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República Bolivariana De Venezuela

Ministerio Del Poder Popular Para La Educación Superior

Universidad Bicentenario De Aragua

Escuela De Derecho – E.D.E.R.E

San Cristóbal – Táchira

LA OPOSICIÒN

Alumnas:

Daissy mantilla V-20.732.498

Paola Millan V-26.862,725

Yimmaye Mercado V-20.733.813

Leibi Saavedra V. 20.120.330

Ines Stefania Jugador V-18.393.306

Derecho Procesal Civil I

Abg. Alejandro Cuenca

San Cristóbal, Marzo 2020.


INDICE
INTRODUCCIÓN...........................................................................................................................................3

LA OPOSICION AL EMBARGO.......................................................................................................................4

CONCEPTO Y CARACTERES DE LA OPOSICIÓN.............................................................................................7

PROCEDIMIENTO DE LA OPOSICION............................................................................................................9

LA INTERVENCION ADHESIVA....................................................................................................................11

CONCEPTO Y CLASES DE INTERVENCION ADHESIVA..................................................................................11

LA INTERVENCIÓN FORZADA.....................................................................................................................15

CONCLUSIÓN.............................................................................................................................................18

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA.....................................................................................................................19

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INTRODUCCIÓN

El presente Trabajo trata sobre la oposición al embargo, donde la concepción considerada

mejor fundada para explicar la naturaleza jurídica de la ejecución forzada, donde su finalidad es

la transferencia de la cosa al tercero en el remate, lo que supone la propiedad del deudor sobre el

bien embargado. Sin embargo, en otros casos, en los cuales otro posee la cosa a nombre del

propietario, la ley expresamente puede oponerse al embargo, presentado el contrato de venta con

reserva de dominio.

La intervención del tercero por la vía de oposición al embargo, se realiza en la forma de

diligencia o escrito ante el tribunal que haya decretado el embargo. El instituto es uno de las más

difíciles e inciertos del derecho procesal, y en torno a él se han expresado diversas posiciones en

cuanto a la naturaleza del interviniente y a las distintas figuras de intervención adhesiva que

puedas concebirse.

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LA OPOSICIÓN AL EMBARGO

La otra forma de intervención voluntaria y principal de terceros en la causa, es la

oposición al embargo a que se refiere el ordinal 2º del Art. 370 del Código de Procedimiento

Civil, la cual se hace valer mediante diligencia o escrito ante el tribunal que haya decretado el

embargo, aun antes de practicado, o bien después de ejecutado el mismo (Art.377 C.P.C).

En esta materia ha habido un cambio sustancial en relación con la regulación establecida

en el Código de 1916 derogado; y se ha vuelto al sistema que regía antes de la reforma de 1880,

la cual introdujo el sistema vigente hasta la derogación del código de 1916.

Históricamente, desde el Código de Aranda (1836) pasando por la Ley de 17 de junio de

1861 sobre trámites particulares en la Acción Ejecutiva, y por los Códigos de 2 de febrero de

1863 y del 20 de febrero de 187, la intervención del tercero agraviado por un embargo de sus

bienes exigía la prueba del dominio sobre la cosa. Fue en la reforma del Código sancionada el 10

de diciembre de 1880 cuando se sustituyó la prueba del dominio por la de la posesión o tenencia

legitima, que se mantuvo hasta el Código de 1916.

La exposición de motivos del nuevo Código, al referirse al Procedimiento Cautelar,

explica que luego de un detenido estudio del asunto, se decidió abandonar el criterio tradicional

de la posesión para adoptar el de la propiedad, que fue el presidio la reforma análogo que se

introdujo en materia de oposición a la medida de embargo, en el cual se dispone (Art. 546

C.P.C), que se suspenda la medida cuando el opositor presente “prueba fehaciente de la

propiedad de la cosa por un acto jurídico valido”.

En efecto, conforme al sistema derogado, el Art. 82 C.P.C., de 1916 establecía: “Ninguna

de las medidas de que trata esta Sección podrá ejecutarse sino sobre bienes de que este en

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posesión aquel contra quien se libre. Si ejecutado, se presentare algún tercero reclamado la

posesión de la cosa, se procederá con arreglo a lo establecido en la Sección 4 del Título VII de

este Libro, sin perjuicio de reclamar en tercería, si lo prefiere, o de reservar esta para después de

resuelta la oposición sobre posesión”.

Ahora, el Art. 587 del nuevo Código establece: “Ninguna de las medidas de que trata este

Título podrá ejecutarse sino sobre bienes que sean propiedad de aquel contra quien se libren,

salvo los casos previstos en el Art. 599”.

Y correlativamente, para el caso de ejecución de la sentencia, el Artículo 527, Ordinal 1º

C.P.C., dispone “que se embarguen bienes pertenecientes al deudor en cantidad que no exceda

del doble de la cantidad y costos por los cuales se siga la ejecución”.

La razón de la modificación- como lo expresa la exposición de motivos- fue, que las

medidas preventivas, tienen lugar en vista de una forma ejecución forzada, cuyo resultado- al

menos en el embargo y la prohibición de enajenar y gravar bienes inmuebles- es la trasferencia

de la propiedad de la cosa sobre la cual versa la medida como consecuencia del remate y la

subsiguiente adjudicación. Desde este punto de vista, resulta claro que el criterio dominante no

puede ser el de la posesión, que representa realmente un atributo de la propiedad, aunque

escindible de ella, sino de la propiedad, intereses de las partes y de los terceros; pues como se

pregunta Fuenmayor: “¿Se presentaría algún pastor al remate con ánimo de adquirir la

posesión”?

La Comisión Redactora del Proyecto tuvo, pues, que tomar en consideración el destino

final de las medidas preventivas y ejecutivas de embargo de bienes, cuya función no se limita a

garantizaren general las resultas del juicio y a prevenir el periculum in mora derivado del tiempo

necesario para el desarrollo del proceso, sino que va más allá y tiende específicamente, en la

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etapa de ejecución, a satisfacer en concreto, mediante el remate de los bienes objeto de la

medida, el derecho de la parte, reconocido en la sentencia de cuya ejecución se trata. Y en efecto,

a partir del embargo, ya sea preventivo o ejecutivo, los bines del deudor, objeto del mismo,

quedan vinculados, sujetos o destinados a la eventual ejecución forzada, e impedido el deudor de

realizar actos de gravamen o de disposición del bien embargado 8 Art. 535 y 600 C.P.C).

Siendo la ventana mediante el remate de la cosa embargada y su adjudicación al mejor

postor, el destino final al cual será preordenado el embargo de los bienes del deudor, la

transferencia de los bienes al tercero, supone la propiedad de los mismo en cabeza del ejecutado

y no la mera tenencia o posesión de la cosa, por lo que la doctrina se ha preocupado de

caracterizar la naturaleza jurídica de la ejecución forzada, la cual presenta la característica de la

venta de una cosa propiedad del ejecutado, sin que encuentre en ella el concurso de voluntades

propio de todo contrato, ya que no puede hablarse ciertamente de una voluntad del deudor

ejecutado.

Así, para una doctrina, la ejecución se realiza mediante un contrato llevado a cabo por el

Estado con fundamento en un poder de disposición expropiado al deudor; esto es, considera que

aquello que los órganos competentes del Estado están autorizados a expropiar al ejecutado, es la

facultad jurídica concreta de disposición que corresponde al propietario ejecutado, la cual, por

virtud de la Ley, pasa al órgano público para que se sirva de ella en conformidad con los fines

generales que han hecho necesaria la expropiación. En cambio, otra doctrina considera la

ejecución forzada dentro del ámbito del ejercicio de los derechos por voluntad de otro, y ve en

ella una venta por voluntad del órgano ejecutivo, que tiene el cometido de querer por el deudor.

Y finalmente otra doctrina sostenida por Satta, encuadra la venta forzada en la actividad

jurisdiccional ejecutiva. Según esta posición el bien embargado se encuentra sujeto al poder

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ejecutivo y este poder no tiene su causa en la propiedad del deudor, sino que prevalece sobre

este, en el sentido de que los actos cumplidos por el deudor son ineficaces respecto al vínculo

impuesto sobre el bien para los fines de ejecución. En venta forzada- sostiene Satta.- el Estado

pide al tercero (postor-adjudicatario) una cosa que el Estado no tiene (el dinero o precio de la

cosa9 y que necesita para cumplir los fines de la ejecución; y del otro lado, el tercero acepta

dárselo para asegurarse la ventaja que la Ley le promete: la parte del adjudicatario, no lo es a

titulo derivativo, sino originario, como consecuencia del hecho de que la transferencia ocurre, no

en ejercicio de un poder del deudor, sino de un poder autónomo, como lo es el del órgano de

ejecución.

Como se ve, cualquiera que sea la concepción considerada mejor fundada para explicar la

naturaleza jurídica de la ejecución forzada, su finalidad última es la transferencia de la cosa al

tercero en el remate, lo que supone la propiedad del deudor sobre el bien embargado y por ello

conviene fundar el régimen legal de la oposición del tercero al embargo, no en la mera tenencia o

posesión de la cosa embargada, sino en la propiedad asegurado el derecho del tercero, y se

tendría una incidencia inútil sobre la tenencia o posesión de la cosa, que por no versar sobre la

propiedad, obligatoria al tercero a proponer una demanda de tercería en forma.

CONCEPTO Y CARACTERES DE LA OPOSICIÓN

La oposición al embargo es la intervención voluntaria del tercero, por la cual este

impugna por la vía incidental el embargo practicando sobre bienes de su propiedad, o alega que

los posee a nombre del ejecutado, o que tiene un derecho exigible sobre la cosa embargada.

En esta definición se destacan las características de la oposición:

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a) Es una de las formas de intervención de terceros en la causa, pero que no va dirigida a

excluir la pretensión del actor, ni a concurrir con este en el derecho reclamado, sino a la

tutela del derecho del tercero sobre la causa sometida a embargo.

Por su carácter incidental, no se requiere como en la tercería una demanda en

forma, sino la actuación del tercero, en las formas ordinarias de realización de los actos

procesales, en el cuaderno de mediadas de juicio principal.

b) La oposición procede cuando el tercero alega ser tenedor legítimo de la cosa y presenta

prueba fehaciente de su propiedad por un acto jurídico valido.

En este caso, es evidente que se trata del propietario de la cosa embargada, porque la

posesión o tenencia legitima es un atributo de la propiedad y conforme a la Ley “se

presume siempre que una persona posee por sí misma y a título de propiedad, cuando no

se prueba que ha empezado a poseer en nombre de otra” (Art.7 C.C9.

Por ello la disposición del Art. 546 C.P.C., exige para la revocación del embargo

que la cosa se encuentre verdaderamente en poder del tercero y que esté presente prueba

fehaciente de la propiedad de la cosa por un acto jurídico valido, caso en el cual se

suspende inmediatamente la medida.

Sin embargo, en otros casos, en los cuales otro posee la cosa a nombre del

propietario, la Ley expresamente autoriza la suspensión del embargo, por oposición del

propietario.

c) Si el tercero probare la propiedad sobre la cosa, no se suspenderá el embargo; pero si

resultare probado que solo es un poseedor precario a nombre del ejecutado, o que solo

tiene un derecho exigible sobre la cosa embargada, se ratificara el embargo, pero

respetando el derecho del tercero.

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En la hipótesis del poseedor corpore alieno, como el arrendatario, el enfiteuta, el

usuario, el acreedor prendario, los cuales detentan en virtud de un título o de una cualidad

de los cuales resulta el reconocimiento del derecho ajeno.

d) La oposición puede extenderse al secuestro y a la prohibición de enajenar y gravar

inmuebles, cuando los bienes sujetos a estas medidas no son objeto de la pretensión que

se hace valer y la medida tiende a asegurar las resultas del juicio.

En relación la oposición al secuestro, se sostiene por algunos que no puede

ejercerse la oposición contra la medida de secuestro cuya ejecución haya desconocido un

supuesto derecho de propiedad del tercero, porque esta medida preventiva presupone una

discusión sobre el derecho a la cosa secuestrada, y no podría dilucidarse incidenter

tantum una pretensión que involucra o interesa el themadecidendum del juicio en

cuestión, por lo que sería menester acudir a la demanda de tercería de dominio.

PROCEDIMIENTO DE LA OPOSICION

a) La intervención del tercero por vía de oposición al embargo, como incidencia que es del

juicio principal, se realiza en la forma de diligencia o escrito ante el tribunal que haya

decretado el embargo (Art. 377 C.P.C).

En esta forma es una manifestación particular del principio de escritura que se

adopta como regla general para la realización de los actos procesales (Art. 187 C.P.C). Y

en cuanto Al tiempo de su realización, la disposición del Art. 546 C.P.C. establece que

puede formularse al practicarse el embargo o después de practicado y hasta el día

siguiente a la publicación del ultimo cartel de remate.

La preclusión de la facultad de oposición que se consuma al día siguiente a la

publicación del último cartel de remate, no existía en el derogado Código de 1916, y se

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justifica en la necesidad de proteger la continuidad de la ejecución contra tardías

intervenciones de terceros con el propósito de hacer suspender el acto de remate. La

preclusión establecida, sin desconocer el derecho del tercero, se consuma en un amplio

lapso que se extiende desde el momento de la práctica del embargo hasta el día siguiente

a la publicación del último cartel de remate, conciliando así el interés del tercero con la

continuidad de la ejecución.

b) Formulada la oposición se procederá como se indica en el Art. 546 del Código (Art. 378

C.P.C.), y el juez, aunque actué por comisión, debe suspender inmediatamente el

embargo, si la cosa se encontrare verdaderamente en poder del tercero y presentare

prueba fehaciente de la propiedad de la cosa por un acto jurídico prueba fehaciente de la

propiedad de la cosa por un acto jurídico valido, pero si el ejecutante o el ejecutado se

opusieren a su vez suspenderá el embargo y abrirá una articulación probatoria de ocho

días sobre la tenencia de la cosa, decidiendo al noveno, sin conceder termino de distancia.

c) En la sentencia de la articulación, el juez revocara el embargo si el tercero prueba su

propiedad sobre la cosa. En caso contrario, confirmara el embargo, pero si resultare

probado que el opositor solo es un poseedor precario a nombre del ejecutado, o que solo

tiene un derecho exigible sobre la cosa embargada, se ratificara el embargo, pero

respetando el derecho del tercero.

d) Si la cosa objeto del embargo produjere frutos, se declaran embargados estos, y su

producto se destinara a la satisfacción de la ejecución.

e) Ratificado el embargo por resultar el opositor solo poseedor precario a nombre de otro, la

cosa podrá ser objeto de remate, pero el adjudicatario estará obligado a respetar el

derecho del tercero.

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f) De la decisión del juez se oirá apelación en el solo efecto devolutivo y si fuere procedente

conforme al Art. 12 C.P.C., el recurso de casación.

g) Agotados todos los recursos, la decisión producirá cosa juzgada, pero la parte perdidosa, en

lugar de apelar de la sentencia de primera instancia, podrá proponer el juicio de tercería, si

hubiere lugar a él.

LA INTERVENCION ADHESIVA

La intervención adhesiva o adherente, es la otra forma de intervención voluntaria de

terceros, llamada también accesoria o ad adiuvandum, porque tiene lugar cuando el tercero alega

un interés jurídico actual en sostener las razonas de algunas de las partes y pretende ayudarla a

vencer en el proceso Art. 370, ORDINAL 3º, Arts. 379,80 y 381 C.P.C.

La intervención adhesiva no estaba contemplada específicamente como instituto procesal

autónomo en el derogado Código de 1916; sin embargo, la doctrina la admitía cuando el tercero

tenía interés inmediato en coadyuvar a alguna de las partes en la defensa de la causa; y veía en la

apelación del tercero de la sentencia definitiva, una manifestación especifica de ella.

Como observa Couture, dentro del derecho positivo, ha sido en el derecho alemán, donde

la posición del tercero interviniente ha sido más inteligentemente destacada, a tal punto que hoy,

la doctrina y la legislación procesales, se debaten entre dos directivas: la del derecho alemán y la

opuesta, derivada del código francés, que no reglamenta la intervención adhesiva, que la

jurisprudencia ha debido desenvolver ulteriormente.

El nuevo Código Venezolano, ha seguido en esta materia la dirección tomada por la

Ordenanza Procesal Civil Alemana (Z.P.O.) y la doctrina que la sustenta.

CONCEPTO Y CLASES DE INTERVENCION ADHESIVA

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La intervención adhesiva puede definirse, como aquella intervención del tercero con

interés jurídico actual en la decisión de una controversia pendiente, que pretende ayudar a una de

las partes a vencer den el proceso, ya porque tiene sufrir los efectos indirectos o reflejos de la

cosa juzgada, o bien porque la Ley extiende entre el tercero y el adversario de la parte a la cual

pretende ayudar a vencer en el proceso.

En esta definición se destaca:

a) La intervención adhesiva simple, supone la existencia en este, de un interés jurídico

actual. No se trata aquí de un interés meramente material o económico; ni tampoco de

una intervención fundada en razones de parentesco, amistad, o en general de humanidad,

sino como enseña Wach, del interés en su especial significado de interés específico de

intervención; o como dice Rosenberg: un interés jurídico del proceso debe tener

influencia sobre el complejo de derechos y deberes del interviniente, mejorando o

empeorando su situación jurídica según que la decisión conceda la victoria a uno u otro

de los litigantes.

Sin embargo, el interés jurídico así concebido, no debe ser un interés meramente

formal, sino material, en el sentido de que no basta por sí sola la cosa juzgada, sino que

es necesario que la sentencia entrañe un perjuicio al interviniente. Así, v. gr. El acreedor

quirografario no tiene interés de intervención en la causa propuesta por otro acreedor

contra su deudor, porque la cosa juzgada de la sentencia dictada en el juicio principal, no

extiende sus efectos en contra del tercero, y ningún perjuicio jurídico o material produce

a sus derechos. En cambio, el fiador tiene intereses de intervención en el proceso

promovido por el acreedor contra el deudor principal, contra el fiador. Del mismo modo,

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el legatario puede intervenir en el proceso pendiente entre el heredero legítimo y el

heredero testamentario, cuando el primero objeta la validez del testamento en el cual ha

sido establecido el legado.

b) El interviniente adhesivo simple pretende sostener las razones de una de las partes y

ayudarla a vencer en la Litis, porque teme los efectos reflejos de la cosa juzgada.

En esto se diferencia claramente de la tercería o intervención principal ad

infrigendum iura utrisque competitoris que hemos estudiado, pues mientras en esta, el

tercero plantea contra las partes del proceso principal una nueva pretensión, que amplía la

materia de la controversia, en cambio, en la intervención adhesiva, el interviniente no

plantea una nueva pretensión, ni pide tutela jurídica para sí, sino que se limita a sostener

las razones de una de las partes con el fin de ayudarla a vencer en el proceso.

Es por ello que la posición jurídica del interviniente adhesivo, no es la de parte en

el proceso, ni la de representante de la parte a la cual coadyuva, ni sustituto procesal de

esta, sino la de un auxiliar de la parte que actúa en nombre propio y por su propio

derecho.

Otro ejemplo: en la demanda sobre un contrato hecho por escritura pública ente

notario, el demandado discute la legalidad de la forma notarial, el notario puede unirse al

actor como interviniente adhesivo en defensa de las razones de este; porque si el contrato

es nulo por defecto de forma, el actor podrá pretender del notario una indemnización.

c) El tercero viene en ayuda de una de las partes, porque la Ley sustancial extiende los

efectos de la cosa juzgada entre ellas a la relación jurídica existente entre el tercero y el

adversario de la parte en cuya victoria está interesado.

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En esta intervención adhesivo que la doctrina llamada “autónoma” o

“litisconsorcial”, porque en ella el interviniente es asimilado a un litisconsorte de la parte

principal, siempre que con arreglo a las disposiciones del Código Civil, la sentencia firme

del proceso principal haya de producir efectos en la relación jurídica del interviniente

adhesivo con la parte contraria a la adyuvada Art. 381 C.P.C.

Esta clase de intervención es la que más dificultades ha encontrado en la doctrina

para su construcción teórica; no solo porque en ella se entrelazan con la intervención

adhesiva los conceptos de litisconsorcio y de la cosa juzgada, sino también, por la

diversidad de regulaciones positivas, que exige, más que en los demás casos, una

particular atención a las reglas que las disciplinan, pues de otro modo, las

generalizaciones basadas en principios doctrinales o jurisprudenciales que no se adapten

a dichas reglas, conducen al error en la interpretación de la institución o la

desnaturalización de la misma.

Las dificultades y discrepancias se refieren principalmente, por un lado, a la

determinación de la naturaleza de esta figura de intervención; a precisar si constituye un

tertium genus entre las intervención principal y la adhesiva; o más bien una especie de

esta última: y por otro lado a determinar la significación y la extensión que tiene la

asimilación del interviniente a un litisconsorte de la parte, y el papel que juega la cosa

juzgada de la sentencia dictada inter partes, en la relación del tercero interviniente con

estas.

En todos estos casos, el interviniente esta equiparado desde el punto de vista

material a la parte principal, y la sentencia que se dicta a su favor o en contra de esta,

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afecta la relación del interviniente con el adversario, por lo que con razón es llamado

interviniente Litisconsorcial.

Para la doctrina alemana, el interviniente adherente “vale” como litisconsorte,

pero no lo es; el sigue siendo interviniente adherente y está en la primera y más esencial

de sus cualidades. En otras palabras, el interviniente de la parte principal, pero no es

litisconsorte real, es decir, parte principal, sino que es y se mantiene coadyuvante del

litigio de la parte a la que se adhiere, y por tanto, gestiona una controversia ajena; no

puede modificar la demanda, ni desistir de ella; tampoco alegar medios de ataque o de

defensa por derecho propio, ni reconvención; no puede reconocerle ni quitársele nada en

la sentencia, pues esta se dicta solo pata y contra las partes y solo sobre su relación

jurídica.

d) A las clases de intervención adhesivas de que hemos tratado, se agrega en nuestro

derecho la apelación del tercero, que como se ha visto, en considerada por la doctrina

nacional como una manifestación especifica de aquella.

Ya hemos tratado de ella, al estudiar los sujetos de la apelación y los límites

precisos en que sea admitida conforme a lo dispuesto en el Art. 296 C.P.C y nos

remitimos a lo allí tratado.

Como se observa de la norma remitida, en concordancia con la regla general de la

intervención adhesiva, los propuestos de admisión de la apelación del tercero son: que se

trate de una sentencia definitiva; que el tercero tenga interés inmediato en lo que sea

objeto o materia del juicio y que resulte perjudicado por la decisión bien porque pueda

hacerse ejecutoria contra el mismo, bien porque haga nugatorio su derecho, lo menoscabe

o desmejore.

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LA INTERVENCIÓN FORZADA

Habiendo estudiado en los números anteriores la intervención voluntaria, en sus dos

manifestaciones: la principal y la adhesiva, corresponde ahora tratar de la intervención forzada

en sus diversas clases.

Si la intervención voluntaria se caracteriza porque tiene lugar por voluntad del tercero, la

forzada se diferencia de aquella porque tiene lugar por voluntad de una de las partes. Es la

intervención de terceros prevista en el Art. 70 del nuevo Código por estas dos causas: * Por ser

común al tercero la causa pendiente (Ordinal 4º) y * Por pretender un derecho o saneamiento o

de garantía respeto del tercero (Ordinal 5º).

Ambas clases de intervención forzada corresponden a las que denomina la doctrina:

llamada del tercero por comunidad de la causa y llamada en garantía, o cita de saneamiento y

garantía.

En los primeros tiempos del derecho romano existía como forma de introducción del

juicio la llamada in ius vocatio, pero en la época avanzada del imperio, esta quedo sustituida por

la Litis denuntiatio, que tenía efecto meramente notificatorio de la Litis al demandado. Esta

forma se usó principalmente para informar al vendedor, de una causa en curso sobre la cosa

comprada, se refería también a cualquier citación ante la autoridad judicial (llamada a la causa).

En cambio, la llamada garantía, era de origen germánico. Mediante ella se pide en el

mismo juicio la condena del vendedor al resarcimiento. Sin embargo, la Litis denunciatio romana

se sustituyó más tarde en Alemania a la llamada garantía germánica y está en injerto en Italia

sobre la llamada a la causa, derivada de la denuncia de la Litis romana, conviviendo con ella.

De este modo, queda evidente que según la concepción romana, la llamada a la cusa tenía

solo la finalidad notificatorio de la Litis al autor o vendedor para que este ayudase y asistiese a la

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parte en el proceso de evicción, mientras que en el concepción francesa, de raíz germánica, la

cita al causante originaba en este el deber de defensa en el mismo juicio (llamada en garantía).

Nuestro código siguió en este punto la tradición francesa que sirvió de modelo a muchos

códigos modernos, en los cuales la llamada de terceros a la causa (intervención forzada) es

admitida, bien para la integración del contradictorio, por ser común al tercero la causa pendiente,

o bien porque la parte pretenda un derecho de saneamiento o de garantía (cita de saneamiento y

de garantía) respecto del tercero.

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CONCLUSIÓN

En cuanto al análisis de la naturaleza jurídica de la oposición al embargo tenemos que

esta surge como una intervención voluntaria la cual es diligenciada a través de un escrito público

que es introducido ante el tribunal que haya dictado dicho embargo. Ante la posibilidad de que

ocurra la oposición a los embargos el Art. 587 no indica que ninguna de las medidas de que trata

este título podrá ejecutarse sino sobre bienes que sean propiedad de aquel contra quien se libren,

salvo los casos previstos en el Art. 599.

Para esto, la disposición del Art. 546 del C.P.C. nos exige que para la renovación del

embargo que la cosa se encuentre verdaderamente en poder del tercero y que esté presente

prueba fehaciente de la propiedad de la cosa por un acto jurídico valido, cosa en el cual se

suspende inmediatamente la medida.

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REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

 A. Rengel-Romberg Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano (Según el

Nuevo Código de 1987). 13º Edición Caracas: Ediciones Paredes Caracas-

Venezuela. (Tomo III Teoría General del Proceso).

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