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ACTIVIDAD: ENSAYO SOBRE EL ANÁLISIS FUNCIONAL DEL


COMPORTAMIENTO

Tutor:
MARIA ISABEL GAITAN CAMELO

Estudiantes:
KAREN JOHANA ORTIZ HINCAPIÉ
ENID PAOLA QUICENO QUICENO
NEIL ALEXANDER RIAÑO GIL

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA IBEROAMERICANA


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES Y HUMANAS
CARRERA DE PSICOLOGÍA
ESCUELAS EXPERIMENTALES DEL COMPORTAMIENTO
2020
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ENSAYO ANÁLISIS FUNCIONAL DE LA CONDUCTA

La conducta del ser humano está directamente relacionada con las diferentes formas que
tiene el hombre para comportarse ante diversos contextos y situaciones de la vida diaria.
Por ende, la conducta es un sinónimo de comportamiento, y reconocer aquello que la
desencadena o la mantiene es de interés primordial en el ámbito psicológico. Para lograr
este nivel de reconocimiento, es necesario que la conducta sea evaluada, y una forma de
hacerlo es a través del Análisis funcional de la conducta (AFC), pues esta es una de las
aplicaciones clínicas y de investigación que se usan en la evaluación conductual por su
énfasis en la descripción y explicación de la relación que existe entre la conducta y sus
causas (Bello, Hayne, Kaholokula, y Nacapoy, 2009).

Así, el AFC centra su interés en la explicación de las relaciones del sujeto y el medio que le
rodea, y sobre cómo esta interacción tiene una influencia importante en su conducta.
Asimismo, busca establecer la relación entre los estímulos que preceden la conducta y las
consecuencias que favorecen la aparición de la misma; permitiendo con ello entender los
problemas que puede presentar un sujeto y relacionarlo con lo que sucede antes, es decir,
los estímulos que facilitan su aparición, en otras palabras: las consecuencias que trae su
comportamiento. Este proceso permite comprender qué causas tienen un mayor peso en el
problema y que causas pueden ser modificables y controlables tanto por el psicólogo como
por el sujeto de intervención.

Además de establecer dicha relación, el AFC busca determinar cuáles son aquellas
variables que se convierten en factores de riesgo o protección que influyen en la aparición,
mantenimiento o desaparición de un comportamiento, llamada también: secuencia
funcional. Dichas variables pueden ser de dos tipos: disposicionales o ambientales. Las
variables disposicionales son del propio sujeto y son aquellas situaciones o eventos
psicológicos que no pueden definirse como acciones u ocurrencias, sino como capacidades
o propensiones Ryley (como se cita en Variables disposicionales en la contaminación del
agua, Sf).
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Por otro lado, las variables ambientales tienen que ver con aquellos estímulos de su
contexto próximo, su contexto distante y con los valores sociales que pueden influir en su
comportamiento. Así, pues, el elemento sustancial en el AFC es la secuencia funcional,
pues esta permite determinar el comportamiento del sujeto ante un ambiente, estimulo,
antecedente o señal con la representación de otro estimulo. Es decir, se centra en determinar
cuáles son los antecedentes de la conducta, cuáles son las cualidades personales o del
ambiente que genera una conducta determinada; y a partir de esta, logra comprender las
consecuencias que surgen de la misma.

A partir del conocimiento de dichas variables, el psicólogo establece las relaciones


existentes entre aquellas antecedentes y consecuentes de la conducta a modo de indicar el
propósito o función de la misma, y con ello, proyectar el tratamiento adecuado para el caso
específico del paciente. Ahora bien, interpretar el comportamiento implica por parte del
psicólogo un nivel de análisis que le permita comprender la función de placer (obtención de
estímulos apetitivos) o de aversión (evitación de estímulos aversivos) del comportamiento.
Y en esa misma medida, señalar las relaciones entre las variables relevantes en términos de
su magnitud y aquellas que pueden ser modificables, logrando así delimitar las relaciones
funcionales; estableciendo a posteriori el tratamiento adaptado a dichas condiciones
(Carrillo, Caballo y Marinho, 2003).

Dado lo anterior, se comprende como el AFC no solo permite reconocer, describir y


explicar los factores que tienen relación con el comportamiento emitido por el sujeto sino a
su vez posibilita plantear la hipótesis relacional, sobre porqué el mantenimiento de una
conducta se emite en un contexto determinado, y para qué se emite esa conducta en ese
contexto (funcionalidad). Lo cual favorece el planteamiento de los objetivos terapéuticos y
la estructuración posterior de los programas de intervención, en palabras de Bravo y Mora
(2014 ) el AFC:

permite establecer un vínculo entre el análisis de los motivos de consulta, las


conductas problema y la elaboración del plan terapéutico, por ello, tiene la facultad
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de relacionar y darle sentido de continuidad a todo el proceso de evaluación e


intervención psicológica (p.101).

Sin embargo, se debe indicar que una de las posibles limitaciones de esta metodología de
evaluación de la conducta está centrada justamente en comprobar las hipótesis relacionales,
en primer lugar, porque pueden existir variables que estén correlacionadas y porque las
relaciones funcionales pueden ser más supuestos que reales; y posiblemente se consiga
tener plena seguridad de la elección de las variables correctas una vez se manipularon y se
ha comenzado la intervención terapéutica (Carrillo, et al., 2003).

A su vez, el AFC es una fuente importante de datos, puesto que al conocer los factores que
anteceden, preceden y mantienen una conducta en cada sujeto, es posible variar y controlar
las condiciones en las cuales se presenta la conducta, haciendo énfasis entonces en aquellos
factores capaces de evocar y mantener nuevos comportamientos. Es decir, que el AFC
permite una plena identificación de las condiciones bajo las cuales se emite la conducta
problema, además de determinar las consecuencias de esos actos para cada
situación/individuo particular, por lo cual las estrategias para modificar la conducta serán
variables y flexibles y dependerán de cada realidad y de cada sujeto aun cuando las
situaciones problemas en apariencia sean similares (Bravo y Mora, 2014).

Hemos examinado hasta aquí el análisis funcional individual, denominado: análisis


ideográfico. Ahora detengámonos un poco en el AFC de tipo nomotético, el cual se centra
en el análisis de grupos o de una categoría diagnóstica, como los son los problemas
sociales. En este aspecto, el AFC ha mostrado una alta capacidad para hacer unas
predicciones en circunstancias específicas, lo que favorece el diseño de mecanismos que
facilitan el control de los factores que suelen resultar indeseables. Por lo cual, el AFC
coopera exponencialmente en la creación de nuevos conceptos, principios y prácticas que
permiten a su vez la descripción, predicción y control de los procesos sociales (Ballesteros,
López y Novoa, 2003).
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Podemos concluir, que el AFC como método para evaluar la conducta permite comprender
las variables disposicionales y ambientales que anteceden y predicen la conducta de los
sujetos, y a partir de esta elaborar una hipótesis relacional que permite proyectar las
conductas y problemas que son modificables, así como los objetivos de intervención, entre
otros aspectos relevantes de la misma. Asimismo, el AFC es flexible, y única teniendo en
cuenta que por ser de énfasis idiográfico contempla que los individuos son únicos e
irrepetibles, por lo mismo, las soluciones s sus problemas, aunque sean similares, son
únicos y van a depender de cada persona.

No obstante, es muy difícil la identificación de las variables que causan una conducta
problema, debido a que las variables se pueden correlacionar y sobretodo porque en sí
mismas, son en primera instancia hipotéticas. Por tanto, se deben delimitar de modo tal, que
se puedan establecer su magnitud y la posibilidad de modificación a través de la
intervención. En cuanto a los problemas sociales, el AFC ha demostrado grandes aportes a
la sociedad en términos de favorecer una anticipación ante las conductas consideradas
como indeseables y propone un marco de atención centrado en la descripción, predicción y
el control de los procesos sociales.

Como conclusión final, queremos señalar que el psicólogo encargado de realizar el AFC
debe en primer lugar, fortalecer su conocimiento en la conducta y en los procesos que
subyacen de la misma; en segundo lugar, debe potenciar su capacidad de investigación y
solución de problemas, a fin de realizar un completo y adecuado AFC y a partir de este
proponer el tratamiento pertinente a cada paciente teniendo en cuenta sus individualidades,
a modo de contribuir de manera exitosa y efectiva en su evolución.
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Referencias Bibliográficas

Carrillo, G., Caballo, V., y Marinho, M.(2003) El papel del análisis funcional del
comportamiento en el proceso de elección del tratamiento: Un estudio de caso. Psicología
Conductual, 11 ( 2) 335-350 Recuperado de:
http://aulavirtual.iberoamericana.edu.co/recursosel/documentos_para-
descarga/08%20Carrillo%20335-350.pdf

Ballesteros de Valderrama, B., López, W., y Novoa, M. (2003) El análisis del


comportamiento en los temas sociales: una propuesta para una cultura en paz. Revista
Latinoamericana de Psicología [en linea]., 35(3), 299-316. Recuperado de :
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80535306

Bravo, M., y Mora, A. (2014). Medicina conductual. Teoría y práctica. Capítulo 6: Análisis
Funcional y diseño de intervención en el ámbito hospitalario. Editorial UNAM. México.

Haynes, S., y Keaweaimoku, J. (2009) Evaluación conductual y análisis funcional. Grupo


Contextos, Manoa: Universidad de Hawái. Recuperado de:
http://conducta.org/assets/pdf/Haynes_Evaluacion_Conductual_y_Analisis_Funcional.pdf

Variables disposicionales en la contaminación del agua. S.f. Tesis de grado.Recuperado de

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