La clase mineral de los silicatos es la más importante. Los silicatos representan
aproximadamente un 25% de los minerales conocidos y cerca del 40% de los más comunes. Con algunas excepciones todos los minerales formadores de rocas ígneas pertenecen a esta clase, y hay que tener en cuenta que éstas constituyen aproximadamente el 90% de la corteza terrestre. La unidad fundamental en la estructura de todos los silicatos consta de cuatro iones oxígeno ubicados en los vértices de un tetraedro regular que rodea al ión silicio tetravalente, y coordinados por éste. El fuerte enlace entre los iones oxígeno y silicio puede ser considerado en un 50% como iónico y 50% covalente. Es decir que aunque el enlace es debido en parte a la atracción de unidades iónicas de cargas contrarias, implica también el reparto de electrones y la interpenetración de las nubes electrónicas de los iones, estando el enlace intensamente localizado en la proximidad de estos electrones compartidos. Aunque en el enlace silicio-oxígeno hay electrones compartidos, la energía total del enlace del ión Si4+, sigue estando distribuida por igual entre los cuatro oxígenos vecino más próximos. De aquí que la fuerza de cualquier enlace simple silicio-oxígeno sea igual a la mitad de la energía total de enlace disponible del ión oxígeno. Cada ión oxigeno puede unirse con otro ión silicio y entrar en otra agrupación tetraédrica, en la que los grupos tetraédricos están unidos por los oxígenos compartidos (puentes de oxígeno). A esta unión de tetraedros mediante la compartición de oxígenos se la denomina polimerización. Un tetraedro puede compartir uno, dos, tres o sus cuatro oxígenos, generándose de esa manera estructuras con diversas configuraciones. Entre las condiciones que regulan el origen de los silicatos y el grado de polimerización, existe una relación sencilla: cuanto más elevada es la temperatura de formación, tanto más bajo es el grado de polimerización y viceversa.
Clasificación:
Subclase Disposición de tetraedros Proporción Si:O