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Definición: Bandoneón (del alemán Bandonion y, éste, acrónimo de Heinrich Band, 1821-1860, a
quien se le adjudica el invento), variedad de acordeón de forma rectangular y particular sonido;
muy popular en la Argentina por su vinculación con el tango.
En el año 1890,Adolph Sitteler trató de hacer una pizarra blanca para la escuela mezclando leche
agria con formaldehído. La caseína de la leche reaccionó formando un material duro pero fácil de
moldear. Tal fue el comienzo de los plásticos de proteína, que se presentaron como sustancias
brillantes, parecidas al hueso y que se emplearon,entre otros, para la fabricación de hebillas,
peines, bolas de billar, botones de ropa y de bandoneón.
Los tubos y varillas de caseína no son de aplicación comercial; y se debe a que éste es un material
blando, soluble y muy susceptible a la putrefacción.
Para conseguir la galatita, se sumergen tubos y varillas de caseína en formaldehído al 4.5%
durante un tiempo dependiente del espesor del material, del coeficiente de putrefacción y de su
mayor o menor dureza. Después de dicho tratamiento, el material queda duro y fuerte; insoluble en
agua.
El tiempo requerido para conseguirlo puede llegar a tomar varios meses (incluyendo el período de
secamiento) El formaldehído debe penetrar profundamente en el material y el secamiento debe
efectuarse con gran lentitud; las prisas en el secamiento tienen como consecuencia quebraduras o
torceduras en las varillas. Si durante el secado ocurren dichos contratiempos, se pueden remediar
sumergiendo el material en agua hirviendo,pasándolo luego a presión a través de moldes y
enfriándolo a presión.
El material resultante es termoplástico,por lo tanto puede moldearse al calor, pero carece de
flexibilidad, es resistente a las tensiones medias, pero no así a los impactos, razón que explica por
qué, cuando un botón de bandoneón cae al piso, generalmente se parte; la plasticidad de la
galatita es limitada y a pesar que el calor ayuda a realizar el moldeado a presión, son pocos los
artículos que pueden moldearse con aristas agudas y huecos profundos. Los moldes para trabajar
la mezcla deben ser metálicos y refrigerados con agua. La presión de trabajo de éstos debe ser de
unos 200 Kg/cm2 y esta presión se ha de mantener hasta que el material se haya enfriado lo
suficiente como para conservar su forma.
Se dice del bandoneón que posee botonera cuádruple, ya que el sonido al abrir y cerrar el fuelle es
diferente, y por lo tanto, es necesario aprender la ubicación de 71 botones abriendo el fuelle y 71
cerrándolo.
Para cada botón existe un sistema de lengüetas, similar al de las armónicas (voces de acero
remachadas a un peine de Zn o de Al) El 142 en la cantidad de tonos no se refiere a la cantidad de
botones, sino al número de lengüetas que vibran (acorde a la afinación), X cantidad de veces por
segundo para producir el sonido. De fábrica la afinación del bandoneón fue A4=435Hz, este A (La)
es el que se encuentra cinco teclas blancas a la derecha del C (Do)central del piano.
Históricamente el gobierno de Francia dictó una ley en 1859 para establecer A4=435 Hz. La ley
dictada por el estado francés, acordó la adopción de un patrón de diapasón de uso obligatorio en
los establecimientos musicales autorizados por el Estado; fue el primer intento de estandarizar las
afinaciones y evitar el caos de afinaciones de lugar en lugar; sobre todo por el problema que
representaba alterar la afinación en instrumentos como pianos, un órganos, etc. La ley se volvió un
estándar de afinación bastante popular aún fuera de Francia (Alemania, por ejemplo) cuando
aparecieron los primeros bandoneones marca E.L.A en 1864 la ley de afinación francesa ya tenía 5
años en vigencia, por lo que los bandoneones se afinaron así y se especificaron las siglas NA
(Normales Abstimmen) para especificar la altura de dicho A4=435Hz. Los modelos de bandoneón
que llegaron a la Argentina (de las 2 fábricas más conocidas E.L.A y AA) de 142 voces y aún los de
152 voces, tenían dos notas bajas en el teclado izquierdo; G (Sol) en la parte superior y A (La) en
la parte inferior, pertenecientes a la octava que se encuentra por debajo del C (Do)más grave del
bandoneón. Estas dos notas no tenían aplicación práctica ya que estaban una octava más bajas
que todo el teclado. Cuando mundialmente se propuso A=440Hz en el año 1955 por ISO (se había
propuesto el cambio de A4=435Hz a A4=440Hz por ser más sencillo de reproducir en condiciones
de laboratorio para experimentos con ondas), en Argentina algunos músicos prefirieron aprovechar
el cambio completo de afinación para cambiar esas dos dos notas a F (Fa) y E (Mi) de la octava del
C (Do) grave, respectivamente, quedando F arriba del teclado y E sobre el final hacia el lado del
frente. De esta manera el teclado quedaba completo para estudiar abriendo.Algunos
bandoneonistas cambiaron también B (Si) cerrando el fuelle de la última octava alta del teclado
grave por A cerrando, para así tener aún más coherente el teclado, pero de dicha manera se
perdía B (Si), ya que abriendo esa nota no existe en el teclado bajo. Por lo que quedaron
cambiadas dos notas en algunos instrumentos y tres en otros. La afinación propuesta por ISO en
1955 (A4=440Hz) recién fue ley en 1975 y se conoce como ley ISO16. Las fechas explican por qué
hay tantos instrumentos ajenos a este cambio, los bandoneones nunca afinados no solamente
están por debajo de A4=440Hz, además tienen las tres notas del teclado del bajo: G y A graves
abriendo y B alto cerrando.
Los teclados del bandoneón se tocan con cuatro dedos de cada mano, no se utiliza el pulgar para
las botoneras. Del lado derecho y por fuera, el bandoneón standard posee una palanca para pulsar
con el pulgar derecho; esta palanca cumple la función de embrague: Deja pasar aire y corta el
sonido para poder mover el fuelle sin tener que apretar uno o más botones.
Para componer un acorde, hay que pulsar varios botones a la vez. Se considera al bandoneón
como un instrumento inseparable de las orquestas de tango en Argentina. Llegó al país hacia
1900, exportado de Alemania por inmigrantes.Entre las más reconocidas fábricas de bandoneón,
se encuentran las fábricas de la dinastía Arnold. En 1864 Ernst Louis Arnold adquiere la fábrica de
C. Zirmmermmann y comienza la producción de bandoneones E.L.A. Ernst Louis Arnold se retira
en 1880 y deja el cargo a
uno de sus hijos varones
Ernst Hermann Arnold.
Fueye
Ernst Louis Arnold (El
padre) muere en 1910 y en
1911 Paul y Alfred (otros Me jode confesarlo, pero la vida es también un
dos hijos de Ernst Louis bandoneón
Arnold) abren su propia
fábrica en el mismo pueblo Fiel compañero de todas las penas, tu quejumbrosa voz insufló en
(Carlsfeld). el tango otro espíritu. Confesor cuando el alma se subleva,
bandoneón, cuando te abrís tu música ilumina, pero al cerrarte sos
La fábrica nueva comienza oscuro cachafaz. Entre la beatitud y el malandrinaje, para aprender
a producir los a tocarte se necesita la inteligencia de los locos.
emblemáticos "AA", "A",
"Premier" y "Alfa" Se repite el cuento. Su llegada al Río de la Plata también fue
Paralelamente se sigue controvertida. El bandoneón es la historia de un fracaso que nació
fabricando la línea E.L.A en Alemania y terminó en los arrabales porteños. Fue creado por
por parte de Ernst Hermann Ulgh en 1835, con el objetivo de difundir la música sacra
Hermann Arnold quien al en lugares abiertos y para reemplazar a los órganos. Pero no
morir deja a cargo a su hijo resultó. Después de décadas, un fabricante vendió estos
Otto Arnold; la fábrica instrumentos con las iniciales AA, que más tarde pasaron a ser
E.L.A cierra en 1959. Vertagh Heinrich Band, armados en el taller Band Union. Este taller
dio origen a sus sucesivos nombres: bandunion, bandonion y
Alfred Arnold muere en finalmente bandoneón.
1933 y Paul Arnold muere
en 1952. De los El que introdujo al país este sacro instrumento por el año 1862 fue
descendientes de la Sebastián Ramos Mejía, un negro que guiaba una yunta de
dinastía Arnold siguen caballos en la Transwald y que se enganchaba a tocar en cafetines
Arno Arnold (Hijo de Paul de mala muerte. Será por eso que el bandoneón le imprime al
Arnold) y Horst Arnold (Hijo tango algo de liturgia y de su clima severo. Es tan particular que
de Alfred Arnold) que sus posibilidades expresivas permiten de la tonalidad alta del
toman posesión de la clarinete hasta el clavicordio.
fábrica AA y en 1949,
deciden cerrar la fábrica Curiosamente, la mayoría de los arregladores de tango han sido
para que se coloque en su bandoneonistas. Los que en un principio menos sabían del género
lugar una fábrica de pasaron a ser los más conocedores, quizás porque el bandonéon
bombas para la industria encierra una pequeña orquesta en sí mismo.
automotriz. En 1950 Arno
Arnold abre su propia Fuente: www.welcomeargentina.com/tango/elfueye.html
fábrica en Alemania del
Oeste y produce la línea de
bandoneones Arno Arnold.
Actualmente el bandoneón se sigue fabricando tanto en Alemania como en el resto del mundo a
manera industrial y artesanal. Entre los nuevos fabricantes de bandoneones alrededor del mundo,
se cuentan: Harry Geuns, Klaus Gutjahr, Uwe Hartenhauer y la La Bandonion & Concertinafabrik
Klingenthal, entre otros.
1) La disposición del teclado: Tiene que tener al menos 71 botones en total y no tiene que ser
cromático, los botones más gruesos son de 11 milímetros y los más finos de 10mm, deben ser
coherentes las pendientes del teclado y no esté muy despareja la altura general, cuando un botón
está mucho más alto que otro o es porque se ha gastado el botón con el uso, o es porque la tapa
de la botonera ha sido cambiada por otra más tosca o es porque hay algún problema dentro con el
eje del pívot de madera donde apoya el botón. Al sacar la tapa, los resortes de presión, de tracción
y de los muñequitos no deben tener óxido ni estar torcidos. Los botones tienen que apuntar todos
en el mismo sentido con pendiente creciente hacia el frente y decreciente hacia abajo en ambos
teclados.
2) El estado de la madera: No tiene que haber sufrido mojaduras de líquidos, no tiene que tener
grietas, ni partes pegadas con adhesivos extraños, la madera interna a simple vista debe ser de un
color claro y uniforme, sin nudos; en madera pino o de haya, lo más importante es que sea la
original. Se aconseja consultar previamente en una maderera o a un carpintero de confianza para
tener una idea básica de los tipos de madera y distinguirlas entre sí, el color no siempre dice
mucho pues un buen artesano hace buenas falsificaciones buenas con tinturas muy claras, lo
importante es la dirección de las vetas, la densidad y el peso; es lo que influye en el sonido.Si las
cajas armónicas tienen rotas las orejas de madera que apoyan en la caja de resonancia quiere
decir que el bandoneón se cayó al piso, ojo con éso. Es importante la madera exterior, tiene que
tener el lustre original, no importa si está gastado o algo cuarteado, lo importante es que no haya
sido repintado; se verán llamativos algunos bandoneones repintados, pero los barnices y pinturas
afectan el sonido y cuando está mal hecho el trabajo, el instrumento termina pareciendo de
plástico. Se debe mirar el aspecto externo general, si hay partes estéticamente distintas o algún
agregado, si hay raspones en el exterior, golpes y si están todas las liras en las ochavas y éstas
son iguales entre sí. Si el exterior está cuarteado o con pequeñas fisuras, quiere decir que ha sido
expuesto de manera brusca a
cambios de temperatura; cuidado.
4) Al cerrar el fuelle debe quedar compacto, no tiene que estar hinchado en ninguna parte, si no
cierra bien puede deberse a que han puesto un parche por el lado de adentro del fuelle o porque
se ha pandeado el cartón con la humedad. Los 60 esquineros del fuelle deben estar todos a la
misma altura y deben quedar parejos al cerrar el fuelle, tienen que ser del mismo color y de la
misma forma todos, las viras negras tienen que ser del mismo color y material, el papel externo no
tiene que tener raspones, si el fuelle es varillado fijate que las varillas estén parejas y los dientes
del varillado no hayan roto las viras.El fuelle mismo no tiene funcion acustica, salvo la de actuar
como resonador de frecuencia oscilante y que no tiene mayor repercusion.
5) No tiene que haber pérdidas de aire por el calado de los lados (por donde sale el sonido) si hay
pérdidas es porque la tapa hace juego con la máquina y deja pasar aire. Tampoco tienen que
haber pérdidas por debajo de las aristas de contorno si hay pérdida en las que están del lado
interno es porque el fuelle está despegándose de la caja, si hay pérdidas en las del lado externo es
porque la guarnición (burlete) de la caja de resonancia está gastada, rota o directamente no está
presente.
6) En la máquina no tienen que haber clavos verticales que sujeten partes, suelen reparar mal la
máquina algunos y colocan clavos
para que las zapatas no se muevan
hacia los lados. Un crimen.
8) Las voces que van en los peines no deben estar oxidadas, ni muy raspadas, ni dobladas, deben
estar todas, no tiene que haber voces partidas, las válvulas de cuero que van en los peines tiene
que estar planas o a lo sumo un poco levantadas, pero nunca con vueltas o chuecas. Algunas de
las notas más agudas (los aceros más cortos) no llevan cueros, pero todas las demás sí. Recuerda
que al levantar la máquina y darla vuelta, los peines que ves pertenecen a las voces cerrando, para
ver las voces abriendo hacen falta sacar los peines girando las escarpias (ganchos) pero éso sólo
se aconseja hacerlo si se va con alguien que esté al tanto.
9) Si el dueño no quiere mostrar el bandoneón por dentro por algo es. A veces te dan excusas
como: "El instrumento se desafina al abrirlo" No es cierto.
10) No tiene que haber pegotes de adhesivos cianocrilatos en la madera pues no son resistentes a
la humedad ni a los impactos, y si bien pueden sujetar las piezas, con el uso las partes se
despegan.
11) Si el bandoneón no ha sido afinado nunca, va a estar con afinación por debajo de 440Hz, es un
problema a la hora de tocar junto a otro bandoneón que sí está afinado más arriba; va a tener que
gastar algo más de dinero para hacerlo afinar completo por un profesional, por lo que se puede
discutir el precio final con el vendedor. Si el bandoneón ha sido afinado, hay que fijarse si hay
algún sello del "luthier" que haya hecho el trabajo. Usualmente el bandoneón de 71 botones traía
con un Sol grave y un La grave abriendo en el teclado de los bajos, conviene pasarlos a Fa grave y
Mi grave de la octava siguiente al llevarlo a afinar, con el fin de tener un teclado más coherente.
12) Las rinconeras (uniones de cuero entre pliegues del fuelle) no tienen que estar apolilladas
porque implica tener que cambiarlas, mira bien cada unión y fijate que tampoco estén resecas,
porque si es así, se van a ir rompiendo con el movimiento a medida que toques.
13) Probar que funcionen bien todos los botones abriendo y cerrando el fuelle en ambos teclados;
y que éstos no estén unos más duros que otros.
(*) La galatita es llamada también marfil artificial o hueso artificial, es un plástico duro obtenido del
cuajo de la leche.
El tango nació sin bandoneón. Pero tan pronto como aquel instrumento
europeo, diseñado para ámbitos religiosos, desembarcó en el Río de la
Plata comenzó a gestarse un destino muy distinto. El fueye asumiría el
rol de columna vertebral de una de las músicas más originales, ricas y
Infografía sobre el poderosas que vio el mundo durante el siglo XX. El tango vivió su
funcionamiento del período de máximo esplendor hasta los ’50, luego comenzaría a sufrir la
bandoneón. Clic para marginación de las industrias culturales y nuevos competidores globales,
ampliar. pero con mayor o menor audacia siempre resistió los embates de los
tiempos. Hoy pelea desde cientos de jóvenes que estudian, investigan,
tocan, componen, graban y ponen todo más allá de los condicionamientos del mercado. Una de las
tantas dificultades para acercarse al género es la escasez de bandoneones y su costo, que puede
rondar los cinco mil euros. Atento a esta situación y sus implicancias todavía más graves a futuro,
la Universidad Nacional de Lanús (Unla) diseñó un bandoneón cien por ciento argentino y planea
lanzar la primera camada en serie en los próximos meses. El objetivo es defender un patrimonio
cultural y estimular el estudio del instrumento en los colegios.
―Tengo muchos amigos bandoneonistas, luthiers, toco el instrumento y me
apasiona el tango. Por eso entiendo la problemática. La situación es grave. Hay
muy pocos bandoneones y en buen estado, menos. Muchos turistas favorecidos
Fueye -
por el cambio se los llevan para tocar, guardar o hasta como adorno. Entonces se
Roberto
me ocurrió la idea de que la Universidad Nacional de Lanús podía asumir el desafío
Goyeneche
de trabajar para un bandoneón nacional y popular. Sabemos que es un trabajo
y Aníbal
enorme. Un esfuerzo que exige mejoras continuas y mucho compromiso. Pero el
Troilo
equipo de la carrera de Diseño Industrial lo demuestra todos los días. Creemos que
Letra:
después de mucho trabajo logramos un muy buen bandoneón de estudio. Por eso,
Homero
lo llamamos Pichuco. Nuestra idea es que llegue a la mayor cantidad posible de
Manzi,
escuelas públicas. Porque se trata de un instrumento muy difícil y familiarizarse a
música:
temprana edad es fundamental. Y no muchas familias pueden comprar un
Charlo
instrumento de cinco mil euros para ver si a sus hijos les gusta‖, explica Ana
Jaramillo, rectora de la Universidad Nacional de Lanús, ideóloga del proyecto y
miembro de la Academia del Tango.
―No se trata de una curiosidad o de una Leopoldo Federico - Tango - Solos de bandoneón
aventura pintoresca –subraya la rectora 01. Che Bandoneón
Jaramillo–. El colonialismo cultural y 02. La rayuela
pedagógico sigue existiendo y denigra 03. Fuimos
las producciones locales. En estos 04. Pobre mi madre querida
momentos estamos presupuestando 05. Capricho otoñal
cuánto saldría fabricar los bandoneones 06. El Marne
en serie –fuentes extra oficiales 07. Selección de tangos
aseguran que rondarían los 2 mil pesos– 08. Sus ojos se cerraron
. Apostamos a que todo este trabajo se 09. Bandola zurdo
perfeccione con el tiempo, soñamos que 10. Mala junta
estos instrumentos sonarán mejor y que
estamos colaborando para la defensa y Descargar
proyección de un patrimonio muy
valioso.‖.
Historia
El bandoneón nació en Alemania, a mediados del siglo XIX. Fue diseñado como un órgano portátil
para usar en las iglesias de menores recursos. Su carácter melancólico y sonido profundo
encajaba perfectamente en ese ámbito. Por entonces nadie imaginaba que a principio del siglo XX
desembarcaría casi al azar a las orillas del Río de la Plata y se transformaría en el corazón del
tango.
Los bandoneones cuentan con 38 botones para el registro agudo y 33 para el grave. Pero esos 71
botones generan una nota cuando el fueye se abre y otra, cuando este se cierra. El valor de estas
verdaderas joyas artesanales –los Doble A, llamados así por su creador, Alfred Arnold, son
considerados casi como un equivalente de los stradivarius para los violines– es incalculable. No se
fabrican hace más de 50 años y son muy buscados por los coleccionistas: por eso deben ser
protegidos y cuidados.
Pero al mismo tiempo se necesitan alternativas más accesibles. La explosión del rock también
tiene que ver con la fabricación de guitarras en serie, su consiguiente abaratamiento y mayor
llegada a las clases populares. Parece improbable que alguna empresa privada asuma este
compromiso que ante todo es una defensa de un patrimonio cultural. Por eso, el proyecto de la
Universidad Nacional de Lanús se hace todavía más valioso. Un instrumento de nivel no se hace
de la noche a la mañana. El éxito de esta aventura –más que nunca– descansará en el trabajo, el
tiempo y la constancia.
De fueyes perdidos
Por Julio Nudler
Tras dejar la universidad, Zucchi se vinculó a Luis Adolfo Sierra (el primer gran crítico que tuvo el
tango, el hombre que definió estéticamente sus estilos, aunque sin disimular nunca su corazón
decareano). Sobre la Guardia Vieja aprendió con Raúl Lafuente, que presidía la peña El Organito.
Una vez que se decidió a historiar el tango, hace ya treinta años, Zucchi no se limitó a los
bandoneonistas. Empezó entrevistando a los grandes autores, para que le contaran cómo habían
creado cada uno de sus tangos. Quería que Rafael Rossi le pintase las circunstancias en que
Gardel le cantó Senda florida o Como abrazado a un rencor. Que Francisco Pracánico le hablase
de cómo Ignacio Corsini le cantó Sombras y Azucena Maizani Monte Criollo. Además, lo
obsesionaba precisar la formación de cada orquesta en cada momento: a veces el cambio de un
solo músico alteraba el carácter de todo un conjunto. Por entonces le interesaba, sobre todo, la
época de los sextetos (como los de Cayetano Puglisi, Luis Petrucelli o Elvino Vardaro), que abarcó
las décadas de los veinte y los treinta.
Con el tiempo Zucchi fue concentrándose cada vez más en los bandoneonistas.
"Curiosamente, la mayoría de los arregladores del tango han sido bandoneonistas.
De ser los que menos música sabían, en los comienzos del tango, los
bandoneonistas pasaron a ser los más conocedores, quizá porque el bandoneón encierra una
pequeña orquesta en sí mismo", dice hoy, a modo de explicación. Y cuenta que primero pensó en
los más característicos pero después se interesó especialmente en los grandes olvidados (tanto
que fue postergando a las figuras más célebres hasta que un día de 1975 lo sorprendió la muerte
de Anibal Troilo, y recordó que los dioses griegos eran mortales). Algo tímido, un poco retraído, se
presentaba a sus entrevistados como historiador y estudioso del tango. Y en esa calidad lo recibían
todos, hasta volverse amigos suyos. "Mi agenda, en vez de minas, está llena de bandoneonistas
jubilados. Todos los días tengo que estar borrando a alguno que se fue para el otro lado", dice con
su voz apagada. En las entrevistas pretendía enterarse de todo. De los orígenes familiares, de las
razones para haber elegido el bandoneón, de los maestros, de la trayectoria. Al visitarlos llevaba a
cuestas un grabador Odeón-Marconi semiprofesional, enorme y pesadísimo, con el que alguna
tarde imposible de tormenta rodó por una vereda. En aquellas cintas expuestas recogió solos de
Angel Ramos, de Antonio Ríos, de Federico Scorticati, de Alfredo De Franco. Hasta el día de hoy
conserva más de doscientos pequeños recitales inéditos, solos únicos que guardan testimonios
irrepetibles. La Academia Nacional del Tango fijó como prioridad la edición escrita y sonora de toda
esta obra, pero luego se le traspapeló entre otras menos trascendentes.
Mientras tanto, Zucchi dio a conocer su primer libro La bandoneonía porteña, un ensayo publicado
por el Centro Editor de América Latina en 1970. Luego fue el turno de El bandoneón en el tango
(Corregidor); más tarde, un ensayo sobre los estribillistas de los años veinte y luego otros dos,
sobre las trayectorias completas de Francisco Lomuto y de Edgardo Donato (siempre en
Corregidor).
Osvaldo Fresedo ocupa casi cuarenta páginas de los archivos de Zucchi. Leopoldo Federico cubre
treinta, Pedro Laurenz más de veinte. Otros deben conformarse con unas pocas carillas. Para
entrevistar a algunos debió viajar muchos kilómetros. Otros, como Armando Pontier o Héctor
Varela, fueron humildemente hasta su casa, entonces en Saavedra. No pudo hablar con todos,
claro: al mítico Ciriaco Ortiz, por ejemplo, no llegó a entrevistarlo, pero lo reconstruyó a través de
los músicos que tocaron con él. Con el tiempo llegó a conocer a casi todos, y comprendió que era
cierto lo que alguien dijo alguna vez: "Que el músico de tango es una mezcla de ángel e hijo de
puta. A veces prevalece el ángel. 0 puede ser angelical con los compañeros y un hijo de puta con
una mujer. Uno escucha el sexteto de Julio De Caro y piensa que, para tocar tan
maravillosamente, debía haber mucho afecto entre ellos. Y sin embargo hubo épocas en que ni se
dirigían la palabra".
Piazzolla se mostró bastante agresivo cuando Zucchi fue a verlo por primera
vez. "Ah, usted es el que se dedica a coleccionar voces de bandoneonistas", lo
menospreció y, acto seguido, le dijo: "¿Entrevista a todos, o sólo a los que tocan
En 1970
bien?". A pesar de todo, aceptó darle cuarenta minutos, tiempo que cumplió
Anibal Troilo y
puntillosamente por reloj. Sin embargo, en aquel reportaje Astor hizo algo
Astor
sorprendente, herético para cualquier devoto del buen tango: ponderó corno
Piazzolla
bandoneón solista a Juan Sánchez Gorio, con quien había tocado en la pobre
graban, en
orquesta del "Tano" Francisco Lauro. Y le contó a Zucchi que Sánchez Gorio y él
dúo de
se consolaban en aquel entonces haciendo dúos.
bandoneones,
para RCA
Cuando se le pregunta si se puede establecer un ranking de bandoneonistas,
Víctor esta
éste es el veredicto de Zucchi: "Como virtuoso, lo máximo fue Roberto Di Filippo,
obra de arte,
que en los cincuenta ejecutaba arreglos de Astor que ni éste podía aún tocar.
"Volver" de
Los solistas que más me impresionaron en general fueron Federico Scorticati,
Gardel y Le
Armando Blasco y Gabriel Clausi. Y, como creadores, y por su gravitación,
Pera.
Pedro Maffia y Pedro Laurenz. Aparte están los bandoneonistas de orquesta,
como Troilo, y dentro de este rubro los especialistas: primeros bandoneones
como Osvaldo Ruggiero (en la orquesta de Pugliese) o Héctor Varela (en la orquesta de D'Arienzo)
fueron insuperables. Todos éstos dentro de una tendencia virtuosista. Pero además están los
estilistas, los que crearon una modalidad propia, como Máximo Mori (que fue quizá quien más
hermosos arreglos concibió para bandoneón solo), Antonio Ríos, Julio Ahumada. En cuanto a
Eduardo del Piano, nadie podía escribir como él para la fila de cuatro bandoneones a tres voces".
Cuando se le pregunta por qué hubo tan pocas mujeres bandoneonistas, Zucchi contesta: "Quizá
porque el bandoneón exige mucha fuerza fisica, y no es apropiado para tocar con pollera. De todos
modos, hubo bandoneonistas mujeres, además de la famosa Paquita Bernardo. La más
evolucionada fue Nélida Federico, que hasta incursionó como concertista, pero la mejor fue
Fermina Maristany, que tocaba con su orquesta en el Western Bar. Quizá no se la mencione
porque era negra y hombruna".
Y, para el final, Zucchi guarda una anécdota: en su boda tocó uno de los grandes, el "Chula"
Clausi. Parece que, cuando el cura vio llegar el bandoneón, le advirtió, algo alarmado: "¡No me
vaya a tocar ninguna milonga!" La idea del tango pecaminoso no se había disipado del todo. Pero,
para la tranquilidad eclesiástica, Clausi hizo el Rêverie de Schumann y el Ave María. "El
bandoneón, bien tocado, da para todo", dice Zucchi.
En los comienzos del tango, los bandoneonistas eran los que menos sabían de música, pero con el
tiempo pasaron a ser los mejores arregladores. "Quizá porque el bandoneón encierra una pequeña
orquesta en sí mismo, sostiene OSCAR ZUCCHI, autor de una obra monumental sobre la
evolución del tango a través de sus grandes bandoneones. Zucchi elige lo ocho bandoneones más
representativos del tango y cuenta el porqué de su inmoderada afición. Estos son:
Eduardo Arolas, Pedro Maffia, Pedro Laurenz, Federico Scorticatti, Aníbal Troilo, Roberto Di
Filippo, Astor Piazzolla, Leopoldo Federico.
EL ULTIMO
BANDONEON
(2003). La
joven
bandoneonista
Marina
Gayotto, que se
gana la vida
tocando en
buses y trenes
subterráneos,
acude a una
audición
convocada por
Rodolfo
Mederos para
formar su
nueva orquesta
típica. Pero el
trajinado
bandoneón de
la muchacha
está
deteriorado y el
propio
Mederos le
sugiere la
necesidad de
conseguir un
instrumento
que esté a la
altura del
compromiso.
Marina,
entonces, sale a
la impetuosa
búsqueda de un
mítico Doble
A, el
Stradivarius de
los
bandoneones.
Su búsqueda se
convierte en
una travesía a
través de
antiguas
lutherías, de los
bailes de la
ciudad, de los
"maestros" de
tango y, sobre
todo, de las
viejas glorias
del bandoneón.
Sí, seguramente usted ha de saber que el origen del bandoneón se remonta aproximadamente a
1850 en Alemania. Fue llevado a la Argentina quien sabe por quién, pero de algo estamos seguros:
ese alguien debía tener una personalidad a la que el sonido de esa caja con botones y canto de
gorrión, remontaba a sus praderas o a sus montañas, es decir, lo llevaba en su ensoñación musical
a su lejano terruño.
José Santa Cruz, "El Pardo" Sebastián Ramos Mejía, Antonio Chiappe, Mazzuchelli, Zambrano y
otros nombres que han quedado en el polvo del olvido, fueron los primeros instrumentistas del
fuelle en estos lares. A esos primitivos siguieron: "El Tano" Genaro Expósito, Vicente Greco, Juan
Maglio "Pacho", Eduardo Arolas, Manuel Pizarro y otros nombres legendarios y famosos en la
historia del tango, quienes lo acunaron en sus rodillas y lo incorporaron y para siempre, a sus
agrupaciones de música popular.
La mujer no podía quedar al margen de esa historia y así, Paquita Bernardo, Fermina Marystani,
Margarita Sánchez Casquet, Haydée Gagliano, Aurora Claudino, Aída Rioch, fueron las
antecesoras de Ebe Bedrune ("La Dama Blanca"), Nélida Federico y Eva Méndez, en el arte de
sacar notas del teutón instrumento.
Los nombres de Pedro Mario Maffia, Anselmo Alfredo Aieta, Luis Petrucelli, "Ciriaquito" Ortíz,
Carlos Marcucci, Gabriel Clausi, Minotto di Cicco, fueron los que tomaron la posta de los primitivos
del arrugado en las décadas gloriosas. El resto es más sabido: Aníbal Troilo, Astor Piazzolla, Raúl
Garello, Néstor Marconi y muchos más, fueron transformando el sonido del gusano, a medida que
se producía la evolución estilística del mismo.
Heinrich Band nació en Krefeld el 4 de abril de 1821 y falleció de una afección pu1monar en el mes
de diciembre de 1860. Segundo varón de dieciséis hermanos, su padre, Peter Band, era un
artesano tejedor de sedas, actividad que dejó para convertirse en violinista y dueño de una tienda
de venta de instrumentos musicales.
Heinrich Band, que se casó con Johanna Siebourg con quien tuvo tres hijos, tocaba el violoncelo
en una orquesta de cierta importancia que dirigía el maestro Heinrich Geul (virtuoso violinista que
fue comparado en forma positiva con el célebre Nicolás Paganini, a la sazón casado con Maria
Gertrud Mayer, hermana de la madre de Heinrich Band).
Heinrich Geul parecería que influyó para que Peter Band cambiara la profesión de tejedor por la de
violinista y vendedor de elementos que tenían que ver con la música.
La primera noticia de la fábrica de bandoneones por parte de Heinrich Band fue un anuncio
publicitario de diciembre de 1850 (conviene tener en cuenta que ese aviso no destacaba en ningún
momento que H. Band fuera el inventor del nuevo instrumento, ni que el mismo se llamara
"bandonión"). Esa palabra sólo apareció en 1856 en las páginas del anuario de Krefeld, diciendo
textualmente: "Acordión's Concertino's, por algunos llamado Bandonio's".
Muy poco se sabe de él, y hasta se ignora qué significa la letra "C" de su nombre. En 1849, durante
la "Exposición Industrial de París", en un informe publicitario publicado por C. Zimmermann,
apareció la promoción de un instrumento por él creado, basado en la concertina alemana de Carl
Friedrich Uhlig, con formato redondo u octogonal y con la fundamental diferencia de mayor número
de voces y ordenamiento distinto.
El apellido Arnold
Al adquirir en 1864 la fábrica a C. Zirmmermann, Ernst Louis Arnold (1828-1910) la bautizó con el
nombre: "Ernest Louis Arnold Babdonion und Konzertina Fabrik". De esa fábrica salieron los
bandoneones marca "ELA" que en los primeros años del siglo XX introdujo en la Argentina Maz
Epperlein, un exportador de Liepzig que terminó radicándose en Buenos Aires, ciudad de la que se
enamoró.
Retirado Ernst Louis Arnold, la fábrica quedó en manos de su hijo Ernst Hennann (1859-1946). En
1911, Paul (1866-1952) y Alfred (1878-1933), hermanos de Ernst Hennann y por lo tanto hijos de
Ernst Louis Arnold, se instalaron con otra fábrica a la que designaron con el nombre de "Alfred
Arnold Bandonion und Konzertina Fabrik". De esta empresa salieron los bandoneones "AA" (Doble
A), los de mayor prestigio por su fortaleza, buen mecanismo y calidad de voces. También los
denominados "Premier" eran producto de la misma casa.
Kurt Muller, uno de los ocho afinadores, además de los cien operarios que tenía la empresa, llegó
a ser bandoneonista de la muy afamada "Juan Lloras Original Argentinische Tango Kapella" y
afirmó que por esa época salían centenares de bandoneones para la Argentina (ésto era entre
1920 y 1925).
Arno Arnold, que se había trasladado a Alemania del Oeste, en 1950 se instaló en Obersthaussen
con su "Arno Arnold Bandonion Fabrik", empresa de escasa producción, que en 1971 al fallecer su
propietario, cerró sus puertas. De esta manera la dinastía Arnold llegó a su fin, como así también la
marca más afamada de bandoneones.
La prestigiosa casa "Hohner" envió a América bandoneones de las marcas "Germania", "Tango",
"Concertista" y "Cardenal", importados por la casa "Oehrtmann", ubicada en la calle Humberto 1°
N° 1561 de Buenos Aires. Los bandoneones "Germania" tuvieron gran aceptación cuando el
fabricante de voces de Arnold, de apellido Dik, los construyó para la fábrica "Hohner".
La casa "Oehrtmann" también importaba los bandoneones "38", elaborados por la fábrica "Mainer
und Herold", y también los "ELA" fabricados por el pionero Ernst Louis Arnold. En la Argentina
hubo un intento de fabricación por parte Luis Mariani y su hijo Duilio que vendían, afinaban y
reparaban bandoneones y acordeones. Esos bandoneones fueron promocionados por artistas de
primera línea, pero no pasó de ser un intento, ya que el matrizado de las voces fue un obstáculo
insalvable.
En la década de 1960, en Brasil, la fábrica "Danielson" lanzó al mercado bandoneones con esa
marca, pero la calidad tonal de los mismos no era la requerida por los instrumentistas. A su vez, la
fábrica italiana de acordeones "Pangotti" con el asesoramiento de Luis Mariani, se dedicó a la
fabricación del instrumento que nos ocupa, pero su calidad no fue positiva.
Como instrumento musical, el bandoneón debe ser clasificado como aerófono portátil, o sea que el
aire mismo es puesto en vibración. Se ejecuta con ambas manos simultáneamente, y consiste en
dos cajas armónicas unidas por un fuelle en los extremos interiores de esas cajas. Por acción de la
presión del aire vibran unas lenguetas metálicas brindando el particular sonido que ha unido el
sentir musical de Alemania, con la música ciudadana por excelencia de Buenos Aires.
El modelo normal o normalizado de bandoneón posee 71 (33 para la mano izquierda, 38 para la
mano derecha), que significan 142 voces, ya que abriendo es un sonido y cerrando es otro. Las
cajas armónicas están construidas en madera de haya, pino o abeto y enchapadas en jacarandá,
ébano o abedul, pudiendo ser negros, marrones y ocasionalmente blancos (llamados "lecheritos").
La medida de estas cajas es de 24 centímetros por lado, con una profundidad desde la botonera
hasta el fuelle de 22 centímetros. De acuerdo con los adornos de nácar incrustados se denominan
"nacarado", "tres cuartos nacarado", "medio nacarado" y en ausencia del exquisito material,
simplemente "lisos". En la parte media de las tapas de las cajas armónicas, están colocadas unas
correas con hebillas ajustables dentro de las cuales el ejecutante aloja sus manos. En el interior de
las cajas está ubicado el corazón, la parte vital del instrumento: los peines. Esos peines, 14 en total
(8 en la mano derecha -voces-, y 6 en la mano izquierda -bajos-), son básicamente chapas
metálicas de cuya aleación (y ahí está el secreto) depende el sonido. Esas chapas poseen
hendiduras, obturadas por un lado con una lengüeta de acero y por el otro, con sopapas de cuero.
Los botones que pulsa el instrumentista están colocados en la parte exterior de las cajas, y al ser
accionados ponen en funcionamiento unas piezas de madera, llamadas zapatillas, que son las que
cierran las lengüetas o sopapas que producen el particular y encantador sonido. La entrada y
salida del aire que ocupa el fuelle y por extensión las cajas armónicas, están reguladas por un
dispositivo valvular mecánico, colocado en la parte derecha o de las voces, y es accionado por el
dedo pulgar correspondiente.
De la habilidad del ejecutante en
maniobrar con sus dedos buscando el
sonido adecuado y la regulación
Dino Saluzzi & Anja Lechner (cello) Ojos negros (2007) ejercida por el citado pulgar, para abrir
y cerrar el instrumento, dependerá la
continuidad armónica y musical del
sonido y el jadeo que provocaría el hecho de comprimir aire y no eliminarlo con el dispositivo
valvular mecánico.
Todo parece muy simple pero de acuerdo con la forma de realizar todo esto, se deberá la
magnificencia artística del bandoneonista o su mediocridad. En lo que respecta a la parte artística,
conviene apuntar que primero fue la música alemana y luego el tango, los géneros musicales que
utilizaron el bandoneón. Pero en la actualidad la música nativa argentina, la denominada música
clásica o culta y la música de actualidad, utilizan el instrumento.
Todos estos elementos, los históricos, los relativos a materiales empleados, técnicas de
construcción y lógicamente, procedencia y estado, son los conceptos que deben tenerse en cuenta
para fijar la calidad y por lo tanto, el valor de la pieza en cuestión.
Conclusión
Volviendo al principio, ¿habrán pensado aquellos germanos del 1800 y tantos, que ese instrumento
que ellos fueron modificando, llegaría a ser el símbolo de una música que ha recorrido el mundo y
que luego de ser la expresión musical por antonomasia de la Argentina, renace como el ave Fénix
de sus cenizas y se entroniza en las salas de espectáculos de todo el orbe? Hoy, si bien la
fabricación del bandoneón se ha tornado cada vez más difícil y cada vez más inexistente, en la
historia de los instrumentos musicales será un símbolo más de la unión de los pueblos, mediante
ese idioma, esa expresión artística universal que es la música.
©Historia del Tango, Instituto de Investigaciones del tango, Bs. Aires 1995.
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En 1840 vio la luz en Alemania una suerte de órgano portátil pensado para las misas que terminó
recalando en el puerto de Buenos Aires dándole patente de identidad propia al tango. Pero fueron
los de Alfred Arnold (de allí los famosos Doble A, en su fábrica fundada en 1911 en la ciudad
alemana de Carsfeld, los que se terminaron transformando en los fueyes favoritos de los
tangueros. La empresa llegó a exportar solamente al Río de la Plata unos 20 mil bandoneones
hasta su cierre definitivo en los años cuarenta. Ahora Horacio Ferrer y Juan Fabri, dueño de La
Esquina del Tango, anunciaron sin fecha de comienzo la instalación de una fábrica argentina de
bandoneones bajo la tutela del luthier alemán Klaus Gutjahr, que trabaja en Berlín. "Es un proyecto
de mucha magnitud que llevará su tiempo, pero que permitirá fabricar bandoneones acá con la
calidad que requiere un profesional. Gutjahr es un luthier reconocido por su trabajo en la
fabricación de bandoneones. Hace poco, Juan José Mossalini le encargó cinco bandoneones para
la Orquesta Escuela que tiene en París. La calidad de Karl está en la primera línea."
Para algunos es esperanzador; para otros, los instrumentos no funcionarán, pero es demasiado
pronto para diagnósticos. Ferrer promete: "Queremos tener un centro del bandoneón que aúne la
fábrica, la reparación, el museo y un espacio de enseñanza. Y queremos hacer convenios para que
los jóvenes adquieran los fueyes . Salvar el bandoneón, significa salvar el tango. Es lindo
ilusionarse en el siglo XXI con una
fábrica de bandoneones en la
Argentina
En el Día del Bandoneón, Raúl Garello donó un instrumento que era de Troilo a la Academia
Nacional del Tango. Fue un gesto de buena voluntad en un escenario crítico para el instrumento
que le dio al tango un sello de identidad en todo el mundo. Sin una ley efectiva que lo proteja, la
fuga indiscriminada de fueyes al exterior, el alza de los precios que lo hacen inaccesible para
cualquier músico novato y el disminuido sector de luthiers que hacen de todo, hasta lo imposible,
para que los bandoneones recuperen su esplendor original, el panorama es preocupante.
"Hubo años en los que llegaron a emigrar como cien bandoneones al exterior por la desidia de
muchos músicos que buscaban hacer una diferencia, pero no sabían lo que estaban generando.
Ahora se nota la escasez. Hay que tener en cuenta que en el país dejaron de ingresar fueyes a
fines del treinta y los conocidos Doble A, que son los que se usan para el tango, no se fabricaron
más. Se hace difícil para el músico nuevo encontrar un buen fueye , y esto termina frenando el
crecimiento del tango en general", dice Oscar Fischer, luthier y responsable de La Casa del
Bandoneón.
Para los profesionales del fueye cada vez es más difícil encontrar un instrumento a
un precio que no sea cotizado en euros y que además suene bien, ya que la mayoría
pasó los ochenta años de existencia. Según la cara del comprador y el oído del
músico, un instrumento puede oscilar entre tres mil y siete mil pesos, cosa que lo transformó en un
bien de lujo y escaso. Carlos Corrales, uno de los brillantes intérpretes de su generación, que toca
en la Orquesta de Tango de Buenos Aires y en el trío de Osvaldo Berlingieri, dice: "Ya
prácticamente no hay instrumentos buenos para comprar. En un momento yo llegué a tener ocho
bandoneones, pero me quedé con dos que son los que toco habitualmente. Prefiero que me
afanen el auto y no un bandoneón porque son contados los buenos fueyes . Debe haber diez o
quince que valgan la pena".
En este contexto, el anuncio de Horacio Ferrer, presidente de la Academia Nacional del Tango de
instalar una fábrica de bandoneones en el país (ver recuadro) y el proyecto de protección del fueye
impulsado por varias asociaciones tangueras como la Unión de Orquestas Típicas (UOT) apuntan
a contrarrestar este escenario crítico. Sin embargo, para el destacado bandoneonista Pablo
Mainetti esta situación puede ser aprovechada beneficiosamente. "Creo que esta escasez de
instrumentos se nota porque hay más demanda y más gente que quiere estudiar el bandoneón acá
y afuera lo que en un punto no me parece negativo sino todo lo contrario. Así como aparece la
necesidad de bandoneones va a aparecer la necesidad de fabricarlos y de que haya más gente
que los sepa reparar, que ése sí es un grave problema actual", apunta el músico.
Julio Pane, compositor, arreglador y reconocido docente tiene una visión menos trágica del asunto.
"No es fácil conseguir un buen bandoneón, pero tampoco significa que sea imposible. Hay muchos
que han quedado en el interior del país o en la zona bonaerense. Una vez hice un cálculo y creo
que deben haber llegado entre 50 y 60 mil bandoneones al país hasta que vino la guerra. Se
pueden haber vendido muchos afuera, pero tampoco creo que haya tantos bandoneonistas para
tocarlos. Habría que hacer un censo", sostiene.
Corrales aporta otro punto de vista: "Hay casas de música que tienen hasta 200
bandoneones, pero no encontrás ninguno bueno. Lo más común para alguien que
está en el ambiente es conseguir a través de un familiar de un músico que murió. A
veces hay excelentes instrumentos sin uso guardados en un viejo placard del abuelo. Es una
lástima porque es como tener una Ferrari guardada en un garaje".
Ante la merma, en el mercado hubo personas que se transformaron en una suerte de cazadores.
"Hace diez años ya venían los japoneses y prácticamente asaltaban las casas de música para
llevarse todos los bandoneones que había y si no les alcanzaba se alquilaban una combi y
viajaban al interior para comprar más", cuenta Oscar Fischer que en ese momento trabajaba en
una conocida casa musical del centro porteño. Esa fuga de instrumentos y el crecimiento de los
robos movilizó al luthier, que comenzó a realizar un registro de los bandoneones que caen en sus
manos a manera de censo y protección contra el mercado negro.
"El robo de instrumentos creció mucho, pero como el ambiente es chico, a partir del registro de los
fueyes el otro día logramos recuperar el que le habían robado a un bandoneonista de la Fernández
Fierro. Este censo queremos hacerlo, pero a escala general, llevando un seguimiento de quién es
el poseedor del instrumento, porque además de protección contra el robo también sirve para
regular cuáles son los fueyes que salen del país y qué cantidad circula actualmente", dice Fischer
que impulsa junto a la UOT la creación de una ley que regule la cantidad de bandoneones que
salen del país por año. En definitiva, para que no se transforme en una especie en peligro de
extinción.
Como símbolo, recuerda a aquel precario y grueso madero sobre el cual juró apoyando su espada
Don Pedro de Mendoza en 1536. Fue emplazado en el sitio exacto donde flameó por primera vez
en la ciudad la Bandera Nacional (la torre de la iglesia de San Nicolás, el 23 de agosto de 1812), y
se inauguró formalmente el 23 de mayo de 1936, a las 3 de la tarde.