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Romper El Monopolio PDF
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DEL CONOCIMIENTO
Situación actual y perspectivas
de la Investigación-Acción Participativa
en el mundo*
Mohammed Anisur Rahman
Orlando Fais Borda**
1. IAP, la sigla de ' Investigación Acción Participativa", se usa movimiento que, según parece, ha Uegaoo a i.n punto muer
en la América Latina. PAR, o sea Participatory Action- to intelectual (véase !a Sección 3) Así mismo, señalamos
Research, se ha adoptado no solo en los países de habla in nuestras divergencias de la limitada “intervención sociológi
glesa sino también en el norte y centro de Europa: pesquisa ca" de Alain Touraine y la “antropología de la acción" de
participante en el Brasil; ricerca partecipativa, enquête- Sol Tax y otros, escuelas que no pasan de la técnica del muy
participation, recherche-action, Pantizipative Aktionsfor- objetivo y algo distanciado observador participante.
chungen otras partes del mundo. En nuestra opinión, no hay 2. Vivencia es un neolog'smo introducido por el filósofo José
en estas denominaciones diferencias significativas; no las Ortega y Gassot. al adoptar la palabra Erlebni.-tde la literatu
hay especialmente entre IAP e IP (Investigación Participati ra existencialista alemana, en la primera mitad del siglo XX.
va). Pero es preferible, como en la IAP, especificar el compo En inglés life-experience es una forma común pero aproxi-
nente de la Acción, puesto que deseamos hacer comprender mativa; en realidad, el concepto abarca un sentido más ain -
que “se trata de una investigación-acción que es participati plio, pues según éste una persona no llega a la realización de
va y una investigación participativa que se funde con la ac su ser en las actividades de su interior, en su yo, sino que la
ción (para transformar la realidad)“ (Rahman 1985: 108). De encuentra en la osmótica “condición de 3er otro ' que es de
ahí también nuestras diferencias con la vieja línea de proce la naturaleza y en toda la extensión de la sociedad, asi como
dimiento de la investigación-acción propuesta por Kurt en el proceso de aprender con el corazón, a más de con el
Lewin en Estados Unidos con otros propósitos y valores, cerebro.
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ROMPER EL MONOPOLIO DEL CONOCIMIENTO. M. ANISUR R., O. FALS B. 47
Hasta el año de 1977, aproximadamente, nues relación verdaderamente dialógica sin presun
tro trabajo inicial se caracterizó por esta ten ción de tener una “conciencia avanzada” — ,
dencia activista y un tanto antiprofesional involucrarse en las luchas populares y estar
(abandonando algunos nuestros cargos univer dispuestos a modificar las propias concepcio
sitarios) ; de ahí la importancia dada a técnicas nes ideológicas mediante una interacción con
innovadoras de investigación en el terreno, ta esas luchas; además, tales líderes orgánicos
les como la “intervención social” y la “investi deberían estar dispuestos a rendir cuentas a
gación militante’ ’ que contempla una organiza los grupos de base en formas genuinamente
ción de partido político. Además, aplicamos la democráticas y participativas.
“concientización” de Paulo Feire, como tam
bién el “compromiso” y la “inserción” en el No es nuevo, claro está, el interés en una parti
proceso social. Encontramos inspiración en el cipación social, política y económica como ele
marxismo talmúdico que por entonces estaba mento de la democracia. Ya Adam Smith en su
en boga. Nuestra disposición de ánimo y nues definición de “equidad” hablaba de la “parti
tras lealtades se oponían en forma decidida a cipación en el sentido de compartir el producto
las instituciones establecidas (gobiernos, parti del trabajo social”. Esta definición, comple
dos políticos tradicionales, iglesias, la universi mentada luego por ideas de P. J. Proudhon y
dad anquilosada), de tal modo que se pueden J. S. Mili y por ensayos escritos por Tolstoi y el
considerar aquellos años más que todo como la príncipe Kropotkin, nos permite ver las crasas
fase iconoclasta de nuestros trabajos. No obs deficiencias ideológicas de los teóricos libera
tante, asomaron ciertas constantes que habían les, las de las burocracias internacionales de
de acompañarnos a lo largo de los periodos guantes profilácticos, y las de los despóticos
subsiguientes hasta hoy; entre ellas están el hombres de Estado contemporáneos que se
énfasis en puntos de vista holísticos (integra atreven a designar sus movilizaciones y políti
dos) y en métodos cualitativos de análisis. cas represivas como “participativas”. Pero
nosotros no podíamos contentarnos con propo
El activismo y el dogmatismo de ese primer ner solamente una participación equitativa en
período fueron reemplazados por la reflexión, el producto social, si el básico poder original
sin que perdiéramos nuestro impulso en el tra para crear ese producto —es decir, ejercer la
bajo de campo. Esta búsqueda del equilibrio se iniciativa— no fuera compartido también en
evidenció de manera notable en el Simposio forma equitativa. Todo lo cual imponía la nece
Mundial sobre Investigación-Acción celebrado sidad lógica de definir cada vez qué se quería
en Cartagena, Colombia, en abril de 1977, con decir con el concepto central de participación y
el auspicio de Instituciones Democráticas de con sus elementos concomitantes, y en cuáles
Apoyo Popular (IDAP) colombianas (3) y algu contextos.
nas entidades ONG nacionales e internaciona
les. Además de a Marx, se destacó en ese en Por consiguiente, durante este período de
cuentro, lo mismo que en posteriores ocasiones autorreflexión descubrimos la necesidad de la
similares, a Antonio Gramsci como importante transparencia en nuestras exposiciones y en
guía técnico. nuestros actos. Insistimos en ella en toda pro
posición teórica sobre participación, democra
De Gramsci tomamos, entre otros elementos, cia y pluralismo. Estas tesis orientaron nues
su categoría del “intelectual orgánico”, por la tras labores posteriores. Empezamos a com
cual aprendimos a reinterpretar la teoría leni prender que la IAP no era tan solo una metodo
nista de la vanguardia. Comprendimos que logía de investigación con el fin de desarrollar
para que los agentes externos se incorporasen modelos simétricos, sujeto/sujeto, y contrao-
en una vanguardia orgánica deberían estable presivos de la vida social, económica y política,
cer con el pueblo una relación horizontal —una sino también una expresión del activismo so
cial. Llevaba implícito un compromiso ideológi
co para contribuir a la praxis (colectiva) del
3. Parece que está más de acuerdo con los hechos emplear esta pueblo. Resultó ésta ser también, desde luego,
sigla positiva que la corriente designación de ONG (“ Organi la praxis de los propios activistas (los investi
zación No Gubernamental”), puesto que, por lo general, los
gobiernos y las instituciones oficiales no son los referentes gadores de la IAP), toda vez que la vida de
de tales entidades. cada persona es, de manera formal o informal,
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una suerte de praxis. Pero el apoyo a los colec consecuencia de ello y de la etapa reflexiva
tivos populares y a su praxis sistemática llegó a anterior así como del impacto de los procesos
ser, como lo es todavía, un objetivo principal de la vida real, la IAP logró establecer hasta
de la IAP, hasta el punto de proponernos crear cierto punto su identidad, y avanzó más allá de
una orientación interdisciplinaria denominada las restringidas cuestiones comunitarias, cam
“praxiología”, o sea “la ciencia de la praxis”. pesinas y locales hasta los más amplios y com
(Cf. O’Connor 1987: 13). plejos problemas urbanos, económicos y regio
nales. De especial interés resultaron las espe
El traducir tales ideas a la práctica y viceversa ranzas y perspectivas de los movimientos so
llegó a ser la tarea de varios colegas en muchas ciales y políticos independientes (muy rara vez
partes del mundo: el grupo Bhoomi Sena de la nos relacionamos con partidos políticos esta
India; los finados Andrew Pearse (Inglaterra- blecidos), movimientos que esperaban de no
Colombia) y Antón de Schutter (Holanda- sotros apoyo teórico y sistemático.
México); Gustavo Esteva, Rodolfo Stavenha-
Los investigadores de la IAP nos pusimos en
gen, Lourdes Arizpe, Luis Lopezllera en Méxi
tonces a emplear el método comparativo (Nica
co; Vandana Shiva, Walter Fernandes, Rajesh
Tandon, S.D. Sheth, Dutta Savle en la India; ragua, México, Colombia: Fals Borda 1988) y a
extender nuestra atención a campos como la
S. Tilakahatna y P. Wignaraja en Sri Lanka;
medicina, la economía “descalza”, la planifi
Yash Tandon en Uganda; Kemal Mustafa en
cación, ía historia, la teología de la liberación,
Tanzania; Maija Liisa Swantz en Finlandia;
la filosofía, la antropología, la sociología y el
Guy Le-Boterf en Nicaragua y Francia; Ton de
trabajo social, agudizando esta atención a ve
Wit, Vera Gianotten en Perú; Joáo Bosco Pin
ces mediante discusiones tangenciales. Hubo
to, Joáo Francisco de Souza, Carlos Rodrigues
mayor comprensión para ver el conocimiento
Brandáo, Hugo Lovisolo en el Brasil; Gustavo
también como poder; sentimos la necesidad de
de Roux, Alvaro Velasco, John Jairo Cárdenas,
intercambiar información en talleres y semina
Ernesto Parra, Augusto Libreros, Guillermo
rios; y descubrimos la necesidad de preparar
Hoyos, Víctor Negrete, Marco R. Mejía y León
un nuevo tipo de activistas sociales. Se ensayó
Zamosc en Colombia; Harald Swedner y An-
la coordinación internacional entre nosotros en
ders Rudqvist en Suecia; Xavier Albó y Silvia
varios lugares (Santiago de Chile, México,
Rivera en Bolivia; Heinz Moser y Helmut Or-
Nueva Delhi, Colombo, Dar-es-Salaam, Roma)
nauer en Alemania y Austria; Budd Hall en el
y se puso en operación un Grupo Internacional
Canadá; Sithembiso Nyoni en Zimbabwe;
de Iniciativas de Base (IGGRI) en 1986. Hubo
Mary Racelis en las Filipinas; John Gaventa,
en años recientes una pausada clarificación de
Manuel Rozental, D. G. Thompson en América
del Norte; Jan de Vries y Thord Erasmie en ideas y procedimientos, inclusive una discu
sión epistemológica sobre vínculos y fines.
Holanda; Francisco Vio Grossi y Marcela Ga-
jardo en Chile; Ricardo Cetrulo en Uruguay; Este fue, por lo mismo, un período de expan
Isabel Hernández en la Argentina; Paul sión. La IAP dio más pruebas de madurez inte
Oquist, Carlos Núñez, Raúl Leis, Oscar Lara y lectual y práctica, a medida que llegaban noti
Malena de Montis en Centroamérica; y muchos cías de trabajos en el terreno y se acumulaban
otros (véanse bibliografías en Fals Borda 1987 publicaciones en varios idiomas sobre realiza
y 1988). Algunas instituciones, como la Oficina ciones incuestionables en la recuperación de
Internacional del Trabajo, el Instituto de las fincas rurales (de modo sangriento muchas
Naciones Unidas de Investigaciones para el veces, por desgracia), en las formas de atender
Desarrollo Social, el Consejo Internacional de la salud pública combinadas con la medicina
Educación de Adultos y la Sociedad de Desa popular, en la educación crítica más allá de la
rrollo Internacional, hicieron contribuciones a concientización, en el control de la tecnología
nuestro movimiento. adoptada entre los campesinos, en el estímulo
de la liberación femenina, en el apoyo a la cul
En 1982 hubo una primera presentación formal tura popular y a la música de protesta, a activi
de nuestro tema en los círculos académicos dades constructivas de la juventud, a coopera
durante el Décimo Congreso Mundial de Socio tivas de pescadores, a comunidades cristianas
logía en la ciudad de México (Rahman 1985). A de base, etc.
ROMPER EL MONOPOLIO DEL CONOCIMIENTO. M. ANISUR R , O. FALS B. 49
Este trabajo, naturalmente resultó tentador de nuestra iconoclasia original (4). Y conviene,
como alternativa para aquellas organizaciones en este momento de desafio, que recordemos
de la sociedad civil y otras agencias que ve nosotros y recordemos a los demás, que se
nían, hacía décadas, haciendo “proyectos de hace una decisión o escogencia existencial más
desarrollo” paralelos, especialmente en desa bien permanente cuando uno decide vivir y tra
rrollo comunitario, cooperativismo, educación bajar con la IAP. Nuestro propósito no ha sido
vocacional y adulta y extensión agrícola, pero ni es el fabricar un producto terminado, hacer
sin resultados convincentes. Así fue como mi un fácil anteproyecto totalmente definido o
radas antes escépticas o desdeñosas se dirigie proponer una panacea. Recordemos que la
ron cada vez más a las experiencias de la LAP. IAP, a la vez que hace hincapié en una rigurosa
Aumentaron las críticas a las ideologías de la búsqueda de conocimientos, es un proceso
“modernización” y el “desarrollo” (Escobar abierto de vida y de trabajo, una vivencia, una
1987). Se generalizó una mayor comprensión, y progresiva evolución hacia una transformación
se abrió el camino para movimientos favora total y estructural de la sociedad y de la cultura
bles a una posible cooptación de parte del Esta con objetivos sucesivos y parcialmente coinci
blecimiento, así como para una convergencia dentes. Es un proceso que requiere un compro
con colegas que comprendieran nuestros pos miso, una postura ética, y persistencia en todos
tulados pero hubieran tomado puntos de salida los niveles. En fin, es una filosofía de la vida en
diferentes. A medida que nuestro enfoque fue la misma medida en que es un método.
adquiriendo respetabilidad, muchos funciona
rios e investigadores empezaron a dar a enten Esta escogencia o decisión filosófica, ética y
der que practicaban la IAP, cuando en verdad metodológica es una tarea permanente. Ade
hacían cosas distintas. Esto fue para nosotros más, debe entenderse y hacerse más general.
un reto que nos incitó a puntualizar todavía Un investigador-activista comprometido no va
más los conceptos, de modo que no hubiera a desear, ni ahora ni en el futuro, ayudar a las
confusión. Además, quisimos construir defen élites y clases oligárquicas que han acumulado
sas contra la cooptación. poder y conocimiento con un irresponsable es
píritu de corta visión y craso egoísmo. Ellas
Es importante tener muy en cuenta el hecho de
mismas saben que han administrado mal ese
que este proceso de cooptación esté ahora bien
conocimiento y ese poder que hubieran podido
desarrollado y que también una convergencia
favorecer a la sociedad, la cultura y la naturale
teórica y metodológica con la I AP haya avanza
za, porque han preferido inventar e impulsar
do, si bien algunas veces sin completa com
estructuras explotadoras y opresivas. Por tan
prensión de la fusión de conceptos y procedi
to, obviamente, una tarea principal para la
mientos (véase más adelante). Estos signos tie
IAP, ahora y en el futuro, es aumentar no sólo
nen para la IAP múltiples consecuencias, de
el poder de las gentes comunes y corrientes y
las cuales debemos ser muy conscientes quie
de las clases subordinadas, debidamente ilus
nes a ella nos dedicamos. Dejemos por el
tradas, sino también su control sobre el proce
momento de pensar que hemos ganado una
so de producción de conocimientos, así como
justificada victoria sobre los sistemas dominan
del almacenamiento y uso de ellos. Todo con el
tes de pensamiento y de política y reconozca
fin de romper y/o transformar el actual mono
mos, más bien, que en esto hay peligros para la
polio de la ciencia y la cultura detentado por los
supervivencia de los ideales originarios de la
grupos elitistas opresores (Rahman 1985r 119;
IAP. Claro que estos signos llevan también a
cf. Hall 1978).
modificar nuestra visión de la IAP al colocarla
en una perspectiva histórica más amplia, y
mirar más allá de sus actuales contornos.
Esperamos que las últimas contribuciones sir 4. Es útil recordar las dificultades iniciales de René Descartes
van para examinar constructivamente estas en la Universidad de Leiden cuando propuso su método, ha
tendencias de modo que podamos avanzar ha biéndolo escrito no en latín sino en francés como un desafio a
la rigida tradición académica, y tuvo que abandonar su pues
cia el futuro con el ánimo de reforzar nuestro to por ser acusado de anabaptista. Lo que los victoriosos car
propósito original y reavivar nuestras primeras tesianos hicieron después con ese método es otro asunto,
decisiones críticas. No debemos arrepentimos aunque nos interesa igualmente.
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rando aportaciones de investigadores vetera Los nuevos críticos del Desarrollo y Organiza
nos, como T. R. Batten (“procedimiento no ción aconsejan dos maneras de evitar esos fra
direccional’’), Irwin Sanders (“exploración so casos: 1 ) desarrollar una “metateoría socio-
cial’’) y Harold Kaufman (“procedimiento racionalista” que incluya valores éticos y una
basado en la acción’’) (Fear y Schwarzweller, “visión del bien”; y 2 ) practicar un “modo de
1985: xi - xxxvi). “La validez político-económi indagación valorativa” como “manera de con
ca es tan importante como la validez científi vivir con las diversas formas de organización
ca’’: es éste un principio heterodoxo recomen social que necesitamos estudiar, y también de
dado ahora para aplicar la “investigación- participar directamente en ellas”. Es fácil per
acción al desarrollo comunitario’’ (Littrell, cibir que la escuela de Desarrollo-Organiza
1985). Este adelanto cualitativo y participativo ción, acaso como resultado dé una comunica
en la sociología rural contemporánea ha resul ción intelectual osmótica, se ha acercado a la
tado útil para el estudio de sistemas agrícolas, IAP, a la cual se la llama allí con el nuevo mote
los síndromes de pobreza y hambre, el control de “indagación valorativa”, en tanto que a la
del ambiente y el manejo de la producción agrí praxiología se la bautiza como “socio-raciona
cola vistos como una “sociología de la agricul lismo”. Quizá les fuera más fácil aclarar sus
tura” más comprensiva; en tanto que otros posturas teóricas si las aportaciones a la IAP
hablan de “agricultura alternativa’’, de “tec hechas en el Tercer Mundo y otras partes fue
nologías alternativas’’ y aun de una “sociedad sen tenidas seriamente en cuenta por los
alternativa’’. miembros del DO, y también por los sociólogos
rurales, de manera que los paradigmas busca
La escuela psicosocial de Kurt Lewin, quien dos por ellos pudieran al fin ser construidos.
fue el primero en presentar en los Estados Uni
dos el concepto de “investigación-acción’’ en En cuanto a nosotros los de la IAP, si bien a
el decenio de 1940, está en trance evolutivo veces hemos tenido la tentación de creer que
hacia esta convergencia. Si bien el trabajo de hemos estado desarrollando un paradigma al
Lewin en genera! expresaba preocupaciones ternativo en las ciencias sociales, nuestra acti
similares a las de la IAP de hoy (teoría/prácti tud ahora es más cautelosa. Si aplicamos lite
ralmente los principios de Thomas Kuhn, no
ca, el uso social de la ciencia, el lenguaje y la
querríamos convertirnos en cancerberos auto-
pertinencia de la información), sus seguidores,
designados del nuevo conocimiento para diri
un poco después de su muerte, redujeron la
mir sobre cuáles elementos son científicos y
muy amplia trascendencia de las intuiciones de
cuáles no. Hacer el mismo juego de los colegas
Lewin, atándolas a procesos en grupos peque
del rutinario ámbito universitario —el juego de
ños, como en la administración de una fábrica,
superioridad intelectual y control técnico del
y a cuestiones clínicas, como las atinentes a la
rehabilitación de excombatientes. Ya en 1970 cual nosotros desconfiamos—, sería una victo
los implícitos dilemas experimentados por los ria pírrica para nosotros. Acaso, según lo antes
seguidores de Lewin habían llegado a ser evi explicado y de acuerdo con Foucault, debiéra
dentes (Rapoport 1970); pero eso no les impi mos contentarnos con sistematizaciones con
dió formar la actual vertiente llamada de Desa ceptuales sucesivas más modestas de “conoci
rrollo y Organización (DO) para la investiga mientos subyugados” como una tarea perpe
ción-acción, que se ha aplicado en el trabajo tua, lo cual resulta más estimulante y más
comunitario, los sistemas educativos y el cam creador (5).
bio de organizaciones. En los primeros años
del decenio de 1980 se hicieron esfuerzos para 5. Puede hacerse una lista de sistematizaciones conceptuales o
proposiciones teóricas que han salido de trabajos con la IAP
usar lo que se quiso considerar como un méto y sus vertientes, entre ellas las siguientes: teorías sobre la
do de “investigación-acción participativa’’, y regionalidad, la dialógica (no confundirla con el reciente des
cubrimiento del “dialogismo” de M. Bakhtin, que se discute
así lo designaron algunos. No obstante, hace como elemento de la teoría del lenguaje y la comunicación),
muy poco se nos informó que el DO es unidi la subversión moral, el culturalismo político, la autonomía,
mensional, que no alcanza a promover ningún las relaciones de producción del conocimiento, la dinámica
conocimiento significativo de la sociedad, y comunicativa, la vanguardia orgánica, y los movimientos
sociales. [A este respecto, compárese este resultado de tra
que refuerza y perfecciona el statu quo conven bajos concretos sobre la realidad social, política, económica y
cional (Cooperrider y Srivasta 1987). cultural con las disquisiciones de Fernando Uricoechea en
Análisis Político, No. 4 (mayo-agosto 1988), al reseñar la
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por resultado ei aumento del poder del Estado proyecte “más allá del desarrollo” y más allá
y el dominio de la burocracia sobre el pueblo, de sí misma hacia una humanística reorienta
una burocracia por lo general corrompida e ción de la tecnología cartesiana y de la raciona
incapaz de generar verdadero progreso para la lidad instrumental. Hemos tratado de hacerlo
sociedad. dando más importancia a la escala humana y a
lo cualitativo, y desmitificando la investigación
La IAP hasta ahora nos ha permitido estudiar
esta trágica situación y obrar sobre ella, reco y su jerga técnica (cf. Feyerabend 1987). Así
nociendo la incidencia de las relaciones que se mismo, hemos trabajado para que simultánea
forman entre conocimientos diversos. Esto mente la sabiduría popular y el sentido común
se enriquezcan y se defiendan para el necesa
supera el ritual de los análisis que se hacen
rio progreso de las clases trabajadoras y explo
rutinariamente sobre la producción material, y
tadas dentro de un tipo de sociedad más justa,
nos ayuda a justificar la persistencia cíclica de
más productiva y más democrática (cf. Boudon
nuestro enfoque. Como se recuerda en páginas
1988). El empeño nuestro ha sido tratar de
anteriores, podemos comprender que, a fin de
combinar esos dos tipos de conocimientos, con
dominar al pueblo y hacerlo dependiente y
la mira de que se inventen o se adopten técni
sumiso en espera de liderazgo e iniciativa (sea
cas apropiadas sin destruir raíces culturales
para el llamado “desarrollo”, sea para el cam
particulares.
bio social), el arma decisiva en manos de las
élites ha sido la supuesta autoridad de los co
Es esta una tarea esencial que nos atañe a no
nocimientos formales sobre el conocimiento
popular. Lo formal ha sido propiedad exclusiva sotros y a muchos más, una tarea en la que el
mejor y más constructivo conocimiento acadé
de esas élites. Grupos que se han arrogado la
mico se pueda subsumir con una pertinente y
postura de vanguardias se han servido de esos
conocimientos formales como medio para hacer congruente ciencia popular y tradicional. Los
activistas de la IAP hemos venido construyen
valer sus credenciales como conductores del
do “puentes para el reencantamiento” entre
pueblo hacia movilizaciones revolucionarias,
las dos tradiciones. Parece importante perse
así como para la reconstrucción posrevolucio-
verar en esta tarea, a fin de producir una cien
naria. De igual modo, en otras sociedades, lí
cia que en verdad libere un conocimiento para
deres provistos de sus propias credenciales
educativas (y además acompañados de una la vida.
cohorte de profesionales a sus órdenes) han Por otra parte, queda el asunto de la índole
tenido la misma presunción. problemática del poder estatal de hoy con sus
Por tanto, las relaciones desiguales de produc inclinaciones y expresiones violentas. Nos
ción de conocimiento vienen a ser un factor crí hemos acostumbrado a ver el centralizado
tico que perpetúa la dominación de una élite o Estado-nación como algo dado o natural, como
clase sobre los pueblos. Esas relaciones desi un fetiche. En realidad, se ha gastado mucha
guales producen nuevas formas de dominación energía para construir tales máquinas y estruc
si las antiguas no se eliminan con cuidado o turas de poder durante varias generaciones,
previsión. Creemos y afirmamos que la IAP desde el siglo XVI, con los nada satisfactorios
puede seguir siendo durante un buen tiempo resultados antes expuestos. Hoy los practican
un movimiento mundial dirigido y destinado a tes de nuestra metodología, así como personas
cambiar esta situación, a estimular el conoci de muchas otras vertientes, nos estamos dando
miento popular, entendido como sabiduría y cuenta de la necesidad de refrenar ese violento
conocimientos propios, o como algo que ha de poder estatal y dar otra oportunidad a la socie
ser adquirido por la autoinvestigación del pue dad civil, la oportunidad de recargar sus bate
blo. Todo ello con el fin de que sirva de base rías y de articular y poner en acción su difusa
principal de una acción popular para el cambio potencia. Es éste el poder del pueblo. Se trata
social y para un progreso genuino en el secular de un esfuerzo que se extiende de abajo hacia
empeño de realizar la igualdad y la democra arriba y de las periferias a los centros, un em
cia. peño en dejar de alimentar de manera incondi
cional el poder derivativo del Príncipe. (Ténga
Hemos esperado que, como parte de este em se en cuenta lo que con drarfiáticos resultados
peño, la investigación-acción participativa se ocurrió hace poco en México, en Haití, en Chi
54 ANALISIS POLITICO No. 5 - SEPTIEMBRE A DICIEMBRE DE 1988
le, en las Filipinas). De ahí la tendencia actual en la teoría, con subsecuentes etapas evoluti
a la autonomía, la independencia, la descentra vas de la humanidad. Aquel viejo compromiso
lización, el movimiento insurgente de las regio con la vida, sigue latente.
nes y provincias, así como la reorganización de
obsoletas estructuras nacionales emprendida Ginebra (Suiza) y Bogotá (Colombia),
por muchos grupos de base y por recientes agosto de i 988
movimientos culturales, étnicos, sociales y po
líticos y, en diferentes partes, también por las
REFERENCIAS
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