desde octubre de 1561 hasta el verano dad, a los conocimientos médicos de un
cesor de Felipe II. de 1562, Don Carlos tuvo su residencia morisco valenciano, conocido como Pin-
Nacido en Valladolid en la noche del 8 en Alcalá de Henares, acompañado por terete, famoso por sus misteriosos un-
de julio de 1545, Don Carlos era el pri- dos miembros más de la familia real, su güentos. Finalmente, el enfermo mejo-
mer hijo del matrimonio formado por el tío don Juan de Austria y su primo Ale- ró de sus heridas rápidamente. Oficial-
entonces Príncipe de Asturias, Felipe, y jandro Farnesio. El motivo de su marcha mente, se responsabilizó de esa recupe-
María de Portugal. La felicidad por el na- de la Corte respondía a los continuos ata- ración a la intercesión de Diego de Al-
cimiento del niño, que aseguraba un he- ques de fiebres que venía sufriendo des- calá, ya que el príncipe aseguró que el
redero para la casa de Austria, se tornó de hacía un par de años. A pesar de ha- monje se le había aparecido durante su
pronto en luto por el fallecimiento de la berse hablado de lugares próximos a la convalecencia. En agradecimiento, el
princesa cuatro días más tarde. Con ape- costa mediterránea, como Gibraltar, Má- propio monarca impulsó y respaldó el
nas dieciocho años, Felipe ya era viudo laga o Murcia, se optó por la ciudad proceso de canonización de fray Diego,
y padre de un niño al que casi no vio cre- complutense por motivos tanto econó- que fue elevado a los altares en 1568.
cer. micos como por su proximidad a la Cor- A pesar que Don Carlos ya había mos-
De su cuidado se encargó primero do- te, instalada en Madrid desde el mismo trado síntomas de su carácter inestable,
ña Leonor de Mascareñas, dama portu- año de 1561. El príncipe se alojaba en el como informan los diferentes embaja-
guesa que ya había sido niñera del pro- palacio que los arzobispos de Toledo te- dores extranjeros, en la Corte los su-
pio Felipe. Posteriormente pasó a manos nían en el lugar y en el cual ya había vi- cesos de Alcalá significaron el punto de
de sus tías, doña María y doña Juana de vido en algún momento anteriormente. partida de las discrepancias entre pa-
Austria. Las ausencias de Felipe del terri-
torio castellano en dos ocasiones, la pri-
mera con motivo de su visita a los do-
En 1561, Don Carlos casi murió de una
minios del Imperio (1548-1551) y la se- caída por las escaleras, mientras perseguía
gunda coincidiendo con su matrimonio
Detalle de una vista de la construcción del Monasterio de El Escorial, atribuida a Juan de
Herrera, 1576 (colección del Marqués de Salisbury, Gran Bretaña). con María Tudor (1554-1559), no hicie- a la hija del portero de su palacio
ron más que acrecentar la falta de con-
ma muy vaga. Francia e Inglaterra no fue- ordenar la prisión del príncipe. Las ra- tacto entre ambos. La ausencia de una fi- Pero en la primavera, para ser exactos el dre e hijo.
ron puestas al corriente directamente por zones que apuntaba descansaban sobre gura paterna próxima no pudo ser su- 19 de abril, don Carlos cayó por las es- La primera confrontación seria se pro-
el Rey, sino por medio de los embaja- la duda de si su sucesor disponía de las plida ni por su ayo, don Antonio de Ro- caleras del palacio mientras perseguía a dujo en 1564. Carlos contaba ya casi vein-
dores ordinarios con instrucciones muy capacidades necesarias para gobernar jas, ni por los diferentes encargados de la hija del portero. Su estado comatoso te años y todavía no ocupaba un cargo
precisas sobre cómo y de qué manera te- cuando él faltase. su educación, como fray Juan de Muña- durante un largo periodo de tiempo y la político de importancia, cuando su padre
nían que llevar a cabo su cometido. Al La trágica y repentina muerte de Don tones y Honorato Juan. A su regreso en ineficacia de los remedios aplicados, co- a los dieciséis ya había recibido el en-
principio se generalizó un sentimiento de Carlos no tuvo tanta repercusión como la 1559, ya como titular de la Corona, Feli- mo una trepanación sugerida por Vesa- cargo de gobernar los territorios de la Pe-
lamentación por Don Carlos, pero casi to- de su apresamiento. El aparato político y pe no sólo se encontró ante una situación lio, hicieron pensar en un fatal desenla- nínsula en ausencia de Carlos V. Antes de
do el mundo aceptó la decisión y la ver- diplomático de la Monarquía había lo- diferente a la que había dejado en 1554, ce, por lo que el propio monarca orde- volver a Castilla en 1559, el propio Feli-
sión dada, puesto que se interpretaba co- grado neutralizar las voces oficiales del sino que además se hallaba ante un hijo nó preparar sus exequias. Dado por de- pe había prometido a sus súbditos fla-
mo una situación temporal. exterior con su actuación tras la deten- de catorce años, en la práctica casi un sahuciado, y por consejo del duque de mencos el envío de Don Carlos para el
A medida que el cautiverio se iba alar- ción del príncipe. Desde el exterior, las desconocido para él, y al que urgía ju- Alba, se ordenó exhumar los restos de gobierno de aquellas tierras. Los repro-
gando, Felipe se vio en la obligación de muestras de condolencia se entremez- rar en Cortes como nuevo Príncipe de As- fray Diego de Alcalá, un fraile francis- ches que le hizo en ese sentido el prín- Retrato del príncipe Don Carlos, por Alonso
informar al Papado y a Maximiliano II so- claron con el interés puesto en quién se- turias, cosa que sucedió en la ciudad im- cano local que había muerto en olor de cipe posibilitaron que, a los pocos me- Sánchez Coello (Viena, Kunsthistorisches
bre los motivos que le habían llevado a ría el sucesor de Felipe II. En el interior, perial de Toledo el 22 de febrero de 1560. santidad casi una centuria antes, y co- ses, se le otorgara una plaza en el Con- Museum).

LOS PROTAGONISTAS

María de Portugal Juan de Austria Isabel de Valois III Duque de Alba


(Coimbra, 1527-Valladolid, 1545) (Ratisbona, 1545-Namur, 1578) (Fontainebleau, 1546-Aranjuez, 1568) (Piedrahita, 1507-Lisboa, 1582)
La primera esposa de Felipe II era hija de El hermano de Felipe II era hijo bastardo de Hija de Enrique II y de Catalina de Médi- Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel
Juan II de Portugal y Catalina de Austria, Carlos V y Bárbara Blomberg. Durante un cis, se educó junto a María Estuardo. Se tuvo una importante acción política y mi-
sobrina del emperador Carlos V. A pesar tiempo fue a la Universidad de Alcalá con el negoció su matrimonio con el príncipe litar en los reinados de Carlos V y Felipe
del parentesco entre ambos, Carlos V in- príncipe Don Carlos. En 1568 fue nombrado Don Carlos, pero a la muerte de María Tu- II. Estuvo al frente del ejército de Italia
sistió en un enlace que aportaba a sus general de los Mares, pero poco después de dor, segunda esposa de Felipe II y tras la en la guerra con el papa Paulo VI, el de
empresas políticas dinero de Portugal, en tomar el mando estalló la sublevación de los negativa de Isabel I de Inglaterra a la pro- los ejércitos de Flandes cuando estalló la
fase de expansión. La boda se celebró en moriscos y el Rey le puso al frente de la tro- puesta matrimonial del rey de España, rebelión y de la conquista de Portugal.
Salamanca en 1543. La princesa, blanca pa encargada de reprimirla. Participó como Isabel de Valois se casó con Felipe II, con Su represión de la protesta en los Países
y rubia, era tímida y reservada. Murió a generalísmo en la batalla de Lepanto quien se reunió en Guadalajara en 1560. Bajos fue tajante y durísima. Mandó eje-
consecuencia del parto del príncipe Don (1571). Tomó después Túnez (1573). En El rey tenía 32 años; la reina, 14. Fue el cutar a los condes de Egmont y Horn y
Carlos y Felipe, que actuaba como gober- 1576 fue nombrado gobernador de Flandes, matrimonio más dichoso del monarca e su Tribunal de los Tumultos fue bautiza-
nador de los reinos penínsulares en ausencia de su padre, se retiró donde hubo de reconocer la autoridad de Guillermo de Orange en Isabel fue feliz, como reflejan sus cartas. Tuvieron dos hijas: Isabel do por los flamencos como “Tribunal de la Sangre”, contribuyen-
a un convento en los primeros días de luto. Holanda y Zelanda. Murió de tifus en Namur, a los 33 años. Clara Eugenia y Catalina Micaela. do mucho a la Leyenda Negra.

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UN HEREDERO MALDITO
DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

La cautela de Felipe II fue la causa del re-


Secuencia 48: Baile en Palacio traso de la oficialización del matrimonio.

Patio del Alcázar de Madrid, los tiros. La espina de Flandes


exterior, noche (fragmento del guión Carlos: Nadie me quiere, Isabel, nadie. También se ha hablado de razones po-
de la película que dirige Jaime Cami- Isabel: ¡Mon pauvre Carlos! ¿Qué sucede? líticas en combinación con factores reli-
no) Carlos: ¿También vois estáis contra mí? giosos. La rebelión de los Países Bajos y
Un grupo de jóvenes danza. Entre ellos, Isabel mira estupefacta a ese hombre lloro- la presencia de los condes de Egmont y
Juan de Austria y la princesa de Éboli. La so, desencajado. de Horn en Madrid, entre 1565 y 1567,
Reina no baila. Se separa del grupo y va al Carlos: Te amo, Isabel, querida Isabel, eres hicieron ver posibles contactos entre Don
encuentro de Don Carlos, sentado solo en lo único que me queda en este mundo. Carlos y los rebeldes holandeses. Las an-
un banco apartado, compungido y sollo- Isabel le acaricia con ternura los cabellos. sias de poder del príncipe y su malestar
zante. Ella toma asiento junto a él. Isabel: Carlos, moi aussi je t’aime bien. por la designación de Alba para sofocar
Isabel: ¿De dónde ese aire tan triste, Car- Siempre seré tu amiga. la rebelión, con intento de asesinato in-
los? Carlos murmura: Amiga... cluido, consolidaron el éxito del argu-
Carlos se mantiene con la cabeza baja, lue- Intenta besarla y ella lo rehúye. Le mira a mento. Se ha llegado a decir que el pro-
go toma de una mano a Isabel. Habla con los ojos. yecto de huida de la Corte tenía como
un tono raro, dislocado Isabel: Sí, tu mejor amiga. destino los Países Bajos y se ha puesto
Carlos: ¿Por qué? ¿Por qué me hacéis es- Carlos le aprieta con fuerza una muñeca. en duda la propia religiosidad de Don
to? Isabel le quita la mano con entereza y se ale- Carlos: ¿llegó a comulgar con el pensa-
Ahora la mira fijamente, con ojos húme- ja precipitadamente. Retrato de Isabel de Valois. Carboncillo de Escultura orante del príncipe Don Carlos
miento protestante? La celeridad con que
Detalle de la fachada principal del Alcázar de
Madrid, por Antón van der Wyngaerde (Viena, dos. La Reina no entiende por dónde van Con la mirada perdida, Carlos respira con Antonio Campi, preparatorio para el retrato de por Pompeo Leoni (Real Monasterio de el rumor se difunde en Francia tras su
Österreichische Nationalbibliothek). la reina (Oxford, Christ Church). El Escorial, Patrimonio Nacional). apresamiento, el supuesto contacto con
los rebeldes y una supuesta aversión al
sejo de Estado. Pero ese cargo no le sa- ción de sus miembros, que le obligaba frentamiento entre padre e hijo. No hace rir a su hijo? Ni la posibilidad de la muer- ro las negociaciones no llegaron a fruc- Santo Oficio, tras los autos de Vallado-
tisfizo, ya que pronto pudo comprobar a caminar ligeramente curvado, un tar- falta recalcar que su autoría, en mayor te natural le libra de la sospecha. tificar. Otra opción era la de María Es- lid de 1559, configurarían la imagen del
cómo las cuestiones más importantes pa- tamudeo característico en el que le cos- o menor grado, siempre se le ha impu- ¿Qué causas pudieron haber llevado a tuardo, que siendo reina de Escocia en- Don Carlos luterano.
ra el gobierno de la Monarquía no se de- taba pronunciar la “r” y la “l”, etc...– y por tado a Felipe II. El cómo varía según la Felipe II a ordenar el arresto de su hijo carnaba las aspiraciones católicas al tro- Es difícil saber los motivos que lleva-
batían en las sesiones, sino en consultas una delicada salud, agravada desde 1560 versión. Se ha hablado con morbosidad y su posible ejecución? Al monarca no no protestante de Inglaterra. Las pro- ron a Felipe II a ordenar la prisión de su
privadas con consejeros que gozaban de por continuos ataques de fiebres. A su desde una muerte lenta, producto de un le faltaban motivos y, como en la muer- puestas castellana y portuguesa se cen- hijo. La incapacidad de Don Carlos para
mayor confianza. pésima condición física hay que sumar envenenamiento, hasta una más violen- te, las explicaciones que se han dado han traron en la candidatura de doña Juana el gobierno da validez a las versiones que
El retraso de las Cortes de la Corona de sus excesos en la mesa y su nula afición ta, como la asfixia por estrangulamiento, sido múltiples. La versión más rosa abun- de Austria, hermana de Felipe II y mu- nos hablan de un proceso interno del
Aragón en proclamarlo heredero de esos al ejercicio. Todo ello hizo que se pu- con la almohada, mientras dormía, e in- da en los supuestos amores entre el prín- cho mayor en edad que el príncipe. Consejo de Estado para retirarle la con-
reinos constituyó un nuevo capítulo ne- sieran en duda sus capacidades repro- cluso la decapitación. cipe e Isabel de Valois. Antes de contra- dición de heredero. Pero en ese supues-
gativo entre padre e hijo. Sus dolencias ductoras, ya que con veinte años aún no La realidad parece acercarse más a la er matrimonio con Felipe II, ya se había La opción de Viena to media una circunstancia particular. Don
imposibilitaron su presencia en Monzón, había tenido contacto carnal con mujer. opción de la muerte natural. Dada la de- hablado de ella como candidata a ser es- Todas ellas fueron rechazadas. La única Carlos era heredero por las Cortes de Cas-
en 1564, para jurar los fueros y Felipe II Con objeto de acallar esos rumores, el bilidad física del príncipe, cabe que las posa de Don Carlos. La amistad entre am- que estuvo a punto de materializarse fue tilla pero no por las de Aragón. Paradó-
intentó que lo reconociesen por procu- bos es conocida: cuando Isabel llega a la la opción presentada desde Viena. En la jicamente, sin embargo, el referente his-
ración. Los participantes en las Cortes se Corte, rápidamente entra en contacto con segunda mitad de la década de los se- tórico que se busca para su procesa-
negaron a ello, por lo que el monarca, Los excesos y las muestras de bestialismo los miembros de la familia real más cer- senta, se produjo un proceso de aproxi- miento es el proceso aragonés contra Car-
tras pasar por Barcelona y Valencia, se de Don Carlos erosionaban día a día canos en edad, como el propio Don Car- mación y de fortalecimiento de las rela- los de Viana de finales del siglo XV, to-
vio obligado a marchar de sus dominios los o don Juan de Austria. Y las muestras ciones entre las dos ramas de los Habs- talmente ajeno a las leyes y costumbres
aragoneses sin haber logrado designar un las esperanzas puestas en él por Felipe II mutuas de simpatía y de preocupación burgo, que cristalizaron con la llegada de de Castilla.
heredero. son abundantes, pero no signos eviden- los archiduques Alberto y Rodolfo a la Lo que es incuestionable es que la pri-
Pero al margen de lo político, lo que propio príncipe ordenó la presencia de condiciones del cautiverio mermaran su tes de una relación amorosa ilícita. corte de Madrid. Pero el proyecto más sión y el fallecimiento de Don Carlos se
realmente minaba la relación entre padre varios notarios y miembros de la Corte salud hasta provocarle la muerte. El sui- Todo ello entronca con la cuestión del ambicioso de ese acercamiento era el del convirtió en un complicado asunto de Es-
hijo fue la propia cotidianeidad. El pro- para que asistieran y dieran fe de cómo cidio por inanición parece la causa más matrimonio del príncipe. Dentro de la matrimonio entre Carlos y la hija del Em- tado para Felipe II. No sólo le privaba de
pio modo de ser de Don Carlos, con podía llevar a cabo el acto sexual con to- plausible de su fallecimiento. Desde que compleja política matrimonial de los perador, Ana de Austria. Todo parece in- un heredero natural y directo sino que,
abundantes muestras de bestialismo, don- tal normalidad. se inició su cautiverio, Don Carlos llevó Habsburgo, el caso de Don Carlos plan- dicar que hacia 1565 las negociaciones se además, el fantasma de su hijo, resuci-
de lo excéntrico predominaba sobre la a cabo diversas tentativas suicidas que teaba un amplio abanico de posibilida- encontraban muy avanzadas, pero el tado en los ataques panfletarios de sus
racionalidad, erosionaban las esperanzas ¿Muerte natural o asesinato? acabaron en fracaso, como la ingestión des. Su condición de heredero de la Co- acuerdo nunca se oficializaba. El matri- enemigos, le acompañaría hasta el final
puestas en él por Felipe II. Los signos de La naturaleza de la muerte de Don Car- de un anillo. Rechazó la comida que se rona suponía la obligatoriedad de esco- monio con Ana de Austria no sólo inte- de sus días. n
su escasa lucidez mental fueron eviden- los ha suscitado un enjambre de posibi- le daba y no, como se ha apuntado, por ger según los intereses de la Monarquía. resaba a Felipe II y a Maximiliano II. El
tes en su infancia. Hasta los tres años no lidades, tanto en lo que se refiere a las temor a morir envenenado, sino porque Ya hemos hablado de la posibilidad de propio Carlos hizo pública devoción por
fue capaz de hablar y hasta una edad causas como al modo y a las circunstan- no tenía otra manera para morir. No dis- Isabel de Valois, pero tras los acuerdos su prima, ya que casarse con la hija del
muy avanzada no aprendió a leer y a es- cias. En primer lugar, la de si fue muer- ponía de ningún arma y se habían tapia- de Cateau-Cambresis (1559) ésta pasaba Emperador actuaría como elemento de
cribir. Su temperamento agrio y malhu- te natural o asesinato. La opción más dra- do y enrejado las ventanas y la chimenea a casarse con el propio Felipe II. La mo- presión sobre su padre para darle el go-
morado iba acompañado por taras físicas coniana y más exitosa ha sido aceptar el para evitar que se lanzara al vacío. ¿Se narquía francesa pensó entonces en la bierno de un territorio o cederle más pro-
–una cojera causada por la despropor- homicidio como final de un largo en- puede culpar a Felipe II de dejar de mo- hermana menor de la reina, Margarita, pe- tagonismo en la política de la Monarquía.

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DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

El AÑO
NEGRO de Felipe II
Presión turca en el Mediterráneo, rebelión de los moriscos en Granada,
revuelta en los Países Bajos, infiltración de hugonotes por
el Pirineo. EMILIA SALVADOR describe los quebraderos de cabeza de
Felipe II en 1568, el año de la muerte de Don Carlos

E
l 24 de julio de 1568 mo- otros, el hijo que le iba a suceder
ría en una dependencia en sus vastos territorios, el futuro
del Alcázar de Madrid, en Felipe III.
la que permanecía prisio- Más allá de la esfera privada, el
nero, el príncipe Carlos. El año en año 1568 tampoco puede calificar-
el que la Monarquía católica que- se de afortunado y distendido pa-
daba sin sucesor masculino estuvo ra la Monarquía que regía Felipe II.
marcado, además, por un cúmulo Hace ya años, Juan Reglá acuñó el
de acontecimientos de índole fami- concepto de “viraje filipino de 1568”
liar y de naturaleza pública, en su para designar la adopción por par-
doble vertiente, nacional e interna- te del Rey Prudente de una política
cional. que implicaba la impermeabiliza-
Después de la desaparición del Familia morisca, Granada, 1529. La rebelión de esta minoría ción ideológica del país, como re-
príncipe y antes de concluir el fatí- en Las Alpujarras fue aplastada (Weiditz Trachtenbuch). acción a las presiones ejercidas si- Los últimos momentos del príncipe Don Carlos, hijo de Felipe II, por Antonio Gisbert, 1858 (Madrid, Palacio Real, Patrimonio Nacional).
dico año, la muerte arrebataba a multáneamente desde el exterior
otro miembro de la familia real, la rei- ma en la tercera esposa de Felipe II, des- por distintas fuerzas que, para compli- en este breve repaso de la difícil situa- y aragonés. Por su parte, la sublevación ga tradición. Se trataba de una confron-
na Isabel de Valois, el 13 de octubre, en pués de los sucesivos enlaces de éste car aún más la situación, podían contar ción por la que atravesaba la Monarquía de los Países Bajos absorbió, desde la tación reforzada por diferencias confe-
Aranjuez. con la citada María de Portugal –quien en el interior de la Monarquía hispánica hispánica en la coyuntura de 1568. Al segunda parte de la década de los años sionales, en las que se basó el historiador
Prenda de la Paz de Cateu-Cambresis sólo habia sobrevivido unos días al con quintas columnas dispuestas a pres- problema estructural de la presión de tur- sesenta, una buena parte de la capaci- francés Pierre Chaunu para llamar la aten-
(1559), Isabel había nacido en 1546 en alumbramiento de su único hijo, Car- tarles su apoyo. cos y norteafricanos en el litoral medite- dad ofensiva de la Monarquía hispáni- ción sobre la existencia de una frontera
Fontainebleau, del matrimonio formado los– y posteriormente con la reina in- rráneo de la Península Ibérica, se vinie- ca. La presión turco-berberisca y hugo- de Cristiandad, es decir, la que separa-
por el soberano francés Enrique II y su glesa María Tudor, que falleció sin des- Un viraje polémico ron a sumar en la década de los sesenta note se ejerció fundamentalmente sobre ba el mundo cristiano del islámico. Siem-
mujer Catalina de Médicis. Tras la boda, cendencia. No vamos a entrar en la polémica que del siglo XVI dos graves cuestiones, co- las zonas fronterizas, mediterránea y pi- pre en guerra abierta o latente, el en-
celebrada en París por poderes, en la La historiografía europea de forma la hipótesis del profesor Reglá desenca- mo las Guerras de Religión en Francia y renaica, en las que, por orden regia, se frentamiento entre la Monarquía hispá-
que el duque de Alba asumió la repre- unánime –haciéndose eco en parte del denó, ni en la conveniencia o no de ade- la sublevación de los Países Bajos. extremó la vigilancia para evitar conta- nica y el Imperio turco alcanzó momen-
sentación del novio, la reunión de la jo- criterio expresado por los embajadores lantar la cronología del viraje filipino o Mientras la actuación de los turcos gios. tos de especial gravedad, como el que só-
ven esposa con el monarca español se franceses destacados a la Corte filipina– de defender la existencia de un cambio otomanos y de los berberiscos contó con lo tres años antes de 1568 tuvo como es-
produjo en Guadalajara a principios del coincide en calificar este matrimonio co- más paulatino y, en consecuencia, me- las simpatías, cuando no con la abierta El peligro turco cenario la isla de Malta. A pesar de la de-
año 1560, cuando Isabel contaba sólo 14 mo el más feliz de los cuatro contraídos nos brusco de lo que parece sugerir el solidaridad, de los moriscos valencianos Tanto las operaciones de saqueo a los fensa que de ella hicieron los caballeros
años frente a los 32 de su marido. Isa- por el monarca español. Fruto de él fue- término “viraje”. Lo que interesa ahora es y andaluces –protagonistas estos últimos mercantes en el mar o a las poblaciones de la Orden de San Juan de Jerusalén, allí
bel de Valois se convertía de esta for- ron las infantas Isabel Clara Eugenia y que Juan Reglá escogiese precisamente de la famosa rebelión de Las Alpujarras, del litoral, perpetradas por los berberis- establecidos, no se pudo evitar la ocu-
Catalina Micaela, que sobrevivieron a su el año 1568 como fecha de especial sig- iniciada a punto de concluir el año cos, como los encuentros armados con pación de algunos de sus baluartes de-
EMILIA SALVADOR ESTEBAN es catedrática de madre. Todavía Felipe II contraería un nificado. Los factores destacados por el 1568–, la de los protestantes franceses ellos y con sus correligionarios islámicos, fensivos por los otomanos. Sólo la inter-
Historia Moderna de la Universidad de cuarto y último matrimonio con Ana de citado historiador como desencadenan- (los hugonotes) en la zona pirenaica pu- los turcos, contaban al comenzar el rei- vención de la flota española al mando del
Valencia. Austria, de cuya unión nacería, entre tes de la crisis nos pueden servir de guía do apoyarse en el bandolerismo catalán nado de Felipe II (1556) con una ya lar- virrey de Nápoles, que acudió en su au-

10 11
EL AÑO NEGRO DE FELIPE II
DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

pués. Porque todos los esfuerzos enca-


minados a lograr la reintegración cristia-
na mediante el diálogo –como los des-
plegados desde unos presupuestos esen-
LOS FRENTES ABIERTOS Países Bajos
Ante el problema religioso abierto
cialmente intelectuales por Erasmo de a partir de 1567, se impone la línea
Rotterdam y sus seguidores; desde una dura en el Consejo de Estado
formulación básicamente política por las y el rey envía al Duque de Alba,
sucesivas Dietas celebradas en el Impe- Protestantes franceses que pone en marcha una violenta
rio alemán; y desde una perspectiva fun-
La persecución de los política represiva.
hugonotes en Francia, PAÍSES
damentalmente religiosa, por el Concilio BAJOS
a partir de 1562, hace
de Trento en sus primeras fases–, aca-
que los protestantes
baron por fracasar y de las palabras se crucen los Pirineos Amberes•
pasó a las armas. y busquen refugio entre
La ruptura de la unidad cristiana en los bandoleros catalanes París•
dos bloques irreconciliables dio pie al y aragoneses, a los que Peligro turco
FRANCO-CONDADO
mencionado historiador Pierre Chaunu sirven de refuerzos. La flota española, al mando del virrey
para agregar a la frontera de Cristiandad, CHAROLAIS de Nápoles, obliga a los turcos
entre cristianos y musulmanes, la fron- MILANESADO a retirarse de Malta en 1565, pero
FRANCIA

no At lán tico
La matanza de la Noche de San Bartolomé, en 1572, es posterior a Don Carlos, pero resultado tera de Catolicidad, entre católicos y pro- •Milán el conflicto con el Imperio otomano
REINO DE
de la tensión religiosa en Francia que había tenido ecos en España (por François Dubois). testantes. Las primeras confrontaciones REINO DE NAVARRA sigue latente y anima a los moriscos
armadas entre éstos tuvieron lugar ya PORTUGAL de Granada y Valencia.
ESPAÑA REINO DE neo
xilio, fue capaz de obligar a los turcos a consecuencias. Aunque no es nuestra in- durante el reinado de Carlos V en el in- Lisboa• ARAGÓN i t e r r á
retirarse (1565). tención abordar el desarrollo de la su- terior del Imperio alemán, cuna de Lu- REINO DE ed
M ar M REINO DE

Océa
El abandono del sitio de Malta por la blevación de Las Alpujarras, ni sus con- tero y del luteranismo. CASTILLA •Constantinopla
REINO DE Nápoles• NÁPOLES
escuadra otomana no garantizaba, sin secuencias en el panorama internacional, Granada• CERDEÑA
embargo, el cese de las razias cometidas por rebasar cronológicamente el citado La influencia de Calvino
por los norteafricanos en el mar y en la año de 1568, resulta evidente que su ini- El hecho de que Felipe II no fuera ele- Palermo
Minoría musulmana •
costa mediterránea ibérica, en donde cio corresponde a él. gido emperador a la muerte de su padre Sublevación de los moriscos REINO DE
una importante población morisca po- En otro orden de cosas, desde co- pareció alejar de su horizonte político el de Granada, la Navidad de 1568. SICILIA
día prestar cobertura a sus correligiona- mienzos del siglo XVI, la expansión de problema protestante. Pero la expansión La revuelta no sería sofocada hasta Dominios de Felipe II
dos años después. MALTA en Europa
rios islámicos. Porque, evidentemente, las ideas del fraile agustino Martín Lute- del luteranismo y, sobre todo, del calvi-
los moriscos o cristianos nuevos, pese a ro inició la división de la Cristiandad eu- nismo –por el nombre de su fundador,
su teórica conversión al cristianismo, ropea entre católicos y luteranos o pro- el francés Jean Calvin, llamado Calvino,
continuaban con sus prácticas islámicas. testantes, enfrentados en una oposición iniciador de una nueva generación pro- elemento de cohesión y de reivindicación propuesta de la candidatura de la hija de cionales. Ello es lo que ocurrió en la
Precisamente, para desterrarlas de for- sólo dialéctica al principio, bélica des- testante– por distintos países europeos política. Felipe II, Isabel Clara Eugenia, al trono frontera pirenaica franco-española. Una
ma definitiva, Felipe II renovó en 1566 afectó muy directamente a la Monarquía Las Guerras de Religión afectaron a francés en 1593, ante el acceso al tro- vez traspasada, los hugonotes se en-
los decretos de su padre Carlos V –nun- hispánica. Francia entre la década de los años se- no de San Luis del hugonote Enrique IV contraban en una especie de tierra de
ca efectivamente aplicados–, que obliga- La difusión de las ideas calvinistas en senta y la conclusión del siglo XVI. Se de Borbón, reanudaría la guerra arma- nadie, habida cuenta del escaso control
ban a los moriscos a abandonar sus cos- el país vecino y el consiguiente aumen- suele considerar la matanza de hugo- da entre la Monarquía hispánica y la efectivo que las autoridades ejercían en
tumbres para integrarse efectivamente en to del número de hugonotes incremen- notes de Vassy (marzo de 1562) como el francesa. muchas de estas zonas. Lugar de aco-
una sociedad dominada por los cristianos tó la oposición política y religiosa a la comienzo de las mismas y la promul- Pero esto corresponde a una crono- gida de bandoleros que escapaban de la
viejos. Fue la implantación de esta polí- Monarquía francesa, hasta desembocar gación por Enrique IV del Edicto de logía posterior. Con anterioridad, y co- justicia, ofrecía un seguro refugio a los
tica de rigor la máxima responsable del en las llamadas Guerras de Religión, au- Nantes (abril de 1598) como su conclu- mo era obvio, la Monarquía hispánica hugonotes franceses, que, aunque pros-
alzamiento de los moriscos granadinos, ténticas confrontaciones civiles, que si sión. Durante esos 36 años, Francia tu- defendió la causa católica en Francia, en critos por otros motivos que los bando-
que, iniciado en la Navidad de 1568, no bien contribuyeron a debilitar la posición vo que soportar ocho guerras, sólo in- sintonía con la postura habitualmente leros catalanes y aragoneses, compar-
concluiría hasta 1570, con la derrota y de- internacional de la dinastía francesa de terrumpidas por precarias paces, que defendida por los sucesivos monarcas tieron con ellos espacio y oposición al
portación de los insurrectos hacia tierras los Valois –tradicional enemiga de los acapararon toda la atención de la Mo- Valois. Ahora bien, la cierta retirada de poder constituido.
del interior. Habsburgo–, crearon a la Monarquía his- narquía gala. Debido a ello, la confron- la política exterior activa de Francia, de- Aunque sus divergencias ideológicas
Ya desde el primer momento, una au- pánica la peliaguda cuestión de los hu- tación entre Habsburgos y Valois, que masiado preocupada por resolver su gra- no facilitaban una alianza hugonotes-
téntica psicosis colectiva se apoderó de gonotes, que buscaban refugio en terri- había caracterizado el reinado de Carlos ve situación interna, tuvo una contra- bandoleros, su coincidencia en el tiem-
muchos de los cristianos viejos de la zo- torio hispano. Qué duda cabe de que la V y los primeros años del de su hijo Fe- partida indeseable para la Monarquía de po y en el espacio obligó a los virreyes
na meridional de la Península, afectados vecindad con Francia en estas circuns- lipe II, entró en una fase de distensión, Felipe II. de Aragón y de Cataluña a intensificar la
directamente por la revuelta, y, asimismo, tancias entrañaba un riesgo para el ca- beneficiosa para el monarca español, dureza de las medidas represivas contra
de los del Reino de Valencia, obligados a tolicismo hispano. Pero aún más doloro- que incluso llegó a ejercer una especie Huida por los Pirineos el bandolerismo, para evitar que aque-
convivir con una numerosa población sa para Felipe II fue la difusión de las ide- de tutela –solicitada además por su sue- La persecución de que fueron objeto los llos parajes se convirtiesen en un centro
morisca; temerosos unos y otros de que as protestantes entre sus propios súbdi- gro, Enrique II– sobre sus cuñados Fran- protestantes en Francia, en determina- de asilo para los hugonotes que huían
turcos y berberiscos acudiesen en auxi- Felipe II encargó a don Juan de Austria
tos de los Países Bajos, máxime cuando cisco II (1559-1560), Carlos IX (1560- dos momentos de la contienda, hizo que de su país. Estaba en juego, no sólo la
lio de los sublevados, dando paso a una calmar la revuelta en Flandes, momento que estas divergencias religiosas fueron ins- 1574) y Enrique III (1574-1589), que se parte de ellos buscaran refugio en zonas seguridad de aquellas zonas septentrio-
coalición panislámica de imprevisibles evoca este óleo de J. Villegas (col. part.). trumentalizadas por la oposición como sucedieron en el trono francés. Sólo la próximas, atravesando las fronteras na- nales de la Península, sino también la

12 13
DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

ejercer una presión más coordinada con-


tra la política filipina. Los compromisa- Felipe II, acompañado de Don Carlos,
rios enviaron una embajada a Madrid y presencia un auto de fe,
se presentaron ante la gobernadora Mar- probablemente el de Valladolid de
1559, por Domingo Valdivieso, 1871
garita de Parma con vestidos de men-
(Museo del Prado, depositado en la
digos, lo que les valió el calificativo de Universidad de Barcelona).
gueux. La furia iconoclasta que se de-
sató a continuación dió paso al conflic-
to armado.

Una solución radical


Ante la situación creada en los Países
Bajos, Felipe II consultó al Consejo de
Estado la política a seguir. De las dos
corrientes surgidas en su seno –la par-
tidaria de adoptar una línea concilia-
dora y la proclive a acabar con la in-
serrección sin contemplaciones– triun-
fó la más radical. En consecuencia, fue
enviado el duque de Alba, que llegó a
Los condes de Egmont y Horn, decapitados según este óleo de Louis Gallait, se convirtieron en los Países Bajos en el verano de 1567.
En lo que restaba de año, y a lo lar-

La construcción del
símbolo de la resistencia contra la tiranía española en Flandes (Tournai, Musée de Beaux Arts).
go de todo 1568, el general en jefe del
propia ortodoxia del catolicismo hispa- de descontento, como la negativa re- ejército y muy pronto gobernador, por

MITO
no, que hasta el momento –salvo casos percusión de la bancarrota de 1557, con- la retirada de Margarita de Parma, lle-
aislados– se había visto libre –a dife- tribuyeron decisivamente al estallido de vó a cabo una política de represión,
rencia de lo que había ocurrido en otros la revuelta. que proseguiría con distinta fortuna
países, como Francia– de la contamina- A poco de concluir el Concilio de Tren- hasta su relevo, a fines de 1573. Vícti-
ción de la ideología protestante. Los pro- to (diciembre de 1563), Felipe II orde- mas de la misma fueron los condes de
blemas de inseguridad de la zona po- nó la implantación de los decretos tri- Egmont y de Horn, ejecutados públi-
dían, además, lesionar gravemente los dentinos en los Países Bajos (agosto de camente en Bruselas el 5 de junio de
intereses económicos de la Monarquía 1564), en donde desde hacía tiempo las 1568. En este sentido el año 1568 mar-
hispánica. Así, mientras Felipe II obte- ideas reformistas habían ido ganando ca un hito y, asimismo, el principio de
nía de Francia, a cambio de plata, oro adeptos. Ante las reacciones en cadena una larga trayectoria de exigencias pa-
para pagar a las tropas de los Países Ba- que la orden regia provocó, fue envia- ra la Monarquía hispánica, que no con-
jos –como ha destacado el profesor Fe- do a España –con la aquiescencia de la cluiría más que con el reconocimiento Nada más morir, la figura de Don Carlos entró en la leyenda. Los
de la independencia de las Provincias
Unidas de Holanda a mediados del si-
protestantes lo arrojaron contra los católicos, el Barroco explotó el
Las primeras víctimas de la política glo XVII (Tratado de Münster, de 1648).
represiva del duque de Alba en los Países A ennegrecer más el sombrío panora-
conflicto padre-hijo y los románticos quedaron fascinados por él.
Bajos fueron los condes de Egmont y Horn ma se sumó la situación económica.
Aunque el siglo XVI en su conjunto se
RICARDO GARCÍA CÁRCEL expone todas estas versiones
inscribe dentro de una etapa expansiva,
lipe Ruiz Martín–, los hugonotes del Sur gobernadora de los Países Bajos, Marga- a partir de comienzos de la década de ciones, dudas... que se acabaron convir- Don Carlos. El punto de partida lo sig-

T
de Francia trataban de interceptar los en- rita de Parma, hermanastra de Felipe II– los sesenta la economía de la Corona de odo mito necesita, de entrada, tiendo en el caldo de cultivo del que nifica Guillermo de Orange a través de
víos de plata de España, en colaboración el conde de Egmont, para exponer di- Castilla, sobre la que gravitaba el mayor asentarse sobre las sombras de emergería el mito. Pero también todo mi- su Apología (1581), trece años después
con los bandoleros catalanes. rectamente al monarca la situación real peso de la política exterior española, una realidad brumosa, sobre to parte de unas exigencias mediáticas en de la muerte del príncipe. Orange plan-
de los Países Bajos y tratar de que sua- empezó a mostrar signos de cansancio. incógnitas sin solución fácil, función de una ideología partidaria al ser- tea la tesis del parricidio –el supuesto ase-
En Flandes, de mal en peor vizara su política religiosa. Aunque, co- Para concluir, se puede afirmar que la sobre interrogantes con respuesta insa- vicio de la cual se instrumentaliza. En de- sinato de Isabel de Valois– con una ex-
Los orígenes remotos de la rebelión de mo era bastante habitual, Felipe II tardó muerte del príncipe Carlos, lejos de tisfactoria. La revisión de la historia ofi- finitiva, el de Don Carlos fue un mito útil plicación sentimental, en la que introdu-
los Países Bajos pueden retrotraerse a en adoptar una resolución, ésta fue or- constituir un hecho aislado, se inscribe cial inmediata tras la muerte del príncipe inicialmente al protestantismo europeo ce como factor básico la pasión del Rey
los tiempos del emperador Carlos V, denar a la gobernadora el cumplimien- en un año plagado de acontecimientos –el informe de López de Hoyos– y la his- en confrontación con Felipe II. por su sobrina Ana de Austria. El texto
quien tuvo que reprimir en su momen- to estricto de los decretos del Concilio de negativos para la familia y la Monarquía toria oficial menos inmediata –Cabrera de Las primeras formulaciones del mito de merece ser reproducido en su literalidad,
to la sublevación de Gante, su ciudad Trento (noviembre de 1565), a cuya ta- regida por Felipe II. n Córdoba, que sólo tenía seis años en Don Carlos provienen del protestantismo porque no hay que olvidar que la Apo-
natal. Las cosas empeoraron con moti- rea debía contribuir el Tribunal del San- 1568– alimentaron rumores, especula- holandés y francés, que alimenta su es- logía jamás se ha editado íntegramente
vo del ascenso al trono de Felipe II. El to Oficio de la Inquisición. trategia de oposición a Felipe sobre dos en castellano:
hecho de ser extranjero y de tratar de Parte de la nobleza descontenta, pro- RICARDO GARCÍA CÁRCEL es catedrático fundamentos: la Inquisición y el affaire “¿No sabe que yo puedo echarle en
alinear a los Países Bajos en la vía ca- clive al calvinismo, suscribió el Com- de Historia Moderna, Universitat Autònoma Don Carlos. Fue en los años ochenta del cara que es marido de su propia sobri-
tólica, junto con otros muchos motivos promiso de Breda (1566), tratando de de Barcelona. siglo XVI cuando se elaboró el mito de na? Sin duda dirá que lo dispensó el Pa-

14 15
LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO
DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

pa: ¿empero tiene el Papa mas poder diendo el ymperio español con m enos- ca a la tesis de la historia oficial es Matt-
que la naturaleza que se resiste a toda cabo de los moros y ynfieles. [...] es cier- hieu. Significativamente, su obra fue tra-
alianza inzestuosa? Por otra parte ¿no es to que el Principe fue de noche en su ca- ducida y editada en España, en 1788,
verdad que para lograr aquel matrimo- ma arestado, sacado, y metido en estre- por Valladares de Sotomayor. Brantôme
nio fue nezesario que iziese morir a su cha prision, y con manos violentas por el y De Thou creen en los amores de Car-
primera mujer, aquella mujer en la que consentimiento y mandamiento de su pa- los hacia Isabel, aunque ésta no le co-
tenia ijos, aquella mujer, ija i ermana de dre tyrinicamente muerto. rrespondiera, y se solazan en subrayar
los reyes de Franzia? Yo no supongo te- Aquellos que pretenden poner este la perversidad del príncipe que el Rey
merariamente este echo, ni se le atribu- principe en odio con las gentes osan de- tuvo que paralizar.
yó por resentimiento: en Franzia esiste zir que durmio con la reyna su madras-
la prueba de esta aczion orrible de que tra, con que secretamente dan a enten- Burlas contra el padre
le acuso. der la justa ocasión que el rey tuvo pa- Brantôme escribe en sus Memorias: “Los
Mas no fue este el único asesinato que ra matarla, como luego despues de la que lo han conocido dicen que era muy
el tal matrimonio le izo cometer, sino muerte de su hijo hizo. Cierto uviera me- variable y extraño, que tenía humores
que sacrificó tambien a su ijo único, sin nester para la prueva de esto muchas y cambiados. Se lamentaba mucho de per-
lo cual el papa no ubiera podido con- evidentes razones, que pienso ser ym- manecer ocioso en España, quería gue-
zederle la dispensa, ni para obtenerla él possible hallarse ninguna de ellas; por- rrear en Flandes. Se burlaba de su pa-
abria alegado el pretesto de no tener que quando tal fuera, la poliçia y dis- dre hasta el punto de que hizo un día un
eredero baron. A este matrimonio de- crecion de dos tales principes bastara a libro de papel en blanco y puso al co-
be pues atribuirse la muerte del des- cobrirlas. Confiesso que la Reyna siem- mienzo del libro: los grandes y admira-
benturado don Carlos, a quien aunque pre tuvo una manera de entretenimien- bles viajes del rey Don Felipe [...] Y así
se le notase algun defecto en su con- to mas libre de los que la façion espa- llenaba el libro de tales inscripciones, es-
ducta jamás un crimen que pudiese jus- ñola requiere, como decendida de la crituras ridículas, burlándose así del rey
tificar su condenazion, i aun menos es- sangre real de Francia, pero no es ne- su padre, de viajes, paseos que hacía por
cusar a un padre de aber empapado sus cessario por esto colligirla ninguna des- sus casas de descanso. (Entre las injurias
manos en la sangre de su propio ijo. I honrra”. que él reprochaba a su padre es que és-
aun cuando éste ubiera sido realmente te le había arrebatado a su mujer, Doña
culpable ¿debió ser juzgado por frailes, Antonio Pérez echa leña al fuego Isabel de Francia que justamente le ha-
por inquisidores, biles esclabos de la ti- En el mismo momento histórico, otro exi- bía sido dada por acuerdo de paz, lo que
ranía de su padre? A la nazion, a sus fu- liado, el bien conocido Antonio Pérez, in- le disgustó mucho porque la amó siem-
turos basallos era a quien el rei debio volucrado directamente en las turbias his- pre y la honró hasta la muerte; él decía
acusarle, i ellos los únicos que le pu- torias de la vida sentimental del Rey, con mucho que se la había robado). Si hu-
dieron juzgar”. su versión sobre el asunto dotaría de le- biera vivido habría hecho encolerizar a
gitimidad todo lo que en los ambientes su padre porque era muy bizarro, ame-
Parricidio por envenenamiento franceses e ingleses se decía sobre el nazaba, golpeaba, injuriaba. Don Ruy Gó-
En los mismos años ochenta, el protes- La princesa de Éboli, a la que la leyenda
príncipe. Aunque en las Relaciones (pri- mez, su tutor siempre le dijo que no po-
tantismo francés desencadenaría tam- atribuye amores con Antonio Pérez, anónimo mera edición, 1594; segunda, 1599) no día soportar esta carga”. La leyenda sobre Don Carlos sostiene que el príncipe estaba profundamente enamorado de la
bién toda una ofensiva sobre Felipe II, (Col. Duque del Infantado). menciona directamente el tema, su apor- Brantôme destaca el carácter violen- nueva esposa de su padre, Isabel de Valois, por Antonio Moro (Madrid, col. part.).
apoyándose en el tema de Don Carlos. te real a la consolidación del rumor sería to de Don Carlos: “Trataba muy mal a
Turquet de Mayerne y Agrippa d’Au- crudeza el tema de la relación senti- trascendente. cualquier vella mujer que se encontrara la argumentación de la razón de Estado. bles últimos de la conducta de Carlos y
bigné ratificaron por su parte la tesis del mental de Carlos con su madrastra, que En el siglo XVII, contemplamos las pri- por la calle. El las tomaba, besaba por La figura clave de la historiografía italia- se interesa especialmente por la contra-
parricidio (por envenenamiento), plan- él excusa y justifica, al tiempo que acu- meras reacciones defensivas respecto a la fuerza delante de todo el mundo. Las na del siglo XVII es el milanés Gregorio dicción entre la justicia humana, que exi-
teando, por primera vez, la presunta re- sa a Felipe II de la muerte, también, de las acusaciones contra Felipe II. El taci- llamaba putas, perras y otras injurias. Las Leti, que editó en Ginebra, en 1679, su ge piedad, y la divina, que representa el
lación del príncipe con el flamenco ba- Isabel: tismo otorgará toda la legitimidad al Rey hacía mil afrentas porque tenía una opi- célebre Vita di Filipo II, donde aplica el deber del soberano que no admite ma-
rón de Montigny y también la sospecha “Qué diremos de la horrible y nefan- para hacer lo que hizo. Los historiado- nión muy mala de todas las mujeres, so- principio del relativismo al análisis his- tices ni cortapisas. Esta contradicción,
de su relación con Isabel de Valois. In- bre todo de las grandes damas a las que tórico. propia del tacitismo, la asumirá años más
cluso se vincula la muerte del príncipe tenía por hipócritas, tratantes en amor. Carlos, para Leti, era rebelde y violen- tarde Alfieri.
Don Carlos con la de Isabel, a la que no
En el siglo XVII, aparecen las primeras Ante la reina, él cambiaba de humor y de to y, desde luego, conspiró con la rebe-
se da gran importancia, como hija de la reacciones defensivas ante las acusaciones color. La honraba y respetaba. Era un te- lión de Flandes. El Rey lo tenía alejado Lope de Vega y Calderón
odiada Catalina de Médicis. rrible animal. Si hubiera vivido, hubiera del gobierno porque lo veía demasiado Será la literatura la que en el Barroco dé
Don Antonio, Prior de Crato, el frus- contra Felipe II por la muerte de su hijo puesto a su padre en situaciones difíci- impaciente para participar en él. Temía un paso adelante. Los escritores espa-
trado pretendiente luso al trono de Por- les. Algunos han sospechado que era de el hipotético matrimonio con Ana de Aus- ñoles se sintieron fascinados por el te-
tugal, en su Apología (1587), insistió en da muerte y turchesca matança de su uni- res subsumirán el problema en la razón la religión de Lutero y Calvino y que se tria, porque ella podía relanzar su so- ma, pero insistieron sobre todo en el
la tesis del asesinato de Carlos por su genito hijo el ynfante Don Carlos, prin- de Estado –venerada por los historiado- entendía con los protestantes que le pro- berbia. Respecto a los supuestos amo- ámbito específico del conflicto padre-hi-
padre. Los portugueses seguirán esta cipe de tanto animo, y que tanta espe- res del siglo XVII– y desdramatizarán las metían el Imperio y los Países Bajos, por- res del príncipe con Isabel, afirma que no jo, conflicto ente espíritu conservador-
misma línea argumental. Merece espe- ranza dava de sus hechos que assi co- acusaciones lanzadas sobre Felipe II. que ambición no le faltaba. Se dize que hay ninguna prueba. El enfrentamiento espíritu rebelde. Sólo plantea el proble-
cial recuerdo el texto Anatomía de Es- mo tomó el nombre del emperador su Historiadores franceses como Brantôme, se había hecho un libro en España de sus del padre y el hijo es esencialmente po- ma sentimental Lope de Vega en El cas-
paña, del exiliado portugués José de aguelo en la pila, assi le sobrepujaria, ya De Thou y Matthieu se insertan en este bizarrías”. lítico. Leti introduce el Consejo de Con- tigo sin venganza (1631), que sitúa el es-
Teixeira (1599), que plantea en toda su el gran emperador Carlomaño, esten- contexto. De ellos, el que más se acer- Los italianos en el siglo XVII reiterarán ciencia y la Inquisición como responsa- cenario en Ferrara con el duque, su hi-

16 17
LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO
DOSSIER: DON CARLOS, EL PRÍNCIPE DE LA LEYENDA NEGRA

contexto de las obligaciones de un líder


revolucionario ante su pueblo.

Románticos contra Felipe II


¿Qué posición adoptaron ante el tema de
Don Carlos los historiadores del siglo
XIX? El romanticismo liberal impregnó
a toda la historiografía europea de la pri-
mera mitad del siglo XIX, que hizo gala
de una visión crítica contra Felipe II. El
romanticismo afectó también a la histo-
riografía española que, sin embargo, se
movió siempre entre los estrechos már-
genes que le dejaban las limitaciones del
Estado liberal español.
A Otway se debe la primera Guillermo de Orange lanzó el En la versión de Schiller, Felipe En la obra de Verdi, Don Carlos En la Europa de la segunda mitad del
incursión inglesa en el mito. mito de Don Carlos en 1581. II era una víctima de la fatalidad. supedita su amor a la libertad. siglo domina el criterio positivista docu-
mentalista que había iniciado Ranke
jo Federico y la esposa de aquél, invo- de los dramaturgos españoles serán des- le Pérez ni existe como telón de fondo (1839) y del que fue maestro el belga Ga-
lucrados en un conflicto en el que el hi- bordados por Saint-Réal en su célebre la insurrección de los flamencos. El te- chard. Su obra sobre Don Carlos conti-
jastro matará involuntariamente a la ma- novela Don Carlos (1672). Este escritor, ma central y único es el amor fatal y los núa siendo referente para toda la histo-
drastra, con el padre de presunto ven- un piamontés de cultura francesa, mez- celos. Los impúdicos Don Juan y la Ébo- riografía posterior (muerte natural de Don
gador. cla en la obra a la princesa de Éboli, An- li son el contrapunto perfecto de la lim- Antonio Pérez, liberado de la cárcel de Zaragoza 1591. El secretario de Felipe II contribuyó mucho Carlos, fascinación inmadura de éste por
Calderón, en La vida es sueño (1630), tonio Pérez, Juan de Austria, los intri- pieza de la relación sentimental de Car- a la Leyenda Negra (por Manuel Ferrán, Museo del Prado, depositado en el Museo Balaguer). Isabel, su personalidad de enfermo neu-
reproduce el enfrentamiento entre padre gantes, y plantea el conflicto en térmi- los e Isabel. rótico, crueldad moral del padre respec-
e hijo. Será Ximénez de Enciso el que se nos sentimentales, liquidando a Don lipe II, como la representación de la ti- ción a la Historia y había escrito una His- to al hijo...).
atreva a abordar abiertamente un drama Carlos en forma de suicidio, abriéndose Típico y tópico tirano ranía cruel y refinada, con Don Carlos, toria de la sublevación de los Países Ba- De hecho, hoy sigue siendo la obra de
con el título de Don Carlos (1634). Para las venas, ante la presión inquisitorial. El Rey también es distinto. En Saint-Ré- como el símbolo de la rebeldía y liber- jos. El Rey en Schiller es ante todo, des- Gachard el mejor referente de la histo-
Enciso, Don Carlos está locamente ena- La muerte de Don Carlos traerá consi- al, es el típico y tópico tirano frío, cal- tad, prefigurando ya la mitología ro- graciado, víctima de la fatalidad; susci- riografía de Don Carlos. Se ha avanza-
morado de Violante, hija del duque de go la de Isabel (envenenada por el Rey, culador. En Otway, es inconsciente y mu- mántico liberal. ta no odio, sino compasión. Don Carlos do muy poco sobre el conocimiento del
Alba, e intriga a través de Montigny con- enamorado de la Éboli) y luego se su- table, con múltiples incoherencias en sus La sublimación romántica literaria del e Isabel se parecen a los personajes de personaje. En España, sólo merece men-
tra su padre. Al final Ximenes de Enciso ceden las muertes de Ruy Gómez, de actitudes. Isabel, en Saint-Réal, es exqui- mito de Don Carlos es anterior al siglo Alfieri, pero aquí se trascendentalizan ción el viejo trabajo de Elías Tormo La
no lo hace morir, cae de un balcón y la don Juan de Austria (por parte de la sitamente delicada e ingenua. En Otway, XIX. La tríada que ha asentado la visión los papeles del marqués de Poza, el ami- tragedia del príncipe Don Carlos y la trá-
obra acaba con una escena de evocación Éboli), y de la Éboli; Pérez logra huir y es una víctima de su propia incontenible romántica de nuestro personaje es la que go del príncipe, ciudadano del mundo, gica grandeza de Felipe II. La historio-
casi metafísica, en la que se oye gritar al el Rey muere con una úlcera dolorosa. pasión amorosa. En definitiva, lo que en forman Alfieri, Schiller y Verdi. anticipo del hombre moderno, al que grafía española nunca ha superado los
Saint-Réal es lógico y sistemático, en Ot- El Filippo de Alfieri se edita en Siena, Levi compara con Marat y que Mazzini escrúpulos sobre el tema de Don Carlos
way es paradójico y violento. La novela en 1783. La trama en Alfieri se reduce admiraba; el confesor fray Domingo, te- y ha asumido la visión de Gachard como
La Francia ilustrada fue sensible al tema y el drama se parecen en el abundante a la confrontación triangular Rey-Carlos- rriblemente perverso, que le llega a in- más creíble que la historia oficial elabo-
de Don Carlos, pero la presión de Aranda número de muertes a lo largo de la últi- Isabel, con el resto de personajes con- sinuar al Rey que su hija Isabel Clara Eu- rada en el momento de los hechos. Ga-
ma parte de los textos. La vinculación de denados a papeles secundarios. El Rey genia es bastarda; la princesa de Éboli, chard enterró el mito y éste hoy parece
logró retrasar su acceso a los escenarios la obra de Otway con Shakespeare pa- de Alfieri es tirano, cruel, mezquino; Isa- que ama a Carlos, es desdeñada y le trai- descansar en paz.n
rece evidente: no sólo con el Otelo ce- bel es, ante todo, ingenua; Carlos es ho- ciona, pero cuando es apresado, reac-
pueblo: “¡Viva Carlos!” Aunque el rey apa- El destino marca trágicamente todas las loso, sino con el libertino Edmondo de nesto y coherente. Pérez es un perso- ciona, echándose a los pies del Rey.
rece como avaro, cruel, ambicioso, la re- vidas. El rey Lear. naje positivo: intenta salvar a Carlos en Schiller acaba la obra con la taxativa fra-
alidad es que Enciso explica este carác- La obra fue traducida al italiano en La Francia ilustrada también fue sen- el Consejo de Conciencia. De hecho, es se de Felipe: “¡Cardenal! Yo he cumpli-
ter en función de la obligación de la ra- 1680, al español en 1796, al alemán en sible al tema de Don Carlos. La obra más un confidente, como Elvira lo es de la do mi promesa, cumplid vos con vues-
zón de Estado: “Siéntome, Carlos, cansa- 1784 y al inglés en 1674. Thomas Otway significativa al respecto es el Don Car- Reina. Gómez es absolutamente ruin: tro deber”. PARA SABER MÁS
do / y viejo, pero la cama / de un Rey es escribiría su obra de teatro Don Carlos, los del marqués Augusto Luis Ximenes, mata a Pérez y, con esa misma espada, La ópera de Verdi, estrenada en 1867 FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M., El príncipe rebel-
este bufete / duro campo de batalla / No en 1676, con enorme influencia de Saint- un volteriano que la escribió en 1761; Carlos pone fin a su vida. Isabel se sui- con libreto de Mery y de Loche, debe mu- de. Novela histórica, Salamanca, 1996.
FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M., Felipe II y su tiempo,
me recogí en mi vida / hasta dexar des- Real –a quien posiblemente llegó a co- fue editada treinta años más tarde y con- cida con el puñal del rey. El drama pa- cho a Schiller, pero con matices nuevos,
Madrid, Espasa Calpe, 1998.
pachadas / las consultas.” nocer– y que supone la primera inter- tó con la dura oposición del conde de rece el fruto de una estrategia trampo- en buena parte configurada por el alu- JUDERÍAS, J., La leyenda negra, Valladolid, Junta
En la misma línea se mueven otros dra- vención inglesa en la elaboración del mi- Aranda, embajador en Francia, que, fiel sa del perverso rey respecto a sus ino- vión de textos dramáticos que circularon de Castilla y León, 1994.
mas, como El Segundo Séneca de Espa- to de Don Carlos. Otway se centró más a sus criterios patrióticos ya reflejados centes víctimas. por los países europeos en la primera mi- GACHARD, P., Don Carlos y Felipe II, Madrid,
Swan, 1984 (1ª ed. de 1863).
ña, de Pérez de Montalbán (1638-9), y El que Saint-Real en el problema senti- en la polémica con Masson, intentó blo- En el año en el que publicaba Alfieri tad del siglo XIX y, en parte, por la inci- GARCÍA CÁRCEL, R. La Leyenda Negra, Madrid,
Señor Don Juan de Austria, del mismo mental que sitúa en el cuadrado: Rey- quear la representación de la obra, que su obra, Schiller empezó a escribir su dencia de la coyuntura política italiana Alianza, 1992.
autor. Don Carlos-Isabel-princesa de Éboli. No no se estrenó hasta 1820. En la misma clásico Don Carlos, que terminaría cua- del Risorgimento. Es significativo que Car- KAMEN, H., Felipe de España, Madrid, Siglo XXI,
La literatura europea despolitizará el se interesa por aspectos que había tra- línea hay que citar la novela dramática tro años más tarde. Schiller era buen co- los supedite su amor a la consecución de 1997.
KAMEN, H. Y PÉREZ, J., La imagen internacional
tema y se adentrará en el problema sen- tado Saint-Réal, como las intrigas de la de Sebastián Mercier Portrait de Philip- nocedor de la obra de Brantôme, Saint- la libertad. El drama toma cuerpo, ya no de la España de Felipe II, Univ. de Valladolid,
timental. Los escrúpulos y limitaciones Inquisición y del duque de Alba, no sa- pe II roi d’Espagne, que contrapone a Fe- Réal y Otway. Parece que tenía gran afi- sólo en la relación triangular, sino en el 1996.

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