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y la reacción de Suecia
Por Fernando Camacho Padilla*
1. Contexto
*
Profesor del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma
de Madrid, España; profesor colaborador en la Universidad de Upsala, Suecia; e-mail:
<fernando.camacho@uam.es>.
Fernando Camacho Padilla
1
Lamentablemente no existen trabajos de investigación sobre la transformación
que la salida de Vietnam significó para la Central Intelligence Agency (cia) y sus con-
secuencias directas en el proceso chileno.
2
Albert L. Michaels, “The Alliance for Progress and Chile’s revolution in liberty,
1964-1970”, Journal of Interamerican Studies and World Affairs (University of Miami),
vol. 18, núm. 1 (1976), p. 95.
3
Ibid., p. 91.
4
Más detalles se encuentran en Tanya Harmer, Allende’s Chile and the Inter-American
Cold War, Chapel Hill, The University of North Carolina Press, 2011.
5
Véase Odd Arne Westad, The global Cold War: Third World interventions and the
making of our times, Nueva York, Cambridge University Press, 2007.
2. El golpe de Estado
6
Entre 1970 y 1973, la cia destinó más de siete millones de dólares para derro-
car a Salvador Allende. Véase Informe del Comité Selecto del Senado de los Estados
Unidos para el estudio de las operaciones gubernamentales respecto a las actividades
de inteligencia, en de: <http://www.derechos.org/nizkor/chile/doc/encubierta.html>.
Consultado el 30-x-2012.
7
Según Ramonet: “Una ‘buena’ noticia es aquella que puede interesar al mayor
número de gente”. Este autor critica en su obra la atención que los medios de comu-
nicación convencionales dedican a las noticias que ocurren en el mundo, las cuales se
miden en función de la audiencia que generan y no por su utilidad social. En el caso del
golpe militar, debido a que existía una gran atención en el proceso chileno, los medios
publicaron de manera permanente la noticia pero no ocurrió lo mismo con otros regímenes
represores latinoamericanos de igual o mayores proporciones. Véase Ignacio Ramonet, La
explosión del periodismo: de los medios de masas a la masa de los medios. Internet pone
en jaque a los medios tradicionales, Buenos Aires, Capital intelectual, 2011, pp. 18-19.
8
Sorprende que todavía existan sectores que defiendan la postura de Pinochet acerca
de que un régimen dictatorial era la única alternativa posible para evitar, justamente, una
dictadura, lo que nadie creía fuera a producirse.
9
Lucía Sepúlveda Ruiz, “Los que dijeron no”, entrevista a Jorge Magasich, Punto
Final (Santiago), núm. 660, 18 de abril de 2008, en de: <http://www.puntofinal.cl/660/
marinos.php>.
10
Un estudio detallado sobre los marinos que fueron torturados antes del golpe se
encuentra en Jorge Magasich, Los que dijeron que no: historia del movimiento de los
marinos antigolpistas de 1973, Santiago, lom, 2008, 2 tomos.
11
En las memorias de varios altos mandos de las Fuerzas Armadas que participaron
en el complot se describen los antecedentes de la operación. Las más destacadas son:
Sergio Huidobro Justiniano, Decisión naval, 4a ed., Concón, Ultramar, 1999; Ismael
Huerta, Volvería a ser marino, Santiago, Andrés Bello, 1988, 2 tomos; José Toribio
Merino Castro, Bitácora de un almirante: memorias, Santiago, Andrés Bello, 1998; y
Patricio Carvajal Prado, Téngase presente, Santiago, Arquén, 1996.
12
Carlos Huneeus, El régimen de Pinochet, Santiago, Sudamericana, 2000, p. 138.
Además, Huneeus señala que “Pinochet fue subestimado en sus capacidades personales
por quienes se consideraron los autores del golpe, situación que lo empujó a actuar
con un cruel oportunismo desde el comienzo, recurriendo e invitando al empleo de la
violencia”, ibid., p. 137.
13
La fuerza de las fotografías en blanco y negro tomadas durante el ataque al Pa-
lacio de La Moneda dejan una fuerte impronta en la memoria de las personas que las
han contemplado, sin diferencia de origen, sexo y edad. A partir de este día, y gracias a
dichas imágenes, el edificio se ha convertido en uno de los principales símbolos políticos
de Chile. Un trabajo sobre la significación histórica de este lugar se encuentra en Maria
Chiara Bianchini, Chile, memorias de La Moneda: la (re)construcción de un símbolo
político, Madrid, uam/iepala, 2012.
14
Existen numerosas publicaciones sobre los episodios transcurridos el 11 de
septiembre de 1973. Véase especialmente Augusto Pinochet Ugarte, El día decisivo: 11
de septiembre de 1973, Santiago, Andrés Bello, 1979. Un minucioso trabajo de corte
periodístico sobre el día del golpe se encuentra en Ascanio Cavallo y Margarita Serrano,
Golpe: 11 de septiembre de 1973, Santiago, Aguilar, 2003.
15
Una panorámica sobre la solidaridad internacional contra el régimen militar se
encuentra publicada en la página Solidaridad internacional con el pueblo chileno durante
la dictadura, en de: <http://www.solidaridadconchile.org>. Consultada el 29-x-2012.
16
Jorge Arrate y Eduardo Rojas, Memoria de la izquierda chilena, Santiago, Javier
Vergara Editor, 2003, tomo ii, pp. 267-268.
17
Según Santoni: “Del fracaso del gobierno de Allende surgió la confirmación no
sólo de la necesidad de crear una red de alianzas suficientemente amplia como para
garantizar el proyecto del pci contra los riesgos de un cambio autoritario, sino también
de cómo la disponibilidad frente al compromiso sería un elemento irrenunciable de esta
política”. Véase Alessandro Santoni, El comunismo italiano y la vía chilena: los orígenes
de un mito político, Santiago, ril, 2011, p. 228.
18
Véase Óscar Soto, El último día de Salvador Allende, Barcelona, rba Libros, 2008.
19
Documento n. 252 hp 1, del 8 de octubre de 1973, de la Embajada de Suecia en
Chile al Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia, Fondo Utrikesdepartament (ud),
Riksarkivet (ra).
20
Promemoria hp 1 Vch, del 10 de octubre de 1973. Oficio de la Embajada de
Suecia en Chile al Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia, Fondo ud, Archivo ra.
La traducción es mía.
21
Elaboración propia a partir de los datos contenidos en Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, Informe sobre la calificación de víctimas de violaciones de derechos
humanos y de la violencia política elaborado por la Corporación Nacional de Reparación
y Reconciliación, Santiago, Andros, 1996; Comisión Asesora para la Calificación de
Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tor-
tura, Informes 1 y 2, 2011, en de: <http://www.indh.cl/informacion-comision-valech>.
Consultada el 21-i-2013. Cabe señalar que las cifras oficiales son cuestionadas por los
organismos de derechos humanos. Durante los mandatos de las distintas comisiones
responsables de esclarecer los episodios de la represión, no pudieron incluirse todos los
casos presentados por falta de tiempo o de pruebas suficientes, pues no todos los fami-
liares lograron guardar documentación que certificara el asesinato por motivos políticos.
Del mismo modo, un número importante de personas ha decidido voluntariamente, por
razones de distinta índole, no presentar denuncia. En otros casos no hay familiares ni
amigos de las víctimas que presenten denuncia. Los organismos de derechos humanos
calculan 5 000 víctimas mortales y 100 000 prisioneros políticos y torturados.
1 835 muertos que hubo en esos ciento once días, la cifra oficial
es de 30 738. El hecho de que más de la mitad de los asesinatos y
las torturas se cometieran durante los primeros meses muestra el
grado de represión que acompañó al golpe militar.
La segunda etapa de represión se enmarca entre los años 1974
y 1977, cuando estuvo operando la Dirección de Inteligencia Na-
cional (dina),22 por lo que las cifras del periodo no difieren mucho
de las primeras. Hubo 795 víctimas mortales, lo que corresponde
a 24.63% del total. Las personas torturadas y privadas de libertad
fueron 8 068, que representa 21.09%.23 El total de víctimas en las
dos primeras fases represivas, 1973-1977, suma 38 806 personas,
dato de gran valor para entender la angustia y el sentimiento de
solidaridad que se vivió en Suecia durante esta etapa por la situa-
ción de los derechos humanos en Chile.
En lo que respecta a la dimensión internacional de la represión,
se observan las siguientes cifras. Por un lado, 66 personas extranje-
ras fueron asesinadas dentro del territorio nacional, de las cuales 9
contaban con doble nacionalidad.24 Por el otro, 66 personas25 fueron
asesinadas por el régimen chileno, o sus colaboradores, fuera de
sus fronteras mediante la Operación Cóndor, en la que participaban
otras dictaduras latinoamericanas. La mayor parte de estas víctimas
perecieron en Estados Unidos, Argentina, Uruguay y Bolivia. Si
bien la Operación Cóndor traspasó el continente americano, las
fuentes oficiales señalan que no se produjeron víctimas mortales en
Europa, aunque en Italia orquestó el fallido asesinato de Bernardo
22
La Dirección de Inteligencia Nacional fue creada a partir del Decreto Ley de junio
de 1974. No obstante, en uno de sus artículos se especificaba que era la continuadora de
la comisión con las mismas siglas y que fue organizada en noviembre de 1973. Según
el decreto de creación, la dina era un “organismo militar de carácter técnico profesional,
dependiente directamente de la Junta de Gobierno y cuya misión será la de reunir toda
la información a nivel nacional, proveniente de los diferentes campos de acción, con
el propósito de producir la inteligencia que se requiera para la formación de políticas,
planificación y para la adopción de medidas que procuren el resguardo de la seguridad
nacional y el desarrollo del país”, véase Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación,
Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, Santiago, Andros, 1996,
tomo ii, p. 721. Al mando de la dina estuvieron Manuel Contreras y Pedro Espinoza.
23
Elaboración propia a partir de los datos contenidos en Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, Informe sobre la calificación de víctimas de violaciones
de derechos humanos [n. 21]; y en Comisión Asesora para la Calificación de Detenidos
Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura, Informes
1 y 2 [n. 21].
24
Ibid.
25
Ibid.
26
John Dinges, The Condor years: how Pinochet and his allies brought terrorism to
three continents, Nueva York, The New Press, 2004, p. 130. Existen casos de exiliados
en distintos países que fueron amedrentados por desconocidos. Algunos amedrentadores
tenían aspecto de chilenos y otros eran personas del país en cuestión. En 1977 en Suecia
se publicó una serie de artículos de prensa donde se informaba de la presencia de la dina
en el país. Además, durante esta investigación se han recogido entrevistas de exiliados
que narran los violentos ataques que sufrieron a manos de desconocidos sospechosos
de pertenecer a la dina. Se conocen otros casos puntuales de asesinatos de exiliados en
Europa pero las autoridades locales no encontraron la causa ni a los responsables, quienes
podrían haber tenido una relación directa con la dina. A modo de ejemplo recordemos
la muerte del periodista Eugenio Lira Massi en París en 1975.
27
Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación [n. 22], tomo ii,
pp. 726-727.
28
Los centros de reclusión se negaron a entregar los listados completos de los
detenidos, por lo cual la angustia de sus familiares fue enorme.
29
No existen trabajos cuantitativos que presenten cifras exactas de chilenos resi-
dentes en los distintos países donde se recibieron refugiados. En algunos países aparecen
aproximaciones basadas en datos procedentes de distintas fuentes. De este modo, la
población chilena residente en Francia osciló entre 5 000 y 15 000 individuos para el fin
de la dictadura. Véase Nicolas Prognon, “La diáspora chilena en Francia: de la acogida a
la integración (1973 a 1994)”, en José del Pozo Artigas, coord., Exiliados, emigrados y
retornados: chilenos en América y Europa, 1973-2004, Santiago, ril, 2006, p. 66. En el
caso de Suecia, afortunadamente existen cifras oficiales dado que se llevó una rigurosa
contabilidad de todos los chilenos que solicitaron asilo, de quienes tenían residencia
legal y del número de llegadas al año. De ese modo, la Agencia de Migración establece
que entre 1973 y 1990 llegaron 29 188 chilenos. Véase Migrationsverket, en de: <www.
migrationsverket.se>. Los distintos estudios sobre el exilio siempre presentan a Francia y
a Suecia como principales países receptores, sin embargo, dichos estudios no presentan
fuentes fidedignas. Los datos de la Agencia de Migración de Suecia certifican que ese
país recibió el mayor número. Una referencia importante, a modo de ejemplo, la consti-
tuyen las estadísticas del Comité Intergubernamental para las Migraciones Europeas (cime)
y las de la Organización Internacional para las Migraciones (oim), uno de los principales
organismos de reasentamiento de personas tras el golpe militar. De acuerdo con el cime,
el país que más chilenos recibió durante el periodo 1973-1990 fue Suecia, con un total
de 5 344. El segundo país fue Australia, con 3 874. El tercer país fue Francia, con 2 688,
véase Organización Internacional para las Migraciones, Resettlement of refugees departed
from Chile, periodo del 6-x-1973 al 31-xii-1990.
30
María José Henríquez, Los mil días hispano-chilenos, 1970-1973, Madrid, uam,
2009, tesis doctoral, pp. 447-468.
31
Éste fue el caso de Bélgica, Italia, México, Colombia y Suecia. Véase Heraldo
Muñoz, Las relaciones exteriores del gobierno militar chileno, Santiago, Las ediciones
del ornitorrinco, 1986, p. 21.
32
Al igual que en otros casos, los Estados asiáticos no se preocuparon por el abrupto
quiebre del sistema democrático ni por la situación de los derechos humanos en Chile, al
menos no públicamente. Su objetivo fue fortalecer las relaciones económicas, potenciar
el intercambio comercial y consolidar sus inversiones en Chile, véase César Ross, Chile
y Japón 1973-1989: de la incertidumbre a la alianza estratégica, Santiago, lom, 2007.
33
Joaquín Fermandois, Mundo y fin de mundo: Chile en la política mundial 1900-
2004, Santiago, Universidad Católica de Chile, 2005, p. 415.
34
José A. Morandé, “Chile: the invisible hand and contemporary foreign policy”,
en Frank O. Mora y Jeanne A. K. Hey, Latin American and Caribbean foreign policy,
Oxford, Rowman & Littlefield Publishers, 2003, p. 250.
35
Muñoz, Las relaciones exteriores del gobierno militar chileno [n. 31], p. 36.
36
Morandé, “Chile: the invisible hand and contemporary foreign policy” [n. 34], p. 251.
37
Huerta, Volvería a ser marino [n. 11], p. 159.
38
Muñoz, Las relaciones exteriores del gobierno militar chileno [n. 31], p. 21.
39
Durante los primeros años del régimen existió una estrecha colaboración entre los
medios de comunicación y el Ministerio de Relaciones Exteriores, tanto al interior del
país como en el exterior. La Cancillería envió quince periodistas para ocupar puestos de
prensa y cultura, si bien su responsabilidad fue desmentir las noticias que se publicaban
sobre la situación de los derechos humanos y transmitir a Santiago todo lo que saliera
en relación con el régimen militar. El politólogo Heraldo Muñoz ha llamado ofensiva
informativo-ideológica a esta estrategia militar para superar el aislamiento político, la
cual resultó ser muy efectiva, ibid., pp. 217-219.
40
Para tener más detalles del apoyo que la extrema derecha sueca brindó a Pinochet,
véase Fernando Camacho Padilla, “The Swedish-Chilean society: Fascist solidarity with
Pinochet’s Chile in Sweden”, en Jan Hansen, Christian Helm y Frank Reichherzer, eds.,
Making sense of the Americas: how protest related to America in the 1980s and beyond,
Frankfurt, Campus Verlag, 2015, pp. 131-150.
41
Informe de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación [n. 22], tomo ii,
p. 459.
42
Véanse los legajos del Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores.
43
Como ejemplo puede mencionarse el caso del Reino Unido durante el gobierno de
Margaret Thatcher (1979-1990), en virtud de que compartían los postulados económicos
neoliberales y, además, formaban una alianza geoestratégica frente al régimen militar
argentino en lo referente a las islas Malvinas y al Canal del Beagle.
44
Muñoz, Las relaciones exteriores del gobierno militar chileno [n. 31], p. 138.
45
Sin embargo, varios historiadores y politólogos afirman que pasados los primeros
meses, el régimen militar logró perfilar un modelo práctico y fructífero de las relaciones
internacionales, el cual logró resultados positivos en materia económica en general, e
incluso en política, principalmente con los países asiáticos. Véase Ross, Chile y Japón
1973-1989 [n. 32], p. 106. El mismo autor señala: “la forma antidemocrática en que se
generó la política del gobierno militar no la condenó realmente al fracaso, más bien lo
contrario: dadas las condiciones adversas en las que se desenvolvía, terminó por ofre-
cer resultados muy eficientes a los objetivos de supervivencia internacional que tenía”,
ibid., p. 50.
46
Manfred Wilhelmy y Roberto Durán, “Los principales rasgos de la política exte-
rior chilena entre 1973 y el 2000”, Revista de Ciencia Política (Pontificia Universidad
Católica de Chile), vol. xxiii, núm. 2 (2003), p. 275.
La situación de los jefes de misión era por demás incómoda: debían con-
vivir bajo el mismo techo con extraños, entre ellos muchos delincuentes, y
47
A partir de la instauración del régimen militar chileno se observa una diversidad
de reacciones, posturas y estrategias que no responden a una línea común. Lo interesante
es observar la naturaleza de los regímenes que definen su política exterior hacia Chile, lo
que permite entender los intereses y valores que hay detrás. De ese modo, la mayoría de
países de corte democrático y con Estado de Derecho fuertemente consolidado definen
una posición crítica y contraria al régimen de Pinochet, mientras que los que no gozan
de un estatus similar, deciden mantener unas relaciones de cordialidad e, incluso, acer-
camiento. Se contrasta también que las posiciones más ambiguas de países occidentales
se corresponden a aquellas naciones con una fuerte experiencia colonialista.
48
Huerta, Volvería a ser marino [n. 11], p. 153.
49
Jaime Esponda, “La solidaridad con el exilio chileno”, Persona y Sociedad (Chi-
le, Universidad Alberto Hurtado), vol. xvii, núm. 3 (2003), p. 31. Este trabajo presenta
una interesante panorámica del papel desempeñado por los organismos internacionales
tras el golpe militar a la hora de proteger y evacuar a los perseguidos políticos del país.
50
acnur, La situación de los refugiados en el mundo: cincuenta años de acción
humanitaria, Barcelona, Icaria, 2000, p. 141. La información sobre el último refugio
que fue cerrado no ha sido encontrada.
51
Los informes diplomáticos guardados en distintos archivos de gobiernos europeos
presentan esta realidad. Asimismo, varios embajadores y encargados de negocios han
publicado sus memorias sobre su actuación y los difíciles momentos que les tocó vivir tras
el golpe militar. Tales testimonios poseen un gran valor documental porque presentan la
realidad que se vivió dentro de las embajadas y que era desconocida por las autoridades
chilenas y los medios de comunicación que se encargaban de calumniarlas. Ejemplos
de lo anterior se encuentran en las siguientes memorias: del encargado de negocios de
58
Ismael Huerta, ex ministro de Relaciones Exteriores, presenta en sus memorias la
posición de los distintos embajadores frente al golpe militar, tanto aquéllos con los que
mantuvo una buena relación como con los que se preocupaban por la situación de los
derechos humanos. A modo de ejemplo: “El embajador de Colombia en Chile, señor Juan
Bautista Fernández Renowitzky, en nada contribuía a mejorar las relaciones”, Huerta,
Volvería a ser marino [n. 11], p. 155.
59
La cifra fue aumentando progresivamente de manera que en mayo de 1974 el
Ministerio de Relaciones Exteriores había concedido 8 000 salvoconductos. Véase acnur,
La situación de los refugiados en el mundo [n. 50], p. 121.
60
La labor humanitaria que realizó el embajador Edelstam es un tema que sobrepasa los
objetivos de este trabajo. En la primera semana de diciembre de 1973, la Junta Militar lo de-
claró persona non grata por ayudar a los perseguidos políticos. Hasta esa fecha, el diplomático
estimó que salvó a cerca de 1 000 personas. Véase la entrevista a Harald Edelstam realizada
por Olle Söderlund para el programa de radio Dagens Ekos, Arlanda, 10 de diciembre de
1973, en de: <http://sverigesradio.se/sida/play.aspx?ljud=771153>. Consultada el 3-ii-2013.
Tabla 4
Estadística de asilados por embajada
64
Promemoria hp 1 Vch, del 26 de noviembre de 1973. De la Embajada de Suecia
en Chile al Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia, Fondo ud, Archivo ra.
65
Promemoria hp 1 Vch, del 17 de abril de 1974. Oficio confidencial de la Embajada
de Suecia en Chile al Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia, Fondo ud, Archivo ra.
66
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, Informe sobre la situación
de los derechos humanos en Chile 1974, doc. 21, Organización de Estados Americanos,
25 de octubre de 1974. Disponible en de: <http://www.cidh.org/countryrep/Chile74sp/
Indice.htm>. Consultada el 17-viii-2012.
Tabla 5
Principales nacionalidades de los extranjeros salidos del país
Brasileños 688
Uruguayos 619
Bolivianos 582
Argentinos 352
Rusos 334
Peruanos 171
Venezolanos 158
Colombianos 137
Ecuatorianos 136
Mexicanos 102
Nicaragüenses 86
Españoles 86
Alemanes federales 51
67
Allan Angell, “International support for the Chilean opposition, 1973-1989:
political parties and the role of exiles”, en Laurence Whitehead, ed., The international
dimensions of democratization: Europe and the Americas, Oxford, Oxford University
Press, 2001, p. 175. La traducción es mía.
68
Fermandois, Mundo y fin de mundo [n. 33], p. 430.
Tabla 6
Países que han aceptado los mayores números de extranjeros y chilenos
Argentina 902
Francia 854
México 805
Suecia 649
República Federal 594
de Alemania
Panamá 436
Cuba 374
Rusia 263
Venezuela 249
Italia 228
Holanda 201
Perú 189
España 162
Colombia 156
Austria 152
6. La reacción en Suecia
74
José Goñi, comp., Olof Palme: Suecia y América Latina: antología de documentos
políticos, Montevideo, lais/Punto Sur, 1987, p. 137.
75
En su diario, Délano da cuenta de cada acto de solidaridad en los que participó
durante sus últimos meses en Suecia hasta que partió rumbo a México, país en el que
viviría su exilio.
76
Da cuenta de ello el dirigente socialdemócrata Pierre Schori, Escila y Caribdis:
Olof Palme, la Guerra Fría y el poscomunismo, México, fce, 1994, p. 272; para el caso
de Francia, y concretamente cómo trascendió el exilio argentino, véase Marina Franco,
El exilio: argentinos en Francia durante la dictadura, Buenos Aires, Siglo xxi, 2008.
77
Délano, Diario de Estocolmo, 1971-1974 [n. 73], p. 333.
78
[Fondo Chile para apoyar al pueblo chileno en su lucha por la democracia y la
justicia social]. Desde ese momento se organizaron colectas en los centros de trabajo,
especialmente por los afiliados al partido y al sindicado socialdemócrata. Los montos
económicos que manejó el fondo fueron cuantiosos y se entregaron a dirigentes polí-
ticos de los partidos que formaron la Unidad Popular. En 1980 el psd creó el Centro
Internacional del Movimiento Obrero con el fin de ayudar a otros países y fortalecer
los partidos y organizaciones de corte socialdemócrata. Chile continuó siendo un país
prioritario hasta el retorno de la democracia. Dada la larga trayectoria del Fondo Chile
y su intensa actividad durante ese periodo, resulta imposible incluirlo detalladamente
en este trabajo, pues merece una investigación exclusiva. Toda la documentación sobre
esta materia se encuentra disponible para consulta en el Archivo y Biblioteca del Mo-
vimiento Obrero (arab).
79
Charlotte Tornbjer, “Moralisk chock och solidaritet. 1973 och det svenska
engagemanget för Chile”, en Marie Cronqvist, Lina Sturfelt y Martin Wiklund, eds.,
1973. En träff med tidsandan, Lund, Nordic Academic Press, 2008, p. 68.
80
Tras el golpe militar el primer concierto de Inti Illimani en Suecia tuvo lugar el 18 de
octubre de 1973, fecha en que inició una extensa gira por el país; en tanto que el grupo Qui-
lapayún inició una igualmente larga gira por Suecia el 30 de enero de 1974, cf. Délano,
Diario de Estocolmo, 1971-1974 [n. 73], pp. 307 y 354, respectivamente.
81
Fernando Camacho Padilla, “Las relaciones entre Chile y Suecia durante el primer
gobierno de Olof Palme, 1969-1976”, Iberoamericana (Ibero-Amerikanisches Institut),
vol. vii, núm. 25 (2007), pp. 67-68.
6. Conclusión
Bibliografía
Publicaciones periódicas
El Mercurio (Santiago)
Punto Final (Santiago)
Páginas electrónicas
Resumen
Abstract
The article analyzes how the military coup of Augusto Pinochet impacted Chile’s
foreign relations and established a new diplomacy chosen by the Armed Forces,
in addition to the crimes against humanity committed by the military. The reac-
tions from diverse international agencies and diplomatic offices are reviewed
here, particularly those of Sweden, where several protest movements took place.