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Bibiana Suárez Orozco

Código: 20171160007
Lenguaje, sociedad comunicación y cultura. – Docente: Luis Alejandro
Corredor Calderón.

RESEÑA: LA DESCOLONIZACIÓN Y EL GIRO DES-COLONIAL.

En primer lugar y previo a toda reflexión, el autor señala la necesidad


de aclarar la validez del concepto de “descolonización” y la vigencia
que este posee en la actualidad. Dicha aclaración se hace necesaria por
la tendencia a la asociación de este término con hechos pasados, siendo
que, aun hoy en día, los procesos de descolonización se perpetúan en
distintas partes del mundo.

De este modo, se señala como la descolonización no se refiere solo a las


clases llamadas marginadas, si no que hace referencia a la
contraposición de la colonización ejercida en la sociedad
contemporánea, la cual hace de la globalización, su modus operandi.
Así pues, no es extraño notar como a favor de la expansión económica,
grandes territorios absorben poblaciones empobrecidas, implantando
no solo nuevos regímenes políticos, sino también nuevas maneras de
pensar y de ser. En los ejercicios de colonización, no solo nos referimos
a factores de corte legal, sino también de jerarquías y de carácter
ontológico.

Posteriormente, se presenta como el imperialismo toma gran


participación en este punto, puesto que debido a su naturaleza de
dominación y de imponer la idea de un territorio sobre otro, la
confrontación entre los habitantes resulta inevitable, y resultan estos
ejercicios de colonización tan comunes, que se han vuelto parte
constitutiva de la modernidad. Lo que entendemos aquí, es que las
prácticas de colonización se han normalizado en nombre de un
“avance”, e implican a su vez, nuevos modos de jerarquización y de
dominación.

Parte de esta modernidad y un problema fundamental de la misma, es


no prestarle atención a las jerarquías raciales contemporáneas, que
siguen estableciendo las estructuras de poder y que se toman como
normales, así como se siguen ejerciendo valores de diferenciación a
través de la identidad sexual y del género. El autor, señala entonces,
como ejemplos de procesos de descolonización (tales como la presencia
de los pueblos chicanos y latinos en los estados unidos), presuponen un
gran desafío, puesto que no solo implican una problemática sobre el
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territorio, si no también responde a elementos como la identidad de sus


participantes.

Es a través de estas aclaraciones, como el autor presenta el concepto


de giro des-colonial. Primeramente entendemos como “giro” a aquellos
nuevos modos en los que se percibe el mundo humano. El giro des-
colonial, no es muy distinto a esto, puesto que analiza los procesos de
orden y de poder que afectan a las comunidades y a sus habitantes,
estudia también las distintas formas que posee la colonización, donde la
deshumanización ha estado presente y justamente, busca formas de
oponerse a ellas. Si se entiende de esta manera, el giro des-colonial no
solo permite leer las problemáticas del ejercicio colonizador, si no que
apunta a discusiones sobre la modernidad que este construye. Analiza
todo el desafío que involucraría un ejercicio de descolonización, siendo
consciente que el cambio no solo se reduciría a factores jerárquicos.

Adicional a esto, el autor presenta el concepto de “la idea” como parte


del giro des-colonial pero diferenciado a su vez del proyecto de
descolonización. La idea en este punto, surge como un sentimiento
cuando el sujeto se percata de las estructuras de poder que ejerce la
colonización bajo el pretexto de “ideas supuestamente naturales”. Es
por esta razón, que el giro des-colonial, representa un cambio en el
sujeto que critica la modernidad, sus procesos de avance y sus métodos
de diferenciación y manejo del poder, que a su vez afectan
directamente su vida. Por eso el autor entiende esta actitud, como una
postura filosófica y de producción teórica.

Se asocia de este manera el giro des-colonial a una postura filosófica,


entendiendo que el sentimiento de asombro por parte del sujeto, resulta
ser también el origen de la filosofía (por ende la importancia de indagar
frente a lo que acontece), pero a su vez, entendemos que no son
plenamente iguales, puesto que en la filosofía, el asombro se presenta
frente a la naturaleza, mientras que en los procesos des-coloniales, el
asombro surge como el espanto al notar los procesos de muerte que
puede ejercer la colonización, e invita al sujeto, no solo a identificar las
problemáticas de su sociedad si no a hallar las soluciones a las mismas,
estableciendo como finalidad y dándole un valor teórico, el oponerse a
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la muerte naturalizada que pueden plantear los procesos de


modernidad.

Teniendo en cuenta, el autor indica como todos los procesos de


descolonización no pueden ser realizados si no hay un cambio en el
sujeto. El concepto de “descolonización de la mente” nace, entendiendo
que es necesario hacer un juicio crítico sobre la memoria y la historia,
que motivan lo que llaman “la política de la liberación”, que a su vez
pueden motivar el cambio por parte del sujeto.

Es por tanto necesario señalar como muchas veces son los movimientos
de liberación en cierto lugar, los que motivan ejercicios de
descolonización en otras partes del mundo. Esta puede ser por tanto la
causa de lo que el autor menciona como “el proyecto acabado de la
descolonización” y ejemplifica, como el ejercicio crítico frente a la
colonización es transmisible, además que puede despertar en distintas
sociedades el grito de espanto que motiva un posible giro-des colonial.

Para ejemplificar todo este proceso de transmisión, el autor hace


referencia a las críticas durante los siglos XVIII y XIX que recibió el
modelo hegemónico visto en España, mientras que se apostaba más por
modelos como el de Francia, siendo este último un país también
Europeo, pero que se apoyaba más en la idea de una empresa nacional.
Esto seguiría así hasta después de la segunda guerra mundial, donde el
modelo europeo en general fue desprestigiado, y donde el ejercicio
crítico sobre los mismos se volvió necesario.

Maldonado advierte en este punto, que el ejercicio descolonizador


puede ser visto, criticado y analizado desde lo que ha traído el ejercicio
colonizador y la percepción de los colonizados. A través de Césaire y en
su respectivo juicio sobre Europa, advierte que el colonizador puede
defender su ejercicio señalando este como un buen acto, ya que lo que
Aimé criticaba era la idea de que la colonización había traído consigo
un ejercicio civilizador que sacaba al sujeto de lo primitivo. Césaire es
clave para entender este proceso, puesto que bajo la idea de “ver claro”
y “atacar atrevidamente”, se establecen los rasgos de actitud que
poseen quienes participan en el giro des-colonial.
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Se concluye entonces, que el giro des-colonial, aunque nacido y


presente desde prácticamente los primeros ejercicios de colonización,
se entiende como revolución gracias a la caída de Europa y las
consecuentes críticas a sus modelos sociales en la segunda guerra
mundial. Fueron estas críticas las que permitieron la creación de un
“giro” que comprendía cambios en la actitud de las personas así como
en el pensamiento global. De esta manera, el pensamiento con el que
finaliza Maldonado está pues, sobre la mesa, preguntándose sobre lo
que verdaderamente implicaría un proceso de descolonización en
nuestros días y si incluso, seríamos capaces de entrar en dicho proceso.

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