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Celebrando la Cuaresma

Mensaje del santo padre Francisco para la Cuaresma, “La palabra es un


don. El otro es un don”.

“Queridos hermanos y hermanas: La Cuaresma es un nuevo comienzo,


un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección,
la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre
una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a
Dios «de todo corazón» (Jl 2,12), a no contentarse con una vida
mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel
que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera
pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su
voluntad de perdonar “

¿Qué es la Cuaresma?

La Cuaresma es el tiempo litúrgico, que durante  cuarenta días nos prepara a la


celebración principal del cristianismo: la Resurrección de Jesucristo, que se
celebra el Domingo de Pascua.
La Cuaresma es una palabra de origen latín “quadragésima”, que significa
“cuadragésimo día” (antes de la Pascua).

Es el tiempo litúrgico de conversión (cambiar el corazón), que marca la Iglesia para


prepararnos a la gran fiesta de la Pascua.

La Cuaresma es un tiempo propicio para intensificar la vida del espíritu a través de


los medios que la Iglesia nos ofrece: el ayuno, la oración y la caridad. En la base
de todo está la Palabra de Dios, que en este tiempo se nos invita a escuchar y a
meditar con mayor frecuencia.

Como nos enseña Francisco: “El Evangelio en tiempo de Cuaresma nos invita a
tomar tres remedios que curan del pecado:

- La oración, en apertura y confianza en el Señor. Es el encuentro personal con Él,


que reduce las distancias creadas por el pecado. Rezar significa decir: “no soy
autosuficiente, tengo necesidad de Vos. Vos sos mi vida y mi salvación”.

- La caridad: La caridad que nos pide la cuaresma, es la que nos permite curar
nuestro pecado, es la caridad que supera el sentimiento de indiferencia con los
demás. No es sólo dar algo para calmar la conciencia, sino aceptar a quien tiene
necesidad de nuestro TIEMPO, de nuestra AMISTAD, de nuestra AYUDA.

Es vivir el servicio, venciendo la tentación de complacerse.

- el ayuno: la penitencia para liberarnos de las dependencias, de aquello que


pasa, y ser más sensibles y misericordiosos.  Es una invitación a la simplicidad y al
compartir, quitar algo de nuestra mesa y de nuestros bienes para reencontrar
el bien verdadero de la libertad.”

Jesús nos llama a vivir la oración, la caridad y la penitencia con coherencia y


autenticidad venciendo la hipocresía.

Es tiempo para encontrarnos con la misericordia de Dios y de cambiar algo de


nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.

La Cuaresma dura 40 días, comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Jueves


Santo, con la misa vespertina. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia
del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo de verdaderos
creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa conversión y


penitencia. Es un tiempo de reflexión, de arrepentimiento, de conversión espiritual;
tiempo de preparación al misterio pascual.

En la Cuaresma, Cristo nos invita a cambiar de vida. La Iglesia nos invita a vivir la
Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios,
orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. Nos invita a vivir
una serie de actitudes cristianas que nos ayudan a parecernos más a Jesucristo.

Es un tiempo donde estamos invitados a dirigir el espíritu hacia las realidades que
son verdaderamente importantes; a adherir al mensaje del evangelio y a una
coherencia de vida, que se refleja en buenas obras, en forma de renuncia a lo
superfluo, en expresiones de solidaridad con los que sufren y con los necesitados.

También es un tiempo propicio para acercarnos a los sacramentos de la


Reconciliación y la Eucaristía.

La Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día,


durante toda la vida, estamos invitados a arrojar de nuestros corazones el odio, el
rencor, la envidia, los celos que se oponen a nuestro amor a Dios y a los
hermanos.
La Cuaresma es un camino hacia la Pascua, que es la fiesta más importante de la
Iglesia por ser la Resurrección de Cristo, el fundamento y verdad culminante de
nuestra fe. Es la buena noticia que llena nuestra vida y necesitamos difundir.

En Cuaresma, aprendemos a conocer y apreciar la Cruz de Jesús. Con esto


aprendemos también a tomar nuestra cruz con alegría para alcanzar la gloria de la
resurrección.

La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la


Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la
marcha del pueblo judío por el desierto hacia la Tierra Prometida, de los cuarenta
días de Moisés y de Elías en la montaña, de los 400 años que duró la estancia de
los judíos en Egipto y principalmente de los cuarenta días que pasó Jesús en el
desierto antes de comenzar su vida pública.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros


significa el tiempo de nuestra vida en la tierra, seguido de pruebas y dificultades.

“Que el Espíritu Santo nos guie a realizar un verdadero camino de conversión, para
redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega
y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados. Animo a todos los fieles a
que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas
de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas
partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia
humana.
Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos
abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos
un testimonio pleno de la alegría de la Pascua”
Francisco

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