Actualmente, la participación de los jóvenes milennials y centennials en cualquier
área de la política, va en una pendiente de descenso. Son muy pocos los que participan en las elecciones, y el porcentaje es mucho mejor cuando se atreven a entrar al mundo del poder. Las razones de la apatía en estos sectores de la población es muy variada, una de ellas es la mala construcción de mensajes con un contenido rutinario y monótono, que para la percepción de las nuevas generaciones, no aporta nada en la construcción de un conocimiento. Los mensajes políticos regularmente suelen ser aburridos, sin una idea clara y sin dirección, es decir entran en la etiqueta anteriormente expresada. Para que los mensajes relacionados con el poder rompan con este paradigma, deben de estar segmentados, que generen impacto, trascendencia, que sean emocionales e intensos y sobre todo que reflejen el verdadero sentir de las nuevas generaciones. Creando el mensaje. Un mensaje correcto, no siempre llega al objetivo deseado, y viceversa; pero para potenciarlos y llegue a su destino, hay que emplear el canal adecuado. Para los jóvenes, las redes sociales se han convertido en el medio principal de interacción con el mundo real, es decir las nuevas generaciones viven casi totalmente conectados a internet. Por esto, los mensajes digitales son las nuevas llaves para vincular la política con la sociedad. Desde mi punto de vista, las herramientas que pueden tener un mejor posicionamiento son: Storytelling enfocado a causas sociales con un impacto mayor como fondo. Discurso #RacionalmenteEmocional Identificarse con un storytelling, tiene un alto impacto en los jóvenes, ya que coincidir con el contenido creado genera una elevada aceptación al mensaje sin importar quién sea el emisor. El fastidio de los sermones técnicos e improvisados por parte de los actores políticos, con una terminología rebuscada, son el principal repelente de que los jóvenes tomen en serio los temas relacionados con el poder. Para eliminar estas prácticas, se deben de crear discursos #RacionalmenteEmotivo, en donde se debe de adecuar el vocabulario con términos entendibles y que impacten a los sentimientos positivos de los receptores. Estos mensajes deben de ser multidireccionales, con el objetivo de retroalimentar la información y crear un contenido más exacto. Por otra parte, se debe de ser responsable con los mensajes para no caer en la incongruencia, además de cambiar el ataque y la defensa por un punto de equilibrio. Como conclusión, si se encuentra la motivación y el canal correcto en las nuevas generaciones, los mensajes se posicionaran automáticamente, generando impactos mediáticos segmentados.