Está en la página 1de 7

TERCER PASO

COMO TRABAJARLO

Este paso nos invita a hacer nuestra parte y a dejar


en
manos de Dios su parte; nos invita a soltar, a dejar
de controlar, a dejar de
hacer esos esfuerzos sobrehumanos que no han
resultado en el pasado.

Paso 1
Toma la decisión de confiar en un poder superior para que se manifieste en tu
vida. Se requiere fe para hacer funcionar este paso, pero esta fe será
recompensada con pruebas.

Paso 2
Estudia el significado de "fuerza de voluntad" y "vida". Saber que no tenemos
control sobre esto nos ayudará a tomar decisiones día con día.

Paso 3
Deja ir las viejas ideas y permite que este poder superior trabaje en tu vida. Para
millones de alcohólicos, este proceso ha funcionado. No hay razón para creer
que no funcionará en ti.

Paso 4
Lleva tus preguntas a tus reuniones de AA. Uno de los propósitos principales de
las reuniones es para que la gente con algo de tiempo en el programa comparta
sus experiencias, fortalezas y esperanzas con los nuevos alcohólicos
recuperados. Los miembros antiguos aprecian que les preguntes cómo lograron
un paso AA. Usa lo que resuene en interior y mantén la mente abierta a otras
ideas.
Paso 5
Habla con tu padrino si descubres que tantas opiniones nublan tu capacidad de
poner tu voluntad y vida en un poder superior. Aunque las opiniones de los otros
que han pasado por esto son valiosas, existen tantas formas de trabajar los
pasos como tantos tipos de tomadores. Ninguna de las formas es incorrecta si te
ayuda a mantenerte sobrio.

Antes de dar este paso muchos hemos entregado


nuestra
voluntad y nuestra vida al alcohol, las drogas, el
sexo, la internet, la
postergación compulsiva o a otras personas.

Yo era completamente ateo. No podía concebir la


idea de arrodillarme
ante Dios porque simplemente no podía creer en que
un poder superior pudiera
manejar mi vida. ¡Yo era el dueño de mi vida y tenía
el control sobre ella!
Pero un día caí en cuenta de que el alcohol era mi
poder superior. El
alcohol manejaba mi voluntad y mi vida a su antojo.
Me obligaba a arrodillarme,
a arrastrarme y a hacer cosas humillantes y
denigrantes que yo no habría hecho
si hubiera tenido la oportunidad de escoger.
Aunque me autodenominaba «ateo», y no sabía
bien qué acciones precisas
debía ejecutar para entregarle mi vida a Dios, me
di cuenta de que tenía una
muy buena experiencia entregando mi vida a un
«Poder Superior» maléfico como el
alcohol. Ahora creo que conozco mucho mejor la
idea de lo que los demás llaman
Dios o Demonio… y créeme, ¡es mucho mejor
entregar nuestra voluntad y nuestra
vida a Dios, que entregarlas al Demonio!

 nos hemos arrodillado ante el dinero,


la necesidad de aceptación, o el miedo.
Inconscientemente los hemos convertido
en nuestros Dioses; en poderes superiores a nosotros
mismos, que nos manejan
como marionetas a su antojo.
En este paso, por medio de la rendición, alcanzamos la
libertad.
Con este paso renace la oportunidad de vivir nuestras
vidas
y dejarle a Dios la parte que le corresponde.
No quiere decir que nos quedamos sentados mirando para
el
techo, esperando a que Dios haga todo por nosotros. Dios
hace por nosotros solo
lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos.

Yo pensaba que tenía que ser perfecta y controlar


a todo y a todos.
Vivía enloquecida, cansada y furiosa porque las
cosas no resultaban como yo
quería. Todo el tiempo estaba buscando a los
culpables, reprendiéndolos y
generando caos y conflicto.

A muchos nos ha sucedido que llegamos disgustados con


Dios,
pues no creemos importarle; no creemos que un Dios
bondadoso haya permitido
tanto dolor y pérdidas en nuestras vidas.
Sin embargo, cuando soltamos nos damos cuenta de que
la vida
fluye con mucha más armonía y sentido. La vida fluye
naturalmente; no hay que
forzar nada. Cuando forzamos las cosas o intentamos
controlarlas, estamos
tratando de imponer nuestra voluntad.

¿Significa esto que nos perderemos a nosotros


mismos? ¿que nos
volveremos títeres sin voluntad a merced de las
circunstancias? No. Con este
paso nos recuperaremos a nosotros mismos. No
quiere decir que tengamos que
aceptar todo lo que se nos ponga enfrente.
Podremos decir NO, cuando queramos
decir NO. También podremos decir SÍ, cuando
queramos decir SÍ. Aprenderemos a
escuchar a nuestros sentimientos. Aprenderemos a
estar más en contacto con
nosotros mismos, nuestros sueños y lo que
queremos para nuestras vidas.

Luego podemos caminar en esa dirección, confiando en


que
Dios estará con nosotros poniéndonos justo lo que
necesitamos en cada parte del
camino.
Habrá momentos en los que no entendamos lo que está
sucediendo. Sin embargo, podemos confiar y seguir
adelante. A medida que pase
la vida estaremos cada vez más y más convencidos de
que con el tiempo
comprenderemos y le encontraremos sentido a lo que no
entendemos hoy. Cuando
uno está inmerso entre el bosque, no puede ver más allá
del siguiente árbol. En
cambio, cuando se eleva, puede ver todo el bosque. Eso
nos sucede con ciertos
eventos de nuestras vidas. Al poner cierta distancia,
podremos tener una mejor
perspectiva y comprender mejor las relaciones entre
todos los componentes del
evento.
Este paso es muy importante, pues después del
segundo paso, (que
es el paso que nos devuelve la esperanza, el paso
que nos lleva a creer que
podemos ser ayudados), viene el tercero que es el
paso en que nos dejamos
ayudar.

estar convencidos de que hasta aquí nuestra vida llevada al mando de nuestra fuerza de
voluntad no ha tenido los mejores resultados. Las evidencias del desastre, tal vez sean muchas,
pero todo coincidimos que no es fácil aceptarlas. El "ego" se resiste, pero necesitamos tomar la
decisión de hacernos a un lado y dejar espacio para que ese Poder superior actúe en nuestro
beneficio.

..."La mayoría de la gente trata de vivir por "auto propulsión". Cada persona es como un actor
que quiere dirigir todo el espectáculo; que siempre está tratando de arreglar luces, el ballet, el
escenario y los demás actores según sus propias ideas. Si las cosas quedaran como él quiere y las
personas hicieran lo que él desea, el espectáculo resultaría magnífico. Todos, incluso el mismo,
estarían satisfechos, la vida sería maravillosa. Al tomar estas disposiciones nuestro actor puede
ser bastante paciente, hasta modesto y dispuesto a sacrificarse. Por otra parte puede ser vil,
egoísta, interesado y falso. Pero como en la mayoría de los seres humanos, es probable que sus
características varíen"

Qué es lo que generalmente pasa? El espectáculo na da muy buen resultado. Empieza a pensar
que la vida no lo trata bien. Decide esforzarse nuevamente. En esta ocasión es más exigente o
más condescendiente, según sea el caso. A pesar de todo la función no le parece bien.
Admitiendo que en parte puede estar errado, está seguro de que otros son más culpables. Se
encoleriza, se indigna y se llena de autoconmiseración. ¿Cuál es su dificultad básica? ¿No es un
individuo que busca para sí mismo aun cuando está tratando de ser bondadoso? ¿No es víctima de
la ilusión de que puede arrancarle satisfacciones y felicidad a este mundo, si lo hace bien? ¿No
es evidente para todos los demás actores que estas son las cosas que el quiere? ¿Y sus acciones
no hacen que cada uno de ellos quiera desquitarse sacando del espectáculo todo lo que pueda?
¿No es él, hasta en sus mejores momentos, una fuente de confusión y no de armonía? (A.A., pag.
57 - cap. 5 "Como trabaja").

Te suena familiar lo que has leído? Lo anterior es una buena descripción de como hemos vivido,
siempre tratando de demostrar a los demás que si hicieran las cosas a nuestra manera estarían
mucho mejor. Nuestro egocentrismo ha sido llevado hasta las últimas consecuencias.

En la página 58, los autores aseguran que este egoísmo es la causa principal de nuestras
desdichas.

También podría gustarte