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Uniones convivenciales y los alcances de su

registración
por CLAUDIO H. FEDE, GABRIEL E. LANZAVECHIA
19 de Agosto de 2016
http://ar.microjuris.com - MJ-DOC-10011-AR
Id SAIJ: DACF180242

Para comenzar a tratar el presente artículo, debemos referenciar a la figura de la "unión convivencial" como un
"instituto jurídico" que no ha sido incluido en el ordenamiento jurídico argentino hasta la entrada en vigencia del
Código Civil y Comercial de la Nación (CCivCom), el 1 de agosto de 2015; dejando a salvo algunas referencias
que se hacían en el ámbito del derecho a pensión y en indemnizaciones con ART, entre otros. Cabe destacarse,
entonces, que el mencionado instituto viene a contemplar aquellas relaciones jurídicas, existentes por siempre
en la vida social, no reguladas durante la vigencia del Código de Vélez Sarsfield (CCiv), el que ponía en una
clara restricción de derechos a los individuos que compartían la vivencia conjunta, quedando absolutamente
desprotegidos por las leyes; resultando este el motivo principal y esencial por el cual se crea la nueva figura
jurídica. Claro que no ha sido una inadvertencia de Vélez no incluir este instituto en la regulación normativa que
importaba el Código Civil, sino que se basó sobre una posición tomada al respecto, es decir, un paradigma
centrado en la búsqueda de encontrar en el matrimonio el mayor sustento de conformación social para la vida
de los ciudadanos y la célula familiar, lo cual perduró desde 1871 hasta 2015.

En consecuencia, en esta nueva apreciación de la realidad social, el legislador incluyó en el art. 509 del
CCivCom aquella figura que ha de regular las relaciones afectivas que reúnan ciertos requisitos específicos, los
cuales -además- están claramente abordados en dicha norma. Es así como la redacción del nuevo Código
expresa lo siguiente: "La disposiciones de este Título se aplican a la unión basada en relaciones afectivas de
carácter singular, pública, notoria, estable y permanente de dos personas que conviven y comparten un proyecto
de vida en común, sean del mismo o de diferente sexo". Sobre la base de la definición contenida en la norma
mencionada anteriormente, debemos individualizar, en primer lugar, el concepto de "unión" y el de "convivencial"
para efectuar un mayor análisis. El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define al primero de los
conceptos como: '1. f. Acción y efecto de unir o unirse' (1), mientras que "convivencial" significa 'Perteneciente o
relativo a la convivencia'. En consecuencia, deviene necesario advertir que "convivencia" es definida por el
DRAE (2) como 'acción de convivir', y "convivir" como el 'vivir en compañía de otro u otros'.

Puede observarse que, hasta el momento, no se despliega una certeza conceptual clara. Tomando el concepto
de "vivencial", que es definida como 'perteneciente o relativo a la vivencia', siendo entonces "vivencia" definido
como 'experiencia que se tiene de algo; hecho de vivir o experimentar algo; hecho de vivir o estar vivo', resulta
que la "unión convivencial" es aquella 'acción destinada a vivir en compañía de otro'. Ahora bien, el Código
entiende que la "unión convivencial" se agota en una "relación afectiva", careciendo de todo contenido
específico. Toda vez que el "afecto" importa una característica general de las relaciones humanas -uno tiene
afecto por los padres, amigos, compañeros de trabajo, etc.-, no quedando reducida la cuestión al acto de amar.
Por ello la norma entiende que los caracteres deben ser los de "singular, pública, notoria, estable", mientras que
establece específico de convivientes (dos), descartando así las relaciones múltiples o comunitarias, tal como
expresa el jurista Jorge O. Azpiri (3); y que a su vez, les impone que deben tener un proyecto de vida común.
Nótese que existe semejanza con lo predispuesto para el matrimonio en el art. 431 del CCivCom, que establece
lo siguiente: "Los esposos se comprometen a desarrollar un proyecto de vida común basado en la cooperación,
la convivencia y el deber moral de fidelidad. Deben prestarse asistencia mutua". Asimismo, el Código Civil y
Comercial, respecto del instituto jurídico analizado, pone de manifiesto otros requisitos específicos, los cuales
son obligatorios para su existencia. Estos se encuentran contenidos en el art. 510 del CCivCom, que expresa
así:. "Requisitos. El reconocimiento de los efectos jurídicos previstos por este Título a las uniones
convivenciales requiere que: a. los dos integrantes sean mayores de edad, b. no estén unidos por vínculos de
parentesco en línea recta en todos los grados, ni colateral hasta el segundo grado, c. no estén unidos por
vínculos de parentesco por afinidad en línea recta, d. no tengan impedimento de ligamen ni esté registrada otra
convivencia de manera simultánea, e. mantengan la convivencia durante un período no inferior a dos años". Es
así que, hasta el momento, podemos observar entonces que para que tenga lugar la existencia del instituto
analizado, debe existir unión y convivencia entre dos personas -sin distinción de sexo- caracterizadas por la
singularidad, la publicidad, la notoriedad, la estabilidad y la permanencia; y como requisitos esenciales para el
reconocimiento de sus efectos jurídicos -adviértase el término empleado- "requiere" que sean estas mayores de
edad, no se encuentren alcanzadas por impedimentos específicos, y que dicha convivencia debe tener un piso
de dos años. Luego de dicho análisis, cabe preguntarse: La registración o inscripción de la "unión convivencial",
¿importa un requisito para su existencia?". La respuesta es clara y categórica, desprendiéndose de los arts. 511
y 512 del CCivCom, y es que no, conforme a los fundamentos que brindaremos "infra". El primero de los
artículos mencionados en el párrafo anterior entiende lo siguiente: "Registración. La existencia de la unión
convivencial, su extinción y los pactos que los integrantes de la pareja hayan celebrado, se inscriben en el
registro que corresponda a la jurisdicción local, solo a los fines probatorios". Adviértase que del extracto se
identifica: "La existencia de la unión convivencial, su extinción y pactos (...) se inscriben en el registro que
corresponda (...) "solo a los fines probatorios""; es decir que, conforme esta norma, la inscripción o registración
no produce otro efecto que la prueba específica de la unión, mas no su constitución "per se". Lo cual lleva a
entender que la unión puede existir sin que sea registrada o inscripta, y que este acto importa la prueba por
excelencia de la existencia de la unión y que garantiza la puesta en conocimiento de terceros. Por otro lado, y
para afirmar lo que se viene comprendiendo del análisis exegético de la norma anterior, se suma lo normado por
el art. 512 del CCivCom, que expresa lo siguiente: "Prueba de la unión convivencial. La unión convivencial
puede acreditarse por cualquier medio de prueba; la inscripción en el Registro de Uniones Convivenciales es
prueba suficiente de existencia". Nótese nuevamente, la afirmación normativa de lo que se planteó en párrafos
anteriores: "... la inscripción en el Registro de Uniones Convivenciales es prueba suficiente de existencia",
resultando entonces, tal como expresamos anteriormente, que la inscripción o registración importa la prueba por
excelencia, pero no la única. Por lo que la unión convivencial puede probarse por cualquier medio de prueba,
por ejemplo: testimonial, documental (fotografías, tributos y servicios, etc.), determinación del domicilio real de la
persona, entre otros. Entendemos así, que el Código Civil y Comercial recepta la idea que refiere a la
registración como un elemento probatorio y no constitutivo de derechos. Comprendiendo de esta manera que la
unión convivencial nace y existe efectivamente si se cumplen los caracteres estipulados en el art. 509 del
CCivCom y los requisitos del art.510 del CCivCom; comprendiendo así la registración como un elemento
probatorio por excelencia. En esta tesitura se encuentra el jurista Jorge O. Azpiri, quien en su obra sostiene lo
siguiente: "Esta registración se hace solo al fin probatorio y es prueba suficiente de su existencia. Sin perjuicio
de ello, cuando no medie inscripción, la unión convivencial puede acreditarse por cualquier medio de prueba"
(4). Como así también es sostenida por el maestro Alberto J. Bueres, quien expresa en relación con la función
de la registración lo siguiente: "A los fines probatorios y de publicidad frente a terceros, la unión convivencial,
como así también su extinción y los pactos que se hubieren celebrado, deben inscribirse en un registro especial"
(5). Como conclusión, afirmamos que nos parece acertada y razonable la postura adoptada por el Código Civil y
Comercial en relación con el comienzo de la existencia de la unión convivencial, que es a partir del cumplimiento
efectivo de los requisitos del art. 510 del CCivCom y caracteres del art. 509 del CCivCom. Se entiende así a la
registración o inscripción como un acto meramente declarativo con efectos estrictamente probatorios, y no como
un acto constitutivo de derechos. Nótese que pueden existir personas que convivan desde largo tiempo y jamás
hayan inscripto o registrado la unión. La negativa de los efectos del instituto devendría leonina y vejatoria, toda
vez que han dado por cumplidos los recaudos correspondientes, en su defecto nos estaríamos alejando de la
finalidad de la norma que fue específicamente dar luz en aquellas oscuridades existentes en la anterior
normativa; es decir, aquellas situaciones de hecho que hasta entonces no se encontraban reguladas, y que
tenían su base en nuevas formas de relaciones de familia. Podría inferirse una diferencia entre la convivencia
sin registro, y la que sí tiene; y es en cuanto a sus efectos: la oponibilidad. Mientras que la convivencia sin
registro debe probarse -advirtiéndose amplitud probatoria-, la convivencia debidamente registrada en Registro
Público creado al efecto por las jurisdicciones locales, de viene oponible a terceros sin admitir prueba en
contrario. Es por ello por lo que, reiterando lo afirmado en publicaciones anteriores, el nuevo Código Civil y
Comercial trae una nueva interpretación e integración de los nuevos institutos que trajo consigo, tomando como
base la idea del Código Civil de Vélez, y adaptándolos a la realidad imperiosa que requería nuestra sociedad en
cuanto a los esquemas familiares de la vida actual, los cuales requerían una necesaria actualización, creando
así figuras específicas que regulen la realidad de los hechos, otorgando seguridad jurídica para todos los
modelos de familia que hoy en día surgen en la sociedad.

Notas al pie:.

1) Diccionario de la Real Academia Española. En línea: www.rae.es. Fecha de consulta:6/8/2016.

2) Ibídem.

3) AZPIRI, Jorge O.: Incidencias del Código Civil y Comercial. Derecho de Familia, vol. 1. Hammurabi - José
Luis Depalma, de Alberto J. Bueres (dir.), 2015, p. 123.

4) AZPIRI, Jorge O: op. cit., p. 129.

5) BUERES, Alberto J.: Código Civil y Comercial de la Nación comentado, anotado y concordado. Buenos Aires,
Hammurabi, 1.a ed., 2014, p. 380.

-Claudio H. Fede : Abogado, UBA. Especialista en Organizaciones Familiares Emergentes, UNSAM. Juez en lo
Civil y Comercial N.° 7 del Depto. Judicial de San Martín de la Pcia. de Bs. As. Coordinador de la Carrera de
Abogacía, UCALP. Profesor Titular en Derecho Civil I, UCALP. Profesor Adjunto en Derecho de Familia y
Práctica Profesional Civil y Comercial, UAI. Autor de obras relacionadas en la materia, además de otras
publicaciones y artículos. Presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios del Departamento Judicial
de Gral. San Martín.

Vicepresidente 1.° del Colegio de Magistrados y Funcionarios de la Provincia de Buenos Aires.

-Gabriel E. Lanzavechia: Abogado y Profesor Universitario, UAI. Maestrando en Derecho del Trabajo y
Relaciones Laborales Internacionales, UNTREF. Profesor Adjunto en Derecho de Familia, Derecho Financiero y
Tributario, Práctica Profesional Civil y Comercial II, Universidad Abierta Interamericana. Profesor Adjunto en
Derecho Procesal y Práctica Profesional II y Derecho Civil IV (Reales), Universidad Católica de La Plata.
Profesor Adjunto de Derecho del Trabajo I.

Instituto Universitario Escuela Argentina de los Negocios. Miembro de la Sociedad Argentina de Derecho
Laboral. Autor de publicaciones sobre temas de su especialidad.

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