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Los matrimonios de esclavos en La Habana, 1585 - 1645

Author(s): Alejandro de la Fuente García


Source: Ibero-amerikanisches Archiv, Neue Folge, Vol. 16, No. 4 (1990), pp. 507-528
Published by: Iberoamericana Editorial Vervuert
Stable URL: https://www.jstor.org/stable/43392593
Accessed: 22-03-2020 14:27 UTC

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Los matrimonios de esclavos
en La Habana, 1585 - 1645

Alejandro de la Fuente García*

Los estudios acerca de la evolución de la población esclava en


Cuba no han abordado aún, en detalle, los componentes demográfi-
cos de esa evolución. El principal foco de atención ha estado en
determinar el número de esclavos que fueron importados al país en
diferentes épocas, aspecto que todavía no ha sido esclarecido satis-
factoriamente, especialmente en lo que concierne a los primeros
siglos de historia colonial, desde la conquista hasta mediados del
siglo XVIII.
Sin embargo, en los ricos y olvidados archivos eclesiásticos cuba-
nos se conservan, más o menos completas, las series de libros parro-
quiales que cubren los eventos poblacionales fundamentales: bau-
tismos (nacimientos), matrimonios y defunciones. Algunas de estas
series comienzan desde fines del siglo XVI, ya que los registros ante-
riores se han perdido o no se han localizado.

* Alejandro de la Fuente García: Licenciado en Derecho en la Universidad de La


Habana (Cuba). Se desempeña actualmente como investigador del Instituto de
Historia de Cuba y como profesor adjunto en la Universidad de La Habana. Ha
estudiado la evolución de la población esclava en la Isla en los siglos XVI y
XVII y actualmente realiza otros estudios en el campo de la demografía históri-
ca en ese período. Dirección: Archivo Nacional de Cuba, Compostela 906 esq.
San Isidro, Habana 1, Cuba.
El autor desea agradecer a la Dra. Luisa Alvarez Vázquez, destacada demogrā-
fā cubana, las útiles sugerencias brindadas en la realización de este trabajo. El
manejo de los libros parroquiales fue facilitado por Monseñor Carlos Manuel
de Céspedes, Vicario General de la Isla de Cuba, a quien lo agradecemos viva-
mente. Leandro Romero, precursor de estos estudios en Cuba, nos brindó en
todo momento su apoyo y valiosos conocimientos. Como siempre, la dirección
y el personal del Archivo Nacional de Cuba concedieron todas las facilidades
para la realización del estudio.

Ibero-Amerikanisches Archiv, 16.4: 507 - 528, Berlin 1990

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En este trabajo se estudia el fenómeno de la nupcialidad esclav


en La Habana hacia finales del siglo XVI y la primera mitad del s
XVII (1585 - 1645), a partir de los libros parroquiales más antig
que se conservan en el Archivo Histórico del Sagrario de la Cated
de La Habana (A.H.S.C.H): el "Libro Barajas de Matrimonios
Españoles" (1584 - 1622) y el "Libro Primero de Matrimonio
Españoles" (1622 - 1648). A pesar de su denominación -
españoles" - estos libros contienen los matrimonios registrados
esa época en la ciudad sin distinción étnica (blancos, negros, mu
tos, indios) o social (libres, esclavos, horros) alguna.
Las partidas matrimoniales suelen ser uniformes en relación
información que contienen: fecha, nombre y categoría del cura
oficia en la ceremonia; nombre, procedencia, raza y condic
social de los cónyuges y en algunos casos de sus padres; nombre
propietario, cuando procede, y de los padrinos del matrimonio.
edad de los cónyuges no es recogida, lo cual constituye una sen
deficiencia de esta información.
En general, en el período analizado se registran 3 190 matrimo-
nios que pueden ser clasificados, de acuerdo a la condición social de
los cónyuges, de la siguiente forma:

Tabla 1: Número de matrimonios


según la condición social de los cónyuges, 1585-1644

Tipo de matrimonio Número %


Libres 1.870 58,62
Esclavos 1.028 32,22
Mixtos 197 6,18
Horros 88 2,76
Desconocido 7 0,22

Fuente: A.H.S.C.H., Libro Barajas d


1584 - 1622. Libro primero de matr
1648.

Los matrimonios "libres" son aquellos en que ambos cónyuges


pertenecen, de nacimiento, a esa clase social; los esclavos están
constituidos por individuos sujetos a cautiverio, mientras en los
mixtos uno de los cónyuges es esclavo y el otro no. Los denominados
matrimonios "horros" se caracterizan por el hecho de que al menos
uno de los cónyuges es un liberto, es decir, un ex-esclavo o negro

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horro que había obtenido la libertad por cualquier v


pertenece a la misma condición, o es libre, ya que d
incluiría entre los mixtos.
Es válido aclarar que aunque existe una estrecha relación entre la
condición social y la raza de los cónyuges, ambas categorías no son
en lo absoluto equivalentes. De esta forma, entre los matrimonios
libres se incluyen no sólo los verificados entre individuos blancos,
sino también entre indios, negros libres y algunos interraciales. En
el caso de los esclavos, claro está, todos los participantes son negros
o mulatos, ya que no se ha localizado ningún matrimonio en que
intervengan esclavos berberiscos - norafricanos - que por su tez
clara eran llamados en la época "esclavos blancos".1
Dado que nuestro interés es estudiar el comportamiento de la
nupcialidad esclava, las categorías primera y tercera no serán
incluidas en este análisis; estas han sido utilizadas, unicamente, con
fines comparativos. Las otras dos categorías enunciadas, en cambio,
serán objeto de nuestra atención, ya que en las mismas al menos uno
de los cónyuges estaba sujeto a condiciones de cautiverio.

La población esclava habanera

Los datos disponibles para evaluar el crecimiento de la población


esclava habanera en los primeros siglos de historia colonial son
sumamente escasos y dispersos. De hecho, hasta el momento no se
ha determinado con un grado de aproximación confiable el número
de esclavos importados, ni se ha estudiado la dinámica evolutiva de
ese grupo poblacional.
Es probable que desde su fundación existieran en la villa algunos
esclavos, pero no es hasta 1544 que se cuenta con el primer dato
cierto, cuando el Obispo Sarmiento registra la existencia de
unos 200, incluyendo un número no determinado de indígenas es-
clavizados; las frecuentes peticiones de mano de obra dirigidas por

1 Sobre la presencia de esclavos norafricanos en La Habana, véase a Alejandro


de la Fuente García: "Denominaciones étnicas de los esclavos introducidos en
Cuba. Siglos XVI y XVII" (en Anales del Caribe , La Habana: Centro de Estu-
dios del Caribe, Casa de las Américas, Vol. 6. 1986, p. 83).

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esa época a la corona indican la existencia de una fuerte deman


agudizada hacia mediados de siglo por la promulgación de las Le
Nuevas en la Isla y la consiguiente abolición de la encomiend
A continuación se presentan, en resumen, los datos primarios
ponibles acerca del número de esclavos existentes en La Ha
entre 1540 y 1620:

Tabla 2: Población esclava habanera. Datos primarios, 1540 - 16

Año Número Fuentes

1544 200 El Obispo Sarmiento a S. M., 25-VII-1544.3


1600 1.800 Sesión del Cabildo de 2-XI-1600.4
1609 5.000 Certificación expedida por Gaspar de Borroto
de la sesión del Cabildo de 9-111-1609.^
1618 6.000 Memorial del Sargento Pedro Fernández,
vecino de La Habana (s/f).6

El dato de 1600 es un ajuste realizado a partir de una petición del


procurador de la ciudad ante el cabildo, en la que solicita se le dé
cumplimiento a un acuerdo anterior que prescribía la obligatorie-
dad de todos los dueños de declarar el número de esclavos que
poseían, para asentarlo en un "libro de manifestaciones" creado
especialmente para ello; según afirmaba textualmente el procura-
dor "habiendo mucha cantidad de esclavos en esta ciudad no [se]
han manifestado más de mil y tantos", por lo que la cifra adoptada
no resulta exagerada.

2 Alejandro de la Fuente García: "Introducción al estudio de la trata en Cuba.


Siglos XVI y XVII" (en Santiago, Santiago de Cuba: Revista de la Universidad
de Oriente, no. 61, Marzo 1986, p. 161).
3 Colección de documentos inéditos relativos al descubrimiento , conquista y colo-
nización de las antiguas posesiones españoles de Ultramar (segunda serie,
Madrid: Academia de la Historia 1885, t. VI, p. 221).
4 Oficina del Historiador de la Ciudad y Museo de la Ciudad de La Habana: Actas
capitulares del Ayuntamiento de La Habana. Trasuntadas (vol. 1599 - 1604,
fol. 508 v).
5 Archivo General de Indias (AGI), Santo Domingo, Leg. 116, Ramo III. Agradez-
co esta referencia al destacado historiador cubano César García del Pino.
6 Levi Marrero: Cuba : economía y sociedad (Madrid: Editorial Playor S.A. 1975,
t.V, p. 32).

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Obviamente la serie resulta demasiado peq


interpolaciones a partir de ella; más peligroso
curva obtenida para, sobre esa base, estima
población esclava hasta mediados del seiscie
embargo, es imprescindible para calcular las ta
lidad a lo largo del período estudiado.
Dada la visible escasez de datos de primera m
blecer un índice multiplicador de esclavos por v
testamentos contenidos en los Protocolos Notar
la época, con el objetivo de obtener registros c
períodos en que no se disponía de cifra alguna,
segunda mitad del siglo XVI y a mediados de l
Los resultados obtenidos fueron los siguientes:

Tabla 3: Número de esclavos por vecino (mu


según los testamentos de vecinos habanero

Período Número Esclavos por vecino

(Testamentos) Varones Hembras Total

1579 - 1589 19 0,53 0,53 1,05


1590 - 1599 45 1,67 1,16 2,82
1600 - 1609 88 2,28 1,38 3,66
1643 - 1648 79 2,92 1,61 4,53

Fuente: Archivo Nacional de Cuba (ANC),


banías Regueyra (1579 - 1609), Ortega (Í6

A partir de los multiplicadore


poblacionales en 1585, 1595 y 164
la deficiente serie original y, p
anuales de crecimiento geométric
po poblacional entre 1540 y 165
A modo de comprobación se calcu
pondiente a 1605 a partir de los í
obtuvo una cifra de 1595, a todas
en 1600 (tabla 2). La desigualdad p
do hecho de que las armazones d
mayoritaria composición mascul
La figura 1 muestra claramente
esclava habanera presenta dos et

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Fig. 1: Población esclava habanera, 1540 - 1650


(Fuente: v. texto).

mera en que el crecimiento del grupo se produce lentamente, com


prendida aproximadamente entre 1540 y la última década del siglo
con un momento inicial (1540 - 1570) en que permanece practica
mente estacionario. La segunda etapa, en cambio, se caracteriza po
un acusado crecimiento, más acelerado primero (1590 - 1610), con
una pendiente menor después (1610 - 1645).
El crecimiento poblacional de fines del siglo XVI se produce e
medio de una coyuntura económica favorable. Tras el estableci
miento del sistema de flotas (1561), La Habana, convertida en punt
de reunión de los buques que hacían la travesía de retorno a l
península, adquirió una creciente importancia y fue objeto de una
especial bonanza sustentada en su febril actividad mercantil portua-
ria.
El incremento numérico de los esclavos coincide con el estableci-
miento de la producción azucarera en el último lustro del siglo, la
construcción de costozas obras defensivas y el desarrollo de los asti-
lleros habaneros. No por casualidad, por la misma época el tema de

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la esclavitud se convierte en una preocupación


para las autoridades de la ciudad.7 Dicho incre
además, no fue privativo del sector esclavo, dete
te un sostenido crecimiento del número de vecinos establecidos en
la localidad y la existencia de un movimiento inmigratorio de no
escasa significación.8
La cantidad de esclavos introducidos en la ciudad aumenta consi-
derablemente a partir de 1595, fecha en que se suscribe el asiento
con el comerciante portugués Pedro Gómez Reynel.9 En trabajos
anteriores, a partir de fuentes diversas, se ha logrado establecer que
en la última década del siglo la ciudad recibió algo más de mil escla-
vos, de los cuales casi 800 lo hicieron a la sombra del mencionado
asiento.10

A partir de la segunda década del XVII el grupo mantiene una cla-


ra tendencia creciente, aunque a un ritmo visiblemente menor que
el observado entre 1590 y 1610. Este comportamiento pudiera estar
asociado a la exclusión de La Habana como punto de destino de los
embarques negreros, cuando en 1604 se prohibe taxativamente la
introducción de africanos en otros puertos que no fueran Cartagena
y Veracruz.11 Si se continuara la serie, la misma reflejaría, probable-
mente, la interrupción del tráfico negrero ocurrida en la década del
cuarenta por la sublevación de Portugal.
Los documentos de la época ofrecen la impresión de que una bue-
na parte de estos esclavos se destinaban a las labores urbanas, ya que
la agricultura y la ganadería - si se exceptúa la producción azucare-

7 Alejandro de la Fuente García: "Rebeldía esclava y represión esclavista. Cuba:


siglos XVI y XVII" (en Alcance a la Revista de la Biblioteca Nacional José
Martí , La Habana, Año 2, no. 2, 1988, p. 11).
8 Jorge E. Hardoy y Carmen Aranovich: "Escalas y funciones urbanas en Améri-
ca Hispánica hacia el año 1600. Primeras conclusiones" (en Jorge E. Hardoy y
Richard P. Schaedel, El proceso de urbanización en América desde sus orígenes
hasta nuestros días, Buenos Aires: Instituto Torcuato di Telia 1969, p. 191).
9 El asiento aparece reproducido en Diego de Encinas: Cedulario Indiano
(Madrid: Ediciones Cultura Hispánica 1946, t. IV, fol. 401).
10 Enriqueta Vila Vilar: Hispanoamérica y el comercio de esclavos (Sevilla:
Escuela de Estudios Hispanoamericanos 1977, Anexo II).
1 1 Enriqueta Vila Vilar: "La esclavitud en el Caribe, Florida y Luisiana: algunos
datos generales para su estudio" (en La influencia de España en el Caribe, la
Florida y la Luisiana, 1500 - 1800, Madrid: Instituto de Cooperación Ibero-
americana 1983, p. 118).

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ra, todavía incipiente, aunque en franco crecimiento - consum


ron limitadas cantidades de fuerza de trabajo. Es común, por ej
plo, que un hato o corral fuera atendido por sólo dos o tres escla
encargados del ciudado del fundo y de montear el ganado cua
fuera necesario.12
En la ciudad, los esclavos desarrollaban numerosas actividades
vinculadas a la esfera constructiva, a servicios de todo tipo y a la
producción artesanal de géneros diversos. Muchos eran explotados
como jornaleros, sistema mediante el cual el esclavo quedaba
únicamente obligado a entregar cierta renta al amo por su trabajo,
conservando un apreciable grado de autonomía. Las mujeres eran
frecuentemente dedicadas a la prostitución y su participación en los
servicios - como taberneras, hospederas, vendedoras - era muy
vigorosa. Algunos de estos esclavos lograban capitalizar significati-
vas sumas de dinero, adquiriendo su libertad.
Aunque las partidas no lo aclaran, es probable que los matrimo-
nios estudiados estuvieran constituidos, fundamentalmente, por
estos esclavos urbanos, que necesariamente presentaban una mayor
integración a las instituciones dominantes.

Los matrimonios esclavos

La legislación castellana le confería validez y protección jurídica


al matrimonio entre esclavos, aún cuando estos pertenecieran a
dueños diferentes.13 El tema, tratado in extenso en las Siete Parti
das, es objeto de regulaciones posteriores dirigidas especialmente a
mundo americano. Toda esta normatividad sustentaba, en general,
tres principios básicos:
a) El reconocimiento de la capacidad del esclavo para contraer
matrimonio.
b) La libertad consensual del matrimonio canónico, manifestada
especialmente en aquellas disposiciones encaminadas a fo-
12 ANC, Protocolos Notariales de La Habana , Escribanía Regueyra, 1610, fols. 5 1
y 157 v.
13 Ley 1, Título 5, Partida IV. Hemos utilizado la edición de las Partidas conteni-
da en Los Códigos españoles concordados y anotados (segunda edición, Madrid
1872).

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Los matrimonios de esclavos 515

Fig. 2: Matrimonios de esclavos: Valores quinquen


(Fuente: v. texto).

mentar las uniones entre esclavos, en las que


miento de las partes era siempre respetado
una Real Provision de 28-VI-1527 dirigida a e
monio ha de ser libre y no premioso".14
c) El otro principio doctrinalmente sustenta
que, como norma, el matrimonio no constitu
cipación. Este criterio, sancionado en las Part
cado por numerosas disposiciones posteriores
El número de matrimonios registrados muestr
miento en el período comprendido entre fina
mediados del XVII. La figura 2 permite observar
dicho crecimiento comienza a manifestarse, real
la cuarta década del seiscientos, alcanzando su
entre 1630 y 1634.
Aunque este comportamiento es congruente con
la población esclava habanera en el período, es cu
en aquellas etapas en que se reporta una mayo

14 Richard Konetzke: Colección de documentos para la hi


social de Hispanoamérica , 1493 - 1810 (Madrid: Institut
t.I, p. 99).
15 Ley 1, Título 5, Partida IV.
16 Real Provisión de 1 l-V-1526 (en Colección [n. 3], t. IX, p. 239). Otros ejemplos
en Encinas ([n. 9], t. IV, fols. 385 - 387).

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Fig. 3: Tasas brutas anuales de nupcialidad: La Habana, 1585 - 16


(- esclavos, ++ libres. Fuente: v. texto).

esclavos - el decenio 1595 - 1605, por ejemplo - el número


matrimonios tiende a mantenerse bajo. La explicación pudiera e
asociada al hecho de que el acceso al matrimonio - blanco, cristi
no, ajeno - estaría mediado por un período más o menos prolon
do de integración cultural y de acatamiento de las instituci
sociales dominantes, extrañas al bozal recién importado.
El análisis de las tasas brutas de nupcialidad entre los escl
(figura 3) ratifica y, en cierto modo, rectifica la información co
nida en la figura 2. A pesar del reducido número de matrimon
registrados en el decenio 1585 - 1594, que representan únicame
el 5,8 % del total, las tasas brutas de nupcialidad se mantienen a
en comparación con el resto de la serie. Ello obedece, obviamen
que la población esclava existente en la villa por esa época era a
reducida, inferior al millar (figura 1). A partir de 1595 comienz
disminuir, manteniéndose bajas, con ligeras variaciones coyunt
Ies, hasta 1630. Existen años, incluso, en que no se reportan ma
monios esclavos (1598, 1600, 1601, 1602 y 1610) coincidiend
justamente, con un período de altos niveles de importación de
canos.

El alza de las tasas en la década del treinta es di


inicio, entre 1630 y 1636 las tasas de nupcialida
las libres, comportamiento observado únicamen

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Los matrimonios de esclavos 517

1585 - 1586. En general, sin embargo, la fre


monios entre los pobladores libres es considerab
3,76 veces como promedio, aunque el grado de d
mente elevado (dv. std. = 5,13).
Aunque no disponemos en épocas posteriores
res que permitan hacer comparaciones, a partir
niales del XIX es posible conocer la proporció
entre los dos grupos sociales (libres y esclavos) y
cia entre ellos para obtener, de esa forma, un r
con el nuestro.
Según el censo de 1846, 17 por ejemplo, la frecuencia de matrimo-
nios en la jurisdicción habanera era 7,2 veces superior entre los
libres que entre los esclavos, mientras quince años después (1860),
la mencionada diferencia tiende a disminuir, reflejando los profun-
dos cambios generados por la crisis del régimen y la creciente esca-
sez de fuerza de trabajo.18
El mayor acceso de los esclavos habaneros del seiscientos al
matrimonio no puede explicarse, como han pretendido algunos
autores,19 a partir de la tradición legislativa castellana sobre el tema
o del rol tutelar desempeñado por la Iglesia en este aspecto. De
hecho, esa tradición mantenía plena vigencia cuando hacia finales
del siglo XVIII el desenfrenado desarrollo de la plantación azuca-
rera suprimió violentamente cualquier manifestación de vida
sexual y familiar entre miles de esclavos.20
Por eso, el problema puede ser únicamente explicado en el con-
creto marco de las relaciones de explotación esclavistas vigentes en
cada etapa. En el período analizado, la orientación fundamental-
mente comercial de la economía habanera, la inexistencia de plan-

17 Cuadro estadístico de la siempre fiel Isla de Cuba, correspondiente al año 1846


(La Habana: Imprenta del Gobierno y Capitanía General por S.M. 1847).
18 Jacobo de la Pezuela y Lobo: Diccionario geográfico, estadístico , histórico de la
isla de Cuba (Madrid: Imprenta del Banco Industrial y Mercantil 1863, t. IV,
p. 254).
19 Herbert S. Klein: Slavery in the Americas. A Comparative Study of Virginia
and Cuba (London: Oxford University Press 1967, p. 104). Véase igualmente a
Frank Tannenbaum: Slave and Citizen. The Negro in the Americas (New York:
Alfred A. Knopf 1947, p. 98).
20 Manuel Moreno Fraginals: El ingenio. Complejo económico social cubano del
azúcar (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales 1978, t. II, p. 38).

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518 Alejandro de la Fuente García

taciones dedicadas a cultivos comerciales - dado el incipi


desarrollo de la producción azucarera y la falta de una coyun
exterior favorable - el carácter diversificado y autosuficiente de
unidades agrícolas y las peculiares formas que adoptó la expl
ción del esclavo en la ciudad, facilitaban la formación de fam
serviles. A ello contribuía, además, la existencia de cierta econo
personal entre los esclavos, indispensable para el desarrollo d
institución. Es ésta la que, por oposición a la plantación, se ha d
en llamar como etapa patriarcal, o semipatriarcal, de la esclavit
en Cuba.
El matrimonio esclavo fue también fomentado por considerársele
un eficaz medio de control social. Esta tesis, refrendada en nume-
rosísimos documentos legales esclavistas,21 partía del suspuesto de
que la familia tendía a dulcificar la vida del esclavo y a evitar, por
tanto, su natural tendencia a la rebelión. En fecha tan temprana
como 15 14 el Rey informaba al tesorero de La Española haber orde-
nado la introducción de esclavas que, "casándose con los esclavos
que hay, den éstos menos sospechas de alzamiento";22 años después,
una Real Cédula de 9-XI-1526 dirigida a las autoridades de Cuba
puntualizaba la necesidad de casar a los negros para que éstos "se
asegurasen y no se alzasen ni ausentasen" y para animarlos a "traba-
jar y servir a sus dueños con más voluntad".23 Con especial claridad,
los procuradores de la Isla sintetizaban este criterio al insistir, en
1528, en la necesidad de fomentar las uniones entre esclavos lo cual,

21 Real Provisión de 28-VI-1527 (en Konetzke [n. 14], t. I, p. 99). Véase, igual-
mente, la "Relación del estado de las Islas Española, Fernandina y Santiago"
realizada por el bachiller Alonso de Parada (1527), donde se apela al matri-
monio como fórmula pacificadora y las peticiones formuladas por la Junta de
Procuradores de Cuba (1540) en igual dirección (ambos documentos en Colec-
ción [n. 3], t. I, p. 438 y t. VI, p. 98). Sobre el asunto, Davidson señala: "The
King observed that a protected marital life, was not only a christian obligation
but also an essential mean of insuring slave tranquility and stability " (David M.
Davidson: "Negro Slave Control and Resistance in Colonial Mexico, 1519 -
1650", en Richard Price, ed., Maroon societies, Baltimore: The Johns Hopkins
University Press 1979, p. 85; los subrayados son nuestros).
22 José Antonio Saco: Historia de la esclavitud desde los tiempos más remotos
hasta nuestros días (La Habana: Imprenta "Alfa" 1936, t. IV, p. 83).
23 "Libros generalísimos de Reales Ordenes, nombramientos, gracias, etc.",
1526, fol. 15. ANC, Academia de la Historia, Leg. 80, no. 7.

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Los matrimonios de esclavos 519

Tabla 4: Distribución de los cónyuges


según color de la piel

Cónyuge masculino Cónyuge femenino

Negras Mulatas Total

Negros 1.007 0 1.007


Mulatos 16 4 20

Total 1.023 4 1.027

Fuente: Véase la tabla 1.


Nota: Hay un caso en el que, por el estado de deterioro de la partida, no
se conoce el color de los cónyuges.

expresaban textualmente, garantizaba que los mismos permanecie-


ran "casados y seguros".24
Según queda dicho, estos matrimonios estaban constituidos, fun-
damentalmente, por negros. Llama la atención el reducido número
de mulatos, a pesar de que abundantes evidencias son indicativas de
la existencia de un proceso de mestizaje en la Isla. Del total de suje-
tos, sólo el 1,9% estaba constituido por mulatos (tabla 4).
El número de mulatos es especialmente escaso entre las mujeres
(0,4 % solamente) y, algo curioso, ninguna contrae matrimonio con
negros. Ello indica la existencia de altos niveles de manumisión en
el grupo, fenómeno detectado en varios países del continente.25 Así,
del total de mulatas que intervienen en todos los matrimonios regis-
trados - incluyendo a los libres - el 93,7 % eran libres, mientras
entre los hombres esta proporción era algo menor, de un 66,2 %.
Las mulatas, además, intervenían con mayor frecuencia que los
hombres en uniones interraciales, con cónyuges blancos.
Entre los esclavos, los segundos matrimonios - por disolución del
matrimonio anterior, generalmente por la muerte de uno de los
cónyuges - constituían una minoría absoluta, pues en sólo treinta y
seis casos (3,5 %) alguno de los participantes había contraído matri-
monio con anterioridad. Las mujeres contraían segundas nupcias
1,5 veces más que los hombres, lo cual es reflejo de la despropor-

24 Colección ([n. 3], t. IV, p. 11 y 14).


25 Stuart B. Schwartz: "The Manumission of Slaves in Colonial Brazil: Bahia,
1684 - 1745" (en The Hispanic American Historical Review, 54, nov. 1974,
p. 618).

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520 Alejandro de la Fuente García

Tabla 5: Zonas de procedencia u origen de los cónyuges

Cónyuge masculino Cónyuge femenino


I II III IV VI

I Senegambia y Cabo Verde 25 7 10 17 0


II Sierra Leona y Costa de Oro 8 17 15 15 0
III Costa de los Esclavos y Congo 6 11 76 108 0
IV Angola 7 3 93 409 0
V Mozambique 0 0 0 4 0
VI América (criollos) 1 2 8 14 7
Fuente: Véase la tabla 1.
Nota: La variable no aparece registrada en 165 partidas. La zona de Mozambique no se
incluye entre las mujeres por no existir ninguna con esa procedencia.

ción sexual existente entre los esclavos, producida por la composi-


ción mayoritariamente masculina de las armazones.
Un aspecto de sumo interés es el relativo a la procedencia de los
esclavos. La tabla 5 muestra el origen de ambos cónyuges, agrupa-
dos por grandes regiones en el continente africano e incluyendo a
los criollos, nacidos en América y especialmente en Cuba, lo que
permite conocer la frecuencia de matrimonios entre individuos de
una misma región.
El 61,9% de los matrimonios se verifica entre individuos de una
misma región, característica que se mantiene en diferentes etapas
del período con cierta regularidad (64,7 % en 1585 - 1604; 59 % en
1605 - 1624 y 62,9% en 1625 - 1644). Las mujeres de las dos pri-
meras regiones tabuladas muestran una mayor tendencia que los
hombres a contraer matrimonio con miembros de su misma región,
pero las procedentes del Congo y Angola lo hacen en proporción
menor. La totalidad de las criollas, por último, se casa con esclavos
nacidos en la Isla, mientras éstos lo hacen únicamente en el 21,9 %
de los casos.
La endogamia regional estaba estrechamente asociada, como
señala Higman,26 a la magnitud del contingente esclavo oriundo de
la zona y a su composición sexual. Hasta 1605, por ejemplo, la

26 B. W. Higman: "African and Creole Slave Family Patterns in Trinidad" (en


Margaret E. Crahan y Franklin W. Knight, Africa and the Caribbean. The lega-
cies of a link, Baltimore: The Johns Hopkins University Press 1980, p. 55).

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Los matrimonios de esclavos 521

mayor proporción de uniones intrarregional


esclavos procedentes de Senegambia y Sierra Le
tecedoras de mano de obra hasta la última décad
74 y 69% respectivamente del total de individu
contrajo matrimonios de este tipo. Esa proporci
do y entre 1625 y 1644 las uniones intrarregion
representaron solamente el 28,6 y el 19,5% d
A partir de 1605 los africanos que con mayor f
matrimonio con parejas de su misma región son
donde procedía la gran mayoría del total de esc
la Isla durante el período portugués de la trata, e
1640.28 La estrecha asociación existente entre l
verificar un matrimonio interregional y la mag
te esclavo se comprueba estadísticamente, al m
bles un coeficiente de correlación sumamente
Claro está que este análisis puede realizarse, co
cisión mucho mayor, a partir de las denominaci
eran designados los esclavos, lo que contribu
serios problemas de identificación de los distint
rogeneidad cultural de los esclavos oriundos de u
Aunque en total suman más de cuarenta, en la t
do únicamente aquellas denominaciones que
cuentemente, que unidas suman el 87,4 % de
que la variable aparece registrada.
Casi la mitad de todas las uniones eran intraét
que los distintos grupos muestran algunas dife
arara, por ejemplo, presentan una clara tenden
representada por el hecho de que el 72 % de
con esta denominación establecían relaciones intraétnicas. Entre
los embuila , en cambio, no se registran uniones de este tipo.
Los criollos, por otra parte, muestran un comportamiento pecu-
liar, radicalmente diferente de acuerdo al sexo,- ya que mientras la
totalidad de las mujeres se casa con esclavos nacidos en la Isla, los

27 Huguette y Pierre Chaunu: Séville et l'Atlantique (1504 - 1650) (Paris: Librai-


rie Armand Colin 1955, t. VI, p. 402).
28 Alejandro de la Fuente García: Esclavos africanos en La Habana : zonas de pro-
cedencia y denominaciones étnicas , 1570 - 1699 (en prensa).
29Higman ([n. 26], p. 58).

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522 Alejandro de la Fuente García

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Los matrimonios de esclavos 523

hombres lo hacen mayoritariamente con afr


este comportamiento no puede ser explicado, c
africanos, por la desproporción sexual del gr
En las condiciones de desarraigo cultural que
tud, los matrimonios intraétnicos no pueden s
un vehículo estabilizador de los patrones de
medio y a valores dominantes diferentes. Los d
uniones, de hecho, no conservaban la filiación é
ostentaban la condición de criollos. Unido a
matrimonios interétnicos constituían un pode
la formación de una nueva comunidad, sobre la
las representadas por los cónyuges.30 Esa nu
último, era reafirmada por los matrimonios v
criollos, nacidos en la Isla.

Los matrimonios mixtos

Aunque las uniones entre individuos de diferente condició


social estaban permitidas por la legislación castellana de la ép
- representada, en este aspecto, fundamentalmente por l
Partidas31 - no fueron muy comunes. Según muestra la tabla 1, só
el 6,2% de los matrimonios habaneros registrados entre 1585
1644 cumplía esta condición.
En los matrimonios mixtos el elemento libre era aportado, fund
mentalmente, por mujeres. La tabla 7 presenta el número de matr
monios según la clase social de los cónyuges y permite observar
esta característica estaba presente en el 60,4 % de los casos.
Sin embargo, el número de individuos libres - de nacimient
que interviene en estas uniones es mayor entre los hombres q
entre las mujeres, pero estas constituyen la mayoría (75,6%) ent
los horros, es decir, entre aquellos que estaban sujetos con anter
ridad a condiciones de cautiverio.
En realidad, la distribución de la condición social de los cónyuges
era sustancialmente diferente en uno u otro sexo. Así, mientras

30 Yu Bromley: Etnografìa teórica (Moscú: Editorial Naúka 1986, p. 68).


31 Ley 3, Título 5, Partida IV.

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524 Alejandro de la Fuente García

Tabla 7: Matrimonios mixtos: condición social de los cónyuges

Cónyuge masculino Cónyuge femenino


Libre Esclava Horra Total

Libre 0 49 0 49
Esclavo 29 0 90 119
Horro 0 29 0 29

Total 29 78 90 197

Fuente: Véase la tabla 1.

entre los hombres los esclavos constituían mayoría, seguidos de los


libres y horros, entre las mujeres el grupo mayoritario estaba consti-
tuido por las libertas (horras) y el menor, por las libres.
Estas diferencias obedecen al hecho, observado en distintas zonas
del continente, de que el acceso a los mecanismos de manumisión
era mayor entre las mujeres,32 por lo que un sector del grupo tenía
que unirse en matrimonio con otros grupos sociales (libres o escla-
vos).
Entre los hombres libres ocurría otro tanto, ya que la inmigración
no forzosa en la Isla era principalmente masculina. En Santiago de
Cuba, por ejemplo, un padrón realizado en 1604 muestra que el
índice de masculinidad entre los habitantes libres de la ciudad era
de 166, lo que explica la existencia de uniones mixtas e interracia-
les.33 Es presumible, además, que los hombres libres fueran preferi-
dos por las esclavas para unirse en matrimonio.
Las Partidas establecían claramente que el esclavo no obtenía la
libertad por el hecho de casarse, aunque el otro cónyuge fuera un
individuo libre. Esto ocurría, únicamente, cuando mediaba engaño
con la anuencia y complicidad de su amo y en el caso de que el pro-
pio dueño desposara a su esclava, la cual pasabď a ser libre por este
sólo hecho.34 En 1590, por ejemplo, el negro horro Francisco Sán-
chez declaró en su testamento haber comprado una esclava nom-
brada María Angola que en ese momento era horra "por cuanto yo

32 Herbert S. Klein: La esclavitud africana en América Latina y el Caribe


(Madrid: Alianza Editorial 1986, capítulo 10).
33 AGI, Santo Domingo , Leg. 150, no. 33.
34 Ley 5, Título 22, Partida IV.

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Los matrimonios de esclavos 525

Tabla 8: Matrimonios mixtos: distribución de los


según color de la piel

Cónyuge masculino Cónyuge femenino


Blanca Negra Mulata India Total
Blanco 0 16 0 0 16
Negro 0 159 1 0 160
Mulato 0 14 1 15
Indio 0 6 0 0 6

Total 0 195 1 1 197

Fuente: Véase la tabla 1.

me casé con ella según orden de la Santa Madre iglesia".35 Es evi-


dente, no obstante, que las relaciones entre amo y esclava raras
veces adoptaron la forma matrimonial, pues, como aseguraba en
1580 un propietario de esclavos en Nueva España, "no era pecado
estar amancebado con su esclava porque era su dinero".36
También desde el punto de vista racial se detectan profundas
diferencias entre los sexos, ya que mientras el 99 % de las mujeres
que intervienen en estos matrimonios son negras, entre los hombres
esa proporción es algo menor, del 80,7% (Tabla 8).
Del total de matrimonios mixtos, el 1 1,7 % eran también interra-
ciales, es decir, en estas uniones se conjugaban a la vez diferentes
estratos sociales y étnicos. Por las razones ya apuntadas el elemento
de interracialidad era aportado, casi exclusivamente, por los hom-
bres. Aunque escasa, la participación indígena indica que el grupo
no había desaparecido en lo absoluto y que debe ser considerado al
estudiar el proceso de génesis de la nueva cultura criolla en la Isla.
Cuando en el matrimonio mixto la parte libre estaba representada
por el cónyuge masculino, el régimen legal de la unión no sufría
grandes alteraciones, debido al preponderante papel que se le asig-
naba al hombre en la estructura familiar. Este, de hecho y de dere-
cho, disponía de la capacidad jurídica necesaria para realizar todos
aquellos actos que pudieran afectar la comunidad matrimonial.

3 5 ANC, Protocolos Notariales de La Habana, Escribanía Regueyra, 1590,


fol. 325 v.
36 Gonzalo Aguirre Beltrán: La población negra de México. Estudio etnohistórico
(México: Fondo de Cultura Económica 1972, p. 246).

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526 Alejandro de la Fuente García

La situación variaba, sin embargo, cuando el cónyuge masculi


era esclavo, pues, según preceptuaba la legislación familiar cast
na,37 la mujer casada estaba legalmente imposibilitada para rea
cualquier acto o negocio jurídico sin licencia marital.38 De esta
ma, el marido, esclavo, debía otorgar un permiso a su mujer, l
para que esta pudiera realizar determinados actos con releva
jurídica. Citaremos un caso, a manera de ejemplo, correspondie
a 1641 :39

Sepan cuantos esta carta vieren como yo Simón de nación angola, v


no [sic] de esta ciudad de La Habana, moreno esclavo de Ana Maria
Jaén viuda, vecina [...] digo que doy poder cumplido, venia y licen
Margarita Angola, morena libre , mi mujer, vecina de esta dicha ciu
para que reciba y cobre judicial o extrajudicialmente de todas cuale
quier personas [...] cualquier cuantía de reales, pesos de oro, joy
esclavos [...] y generalmente para todos sus pleitos y causas, civiles y
minales ...

Pero como el esclavo carecía de capacidad jurídica plena, tenía a


su vez que obtener, previamente, una licencia del amo:
[...] en presencia de mí el escribano público y testigos, Ana María de
Jaén [...] dijo que da licencia a Simón angola, negro, su esclavo, para que
el susodicho la pueda dar a Margarita Angola, morena libre, su mujer,
para los efectos que se la pidiere y le conviniere ...

En el caso de uniones mixtas, el hijo seguía la condición de la


madre, de manera que aunque el progenitor fuera libre podía nacer
en condiciones de cautiverio.40 Frecuentemente, sin embargo, este
compraba la libertad de su hijo, para lo cual tenía el derecho de pre-
ferencia, según la legislación vigente.41

37 El código familiar vigente en las Indias eran las Leyes de Toro (1505), según
dispone la Ley 2, Título 1, Libro I de la Recopilación de Leyes de los Reinos de
las Indias de 1680 (Madrid: Ediciones Cultura Hispánica 1973). La legislación
familiar esclavista se hallaba contenida, básicamente, en las Partidas.
38 Ley 55 de Toro (en Joaquín Francisco Pacheco: Comentario histórico, crítico y
jurídico a las Leyes de Toro, Madrid: Imprenta de Manuel Tello 1862, t. II,
p. 266).
39 ANC, Gobierno General, Leg.. 319, no. 15420. (Agradezco esta referencia al
musicólogo e investigador cubano Jesús Blanco.) Un ejemplo similar en ANC,
Protocolos Notariales de La Habana, Escribanía Regueyra, 1609, fol. 198.
40 Ley 11, Título 21, Partida IV.

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Los matrimonios de esclavos 527

La existencia de uniones mixtas interracial


escaso número, reflejo del carácter fundamenta
esclavitud habanera de la época. Insertos en un
mica de franca orientación comercial, los esc
numerosas actividades que, por su caracter, im
ble grado de integración a las instituciones y
dominante. Con el desarrollo de la esclavitud
Isla - que trajo consigo un incremento del grad
y, como reflejo teórico, del racismo - este tip
prohibidas, al menos para las personas de "con
ria limpieza de sangre";42 a partir de 1805 esto
verificarse, únicamente, mediante la autor
gobierno colonial.43

41 Real Cédula de 21 -III- 1583 dirigida a los Oficiale


Marrero [n. 6], t. II, p. 346). Esta disposición se convi
Título 5, Libro VII de la Recopilación.
42 José María Zamora y Coronado: Biblioteca de legislac
Imprenta de J. Martín Alegría 1845, t. IV, p. 236).
43 Véase algunos ejemplos en el sugestivo estudio de
peaux: El negro en la economía habanera del siglo XIX
Unión 1971, p. 187 ss.).

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528 Alejandro de la Fuente García

Resumen

En Cuba son escasos los trabajos que aborden, desde una perspec-
tiva histórico-demográfica, el estudio de las características y hechos
vitales de la población establecida en la Isla en los primeros siglos de
historia colonial. El tema, sin embargo, resulta de gran interés, no
sólo desde un punto de vista estrictamente demográfico, sino tam-
bién cultural, ya que a través de los matrimonios es posible conocer
la frecuencia de uniones interétnicas e intraétnicas entre los dife-
rentes grupos que habitaban la Isla y contribuir, de esa forma, al
conocimiento de los procesos de etnogénesis del criollo.
El presente trabajo aborda el estudio de los matrimonios esclavos
en La Habana a fines del siglo XVI y primera mitad del XVII a partir
de los registros parroquiales más antiguos que se conservan en la
ciudad; por su importancia se incluyeron, en el análisis, los matri-
monios mixtos, es decir, aquellos en que un cónyuge era libre y el
otro esclavo. En total, el universo procesado asciende a 1200 casos.
Con vistas a realizar algunas estimaciones demográficas de inte-
rés (las tasas brutas de nupcialidad, por ejemplo), se intentó recons-
truir, previamente, la evolución de la población esclava habanera
del período. El análisis también aborda el problema desde un punto
de vista cualitativo, ya que el matrimonio fue considerado por los
esclavistas de la época como un instrumento de control social de
primerísima importancia.

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