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causante por el heredero, en el sentido de que no significa excluir ; atender a otras consideraciones, como sería la nacionalidad del
totalmente sus consecuencias. Pero implica importantes altera­ causante. Por el segundo, no se atiende al origen de los bienes
ciones al mencionado principio. para reglar la sucesión intestada, de forma que poco importará
Cuando el heredero, acepta la herencia, el patrimonio suyo que los bienes hayan sido transmitidos al causante por sus ante­
se funde con el del causante. Sus acreedores y los que tenía el cesores, o que los haya adquirido él mismo y a cualquier título
de cujus o que él establece en esa calidad en su testamento pasan que lo haya hecho.
a ser acreedores del sucesor, al igual que los acreedores origina­
rios de éste. Todos tienen un mismo patrimonio como prenda . 63. Consecuencias. Del principio de la unidad de la ley suceso-
general y todos conservan su situación jurídica. Con la separación ral que adopta el Código se desprenden, entre otras, las conse­
no se llega a dotar al heredero de una doble calidad jurídica, cuencias siguientes:
a la que correspondería un patrimonio distinto. Pero al menos a) Que el orden de suceder, es decir, las personas llamadas
se suspenden los. efectos igualitarios que tierie la aceptación en a reconocer el patrimonio del de cujus, a falta de testamento, es
cuanto a los acreedores. Unos pasan, en su virtud, a tener una determinado por la ley del último domicilio. Por lo tanto, los
preferencia que no es efecto propio de la continuación del cau­ herederos ab intestato serán, para las sucesiones abiertas en
sante. De ahí que este beneficio puede ser enfocado como altera-, Chile, los que determina el art. 983, cualquiera que sea la ley
ción ’de los efectos del principio de la continuación del causante nacional del difunto.
por el heredero.
. :b) La capacidad e incapacidad de los asignatarios quedan
determinadas por la ley del último domicilio. Poco importa que
Sección II el heredero esté, por su ley personal, afectado de una incapacidad
o indignidad no reconocida por la ley chilena, pues en todo caso
El Principio de la Unidad del Patrimonio es ésta la que gobierna dichas materias. Así, podrá suceder en
en el Derecho Sucesorio Chile toda persona que a la muerte de un español, cuya sucesión
se abre dentro de nuestro territorio, haya estado concebida y le
haya sobrevivido a la concepción un momento siquiera, por mu­
61. Concepto. Entre los principios rectores del Derecho Suce­ cho que según los artículos 30 y 745 del Código Civil de España
sorio chileno, Bello consagró el de la unidad del patrimonio. No no pudiera suceder por reputar esa legislación nacido "el feto
tiene este principio el alcance del de la continuación de la persona que tuviere figura humana y viviere veinticuatro horas entera­
del causante por sus herederos. Tiene relación únicamente con mente desprendido del vientre materno".
la sucesión legítima o intestada. Con todo, significa la adopción
de un cierto concepto de la sucesión y que justifica tratarlo como c) Los derechos y las obligaciones de los sucesores quedan
principio general. en todo sujetos a la ley local.. La porción de cada uno de ellos,
las condiciones requeridas para suceder las obligaciones que son
La unidad del patrimonio se traduce en que las leyes que de su cargo, se rigen por. là ley chilena. Si la sucesión de un pe-
regulan la sucesión intestada son las mismas para todos los bie^ ■
ruano se gobierna por la . ley chilena, cuando éste ha tenido su
nes del de cujus: activo y pasivo; muebles e inmuebles, heredados último domicilio en Chile, su responsabilidad por las deudas he­
o adquiridos a cualquier título por el causante. reditarias y testamentarias será ultra vires, por mucho que el
No existe en el Código pluralidad de masas hereditarias de­ Código peruano disponga la responsabilidad intra vires (art.,688
terminadas por la naturaleza o el origen de los bienes y que se C. Civil peruano). -
sujetaría a reglamentaciones diversas. La sucesión ha sido consi­
derada como un proceso único, que rige una sola y misma ley. d) Para determinar los derechos que a cada asignatario
Se le concibe como una unidad y no como una pluralidad de corresponden, no deberá estarse a la naturaleza mueble o inmue­
masas. . ble de los bienes; ni al origen de los mismos, sea que vengan al
; causante de la línea de su padre o de la familia de su madre. To­
62. ‘ Consagración positiva. El principio está consagrado en el dos los bienes formarán una sola masa y sobre ellos concurrirán
Código en los arts. 955 y 981. Por el primero, la sucesión se rige los herederos. - .
por la ley del domicilio en que se abre, que será, normalmente,
el último que tuvo el causante. Ei derecho sucesoral queda entre­ 64. Historia y fundamentación. El principio de la unidad del
gado a la ley local del domicilio, en que se abre la sucesión, sin ? patrimonio y de la ley sucesoral tiene, como puede observarse
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de lo expuesto más arriba, dos aspectos: en cuanto considera la en cuanto diga relación con este último aspecto, que forma par­
sucesión como una sola masa, descartando diversidad de legisla­ te de una disciplina autónoma y de técnica propia.
ción o de sistema sucesoral según el origen o naturaleza de los En cuanto a lo primero, dos son los grandes sistemas que
bienes; y en cuanto implica regir la sucesión por una sola ley, ■
se ofrecen en una opción legislativa: el sistema territorial y el
sin atender a la situación de los bienes ni a la nacionalidad de sistema personal.
la persona que fallece en Chile para descartar la aplicación, en Este último, postula que la sucesión por causa de muerte
;
algún sentido, de la ley del último domicilio. Aunque ambos debe referirse por la ley personal del causante, sea la de su últi­
aspectos están muy vinculados, es menester tratarlos separada­ mo domicilio, sea la de su nacionalidad. La sucesión es consi­
mente desde el punto.de vista histórico y de su fundamentación. derada como una forma de continuar la personalidad del cau­
sante en los herederos. La transmisión de los bienes se hace en
64.1. La unidad de los bienes. El art. 981 no tiene, en reali­ consideración de la persona o personas de los sucesores, por lo
dad, una gran significación práctica. Es más bien un llamado que cual, si bien el Derecho Sucesorio tiene gran relación con el De­
se hace a prestar atención a la tradición histórica de la Edad : recho de los Bienes, está mucho más cerca de la regulación de
Media y de la Revolución Francesa. Es una de las tantas normas la familia y de la persona. (M. González Alvarado, "La Sucesión
que cumplen únicamente la función de reafirmar una concepción ante el Derecho Internacional Privado", memoria, Santiago, 1944,
de las cosas y que preside, implícitamente, la reglamentación po­ págs. 23 y ss.; Martínez Paz, op. cit., pág. 146). Era esta la teo­
sitiva. Se quiere declarar que la ley no permite que se restablez­ ría de Savigny (Sistema de Derecho Romano Actual, t. 6, pág. 297,
can instituciones derogadas por los principios de la Revolución edic. española de F. Góngora y Cía., Madrid, 1879). Lo que se
Francesa, distinguiendo, para regular la sucesión, según el origen transmite es el patrimonio del causante y no los bienes aislados,
o la naturaleza de los bienes. El Derecho francés antiguo tenía y en función de la voluntad presunta del causante. Todo ello, a
distinciones de los bienes en nobles y plebeyos; muebles e inmue­ más de razones prácticas, significa regular el Derecho sucesoral
bles, según el origen. En cuanto a la naturaleza, los había pater­ por una sola ley: La personal del causante. Pero dentro de este
nos y maternos, gananciales y propios. Y luego cada costumbre sistema hay dos posibilidades: o bien se unifica la ley sucesoral
hacía subdistinciones que complicaban extraordinariamente el según el derecho del domicilio del causante, o según el de su na­
sistema sucesoral (sobre el punto, Chabot de L'Allier, "Com­ cionalidad.
mentaire sur la loi des successions", t. I, pág. 96, París, 1848). El sistema de la ley nacional pretende que éste suministre
De allí derivaba entre otros el principio "paterna, paternis; ma­ una regla cierta y no variable como la del domicilio, además de
terna, materñis”, en cuya virtud los bienes que venían a una per­ que el Derecho sucesoral y las relaciones de familia tienen estre­
sona de la línea paterna no podían pasar, por sucesión, a la línea chos vínculos con la tradición y las costumbres. (Champcommu-
materna, y viceversa. nale "La Sucesión Ab Intestato en el Derecho Internacional Pri­
Todo ello significaba mantener desigualdades y sostener el ■
- vado”, versión castellana, Madrid, págs. 435-436). La sucesión
linaje. Siendo la Revolución contraria a esas desigualdades, y de­ se regulará, pues, por la ley que corresponda a la nacionalidad
seando suprimir toda institución que permitiese mantener los del causante, cualquiera sea el país donde se sitúen los bienes.
privilegios de la nobleza, suprimió la distinción y la regla paterna La otra variante del sistema personal, que es la aceptada
paternis. El artículo 732 del Código francés consagró la norma en nuestro Derecho, es la que aplica al Derecho sucesoral la ley
que recogió después el artículo 981 chileno (sobre las razones del del último domicilio del causante. Es bajo esta ley que fallece
establecimiento de la norma, vid., Discurso del tribuno Simeón : el causante y es en el lugar del último domicilio donde éste te­
ante el Cuerpo Legislativo, Locré, t. 9, pág. 286; Martínez Paz.- nía el asiento de sus relaciones familiares y patrimoniales. Este
"Introducción al Derecho de la Sucesión Hereditaria", pág. 177, sistema tiene además la ventaja de conciliar las competencias
Tipografías Edit. Argentina, Buenos Aires, 1953), legislativas y jurisdiccionales, teniendo en cuenta las considera­
La afirmación del principio de la unidad, en este sentido, ciones políticas y económicas, especialmente para países de in­
ha sido recogida en los Códigos (así por ejemplo, art. 3547 de migración (Maury y Vialleton, op. cit., t. 4, N? 11).
Argentina; art. 1040 de Colombia; etc.). Frente a la unidad en materia de ley aplicable a la sucesión
se alza el sistema de la territorialidad que trae como consecuen­
64.2. La unidad de legislación. La cuestión de la unidad de cias en caso de conflictos de leyes, una pluralidad de derechos
la ley que rige el Derecho Sucesorio tiene evidente conexión con aplicables, según cual sea la situación de los diversos bienes de
la concepción del Derecho Sucesorio y con los principios del De­ la sucesión. Claro está que el sistema territorial, en su historia,
recho Internacional Privado. No se tratará aquí de profundizar ha reconocido la aplicación de la ley del domicilio a los bienes
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muebles, conforme a la máxima "mobilia seqúuntur personam" Pero es también necesario reconocer que el principio de la
generándose un sistema mixto, pues se aplica la ley territorial a unidad, al imponer una sola y misma ley sucesoria y la no dis­
los inmuebles y la del domicilio a los bienes muebles. tinción en cuanto a la naturaleza u origen de los bienes, pone en
No es posible entrar aquí en mayores detalles, pues como contradicción los principios que se estimaba lógico defender a
se dijo, la cuestión interesa fundamentalmente al Derecho Inter­ •1 la época de la redacción del Código, con los que protege el dere­
nacional Privado. Bastará observar que cada sistema, a más de cho actual. La contradicción es especialmente notable en lo que
perseguir soluciones prácticas para los casos de conflictos de le­ concierne al derecho provisional que tiene un contenido social
yes, supone, decisiones políticas y económicas que varían noto­ muy diverso al individual que imperó en el siglo pasado. Es por
riamente según la tradición y la realidad de cada país. El sistema ello que las leyes provisionales consignan una variedad de siste-
territorial'es la natural consecuencia de una concepción absolu­ ; mas sucesorales aparte para diversos beneficios que integran al
ta de la soberanía y es por ello lógico que haya tenido gran im­ patrimonio del causante. Indudablemente estas excepciones es­
portancia en países de inmigración que estarán naturalmente in­ . tán dispersas, carecen de organicidad, pues tal es la caracterís­
clinados a aplicar la ley del domicilio, mientras que aquellos paí­ tica del derecho provisional chileno, surgido como respuesta a
ses de emigración preferirán la ley de la nacionalidad. ■ presiones de grupos de intereses más que a una idea central.
Las soluciones en derechos extranjeros recorren toda la ga­
:
ma, de posibilidades, aplicándose para algunos la ley nacional 66. Las excepciones del Código Civil. Las excepciones conside:
(así Alemania arts. 14 y 24 C. Civ.; España, art. 10 inc. 2, C. Civ., : radas en el Código Civil son las del artículo 998. ,
Vid. Vallet de Goytisolo, Juan. "Conflictos de leyes en materia
de regímenes matrimoniales y sucesiones", en Rev. de Der., U. a) Caso del extranjero que fallece fuera de Chile dejando
Concepción^ N? 133, páginas 3 y siguientes; para otros un sistema : herederos chilenos. Por el art. 998 inc. 1°. "En la sucesión ab in-
mixto que combina la.ley del último domicilio con la de la si­ testato de un-extranjero que fallezca dentro o fuera del territo­
» rio de la República, tendrán los chilenos a título de herencia, de
tuación de los bienes. Así, aunque más por interpretación juris­
prudencial que por texto legal, sucede en Francia. Sobre la cues­ porción conyugal de alimentos, los mismos derechos que según
tión, Maury y Vialleton, op. cit., N? 11; Mazeaud, op. cit., t. 4, las leyes chilenas les corresponderían sobre la sucesión intesta­
vol, 2, N? 679. Muchos recogen el mismo sistema adoptado en da de un chileno".
»
Chile: la ley del último domicilio, como norma general (así, por Si el extranjero fallece teniendo su último domicilio en Chi­
ej. "Los fundamentos de la legislación civil de la URSS", art. le, no hay excepción a la regla general de la unidad. El extran­
121; el art. 1012 del C, Civil de Colombia, etc. Sobre estas cues­ jero debe regirse por la ley chilena, pues es la de su último do­
tiones, véase en especial, Vicente Simó Santonja, Derecho Suce­ micilio. Las sucesiones abiertas en Chile se rigen por la ley chi­
sorio Comparado, conflicto de leyes en materia sucesoria, esp. lena y ésta es obligatoria para todos los que habitan en el país.
págs. 55 y ss., Edit. Tecnos, Madrid, 1968). La disposición es pues inútil en cuánto consagra que los chile­
:
nos, sucesores de ese extranjero, tendrán los derechos que la ley
65. Las excepciones a la unidad. El principio de la unidad no consagra sobre la sucesión de un nacional.
es absoluto. Desde luego se concibe, al menos en cuanto a los Pero no sucede lo mismo en caso de fallecer el extranjero
bienes, para la sucesión legítima, pues en lo testamentario el cau­ . en otro país, donde tuvo su último domicilio y donde se abre,
sante es libre de hacer las distinciones que le parezcan, respe­ por tanto, su sucesión, o en caso de fallecer en Chile, pero es­
tando, claro está, las asignaciones forzosas. Pero más allá de es­ tando aquí transitoriamente, sin haber fijado su domicilio, caso
ta observación, es preciso reconocer que significa, en la unidad en el cual la sucesión se abrirá también fuera de Chile. Si la ley
legislativa, un atentado a derechos que la misma ley considera del país bajo la cual se abre la sucesión del extranjero no con­
de orden público e inderogables. El que fallece bajo el imperio sagra derechos por porción conyugal, herencia o alimentos, o
de una ley extranjera, pero teniendo sucesores chilenos y bienes - los consagra en un monto muy inferior a los de la ley chilena,
en el país puede llegar, por el reconocimiento que se da a la ley los sucesores chilenos de ese extranjero verían menguados sus
del. último domicilio, a eliminar, según cual sea la disparidad de . derechos con respecto a los que tendría que haber abierto la
ella con la nacional, las asignaciones forzosas. De ahí que el mis­ sucesión en Chile. Esos chilenos podrán, por lo dispuesto en el
mo Código haya consignado algunas excepciones al principio de art. 998 y no obstante lo que dispone la ley extranjera, reclamar
la unidad y que tienden a hacer respetar las normas de protec­ i los derechos que la ley chilena les conceda por razón de heren­
ción a los asignatarios chilenos. cia, alimentos o porción conyugal,
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.
Pero como la ley chilena no puede obligar fuera de Chile, se ■

sión de los bienes allí situados y que vulneren los derechos con­
ha consagrado también un mecanismo que permite a los suceso­ sagrados por las leyes chilenas a los nacionales, que la regla se
res chilenos hacer valer sus derechos. Sobre los bienes que ten­ hace necesaria.
ga el extranjero en Chile ellos se pagarán de preferencia hasta en- No se indica, en el art. 998, que esta situación se refiera a la
terar sus derechos, o hasta abarcar todos los bienes situados en sucesión intestada. Pero ello resulta evidente desde que en caso
el país si esos derechos son mayores en monto al que alcanzan de testamento rige la voluntad del causante en lo que no vulnere
tales bienes. las asignaciones forzosas. Valga pues aquí lo dicho más arriba
Para determinar los derechos que correspondan a los suce­ en este aspecto.
sores chilenos, se tomarán en cuenta todos los bienes del causan­
te: los que están en Chile y los que poseía en el extranjero. Esta­ 67. Situación del ausente. La sucesión del ausente es, según
blecido así a cuánto ascienden tales derechos, podrán hacerlos cierta doctrina (Somarriva, op. cit., pág. 36; Barros Errázuriz, A.
efectivos sobre los bienes situados en el país. Habrá pues que "Curso de Derecho Civil", Tercer año, 2? parte, Santiago, 1931,
formar inventario de todos los bienes del causante, estimarlos pág. 45) otra excepción al principio del art. 955. La excepción
en valor, determinar sobre el monto total los derechos que la se produciría en caso que el desaparecido haya efectivamente
ley chilena les concede por las razones a que apunta el art. 998, muerto en país extranjero, pues según él art. 81 N? 1 del C. Civil,
y hacerlos por último efectivos sobre los bienes que existen en "la presunción de muerte debe declararse por el juez del último
Chile. Si éstos no alcanzaren a cubrirlos totalmente, los benefi­ domicilio que el extranjero haya tenido en Chile". Pero esta opi­
ciarios tendrán que gestionar el reconocimiento del excedente nión parte de una pura hipótesis: que el desaparecido haya po­
en el país donde se abrió la sucesión, si fuere posible de acuerdo dido fallecer en el extranjero. Además, la sucesión se abre en
a las normas generales del Derecho Internacional sobre ejecu­ Chile, es decir, en el último domicilio, por lo cual no se observa
ción de fallos extranjeros. De otro modo perderán sus derechos excepción alguna. Ello existiría si la sucesión se hubiese abierto
en el excedente. en el extranjero, cosa que no sucede en el caso. Por ello no con­
La disposición se refiere a los derechos de los chilenos en sideramos esta situación, por lo demás muy excepcional, como
una sucesión legítima o ab intestato de un extranjero. Resultaría . alteración a los principios generales (en este sentido, R. Domín­
entonces que si un extranjero ha otorgado testamento y en él ' guez B., "Concepto del Derecho Sucesorio", en Rev. de Der., U.
no les reconoce derecho alguno, o derechos menores que los que Concep., N? 116, pág. 81).
consagran las normas de sucesión legal, los chilenos perderían '
toda opción a suceder. 68. Las excepciones de la legislación especial. Ya se ha señala­
Sin embargo, debe considerarse que las asignaciones for­ do que la legislación especial contiene numerosas excepciones al
zosas se imponen a la voluntad testamentaria y deben ser siem­ principio de la unidad del patrimonio. No se trata aquí de con­
pre respetadas. Tendrán entonces los chilenos, a pesar de ese tes­ flictos de legislaciones, sino de aplicación de normas sucesorias
tamento, derecho a reclamar lo que les corresponde en razón de diversas del propio derecho chileno, a algunas masas de bienes,
alguna asignación forzosa. En esa parte, la herencia no puede en consideración a exigencias sociales de protección de personas
ser testamentaria, en el sentido de que no pueden vulnerarse las desfavorecidas y, en general, conforme al espíritu de la legisla­
normas de disposición legal de las asignaciones obligatorias y si ción previsional. Las regias que determinan la forma de sucesión
ocurriere, la ley pasa por sobre la voluntad del de cujus. de algunos bienes del causante, repetimos, de especial natura­
leza previsional, significarán una profunda alteración al régimen
b) Caso del chileno que deja bienes en el extranjero. El art. sucesoral del C. C., disponiéndose de asignatarios diferentes a
998 inc. final dispone que las normas anteriores y que rigen la los que, en concepto del derecho común, debería corresponder.
situación del extranjero se aplican también al chileno que deja
bienes en el extranjero. Por tanto, cualquiera sea el lugar donde Aquí sólo mencionaremos algunas de las que han existido,
se abra la sucesión de un chileno, los derechos de los sucesores pues no se trata de realizar un inventario de la legislación espe­
chilenos se regirán por la ley nacional, adjudicándoseles, si el ca- i cial, sino solamente de indicar el espíritu y la tendencia de esas
so lo requiere, los bienes que haya dejado el difunto en Chile. leyes y de otras de parecida finalidad. Por eso nos limitaremos a
La ley, claro está, señala que ello se hará "si fuere necesario", las que consideramos, por el número de personas a que han afec­
pues lo normal es que el causante haga lo necesario para que se tado, las más importantes.
respeten los derechos de sus sucesores. Es sólo para el caso que a) Algunas instituciones de previsión han contemplado be­
la ley extranjera disponga modalidades propias para la transmi- neficios que, por norma general, en caso de fallecimiento del im-
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í
■:

ponente, se: traducirán en prestaciones para la viuda y huérfa­ se tienda a volver al antiguo principio “paterna paternis, mater­
nos, y que no. integrarán el as hereditario del causante regido por t;• na maternis“. Se trata solamente de observar cómo, para alcan­
el C. Civil, sino que pasarán directamente a los asignatarios in­ zar finalidades que la actual sociedad considera fundamentales,
dicados,por-la ley especial. Incluso más, para algunos de tales es posible utilizar recursos técnicos antiguos, que se hacen ne­
beneficios se constituyen, por las leyes particulares, verdaderos cesarios ante la imposibilidad de modificar la legislación común
órganos sucesorales distintos a los del Código, compuestos por con la rapidez que la tutela de nuevos principios requiere. ¿No
la viuda, los hijos legítimos y naturales e, incluso, la madre viu­ hay en ellos una premonición de Jo inadecuado del régimen su-
da, legítima o no. Tal ha ocurrido, en diversas etapas, de nuestra cesoral común para la época actual?
legislación previsional, con la llamada "indemnización por años
de. servicios'.',..el "seguro de vida”, el."desahucio”,y otros bene­
ficios que, por sü carácter fluctuante y permanente modificación, Sección III
no podemos tratar aquí en detalle. Por lo demás, su estudio per?
tenece. a la. Seguridad Social.
El principio de la igualdad en el Derecho Sucesorio(1). .
- b) El D.L. N? 2079 (D.O. 18 de enero de 1978), que fija el
texto de la Ley Orgánica del Banco del Estado de Chile, establece
en su art. 37 que, en caso de fallecimiento del titular de una cuen­ 70. Contenido. Una de las ideas orientadoras del Derecho heré:
ta de ahorro, sus herederos podrán retirar los depósitos hasta ditario nacional, dice relación con el espíritu igualitario que él
concurrencia de cinco sueldos vitales anuales de la Región Metro­ legislador ha mantenido en las normas sucesorias. Se traduqé
politana de Santiago o sU equivalente en.moneda extranjera, sin este principio en la repartición igualitaria, como su nombré lo
necesidad de posesión efectiva. A falta de herederos testamenta­ indica,, de la herencia o de una parte de ella entre los asignata­
rios, cónyuge sobreviviente o legitimarios, gozarán de dichas pre­ rios. Su aplicación, claro está, se limita a las normas de la suce­
rrogativas los hijos ilegítimos con exclusión de otros herederos sión intestada, pues en la testamentaria será el causante quien
ab intestato; bastando para comprobar esa calidad la posesión determinará el monto de los derechos que acuerda, sin perjuicio
notoria de.este estado civil, acreditada extrajudicialmente por de lo dispuesto por la ley para las asignaciones forzosas. No .obs­
tante, aun en sucesión testamentaria el Principio recobra apli­

el testimonio de personas que merezcan fe al Banco.


cación en caso de que el causante designe a varios para suceder-
c) Por último, la Ley N? 16.640, de 27 de julio de 1967, so­ le, sin determinar sus cuotas respectivas o bienes precisos, para
bre reforma, agraria,, çontenía, órdenes de preferencia para adju­ enterarlas.
dicar ja. pequeña propiedad rústica (art. 193 N? 1), haciendo ex; .
.
cepción a las normas del Cód. Civil. Esta se adjudicaba, en caso . 71. Consagración positiva. El Código consagra el. principio des­
de fallecimiento del propietario, a un solo comunero, con el or­ . de un doble punto de vista: estableciendo la igualdad de los có"-
den de preferencia que señala el art. 5 del DEL N° 4, de 26 de asignataríos en cuanto a la cuota por la que concurren de for­
diciembre de 1967. ma que, existiendo dos o más asignatarios, éstos llevan la misma
'
proporción de bienes si tienen el mismo grado de parentesco
69. - Conclusión. Exceptuadas las normas del art. 998 del Código con el autor; y consagrando que, además, en lo posible, esa igual­
Civil, las excepciones más notorias a la unidad del patrimonio dad debe traducirse también en la designación de bienes física¿
en el Derecho Sucesorio vienen de la legislación especial. Se tra­ . mente idénticos para cada asignatario. En el primer caso, se ha­
taren todas ellas, de un renacer del procedimiento técnico del ce referencia a una igualdad en valor. En el segundo se trata de
antiguo derecho, que distinguía entre diversas masas de bienes, la igualdad en especie.
atendiendp. a su origen o naturaleza para aplicarles normas pro­ Pero hay más: la igualdad en valor se manifiesta por la atri­
pias en materia sucesoral. En todas ellas, la ley viene a distin­ bución de una cuota igual de patrimonio, por lo cual se mantiene
guir también por el origen y el destino de ciertos bienes, cons­
tituidos por, fondos o beneficios previsionales, para aplicarles es­
tatutos sucesorios particulares. Lo mismo puede observarse en <D Está sección está basada principalmente en el trabajo qué, sobre
cuánto a las reglas que determinan el destino de las sumas aho­ "El principio de la Igualdad en eí Derecho Sucesorio" publicó el profesor
rradas en forma más frecuente y el de la propiedad agrícola de Daniel Peñailillo Arévalo del Departamento de Derecho Privado de la.E^;
cuela de Derecho, U. de Concepción, en la Revista de , Derecho y Cienciás
pequeña importancia. Evidentemente, si el procedimiento técni­ Sociales (Concepción) N-s. 143 y ss., y N?s. 146-147, págs. 45 y ss., 1968
co es semejante al del antiguo derecho, no significa por ello, que y 1969, respectivamente.
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la proporcionalidad tanto en el activo como en el pasivo suce- dientes, cónyuge sobreviviente e hijos naturales, en tercios: uno
soral. para cada grupo de asignatarios concurrentes y, dentro de cada
Diversas son las disposiciones de las que se infieren las con­ cual, por partes iguales. Así, en el caso propuesto; si concurren
secuencias señaladas. A ellas pasaremos revista, según el esque­ los padres del difunto, su viuda y dos hijos naturales, los proge­
ma diseñado: igualdad en valor e igualdad en especie. . nitores recibirán un tercio de la herencia, y cada uno en par­
;; ticular una mitad del tercio, el cónyuge sobreviviente otro tercio
: y los dos hijos el tercio restante que entre ellos se dividirá por
Párrafo I - mitades.
La igualdad en valor implica también la formación de los
La igualdad en valor acervos y la colación de los bienes dados como anticipo de la he­
rencia. Los arts. 1187 y ss. establecen todo un mecanismo des­
- : tinado a mantener la igualdad entre los sucesores, obligando a
72. Igualdad en el activo sucesoral. Por el art. 982 "En la su­
cesión-intestada no se atiende al sexo ni a la primogenitura". La considerar, para los efectos de la división de la herencia, en el
disposición no tiene sino un interés histórico, porque su objetivo cómputo de la masa hereditaria, las donaciones revocables he­
no es otro que recordar la distinta inspiración del Derecho suce- chas por el causante, en razón de legítima o mejora a alguno de
sorál dél Código frente al llamado Antiguo Derecho. Se trata, una los sucesores. El que ha sido favorecido en vida del autor, o por
vez más, de una norma de evocación que nada dice de por sí, sino su testamento, deberá devolver ficticiamente la donación o lega­
con referencia al pasado y cuya finalidad es justamente insistir do, para que su valor sea considerado en el total hereditario. Con
en las ideas inspiradoras del legislador. ello no se permite que el causante pueda desequilibrar la igual
dad. Lo mismo sucede con otras donaciones hechas por el cau­
Pero la igualdad no resulta expresada únicamente en una sante y que podrían disminuir la masa a dividir. Claro está que
disposición de principios. Recibe efectiva aplicación. Así, el art. el mecanismo de los acervos no tiene solamente como fin la man­
985 ordena que, "Los que suceden por representación heredan tención de la igualdad, sino además la defensa de las asignacio­
en todos los casos por estirpes, es decir, que cualquiera que sea nes forzosas. Pero aquí interesan en la medida en que robuste­
el número de los hijos que representan al padre o madre, toman cen la igualdad en valor.
entre todos y por iguales partes la porción que hubiera cabidö Otra manifestación de la igualdad en valor es la llamada
al padre o madre representado". En el inciso segundo agrega que "Obligación de garantía en la participación de la comunidad he­
"los que no suceden por representación suceden por cabezas, es­
to es, toman entre todos y por iguales partes la porción a que reditaria".
la ley los llama; a menos que la misma ley establezca otra di­ Por el art. 1345 inc. 1?: "El partícipe que sea molestado en
visión diferente". la posesión del objeto que le cupo en la partición, o que haya
sufrido evicción de él, lo denunciará a los otros partícipes para
Cuando una persona no quiere o no puede suceder, la ley que concurran a hacer cesar la molestia, y tendrá derecho para
llama a tomar su lugar a sus descendientes, en ciertos casos que - que le saneen la evicción". El art. 1347 añade que "El pago del
se analizarán oportunamente, pero todo sucede como si los des­ saneamiento se divide entre los partícipes a prorrata de sus cuo­
cendientes fueran el antecesor, y como si éste hubiese aceptado, tas. La porción del insolvente grava a todos a prorrata de sus
pues ellos lo representan. El Código usa la idea de representa­ cuotas; incluso al que ha de ser indemnizado". Es decir, la igual
ción aunque no de un punto de vista técnico (art. 984. Vid. N? 12). dad se respeta también una vez hecha la división de la comuni­
Pues bien, el art. 985 manda que, en caso de representación, dad hereditaria, de modo que si se ha enterado la cuota a uno
todos los llamados a reemplazar al asignatario que no quiere o de los asignatarios con bienes respecto de los cuales él es luego
no puede suceder, repartan la proporción que correspondía al re­ turbado en la posesión por causas anteriores a la partición, ten­
presentado por iguales partes. Todos toman la misma cuota de drá derecho a ser indemnizado, restableciéndose así la igualdad
esa asignación. originaria, desde que la molestia significa ya una privación o
Cuando no se sucede por representación, es decir, cuando se disminución de sus derechos efectivos. Así como en la compra­
toma la asignación por ser directamente llamado, la sucesión se venta la ley obliga a sanear la evicción (arts. 1837 y ss.) al ven­
reparte en cuotas iguales entre los asignatarios, cómo regla ge­ i dedor, para que el comprador reciba efectivamente lo adquirido,
neral. 1 y el heredero reciba efectivamente su cuota, la ley les impone a
Esa igualdad vuelve a ser destacada en otras disposiciones: los demás coherederos la obligación de garantía. Queda cautelada
el art. 989 divide la herencia en caso de concurrencia de ascen- M de este modo la igualdad.

. I
76 RAMON DOMINGUEZ. DENAVENTE - RAMON DOMINGUEZ AGUILA
DERECHO SUCESORIO 77
El mismo fundamento tiene la admisión de la rescisión dé Párrafo II
las particiones por causa de lesión enorme (art. 1348) porque
aquel que es perjudicado en más de la mitad de su cuota no está
recibiendo lo que por ley debiera corresponderle. Igualdad en especie
Mencionaremos la necesidad de avalúo o tasación de los bie­
nes hereditarios, para proceder a su reparto, como otra forma de 74. Consagración positiva. En la partición el Código cuida de
cautelar la igualdad en valores. Y no solamente porque se im­ guardar no solamente la igualdad en valor, sino también de dis­
ponga la tasación, de manera de mantener una objetividad en la poner, en la medida de lo posible, que cada asignatario reciba
apreciación de los valores y evitar influencias personales o pre­ especies idénticas o a lo menos semejantes en pago de sus dere­
siones de alguno de los interesados, sino porque nuestro derecho chos. El art. 1337, que sigue las ideas expresadas por Florencio
impone la tasación durante la partición, de modo que los valo­ García Goyena en sus "Concordancias, motivos y comentarios
res no son apreciados a la fecha de la apertura de la sucesión del Código Civil Español”, establece que "en la partición de la
sino a un momento próximo al que se hace la división o parti­ herencia o de lo que de ella restare después de las adjudicaciones
ción. Con ello se soluciona un problema que, por la incidencia de especie mencionadas en los números anteriores, se ha de guar­
de la desvalorización monetaria, ha preocupado a la doctrina y dar en lo.posible igualdad, adjudicando a cada uno de los coasig­
jurisprudencia de otros países. Y es que la tasación hecha según natarios cosas de la misma naturaleza y calidad que a los otros,
el valor de los bienes a la época del fallecimiento del autor, se o haciendo hijuelas o lotes de la masa partible" (N? 7). Se agre­
puede traducir en notables diferencias por los aumentos que ex­ ga que "en la formación de los lotes se procurará no sólo la equi­
perimentan algunos, bienes en mayor, proporción que otros has­ valencia sino la semejanza de todos ellos..." (N? 8). Es sola­
ta la fecha de la partición. En Chile el art. 657 del Código de mente en caso de que algunos bienes no admitan división, o que
Procedimiento Civil establece que "para adjudicar o licitar los la división posible no sea racional, que se permite pasar por so­
bienes comunes, se apreciarán por peritos nombrados en la for­ bre la igualdad en especie. Razones de utilidad y mejor aprove­
ma ordinaria" (inc. 1?). Es solamente cuando por otros medios chamiento de los bienes pueden hacer prevalecer otra forma de
la igualdad sea asegurada, que la tasación puede omitirse (art. división que, sin embargo, respete la igualdad en valor (N?s. 1 a
657 inc. 2? C.P.C.). 6 del art. 1337).
73. La igualdad en el pasivo. No solamente se divide la heren­ 74.1. Aplicación jurisprudencial. Los tribunales han tenido
cia en cuotas iguales respecto del activo. La repartición de la oportunidad de aplicar las ideas inspiradoras del art. 1337. Se ha
herencia se hace, respecto de los herederos, en cuotas del patri­ dicho, por ejemplo, que "El pensamiento fundamental del sistema
monio, por lo cual, existiendo igualdad en cuanto al activo, la de distribución de los bienes hereditarios ideado por el legisla­
proporción se mantiene también respecto del pasivo. Por el art. dor es que los herederos reciban en especie su cuota hereditaria,
1354 "las deudas hereditarias se dividen entre los herederos a para lo cual es necesario, por medio de la tasación e hijuelación
prorrata de sus cuotas" (inc. 1?). Quien toma un tercio del acti­ en su caso, que los bienes se dividan materialmente a fin de que
vo tomará a su cargo un tercio del pasivo. En esta idea se apli­ toque una parte a cada heredero, formando lotes o hijuelas de
can todas las disposiciones del título 11 del Libro III (véanse arts¿ la masa partible que guarden la posible igualdad y semejanza y
1355 a 1359; 1365, 1366, 1368, 1369 al 1371). sean de la misma naturaleza y calidad, cuidando así de no divi­
Respecto de las deudas testamentarias, la idea se repite. El dir o separar los objetos que no admitan cómoda división o de
art. 1360 dispone que ellas son de cargo de todos los herederos, cuya separación resulte perjuicio" (C. de Santiago, 12 de die.
y se dividen a prorrata de sus cuotas. Trátese, pues, de una suce­ 1941. Rev., t. 40, secc. 1?, pág. 19). Para el caso de formarse los
sión testada o intestada, de las deudas hereditarias o testamen­ lotes, y no existir acuerdo en la forma de adjudicarlos, debe ha­
tarias, el pasivo se divide entre los herederos a prorrata de sus cerse el reparto por sorteo. El juez cuidará, entonces, de que ca­
cuotas. da uno de los comuneros toque un lote del bien común, y que
dicho lote guarde proporción con los derechos de cada uno. Si
los derechos son distintos, se formarán tantos lotes iguales co­
mo quepan en un denominador común y que representen los de­
rechos del que tenga interés menor, sorteando entre todos los
lotes el que corresponda (G. Suprema, 29 de abril de 1954, Rev.,
t. 51, secc. 1®, pág. 86). Pero la división no se hace si el bien no lo
78 RAMON DOMINGUEZ BENAVENTE - RAMON DOMINGUEZ AGUILA DERECHO SUCESORIO 79
admite, se trata de una cuestión de hecho que se resuelve en ba­ dispone que fallecido un hijo natural sin descendencia legítima,
se a peritaje (C. de Santiago, 12 de diciembre de 1941, Rev., . le sucedía . .en segundo lugar, la madre" (art. 21). En el Pro­
t. 40, secc. 1*, pág. 19. Con nota de O. Dávila, 1? die. 1938. Rev., ' yecto del 4647 la idea se acentuaba, pues la disposición corres­
t. 37, secc. 2?, pág. 91). pondiente determinaba que muerto un hijo natural se deferirá
la herencia "... en segundo lugar a la madre que lo hubiera re­
conocido en acto auténtico". "Aceptado por el hijo natural" (art.
Párrafo III 44). Es en esta época que se suscita la célebre controversia en­
tre don Andrés Bello y don Miguel María Güemes, pues cuando
Igualdad y reciprocidad los proyectos fueron publicados en El Araucano éste sostenía
que si el hijo natural podía suceder al padre no existía razón
para que la reciprocidad no se mantuviese. La sucesión intesta­
75. La reciprocidad es expresión de igualdad. No solamente la da, según lo veía Güemes, se basaba en el afecto presunto del
igualdad en la sucesión se traduce en la división proporcional causante y no existía razón para suponer que heredando en úl­
de la herencia y de los bienes hereditarios. Se manifiesta tam­ timo lugar el fisco, pudiese suponerse que el hijo natural prefe­
bién en la idea de reciprocidad que preside todo el mecanismo ría a éste antes que a su padre. La reciprocidad está fundada,
de los órdenes sucesorales.
Manda el Código que, cuando una persona es considerada decía Güemes, en la equidad y la razón (Opúsculos Jurídicos, t.
como posible sucesora de otra, ésta pueda serlo también de aqué­ IX, pág. 338). Bello no lo estimaba así. "La paternidad ilegítima
lla. Todos los parientes, dentro de los alcances de los órdenes ■
supone una seducción, un acto pernicioso para la sociedad, y es­
sucesorios, son herederos en potencia y en forma recíproca. Se­ pecialmente reprobado por la moral cristiana; en una palabra,
rá el orden de los fallecimientos el que determine quien tradu­ supone un delito. Y la ley, pues, si no quiere hacerse cómplice de
cirá las posibilidades de suceder, de incertidumbre en derecho. - esta injusticia de la opinión, debe establecer una completa dife­
Así, los hijos suceden a sus padres (art. 989) pero los padres rencia entre el padre y la madre, diferencia apoyada, además, en
pueden también suceder a sus hijos si éstos llegan a fallecer la superior certidumbre de la maternidad" (Opúsculos, t. IX, págs.
antes. Así, el marido sucede a la mujer y ésta al marido de forma ■
352 y ss.). Agregaba que permitir la reciprocidad sostenida por
que el sobreviviente verá nacer el derecho (arts. 989 y ss. que Güemes era permitir al autor de la inmoralidad crearse un títu­
se refieren "al cónyuge sobreviviente") ; así, los colaterales se su- lo para suceder. Pero en definitiva la opinión de Bello no preva­
ceden recíprocamente (arts. 990, 991 y 992). El sistema suceso- leció, ya que en el Proyecto de 1853 se terminó por establecer
ral se organiza bajo la idea de respetar los afectos presuntivos que "Muerto un hijo natural se deferirá su herencia... en segun­
í
del causante y la existencia de una solidaridad familiar. No son do lugar, a sus padres. Si uno solo de ellos le ha reconocido con
la primogenitura ni el sexo los que determinan la aptitud para su­ las formalidades legales, éste solo le heredará" (art. 1157). La
ceder; son las ideas de justicia e igualdad que, combinadas çon ­ misma disposición aparece luego en el Proyecto Inédito (art.
la solidaridad y afectos familiares, señalan la vía para constituir 1157) y así quedó en el proyecto aprobado. Pero entonces por pa­
los órdenes sucesorales. dres se entendía únicamente a los que habían reconocido volun­
tariamente al hijo, ya que tal era el único reconocimiento admi­
76. Reciprocidad y filiación. La igualdad que expresa el sistema tido por el Código. Es por eso que, con la modificación sufrida
recíproco de sucesión ha sido combinada con las ideas de san- .. . por ese cuerpo legal con la Ley N? 10.271, de 1952, hubo de pre­
ción de actos considerados como inmorales por el legislador- y cisarse en el art. 993 que la herencia del hijo natural se defiere
la de protección de los intereses de ciertos hijos. De ahí que no "en segundo lugar, a los padres que hubieren reconocido al hijo
se haya consagrado en toda situación sino solamente respecto con arreglo a los números 1 ó 5 del artículo 271”. Si uno solo de
de la familia resultante del matrimonio. ellos tiene esa calidad, ese solo lo herederá (inc. 4), para mante­
Así, el hijo natural era excluido en caso de concurrencia con ner el principio de que la reciprocidad se admite, en el caso del
hijos legítimos en el Código Primitivo (art. 988) y sólo sucedía hijo natural, únicamente respecto del padre o madre que ha re­
a su padre a falta de descendencia legítima de éste, en los de­ conocido voluntariamente al hijo, excluyéndose en los casos de
más órdenes sucesorios. Pero en la idea de Bello la reciprocidad un reconocimiento forzado. En esas situaciones, es lógico que el
no debía existir en este caso, pues estimaba que el padre natu­ principio de la reciprocidad no se mantenga en favor de aquel a
ral no debía jamás suceder al hijo, y ello porque el único recono­ quien ha sido menester seguir un juicio para que se le tenga co­
cimiento válido era el voluntario. En el Proyecto de 1841-45, se mo padre natural.
80 RAMON DOMINGUEZ BENAVENTE • RAMON DOMINGUEZ AGUILA DERECHO SUCESORIO 81

Tampoco se mantiene la reciprocidad en el caso del hijo preeminencia del interés familiar sobre el interés individual. Des­
adoptivo, puesto que, según el art. 24 de la Ley de Adopción de el primer punto de vista, la organización del régimen suceso-
N? 7.613, "en la sucesión intestada del adoptante, el adoptado ral significará que la herencia va a los parientes cercanos del di­
será tenido, para este solo efecto, como hijo natural y recibirá, funto, con la idea de que "el amor desciende, luego asciende y
en consecuencia, en los casos contemplados en los artículos 988, por último se extiende". Así, sucederán los descendientes, los as­
989, 990, 991 y 993 del Código Civil, una parte igual a la que co­ cendientes y los colaterales, pero siempre serán ellos, por regla
rresponda o haya podido corresponder a un hijo natural". En general, los legítimos, pues tal concepción implica la existencia
cambio, el adoptante no es sucesor del adoptado. de relaciones de parentesco entre personas que van más allá de
Por último, hace excepción a la igualdad el caso de los her­ la relación de padre e hijo, la que solamente es reconocida por
manos. En efecto, muerto un hijo legítimo le suceden, faltando el legislador para la familia legítima. La familia llamada "natu­
otros sucesores llamados con preferencia, sus hermanos, pero ral" no existe sino en forma oculta y no organizada.
sólo los legítimos y excluyéndose los naturales, que pudo haber En cuanto a lo segundo, la protección resultará de la exis­
tenido (art. 991). Pero muerto un hijo natural, le suceden, en tencia de asignaciones que se imponen al causante.
ciertos casos, sus hermanos, sean ellos legítimos o naturales del
mismo padre, de la misma madre o de ambos (art. 993). Y no 78. Su consagración positiva. Observar la protección de la fa­
obstante la reforma sufrida por esas disposiciones, luego de la milia legítima en el régimen sucesoral implica a éste por entero.
dictación de la Ley N? 10.271, la falta de reciprocidad ha perma­ No hay institución hereditaria que no considere esa protección.
necido. Por ello no haremos aquí sino un resumen de las instituciones
más importantes en las que se manifiesta aquella protección:
a) La determinación de los sucesores. Quienes suceden a
Sección IV una persona son aquellos designados primeramente por el cau­
sante en su testamento. A falta de testamento, suceden los desig­
El Principio de la Protección de la Familia Legítima nados por la ley. Esta regula la sucesión a falta de disposición
testamentaria, y si de sucesores universales se trata, a falta de
institución de heredero por el causante (art. 980). El art. 983 se­
77. El principio. Se ha dicho que todo el sistema sucesoral guar­ ñala que son llamados a la sucesión intestada los descendientes
da íntima relación con la idea que el legislador tiene de la fami­ legítimos del difunto; sus ascendientes legítimos; sus colatera­
lia. Aceptada la existencia de un Derecho Sucesorio, es posible les legítimos; sus hijos-naturales; sus padres naturales; sus her­
decidirse entre la protección del interés individual del autor y manos naturales; el cónyuge sobreviviente; el adoptado en su
el interés de la familia a que pertenece (vid. N? 5). No se volve­ caso, y el Fisco. Es claro que, entre ellos, la ley designa per­
rá aquí sobre el punto, pues se trata más bien de resumir la ma­ sonas que no son miembros de la familia legítima. Pero se trata
nera como el Código ha recogido la idea de un Derecho Suceso­ tan sólo de . la enumeración de los sucesores ab' intestato. Fara
rio con una concepción familiar. apreciar la protección de la familia legítima es necesario detener­
La herencia está basada, en gran parte, en la defensa de la se en la forma de reparto de la herencia, en caso de concurrencia
familia, manteniendo sus bienes, asegurándole que el patrimo­ de parientes legítimos y parientes naturales.
nio con el que cuenta subsistirá dentro de ella más allá de la vida En la concepción primitiva del Código, aunque se mejora­
de alguno de sus componentes. ba, en las propias palabras de Bello, la situación de los hijos na­
Pero resta definir la manera como se protege a la familia y turales, "los hijos legítimos excluyen, a todos los otros herede­
de qué familia se trata. ros; sin perjuicio de la porción conyugal que corresponda al ma­
Desde luego, para el Código la única familia que recibe pro­ rido, o mujer sobreviviente” (art. 988 primitivo). Era solamente
tección legal es la que procede de un matrimonio: la familia le­ en órdenes posteriores que la concurrencia de los sucesores na­
gítima. Toda filiación que no sea la proveniente de un matrimo­ turales podía existir, en presencia de parientes legítimos, pero
nio, no crea una familia propiamente tal, sino relaciones entre siempre en situación desmedrada, pues jamás llegaban los hijos
el que reconoce y el hijo reconocido. naturales a igualarse a los legítimos, y ni aun a los ascendientes
Ahora bien, desde el punto de vista sucesoral, se reconoce la legítimos.
libertad para disponer por testamento, pero en cuanto no per­ Así, pues, es en la construcción de los órdenes de sucesión
judique a la familia legítima del causante. El sistema sucesoral donde se observaba la protección preeminente dada a la familia
se origina bajo la idea de voluntad presunta del causante y de legítima.
82 RAMON DOMINGUEZ BENAVENTE - RAMON DOMINGUEZ AGUILA DERECHO SUCESORIO 83

Desde entonces, la situación ha variado y se ha dado una c) Las limitaciones a la libertad de disposición. Hemos te­
mayor incidencia a la filiación natural en el régimen sucesorio; nido oportunidad de indicar, más arriba (vid. N? 6) que la exis­
pero en lo especial la idea se mantiene. Más adelante observa­ tencia de la libertad de disposición por testamento está limitada
remos la evolución en la materia. y reducida a una pequeña expresión por la institución de las asig­
naciones forzosas (art. 1167), asignaciones que tienden, en prin­
b) La determinación de las cuotas en que se divide la he­ cipio, a la protección de la familia legítima. No volveremos pues
rencia en caso de concurrencia con sucesores naturales. Se ha sobre el punto.
dicho más arriba que si bien el Código no excluye de la sucesión Esta libertad está también limitada, y en protección de la
a los parientes que no son legítimos, la parte que a ellos se familia, en cuanto a las causales de desheredación (arts. 1207 y
asigna es inferior, por regla general, a la que corresponde a los ss.). El causante no puede privar a un legitimario del todo o par­
asignatarios legítimos. te de su legítima sino por ciertas causales, de manera que aquí
> En la idea del Código está la de proteger la familia legítima no interviene su voluntad ilimitada.
y reservar para ella lo esencial de la fortuna del causante. Sin
embargo, el principio no ha sido llevado al extremo porque se 79. El principio no es absoluto. Si la protección de la familia
ha hecho necesario conciliario con la responsabilidad que corres­ legítima es evidente en la concepción del Código, puede también
ponde al generador de una filiación natural y con los afectos observarse que no se ha llegado al extremo de reservar para la
presentes del causante, que, racionalmente, pueden existir res­ sola familia la sucesión. Desde luego, la concepción de familia
pecto de padres y hermanos naturales y aun terceros sin víncu­ legítima no es la que presidía el antiguo derecho, pues queda li­
los de filiación. Pero la concurrencia determina divisiones dis­ mitada a cierto círculo de parientes. Por otra parte, se admite
tintas para iguales sucesores. Así, el art. 988, reformado por la la concurrencia, aun con parientes legítimos, de hijos, padres y
Ley N? 10.271, incluye en el primer orden de sucesiones al hijo hermanos naturales. Se han dado también derechos sucesorios a
natural, en concurrencia con los hijos legítimos, y dentro de los hijos adoptivos. La legislación especial ha venido a acentuar
ellos se incluyen también la descendencia legítima que concurre aún más la relatividad de la protección a la familia legítima, ad­
por representación (art. 986) y los hijos legitimados (art. 202). mitiendo otros sucesores.
Pero si en ello se modificó el Código en su redacción primitiva,
que no permitía, en tal evento, concurrencia de los hijos legítimos 80. La extensión de la familia legítima en el Derecho Sucesorio.
con los naturales, se hizo sin mantener una igualdad entre ellos, Se sabe que en parte alguna ha definido el Código, con carácter
pues los hijos naturales llevan una porción que equivale a la general, la familia. Tan sólo el art. 815 la limita para el ejercicio
mitad de la que corresponde al hijo legítimo, de forma que si del derecho de uso. La familia es por ello una agrupación social
por vía ejemplar hay en la sucesión cuatro hijos legítimos y que está presente en el Código, pero que no recibe tratamiento
uno natural, la herencia se dividirá en nueve partes, correspon­ especial. Lo que se reglamenta en el Código es la relación entre
diendo a cada legítimo dos novenos y al natural un noveno. Y, padres e hijos, entre los cónyuges y algunos deberes para con
en todo caso, los hijos naturales pueden llevar, en conjunto, más los ascendientes. Pero la familia organizada no existe en el Có­
de la Cuarta parte de los bienes en que se aplican las normas de digo.
sucesión intestada. De este modo, si existe un solo hijo legítimo Sin embargo, cuando se trata del Derecho Sucesorio, desde
y uno natural, aquél llevará tres cuartos de la herencia en la pai^ que éste se basa, en cuanto respecta a la sucesión sin testamen­
te intestada y el natural un solo cuarto. to, en la presunción de afecto del causante, se limita al círculo
En el segundo orden de sucesiones la familia legítima lleva familiar a los descendientes legítimos, a los ascendientes legíti­
más que el hijo natural, pues éste o éstos no pasan de un tercio, mos y a los colaterales hasta el sexto grado (art. 992 N? 2). To­
en concurrencia con el cónyuge sobreviviente y los ascendientes do otro pariente, por legítimo que sea, queda excluido de la idea
legítimos, que en conjunto llevan dos tercios (art. 989). de familia legítima para los efectos sucesorales.
A medida que la relación entre el pariente legítimo y el cau­ Es claro que la idea de familia, aun así limitada, resulta in­
sante es más lejana, aumentan los derechos de los hijos natura­ adecuada para los tiempos actuales y requiere una revisión, pues
les. Pero éstos no igualan a los hijos legítimos. Y ya hemos te­ resulta todavía demasiado extensa. Pero es fácil comparar la fa­
nido oportunidad de observar la excepción que ello implica al milia que sucede con la familia que se concibe por el art. 815,
principio de la igualdad en materia sucesoral (vid. N? 76. Adde. para el derecho de uso, y observar que en el Derecho Sucesorio
más adelante, N? 81). ella resulta más limitada, suponiéndose que los efectos del cau-
84 RAMON DOMINGUEZ BENAVENTE • RAMON DOMÍNGUEZ AGUILA DERECHO SUCESORIO 85

sante no pueden llegar más allá del sexto grado colateral y que, ideas que se exponen en el Derecho de Familia, y principalmen­
si así sucediere, al causante corresponde determinar, por testa­ te a propósito del llamado "concubinato".
mento, su expresa voluntad.
81.1. Historia. El derecho primitivo de la Edad Media no
81. Igualdad o desigualdad entre hijos. Acaba de observarse hacía diferencia, al menos en el caso de familias nobles, entre
que no existe entre nosotros igualdad entre los hijos legítimos y los hijos legítimos y los "bastardos". Muchos hijos ilegítimos son
su descendencia con los hijos naturales. citados como ejemplo, desde que sucedieron como reyes a sus
Desde luego, se excluye de toda sucesión por el Código a los progenitores en igualdad con hijos legítimos (Vid. sobre el pun­
hijos simplemente ilegítimos. Estos, por definición, no tienen to, D’Aguesseau. Oeuvres Completes du Chancelier d'Aguesseau.
Nouevelle Edition, par M. Pardessus, Pantin et Compagnies, Li­
una filiación reconocida y por tanto no pueden suceder a un pro­ braires, Paris, 1819). Pero luego su situación desmejora desde
genitor que es ignorado. Los derechos que la ley les confiere, en
caso de que se reúnan las condiciones del art. 280, están limita­ que, en cuanto a su situación de causantes, no pueden dejar su­
cesores y el rey adquiere sus bienes. Más tarde, los adquieren los
dos a una obligación de alimentos, porque tales condiciones no señores feudales. Desde el punto de vista activo, la norma de las
implican un establecimiento cierto de paternidad o maternidad. costumbres francesas era que "el bastardo no sucede" (D’Agues­
Pero los hijos que han recibido el reconocimiento de natura­ seau, op. cit., pág. 581; Pothier, "Coutumes d'Orleans", O* Com.
les no son excluidos totalmente de la sucesión. Por el contrario, edic. Siffrein, t. 17, pág. 76; Timbal, op. cit., N? 302), Con todo,
la. legislación nacional ha ido ampliando cada vez más sus dere­ se admitían algunas excepciones a la regla. Para algunas costum­
chos. Con todo, la situación del hijo natural no llega a. igualar bres no existían los bastardos de madre, por lo cual todo hijo
la de los hijos legítimos (art. 988). podía reclamar derechos sucesorios sobre la herencia de su ma­
La cuestión que se plantea es la de si el sistema sucesorio dre y sobre la de sus ascendientes maternos. En otras, se admi­
debe o no admitir tal desigualdad; si debe o no establecer un tía que en esa situación podía concurrir a falta de hijos legíti­
solo estatuto hereditario para los hijos, sin distinción de filia­ mos. Eran admisibles también ciertas derogaciones en lo que
ción. concierne a mejoras o donaciones hechas por los padres. Y era
No se trata aquí sino de un aspecto del problema más am­ de principio general que, en toda situación, los bastardos des,-
plio sobre la fundamentación de un tratamiento distinto en el provistos de medios podían obtener un derecho de alimentos.
derecho, para los hijos extramatrimoniales. El problema suceso- Pero se trataba de un dex-echo contra la sucesión y no en la su­
ral no viene sino a complicar la solución de ese problema, pues cesión. Así, la costumbre de Bretaña establecía que "si alguno
muchos de los argumentos en contra de la igualación de trata­ tuviese hijos bastardos jóvenes y no suficientemente fuertes pa­
miento para todos los hijos derivan de la posibilidad de afec­ ra usar su cuerpo, deben ser provistos sobre los .bienes de sus
tar, por ese medio, los intereses de la familia legítima. No obs­ padres o de sus madres (art. 478, vid. D'Aguesseau, op. cit., págs,
tante, es posible imaginar una solución intermedia que, sin po­ 563 y ss.).
ner en peligro la protección de la célula social básica en la cual La situación del antiguo derecho hispánico era semejante,
tiene interés la sociedad, reconozca a los hijos con filiación es­
tablecida, aun fuera de matrimonio, derecho de suceder a sus pues allí se admitía el derecho de sucesión del bastardo en los
progenitores. Por ello, salvo el caso de concurrencia de hijos le­ bienes de su, madre, si no tenía hijo o hijos.
gítimos o, en forma más amplia, de descendencia legítima, sería Bello no fue partidario de seguir los precedentes hispánicos.
posible dar al hijo natural un tratamiento más favorable. Debe El art. 11 del Proyecto de 1841-45 excluye la concurrencia de hi­
tenerse en cuenta que, cuando se habla de hijos naturales, no jos naturales y de hijos legítimos, al decir que “Los hijos legí­
debe pensarse exclusivamente en la situación, seguramente ex­ timos excluyen a todos los otros herederos". Pero para enfatizar
cepcional, de hijos adulterinos o naturales respecto de un padre aún más, Bello agregó una regla que la disposición anterior no
ó madre casado, sino especial y fundamentalmente en el caso de hacía necesaria: "Los hijos naturales no concurren con los le­
los hijos de padres no casados. La existencia de una verdadera gítimos en la sucesión ab intestato del padre ni de la madre” (art.
familia natural, es decir, la constituida en ausencia de vínculo 18). Y a propósito de la exclusión del padre o madre en la he­
legal, no puede perjudicar los intereses de la familia legítima, rencia del hijo natural, se trabó la célebre controversia con don
desde que ésta excluye la existencia de la otra. Una verdadera Miguel María Güemes. Allí éste invocó, en favor de un mejor
familia natural objeto de protección jurídica integral, es posi­ tratamiento de los parientes naturales, los precedentes hispáni­
ble, entonces, si la cuestión no se ve perjudicada por el proble­ cos referidos. Bello, confirmando su repugnancia a admitir la
ma de los hijos adulterinos. No hacemos aquí sino recordar las concurrencia de hijos naturales en la sucesión, señaló que "La
86 RAMON DOMINGUEZ BENAVENTE ■ RAMON DOMINGUEZ AGUILA DERECHO SUCESORIO 87

paternidad ilegítima supone una seducción, un acto pernicioso que la sucesión debe ser la traducción de los efectos del causante,
a la sociedad, y especialmente reprobado por la moral cristia­ no se ve por qué no debería organizarse un régimen sucesoral
na. .(Opúsculos Jurídicos, pág. 407). En el Proyecto de 1853, que permitiese al padre determinar lo necesario, incluso favore­
en nota al art. 1343, agregó, para referirse a los precedentes de ciendo en mayor medida a los hijos extramatrimoniales, si así
las leyes de Toro: "Examinemos los efectos de esta ley. En la lo desea. Pero tal no es el fundamento del Derecho Sucesorio.
sucesión intestada, |qué de consecuencias horribles! El honor È1 individualismo reclama la igualdad, pero el interés familiar,
de la madre, el de una familia entera, la moral y de decencia pú­ base del Derecho Sucesoral, la excluye (M. Waline, L'Individua­
blica necesariamente comprometidos por la prole ilegítima, que lisme et le droit, págs. 368 y 369, Paris, 1949; Mazeaud, op. cit.,
no puede poner en claro sus derechos sin sacar a la luz las ver­ t. 4, vol. 2, N?s. 659, 757 y 759). Por otra parte se sostiene tam­
gonzosas flaquezas de una conexión clandestina. Luego, ¡qué cam­ bién que la igualdad perjudica al hijo natural en lugar de bene­
po al fraude para formar filiaciones, añadiendo a la calumnia el ficiarlo. El derecho contemporáneo debe observar la realidad y
perjuriol” (vid. R. Domínguez Benavente, "Introducción al De­ ésta determina que las grandes fortunas son excepcionales y ca­
recho Sucesorio", op. cit., pág. 581). ;
recen de interés para la generalidad. Así, pues, el Derecho Suce­
Pero los hijos naturales no son excluidos finalmente de la soral debe mirar más bien los beneficios provisionales y los
sucesión, sino impedida su concurrencia con los descendientes - derechos de alimentos que el reparto de fortunas ya muy escasas.
legítimos. Se mejoran pues los derechos que en otro tiempo se De este modo, pensar todo el problema sucesoral en base a con­
;
dieron a los hijos naturales, pero se mantiene la idea de diferen­ :• flictos de intereses por fortunas considerables significa perjudicar
cia con la descendencia legítima. / otros derechos que los hijos naturales podrían adquirir y que no
El Derecho francés había seguido, por su parte, una evolu­ pueden hacerlo en mayor medida, por la reacción que supone en
ción diferente: las leyes revolucionarias, deseosas de consagrar la familia la concurrencia de extraños en el reparto de los pocos
la igualdad, una de las bases de sus postulados filosóficos, esta­ . bienes familiares. Así, disminuyen innecesariamente los recono-
'
bleció los mismos derechos para todos los hijos (Leyes de 4 de : cimientos (Vid. R. Savatier, Le Droit, L'Amour et la Liberté, págs.
junio de 1873 y 12 de Brumário del Año II). Pero tampoco quiso, 164 y 176 y ss,, 2- edic., Lib. Gen. de Dr. et Jurisp., Paris, 1963) .
con ello, incitar a problemas de establecimiento de filiación. De . Se sostiene pues que el Derecho Sucesorio del hijo natural es
ahí que las normas anteriores quedaran sin efecto, desde que se incluso "una ventaja falaz que habría que suprimir" (Vid. Made­
prohibió la investigación de la paternidad (Vid. Maury y Vialle- leine Gevers, "La condition faite a Tenfant naturel par le droit
ton, op. cit., t. IV, N? 85). El Código terminó por restablecer la belge est-elle satisfaisante? in "Le statut juridique de l'enfant
diferencia de tratamiento jurídico entre los hijos naturales y legí­ ; naturel", Traveaux de la Première Journée d'études juridiques
timos. No admite a aquellos como sucesores regulares, sino es­ Jéan Dabin, pág. 65, Bruxelas, 1965; Deckkers, Precis de Droit
tablece a su respecto la llamada sucesión irregular, que requiere V Civil Belge, t. I, N°s, 393, 394, Bruxelas, 1955). Pero se arguye
que su titular solicite la posesión de los bienés. En caso de con­ también, en contrario, que la sucesión del hijo natural no implica
currencia con los hijos legítimos, la cuota asignada a cada hijo : atentado contra la familia legítima, sino que es la consecuencia
natural, variable según las situaciones, es muy inferior a la de del deber de solidaridad natural que existe en la familia y que
los herederos legítimos. Los hijos incestuosos y adulterinos no impone soportar, por el grupo, en ciertos casos, las consecuencias
reciben derecho sucesorio alguno. morales o pecuniarias de las culpas o errores de alguno de sus
miembros (Jean Dabin, "Le statut juridique de Tenfant natural",
81.2. Doctrina y legislación comparada. La situación de desi­ in "Le statut..obra colectiva citada, pág. 92).
gualdad entre el hijo natural y el legítimo en materia sucesoral La controversia doctrinaria se traduce en variados sistemas
es discutida por la doctrina. Algunos sostienen la necesidad de . legislativos. En algunos países, como la URSS, no se hace dife­
igualar sus derechos sucesorales, como expresión de la igualdad rencia, en el Derecho Sucesoral, entre las categorías de hijos, con
absoluta que debe reinar entre los hijos. La desigualdad significa tal que tengan una filiación establecida. El art. 118 de los Funda­
imponer la carga de la responsabilidad en el hijo y no en el padre. mentos de la Legislación Civil, de 8 de diciembre de 1961, llama
Pero para otros, el derecho sucesoral debe necesariamente a la sucesión legal a los "hijos"; comprendidos los "adoptivos",
defender la familia legítima. Ciertamente, colocado el jurista so­ sin hacer diferencias. Las normas del Código Civil de la R.D.F.S.R.
bre el plano individualista, debe reconocer la igualdad. Conside­ relativas a sucesiones, y las de los decretos del Presidium del
rada la relación de individuo, que es de esencia de la filiación, Soviet Supremo de la URSS de 14 de mayo de 1945, no hacían
no debería desconocerse la igualdad entre todos los hijos. La tampoco diferencia alguna. Con todo, el decreto de 8 de julio de
naturaleza no hace diferencia y si, por otra parte, se considera 1944 de ese Presidium, al prohibir en general la investigación

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88 RAMON DOMINGUEZ BENAVENTE • RAMON DOMINGUEZ AGUILA DERECHO SUCESORIO 89.
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de la paternidad impidió la eficacia de la norma (M. Pergament monio”. Por el artículo 931 del Código Civil español, 'Tos hijos
"La situation légale des enfants nés hors mariage doit être modi­ y sus descendientes suceden a sus padres y demás ascendientes
fiée", in L'Etat soviétique et le Droit, 1956, pág. 65). El sistema sin distinción de sexo, edad o filiación”. Otro tanto establece el
de igualdad existe, como norma general, en los demás países so­ artículo 818 del Código Civil peruano de 1984 (vid N? 708, 1°).
cialistas, no haciendo distinciones entre los legítimos y los ilegí­
timos con filiación establecida. Es solamente a través de las difi­ 82. La evolución del derecho nacional. Ya se ha indicado que
cultades en el establecimiento de filiación que se encuentra alguna era intención de Bello excluir la concurrencia de hijos naturales
diferencia. Los fundamentos de la legislación de la URSS sobre con hijos y descendientes legítimos. La situación quedó así con­
matrimonio y. familia, promulgados el 27 de junio de 1968, resta­ sagrada en el art. 988, por el cual "los hijos legítimos excluyen
blecen la posibilidad de investigación de la paternidad natural a todos los otros herederos; sin perjuicio de la porción conyugal
ante la justicia (art. 16). que corresponda al marido o mujer sobreviviente”. El primer
La legislación francesa posterior al Código Civil mejora la orden sucesoral ab inlestato lo componían, de ese modo, los des­
situación de los hijos naturales. La ley de 25 de marzo de 1896 cendientes legítimos del causante.
modificó los arts. 756 y ss. del Código, dando al hijo natural la El hijo natural sólo concurría en el segundo orden sucesoral;
posibilidad de concurrir con hijos legítimos, aunque su porción junto a los ascendientes legítimos de grado más próximo, su cón­
se reduce a la mitad de lo que habría tenido si hubiese sido legí­ yuge y sus hijos naturales, caso en el cual el hijo natural llevaba
timo (art. 758). Pero excluía a todo otro sucesor que no sea un quinto de la herencia. Los restantes quintos se dividían así:
descendiente legítimo, ascendiente, hermano o hermana, o des­ tres para los ascendientes y uno para el cónyuge. La situación
cendiente legítimo, hermana o hermano del autor (art. 760). del hijo natural iba mejorando a medida que faltaban parientes
Por otra parte pasó a ser verdadero sucesor, beneficiándose de legítimos próximos. Sólo a falta de descendientes, ascendientes y
la "saisine" (art. 724), y dejando de ser sucesor irregular. Poste­ hermanos legítimos y cónyuge sobreyivienté del causante, podían
riormente la Ley 72-3 de 3 de enero de 1972 terminó la evolución, llevar toda la herencia (art. 991).
al establecer la plena igualdad de derechos sucesorales entre el La situación ya fue criticada a comienzos de siglo y existie­
hijo natural y el legítimo. El actual art. 757 del Código Civil dice ron proyectos para mejorar su situación. Pero no es sino con
expresamente que "El hijo natural tiene, en general, en la suce­ la Ley N? 10.271, de 2 de abril de 1952, que se modifica sustanciah
sión, de su padre y madre y otros ascendientes, así como de sus mente la situación de los hijos naturales en la sucesión de sus
hermanos y hermanas y otros colaterales, los mismos derechos : progenitores.
que un hijo legítimo". Subsisten, no obstante, diferencias cuando
se trata de un hijo adulterino (art. 760, sobre el cual, vid. J. M. Las dos reformas más trascendentales en la materia fueron:
Bez, Les drpits de l'enfant adultérin et le nouvel, article 760 Có­
digo Civil, en I.C.P. 1973, ï, 2530. Sobre la evolución del C. Civ. Ui a) Permitir la concurrencia de los hijos naturales con los
descendientes legítimos en la herencia del padre o madre difunta
francés, vid. G. Marty y P. Raynaud, Droit Civil, Les Successions (art. 988). De este modo el primer orden de sucesión regular está
et les libéralités, N?s. 15 y 71, Edit. Sirey, Paris, 1983. En contra .
constituido por los descendientes legítimos y los hijos naturales,
de la asimilación de hijos legítimos y naturales, H. Mazeaud: Une
famille "dans le vent": la famille hors mariage, D. 1971, chr.,
il sin perjuicio de los derechos del cónyuge sobreviviente por
porción conyugal. Con todo, la porción de los hijos naturales no
p. 99; Savatier, Le projet de loi sur la filiation: mystique ou puede exceder, en conjunto, de un cuarto de la herencia o de la
réalité. J.C.P. 1971, 1, 2400 y 2402; Michele Laure Rassat, Propos i
mitad legitimaria, si el difunto ha dispuesto del resto por testa­
Critiques sur la loi du 3 Janvier, 1972, en Rev, Trim. Der. Civ. mento (art. 988, inc. 2°) y la cuota de cada hijo natural es la mitad
1973, pp. 207 y ss.). En Italia, el art. 574 del Cód. Civil dispone
también que los hijos naturales pueden concurrir con descendien­ 'Î de lo que corresponde al legítimo. Pero el causante puede mejo­
rar su situación con asignaciones testamentarias y puede benefi­
tes legítimos del causante, pero llevando la mitad de la cuota de i ciarse también del acrecimiento a que se refiere el art. 1191.
los hijos legítimos, mas éstos pueden pagar en dinero o en in­ ï Desde este punto de vista, debe también anotarse la modificación
muebles hereditarios la porción que corresponde a los hijos na­ i
hecha al artículo 1195. Esta disposición, en su redacción primi­
turales. El Código de México establece la igualdad (arts. 1605 y F tiva, permitía al causante disponer, como lo quisiese, de la cuarta
1634). El mensajé dice justamente que "se borraron las diferen­ de mejoras, pero entre sus descendientes legítimos. La reforma
cias que en materia de sucesión legítima establecía el Código Civil I incorpora a los hijos naturales y a sus descendientes legítimos
entre los hijos legítimos y los que habían nacido fuera del matri­ : entre los beneficiarios de cuarta de mejoras.
90 RAMON DOMINGUEZ BÉNAVENTB - RAMON DOMINGUEZ AGUILA DERECHO SUCESORIO 91

b) Se aumentan, en otros órdenes sucesorios, las cuotas y que no se consideran otras posiciones que ni siquiera admiten
que corresponden a los hijos naturales, reduciendo las de los la idea de familia. En tal caso, tampoco se hace necesario ocu­
descendientes y hermanos legítimos del causante (arts. 989, 990 parse de la idea de derecho como disciplina social.(i)
y 991). Así, en el segundo orden regular, en caso de concurrencia
entre cónyuge, ascendientes legítimos e hijos naturales, la heren­
cia, o la parte de que el difunto no dispuso o no podía disponer,
se divide en tercios, con lo cual la cuota del hijo natural sube,
desde que antes, en esa situación, era de un quinto (art. 989).
Pero la evolución del C. Civil ha sido sobrepasada por la le­
gislación especial. Las normas provisionales, que son para la gran
mayoría de la población su principal interés, benefician en mayor
medida a la descendencia ilegítima.
Y no solamente se incorporan a estos beneficios los hijos
naturales, sino también los simplemente ilegítimos.
Nos remitimos aquí a la legislación que, para otros aspectos,
se ha evocado (vid. N? 68).
Y estas modificaciones de la legislación especial no solamen­
te revisten interés por los principios que las inspiran. El Dere­
cho Sucesorio del Cód. Civ. partía de la idea de conservación de
la fortuna adquirida. Pero la evolución social y económica ha ido
imponiendo cada vez más un mayor interés por los productos
del trabajo sobre los del capital. Pocos son los chilenos que viven
fundamentalmente de los bienes que el Código tan minuciosa­
mente tutela, para no interesarse sino por su casa habitación,
algunos bienes muebles y los beneficios de la legislación social
y previsional. Tal vez con exageración, se dice a veces que el chi­
leno piensa en su jubilación desde el día mismo que ingresa al
trabajo. Pero la idea es reveladora de la importancia que adquie­
ren los beneficios provisionales para la concepción de un nuevo
derecho sucesoral que se avisera. Y el nacimiento de ese nue­ (i) Se advertirá que no nos hemos ocupado de la situación del hijo
vo derecho, hace ver la tendencia a la igualdad de la suerte de adoptivo. Oportunamente se hará alusión a los derechos sucesorales que
le corresponden, pero aquí se trataba del principio de la protección suce­
todos los descendientes y progenitores, basándose no tanto en la soral de la familia legítima. Y consideramos que la situación de desigual­
idea de conservación de la fortuna adquirida, como en la de satis­ dad que ha existido para el hijo adoptivo no puede concebirse como
facción de la necesidad de supervivencia. ¿Significa ello un aten­ defensa de la familia legítima. El hijo adoptivo es un hijo, por más que
tado al principio de protección de la familia legítima? Es muy la • ley no. siempre lo asimile al hijo legítimo. En la intención del o los
adoptantes, está la voluntad de darse un hijo que la naturaleza mega,
posible en el terreno de las ideas. Pero toda esa legislación no o de incorporar como igual un hijo extraño a la familia. El problema no
ha nacido en torno a principios, sino por imposición de la reali­ es pues de defensa de la familia, sino de fuente de la filiación. Si ésta
dad y ésta determina que, en un país de economía deficiente, de tradicionalmente resulta de los lazos de sangre, es porque lo natural es
pobreza generalizada y de poca cultura, la familia natural se hace que los padres legítimos asumen el deber, • al contraer matrimomo, de
forma social común. No se trata pues de un atentado propiamen­ cuidar de la descendencia que ellos se dan, y que ese deber corresponde
con los lazos de afecto. No se ve por qué debiera excluirse, como fuente
te tal, a la familia legítima, sino de una ausencia de familia legí- de filiación legítima, el acto de voluntad de los adoptantes, que toman
tima» La tarea futura no consiste, entonces, en desguarnecer de sobre sí, libremente, las mismas cargas que se tienen para un hijo de la
beneficios mínimos a los hijos naturales, sino de fomentar, por sangre. Es esto lo que explica, por otra parte, la necesidad de la legitima­
la educación y la cultura, la conciencia de que una familia for­ ción adoptiva y el fracaso proporcional de las leyes de adopción simple.
Esta realidad ha sido, en cierto modo, reconocida por la Ley N? 18.703,
mada regularmente es esencial para el progreso. Es claro que de 10 de mayo de 1988, al establecer la adopción plena, como fuente de
partimos aquí de la base de una admisión irrestricta del matri­ filiación legítima, sin acudir a la ficción de una legitimación adoptiva.
monio como única fuente de creación de la verdadera familia Sobre los derechos del adoptado, vid. N* 701.

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