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El ser humano logra esta dignidad cuando,

liberándose de toda esclavitud de las pasiones,

persigue su fin en la libre elección del bien y se

procura con eficacia y habilidad los medios

adecuados.

Por lo anteriormente expuesto se hace urgente que

la sexualidad se enmarque en cánones de los

valores morales, donde la abstinencia de relaciones

sexuales forma parte de esta normas morales.

Para hablar de sexualidad integral se debe educar

en la identificación del verdadero amor.

Amor auténtico o capricho:


Muchas veces se escucha que se utiliza el término

"hacer el amor", frase que ha contribuido a degradar

al amor hasta convertirlo en una manifestación de

las más desenfrenadas pasiones. Y a fuerza de

repetirlo tanto, algunas personas tendrán criterio un

poco egoísta y absurdo del amor. Para ellos, amor

será aprovecharse del instinto sexual para satisfacer

una pasión.

El amor al principio se expresa como una corriente

de simpatía, como un gustarse, es búsqueda de

complemento y de enriquecimiento vital, de felicidad

y plenitud en el otro. Surge entonces un trato

especial. Sin embargo, este primer grado del amor

corre varios peligros fundamentalmente el de su

reducción a lo sensible, a lo sensual, ocasionando

que el egoísmo surja con fuerza y entonces no exista


ya una donación y un crecimiento juntos, sino un

feroz cerramiento sobre sí mismo, que no quiere sino

satisfacerse, así sea manipulando al otro.

Quienes aman egoístamente convierten al ser

amado en una cosa y actuando de este modo se

convierten en esclavos del sexo, de las pasiones, de

sus intereses mezquinos. Estas personas no serán

seres libres, ya que el verdadero amor es sinónimo

de libertad.

Mucha gente entiende por libertad hacer

solamente lo que les gusta o apetece, evitando

cualquier norma o conducta que limite los gustos o

apetencias. Se quiere liberar de todo lo que cuesta

esfuerzo o sacrificio, de todo lo que se opone a


disfrutar de la vida sin ningún limite y sin ningún

precio. Quienes piensan asi se equivocan.

"Si el amor es reducido a una dimensión

puramente sensual se cae en una libertad egoísta

que no es servir, sino servirse del otro. El ejercicio

indiscriminado de la sexualidad no calma ninguna

ansiedad, antes al contrario, despierta un deseo

creciente que nunca termina. Esto lleva a

aberraciones sexuales, sexo y violencia

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"(Mario Monteverde, Adolescencia y amor,

p.13,14,15)

El amor capricho o sensual no engrandece y

complementa, por el contrario destruye y arrasa,

sumerge a la persona en el vacío, la desolación, la


ansiedad e insatisfacción. Cuando hablemos de

amor, debemos referirnos al amor auténtico,

ordenado, verdadero, genuino. El amor que crece y

se protege contra los vaivenes caprichosos de las

pasiones, llegando así al descubrimiento profundo

del ser humano.

"Entre los jóvenes existe un ansia de sinceridad;

de fidelidad y lealtad, de aceptación y comprensión,

todo ello no es sino algunas manifestaciones claras

de la naturaleza humana hacia el amor, que es una

dimensión totalizadora y se da en la persona debido

a su naturaleza espiritual abarcándolo integralmente,

en lo corporal, sensible, afectivo e intelectual. Por el

amor el ser humano desarrolla en plenitud su

naturaleza.
El amor genuino entre hombre y mujer implica:

fidelidad, comprensión, paciencia, respeto, cortesía y

entre otros ausencia de egoísmo, unidad de dos

seres en ayuda mutua y camino de perfección.

El amor fiel... es plenamente humano pues integra y

subordina la instintividad a lo espiritual.

El amor comprensivo es humilde y todo lo

excusa...sabe evitar los resentimientos que se

pueden dar en ausencia de la comprensión mutua y

la comunicación. La actitud de amor auténtico nos

conduce a dar el primer paso, sobre todo si nos

damos cuenta que al otro le resulta difícil hacerlo.

Esto provoca una relación de simpatía y de

confianza incluso en esos momentos difíciles.

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