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MITOS , RITOS Y LEYENDAS ALREDEDOR DEL CRISTIANISMO:

HECHICERIA Y MILAGROS, BRUJERÍA Y SANTIDAD.

Observando atentamente la densa red de mitos antiguos que dieron forma a una mitología homogénea y
reconocida, advertimos que sobre esa base de creencias “paganas”- las cuales el Cristianismo tuvo que
asimilar- se fue construyendo una mitología típicamente medieval. Ese proceso que acompañó el desarrollo
de la civilización medieval fue indudablemente el proceso de expansión del Cristianismo.
En efecto, en la periferia del Cristianismo bíblico existe una memoria arcaica de tradiciones, supersticiones y
leyendas que forman una auténtica mitología, las cuales no poseen ninguna justificación bíblica.
En la Edad Media esos ritos y creencias constituían el lenguaje natural de un pueblo que no leía la Biblia
seleccionada, e integraban un marco de referencia que les permitía concebir el mundo y lo sagrado, y
procedían de la memoria “salvaje” de los pueblos europeos sobre los cuales incursionó la Iglesia y que
gracias a esa gran tradición oral de que se valían, pudo incorporarse lo esencial de esa memoria en el espíritu
y en la letra de la Biblia.
Esta mitología de la Edad Media se presenta a las otras generaciones y regiones del mundo como una
mitología cristianizada. Pero el Cristianismo no se creó ni se inventó aislado o solo en el mundo occidental,
ni se construyó pura a partir de la nada en su lugar de origen. Es una religión de importaciones que debió
inscribir sus doctrinas y sus conmemoraciones en el calendario “pagano” anterior a ella. Para lograrlo, debió
entablar una auténtica negociación religiosa, en virtud de la cual se hizo difícil distinguir la parte
correspondiente a la ortodoxia cristiana y la parte de las tradiciones apócrifas de los pueblos europeos.
Los pueblos europeos en referencia tienen un componente común en el pueblo Celta. Los Celtas surgen en
una cultura en la desembocadura del Río Volga al Mar Caspio, en un área de estepas que pertenecen hoy en
día a Rusia, denominada Cultura Kurgan (que en ruso significa Túmulo, por sus hábitos de entierros
funerarios), quienes en el año 2400 a.J.C. habían domesticado los caballos, forjado el bronce, fabricado
armas, usadas continuamente en conflictos internos y externos, y fundido otros metales que junto a piedras
preciosas les hizo rodearse de gran cantidad de joyas de oro, plata y turquesa, pues cubrían su cuerpo
desnudo (evitando así la letal infección de las heridas) tan solo con una gran capa de piel animal, y cuya
lengua se ha denominado Antiguo europeo. Hacia el año 2000 a,J.C. un grupo emigra hacia el sur, sobre la
región de Anatolia, actual Turquía, de cuya mezcla se constituyen los Hititas en el año 1600 a.J.C. Otro
grupo emigra sobre Grecia de cuya mezcla se constituyen los Micenios. Otro grupo migra hacia el occidente
sobre el valle del Río Danubio invadiendo e incorporándose a pueblos hacia el norte de Europa asentados en
Bohemia, Dinamarca, Galia, Noruega, Suecia, Gran Bretaña, con características culturales diferenciables
para el año 1200 a.J.C. Invadidas todas estas regiones hacia el año 1000 a.J.C. por otro pueblo de las estepas
rusas llamado Escitas, se incorpora un hábito artístico en sus imaginarios fantásticos, que pintan
profusamente sobre sus cuerpos desnudos o sobre las túnicas usando vivos colores, además del hábito de
lucir largo bigote y peinar el cabello en forma de cresta en tributo al reno, dándole rigidez con cal,
complementando al de cortar la cabeza de sus contrincantes y guardarlas como trofeo de guerra, y
adicionalmente la gran ventaja que tenían en el combate al usar riendas para control del caballo. De este
cruzamiento cultural surgen los llamados proto-celtas que en el año 800 a.J.C. constituyen la Cultura Celta
ocupando la casi totalidad de Europa Central al norte de los Alpes hasta el océano Atlántico y los Pirineos,
quienes han modificado la elaboración de joyas a la forma de grandes broches o imperdibles profusamente
decorados para sujetar la capa-abrigo sobre los hombros. Para el año 600 a.J.C. la Europa del norte
proliferaba de ciudades fortificadas que controlaban las rutas del comercio del producto más apetecido como
era el metalúrgico, que los Celtas hacían más resistente y más barato aplicado a gran variedad desde armas
hasta el arado con ruedas, que les permitía también ofrecer su creciente producción agrícola, asegurada junto
con la metalúrgica y el comercio por una creciente población. En el año 386 a.J.C. los Celtas saquearon y
horrorizaron Roma; en el año 335 a.J.C. entraron a territorio macedonio enfrentándose con el ejercito de
Alejandro Magno que los contiene hasta que en el año 279 a.J.C. pasan hasta Delfos donde destruyen incluso
los templos griegos.; en el año 285 a.J.C. los romanos encontraron la oportunidad de derrotar a los Celtas
exterminando la tribu de los Senones; en el año 276 a.J.C. los Celtas invaden a sus antiguas raíces en
Anatolia Central donde fundaron el Reino de Galacia o Galatia que les permitiera comerciar con el Imperio
Persa; en el año 220 a.J.C. los Celtas se aliaron con los cartagineses dirigidos por Anibal ayudándoles a
derrotar 3 ejércitos romanos; en el año 113 a.J.C. la tribu Celta de los Cimbrios invadió la península itálica
acabando con 4 ejércitos romanos que se armaron sucesivamente en 4 años, hasta que en el año 52 a.J.C.
Julio Cesar armó la estrategia y ejército para derrotar definitivamente a los Celtas invadiendo sus territorios y
fusionando culturas.
Los testimonios sobre la mitología medieval nunca son directos, en cambio en el caso de la mitología
antigua, transmitida a la Edad Media a través de libros, se cuenta con escritos. Por ejemplo, de las antiguas
tradiciones se conservaron las denominaciones de los planetas, meses, días de la semana, por imposición de
tradiciones relativas a Marte (día Martes), a Mercurio (día Miércoles), a Júpiter (día Jueves), pero los mitos
autóctonos de los pueblos, aquellos que proceden de la cultura antigua Griega o Romana (Latina) no fueron
objeto de inventario sistemático. Para los eclesiásticos, formados en el espíritu y letra de la Biblia, estas
tradiciones correspondían más bien a aberraciones o supersticiones que había que combatir, así que cuanto
menos se hablara de ellas tanto mejor.
Se puede afirmar, basados en el trabajo de estudiosos como Pierre Saintyves y Claude Gaignebet, que no es
posible hacer una lectura ingenua de la hagiografía medieval: O bien la vida de los santos sería fuente de la
literatura profana o la literatura profana sería la fuente de las tradiciones hagiográficas. Existen demasiadas
convergencias y divergencias entre estas 2 tradiciones de los pueblos para llegar a la conclusión superficial
de que “hubo una imitación directa de una por parte de la otra”. La lógica nos lleva a una tercera hipótesis:
Se derivan a partir de una misma unidad cultural pre-cristiana.
Aunque existen actualmente ritos y tradiciones de origen pagano, resultaron alterados por un interés
eclesiástico en marginar las divinidades paganas que evocan. Así, es necesario inventariar las fuentes
capaces de suministrar informaciones precisas sobre los vínculos entre ciertos ritos, ciertos mitos y ciertas
fechas: Antiguos ritos “paganos” continúan practicándose durante los carnavales modernos. Como el rito se
conserva mejor que el mito, conviene dirigir primero la atención al rito a fin de encontrar el espíritu del mito
del que se rodea y del que se llena. Los documentos escritos consultados son principalmente eclesiásticos, así
que tienen su propia versión y presentación, lo mismo que sus omisiones o silencios.
Entre los Celtas ser guerrero tenía como fin morir en la lucha una vez mostraba a los otros guerreros, amigos
o enemigos, haber dado muerte a numerosos contrincantes, combatiendo con tal frenesí y el cuerpo natural o
desnudo pintado estrafalariamente o cubierto con una túnica pintada en colores brillantes que aumentaba el
terror en sus oponentes. Alcanzar ese momento supremo le permitía al guerrero incorporarse en los Misterios
Celtas, a diferencia de griegos y romanos que también se formaban en el amor por la lucha y su disposición a
morir para pasar a un paraíso y no a un averno, logrando el guerrero Celta la mutación entre el soldado
humano y su arquetipo del otro mundo, creencia Celta en que se fusiona lo físico, lo espiritual y lo
imaginario. El Cristianismo lo traduce como dualidad Cuerpo-Alma o Luz-Oscuridad.
Los Druidas se asociaban con los árboles gigantes del bosque humeante y de múltiples y fuertes olores, con
las grandes rocas columnares de las cimas y con la planta que todo lo cubría denominada Muérdago, quienes,
fueran hombres o mujeres, se formaban progresivamente, primero como poetas del verso, orador(a),
historiador(a) recitando los relatos, botánico(a)-guardabosques o silvicultor(a), curandero(a), filosofo(a) y
legista; posteriormente durante 7 años se formaba en el lenguaje secreto sobre la genealogía de las tribus, los
dioses, hadas y apariciones, el calendario, la dirección de los acontecimientos, “doctorándose” en aplicación
de las leyes y los ritos en forma práctica; finalmente estaba preparado(a) para estudiar y practicar
adivinación, predicción, encantamiento y magia.
El mayor castigo que el Druida podía imponer a una persona o familia, incluyendo reyes y su familia, era
excluirlo(a) de los sacrificios o excomunión que se celebraba con la debida ceremonia y dignidad.
El cristianismo desprestigió la extraña y secreta lengua y enalteció el manejo exclusivo del latín en los ritos
de misioneros, sacerdotes, abates, obispos y papas; ignoró intencionalmente mencionar la poderosa,
reverenciada y determinante figura de los Druidas mientras le asigna maléficos significados a los olorosos y
humeantes bosques, al tiempo que exaltaba la formación exclusiva en leyes de Dios y la labor de misioneros,
sacerdotes, obispos y del papa, e introducía el uso de humeantes esencias orientales en las ceremonias.
Pero entendiendo que los ritos como los mitos son inseparables de un tiempo y de un espacio sagrados, el
Cristianismo hace algunas transferencias tal que la Iglesia incorpora y acomoda 3 elementos principales del
culto de los Druidas:
- La roca megalítica, Menhir o Dolmen, en la cima de una elevación montañosa que convocaba ritos
especiales de los Druidas y significaba un antiguo Druida fue adoptada como piedra de Altar;
- La fuente sagrada en la cual los Druidas veían las hadas de colores que indicaban el futuro fue adoptada
como Pila Bautismal;
- El Bosque de ceremonias multitudinarias con árboles gigantes reseñados con fuertes fragancias por los
Druidas, que correspondían a “antiguos Druidas” que soportaban el firmamento, y cuya alta frondosidad
dificultaba la entrada de rayos solares, fue transformado en grandes templos con naves altas soportadas
por columnas que terminaban en frondosos capiteles.
Adicionalmente, el calendario religioso de los Celtas o Carnaval supervisado y dirigido por los Druidas,
contenía una explicación coherente del Hombre, el mundo y el Otro Mundo, y definía las relaciones entre el
Hombre y el Otro Mundo (el más allá), que daban una connotación sagrada a las ceremonias, sacrificios y
orden venerable de las fiestas que acompañaban cada una.
El calendario litúrgico Cristiano solo alcanzó plena eficacia cuando se estableció la Regla de la
Conmemoración Pascual durante el I Concilio de Nicea (en la actual Turquía) en el año 325 (bajo el papado
de San Silvestre I) tomando en cuenta los ritmos lunares para los meses, y el Equinoccio de Primavera para
el comienzo de año, que coincidió esa ocasión con el 21 de Marzo del calendario de Julio Cesar o Juliano de
12 meses, quien, 400 años antes, había hecho incorporar los meses de Enero y Febrero para regular los
ciclos. Solo en el año 1582 el Equinoccio de Primavera se acercó a la fecha con 10 días de diferencia, así que
la Iglesia (bajo el papado de Gregorio XIII) eliminó 10 días ese año y adoptó el calendario Juliano. Allí en el
I concilio de Nicea se inventó el mecanismo o dispositivo que permitiera calzar o acomodar el tiempo
Cristiano en el tiempo religioso “pagano” europeo. La correspondencia del periodo de Carnaval con el
periodo Cuaresma-Pascua constituía el corazón del dispositivo religioso de la Edad Media, indicativo de la
infiltración-sustitución del Cristianismo en el Paganismo.
En el antiguo calendario Celta se celebraba, a medio camino entre el Equinoccio de Otoño (23 de
Septiembre) y el Solsticio de Invierno (22 de Diciembre) la fiesta denominada “Samhain”, que coincide en el
calendario Gregoriano con el 1° de Noviembre, la cual comenzaba la noche del 31 de Octubre y terminaba la
madrugada del 2 de Noviembre, durante lo cual fluían el crepúsculo - la oscuridad – el alba – el día, todos
bajo el Muérdago Sagrado (por no ser ni hierba, ni árbol) que cubría árboles y rocas, y bajo el rocío (por no
ser ni lluvia, ni río, ni mar), momento en que los seres del “Sidh”(Otro Mundo) tenían permiso transitorio
para visitar los vivos y así mismo los vivos pueden tener acceso furtivamente a ese Otro Mundo que era el
lugar predilecto de los aparecidos y de las hadas, el mundo de lo prodigioso, de los sortilegios, que permitían
ver el futuro, y desde el cual se pasaría al paraíso o al suplicio. Las divinidades podían pasar de
sobrenaturales a vulnerables como cualquier humano y regresar a sus dominios, la visita de las hadas era un
buen presagio y los guerreros que habían alcanzado el momento supremo hacían su aparición señalando
predicciones, con la voluntad del dios del Mundo de los Muertos al tiempo que de la fertilidad y la
abundancia, el dios Cernunnos, identificado por presentar una cornamenta como los renos, así que se servían
frugales ofrendas con productos preparados de las cosechas obtenidas para que unos y otros comieran lo que
y cuanto desearan, a fin de granjearse la protección y productividad en el año que comenzaba . Los antiguos
griegos y romanos adoptaron dioses para cada necesidad o trabajo, que tenían cualidades o debilidades
humanas y visitaban este mundo, desde el Olimpo o desde el Averno, encarnándose en diferentes seres. Los
bretones o británicos introdujeron la creencia en una carroza de la muerte que cargaba las almas hacia su
futura morada, haciendo gran estruendo al ingresar en el más allá. Con la modificación de la Iglesia, en los
países anglosajones se conserva parte de esta festividad con el nombre de “Halloween”.
Otra parte de los rituales referente a que entre los Celtas el ciervo es un animal mágico escogido por las
hadas para transformarse y que el reno es un animal sagrado, con el cual se identifica el dios Cernunnos, lo
encontramos trasladado a la mitología cristiana y al calendario Gregoriano bajo la celebración de la fiesta de
San Huberto y el Ciervo, durante el 3 de Noviembre, cuya leyenda indica que en un día de caza en el bosque
Huberto sigue a un ciervo que sorpresivamente se le enfrenta con la imagen de cristo crucificado entre sus
astas, haciendo que Huberto se convierta en misionero y predicador.
La Iglesia trasladó otra parte de estos rituales a una fecha 40 días antes de la navidad, que coincide en el
calendario Gregoriano con el 11 de Noviembre, asignándola como fiesta de San Martín o Apóstol de la
Galia, quien evangelizó los pueblos Celtas de la actual Francia y sur de Inglaterra, desvirtuando símbolos
sagrados Celtas y de gran importancia para el planeamiento anual de los pobladores y Carnaval religioso
como el círculo monolítico de Stonehenge, o “Silla de los Gigantes”, cerca de Salisbury (hoy Avebury, sur
de Inglaterra), cuya construcción era atribuida a sucesivos Druidas que al morir se convertían en Menhir o
Dolmen uno al lado del otro, para lectura correcta del calendario y del devenir, uno de los cuales, como
aporte de los británicos, fue el Mago Merlín. La Iglesia le sobrepuso a la versión de su origen un milagro que
se da en la lucha de San Martín con el Diablo durante la evangelización de estas tierras, cuando se retan a
llevar las rocas más enormes a la cima del monte Gouvry apareciendo el mismo Cristo transportando, en una
carreta tirada por 2 novillos, la más grande roca.
El 6 de Diciembre la Iglesia asigna la celebración de la fiesta de San Nicolás o Niklaus o, abreviadamente,
Claus, quien era obispo de Mira, en Asia Menor, y tenía dones curativos y mágicos, cuyo fantasma bueno
tiene el atributo de garantizar la fecundidad y abundancia y puede pasar de un mundo a otro cuando alguien
clama por él, trayendo algunas veces regalos cargándolos en renos, leyenda que buscó reducir la fidelidad al
dios Cernunnos de los Celtas. La mitología Cristiana incluyó en esta región los duendes como habitantes del
mundo subterráneo proveedores de riquezas minerales, expropiando atributos a las hadas.
La fiesta de Navidad, en correlación directa con la fiesta de San Silvestre aún se caracterizan por una serie de
costumbres “paganas” relacionadas con el Solsticio de Invierno (22 de Diciembre) cuando se iniciaba la
Fiesta de los 12 días, que la Iglesia al no poder ahogar totalmente a pesar de haber fijado la Navidad el 6 de
Enero, o trasladarla al 25 de Marzo, 10 de Abril o 29 de Mayo , decidió incorporarlas, con pequeñas
suplantaciones, como mitología cristiana:
- La comida de las Hadas o Parcas y de las divinidades, procedentes del Otro Mundo (“Sidh”), ofrecida
para alentarlas a dispensar sus dones y conceder ciertos favores a los Celtas si la comida les parecía
buena: Fue adecuada como Cena de Navidad y Cena de San Silvestre, incluyendo la Misa de Gallo en
que la ofrenda de pan y vino al ser santificados por Dios favorecerá a los fieles o creyentes.

- La ofrenda de alimento, en los bosques o caminos, a los aparecidos para que no hicieran daño y
favorecieran en el recorrido a los Celtas: fue adecuada como fiesta de San Silvestre al ser consagrado
santo el Papa Silvestre I (pontífice en el siglo IV) quien protege aquellos que lo invocan al sentirse
amenazados en su recorrido por bosques y campos en los primeros tiempos, y por las calles
posteriormente.
Al respecto de estos rituales el obispo Burchard de Worms (puerto en el Río Rin, al suroeste de Alemania) en
el siglo X, escribía en su “Penitencial”:
“Si has dispuesto sobre tu mesa un festín excepcional o inusitado, o coces pan para ti a fin de observar si la
masa se eleva o adquiere consistencia que te indique un futuro próspero o no, o sales a acompañar a
cantantes y bailarines, o te sientas sobre una piel de toro en un cruce de caminos para adivinar el futuro, o si
te engalanas con tus armas con que te exhibes a las estrellas de la noche durante la noche del año nuevo para
que te hagan saber qué te sucederá en el año por venir, entonces has abandonado a Dios tu creador y te has
vuelto hacia los paganos, transformándote en un apóstata”.

RESUMEN: Lic. RICARDO AMEZQUITA A.


Docente de Química.

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