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Lección 2
Continuamos hoy, amigo oyente, considerando las guías para el entendimiento de las
Escrituras. En nuestro programa anterior estuvimos hablando en cuanto a la Biblia misma. Y al
comenzar esta gran aventura de ir a través de toda la Biblia, una excursión a través de la
Escritura, le invitamos a viajar con nosotros en nuestro autobús bíblico. Usted puede subirse en
cualquier esquina, es decir, usted puede comenzar cualquier día en que nos sintonice; porque
cuando terminemos, comenzaremos otra vez desde el principio. Pero ya estamos de camino y
nos detendremos en su esquina, y si usted desea subirse hoy al autobús bíblico, pues, será un
gozo tenerle con nosotros.
Ahora, alguien quizá pregunte: “¿Qué es lo que ustedes nos piden que hagamos para que esta
experiencia sea significativa y agradable para nosotros?” Bueno, en primer lugar, le sugerimos
que usted escuche el programa de radio. Reconocemos que a muchas personas no les es posible
escuchar la transmisión todos los días. Habrá quienes, por razones de trabajo u otro tipo de
ocupación, no podrán sintonizar nuestro programa todos los días. Pero, dentro de sus
posibilidades, amigo oyente, usted debe hacer todo lo que esté a su alcance para escuchar los
programas y seguir paso a paso las lecciones, de manera que podamos avanzar juntos en estos
estudios. Sabemos que hay muchos oyentes que poseen una grabadora; pues le sugerimos
ponerse de acuerdo con otra persona para que grabe el programa mientras estamos transmitiendo,
de manera que pueda más tarde escucharlo a su conveniencia.
Ahora, en segundo lugar, le sugerimos que nos escriba solicitando las notas y bosquejos que
hemos preparado y que ofrecemos gratuitamente a cuantos nos escriban. Así podrá usted
informarse de lo que estudiamos cuando no pueda escuchar el programa una o más veces. Ahora,
En tercer lugar, deseamos sugerirle que usted lea la porción bíblica que estamos estudiando,
esa es la sugerencia más importante de todas. Si es posible, lea la porción de la Escritura que
vamos a estudiar, antes de escuchar la transmisión y luego le aconsejamos que la lea de nuevo,
después del estudio del día. ¿Recuerda usted que la última vez mencionamos algunas
declaraciones de grandes hombres como Daniel Webster? ¿Recuerda que él leía la Biblia todos
los días? Amigo oyente, es bueno tener esa costumbre, esta es la Palabra de Dios y es el único
método que existe para una disciplina perfecta. Permítame ser sincero con usted, amigo oyente,
y decirle que esta es la mejor disciplina que jamás haya tenido yo.
Un predicador joven se acercó en cierta ocasión al autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J.
Vernon McGee, y le dijo que quería comenzar un estudio bíblico en su iglesia, así como este, A
Través de la Biblia. Sus primeras preguntas fueron: ¿Cómo debo empezar el estudio y cuáles
serán los resultados para mí y para mi iglesia? El Dr. McGee le respondió: “La primera cosa que
hará por usted es disciplinarle – y continuó – tengo muchos años sirviendo como Pastor y he
descubierto que es fácil descuidarse mucho y hasta ser negligente en cuanto al estudio de la
Palabra de Dios. Pero siendo que tengo un programa radial que cada día me recuerda que tengo
que predicar por radio, entonces tengo que estudiar. Créame, – concluyó el Dr. McGee – que ha
sido la disciplina más maravillosa para este pobre predicador que usted jamás pueda imaginarse”.
Y estamos seguros, amigo oyente, que también para usted será una buena disciplina.
En cuarto lugar, deseamos sugerirle que hable a sus amigos acerca de este programa. Esta
sugerencia no es la más importante, claro, pero es una manera de alcanzar a sus amigos, y es
esencial para nuestro programa que usted les hable en cuanto a él, porque de esta manera ellos
también podrán recibir provecho de estas lecciones bíblicas. Hay centenares de oyentes que
dicen en sus cartas: “el hombre con quien trabajo, o mi vecino, o mi compañero de clase, me
informó acerca de su programa”. Le agradeceríamos pues, amigo oyente, que hable a sus amigos
acerca de este programa, invíteles a escucharlo; dígales la emisora por la cual se transmite el
programa, la frecuencia, y la hora en que se transmite, de manera que también ellos puedan
sintonizarlo y puedan escucharlo.
Ahora, en quinto lugar, tenemos algunos libros que creemos son indispensables para este
estudio bíblico. Si usted de veras desea estudiar, querrá recibir las notas y bosquejos que
ofrecemos. Pero, además, deseamos sugerirle algunos libros, que como dijimos, consideramos
muy útiles para el buen desarrollo de este estudio. Un profesor, en un instituto bíblico, en cierta
ocasión preguntó a sus alumnos: “Si ustedes naufragaran alguna vez y pudieran llegar a una isla
de aquellas apartadas, ¿cuáles serían los tres libros que les gustaría tener consigo?” Las
respuestas fueron variadas y muy interesantes. Un bromista de la clase dijo que a él, le gustaría
tener la Biblia y dos copias de comentarios sobre el libro de Rut; uno para leerlo y el otro para
venderlo a los vecinos. Tal vez este joven pensaba más en el provecho de la venta que en el
provecho del estudio.
Bien, permítanos sugerirle entonces, tres libros que serán de mucha utilidad y que son en
realidad indispensables para el estudio de la Palabra de Dios. Uno es, una Concordancia. Una
concordancia buena es inestimable, y para ser práctico, queremos decirle que hay muy buenas
concordancias que se venden en las librerías evangélicas. De seguro que en la librería evangélica
más cercana a su localidad le ayudarán a escoger una que le será de mucho provecho en su
estudio de la Biblia.
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El segundo libro que usted debe conseguir es un Diccionario Bíblico. Vale la pena comprar
un buen diccionario bíblico, porque vamos a necesitarlo constantemente durante nuestros
estudios. Así es que si usted está realmente interesado en estudiar la Palabra de Dios, es
importante obtener un diccionario bíblico.
Y el tercer libro, es en realidad, el primer libro, el más importante de todos: la Biblia misma.
Y es el más importante porque es precisamente el libro que vamos a estudiar. Adquiera un
ejemplar de la Biblia. Será el mejor tesoro que pueda poseer. Quisiera ahora hablarle acerca de
la Biblia, y el tipo de libro que es.
Como usted ve, la Biblia es un libro divino y un libro humano; un libro de Dios y un libro del
hombre. Y en muchas maneras, la Biblia es muy semejante al Señor Jesucristo mismo, porque Él
vino a la tierra y se hizo carne. Era Dios y era hombre. El Apóstol San Juan lo describió de esta
manera en la Biblia: Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros. (Jn. 1:14).
¿Sabe usted, amigo oyente, que casi podemos decir lo mismo acerca de la Biblia? La Biblia
fue hecha carne y habitó entre nosotros. Este es un libro de Dios, y por el lado divino, tenemos
La Biblia, pues, es un libro también humano, y por el lado humano fue escrito por hombres
de todas las ocupaciones. Entre ellos, hubo un príncipe y también un pobre; hubo uno muy
intelectual y también uno muy sencillo. El doctor Lucas, por ejemplo, escribe en un idioma
griego casi clásico y maravilloso en una época cuando era muy popular hablar el Koiné. Simón
Pedro, por su parte, el pescador, también escribió algo en griego, pero para decir la verdad, su
griego no resultó tan bueno como el del Dr. Lucas. Pero, ¿sabe usted una cosa, amigo oyente?
Dios utilizó a estos dos hombres. Dios, el Espíritu Santo, los utilizó a ambos. Y eso tiene que
ver con la inspiración, lo que significa que le fue posible a Dios utilizar a estos hombres sin
destruir sus personalidades, y les dejó expresar sus pensamientos y sus emociones; y usted verá
que todos escribieron exactamente así. Y es por eso que decimos que es un libro humano. Es
como nuestro Señor que caminó aquí en la tierra, y cansado del camino, se sentó junto a un pozo.
Aunque era Dios, era también hombre. Él hablaba como la gente, hablaba con la gente y se
comunicaba con ella. Pues bien, la Biblia es un libro que se comunica, un libro que habla a la
humanidad de hoy.
La Biblia es un libro que habla a los hombres de todos los niveles sociales. Habla de igual
manera al hombre altamente instruido, como al de escasos conocimientos. Cuando la Biblia
habla, amigo oyente, su mensaje se dirige con igual claridad, tanto al profesor universitario,
como al hombre que ha tenido muy poca o ninguna instrucción. Lo mismo ocurre con la llamada
brecha entre las generaciones. Mucho se habla hoy de la falta de comunicación entre la
generación adulta y la generación joven. Pero la Palabra de Dios, amigo oyente, no hace
distinción entre las generaciones. Se comunica con el adulto con la misma sencillez y claridad
que lo hace con un niño. Estamos seguros de que hay muchos niños que nos están escuchando en
este momento, y para ellos enviamos nuestro saludo cordial. Les agradecemos por su atención y
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les felicitamos por su interés en estudiar la Palabra de Dios. Estamos plenamente convencidos de
que la Biblia tiene también un mensaje para ellos. Porque como dijimos antes, la Biblia no hace
distinción entre las generaciones. Habla por igual a toda la humanidad. Ahora, la Biblia es un
libro divino, es un libro sobrenatural. En ese libro Dios dice 2.500 veces: Así dijo el Señor, o –
la palabra del Señor vino sobre mí; o, así ha dicho Jehová. Dios, pues, ha dejado muy en claro
el hecho de que Él habla por medio de este libro. Con todo, aunque la Biblia es un libro de
Dios, es también un libro humano. El libro que tengo en la mano está muy hojeado, y eso en sí
lo hace un libro humano. Está bien marcado también, y además es una traducción. No está
escrito en el idioma original, porque si estuviera escrito en el idioma original, yo no podría leerlo.
De modo que ha sido traducido a un idioma que yo puedo entender. Ya hablaremos más adelante
acerca de las diferentes versiones.
Pero, hoy, quisiéramos dar importancia al hecho de que este es un libro que por un lado es
divino. Este es un libro que puede comunicarle vida y que hoy día puede hacer que usted llegue
a ser un hijo de Dios. El Apóstol Pedro dice: Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino
de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 Ped. 1:23). Es la
comunicación de Dios al hombre. Si Dios hablara desde el cielo ahora mismo, simplemente
repetiría lo mismo que ya ha dicho antes, porque Él ya ha dicho todo lo que desea decir a esta
generación. Y a propósito, los periódicos de hoy no le han informado nada nuevo. Cuando el
hombre fue a la luna no descubrió allá nada que Dios no supiera ya cuando nos dio la Biblia. Él
es el mismo Dios que creó este universo en el cual estamos usted y yo. Por otra parte, la Biblia
es un libro muy humano. Habla de nuestros dolores y gemidos. El Apóstol Pablo nos dice que
mientras estamos en nuestros cuerpos, gemimos. (2 Cor. 5:2).
Este es un libro muy humano, amigo oyente, y a la vez divino. No hay otro libro con el cual
podamos compararlo. No entendemos por qué hay tantas personas que prácticamente malgastan
su tiempo leyendo libros que no tienen nada que ofrecer. Malgastan su tiempo leyendo novelas
que en nada instruyen, para nada edifican. ¿Por qué es que leemos esas novelas que contienen
pura tontería, amigo oyente? ¿Por qué leemos tales libros cuando tenemos la Biblia para leer?
La Biblia es muy emocionante y contiene una historia muy conmovedora.
En cuarto lugar, dijimos que era también importante compartir estos pensamientos con sus
amigos, o en otras palabras, hablar a sus amigos acerca de estos estudios, acerca del programa A
Través de la Biblia, informándoles la emisora, la frecuencia, la hora en que se presenta el
programa, de manera que también ellos puedan beneficiarse de estos estudios.
En quinto lugar, le sugerimos que obtuviera tres libros que consideramos son muy útiles para
el buen desarrollo de estos estudios bíblicos, y ojalá que usted anote especialmente esto. El
primer libro, dijimos que era una buena Concordancia, una concordancia bíblica que usted puede
obtener con facilidad en la librería evangélica de su localidad.
El segundo libro, dijimos que era un Diccionario Bíblico; este diccionario vamos a estar
utilizándolo constantemente durante nuestros estudios. Así es que, es importante obtener un
buen Diccionario Bíblico.
Y el tercer libro, dijimos que en realidad era el primer libro, el más importante de todos, la
Biblia misma, y que es esencial por supuesto, porque ese es el libro que vamos a estudiar.
Confiamos pues, que usted tenga en cuenta estas cinco sugerencias para que podamos así avanzar
sin dificultades a través de nuestro estudio bíblico.