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Escritura en el contexto de las artes

Laura Isabella Palomino

EL OLVIDO ES UN CONSTANTE RECUERDO.

El arte y la memoria han estado estrechamente entrelazados a través de la


historia, nos ha dado una posibilidad de respuesta y lucha ante el olvido. El arte
contemporáneo se relaciona de manera directa con la sociedad en la que se
encuentra inmerso, ya que establece diálogos que reflejan problemáticas,
muchas veces de carácter social, abordando temas en los que nos vemos
inmersos todos y que a partir de cierto tiempo empiezan a ser parte del olvido,
dejando de lado la lucha y el sentir de muchas personas. A partir de distintos
procesos de investigación, se generan discursos sociales y se realizan denuncias
de manera analítica, que nos permiten indagar en la memoria como individuos,
pero también en cómo es necesario que coexista una memoria colectiva, para
poder vivir en sociedad.
La memoria y el olvido se encuentran separadas por una delgada línea, que
con el paso del tiempo se vuelve más y más difusa, por eso se puede hablar de la
fragilidad de la memoria, en la que éstos dos conceptos se van moviendo entre sí,
creando consciente o inconscientemente un tipo de archivo en nuestro cerebro
donde se guardan solamente ciertos sucesos. Pero…¿Qué sucedes con las cosas o
personas que olvidamos? Las personas o sucesos que fueron a causa de guerra y
sufrimiento, no pueden simplemente desaparecer, deben ser recordados para
dignificar su muerte y para rendir culto a semejante dolor, desde una perspectiva
bella y respetuosa; pero por otra parte recordar la muerte nos hace pensar en
nuestra vida en general y en cómo estamos inevitablemente condenados a los
caprichos del tiempo y a la desintegración en todos sus sentidos.
Erika Diettes y Oscar Muñoz, son artistas contemporáneos, nacidos en la
ciudad de Cali, que realizan reflexiones en torno a diversas temáticas, pero sobre
todo en torno a la relación entre el arte y la memoria. Ambos le hacen frente a
asuntos de índole social buscando generar ruido ante aquellos temas que
muchas veces se silencian o, que pueden llegar al olvido, temas que nos
involucran a todos, pero que generalmente se mantienen barren bajo el tapete,
como lo son el dolor y la muerte a causa del conflicto armado.
Erika Diettes, artista visual, comunicadora social y antropóloga ha logrado
a través de su obra establecer una conexión íntima entre la obra y su espectador,
mediante la cual explora la memoria, el dolor y la muerte enfrentándose
directamente con personas víctimas de conflictos sociales. La fotografía y las
instalaciones han sido los medios que Erika ha utilizado para poetizar el duelo y el
dolor que trae consigo la guerra.
Oscar muñoz, es uno de los grandes artistas colombianos que con su obra
han dado una respuesta fuerte y contundente a ese olvido al que las personas
desaparecidas durante el conflicto están condenadas. La fotografía y todo el
proceso que se requiere antes de llegar a un resultado final, es la manera en la
que el artista ha tratado de congelar un momento en el tiempo para congelarlo y
plasmarlo de diferentes maneras, para que perduren por corto o largo plazo en
nuestra memoria.
A pesar de que cada artista aborda el conflicto y la memoria desde
diferentes perspectivas, tienen ciertos recursos y materiales que utilizan en
común y que en mi opinión son una metáfora para hablar de un tema central (la
memoria y el olvido). Indagar en cómo estos artistas trabajan mediante la mezcla
de técnicas, como lo son la instalación y los recursos digitales, es la clave para
entender cómo el arte contemporáneo puede convertirse en un discurso social
que reactiva la atención hacia las muchas problemáticas ignoradas u olvidadas
que existen en el mundo.

EL RETRATO COMO RECONOCIMIENTO.

La fotografía ha sido una herramienta clave para la obra de Erika y


Oscar, pues a través de ella pueden plasmar emociones y momentos de
una manera veraz y fácilmente reconocible. El retrato es indudablemente
parte de estas dos obras; retratos de personas con dolor. Es el
reconocimiento de un otro que ha sufrido: un otro en el que reconozco su
dolor, pero a su vez mi propio dolor. A partir de estas imágenes que se
encuentran expuesta de maneras poco convencionales, llaman la atención
de sus espectadores y lo invitan a pensar en el paso del tiempo, el dolor y el
olvido.

Aliento, 1995. Oscar Muñoz.

Aliento es una obra interactiva en la que el espectador se acerca a


dicho discos en los que puede ver su reflejo (su retrato), al exhalar su
aliento tiene contacto con la superficie metàlica y hace que aparezca una
imagen, el retrato de otra persona. Dos imágenes que se funden en una: el
reflejo del espectador y la imagen que aparece y desaparece; es un diálogo
entre la vida un uno, que observa y la imagen de otro que ya ha muerto.
Las fotos usadas para ésta obra, son fotos que han sido extraídas de
los obituarios, imágenes que la gente publica para hacer visible un duelo.
Acción que está íntimamente ligada con la necesidad que tenemos de
recordar o conmemorar ciertas cosas o personas.

Silencios, 2005. Erika Diettes


Silencios es una obra conformada por treinta series fotográficas, en
las que se encuentra el registro de los encuentros que la artista realizó con
sobrevivientes judíos a la Shoah, residentes en Colombia. Las fotografías
son retratos, que están acompañados de una nota escrita a mano por el
sobreviviente. Hay un retrato en primer primerísimo plano, un elemento
que rememora su pasado y la carta.
El espectador puede evidenciar en las fotografías el dolor que éstas
personas sufrieron, pero es un dolor que no debe ser olvidado y que por el
contrario debe ser dignificado y conmemorado.

El agua.

El agua es un elemento presente en la obra de estos dos artistas, aunque


de manera muy diferente, en ambos casos puede ser un utilizada como metáfora
de la memoria y el olvido, el flujo entre estos dos conceptos que corren y corren
hasta desaparecer. Muestra lo efímero de nuestros recuerdos y de nosotros
mismos.
En el caso de Muñoz, podemos encontrar la obra Narciso, en la que
muestra un lavamanos, el cual contiene en su interior agua y sobre ella el dibujo
de un retrato con polvo de carbón. El grifo se encuentra ligeramente abierto,
mientras se escucha correr el agua, la imagen se va deformando, se deteriora y se
transporta, hasta desaparecer completamente. Todo el proceso se va yendo por el
desagüe, quedando el material en bruto sin forma alguna, simplemente manchas
negras.
Es una muestra más de cómo las imágenes están destinada a desfigurarse y
desaparecer, es un ciclo constante que fluye y es dinámico, como la memoria y la
vida misma.

narciso, 2001. Oscar Muñoz.


Por su parte Erika, presenta su obra Rio Abajo, una serie de fotografías en las que
se pueden observar prendas u objetos personales, sumergidos en agua cristalina,
dándoles un aspecto pulcro y limpio. Son objetos pertenecientes a personas
víctimas del conflicto armado, que accedieron a contar sus más tristes y dolorosos
recuerdos y posteriormente compartieron un objeto que les recordaba lo dicho.
La mayoría eran prendas de vestir que pertenecieron a familiares asesinados o
desaparecidos. Está obra representa una terrible problemática: “Los ríos de
Colombia son los cementerios más grandes que existen”.

Rio Abajo, 2008. Erika Diettes

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