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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TRUJILLO

ESCUELA DE POSTGRADO

PROGRAMA DE DOCTORADO
DOCTORADO EN DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

EL PERJUICIO COMO ELEMENTO DEL TIPO EN LOS DELITOS DE


FALSEDAD DOCUMENTAL: CONSECUENCIAS DE LA
PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL TIPO LEGAL E
INTERPRETACIÓN TEÓRICA DEFICIENTE

TESIS PARA OPTAR EL GRADO DE DOCTOR EN DERECHO Y


CIENCIAS POLÍTICAS

AUTOR: Ms. SANTOS EUGENIO URTECHO BENITES

ASESOR: Dr. FLORENCIO MIXÁN MASS

TRUJILLO, PERÚ, 2008

Reg. N° ..................
Hoja de datos personales

Postgraduando: Magíster SANTOS EUGENIO URTECHO BENITES


Dirección domiciliaria: calle Manuel Encinas 175, urbanización Miraflores,
Trujillo.
Dirección laboral: jirón Mariscal De Orbegoso 514, oficina 203, Trujillo.
Teléfono domiciliario: 044 231911.
Teléfono laboral: 044 235410
Correo electrónico 1: santoseugenio.1@hotmail.com
Correo electrónico 2: santoseugenio@urtenava.com
JURADO DICTAMINADOR

________________________
Dr. TEÓFILO IDROGO DELGADO

____________________________ _______________________
Dr. FLORENCIO MIXÁN MASS Dr. VÍCTOR ORTECHO VILLENA

iii
Dedico esta Tesis:

A mi esposa
Domitila Nélida Navarro Reyna de Urtecho
y
A mis hijos
Santos Eugenio y
Alejandro Eugenio

Quienes son el trípode de mi estímulo permanente, razón de mi existencia y de mi


constante superación en mi proyecto de vida.

ii
Mi agradecimiento:

A la Escuela de Post Grado de la Universidad Nacional de Trujillo


Programa de Doctorado en Derecho y Ciencias Políticas

En especial, a todos mis profesores de esa Mención, desde de la Maestría en


Derecho Penal y Ciencias Criminológicas,
por brindarme la orientación académica necesaria, que ahora se plasma con la
presente tesis doctoral.

iii
ÍNDICE

DEDICATORIA ii
AGRADECIMIENTO iii
ÍNDICE iv
ÍNDICE DE TABLAS xii
RESUMEN xvi
ABSTRACT xvii

I. INTRODUCCIÓN 1
1. ANTECEDENTES Y JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA 1
1.1. ANTECEDENTES 1
1. El problema de la ambigüedad en la proposición
del tipo penal sobre el elemento perjuicio 2
2. El problema de la discordancia de criterios en la
jurisprudencia peruana, en los niveles de las
Salas Penales de la Corte Suprema y de las
Cortes Superiores de Justicia 4
2.1. En el ámbito de las Salas Penales de la
Corte Suprema de Justicia como
máximo tribunal de la República 4
2.1.1. Ejecutorias supremas que establecen que el
perjuicio es un elemento objetivo del tipo penal
de los delitos de falsedad documental 4
2.1.2. Ejecutorias supremas que consideran al perjuicio
como una condición objetiva de punibilidad
en los delitos de falsedad documental 8
2.1.3. Ejecutorias supremas discordantes de una misma
Sala Penal Suprema 10
2.2. En las Salas Penales Superiores de los
Distritos Judiciales de la República 11
2.2.1. Ejemplos de ejecutorias superiores que establecen
que el perjuicio es elemento del tipo objetivo 11

iv
2.2.2. Ejemplos de Ejecutorias Superiores que consideran
al perjuicio como una condición objetiva
de punibilidad 13
2.3. En los órganos jurisdiccionales del
Distrito Judicial de La Libertad, Trujillo-Perú 15
3. El problema de la discordancia de criterios en la doctrina
nacional 20
3.1. En la postura de considerar al “perjuicio”
como una condición objetiva de punibilidad 20
3.2. En la postura que considera al “perjuicio”
como un elemento integrante del tipo objetivo 22
4. Antecedentes en la legislación comparada 24
1.2. JUSTIFICACIÓN 25
2. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN 27
3. MARCO TEÓRICO 27
3.1. SEMIÓTICA 27
3.1.1. Su justificación en este marco teórico 27
3.1.2. Definición 28
3.1.3. Diferencias entre lingüística y semiótica 28
3.1.4. Semiótica de la producción y de la interpretación 29
3.1.5. Relación entre semántica y semiótica 30
3.1.6 La Sintaxis 30
3.1.7. El análisis lingüístico 31
3.1.4. El párrafo 31
3.1.5. El Texto 32
a) Definición 32
b) Connotaciones 32
c) Clases 34
c.a) Texto Informativo 34
c.b) Texto Científico 34
3.2. TEORÍA DEL DELITO 35
3.2.1. Concepto 35

v
3.2.2. Función de la teoría del delito 36
3.2.3. Importancia de la teoría del delito 37
3.2.4. Política criminal 38
3.2.5. El delito 40
3.2.5.1. Introducción 40
3.2.5.2. Definición de delito 41
3.2.6. Teoría de la acción 42
3.2.6.1. Concepto de acción 42
3.2.6.2. Acción y Resultado. Relación de Causalidad
e Imputación Objetiva 44
a) Acción y Resultado 44
b) Relación de Causalidad e Imputación Objetiva 45
3.2.7. Teoría del tipo penal. La tipicidad 46
3.2.7.1. Tipicidad y Tipo 46
3.2.7.2. Funciones del Tipo Penal 48
a) Función de garantía 48
b) Función indiciaria 48
c) Función sistemática 49
d) Función motivadora 49
3.2.7.3. Clasificación de los tipos 50
a) Por la relación entre acción y objeto de la acción 50
a.a) Tipos de resultado 50
a.b) Tipos de mera actividad 51
b) Por el menoscabo del objeto de la acción: 51
b.a) Tipos de lesión 51
b.b) Tipos de peligro 51
c) Por el número de bienes jurídicos 52
c.a) Tipos simples 52
c.b) Tipos compuestos 52
3.2.8. Tipicidad Subjetiva de los Delitos Dolosos 53
3.2.8.1. Introducción 53
3.2.8.2. El Dolo 53

vi
3.2.8.3. Estructura del Dolo 54
a) Conocimiento 54
b) Voluntad 55
3.2.8.4. Clases de dolo 56
a) Dolo directo o de primer grado: 56
b) Dolo de segundo grado o de consecuencias necesarias 56
c) Dolo eventual 57
3.2.8.5. Error de Tipo (ausencia de dolo) 57
3.2.9. La Antijuricidad 59
3.2.9.1. Introducción 59
3.2.9.2. Concepto 60
3.2.9.3. Antijuricidad formal y Antijuricidad material 60
3.2.9.4. Los conceptos de lesión y de peligro 61
3.2.9.5. Desvalor de acción y Desvalor de resultado 62
3.2.10. La Culpabilidad 63
3.2.10.1. Introducción 63
3.2.10.2. Las insuficiencias del concepto tradicional
de culpabilidad 64
3.2.10.3. El concepto dialéctico de culpabilidad 65
3.2.10.4. Concepto material de culpabilidad 65
3.2.10.5. Elementos de la culpabilidad 66
a) La imputabilidad o capacidad de culpabilidad 66
b) El conocimiento de la antijuricidad del hecho cometido 67
b.1) El error de prohibición 67
b.2) Formas de error de prohibición 68
b.2.1. Error de prohibición directo 68
b.2.2. Error de prohibición indirecta 68
b.2.3. Error de prohibición vencible 69
b.2.4. Error de prohibición invencible o inevitable 69
c) La exigibilidad de un comportamiento distinto 70
3.2.11. El Causalismo y el Finalismo 70
3.2.11.1. Ideas y conceptos preliminares 70

vii
3.2.11.2. Fundamentos del Causalismo 72
a) Sobre la acción en el Causalismo Clásico 72
b) Sobre la Culpabilidad en el Sistema Causalista Clásico 74
c) La realidad en el Causalismo Neoclásico 75
d) Sobre la Acción en el Sistema Causal Neoclásico 76
e) Sobre la Culpabilidad en el Sistema Causalista Neoclásico 77
3.2.11.3. Fundamentos del Finalismo 79
3.2.11.4. Sobre la Acción en el Sistema Finalista 81
3.2.11.5. Sobre la Culpabilidad en el Sistema Finalista 83
3.2.11.6. En resumen: la acción es el núcleo central 86
3.2.12. Teoría de la Imputación Objetiva 87
3.2.12.1. Introducción 87
3.2.12.2. Concepto 89
3.2.12.3. Estructura Sistemática 89
3.2.12.4. Campo de aplicación 91
3.3. TEORÍA DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA 92
3.3.1. Fuentes del Derecho Penal 92
3.3.1.1. La ley penal como fuente directa del Derecho Penal 92
3.3.1.2. La jurisprudencia 94
a) Concepto 94
b) Efectos vinculantes 96
3.3.1.3. La Doctrina 97
3.3.2. La teoría de la norma penal 99
3.3.2.1. Naturaleza 99
a) Teoría monista o de los imperativos 99
b) Teoría de las normas de Binding 99
c) Teoría Dualista 100
d) Teoría pura del Derecho 101
3.3.2.2. Génesis de la Norma 102
3.3.3. Estructura de la norma jurídico-penal 103
3.3.3.1. Estructura lógica 103
3.3.3.2. Norma jurídica y ley penal 104

viii
3.3.3.3. Norma Primaria y Norma Secundaria 105
3.3.3.4. La concepción imperativa de la norma 106
3.3.4. La interpretación de la ley penal 107
3.3.4.1. Concepto 107
3.3.4.2. Clases de la interpretación de la ley penal 109
3.3.4.2.1. Según el sujeto del cual emana 109
a) Interpretación Auténtica 109
b) Interpretación Doctrinal 109
c) Interpretación Judicial 108
3.3.4.2.2. Según los medios utilizados 110
a) Interpretación gramatical o semántica 111
b) Interpretación lógica o también llamada teleológica 112
c) Interpretación sistemática 115
3.3.4.2.3. Según el resultado 117
a) Interpretación declarativa 117
b) Interpretación restrictiva 117
c) Interpretación extensiva 117
3.3.4.3. Reglas que rigen la interpretación 118
3.4. EL DELITO DE FALSEDAD DOCUMENTAL MATERIAL O
DE FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS CONFIGURADO

EN EL ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO PENAL PERUANO 120


3.4.1. Aspectos preliminares especialmente vinculados al tema 120
3.4.1.1. Concepto de falsedad 120
3.4.1.2. Falsedad y Falsificación 120
3.4.1.3. Formas típicas de falsedad 122
a) Falsedad Material 122
b) Falsedad Ideológica 122
3.4.1.4. El principio de mínima intervención 123
3.4.1.5. El principio de última ratio 124
3.4.1.6. La Punibilidad en la Teoría del Delito 125
3.4.1.7. Las condiciones objetivas de punibilidad 126
3.4.1.8. Los elementos del tipo en una figura delictual 129

ix
a) Elementos descriptivos y elementos normativos 130
b) Elementos objetivos y elementos subjetivos 131
c) La relatividad de estas clasificaciones 132
3.4.1.9. La Seguridad Jurídica 133
a) Concepto 133
b) Implicancias de la proporcionalidad en la tutela de la
seguridad jurídica 134
c) Aplicación del Test de Proporcionalidad en relación a
la seguridad jurídica 134
3.4.2. El bien jurídico 135
3.4.2.1. Definición de bien jurídico 135
3.4.2.2. Funciones del bien jurídico 136
3.4.2.3. El bien jurídico en los delitos de Falsedad documental 137
3.4.3. El documento como objeto de los delitos de
falsedad documental 138
3.4.3.1. Concepto de Documento 139
3.4.3.2. Un concepto “penal” de documento 137
3.4.3.3. Importancia del Documento 141
a) Es un medio de perpetración y constatación del contenido 142
b) Es un medio de garantía de quien es su autor 142
c) Sirve como instrumento de prueba de su contenido 143
3.4.3.4. Clases de Documento 144
a) Documento Público 144
b) Documento Privado 145
3.4.4. La falsificación del documento (primer párrafo del
art. 427 del código penal peruano) 146
3.4.4.1. Tipicidad Objetiva 146
A. La Acción o Conducta Típica del Delito
de Falsedad Documental 147
A.1. Hacer en todo o en parte un documento falso 147
a) Documentos auténticos e inauténticos 149
b) Hace o crear en forma total el documento falso 151

x
c) La creación o hacer parcial de documento falso 152
A.2. Adulterar un documento verdadero 153
B. El Perjuicio 158
B.1. Concepto de Perjuicio 158
B.2. El Perjuicio en los delitos de falsedad documental 160
B.3. Naturaleza Jurídica del Perjuicio en los delitos de
Falsedad Documental 162
B.3.1. El Perjuicio como condición objetiva
de punibilidad? 163
B.3.2. El Perjuicio como elemento del
Tipo Objetivo 165
3.4.4.2. Tipicidad Subjetiva 166
3.4.5. El uso del documento falso: falsedad impropia o
falsedad de uso (segundo párrafo del art. 427
del Código Penal) 169
3.4.5.1. Tipicidad Objetiva 169
3.4.5.2. Tipicidad Subjetiva 171
3.4.6. Consumación de los delitos de falsedad material
y de falsedad de uso 171
4. MARCO JURÍDICO POSITIVO 174
4.1. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1993 Y
LOS PRINCIPIOS DE LEGALIDAD PENAL, RESERVA
DE LA LEY PENAL, TIPICIDAD, TAXATIVIDAD Y

PROHIBICIÓN DE LA ANALOGÍA 174


4.2. CÓDIGO PENAL PERUANO DE 1991 183
4.3. CÓDIGO PENAL PERUANO DE 1924 185
4.4. LEGISLACIÓN DEL DERECHO PENAL COMPARADO 186
5. HIPÓTESIS 188
VARIABLES 188
1. Variable Independiente 188
2. Variables Dependientes 189
A) De índole jurisdiccional reflejada en: Fallos y jurisprudencia

xi
discordantes 186
B) De índole doctrinario: Interpretación también discordante entre
los teóricos nacionales del Derecho penal, del artículo 427 del
Código Penal 190
C) Colisión del tipo legal y sus interpretaciones deficientes con el
criterio de la seguridad jurídica 193
6. OBJETIVOS 194
6.1. OBJETIVO GENERAL 194
6.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS 194
II. MATERIAL Y MÉTODOS 195
1. MATERIAL DE ESTUDIO 195
1.1. POBLACIÓN UNIVERSAL 195
1.2. MUESTRA 195
1.3. CLASES DE MUESTRA 196
1.4. ACOPIO DE MUESTRAS 197
1.5. MATERIAL TEÓRICO 197
2. TIPO DE INVESTIGACIÓN 198
3. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN 198
4. DELIMITACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN 199
5. MÉTODOS Y TÉCNICAS 199
5.1. MÉTODOS 199
5.2. TÉCNICAS 202
III. RESULTADOS 203
ÍNDICE DE TABLAS
III.1 Resultados del análisis de la estructura lógica del artículo
427 del Código Penal Peruano vigente referente al perjuicio 205
III.2 Resultados de la interpretación teórica deficiente,
jurisprudencial y doctrinal sobre el perjuicio, en la postura
de ser éste una condición objetiva de punibilidad 206
III.3 Resultados de la interpretación teórica deficiente,
jurisprudencial y doctrinal sobre el perjuicio, en la postura
de ser éste un elemento del tipo objetivo 207

xii
III.4 Consecuencias negativas de índole jurisdiccional que genera la
interpretación deficiente sobre el perjuicio 208
III.5 Consecuencias negativas de índole doctrinal que genera la
interpretación deficiente sobre el perjuicio 209
III.6 Consecuencias negativas de la colisión con el criterio
de seguridad jurídica, de la proposición ambigua del
tipo penal y de las interpretaciones deficientes sobre
el perjuicio. 210
III.7 Resultados del análisis de la estructura lógica del artículo
427 del Código Penal peruano, que establece que el perjuicio
es un elemento objetivo del tipo y no una condición objetiva
de punibilidad. 211
III.8 Resultados del análisis de la postura que considera al perjuicio
como una condición objetiva de punibilidad, en cuanto
también considera que los delitos de falsedad documental
son delitos de peligro. 212
III.9 Resultados del análisis de la postura que considera al perjuicio
como un elemento del tipo objetivo, en cuanto también
establece que los delitos de falsedad documental son
delitos de lesión y no de peligro 213
III.10 Ejecutorias Supremas que establecen que el perjuicio es
elemento del tipo 214
III.11 Ejecutorias Supremas que consideran que el perjuicio es
una condición objetiva de punibilidad 215
III.12 Ejecutorias Superiores que interpretando el artículo 427
del Código Penal establecen que el perjuicio es
elemento del tipo 216
III.13 Ejecutorias Superiores que interpretando el artículo 427
del Código Penal consideran que el perjuicio es
una condición objetiva de punibilidad 217
IV. DISCUSIÓN DE RESULTADOS 218
IV.1. EN CUANTO A LA PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL TIPO PENAL

xiii
EN EL ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO PENAL PERUANO VIGENTE

DE 1991, SOBRE EL PERJUICIO 218


IV.1.1. La ambigüedad en la proposición del tipo 218
IV.1.2. Sobre la interpretación jurisprudencial y doctrinal
deficiente 219
IV.1.3. Principios del Derecho Penal que trasgredí la
proposición ambigua e interpretación
deficiente 223
IV.1.4. Sobre las consecuencias negativas de la
proposición y deficiente interpretación 224
IV.2. RESPECTO A LA DISCUSIÓN, SOBRE SI EL PERJUICIO, EN LA FORMA
COMO ESTÁ UBICADO EN LA ESTRUCTURA DEL ARTÍCULO 427 DEL

CÓDIGO PENAL, EN LA CONFIGURACIÓN DEL DELITO DE FALSEDAD

DOCUMENTAL, ES UN ELEMENTO DEL TIPO OBJETIVO O UNA

CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD 227


IV.2.1. Contraposición de criterios 228
IV.2.2. El perjuicio no es condición objetiva de
punibilidad 230
IV.2.3. El perjuicio constituye un elemento del tipo
en los delitos de falsificación de documentos 244
IV.3. RESPECTO A LA DISCUSIÓN DE RESULTADOS, DE LAS POSTURAS
DOCTRINARIA Y JURISPRUDENCIAL SOBRE EL PERJUICIO:

LOS DELITOS DE FALSEDAD DOCUMENTAL COMO DE

PELIGRO O DE LESIÓN 250


IV.3.1. Los supuestos de hecho del artículo 427
responden a un tipo penal de lesión y no de
peligro 257
PROPUESTA DE MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO PENAL
PERUANO DE 1991 262
V. CONCLUSIONES 264
VI. RECOMENDACIONES 265
VII. BIBLIOGRAFÍA 267

xiv
ANEXOS 273
ANEXO 1: ENTREVISTA A PROFESIONALES DEL DERECHO PENAL
(PROFESORES DE DERECHO PENAL, ABOGADOS PENALISTAS
Y ESTUDIANTES DE POSTGRADO DE DERECHO PENAL) DE LA
CIUDAD DE TRUJILLO-PERÚ, SOBRE SU CRITERIO DEL
ELEMENTO PERJUICIO EN LOS DELITOS DE FALSEDAD
DOCUMENTAL. 273
ANEXO 2: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES ELEMENTO DEL TIPO. SALA SUPREMA PENAL
TRANSITORIA. R.N. N° 773-2001 274
ANEXO 3: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES ELEMENTO DEL TIPO. SEGUNDA SALA PENAL
TRANSITORIA. R.N. N° 418 - 2004 LIMA 277
ANEXO 4: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES ELEMENTO DEL TIPO. PRIMERA SALA PENAL
TRANSITORIA R.N. N° 775-2004 278
ANEXO 5: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES ELEMENTO DEL TIPO. SALA SUPREMA PENAL
PERMANENTE. R.N. N° 54-2004 280
ANEXO 6: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES ELEMENTO DEL TIPO. SALA SUPREMA PENAL
PERMANENTE. R.N. N° 286-2003 282
ANEXO 7: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD. SALA
SUPREMA PENAL PERMANENTE. R.N. N° 3812-2003 284
ANEXO 8: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD. SALA
SUPREMA PENAL TRANSITORIA. R.N. N° 027-2004 286
ANEXO 9: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD. PRIMERA
SALA PENAL TRANSITORIA. R.N. N° 67-2004 288
ANEXO 10: EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL DELITO
CONTRA LA FE PÚBLICA ES DELITO DE LESIÓN. SALA
PENAL PERMANENTE. R.N. N° 4036-2004 289
ANEXO 11: EJECUTORIA SUPERIOR QUE ESTABLECE QUE EL
PERJUICIO ES ELEMENTO DEL TIPO. CORTE SUPERIOR
DE JUSTICIA DE LIMA. EXP. N° 8157-97 291
ANEXO 12: EJECUTORIA SUPERIOR QUE ESTABLECE QUE EL
PERJUICIO ES CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD.
CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA. EXP. N° 1726-96 293
ANEXO 13: EJECUTORIA SUPERIOR QUE ESTABLECE QUE EL
PERJUICIO ES ELEMENTO DEL TIPO. PRIMERA SALA
DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA LIBERTAD.
INSTRUCCIÓN 660-2006 295
ANEXO 14: EJECUTORIA SUPERIOR QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO
ES CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD. CORTE SUPERIOR
DE JUSTICIA DE LA LIBERTAD. INST N°705-95 297

xv
EL PERJUICIO COMO ELEMENTO DEL TIPO EN LOS DELITOS
DE FALSEDAD DOCUMENTAL: CONSECUENCIA DE LA
PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL TIPO LEGAL E
INTERPRETACIÓN TEÓRICA DEFICIENTE

AUTOR: MS. Santos Eugenio Urtecho Benites


ASESOR: DR. Florencio Mixán Mass
PÁGINAS TOTALES: 299
AÑO: 2008
INSTITUCIÓN: Universidad Nacional de Trujillo

RESUMEN

En esta investigación, se ha estudiado los delitos de falsedad documental, que son


los que con más frecuencia se cometen en la sociedad peruana, teniendo como
problema: ¿Qué consecuencias está generando la proposición ambigua del tipo
legal previsto en el artículo 427 del Código Penal peruano vigente, en los delitos
de falsedad documental, y su interpretación teórica deficiente sobre el PERJUICIO

en la estructura de esta norma, considerándolo, o como elemento del tipo o como


condición objetiva de punibilidad?; aplicando el método dogmático en sus tres
momentos íntimamente conectados: interpretación, sistematización y crítica del
tipo legal; habiéndose encontrado como resultados en el análisis de la
jurisprudencia nacional y en las entrevistas a profesionales del Derecho Penal, en
las muestras aleatorias seleccionadas, posturas discordantes, igual que en la
doctrina nacional, lo que genera consecuencias negativas de orden jurisdiccional,
doctrinal y de colisión con el criterio de seguridad jurídica; y se establece como
conclusiones que el perjuicio al estar conectado con la acción dolosa del agente,
su naturaleza jurídica es ser un elemento del tipo objetivo; no constituyendo
condición objetiva de punibilidad, porque éstas son entes jurídicos extraños al tipo
penal, y por tanto no están conectadas a la acción dolosa.
Palabras claves: falsedad documental, perjuicio, proposición ambigua en el tipo
legal, interpretación deficiente de la norma.

xvi
THE DAMAGE AS AN ELEMENT OF THE TYPE IN THE CRIMES OF
FALSIFICATION OF DOCUMENTS: CONSEQUENCE OF THE
AMBIGUOUS PROPOSITION OF LEGAL TYPE AND A
DEFICIENT THEORETICAL INTERPRETATION

AUTHOR: MS. Santos Eugenio Urtecho Benites


ADVISORY: DR. Florencio Mixán Mass
TOTAL PAGES: 299
YEAR: 2008
INSTITUTION: Universidad Nacional de Trujillo

ABSTRACT

In this research, has studied the crimes of falsification of documents, which are
those most frequently committed in the Peruvian society, having like problem:
What consequences are generating the ambiguous proposal of the legal type of the
Article 427 of the Penal Code Peruvian in force, in crimes of falsification of
documents, and its deficient theoretical interpretation about of the damage in the
structure of this norm, considering it, or as an element of the type or an objective
condition of criminality? applying the method dogmatic in its three moments
intimately connected: Interpretation, systematization and critique critic of the
legal type, having itself found as results in the analysis of national jurisprudence
and in the interviews to professionals of Criminal Law, in the selected random
samples, discordant positions, as in the national doctrine, which generates
negative consequences of jurisdictional order, doctrinal and of collision with the
criterion of juridical security; and is set to conclusions that the damage to be
connected with the malicious action of the agent, its juridical nature is to be an
element of objective type; not constitute objective condition of criminality,
because these are juridical beings to strangers to the criminal type, and therefore
are not connected to the malicious action.
Keywords: falsification of documents, damage, ambiguous proposition in the
legal type, deficient interpretation of the norm.

xvii
I. INTRODUCCIÓN.

1. ANTECEDENTES Y JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA.

1.1. ANTECEDENTES:

En el Perú, los delitos de falsedad documental o falsedad material,


denominados así por recaer la falsedad sobre la materialidad del documento, sus
signos de autenticidad, incluídos los que forman su contenido, ya sea que se los
imite, creándolos, o que se los modifique, alterando los verdaderos1, están
configurados en el art. 427 del Código Penal peruano vigente de 1991, con el
nomen iuris del delito de falsificación de documentos, y se ha convertido en uno
de los temas dogmáticos de la Parte Especial de mayor discusión en los últimos
tiempos. Las cuestiones que en este delito se plantean, dentro de ellas la
naturaleza jurídica del elemento perjuicio en la estructura de la norma
configurativa, todavía no han sido objeto de discusión profunda y solución en los
países latinoamericanos2, y en el Perú el problema es mucho más sensible en el
ámbito jurisprudencial por los fallos discordantes que se generan, unas veces
absolviendo, otras veces condenando en procesos de casos análogos, de acuerdo a
la postura doctrinal que se adopta por el órgano jurisdiccional, de si el perjuicio es
condición objetiva de punibilidad o elemento del tipo objetivo, con lo cual, en los
casos de hechos análogos, se condena con un criterio y se absuelve con el otro
criterio. Esto genera impredictibilidad en la justicia penal e inseguridad jurídica.
Precisamente, el enfoque de esta realidad problemática en el Perú, sobre el
problema específico de la naturaleza jurídica del perjuicio y las consecuencias
negativas de su proposición ambigua del tipo legal e interpretación teórica
deficiente, son materia de la presente tesis doctoral.

1
CREUS, Carlos/BUOMPADRE, Jorge Eduardo, “La Falsificación de Documentos en General”, 4ta. edición
actualizada y ampliada, Astrea, Buenos Aires-Argentina, 2004, p. 39.
2
BACIGALUPO, Enrique, “Delito de Falsedad Documental”, Hammorabi, Buenos Aires-Argentina, 2002, p.
7.

1
En la sociedad peruana, estas figuras penales son los delitos que con más
frecuencia se cometen, utilizándose en muchos casos el documento como un
instrumentos para ejecutar o encubrir otros delitos3, y representa una de las
infracciones, que junto a las figuras de los delitos contra el patrimonio, gozan de
mayor predicamento y frecuencia en su análisis por los tribunales de justicia
peruanos.

No obstante, la doctrina penal nacional ha mostrado escasa preocupación en


el análisis y estudio de esta figura a lo largo de la vigencia del Código Penal
actual de 1991, y más aún, en abordar el problema sobre la naturaleza jurídica del
término “perjuicio” en la estructura del art. 427 del actual Código Penal peruano.
Ocurriendo que cuando los juristas opinan y escriben o los magistrados dictan
sentencias sobre este punto, desembocan en la más absoluta falta de criterios
uniformes que en casi todos los casos tienen como denominador común el pasar
por alto la peculiar redacción típica de nuestra legislación, lo que, como hace
notar CASTILLO ALVA4, pone en franco entredicho las garantías derivadas del
respeto al principio de legalidad penal. Siendo así la naturaleza jurídica del
perjuicio uno de los problemas más intrincados y que mayores dudas
jurisprudenciales y dogmáticas suscita, pues, en unos casos se advierte que se
concibe al “perjuicio” como condición objetiva de punibilidad, y en otros como un
elemento integrante del tipo penal. Tal enfoque dispar es preocupante por afectar
la recta administración de justicia penal.

1.- EL PROBLEMA DE LA AMBIGÜEDAD EN LA PROPOSICIÓN DEL TIPO


PENAL SOBRE EL ELEMENTO PERJUICIO

Tal realidad problemática lleva al caos y a la inseguridad jurídica. Por eso,


entre los objetivos de la presente investigación, acorde con el problema planteado,
está el de determinar las consecuencias que está generando la proposición
ambigua del tipo legal previsto en el artículo 427 del código penal peruano de
1991, sobre la naturaleza jurídica del perjuicio, en los delitos de falsedad
3
Bramont Arias, Luis / Bramont-Arias Torres, Luis, “Código penal anotado”, San Marcos, 1ra. ed.,
1995, p. 605.
4
CASTILLO ALVA, José Luis, “La falsedad documental”, pp. 7 y 8.

2
documental, y su interpretación teórica deficiente, considerándolo o como
elemento del tipo o como condición objetiva de punibilidad; asimismo, el de
demostrar que esa proposición ambigua y su interpretación teórica deficiente por la
jurisprudencia y doctrina nacionales, generan fallos y criterios doctrinarios
discordantes; también, que la naturaleza jurídico-penal del perjuicio en la estructura del
artículo 427, es la de ser un elemento del tipo objetivo de los delitos de falsedad
documental, y no una condición objetiva de punibilidad; igualmente, que al ser el
perjuicio un elemento del tipo objetivo, como resultado de la acción dolosa del agente,
ello permite establecer que los delitos de falsedad documental son delitos de lesión o
resultado y no de peligro.

En el tema materia de esta investigación, el texto del artículo 427 del


Código penal peruano de 1991 vigente, tipifica en los siguientes términos las
hipótesis del delito de falsificación de documentos o falsedad documental:

En su primer párrafo:

“El que hace, en todo o en parte, un documento falso o adultera uno


verdadero que pueda dar origen a derecho u obligación o servir para probar
un hecho con el propósito de utilizar el documento, será reprimido, si de su
uso puede resultar algún perjuicio,...”.

En su segundo párrafo:

“El que hace uso de un documento falso o falsificado, como si fuese


legítimo, siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio, será
reprimido,...”.

Entonces, LA CUESTIÓN ES CONFUSA ANTE LA AMBIGÜEDAD EN LA

PROPOSICIÓN DEL TIPO PENAL, y la discordancia de criterios interpretativos, en lo


que se refiere al contenido, significado y consecuencias del término PERJUICIO,

en la estructura de esa norma, en las dos hipótesis contenidas en el primer y


segundo párrafos, respectivamente, del art. 427 del Código Penal. En tal
perspectiva confusa, Reiner CHOCANO RODRÍGUEZ, expresa:

3
“Sobre el perjuicio, hay un viejo problema por resolver. Pero sobre ello por
lo menos está claro la identificación del problema, puesto que no hay
criterio consensual sobre el significado, alcance y consecuencia del
perjuicio; ni la jurisprudencia ni la doctrina nacionales tienen una respuesta
consistente y uniforme sobre el contenido y significado del perjuicio”5.

Obviamente el problema está referido a si el perjuicio debe ser considerado


como un elemento del tipo, o como una condición objetiva de punibilidad.

2.- EL PROBLEMA DE LA DISCORDANCIA DE CRITERIOS EN LA

JURISPRUDENCIA PERUANA, EN LOS NIVELES DE LAS SALAS PENALES DE LA

CORTE SUPREMA Y DE LAS CORTES SUPERIORES DE JUSTICIA

2.1. EN EL ÁMBITO DE LAS SALAS PENALES DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA COMO MÁXIMO TRIBUNAL DE LA REPÚBLICA:

2.1.1. Los siguientes ejemplos de EJECUTORIAS SUPREMAS QUE

ESTABLECEN QUE EL PERJUICIO ES UN ELEMENTO OBJETIVO DEL TIPO PENAL de


los delitos de falsedad documental:

a) La ejecutoria suprema de fecha 19 de Junio de 2001, R.N. N° 773-


2001, Lima6:

“…; Que, en cuanto al delito contra la fe pública, uno de sus presupuestos


objetivos, es la de causar perjuicio, y en el caso concreto, no se ha
determinado; consecuentemente, los hechos denunciados resultan atípicos,
encontrándose la absolución conforme a lo previsto en el artículo
trescientos ochenta y cuatro del Código de Procedimientos Penales”.

5
CHOCANO RODRÍGUEZ, Reiner. “Análisis Doctrinario de la Falsedad Documental del Artículo 427 del Código
Penal Peruano”, en REVISTA PERUANA DE DOCTRINA Y JURISPRUDENCIA PENAL N° 1, Instituto
Peruano de Ciencias Penales, Grijley, Septiembre, 2000, p. 499.
6
PÉREZ ARROYO Miguel, “La Evolución de la Jurisprudencia Penal en el Perú” (2001-2005), Tomo II, Juris
Consulti, 2006, p. 1125-1130.

4
b) Ejecutoria Suprema del 29 de Noviembre de 2004, R.N. N° 418-
2004, Lima7:

“Del análisis de las pruebas actuadas, se advierte que el encausado utilizó el


documento falso como si fuera legítimo para trasladarse a la ciudad de
Nazca, realizándose el comportamiento exigido por el tipo penal para la
consumación del delito, pues lo realizó conscientemente; además se
advierte que de uso ha resultado un perjuicio para la agraviada, toda vez
que se pretendía trasladar dicho vehículos de su propiedad fuera de la ciudad
de Lima con propósitos desconocidos”.

c) Ejecutoria Suprema del 03 de Julio de 2001, R.N. N° 4816-2000,


Apurímac8:

“Atendiendo a que el tipo penal de falsificación de documentos exige como


elemento de la tipicidad subjetiva que el sujeto activo haya actuado con
conocimiento y voluntad de hacer o adulterar in documento falso para un fin
determinado, y que este accionar cause un perjuicio económico,
elementos que no se han materializado en el caso que nos convoca, toda vez
que no existen pruebas materiales que acrediten la falsedad o adulteración
de los documentos incautados al encausado; además se encuentra probado
que no fueron puestos en circulación para su venta al público, por lo tanto la
conducta atribuida al encausado es atípica”.

d) Ejecutoria suprema del 28 de Agosto de 1997, Exp. N° 6072-96,


San Martín9:

“Si bien el acusado usó un documento falso, tal uso no causó un perjuicio,
conforme es de verse de la resolución directoral que declara la nulidad del
certificado de posesión otorgado al citado encausado, por lo tanto la

7
Avalos Rodríguez, Constante / Robles Briceño, Mery, “Modernas tendencias dogmáticas en la
Jurisprudencia de la Corte Suprema, Diálogo con la Jurisprudencia”, Gaceta Jurídica, 2005, p. 103
8
Urquizo Olaechea, José ( Castillo ALva, José / Salazar Sánchez, Nelson, “Jurisprudencia penal”,
Lima, Jurista Editores, 2005, p. 773.
9
Rojas Vargas, Fidel, “Jurisprudencia Penal”, t. I, Gaceta Jurídica, p. 783.

5
conducta imputada no se encuadra en la situación prevista en el segundo
párrafo del artículo 427 del Código Penal”.

e) Ejecutoria suprema de fecha 18 de Abril de 2001, Expediente N°


1051-98, Lima10:

“En los delitos contra la fe pública –falsificación de documentos-, el


presupuesto infaltable para configurarse la antijuricidad, es el perjuicio,
que se causa con la utilización del documento en cuestión”.

f) Ejecutoria suprema del 01 de Diciembre de 1997, Expediente N°


821-96, Lima11:

“Se halla acreditado el delito y la responsabilidad penal del procesado, al


haber éste en complicidad con el notario público fraguado documentos,
falsificando la firma del agraviado para apropiarse dolosamente de su
propiedad inmueble; hecho cometido aprovechándose de su condición de
Abogado del agraviado y de la poca preparación y nivel cultural de este
último”.

g) Ejecutoria suprema de fecha 12 de Julio de 1996, Expediente N°


4024-95, Lima12:

“Si se advierte que contra el acusado sólo existe la Ocurrencia Policial, en la


cual se deja constancia que le fue incautado un carne universitario sin
haberse acreditado que en algún momento lo haya utilizado para su propio
beneficio y sin especificarse otra prueba de sustento que corrobore un
accionar doloso, no existen suficientes elementos probatorios que
determinen la culpabilidad del acusado”.

h) Ejecutoria suprema de fecha 01 de Julio de 2004, R.N. N° 54-2004,


Cañete13:

10
Normas Legales, Trujillo, T. 293, Octubre 2000, p. A-27.
11
ROJAS VARGAS, Fidel, “Código Penal, 16 años de Jurisprudencia Sistematizada”, Tomo II, Idemsa,
2007, p. 668
12
Idem, p. 670.

6
“ Que el delito de falsedad material, objeto de imputación, se sustenta en que
la encausada habría favorecido a ……con la adulteración del registro de
afiliación personal,…., todo ello con la finalidad de beneficiarla en la
atención hospitalaria ante el seguro social de salud; que si bien es cierto,
existe una diferencia respecto de la fecha de inscripción entre las dos fichas
suscritas, la ficha reputada como adulterada no se utilizó ni
consecuentemente dio lugar a una atención indebida en el seguro social,…”

i) Ejecutoria suprema de fecha 11 de Diciembre de 1995. Expediente


N° 873-95, Lima14:

“En el transcurso de la investigación judicial como de los debates


correspondientes del juicio oral, no se ha llegado a acreditar las
imputaciones de uso del documento falsificado, por cuanto el documento
que obra en copia xerográfica no ha sido sometido a pericia de grafotecnia
que determine si las firmas que en él aparecen son auténticas o falsificadas
–siendo éste un requisito insalvable para justificar una sentencia
condenatoria-, teniendo en cuenta además que no habiéndose determinado
la veracidad o falsedad del aludido documento, su uso no puede ser
considerado de carácter delictuoso”.

j) Ejecutoria suprema de fecha 26 de Octubre de 2004, R.N. N° 775-


2004, Junín15:

“En relación a la imputación por el delito contra la fe pública –falsificación


de documento- se exige en el tipo, que el documento sea introducido en el
tráfico jurídico y que se cause perjuicio, considerado esto último como una
condición objetiva de punibilidad, hecho que no ocurrió”.

k) Ejecutoria suprema de fecha 28 de Mayo de 2004, R.N. N° 286-


2003, Huanuco16:

13
Idem, p. 674
14
Idem, p. 672.
15
Idem, p. 667.

7
“El tipo penal de falsedad material exige como elemento objetivo la
posibilidad de perjuicio o perjuicio material, lo que lo erige como un
elemento de peligro; que, en el presente caso, el imputado presentó el
documento para justificar la posesión de un terreno y, de ese modo
conseguir una protección estatal a la que no tenía derecho en tanto que la
prueba de la posesión invocada no era tal; ….por otro lado el plazo
prescriptorio, corre desde el momento en que concurrieron todos los
elementos que la estructura típica del delito exige….en este caso cuando el
documento privado falsificado se acompañó a la solicitud de garantías
posesorias”.

2.1.2. Las siguientes EJECUTORIAS SUPREMAS QUE CONSIDERAN AL

PERJUICIO COMO UNA CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD en los delitos de


falsedad documental

a) Ejecutoria suprema del 01 de Diciembre de 1997, Expediente N°


1561-97, Callao17:

“No obstante ser típica, antijurídica y culpable la conducta de la acusada, sin


embargo, estando a la condición objetiva de punibilidad contenida en el
artículo 427 del Código Penal, así como por razones de política criminal,
para la punibilidad de la referida conducta se requiere que del uso del
documento resulte un perjuicio, caso contrario ésta no se castigará”.

b) La Ejecutoria suprema de fecha 15 de Diciembre de 2004, en el


Recurso de Nulidad N° 67-200418:

“Con el solo hecho de falsificar un documento, se estaría consumando el


delito, puesto que efectuada la falsificación del objeto material del delito,
éste se convierte en un elemento potencial para causar peligro a terceros, en

16
Idem, p. 664-665.
17
Rojas Vargas, Fidel, “Jurisprudencia Penal”, t. I, Gaceta Jurídica, Julio, 1999, p. 781.
18
ÁVALOS RODRÍGUEZ / ROBLES BRICEÑO, “Modernas Tendencias...”, p. 309.

8
ese entendido el uso o no de dicho instrumento será irrelevante para la
consumación del delito, pues como el mismo texto legal antes citado lo
señala, debe existir una probabilidad de un futuro perjuicio, mas no habla de
un perjuicio causado como erróneamente se entiende”.

Así se deja expresado en su Tercer Considerando, con lo que califica al


“perjuicio” como una condición objetiva de punibilidad.

c) Ejecutoria Suprema de la Primera Sala Penal Transitoria, del 01 de


Octubre de 2004, en el Recurso de Nulidad N° 027-200419:

“En el delito contra la fe pública, es necesario precisar que el presupuesto


infaltable para que se configure la antijuricidad es el perjuicio que se
causa con la utilización del documento en cuestión; en ese sentido,
conforme se ha establecido en el considerando anterior, no se ha causado
ningún perjuicio a la entidad agraviada; por ende, al no concurrir el
elemento substancial objetivo, es inexistente la condición objetiva de
punibilidad atribuida al encausado Holguín RIVERA; en consecuencia,
siendo esto así se tiene que lo resuelto por el Colegiado se encuentra
arreglado a Ley”.

d) Ejecutoria suprema de fecha 10 de Enero de 2005, R.N. N° 3758-


2004, Lima20:

“Está probada la comisión del delito de falsificación de documentos, pues se


incautó en poder del encausado una Libreta Electoral a nombre de ….., en
la que adhirió su fotografía, tal como consta de la pericia grafotecnica”.

e) Ejecutoria suprema del 11 de Setiembre del 2001, R.N. N° 332-


2001, Madre de Dios21:

19
“Jurisprudencia Penal”, t. II, Normas Legales, Trujillo, Octubre, 2005, p. 219.
20
PÉREZ ARROYO, Miguel, Ob.cit., Tomo III, p. 1569-1573.
21
Rojas Vargas, Fidel, Ob.cit., p. 668.

9
“Se le imputa al encausado haberse coludido con sus co encausados para
elaborar un acta de matrimonio falso, en el que aparece como testigo de un
acto simulado; que, aún cuando en autos no corre la prueba grafotecnica
respecto del documento cuestionado, también es cierto que estando a la
valoración conjunta de las pruebas actuadas conducen por la
responsabilidad del referido encausado”.

f) Ejecutoria suprema del 23 de Mayo de 2005, R.N. N° 48-2005,


Ucayali22:

“Que el imputado, reconoce la tenencia del porta carne policial con su foto,
agregando incluso que lo utilizaba para preparar atentados patrimoniales,
consecuentemente, la realidad de su comisión es evidente, así como la
potencialidad lesiva de la adulteración y la ulterior utilización del mismo,
lo que tipifica el delito de falsedad material”.

2.1.3. EJECUTORIAS SUPREMAS DISCORDANTES DE UNA MISMA SALA


PENAL SUPREMA:

El problema resulta más sensible y clamoroso, cuando la disparidad de


criterios se da en una misma Sala Penal Suprema, más aún integrada por los
mismos magistrados, al considerar al perjuicio, en un caso, como elemento
del tipo, y en otro caso, como condición objetiva de punibilidad, como lo
podemos constatar en las siguientes EJECUTORIAS SUPREMAS de la Primera
Sala Penal Suprema Transitoria de la Corte Suprema:

a) La ejecutoria suprema de fecha 26 de Octubre del 2004, en el


recurso de Nulidad N° 775-200423 (Anexo 4), estableció en su QUINTO
CONSIDERANDO que el perjuicio es un elemento del tipo:

“En relación a la imputación por delito contra la fe pública –falsificación de


documentos-, se exige en el tipo, que el documento sea introducido en el

22
PÉREZ ARROYO, Ob.cit., Tomo III, p. 1577-1579.
23
ÁVALOS RODRÍGUEZ, Constante / ROBLES BRICEÑO, Mery. “Modernas Tendencias Dogmáticas en la
Jurisprudencia de la Corte Suprema”. Gaceta Jurídica, Julio, 2005. p. 310.

10
tráfico jurídico y que se cause perjuicio, (considerado esto último como
una condición objetiva de punibilidad), hecho que no ocurrió”.

b) Después, la ejecutoria suprema de fecha 15 de Diciembre de 2004,


en el Recurso de Nulidad N° 67-200424 (Anexo 9), asumiendo un criterio
discordante, considera al perjuicio como una condición objetiva de punibilidad,
al establecer en su TERCER CONSIDERANDO que:

“Con el solo hecho de falsificar un documento, se estaría consumando el


delito, puesto que efectuada la falsificación del objeto material del delito,
éste se convierte en un elemento potencial para causar peligro a terceros, en
ese entendido el uso o no de dicho instrumento será irrelevante para la
consumación del delito, pues como el mismo texto legal antes citado lo
señala, debe existir una probabilidad de un futuro perjuicio, mas no habla de
un perjuicio causado como erróneamente se entiende”.

2.2. EN LAS SALAS PENALES SUPERIORES DE LOS DISTRITOS

JUDICIALES DE LA REPÚBLICA:

2.2.1. Ejemplos de ejecutorias superiores que ESTABLECEN QUE EL

PERJUICIO ES ELEMENTO DEL TIPO OBJETIVO:

a) Sentencia de la Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de


Loreto del 06 de Enero de 1997, Exp. 0027-9525:

“Para que se realice el delito de falsificación se requiere que el documento


origine un perjuicio a un tercero (...). Al no comprobarse éste, no se
configura el mencionado delito”.

b) Ejecutoria superior de la Sala de Apelaciones con Reos Libres de la


Corte Superior de Justicia de Lima del 05 de Setiembre de 1997, Exp. 3642-9726:

24
ÁVALOS RODRÍGUEZ / ROBLES BRICEÑO, “Modernas Tendencias...”, p. 309.
25
ROJAS VARGAS, Fidel / INFANTES VARGAS, Alberto. “Código Penal, Catorce Años de Jurisprudencia
Sistematizada”, Idemsa, 2da ed., Abril, 2005, p. 670.
26
ROJAS VARGAS / INFANTES VARGAS, “Código penal...”, pp. 670-671.

11
“Si bien está acreditada la falsificación de la factura mediante la
consignación de datos tributarios irregulares (RUC y datos de impresión)
concluyéndose que la autoridad tributaria no le autorizó al procesado el
expendio del formulario que contenía la indicada factura, (…), por
consiguiente, al no concurrir el elemento sustancial objetivo, es decir, el
perjuicio resultante del acto, es inexistente la condición objetiva de
punibilidad, por lo que el hecho imputado no constituye delito, (...)”.

c) Ejecutoria superior de la Sala Penal de Apelaciones para Procesos


Sumarios con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 20 de
Mayo de 1998, Exp. 132-9827:

“Si bien la procesada ha hecho uso del documento público falsificado,


también es cierto que no se ha establecido que con tal conducta haya
ocasionado perjuicio alguno, o que la inculpada se haya agenciado del
mismo con la intención de causar perjuicio, no concurriendo la exigencia
prevista en el artículo IV del Título Preliminar del Código penal, esto es la
lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos”.

d) Ejecutoria Superior de la Sala de Apelaciones para procesos


sumarios con reos libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 29 de Mayo
de 1997, Expediente 25-9828:

“...; si bien se advierte de manera palmaria que los acusados han tenido
participación de una u otra manera en la confección del certificado médico
expedido por la acusada, cierto es también que no se ha establecido que el
documento cuestionado haya sido usado para justificar las inasistencias al
centro laboral, como era su propósito, por lo que la acusada no se ha visto
favorecida, no existiendo en consecuencia perjuicio para los intereses del
Estado”

27
ROJAS VARGAS / INFANTES VARGAS, “Código penal...”, p. 670.
28
La Rosa Gómez De la Torres, Miguel, “Jurisprudencia del proceso penal sumario”, Lima, Grijley,
1999, p. 538.

12
e) Ejecutoria superior de la Sala Penal de Apelaciones para procesos
sumarios con reos libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, del 18 de Mayo
de 1998, Exp. 8157-9729:

“El delito de falsificación de documentos es eminentemente doloso, por lo


que el agente deberá actuar con voluntad y conocimiento de todos los
elementos constitutivos del delito, como son la elaboración o adulteración
en todo o en parte de un documento privado de cuyo uso se pueda derivar
perjuicio; así como de que hace uso de un documento falso como si fuese
legítimo, siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio, debiendo
dicho perjuicio trascender el propio menoscabo de la fe pública,
entendiéndose como la trasgresión potencial de otros bienes jurídicos”.

f) Ejecutoria Superior de la Segunda Sala Penal Corporativa para


procesos ordinarios con reos libres de la Corte Superior de Lima, del 18 de
Agosto de 1998, Exp. 22662-9730:

“No constituyo delito de uso de documento falso, en el caso que el


procesado haya sido detenido al momento de ingresar a una dependencia pública
para tramitar un pasaporte, pero sin advertirse que haya presentado a ventanilla a
solicitar el pasaporte, de modo que haya generado para sí un beneficio y
causado un perjuicio a terceros; por ello, no habiéndose configurado ninguna
otra consideración que lleven al Juzgador a expedir sentencia condenatoria, es que
debe absolverse de los cargos imputados al procesado”.

2.2.2. Ejemplos de Ejecutorias Superiores que CONSIDERAN AL

PERJUICIO COMO UNA CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD:

a) Ejecutoria Superior de fecha 15 de abril de 1997 de la Tercera Sala


Penal de la Corte Superior de Justicia de Lima31:

29
Rojas Vargas, Fidel et al, “Código Penal. 16 Años de jurisprudencia sistematizada”, Idemsa, 3ra. ed.,
Octubre, 2007, p. 664.
30
Academia de la Magistratura, Serie de Jurisprudencia 4, Lima, 2000, p. 476.
31
Rojas Vargas, Fidel, Ob.cit., p. 672.

13
“No constituye eximente de responsabilidad para un procesado por delito de
falsificación de documentos, esgrimir como argumento de defensa que no
consideró ilícita la adición efectuada al documento, por cuanto los datos
originarios eran inexactos, presentando documentos justificatorios al
respecto; tal sustentación bajo ninguna manera puede eximirlo de
responsabilidad penal, más aún cuando el bien jurídico protegido en el
delito de falsificación de documento es la funcionalidad del documento en
el tráfico jurídico”.

b) Ejecutoria Superior del 18 de Mayo de 1999 de la Primera Sala


Penal de la Corte Superior de Justicia de Junín, Expediente N° 1114-9732:

“La elaboración de documentos falsos por parte de un magistrado, usando


dicha calidad personal para darles autenticidad, sin que éstos sean
resoluciones jurisdiccionales, constituye delito de falsificación de
documentos, no de prevaricato”.

c) Ejecutoria Superior de fecha 23 de Diciembre de 1996, de la


Primera Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Huancavelica33:

“El suplantar datos de un documento original para que aparezca en una


fotocopia legalizada, constituye delito de falsificación de documentos. En
tanto el funcionario encargado de legalizar la documentación recomendó y
permitió dicha adulteración, es cómplice del delito y responsable del delito
de omisión de comunicar a la autoridad respectiva la existencia de un
delito”.

d) Ejecutoria Superior de fecha 05 de Setiembre de 199734:

“En el caso del artículo 417 si no se da el perjuicio resultante del acto


delictivo imputado y siendo inexistente la condición objetiva de

32
Idem, p. 677.
33
Idem, p. 667.
34
Castillo Alva, José, “La Falsedad documental”, Jurista, 2001, p. 177.

14
punibilidad, es decir, el perjuicio ocasionado al agraviado, el hecho
consumado no constituye delito y por ende no es justiciable penalmente”.

e) Ejecutoria Superior emitida en el Exp. 921-02 por la Corte Superior


de Justicia de Junín35:

“El tipo penal del delito de falsificación de documentos exige la presencia


de una condición objetiva de punibilidad, que consiste en que el perjuicio se
causa con la falsificación del documento propiamente dicho. Sino se ha
determinado la existencia del perjuicio, no es posible imputarles
responsabilidad a los imputados por la comisión de ese delito”.

f) Ejecutoria superior emitida en el Exp. 4209-96, de la Corte


Superior de Justicia de Junín36:

“SI bien es cierto que la firma de la demandante ha sido falsificada


conforme se concluye de la pericia grafotécnica, también lo es que la introducción
de los referidos documentos en el tráfico jurídico no ha surtido efecto alguno, de
lo que se infiere que de su uso no ha resultado perjuicio alguno y, por ende, no se
ha configurado la condición objetiva de punibilidad a que hace referencia el tipo
penal del delito de falsificación de documentos”

2.3. EN LOS ÓRGANOS JURISDICCIONALES DEL DISTRITO JUDICIAL DE


LA LIBERTAD, TRUJILLO-PERÚ, LOS SIGUIENTE EJEMPLOS DE RESOLUCIONES:

a) El proceso ventilado en la instrucción Nº 317-200037 del Juzgado


Penal y N° 633-2001 de la Tercera Sala Superior, iniciado en el Primer Juzgado
penal, derivado al Cuarto Juzgado Penal, y de allí al Sexto Juzgado Penal, de
Trujillo, La Libertad-Perú, haciéndose consistir el delito de falsificación de
documentos en que el Jefe del Departamento de Ginecología de la Facultad de
Medicina de la Universidad Nacional de Trujillo expidió una Certificación falsa,

35
Diálogo con la jurisprudencia, “El Código penal en su jurisprudencia”, Mayo, 2007, p. 447.
36
Ibidem.
37
Caso que en forma especial inspiró la presente tesis, siendo uno de los tantos en los que hemos
intervenido como abogado defensor, en el caso concreto de uno de los procesados.

15
haciendo constar que un determinado médico hizo residentado de Ginecología y
Obstetricia en el Hospital Regional Docente de Trujillo, sin que ello haya sido
verdad, sino que el citado galeno sólo había hecho pasantía; sin embargo tal
certificación no fue usada para ningún beneficio del médico, ni absolutamente
para nada; es más la certificación fue devuelta a la Secretaría de la Jefatura de ese
Departamento de Ginecología, y ahí se mantuvo archivada38, lo que anulaba toda
posibilidad de que fuera usada posteriormente. Fueron absueltos los acusados, por
2 jueces diferentes, del Cuarto y Sexto Juzgados Penales, sucesivamente, al
coincidir ambas jueces que con la sola confección de la certificación no se
había producido ningún daño o perjuicio a alguien, estableciendo así ambas
sentencias que el perjuicio es un elemento del tipo, que para el caso no se
produjo39. Sin embargo, la Superior Tercera Sala Penal, que resolvió en segunda
instancia las apelaciones sucesivas contra esas sentencias, las anuló, en las 2
oportunidades, al considerar que el delito contra la fe pública se había
producido con el solo hecho de haber sido otorgada la certificación no
ajustada a la verdad, con lo que el delito quedó consumado, con
prescindencia de si hubo o no perjuicio, considerando así a éste como una
condición objetiva de punibilidad y no como elemento del tipo40.

b) La Ejecutoria Superior del 26 de Diciembre de 2001 en la


instrucción N° 607-2000, de la Tercera Sala Penal de la Corte Superior de Justicia
de La Libertad en su PRIMER CONSIDERANDO establece al perjuicio como
elemento del tipo objetivo:

“…En este tipo de ilícitos penales se aprecia de su descripción típica que su


aspecto objetivo de este injusto exige que el comportamiento del agente
consista en hacer todo o en parte un documento falso, o adulterar uno
verdadero que pueda dar origen a derecho u obligación o servir para probar

38
Y seguramente debía seguir archivada de por vida, si no fuera porque alguien –que conocía de ese
hecho- quiso hacerle daño al jefe del Departamento de Ginecología de la Facultad de Medicina de la
UNT, y con ese objeto denunció los hechos ante las autoridades correspondientes, lo que desembocó
en el citado proceso penal.
39
SÁNCHEZ HARO, Silvia y VANINI CHANG, Linda; jueces del Cuarto y Sexto Juzgados Especializados
en lo Penal de Trujillo, en sus sentencias emitidas en la instrucción Nº 317-2000.
40
Sentencias de vista de fechas 27 de Setiembre de 2001 y 31 de Octubre de 2001, respectivamente, de
la Tercera Sala Penal, en la instrucción N° 633-2001 (numeración de segunda instancia).

16
un hecho, debiendo concurrir además, el requisito objetivo de punibilidad
que es el perjuicio;…”.

No obstante que hace alusión al perjuicio como requisito objetivo de


punibilidad, sin embargo al colocarlo dentro del tipo objetivo, esto es en el
supuesto de hecho de la norma, con ello establece que el perjuicio es elemento del
tipo, aunque incurre en el error de calificarlo como “requisito objetivo de
punibilidad”. Si tal fuera su naturaleza, no hubiera sido colocado dentro del tipo,
vinculado a la acción dolosa del agente.

c) La Ejecutoria Superior de fecha 31 de agosto del 2005, en el


proceso penal N° 463-2001 de la Segunda Sala Especializada Penal de La
Libertad, tácitamente establece en su PREMISA NORMATIVA numeral 13 que el
perjuicio es elemento del tipo:

“El delito contra la fe pública, en su modalidad de falsedad material, se


encuentra previsto en el artículo cuatrocientos veintisiete del Código Penal,
…. Este tipo penal sanciona a quien elabora en todo o en parte, un
documento falso o adultera uno verdadero que pueda dar origen a derecho u
obligación o servir para probar un hecho. También sanciona a quien hace
uso del documento sabiendo que es falso o adulterado. Efectivamente, aquí
lo central del ilícito penal consiste en el que el autor atenta contra la
materialidad del documento afectando su autenticidad”.

d) La Sentencia del Primer Juzgado Penal de Trujillo, en la


instrucción N° 2969-2003, establece en su QUINTO Considerando que el perjuicio
es una condición objetiva de punibilidad, y a la vez que el delito de falsificación
de documentos es un delito de peligro:

“El tipo penal de falsificación de documentos (…), exige para su


configuración que el sujeto agente con pleno conocimiento y voluntad de su
actuar, adultere, en todo o en parte, un documento legítimo que pueda dar
origen a una obligación o pueda servir para acreditar un hecho fáctico (…),
comportamiento que además se debe verificar como riesgoso, que supere

17
los límites de riesgo permitido por la propia norma penal, siendo la
aplicación de la pena sólo necesaria y posible de concretizarse cuando
pudiera resultar algún perjuicio del hecho delictivo. En tanto exista la
posibilidad del perjuicio por el uso de algún documento elaborado
falsamente o adulterado, la pena será de concreta aplicación al sujeto que
ocasionó potencialmente tal perjuicio; así pues, para la penalización de este
tipo penal no basta la concurrencia de elementos especiales dentro del
comportamiento del autor, sino que se requiere en forma correlativa de
condiciones objetivas de punibilidad que hagan referencia a sucesos en
que el proceso causal puesto por el autor con su conducta, producen
resultados que no necesitan estar abarcados en la proyección intelectiva-
volitiva de aquél, ni siquiera como “previsión” (...). En esas hipótesis, el
delito se consuma con una conducta determinada, pero no corresponde
imponer pena por ella hasta tanto no se produzca la condición objetiva
materia de la criminalización; (…)”.

e) Ejecutoria superior de fecha 23 de Abril de 2007 de la Primera Sala


Penal, en el Expediente N° 660-2006 que en su Tercer Considerando establece al
perjuicio como elemento del tipo:

“…La comisión del delito imputado así como la responsabilidad penal de la


encausada……, se determina al haber falsificado la firma del
agraviado……(ex conviviente), en el Pagaré de fecha 02 de Diciembre del
2002 derivado de una línea de crédito celebrada con el Banco de Trabajo –
sucursal de Trujillo-, tomando en consideración que fue la encausada quien
gestionó dicho préstamo, haciendo uso de mentiras y sorprendiendo a la
analista de la entidad financiera, llevando documentos del agraviado (ex
conviviente) sin su conocimiento, siendo ésta la única beneficiaria”.

f) Ejecutoria superior de fecha 05 de Febrero de 2008 de la Primera


Sala Penal, en el Expediente N° 1344-1996 que en su Cuarto Considerando
establece al perjuicio como elemento del tipo.

18
“Respecto al delito contra la fe pública en la modalidad de falsificación de
documentos, si bien se imputa el cobro de alquileres y fincas comerciales
mediante cobros no ingresados por adulteración de recibos, no se ha
acreditado la falsificación de éstos, y tampoco el perjuicio”.

g) Ejecutoria superior de fecha 02 de Mayo de 2007 de la Primera


Sala Penal, en el Expediente N° 607-2006 que en su Sexto Considerando
establece al perjuicio como elemento del tipo:

“Que, si bien del dictamen grafotecnico glosado se concluye que las firmas
atribuidas al agraviado, son firmas falsificadas, no se ha acreditado que los
documentos hayan sido usados y ocasionado perjuicio”.

h) Ejecutoria superior de fecha 25 de Julio de 2007 de la Primera Sala


Penal, en el Expediente N° 404-2007 que en su Segundo Considerando establece
al perjuicio como elemento del tipo:

“…En el caso concreto, se ha afectado el derecho de propiedad de los


ancianos carentes de mayor apoyo legal, precisamente por dos sujetos que
por el conocimiento de la tramitación legal y abusando de sus capacidades
posibilitaron la confección y uso de un documento falso con marcado
interés lucrativo”.

i) Ejecutoria superior de fecha 22 de Octubre de 1998 de la Primera


Sala Penal, en el Expediente N° 705-1995 que establece al perjuicio como
condición objetiva de punibilidad:

“La Policía Nacional del Perú intervino al acusado en circunstancias que


conducía el camión volvo color rojo celeste, rojo blanco y al exigirle la
presentación de su licencia de conducir, presentó la que resultó ser falsa
como se ha determinado con el dictamen pericial, por lo que la conducta del
acusado se encuentra dentro de lo previsto en la parte in fine del artículo
cuatrocientos veintisiete del Código Penal y debe ser sancionado”.

19
j) Ejecutoria superior de fecha 04 de Junio de 2007 de la Primera Sala
Penal, en el Expediente N° 644-2006 que en sus Considerandos Tercero y Cuarto
establece al perjuicio como condición objetiva de punibilidad:

“…, de autos no se ha probado si la firma que le corresponde al agraviado


ha sido falsificada, por lo que no se puede determinar la posibilidad del
perjuicio como condición objetiva de punibilidad”.

k) Ejecutoria superior de fecha 19 de Julio de 2007 de la Primera Sala


Penal, en el Expediente N° 418-2007 que en su Primer y Segundo Considerandos
establece al perjuicio como condición objetiva de punibilidad:

“…no obstante, las condiciones objetivas que ha resaltado el a-quo son


insuficientes para tal determinación, más todavía, si el delito fue cometido
hace 4 años, cuando el agente no ostentaba la edad que alega el a-quo,
además su dicho de no haber conocido que era engañado por la persona a
quien acudió para el trámite de una licencia de conducir que resultó ser
falsa, no le exime de responsabilidad”.

3.- EL PROBLEMA DE LA DISCORDANCIA DE CRITERIOS EN LA

DOCTRINA NACIONAL

3.1. EN LA POSTURA DE CONSIDERAR AL “PERJUICIO” COMO UNA

CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD; SE ENCUENTRAN, ENTRE OTROS, LOS

SIGUIENTES AUTORES:

a) Víctor PRADO SALDARRIAGA (1996), quien sostiene que para la


consumación del delito de falsificación no es necesario que se use el documento
realmente y que con ello se perjudique a un tercero. Precisa, que para que el delito
de falsedad documental alcance la consumación será suficiente con que se haya
falsificado el documento, con la finalidad de utilizarlo41.

41
“Todo sobre el Código Penal”, Tomo I, (1ra. ed.), Lima: Idemsa, p. 303

20
b) Reiner CHOCANO RODRÍGUEZ (2002). Este autor sostiene, al precisar
que el perjuicio es una condición objetiva de punibilidad: “Exigir el perjuicio,
para la consumación de la falsedad material es una posición técnicamente
inaceptable, pues el delito de falsedad material se consuma con independencia a
que exista perjuicio o no. Aclarado esto, podemos sostener que, efectivamente, el
causar perjuicio es técnicamente una condición objetiva de punibilidad, lo que
posibilitaría que de no haber perjuicio, la conducta falsaria no debiera ser
sancionable”. Luego anota: “El perjuicio sólo opera posterior a la consumación y
para términos estrictos de la sanción penal, que puede ir, como dijimos, desde una
exclusión, atenuación o agravación de la pena”42.

c) Jelio PAREDES INFANZÓN (2001). Quien expresa: “la finalidad de


causar un perjuicio mediante el empleo del documento, es una condición objetiva
de punibilidad”43.

d) Fidel ROJAS VARGAS (1999). Expresa que “la condición objetiva de


punibilidad “perjuicio” del Artículo 427 no forma parte del delito, pertenece si al
ámbito de penalidad. Su inexistencia no invalida o cancela el delito, pues éste
existe en función a sus planos de tipicidad-antijuricidad y de la penalidad como
una consecuencia jurídica; pero si produce la consecuencia jurídica de hacer del
delito uno no reprimible penalmente”44.

e) Luis BRAMONT-ARIAS TORRES (1994). Señala que al incluirse en el


delito de falsificación de documentos una condición objetiva de punibilidad se
está indicando que el hecho es típico y antijurídico, y además el sujeto activo es
culpable. Pero por razones de política criminal se exige, además, para la
punibilidad que del uso del documento pueda resultar un perjuicio, en caso
contrario, el hecho no se castigará45.

42
“Análisis doctrinario de la falsedad documental del artículo 427 del Código Penal Peruano”, en Revista Peruana
de Doctrina y Jurisprudencia Penal”, Setiembre, Lima: Grijley, página 499-503.
43
“Delitos contra la fe pública”, Lima: Jurista, página 117.
44
“Jurisprudencia penal comentada, t. I”, Gaceta Jurídica, página 516.
45
“Manual de Derecho Penal. Parte Especial”, Lima: San Marcos, página 396.

21
3.2. EN LA POSTURA QUE CONSIDERA AL “PERJUICIO” COMO UN

ELEMENTO INTEGRANTE DEL TIPO OBJETIVO SE ENCUENTRAN, LOS SIGUIENTES

AUTORES:

a) Luis CASTILLO ALVA46 (2001). Este autor, sostiene: “A nuestro


criterio el recurso de la Ley que fluye de la frase “si de su uso puede causar
algún perjuicio” constituye un elemento integrante del tipo objetivo...”. Y en
contra de la tesis que considera al perjuicio como una condición objetiva de
punibilidad, señala: “El planteamiento que considera al perjuicio como una
condición objetiva de punibilidad, que como tesis no puede tener asiento
dogmático, se relaciona con la Exposición de Motivos del CP italiano de 1930 que
llegó a considerar que “el daño constituye una condición objetiva de
punibilidad de modo que no se requiere que se encuentre comprendido en la
representación psíquica del agente”. Luego anota:

“No creemos que la referencia al perjuicio deba entenderse como una


condición objetiva de punibilidad, porque esta categoría dogmática, tal
como deriva de su propia definición, se encuentra catalogada en base a
aquellos elementos o circunstancias que se encuentran en relación directa
con el hecho, pero que no pertenecen al tipo del injusto ni a la
culpabilidad; situación que no coincide con la función que cumple la
posibilidad de perjuicio, o si se quiere, el perjuicio mismo, en el delito de
falsedad documental, el cual se encuentra íntimamente relacionado con la
acción típica de crear un documento falso o adulterar uno verdadero. El
perjuicio, o la posibilidad del mismo, no está más allá de la acción ni del
tipo del injusto –requisito esencial para ser considerado como una
condición objetiva de punbilidad- sino que se encuentra vinculado estrecha
y directamente con la conducta de falsificación, la que es finalmente su
fuente y causa”47.

46
“La falsedad documental”, Lima: Jurista, página 194-199.
47
CASTILLO ALVA, “La falsedad documental”, p. 200.

22
b) Percy REVILLA LLAZA (2004). Señala que el tipo penal, tal como está
configurado, hace referencia explícita a una conducta con la característica de
poseer idoneidad o aptitud relevante ex ante para producir un resultado lesivo.
Típicamente se exige aquí que la conducta sea capaz o apta para producir
determinado efecto. Afirmado ello, parece claro que la posibilidad de perjuicio
forma parte del tipo objetivo, por el contrario no constituye una condición objetiva
de punibilidad (que se halla fuera de la estructura delictiva). Es el propio tipo
penal que remarca que una conducta de falsificación que carezca de aptitud para
producir un perjuicio no puede constituir un ilícito penal. Prescindir de la
valoración de esta aptitud ex ante a nivel de antijuricidad (disvalor de acción)
originaría un delito ayuno de injusto, difícilmente compatible con el principio de
lesividad de bienes jurídicos-penales (artículo IV del Título Preliminar). Además,
siendo un elemento del tipo objetivo, será necesario que sea abarcado por el dolo;
cosa que no sucedería de concebirse la posibilidad de perjuicio como una
condición objetiva de punibilidad48.

Existe igualmente discordancia de criterios en los profesionales del Derecho


Penal, y en los estudiantes de postgrado de Derecho, pues igualmente, se da los
mismos criterios discordantes que en la jurisprudencia y la doctrina, respecto a la
naturaleza jurídica del perjuicio en los delitos de falsedad documental, abarcando
los profesionales del Derecho Penal, profesores de Derecho Penal, abogados
penalistas en ejercicio de la defensa, sin incluir a los magistrados en lo penal,
porque sus criterios están plasmados en sus resoluciones que constituyen la
jurisprudencia o los fallos judiciales; en tanto que los estudiantes de Post Grado
de Derecho son también abogados; todos de Trujillo-La Libertad.

No se ha encontrado alguna Tesis de la Escuela de Postgrado de la


Universidad Nacional de Trujillo, que aborde el problema que en el presente
trabajo se plantea, sobre la naturaleza jurídica del elemento perjuicio en la
estructura de la norma del art. 427 del Código Penal, en el sentido de ser un

48
“La aptitud para producir un perjuicio en el delito de falsificación de documentos”, en Actualidad Jurídica, tomo
133, Diciembre, Lima: Gaceta Jurídica, pág. 95.

23
elemento del tipo objetivo, o una condición objetiva de punibilidad, en los delitos
de falsedad documental.

4. ANTECEDENTES EN LA LEGISLACIÓN COMPARADA

a) El Código Penal alemán, parágrafo 267 (1): “Quien para engañar en el


tráfico jurídico produzca un documento falso, falsifique un documento auténtico,
o utilice un documento falsificado o adulterado, será castigado...”;

b) El Código Penal uruguayo, artículo 240: “El que hiciere un documento


privado falso, o altere uno verdadero, será castigado, cuando hiciere uso de
él,...”; y artículo 243: “El que, sin haber participado en la falsificación, hiciere uso
de un documento o de un certificado, público o privado, será castigado...”;

c) El Código Penal argentino, artículo 292: “El que hiciere en todo o en


parte un documento falso o adultere uno verdadero, de modo que pueda resultar
perjuicio, será reprimido...”; artículo 293: “Será reprimido ..., el que insertare o
hiciera insertar en un instrumento público declaraciones falsas, concernientes a un
hecho que el documento deba probar, de modo que pueda resultar perjuicio”;

d) el art. 197 del Código Penal Chileno: “El que, con perjuicio del tercero,
cometiere en instrumento privado algunas de las falsedades designadas en el
artículo 193, sufrirá las penas…”;

e) el art. 221 del Código Penal Colombiano: “Falsedad en documento


privado. El que falsifique documento privado que pueda servir de prueba,
incurrirá, si lo usa, en prisión de uno a seis años”;

f) el art. 395 del Código Penal de España: “El que, para perjudicar a otro,
cometiere el documento privado algunas de las falsedades previstas en los tres
primeros números del apartado 1 del art. 390,…”;

g) el art. 245, inciso II, del Código Penal Mexicano (Distrito Federal): “Para
que el delito de falsificación de documentos sea sancionable como tal, se necesita

24
que concurran los siguientes requisitos: (…); Que resulte o pueda resultar
perjuicio a la sociedad, al Estado o a un particular, ya sea en los bienes de éste o
ya en su persona, en su honra o en su reputación; y (…)”.

1.2. JUSTIFICACIÓN:

La presente tesis doctoral se justifica, porque su Hipótesis permite identificar las


consecuencias negativas que está generando la proposición ambigua del tipo legal en
el artículo 427 del Código penal peruano de 1991, sobre el elemento perjuicio en los
delitos de falsedad documental, y su interpretación teórica deficiente por la
jurisprudencia y la doctrina nacionales, considerándolo, en unos casos, o como
condición objetiva de punibilidad o, en otros casos, como elemento del tipo objetivo;
identificando las consecuencias negativas de índole jurisdiccional, de índole
doctrinario, eventual colisión con el criterio de la seguridad jurídica, asimismo, en el
ámbito jurisdiccional, en la postura de considerar al perjuicio como condición objetiva
de punibilidad.

Por lo que, los resultados de esta investigación, efectuada utilizando el


método dogmático de la ciencia jurídico-penal, los métodos científico-generales,
analítico y sintético, así como los métodos del Derecho, jurídico y funcional; y a
la luz de la teoría finalista del Derecho Penal en la que está inspirada el Código
Penal peruano vigente de 1991, y la discusión de sus resultados evidentemente
son un aporte al Derecho Penal nacional, en el tema del problema planteado, para
el esclarecimiento de la naturaleza jurídico-penal del elemento perjuicio en la
estructura del Art. 427 del Código Penal.

Pues en los resultados se establece que el perjuicio es un elemento del tipo


objetivo en los delitos de falsedad documental, al estar conectado con la acción
dolosa del gente, no siendo el perjuicio una condición objetiva de punibilidad,
porque éstas son entes jurídicos extraños al tipo penal, y de carácter procesal, por
tanto no están conectadas a la acción dolosa del agente.

25
Proponiendo, en consecuencia, dentro de esta postura establecida y adoptada
la solución, de lege lata, al problema de aquella proposición ambigua del tipo, y
de esa discordancia de criterios, la modificatoria del artículo 427 en el tipo penal
que debe ser plasmada en la precitada norma, en los términos que se formulan en
nuestra Propuesta de modificación de esta Tesis, con la que sin duda alguna se
obtendrá la eliminación de las consecuencias negativas identificadas sobre el
problema, y el mejoramiento de la justicia penal en el Perú, en el rubro del
problema planteado con fallos uniformes, y la predictibilidad de los mismos, cuya
factibilidad se pone de manifiesto en esa propuesta de modificatoria.

En lo que, en el presente trabajo se parte del hecho de que toda


investigación tiene sentido solamente en la medida que con ella se realice un
aporte, por mínimo que sea, para el avance de la ciencia jurídica penal. Al
respecto, Luis PONCE DE LEÓN ARMENTA, ha afirmado con propiedad que:

“Cuando los hechos socio jurídicos se someten con mayor intensidad al


análisis científico, mayor avance se da a la ciencia del derecho; en cambio,
cuando la inercia de la tradición impera en la administración de justicia y los
problemas jurídicos se reiteran en la vida social sin ningún tratamiento
científico, la ciencia jurídica se estanca en perjuicio del desarrollo” 49.

49
PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis M., “Teleología y Fundamentos de la Investigación del Derecho”, en
Boletín Mexicano del Derecho Comparado, N° 69, México, Setiembre-Diciembre 1990, pp 927.

26
2. PROBLEMA DE INVESTIGACIÓN

Referidos los antecedentes y la justificación del estudio, su finalidad y


factibilidad, en la realización del presente trabajo el PROBLEMA de la
investigación fue planteado de la siguiente manera:

¿QUÉ CONSECUENCIAS ESTÁ GENERANDO LA PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL


TIPO LEGAL PREVISTO EN EL ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO PENAL PERUANO,

EN LOS DELITOS DE FALSEDAD DOCUMENTAL, Y SU INTERPRETACIÓN

TEÓRICA DEFICIENTE, SOBRE EL PERJUICIO, CONSIDERÁNDOLO, O COMO

ELEMENTO DEL TIPO O COMO CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD?

3. MARCO TEÓRICO

3.1. SEMIÓTICA

3.1.1. SU JUSTIFICACIÓN EN ESTE MARCO TEÓRICO

Se justifica por cuanto la semiótica jurídica es una ciencia auxiliar de la


ciencia del Derecho que aporta conceptos y categorías para la construcción, el
análisis, la interpretación y la aplicación del discurso jurídico en sus diferentes
manifestaciones50. La investigación semiótica, de larga tradición en Europa, ha
desarrollado una innegable influencia en el espacio latinoamericano en varios
ámbitos del quehacer investigativo: psicología, educación, antropología, derecho,
economía, administración, etc. En la semiótica jurídica se distinguen tres
dimensiones: la pragmática, que refiere a quien lo usa; la semántica, referida a lo
50
SEGURA VÁSQUEZ, Enrique, “El método semiótico en el análisis del discurso jurídico”, Informe de tesis
doctoral, Mayo 2007, Trujillo-Perú.

27
designado; y, la sintaxis, que hace referencia a la estructura del discurso. El
lenguaje jurídico implica un discurso, puesto que la norma jurídica asume la
forma de una proposición implicativa, cuya configuración o estructura interna
tiene el supuesto que hipotéticamente puede ocurrir desencadenando una
consecuencia sujeta a verificación en la realidad y el nexo lógico-jurídico
vinculante entre sujeto y consecuencia51.

3.1.2. DEFINICIÓN

Analizando la etimología de la palabra, ésta deriva de la raíz griega


semeîon (signo) y sema (señal). Entonces diremos que en términos muy
generales la semiótica se ocupa del estudio de los signos. En una concepción
científica, la semiótica o semiología es la ciencia que trata de los sistemas de
comunicación dentro de las sociedades humanas. El lingüista Ferdinand de
SAUSSURE fue el primero que habló de la semiología y la define como: “una
ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social” 52.

Hoy la investigación llamada la semiología, por quienes prefieren lo


europeo, o semiótica, por quienes prefieren lo americano, se centra en el estudio
de la naturaleza de los sistemas autónomos de comunicación, y en el lugar de la
misma semiología ocupa en el saber humano.

SAUSSURE, insiste en que la lingüística es una parte de la semiología, ya


que ésta abarca también el estudio de los sistemas de signos no lingüísticos,
precisando que el lenguaje es semiología, pero no toda semiología es lenguaje.

3.1.3. DIFERENCIAS ENTRE LINGÜISTICA Y SEMIÓTICA. La


concordancia en considerar a los signos lingüísticos como una categoría de signos,
es casi general, lo que hace de la lingüística una parte de la semiótica.

51
Ibidem.
52
www.monografias.com/trabajos14/semiotica/semiotica.shtml.

28
La importancia de los signos lingüísticos es tal que la semiología de
inspiración saussureana, que se desarrolla a partir de la lingüística, ha mantenido
la confusión entre semiótica y semiolinguistica. Roland BARTHES llegó a invertir
la propuesta de Ferdinand de SAUSSURE según el cual la lingüística es una parte
de la semiología.

Es conveniente ignorar y hasta luchar contra esta relación de dependencia


establecida históricamente entre la lingüística y la semiótica para ocuparse de los
signos en general antes de tratar signos lingüísticos. En efecto, parece que la
dependencia teórica es a la inversa de la relación históricamente establecida.

3.1.4. SEMIÓTICA DE LA PRODUCCIÓN Y DE LA

INTERPRETACIÓN. Si el productor es dueño del objeto que elige para comunicar


su mensaje (elección de palabras, de grafismos, de gestos,…, de configuraciones
múltiples de unos y de otros), el interprete está obligado a efectuar un trabajo de
reconstrucción de ese objeto (una semiosis inferencial) que no llega
necesariamente a reencontrar el mensaje original. En efecto, las relaciones
singulares que el productor y emisor mantienen con las instituciones de la
significación son las que regulan su comunicación. Hay, entonces, una disimetría
a priori, puesto que el primero pone en marcha algo ya presente en él, mientras
tanto que el segundo debe descubrir precisamente lo que el primero actualizó.

Jean Paul SARTRE cuando analiza su manera de escribir dice “modifico las
palabras en función de la idea que tengo de él (el público), es decir de mí,
recibiendo lo que quiero escribir” (Obliques 18/19, entrevista con M. SICARD).

Dicho en otras palabras, la producción de los signos es un proceso de


incorporación de un pensamiento en una configuración de existentes que se
ubica bajo la dependencia de una interpretación anticipada, respecto de la que el
productor se vuelve un intérprete más. En este sentido participa de este proceso
colectivo de interpretación que describimos como una institución social. Por
parte del intérprete hay un proceso que va de lo particular a lo universal, de lo

29
individual a lo colectivo, mientras que, parte del productor, se va de lo universal
a lo particular y de lo colectivo a lo individual.

3.1.5. RELACIÓN ENTRE SEMÁNTICA Y SEMIÓTICA.

Al definir a la semántica como la “ciencia de las significaciones” puede


considerársela como la ciencia de aquello a lo que remiten los signos. Desde esta
perspectiva constituye un momento de la semiótica.

Desde la perspectiva Peirceana (anticipando la clásica división formulada


por Ch. MORRIS) se distinguen 3 momentos constitutivos de la semiótica: la
sintáctica, que trata de aquello que representa; la semántica, que trata de aquello
que está representando; y la pragmática, que extrae las reglas de uso que gobierna,
en cada contexto de interpretación, las confluencias de esos momentos. Puede
pues asimilarse la semántica a un momento de la semiótica, tomando el término
“momento” en su concepción filosófica.

3.1.6. LA SINTAXIS53

Etimológicamente proviene del griego “syn” que significa relación y


“taxis” que significa orden. Inicialmente centró su actividad en el análisis de la
oración gramatical, desde el punto de vista funcional.

Con el progreso de la ciencia lingüística la sintaxis se incorporó y orientó


en cuanto disciplina básica hacia el nivel científico, ampliando su actividad hacia
la comprensión y análisis de estructuras oracionales tanto a nivel superficial como
a nivel profundo o conceptual, de manera que hoy involucra la lexicología, la
semántica y la morfología.

El aspecto semántico implica el estudio y reconocimiento de las funciones


que constituyen la estructural oracional. Tales funciones son: a) nominales:

53
SEGURA VÁSQUEZ, Enrique, “Lenguaje”, curso básico para aspirantes a Maestría UNT, Trujillo-Perú.

30
sustantivo, adjetivo, artículo y pronombre; b) verbales: verbo y adverbio; c)
relacionales o nexales: proposición y conjunción.

3.1.7. EL ANÁLISIS LINGÜÍSTICO. Es el reconocimiento de los


constituyentes inmediatos de la estructura lingüística, en sus niveles semántico,
morfológico y sintáctico. El análisis de la frase se realiza en base a 4 criterios:
sintáctico, semántico, morfológico y fonológico. El análisis semántico, significa
el reconocimiento de las funciones gramaticales ‘cuyo nombre dependa de la
función que la palabra cumple dentro de la estructura de la frase’. Las funciones
son: variables: sustantivo, adjetivo, pronombre y verbo; e invariables: adverbio,
preposición y conjunción. La identificación de las funciones ha de completarse
precisando las clases a las que pertenecen.

3.1.8. EL PÁRRAFO

Un párrafo es una unidad de construcción textual. El párrafo se entiende


como la secuencia organizada de varias oraciones coherentemente relacionadas.,
interna y externamente, por conectivos y signos de puntuación, para la expresión
de una idea central o pensamiento unitario, que se llama idea temática.

En el párrafo se desarrolla un sub tema, un aspecto del tema central. En él


se presenta una faceta homogénea dentro del escrito total. Por lo tanto, en la
redacción de un texto, pasamos a otro párrafo cuando hemos logrado un conjunto
autónomo de ideas específicas y vamos a iniciar otro. En términos generales es
así, pero también es cierto que un mismo aspecto puede ser desarrollado en varios
párrafos o que en un mismo párrafo estén reunidos varios aspectos.

En su estructura, los párrafos están constituidos por oraciones que son a su


vez sus unidades de construcción.

Su estructura se manifiesta en la articulación de la idea general (o


principal) con las ideas particulares (o secundarias). La primera cuando es

31
explícita es conocida como oración temática y consiste en una afirmación general
acerca del sub tema del párrafo: suele estar al comienzo o al final. Las segundas
desarrollan en forma detallada la idea general. Las ideas secundarias toman la
forma de explicaciones, ejemplos, contrastes, justificaciones, etc.

3.1.9. EL TEXTO

a) DEFINICIÓN

El texto es una unidad intencional de comunicación desde la perspectiva


semiótica. Sin embargo, estructuralmente es un conjunto ordenado de ideas
relacionadas entre sí, en torno de un mismo tema.

Desde el proceso de codificación de mensajes, no sólo se producen frases,


sino conjuntos de enunciados que se constituyen en discursos. Estos pueden
aparecer como fragmentos o como totalidades, de tal manera que la idea del texto
no debe circunscribirse solamente al plano de la frase, ni al del enunciado, sino a
la secuencia coherente y cohesivo de oraciones que giran en torno a un tema o
asunto.

Concebido el texto así, su extensión resulta algo imprevisible. Puede


identificarse a la palabra y darle valor de oración y, por ende, como equivalente a
un texto. Ejemplos: ¡fuego!, ¡ahí!, ¡ojo!.

b) CONNOTACIONES

La noción de texto se maneja como la manifestación de actos


comunicativos concretos. En este sentido, los aportes de la lingüística textual para
definir el texto, no se han hecho esperar. Esta disciplina ve el texto desde la
perspectiva de 5 definiciones: a) texto comunidad comunicativa; b) texto como
(producto de) actividad; c) texto como sucesión de oraciones unidas por relaciones
gramaticales y semánticas; d) texto como signo lingüístico; e) texto como cierre
semántico.

32
Según el primer criterio, la definición de texto corresponde a la visión de
conjunto coherente y cohesivo de actos comunicativos que van, desde una palabra
hasta una extensión considerable de oraciones, periodos, cláusulas, párrafos, etc.

En el segundo criterio, como dice LEONT’EV (1969, 31), el texto como


producto de la actividad:

“surge de una necesidad. Después planificamos la actividad haciendo uso


de los medios sociales, los signos, al determinar la meta final de la
actividad, y señalamos los medios de su realización. Finalmente la
realizamos, con la que alcanzamos los resultados deseados. Cada acto de
actividad es la unidad de los aspectos de: motivación, finalidad y
realización. Comienza con un motivo y un plan y termina con un
resultado, con la consecuencia de la meta prevista al principio; pero en la
mitad hay un sistema dinámico de acciones y operaciones concretas
dirigidas a esa meta”54.

El tercer criterio define al texto no como una simple cadena de enunciados,


aunque gramatical y semánticamente estén bien formados, sino como una
totalidad cohesiva y coherente. Y según HALLIDAY55, no se debe vincular la
noción del texto con la mera cadena de oraciones. Por ejemplo:

“En pocos meses llegará. Los elementos están constituidos por átomos.
Siéntate en la silla. Ayer cayó una fuerte granizada. Estoy reuniendo
Revistas, gacetillas y artículos sobre el tema”.

El párrafo en mención no es texto por 2 razones: primero, no hay


textificación (cohesión superficial) entre las oraciones; además, las relaciones de
correlación, yuxtaposición y subordinación que subyacen a la secuencia del
discurso no existen. Y segundo, las oraciones no guardan coherencia interna entre
sí, es decir no forman una cadena isotópica (secuencia temática de oraciones).

54
Leont’ev, citado por Segura Vásquez, Enrique, Lenguaje, curso básico para aspirantes a
Maestría UNT
55
Halliday, citado por Segura Vásquez, Enrique, Ob.cit.

33
En cambio la siguiente secuencia:

“El martes a media noche, en una operación descabellada, veintiún


hombres menores de treinta años al mando de Aureliano BUENDÍA,
armados con cuchillos de mesa y hierros afilados, tomaron por
sorpresa la guarnición, se apoderaron de las armas y fusilaron en el
patio al capitán y los cuatro soldados que habían asesinado a la mujer”.
(Cien Años de Soledad): G. García Márquez.

Aunque el ejemplo citado sea un fragmento de la novela “Cien Años de


Soledad”, la sucesión de oraciones y párrafos adquieren carácter de texto porque
se textualizan mediante mecanismos de yuxtaposición, empleo de palabras en
función de ítica, ordenamiento de oraciones según una secuencia lógica.

c) CLASES

c.a) Texto Informativo.- El contenido del mensaje es objetivo. Se


informa sobre algún estado de las cosas, hechos, acontecimientos, etc. El lenguaje
que se usa es cotidiano, en él predomina el valor denotativo de la palabra;
ejemplo: “El sol ilumina siempre un hemisferio de la tierra”.

La característica fundamental del texto informativo es el aspecto


polisémico de su léxico. Esto permite que una única denominación pueda tener
muchas aplicaciones en los más variados contextos. Por eso, la lengua coloquial
supone ser una posibilidad de comunicación específica en oposición al sistema de
la lengua, que supone ser una posibilidad de comunicación genérica reglamentado
por un código.

c.b) Texto Científico.- El mensaje tiene un contenido de carácter


científico. Constituye la gama de contenidos, todos los resultados de las
investigaciones realizadas por científicos acerca de la naturaleza, la sociedad y el
hombre como individuo. La denominación posee un sentido unívoco y
monosémico, por lo tanto, su léxico es exacto. Ejemplo:

34
Recordemos aquélla objeción ridícula respecto a la esfericidad de la
tierra que llegó hasta nosotros de la Edad Media: ¡¿Cómo van a andar
los hombres cabeza abajo?!.
El error de este argumento estriba en que no se reconoce la relatividad
de la verticalidad, relatividad derivada de la esfericidad de la tierra.
(L. Landau e I. Rumer)

El texto emitido se caracteriza por el uso de léxicos técnicos como


“esfericidad”, “argumento”; “relatividad”, etc., cuyos significados son
especificativos, únicos; y por la existencia de una estructura interna al interior del
texto. Todo texto científico debe estructurarse mediante el siguiente esquema:
planteamiento del problema, marco teórico, hipótesis, diseño, objetivos.

3.2. TEORÍA DEL DELITO

3.2.1. CONCEPTO

La Teoría general del delito se ocupa de las características comunes que


debe tener cualquier hecho para ser considerado delito. Hay características que
son comunes a todos los delitos y otras por las que se diferencian los tipos
delictivos unos de otros. El estudio de estas características comunes corresponde a
la teoría general del delito, es decir, a la parte general del Derecho penal; y el
estudio de las concretas figuras delictivas, y de sus particularidades específicas,
corresponde a la parte especial56.

El delito es de naturaleza normativa y social; normativa, porque


únicamente se pueden criminalizar conductas a través de dispositivos legales,
función política que le corresponde en exclusividad al legislador, y social, debido

56
MUÑOZ CONDE, Francisco, “Teoría General del Delito”, Temis S.A., Santa Fe de Bogotá-Colombia,
1999, reimpresión de la segunda edición, p. 1.

35
a que los fenómenos delictuales aparecen como producto de las diversas formas
de interacción social que se manifiestan entre los individuos57.

El principio de legalidad es uno de los principios más importantes que


legitima la intervención del derecho penal en un Estado constitucional de derecho.
Dicho principio prescribe que solo son punibles las conductas humanas que al
momento de cometerse, se encontraban previstas como delitos y faltas en una
norma penal, así como la sanción jurídica a imponer para dichas conductas

3.2.2. FUNCIÓN DE LA TEORÍA DEL DELITO

La dogmática jurídico-penal ha elaborado la teoría jurídica del delito como


un instrumento conceptual para el análisis del hecho punible y de sus
consecuencias jurídicas. La función de esta teoría se orienta, pues, a averiguar en
la redacción punitiva estatal la concurrencia de criterios racionales y legítimos; de
suerte que, el sistema de la teoría del delito no adquiere su legitimidad porque se
deduzca de la Ley, sino del hecho que permite una aplicación racional de la
misma58. En este análisis es necesario que se parta del Derecho penal vigente.

Es entonces la teoría jurídica del delito el instrumento conceptual al que le


corresponde la tarea de aclarar y resolver todas las cuestiones con respecto al
hecho punible para asentar así la base para una administración de justicia
igualitaria, ya que sólo la comprensión de las conexiones internas de Derecho
liberan su aplicación del caso y la arbitrariedad59.

El delito se estructura en unos niveles de análisis que exigen al intérprete


un desarrollo ordenado para la averiguación de su concurrencia en su condición
humana. Estos niveles son: la tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad. El
delito no es un “rompecabezas”, ni puede estudiarse como una pieza atómica. La

57
PEÑA CABRERA, FREIRE, Alonso Raúl, “Derecho Penal peruano, Teoría General de la Imputación del Delito”,
Editorial Rodas, Lima-Perú, Edición junio 2005 (2do. Tiraje), p. 62.
58
BACIGALUPO, Enrique, “Manual de Derecho Penal. Parte general”, Temis, Bogotá, 1984, p. 68.
59
WELZEL, Hans, “Derecho Penal Alemán”, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1986, p. 11.

36
conducta es el “todo” del delito y lo que suelen llamarse “elementos del delito”
son características de la conducta requeridas por el Derecho para cotejarla60.

3.2.3. IMPORTANCIA DE LA TEORÍA DEL DELITO

A juicio de Raúl PEÑA CABRERA61 la estructura compleja del delito motivó


que se encendieran amplios debates científicos sobre las distintas aristas que
ofrece esta parte del Derecho penal, incluso llegando a comprometer la esencia
misma de la autonomía de éste. De ahí que la intensidad de la respuesta haya sido
abordar temas como el dolo, el concepto o el método de la ciencia del Derecho
penal. Esta postura de la defensa del Derecho penal en general adquiere la
mentalidad de ‘acreditación jurídica’.

La dogmática jurídico penal del delito se convierte en la clave de la


bóveda para consolidar al Derecho penal como ciencia jurídica.

Representando el delito la más extrema contrariedad al Derecho, podría ser


la pista para explicar el sobredimensionamiento del tratamiento jurídico de esta
infracción penal: la teoría jurídica del delito deviene en un aporte decisivo y
fundamental. Esta finalidad instrumental muchas veces ha sido desatendida y
desvirtuada al apelar a tecnicismos desmesurados y vacías abstracciones. El
carácter instrumental no debe perderse de vista para contribuir a una mejor
interpretación y aplicación racional de la Ley, colaborando a la mejor concreción
del Derecho positivo y posibilitando también fundadas decisiones jurídicas.

La teoría del delito es, desde luego, la más importante y la más estudiada
en toda la parte general del Derecho penal. La ciencia penal ha desarrollado en
profundidad las diversas cuestiones surgidas por el examen del delito e inclusive,
en perjuicio de otras partes también primordiales como es el caso de la pena.

60
ZAFFARONI, Eugenio, “Tratado de Derecho Penal. Parte General”, t. III, Ediar, Bs. As., 1981. p. 387.
61
PEÑA CABRERA, “Tratado de Derecho Penal. Estudio Pragmático de la Parte General”, Lima, Mayo, 1999,
3ra. ed. corregido, aumentado, Grijley”, p. 275.

37
3.2.4. POLÍTICA CRIMINAL

La política criminal busca y pone en práctica los medios y formas más


adecuados para hacer eficaz el logro de los fines del Derecho penal (prevenir la
comisión de delitos y proteger bienes jurídicos), indicando las metas a que éste
debe aspirar y los límites que no puede traspasar en su aplicación y formulación;
la política criminal es la estrategia penal, es decir, el programa criminal que
impulsa y patentiza un Estado en las normas penales. Se acepta unánimemente por
la doctrina que la política criminal marca los límites del sistema penal; es por ello
que se puede señalar sin temor a equivocarse que el método dogmático se
encuentra subordinado a las valoraciones político-criminales de los hechos
penales62.

La actual “dogmática crítica” postula la unidad sistemática entre política


criminal y Derecho penal, y configura las categorías centrales del sistema penal
como concreciones de exigencias político-criminales. Se aboga pues por una
funcionalización óptima del sistema penal, donde la política criminal deja de ser
un factor extrínseco al sistema jurídico-penal, para convertirse en un criterio
determinante de su contenido. La labor de la política criminal es el contexto de un
Estado social de Derecho, no puede pretender combatir la criminalidad a cualquier
precio, sin la lucha contra el delito bajo el marco de la legalidad. Teniendo como
base el Derecho penal, la protección de los derechos fundamentales, la integración
de estos derechos en el sistema mismo es pues una tarea político criminal
ineludible y de exigencia máxima en la actual coyuntura histórica63.

En el criterio de SILVA SÁNCHEZ64, es necesario distinguir categóricamente


entre la praxis de la Política Criminal y una Política Criminal Teórica. La primera
se integra del conjunto de actividades –empíricas- organizadas y ordenadas a la
protección de individuos y sociedad en la evitación del delito. La segunda aparece

62
PEÑA-CABRERA FREIRE, “Derecho Penal”, p. 66.
63
Idem.
64
SILVA SANCHEZ, Jesús María, “Estudio de Derecho Penal”, 2000, Grijley, p. 189-192.

38
constituida por un conjunto de principios teóricos que habrían de dotar de una
base racional a la referida praxis de lucha contra el delito; en donde la clave radica
precisamente en determinar qué significa “racional” y cuáles pueden ser los
criterios de racionalidad.

En todo caso, es lo cierto que tales principios de la Política criminal se


concentran en la adopción de diversas formas de evitación del delito
(estrictamente preventivas unas; represivo-preventivas, las otras). En buena
medida, la Política criminal se manifiesta en una serie de instrumentos que deben
asociarse nominal o fácticamente a la producción presente o futura del delito en
orden a evitar que éste se produzca o se reitere. Así contemplado, pueden
realizarse 2 afirmaciones. Por un lado, que desde luego la Política criminal no se
agota en medidas jurídico-penales. Por otro lado, sin embargo, que, aunque la
Política criminal se configure en términos más amplios, todo el derecho penal se
integra en la Política criminal.

Entre los principios de la Política criminal ocupan un lugar primordial los


que rigen la propia calificación de un hecho como delito –y no como un hecho
antisocial jurídicamente no prohibido, ilícito civil o ilícito administrativo-. En
otras palabras, la propia definición de cuáles son los delitos constituye
competencia de la Política criminal: cuántas son las conductas que cabe
racionalmente calificar como delictivas. Y ello, no sólo en cuanto a lo relativo a
qué bienes jurídicos merecen y precisan de protección penal, sino también en
cuanto a qué clase de conductas describen riesgo penalmente relevantes.

Es asimismo, competencia de la Política criminal la determinación de


cómo es el delito; esto es, de cuáles son sus rasgos estructurales característicos.
Así, si el delito es un “modo de ser”, o un síntoma, o un estado o, por el contrario,
un hecho. Y, a partir de esta última constatación, cuáles deben ser los elementos
integrantes de ese hecho. Obsérvese que, desde el punto de vista adoptado, la
teoría del delito no deja de ser un eslabón más en toda la Política criminal.

39
3.2.5. EL DELITO

3.2.5.1. INTRODUCCIÓN

La primera tarea a la que se enfrenta la teoría general del delito es la de dar


un concepto de delito que contenga todas las características comunes que debe
tener un hecho para ser considerado como delito y ser sancionado, en
consecuencia, con una pena. Para ello se debe partir del Derecho penal positivo.
Todo intento de definir el delito al margen del Derecho penal vigente es situarse
fuera del ámbito de lo jurídico, para hacer filosofía, religión o moral65.

Desde el punto de vista jurídico, el delito es toda conducta que el


legislador sanciona con una pena. Esto es una consecuencia del principio nullum
crimen sine lege que rige el moderno Derecho penal y concretamente el peruano –
arts. II, III y 11- del Código penal y 2, inc. 24, parágrafo d) de la Constitución- y
que impide considerar delito toda conducta que no caiga en los marcos de la ley
penal.

La ciencia del Derecho penal ha llegado a la conclusión de que el concepto


del delito responde a una doble perspectiva que, simplificando un poco, se
presenta como un juicio de desvalor que recae sobre un hecho o acto humano y
como un juicio de desvalor que se hace sobre el autor de ese hecho. Al primero se
le llama injusto o antijuricidad, al segundo culpabilidad. Lo primero es la
desaprobación del acto; lo segundo es la atribución de dicho acto a su autor66.

Normalmente son la tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad las


características comunes de todo delito. El punto de partida es siempre la tipicidad,
pues sólo el hecho típico, el descrito en el tipo legal, puede servir de base a
posteriores valoraciones. Sigue después la indagación sobre la antijuricidad, es
decir, la comprobación de si un hecho típico cometido es o no conforme a

65
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 1.
66
Idem.

40
Derecho. Un hecho típico, puede no ser antijurídico, si existe una causa de
justificación que lo permita. Una vez comprobado que el hecho es típico y
antijurídico hay que ver si el autor de ese hecho es o no culpable, es decir si posee
las condiciones mínimas indispensables para atribuirle ese hecho, por ejemplo, si
está sano mentalmente o si conoce la antijuricidad del hecho.

3.2.5.2. DEFINICIÓN DE DELITO

Con la constatación positiva de los elementos: tipicidad, antijuricidad y


culpabilidad, se puede decir que existe delito y su autor puede ser castigado con la
pena que se asigne a cada caso concreto al delito en la ley. En base a lo
precedentemente señalado, MUÑOZ CONDE define al delito como:

“La acción u omisión típica, antijurídica, culpable y punible. Esta


definición tiene carácter secuencial, es decir, el peso de la imputación va
aumentando a medida que se pasa de una categoría a otra (de la tipicidad a
la antijuricidad, de la antijuricidad a la culpabilidad, etc.). Si del examen
de los hechos resulta que la omisión o acción no es típica, ya no habrá que
plantearse si es antijurídica, y mucho menos si es culpable o punible”67.

La teoría del delito ha elaborado un sistema de conceptos para


conceptualizar al delito en atención a la variedad de la acción humana y en la
necesidad de diferenciar estas acciones para poder ser tratadas bajo una pena o
medida de seguridad. En otras palabras, verificar la existencia de la tipicidad,
antijuricidad y culpabilidad. Coherentemente la culpabilidad debe ser enfocada
después que la acción en forma clara se haya tipificado antijurídicamente. Se
establece así un plano de valoraciones, exigente de un desarrollo ordenado en el
que cada nivel supone lo anterior68.

67
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, 4.
68
BACIGALUPO, Enrique, “Principios del Derecho Penal Español” (El hecho punible), t. II, Akal, Madrid,
1985, p. 14.

41
Un concepto de delito como acción u omisión sancionada por la Ley con
una pena o medida de seguridad, es básicamente formal. El Código penal peruano
de 1991 al anotar en el articulo 11 que “son delitos y faltas las acciones u
omisiones culposas o dolosas, penadas por la Ley”, no nos indica las
características específicas de todo delito. Se fija la acción u omisión, las mismas
que pueden sobrevenir bajo la forma de dolo o culpa, como elementos autónomos
y sobre los cuales han de apoyarse los demás elementos conceptuales que
contienen la noción “penadas por la Ley” que implícitamente los alude, como son:
la tipicidad, la antijuricidad y la culpabilidad. Cabe anotar que estas
particularidades, si bien específicas, son sólo una parte de las características
comunes a todos los hechos punibles. En el concepto de delito deben estar
presentes todas las características comunes a los delitos en particular69.

En consecuencia, se entiende como delito un hecho penalmente


antijurídico y personalmente imputable. La antijuricidad penal supone la tipicidad
penal y la ausencia de causas de justificación. Y, la imputación personal requiere
que el hecho penalmente antijurídico (injusto penal) sea imputable a una
infracción personal de la norma por un sujeto penalmente responsable70.

3.2.6. TEORÍA DE LA ACCIÓN

3.2.6.1. CONCEPTO DE ACCIÓN

Es todo comportamiento dependiente de la voluntad humana. Sólo el acto


voluntario puede ser penalmente relevante. La voluntad implica, sin embargo,
siempre una finalidad. El contenido de la voluntad es siempre algo que se quiere
alcanzar, es decir, un fin. De ahí que la acción humana regida por la voluntad sea
siempre una acción final. Una acción dirigida a la consecución de un fin. La
acción es ejercicio de actividad final71.

69
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 2.
70
Peña-Cabrera Freyre, Ob. Cit. p. 91-92.
71
WELZEL, Hans, citado por MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, 9.

42
Como anota MUÑOZ CONDE, la teoría final de la acción formulada por
WELZEL, surgió para superar la teoría causal de la acción, imperante desde inicios
del siglo XX, y que encontró su máxima expresión en los tratados de VON LISZT y
MEZGER. Para esta teoría, la acción es también conducta humana voluntaria, pero,
a diferencia de la teoría final, la teoría causal prescinde del contenido de la
voluntad, es decir, del fin. Según esta teoría lo importante para establecer el
concepto de la acción es que el sujeto haya actuado voluntariamente. Lo que este
sujeto haya querido (el contenido en su voluntad) es, sin embargo, irrelevante y
sólo interesa en el marco de la culpabilidad. La teoría causal reduce el concepto de
acción a un proceso causal prescindiendo por completo de la vertiente de la
finalidad. Con ello desconoce la realidad de las acciones humanas que no son
simples procesos causales (pues en este caso no se podrían diferenciar de los
fenómenos de la naturaleza) sino procesos causales dirigidos a un fin. Es, pues,
lógico que ese fin sea también tenido en cuenta ya en el momento de establecer el
concepto de acción72.

En realidad, esta conclusión no es ignorada por el causalismo, según


también apunta MUÑOZ CONDE. Pero para ésta, la finalidad debe ser objeto de
valoración en el ámbito de la culpabilidad, dejando a las otras categorías tipicidad
y antijuricidad la valoración del aspecto puramente causal del comportamiento
humano. Pero el legislador cuando describe una conducta de tipo penal no
describe un simple proceso causal, sino un proceso causal en la medida que se
deriva de la realización de una acción final humana. Por ello también la finalidad,
los medios necesarios para su realización y los efectos concomitantes deben ser
tenidos en cuenta ya en el primer estadio de la teoría del delito: La tipicidad, y
subsiguientemente en lo demás. Luego seguirán añadiendo y valorando otros
datos que caracterizan a la acción en el caso concreto o que determinan la
culpabilidad del autor. Pero sólo a partir de la acción final que sirve de
presupuesto a toda valoración y reacción jurídico-penal73.

72
Idem, p. 10.
73
Muñoz Conde, Ob.cit., p. 10

43
La teoría finalista afirma que la acción humana es ejercicio de actividad
final. La acción es, por eso, acontecer final, no sólo causal. El carácter final de la
acción, se basa en que el hombre, gracias a su saber causal, puede prever dentro
de ciertos límites las consecuencias posibles de su actividad, ponerse, por tanto,
fines diversos y dirigir su actividad, conforme a su plan, a la consecución de estos
fines74. La finalidad es, por ello, “vidente”; la causalidad, “ciega”75.

3.2.6.2.- ACCIÓN Y RESULTADO. RELACIÓN DE CAUSALIDAD E


IMPUTACIÓN OBJETIVA

a) ACCIÓN Y RESULTADO

Según anota Francisco MUÑOZ CONDE, la distinción entre acción, como


simple manifestación de la voluntad, y resultado, como consecuencia externa
derivada de la manifestación de voluntad, tiene gran importancia para el derecho
penal. Así, por ejemplo, el legislador castiga en algunos casos la simple
manifestación de voluntad, como sucede en el delito de injuria (delitos de simple
actividad); en otros además, el resultado derivado de ella, como sucede en el
homicidio (delitos de resultado). En este último caso se exige una relación de
causalidad entre la acción y el resultado. Ahora bien, puede que el resultado no se
produzca y que la acción sea punible a título de tentativa. En los delitos de peligro
concreto, la acción peligrosa se castiga cuando se haya puesto en concreto peligro
el respectivo bien jurídico. En el delito imprudente, la acción imprudente sólo se
castiga si produce un resultado lesivo, etc. Para determinar la antijuricidad del
hecho se distingue entre desvalor de la acción y desvalor del resultado.
Igualmente, en la teoría del concurso se diferencia según que el resultado haya
sido producido con una o varias acciones o según una acción haya producido
varios resultados76.

74
WELZEL, “Derecho Penal”, p. 353.
75
WELZEL, Hans, “El Nuevo Sistema del Derecho Penal. Una Introducción a la Doctrina de la Acción Finalista”,
Ariel, Barcelona, 1964, p. 65.
76
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 17.

44
b) RELACIÓN DE CAUSALIDAD E IMPUTACIÓN OBJETIVA

Igualmente, MUÑOZ CONDE77 hace recordar que en los delitos de resultado


(homicidio, daños, lesiones, etc.), entre acción y resultado debe darse una relación
de causalidad, es decir, una relación que permita ya, en el ámbito objetivo, la
imputación del resultado producido al autor de la conducta que lo ha causado. Ello
naturalmente sin perjuicio de exigir después la presencia de otros elementos, a
efectos de deducir una responsabilidad penal. La relación de causalidad entre
acción y resultado y la imputación objetiva del resultado al autor y de la acción
que lo ha causado son, por tanto, el presupuesto mínimo para exigir una
responsabilidad en los delitos de resultado por el resultado producido.

En muchos casos ni siquiera surgen dudas acerca de la causalidad entre


una acción y un determinado resultado. Por ejemplo: A dispara tres tiros a B,
quien se halla a un metro de distancia de su agresor, hiriéndolo en el hígado y en
la cabeza, muriendo B casi instantáneamente a consecuencia de las heridas. Sin
embargo, no todas las relaciones son tan sencillas de resolver. Pensemos que en el
ejemplo anterior A hiere a B y éste muere al ser trasladado al Hospital para ser
atendido, o por una infección sobrevenida a consecuencia de la herida o por un
mal tratamiento médico.

Para resolver casos tan complicados se han elaborado diversas teorías.


Siendo las más importantes: la equivalencia de las condiciones y la teoría de la
causación adecuada. Para la primera, es causa toda condición en un resultado
concreto que, suprimida mentalmente, daría lugar a que ese resultado no se
produjese. Para esta teoría todas las condiciones del resultado son equivalentes.
Para la segunda, no toda condición del resultado concreto es una causa en sentido
jurídico, sino sólo aquélla que generalmente es adecuada para producir el
resultado, esto es, cuando una persona normal, colocada en la misma situación que
el agente, hubiera podido prever que, en circunstancias corrientes, tal resultado se
produciría inevitablemente, fijación que esta teoría hace recurriendo a otro criterio
limitador de la causalidad, el de la diligencia debida, ya que si la acción se realiza

77
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 18.

45
con la diligencia debida, aunque sea previsible un resultado, se mantiene en el
ámbito de lo permitido jurídicamente y no se plantea problema alguno.
Previsibilidad objetiva y diligencia debida, son, por consiguiente, los 2 criterios
que sirven para precisar cuándo una acción es adecuada para producir un
resultado.

3.2.7. TEORÍA DEL TIPO PENAL. LA TIPICIDAD

3.2.7.1. TIPICIDAD Y TIPO

Según MUÑOZ CONDE78, la tipicidad es la adecuación de un hecho


cometido a la descripción que de ese hecho se hace en la ley penal. Por imperativo
del principio de legalidad en su vertiente del nullum crimen sine lege, sólo los
hechos tipificados en la Ley penal como delitos pueden ser considerados como
tales. Ningún hecho, por antijurídico y culpable que sea, puede llegar a la
categoría de delito si, al mismo tiempo, no es típico, es decir, si no corresponde a
la descripción contenida en una norma penal.

De la amplia gama de comportamientos antijurídicos que se dan en la


realidad, el legislador selecciona conforme al principio de intervención mínima
aquellos más intolerables y más lesivos para los bienes jurídicos más importantes
y los amenaza con una pena, describiéndolos en el supuesto de hecho de una
norma penal, cumpliendo así, además, las exigencias del principio de legalidad o
de intervención legalizada79.

La diversidad de formas de aparición que adoptan los comportamientos


delictivos impone la búsqueda de una imagen conceptual lo suficientemente
abstracta como para poder englobar en ella todos aquellos comportamientos que
tengan unas características esenciales comunes. Esta figura puramente conceptual
es el tipo. TIPO es, por tanto, la descripción de la conducta prohibida que lleva

78
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 31-32.
79
MUÑOZ CONDE, Francisco. “Teoría General…”, p. 31.

46
acabo el legislador en el supuesto de hecho de una norma penal. TIPICIDAD es la
cualidad que se atribuye a un comportamiento cuando es subsumible en el
supuesto de hecho de una norma penal80.

Asimismo, PEÑA-CABRERA FREYRE señala que la tipicidad es la


coincidencia plena entre el hecho cometido con la descripción abstracta del tipo
penal, que es presupuesto de pena. Siendo la misión del Derecho penal la
protección de bienes jurídicos, los tipos penales deben ir contenidos sólo por
aquellas conductas que por la lesividad social que entrañan son consideradas
intolerables por los miembros de una determinada sociedad, apareciendo como
una instancia de control y garantía para los ciudadanos81.

El legislador, a través de las normas penales, enuncia diversos modelos de


conducta, que se expresan en prohibiciones y mandatos, conminándolos con una
pena, estableciendo en concreto el objeto de protección y cuáles son las conductas
consideradas desvaloradas por el ordenamiento jurídico. Este proceso de selección
es de indispensable conocimiento para los ciudadanos, para que puedan amoldar
su comportamiento al sentido orientativo dispuesto en la norma penal, como
corolario de una verdadera relación normativa. Como señala Raúl PEÑA CABRERA
“la información contenida en la norma, acerca del modelo de conducta prohibido
o mandado realizar al individuo, cobra concreción sólo cuando en el proceso de
adecuación de esta conducta, la descripción normativa, se circunscribe
objetivamente a la conducta que se prohíbe”82.

En adelante, lo esencial a determinar será la forma de vinculación de la


acción desplegada por el sujeto que vulnera el orden social vigente. De ello surge,
el proceso de adecuación de la conducta desplegada por su autor, en todos los
elementos descritos en el tipo legal en estricta consonancia con el principio de
legalidad, el mismo que debe ser muy riguroso y racional en su aplicación,
verificándose si el hecho no colisiona con otros intereses de orden superior, es

80
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 32.
81
Peña-Cabrera, Ob. cit., p. 111.
82
PEÑA CABRERA, Raúl,“Tratado de Derecho Penal,...”, p. 281.

47
decir, si se encuentra o no justificado y finalmente, se verifica si el autor tiene
capacidad de responsabilidad penal.

En síntesis, la acción típica o adecuada a un tipo penal quiere decir que esa
acción es prohibida por la norma. La teoría del tipo penal es un instrumento
conceptual para identificar el comportamiento prohibido. En base a estas
afirmaciones categóricas, el tipo penal es el conjunto de elementos que
caracterizan a un comportamiento contrario a la norma.

3.2.7.2. FUNCIONES DEL TIPO PENAL

a) FUNCIÓN DE GARANTÍA

Contiene todos los presupuestos que condicionan la aplicación de una


pena, responde al principio de legalidad y al de reserva de la ley. La existencia del
delito se encuentra subordinada a la existencia de la norma penal (nullum crimen
sine lege). El tipo cumple una función informadora que se dirige a los ciudadanos,
señalándoles con exactitud qué conductas se encuentran desvaloradas por el
Derecho penal. El principio de legalidad exige al legislador que construya las
convenciones penales en base a hechos, en forma clara, precisa y clara. En
principio, se prohíbe la formulación de tipos penales abiertos, donde
peligrosamente se extiende la interpretación, que podría desembocar en la
aplicación de la analogía, prohibida en el Derecho penal (artículo III del Titulo
Prelimar del Código Penal), sólo aquella in malam partem no beneficia al reo83.

b) FUNCIÓN INDICIARIA

La función dogmática nos indica que la adecuación perfecta de una


conducta humana en un tipo penal (juicio de tipicidad) no conlleva
necesariamente a afirmar la antijuricidad penal del mismo. El análisis de la
antijuricidad se remite a otro análisis, tanto objetivo –como infracción de la

83
PEÑA-CABRERA, FREYRE, Alonso, ob. cit., p. 112.

48
norma-, material –lesividad que entraña hacia un bien jurídico protegido-, así
como el supuesto conflicto con otro bien jurídico (causas de justificación). En
consecuencia, la tipicidad puede considerarse como presupuesto indiciario de la
antijuricidad, no pudiéndose agotar el análisis en este nivel dogmático, al
concebirse que el injusto penal debe pasar por todos los filtros de la teoría del
delito, función que se deriva de su naturaleza garantista84.

Resumiendo, MUÑOZ CONDE85 anota que la tipicidad de un


comportamiento no implica, sin embargo, la antijuricidad del mismo, sino a lo
más un indicio de que el comportamiento puede ser antijurídico (función
indiciaria del tipo).

c) FUNCIÓN SISTEMÁTICA

Es el tipo en sentido estricto, que describe la acción prohibida por la


norma. El tipo constituye una unidad compuesta por varios elementos, tanto
objetivos como subjetivos, que coinciden con el error de tipo. El autor debe
conocer todos los elementos descritos en el tipo objetivo para poder afirmar que
ha obrado con dolo y consecuentemente la tipicidad del delito doloso86.

d) FUNCIÓN MOTIVADORA

El ordenamiento jurídico penal, a través de los diversos tipos penales que


lo comprenden, tiene por finalidad orientar el comportamiento de los ciudadanos a
abstenerse de cometer delitos, internalizando en la conciencia de los ciudadanos la
afirmación del ordenamiento jurídico. La legitimación del derecho penal descansa
en la validez de las normas, en la autoridad legítima para producirlas y en la
recepción de los mandatos por los ciudadanos87.

84
MUÑOZ CONDE, “Teoría General …”, p. 32-34.
85
MUÑOZ CONDE, “Teoría General …”, p. 32-34.
86
Peña-Cabrera, Ob. cit., p. 113.
87
Ibidem.

49
3.2.7.3. CLASIFICACIÓN DE LOS TIPOS:

a) POR LA RELACIÓN ENTRE ACCIÓN Y OBJETO DE LA ACCIÓN

a.a) Tipos de resultado:

Son aquellos que para poder afirmar su configuración típica, necesitan de


una real afectación a un bien jurídico protegido; en donde acción y resultado se
encuentran vinculados bajo una relación de causalidad y entre ambos existe una
delimitación temporal separada en el tiempo y en el espacio. La conducta
desplegada por el agente debe desembocar necesariamente en un resultado lesivo
de un bien jurídico protegido por efecto de una relación de causalidad e
imputación objetiva del resultado respecto a la acción del agente. Ejemplos,
homicidio doloso y culposo, lesiones, estafa, etc.88.

Importa la lesión material del objeto de la acción sobre el bien jurídico en


donde acción y resultado están íntimamente ligados, aunque presuponen en su
tipo la producción en el objeto de la acción de un efecto diferenciado y separado
en el tiempo y en el espacio89.

La conducta deberá ocasionar una lesión al bien jurídico por efecto de una
relación de causalidad entre acción y resultado e imputación objetiva del resultado
con respecto a la acción del agente.

Ciertamente, también la acción misma puede considerarse una forma de


“resultado”, puesto que es un efecto del impulso de la voluntad del autor, de
manera que ha de distinguirse entre un concepto de resultado en sentido estricto y
otro en sentido amplio90. Ejemplos: el homicidio doloso (art. 106) y culposo (art.
111), el hurto (art. 185), la violación sexual (art. 170), y las lesiones (art. 121 y
ss.).

88
PEÑA-CABRERA FREYRE, “Derecho penal...”, p. 116.
89
JESCHECK, “Tratado...”, p. 235.
90
Ibidem.

50
a.b) Tipos de mera actividad:

La sanción recae en el simple comportamiento del agente,


independientemente de su resultado material o peligro alguno91. La relación entre
resultado y acción es inexistente por lo que la imputación objetiva no quepa.
Ejemplo: violación de domicilio (art. 160). Aquí el objeto de la acción puede
existir (domicilio) no requiriéndose su lesión o puesta en peligro con la acción
(ingreso al domicilio sin el consentimiento de su titular)92.

b) POR EL MENOSCABO DEL OBJETO DE LA ACCIÓN:

b.a) Tipos de lesión: Para que se configure el tipo delictivo se requiere


necesariamente que el objeto de protección resulte efectivamente dañado. Se
requiere que el objeto de la acción pueda ser dañado para que se realice el tipo.
Ejemplo: lesiones (art. 121)93.

b.b) Tipos de peligro: No se requiere de la efectiva producción de un


daño en el bien objeto de protección, sino es suficiente que el objeto jurídicamente
protegido haya sido puesto en peligro de sufrir la lesión que se quiere evitar. La
puesta en peligro debe producirse como consecuencia de la acción desplegada por
el agente. De este modo, el legislador adelanta las barreras de protección del
Derecho penal, al considerar que dicha acción entraña ya un peligro potencial de
lesión a un bien jurídico protegido. Los tipos de peligro se clasifican en delitos de
peligro concreto y de peligro abstracto94.

Peligro concreto: El peligro es concreto cuando existe un alto grado de


probabilidad de la producción de un daño, según las concretas circunstancias
existentes. Sólo es necesario la puesta en peligro, como consecuencia de la acción

91
GÓMEZ BENITES, “Teoría jurídica del delito”, p. 167.
92
PEÑA CABRERA, “Tratado…”, p. 287.
93
Idem.
94
PEÑA-CABRERA FREYRE, “Derecho penal...”, p. 116.

51
del agente. No se espera la lesión del bien jurídico para sancionar al infractor. Por
lo general se trata de intereses colectivos95.

Por peligro debe entenderse un normal estado antijurídico en el que, para


un juicio conforme a la experiencia, “la producción de un daño aparece como
probable según las concretas circunstancias existentes, y la posibilidad del mismo
resulta obvia”96. Ejemplos: el art. 273: “el que crea un peligro... mediante
incendios...”; exposición a peligro (art. 125, etc.).

Peligro abstracto: Es aquel en el que el tipo describe una forma de


comportamiento, que según la experiencia general, representa en sí misma un
peligro para el objeto protegido97. No se exige pues un resultado, pero éste
permanece latente mientras dure la puesta en peligro del bien jurídico.

GÓMEZ BENITES lo concibe como un delito híbrido por encontrarse entre


los delitos de resultado y los de mera actividad al no haber lesión, ni tampoco
puesta en peligro concreto, definiéndole como un delito de resultado-peligro98.
Ejemplo: el art. 274 cuando proclama: “el que conduce vehículo motorizado en
estado de ebriedad o drogadicción...”. La acción concreta es la de conducir, que el
legislador la ha tipificado por significar un peligro, sin que ésta peligrosidad tenga
un resultado (pues es abstracta).

c) POR EL NÚMERO DE BIENES JURÍDICOS

c.a) Tipos simples: Cuando el objeto de protección recae sobre un solo


bien jurídico. Ejemplo: delito de lesiones, se protege la integridad corporal99.

c.b) Tipos compuestos: Denominados comúnmente de naturaleza


pluriofensiva. Si bien es cierto que protegen prevalentemente un determinado bien

95
Idem.
96
JESCHECK, “Tratado...”, p. 238.
97
Ibidem.
98
GÓMEZ BENITES, “Teoría Jurídica del Delito”, p. 169-170.
99
PEÑA CABRERA, “Tratado...”, 289.

52
jurídico, en su realización típica se afectan otros bienes jurídicos. Ejemplo: delito
de falsedad documental100.

3.2.8. TIPICIDAD SUBJETIVA DE LOS DELITOS DOLOSOS

3.2.8.1. INTRODUCCIÓN

Hasta hace poco la dogmática escindía los componentes del delito entre lo
“objetivo y subjetivo”. Así, al tipo y a la antijuricidad les era inherente valorar el
aspecto objetivo, y a la culpabilidad le correspondía valorar lo subjetivo. El
desarrollo epistemológico de la teoría del delito tornó insostenible esta tajante
separación. En algunos tipos delictivos no era posible que el tipo de injusto fuese
extremadamente objetivo, pues la ley ya exigía a nivel típico la concurrencia de
señalados elementos subjetivos, por ejemplo, propósito de lucro –o el propósito de
usar el documento referido en el tipo del artículo 427 del Código Penal peruano-,
ánimo de injuriar, etc.; sin la presencia de éstos, el hecho no resultaba típico. De
otra parte, la culpabilidad, no es una pura relación psíquica entre el autor y el
resultado, pues existen situaciones en que a pesar de concurrir esta relación sin
embargo no se es culpable. Así, un enfermo mental puede cometer un homicidio
intencional y no ser culpable. Obviamente, basta recordar que la acción típica no
es un simple proceso causal. La acción está regida u orientada por la voluntad. Es
por ello que esta voluntad es materia de valoración en el tipo101.

3.2.8.2. EL DOLO

Se entiende por dolo al conocimiento y voluntad de realización de los


elementos objetivos del tipo. Nuestro sistema punitivo no define el dolo, a
diferencia del Código abrogado, que sí lo hacía. PEÑA CABRERA nos hace la
siguiente definición:

100
Idem.
101
MUÑOZ CONDE, Francisco, “Teoría General...”, p. 60.

53
“El dolo es el conocimiento del hecho que integra el tipo acompañado por
la voluntad de realizarlo o, al menos, por la aceptación de que sobrevenga
el resultado como consecuencia de la actuación voluntaria. El “querer” el
resultado típico, es decir la voluntad, presupone el conocimiento. De ahí
que el dolo se constituye en el elemento principal del tipo subjetivo102.

Según la doctrina causalista, el dolo se concebía como “dolos malus”, el


cual contenía dos aspectos: a) conocimiento y voluntad de los hechos, y b) la
conciencia de su significación jurídica (conocimiento del Derecho, de la
antijuricidad); tal concepto trajo como consecuencia la construcción de un injusto
objetivizado. Recién con von LISZT se pudo establecer una separación entre
antijuricidad y culpabilidad, de acuerdo con criterios subjetivos y objetivos103.

En la actualidad, gracias al finalismo, se prefiere un concepto más


restringido del dolo, que se entiende como dolo natural. Para WELZEL, citado por
PEÑA-CABRERA FREYRE, el dolo incluye únicamente el conocer y querer la
realización de la situación objetiva descrita por el tipo del injusto. En esta
concepción se excluye la conciencia de la antijuricidad104.

3.2.8.3. ESTRUCTURA DEL DOLO

a) Conocimiento

El conocimiento es el aspecto intelectual o la conciencia de la realización


de los elementos subjetivos del tipo. Ejecutar la acción dolosa implica que el autor
debe conocer su acción en sí (saber lo que hace) y, además, saber las modalidades
que caracterizan su actuar como típico. Este conocimiento de los elementos
objetivos del tipo, comprende tanto a los elementos descriptivos como los
elementos valorativos. CEREZO MIR, nos dice:

102
PEÑA CABRERA, Raúl, “Tratado…”, p. 363.
103
PEÑA-CABRERA FREIRE, “Derecho penal...”, p. 178.
104
Idem.

54
“En los elementos descriptivos del tipo no plantea dificultades la
determinación de la clase de conocimiento inherente al dolo. Estos
elementos son esencialmente perceptibles por los sentidos. En los
elementos normativos, en cambio, que requieren para su apreciación la
realización de un tipo de valor o que son sólo susceptible de comprensión
espiritual, no es necesario que el sujeto lleve a cabo una valoración o
succión jurídicamente exacta”105.

Por otra parte, el dolo exige que el conocimiento sea real y actual de la
realización de los elementos normativos y descriptivos del tipo. No basta con que
el conocimiento sea potencial (sólo la posibilidad de conocer). El conocimiento
tiene que ser efectivo, que el sujeto sepa que su conducta causará la lesión de un
bien jurídico. Asimismo, el proceso causal en los delitos de resultado, junto con
los elementos constitutivos de la autoría, y en fin, de los elementos accidentales.

Este abanico abarcativo no cubre el resultado agravatorio de los delitos


calificados por el resultado, tampoco la existencia de causas de justificación, ni el
saber de la antijuridicidad del hecho. Así, la exigencia al sujeto activo del hurto,
en el art. 185 del Código Penal vigente, es que conozca que el bien inmueble que
se apodera es ajeno y que, sin embargo, lo sustrae del lugar donde se encuentra.

En suma, el dolo debe alcanzar: a) conocimiento actual de los elementos


del tipo objetivo, b) el conocimiento del tipo objetivo lleva un tinte valorativo. No
se entiende por conocimiento la significación exacta de la succión jurídica, sino
que es suficiente la valoración paralela en la esfera del profano106.

b) Voluntad

El dolo no sólo es conciencia de la acción y representación del resultado,


sino también voluntad de ejecutarlo. Voluntad es la facultad mental de

105
CEREZO MIR, José, “Curso de Derecho Penal Español”, Parte General, v. I/1 (Introducción. Teoría
Jurídica del Delito), 3ra. reimpresión de la III edición (1985), Tecnos, Madrid 1990, p. 348.
106
PEÑA CABRERA, “Tratado...”, p. 364.

55
autodeterminarse, dirigirse hacia un fin. No es suficiente el conocimiento de todos
los elementos objetivos del tipo, se requiere, además, realizarlos107.

Querer no es lo mismo que desear, quiere decir que la voluntad consiste en


la decisión de ejecutar la conducta prohibida; como se ve, se distingue del mero
deseo. Este último no es suficiente para dar contenido subjetivo al dolo, pues
carece de influencia en la producción delictiva. Tampoco se identifica con los
móviles que animan al sujeto.

Saber y querer no es lo mismo, no obstante que el querer implica el saber;


de ahí, que a nadie se le ocurre querer realizar algo que no conoce.

3.2.8.4. CLASES DE DOLO

a) Dolo directo o de primer grado:

El autor persigue la realización del delito (dolo de intención). Las


consecuencias de la acción, además de ser conocidas constituyen la meta del
autor, las quiere como consecuencias principales, ésta es la única clase de dolo
que requiere de un elemento voluntativo. Aquel que desenfunda su arma y dispara
directamente sobre el cuerpo de una persona humana108.

b) Dolo de segundo grado o de consecuencias necesarias

El autor no busca la realización del tipo, pero sabe y advierte como seguro
que su actuación dará lugar a la realización del delito. El autor en estos casos no
dirige su voluntad a las consecuencias de su acción. Ejemplo: un terrorista coloca
una bomba de suficiente alcance, con el objetivo de matar a un determinado
funcionario, pero sabe que en el lugar trabajan más de 100 empleados; si bien es
cierto que su meta es la de matar al funcionario, conoce perfectamente que

107
PEÑA CABRERA, “Tratado...”, p. 365.
108
PEÑA-CABRERA, FREYRE, “Derecho penal...”, p. 180.

56
también podría causar la muerte de los demás empleados, es decir acepta este
resultado como consecuencia necesaria y se resigna al mismo109.

c) Dolo eventual

En el dolo eventual el autor se representa el resultado como probable o de


posible realización. El autor no quiere producir el resultado, no obstante sigue
adelante, obviamente aceptando la probable realización del resultado. Ejemplo: el
corredor de automóviles que para no perder la competencia, ante un peatón que
cruza la pista no se detiene y lo arrolla causándole la muerte. Se cumple a
cabalidad la fórmula de FRANK, destinada a graficar el dolo eventual: “cuando el
autor se ha dicho: sea esto así o de otro modo, pase lo que pase, obro en todo
caso”110.

MUÑOZ CONDE, precisa que el autor no quiere el resultado, pero “cuenta


con él”, “admite su producción”, “admite el riesgo”, etc.111. El dolo eventual
presenta agudos problemas, inclusive hasta ahora no resueltos. Ello explica que en
torno a esta institución se hayan tejido muchas teorías con pretensiones de
aprehender su naturaleza jurídica. No es extraño pensar que, no en mucho la
confusión y el entrampamiento hayan devenido de estrechez de óptica, al tener en
cuenta sólo el ámbito dogmático, sin inquirir si la cuestión se afinca más en el
campo de la política criminal.

3.2.8.5. ERROR DE TIPO (AUSENCIA DE DOLO)

Significa una discordancia entre la conciencia del agente y la realidad,


esto es, supone que el autor se represente de manera equivocada lo existente (falta
la conciencia, pero la realidad existe); desde luego, el error es de tipo cuando el
momento cognoscitivo del dolo no abarca el aspecto objetivo del supuesto de
hecho en la forma requerida por cada figura. En otras palabras: hay error de tipo
109
Idem.
110
PEÑA CABRERA, “Tratado…”, p. 367.
111
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 45.

57
cuando no existe conocimiento de que se realiza el aspecto objetivo del tipo, por
lo que la conducta deviene atípica. Así, por ejemplo, si el agente obra con la
convicción de disparar sobre un espantapájaros puesto en el huerto de su casa y
mata a un vecino que se ha disfrazado de tal para jugarle una broma, se presenta
una discordancia entre lo representado y lo realmente ocurrido, pues el autor actúa
con la finalidad de impactar un objeto inanimado, y no al hombre que se pone en
lugar de éste; hay, pues, un error sobre el elemento del tipo objetivo: el objeto de
la acción que al mismo tiempo es el sujeto pasivo, que excluye al dolo de matar, y
por ende, la tipicidad dolosa112.

El error de tipo se encuentra regulado en el art. 14, primer párrafo, del


Código Penal peruano. El desconocimiento sobre la antijuricidad de la conducta
no es abarcado por el dolo del autor, es decir, no es un error de tipo sino un error
de prohibición que afecta la conciencia de lo injusto.

Error sobre un elemento esencial del tipo

Puede ser vencible o invencible. El error invencible incide sobre un


elemento esencial del tipo, su presencia en el conocimiento del autor es
imprescindible para que pueda configurarse la realización típica de un delito; la
invencibilidad excluye el dolo y la culpa. En tanto, el vencible se presenta cuando
el autor no ha tomado la diligencia debida para poder evitar el error, en
consecuencia, el delito será sancionado como culposo, siempre y cuando éste se
encuentre previsto en la norma penal, de no ser así quedaría impune. El cuidado
exigido por la diligencia debida, se determinará en función a la capacidad
individual de las circunstancias concretas de la acción (incapacidades y
conocimientos individuales del autor). Ejemplo: A) sustrae un maletín a B, en la
creencia errónea de que es suyo, elemento normativo no abarcado por el
conocimiento: ajeno. El que yace sexualmente con una mujer, en la creencia
errónea que tenía más de 14 años de edad, etc.113.

112
VELÁSQUEZ V. Fernando, “Manual de Derecho Penal”. Parte General, 2da. edición, editorial Temis,
Bogotá-Colombia, 2004, pp. 295-296.
113
PEÑA-CABRERA FREIRE, “Derecho penal...”, p. 185.

58
3.2.9. LA ANTIJURICIDAD

3.2.9.1. INTRODUCCIÓN

Una vez subsumido (tipificado) el caso de la realidad en el supuesto de


hecho de una norma penal, el siguiente paso, en orden de la averiguación de si ese
caso puede engendrar responsabilidad penal, es la determinación de la
antijuricidad, es decir, la constancia de que el hecho producido es contrario a
Derecho, injusto, o ilícito.

La antijuricidad es la acción contraria al derecho; también la conducta


típica y antijurídica es un injusto penal. Antijuricidad es el juicio negativo de
valor que recae sobre una conducta humana, en tanto que injusto es la conducta
humana desvalorada114.

Como anota Raúl PEÑA CABRERA115, se comprueba que la tipicidad penal


aparece como un indicio de la antijuricidad, lo que viene a significar que los preceptos
permisivos asuman posición decisoria para abatir el carácter indiciario del tipo. El
efecto irradiante de los preceptos permisivos es amplio, rebasa el ámbito penal e
incursionan en todo el territorio globalmente considerado del ordenamiento jurídico. De
tal manera que la antijuricidad no constituye una característica privatística del derecho
penal, ya que la cobertura alcanza a la totalidad del orden jurídico, aunque naturalmente
con consecuencias diferentes a cada parcela del derecho.

Efectivamente, la constatación de la realización de un hecho típico da


pábulo a pensar que el hecho es también antijurídico (carácter indiciario de la
tipicidad), sin embargo, tal sospecha puede ser desvirtuada ante la presencia de
una causa de justificación, eliminando, por consiguiente, la antijuricidad.
Contrario sensu, la no concurrencia de causa de justificación alguna, hace que la
antijuricidad quede plenamente confirmada. Ello explica que en el terreno de la

114
WELZEL, “Derecho penal”, p. 77.
115
PEÑA CABRERA, “Tratado...”, pp. 393-394.

59
praxis, el juicio de antijuricidad es conducido a una comprobación negativa de la
antijuricidad misma.

3.2.9.2. CONCEPTO

Según Francisco MUÑOZ CONDE116, el término antijuricidad expresa la


contradicción entre la acción realizada y las exigencias del ordenamiento jurídico.
A diferencia de lo que sucede con otras categorías de la teoría del delito, la
antijuricidad no es un concepto específico del derecho penal sino un concepto
unitario, válido para todo el ordenamiento jurídico, aunque tenga consecuencias
distintas en cada rama del mismo.

El Derecho Penal no crea la antijuricidad sino que selecciona, por medio


de la tipicidad, una parte de los comportamientos antijurídicos, generalmente los
más graves, conminándolos con una pena. Normalmente la realización de un
hecho típico genera la sospecha de que ese hecho es también antijurídico (función
indiciaria de la tipicidad); pero esta presunción puede ser desvirtuada por la
concurrencia de una causa de justificación excluyente de la antijuricidad. Si no
concurre ninguna de estas causas, se afirma la antijuricidad y el siguiente paso es,
entonces, la constatación de la culpabilidad del autor de ese hecho típico y
antijurídico117.

3.2.9.3. ANTIJURICIDAD FORMAL Y ANTIJURICIDAD MATERIAL

La simple contradicción entre una acción y el ordenamiento jurídico se le


llama antijuricidad formal. La antijuricidad no se agota, sin embargo, en esta
relación de oposición entre acción y norma, sino que tiene también un contenido
material reflejado en la ofensa al bien jurídico que la norma quiere proteger. Se

116
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 65.
117
Ibidem.

60
habla en este caso de antijuricidad material. Antijuricidad formal y material no
son sino aspectos del mismo fenómeno118.

Una contradicción puramente formal entre la acción y la norma no puede ser


calificada de antijurídica, como tampoco puede ser calificada como tal la lesión de un
bien que no esté protegido judicialmente. La esencia de la antijuricidad es, por
consiguiente, la ofensa a un bien jurídico protegido por la norma que se infringe con la
realización de la acción. En la medida en que no se de esa ofensa al bien jurídico no podrá
hablarse de antijuricidad, por más que aparente o formalmente exista una contradicción
entre la norma y la acción. La falsificación de la firma de un personaje famoso por puro
pasatiempo o la confección de una Letra de Cambio con fines didácticos, etc., no
constituye una acción antijurídica de falsedad documental, ya que el bien jurídico
protegido en este delito, la seguridad en el tráfico fiduciario, no se ve afectado por estos
hechos119.

3.2.9.4. LOS CONCEPTOS DE LESIÓN Y DE PELIGRO

La ofensa al bien jurídico, que constituye la esencia del juicio de


antijuricidad, puede consistir en una lesión o en una puesta en peligro de dicho
bien jurídico.

La lesión del bien jurídico es un concepto normativo. Por tal no sólo debe
entenderse la destrucción o daño de un objeto material, sino también las ofensas
inferidas a bienes jurídicos de tipo ideal que no tienen un sustrato material. Tal
lesión es la destrucción de la vida o de una cosa ajena en los delitos de homicidio
y de daños, así como la ofensa al honor en el delito de injurias. Normalmente, la
forma consumada de los tipos delictivos contiene una lesión del bien jurídico
protegido en dicho tipo120.

118
Idem.
119
Idem.
120
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 67.

61
El peligro es un concepto también normativo en la medida en que
descansa en un juicio de probabilidad de que un determinado bien pueda ser
lesionado por el comportamiento realizado, aunque después esa lesión de hecho
no se produzca. El juicio de peligro es, pues, un juicio ex ante, que se emite
situándose al juzgador en el momento en que se realizó la acción. Para establecer
si la acción realizada era peligrosa para un bien jurídico, es decir, si era probable
que produjera su lesión, es preciso que el juzgador conozca la situación de hecho
en la que se realiza la acción que está enjuiciando (conocimiento ontológico) y
sepa además las leyes de la naturaleza y las reglas de experiencia por las que se
puede deducir que esa acción, realizada en esa forma y circunstancias, pueda
producir generalmente la lesión de un bien jurídico (conocimiento nomológico)121.

3.2.9.5. DESVALOR DE ACCIÓN Y DESVALOR DE RESULTADO

El contenido material de la antijuricidad no se agota, sin embargo, en la


lesión o puesta en peligro de un bien jurídico. No toda lesión o puesta en peligro
de un bien jurídico (desvalor de resultado) es antijurídica, sino sólo aquélla que se
deriva de una acción desaprobada por el ordenamiento jurídico (desvalor de
acción).

El Derecho Penal, por imperativo del principio de intervención mínima, no


sanciona toda lesión o puesta en peligro de un bien jurídico, sino sólo aquéllas que
son consecuencias de acciones especialmente intolerables.

En el enfoque de MUÑOZ CONDE122, sobre este punto, expresa: Ambos


conceptos, desvalor de acción y desvalor de resultado, son igualmente importantes
en la configuración de la antijuricidad, ya que están perfectamente entrelazados y
son inimaginables separados. El valor o desvalor de una conducta supone siempre
el valor o desvalor de un resultado. Así, por ejemplo, la prohibición de matar es
una consecuencia de la protección a la vida, la prohibición de robar, una
consecuencia de la protección a la propiedad. En ambos ejemplos, el desvalor de

121
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 68.
122
Idem.

62
la acción (matar, robar) se deriva ya del desvalor del resultado (destrucción de la
vida, lesión de la propiedad). Lógicamente los mandatos “no matar”, “no robar”,
etc., sólo tienen sentido si previamente se reconocen los valores que los
fundamentan: vida, propiedad, etc.

Por ello, parece superfluo la polémica sobre la prioridad entre el desvalor


de la acción y el desvalor del resultado. No existe una jerarquía lógica o valorativa
entre ellos, ya que ambos contribuyen, al mismo nivel, a constituir la antijuricidad
de un comportamiento. Lo que sucede es que, por razones político criminales, el
legislador a la hora de configurar los tipos delictivos puede destacar o hacer recaer
más el acento en uno u otro tipo de desvalor. Actualmente se pretende destacar el
desvalor de la acción, castigando con la misma pena la tentativa y el delito
consumado, adelantando la consumación del delito a simples puestas en peligro
del bien jurídico o incluso, lo que es recusable, sancionando la simple
desobediencia a la norma sin ofensa al bien jurídico protegido (delito de peligro
abstracto), o sancionando lo que es todavía más recusable, el llamado delito
imposible. Para evitar estos excesos debe tenerse en cuenta siempre el principio de
intervención mínima y la idea de antijuricidad material, según la cual sólo la
lesión o la puesta en peligro efectivos de un bien jurídico puede ser sancionado
con una pena123.

3.2.10. LA CULPABILIDAD124

3.2.10.1. INTRODUCCIÓN

Para la imposición de una pena, principal consecuencia jurídico-penal del


delito, no es suficiente con la comisión de un hecho típico y antijurídico, sino que
debe darse una tercera categoría, en la teoría general del delito, cuya presencia es
necesaria para imponer una pena. Esa categoría es la culpabilidad. Es una

123
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 68-69
124
Cfr. MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, pp. 99-106.

63
categoría cuya función consiste, precisamente, en acoger aquellos elementos que,
sin pertenecer al tipo de injusto, determinan la imposición de una pena.

Actúa antijurídicamente quien, sin estar autorizado, realiza un tipo


jurídico-penal y ataca con ello un bien jurídico penalmente protegido. Actúa
culpablemente quien comete un acto antijurídico pudiendo actuar de un modo
distinto, es decir, conforme a Derecho. Este concepto de culpabilidad como
reproche que se hace a una persona por haber podido actuar de modo distinto a
cómo realmente lo hizo, coloca al penalista ante la difícil situación de tener que
decidirse entre dos extremos igualmente cuestionables: o aceptar la capacidad
humana para actuar libremente y aceptar con ello el concepto de culpabilidad, o
negar esta capacidad, negando con ello, al mismo tiempo, la culpabilidad como
elemento de la teoría del delito.

3.2.10.2. LAS INSUFICIENCIAS DEL CONCEPTO TRADICIONAL DE

CULPABILIDAD

Según la concepción tradicional, actúa culpablemente el que pudo


proceder de otra manera. Pero esta concepción, es científicamente insostenible, ya
que se basa en argumentos racionalmente indemostrables: la capacidad de poder
actuar de un modo distinto a como realmente se hizo; algo en lo que se puede
creer, pero que no se puede demostrar.

Como decía ENGISCH, aunque el hombre poseyera esta capacidad de actuar


de un modo distinto a como realmente lo hizo, sería imposible demostrar en el
caso concreto si usó o no de esta capacidad, porque aunque se repitiera
exactamente la misma situación en la que actuó, habría siempre otros datos y
circunstancias que la harían distinta.

Una cosa es segura: entre varias opciones posibles, siempre se puede


elegir, pero no sabemos cuáles son las razones últimas que impulsan a elegir entre
una y otra opción. Por eso, no es posible fundamentar la culpabilidad en algo que
no conocemos suficientemente.

64
La culpabilidad supone algo más que la mera posibilidad de actuar de un
modo distinto a como se actuó.

3.2.10.3. EL CONCEPTO DIALÉCTICO DE CULPABILIDAD

La concepción tradicional ve en la culpabilidad un fenómeno individual


aislado que sólo afecta al autor de un hecho típico y antijurídico. Pero realmente
no hay culpabilidad en sí, sino una culpabilidad en referencia a los demás. La
culpabilidad no es un fenómeno individual, sino social. No es una cualidad de la
acción sino una característica que se le atribuye para poder imputársela a alguien
como su autor y hacerle responder por ella.

La culpabilidad no es una cualidad de la acción sino una característica que


se le atribuye para poder imputársela a alguien como su autor y hacerle
responsable por ella. Es la sociedad, o mejor su Estado representante, producto de
la relación de fuerzas sociales existentes en un momento histórico determinado,
quien define los límites de lo culpable y de lo inculpable, de la libertad y de la no
libertad. De ahí se deriva el concepto de culpabilidad tiene un fundamento social,
antes que psicológico y que no es una categoría abstracta o ahistórica al margen, o
incluso, como algunos creen, contraria a las finalidades preventivas de derecho
penal, sino la culminación de todo un proceso de elaboración conceptual
destinado a explicar por qué y para qué, en un momento histórico determinado, se
recurre a un medio defensivo de la sociedad tan grave como la pena y en qué
medida debe hacerse uso de ese medio.

3.2.10.4. CONCEPTO MATERIAL DE CULPABILIDAD

Según MUÑOZ CONDE, el fundamento material de la culpabilidad hay que


buscarlo en la función motivadora de la norma penal. La norma penal se dirige
a individuos capaces de motivarse en su comportamiento por los mandatos
normativos. Lo importante no es que el individuo pueda elegir entre varios

65
haceres posibles; lo importante es que la norma penal le motiva con sus mandatos
y prohibiciones para que se abstenga de realizar uno de esos varios haceres
posibles que es precisamente el que la norma prohíbe con la amenaza de una pena.
A partir de un determinado desarrollo mental y psicológico del individuo, se
espera que éste pueda motivarse por los mandatos normativos. La evolución
cultural y los conocimiento sociológicos, psicológicos y biológicos, han permitido
fijar en la legislación unos criterios para determinar los casos en los que, a partir
de un determinado grado de desarrollo psíquico y cultural, es posible atribuir al
individuo el hecho cometido y hacerle responsable del mismo. El fundamento
común a estos criterios que englobamos en el concepto de culpabilidad se
encuentra, por tanto, en aquellas facultades que permiten al ser humano participar
con sus semejantes, en condiciones de igualdad, en una vida en común pacífica y
justamente organizada. La “motivabilidad”, la capacidad para reaccionar frente a
las exigencia normativas es, según creo, la facultad humana fundamental que,
unida a otras (inteligencia, afectividad, etc.), permite la atribución de una acción a
un sujeto y, en consecuencia, la exigencia de responsabilidad por la acción por él
cometida.

3.2.10.5. ELEMENTOS DE LA CULPABILIDAD

Para poder afirmar la culpabilidad de una persona que, en el caso concreto,


ha cometido un hecho típico y antijurídico, es necesario que se den en esa persona
una serie de requisitos sin los cuales no se puede hablar de culpabilidad. Estos
elementos son:

a) La imputabilidad o capacidad de culpabilidad:

Bajo este término se incluyen aquellos supuestos que se refieren a la


madurez psíquica y a la capacidad del sujeto para motivarse (edad, enfermedad
mental, etc.). Es evidente que si no se tienen las facultades psíquicas para poder
ser motivado racionalmente, no puede haber culpabilidad.

66
b) El conocimiento de la antijuricidad del hecho cometido:

La norma penal sólo puede motivar al individuo en la medida en que éste


pueda conocer, a grandes rasgos, el contenido de sus prohibiciones. Si el sujeto no
sabe que su hacer está prohibido, no tiene ninguna razón para abstenerse de su
realización; la norma no le motiva y su infracción, si bien es típica y antijurídica,
no puede atribuírsele a título de culpabilidad.

b.1) El error de prohibición

El Código Penal de 1991 regula el error de prohibición en su art. 14, segundo


párrafo. El error de prohibición es el que recae sobre la comprensión de la antijuridicidad
de la conducta (ilicitud del hecho)125. Sólo cuando el ciudadano haya tenido posibilidad
de conocer el carácter antijurídico del acto cometido, legalmente se le podrá atribuir el
reproche personal y por ende la imposición de una pena. Es suficiente que el agente
conozca que su conducta lesiona o ponga en peligro bienes jurídicos de terceros, según el
“modo del profano”, del juicio del hombre medio y no de un lego del Derecho126.

El error de prohibición lleva su presencia al ámbito de la culpabilidad,


dejando íntegro el injusto doloso o culposo, excluyendo la responsabilidad o bien
anulándola (vencible). Existe error de prohibición no sólo cuando el autor cree
obrar lícitamente, sino también cuando ni siquiera se plantea la licitud o ilicitud de
su hecho, este juicio no se extiende sobre lo fáctico (elementos que lo hacen
típico) sino sobre su carácter antijurídico: acá el autor sabe lo que hace y lo que
quiere, más no conoce de su prohibición, ignorancia que extiende su
representación sobre el tratamiento que le da el derecho penal al hecho –sobre su
valoración jurídico penal- se produce entonces una ceguera ante los principios
mínimos de convivencia social, los cuales son recepcionados por todos los

125
VILLAVICENCIO TERREROS., Felipe, “Código Penal Comentado”, 3ra. edición actualizada, Editorial
Grijley, 2001, p. 82.
126
PEÑA CABRERA FREYRE, “Derecho penal...”, p. 333.

67
ciudadanos por los diversos medios de comunicación social existentes: la cultura,
el derecho constitudinario, la religión, la familia, el grupo, etc.127.

b.2) Formas de error de prohibición

b.2.1. Error de prohibición directo

Este tipo de error de prohibición se da cuando el autor desconoce que una


norma legal prohíbe el acto, la cree derogada o la interpreta de modo que la
considera que su comportamiento es permitido. Por ejemplo, el sujeto que
mantiene relaciones sexuales consentidas con una menor de 13 años de edad,
ignorando que la ley reprime todo acto sexual con menores de 14 años. Poco
importa que el autor haya o no reflexionado sobre la conformidad de su acto con
el ordenamiento jurídico. Se equivoca tanto quien duda sobre la licitud de su acto
antes de ejecutarlo, como quien nunca se planteó la cuestión128.

b.2.2. Error de prohibición indirecta

Se presenta también cuando el agente se equivoca sobre los límites legales


de una causa de justificación reconocida por el ordenamiento jurídico o sobre la
existencia de una causa de justificación no admitida por el derecho. Por eso
también se le denomina error sobre la permisión. En el primer caso, cree actuar
amparado en una causa de justificación (legítima defensa), pero en realidad sobre
pasa los límites de ésta. En la segunda hipótesis el agente estima que su acto
ilícito (lesionar a una persona) está permitido por el orden jurídico. Por ejemplo,
el padre que se cree autorizado por las normas de derecho de familia para
maltratar a su hijo menor desobediente con la finalidad de corregirlo. La doctrina
ha señalado, de modo correcto, la dificultad de distinguir ambos casos, puesto que
la primera hipótesis también implica la creencia de una causa de justificación
inexistente. Además, el error indirecto se parece al error directo porque en ambos

127
PEÑA CABRERA FREYRE, “Derecho penal...”, p. 334.
128
HURTADO POZO, “Manual...”, p. 662.

68
casos, el agente, conociendo los hechos, actúa con una representación de su
significación jurídica que contradice129.

b.2.3. Error de prohibición vencible

Deja subsistente la concurrencia del dolo, pero permite atenuar la pena en


vista de un menor grado de reprochabilidad atribuible. En este caso, el juicio de
culpabilidad se remite a que el autor no advirtió el carácter antijurídico del hecho,
pese a haber podido realizarlo, si es que hubiera tomado la debida diligencia del
caso, valoración que se efectúa en el caso concreto y dependiendo de las
facultades y conocimientos especiales del autor (ex ante). En el error de
prohibición vencible a diferencia del injusto imprudente, la resolución punitiva es
más exigente, dado que el individuo tenía más posibilidades de advertir y salir del
error en que se veía comprometido130

b.2.4. Error de prohibición invencible o inevitable.

Se configura como una eximente completa de responsabilidad penal. No


desaparece el dolo por no formar parte de la conciencia de la antijuricidad.
Significa pues, una garantía de los ciudadanos, de no ser sancionados penalmente,
por existir deficits en la relación normativa, en virtud de que el conocimiento de la
antijuricidad es un elemento indispensable que condiciona y dota de contenido el
juicio de culpabilidad, circunstancia que desemboca indefectiblemente en una
falta de merecimiento de pena.

El error es inevitable cuando el autor no ha podido obrar de otra manera


(WELZEL), sea porque el autor no tiene a su cargo la evitabilidad (JAKOBS), sea
porque quien no ha tenido la posibilidad de conocer la ilicitud no puede ser
alcanzado por el mandato normativo (ROXIN), o porque el autor no ha podido
conocer la ilicitud a pesar de haber empleado su capacidad para ello (RUDOLPHI).

129
HURTADO POZO, “Manual...”, p. 663.
130
PEÑA-CABRERA FREYRE, “Derecho penal...”, p. 334-335.

69
El juicio sobre la invencibilidad del error se debe realizar, separándolo en dos
diversos momentos: a) la cuestión de si el autor tuvo razones para suponer la
antijuricidad, y b) si tuvo a su disposición la posibilidad de aclarar la situación
jurídica. En consecuencia, la exclusión de punibilidad se basa en la ausencia de
culpabilidad131.

c) La exigibilidad de un comportamiento distinto:

Normalmente el Derecho regula la realización de comportamientos


incómodos o difíciles, pero no imposibles. El Derecho no puede, sin embargo,
regular comportamientos heroicos; toda norma jurídica tiene un ámbito de
exigencia, fuera del cual no puede exigirse responsabilidad alguna. Esta
exigibilidad, aunque se rija por patrones objetivos, es en última instancia, un
problema individual: es el autor concreto, en el caso concreto, quien tiene que
comportarse de un modo u otro. Cuando la obediencia de la norma pone al sujeto
fuera de los límites de la exigibilidad, faltará ese elemento, y con él, la
culpabilidad.

Estos 3 elementos son elementos graduales (excepto en el caso de la minoría


de edad) y, por eso, cuando hay alguna causa que los modifica o desdibuja, estas
causas pueden tener sólo un efecto atenuante de la culpabilidad cuando no tienen
la entidad suficiente para excluirla totalmente.

3.2.11. EL CAUSALISMO Y EL FINALISMO.

3.2.11.1. IDEAS Y CONCEPTOS PRELIMINARES.

La moderna teoría del delito nace con Franz VON LISZT bajo la influencia
del modelo positivista de la ciencia. Tras el auge de las ciencias experimentales,
se extendió a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX una actitud de admiración

131
PEÑA-CABRERA FREYRE, “Derecho penal...”, p. 335.

70
por lo científico acompañada de un rechazo de la metafísica. El positivismo
jurídico fue el resultado de esta nueva mentalidad en el ámbito de la doctrina
jurídica. Karl BINDING representó en Alemania una primera versión de esta
corriente, que pretendió cientificidad excluyendo los juicios de valor y limitando
su objeto al Derecho positivo. VON LISZT, por su parte, caracterizó una segunda
versión del positivismo jurídico, que compartió la utilización de un método
descriptivo y clasificatorio que excluía lo filosófico y los juicios de valor, pero
que consideraba la realidad empírica, no jurídica: el positivismo de LISZT fue un
positivismo jurídico con tintes naturalistas132.

Ni la acción, ni la antijuricidad, ni tampoco la culpabilidad –los tres pilares


básicos del concepto de delito de VON LISZT– podían entenderse adecuadamente
prescindiendo de su significado valorativo. Pronto se vio que la acción no era sólo
movimiento físico. Más evidente era aún que la antijuridicidad no es una mera
descripción de una causación. Del mismo modo, el significado negativo del
concepto de culpabilidad no podía sustituirse por la sola constatación de una
conexión psicológica cuasi-causal entre el hecho producido y la mente del autor.
El neokantismo de la escuela sudoccidental determinó una reinterpretación de
todos los conceptos de la teoría jurídico-penal, apoyándose en conceptos
valorativos.

Para WELZEL la finalidad de la acción, como estructura lógico objetiva de


este concepto, debe ser respetada tanto por el legislador como por la ciencia
jurídica. Del mismo modo, también la capacidad del ser humano de auto-
determinarse conforme a sentido, que WELZEL entiende como "poder actuar de
otro modo", sería para este autor otra estructura ontológica que ni el legislador ni
la ciencia jurídica pueden desconocer.

Entonces pues, en esta evolución, hubo una respuesta frente al


ontologismo desde hace algo más de treinta años, que se fue imponiendo en forma
creciente. Se trataba de un enfoque normativista de las cuestiones jurídico-

132
Vid. MIR PUIG, Santiago. “LÍMITES DEL NORMATIVISMO EN DERECHO PENAL”. En REVISTA
ELECTRÓNICA DE CIENCIA PENAL Y CRIMINOLOGÍA. Nº 7, Diciembre, 2005, pp. 3 y ss.
http://criminet.ugr.es/recpc/07/recpc07-18.pdf

71
penales. Dos han sido los autores que más han contribuido a esta evolución: Claus
ROXIN, primero, y Günther JAKOBS, después. Los dos contrapusieron sus
(distintas) perspectivas normativistas al ontologismo característico del finalismo
de WELZEL. Cuando éste alcanzaba su apogeo en Alemania, ROXIN publicó un
trabajo en que atacó el concepto final de acción por basarse en una óptica
ontologista inadecuada a las necesidades del Derecho y al carácter normativo de
los elementos del concepto de delito. El joven ROXIN se presentó, pues, desde un
principio como defensor de un punto de vista normativista enfrentado al
ontologismo de WELZEL. Por su parte, JAKOBS, aunque más de veinte años más
tarde, presentó también su concepción del Derecho penal como una concepción
normativista diametralmente opuesta al ontologismo finalista de su maestro
WELZEL. Sin embargo, el normativismo de JAKOBS es mucho más radical que el
de ROXIN. Éste admite que el normativismo encuentra un límite en la realidad
empírica, la cual tendría sus propias exigencias y condicionaría las construcciones
jurídicas y las soluciones a que deben conducir. Por otra parte, postula una
dogmática del Derecho penal abierta a principios político-criminales desde las
cuales interpretar las normas jurídico-positivas. JAKOBS, en cambio, contempla el
Derecho como un sistema normativo cerrado, autorreferente, y limita la dogmática
jurídico-penal al análisis normativo funcional del Derecho positivo, con exclusión
de consideraciones empíricas no normativas y de valoraciones externas al sistema
jurídico-positivo.

Si el normativismo de Claus ROXIN y Günther JAKOBS reaccionó contra el


ontologismo de Hans WELZEL, éste había surgido a su vez en oposición al
relativismo valorativo del neokantismo, el cual por su parte se había contrapuesto
al naturalismo de Franz VON LISZT.

3.2.11.2. FUNDAMENTOS DEL CAUSALISMO.

a) SOBRE LA ACCIÓN EN EL CAUSALISMO CLÁSICO (O


NATURALISTA). Se concebía la acción en términos puramente naturalísticos.
Existía acción con el mero movimiento corporal, sin que fuera necesario ningún

72
otro requisito. Posteriormente, a partir de 1881133, en el concepto de acción se
incluye la referencia a la voluntariedad.

Así pues, la acción –con el causalismo natural- se concibe como un


movimiento corporal voluntario que causa una modificación del mundo exterior.
Es, como señalaba VON LISZT, la “voluntaria causación o no evitación de un
cambio en el mundo exterior”, pero, el contenido de la voluntad no es integrante
de la acción. Esta “voluntariedad” es únicamente el impulso de la voluntad. Para
la existencia de acción basta saber que el autor “ha querido algo”; conocer qué es
lo que realmente ha querido, interesa únicamente para efectos del juicio de
culpabilidad, pero no para afirmar la existencia de acción. De manera que se
distingue entre el impulso de la voluntad y el contenido de la voluntad,
estimándose que mientras aquel pertenece a la acción, éste debe ser examinado en
la culpabilidad. En la acción hay, para el concepto causal, voluntariedad en el
acto, no en el resultado. Por ello, VON LISZT afirmaba que “hablar de una volición
del resultado sólo puede inducir a errores”134.

La teoría causal aplicaba las leyes de las ciencias naturales al Derecho


penal, de manera que consideraba que un delito era una consecuencia natural de
un suceso causal previo. Acción y resultado aparecen fusionados y unidos por una
relación de causalidad, pero la identificación entre acción y resultado es tal que en
el concepto de acción se incluye el resultado. Así, para esta concepción, la acción
es la pura causación de un resultado, por lo que a la acción pertenece todo lo que
naturalísticamente conduzca a ese resultado. Por esta razón se incluye la conducta
voluntaria, la relación de causalidad y el resultado.

Vale decir, a manera de síntesis, que la base del sistema fue la acción
entendida como un movimiento corporal, con prescindencia del sentido del
suceso, esto es, sin interesarle el contenido de la voluntad del agente. VON LISZT
completó este concepto de acción agregándole la perceptibilidad de los sentidos,

133
Fecha correspondiente a la primera edición del Tratado de Franz VON LISZT (“Lehrbuch des
Deutschen Stafrechts”).
134
VON LISZT, Franz. “TRATADO DE DERECHO PENAL. PARTE GENERAL”. Trad. de la 20 ed.
alemana por Luis JIMÉNEZ DE ASÚA, t. II. Ed. Reus, Madrid, 1927, p. 298.

73
la modificación en el mundo externo y, además, la relación de causalidad entre
acción y resultado. Todo el sistema está determinado según el dogma causal del
positivismo.

b) SOBRE LA CULPABILIDAD EN EL SISTEMA CAUSALISTA CLÁSICO.


VON LISZT deja reducida la acción a un proceso causal originado en un impulso
voluntario, pero la representación de su contenido no es un problema de la acción,
sino de la culpabilidad. Esta relación subjetiva con la acción se agota en el dolo
y la culpa. Por otra parte, la imputabilidad es presupuesto de la culpabilidad, es
capacidad de acción. Decía VON LISZT que “la infracción criminal, como el delito
civil, es un acto culpable. No basta con que el resultado pueda ser objetivamente
referido a la manifestación de voluntad del agente, sino que también debe darse
subjetivamente, el nexo, en la culpabilidad del autor” 135.

El concepto de culpabilidad de la estructura clásica del delito reunía la


totalidad de procesos espirituales y psíquicos que en el hecho se desarrollan en el
interior del autor; es decir, la concepción psicológica de la culpabilidad considera
a ésta como la relación psicológica existente entre el autor y el hecho136. Las
formas en las que puede darse este lazo psicológico son el dolo y la culpa que, por
lo tanto, se examinan como dos especies o formas de culpabilidad.

Para esta concepción, a la culpabilidad sólo le pertenece aquello que


exprese o se refiera únicamente al dolo o a la culpa. Todo lo demás queda fuera de
la culpabilidad. Por ello, la imputabilidad es considerada como algo previo a la
culpabilidad; también quedan fuera de la culpabilidad tanto las causas que
excluyen la imputabilidad como las que excluyen la culpabilidad. La razón se
encuentra en que tales cuestiones no se refieren a la indicada relación psicológica
entre el autor y su hecho. En definitiva, la culpabilidad se concreta únicamente en
el contenido de sus dos especies, el dolo y la culpa.

135
VON LISZT, “TRATADO…”, t. II, p. 386.
136
Idem.

74
c) LA REALIDAD EN EL CAUSALISMO NEOCLÁSICO (O NEOKANTIANO).
La idea esencial es que la realidad es algo sin formas. En el sentido de RICKERT137, hay
una transformación metodológica de la realidad en un irreal concepto del mundo y,
específicamente en el Derecho, en un orden práctico de la relación de vida óntica.

El normativismo –pues de eso se trata-, surge por oposición al naturalismo,


partiendo del principio de que “del ser no se deduce el deber ser”. Es decir, del
análisis empírico de la realidad no puede extraerse ningún elemento normativo.
Con la entrada de la escuela sudoccidental alemana, comienza la idea en la
dogmática penal de que los conceptos jurídicos son autónomos y no deben estar
sujetos a ningún dato óntico.

En este esquema es de importancia el concepto de valor, la relación de valor


hace el material de los hechos históricos. El esquema queda de esta forma: la naturaleza
de las cosas se basa en hechos que quedan bajo las leyes. En la cultura, en cambio, el
ser de ellas son los valores. Estos valores no son bienes, sí los objetos culturales, porque
en éstos reside el valor. Pero lo que importa son los valores cuya esencia consiste en su
vigencia. Ahora bien, el valor, cuando reside en el objeto, es un bien. Si reside en el
sujeto, en cambio, el acto se transforma en una valoración138.

El conocimiento no es copia o reproducción de la realidad. La realidad es


continua, es cambiante, no hay un proceso que sea igual a otro. La realidad es un
caos de sucesos. Es necesario entonces, transformar lo continuo heterogéneo en
continuo homogéneo, hacer cortes, seccionar el flujo de la realidad de acuerdo a la
ciencia de que se trate. Por eso su comprensión tiene significación en base a los
valores. Estos valores tienen significación porque son el contenido de las formas
que tienen vigencia como acto de conocimiento. El conocimiento no es una
representación, sino una transformación del material dado. Asimismo, sólo los

137
Es quizás en RICKERT donde la cuestión se hace más nítida. Distingue entre naturaleza y cultura,
pero entendiendo a la naturaleza no como algo corporal o físico, sino en el sentido de legalidad en la
metodología, esto es, de la existencia de las cosas, en cuanto que son determinadas según leyes
universales. Pero queda claro que en esta distinción no existe un dualismo ontológico, ya que se afirma
que la realidad es una sola. Esto significa que no hay dos grupos de objetos escindidos, sino que
algunos objetos de la naturaleza tienen una especial significación, y son los objetos culturales.
138
Se sigue en lo general, para este tema, a PÁRRAGA DE ESPARZA, Marisela, “FUNDAMENTOS DE
LA FILOSOFÍA EN EL NEOKANTISMO DE BAIDEN”. En REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO.
Maracaibo-Venezuela, 1978, Nº 52, p. 19

75
valores tienen validez. Vigencia significa siempre vigencia de valores. El
conocimiento tiene vigencia, no sólo si fácticamente existe, sino si tiene sentido,
es decir, si trae sobre sí el valor.

La causa de la reestructuración del concepto de delito operada por el


sistema neokantiano radicó en el hecho de reconocer que el injusto no es
explicable en todos los casos sólo por elementos puramente objetivos y que, a la
inversa, la culpabilidad tampoco se basa exclusivamente en elementos subjetivos.
Las normas establecen el deber ser y son independientes del ser. Al establecer el
deber ser, pueden introducir valoraciones de la conducta humana, por lo que ellas
implican mandatos y prohibiciones. De ahí que MEZGER139 refiera que en el delito
de acción el autor infringe una norma prohibitiva, en el delito de omisión infringe
una norma perceptiva y, por último, en el delito de comisión por omisión infringe
al mismo tiempo una norma perceptiva y una norma prohibitiva. La norma penal
al referirse a la acción la está valorizando, introduciendo la idea de mandato o
prohibición de hacer; es el deber ser.

d) SOBRE LA ACCIÓN EN EL SISTEMA CAUSAL NEOCLÁSICO. Los


causalistas neoclásicos, aunque introducen la valoración en los conceptos siguen
manteniendo el criterio de que el contenido de la voluntad no interesa para la
acción. Gustav RADBRUCH140 ya indicaba que era preciso admitir un concepto de
acción que abarcara solamente la relación de causalidad entre la voluntad y el
hecho, y remitir por completo a la culpabilidad el problema de conocer cuál era el
contenido de la voluntad. Así, en este sentido, para MEZGER acción es la
“conducta corporal dominada por la voluntad”141.

Los neoclásicos inciden en la cuestión de la voluntariedad. “La acción es


esencialmente la realización de la voluntad. Esta voluntad puede estar dirigida a la
actividad corporal o a evitar la misma. En este sentido, actuar y omitir son ambos

139
MEZGER, Edmund. “TRATADO DE DERECHO PENAL. PARTE GENERAL”, t. I. Traducción de
Juan RODRÍGUEZ MUÑOZ. Ed. Revista de Derecho Privado, 2da ed., Madrid, 1946, pp. 168-169.
140
RADBRUCH, Gustav. “DER HANDLUNGSBEGRIFF IN SEINER BADEUTUNG FÜR DAS
STRAFRECHTSSYSTEM”, 1904, p. 130; posteriormente, “ZUR SYSTEMATIK DER
VERBRECHENSLEHRE”, I, Tübingen, 1930; citado según LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo, ver
nota 111.
141
MEZGER, “TRATADO...”, t. I, pp. 217-218.

76
formas de aparición de la acción”, dirá Alexander GRAF ZU DOHNA. Él señalaba
que el delito no es acción merced a esas características externas: el movimiento
corporal y el resultado; sino que la acción esencialmente es la realización de la
voluntad. Cuestión distinta es el contenido de la voluntad142.

La acción no debe verse como un concepto puramente causal,


perteneciente al mundo del ser, sino que pertenece al mundo de los valores. A
juicio de MEZGER143, la acción es un concepto referido a un valor, que puede
soportar sobre sí los atributos-valores de la antijuricidad y la culpabilidad. La
acción está tomada de la realidad, pero es valorizada en la norma. Ahora bien,
aunque se valorice la acción, esto no debe conducir a una confusión con las
valoraciones que se realizan en la antijuricidad y en la culpabilidad. Por ello,
afirmará MEZGER que “el concepto de acción es un concepto ontológico, el ser
jurídico. La apreciación normativa (el deber ser jurídico) de sus distintos
elementos, no tiene lugar en él, sino en sus elementos atributivos de la
antijuricidad y de la culpabilidad”144. Añade MEZGER que el concepto de acción
sólo puede presentar exclusivamente las posibilidades ontológicas de valuación a
las que es posible conectar una selección normativa ulterior. El concepto de
acción debe proporcionar y contener una descripción lo más neutral posible de
todo acontecimiento que se tome en cuenta en el aspecto jurídico-penal, por lo que
no debe ser recargado de antemano con valoraciones innecesarias.

e) SOBRE LA CULPABILIDAD EN EL SISTEMA CAUSALISTA


NEOCLÁSICO. La concepción psicológica de la culpabilidad, propia del sistema
causal naturalista o clásico devino en una urgente reestructuración, de manera tal
que fue necesaria la aparición de la denominada concepción normativa de la
culpabilidad. Pese a ello, la normativización del concepto de culpabilidad no fue
inmediata, sino que fue haciéndose poco a poco, a lo largo del tiempo, con aportes
y avances de diversos autores.

142
Cfr. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. “DERECHO PENAL, PARTE GENERAL”, t. I. Ed.
Gaceta Jurídica, Lima, Junio, 2004, p. 68
143
MEZGER, Edmund. “DERECHO PENAL, PARTE GENERAL. LIBRO DE ESTUDIO”. Traducción de
de la 6ta ed. alemana por Conrado FINZI. Ed. Cárdenas Editor y Distribuidor, Tijuana, 1985, pp. 188-
190.
144
MEZGER, “DERECHO PENAL...”, p.88.

77
Ya luego, en el iter evolutivo de la concepción normativa de la
culpabilidad, sería James GOLDSCHMIDT145 quien introduciría la necesaria
referencia a la norma, dando un paso importante en la normativización del
concepto de culpabilidad. GOLDSCHMIDT parte de afirmar que la normativización
no se halla en el dolo, en la culpa o en la imputabilidad, y tampoco en la
motivación normal o en las circunstancias concomitantes de las que hacía
mención FRANK, pues todos esos son elementos psíquicos de la culpabilidad. Por
esta razón decía que la característica normativa de la culpabilidad debía ser
siempre una vinculación normativa del hecho psíquico.

GOLDSCHMIDT llega a distinguir entre la norma de derecho (de


determinación) y la norma de deber. Esta última (de carácter hipotético), pretende
que la persona se motive por el deber jurídico a menos que esté ya decidido por
otras razones a una conducta conforme al derecho146. Estas normas se diferencian
no sólo porque una se refiera a la conducta exterior y la otra a la conducta interior
(a la motivación), sino que también se diferencian bajo otros aspectos. Las normas
de derecho pueden ser prohibiciones o mandatos, mientras que las normas de
deber son mandatos. A ello debe adicionársele que la norma de deber obliga a la
persona por la representación de que su actuación de voluntad causaría un
resultado prohibido. Es decir, se trata de una norma que motiva la conducta de la
persona al representarse ésta que su obrar causará un resultado prohibido por la
norma de derecho. Las normas de derecho y las de deber son independientes,
pues, de la norma de determinación no se deduce sin más la norma de deber.
Justamente a las normas de deber pertenecen las causas de exculpación.

Partiendo por ello de la distinción entre norma de derecho y norma de deber,


GOLDSCHMIDT hace entrar en aplicación la norma de deber para introducir la
normativización en el concepto de culpabilidad. Cuando a la persona se le puede exigir
que se hubiera motivado por la representación del deber y no lo hizo, es reprochable.

145
Vide. GOLDSCHMIDT, James. “LA CONCEPCIÓN NORMATIVA DE LA CULPABILIDAD”. Maestros
del Derecho Penal 7. Traducción de Margarethe de GOLDSCHMIDT / Ricardo NÚÑEZ. Ed. B de f,
Buenos Aires / Montevideo, 2002, pp. 83 y ss.
146
GOLDSCHMIDT, “LA CONCEPCIÓN...”, p. 91.

78
De manera que a la persona se le puede reprochar su conducta cuando se le puede
exigir que se hubiera motivado por la norma de deber y no lo hizo.

Por consiguiente, la culpabilidad se presenta como un juicio de reproche por


haber obrado de forma contraria a la norma de deber. Así pues, la norma de derecho
será la que se utilice a efectos de la tipicidad y la antijuricidad, mientras que la norma
de deber será la que nos aporte, conforme a la exigibilidad, si la conducta es o no
reprochable: La culpabilidad es reprochabilidad cuando es exigible147.

3.2.11.3. FUNDAMENTOS DEL FINALISMO

Si en los modelos de la teoría del delito anteriores los conceptos jurídicos


se habían de orientar a partir de las ciencias naturales y en la filosofía de los
valores neokantiana, Hans WELZEL toma como punto de partida una visión
fenomenológica y, posteriormente, ontológica. El cuestionamiento llevado a cabo
por WELZEL no se realiza sólo desde una perspectiva del Derecho penal, sino que
reconoce que éste va más allá.

En este sentido, WELZEL pretende mostrar que los objetos sobre los que el
Derecho formula sus conceptos son siempre los mismos y que por lo tanto, lo que
para una ciencia es verdadero también lo debe ser para la otra. Lo que sucede es
que no en todas las ciencias el mismo objeto se presenta en su totalidad. Según
WELZEL, sólo existe una única verdad. Por consiguiente, no se puede sostener que
la voluntad, por ejemplo, sea distinta desde la perspectiva de la psicología que
desde la perspectiva de la ética148.

Así, no es el objeto el que debe determinar el método de estudio, sino el


método el que se debe determinar en función del objeto. No estamos en presencia

147
Vid. sobre esta apreciación de la concepción de GOLDSCHMIDT, LÓPEZ B., “DERECHO
PENAL...”, p. 333.
148
WELZEL, Hans. “ESTUDIOS DE DERECHO PENAL”. Trad. de Gustavo ABOSO y Tea LÖW. Ed. B
de F, Montevideo / Bs. As., Mayo, 2003, p. 149.

79
de algo amorfo que deba ser determinado, sino que nuestro conocimiento del
objeto es al principio “amorfo” y es el que se debe ir determinando149.

WELZEL pone de manifiesto que los objetos sometidos a valoraciones para


la formación de un concepto jurídico tienen dos momentos: por un lado, un
momento ontológico y, por otro lado, un momento normativo. En este sentido, el
ordenamiento jurídico determina qué fenómenos ontológicos quiere valorar y
conectar con una determinada consecuencia jurídica, pero lo que el ordenamiento
jurídico no puede hacer es cambiar los fenómenos cuando lleva a cabo dicha
tipificación de una conducta en el Código penal. Los tipos penales sólo pueden
reflejar un material ontológicamente predeterminado, pero lo que no pueden es
modificar esa estructura ontológica.

Para WELZEL, dado que el Derecho penal se ocupa exclusivamente de


acciones humanas, la nueva visión que se tenga del hombre influenciará también
su concepción como sujeto del Derecho penal. En este sentido reconoce WELZEL,
que tanto el contenido como el proceso de desarrollo de la condición espiritual del
hombre sólo se puede comprender a partir de una visión general del mismo.

La capacidad de conducir una acción de forma final constituye, por tanto,


el principal criterio de determinación de la esencia del hombre150. A partir de esta
nueva concepción del hombre, que deja de lado la visión puramente biológica del
mismo introduciendo elementos psico-sociológicos, WELZEL elabora los nuevos
fundamentos del Derecho penal, dando lugar a un nuevo concepto de acción y de
culpabilidad en la teoría del delito.

WELZEL formula el sentido y la función específica que debe cumplir el


Derecho penal como rama del ordenamiento jurídico. En este sentido, el Derecho
penal determina cuáles son las características de la acción delictiva y las conecta

149
WELZEL, “ESTUDIOS...”, p. 151.
150
El planteamiento filosófico de WELZEL sobre su antropología filosófica le viene dado de las ideas
de Arnold GEHLEN. En este sentido, vid. GEHLEN, Arnold. “DER MENSCH”, 1940, 13. ed., citado
según BACIGALUPO S., “LA RESPONSABILIDAD PENAL...”, p. 109.

80
con una consecuencia jurídica que tiene lugar en forma de pena o medida de
seguridad. Por lo tanto, la función del Derecho penal dentro del ordenamiento
social tienen dos aspectos: por un lado, una función ético-social y, por otro lado,
una función preventiva.

3.2.11.4. SOBRE LA ACCIÓN EN EL SISTEMA FINALISTA

Como consecuencia de la crisis en la que se encontraba en aquellos


momentos la teoría de la relación de causalidad se pone a su vez en duda el
significado mismo de la acción. Las distintas teorías de la relación de causalidad
resultaban insuficientes para explicar la exclusión de determinados
comportamientos de la responsabilidad penal. En este sentido, el primer obstáculo
al que se enfrentó la teoría de la conditio sine qua non, fue intentado resolver por
la teoría de la causalidad adecuada: no toda causa es penalmente relevante, sino
sólo aquellas causas que sean relevantes para la relación de causalidad típica;
todas las demás causas que tengan lugar fuera de aquellas abarcadas por el dolo
del tipo, se excluyen de la relación de causalidad.

WELZEL considera que para formular un juicio sobre la estructura de la


acción, es necesario investigar la esencia de los actos de la voluntad y reconocer
que éstos son presupuestos de la acción. En este sentido, los estudios psicológicos
realizados en aquella época ponían de manifiesto que los actos de percepción, de
reconocimiento, de pensamiento y de voluntad vinculaban con la intencionalidad.
Ésta, surge así, como una relación específica entre determinadas vivencias
espirituales y su objeto. La finalidad del pensamiento es el conocimiento de la
composición y de la relación estructural de los sucesos. Por lo tanto, la
concordancia existente entre el acto de reconocimiento y el objeto no es causal. La
relación y la determinación de los objetos constituyen el fundamento lógico, en el
cual se apoya el acto para el reconocimiento del objeto. La intencionalidad
adquiere aquí una función conductora del pensamiento. Debido a su carácter
intencional el pensamiento se puede dirigir en función de la causalidad de los
objetos. Por lo tanto, la intencionalidad es el factor determinante para que exista

81
una concordancia fundada entre el acto y el objeto y, por lo tanto, para la
existencia del conocimiento. En la relación intencional el pensamiento se orienta
en función del suceso y de su estructura151.

WELZEL entiende haber encontrado la diferencia ontológica determinante


del suceso real. Junto al suceso real existe otro suceso que no se encuentra
sometido a la ley de causalidad sino a la ley del sentido intencional. Mientras que
el suceso causal se caracteriza porque toda causa tiene lugar en función de una
causa anterior que sólo es un miembro más en la cadena de causalidad hacia el
resultado, un suceso que tiene lugar en función de un sentido intencional
(teleológico) es determinado por un sujeto personal teniendo en cuenta el
contenido de sentido de la intención de los posibles objetos. De esta manera, el
resultado le pertenece al sujeto de forma muy diferente que por un mero efecto de
su causa. O, dicho con otras palabras, el resultado es (objetivamente) imputable al
sujeto. Esta imputación (objetiva) no afirma nada sobre la valoración de su
culpabilidad, ni tampoco sobre la valoración del suceso imputable. De aquí se
deduce únicamente que el suceso objetivamente imputable se le puede imputar a
la culpabilidad del autor, dado que sólo puede ser responsable de un resultado
determinado por el sentido de un sujeto personal. Ello constituye la diferencia
ontológica de las distintas valoraciones jurídico-penales: sólo aquel suceso que
depende de la acción de un sujeto realizada con sentido, es posible ser imputado a
la culpabilidad de tal sujeto.

A partir de aquí deduce WELZEL que el fundamento de toda posible


valoración jurídico-penal de la relación existente entre el sujeto y el resultado lo
constituye la ley de la intencionalidad: todo resultado típicamente descrito que
haya sido realizado con sentido o cuya evitación haya sido previsible por el autor
puede ser considerado como hecho o acción propias de un determinado sujeto, y
por lo tanto, objetivamente imputable a éste152.

Toda acción es una acción final y no un suceso meramente causal. La


“finalidad” de la acción se basa en que el hombre puede prever, en virtud de su
151
WELZEL, “ESTUDIOS...”, pp. 130-132.
152
WELZEL, “ESTUDIOS...”, pp. 138-144.

82
conocimiento de la causalidad, en cierta medida las consecuencias de sus acciones y
se puede, por lo tanto, poner diferentes objetivos y dirigir sus acciones de forma
planeada a la obtención de los mismos. La voluntad dirigible constituye la espina
dorsal de la acción final. La voluntad es el factor de dirigibilidad que sobredetermina
el suceso real exterior y que lo convierte en una acción determinada por su finalidad.
Sin la existencia de la voluntad se destruye la estructura fundamental de la acción y se
convertiría nuevamente en pura causalidad.

3.2.11.5. SOBRE LA CULPABILIDAD EN EL SISTEMA FINALISTA

El concepto de culpabilidad normativo vigente hasta el momento sufre una


profunda modificación a partir de las elaboraciones de la teoría final de la acción,
al verse trasladados el dolo de los delitos dolosos y la vulneración del deber
objetivo de cuidado de los delitos culposos al ámbito del tipo penal, eliminando
así los elementos constitutivos y determinantes de la culpabilidad en el sentido del
concepto psicológico de la culpabilidad.

WELZEL no pretende romper por completo con el concepto normativo de


culpabilidad, sino darle su verdadero sentido normativo; es decir, la culpabilidad
como un verdadero juicio de valor. Así, la culpabilidad constituye el reproche
personal frente al autor por no haber omitido la acción antijurídica, a pesar de haber
podido omitirla. El comportamiento del autor no es como el Derecho se lo exigía, a
pesar de haber tenido capacidad para responder frente a la exigencia del deber del
Derecho: es decir, se podría haber motivado de acuerdo a la norma pero no lo hizo.
En esta posibilidad que tenía el autor de motivarse por la norma y, consecuentemente,
haber actuado de conformidad a Derecho se encuentra la esencia de la culpabilidad;
esto es lo que fundamenta el reproche personal frente al autor por su acción
antijurídica y que se le hace por medio del juicio de culpabilidad153.

153
Vid., sobre la concepción de la culpabilidad en el modelo finalista: WELZEL, “ESTUDIOS...”, pp.
70-80; él mismo, “EL NUEVO SISTEMA DEL DERECHO PENAL. UNA INTRODUCCIÓN A LA
TEORÍA DE LA ACCIÓN FINALISTA”. Trad. de José CEREZO MIR. Ed. B de F, Montevideo / Bs. As.,
Junio, 2002, pp. 125 y ss.

83
Por lo tanto, el objeto del reproche de culpabilidad se dirige, en primer
lugar, contra la voluntad, dado que la voluntad es lo que le hubiese permitido al
autor conducir su comportamiento de acuerdo a Derecho, y, en segundo lugar,
contra la acción en su conjunto.

La culpabilidad es la reprochabilidad de la formación de la voluntad y,


consecuentemente, toda culpabilidad es culpabilidad de voluntad. Sólo se le puede
reprochar al autor como culpabilidad aquello que se pueda atribuir a su voluntad
cuando lo podría haber hecho de otra manera. Sus cualidades y condiciones sólo
se le pueden reprochar en función de cómo las haya empleado o realizado, pero no
en función de cómo las podría haber empleado.

Bajo estas condiciones, el reproche de culpabilidad presupone que el autor


se hubiese podido motivar de acuerdo a la norma y esto no en un sentido
abstracto, es decir, no cualquier persona en lugar del autor, sino que esa persona
en concreto en esa determinada situación podría haber formado su voluntad de
acuerdo al Derecho. Este reproche tiene dos premisas: en primer lugar, que el
autor tenga la capacidad mental de motivarse de acuerdo a la norma (ello
constituye el presupuesto existencial de la reprochabilidad: la imputabilidad); y,
en segundo lugar, que por su conocimiento de la antijuricidad, hubiese podido
motivar su comportamiento de acuerdo a la norma. Para ello entonces, se debe
abordar el problema de la libertad de voluntad.

Nos encontramos ante un segundo concepto más estricto de la voluntad.


En relación a la acción se empleaba la capacidad de dirigibilidad en un sentido
amplio que incluía todos los impulsos dirigidos a la realización de una
determinada finalidad, esto es, se refería a la forma específica de realización de
los objetivos de los impulsos en el suceso exterior (de la dirigibilidad de la
acción). Ahora, se trata de establecer que también se pueden dirigir los impulsos
mismos en función del contenido de su sentido y de su valor. El objeto de esta
dirigibilidad final no es el suceso causal exterior. El punto de orientación de esta
dirigibilidad no es respecto de la utilidad del medio para la obtención del fin, sino
sobre el contenido del sentido del impulso respecto del cual la persona se sienta

84
obligada, es decir, en el ámbito de las normas del ordenamiento jurídico. Por lo
tanto, los actos que se llevan a cabo ya dentro de este plano tienen lugar por el
sentido o por el valor que el hombre les adjudica y no por medio de un proceso
causal.

Después de esta delimitación existencial del problema de la libertad de


voluntad y de la afirmación de su existencia, WELZEL analiza cómo le es posible
al hombre modificar el curso causal por medio de su dirigibilidad conducida por el
sentido de manera tal que sólo él puede ser responsable por haber tomado la
decisión incorrecta en vez de la correcta.

Anteriormente, se conocía una sola forma de determinación, la misma que


era constituida por la causalidad. Sin embargo, la ley de la causalidad no permite
hacer un reproche al sujeto por haber tomado la decisión incorrecta, ya que
siempre existe una decisión –independientemente de ser correcta o no- desde el
comienzo. La cuestión se refiere a si existe una posibilidad de dirigir con sentido
los impulsos. Se trata de la libertad de voluntad.

La libertad de voluntad es la capacidad de poder determinarse con sentido.


Frente a la causalidad que resulta indiferente a todo sentido, nos encontramos aquí
ante la libertad de poderse autodeterminar con sentido. No se trata –como se cree
con el indeterminismo- de la libertad de poder actuar de otra manera, sino de la
libertad de actuar de acuerdo a un sentido determinado. En este sentido, la libertad
no tiene lugar por poder optar entre un acto correcto o incorrecto. La libertad no
es un estado, sino un acto: el acto de la liberalización de la conducción causal de
los impulsos por la autodeterminación de acuerdo a un sentido. Sobre la carencia
de este acto se fundamenta el fenómeno de la culpabilidad: la culpabilidad es la
falta de autodeterminación con sentido en el sujeto que es capaz de determinarse
con sentido.

85
3.2.11.6. EN RESUMEN: LA ACCIÓN ES EL NÚCLEO CENTRAL

Resumiendo con PEÑA-CABRERA FREYRE154, se tiene que en el finalismo el


concepto de acción es el núcleo central sobre el que se orienta la teoría del delito,
desde una perspectiva ontológica.

El concepto de acción no constituye jurídicamente, sino que es una


estructura ontológica, es decir, que el Derecho penal está vinculado al plano de la
realidad, por una estructura lógico-real. De este modo, la acción entra al tipo con
su finalidad; dolo y culpa se desplazan de la culpabilidad y forman parte de la
tipicidad en su vertiente subjetiva. Es así, que el tipo objetivo abarca el resultado,
tanto en el tipo doloso como culposo. Ello conduce a afirmar, que lo prohibido o
mandado está en relación con una acción, y ésta revela una estructura final; el
legislador o bien el ordenamiento jurídico tiene que reconocer tal estructura
lógico-objetiva, ontológica, pues en caso contrario su sistema adolecería de
contradicciones y lagunas. Se considera a la acción humana en un contexto social,
en que la significación de la misma adquiere una especial relevancia; sólo se
puede ser responsable penalmente por aquello que se ha querido. Es decir, el
aspecto voluntario adquiere una inusitada relevancia, dotando así al tipo de un
contenido subjetivista contrario al injusto objetivizado concebido por los
causalistas.

El nuevo contenido con que se dota a la antijuricidad permite establecer un


concepto normativo puro de la culpabilidad, despojándolo de componentes
psicológicos. Junto a ello, imprime WELZEL la función del Derecho penal de
proteger determinados deberes y valores de conciencia, de acto o de sentido, pues
son ellos los que le dan dirección a los actos del sujeto; sólo en segundo término,
en forma mediata se protegen los bienes jurídicos. Sin duda, el finalismo se aparta
de una concepción naturalista propia del causalismo, pero se adentra en la ciencia

154
Peña-Cabrera Freyre, 2005, “Derecho penal peruano”. Rodhas, Lima, p. 81-82.

86
del espíritu, en los valores internos de la persona en forma individual como
realidades absolutas.

3.2.12. TEORÍA DE LA IMPUTACIÓN OBJETIVA

3.2.12.1. INTRODUCCIÓN155

En base a la estructuración de un injusto objetivizado, integrado con


elementos categoriales que eran explicados con las leyes científicas de la
naturaleza, aparecía el Causalismo como postura doctrinal que pretendía dar
solución a los efectos lesivos que producía el actuar humano de los bienes
jurídicos, pero, desde una cosmovisión naturalista muy alejada del Sistema Penal
con imputativo-normativo. Como confrontación de la idea causal de la acción,
irrumpe el finalismo, encardinado en su teoría final de la acción, teniendo como
sustento las estructuras lógico-objetivas que encontraban su sustrato óntico en el
campo de la fenomenología. Al Finalismo hay que reconocerle 2 cosas: primero,
el haber desplazado el dolo y la culpa al ámbito amplificador de la tipicidad; y,
segundo, el haber descompuesto la teoría del Ilícito Personal, en el disvalor de la
acción y disvalor del resultado, sustrato fundamentador de la punibilidad de la
tentativa. Pues, en base a esta nueva concepción puede considerarse un injusto ya
no tanto objetivizado, sino más bien subjetivizado, dando un fuerte acento a la
intención del autor al momento de desplegar su comportamiento desvalorado.

Ambas posiciones dogmáticas eclécticas fueron las gestoras de que el


saber jurídico-penal se esforzara por edificar una estructura imputativa acorde con
el propio Sistema Penal; la imputación de resultados lesivos o de puestas en
peligro debían ser obra del ser humano, despojando cualquier tipo de atribución
objetiva a resultados producto de otras fuentes generadoras de peligro. El derecho
penal únicamente debe ingresar a su sistema imputativo aquellos comportamientos
que procedan de un mínimo de actividad humana, voluntaria y conciente.

155
Cfr. PEÑA-CABRERA FREIRE, “Derecho Penal”, pp. 147-150

87
La teoría de la imputación objetiva surge primeramente como producto
derivado de las discusiones sobre el concepto causal y, por cierto, justamente en
torno a los tipos penales cuyas descripciones de acción sólo se realizan de modo
indirecto, mencionando la causación y un acontecer lesivo. Actualmente la
doctrina es unánime al considerar que no es suficiente un nexo de causalidad entre
una acción y el resultado producido para poder fundamentar la imputación de la
acción precedida, pues, se alza como necesario acudir a conceptos normativos que
se extraigan de la propia naturaleza del derecho penal, que permitan ya en el plano
objetivo, delimitar la parte de la causalidad jurídicamente relevante.

La imputación objetiva fue elaborada en el Derecho Penal por HÖING Y

MAYER, así como por HEGLER en los primeros años del siglo XIX, afirmando que
sólo viene a ser imputación aquella conducta que pueda ser atribuida como
propia. Sólo se le puede imputar un resultado a una persona, cuando ésta
constituye su obra, y no aquello que provenga de la casualidad o del destino.
Inmersos en el derecho penal contemporáneo, fue Gimbernat ORDEIG en la
dogmática hispano-parlante quien formuló su concepto de “Reprochabilidad
objetiva”, situando el problema en los términos más consolidados de la actual
imputación objetiva: 1. la exclusión de los resultados imprevisibles ya no pueden
ser objetivamente desvalorados como antijurídicos –aquello que no puede ser
prohibido por nadie-. 2. tampoco son típicas las acciones que aún siendo
peligrosas están cubiertas por el Riesgo Permitido. 3. la inobservancia de la
diligencia debida es un elemento del injusto típico, no sólo de los injustos
imprudentes sino también en los dolosos. 4. además de la infracción del deber de
diligencia y de la causación de un resultado típico, el tipo requiere que el resultado
sea uno de los que la norma quiera evitar: fin de la protección de la norma. En
síntesis, el concepto de Imputación Objetiva se presenta como un instrumento
adecuado para expresar el sentido no naturalístico de la acción, primero, y del
hecho típico después.

En la teoría de la imputación objetiva, el programa imputativo se orienta a


atribuir responsabilidad de resultados o puestas en peligro, cuando éstos

88
constituyan verdaderamente su obra y no aquellos que sean producto del destino o
de las fuerzas naturales. La imputación objetiva constituye la base objetivizada
de la teoría general de la imputación; imputación objetiva, referida a la acción
jurídica penalmente relevante como obra del autor, imputación subjetiva referida a
la concurrencia de dolo o culpa en la esfera subjetiva del autor e imputación
individual, es decir, la responsabilidad penal atribuible al autor como reproche por
la producción del conflicto (injusto penal).

3.2.12.2. CONCEPTO

REYES ALVARADO sostiene que la teoría de la imputación objetiva


constituye el núcleo central del sistema penal contemporáneo, y al conceptuarla
señala que no es más que la pretensión propia de dar una interpretación moderna
al juicio de imputación propio del Derecho penal, despojándolo de un contenido
exclusivamente naturalístico, ajeno a la ciencia jurídica para en su lugar edificarlo
sobre consideraciones de carácter social. Esa reelaboración del concepto de
imputación, con una clara demarcación de lo que constituyen aspectos subjetivo y
objetivo condujo indispensablemente a proponer un nuevo sistema penal edificado
sobre consideraciones valorativas, con el que buscamos superar los
inconvenientes derivados de concepciones estrictamente naturalísticas como el
finalismo y el causalismo156.

3.2.12.3. ESTRUCTURA SISTEMÁTICA

A raíz de la discusión generada en torno a la ponderación de los desvalores


de acción y de resultado, han surgido dos posiciones: aquella que sostiene una
subjetivización total del injusto con acento exclusivo en el disvalor de acción, y
otra que pretende reglar para el Derecho penal el disvalor de resultado. En
este último caso se suele hablar también de una teoría de la “imputación objetiva
de resultado”, que como sabemos fue bosquejada por HEGEL para determinar

156
REYES ALVARADO, Yesid, “Imputación Objetiva”, Temis, 1994, p. xiii.

89
cuándo una conducta podía ser estimada como la acción de alguien. La
prescindencia de la teoría final del injusto y la adopción de este nuevo sistema
penal postulado por algunos autores, supone entender la imputación objetiva como
una teoría que reemplaza a lo que tradicionalmente ha sido denominado el
concepto jurídico de acción penal, por lo que de ninguna manera puede ser sólo
referida a un resultado, sino a toda la actuación como obra de determinada
persona157.

En tal virtud, la teoría de la imputación objetiva traspasa la endilgación de


resultados y no se agota en la vinculación de una acción natural y su resultado.

Sintéticamente, pues, esta concepción implica que un resultado podrá ser


imputado objetivamente a una persona cuando ella haya creado un riesgo
jurídicamente desaprobado y ese riesgo se haya concretado en un resultado;
consecuencialmente, la imputación objetiva contiene 2 elementos: la creación de
un riesgo jurídicamente desaprobado y la creación de ese riesgo en el resultado,
entendido este último como quebrantamiento de las normas.

La imputación objetiva pretende seleccionar dentro de las acciones


intencionales, aquellas que posean interés para el Derecho penal, esto es, que
tengan asidero para ser achacadas como “obra de determinado sujeto”.

De ello se desprende la posibilidad de distinguir la imputación objetiva


de la imputación subjetiva. En la primera lo relevante son las expectativas, vale
decir, se pregunta si una persona de quien se esperaba determinada conducta la ha
cumplido o no, sin interesar la identificación del sujeto que en el evento desarrolló
la acción; lo que interesa es la conducta exigida a ese individuo, conducta que por
supuesto es intencional como manifestación de querer. En cambio, en la
imputación subjetiva sobresale el aspecto individual del autor, no interesando por
ejemplo la condición genérica de éste, sino si pudo prever o no el resultado, si
realmente lo quiso o lo sintió como posible.

157
REYES ALVARADO, “Imputación...”, p. 72-73.

90
De un modo más amplio, en la imputación objetiva se determina la
vinculación entre un suceso y un querer, en tanto que la imputación subjetiva se
investiga por el contenido de ese querer158.

3.2.12.4. CAMPO DE APLICACIÓN

La teoría de la imputación objetiva no limita su ámbito de aplicación a los


delitos de resultado doloso; ello obedece, a que el aspecto relevante lo constituye
la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado.

Al circunscribirse a los tipos de resultado, como el asesinato, se


pretendería coactar la gran operatividad amplificativa de esta programación
teórica. Su aplicación en el ámbito de los delitos imprudentes es notoria, la lesión
del deber objetivo de cuidado se sitúa en el nivel de lo injusto, a través de la
comprobación de un riesgo no permitido, donde el error recae sobre el efectivo
peligro que entraña la conducta.

El acento del disvalor en el injusto imprudente se refiere a la lesión de la


norma de cuidado, es decir, la realización de una determinada actividad peligrosa,
sobrepasándose los márgenes del Riesgo Permitido, acción u omisión que produce
un resultado lesivo a un bien jurídico penalmente tutelado.

Al respecto señala JAKOBS “en suma, en un sistema penal, la teoría de la


imputación objetiva busca determinar el injusto de la conducta, por consiguiente
es procedente para todos los tipos de la parte especial159, extendiendo su
aplicación, tanto a los delitos de resultado como a los delitos de peligro, asimismo
a los ilícitos culposos y dolosos160.

158
BACIGALUPO, Enrique, “Imputación Objetiva”, en Revista de Colegio de Abogados Penalista de
Caldas, Manizales, 1992, p. 28.
159
JAKOBS, citado por Alonso PEÑA CABRERA FREYRE, “Derecho Penal…”,p.152.
160
PEÑA-CABRERA FREYRE, “Derecho penal...”, p. 52.

91
3.3. TEORÍA DE LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA

3.3.1. FUENTES DEL DERECHO PENAL

3.3.1.1. LA LEY PENAL COMO FUENTE DIRECTA DEL DERECHO PENAL

Como anota PEÑA CABRERA, se entiende por fuentes del Derecho penal a los
medios como se establecen las normas jurídicas de carácter penal que conforman el
Derecho penal positivo. Esta expresión comporta una distinción entre la voluntad de la
cual emana el Derecho, llamada fuente de producción y, otra que alude a la norma que
asume esa voluntad denominada fuente formal o de conocimiento. La fuente de
producción del Derecho penal actual es el Estado. En nuestro ordenamiento político, el
artículo 102, inciso 1, de la Constitución así lo confirma, pues la atribución fundamental
del Congreso es “dar leyes y resoluciones legislativas, así como interpretar, modificar y
derogar las existentes” 161.

La fuente directa del Derecho penal es la Ley, y mediante ella se expresa


todo el orden jurídico. La Ley es una norma obligatoria, general, abstracta,
permanente, emanada del Estado, según los trámites que marca la Constitución
para el ejercicio de la función legislativa, promulgada por el Ejecutivo y provista
de una sanción162-

A diferencia de lo que ocurre en el sistema anglosajón (donde la tradición


jurídica y la jurisprudencia son las que prevalecen), dentro del mundo jurídico
eurocontinental al que se afilia el sistema jurídico del Perú, la ley es la principal
fuente de Derecho en cualquier disciplina o norma del ordenamiento jurídico.

161
Cfr. PEÑA CABRERA, “Tratado...”, p. 194.
162
CASTELLANOS, Fernando, “Lineamientos Elementales del Derecho Penal”, Editorial jurídica mexicana,
México, 1965, p. 99.

92
Solamente la Ley, expresión del poder público, puede crear los delitos y
las penas163. El artículo 2, numeral 24, inciso d), de la Constitución vigente lo
establece al prescribir que “nadie será procesado ni condenado por acto u omisión
que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la Ley de manera
expresa e inequívoca como infracción punible, ni sancionado con pena no prevista
en la Ley”. El Código Penal abona lo mismo en su Título Preliminar, artículo II.

La regla “nullum crimen nulla poena sine previa lege penale”, es la


expresión más cabal de la seguridad de la garantía de la legalidad punitiva, pues
consiste en que el hecho cometido por una persona sólo puede ser considerado
delictivo en los aspectos y medidas en que lo establece una Ley anterior a su
comisión, y en que este hecho sólo puede ser castigado en la forma y medida que
establece la Ley164. En este sentido, su alcance estrictamente jurídico es orientar a
los individuos sobre las acciones u omisiones humanas susceptibles de castigo,
tratando que las fórmulas legales se estructuren claramente a fin de no incluir los
pensamientos o las calidades personales. La comunidad debe saber con certeza los
actos sancionados penalmente. Esto se consigue con una definición precisa de
cada hecho punible, y determinando la pena o medida de seguridad que le sea
pertinente.

Establecida como premisa la regla “nullum crimen nulla poena”, la


prohibición de la analogía es una consecuencia inevitable.

En nuestro Derecho penal no se reconoce a la analogía como fuente de la


represión (artículo III del Título Preliminar). Esta institución tiende a ampliar el
castigo en base a la semejanza material con otro hecho previsto y penado por la
Ley. Esto es lo que en la doctrina se llama: analogía legal. Nuestro ordenamiento
penal no acepta la analogía jurídica, es decir, la norma que emana de los
principios generales e la legislación positiva.

163
PEÑA CABRERA, “Tratado….”, p. 194
164
NÚÑEZ, Ricardo, “Derecho Penal Argentino. Parte General”, t. I, Tipográfica Editorial Argentina, Bs.
As. 1959, p. 108.

93
Esta prohibición de la institución de la analogía no debe confundirse con
aquellas fórmulas singulares de comisión de actos determinados que abarca otros
medios encerrados en una forma genérica. Por ejemplo, el artículo 108, inciso 4,
cuando alude a: “otro medio capaz de poner en peligro la vida o salud de un gran
número de personas”; el artículo 196: “mediante engaño, astucia, ardid y otra
forma fraudulenta”.

3.3.1.2. LA JURISPRUDENCIA

a) CONCEPTO

El vocablo “Jurisprudencia”, según apunta Fernando VELÁSQUEZ V., tiene


tres acepciones en el mundo jurídico: en primer lugar, se usa para denominar la
ciencia del derecho (del latín ius, iuris: “derecho, prudencia, ae: “sabiduría”); en
segundo lugar, se alude al conjunto de pronunciamientos de carácter judicial
dictados por órganos judiciales y administrativos; y, en tercer lugar, designa el
conjunto de sentencias dictadas en sentido concordante acerca de una determinada
materia o punto de derecho. Ahora bien, en el sistema jurídico imperante se
entiende por tal las decisiones de los tribunales y de los jueces –si se utiliza la
locución en sentido amplio-, o las determinaciones de los más altos tribunales de
justicia –en sentido estricto-, por lo cual no cabe duda de que se dirige a la
segunda acepción asignada a tal voz165.

La Jurisprudencia en el concepto jurídico moderno, es la interpretación del


Derecho positivo por medio de las sentencias de los tribunales. Es por tanto, el
resultado de la práctica judicial constante166.

Marcial RUBIO CORREA, propone un sentido lato y un sentido estricto de


Jurisprudencia. En sentido lato, se entiende como las resoluciones que los
magistrados judiciales emiten en ejercicio de sus atribuciones jurisdiccionales,

165
VELÁSQUEZ V., “Manual...”, , pp. 93-94.
166
BRICE, “Técnica Jurídica de la Jurisprudencia Dogmática”, en Enciclopedia Jurídica Omeba, t. XXVI, Bs.
As., p. 18.

94
para solucionar los conflictos a ellos sometidos, que, se suscitan entre los
individuos o entre éstos y la sociedad. En el lenguaje jurídico puede hablarse de
“una jurisprudencia”, es decir, de una resolución de los Tribunales sobre un caso
determinado o de “La Jurisprudencia” que sería el conjunto de resoluciones de los
Tribunales. Y jurisprudencia en sentido estricto, se refiere más propiamente a las
resoluciones que emite el máximo Tribunal, pero no a las resoluciones de los
Tribunales y Juzgados inferiores a él. Como en el concepto en sentido lato, aquí
también puede hablarse de “una jurisprudencia” o de “la jurisprudencia”167.

El Dr. Víctor PRADO SALDARRIAGA168, analizando tal concepto señala que


el sentido estricto de la noción de jurisprudencia es el que, además, se adapta a la
legislación nacional para otorgar la condición de fuente jurisprudencial a las
instancias centrales de la administración de justicia. Al respecto, el artículo 22 del
Texto Único Ordenado de la LOPJ expresamente señala que “Las Salas
Especializadas de la Corte Suprema de Justicia de la república ordenan la
publicación trimestral en el Diario Oficial El Peruano de las Ejecutorias que fijan
principios jurisprudenciales que han de ser de obligatorio cumplimiento, en todas
las instancias judiciales.

Además del valor de la jurisprudencia o de su condición de fuente del


Derecho, la utilidad esencial que ella posee guarda estrecha relación con la
realidad social y con la realización de la Justicia como valor. Esto es, adaptar las
disposiciones legales a la realidad mutable y voluble del caso concreto, así como
al dinamismo que caracteriza al desarrollo social.

Trascendiendo, pues, a un plano meramente legalista o formal, con la


jurisprudencia es posible superar o limitar los vacíos, ambigüedades o
despropósitos que surgen desde la ley, y que no demandan o son inmunes a
procesos de modificación o complementación de la legislación vigente169.

167
RUBIO CORREA, Marcial, “El Sistema Jurídico: Introducción al Derecho”, Lima, 1988, pp. 153 y ss.
168
PRADO SALDARRIAGA, Víctor, “Derecho Penal, Jueces y Jurisprudencia. Parte General”, Lima, 1999, p. 18.
169
PRADO, “Derecho Penal...”, p. 19.

95
No toda decisión o fallo judicial puede adquirir o merece tener la
condición de jurisprudencia. Esto es, la Teoría General del Derecho y en no pocas
ocasiones la propia ley, reserva dicho status únicamente a las resoluciones
jurisdiccionales que logran cumplir determinados presupuestos y requisitos. Los
cuales, al concurrir, colocan a las sentencias de una instancia judicial en la calidad
de fallos modelo y de precedente judicial, que en lo sucesivo deberá ser, cuando
menos, evaluado por decisiones jurisdiccionales posteriores. De hecho, los
Tribunales, especialmente los más altos Tribunales, procuran orientarse en gran
medida por tales resoluciones paradigmáticas –por los precedentes-, lo que sirve a
la uniformidad y a la continuidad de la jurisprudencia judicial y, con ello, sobre
todo, a la seguridad jurídica.

Los precedentes son resoluciones en las que la misma cuestión jurídica,


sobre la cual hay que resolver nuevamente, ha sido ya resuelta una vez por un
Tribunal en otro caso170.

En lo esencial, tales requerimientos traducen como necesidad que el fallo


jurisprudencial dé solución reiterada, con equidad y racionalidad, a un problema
de interpretación o aplicación de la ley que posee relevante complejidad.

b) EFECTOS VINCULANTES

En los últimos tiempos se le reconoce protagonismo a las sentencias de la


Corte Suprema de la República en la impartición de justicia penal en el Perú.
Protagonismo que ha venido a reforzarse con la incorporación del artículo 301-A
al Código de Procedimientos Penales de 1940, incorporado por el D.Leg. 959, del
17 de Agosto de 2004, que consagra la posibilidad de que las Salas Penales de la
Corte Suprema establezca sentencias (“precisando el extremo de su efecto
normativo”) con carácter de precedentes (o jurisprudencias) vinculantes171.

Las sentencias de la Sala Penal de la Corte Suprema, sin perjuicio de lo


dispuesto en el art. 22 de la LOPJ, constituyen precedentes vinculantes cuando así
170
LARENZ, “Metodología de la Ciencia del Derecho”, Barcelona, 1980, p. 429.
171
AVALOS RODRÍGUEZ / ROBLES BRICEÑO, “Modernas Tendencias...”, p. 5.

96
lo expresen las mismas, precisando el extremo de su efecto normativo. Cuando la
Sala Penal de la Corte Suprema resuelva apartándose del precedente, debe
expresar los fundamentos de hecho y de derecho que sustentan la sentencia y las
razones por las cuales se aparta del precedente. En ambos casos la sentencia debe
publicarse en el Diario Oficial, y de ser posible, a través del Portal o página web
del Poder Judicial.

Un ejemplo de Ejecutoria de la Corte Suprema instituida como precedente


vinculante es la dictada en la Queja N° 1678-2006, de fecha 13 de abril del 2007
por la Sala Penal Permanente, que dispuso que sus fundamentos jurídicos cuarto,
quinto y sexto constituyan precedente vinculante, relacionado con el siguiente
tema relevante: si el órgano judicial está conforme con el dictamen no acusatorio
del Fiscal Provincial y, por ello, no decide incoar el procedimiento para forzar la
acusación, y si a continuación, con motivo del recurso de apelación de la parte
civil, el Fiscal Superior igualmente emite un dictamen no acusatorio, ratificando el
parecer del Fiscal Provincial, no existe posibilidad jurídica de que el órgano
jurisdiccional de alzada dicte una resolución de imputación; que, no obstante ello,
es posible –asumiendo una ponderación de otros derechos fundamentales en
conflicto- una anulación del procedimiento cuando, de uno u otro modo, y de
manera especialmente relevante, se afecte el derecho a prueba de la parte civil –
que integra la garantía constitucional de defensa procesal- o la decisión fiscal
incurra en notorias incoherencias, contradicciones o defectos del contenido que
ameritan un nuevo pronunciamiento fiscal, y, en su caso, la ampliación de la
propia instrucción172.

3.3.1.3. LA DOCTRINA

En términos de Fernando VELÁSQUEZ V., la doctrina es entendida como el


“derecho científico”, o el conjunto de juicios emitidos por los juristas en su área
de encontrar la verdad jurídica, no sólo al abordar los problemas concretos, sino
también cuando realizan la exposición sistemática del derecho y emprende la
172
Actualidad Jurídica, Tomo 162, Mayo 2007 (Director: Gutiérrez Camacho, Walter) Gaceta Jurídica,
p. 124-125.

97
crítica del sistema penal mismo. Los estudiosos del derecho son auténticos
portavoces de la comunidad, y su actividad está encaminada a mostrar los
desajustes del derecho vigente, que los confronta con la realidad social, siempre
cambiante173.

Las elaboraciones de los doctrinantes del derecho, y del penal en


particular, jamás son obligatorias para los jueces, dado que no son fuente formal
del ius poenale; sin embargo, se trata de un valioso auxiliar en la actividad del
juzgador, y gracias a los diversos modelos de construcción dogmática se posibilita
la elaboración sistemática de un determinado derecho. Así, ella, entonces, no sea
fuente formal del derecho, no deja de ser uno de sus engranajes precursores y la
más racional de las fuerzas directrices del ordenamiento jurídico; ello explica el
papel protagónico de la doctrina jurídica, sobre todo de la penal, en las
organizaciones estatales contemporáneas cuando se trata de impulsar las
transformaciones de la comunidad jurídica”174.

Según el Dr. ORTECHO VILLENA, la doctrina es aquella que hacen los


juristas en sus Tratados, y al servirse de los casos jurisprudenciales, como simple
material de trabajo, pueden subrayar y elogiar la correcta aplicación o criticar la
aplicación errónea de las leyes por los órganos jurisdiccionales. El jurista se vale
fundamentalmente de los principios jurídicos y de la teoría del derecho y
lógicamente puede hacer uso de los diversos criterios de interpretación. Su labor
tiende a ser profunda y minuciosa, detenida y exhaustiva, ya que no tiene el apuro
que tiene el Juez de resolver una situación judicial usando la norma problemática
sino la calma, que hace posible la reflexión, pero por cierto siempre orientado a
una recta aplicación de esa norma175.

173
VELÁSQUEZ V., “Manual...”, p. 95.
174
Idem.
175
ORTECHO VILLENA, Víctor J., “Criterios de Aplicación de las Leyes”, Edit. Libertad E.I.R.L., 1991,
p. 61.

98
3.3.2. LA TEORÍA DE LA NORMA PENAL176

Cuando se aborda el estudio de las reglas en este sector del ordenamiento


jurídico, debe tenerse en cuenta que es procedente enfocarlas desde por lo menos
tres puntos de vista, atendiendo a: su naturaleza, a su ubicación dentro del sistema
jurídico, y a su génesis. Estos tres aspectos son los que, desde el siglo XIX, han
dado origen a la denominada Teoría de las Normas. Sin embargo, para los fines de
esta investigación sólo nos ocuparemos del primer y del último aspecto.

3.3.2.1. NATURALEZA

a) Teoría monista o de los imperativos

Según esta elaboración, la norma tiene el carácter de una orden que los
ciudadanos deben obedecer, sin tomar en cuenta la consecuencia jurídica
correspondiente, se trata, en otras palabras, de imperativos –mandatos o
prohibiciones- por medio de los que se expresa la voluntad de la comunidad
organizada –Estado- o del legislador, dirigidos a todos los habitantes, de quienes
se exige un comportamiento ajustado a tales imperativos. En su versión más
originaria, esta postura sostiene que la norma supone la vinculación de dos
voluntades: la del soberano, que impone la norma jurídica; y la del ciudadano,
llamado a cumplirla. Voceros de esta corriente son: A.H. FERNECK, A. THOM, E.
R. BIERLING y J. AUSTIN.

b) Teoría de las normas de BINDING

Una concepción bastante emparentada con la anterior, que deja algunas


dudas sobre su exclusivo carácter monista, es elaborada por BINDING (1872)
complementada posteriormente por A. KAUFFMAN, (1954), y que cuenta en la

176
Sobre este tema y los aspectos que lo integran, confrontar con VELÁSQUEZ, “Manual…”, pp. 102-
106.

99
actualidad con innumerables cultores en el ámbito del Derecho penal. Según esta
postura, deben distinguirse los conceptos de norma y Ley penal: Las normas son
proposiciones de Derecho que exigen hacer algo: “¡Debes prestar ayuda al
necesitado!”; o prohibiciones de hacer algo “¡No debes matar!”; esto es, se trata
de órdenes o imperativos que pueden estar o no escritos, y son anteriores a la Ley
misma. La ley penal, en cambio, se presenta como una disposición de Derecho
escrito, dirigida al Juez, que lo autoriza para que derive efectos penales de la
transgresión de la norma. De esta manera el delincuente no quebrante la Ley
penal, sino que ajusta su comportamiento a ella infringiendo, realmente, una
norma que prescribe una determinada conducta anterior a la Ley: el delincuente
cumple el supuesto de hecho de la Ley, por tanto no lesiona la Ley penal en forma
alguna.

c) Teoría Dualista

Esta concepción se abre paso haciendo la crítica frontal de la teoría de los


imperativos; en efecto, los primeros pasos se dan cuando Franz von LIZST afirma
que “la pena está al servicio de la protección de bienes jurídicos”, y la historia del
Derecho penal no es otra cosa que el desarrollo “de los intereses de la humanidad
declarados bienes jurídicos”; por lo que no se debe punir el hecho sino al autor.
Con este punto de partida, se pudo concebir la norma como un juicio de valor,
como norma objetiva de valoración: la antijuricidad contiene un juicio de desvalor
sobre el hecho, y la culpabilidad un juicio de desvalor sobre el autor. Como es de
suponer, tal enfoque implica asumir una postura preventiva de la pena.

Pronto, sin embargo, partiendo de una concepción mixta de la sanción


penal (retribución y prevención al mismo tiempo), MEZGER formuló la teoría
dualista según la cual las reglas jurídicas no sólo son normas objetivas de
valoración, sino, además, normas subjetivas de motivación (determinación); lo
primero tiene influencia en el injusto penal, y lo segundo en la culpabilidad. La
norma penal es, entonces, igual a un juicio de valor más un imperativo. En otras
palabras: el Derecho no es sólo un imperativo, esto es, norma de determinación,
sino que también es norma de valoración. Desde luego, estos dos aspectos de la

100
norma no aparecen siempre de forma proporcional, pues bien puede suceder que
en unos casos se ponga más énfasis en la afectación al bien jurídico que en la
voluntad que ha guiado la acción; de todas maneras, debe quedar claro, que en un
sentido intrínseco la norma penal se debe entender a partir de las concepciones
mixtas, pero desde un punto de vista sustancial o material, su contenido no puede
ser otro que la protección de bienes jurídicos.

d) Teoría pura del Derecho

Defendida por Hans KELSEN, que rechaza abiertamente la teoría de las


normas de BINDING, pues para él la esencia del ordenamiento y de la norma
jurídica es la imposición de deberes. Si ello es así todas las reglas jurídicas tienen
la misma estructura, y por tanto, carece de sentido distinguir entre norma y ley. La
norma jurídica es un juicio hipotético que enlaza ciertas consecuencias a
determinadas condiciones; estas últimas consisten en conductas humanas
indebidas a las que se atribuyen, por un vínculo de deber ser, con lo que la
estructura lógica de la norma es: “si A es, debe ser B”. Gracias a ello se habla de
una norma primaria y otra secundaria: “llamamos norma primaria a la que
establece la relación entre el hecho ilícito y la sanción, y norma secundaria a la
que prescribe la conducta que permite evitar la sanción”. Así, por ejemplo, en el
caso peruano, en el artículo 106 del Código penal, se tendría: “si matas, tendrás
sanción de 6 a 20 años de pena privativa de libertad” (norma primaria); “no debes
matar; si...” (norma secundaria).

Esta teoría, a diferencia de la de los imperativos, llama la atención sobre la


sanción, que es lo definitorio de la norma, aspecto no reparado por las consecuencias
monistas o dualistas, que quedarían relegadas a un segundo plano. A semejanza de las
posturas monistas, la teoría pura considera que todas las normas tienen la misma
formulación, así su naturaleza sea distinta; y conduce, en verdad, a un doble
monismo: por un lado, sólo reconoce dentro del orden jurídico la actividad del estado,
y niega la de los ciudadanos; por el otro, sólo concibe en el ordenamiento jurídico
normas de sanción y desconoce cualquier otro tipo de reglas.

101
3.3.2.2. GÉNESIS DE LA NORMA

En el ámbito jurídico penal, no es frecuente encontrar trabajos que


expliquen el origen de la norma, por eso debe resaltarse la contribución de
MAYER, quien desde un plano sociológico estudia el nacimiento de ellas. Para él
toda norma del Estado, ya ha valido como norma cultural en una sociedad, por lo
que la creación del Derecho positivo es el “reconocimiento por parte del Estado de
las normas culturales”. A poco de observar, se trata de una variante de las teorías
de las normas de BINDING, con la diferencia de que para el citado expositor la
regla de Derecho tiene un origen social, por lo cual se expone a iguales críticas.

Sea lo que fuera, es indudable que la creación de normas penales es


básicamente el producto de una decisión política, aunque no debe descartarse que
también se explican a partir de la necesidad de los principios del Estado en la
normatividad penal.

Las posturas que estudian este problema, desde un ángulo sociológico,


pueden dividirse en dos grupos: las teorías del consenso, y las teorías del
conflicto.

Según las primeras –o consensuales-, la sociedad se explica a través de un


modelo de organización colectiva fruto del acuerdo. De manera que todas las
instituciones políticas y jurídicas que la conforman, encuentran su expresión en
las convicciones de la mayoría predominante en una comunidad. De esta suerte,
las normas penales aparecen aceptadas en forma general, y se produce una
integración de expectativa diferente, en cuya virtud la sociedad funciona con la
misma armonía de un organismo, no obstante las contradicciones que puedan
presentarse. Este tipo de planteamientos se encuentra ya en E. DURKHEIM, T.
PARSONS, N. LUHMANN.

Las segundas –o teorías del conflicto-, entretanto, conciben la


organización social a partir de un modelo que es fruto de la lucha de contrarios; un
arquetipo que explica el permanente cambio de la estructura colectiva. Las

102
normas, pues, no son socialmente aceptadas, sino que constituyen instrumentos de
poder en manos del grupo dominante, que ha diseñado un sistema legal de
naturaleza coercitiva.

Así las cosas, en el ámbito penal la regla jurídica surge en torno a los
intereses de determinados grupos de poder, y es producto de un proceso complejo
en el cual participan la mayoría, un grupo homogéneo, o una instancia
institucionalizada, lo que a su vez implica un juego de diferentes fuerzas. Voceros
de esta concepción son W. CHAMBLISS, A. PLATT, H. HAFERKAMP, etc.

3.3.3. ESTRUCTURA DE LA NORMA JURÍDICO-PENAL

3.3.3.1. ESTRUCTURA LÓGICA177

Como toda norma jurídica corriente, la norma penal suele constar de un


supuesto de hecho y de una consecuencia jurídica, y tiene la forma de una
proposición en la que el supuesto va enlazado a la sanción por una cópula; esta
terminología es preferible a la de precepto y sanción, que recuerda la concepción
monista de los imperativos de donde proviene. Sin embargo, a diferencia de otras
reglas jurídicas, el supuesto de hecho de la norma penal aparece integrado por un
tipo penal a veces denominado impropiamente “hecho punible”, “conducta
punible”, o “delito”; entre tanto, la consecuencia jurídica está conformada por una
pena o una medida de seguridad.

Las normas penales que poseen dicha estructura se conocen como


completas, a cuyo lado aparecen las incompletas y las llamadas en blanco. Las
completas contienen un supuesto de hecho y una consecuencia jurídica; así,
sucede por ejemplo, en el caso peruano, con la vertida en el artículo 106 del
Código penal: “El que mata a otro será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de seis ni mayor de veinte años”. En esta disposición se consagra con
toda claridad el supuesto de hecho: “el que mata a otro”; y también la

177
Sobre este tema ver en VELÁSQUEZ VELÁSQUEZ, “Manual”, pp. 106-107.

103
consecuencia jurídica: “será reprimido con pena privativa de libertad no menor de
seis ni mayor de veinte años”.

Las incompletas o dependientes, verdaderos fragmentos de norma, no


consagran por sí mismas un supuesto de hecho o una consecuencia jurídica,
aunque son oraciones gramaticalmente completas; buenos ejemplos son las
disposiciones del Libro Primero (Parte General del Código Penal peruano), y
algunas de los demás Libros.

Por último, las normas en blanco se caracterizan porque el supuesto de


hecho –contenido en la conducta prohibida y del resultado cuando éste se exige-
aparece consignado, total o parcialmente en una regla de carácter no penal. En
verdad, sería más apropiado de hablar de tipos penales en blanco, que son objeto
de concreción mediante un elemento futuro. El anterior concepto no cobija
aquellas normas cuyo tipo se consigna en la misma Ley penal; ni tampoco se
refiere sólo a aquellos casos en los que el supuesto de hecho está determinado por
una autoridad de categoría inferior a la que dicta una norma penal.

3.3.3.2. NORMA JURÍDICA Y LEY PENAL

El Derecho penal está constituido por un conjunto de normas, las mismas


que están formadas por un supuesto de hecho o presupuesto y una consecuencia
jurídica. RODRÍGUEZ DEVESA y SERRANO GÓMEZ justifican el empleo de esta
terminología a la de precepto y sanción:

“Los términos praeceptum legis sanctio legis son extraños a la ley penal y
son resultado de una ulterior reflexión del jurista. Su uso no es
recomendable porque induce a pensar que el precepto es una parte de la ley
penal, cuando, en realidad, forma un todo inescindible con su
consecuencia: el precepto carece de valor y sentido sin la sanción, pues la
ley es una unidad. Por esto se prefiere emplear los términos de presupuesto

104
y consecuencia, que mantienen idiomáticamente esa estrecha vinculación
que se da entre los componentes de la Ley”178.
El primero está directamente relacionado con un comportamiento humano,
mientras que el segundo se refiere a la pena o medida que se aplica ante el
incumplimiento de respetar una prohibición.

Hemos de remarcar que la norma y la ley penal constituyen dos principios


totalmente diferentes, ya BINDING había puesto en claro que aquello que el
delincuente hacía era adecuar su comportamiento a la situación descrita en la ley,
por lo cual lo que estaba trasgrediendo no era ésta (la Ley), sino la norma anterior
a ella. “El delincuente cumple el supuesto de hecho de la ley, por tanto, no lesiona
la ley en forma alguna”179. Así, ZAFFARONI, nos dice que:

“El tipo pertenecerá a la ley, pero ni la forma ni el bien jurídico pertenecen


a la ley, sino que se conocen a través del tipo legal y limitan su alcance.
Así como un ámbito geográfico puede estar limitado con un río sin que el
río pertenezca al ámbito, la norma y el bien jurídico delimitan lo prohibido
por la Ley y se conocen mediante la Ley, pero no pertenecen a ella”180.

La ley viene a señalar qué delitos son punibles y cómo han de graduarse
sus penas. La ley, asimismo, da a conocer a la norma que la ha dado origen, pues
aquella señala las condiciones a la violación de la misma. Si antes no se ha dado
existencia la norma jurídico penal, es imposible que el Estado pueda ejercer el ius
puniendi. Las normas deben su existencia a la potestad legislativa del Estado,
quien busca a través de ella la protección de bienes jurídicos.

3.3.3.3. NORMA PRIMARIA Y NORMA SECUNDARIA

Como anota PEÑA CABRERA, en la estructura lógica de la norma se


advierte la diferencia entre presupuesto y consecuencia jurídica, pero esa

178
RODRÍGUEZ DEVESA, José / SERRANO GÓMEZ, Alfonso, “Derecho Penal. Parte General”, 17 ed.,
Dikynson, Madrid, 1994, p.185.
179
PEÑA CABRERA, “Tratado...”, p. 250.
180
ZAFFARONI, Raúl, “Manual de Derecho Penal. Parte General”, Ed. Jurídicas, Lima, 1990, p. 383.

105
distinción adquiere validez en la medida en que se avisare la norma primaria y la
norma secundaria. Efectivamente en el plano enteramente lógico toda ley penal
contiene 2 aspectos:

a) Directamente la ley formula un mandato hipotético dirigido al Juez para


que éste aplique la pena conminada;

b) En forma inmediata y deducida de la ley penal hay una norma dirigida


al ciudadano ordenándole y prohibiéndole la conducta que interesa; esa norma se
desprende de la norma mediata de la redacción hipotética de la ley penal de modo
que no precede a ésta ni es condición de su vigencia181.

En cuanto al carácter de la norma secundaria, ésta constituye


efectivamente un imperativo dirigido al Juez para que efectúe la aplicación de una
sanción al trasgresor de la norma primaria. La discusión se centra en torno a la
naturaleza de la norma primaria pues hay quienes ven en ella un carácter
eminentemente imperativo, como otros que afirman que procede la naturaleza de
un juicio de valor182.

3.3.3.4. LA CONCEPCIÓN IMPERATIVA DE LA NORMA

La norma primaria como imperativo se dirige al ciudadano para que no


realice la acción descrita en la ley penal. La norma así entendida establece un
orden de convivencia social, ya que los miembros de la sociedad no podrán
quebrantar la prohibición sin dejar de recibir por ello una sanción penal. Así, cada
persona de la comunidad espera que los otros desarrollen un comportamiento
determinado que en ningún modo sea contrario al enunciado de la norma.

Si la norma busca imponer una conducta deseable justamente a los sujetos


no ha de sancionárseles en virtud a una desvaloración, sino que ha de basarse la
sanción en su trasgresión a una prohibición de realizar un comportamiento. La
norma imperativa buscaría así la prevención de la realización de un delito. Su fin
181
MIR PUIG, “Introducción…”, p. 35.
182
PEÑA CABRERA, “Tratado…”, pp. 252-253.

106
sería motivar a la colectividad para que sus miembros no realicen acciones que
ataquen los bienes jurídicos que se están protegiendo.

La norma es motivadora contra la comisión de delitos, debiéndose castigar


al sujeto por su desobediencia al imperativo, por su voluntad de quebrantamiento
al enunciado de la norma, esperando que ante la amenaza de la aplicación de una
pena, una persona no contradiga la norma con sus acciones, estableciéndose el fin
de la pena en la prevención de delitos.

Las normas secundarias afirman esta motivación al ciudadano, valiéndose


de la amenaza de la ley. De tal manera que el carácter imperativo y valorativo de
la norma se conjugan, pero esta valoración no es más que un momento interno en
el marco del proceso legislativo: para la efectividad de la norma penal lo decisivo
es que se le asigne la virtualidad de un imperativo183.

3.3.4. LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY PENAL

3.3.4.1. CONCEPTO

Según Fernando VELÁSQUEZ V., el proceso interpretativo es una actividad


cognitiva de naturaleza instrumental que comienza con el tenor literal de la ley y
avanza hasta el desentrañamiento de su telos, de su finalidad, por ello el aforismo
tradicional según el cual “lo que es claro no necesita ser interpretado”, debe ser mirado
como una auténtica falacia. Desde luego, para precisar el sentido del texto legal, debe
tomarse partido frente a la tradicional disputa doctrinaria entre quienes afirman que para
lograr tal cometido se debe acudir al significado objetivo de aquél (teoría objetiva: la
voluntad de la ley) y quienes postulan que deben indagarse la voluntad histórico-
sociológica del legislador (teoría subjetiva). Hoy prima una opinión intermedia para la
que cada una de las posiciones enfrentadas tiene parte de la verdad y, por lo tanto,
ninguna puede ser aceptada sin limitaciones; aunque, a decir verdad, no faltan intentos
de concebirla desde el punto de vista de la perspectiva analítica del derecho, de la

183
JESCHECK, “Tratado”, p. 213 y s.

107
llamada “hermenéutica ontológica” o de la teoría de la argumentación; incluso en el
ámbito penal, se ha formulado una “interpretación orientada hacia las consecuencias”,
de gran acogida entre muchos de los cultores de esta disciplina y que ha dado rentables
dividendos184.

La ley como obra humana presenta imperfecciones, no sólo porque a veces es


imprecisa y oscura, sino porque la norma rige para el futuro; esto es, debe perdurar en
situaciones distintas a las que originaron su nacimiento. Las transformaciones sociales
son constantes y determinan la variedad de los casos humanos que se resuelven en el
proceso penal; por ello, para aplicar la ley a los casos particulares es necesario
comprender lo que ella dice. En este sentido, interpretación es aquella operación
mental con que se indaga y se expone el significado de la Ley185.

Se trata de captar a través del conocimiento el exacto sentido de la Ley, su


verdadera voluntad, es decir, la voluntad que late autónomamente dentro de la
Ley. No se busca la voluntad del legislador sino de la Ley, que es cosa distinta.

El legislador puede pretender decir determinada idea, pero la Ley juega


independientemente por medio de su letra y espíritu, sobretodo que no siempre el
legislador es autor de la ley, pues generalmente los proyectos siempre son
redactados por los juristas que no pertenecen al Congreso de la República.
Además de estas consideraciones, que la ley y las opiniones de los legisladores
son independientes, hay una explicación simple que abona sobre la superioridad
de la Ley, y es que muchas disposiciones provienen de la legislación comparada;
el legislador no tiene idea de la densa carga jurídica que se esconde detrás de cada
dispositivo legal. La interpretación no puede, en ningún caso, realizarse
divorciada del objetivo fundamental del Derecho penal, que es la protección de
bienes jurídicos, cuya identificación y perfecta conceptualización indica el sentido
de la norma prohibitiva o imperativa186. En suma, interpretar no es función mental
cualquiera, sino la rigurosa búsqueda de la verdadera voluntad de la ley;

184
VELÁSQUEZ V., “Manual...”, p. 128.
185
ANTOLISEI, Francesco, “Manual de Derecho Penal. Parte General”, 8va ed. (correg. y act.), Temis, 1988,
p. 57.
186
TAVARES JUARES, Xavier, “Interpretación, Principio de Legalidad y Jurisprudencia”, en Anuario de
Derecho Penal y Ciencias Penales, 1987, Madrid, p. 756.

108
interpretar la ley, por consiguiente no sólo es determinar el sentido de su texto y
contexto, por esa voluntad objetiva que no es, sin embargo la del legislador
histórico.

3.3.4.2. CLASES DE LA INTERPRETACIÓN DE LA LEY PENAL

3.3.4.2.1. SEGÚN EL SUJETO DEL CUAL EMANA

a) INTERPRETACIÓN AUTÉNTICA

Es la explicación del contenido de la norma penal que le da el sujeto de quien


emana, vale decir, el legislador, que es su autor; es frecuente encontrarla en los
preámbulos, en las exposiciones de motivos, en las declaraciones del órgano legislativo,
e, incluso, en normas de carácter interpretativo187. A su vez, puede ser contextual si se
efectúa en el mismo tenor de la ley, como sucede con el derecho penal vigente cuando
emite diversos conceptos, o cuando emite definiciones; y, posterior, cuando se lleva a
cabo una vez expedida o puesta en vigencia la norma para, en casos de especial
trascendencia, aclarar su sentido de alcance188.

Por lo anterior, no constituyen interpretación auténtica posterior las


llamadas “leyes de erratas”, expedidas con posterioridad a la expedición o entrada
en vigor del texto legal para corregir yerros y omisiones, pues en tal caso se trata
de una verdadera enmienda de disposiciones. A la interpretación auténtica se
refiere expresamente la Constitución Política peruana en su art. 102, inciso 1,
cuando le atribuye al Congreso de la República la función de “dar leyes…así
como interpretar, …las existentes”.

b) INTERPRETACIÓN DOCTRINAL

Fernando VELÁSQUEZ V., citando en este punto a V. FROSINI, expresa que


la interpretación doctrinal, como se ha dicho “constituye el humus cultural para la
187
COBO Y VIVES, “Derecho Penal parte General”, 3ra. edición, Tirant lo blanch, Valencia, p. 91.
188
VELÁSQUEZ V., “Manual...”, pp. 128-129.

109
formación del jurista, y por esto representa en nuestra cultura jurídica el
presupuesto de las otras formas interpretativas”.

Asimismo, señala el precitado autor que la interpretación doctrinal, como


su nombre lo indica, es la que realizan los estudiosos en su tarea de desentrañar el
contenido de las leyes penales. Téngase en cuenta, como la pretensión de los
doctrinarios es llevar a cabo una sistematización de esta rama del orden jurídico
formulando una teoría del derecho penal, a tal forma de interpretación se le
denomina también como “científica”189,

c) INTERPRETACIÓN JUDICIAL

Es la llevada a cabo por los órganos jurisdiccionales para aplicar las leyes y
descubrir la verdadera voluntad contenida en ellas, o el significado objetivo del
texto legal; por ello, es válido denominarla como jurisprudencial190.

También se dice que es aquella que realizan los jueces y magistrados ante la
necesidad de aplicar la ley; consiguientemente es la más abundante y pragmática,
y si bien suelen apoyarse en la doctrina, en buena parte tiene que ser producto del
análisis de la norma por aplicarse y del hecho o caso que debe adecuarse a dicha
norma191.

Esta clase de actividad intelectual, a diferencia de la auténtica, no es


obligatoria para todos y sólo ejerce su fuerza en el caso concreto; no obstante,
tiene una inusitada importancia en la práctica, sobre todo cuando se trata de
posturas asumidas por los más altos tribunales de justicia que, casi siempre de
manera ciega y acrítica, son acogidas por los funcionarios judiciales de inferior
categoría y suelen ser invocadas por los abogados en sus escritos y alegatos. Ello
pone de manifiesto, una vez más, la necesidad de que tales organismos creen

189
VELÁSQUEZ V., “Manual...”, p. 129.
190
VELÁSQUEZ V. , Ob. cit., p. 130.
191
ORTECHO V., Julio, Ob. cit., p. 61-62.

110
verdadera jurisprudencia y dejen de rendir culto al texto frío de la ley, como es
frecuente cuando se observa un notable atraso de la teoría del derecho penal192.

3.3.4.2.2. SEGÚN LOS MEDIOS UTILIZADOS

a) INTERPRETACIÓN GRAMATICAL O SEMÁNTICA

El examen gramatical es la primera tarea del intérprete de la ley. La palabra es el


vehículo por el que la ley expresa su voluntad. El análisis de la ley lleva necesariamente
a estudiar la manifestación verbal de la misma, a sus palabras se le deben otorgar su
verdadero sentido gramatical. Si ésta es clara, los demás medios interpretativo devienen
en innecesarios. No puede ser comprendida como la simple comprensión literal del
texto, ya que toda comprensión literal implica una precomprensión confirmada,
modificada o completada por el procedimiento de la interpretación193.

Sin embargo, para Alfredo ETCHEBERRY, no es correcto, entonces, basarse


en el diccionario de la lengua para explicar el significado de las palabras, porque
los hábitos generales del lenguaje no se identifican necesariamente con los
contenidos en el diccionario, por cuanto en casos sabidos el diccionario de la
lengua, en su afán de proteger el esplendor lingüístico es muy conservador en
cuanto a la admisión de nuevos vocablos y camina con muchos años de retraso en
relación con el uso general de los mismos (es el caso, por ejemplo, de expresiones
como “básico”, “control”, y otras). Además, el diccionario es hecho en España, y
fundamentalmente para los españoles, pese a que en los últimos años se ha dado
mayor cabida a las voces americanas, lo dicho sigue siendo cierto194.

La interpretación semántica utiliza como medio las diversas técnicas


suministradas por la lingüística –ciencia del lenguaje- y la gramática, con miras a
precisar el significado de los signos lingüísticos utilizado por el legislador y sus
varias combinaciones, tanto desde el punto de vista sincrónico como diacrónico;

192
VELÁSQUEZ V., “Manual...”, p. 130.
193
HURTADO POZO, José, “Propósito de la Interpretación de la Ley Penal”, en Doctrina penal, Bs. As., 1991,
p. 501.
194
ETCHEBERRY, Alfredo, “Derecho Penal. Parte General”, t. I, Jibbs, Santiago de Chile, 1965, p.

111
por ello, tradicionalmente se le ha denominado “literal” o “gramatical”195. Al
efecto, se vale de diversos elementos: el sintáctico, que permite acudir a la
sintaxis o parte de la gramática que enseña a coordinar y unir las palabras para
formar las oraciones y expresar los conceptos; el gramatical propiamente dicho –
como elemento que es, recuérdese, no debe confundirse con el medio, por lo que
no es prudente denominar esta especie como “interpretación gramatical-, que
busca precisar el significado de las palabras contenidas en la norma según el
lenguaje común; el filológico, mediante el cual –gracias a las técnicas ofrecidas
por la filología- se pueden reconstruir los textos legales, fijarles su alcance e
interpretarlos; y, el jurídico-terminológico, que indaga el significado de las
expresiones sin atender a su uso común, sino al lenguaje especial empleado por el
legislador. Esto no significa, sin embargo, que el codificador deba desechar el
lenguaje general, pues el derecho atañe a todos y no puede renunciar a un mínimo
de comprensión al alcance de la generalidad196.

Las palabras, pues, constituyen la materia prima de la interpretación, por lo cual


se deben respetar el “sentido literal posible”, que constituye una barrera infranqueable
(criterio objetivo). Sin embargo, de manera excepcional, siempre y cuando no se
perjudique al reo, podrá rebalsarse el sentido literal si se llegasen a presentar ostensibles
defectos de redacción en la norma, originados en omisiones del legislador o en la
pervivencia de expresiones desactualizadas por el transcurso del tiempo. Ahora bien, es
necesario utilizar el medio lógico yendo más allá del semántico, como se verá197.

b) INTERPRETACIÓN LÓGICA O TAMBIÉN LLAMADA TELEOLÓGICA

Si la ley es clara basta con la interpretación gramatical, sin embargo, puede


ocurrir que la ley sea un tanto oscura, en tal caso es conveniente realizar una
interpretación desde la intención de la norma; es decir, considerar la ratio legis.
La captación del espíritu de la ley implica el empleo de procedimientos lógicos y
valorativos. Así, para determinar el sentido de una disposición, es indispensable

195
VELÁSQUEZ, “Manual...”, p. 130.
196
VELÁSQUEZ, “Manual...”, pp. 130-131.
197
Idem.

112
esclarecer su finalidad. Si ésta es precisada indagando sobre los fines que el
legislador se fijó al momento de dictar la ley, no se hace otra cosa que buscar la
voluntad del legislador, procedimiento que cae en el dominio del método
histórico. Pero cuando se habla del método teleológico, se piensa más bien en la
finalidad actual de la ley o de la disposición legal. Se trata entonces de determinar,
teniendo en cuenta los objetivos del Derecho, qué fines pueden atribuirse
razonablemente a la norma legal. El intérprete puede así encontrar la solución del
caso concreto conforme a la escala de valores consagrada en el orden jurídico. Se
habla en este caso de ratio legis, literalmente razón de ser de la ley198.

Según Fernando VELÁSQUEZ V.199, la interpretación lógica, como su nombre


lo indica, es una operación mental que se vale de la lógica -formal y material-
como medio para el cabal desentrañamiento del sentido de la ley, y cumple una
triple función: opera de manera subsidiaria en relación con la interpretación
semántica, aunque la complementa; constituye medio primario cuando no es
posible esta última; y actúa como mecanismo de control de los resultados logrados
con la primera forma de interpretación. Como es obvio, cuando se habla de
interpretación “lógica”, se alude al medio y no al elemento y se emplea dicha
expresión en un sentido amplio y no estricto, como es usual.

HURTADO POZO200, anota que el método teleológico consiste en tener en


cuenta el fin de la norma que se interpreta y el sentido inmanente del Derecho en
general o de un instituto; con relación a lo último se señalan “la naturaleza de las
cosas”, la “equidad”, “seguridad”, etc. No se trata, pues, de las circunstancias
accidentales que dan lugar a la decisión de la norma legal, sino más bien de las
necesidades político-sociales que la norma instrumenta y, asimismo, del contexto
social en el que ésta ha de producir sus efectos. En este punto, se debe tener
cuidado en no oponer el fin realmente querido por el legislador al elaborar la Ley
con la finalidad actual del precepto (criterios subjetivo y objetivo). En algunos
casos es posible identificar el fin o el ideal que inspiró al legislador, pero si no se

198
HURTADO POZO, José, citado por PEÑA CABRERA, “Tratado...”, pp. 204-205.
199
VELÁSQUEZ V., “Manual...”, pp. 131-132.
200
HURTADO POZO, “Manual ...”, pp. 216-218.

113
logra reconocerlo habrá que preguntar qué fin puede tener razonablemente una
regulación, para lo que habría que tener en cuenta los fines objetivos del Derecho.

Sin embargo, hay que admitir que no siempre se puede establecer sin
equívoco el propósito de una Ley y, en el caso de identificarlo, no proporciona la
única guía de la actividad legislativa. Por esto, es preferible considerar que la
interpretación teleológica consiste en la “integración de una multiplicidad de
valoraciones; y, el propósito de la ley solamente indica una consideración única de
esa multiplicidad”.

La terminología y criterios utilizados para definir el método teleológico no


se caracterizan, ni por su claridad, ni por su precisión. Buscando esclarecer la
situación, PERRIN pretende que “conviene, al menos teóricamente, distinguir la
ratio legis, que es el espíritu en el sentido verdadero, del fin propiamente dicho
que es el objetivo general de la política legislativa perseguido por el autor de la
Ley”201. Así, la ratio legis, examen atento de los intereses efectuado por el
legislador para alcanzar el fin general de la política legislativa, no se confundiría
con este último, noción mucho más amplia.

Desde una perspectiva semejante, la Corte Suprema ha afirmado que “la


interpretación legal no puede ser simplemente literal sino teleológica, es decir
buscando el fin y espíritu de la norma, caso contrario se daría lugar y se ampararía
la impunidad de muchos ilícitos penales”202.

La problemática referente a los fines de la Ley, está en realidad,


influenciada por la manera de tratar la dualidad entre la letra y el espíritu. El punto
de partida es “que una oposición puede existir entre la letra y el espíritu de la Ley,
entre el sentido literal y el pensamiento que debía ser expresado”. El primero se
comprende como el sentido que se confiere a la Ley respetando la letra y, el
segundo, como el sentido que es conforme al espíritu de la regla203.

201
Citado por HURTADO POZO, en “Manual...”, p. 217.
202
Ejecutoria Suprema del 27 de Noviembre de 1997, Sala Penal, Exp. 4574-96.
203
En Teología, se distingue, de un lado, la exégesis –interpretación estricta y literal del texto bíblico- y
de otro lado, la hermenéutica –búsqueda de la verdad espiritual oculta en el texto-.

114
c) INTERPRETACIÓN SISTEMÁTICA

Opera doblemente: por un lado, se refiere a la sistematización de la ley


como tal; y, por el otro a la ordenación propuesta por los estudiosos (científica).
En relación con la primera se tiene: como las normas jurídicos penales constituyen
un todo, deben ser consideradas a partir de un agregado de principios que
permitan agruparlas en un sistema normativo, y no como una aglomeración
caótica de disposiciones. La interpretación, para decirlo en otras palabras, debe
realizarse con arreglo al fin total del orden jurídico, pero ligada –en todo caso- al
precepto aislado; en el Derecho Penal positivo, a no dudarlo, existe un orden y un
sistema, ninguna disposición vive aisladamente, sino conectada a las otras. Por
eso es de tanta trascendencia armonizar el derecho vigente, tratando de deducir el
sentido de la ley de la situación en que se encuentra el precepto que se interprete
dentro del respectivo contexto204. Ahora bien, en torno a la segunda, cabe recordar
que los estudiosos del Derecho penal suelen elaborar sus propias construcciones
diferentes de las del legislador (teorías del dolo, del error, etc.) y a partir de ellas
se suelen resolver múltiples problemas que la aplicación del Derecho penal
presenta en la práctica y que posibilitan desde luego, jalonar las actividades de la
jurisprudencia y doctrina. En este sentido, pues, se refiere a la sistematización
como segundo paso del método dogmático205.

Al respecto, HURTADO Pozo206, expresa que según este método de


interpretación, la disposición legal es interpretada recurriendo a diversas técnicas
y argumentos con referencia, por ejemplo, al lugar que ocupa en el ordenamiento
jurídico, al hecho de que los términos son utilizados por el legislador en el mismo
sentido o con significaciones diversas de modo constante, a la circunstancia que
debe atribuirse al significado que concuerde mejor con aquel dado a otras
disposiciones jerárquicamente diferentes o al hecho de que se recurra al
argumento de la coherencia del sistema jurídico para evitar contradicciones

204
VELÁSQUEZ V., “Manual...”, p. 132.
205
Idem.
206
HURTADO POZO, “Manual...”, pp. 211-213.

115
normativas. Es decir, se trata de adscribir un sentido a la Ley teniendo en
consideración el contexto jurídico de la regla. El primer y fundamental problema
que se presenta es, en efecto, la delimitación de este contexto jurídico que puede
ser circunscrito a las disposiciones cercanas a la regla en cuestión o ampliado a
disposiciones pertenecientes a otros dominios del Derecho y aún a los principios
generales.

El método debe ser caracterizado porque su objetivo principal es hacer


posible la coherencia del ordenamiento jurídico. En este sentido, el intérprete debe
tener en cuenta los mandatos de la Constitución, la misma que enmarca y
fundamenta el sistema legal. Así, en el artículo VI del Código Procesal
Constitucional (Ley N° 28237), último párrafo, se dispone que los jueces
“interpretan y aplican las leyes o toda norma con rango de ley y los reglamentos
según los preceptos y principios constitucionales, conforme a la interpretación de
los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional.

El punto de partida del análisis sistemático es, por tanto –anota HURTADO
POZO207 -, la idea de que el sistema jurídico es un todo coherente y que comprende
tanto la ley escrita y la costumbre, como los principios y valores que pueden ser
deducidos de las mismas. El postulado de la plenitud del sistema jurídico
reemplaza al de la plenitud de la ley escrita, de cara a los partidarios del
positivismo formal y de la exégesis. Frente a las lagunas, insuficiencias,
oscuridades de las leyes o de las disposiciones legales, el Juez no puede retardar ni
denegar la administración de justicia, bajo pretexto de defecto o deficiencia en la
Ley (artículo 422 Código penal). Es decir, debe establecer la norma que le permita
resolver el caso sub judice. En estas circunstancias, se comporta como si el
Derecho fuera coherente, completo, carente de ambigüedades, justo y susceptible
de conducir a una sola solución. Atribuyendo al legislador la conclusión que él
escoge como justa para el caso particular, el Juez presenta como compatible con el
conjunto del sistema jurídico. Aún cuando luego deba poner en conocimiento de
la Corte Suprema las insuficiencias para que ejercite su iniciativa legislativa.

207
HURTADO POZO, “Manual...”, pp. 212.

116
3.3.4.2.3. SEGÚN EL RESULTADO:

a) Interpretación declarativa:

Se está ante ella cuando las palabras de la Ley dicen con precisión lo que el
texto quería y debía decir, de modo que el intérprete no puede ni ampliar ni
restringir el alcance de su tenor literal y se debe limitar a resolver las eventuales
dudas que se llegaren a presentar, precisando cuál es la exacta correspondencia
entre el espíritu y la letra de la Ley. A decir verdad, en este caso, el estudioso le
otorga a la Ley un ámbito de aplicación que coincide con el derivado de entender
las palabras según el uso común del lenguaje208.

b) Interpretación restrictiva:

Se presenta cuando en el tenor literal de la Ley el hacedor de las leyes ha


dicho más de lo que quería, y debe limitarse el alcance de las palabras contenidas
en ella; o, de manera más breve, es la que restringe el significado de la disposición
interpretada209. Debe pues hacerse una interpretación restrictiva de carácter
correctivo o rectificador, para circunscribir la ley a sus verdaderos alcances.

c) Interpretación extensiva:

Se presenta cuando el intérprete estima que se debe ampliar el alcance de las


palabras legales, para que la letra se corresponda con el espíritu y voluntad que el
legislador quiso plasmar. Esta forma de interpretación se cuestiona por un sector
minoritario de la doctrina, hoy en franca retirada, para el que sólo se puede acudir
a ella cuando se trata de favorecer al reo –principio del in dubio pro reo-; de lo
contrario no. Desde luego, en la discusión contemporánea ha hecho carrera la tesis
según la cual esta modalidad de operación mental es admisible, bajo la condición

208
VELÁSQUEZ, “Manual...”, p. 134.
209
Idem.

117
de que no se desborde del “marco literal posible”, sobretodo para corregir
evidentes errores de redacción legales210.

Si se quiere hacer un paralelo entre las 3 formas de operación mental


examinadas, puede decirse lo siguiente: en la declarativa, el legislador quiere
tanto cuanto escribe; en la restrictiva, quiere menos de lo que escribe; y en la
extensiva, el codificador quiere más de lo que escribe.

3.3.4.3. REGLAS QUE RIGEN LA INTERPRETACIÓN:

Fernando VELÁSQUEZ211 pone de manifiesto que buscando que la tarea del


intérprete no se desborde, se han establecido diversos postulados que actúan a
manera de barreras de contención, de controles, con plena vigencia en el Derecho
positivo. Esos axiomas son los siguientes:

En primer lugar, debe indagarse la voluntad del legislador plasmada en la


Ley y el sentido objetivo del texto.

En segundo lugar, no debe tomarse en cuenta el momento de elaboración de


la norma, sino el de su aplicación.

Asimismo, en tercer lugar, las normas deben analizarse en armonía con el


texto constitucional (interpretación según la Constitución) y con los pactos
internacionales incorporados al ordenamiento; esto es, el llamado principio de la
jerarquía (lex superior derogat legi inferiori). Es de tal trascendencia este
axioma, que de todas la interpretaciones posibles que admita un texto legal, debe
preferirse siempre aquella que mejor concuerde con la Constitución, aunque –debe
advertirse- ella no debe traspasar los límites trazados por el tenor literal de la Ley
ni por su finalidad de la misma.

Este postulado aparece ampliamente regulado en la Constitución Política


peruana, en su artículo 51, según el cual “La Constitución prevalece sobre toda

210
VELÁSQUEZ, “Manual...”, p. 135.
211
VELÁSQUEZ, “Manual...”, pp. 136-137.

118
norma legal;...”; así como en su artículo 138, segundo apartado, en cuanto
prescribe que “En todo proceso, de existir incompatibilidad entre una norma
constitucional y una norma legal, los jueces prefieren la primera...”; también en su
Cuarta Disposición Final y Transitoria, en la que de manera expresa se establece
que la interpretación de las normas relativas a los derechos y a las libertades que
la Constitución reconoce debe efectuarse de conformidad con la Declaración
Universal de Derechos Humanos y con los Tratados y Acuerdos Internacionales
sobre la misma materia ratificados por el Perú, en atención además a que en su
artículo 55 prescribe que los Tratados celebrados por el Estado y en vigor forman
parte del Derecho nacional.

En cuarto lugar, las normas deben elucidarse teniendo en cuenta las


cambiantes situaciones que se presenten en la vida real, pues no existe una
interpretación definitiva y válida en todos los tiempos; la variedad inabarcable y el
cambio continuo de las relaciones de la vida ponen constantemente al aplicador de
la disposición legal ante nuevas cuestiones.

En quinto lugar, las consagraciones legales deben analizarse dentro del


contexto sistemático, esto es, se le debe dar cabida en toda su extensión al
principio de la unidad sistemática.

Igualmente, en sexto lugar, lo decisivo en la operación mental en estudio es


el fin que el legislador quiso plasmar al regular la norma, y la tarea del intérprete
es desentrañarlo; como se dijo, ella está presidida por el criterio del bien jurídico.

En sétimo lugar, la labor interpretativa no debe realizare buscando


beneficiar o perjudicar al trasgresor de la ley penal.

También, en octavo lugar, debe tenerse en cuenta que la interpretación


propuesta inicialmente no es una camisa de fuerza para el analista, quien para
garantizar una justicia recta, puede mudarla cuantas veces sea necesario, con tal
que no se ponga en peligro la seguridad jurídica en obsequio del capricho.

119
3.4. EL DELITO DE FALSEDAD DOCUMENTAL O DE
FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS CONFIGURADO EN
EL ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO PENAL PERUANO.

3.4.1. ASPECTOS PRELIMINARES ESPECIALMENTE VINCULADOS.

3.4.1.1. CONCEPTO DE FALSEDAD.

ESCRICHE, refiriéndose al delito de falsedad sostiene que es la imitación,


suposición, alteración, ocultación, supresión de la verdad echa maliciosamente en
perjuicio de otro212. Luis A. BRAMONT ARIAS, a su vez, precisa que la falsedad es toda
alteración de la verdad. La noción que puede darse de la falsedad es negativa: falsedad es
lo que va contra la fe pública. En el uso corriente del lenguaje parece que indica lo mismo
falsedad que falsificación, y así igualmente se dice falsario que falsificador, falsificación
que falsedad. Sin embargo, tienen un significado distinto en el derecho penal213.

La falsedad acompaña constantemente a todos los fraudes. Sea con palabras,


sea con falsos signos exteriores, mentir siempre es la divisa del estafador. Pero,
por una antigua costumbre de los juristas, se ha dado casi por antonomasia el
nombre de falsedad a la mentira que se exterioriza por escrito214.

3.4.1.2. FALSEDAD Y FALSIFICACIÓN.

Según hace notar GROIZARD, citado por MUÑOZ CONDE215, la falsificación


supone siempre falsedad, al paso que la falsedad no identifica la falsificación: la

212
ESCRICHE, citado por BRAMONT-ARIAS, Luis A., “Falsedad, en Enciclopedia Jurídica OMEBA”. Tomo
XI, p. 850, Buenos Aires, 1979.
213
BRAMONT ARIAS, , “Falsedad”, p. 849.
214
CARRARA, citado por María Victoria CALLE RODRÍGUEZ, “Falsedades Documentales No Punibles”,
editoriales de Derecho Reunidas, Madrid 1998, p. 22.
215
GROIZARD, citado por MUÑOZ CONDE, “Derecho penal. Parte especial”, Tirant lo Blanch, Valencia,
1999, p. 607-608.

120
una es el género, la otra una de las especies de aquél. Para que la falsificación
resulte, es necesaria la previa existencia de un documento o de un objeto
verdadero, que mediante ciertos procedimientos se altera, y al alterarse se
falsifica. La falsedad indica por el contrario la comisión de un hecho o la
ejecución de un acto, en el que no se expresa la verdad, sino que a sabiendas se
emiten conceptos no verdaderos. La falsedad se comete sin necesidad de la
existencia previa de un objeto, al paso que la falsificación no se produce sin ella.

Asimismo, MUÑOZ CONDE anota que la distinción tiene importancia en


orden a la clasificación de las distintas acciones típicas, ya que las conductas de
falsificación suponen una intervención material en el objeto que se altera,
mientras que la falsedad constituye más bien una actitud intelectual, declarando
lo falso en lugar de lo verdadero. Un ejemplo de falsificación material puede ser la
alteración del contenido de un documento. Un ejemplo de falsedad ideológica, la
redacción de ese documento haciendo constar declaraciones distintas a las
realmente hechas216.

PAREDES INFAZÓN217, reproduciendo la cita de JIMÉNEZ ASENJO, anota que la


falsedad es cualidad o condición de lo falso, sea material o personal, y en cambio
falsificación es acción o efecto de falsificar; y, como estas operaciones precisan materia
en donde verificarse, resulta que la falsificación no puede realmente aplicarse a la
conducta de las personas, sino a la actividad o a sus resultados, así, hay falsedad en las
personas, y falsificación en las cosas que son falsas.

Falsificar es adulterar, corromper o contrahacer una cosa material. Así


decimos que alguien falsificó moneda, un cuadro o un testamento, y no que los
falseó: en esencia la falsificación es una imitación, es imitación de lo auténtico, de
lo genuino, es decir de ciertos signos que caracterizan un modelo.

216
MUÑOZ CONDE, “Derecho penal. Parte especial”, Tirant lo Blanch, Valencia, 1999, p. 608.
217
PAREDES INFAZÓN, Jelio, “Delitos contra la Fe Pública”; juristas editores, Setiembre del 2001, p. 79.

121
3.4.1.3. FORMAS TÍPICAS DE FALSEDAD.

a) FALSEDAD MATERIAL.

Como su denominación lo indica, esta falsedad recae sobre la materialidad


del documento, sobre sus signos de autenticidad, incluidos los que forman su
contenido, ya sea que se los imite, creándolos, o que se los modifique, alterando
los verdaderos. Ataca, pues, la verdad con el menoscabo de la autenticidad del
documento (CREUS, Carlos y BUOMPADRE, Jorge; 2004:39; y SOLER, Sebastián;
1963:321).

Las características comunes de la falsedad material, son: a) la conducta, que


consiste en el acto de hacer o adulterar o suprimir o destruir; b) el objeto material,
que es el documento sobre el cual la conducta criminal recae; c) la voluntad del
hecho, con conciencia de la falsedad218. Por eso la falsedad material puede
efectuarse por el hecho de hacer un documento falso, en todo o en parte, por el
hecho de adulterar un documento verdadero; y por el de suprimir o destruir, en
todo o en parte, un documento. Nuestro Código Penal lo contempla en el art. 427.

b) FALSEDAD IDEOLÓGICA.

La falsedad ideológica o ideal es la que recae sobre el contenido ideal de un


documento público, o sea, cuando en un documento autorizado por las autoridades
legales y por funcionarios competentes, hacen constar hechos o atestaciones que
no son verdaderos219. La falsedad ideológica se caracteriza por la violación de la
obligación de declarar la verdad por parte del sujeto que redacta el documento.

CREUS (2004:131), precisa que la falsedad ideológica –que algunos también


llaman ‘histórica’- recae exclusivamente sobre el contenido de representación del
documento, sin que se modifiquen ni imiten para nada los signos de autenticidad.

218
REYNERI, Silvio, citado por BRAMONT ARIAS, “Falsedad...”, p. 860.
219
BRAMONT ARIAS, “Falsedad...”, p. 855.

122
En ella nos encontramos con un documento cuya forma es ‘verdadera’, como lo
son también sus otorgantes, pero que contiene declaraciones falsas sobre hechos a
cuya prueba está destinado: en él se hacen aparecer como verdaderos –o reales-
hechos que no han ocurrido, o se hacen aparecer hechos que han sido de un modo
determinado, como si hubiesen ocurrido de otro diferente220.

En la falsedad ideológica siempre la realización externa es real y el


documento está confeccionado por quien y en la forma que es debido. La
contradicción punible resulta por la consecuencia de que esa correcta
exteriorización genera una desfiguración de la verdad objetiva que se desprende
del texto221. El Código Penal peruano lo contempla en el art. 428.

3.4.1.4. EL PRINCIPIO DE MÍNIMA INTERVENCIÓN.

Significa que en un Estado de Derecho el programa punitivo debe


intervenir lo menos posible en la esfera de libertad de los ciudadanos; una
excesiva intervención del Derecho penal, anuncia la negación de su propia
legitimidad y abre peligrosos espacios para la arbitrariedad y persecución. Cuando
el Derecho penal, es instrumentalizado por el poder político, nos ubicamos en un
oscurantismo punitivo, donde la inflación punitiva expresada en la proliferación
de tipos penales que no guardan relación con el criterio material del bien jurídico,
desemboca irremediablemente en un Derecho penal incapaz de contener la
pretensión punitiva de un Estado maximalista, únicamente orientado a sus fines
políticos y político-criminales.

El programa de minimización punitivo debe cohesionarse con los fines del


Derecho penal, es decir, con la prevención general de delitos y con la exclusiva
protección de bienes jurídicos. Para FERRAJOLI el Derecho penal asume una doble
función preventiva: la prevención general de delitos y la prevención general de las
penas arbitrarias o desproporcionadas. De los dos fines, para este autor sólo el
segundo fin es necesario y suficiente para fundamentar un Derecho penal mínimo

220
CREUS / BUOMPADRE, “La Falsificación...”, p. 131.
221
PAREDES INFAZÓN, “Delitos...” p. 82.

123
y garantista222. La intervención punitiva sólo puede justificarse social y
políticamente, cuando es la misma sociedad que reclama su intervención ante los
ataques más intolerables que significan una lesividad social intensa. Este es el
límite que debe respetar el legislador al momento de formular las convenciones
penales, el Derecho penal aparecerá así, entre los elementos de que dispone el
Estado para garantizar la continuidad y desarrollo del sistema social, como una
ultima ratio223. Este medio de control social únicamente puede ser utilizado
subsidiariamente, ante la inoperancia de las demás instancias de control extra
penal, siendo que esta esfera cuenta con los medios más aflictivos con los que se
puede gravar al ciudadano.

Ante lo esbozado diremos que el principio de mínima intervención se


dirige a que el derecho penal sirva de elemento de contención ante una desmedida
pretensión punitiva del Estado, esto es, de servir de tutela al ciudadano y de una
racionalización de respuesta al delito, ésta es la única vía por la cual podremos
garantizar un Derecho penal democrático y humanista.

3.4.1.5. EL PRINCIPIO DE ÚLTIMA RATIO.

De acuerdo a lo informado por PEÑA CABRERA224, los instrumentos de los


que se vale el Derecho penal para la protección de los bienes jurídicos suelen ser
más severos que otras ramas del ordenamiento jurídico. Por lo que la utilización
de dichos mecanismos sólo ha de ser posible cuando la sociedad no puede
controlar graves conflictos, siendo uno de esos recursos estatales la pena. Pero
esta necesidad no basta para que la pena sea autorizada, sino que ésta debe ser
proporcional y deberá encuadrarse dentro de un ámbito legal garantista.

Ésta “amarga necesidad” que constituye la pena por las consecuencias que
conlleva para el individuo, hace que sólo se recurra a ella como ultima ratio, es
decir, como el último recurso a emplear por no existir otros medios más eficaces.

222
FERRAJOLI, “Derecho y Razón”.
223
SERRANO-PIEDECASAS, citado por PEÑA-CABRERA “Derecho Penal”, p. 78.
224
PEÑA CABRERA, “Tratado...”, p. 113-114.

124
Pero la intervención punitiva estatal no se realiza frente a toda situación, sino sólo
a hechos que la ley penal ha determinado específicamente (carácter fragmentario)
por lo que la pena constituye un instrumento subsidiario.

Esta función pública que el Estado asume para, en nombre de la sociedad,


poder sancionar (ius puniendi) no es ilimitado sino que está restringido por el
denominado principio de “mínima intervención”. Por eso se hace necesario la
reglamentación de dicha intervención y que previo a la pena se agote medios
desprovistos de sentido penalizantes. Así, por ejemplo, sanciones pecuniarias,
reparación de daños y perjuicios, inhabilitaciones de licencias etc. si aun estas
medidas no fueran suficientes par resarcir el daño causado, entonces, se justificará
la pena.

3.4.1.6. LA PUNIBILIDAD EN LA TEORÍA DEL DELITO225.

La doctrina actual se encuentra dividida al considerar a la “Punibilidad”


como un elemento categorial del delito; quienes así lo entienden, recuerdan la
expresión de BINDING “un delito sin pena es una campana sin badajo”. En
palabras de CUELLO CALÓN, la puniblidad es uno de los caracteres más destacados
del delito. Para el gran penalista hispano-parlante JIMÉNEZ DE ASÚA lo que en
último caracteriza al delito es ser punible. Esta naturaleza sólo puede derivarse del
carácter típico y antijurídico, resolutamente es el injusto penal lo que fundamenta
la imposición de una pena (punibilidad) que sólo puede reprocharse a un sujeto
penalmente responsable.

Es realmente ROXIN, con la propuesta de una funcionalización de la teoría


jurídica del delito en base a criterios político-criminales, que encuentra en su
teorización la fundamentación sistemática de este nuevo elemento sistemático.
Para ROXIN una cuarta categoría delictiva más allá del sistema tripartito del delito
no designa un presupuesto general de la punibilidad, y ya por esta razón no puede
tener el mismo rango que el tipo, la antijuricidad y la responsabilidad. Por lo

225
Cfr. PEÑA CABRERA FREYRE, “Derecho Penal...”, pp. 427-436.

125
tanto, para ROXIN, el lugar sistemático de este elemento es la categoría de la
“Responsabilidad”. En tanto GÜNTHER propone que sea examinado en el seno de
la antijuricidad. Para KRAUSE, las circunstancias que han de añadirse a la acción
que realiza un injusto responsable para que se genere la punibilidad, se denominan
condiciones objetivas de punibilidad. Se haría referencia a un mayor contenido del
desvalor del resultado, producto de una mayor lesividad social, propuesta en el
injusto típico.

MIR PUIG considera que la ausencia de pena se deriva de razones político-


criminales ajenas al contenido del injusto o con el grado de responsabilidad o por
razones de oportunidad política. Sin duda, los que apuntan a atribuir a este
elemento (puniblidad), como una cuarta categoría del delito, fundamentan la
exclusión de pena, en el prevalecimiento de intereses extra penales. JESCHECK
escribe que el sentido de las causas de exclusión de punibilidad es en parte de
naturaleza extra penal y que en parte se trata de criterios específicamente jurídico
penales, como ocurre en el desistimiento de la tentativa. Quienes se oponen a
reconducir el fundamento de esta categoría del delito a finalidades extra penales,
señalan que no se puede separar la política criminal de las demás ramas de la
política jurídica.

3.4.1.7. LAS CONDICIONES OBJETIVAS DE PUNIBILIDAD.

En definición de Luis JIMÉNEZ DE ASÚA, las condiciones objetivas de


punibilidad:

“Son aquellas de las que el legislador hacer depender, en una serie de casos,
la efectividad de la pena conminada y que por ser extrínsecas e
independientes del acto punible mismo no han de ser abarcadas por la
culpabilidad del agente”226.

WELZEL, citado por JIMÉNEZ DE ASÚA, enseña que las condiciones objetivas
de punibilidad son características del delito y no del tipo, que el dolo no tiene por

226
JIMÉNEZ DE ASÚA, Luis, “Tratado de Derecho Penal”, t. VII,, Losada, Buenos Aires, p. 28, 1970.

126
qué abarcar; que “por regla general los tres elementos del delito: tipicidad,
antijuricidad y culpabilidad, acarrean sin más trámite la punibilidad; sin embargo,
en unos pocos casos ésta depende de ocasionales condiciones ulteriores y ajenas a
los elementos del delito”227.

En tal sentido, las condiciones objetivas de punibilidad se constituyen en un


impedimento real para la aplicación de la sanción punitiva. Son determinados
presupuestos previstos en determinados tipos penales, que condicionan en
concreto la imposición de una pena. LUZÓN DOMINGO las caracteriza como la
necesidad de que en el momento de realizarse la conducta delictiva concurran
determinadas circunstancias de hecho, extrañas a la misma conducta, ajenas al
agente y que no tienen que ser conocidas por él mismo, ni por tanto su voluntad
tiene que aceptarla o rechazarla, para que a dicha conducta pueda imponérsele la
pena con que aparece sancionada en el precepto legal. Son sin duda,
circunstancias ajenas al injusto y a la culpabilidad, pero cuya presencia otorga un
desvalor suficiente para que pueda fundamentarse el merecimiento de la pena. Al
ubicarse los elementos de punibilidad fuera del ámbito del tipo, no es necesario
que la tipicidad subjetiva (dolo) abarque estos elementos. Para CUELLO
CONTRERAS se trata de circunstancias que, sin necesidad de ser abarcadas por el
injusto y la culpabilidad del autor del comportamiento delictivo, deben darse antes
que se puedan constatar el injusto y la culpabilidad, en el buen sentido de que la
mencionada anterioridad no es necesariamente cronológica, aspecto este
irrelevante, sino lógica, material, en el sentido de que sólo constatada la
circunstancia (objetivamente) la antijuricidad y la culpabilidad darán lugar a la
punibilidad228.

MIR PUIG es de la posición de que la antijuricidad exigida por la teoría del


delito, es una antijuricidad penal; señala el autor que sólo interesa el injusto penal
típico. Entonces, sólo en aquellas conductas típicas que el legislador ha
considerado necesario agregar determinadas circunstancias, será de relevancia
jurídico-penal, por lo tanto, sólo en ellas se configurará la antijuricidad penal que

227
Ibidem, p. 28.
228
Citado por PEÑA-CABRERA FREIRE, en “Derecho Penal...”, p. 433.

127
condiciona la objetiva relevancia punitiva. Al considerar que estos elementos
inciden en el injusto típico, se podría llegar a la conclusión de que en aquellos
delitos –donde no se prevé una condición objetiva de punibilidad- no estaríamos
frente a un verdadero injusto penal, entonces, estos comportamientos típicos no
serían merecedores de pena. Son elementos que condicionan la punibilidad, ajenos
al injusto y a la culpabilidad, pero que por razones de conveniencia política-
criminal o social y en virtud del principio de mínima intervención, el legislador ha
considerado oportuno insertarlos en determinados tipos penales para que el injusto
se haga merecedor de punibilidad, son criterios de selección que tienen por
función cohesionar el Derecho penal con intereses extra penales, restringiendo los
ámbitos de responsabilidad en base a determinados criterios. Como dice ROXIN, se
pone de manifiesto el enlace del Derecho penal con las necesidades del conjunto
de la sociedad en aras de un funcionamiento óptimo del Derecho penal. El
Derecho penal es una esfera jurídica que necesita en su funcionalización
preventiva, de un engranaje con las demás esferas penales; esta integración
funcional se realiza con el fin de que el Derecho punitivo pueda cometer sus fines
en equilibrio con los del sistema social229.

Claus ROXIN, ocupándose de la cuarta categoría del delito, y hacer


referencia a la caracterización que de ella hace SCHMIDHÄUSER, hace notar que
éste parte de que las condiciones objetivas de punibilidad son:

“Elementos adicionales del delito que en algunos tipos penales concretos


han de añadirse al injusto típico y a la culpabilidad típica para fundamentar,
en atención al merecimiento de pena del hecho, el correspondiente hecho
punible”230.

PEÑA-CABRERA FREYRE, en el caso peruano, pone de manifiesto que el


ingreso al proceso de insolvencia (Derecho concursal) y el requisito de la
presentación de una querella (acción penal privada), tienen como común
denominador, que ambos presupuestos condicionan la imposición de una pena

229
PEÑA-CABRERA FREIRE, en “Derecho Penal...”, p. 434.
230
Schmidhäuser, citado por Roxin, “Derecho penal. Fundamentos sobre la estructura del delito”,
Civitas, Madrid, 1997, p. 982.

128
constituyendo verdaderas condiciones objetivas de punibilidad, expresada, en el
primero, cuando el sujeto activo se encuentra incurso en un procedimiento de
insolvencia u otro análogo (art. 209 del Código penal). En cambio, el segundo
también es considerado como una condición objetiva de procedibilidad, es decir,
constituye el condicionamiento de la concurrencia de un requisito –previsto en la
Ley- para que la acción penal sea promovida válidamente. Asimismo, la excusa
absolutoria prevista para los parientes más próximos del sujeto pasivo en
determinados delitos patrimoniales (hurto y daños), obedece estrictamente a
criterios de política familiar, que tiene por finalidad preservar la unidad familiar
como célula básica de la sociedad. En suma, el merecimiento de pena en estos
supuestos se encuentra supeditado a determinadas circunstancias ajenas al injusto
y a la culpabilidad del autor, y en otros el legislador ha considerado conveniente
que se cumplan determinadas formalidades para que la acción penal sea
promovida a través de una determinada formalidad, prevista en el Derecho
positivo, que son de naturaleza procesal. Al respecto reconoce ROXIN que la falta
de necesidad de pena o la prioridad de determinadas finalidades extra penales
pueden plasmarse no sólo en el Derecho material, sino también en el Derecho
procesal, de ahí se deriva la afirmación de que es incorrecta la teoría de la “Doble
Naturaleza”, según la cual determinadas instituciones jurídicas pertenecen, tanto
al Derecho material como al Derecho procesal231.

3.4.1.8. LOS ELEMENTOS DEL TIPO EN UNA FIGURA DELICTUAL.

Tipo es la descripción de la conducta prohibida que lleva a cabo el


legislador en el supuesto de hecho de una norma penal. Tipicidad es la cualidad
que se atribuye a un comportamiento cuando es subsumible en el supuesto de
hecho de una norma penal232.

231
Peña-Cabrera Freyre, Derecho penal, p. 435.
232
Muñoz Conde, Teoría general, p. 32.

129
Los elementos del tipo en particular se pueden agrupar en elementos
descriptivos y elementos normativos, y en elementos objetivos y elementos
subjetivos.

a) ELEMENTOS DESCRIPTIVOS Y ELEMENTOS NORMATIVOS.

Una primera división en cuanto a la naturaleza de los elementos del tipo


utilizados por el legislador distingue entre elementos descriptivos y elementos
normativos o necesitados de valoración por parte del intérprete.

Los elementos descriptivos remiten a hechos de la realidad natural


(estudiados por las ciencias empíricas) que el intérprete se limita a constatar
tácticamente, por ejemplo, la muerte de un hombre o el apoderamiento físico
(posesión) de un objeto (hurto) que, por tanto, existen o no existen y se captan
tanto por el autor como por el intérprete como fenómeno psicológico233. DEL
ROSAL BLASCO estima que los elementos descriptivos pueden ser tanto objetivos
(externos) como subjetivos (internos o psicológicos)234. En tanto que los
elementos normativos requieren siempre de un acto posterior concreto de
valoración (estudiados por las ciencias del espíritu) que permite incluir ese hecho
en el orden valorativo que subyace al tipo; la subsunción en el tipo, por tanto, no
se satisface con un mero acto lógico natural como el de proferir unas palabras
oídas por alguien, sino que su esencia, el ataque al honor, sólo se comprende
como valoración social de los actos fisiológicos captados psicológicamente, como
desaprobados por entrañar una merma del honor de la víctima235.

Los elementos normativos, por lo demás, son muy diversos: unas veces
contienen una remisión normativa a otro precepto o sector del ordenamiento (al
estilo de “leyes penales en blanco”), por ejemplo la ajeneidad de la cosa en el
delito de hurto, que remite al concepto civil de ajeneidad; otras veces el elemento
normativo aparece como criterio “cuantitativo” del injusto, en el sentido de que el
233
Cuello Contreras, “El Derecho penal español. Parte general”, Universidad de Extremadura,
1996, p. 435.
234
Citado en ibidem.
235
Cuello Contreras, “El derecho penal español”, p. 436.

130
legislador penal no se conforma con cualquier acto que realice la conducta típica
sino que se limita a los casos especialmente graves; otras veces, en fin, los
elementos normativos se confunden, con los objetivos, como ocurre, por ejemplo,
con los “móviles”, que (aparentemente) según sean altruistas o egoístas atenúan o
agravan la pena.

b) ELEMENTOS OBJETIVOS Y ELEMENTOS SUBJETIVOS.

Una segunda clasificación de los elementos del tipo distingue entre


elementos objetivos y elementos subjetivos. Con los primeros se alude a aquellos
que reflejan una realidad exterior, existente en el momento de actuar del sujeto o
modificado por su actuar, lo que incluye, a veces, modos específicos de la
producción del resultado o del actuar. Con los segundos se tipifican elementos que
no contemplan, en principio, una realidad exterior sino determinadas
representaciones psicológicas del autor que acompañan a su actuar236.

Todo delito tiene como elemento subjetivo el dolo (sin saber que se está
matando o que se está poniendo en peligro de muerte no hay homicidio, ni doloso
ni imprudente). Junto al dolo, elemento subjetivo de todo delito, el tipo puede
contener elementos subjetivos adicionales como el “ánimo de lucro” en el hurto, o
“con el propósito de utilizar el documento” en la falsedad documental, que, en
realidad, constituye una anticipación de circunstancias que ocurrirán después pero
que, excepcionalmente, no forman parte del tipo, consumado con un acto anterior
que persigue el resultado final que no necesita producirse; se trata, pues de
elementos objetivos, externos, subjetivizados. Las motivaciones subjetivas del
autor, finalmente, pueden aparecer “coloreando” hechos objetivos que, según su
naturaleza, constituirán delitos o actos inocuos o, incluso, exigidos (tocar
determinadas partes del cuerpo humano de otra persona puede constituir una
exploración médica indicada o un delito de abuso sexual, según el propósito que
guíe a su autor).

236
Ibidem.

131
Los tipos delictivos que contienen elementos subjetivos no son susceptibles
de comisión a título de “imprudencia”; así, los delitos contra la propiedad que
exigen ánimo de lucro, sólo se pueden cometer dolosamente.

c) LA RELATIVIDAD DE ESTAS CLASIFICACIONES.

CUELLO CONTRERAS hace notar, que en realidad, las distinciones elemento


normativo-elemento descriptivo, elemento objetivo-elemento subjetivo,
constituyen construcciones académicas que, justificadas quizá históricamente, al
hilo de la propia evolución de la teoría del delito, no soportan, sin embargo, un
análisis riguroso del lenguaje jurídico237.

Los elementos del tipo, normativos y descriptivos en la terminología


tradicional, requieren la comprobación de hechos subsumibles en el tipo, elemento
a elemento, describibles como subsumibles en un tipo (normativo). De esta
manera, de la misma forma que en el concepto de perro abarca las distintas razas
que lo componen, y los perros reales clasificables por su raza, de tal forma aquel
concepto es un concepto que puede formarse “describiendo” todos los animales
(extensión) a los que resulta aplicable el concepto de perro (intensión), el
concepto de “documento falso”, en el delito de falsedad, abarcará el conjunto de
documentos públicos, privados, mercantiles, etc., que se pueden subsumir en el
concepto de “documento”; de la misma forma que el concepto de “muerte” a los
efectos del homicidio abarca todas las muertes diagnosticadas conforme a las
diversas leyes causales en aplicación de las cuales puede afirmarse que un hombre
ha causado la muerte de otro. Y ello, con independencia de que, con la
terminología tradicional, puede afirmarse que el elemento “documento”, en el
delito de falsedad es un elemento normativo (la esencia del concepto de
documento, su cualidad de probar algo en el tráfico jurídico, no es perceptible
físicamente) y el elemento “muerte” descriptivo del homicidio (es decir,
perceptible sensorialmente)238.

237
Cuello Contreras, “El derecho penal español”, p. 439.
238
Ibidem.

132
Se explica, así, fácilmente, la regla sobre el error acerca de los denominados
“elementos normativos”: quien se ha representado correctamente las circunstancia
que hacen de, por ejemplo, “un trozo de papel” que prueba algo (una factura), un
documento, se ha representado ese documento del tipo de falsedad, porque ha
identificado a uno de los “individuos” que constituyen el “género” documento
como tal, de forma semejante a como alguien ha realizado un movimiento
correcto de una partida de ajedrez demuestra con ello que conoce el juego de
ajedrez sin necesidad de ulterior y mejor prueba239.

3.4.1.9. LA SEGURIDAD JURÍDICA.

a) CONCEPTO

Según GÓMEZ SÁNCHEZ TORRE ALVA240, una aproximación del concepto de


seguridad jurídica la brinda el Tribunal Constitucional a través de la siguiente
glosa: “El principio de seguridad jurídica forma parte consubstancial del Estado
Constitucional de Derecho. La predecibilidad de las conductas (en especial, la de
los poderes públicos) frente a los supuestos previamente determinados por el
Derecho, es la garantía que informa a todo el ordenamiento jurídico y que
consolida la interdicción de la arbitrariedad”.

Si bien en su dimensión original, la seguridad jurídica se erige como


principio, trasciende tal esfera cuando su proyección en la administración de
justicia la erige en el bien jurídico hacia el cual todo proceso debe dirigirse.

En efecto de qué valdría una resolución si es que ésta no se encuentra


orientada a la consecución de la seguridad jurídica, entendida desde su plena
eficacia sustentada en su adecuación a las formalidades procesales esenciales y a
las consecuencias que su ejecución traerá en la realidad.

239
Ibidem.
240
GÓMEZ SÁNCHEZ, TORRE ALVA, Francisco Alberto, “Resoluciones Contradictorias”, en
Actualidad Jurídica, 167, Octubre 2007, Gaceta Jurídica, p. 73.

133
b) IMPLICANCIAS DE LA PROPORCIONALIDAD EN LA TUTELA DE LA

SEGURIDAD JURÍDICA.

Al tener 2 resoluciones contradictorias, se deberá sopesar las consecuencias


de cada una sobre la base de sus efectos. De esta manera, se resguardará tal bien
jurídico, propio de la administración de justicia.

A efectos de medir las consecuencias de cada una de las resoluciones


contradictorias y su impacto en la tutela de la seguridad jurídica, se recurrirá al
principio de proporcionalidad, que es una expresión de la seguridad jurídica que
está dirigida a la consecución de la justicia material, es decir, la plena eficacia de
los efectos de una resolución judicial, tomando como presupuesto que tal eficacia
tenga efectos acordes a derecho, que se comprobarán a través de los sub principios
del test de proporcionalidad.

Sólo de esta manera se acreditará que la ejecución de determinada


resolución no invadirá ilegítimamente las esferas protegidas por derechos
fundamentales, como tampoco socavará los bienes jurídicos resguardados por
éstos.

c) APLICACIÓN DEL TEST DE PROPORCIONALIDAD EN RELACIÓN A

LA SEGURIDAD JURÍDICA.

Como anota GOMEZ SÁNCHEZ TORRE ALVA241, frente a resoluciones


contradictorias, debemos medir su proporcionalidad sobre la base de tres sub
principios desarrollados por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, entre
ellos el sub principio de idoneidad o adecuación. En otros términos, este sub
principio supone dos cosas: primero, la legitimidad constitucional del objetivo; y,
segundo, la idoneidad de la medida utilizada.

241
Idem, p. 73.

134
A través de este sub principio deberá analizarse ambas resoluciones, a
efectos de determinar si es que el contenido de la resolución que perjudica es
adecuada para la consecución de la seguridad jurídica. Para responder esta
interrogante, debe ponderarse sus efectos y confrontarlos con los de la resolución
que favorece. Este desarrollo se sustentará sobre la base de criterios de
juridicidad, a fin de constatar la legalidad de una de las resoluciones, pues, en
buena cuenta, tan sólo una deberá primar

Al contrastar las resoluciones se deberá medir la necesidad de lo dispuesto


en ellas. Si es que el mandato se dirige a la consecución de la seguridad jurídica,
tal resolución encajará en la categoría de la legalidad; caso contrario ésta
sucumbirá frente a la que si bien es contraria a su mandato, se ha orientado a la
tutela de un bien jurídico de suma importancia.

3.4.2. EL BIEN JURÍDICO.

3.4.2.1. DEFINICIÓN DE BIEN JURÍDICO.

Para BINDING, bien jurídico es todo estado valorado por el legislador, ínsito
en toda norma jurídica. En su concepción puede observarse que cada norma
jurídica es portadora de su propio bien jurídico, resultando, en consecuencia, que
norma y bien jurídico son conceptos indesligables. La mera desobediencia al
mandato normativo es, a su juicio, señal inequívoca de la lesión del mismo242.

Pero el penalista que se encargó de trasladar el concepto de bien jurídico al


centro del sistema jurídico fue Franz VON LISZT, quien entiende por bien jurídico a
un interés jurídicamente protegido. Todos los bienes jurídicos son intereses vitales
del individuo y de la comunidad243. Sobre esta concepción del penalista alemán,
PEÑA CABRERA señala que el afán de aquél por encontrar un límite material en el
concepto de bien jurídico, que le sirviera de frontera máxima de lo punible, lo

242
BINDING, Karl, citado por PEÑA CABRERA, en “Tratado...”, p. 54.
243
VON LISZT, Franz, “Tratado de Derecho Penal”, t. II, Reus, Madrid, 1927, p. 6.

135
conduce a reconocer, certeramente que el origen de estos bienes se encuentra en
un orden previo al Derecho y al Estado, concretamente en la realidad social, no es
el derecho el que genera el interés, sino la vida. Lo que sucede es que cuando el
Derecho tiene interés en ofrecerle la máxima tutela jurídica a un determinado bien
vital, lo hace por intermedio de sus normas que elevan el concepto a la categoría
de bien jurídico. Le corresponde a la política la tarea de determinar cuáles son
aquellos intereses merecedores de la protección jurídica. El concepto de bien
jurídico sirve, en opinión de LISZT, de límite a la lógica jurídica abstracta
(Derecho)244.

El finalista Hans WELZEL, comprende por bien jurídico todo estado social
deseable que el derecho quiere resguardar de lesiones245. Con lo cual, WELZEL
coloca al bien jurídico mas allá del Derecho y del Estado, aceptando aún más sus
funciones garantistas y dogmáticas.

El bien jurídico ha sido concebido históricamente como un derecho


subjetivo. MEZGER ya decía que hay numerosos delitos en los que no es posible
demostrar la lesión de un derecho subjetivo y en los que, sin embargo, se lesionan
o ponen en peligro un bien jurídico246.

El bien jurídico, por tanto, se puede definir como todo valor de la vida
humana protegido por el Derecho247. Se entiende que la expresión “valor” no
necesariamente incorpora exclusivamente el componente ético, se incluye también
lo que satisface necesidades corporales o mentales.

3.4.2.2. FUNCIONES DEL BIEN JURÍDICO.

El bien jurídico cumple dos funciones: una en el proceso de


criminalización primaria, concretizado en la vinculación del legislador hacia la
realidad social, sólo podrá penalizar conductas que signifiquen una lesividad

244
PEÑA CABRERA, “Tratado...”, p. 54-55.
245
WELZEL, Hans, “Derecho Penal Alemán. Parte General”, Ed. Jurídica de Chile, Santiago, 1976, p. 15.
246
MEZGER, Edmund, citado por PEÑA CABRERA “Tratado”, p. 61.
247
ROCCO, Arturo, citado por PEÑA CABRERA, “Tratado”, 61.

136
social a los intereses jurídicos prevalentes. En esta primera función, el bien
jurídico se constituye en un límite constrictor de la pretensión represora estatal. El
legislador se encuentra encadenado a sólo extender la protección penal a aquellos
valores indispensables para el desarrollo del individuo en su fase participativa en
la comunidad que pertenece. Esta función criminalizadora se cohesiona con el
principio de subsidiariedad y de mínima intervención del Derecho penal.
Posteriormente, el bien jurídico debe cumplir una doble dimensión: exegética y
sistemática, ya que da contenido a la antijuricidad, de lo cual se deriva su
idoneidad como instrumento interpretativo248. La antijuricidad contiene una
desvaloración formal y una desvaloración material; la primera siempre es
absoluta, mientras que la segunda se gradúa. es decir, la lesividad material o social
implica el grado de afectación al bien jurídico protegido, tal graduación permitirá
al Juzgado determinar el quantum de pena, acorde con la lesión evidenciada en el
interés jurídico tutelado.

3.4.2.3. EL BIEN JURÍDICO EN LOS DELITOS DE FALSEDAD DOCUMENTAL

En los delitos de falsedades documentales, denominados por nuestro Código


Penal contra la fe pública, que, como hace notar CHOCANO RODRÍGUEZ,
constituyen un delito de particular interés para la seguridad del tráfico jurídico, sin
embargo hay que tener en cuenta, que, a su vez la comisión de estos ilícitos es
pluriofensiva, lesionando por ejemplo, el patrimonio, el honor, la administración
pública y de justicia, entre otros249.

Por ello, no existe unanimidad en cuanto a cuál es el objeto de protección de


la norma en este tipo de delitos. Por un lado, un sector de la doctrina sostiene que
es la funcionalidad en el tráfico jurídico o la fe pública250; mientras que otro sector
sostiene que son los medios de prueba y signos de autenticación251.

248
SERRANO-PIEDECASAS FERNÁNDEZ, citado por PEÑA CABRERA FREYRE, “Derecho Penal”, p. 74.
249
CHOCANO RODRÍGUEZ, “Análisis dogmático...”, p. 491.
250
RODRÍGUEZ DEVESA / SERRANO GÓMEZ, “Derecho penal español”, 11 ed., 1988, p. 945.
251
BACIGALUPO, Enrique, “Delito de Falsedad Documental”, Bs. As., 2002, pp.13-14.

137
Así, es de larga tradición, la posición que considera a la fe pública –
originaria en la doctrina italiana- como el objeto de protección penal, que vendría
a entenderse como la amplia confianza que se tiene en el tráfico jurídico y social
documentario. En ello, MANZINI252, sostiene:

“La fe pública constituye un interés jurídico colectivo que es necesario


garantizar del modo más enérgico, esto es mediante la tutela penal, contra
aquellos hechos que no sólo traicionan la confianza individual, sino que son
también susceptibles de engañar a la autoridad pública o a un número
indeterminado de personas”.

El legislador peruano, influido por esta postura, ha recogido la fe pública y


lo ha consignado como el epígrafe general de todos los delitos falsarios. Sin
embargo, la fe pública no deja de ser un concepto demasiado amplio, impreciso e
incierto, en lo que compartimos con Reiner CHOCANO RODRÍGUEZ.

En la doctrina española, a partir de la tesis de GARCÍA CANTIZANO, en el


Código Penal español de 1995 se ha optado en considerar que el bien jurídico
protegido en las falsedades documentales, configuradas en el art. 390 de dicho
Código, no es una abstracta fe pública, sino la propia funcionalidad del
documento en su triple dimensión de ser un medio de perpetuación, de garantía y
de prueba253, acorde con la definición de documento contemplado en el art. 26 del
Código Penal español.

3.4.3. EL DOCUMENTO COMO OBJETO DE LOS DELITOS


DE FALSEDAD DOCUMENTAL.

El objeto material sobre el que recae la falsedad es el DOCUMENTO; así se


estima de la acción comitiva en el tipo penal previsto en el primer y segundo
párrafos del art. 427 del Código Penal: que debe recaer sobre un documento.

252
MANZINI, Vicenzo, citado por CHOCANO RODRÍGUEZ, “Análisis dogmático...”, p. 492.
253
GARCÍA CANTIZANO, “Falsedades Documentales”, pp. 21-26.

138
3.4.3.1. CONCEPTO DE DOCUMENTO.

En un sentido amplio, documento es toda materialización de un dato, hecho


o narración, es decir, todo objeto que sea capaz de recoger algún dato, o una
declaración de voluntad o pensamiento atribuible a una persona y destinado a
entrar en el tráfico jurídico254.

En la legislación comparada, una definición parecida la encontramos en el


artículo 26 del Código Penal español de 1995, que ha conceptualizado el término
documento, posibilitando su delimitación y restricción de interpretaciones tan
amplias e imprecisas, en los siguientes términos:

“A los efectos de este Código se considera documento todo soporte material


que exprese o incorpore datos, hechos o narraciones con eficacia probatoria
o cualquier otro tipo de relevancia jurídica”255.

El Código Penal peruano no da definición alguna de documento, pero éste


puede ser entendido no sólo como tradicionalmente se hacía, es decir, sólo los
documentos escritos, sino también cualquier otro soporte donde pueda
materializarse. Así, los medios informáticos, siempre que pueda tener alguna
eficacia jurídica y poseer los requisitos que requiere todo documento256. Sin
embargo, la ausencia de una definición de documento en nuestro Código Penal, se
suple acudiendo al Código Procesal Civil peruano, cuyo art. 233 define al
documento como “todo escrito u objeto que sirve para acreditar un hecho”; en
tanto que el art. 234, precisa que “son documentos los escritos públicos o
privados, los impresos, fotocopias, facsimil o fax, planos, cuadros, dibujos,
fotografías, radiografías, cintas cinematográficas, microformas, tanto en la
modalidad de microfilm como en la modalidad de soportes informáticos, y otras
reproducciones de audio o video, la telemática en general y demás objetos que

254
MUÑOZ CONDE, Francisco, “Derecho Penal”. Parte Especial, Duodécima edición, Editorial Tirián Lo
Blanch, Valencia 1999, p.624.
255
Artículo 26 del Código Penal Español de 1995.
256
CHOCANO RODRÍGUEZ, “Análisis doctrinario...”, p. 495.

139
recojan, contengan o representen algún hecho o una actividad humana o su
resultado”.

De tal modo, en el Código Penal peruano, el término documento del art. 427
es un elemento normativo del tipo, y puede entenderse como todo objeto donde
consta un hecho o narración de los mismos o datos que posean eficacia probatoria
o cualquier otro tipo de relevancia en el tráfico jurídico. BRAMON-ARIAS y
GARCÍA CANTIZANO, se expresan muy similarmente, entendiendo por documento
toda declaración materializada, procedente de una persona que figura como su
autor, cuyo contenido tiene eficacia probatoria en el ámbito del tráfico jurídico257.

3.4.3.2. UN CONCEPTO “PENAL” DE DOCUMENTO.

CREUS y BUOMPADRE (2004:11-15), en el Derecho penal argentino, señalan


que tradicionalmente, la doctrina afirmaba que el documento a que se refieren los
delitos de falsedad documental, es el determinado como tal por la Ley civil: el
documento falsificable con efectos de punibilidad es el que reúne los requisitos
previstos por dicha Ley, el que es tal según ella; la Ley penal no adopta un
significado vulgar del término, sino uno técnico, a cuyo respecto tampoco es
constitutiva, sino que permite al ordenamiento jurídico civil. Pero los desarrollos
más actuales de la doctrina penal argentina –según los mismos autores- van
demostrando un apartamiento de las limitaciones de la Ley civil cada vez más
acentuado, procurando mayor latitud al concepto penal de documento, en el que si
bien se integra el grueso de los requisitos civiles, algunos de ellos se dejan de
lado. En ese orden se lo ha descrito como cualquier “exteriorización de voluntad
de un individuo (particular o como funcionario), materializada mediante la
escritura, que tiene efectos jurídicos de cualquier orden y por el cual puede
reconocerse a su otorgante” o como “toda aseveración escrita que puede o no
llevar fecha y que puede o no llevar firma y que sirva de prueba de hechos o
relaciones jurídicas”.

257
BRAMONT-ARIAS/ GARCÍA CANTIZANO, “Manual de Derecho Penal”. Parte Especial, San Marcos,
Lima, p. 625.

140
Pero actualmente la doctrina plantea el problema de especificar de qué
pautas se tiene que partir para llegar a un concepto penal de documento válido en
los delitos de falsedades documentales. Aparentemente la Ley penal otorgaría esa
categoría a “todo objeto material, con sentido, que contenga, aunque sea en
apariencia, una relación jurídica o una exposición de actos o hechos, y que pueda
atribuirse a una atribución humana con tal designio” (BAIGÚN y TOZZINI;
1980:102).

Advirtiéndose que en la Ley “cada especie de documento tiene un relieve


penal particular y único conforme al bien jurídico tutelado”, se llega a la
conclusión de que el “concepto de documento penalmente significativo estará
dado sobretodo por el contenido de dicho bien jurídico, y su posibilidad de ser
puesto en peligro sólo por determinado tipo de documento” (BAIGÚN / TOZZINI;
1980:120).

Según BAIGÚN y TOZZINI, como criterio general puede sostenerse que, en


cuanto a objeto material de los delitos de falsedad documental, es documento todo
el que, con significación de constancia atinente a una relación jurídica, observa las
formas requeridas por el orden jurídico como presupuesto para asignar valor de
acreditación del hecho o acto que le da vida, modifica o extingue. El impacto de
las nuevas tecnologías en el mundo actual ha precipitado en la legislación
comparada una acentuada tendencia a incluir una definición de documento en el
Código Penal, lo suficientemente ampliada como para abarcar situaciones
distintas al modelo tradicional del soporte escrito. La digitalización de la
información como nuevo paradigma de la evolución tecnológica ha puesto en
evidencia la necesidad de instrumentar un nuevo concepto legal de documento. El
documento digital, que actualmente aparece en el novedoso artículo 78 bis del
Código penal argentino (BAIGÚN / TOZZINI; 1980:15).

3.4.3.3. IMPORTANCIA DEL DOCUMENTO.

La importancia del documento en el tráfico jurídico es tal que puede


considerarse que más que la fe pública la propia seguridad en el tráfico jurídico

141
fiduciario, es la funcionalidad del documento mismo (en sus distintas formas de
aparición en las relaciones jurídicas) el verdadero bien jurídico protegido en estos
delitos258. En este sentido, se manifiesta GARCÍA CANTIZANO259, que destaca estas
tres cualidades básicas en el documento: 1°) ser un medio de perpetuación y
constatación del contenido; 2°) ser un medio de garantía de quien es su autor;
3°) servir, finalmente como un instrumento de prueba de ese contenido.

a) Es un medio de perpetración y constatación del contenido.

Esto quiere decir que se requiere de un soporte material, susceptible de


incorporar un dato, hecho o narración, y que sea idóneo para conservarlo cierto
tiempo, que es lo que le da al documento su cualidad de perpetuidad o
posibilidad de retener lo que en él se materializa por un tiempo relevante. Es
indiferente la materia de que esté hecho el soporte; lo mismo puede ser un papel,
una madera, un trozo de tela, una piedra, una pared, o un diskette de ordenador, en
tanto sea idóneo para conservarlo durante cierto tiempo. No son, por tanto,
soportes materiales idóneos para convertirse en documentos objetos con escasa
capacidad de perpetuación de los datos que a ellos se incorporen. En realidad, el
concepto de documento es un concepto poroso y como tal abierto al futuro,
admitiendo, por tanto, otras formas de materialización de los hechos distinta a la
escritura, siempre que de ello pueda tener alguna eficacia jurídica y acoger los
demás requisitos que exige el concepto mismo.

b) Es un medio de garantía de quien es su autor.

Esto quiere decir que con ella se puede demostrar una concreta relación
entre una declaración documental y la persona que aparece en el documento como
declarante. El documento anónimo no es, por tanto, como tal, documento a efectos
penales. Es necesario que de algún modo, normalmente mediante la firma o
rúbrica, se pueda atribuir un documento a alguien, aunque ese alguien realmente
no exista, o sea en realidad una persona distinta del que confecciona el

258
MUÑOZ CONDE, “Derecho Penal….”, pp.624-625.
259
GARCÍA CANTIZANO, “Falsedades Documentales”, p.48-85.

142
documento. Esto no quiere decir, que el que confeccione materialmente el
documento y el que lo suscriba tenga que ser siempre el mismo.

c) Sirve como instrumento de prueba de su contenido.

El documento falso debe estar dirigido a entrar en el tráfico jurídico o tener


eficacia probatoria o tener algún tipo de relevancia jurídica.

Ello debido a que el documento se emplea como principal medio de prueba


de las relaciones jurídicas. De ahí que el documento, en base a su relevancia
probatoria, permite garantizar un mínimo de seguridad jurídica en el tráfico.

Con la intervención penal se pretende compensar la alta seguridad que


presenta el documento, frente a la relativa facilidad con la que puede ser objeto de
manipulación ilícita. Desde un punto de vista de política criminal, con la
tipificación de la falsificación de documentos se tiene a la protección de aquellas
acciones que, encontrando su reflejo directo en el documento, tienden
indirectamente a perturbar el desenvolvimiento cotidiano del mercado económico,
esencial en los momentos actuales (BRAMONT / BRAMONT-ARIAS; 1995:605).

Es preciso que también el documento sea adecuado objetivamente para tener


efectos probatorios o relevancia jurídica. Al respecto, MUÑOZ CONDE señala que:

“No tiene esta cualidad el documento absolutamente nulo, con nulidad de pleno
derecho, cuando falta alguno de los elementos esenciales para su existencia
jurídica: testamento hológrafo escrito a máquina, o cuando contradice la
disposición legal de interés público conteniendo algún negocio ilícito o inmoral.
Pero debe tenerse en cuenta que este requisito es necesario para atribuir al
documento esta categoría respecto al negocio o acto jurídico que constituye su
contenido, pero es irrelevante para poder considerarlo documento a otros efectos;
por ejemplo, como documento en un proceso”260.

260
MUÑOZ CONDE, “Derecho Penal”, p.628-629.

143
3.4.3.4. CLASES DE DOCUMENTO.

La clasificación fundamental los divide en públicos u oficiales y privados.


La ley peruana, como otras legislaciones del sistema penal eurocontinental, no
sólo otorga un tratamiento distinto, desde el punto de vista teórico, a los
documentos públicos y a los documentos privados, sino que, por ejemplo, impone
una mayor sanción a la falsificación de un documento público que a la
falsificación de un documento privado261. Esta sanción le sirve también para
delimitar la tipicidad o el objeto de protección de una modalidad o clase de
falsedad documental, tal como sucede con la falsedad ideológica (artículo 428), la
cual se restringe a prohibir que se inserte o haga insertar en instrumento público
declaraciones falsas concernientes a hechos que deban probarse con el documento.

a) DOCUMENTO PÚBLICO.

El carácter público del documento viene determinado por la esfera en que se


produce y por el sujeto u órgano del cual emana su formación, sea que éste actúe
en función del creador del tenor completo del documento, sea que lo haga en
función de otorgador de autenticidad (como los notarios, fedatarios, escribanos,
secretarios judiciales); a ello tiene que unirse la observancia de las formalidades
legalmente prescritas para que esté dotado de la autenticidad oficial que los
presenta como veraces con una presunción iuris tantum, que permite oponerlos
erga homnes, mientras la prueba no destruya esa presunción262.

En el concepto quedan comprendidos, en el caso peruano, los documentos


enunciados por el art. 235 del C.P.C. y todos los que otorgan o refrendan
funcionarios públicos o quienes desempeñan “oficios públicos” (por ejemplo, los
notarios), dentro de las esferas de su competencia. En lo que cabe adicionar que la
ley penal peruana, art. 427, asimila el carácter de documentos públicos a los
261
El artículo 427 del C.P., impone una pena no menor de 2 ni mayor de 10 años a la falsificación que
recae sobre un documento público, registro público, título auténtico o cualquier otro transmisible por
endoso o al portador; y una pena privativa de libertad no menor de 2 ni mayor de 4 años, a la que
recae sobre un documento privado.
262
CREUS / BUOMPADRE, “Falsificación...”, p. 41.

144
trasmisibles por endoso o al portador, como son los cheques, pagarés, letras de
cambio, etc. Asimismo, se equiparan a documento público, según el art. 433 del
Código Penal, los testamentos hológrafo y cerrado. En realidad, estos documentos
tienen la categoría de privado, pero dada su trascendencia para el tráfico jurídico,
el legislador los asimila en su tratamiento penal a los públicos.

En consecuencia, son documentos públicos los que están autorizados por


funcionario o empleado público competente, o por un notario y son por lo general
expedidos con cierta solemnidad, la que es prevista por la normatividad
pertinente. Estos documentos pueden ser notariales, judiciales y administrativos:
escrituras públicas, certificaciones de nacimientos y matrimonios, actuaciones
judiciales, etc.. Al respecto, un punto de referencia para la delimitación de
documento público, en el caso peruano, lo encontramos en el art. 235 del C.P.C.:
es documento público: 1. el otorgado por funcionario público en ejercicio de sus
atribuciones; y, 2. la escritura pública y demás documentos otorgados ante o por
notario público según la ley de la materia. La copia del documento público tiene el
mismo valor que el original, si está certificada por auxiliar jurisdiccional
respectivo, notario público o fedatario según corresponda”.

b) DOCUMENTO PRIVADO.

Los documentos privados son aquellos que no tienen cualidades de


documentos públicos, pero “siempre que tengan la cualidad de documentos a
efectos penales y produzca efectos en nuestro ordenamiento jurídico”263. También
en el caso peruano, el art. 236 del C.P.C., precisa que: “documento privado es el
que no tiene las características del documento privado. La legalización o
certificación de un documento privado no lo convierte en público”. Así tenemos:
contratos privados, boletos de entrada a espectáculos, facturas de agua o
electricidad, fotochecks, etc.

En realidad, casi toda la problemática del concepto de documento gira en


torno a la concertación del documento privado, pues los documentos públicos,

263
MUÑOZ CONDE, “Derecho penal...”, p. 631.

145
oficiales, mercantiles, tienen unos caracteres y notas bastante precisos y
delimitados. No sucede así, con el documento privado en el que su propia
naturaleza residual hace más imprecisos sus contornos. Por lo pronto, la forma de
materialización puede ser mucho más amplia y variada que respecto a los otros
tipos de documentos, ya que la materialización de ideas o declaraciones de
voluntad entre particulares no está sujeta a priori a determinadas formalidades,
como sucede, por ejemplo, con los documentos públicos en los que la forma
escrita es obligada264.

La razón de que la falsedad de documento privado merezca menos sanción


penal, quizá se vea justificada porque el particular que, es parte en un contrato
privado, deposita en ese documento una cierta confianza, inferior por supuesto a
la que tendría en un documento intervenido por fedatario público; cree que ese
escrito puede valer de prueba de ciertas obligaciones recíprocas, y cree, en suma,
que incorpora una verdad corporativa en el tráfico jurídico aunque sea ilimitado265.

3.4.4. LA FALSIFICACIÓN DEL DOCUMENTO (PRIMER


PÁRRAFO DEL ART. 427 DEL CÓDIGO PENAL
PERUANO).

3.4.4.1. TIPICIDAD OBJETIVA.

El primer párrafo del artículo 427 del Código Penal, al configurar la primera
hipótesis del delito de falsedad material o de falsificación de documentos,
prescribe:

“El que hace, en todo o en parte, un documento falso o adultera uno


verdadero que pueda dar origen a derecho u obligación o servir para probar
un hecho, con el propósito de utilizar el documento,…”.

264
MUÑOZ CONDE, “Derecho penal...”, p. 640.
265
CHOCANO RODRÍGUEZ, “Análisis dogmático...”, p. 497.

146
A. LA ACCIÓN O CONDUCTA TÍPICA DEL DELITO DE FALSEDAD
DOCUMENTAl.

En el TIPO LEGAL previsto en el artículo 427 del Código Penal peruano, la


acción prohibida consiste en “hacer, en todo o en parte, un documento falso o
adulterar uno verdadero, que pueda dar origen a derecho u obligación o
servir para probar un hecho”. La esencia de la falsificación de documentos está
en la “imitación o alteración de la forma acreditada”; es “indiferente si el
documento acreditado coincide o no con la verdad. Mientras que lo esencial en la
documentación falsa es la mendacidad o la declaración no real respecto del
hecho documentado, mientras que el documento mismo es auténtico y no
falsificado”266.

Se trata, pues, de formas de falsedad material y propia, ya que consisten en


una “imitación de la verdad” y que es ostensible, objetiva. El delito se configura
mediante actos de falsificación, esto es, a través de la creación de un documento
que se presenta como original y verdadero. Pero, alternativamente, el delito
también se realiza con la modificación cualitativa o cuantitativa de los contenidos
de un documento verdadero, lo que implica actos de adulteración267.

Se evidencia del texto del art. 427 del Código Penal, dos grupos de
MODALIDADES TÍPICAS:

A.1. HACER EN TODO O EN PARTE UN DOCUMENTO FALSO.

El hacer, en todo o en parte, un documento falso equivale a crear, fabricar o


confeccionar un documento que no existe. El documento falso requiere que su
preparación o confección corra a cargo de una persona y que no exista
previamente.

266
BACIGALUPO, citado por CHOCANO RODRÍGUEZ, “Análisis dogmático...”. 497-498.
267
PEÑA CABRERA, Raúl, “Tratado de Derecho Penal”. Parte Especial, volumen IV, editorial Sagitario,
Lima 1990, p. 351.

147
El crear un documento falso afecta principalmente la función de garantía o
de autenticidad por encima de cualquier otro rol funcional del documento, en el
sentido que se presenta a un autor que no coincide con aquel que efectivamente ha
realizado la declaración documental. No es que este elemento típico vulnere de
manera exclusiva y excluyente la función de garantía, dado que también se afecta
el papel probatorio del documento toda vez que un documento falso será un
instrumento inidóneo para probar una relación o un hecho relevante para el
ordenamiento jurídico, pues se tratará de una prueba falsa y que no presenta
realmente a quien lo ha emitido268.

Carlos CREUS y Jorge E. BUOMPADRE, precisan que en el hacer se da un


procedimiento de imitación que concreta la falsedad al procurar hacer pasar como
auténticamente verdadero lo que no lo es; en el adulterar –sin dejar de lado la
imitación-, se da la alteración de lo verdadero para transformarlo en lo no
verdadero269. La distinción de ambas acciones repercutirá sobre determinados
resultados típicos, pero puede sostenerse que, en conjunto, la conducta descripta
por la ley como la de “hacer un documento”, se refiere a la de imitar sus signos de
autenticidad (escritura, firmas, sellos, etc.). En esas imitaciones hay siempre una
creación; se forma algo que no existía, sea partiendo de la nada (creación total),
sea partiendo de una objetividad existente a la que se agrega una creación
(creación parcial)270.

La creación de un documento falso supone sobre todo una ruptura de la


relación de identidad que debe existir entre el autor aparente y el autor real del
documento, gestándose de esta manera una apariencia o una imitación del
documento que atenta contra la función de autenticidad271. Se alude también que la
creación supone tanto la formación de algo que no existe sea partiendo de la nada
(creación total), sea partiendo de la objetividad existente a la que se agrega una
creación (creación parcial). La creación falsa de un documento es distinta y se
separa por completo de la veracidad de la declaración; pues como dice SOLER:

268
Cfr. CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, p. 142.
269
CREUS /BUOMPADRE, “Falsificación...”, p. 58.
270
CREUS /BUOMPADRE, “Falsificación...”, p. 58.
271
GARCÍA CANTIZANO, “Falsedades Documentales”, p. 315.

148
“Por el hecho de que un documento auténtico relate una mentira, no por
ello se transforma en un documento falso; en este caso lo falso es el hecho
relatado, pero no el documento que es genuino: es el documento de un
mentiroso”272.

El documento falso que se hace, elabora o crea debe poseer la apariencia de


veracidad tanto en su forma, estructura y confección generando la imagen de un
documento genuino o auténtico, apto y relevante para ingresar y engañar al tráfico
jurídico273. No es necesario que el documento que se crea o simula reproduzca
minuciosamente cada uno de los signos del documento auténtico sino que basta
que conserve la apariencia de fidedigno.

Enrique BACIGALUPO, precisa que: conceptualmente es indiferente si el


contenido del documento creado coincide o no con la verdad. A pesar de la
coincidencia con la verdad puede darse un documento falso; por ejemplo, cuando
el deudor que ha satisfecho la deuda al acreedor, pero no ha obtenido de éste el
correspondiente recibo, confecciona un recibo. Asimismo, a pesar de la no
coincidencia puede ser excluida la falsedad documental, por ejemplo, cuando el
acreedor, cuyo crédito no ha sido satisfecho, es inducido mediante engaño por el
deudor a extender el recibo correspondiente. Por el contrario, la esencia de la
documentación falsa consiste en la mendacidad respecto del hecho documentado,
mientras que el documento mismo es auténtico y no falsificado274.

a) DOCUMENTOS AUTÉNTICOS E INAUTÉNTICOS.

a.1) Auténticos, son los documentos en los que las manifestaciones


contenidas en él pertenecen al sujeto que lo emite. La autenticidad no depende de
si lo expresado es verdad o no; lo que se protege es la confianza en la imputación
de la declaración, no la confianza en el contenido. Por ello, un documento en el

272
SOLER, Sebastián, “Derecho Penal Argentino”, Tomo V, Bs. As, 1963, p. 322.
273
VILLACAMPA ESTIARTE, Carolina, “La Falsedad Documental”: Análisis Jurídico-Penal, Barcelona,
Editorial Cedecs, 1999, p. 466.
274
BACIGALUPO, Enrique, “Delito de Falsedad Documental”, Hammorabi, Buenos Aires-Argentina, 2002,
p.17.

149
que se dice la verdad puede ser falso, el que imita la firma de su deudor real en
una Letra de Cambio por la verdadera cantidad de la deuda comete el delito de
falsedad documental275. Por lo tanto, siguiendo el significado del término en el
diccionario de la Real Academia Española, en el contexto de los delitos
documentales auténtico será un documento mercantil o privado en el que la
persona que asume la declaración contenida en el documento la ha hecho
realmente, independientemente de si lo declarado es o no verdad. Dicho a la
inversa un documento es inauténtico cuando no proviene de la persona que
aparece como su emisor276.

En la doctrina nacional, CASTILLO ALVA escribe que: un documento es


auténtico cuando las manifestaciones contenidas en el soporte material
pertenecen al sujeto que las emite y cuyo nombre, firma, rúbrica u otro signo
identificatorio está consignado. La autenticidad no depende, ni se encuentra
condicionada a si lo que se dice es verdad, toda vez que lo que se protege aquí no
es la confianza en el contenido, sino la confianza en la atribución o pertenencia de
la declaración. No interesa ni es relevante si lo que se afirma o niega es verdad o
es mentira, pues la coincidencia de la declaración documental con la realidad no
se toma en cuenta, sino la relación que existe entre la declaración, como
emanación y expresión del pensamiento con el sujeto que realmente la realizó. Lo
que se protege y tutela es la coincidencia entre la declaración y el autor real de la
misma, hablándose de una relación de identidad o vinculación entre la declaración
y su autor; de tal manera que sólo se punirá aquello que implique una discrepancia
al mediar una imputación falsa respecto a la autoría de la manifestación277.

a.2) Por el contrario, son inauténticos los documentos en los que las
manifestaciones en él contenidas no pertenecen al sujeto al que le son imputables
–por ejemplo, la promesa de pago contenida en la Letra de Cambio aparece
falsamente atribuida a un sujeto que no la hizo-278.

275
BACIGALUPO, “Falsedad Documental”, pp. 35-36.
276
BACIGALUPO, “Falsedad Documental”, pp. 34-35.
277
CASTILLO ALVA, “La falsedad documental”, p. 143.
278
BACIGALUPO, “Falsedad Documental”, p. 36.

150
Asimismo, CASTILLO ALVA, anota que: un documento es inauténtico
cuando las manifestaciones o declaraciones que el soporte material contiene no
pertenecen al autor que las ha formulado, pero que a pesar de todo le son
atribuidas. De modo abreviado se puede afirmar que un documento es inauténtico
cuando engaña o miente sobre la identidad del autor de la declaración o existe una
discrepancia entre el autor que configura como autor aparente y el verdadero autor
de la declaración; o la imputación o atribución de la autoría de la declaración es
falsa o mendaz279.

b) HACER O CREAR EN FORMA TOTAL EL DOCUMENTO FALSO. En la


doctrina existen 2 posiciones:

Una de ellas destaca que la creación o formación total de un documento


consiste en hacer un documento completamente atribuyendo su texto a quien no lo
ha otorgado, formar un documento en todos los signos de autenticidad: tenor y
autoría o, crearlo de la nada. Dicha creación no se apoyaría necesariamente en un
documento que existe con anterioridad. Si bien ello es posible nada impide para
que el documento exista y sobre esta base se imite en su totalidad pero con
deformaciones en su contenido. Se haría un documento falso tanto por el que
inventa un documento, por ejemplo, un contrato entre las partes o una partida de
nacimiento de la nada como el que fundándose en un documento previo lo imita,
no obstante deforma su tenor sobre la base de un soporte material distinto pero
semejante al documento genuino. La conducta de hacer en su totalidad un
documento falso se configura a través de su creación completa, introduciendo en
él la totalidad de elementos que son propios de su específica categoría de
documento de que se trate: desde su tenor y con él la designación del sujeto al que
se le atribuye, hasta todos los demás requisitos propiamente formales que lo hacen
ser documentos, aunque carezca de genuinidad280.

Otro planteamiento destaca que la formación de un documento falso


depende sólo de la alteración o ruptura de la relación entre autor y la declaración,

279
CASTILLO ALVA, “La falsedad documental”, p. 144.
280
CREUS / BUOMPADRE, “La Falsificación de Documentos...”, p. 56.

151
quitando a la manifestación el carácter de genuina; y ello solamente se puede
lograr falsificando los signos autentificadores. El que se limita a falsificar el
texto de un documento, altera o falsifica sólo parcialmente, el que falsifica la
imputación de lo declarado, en cambio, lo falsifica todo, porque falsifica lo único
que el documento prueba, esto es, que un sujeto ha hecho cierta manifestación281.
En esta posición para que exista creación de un documento falso no requiere
necesariamente que exista una confección total y absoluta del documento, ya sea
inventándolo o inventando uno existente. Basta que se afecte la función de
autenticidad en el sentido que entre el autor real y el autor aparente a quien se le
imputa la declaración no coincidan para que se afirme la calificación de falsedad
documental.

c) LA CREACIÓN O EL HACER PARCIAL DE UN DOCUMENTO FALSO.

Consiste en el incluir en un documento existente declaraciones, datos, u otras


cuestiones que el autor del documento no declaró, agregándolas al texto. Esta
variante de la primera modalidad típica de la falsedad material no supone como la
anterior el atentar directamente contra la función de autenticidad del documento
imputando la declaración a una persona natural o jurídica que no la realizó,
rompiendo la identidad entre el autor aparente y el autor real de la declaración
documental. Por el contrario sólo implica el atacar la declaración que consta en el
soporte material, o sea modificar el contenido del mismo a través del añadido de
datos o manifestaciones del pensamiento. El hacer parcialmente un documento
falso posee 2 requisitos fundamentales: 1° la existencia de un documento anterior
en el tráfico, el cual goza de autenticidad; 2° la adición o el agregar declaraciones,
datos o hechos que no constaban en su primigenia declaración de la manifestación
documental, independientemente de la naturaleza que sean282. El ejemplo típico
que se cita en este supuesto que está constituido por el llenar los espacios o líneas
en blanco que se suelen dejar en la redacción de algunos documentos o el colocar
una fecha determinada al documento que no lo tiene originalmente283.

281
SOLER, “Derecho Penal”, p. 323.
282
CREUS, / BUOMPADRE, “La Falsificación de Documentos...”, p. 57.
283
SOLER, “Derecho Penal”, p. 326.

152
A.2. ADULTERAR UN DOCUMENTO VERDADERO.

El artículo 427 del Código Penal, expresamente señala que la adulteración


debe recaer sobre un documento verdadero, es decir, un documento auténtico,
partiendo de que la falsedad material no se vincula con la veracidad del
documento, sino con la autenticidad del mismo, La autenticidad aparece como el
código genético que define la identidad y rasgo peculiar del documento.

a) La adulteración significa la alteración de un documento


verdadero; también importa adulterarlo incluir en él manifestaciones no
formuladas por el otorgante, pero no ‘agregando’, como en el caso de la creación
parcial, sino sustituyendo o suprimiendo. Por consiguiente, mientras “hace en
parte” un documento falso el que transforma su tenor, insertándole
manifestaciones no formuladas que se suman a las formuladas, lo adultera el que
sustituye las formuladas por otras distintas (v.gr., borrando una palabra y
sustituyéndola o no por otra, eliminando un signo de puntuación, incluyendo un
número en una cifra, sustituyendo la fotografía en un documento de identidad,
etc.). Ampliando estas ideas, el concepto de adulterar en cuanto conducta típica de
falsificación documental, se construye a partir del requerimiento de que ella
recaiga sobre un documento auténticamente verdadero, produciendo el efecto de
variar su tenor o atribuyéndolo a persona distinta de quien lo ha expresado284.

Para que exista adulteración, es necesario que el documento tenga existencia


material, y que se encuentre concluido o terminado. Si el hacer en parte modifica
el documento insertando declaraciones no realizadas por el autor o uno de los
autores del documento, la adulteración, en su modalidad principal, aparece como
la sustitución de una declaración, palabra, cifra, dato o hecho por otro, o como
sucede muchas veces con la licencia de conducir o en el DNI, cambiando la
fotografía de la persona por otra. La creación parcial del documento se
manifestaría a través de agregados (en el texto del documento), mientras que la

284
CREUS / BUOMPADRE, “La Falsificación de Documentos...”, p. 70.

153
adulteración requiere trabajar o dirigir la acción típica en el texto del
documento285.

El adulterar un documento verdadero supone la existencia de un


documento anterior previo, que resulta auténtico y en el que se fija una
determinada manifestación de voluntad a la cual se la altera o se la modifica
atentando así principalmente contra la función de perpetuación del documento.
Esta modalidad típica de la falsificación material requiere como uno de sus
presupuestos que el documento sobre el cual recae la adulteración sea auténtico en
el sentido que debe haber una coincidencia entre el autor real y el autor aparente
de la declaración. Por ello, como bien sostiene la doctrina de manera reiterada en
la alteración del documento se afecta la función de perpetuidad del documento y
en particular la declaración de pensamiento o el contenido y tenor de la misma
que se fija en un soporte material286.

La alteración no sólo se puede efectuar mediante adiciones, sino que puede


también revelarse a través de enmendaduras que cambien su sentido o algunas
supresiones arbitrarias. No constituye falsificación de documentos las simples
correcciones que puedan efectuarse en el documento por haberse insertado datos o
información equivocada287.

a.1) La doctrina reconoce 3 posibles variantes de la acción de


adulterar, como son: la sustitución, el añadir o adicionar y la supresión.

La sustitución, es la variante típica más corriente y usual de la adulteración.


Consiste en reemplazar una parte del documento o de la declaración por otra falsa
que se elabora o confecciona en ese instante o con anterioridad. La sustitución por
lo general supone la conjugación y complementación de las acciones de suprimir
y agregar, pues requiere previamente una supresión la cual allana o facilita la
adición de una declaración falsa. Eso pasa cuando, por ejemplo, se cambia la

285
LAGE ANAYA, Justo, citado por CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, p. 155.
286
CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, pp. 156-157.
287
MAGGIORE, Giuseppe, “Derecho Penal” (Traducción de José Ortega Torres), 3ra. edición, Tomo.
III, Temis Bogotá, 1986, p. 572.

154
fotografía de un documento de identidad por otra que no pertenece al portador del
mismo288.

La adición o agregado, es una variante de la adulteración. Aparece cuando


al documento existente y auténtico se le añade palabras, cláusulas, números, fecha
o cualquier otro dato que no contaba al momento de formular la declaración y
quedar el documento concluido. La adición como forma de la alteración guarda
una estrecha relación, y hasta diríamos la misma identidad con la creación o
formación (el hacer) parcialmente de un documento289.

La supresión, se plasma cuando se elimina, se borra, etc., una parte del


documento o de la declaración que él recoge. Usualmente se presenta bajo la
supresión de letras, párrafos, números, fechas o cláusulas que integraban de modo
inicial la formación del documento. El medio o mecanismo por el cual se suprime
una parte del documento, y en concreto de la declaración, es tan indiferente como
variado, por ejemplo el empleo de corrector de tinta, de un líquido especial, el
tarjar, el manchar intencionalmente e incluso el cortar una parte del soporte
material290.

b) Dicho lo anterior, la ley penal de la mano del principio de


intervención mínima, no puede detenerse en castigar cualquiera adulteración
simple e inofensiva del documento que no sea capaz de vulnerar las funciones del
documento y de perturbar de manera grave el tráfico jurídico. Por ello la ciencia y
jurisprudencia penal comparada viene exigiendo que la alteración o
modificación debe recaer sobre un aspecto o elemento esencial del
documento.

Al respecto, MUÑOZ CONDE, comentando el artículo 390, inciso 1, del


Código Español, señala que:

“En general se puede decir que se altera la esencialidad del documento


cuando la acción falsaria recae sobre alguna de las funciones del
288
CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, p. 160.
289
Idem.
290
CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, p. 159.

155
documento, es decir, la función de perpetuidad, la de garantía o la
probatoria. La esencialidad se deriva también de la naturaleza del hecho que
materialice: así, por ejemplo, la mayoría o minoría de edad (el tener o no
cumplidos los 18 años) es normalmente importante en relación con un
documento en el que se materializa una disposición de bienes para los que
se requiere ser mayor de edad…”291.

Sólo así queda a buen recaudo el carácter fragmentario del derecho penal, al
mismo tiempo que se neutraliza el abuso por parte del Estado en la Aplicación del
tipo de falsedad documental garantizándose una mayor fluidez, eficiencia y
optimización del tráfico jurídico y comercial292.

De tal modo, el artículo 427 del Código Penal peruano, como hace notar
CASTILLO ALVA, brinda una importante pauta para establecer cuándo nos
encontramos ante un ELEMENTO ESENCIAL DEL DOCUMENTO que en el caso o
supuesto de ser creado (total o parcialmente) o adulterado dará lugar al delito de
falsedad documental material. Ello sucede cuando alude a la posibilidad que la
acción de falsificar pueda crear o dar origen a un derecho o una obligación o
sirva para probar un hecho, circunstancia o relación relevante para el
ordenamiento jurídico. La esencialidad de un documento estará condicionada a
que, como prescribe la ley, la declaración documental dé origen, modifique o
extinga una relación jurídica. De tal manera, que la falsedad documental, ya sea la
creación de un documento falso o la adulteración de un documento verdadero,
para que sea típica deberá recaer en el extremo del documento en donde se crea,
modifica o extingue un acto jurídico. Por ejemplo, esto pasa cuando se añade una
cláusula falsa al contrato que hace nacer un nuevo derecho o se altera o suprime la
disposición contractual en la que se fije una obligación. A contrario sensu,
entonces, se puede entender que cuando la acción típica de la falsedad recae sobre
la parte del documento que no determina el nacimiento, modificación o extinción

291
MUÑOZ CONDE, “Derecho Penal”, p. 700.
292
CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, p. 164.

156
de un derecho no estamos ante la falsificación de un elemento esencial del mismo;
y por tanto dicho comportamiento deberá quedar impune293.

Se filtra aquí la función probatoria del documento que la doctrina


comparada viene utilizando de manera insistente para deducir y entender cuándo
nos encontramos ante un elemento esencial o no del documento. La esencialidad
del elemento documental, según este criterio, no puede advertirse de manera
intrínseca a la declaración de pensamiento fijada en el soporte material o de modo
apriorístico, sino que ha de partir de la relevancia del documento o de uno de sus
elementos para el tráfico jurídico y en especial para el tráfico probatorio. La
función probatoria quedará afectada cuando la alteración del documento vulnere
aquello que el documento debe y puede probar294. Por tanto, como hace notar
CASTILLO ALVA, habrá falsedad documental cuando se afecta un elemento del
documento que posee capacidad probatoria para verificar o comprobar un
determinado hecho jurídico. Lo esencial o no del documento no se deduciría ya
desde un prisma o ángulo abstracto o del contenido de la declaración (función de
perpetuación), sino desde los intereses y necesidades probatorias que el
documento puede cumplir en el tráfico jurídico. Un elemento puede ser inesencial
si se valora únicamente la declaración documental en su conjunto, porque no
condiciona o no determina el sentido de la misma ni le da mayor significación; no
obstante la posibilidad de falsedad documental estará latente si ese elemento –
inesencial a primera vista- goza de relevancia en el tráfico probatorio295. Sólo así
puede explicarse el por qué se sanciona la alteración de la fecha y lugar de un
documento, sea público y privado, la cual, si bien no condiciona por lo general el
contenido de la declaración, puede cumplir en el caso concreto una importancia
probatoria de primer orden. Para determinar la esencialidad en la alteración basta,
pues, con que se modifique algún aspecto en que el documento sea apto para
otorgar prueba, sin que se alcance un valor probatorio específico296.

293
CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, p. 169-170.
294
BACIGALUPO, “Delito de Falsedad Documental”, p. 38.
295
CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, p. 171.
296
VILLACAMPA STIARTE, “La Falsedad Documental...”, p. 439.

157
De lo dicho se deduce que lo esencial del documento no viene dado por su
contenido, o por la declaración en sí, sino que depende en última instancia de lo
esencial que el documento, o una de sus partes, pueda revestir para la prueba, no
en el sentido procesal, sino en la acepción amplia de la misma297.

B) EL PERJUICIO.

B.1. CONCEPTO DE PERJUICIO.

Perjuicio proviene del latín praeiudicium que es efecto de perjudicar o


perjudicarse; jurídicamente puede concebirse como una afectación –daño o
menoscabo- material o moral consecuencia de la realización del comportamiento
típico. Según PEÑA CABRERA, se entiende por daño la destrucción o menoscabo
del interés protegido, tutelado por los tipos penales de la Parte Especial del
Código Penal298. En tanto que COBO y VIVES afirman que exclusivamente el delito
conlleva la exteriorización y materialidad de un hecho y, al mismo tiempo, que
con tal hecho se daña un bien jurídico protegido299. El perjuicio en los delitos de
falsedad documental, puede ser entonces una lesión en el patrimonio, un
detrimento o mella de la reputación, o en una inscripción ilegal, entre otros casos,
es decir, que puede haber perjuicio patrimonial como no. Pero basta con que se
perjudique a alguien en su status, en su fama, reputación300.

El artículo IV del Título Preliminar del Código Penal peruano de 1991


prescribe que: “La pena, necesariamente, precisa de la lesión o puesta en peligro
de bienes jurídicos tutelados por la Ley”. Esta norma rectora asegura el
cumplimiento del principio de legalidad y otras garantías fundamentales. Para que
una conducta típica sea sancionable, se exige que lesione o ponga en peligro el
bien jurídico tutelado por la Ley. Esta lesividad es tanto formal como material.

297
SERRANO GÓMEZ, Alfonso, “Derecho Penal”, Parte Especial, Madrid, Dykinson, 2da. edición, 1997,
p. 656.
298
PEÑA CABRERA, Raúl, 1999, Tratado de Derecho Penal, Edit. Grijley, p. 49.
299
COBO DEL ROSAL, Manuel y VIVES ANTÓN, Tomás Salvador, 1991, Derecho Penal Parte
General, 3ra. edición corregida y actualizada, Tirant Lo blanch, Valencia, p. 54.
300
CHOCANO RODRÍGUEZ, “Análisis dogmático...”, p. 500.

158
Tiene que distinguirse el alcance del daño y la visualización del peligro, es decir,
en el desvalor de acción y del resultado se tiene que avizorar la lesión del bien
jurídico. En suma, no basta la pura contradicción entre conducta y norma
prohibitiva, precísase la ofensa. En otras palabras, el comportamiento debe
lesionar o poner en peligro intereses de la colectividad y del individuo.

Precisando ambos conceptos, Raúl PEÑA CABRERA escribe que:

“Entendemos por daño la destrucción o menoscabo del interés protegido


tutelado por los tipos penales de la parte especial; mientras que el peligro
lo concebimos como aproximación a la ejecución de la destrucción o
deterioro del bien jurídico (adelantamiento de la punibilidad).
Necesariamente debe existir posibilidad real de la producción de un daño.
En cuanto al desvalor del acto y desvalor de resultado, es necesario
connotarlos” 301.

También PEÑA CABRERA postula que una exacta concepción del injusto se
orienta a la punición estrictamente de las lesiones efectivas, proscribiéndose
categóricamente las tendencias a castigar las ideas, pensamientos y la mera
peligrosidad. La lesividad del bien jurídico está vinculado a la subjetividad o
voluntad del autor302.

El Derecho positivo peruano es tajante en cuanto a vincular el Derecho


penal con la protección de bienes jurídicos. En efecto, el ordenamiento penal se
concreta a proteger “bienes vitales”: vida, integridad corporal, libertad, salud,
patrimonio, etc. Como enseña JESCHECK, lo importante es que los bienes vitales
sean indispensables para la convivencia humana en la sociedad; por eso mismo
deben ser protegidos por el poder coactivo del Estado a través de la pena
pública303.

301
PEÑA CABRERA, Raúl, “Tratado...”, p. 49.
302
Ibidem.
303
JESCHECK, Hans-Heinrich, “Tratado de Derecho Penal. Parte General”, trad. de José Luis Manzares
Samaniego, 4ta ed., correg. y amp., Comares, Granada, 1993, p. 178.

159
COBO y VIVES, ponen de manifiesto que la relevancia del principio de
ofensividad del bien jurídico y la carga del injusto que se ocasiona se enlaza en
una comprensión general del Derecho como protector de bienes e intereses ya
constituidos, y no precisamente como la construcción de un orden imperativista,
regulador de las conductas individuales. Es obvio, que el fortalecimiento de esta
vinculación en el marco de una concepción liberal del Derecho penal y
significando por supuesto la necesaria y concreta manifestación de la lesividad
que implica el delito, es una garantía de la libertad del individuo frente al poder
represivo del Estado. Solamente así el bien jurídico adquiere gran importancia, al
constituirse en el corazón del delito sienta las bases de una noción material, factor
decisivo en la interpretación, elaboración de la teoría jurídica del delito y,
sobretodo, de los distintos tipos penales en singular304.

En realidad, en expresión de PEÑA CABRERA, no es posible imaginar un


delito que no ocasione daño u ofensa; esto permite la intensa vigencia del
principio de ofensividad, ofensión o lesividad, y que se expresa en el axioma
“nullum crimen sine iniuria”305. COBO y VIVES afirman que exclusivamente el
delito conlleva la exteriorización y materialidad de un hecho y, al mismo tiempo,
que con tal hecho se daña un bien jurídico protegido. Se va a diferenciar así el
delito de las simples actitudes internas, de un lado, y de otro, los hechos
materiales no lesivos de bien alguno306.

B.2. EL PERJUICIO EN LOS DELITOS DE FALSEDAD DOCUMENTAL.

Jurídicamente el perjuicio puede ser una lesión al patrimonio, un detrimento


o mella en la reputación, es decir, que puede haber perjuicio patrimonial como no.
Pero basta con que se perjudique a alguien en su estatus, en su fama o
reputación307. Sobre este punto, Sebastián SOLER, sostiene que: el perjuicio puede
consistir en una lesión de cualquier naturaleza, siempre que sea jurídicamente

304
COBO DEL ROSAL, Manuel / VIVES ANTÓN, Tomás, “Derecho Penal. Parte General”, 3ra ed., Tirant lo
blanch, Valencia, 1991, p. 247.
305
PEÑA CABRERA, “Tratado...”, p. 50.
306
COBO DEL ROSAL / VIVES ANTÓN, “Derecho Penal...”, ´. 47.
307
GÓMEZ COLOMER, Eusebio. “Tratado...”, p. 132.

160
apreciable (mínima non curat praetor), tanto de carácter material como moral308.
Por lo que se ha postulado procedentemente (CREUS; 2004:71-73) que debe
considerarse que la ley exige que a la eventual lesión abstracta: la funcionalidad
en el tráfico jurídico o la fe pública, se sume el perjuicio a otros bienes jurídicos
de terceros que pueden ser de variada naturaleza309: patrimonial, moral, política.
Al respecto, Carlos CREUS expresa que:

“Normalmente la misma falsedad –sobre todo cuando recae sobre


documentos públicos- puede señalarse ya como un menoscabo de la fe
pública en cuanto se ha deformado el documento que la lleva; pero ese
efecto no es típicamente suficiente; la Ley exige que a esa eventual lesión
‘abstracta’ se sume la concreta de la posibilidad de perjuicio de otros bienes
jurídicos (distintos de la fe pública) que pueden ser de variada naturaleza:
patrimonial, moral, política, y deben pertenecer a un tercero,... Ese efecto
tiene que provenir directamente de la falsificación, de lo que ella represente
para la extinción o creación de derechos, facultades y cargas” 310.

Siendo así que este requisito típico debe interpretarse como si el perjuicio se
refiriera o estuviera enderezado hacia otro bien jurídico distinto al bien jurídico
protegido en la falsedad documental. Dicho perjuicio no es indispensable que sea
un menoscabo estrictamente patrimonial (lo que podrá dar lugar –en caso suceda-
al concurso con un delito de estafa), sino que basta la posibilidad que se pueda
dañar un bien o interés de un tercero, independientemente de la naturaleza o del
orden al que pertenezca311. Puede tratarse de un perjuicio al honor o a la
reputación, como también a un interés moral, político y social312, o también la

308
SOLER, Sebastián. “Derecho Penal argentino”, t. V, Ed. Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires,
1963, p. 335.
309
Cfr. CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, pp. 181-182; CREUS, Carlos, “La Falsificación de
Documentos en General”, Astrea, Bs. As., 2004, p. 71-73
310
CREUS, Carlos / BUOMPADRE, Jorge; “Falsificación de Documentos en General”, Astrea, 4ta. ed., Bs. As.,
2004, p. 75.
311
Cfr. CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, p. 182.
312
Cfr. SOLER, “Derecho Penal”, p. 335; CREUS / BUOMPADRE, “Falsificación...”, p. 81, quien también
considera que “el perjuicio o su peligro puede recaer sobre cualquier bien; no se restringen a los de
carácter propiamente económico, ni siquiera a los de índole material, ni a los de naturaleza privada, se
extienden a los inmateriales, a los públicos; hasta se mencionan como comprendidos la honra y los
intereses políticos y los que puede tener el Estado en el cumplimiento de determinadas actividades o
en la reglamentación para la concesión de ciertas habilitaciones”.

161
administración de justicia (en cuyo caso da lugar a un concurso con el delito de
fraude procesal, como igualmente ocurre frecuentemente). En otras palabras,
como asimismo anota CREUS, la falsedad documental no se castiga por el mismo
hecho de la falsedad, sino porque ella acarrea peligro para bienes jurídicos
distintos de la fe pública313.

El perjuicio no debe entenderse como la afectación a las funciones directas


del documento como es la función de garantía, perpetuación probatoria, pues ellas
ya sufren una vulneración cuando se realiza cualquiera de las modalidades típicas
de la falsedad material o como una efectiva lesión a la seguridad en el tráfico
jurídico. La ley exige que a la eventual lesión abstracta se sume la concreta
posibilidad de perjuicio a otros bienes jurídicos que pueden ser de variada
naturaleza314.

B.3. NATURALEZA JURÍDICA DEL PERJUICIO EN LOS DELITOS DE

FALSEDAD DOCUMENTAL.

En expresión de CHOCANO RODRÍGUEZ, sobre el perjuicio, hay un viejo


problema por resolver. Pero sobre ello, por lo menos, está claro la identificación
del problema, puesto que no hay criterio consensual sobre la naturaleza jurídica
del perjuicio, es decir, el significado, alcance y consecuencias del perjuicio; pues
ni la jurisprudencia ni la doctrina nacionales tienen una respuesta consistente y
uniforme sobre el contenido y significado del perjuicio315. Asimismo, el precitado
autor señala que:

“hasta ahora sólo podemos decir que el (perjuicio) en los delitos contra la fe
pública es un elemento esencial para determinar la exclusión, atenuación y
agravación en la imposición de la pena”.

313
CREUS / BUOMPADRE, “Falsificación...”, p. 78.
314
CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, pp. 181, 182; Cfr. CREUS / BUOMPADRE, “La Falsificación
de Documentos”, pp. 71 y 73.
315
CHOCANO RODRÍGUEZ, “Análisis Dogmático...”, p. 499.

162
Es importante saber a qué tipo de perjuicio nos referimos cuando nos
encontramos frente al delito de falsedades, es decir, cual es su naturaleza jurídica:
si es una condición objetiva de punibilidad, o si es un elemento del tipo.

B.3.1. EL PERJUICIO COMO CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD?

Por un lado, se plantea en la doctrina y en la jurisprudencia la cuestión de si


es necesario que haya perjuicio en el delito de falsedades para que se consume el
delito. O más precisamente, si se requiere de la causación del perjuicio para
sancionar al autor de la conducta falsaria. Según CHOCANO RODRÍGUEZ
(2000:499), para dar respuesta a esta cuestión, es fundamental partir del análisis
del tenor de la ley, la que advierte que el perjuicio a que se refiere en los delitos de
falsedades, es una condición objetiva de punibilidad316. Opinan en el mismo
sentido PRADO SALDARRIAGA317 y BRAMONT-ARIAS TORRES318.

También CASTILLO ALVA (2001:173-176) postuló, en un primer momento,


que la ley peruana considera que el momento consumativo del delito de falsedad
documental (art. 427) no requiere que la acción de falsificación, que bien puede
revestir la modalidad de hacer un documento falso o adulterar uno verdadero,
cause de manera efectiva un perjuicio a un tercero o que incluso el documento se
use en el tráfico jurídico-mercantil; que no es necesario exigir –al menos desde la
perspectiva de lege lata- la comprobación de si el documento falso o alterado se
usó o ingresó al tráfico jurídico o si en realidad devino en la producción de un
perjuicio como hasta ahora ha llegado a sostener de modo más mayoritario nuestra
jurisprudencia histórica, pasada y actual, en uno de los errores judiciales más
graves en lo que a interpretación y aplicación de las categorías dogmáticas se
refiere319.

316
Idem.
317
PRADO SALDARRIAGA, Víctor, “Todo sobre el Código Penal”, Tomo II, notas y comentarios, Idemsa,
1996, p. 303.
318
BRAMON-ARIAS TORRES, Luis, “Manual de Derecho Penal”, Parte Especial, Editorial San Marcos,
1994, p. 396.
319
CASTILLO ALVA, “La Falsedad documental”, pp. 174-176.

163
La ley cuando alude al perjuicio –continúa anotando CASTILLO ALVA- no lo
hace como si exigiera esta condición de manera efectiva o real, sino potencial.
Sólo cuando se entiende de este modo dicha referencia legal es que se fija
correctamente el aspecto central de la problemática320. La posibilidad del perjuicio
y no del perjuicio realmente producido, da pie a la consumación de este delito,
pero es indispensable que esa posibilidad exista, puesto que en caso contrario se
trataría de una acción que siendo totalmente inocua, no habría por qué reprimir321.
Por su lado, PEÑA-CABRERA señala que en el delito de falsedad material para
alcanzar el momento consumativo, basta que el documento falsario penetre en el
tráfico documental; pero que el legislador ha considerado necesario condicionar
su relevancia penal a que el documento falsario pueda ocasionar efectos lesivos
hacia intereses jurídicos de terceros, con lo que ingresa un elemento de
punibilidad ajeno a su configuración típica que condiciona el merecimiento y la
necesidad de la sanción punitiva322.

Sin embargo –y esto justifica la interrogante en el epígrafe-, las condiciones


objetivas de punibilidad son circunstancias ajenas a la acción típica, que si bien se
encuentran en relación con el hecho, pero que no pertenecen al tipo de injusto ni a
la culpabilidad323. Las condiciones objetivas de punibilidad son circunstancias que,
sin pertenecer al injusto o a la culpabilidad, condicionan en algún delito en
concreto la imputación de una pena. Al no pertenecer al tipo, no es necesario que
se refiera a ellas el dolo o la imprudencia del autor, siendo indiferente que sean o
no conocidas por él. En este sentido, aunque haya concurrido el delito, el
legislador niega la necesidad de la pena324. Puesto que el tipo penal es el concepto
que sirve para seleccionar los hechos que son penalmente relevantes, lo más
oportuno parece incluir todos los elementos que condicionan la objetiva
punibilidad del hecho –tanto si afecta a la gravedad del injusto, como si obedece a
otras razones político-criminales- en el tipo penal325.

320
CASTILLO ALVA, “La falsedad documental”, p. 180.
321
CASTILLO ALVA, “La falsedad documental”, p. 181.
322
PEÑA-CABRERA FREYRE, Alonso. “Derecho Penal Peruano. Teoría general de la imputación del
delito”. Rhodas, 2005, p. 435.
323
JESCHECK, “Tratado...”, p. 763.
324
MUÑOZ CONDE, “Teoría General del Delito”, 2da. edición, Santa Fe de Bogotá, Temis 1999, p. 134.
325
CHOCANO RODRÍGUEZ, Reiner, Ob.cit., p. 501.

164
De tal modo, la naturaleza jurídica del perjuicio es una cuestión que no ha
terminado por aclararse en la doctrina ni jurisprudencia nacional, por la poca
profundidad con la que ha sido abordada326.

B.3.2. EL PERJUICIO COMO ELEMENTO DEL TIPO OBJETIVO.

Por otro lado, la doctrina y la jurisprudencia han establecido que el perjuicio


es un elemento del tipo objetivo en los delitos de falsedad documental. En ello, el
propio CASTILLO ALVA (2001:194-195) enmendando su opinión anterior en
contrario, expresa que “a nuestro criterio el recurso de la ley que fluye de la frase
“si de su uso puede causar algún perjuicio” constituye un elemento integrante
del tipo objetivo, cuya utilización es propia de la técnica legislativa empleada en
la construcción de los delitos de peligro y pretende remarcar la idoneidad que la
conducta de falsificación (llamada acción falsaria) debe cumplirse para ingresar al
tráfico jurídico, afectándolo327. De tal manera, que aún habiendo falsedad
documental, pero sin que concurra, o se encuentre completamente descartada la
eventualidad de causar perjuicio, queda también sin efecto alguno o sin relevancia
penal la conducta que recae afectando las funciones del documento. Ello sucede,
por ejemplo, en los casos de falsedad inútil y la falsedad inocua o burda”328. Otro
autor nacional que interpreta al perjuicio, o su posibilidad de él, como elemento
del tipo es REVILLA LLAZA, Percy329.

La frase: “…si de su uso puede resultar algún perjuicio,…”, empleada por el


artículo 427 del Código Penal peruano, indudablemente es una expresión típica,
vale decir, integrante del tipo penal, aún cuando se considere en cuanto al
perjuicio, basta que éste obre como posibilidad. Cuando él se concreta en daño,
precisa CREUS, con mayor razón se da la característica de tipicidad, sin perjuicio
de que pueda originarse otro delito que concurra –material o idealmente- con el de

326
Idem.
327
Similar en el Derecho Penal Argentino: SOLER, Sebastián, “Derecho Penal Argentino”, T. V, p. 345;
CREUS, Carlos; “La Falsificación de Documentos en General”, p. 71 y 79.
328
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob.cit., p. 194-195.
329
REVILLA LLAZA, Percy, “La Actitud para Producir un Perjuicio en el Delito de Falsificación de Documento”,
Actualidad Jurídica, Gaceta Jurídica, T. 133, Diciembre 2004, p. 95.

165
falsedad documental. Agrega el citado autor. No se trata tanto de distinguir lo que
es perjuicio real de lo que es perjuicio posible, sino de precisar este último
concepto, ya que en él radica el límite mínimo de lo típico330.

También Eusebio GÓMEZ, con contundencia señala que no existe


falsificación sino media algún perjuicio, que puede ser real o simplemente
potencial. El perjuicio real o potencial que la Ley exige, no es, únicamente el de
carácter económico; puede ser un perjuicio moral, político o de cualquier índole, a
condición de que derive de la falsificación, directamente. Señala asimismo,
elemento esencial de la falsificación es el dolo, el que consiste no sólo en tener la
intención de hacer un documento falso o adulterar uno verdadero, sino, además,
en la de efectuar la fabricación o la adulteración con la conciencia del daño que
con el hecho se puede causar331.

3.4.4.2. TIPICIDAD SUBJETIVA.

Según lo pone de manifiesto CASTILLO ALVA, el tipo subjetivo del delito de


falsedad documental sólo puede cometerse mediante la conducta típica dolosa,
excluyéndose cualquier modalidad de la culpa, sea conciente o inconciente. Ello,
por la misma noción de falsedad la cual supone la exigencia de una carga
subjetiva y una determinada intención del agente. No hay falsedad o falsificación
sin una conducta voluntaria que obra con pleno conocimiento del sentido de la
acción o del objeto en la que ésta recae332. En la doctrina argentina, también
Sebastián SOLER señala que:

“La falsificación de documentos requiere el dolo. No hay falsificación por


culpa. Para advertirlo, basta considerar el sentido mismo de la palabra
falsedad y lo que ella supone en cuanto a las relaciones intelectuales. Para
que de falsedad pueda hablarse, se requiere siempre conocimiento: lo

330
CREUS, Carlos-BUOMPADRE, Jorge Eduardo, Ob.cit., pp. 83-84.
331
Gómez, Eusebio, “Tratado de Derecho penal”, Buenos Aires, pp. 181-182.
332
CASTILLO ALVA, Luis José, Ob.cit., p. 201.

166
inexacto se transforma en exacto solamente cuando es conocida la
inexactitud por el sujeto que emplea el documento”333.

El dolo debe abarcar todos los elementos objetivos del tipo, comprendiendo
la acción típica de falsificación como el crear un documento falso o adulterar uno
verdadero, el perjuicio, y los demás elementos del tipo. Nuestra ley sustantiva
exige expresamente la necesidad que el autor tenga el propósito de utilizar el
documento.

a) La Falsedad documental se concreta con dolo directo. En la


legislación peruana en virtud a la especial formulación típica de la falsedad
documental el delito sólo puede cometerse por dolo directo tanto del primero
como del segundo grado. Excluye, así la posibilidad de admitir el dolo eventual.
Se llega a tal conclusión en base a la exigencia por parte de la ley de un elemento
subjetivo del injusto, que se encuentra determinado por la expresión “con el
propósito de utilizar el documento”, hecho que descarta de manera plena
cualquier referencia anímica que no sea el dolo directo. La voz propósito tal como
lo entiende la doctrina penal, hace referencia a una modalidad de dolo directo: el
de primer grado, siendo equivalente a la intención de cometer el hecho. Si el
legislador peruano ha elegido y empleado de manera expresa en la redacción del
presupuesto una referencia subjetiva como el propósito de utilizar … es porque
busca y pretende enfatizar un elemento subjetivo especial que excluye
implícitamente cualquier duda o incertidumbre y el conocimiento de la posibilidad
de un determinado resultado, característica inherente del dolo eventual. La ley
penal para admitir el dolo eventual requiere que la formulación típica no contenga
alguna referencia a un elemento subjetivo, a manera de una tendencia interna
trascendente o una tendencia interna intensificada, cuestión que se echa de menos
en nuestra legislación334.

b) El conocimiento, como elemento integrante del dolo, debe abarcar


la específica modalidad de conducta que el autor realiza: ya sea la creación total o

333
SOLER, Sebastián, Ob.cit., p. 346.
334
CASTILLO ALVA, Luis José, Ob.cit., pp. 204-207.

167
parcial de un documento falso, o la adulteración de un documento existente y
genuino. El autor debe conocer plenamente que realiza, hace o confecciona un
documento falso; de tal manera que termina por modificar la imputación de la
autoría de la declaración a un sujeto distinto al que la realizó. En cuanto a la
adulteración o alteración el autor debe conocer que añade o destruye, total o
parcialmente, una declaración por otra modificando los elementos esenciales del
documento. Junto al conocimiento de cualquiera de las acciones típicas de la
falsedad documental es necesario también que el autor conozca que su conducta
produce una apariencia de documento y se encuentra en condiciones de engañar al
tráfico jurídico o a cualquier hombre medio que participe en él.

Por otro lado, resulta necesario que el autor sepa que actúa sobre un
documento público o sobre un documento privado, porque la penalidad que
establece el artículo 427 del Código Penal peruano está en función a la clase de
documento sobre el que actúa el agente, siendo la más grave la que corresponde al
documento público. Por lo cual, no se puede condenar por falsedad material en
documento público cuando el autor creía que el documento sobre el que
desplegaba su conducta era un documento privado. En este caso creemos que muy
bien puede plantearse un error sobre el objeto material de la acción y su clase
respectiva. El dolo, por ello, no basta que se dirija, con conciencia y voluntad,
contra el documento creándolo o adulterándolo, o sepa la idoneidad o aptitud para
engañar el tráfico jurídico y que se conozca la posibilidad del perjuicio. Es
necesario que se identifique la clase de documento sobre el que se actúa o
desarrolla sus efectos la respectiva modalidad de comportamiento.

La ley al acudir a la expresión “…con el propósito de utilizar el


documento”, está significando que el sujeto tenga la firme intención y la voluntad
de utilizar el documento en el tráfico jurídico. Lo que la ley permite remarcar aquí
es que el autor debe querer, después de la acción de falsificación, introducir el
documento falso en el tráfico jurídico. El verbo utilizar al que apela la ley
peruana en la formulación de la falsedad documental supone la intensión o el
elemento subjetivo distinto del dolo dirigido a emplear e introducir el documento
en la amplia gama de relaciones jurídicas y sociales. Cualquiera de las acciones

168
típicas realizadas por el autor no bastan ni son suficientes para colmar la tipicidad
del art. 427 si no se busca emplear el documento, en el tráfico jurídico.

No basta que se conozca el hecho de actuar sobre un documento, sino que a


ello debe agregarse el conocimiento de la clase jurídica del soporte material en el
que la conducta despliegue sus efectos. Se trata, igual que el concepto de
documento, de un elemento normativo del tipo de necesaria observancia. Por ello,
la ignorancia de dicho elemento deberá valorarse como un error de tipo. En este
caso estaremos ante un error de un elemento esencial del tipo335. Si el sujeto cree
que el documento que hace o altera es un documento privado cuando en realidad
se trata de un documento público deberá castigarse sólo a título de falsificación de
documento privado. Por su parte, si el autor cree falsificar un documento público
cuando en realidad lo que falsifica es un documento privado deberá apreciarse
falsedad en documento privado336.

3.4.5. EL USO DEL DOCUMENTO FALSO: FALSEDAD


IMPROPIA O FALSEDAD DE USO (SEGUNDO PÁRRAFO
DEL ART. 427 DEL CÓDIGO PENAL).

3.4.5.1. TIPICIDAD OBJETIVA.

El uso del documento como segunda hipótesis, está configurada en el


segundo párrafo del art. 427 del Código Penal, en cuanto prescribe que:

“El que hace uso de un documento falso o falsificado, como si fuera


legítimo, siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio, será reprimido, en
su caso, con las mismas penas”.

También tiene como objeto material el documento. Por lo cual es aplicable a


esta segunda hipótesis del uso del documento falso todo lo tratado al respecto en
relación a la primera hipótesis del delito de falsedad material.
335
VILLACAMPA ESTIARTE, Carolina, “La Falsedad Documental”, Análisis Jurídico Penal, p. 836.
336
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob.cit., p. 213.

169
El comportamiento, o acción típica, consiste en hacer uso de un documento
falso o falsificado. Por hacer uso de un documento se entiende emplear, utilizar el
documento falso o falsificado como si fuese legítimo, es decir, para los fines que
hubiera servido de ser un documento auténtico o cierto337.

Esta figura es la que muestra la razón de ser de las falsedades. Ellas van a
parar a la determinación de un falso juicio, de manera que el momento decisivo de
este delito es aquél en que la obra del falsificador va a cumplir su función
específica. Ese momento no sólo es distinto desde la fabricación de la falsedad,
sino que puede asumir formas variadas, diferentes e incluso autónomas. La
presente figura se refiere a los casos en que la acción del sujeto consiste única y
exclusivamente en el uso doloso, con prescindencia de la vinculación subjetiva
entre el autor de la falsedad y el autor del uso338.

Para determinar cuándo ha existido uso, debe tenerse presente la relación


entre el documento y su destino probatorio. De esto se deduce que quedará
excluido como acto de uso el empleo impropio del documento, por ejemplo su
exhibición privada a un tercero con puro fin de vanagloria339.

CASTILLO ALVA considera que se cumple con el requisito típico del uso del
documento falso cuando se lo introduce en el tráfico jurídico; desde que se coloca
o incorpora el documento falso o falsificado al tráfico o al cúmulo de relaciones
sociales, políticas, económicas o jurídicas; para determinar si el documento falso
en realidad se utiliza o emplea, lo decisivo es la penetración o incorporación en el
tráfico jurídico340.

La presente figura resulta aplicable: a) a persona distinta del autor de la


falsedad, cuando obra de manera autónoma; b) puede incluso tratarse del mismo
autor de la falsedad, que inicialmente haya procedido sin los requisitos subjetivos
requeridos por la figura; en este caso, basta que los requisitos subjetivos se hallen
337
BRAMON-ARIAS TORRES, Luis A., “Manual de Derecho Penal”. Parte Especial, Editorial San Marcos,
1ra. edición 1994, p. 395.
338
SOLER, Sebastián, Ob.cit., p. 338.
339
Idem.
340
CASTILLO ALVA, José Luis, Ob.cit., p. 226.

170
presentes en el segundo de los momentos. En este último caso, toda vez que el uso
del documento es una acción unida, lógica y jurídicamente, a la conducta típica de
la falsificación. Por ello, CASTILLO ALVA, agrega que “si el autor de la falsedad es
también quien lo usa, el hecho es uno solo y la pena también: la que corresponde
al falsificador 341.

3.4.5.2. TIPICIDAD SUBJETIVA.

También esta figura de falsedad de uso sólo puede cometerse mediante la


conducta típica dolosa, como en la primera hipótesis de la falsificación
documental creando o haciendo el documento en todo o en parte o adulterando el
verdadero. Siendo aplicable, por consiguiente lo señalado en el aspecto subjetivo
para aquella figura.

El dolo típico requiere el conocimiento cierto de la falsedad del documento


y la voluntad de utilizarlo tal según su finalidad probatoria. No es, pues,
compatible con el delito el dolo eventual; sólo el directo opera en él. El tipo
delictivo del segundo párrafo del art. 427 del Código Penal peruano, requiere,
pues, el conocimiento que el documento en cuestión es falso y la voluntad de
usarlo a pesar de ello.

3.4.6. CONSUMACIÓN DE LOS DELITOS DE FALSEDAD


MATERIAL Y DE FALSEDAD DE USO.

Al delito de falsedad material o de falsificación de documentos se lo


considera como figura de doble actividad, consistente acumulativamente en las
acciones de falsificación y uso del documento342.

En tal sentido, según apunta Sebastián SOLER, la consumación del delito


solamente se produce cuando se ha hecho uso del documento creando el peligro
para un bien jurídico, causándole perjuicio. Ese uso debe ser voluntario: no basta
341
Idem., p. 232-233.
342
SOLER, Sebastián, “Derecho Penal Argentino”, Tomo V, p. 349.

171
que el documento salga a luz por cualquier circunstancia. En definitiva, esto no es
más que una consecuencia de la necesidad genérica de exteriorización de la
conducta delictiva. ¿Qué delito podría constituir la acción de un sujeto que imita
la firma de otro y luego rompe el papel o lo guarda? Así también, el que ha
falsificado un Pagaré y se lo ha guardado en el bolsillo, no ha consumado todavía
la falsificación. Recuérdese siempre que la falsedad radica en el juicio que el
documento determinará, y por eso debe medirse la consumación de acuerdo con la
posibilidad de que ese juicio se emita tomando en cuenta la falsa prueba343.

Igualmente, en la doctrina argentina Eusebio GÓMEZ anota que la


falsificación de documentos se consuma cuando se hace uso de los documentos
falsificados. Este delito requiere, de modo esencial, la realidad por la mera
posibilidad de un perjuicio, y como tal condición no se verifica sino cuando el
documento ha sido usado, lo que se impone sostener, lógicamente es que la
consumación sólo se opera con el uso de la pieza falsificada344. También CREUS,
considera que la consumación sólo se puede dar con la utilización del documento,
pues con ella nace la posibilidad del perjuicio (o este mismo); implica utilización
cualquier acto que coloque el documento en situación que lo haga valer o se lo
pueda hacer valer según su finalidad; la reserva del documento privado falsificado
en la esfera privada del agente no constituye delito345.

En correlato con lo que se deja anotado, se tiene que específicamente en


cuanto a la figura del delito de falsedad de uso, del segundo párrafo del artículo
427 del Código Penal peruano, el delito se consuma cuando se usa o emplea el
documento. La infracción posee las características de un delito instantáneo que
puede tener efectos que se prolongan en el tiempo, cuestión que no interesa dado
que resulta irrelevante que la situación creada tenga o no caracteres de
permanencia. Al respecto, CASTILLO ALVA pone de manifiesto que a efectos de la
consumación del delito no interesa en absoluto que el autor espontáneamente haya
decidido usar el documento o que ante el requerimiento o simple solicitud de un

343
SOLER, Sebastián, Ob.cit., p. 350.
344
Gómez, Eusebio, 1942, “Tratado de Derecho penal”, Compañía Argentina de editores, Buenos
Aires, p. 139.
345
CREUSS, Ob.cit., p. 96.

172
particular o la autoridad se haya visto obligado o persuadido a usar el instrumento
falso346.

La ley en la falsedad de uso requiere también –como en la falsedad material-


la causación de un perjuicio o la posibilidad de causar perjuicio. Si del uso no se
deriva el perjuicio o dicha posibilidad, no puede haber delito alguno. Dicha
posibilidad debe tener además como origen o causa directa el uso del documento
que debe conectarse –al menos en esta hipótesis legal- con la acción de falsedad.
De esto se deduce, a juicio de CASTILLO ALVA, que si bien la acción básica de la
falsedad, como es el hacer un documento falso o adulterar uno verdadero, puede
no haber creado un riesgo de perjuicio, ello no supone que la acción de uso no
deba causar el riesgo de daño. Sin embargo, el intérprete desbordaría el sentido de
la Ley si además de verificar que el uso del documento falso crea la posibilidad de
causar perjuicio, exige que dicho peligro tenga su fuente en la acción típica de
falsedad. Esto último no exige la norma. La posibilidad de causar perjuicio no es
una condición objetiva de punibilidad347.

Precisando los esquemas ya expuestos, digamos que según apunta Eusebio


GÓMEZ, aunque no deja de ser cierto que es una cuestión de hecho determinar si el
documento privado fue o no usado, ella no puede ser abandonada a un puro
arbitrio del juzgador, sino que éste está limitado por pautas generales que
preservan la función garantizadora del tipo consustanciada con el principio de
legalidad348.

En general, puede sostenerse que el uso consumativo es aquel que puede


engañar, o sea, hacer creer que se trata del documento auténticamente
verdadero349. El uso consumativo es el específico según el destino que la Ley
acuerda al documento; de acuerdo con este principio, no cualquier uso abre
camino a la consumación, sino sólo el que corresponde al “destino legal” de

346
CASTILLO ALVA, “Falsedad”, p. 236.
347
CASTILLO ALVA, “Falsedad”, p. 236-237.
348
GÓMEZ, Eusebio. “Tratado de Derecho penal”, t VI, Compañía argentina de editores, Tucumán,
1942, p. 147.
349
Baigún y Tozzini, 1992 “La falsedad documental en la jurisprudencia”, Depalma, Buenos
Aires, p. 297.

173
aquél350. Es decir, el uso del documento siempre viene connotado con el sentido de
uso jurídico, que importe habilitar la causación de sus efectos; así, por ejemplo,
no es un uso jurídico la simple manifestación del tenedor de un documento
privado falsificado de que lo posee, aún expresada a quien puede ser afectado por
él; mientras no lo invoque en la situación y en las condiciones de uso en que el
documento va a producir sus efectos, aquel hecho no configura la falsificación
consumada351.

4. MARCO JURÍDICO POSITIVO

4.1. CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL PERÚ DE 1993 Y LOS PRINCIPIOS


DE LEGALIDAD PENAL, RESERVA DE LA LEY PENAL, TIPICIDAD,
TAXATIVIDAD Y PROHIBICIÓN DE LA ANALOGÍA:

4.1.1. El art. 2, numeral 24, lit d), consagra el PRINCIPIO DE LEGALIDAD,

prescribiendo: “Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al


tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley, de manera
expresa e inequívoca, como infracción punible; ni sancionado con pena no
prevista en la ley”.

De tal modo, eleva a rango constitucional la máxima lex praevia, lex


escripta y lex estricta.

La máxima lex praevia: nadie será procesado ni condenado por acto u


omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley. Se
trata de que el ciudadano conozca o pueda conocer cuáles son las conductas cuya
comisión acarrea la imposición de una sanción y cuál es la sanción que le
corresponde a cada una de estas conductas, de suerte que el ciudadano pueda

350
Baigún y Tozzini, 1992 “La falsedad documental en la jurisprudencia”, Depalma, Buenos
Aires, p. 307.
351
Creus, Carlos y Buompadre, Jorge, 2004, “Falsificación de documentos en general”, Astrea,
Buenos Aires, p. 100-101.

174
adecuar su comportamiento a la valoración socio-jurídica que representa el
proceso de tipificación de conductas o criminalización primaria.

La máxima lex escripta: nadie será procesado ni condenado por acto u


omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley (….)
como infracción punible. El Derecho fundamental que garantiza que los delitos y
las penas habrán de constar por escrito importa, exigir que la norma que prescribe
delitos y penas tenga rango de ley y emane de la autoridad competente que detente
la función legislativa, que en el Perú se da normalmente el Congreso mediante una
Ley y, excepcionalmente, el Ejecutivo mediante Decreto Legislativo en virtud de
la delegación expresa que regula el art. 104 de la Constitución.

La máxima lex estricta: nadie será procesado ni condenado por acto u


omisión que al tiempo de cometerse no esté previamente calificado en la ley de
manera expresa e inequívoca. La exigencia de que la ley penal sea lo
suficientemente clara y expresa garantiza la no aplicación de la analogía in mallan
parte en el Derecho penal. A contrario, se permite la analogía in bonan parte en
tanto que busca excluir o atenuar la responsabilidad penal.

Es así que, en un Estado Constitucional y de Derecho el principio de


legalidad constituye, sino el más, uno de los pilares o piedra angular más
importante del Derecho en general y del Derecho penal en particular. El principio
de legalidad, como correctamente afirma ROXIN352, exige que el Estado debe
proteger al individuo y a la sociedad no solamente con el Derecho penal, sino
también del Derecho penal. Esto significa que el principio de legalidad obliga al
Estado, por un lado, a preocuparse por disponer de los medios o instrumentos más
eficaces para prevenir del delito y, por otro, a encontrar dentro del ordenamiento
jurídico límites a su actividad punitiva.

Como hace notar José Luis CASTILLO ALVA, en el Derecho Penal es donde
mayor hegemonía y valor cobra la importancia del principio de legalidad. Pues en

352
ROXIN, Claus. “Derecho Penal, Parte General, Tomo I (Fundamentos. La Estructura de la Teoría del Delito)”.
Traducción y notas de Diego Manuel LUZÓN PEÑA-Miguel DÍAZ Y GARCÍA CONLLEDO-Javier DE
VICENTE RENESAL, Madrid, 1997, 5/2, p. 37.

175
él los delitos y las penas sólo se crean o agravan en virtud de una ley previa,
anterior a la comisión del hecho. Está vedada la configuración de los mismos a
través de la costumbre, la analogía u otro procedimiento semejante. Aquí puede
hablarse con énfasis de un exclusivo y único monopolio de la ley en la creación de
delitos y penas. Pero ello no basta: se exige, además, una determinada jerarquía y
nivel de la ley que crea delitos y penas. Se debe tratar de una ley formal expedida
por el parlamento o de una norma que según la Constitución le sea equivalente
(principio de reserva de la ley) 353.

De no ser por el principio de legalidad, el ciudadano quedaría en la más


completa orfandad o desamparo, pues estaría a merced de una intervención
irracional y arbitraria por parte del Estado en sus esferas de libertad. Es por esta
razón, de acuerdo a lo señalado por Nelson SALAZAR SÁNCHEZ, que en un Estado
de Derecho se debe salvaguardar el reinado del principio de legalidad. Su vigencia
es irrenunciable y su violación injustificable, porque esta institución jurídica –
desde que fue introducida al Derecho Penal por FEUERBACH, con el principio
nullum crimen, nulla poena sine lege, hasta la actualidad- representa la plataforma
más sólida de todo el andamiaje de garantías que el ciudadano tiene frente al
Estado354.

A diferencia de lo que ocurre en el sistema anglosajón (donde la tradición


jurídica y la jurisprudencia son las que prevalecen), dentro del mundo jurídico
eurocontinental al que se afilia el sistema jurídico del Perú, la ley es la principal
fuente de Derecho en cualquier disciplina o norma del ordenamiento jurídico. En
otras palabras en nuestro sistema jurídico penal, únicamente la ley es la fuente
vinculante. La jurisprudencia, la costumbre, la doctrina, los principios generales,
etc., no vinculan a las personas ni a las instituciones; sólo ilustran; y, por tanto, no
pueden ser fuente creadora de Derecho. La ley es la única institución que tiene
dicho señorío.

353
CASTILLO ALVA, José Luis “Principios del Derecho Penal Parte General”, Ed. Gaceta Jurídica, Lima-Perú,
Abril 2004, p. 23-24.
354
SALAZAR SÁNCHEZ, Nelson. “El Principio de Legalidad en un Estado Democrático de Derecho”. En
REVISTA PERUANA DE CIENCIAS PENALES, N° 14, Dir. José URQUIZO OLAECHEA, Ed. Idemsa, Julio
2004, pp. 457-458.

176
4.1.2. El texto mismo en el que se formula el principio de legalidad de la
Ley Penal consagra también el PRINCIPIO DE “RESERVA DE LA LEY PENAL”:

“Sólo por ley”: o “…. Que no esté previamente calificado en la ley”, etc. Esto
quiere decir que los delitos solamente deben estar previstos en “leyes”. Solamente
una norma legal emanada del Parlamento tiene la suficiente legitimidad como para
restringir gravemente los derechos individuales de las personas; y de esto se trata
en el caso de las leyes penales. Recién tras una amplia discusión pública,
transparente, entre los representantes del pueblo deberían éstos poder imponer
ejercicio del ius puniendi contra las conductas más graves que atentan contra los
intereses más urgentes de los ciudadanos355.

En el Perú, la Constitución de 1993 si bien incluye en su texto la


formulación tradicional del principio de reserva, sutilmente emite con alguna
claridad que los Decretos Legislativos puedan contener leyes penales. Así cuando
se refiere a la posibilidad de que el Parlamento delegue facultades al Ejecutivo
(art. 104), establece que la materia de los Decretos Legislativos no puede ser
aquella que es indelegable a la Comisión Permanente del Congreso. Y en la lista
de “materias indelegables” (art. 104, segundo párrafo, numeral 4) a esta Comisión
no figuran las leyes penales356.

4.1.3. Como hace notar María del Carmen GARCÍA CANTIZANO357,


penalmente, el PRINCIPIO DE TIPICIDAD es una manifestación del principio de
legalidad, por cuanto es el tipo penal el que reúne los elementos, que desde el
ámbito objetivo y subjetivo, define a una conducta como típica. Es por ello que si
la conducta es típica, contamos con un indicio de que puede resultar delictiva, por
lo que una exigencia del principio de legalidad resulta ser el hecho de que sólo es
delito aquella conducta que es típica, esto es, que coincide con la descripción legal
de la misma contenida en la norma penal.

355
ABANTO VÁSQUEZ, “Principio de Reserva…”, pp. 199 y ss.
356
BERNALES BALLESTEROS, Enrique. “La Constitución de 1993. Análisis Comparado”. 5ta. ed., Ed. Rau,
Lima, 1999, pp. 479 y ss..
357
GARCÍA CANTIZANO, María del Carmen. “Algunas Consideraciones sobre el Delito de Tráfico de Influencias
al Amparo del Principio de Legalidad en Materia Penal”. En ESTUDIOS PENALES LIBRO HOMENAJE AL
PROFESOR LUIS ALBERTO BRAMONT ARIAS. Ed. San Marcos, Lima, 2003, pp. 552-554.

177
El análisis de la tipicidad será necesariamente uno de los primero aspectos
que habrá de ser analizado por el Juez Penal al momento de la sentencia, por
cuanto la labor de succión que su fallo representa sólo tiene sentido analizando en
primera instancia la correspondencia entre la conducta –probada- que ha realizado
el sujeto y aquélla que define el delito que se le ha imputado a lo largo del
proceso. Sólo después de esta primera calificación, corresponderá analizar la
concurrencia de causas de justificación, a fin de determinar si el hecho es o no
antijurídico, para acabar valorando la capacidad de culpabilidad del sujeto o la
concurrencia de causas que le eximan de responsabilidad penal.

Pero la importancia de la tipicidad no sólo tiene reflejo al momento de la


sentencia, sino que deberá tenerse muy presente ya desde el inicio del proceso
penal mismo; a este respecto la norma procesal prevista en el art. 77 del Código
de Procedimientos Penales del Perú de 1940, señala que sólo corresponderá abrir
instrucción en los casos en los que “el hecho denunciado constituya delito”, en
tanto que el artículo 334, inciso 1, del Código Procesal Penal del 2004, prescribe
que si el Fiscal al calificar la denuncia considera que el hecho denunciado no
constituye delito, declarará que no procede formalizar y continuar con la
investigación preparatoria; asimismo, esta norma en su inciso 3, prescribe que en
caso que el hecho fuese delictuoso y la acción penal no hubiere prescrito, pero
faltare la identificación del autor o partícipe, el Fiscal ordenará la intervención de
la policía para tal fin; esto es, desde el mismo momento del inicio formal del
proceso penal el Juez o el Fiscal se ven en la obligación de realizar una primera
valoración de los hechos a la luz del principio de legalidad y de tipicidad, por
cuanto deberán establecer que la conducta objeto de denuncia encaja al menos
formalmente en el tenor literal de la norma penal, en caso contrario, están
obligados por ley a desestimar la denuncia.

4.1.4. También el art. 2, inc. 24, literal d), de la Constitución Política,


consagra el PRINCIPIO DE TAXATIVIDAD, el cual establece que las leyes penales
deben prescribir los presupuestos y las sanciones correspondientes: “de manera
expresa e inequívoca”. La Constitución peruana, a través de este principio, exige
que las normas (leyes) creadoras de delitos y penas sean claras, de tal manera que

178
los ciudadanos puedan comprender el mensaje de la norma y puedan motivarse de
acuerdo a ella. En otras palabras la Carta Política impone que si el Estado quiere
criminalizar las conductas que son lesivas para él o para la sociedad, dicha
criminalización no debe adolecer de ambigüedades, y por el contrario, debe
estar llena de claridad, certeza y sencillez. De lo manifestado en relación al
principio de taxatividad, se colige que se viola el principio de legalidad, cuando
las conductas que se catalogan como delitos son descritas con imprecisión,
vaguedad o indeterminación.

Como señala Nelson SALAZAR SÁNCHEZ358, el principio de taxatividad no


es otra cosa que la exigencia de que los textos en los que se recogen las normas
sancionadoras describan con suficiente precisión qué conductas están
prohibidas y qué sanciones se impondrán a quiénes incurren en ellas.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, ambigüedad (del


latín ambigüitas), nos deriva a los términos ambiguo, ambigua, que significa
“que puede entenderse de varios modos o admitir diversas interpretaciones,
pudiendo ocasionar confusión o duda. Dícese especialmente del lenguaje”
(Concisa; 1999:158).

El principio de taxatividad encuentra su mayor grado de rigurosidad y


eficacia en el supuesto de hecho. Es en este tópico donde el legislador debe ser
lo más preciso posible, porque en él se encuentran los elementos configurativos de
la conducta típica, de tal manera, que mientras más imprecisos o vagos sean los
componentes del tipo penal, más amenazados se encontrarán los ámbitos de
libertad de los ciudadanos, por cuanto se dan todas las condiciones para que la
discrecionalidad (arbitrariedad) de los jueces incrimine cualquier tipo de
conducta, aunque muchas veces sean lícitas. Por el contrario mientras más
precisos sean los contenidos de los presupuestos típicos, menos amenazados se
encontrarán las libertades individuales, y en consecuencia mayores serán sus
posibilidades de participación en los procesos de relación, ya que los magistrados

358
SALAZAR SÁNCHEZ, Nelson. “El Principio de Legalidad…”, pp. 552-561.

179
tendrán en la precisión de los conceptos un límite a su poder discrecional, pues no
podrán incriminar –sin violar la literalidad de la ley- cualquier tipo de conducta.

En ese orden de ideas el principio de taxatividad impone su rigidez sobre


los elementos normativos del tipo, los cuales deben estar determinados de la mejor
manera posible, porque de lo contrario, el tipo penal no cumpliría con sus tres
funciones básicas (orientación, indiciaria, y sistemática) en el marco de un
Derecho Penal Democrático. En esa línea de análisis, no cumple con el mandato
del principio de determinación de las leyes penales, el art. 427 del C.P. peruano,
pues los elementos normativos que consagra verbigracia “…será reprimido, si de
su uso puede resultar algún perjuicio…” poseen un grado de indeterminación
intolerable. El significado de dicho precepto no posee validez general, sino
relativa, por su ambigüedad. Igual suerte corre el art. 156, por cuanto su elemento
normativo, acto contrario al pudor no cumple ninguna de las funciones del tipo
penal.

Otro punto de supuesto de hecho, son los elementos normativos que se


encuentran en las leyes penales en blanco. Esto es así, por cuanto en el mundo
moderno, cada vez más, el Derecho penal sienta sus presupuestos típicos en
normas extra penales; es decir, la determinación de la tipicidad o atipicidad de la
conducta depende de la infracción o no de los márgenes de permisión que
establecen (verbigracia las leyes administrativas, tributarias, aduaneras, etc.,
mucha veces de rango inferior). Así, los delitos contra el medio ambiente, los
delitos contra el orden financiero, los delitos tributarios, configuran sus
presupuestos típicos en función a los contenidos de las normas que regulan la
materia correspondiente. Por ello, resulta imprescindible que las normas penales
en blanco estén impregnadas de precisión y certeza.

4.1.5. El artículo 139, inc. 9, de la Constitución Política consagra el


PRINCIPIO DE PROHIBICIÓN DE LA ANALOGÍA EN MATERIA PENAL, prescribiendo
que: “La inaplicabilidad por analogía de la ley penal y de las normas que
restringen derechos”.

180
José URQUIZO OLAECHEA359, al ocuparse de este principio, señala,
resumidamente, lo siguiente:

Para la lógica jurídica, que es atribución de la lógica formal, la analogía


importa semejanza, proporción, similitud entre relaciones semejantes,
definiéndose como “la aplicación de un principio jurídico que establece la Ley
para un hecho determinado, a otro hecho no regulado, pero jurídicamente
semejante al primero” o también como “cuando un enunciado jurídico, que se ha
formulado para unos o un grupo de supuestos determinados, se aplica a un
supuesto distinto que coincide con el primero en los aspectos esenciales” .

Uno de los aspectos significativos bajo los cuales la analogía aparece es


cuando se trata de integrar posibles lagunas del ordenamiento jurídico, al faltar
una disposición específica que regule el supuesto de hecho problemático. Su
aplicación supone: a) que falta una disposición precisa en el caso que va a
decidirse; b) que haya semejanza esencial entre el caso que se va a regular y el
caso ya regulado.

En el campo de la teoría general del Derecho se distingue entre analogía


legis y analogía juris. La primera consiste en aplicar a un caso no regulado por
una disposición particular, pero semejante a los en ella contemplados, una norma
extraída de la propia Ley; mientras que la segunda consiste en aplicar, ya no una
disposición particular, sino un conjunto de normas o principios al caso no
regulado.

En el Derecho Penal la principal problemática que atañe a éste es la que


deriva de la aplicación de la analogía legis al desbordarse el sentido literal posible
del texto, la cual se pretende aplicar a un caso no previsto por la norma, sin
embargo, cabe precisar también la posibilidad de que se atente contra la
fundamentación jurídico-política del principio de legalidad cuando, apelando a
principios superiores, generalmente éticos o morales, se busca castigar como

359
URQUIZO OLAECHEA, José. “La Prohibición de Analogía in malam partem en el Derecho Penal”. En
ESTUDIOS PENALES LIBRO HOMENAJE AL PROFESOR LUIS BRAMONT ARIAS. Ed. San Marcos, Lima,
2003, pp. 367-379.

181
delito una conducta que no se encuentra estrictamente prevista como tal en la Ley.
De allí que el peligro, y con ello el fundamento de la prohibición de analogía, se
focalice, por un lado, cuando se busca extender la aplicación de la Ley más allá
del sentido idiomático jurídico (analogía legis), y, por otro lado, cuando se quiere
incriminar conductas que no se encuentran previstas por la Ley utilizando el
recurso de extender la interpretación valorativa-jurídica homologando medios que
el tipo penal no acepta, como si fuera un hecho típico en realidad no regulado
(analogía juris).

También el art. IV del Título Preliminar del Código Civil acoge al


principio, prescribiendo que: “La ley que establece excepciones o restringe
derechos no se aplica por analogía”.

Como se ve, en el texto constitucional, y en el TP del CC, se regula una


prohibición de analogía genérica y ancha que se aplica a todo el ordenamiento
jurídico, indistintamente (Derecho civil, administrativo, comercial, procesal, etc.)
y por el cual una norma jurídica, sea del nivel que fuere, no puede aplicarse a un
caso no regulado si es que con ello se está “restringiendo derechos”. Con tal
proceder la Constitución y el TP del CC nos está señalando, a contrario sensu,
que la analogía esta permitida en el ordenamiento jurídico peruano, en dos
supuestos: a) cuando se favorece o beneficia concediendo algún derecho a quien
no tiene regulado su caso en una norma específica, y, b) cuando la aplicación de la
analogía no reporte ningún perjuicio, ni un beneficio, sino solo la declaración de
derechos o eliminación con ello de una incertidumbre jurídica. Todo aquello que
suponga, aplicando la analogía, la restricción de un Derecho, el recorte de una
facultad o la imposición de una carga coactiva, no prevista en la norma, que a la
postre es la restricción de un Derecho, se encuentra prohibido

El Derecho penal de manera casi unánime distingue entre una analogía que
perjudica al reo (analogía in malam partem) y una analogía que beneficia al
imputado (analogía in bonam partem). Sólo la primera está proscrita del Derecho
penal mientras que la segunda es lícita y por tanto permitida.

182
La analogía in malam partem que perjudica al reo es la que amplia el
alcance de las leyes que crean o agravan delitos, penas, medidas de seguridad u
otras consecuencias accesorias, más allá de los expresamente descritos en la ley o
que fluyen de su sentido literal posible, perjudicando con ello la libertad del reo;
siendo el principal terreno de aplicación de la prohibición de esta analogía la parte
especial del Código Penal en donde se hallan descritos los delitos en particular, y
en el que existe un terreno lábil para que se incorporen nuevos hechos y conductas
que se encuentran más allá del sentido literal posible o en el que por lo menos se
plantea duda o incertidumbre acerca de su extensión.

Mientras que la analogía in bonam partem es aquélla que discrimina los


hechos o sirve para atenuar la pena o eliminar su responsabilidad, siendo la
principal área de aplicación de esta analogía la parte general del Código Penal, por
ejemplo el art. 20, inc. 14, entre otras normas. Ya CARRARA enseñó hace más de
un siglo que “por analogía no se puede extender el delito ni la pena de un caso al
otro, pero la excusa si se puede extender de un caso al otro”, según la cita hecha
por José URQUIZO OLAECHEA360.

La prohibición de analogía sólo alcanza a todo aquello que perjudica, ya


sea fundamentando o agravando la responsabilidad. Sin embargo, si se trata de
favorecer al imputado aplicando una eximente o atenuante no existe problema
alguno para admitirla en virtud a su evidente licitud.

4.2. CÓDIGO PENAL PERUANO DE 1991.

a) El artículo II del Título Preliminar, que igualmente consagra el


principio de legalidad penal, prescribiendo:

“Nadie será sancionado por un acto no previsto como delito o falta por la ley
vigente al momento de su comisión, ni sometido a pena o medida de
seguridad que no se encuentren establecidas en ella”

360
URQUIZO OLAECHEA, José., “La Prohibición de Analogía in malam partem…”, p. 370.

183
b) El art. III del Título Preliminar que asimismo que al consagrar el
principio de prohibición de analogía en materia penal, prescribe que:

“No es permitida la analogía para calificar el hecho como delito o falta,


definir un estado de peligrosidad, o determinar la pena o medida de
seguridad que corresponde”.

c) El artículo IV del Título Preliminar que al consagrar el principio de


lesividad, prescribe que:

“La pena, necesariamente, precisa de la lesión o puesta en peligro de bienes


jurídicos tutelados por la Ley”.

Esta norma rectora asegura el cumplimiento del principio de legalidad y


otras garantías fundamentales. Para que una conducta típica sea sancionables, se
exige que lesione o ponga en peligro el bien jurídico tutelado por la Ley. Esta
lesividad es tanto formal como material. Tiene que distinguirse el alcance del
daño y la visualización del peligro, es decir, en el desvalor de acción y del
resultado se tiene que avizorar la lesión del bien jurídico. En suma, no basta la
pura contradicción entre conducta y norma prohibitiva, precísase la ofensa. En
otras palabras, el comportamiento debe lesionar o poner en peligro intereses de la
colectividad y del individuo.

d) El artículo 427 del Código Penal, que tipifica el delito de falsedad


documental material o delito de falsificación de documentos, en sus hipótesis de
falsedad material (primer párrafo) y falsedad de uso (segundo párrafo):

“El que hace, en todo o en parte, un documento falso o adultera uno


verdadero que pueda dar origen a derecho u obligación o servir para probar
un hecho, con el propósito de utilizar el documento, será reprimido, si de su
uso puede resultar algún perjuicio,...”.

184
“El que hace uso de un documento falso o falsificado, como si fuese
legítimo, siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio, será
reprimido,...”

4.3. CÓDIGO PENAL PERUANO DE 1924.

e) El artículo 364, que igualmente configuró el delito de falsedad


documental material o delito de falsificación de documentos, en sus hipótesis de
falsedad material (primer párrafo) y falsedad de uso (tercer párrafo), más o menos
en los mismos términos de la configuración del actual Código Penal:

“El que hiciere en todo o en parte un documento falso o adulterare uno


verdadero que pueda dar origen a derecho u obligación o servir para probar
un hecho, con el propósito de utilizar el documento, será reprimido, si de su
uso pudiera resultar algún perjuicio,....”.
“Si el documento se hace o se adultera para ser presentado en un
procedimiento administrativo o judicial, la pena será de..., sin que sea
necesario en este caso que del uso del documento pudiera resultar algún
perjuicio”.361
“En las mismas penas incurrirá, en su caso, el que intencionalmente hiciere
uso de un documento falso o falsificado, como si fuere legítimo, si de su uso
pudiera resultar algún perjuicio, salvo el caso previsto en el párrafo
anterior en que será punible la sola utilización del documento362”.

Teniéndose que la precitada norma, en su primer parágrafo, modificado


por la Ley 25035 considera al perjuicio como elemento del tipo, pero en la
hipótesis introducida como nuevo segundo párrafo por la citada Ley, prescinde del
perjuicio como elemento del tipo: “...sin que sea necesario en este caso , que del
uso del documento pueda resultar algún perjuicio. Asimismo, se mantiene este
criterio para el uso de esa clase de documentos, según la salvedad hecha en la

361
Párrafo agregado por la Ley 25035, artículo 7, agravando la pena a no mayor de 10 años de
penitenciaría.
362
Lo negreado corresponde al agregado efectuado por la Ley 25035, artículo 7.

185
frase agregada al tercer párrafo por la misma Ley, en alusión a la hipótesis de la
elaboración o adulteración de un documento para ser presentado en un
procedimiento administrativo o judicial, con lo que además se establece que el
delito en esas nuevas hipótesis delito es un delito de peligro, en el cual no se
requiere la producción del perjuicio real o posible, sino que basta la sola
falsificación y uso del documento falso.

4.4. LEGISLACIÓN DEL DERECHO PENAL COMPARADO.

Los Códigos Penales de Chile, Colombia, España, México, Alemán,


Uruguayo, y Argentino, que en la estructura de sus normas configurativas del
delito de falsedad documental material, comprenden al perjuicio como elemento
del tipo al ubicarlo en la hipótesis o supuesto de hecho típico, del modo siguiente:

a) El art. 197 del Código Penal Chileno:

“El que, con perjuicio del tercero, cometiere en instrumento privado


algunas de las falsedades designadas en el artículo 193, sufrirá las
penas…”;

b) El art. 221 del Código Penal Colombiano:

“Falsedad en documento privado. El que falsifique documento privado que


pueda servir de prueba, incurrirá, si lo usa, en prisión de uno a seis años”;

c) El art. 395 del Código Penal de España:

“El que, para perjudicar a otro, cometiere el documento privado algunas


de las falsedades previstas en los tres primeros números del apartado 1 del
art. 390,…”;

d) El art. 245, inciso II, del Código Penal Mexicano (Distrito Federal):

“Para que el delito de falsificación de documentos sea sancionable como tal,


se necesita que concurran los siguientes requisitos: (…); V. Que resulte o

186
pueda resultar perjuicio a la sociedad, al Estado o a un particular, ya sea
en los bienes de éste o ya en su persona, en su honra o en su reputación; y

e) El Código Penal alemán, parágrafo 267 (1): “Quien para engañar


en el tráfico jurídico produzca un documento falso, falsifique un documento
auténtico, o utilice un documento falsificado o adulterado, será
castigado...”;

f) El Código Penal uruguayo, artículo 240: “El que hiciere un


documento privado falso, o altere uno verdadero, será castigado, cuando
hiciere uso de él,...”; y artículo 243: “El que, sin haber participado en la
falsificación, hiciere uso de un documento o de un certificado, público o
privado, será castigado...”;

g) El Código Penal argentino, artículo 292: “El que hiciere en todo o


en parte un documento falso o adultere uno verdadero, de modo que pueda
resultar perjuicio, será reprimido...”; artículo 293: “Será reprimido ..., el
que insertare o hiciera insertar en un instrumento público declaraciones
falsas, concernientes a un hecho que el documento deba probar, de modo
que pueda resultar perjuicio”;

187
5. HIPÓTESIS.

En relación con el problema planteado, la hipótesis es como sigue:

LA PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL TIPO LEGAL PREVISTO EN EL ARTÍCULO

427 DEL CÓDIGO PENAL PERUANO, EN LOS DELITOS DE FALSEDAD

DOCUMENTAL, Y SU INTERPRETACIÓN TEÓRICA DEFICIENTE, SOBRE EL

PERJUICIO, CONSIDERÁNDOLO O COMO CONDICIÓN OBJETIVA DE

PUNIBILIDAD O COMO ELEMENTO DEL TIPO, ESTÁ GENERANDO

CONSECUENCIAS NEGATIVAS, TALES COMO: A) DE ÍNDOLE

JURISDICCIONAL, REFLEJADA EN FALLOS Y JURISPRUDENCIA

DISCORDANTES; B) DE ÍNDOLE DOCTRINARIO, EN CUANTO GENERAN UNA

INTERPRETACIÓN TAMBIÉN DISCORDANTE ENTRE LOS TEÓRICOS

NACIONALES SOBRE EL ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO PENAL; Y C) DE

EVENTUAL COLISIÓN DEL TIPO LEGAL Y SUS INTERPRETACIONES

DEFICIENTES CON EL CRITERIO DE LA SEGURIDAD JURÍDICA.

VARIABLES.

1. VARIABLE INDEPENDIENTE:

LA PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL TIPO LEGAL PREVISTO EN EL ARTÍCULO 427


DEL CÓDIGO PENAL PERUANO EN LOS DELITOS DE FALSEDAD DOCUMENTAL, Y

SU INTERPRETACIÓN TEÓRICA DEFICIENTE SOBRE EL PERJUICIO.

Al configurarse los delitos de falsedad documental en el art. 427 del Código


Penal peruano, primer párrafo, con el texto: “El que hace, en todo o en parte, un
documento falso o adultera uno verdadero…, será reprimido, si de su uso puede
resultar algún perjuicio,…”; la ambigüedad de la proposición del tipo legal, sobre

188
el perjuicio, está en el defecto de redacción de haber colocado la consecuencia
jurídica: “será reprimido”, en la hipótesis o supuesto de hecho de la norma, antes
de la frase: “si de su uso puede resultar algún perjuicio...”; desplazando así a
este elemento “perjuicio” a la consecuencia jurídica de la norma, cuando en la
estructura de ésta, el perjuicio al estar vinculado al tipo descriptivo tiene que estar
ubicado en la hipótesis de hecho de la norma, enlazado con la acción dolosa del
agente de falsificar o adulterar el documento, porque con ella está vinculado el
perjuicio al ser su resultado.

Igualmente, la ambigüedad en la proposición de la segunda hipótesis del


segundo párrafo sobre a falsedad de uso: “el que hace uso de un documento falso
o falsificado,... siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio, será
reprimido,...”, está en el defecto de redacción de establecer un tipo penal abierto,
con la frase “..., siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio...”. Con lo
cual se afecta el principio de taxatividad, dejando librado al Juzgador para que
discrecionalmente o arbitrariamente establezca si pudo haber o no perjuicio en los
hechos imputados.

2. VARIABLES DEPENDIENTES:

A) DE ÍNDOLE JURISDICCIONAL REFLEJADA EN: FALLOS Y

JURISPRUDENCIA DISCORDANTES.

Esta variable está relacionada con los criterios discordantes, en la


jurisprudencia, de considerar, tanto en la hipótesis de falsificación del documento
como en la hipótesis de uso del documento falso, que: a) Por un lado, el delito se
produce con sólo la confección del documento falso en todo o en parte o la
adulteración de uno verdadero, o con sólo el uso del documento falso o
adulterado; en ambos casos sin necesidad de que el perjuicio se haya producido,
bastando sólo la posibilidad de que ello se produzca; lo que genera la tesis de la
jurisprudencia que el perjuicio es una condición objetiva de punibilidad; y b) por
otro lado, que el delito se produce cuando el agente no sólo ha confeccionado el

189
documento falso en todo o en parte, o ha adulterado uno verdadero, sino que
además es necesario que el documento haya sido usado y causado un perjuicio; lo
que genera la tesis de considerar al perjuicio como un elemento del tipo objetivo.
Produciéndose así la discordancia en los fallos y en la jurisprudencia.

INDICADOR:

PUES, UNAS VECES LAS SALAS PENALES SUPERIORES Y SUPREMAS DEL

ÓRGANO JURISDICCIONAL CONSIDERAN AL PERJUICIO COMO CONDICIÓN

OBJETIVA DE PUNIBILIDAD, MIENTRAS QUE OTRAS LO CONSIDERAN COMO

ELEMENTO DEL TIPO.

INSTRUMENTOS:

Sentencias y jurisprudencia discordantes sobre la naturaleza jurídica del


perjuicio, tomadas como muestra de los expedientes judiciales respectivos,
producidas por las Salas Penales Superiores del Distrito Judicial de La Libertad;
las Salas Penales Superiores del Distrito Judicial de Lima y de las Cortes
Superiores de Justicia de Loreto y Junín; así como por las Salas Penales
Supremas de la Corte Suprema; publicadas en las Revistas especializadas, tales
como: Diálogo con la Jurisprudencia, Jurisprudencia Penal, y en los libros de
Jurisprudencia Penal de Carlos Ávalos y Mery Robles, Fidel Rojas Vargas,
Miguel Pérez Arroyo, y José Castillo Alva.

Las mismas que han sido recogidas en los Antecedentes de esta


investigación, a las que nos remitimos.

B) DE ÍNDOLE DOCTRINARIO: INTERPRETACIÓN TAMBIÉN

DISCORDANTE ENTRE LOS TEÓRICOS NACIONALES DEL DERECHO


PENAL, DEL ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO PENAL.

Esta variable está relacionada a los criterios discordantes, en la doctrina, de


considerar igualmente, tanto en la hipótesis de falsificación del documento como
en la hipótesis de uso del documento falso, que: a) Por un lado, el delito se

190
produce con sólo la confección del documento falso en todo o en parte o la
adulteración de uno verdadero, o con sólo el uso del documento falso o
adulterado; en ambos casos sin necesidad de que el perjuicio se haya producido,
bastando sólo la posibilidad de que ello se produzca; lo que genera la tesis
doctrinal de que el perjuicio es una condición objetiva de punibilidad; y b) por
otro lado, que el delito se produce cuando el agente no sólo ha confeccionado el
documento falso en todo o en parte, o ha adulterado uno verdadero, sino que
además es necesario que el documento haya sido usado y causado un perjuicio; lo
que genera la tesis de considerar al perjuicio como un elemento del tipo objetivo.
Produciéndose así la discordancia de los criterios en la doctrina nacional.

INDICADOR:

PUES UNOS TEÓRICOS DEL DERECHO PENAL CONSIDERAN AL PERJUICIO COMO


CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD, MIENTRAS QUE OTROS LO CONSIDERAN

COMO ELEMENTO DEL TIPO.

INSTRUMENTOS:

Publicaciones en Libros, y artículos en revistas, de los teóricos nacionales y


extranjeros del derecho penal, que se especifican en las referencias bibliográficas,
sobre el tema investigado, con criterios discordantes sobre la naturaleza jurídica
del perjuicio en los delitos de falsedad documental.

- “Análisis doctrinario de la falsedad documental del artículo 427 del


Código penal peruano”, por Reiner CHOCANO RODRÍGUEZ (Revista Peruana
de Doctrina y Jurisprudencia Penales), tomo 1.

- “El perjuicio en los delitos de falsificación de documentos. Condición


objetiva de punibilidad o elemento integrante del tipo penal”, por Eduardo
TORRES GONZÁLEZ, en Diálogo con la Jurisprudencia, en Marzo, 2006;

191
- “La Aptitud para producir un perjuicio en el delito de falsificación de
documentos”, por Percy Revilla Llaza, en actualidad jurídica, tomo 133,
Diciembre 2004, Gaceta Jurídica, página 95.

Libros, tomados como muestra:

- “Delitos contra la fe pública”, por Jelio PAREDES INFANZÓN, Jurista, 2001.


- “Todo sobre el Código Penal”, tomo 1, por Víctor Prado Saldarriaga,
Idemsa, 1996.
- “La Falsedad documental”, por José CASTILLO ALVA, Jurista, 2001.
- “Manual de Derecho Penal, parte especial” por Luis A. Bramont Arias
Torres, editorial San Marcos, 1994.
- “Falsedades documentales no punibles”, por María CALLE RODRÍGUEZ,
Edersa, 1998.
- “Delito de falsedad documental”, por Enrique BACIGALUPO ZAPATER,
Hammurabi, 2002.
- “Falsedades documentales”, por María GARCÍA CANTIZANO, Tirant lo
blanch, 1997.
- “Falsificación de documentos en general”, por Carlos CREUS / Jorge
BUOMPADRE, Astrea, 2004.

* Publicaciones en INTERNET

* Entrevistas tipo cuestionario a Profesores en Derecho Penal (Carlos


Castañeda Cubas, Eliot Alarcón Montoya, Carlos Uriarte Medina, Carlos Zarzosa
Campos, etc.), Abogados penalistas (Luis Isásiga Rodríguez, Luis Rabines
Quiñones, Manuel Montoya Hernández, Edwin Bustamante Montalvo, etc.),
estudiantes de post grado de Derecho (Eidán Ulloa Ruiz, Edgardo Aguilar Rojas,
Rafael Romero Rodríguez, etc.) de Trujillo, La Libertad-Perú.

192
C) COLISIÓN DEL TIPO LEGAL Y SUS INTERPRETACIONES DEFICIENTES

CON EL CRITERIO DE LA SEGURIDAD JURÍDICA:

Y respecto a esta tercera variable dependiente, en ella se cautela el principio


de seguridad jurídica que forma parte sustancial del Estado Constitucional de
Derecho. La predictibilidad de las conductas, en especial la de los poderes
públicos, y específicamente del Poder Judicial para el tema investigado, frente a
los supuestos previamente determinados por el Derecho, es la garantía que
informa a todo el ordenamiento jurídico, por lo que la seguridad jurídica exige
fallos judiciales uniformes y que éstos sean predecibles, lo contrario ocasiona su
colisión y consecuentemente la inseguridad jurídica.

Si bien en su dimensión original, la seguridad jurídica se erige como


principio, trasciende tal esfera cuando su proyección en la administración de
justicia la erige en el bien jurídico hacia el cual todo proceso debe dirigirse. En
efecto, de qué valdría una jurisprudencia si es que ésta no se encuentra orientada a
la consecución de la seguridad jurídica, por ser discordante; ocurriendo lo propio
con las interpretaciones doctrinarias discordantes del tipo legal del artículo 427
del Código Penal; ello en relación a la naturaleza jurídica del perjuicio;
produciéndose así la colisión del tipo legal del artículo 427 del Código Penal,
respecto al perjuicio, y sus interpretaciones deficientes doctrinal y jurisprudencial,
con el criterio de la seguridad jurídica.

INDICADOR:

AQUELLAS INTERPRETACIONES Y FALLOS DISCORDANTES GENERAN UN

DESCONCIERTO ENTRE LOS “JUSTICIABLES”, ABOGADOS DEFENSORES EN LO

PENAL, PROFESORES DE DERECHO PENAL Y ESTUDIANTES DE DERECHO.

INSTRUMENTOS:

Entrevistas tipo cuestionario a abogados defensores penalistas, profesores de


Derecho penal y estudiantes de post grado de Derecho.

193
6. OBJETIVOS.

6.1. OBJETIVO GENERAL:

Determinar las consecuencias negativas que está generando la proposición


ambigua e interpretación teórica deficiente y discordante del tipo legal de los
delitos de falsificación de documentos, previstos en el art. 427 del Código Penal
peruano de 1991 vigente, en relación a la naturaleza jurídico-penal del elemento
perjuicio en su estructura.

6.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

6.2.1. Demostrar que la proposición ambigua del tipo penal del artículo 427 del
Código penal peruano de 1991, en relación al perjuicio, en los delitos de falsedad
documental, y su interpretación teórica deficiente por la jurisprudencia nacional y los
teóricos nacionales del Derecho penal, generan fallos y criterios doctrinarios
discordantes.

6.2.2. Demostrar que la naturaleza jurídico-penal del perjuicio en la estructura del


artículo 427 del Código Penal, es la de ser un elemento del tipo objetivo de los delitos
de falsificación de documentos, y no una condición objetiva de punibilidad.

6.2.3. Establecer que la posición doctrinaria y jurisprudencial que considera al


perjuicio como una condición objetiva de punibilidad en la estructura del artículo 427
del Código penal peruano, parte de considerar erróneamente que los delitos contra la fe
pública son delitos de peligro.

6.2.4. Demostrar, que al ser el perjuicio un elemento del tipo objetivo en los delitos de
falsificación de documentos como resultado de la acción dolosa del sujeto activo, en la
elaboración, adulteración, o uso del documento falso, entonces ello permite establecer
que los delitos de falsificación de documentos son delitos de lesión o resultado y no
delitos de peligro.

194
II. MATERIAL Y MÉTODOS

1. MATERIAL DE ESTUDIO:

1.1. POBLACIÓN UNIVERSAL.

Estuvo constituida por: a) La jurisprudencia nacional producida, desde 1993


hasta el 2007, relacionada con la interpretación discordante sobre la naturaleza del
Perjuicio, considerándolo unas veces como elemento del tipo, y otras como
condición objetiva de punibilidad en tales delitos. b) También por la entrevista
aplicada tipo cuestionario a los profesionales del Derecho penal (abogados
penalistas, profesores de Derecho penal y estudiantes de post grado de Derecho).
c) Asimismo, por las opiniones discordantes en igual sentido, en la doctrina, de
los teóricos del Derecho penal, nacionales y extranjeros, en obras jurídicas de
Derecho penal, sobre la naturaleza del perjuicio.

1.2. MUESTRA.

Estuvo constituida por:

a) La jurisprudencia discordante seleccionada probabilística y


aleatoriamente, sobre la naturaleza del perjuicio en los delitos de falsedad
documental, constituida por veintiún sentencias de las salas penales de las Cortes
Superiores de Lima y de La Libertad, y otras Cortes Superiores como Loreto y
Junín, desde 1995 al 2007; así como por dieciocho Ejecutorias Supremas de las
Salas Penales de la Corte Suprema; publicadas en Revistas de Jurisprudencia
especializada, o extraídas de los expedientes judiciales, desde el año 1995 a 2005.

b) Entrevista aplicada tipo cuestionario a diez abogados penalistas,


diez profesores de Derecho penal y diez estudiantes de post grado de Derecho, de
Trujillo-La Libertad.

195
c) Igualmente, por el criterio doctrinal también seleccionado y
probabilística aleatoriamente, de ocho teóricos del Derecho penal nacional y ocho
extranjeros sobre el mismo problema de investigación, en publicaciones
efectuadas en materia penal.

1.3. CLASES DE MUESTRA.

1.3.1.- PROBABILÍSTICA: porque todos los casos son parecidos,


teniendo posibilidad de ser incluidos en la muestra.

1.3.2.- ALEATORIA ESTRATIFICADA: porque son 2 tipos de conjuntos


homogéneos.

1.3.3.- En lo que respecta a la jurisprudencia, se ha tenido en cuenta para


la selección de la muestra, en cuanto a las sentencias, los siguientes CRITERIOS:

a) La clase de procesos en los que los delitos de falsedad


documental se han tramitado y han sido resueltos:

a.1) Sentencias en procesos ordinarios regidos por el Código de


Procedimientos Penales de 1940, en los que los delitos de falsedad documental
eran sentenciados en juicio oral por las Salas Penales Superiores en primera
instancia, y vía recurso de nulidad por las Salas Penales de la Corte Suprema,
como segunda instancia.

a.2) Sentencias en procesos sumarios, regulados por el Decreto


Legislativo 124, tramitados a partir de Enero de 1993, en que entró en vigencia la
Ley 26147 que incorporó los delitos de falsedad documental al trámite del proceso
sumario, conforme al cual el Juez instructor es Juez de fallo en primera instancia,
y las Salas Penales Superiores como segunda y ultima instancia.

b) Las clases y nivel de resoluciones dictadas:

b.1) Sentencias emitidas por las Salas Superiores Penales.

196
b.2) Sentencias de las Salas penales de la Corte Suprema, emitidas vía
Recurso de Nulidad.

1.4. ACOPIO DE MUESTRAS.

a) Las muestras de las sentencias o ejecutorias, han sido acopiadas de


las diferentes revistas jurídicas de jurisprudencia penal de circulación nacional y
local, y de los expedientes judiciales respectivos de los órganos jurisdiccionales;
extrayendo de ambas fuentes las ejecutorias que han tratado sobre el perjuicio en
los delitos de falsedad documental, unas veces como elemento del tipo y otras
como condición objetiva de punibilidad.

b) Las muestras de las opiniones de los teóricos de Derecho penal, han


sido acopiadas de las obras y revistas jurídicas publicadas en materia penal, sobre
el delito de falsificación de documentos, extrayendo las opiniones o criterios de
los teóricos nacionales y extranjeros del Derecho penal sobre el problema a
investigar.

c) Igualmente, de las entrevistas tipo cuestionario (Anexo 1) a los


profesionales del Derecho penal (profesores de Derecho Penal, abogados
penalistas y estudiantes de Derecho, de Trujillo-La Libertad).

1.5. MATERIAL TEÓRICO.

Comprende las concepciones jurídico-penales, doctrinas, principios y


teorías de la dogmática penal y de la teoría del delito, en el Derecho penal
nacional y comparado, así como los criterios plasmados en la jurisprudencia
nacional, que constituye el marco teórico del tema de investigación, dirigido a: a
encontrar la explicación de la proposición ambigua del tipo penal en el artículo
427 del Código penal peruano de 1991, y la interpretación teórica deficiente y
discordante sobre la naturaleza jurídica del perjuicio, en los precitados delitos –
falsificación de documentos en el Código Penal peruano-, y dentro de ello

197
establecer que el perjuicio es un elemento objetivo del tipo, y no una condición
objetiva de punibilidad.

2. TIPO DE INVESTIGACIÓN:

2.1. DE ACUERDO AL FIN QUE SE PERSIGUE: APLICADA

2.2. DE ACUERDO A LA TÉCNICA DE INVESTIGACIÓN: EXPLICATIVA

3. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN:

Formalmente, el diseño para este proyecto se representa así:

X Y

Donde:

X: Representa el objeto de estudio: Los delitos de


falsificación de documentos en relación con la
proposición ambigua del elemento perjuicio, en el
tipo legal del artículo 427 del Código penal peruano
de 1991, así como su interpretación teórica
deficiente y discordante por la jurisprudencia y
doctrina nacionales.

Y: Representa la información acerca del objeto de


estudio, esto es, en la jurisprudencia, así como en la
doctrina nacional y comparada, igualmente de la
entrevista a los profesionales del Derecho.

Para la contrastación de la hipótesis formulada se utilizó el Diseño


Descriptivo Correlacional (Sánchez; 1987:73).

198
4. DELIMITACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN.

La presente tesis doctoral está delimitada por el estudio y su contrastación


del problema de investigación relacionado con la proposición ambigua del tipo
penal en el Art. 427 del Código Penal peruano de 1991, y su interpretación teórica
deficiente por la jurisprudencia y la doctrina nacionales, sobre la naturaleza
jurídico-penal del elemento perjuicio, en los delitos de falsedad material o de
falsificación de documentos; investigación efectuada con el análisis de fallos
judiciales que constituyen la muestra, y la entrevista aplicada tipo cuestionario a
los profesionales del Derecho Penal (abogados penalistas, profesores de Derecho
Penal y estudiantes de post grado de Derecho), y dentro del marco teórico del
Derecho Penal y comparado, a la luz de la doctrina finalista del Derecho penal, y
haciendo uso del método dogmático de la ciencia jurídica penal así como de los
métodos analítico-sintético, el método jurídico, y el método funcional, teniendo
como marco teórico la parte general del Derecho Penal en aspectos vinculados al
tema de investigación, así como la parte especial del Derecho penal,
específicamente referida a los delitos de falsedad documental, esto último en el
análisis dogmático de los delitos de falsedad material, en el contexto del citado
artículo 427; así como su marco jurídico tanto en el Derecho penal positivo
nacional como en el derecho comparado; para establecer la tesis de que el
perjuicio es un elemento integrante del tipo objetivo en esos delitos, y no de una
condición objetiva de punibilidad.

5. MÉTODOS Y TÉCNICAS

5.1. MÉTODOS

En la presente investigación se ha usado el MÉTODO DOGMÁTICO de la


ciencia jurídica penal, aplicado en sus tres momentos íntimamente conectados:
interpretación, sistematización y crítica, en relación con la proposición ambigua

199
del tipo penal en el art. 427 del Código Penal peruano, sobre la naturaleza jurídica
del perjuicio en los delitos de falsedad documental.

Para ello se ha trabajado con el análisis de la proposición ambigua del tipo


legal en dicha norma; verificando mediante la observación sus similitudes y
diferencias con otras normas punitivas del mismo Código Penal, especialmente
con el art. 196 que tipifica el delito de estafa, el cual establece al perjuicio, en
forma clara y expresa, como elemento objetivo normativo del tipo penal, en la
hipótesis de hecho de la norma; aplicando también en ello una interpretación
sistemática, cumpliéndose así la fase de la Interpretación.

Con lo cual se ha elaborado una construcción lógica como teoría, en el


sentido de que el perjuicio es un elemento del tipo objetivo en los delitos de
falsedad documental, la que planteada en la hipótesis, con las consecuencias
negativas de índole jurisdiccional reflejado en fallos y jurisprudencia discordante,
de índole doctrinario en cuanto genera una interpretación también discordante
entre los teóricos nacionales, y colisión con el criterio de la seguridad jurídica,
generada por la interpretación deficiente del tipo por la doctrina y la
jurisprudencia, considerando al perjuicio o como condición objetiva de
punibilidad o como elemento del tipo, se determina que la teoría elaborada
funciona acorde con el texto legal en su conjunto y no se contradice;
cumpliéndose así la fase de la Sistematización.

Finalmente, se incorpora al sistema, con la teoría del delito, las


elaboraciones de los conceptos vinculados al tema, y los criterios pertinentes de
interpretación de las leyes, emprendiendo su análisis en el Derecho penal vigente
y la insertación en la ciencia total del derecho penal de la teoría construida
respecto a que el perjuicio es un elemento del tipo, insertación llevada a cabo
dentro del mismo sistema jurídico para establecer que la técnica legislativa
empleada por el codificador respecto al art. 427 del Código Penal peruano no ha
sido utilizada debidamente, existiendo defecto de redacción, que genera la
ambigüedad en la proposición del tipo penal sobre el perjuicio. Esta es la fase o
momento de la crítica.

200
Siendo esos los pasos dados del método dogmático utilizado en esta
investigación.

Ha sido necesario también usar el MÉTODO ANALÍTICO para descomponer


mentalmente y analizar los elementos que integran la estructura del artículo 427 del
Código Penal, encontrando que el elemento perjuicio ha sido ubicado en la
consecuencia jurídica de esa norma y no en la hipótesis de hecho, estableciéndose así su
proposición ambigua, que da lugar a que en unos casos se lo considere por la
jurisprudencia y la doctrina como condición objetiva de punibilidad y en otros casos
como elemento integrante del tipo objetivo.

Asimismo, se ha aplicado el MÉTODO SINTÉTICO para componer de nuevo


mentalmente los elementos integrantes de la estructura del precitado artículo 427,
comprendiendo en la nueva estructura claramente al perjuicio, como elemento del tipo
objetivo en los delitos de falsificación de documentos, conforme a su naturaleza
jurídica, que es la postura adoptada en esta investigación.

Mediante, el MÉTODO JURÍDICO, se ha efectuado el estudio de los


componentes del artículo 427 del Código penal, y se ha establecido cuál es el
tratamiento doctrinario conceptual de la teoría del delito que se ha dado al elemento
perjuicio en su ubicación en la estructura de esa norma; asimismo, se ha establecido el
tratamiento conceptual que verdaderamente le corresponde a dicho elemento en esa
norma; y luego se formula los fundamentos jurídico-penales que sustentan la hipótesis
formulada a la solución del problema planteado para considerar al perjuicio como
elemento del tipo objetivo en los delitos de falsedad documental.

De igual manera se utilizó el MÉTODO FUNCIONAL de la investigación jurídica,


que parte de la constatación de que el sistema jurídico está repleto de conceptos que no
pueden ser definidos en términos de experiencia y verificación pero de los que fluyen
decisiones empíricas de todo tipo, habiéndose partido del trato directo en la realidad
concreta. En materia jurídica, el método funcional es eminentemente inductivo: sus 2
columnas son la casuística y la jurisprudencia.

201
5.2. TÉCNICAS:

Se revisó la jurisprudencia y fallos judiciales en los expedientes N°s. 705-


95, 463-2001, 607-2000, 660-2006, 633-2001, 2969-2003, 1344-1996, 607-2006,
404-2007, 418-2007 y 644-2006 de la Corte Superior de La Libertad; expedientes
N°s. 6072-96, 1051-98, 821-96, 4024-95, 873-95, 1561-97 y 3758-2004 de la
Corte Suprema; expedientes N°s. 8157-97, 0027-95, 3642-97, 132-98, 3642-97,
25-98, 114-97, 1726-96, 2001-97, 2092-97 y 2411-99 de la Corte Superior de
Lima.

Y también se analizó la jurisprudencia publicada en libros de


jurisprudencia: ÁVALOS y ROBLES (2005: 309-310); CASTILLO (2006: 454); PÉREZ
(2006: 1126-1574); ROJAS e INFANTES (2005: 665-674); ROJAS (2007: 663-678).
Igualmente la jurisprudencia publicada en revistas de jurisprudencia
especializadas, DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA N° 18 y 31 (2000: 176-179,
2001: 160-161) y JURISPRUDENCIA PENAL (2005: 218-219).

En la investigación además se aplicó la Entrevista tipo cuestionario


(Anexo 1) a Profesores en Derecho Penal (Carlos Castañeda Cubas, Carlos
Vásquez Boyer, Oscar Alarcón Montoya, Carlos Uriarte Medina, Carlos Zarzosa
Campos, etc.), Abogados penalistas (Luis Isásiga Rodríguez, Luis Rabines
Quiñones, Manuel Montoya Hernández, Edwin Bustamante Montalvo, etc.),
estudiantes de post grado de Derecho (Eidán Ulloa Ruiz, Edgardo Aguilar Rojas,
Rafael Romero Rodríguez, etc.) de Trujillo, La Libertad-Perú, para obtener su
posición frente al tema investigado sobe la naturaleza jurídica del elemento
perjuicio en el artículo 427 del Código Penal.

La información obtenida fue cuantificada y con ella se elaboró las Tablas


de los Resultados, que llevaron a verificar la hipótesis formulada.

202
III. RESULTADOS

En la Tabla 1, se presentan los resultados del análisis de la estructura


lógica del artículo 427 del Código Penal Peruano vigente, donde se ha
considerado el supuesto de hecho (la hipótesis de la conducta delictual) y la
consecuencia jurídica (la sanción o pena de la conducta delictual) de la ley. Se
describe la ambigüedad identificada en la proposición, en ambos párrafos de la
ley, la misma que conduce a dos interpretaciones del perjuicio.

En la Tabla 2, se describen los resultados de la interpretación teórica


deficiente jurisprudencial y doctrinal sobre el perjuicio, en la postura de ser éste una
condición objetiva de punibilidad, y los criterios que la sustentan en relación a cada
una de las dos hipótesis delictuales configuradas en el primer y segundo párrafos,
respectivamente, del artículo 427 del Código Penal.

La Tabla 3, contiene los resultados de la interpretación teórica deficiente


jurisprudencial y doctrinal sobre el perjuicio, en la postura de ser éste un elemento
del tipo objetivo, y los criterios que la sustentan en relación a cada una de las dos
hipótesis delictuales configuradas en el primer y segundo párrafos, respectivamente,
del artículo 427 del Código Penal.

Las consecuencias negativas de índole jurisdiccional que genera la


interpretación deficiente sobre el perjuicio se presentan en la Tabla 4. Se describe las
consecuencias específicas negativas de los fallos y jurisprudencia discordantes de
los órganos jurisdiccionales penales sobre el perjuicio.

En la Tabla 5, se describen las consecuencias negativas de índole doctrinal


que genera la interpretación deficiente sobre el perjuicio. Se mencionan las
consecuencias específicas negativas de la discordancia interpretativa en los teóricos
del Derecho Pernal nacionales sobre el perjuicio
.
Las consecuencias negativas de colisión con el criterio de seguridad
jurídica, de la proposición ambigua del tipo penal y de las interpretaciones

203
deficientes y discordantes sobre el perjuicio están incluidas en la Tabla 6. Se
describe cuáles son las consecuencias específicas negativas.

En la Tabla 7, se presentan los resultados del análisis de la estructura lógica


del artículo 427 del Código Penal peruano vigente, donde se establece que el
perjuicio es un elemento del tipo objetivo y no una condición objetiva de
punibilidad, al corresponderle su ubicación en el supuesto de hecho de la norma y no
en la consecuencia jurídica. Se describe la aplicación de las interpretaciones
gramatical, teleológica, sistemática, doctrinal, que conducen a establecer que el
perjuicio está íntimamente vinculado a la acción dolosa del agente.

En la Tabla 8, se presentan los resultados del análisis de la postura que


considera al perjuicio como una condición objetiva de punibilidad, en cuanto
también esta postura considera que los delitos de falsedad documental son delitos de
peligro. Se describen los criterios sustentatorios en relación a la falsedad material y a
la falsedad de uso, configuradas en el primer y segundo párrafos del artículo 427.

En la Tabla 9, se presentan los resultados del análisis de la postura que


considera al perjuicio como un elemento del tipo objetivo, en cuanto también
establece que los delitos de falsedad documental son delitos de lesión y no de
peligro. Se describen igualmente los criterios que lo sustentan.

Las tablas del 10 al 13, incluyen casos de Jurisprudencia Discordante de la


Corte Suprema sobre la naturaleza jurídica del perjuicio en los delitos de falsedad
documental tipificados por el artículo 427 del Código Penal

En las tablas 10 y 11, se presentan casos de jurisprudencia discordante de la


Corte Suprema de Justicia sobre la naturaleza jurídica del perjuicio.

En las tablas 12 y 13 se presentan casos de jurisprudencia discordante de las


Salas penales de las Cortes Superiores de Justicia sobre el perjuicio.

En la entrevista a los profesionales del Derecho Penal: diez profesores de


Derecho Penal, diez abogados penalistas y diez estudiantes de Postgrado de Derecho
(anexo 1), también se encontró la misma discordancia de criterios que hay en la

204
jurisprudencia y en la doctrina, ya que unos consideran que el perjuicio en los
delitos de falseada documental es una condición objetiva de punibilidad y otros que
es un elemento del tipo objetivo.

Tabla N° 1. Resultados del análisis de la estructura lógica del artículo 427


del Código Penal Peruano vigente referente al perjuicio.

PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL TIPO PENAL DEL ART. 427 DEL CÓDIGO
PENAL PERUANO DE 1991 SOBRE EL PERJUICIO

ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA LÓGICA DEL


ARTÍCULO 427DEL CÓDIGO PENAL

SUPUESTO DE HECHO: CONSECUENCIA JURÍDICA:


La hipótesis de la conducta delictual La sanción o pena de la conducta delictual

AMBIGÜEDAD DE LA PROPOSICIÓN AMBIGÜEDAD DE LA PROPOSICIÓN


DEL PERJUICIO EN EL PRIMER DEL PERJUICIO EN EL SEGUNDO
PÁRRAFO PÁRRAFO
La ambigüedad está en el defecto de Igualmente, la ambigüedad está en el defecto
redacción de colocar la consecuencia de redacción de establecer un tipo penal
jurídica: “será reprimido” en el supuesto de abierto con el término: “siempre que de su
hecho del tipo, antes de la frase “si de su uso uso pueda resultar algún perjuicio”, como en
puede resultar algún perjuicio” el primer párrafo.

LA PROPOSICIÓN ES AMBIGUA SOBRE EL PERJUICIO, PORQUE ADMITE DOS


INTERPRETACIONES DISCORDANTES EN LA JURISPRUDENCIA Y DOCTRINA

QUE EL PERJUICIO ES CONDICIÓN QUE EL PERJUICIO ES ELEMENTO


OBJETIVA DE PUNIBILIDAD DEL TIPO OBJETIVO
UBICADO FUERA DEL TIPO LEGAL. UBICADO DENTRO DEL TIPO LEGAL.

205
Tabla N° 2. Resultados de la interpretación teórica deficiente,
jurisprudencial y doctrinal sobre el perjuicio, en la postura de ser éste una
condición objetiva de punibilidad.

DEFICIENTE INTERPRETACIÓN TEÓRICA POR LA


JURISPRUDENCIA Y LA DOCTRINA EN RELACIÓN AL PERJUICIO

CRITERIO DE SER EL PERJUICIO UNA


CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD

EN RELACIÓN A LA PRIMERA
HIPÓTESIS DEL ARTÍCULO 427

El delito se produce cuando el agente confecciona, en todo o en parte


el documento falso, o adultera el verdadero, sin necesidad de que el
perjuicio del bien jurídico se produzca.
Es decir, con sólo hacer el documento falso o adulterar el verdadero.
No necesitando utilizarlo en el tráfico jurídico y que se ocasione el
perjuicio de modo efectivo real, efectivo.
Bastando la posibilidad de que ello se produzca.

EN RELACIÓN A LA SEGUNDA
HIPÓTESIS DEL ARTÍCULO 427

El delito se produce cuando el agente ha hecho uso del documento


falso o adulterado.
Que tenga tan sólo la actitud de causar un perjuicio con su uso, sin que
el perjuicio sea efectivo, el que no necesita ser comprobado.
Y, lo único que debe pronosticarse es que el documento hubiera podido
producir algún perjuicio a terceros.

206
Tabla N° 3. Resultados de la interpretación teórica deficiente,
jurisprudencial y doctrinal sobre el perjuicio, en la postura de ser éste un
elemento del tipo objetivo.

DEFICIENTE INTERPRETACIÓN TEÓRICA POR LA


JURISPRUDENCIA Y LA DOCTRINA EN RELACIÓN AL PERJUICIO

CRITERIO DE SER EL PERJUICIO UN


ELEMENTO DEL TIPO OBJETIVO

EN RELACIÓN A LA PRIMERA
HIPÓTESIS DEL ARTÍCULO 427

El término perjuicio se encuentra dentro del tipo legal, en el


supuesto de hecho de la norma, enlazado por una cópula a la
consecuencia jurídica sanción.
El delito se produce cuando el agente confecciona el documento
falso, en todo o en parte, o adultera uno verdadero, y con el uso
del mismo se produce el perjuicio del bien jurídico.

EN RELACIÓN A LA SEGUNDA
HIPÓTESIS DEL ARTÍCULO 427

El término perjuicio se encuentra dentro del tipo legal, en el


supuesto de hecho de la norma, enlazado por una cópula a la
consecuencia jurídica sanción.
El delito se produce cuando el agente usa el documento falso o
adulterado y con el uso del mismo se produce el perjuicio del
bien jurídico.

207
Tabla N° 4. Consecuencias negativas de índole jurisdiccional que genera la
interpretación deficiente sobre el perjuicio.

CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE ÍNDOLE JURISDICCIONAL


DE LA INTERPRETACIÓN DEFICIENTE SOBRE EL PERJUICIO

FALLOS Y JURISPRUDENCIA DISCORDANTES DE LOS


ÓRGANOS JURISDICCIONALES PENALES SOBRE EL PERJUICIO

En unos casos, al adoptarse el criterio de que el perjuicio es un elemento del tipo objetivo, el
cual debe darse con el uso del documento falso y no tan solo con la mera falsificación, y que al
no comprobarse tal elemento, se emiten sentencias absolutorias.

En otros casos, al considerar al perjuicio como condición objetiva de punibilidad, y por tanto sin
que aquél se haya producido, bastando sólo la falsificación del documento o el uso del mismo, se
emite sentencia condenatoria. Lo que contraría severamente con el criterio de los casos anteriores.

Siendo más sensible y clamoroso cuando la disparidad de criterios se da en un mismo órgano


jurisdiccional, en el nivel de la Corte Suprema, en una misma Sala Penal, al considerar, en unos
casos, al perjuicio como condición objetiva de punibilidad, y, en otros casos, como elemento
del tipo objetivo, como en la Ejecutoria del 26-10-04 en el Exp. de R.N. 775-2004, que establece
que el perjuicio es elemento del tipo objetivo; y en la ejecutoria de fecha 15-12-2004, en el Exp.
de R.N. 67-2004, que considera al perjuicio como condición objetiva de punibilidad; ambas de la
Primera Sala Penal Suprema Transitoria.

Por la discordancia interpretativa, la jurisprudencia confunde al elemento del tipo con la


condición objetiva de punibilidad, como en la Ejecutoria Suprema del 01-10-04, en el Exp. de
R.N. 027-2004, según la cual: “el presupuesto faltante para que se configure la antijuricidad es el
perjuicio que se causa con la utilización del documento en cuestión,... al no concurrir el elemento
sustancial objetivo”, con lo que califica al perjuicio como elemento del tipo; pero luego señala
–refiriéndose al perjuicio- que: “es inexistente la condición objetiva de punibilidad atribuida al
encausado”.
En idénticos términos es la confusión de la Ejecutoria Superior de la Sala Penal de Apelaciones
con reos libres de la Corte Superior de Justicia de Lima del 05-09.-97, en el Exp. 3647-97.

La Corte Suprema no ha establecido una jurisprudencia vinculante conforme a lo prescrito en los


artículos 22 y 116 de la L.O.P.J., y últimamente en materia penal en el artículo 301-A del C. de
P.P. de 1940 (introducido por el D.Leg. 959 del 17-08-2004)

208
Tabla N° 5. Consecuencias negativas de índole doctrinal que genera la
interpretación deficiente sobre el perjuicio.

CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE ÍNDOLE DOCTRINAL DE LA


INTERPRETACIÓN DEFICIENTE DEL PERJUICIO

DISCORDANCIA INTERPRETATIVA EN LOS TEÓRICOS DEL


DERECHO PENAL NACIONALES SOBRE EL PERJUICIO

No orienta a la jurisprudencia en una correcta y cabal interpretación del


art. 427 del Código Penal peruano de 1991, sobre la naturaleza jurídica
del perjuicio, induciéndola a judicializar la discordancia de criterios que
en ella se desarrolla, la misma que se plasma en fallos que en unos casos
considera al perjuicio como condición objetiva de punibilidad y en otros
como elemento del tipo objetivo.

La discordancia existente en la doctrina no propugna una solución de


lege lata en procura de una modificatoria del art. 427 del Código Penal
para acabar con la ambigüedad de la proposición sobre el perjuicio en el
tipo. Se limita sólo a emitir criterios interpretativos y a cuestionar las
posturas entre sí, defendiendo la adoptada.

La discordancia interpretativa en la postura que considera al perjuicio


como condición objetiva de punibilidad, no respeta la estructura lógica de
la norma penal, que consta de un supuesto o hipótesis de hecho y de una
consecuencia jurídica, y que conforme a ello la descripción típica del
delito tiene que formularse en el supuesto de hecho y no en la
consecuencia jurídica en donde se establece la pena correspondiente,
como así se interpreta en aquella postura, respecto al perjuicio en los
delitos de falsedad documental.

209
Tabla N° 6. Consecuencias negativas de la colisión con el criterio de
seguridad jurídica, de la proposición ambigua del tipo penal y de las
interpretaciones deficientes sobre el perjuicio.

CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE COLISIÓN CON EL CRITERIO


DE SEGURIDAD JURÍDICA, DE LA PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL
TIPO PENAL Y DE LAS INTERPRETACIONES DISCORDANTES

CONSECUENCIAS DE LA PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL TIPO


PENAL Y DE LAS INTERPRETACIONES DISCORDANTES SOBRE
EL PERJUICIO

Desconcierto y caos de la administración de justicia propiciando la


inseguridad jurídica, por no cumplirse la exigencia de fallos uniformes

Impredictibilidad del criterio de los fallos judiciales, en casos análogos


de los delitos de falsedad documental: si absolverán o condenarán, según
los criterios discordantes que adopten.

Determina que la doctrina que alimenta a la Ley y a la jurisprudencia no


funcione para el esclarecimiento y solución del problema; que tampoco
funcione la jurisprudencia como intérprete de la Ley; y que por
consiguiente tampoco funcione ésta para una cabal realización de la
justicia penal

210
Tabla N° 7. Resultados del análisis de la estructura lógica del artículo 427 del
Código Penal peruano, que establece que el perjuicio es un elemento objetivo
del tipo y no una condición objetiva de punibilidad.

EL PERJUICIO EN LA ESTRUCTURA DEL ART. 427 DEL C.P. PERUANO


ES UN ELEMENTO DEL TIPO EN EL DELITO DE FALSEDAD
DOCUMENTAL, Y NO UNA CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD

ANÁLISIS DE LA ESTRUCTURA LÓGICA DE LA NORMA: ARTÍCULO 427

SUPUESTO DE HECHO: CONSECUENCIA JURÍDICA:


La hipótesis de la conducta típica delictual La sanción de la conducta delictual

Interpretación Interpretación Interpretación Interpretación


gramatical teleológica sistemática doctrinal

EL PERJUICIO ÍNTIMAMENTE LIGADO A LA ACCIÓN


DOLOSA DEL AGENTE

El perjuicio: Complemento del tipo, La condición objetiva de punibilidad es una


íntimamente conectado al dolo del agente en su circunstancia ajena o exterior al delito, no
conducta falsaria en la confección del pertenece al tipo y es independiente de la
documento falso o en la adulteración del voluntad del agente y a su acción dolosa; no
verdadero, o en el uso del documento falso, pertenece a la tipicidad, ni a la antijuricidad,
“con el propósito de utilizar el documento”, ni a la culpabilidad. Es de naturaleza
para “dar origen a derecho u obligación o servir procesal.
para probar un hecho”. Se ubica en la hipótesis El perjuicio no tiene esa naturaleza, por lo
típica. Por lo cual es elemento objetivo del tipo cual no es condición objetiva de
penal. punibilidad.

211
Tabla N° 8. Resultados del análisis de la postura que considera al perjuicio
como una condición objetiva de punibilidad, en cuanto también considera
que los delitos de falsedad documental son delitos de peligro.

EN LA POSTURA QUE CONSIDERA AL PERJUICIO COMO


CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD, LOS DELITOS DE
FALSEDAD DOCUMENTAL SON DELITOS DE PELIGRO

CRITERIOS EN RELACIÓN A LA
FALSEDAD MATERIAL:
PRIMER PÁRRAFO DEL
ARTÍCULO 427.

El delito se produce cuando el agente confecciona, en todo o en


parte el documento falso, o adultera el verdadero, sin necesidad
de que el perjuicio del bien jurídico se produzca.
Es decir, con sólo hacer el documento falso o adulterar el
verdadero.
No necesitando utilizarlo en el tráfico jurídico y que se ocasione
el perjuicio de modo efectivo real, efectivo.
Bastando la posibilidad de que ello se produzca.

CRITERIOS EN RELACIÓN A LA
FALSEDAD DE USO:
SEGUNDO PÁRRAFO DEL
ARTÍCULO 427.

El delito se produce cuando el agente ha hecho uso del


documento falso o adulterado.
Que tenga tan sólo la aptitud de causar un perjuicio con su uso,
sin que el perjuicio sea efectivo, el que no necesita ser
comprobado.
Y, lo único que debe pronosticarse es que el documento hubiera
podido producir algún perjuicio a terceros.

212
Tabla N° 9. Resultados del análisis de la postura que considera al perjuicio
como un elemento del tipo objetivo, en cuanto también establece que los
delitos de falsedad documental son delitos de lesión y no de peligro.

AL SER EL PERJUICIO UN ELEMENTO DEL TIPO EN LOS


DELITOS DE FALSIFICACIÓN DOCUMENTAL, ESTOS SON
DELITOS DE LESIÓN Y NO DE PELIGRO

CRITERIOS EN RELACIÓN A LA FALSEDAD


MATERIAL Y FALSEDAD DE USO:
PRIMER Y SEGUNDO PÁRRAFOS DEL ARTÍCULO 427.

El delito se consuma con el El perjuicio es el resultado de la


causamiento del perjuicio, al acción dolosa del agente
ser usado el documento falso o desplegada con ese objetivo,
adulterado, con cuya finalidad como se infiere de la frase: “con
fue creado. el propósito de utilizar el
documento”, que emplea el art.
427.

El delito no se consuma con la sola falsificación


del documento, porque este hecho no ocasiona
daño a un tercero como titular del bien jurídico
material o moral tutelado, ni éste experimenta
ningún peligro específico de lesión con la sola
falsificación.

213
Tabla N° 10. EJECUTORIAS SUPREMAS QUE ESTABLECEN QUE EL PERJUICIO ES
ELEMENTO DEL TIPO.

Exp. N° Fecha de ejecutoria Sala Suprema que la emitió


R.N. 773-2001 19.06.2001 Sala Penal Transitoria
 Criterio: En cuanto al delito contra la fe pública, uno de sus presupuestos objetivos es la de
causar perjuicio, y en el caso concreto, no se ha determinado; por lo que los hechos son atípicos.
R.N. 418-2004 29.11.2004 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: Se ha realizado el comportamiento exigido por el tipo penal; además se advierte que
del uso del documento falso ha resultado un perjuicio para la agraviada.
R.N. 4816-2000 03.07.2001 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: El tipo penal de falsificación de documentos exige que el accionar cause un perjuicio.
6072-96 28.08.1997 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: Si bien el acusado usó un documento falso, tal uso no causó un perjuicio.
1051-98 18.04.2001 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: En los delitos contra la fe pública el presupuesto infaltable es el perjuicio.
821-96 01.12.1997 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: Se haya acreditado el delito al haber el procesado falsificado la firma del agraviado
para apropiarse dolosamente de su propiedad inmueble.
4024-95 12.07.1996 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: Al no haberse acreditado que el acusado haya utilizado el carné universitario para su
beneficio no existen elementos de su culpabilidad.
873-95 11.12.1995 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: En las imputaciones de uso del documento falsificado, si no se ha acreditado el
perjuicio, su uso no es de carácter delictuoso.
R.N. 54-2004 01.07.2004 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: En el delito de falsedad material objeto de imputación, la ficha reputada adulterada no
se utilizó ni consecuentemente dio lugar a una atención indebida en el Seguro Social..
R.N. 775-2004 26.10.2004 Primera Sala Penal Transitoria
 Criterio: Se exige en el tipo que el documento sea introducido en el tráfico jurídico y que
cause un perjuicio.
R.N. 286-2003 28. 05.2004 Primera Sala Penal Transitoria
 Criterio: El tipo penal de falsedad material exige como elemento objetivo la posibilidad de
perjuicio o perjuicio material.
R.N. 3812-2003 27. 045.2004 Primera Sala Penal Permanente
 Criterio: Que el agente utilizó a sabiendas una tarjeta de propiedad falsa y que estaba en
posesión de un vehículo con el color modificado y la placa alterada.

FUENTE: Ejecutorias publicadas en Revistas Jurídicas de Jurisprudencia Penal (Diálogo con la


Jurisprudencia; Rojas Vargas; Normas Legales; La evolución de la Jurisprudencia en
el Perú T. I y II, Miguel Pérez Arroyo.

214
Tabla N° 11. EJECUTORIAS SUPREMAS QUE CONSIDERAN QUE EL PERJUICIO ES
UNA CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD.

Exp. N° Fecha de ejecutoria Sala Suprema que la emitió


1561-97 01.12.1997 Segunda Sala Penal Transitoria
 Criterio: No obstante ser típica, antijurídica y culpable la conducta de la acusada, esta no será
castigada estando a la condición objetiva de punibilidad del artículo 427 del Código Penal.
R.N. 67-2004 15.12.2004 Primera Sala Penal Transitoria
 Criterio: Con el solo hecho de falsificar el documento se estaría cometiendo el delito.
R.N. 027-2004 01.10.2004 Primera Sala Penal Transitoria
 Criterio: En el delito contra la fe pública es necesario precisar que el presupuesto infaltable
para que se configure la antijuridicidad es el perjuicio que se causa con la utilización del documento
en cuestión; por ende, al no concurrir el elemento substancial objetivo, es inexistente la condición
objetiva de punibilidad atribuida al encausado Holguín Rivera*.
3758-2004 10.01.2005 Primera Sala Penal Transitoria
 Criterio: Está probada la comisión del delito de falsificación de documentos, pues se incautó
en poder del encausado una libreta electoral falsificada.
R.N. 332-2001 10.09.2001 Primera Sala Penal Transitoria
 Criterio: Se le imputa al encausado haberse coludido con sus coacusados para elaborar un acta
de matrimonio falsa, en el que aparece como testigo de un acto simulado, ello conduce a la
responsabilidad del referido encausado .
R.N. 48-2005 23.05.2005 Sala Penal Permanente
 Criterio: Que el imputado reconoce la tenencia del porta carnet policial con su foto.,
consecuentemente, es evidente la potencialidad lesiva de la adulteración y la ulterior utilización del
mismo, lo que tipifica el delito de falsedad material.

* En la teoría del delito, la antijuricidad es un elemento categorial del delito; por lo que al
considerar esta ejecutoria suprema que “el presupuesto faltante para que se configure la
antijuricidad es el perjuicio que se causa con la utilización del documento en cuestión”,
con ello establece que el perjuicio está incluido en la tipicidad como elemento del tipo del
delito de falsedad documental; del que se señala no haberse producido. Sin embargo,,
luego añade que “es inexistente la condición objetiva de punibilidad atribuida al
encausado…”. Con lo que confunde lo que es un elemento del tipo con la condición
objetiva de punibilidad. El perjuicio no puede ser a la vez elemento del tipo y condición
objetiva de punibilidad, conforme se esclarece en la Discusión de Resultados.

FUENTE: Ejecutorias publicadas en Revistas Jurídicas de Jurisprudencia Penal (Diálogo


con la Jurisprudencia; Rojas Vargas; Normas Legales; La evolución de la
Jurisprudencia en el Perú T. III, Miguel Pérez Arroyo.

215
Tabla N° 12. EJECUTORIAS SUPERIORES QUE INTERPRETANDO EL ARTÍCULO
427 DEL CÓDIGO PENAL ESTABLECEN QUE EL PERJUICIO ES ELEMENTO DEL
TIPO.

Exp. N° Fecha de ejecutoria Órgano judicial que la emitió


8157-97 18.05.1998 Corte Superior de LIMA
 Criterio: El delito de falsedad documental es eminentemente doloso, por lo que el agente
deberá actuar con conocimiento de ello, siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio.
0027-95 06.01.1997 Corte Superior de LORETO
 Criterio: Para que se realice el delito de falsificación se requiere que el documento origine un
perjuicio a un tercero; al no comprobarse éste, no se configura el delito.
3642-97 05.09.1997 Corte Superior de LIMA
 Criterio: Al no concurrir el elemento sustancial objetivo, es decir, el perjuicio resultante del
acto, el hecho imputado no constituye delito.
132-98 20.05.1998 Corte Superior de LIMA
 Criterio: Si bien la procesada ha usado el documento público falsificado, no se ha establecido
que con tal conducta haya ocasionado perjuicio alguno.
25-98 29.05.1997 Corte Superior de LIMA
 Criterio: Si bien los acusados han tenido participación en la confección del certificado médico
expedido por la acusada, cierto es también que no se ha establecido que el documento cuestionado
haya sido usado, no existiendo en consecuencia perjuicio par el Estado.
22662-97 18.08.1998 Corte Superior de LIMA
 Criterio: No constituye delito de uso de documento falso, si con el pasaporte utilizado no se ha
generado para si un beneficio y causado un perjuicio a terceros.
463-2001 31.08.2005 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: El delito contra la fe pública, en su modalidad de falsedad material se haya ejecutado
porque el autor atenta contra la materialidad del documento afectando su autenticidad.
607-2000 26.12.2001 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: En este tipo de ilícitos penales. Se aprecia de su descripción típica que su aspecto
objetivo exige que en el comportamiento del agente concurra un perjuicio.
660-2006 23.04.2007 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: Haber falsificado la firma del agraviado en el pagaré derivado de una línea de crédito
celebrada con el banco, para beneficiarse con un préstamo en perjuicio del agraviado.
1344-1996 05.02.2008 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: En la imputación del cobro de alquileres no ingresados de fincas comerciales por
adulteración de recibos, no se ha acreditado la falsificación de estos, ni tampoco el perjuicio.
607-2006 02.05.2007 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: No se ha acreditado que los documentos atribuidos de falsos hayan sido usados.
404-2007 25.07.2007 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: Se ha afectado el derecho de propiedad con la confección y uso del documento falso.

FUENTE: Ejecutorias publicadas en Revistas Jurídicas de Jurisprudencia Penal (Diálogo con la


Jurisprudencia; Rojas Vargas; Normas Legales y expedientes N°s 607-2000, 463-2001, 660-
2006, 1344-1996, 607-2006 y 404-2007 de la Corte Superior de Justicia de La Libertad).

216
Tabla N° 13. EJECUTORIAS SUPERIORES QUE INTERPRETANDO EL ARTÍCULO
427 DEL CÓDIGO PENAL CONSIDERAN QUE EL PERJUICIO ES UNA CONDICIÓN
OBJETIVA DE PUNIBILIDAD.

Exp. N° Fecha de ejecutoria Órgano judicial que la emitió


1114-97 18.05.1999 Corte Superior de JUNÍN
 Criterio: La elaboración de documentos falsos por parte de un magistrado constituye delito de
falsificación de documentos, no de prevaricato.
1726-96 15.04.1997 Corte Superior de LIMA
 Criterio: No constituye eximente de responsabilidad con delito de falsificación de documentos,
esgrimir que no consideró ilícita la adición efectuada al documento.
3642-97 15.02.1997 Corte Superior de LIMA
 Criterio: En el caso del artículo 427 del Código Penal, si no se da la condición objetiva de
punibilidad del perjuicio, el hecho denunciado no constituye delito, y no es justificable penalmente.
4209-97 10.10.1998 Corte Superior de JUNÍN
 Criterio: Si bien la firma de la demandante ha sido falsificada, sin embargo la introducción de
los documentos en el tráfico jurídico no ha surtido efecto alguno, por ende no se ha configurado la
condición objetiva de punibilidad a que hace referencia el tipo penal del delito de falsificación.
633-2001 27.09.2001 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: El delito contra la fe pública se habría producido con el sólo hecho de haber sido
otorgada la certificación no ajustada a la verdad, con prescindencia de si hubo perjuicio.
2969-2003 12.12.2005 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: Para la penalización de este tipo penal no basta la concurrencia de elementos
especiales, sino que se requiere en forma correlativa de condiciones objetivas de punibilidead.
705-1995 22.10.1998 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: La policía intervino al acusado y al exigirle la presentación de su licencia de
conducir. Presentó la que resultó ser falsa, lo cual constituye el delito de falsificación de documentos
644-2006 04.06.2007 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: No se ha acreditado si la firma del agraviado ha sido falsificada, por lo que no se
puede determinar la posibilidad de perjuicio como condición objetiva de punibilidad.
418-2007 19.07.2007 Corte Superior de LA LIBERTAD
 Criterio: El imputado ha usado una licencia de conducir falsa, no eximiéndole de
responsabilidad. Su argumento de no saber haber sido engañado por la persona a quien acudió para su
trámite.

FUENTE: Ejecutorias publicadas en Revistas Jurídicas de Jurisprudencia Penal (Diálogo con la


Jurisprudencia; Rojas Vargas; Normas Legales; y expedientes N°s 633-2001, 2969-
2000, 705-95, 644-2006 y 418-2007 de la Corte Superior de Justicia de La Libertad).).

217
IV. DISCUSIÓN DE RESULTADOS.

IV.1 EN CUANTO A LA PROPOSICIÓN AMBIGUA DEL TIPO PENAL EN EL

ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO PENAL PERUANO VIGENTE DE 1991, SOBRE EL PERJUICIO

IV.1.1. LA AMBIGÜEDAD EN LA PROPOSICIÓN DEL TIPO

En los resultados (Tabla 1) se ha establecido que la proposición en el tipo penal


del art. 427 del Código Penal peruano, sobre el perjuicio, es ambigua, porque admite 2
interpretaciones discordantes. En la hipótesis del primer párrafo, sobre la falsedad
material, la ambigüedad se da porque el término “será reprimido”, que corresponde a la
consecuencia jurídica o sanción de la norma en su estructura, al tipificar el delito, ha
sido colocado dentro de la hipótesis o supuesto de hecho de la norma, desplazando con
ello el elemento “perjuicio” hacia la consecuencia jurídica, colocándolo al final de la
frase: “será reprimido si de su uso puede ocasionar algún perjuicio”, que contiene el
verbo “puede” que es indeterminado y de tipo penal abierto. Igualmente respecto a la
hipótesis del segundo párrafo, relacionada con la falsedad de uso, si bien el elemento
perjuicio está colocado en la hipótesis de hecho, la ambigüedad se da por haber
establecido un tipo penal abierto con la frase: “…siempre que de su uso pueda resultar
algún perjuicio…”, como ocurre también en el primer párrafo. Dando lugar así a la
interpretación teórica deficiente y discordante por la jurisprudencia y doctrina del
elemento “perjuicio”, en cuanto a su naturaleza jurídica, en unos casos considerándolo
como condición objetiva de punibilidad y en otros como elemento objetivo del tipo
(Tablas 10 á 13).

Por lo cual también CASTILLO ALVA, señala que ello se puede explicar en
base a la interpretación literal (desafortunada) de la letra de la ley, y que “sólo la
comprensión de la frase de ‘si de su uso puede resultar algún perjuicio’, luego
de la referencia a ‘será reprimido’, como si se vinculara el perjuicio con la
penalidad (que abriría las puertas a la consideración de una condición objetiva de
punibilidad) puede explicar un planteamiento de esta clase” (2001: 201)

218
IV.1.2. SOBRE LA INTERPRETACIÓN JURISPRUDENCIAL Y DOCTRINAL DEFICIENTE

1. Centrando la discusión en la interpretación deficiente (Tablas N° 1,


2 y 3), sobre el perjuicio, se tiene que al desembocar en los criterios discordantes,
establecidas en las Tablas 10 á 13, es evidente que en ello no se maneja
debidamente la teoría de la interpretación jurídica, y por tanto no se aplica una
interpretación correcta del tipo penal del artículo 427. La que parte de considerar
que el proceso interpretativo comienza con el tenor literal de la ley y avanza hasta
el desentrañamiento de su telos, de su finalidad (VELÁSQUEZ; 2004: 128). Se trata
de captar a través del conocimiento el exacto sentido de la Ley, su verdadera
voluntad, es decir, la voluntad que late autónomamente dentro de la Ley. No se
busca la voluntad del legislador sino de la Ley, que es cosa distinta. La
interpretación no puede, en ningún caso, realizarse divorciada del objetivo
fundamental del Derecho Penal, que es la protección de bienes jurídicos, cuya
identificación y perfecta conceptualización indica el sentido de la norma
prohibitiva o imperativa.

2. Entonces, debe empezarse por una interpretación gramatical o


semántica. El examen gramatical es la primera tarea del intérprete de la ley. La
palabra es el vehículo por el que la ley expresa su voluntad. El análisis de la ley
lleva necesariamente a estudiar la manifestación verbal de la misma, a sus
palabras se le deben otorgar su verdadero sentido gramatical (HURTADO;
1991:501). Sin embargo, como anota VELÁSQUEZ (2004: 130), “de manera
excepcional, siempre y cuando no se perjudique al reo, podrá rebalsarse el sentido
literal si se llegase a presentar ostensibles defectos de redacción en la norma”; tal
como ocurren en la redacción del artículo 427 del Código Penal. En esto no es
certera la reflexión de ETCHEBERRY, al sostener que el diccionario de la lengua, en
su afán de proteger el esplendor lingüístico es muy conservador en cuanto a la
admisión de nuevos vocablos y camina con muchos años de retraso en relación
con el uso general de los mismos (es el caso, por ejemplo, de expresiones como

219
“básico”, “control”, y otras) 363. Razonamiento que no puede ser aplicado al tema
de esta investigación, que está vinculado a términos o palabras de la lengua
española, como son “perjuicio” y “ambigüedad”, por lo que es de rigor empezar
con una interpretación gramatical o semántica.

3. Se continúa con la interpretación teleológica. Si la ley es clara


basta con la interpretación gramatical, sin embargo, puede ocurrir que la ley sea
un tanto oscura o ambigua, como lo es el art. 427 del Código Penal, porque admite
las 2 interpretaciones discordantes sobre el perjuicio, antes señaladas, ocasionando
la confusión, en relación al elemento perjuicio en su estructura materia de esta
investigación. En tal caso es conveniente realizar una interpretación desde la
intención de la norma; es decir, considerar la ratio legis.

La captación del espíritu de la ley implica, según HURTADO (1991:501), el


empleo de procedimientos lógicos y valorativos. Así, según entendemos, para
determinar el sentido de una disposición, es indispensable esclarecer su finalidad,
en donde ha hecho recaer más el desvalor, si en la acción de la hipótesis de hecho,
o en el resultado. Encontrándose que en el caso del artículo 427, el desvalor se ha
hecho recaer en el resultado, al aludir al resultado perjuicio. Lo que establece que
el perjuicio es un elemento del tipo objetivo. Según PEÑA (1999:2004-2005), se
trata entonces de determinar, teniendo en cuenta los objetivos del Derecho, qué
fines pueden atribuirse razonablemente a la norma legal. El intérprete puede así
encontrar la solución del caso concreto conforme a la escala de valores
consagrada en el orden jurídico. Se habla en este caso de ratio legis, literalmente
razón de ser de la ley.

4. Asimismo, con la interpretación sistemática se tiene el siguiente


razonamiento: como las normas jurídico penales constituyen un todo, deben ser
consideradas a partir de un agregado de principios que permitan agruparlas en un
sistema normativo, y no como una aglomeración caótica de disposiciones. La
interpretación, para decirlo en otras palabras, debe realizarse con arreglo al fin total del
orden jurídico, pero ligada –en todo caso- al precepto aislado; en el derecho penal

363
ETCHEBERRY, Alfredo, “Derecho Penal. Parte General”, t. I, Jibbs, Santiago de Chile, 1965, p.

220
positivo, a no dudarlo, existe un orden y un sistema, ninguna disposición vive
aisladamente, sino conectada a las otras (VELÁSQUEZ; 2004: 132). Por eso es de tanta
trascendencia armonizar el derecho vigente, tratando de deducir el sentido de la
ley de la situación en que se encuentra el precepto que se interprete dentro del
respectivo contexto364. Ahora bien, en torno a la segunda, cabe recordar que los
estudiosos del Derecho penal suelen elaborar sus propias construcciones
diferentes de las del legislador (teorías del dolo, del error, etc.) y a partir de ellas
se suelen resolver múltiples problemas que la aplicación del Derecho penal
presenta en la práctica y que posibilitan desde luego, jalonar las actividades de la
jurisprudencia y doctrina. En este sentido, pues, se refiere a la sistematización
como segundo paso del método dogmático365.

En tal correlato, partiendo que el delito de falsedad material-contra la fe


pública configurada en el artículo 427 del Código Penal está vinculado con el
engaño, y es un delito pluriofensivo, ya que el bien jurídico tutelado no sólo es la
fe pública –de carácter formal-, sino otros bienes jurídicos concretos de orden
material y moral, que atañen a los particulares, lo que es prevalente para la
configuración del delito, por lo que como bien jurídico material se tiene el
patrimonio, y para el caso concreto el delito de falsedad documental se constituye
en un verdadero delito contra el patrimonio, como se infiere de su tipificación en
la precitada norma: “el que hace en todo o en parte, un documento falso o adultera
uno verdadero, que pueda dar origen a derecho u obligación, (...), será
reprimido, si de su uso puede resultar un perjuicio,...” ; entonces, con una
interpretación sistemática entre el artículo 427 y el artículo 196 que configura el
delito de estafa, también vinculado con el engaño, cuyo bien jurídico es el
patrimonio, y que en su tipificación, expresa e inequívocamente está considerado
el perjuicio como elemento del tipo, al prescribir en su hipótesis delictual: “el que
procura para sí o para otro un provecho ilícito en perjuicio de tercero,
induciendo o manteniendo en error al agraviado mediante el engaño, astucia, ardid
u otra forma fraudulenta,...”; se establece que el término “perjuicio” usado por el
artículo 427 está referido a un elemento del tipo objetivo del delito de falsedad

364
VELÁSQUEZ V. Fernando, Ob.cit., p. 132.
365
Idem.

221
documental, aunque está propuesto ambiguamente en la estructura de esta norma,
por haber sido ubicado en la consecuencia jurídica, lo que, con una interpretación
incorrecta, da lugar a que el perjuicio sea interpretado como condición objetiva de
punibilidad.

Así también con la interpretación sistemática entre el primer y el segundo


párrafos del propio artículo 427 del Código Penal, encontramos que la
configuración del segundo párrafo que se refiere al agente que hace uso del
documento falso, está vinculada a la figura base del primer párrafo, ya que
también puede ser el que ha participado en la falsificación o adulteración; siendo a
la vez complementaria de la figura del primer párrafo que punibiliza al agente
como autor de la falsificación, en tanto que se haya hecho uso del documento
falso y causado el perjuicio o posibilidad de él, ya que, en una postura del
perjuicio como elemento del tipo objetivo, la punibilidad de la falsificación está
supeditada a que se haga uso del documento y que con ese uso se haya producido
un perjuicio, de acuerdo igualmente al criterio de la jurisprudencia penal
dominante en esta postura. Por tanto, el uso del documento, por el autor de la
falsificación no constituye un momento distinto y posterior a la realización de la
acción típica de hacer un documento falso o adulterar uno verdadero, sino
complementario.

5. Igualmente, con una interpretación doctrinaria del artículo 427


del Código Penal, a la luz de la teoría finalista del Derecho Penal de Hans
WELZEL, a la que se afilia el Código penal peruano, el perjuicio en los delitos de
falsedad documental debe también considerarse dentro de la hipótesis o supuesto
de hecho, como elemento del tipo objetivo, por ser el objetivo final de la acción de
falsificar el documento o hacer uso de él, en lo que la teoría finalista afirma que la
acción humana es ejercicio de actividad final. La acción es, por eso, acontecer
final, no sólo causal, según precisa WELZEL (1961: 65), quien asimismo anota
que: La finalidad, el carácter final de la acción, se basa en que el hombre, gracias
a su saber causal, puede prever dentro de ciertos límites las consecuencias
posibles de su actividad, ponerse, por tanto, fines diversos y dirigir su actividad,
conforme a su plan, a la consecución de estos fines (WELZEL; 1961: 65). De este

222
modo, la acción entra al tipo con su finalidad. Es así, que el tipo objetivo abarca el
resultado perjuicio en el delito de falsedad documental.
Siendo la acción todo comportamiento dependiente de la voluntad humana,
y que la voluntad implica siempre una finalidad, no se concibe un acto de la
voluntad que no vaya dirigido a un fin. El contenido de la voluntad es siempre
algo que se quiere alcanzar, es decir, un fin. De ahí que la acción humana regida
por la voluntad sea siempre una acción final. Una acción dirigida a la consecución
de un fin.

IV.1.3. PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL QUE TRANSGREDE LA

PROPOSICIÓN AMBIGUA E INTERPRETACIÓN DEFICIENTE

6. A la luz del principio de legalidad penal, nadie puede ser


sancionado por acto u omisión que no se encuentre previsto previamente en una
ley penal, de manera clara y precisa. Por eso es que la proposición ambigua del
artículo 427 del Código Penal, es grave atentado contra el principio de legalidad,
pues éste exige al legislador que construya las convenciones penales en base a
hechos, en forma clara, precisa y exacta. En principio, se prohíbe la formulación
de tipos penales abiertos, donde peligrosamente se extiende la interpretación,
que podría desembocar en la aplicación de la analogía prohibida en el Derecho
Penal.

Es así que, en un Estado Constitucional y de Derecho el principio de


legalidad constituye, sino el más, uno de los pilares o piedra angular más
importante del Derecho en general, y del Derecho Penal en particular. El principio
de legalidad, como correctamente afirma ROXIN (1997: 37), exige que el Estado
debe proteger al individuo y a la sociedad no solamente con el Derecho Penal,
sino también del Derecho Penal. esto significa que el principio de legalidad obliga
al Estado, por un lado, a preocuparse por disponer de los medios o instrumentos
más eficaces para prevenir el delito y, por otro lado, a encontrar dentro del
ordenamiento jurídico límites a su actividad punitiva.

223
7. La ambigüedad del tipo penal del artículo 427, igualmente
transgrede el principio de taxatividad. La Constitución peruana, a través de este
principio, exige que las normas (leyes) creadoras de delitos y penas sean claras, de
tal manera que los ciudadanos puedan comprender el mensaje de la norma y
puedan motivarse de acuerdo a ella. En otras palabras la Carta Política señala: 1°)
si el Estado quiere criminalizar las conductas que son lesivas para él o para la
sociedad, dicha criminalización no debe adolecer de ambigüedades, y por el
contrario, debe estar llena de claridad, certeza y sencillez; 2°) las sanciones
diseñadas para las conductas que son clasificadas como delitos deben estar
consagradas en forma indubitable en el Código Penal, lo cual significa que el
legislador está obligado a establecer con nitidez no solamente el quantum de la
pena, sino también la clase de ésta.

El principio de taxatividad encuentra su mayor grado de rigurosidad y


eficacia en el supuesto de hecho de la estructura lógica de la norma jurídico
penal. Por tanto, es en este tópico donde el legislador debe ser lo más preciso
posible, porque en él se encuentran los elementos configurativos de la conducta
típica, de tal manera, que mientras más imprecisos o vagos sean los componentes
del tipo penal, mayores y más frecuentes serán las interpretaciones discordantes
por la doctrina y jurisprudencia, en torno al sentido de lo tipificado penalmente.

IV.1.4. SOBRE LAS CONSECUENCIAS NEGATIVAS POR LA PROPOSICIÓN

AMBIGUA Y DEFICIENTE INTERPRETACIÓN.

8. Así, pues, las consecuencias negativas de la proposición ambigua del


tipo legal, como ya se ha establecido en los Resultados son: a) de índole jurisdiccional:
sentencias y jurisprudencia discordantes en lo concerniente a la calificación del
perjuicio, en el delito de falsedad documental; pues, algunas Salas penales superiores y
suprema lo consideran como elemento del tipo, mientras que otras lo consideran como
condición objetiva de punibilidad; b) de índole doctrinario: ocurriendo lo propio que en
el aspecto jurisprudencial, en cuanto a la discordancia interpretativa de los teóricos
nacionales del Derecho penal; c) y eventual colisión con el criterio de la seguridad
jurídica: porque aquellas interpretaciones de la doctrina y fallos judiciales discordantes

224
generan desconcierto entre los “justiciables”, los abogados defensores en lo penal,
profesores de Derecho penal y estudiantes de Derecho; d) asimismo, en el ámbito
jurisdiccional, en la postura de considerar al perjuicio como condición objetiva de
punibilidad, se desemboca en fallos que condenan sin que se haya producido ningún
daño al bien jurídico tutelado. Lo que determina que de tal modo, la doctrina que
inspira a la Ley y a la jurisprudencia no funcione para el esclarecimiento y solución del
problema; que tampoco funcione la jurisprudencia como intérprete de la ley; y, por
consiguiente, que tampoco funcione ésta para una cabal realización de la justicia penal.

Teniéndose que ante la proposición ambigua del tipo penal en el art. 427 del
Código Penal, sobre el perjuicio, la discordancia de criterios de índole jurisdiccional se
agrava y es más clamoroso, cuando la disparidad se da en una misma Sala
Penal Suprema, más aún integrada por los mismos magistrados, al
considerar al perjuicio, en un caso, como elemento del tipo, y en otro caso,
como condición objetiva de punibilidad, como lo podemos constatar en las
siguientes EJECUTORIAS SUPREMAS de la Primera Sala Penal Suprema
Transitoria de la Corte Suprema (enunciadas en el punto 2.1.3 de los
Antecedentes y comprendidas en las Tablas 4, 10 y 11 de los Resultados de esta
investigación):

a) La ejecutoria suprema de fecha 26 de Octubre del 2004, en el


recurso de Nulidad N° 775-2004366 (Anexo 4), estableció en su QUINTO
CONSIDERANDO que el perjuicio es un elemento del tipo:

“En relación a la imputación por delito contra la fe pública –falsificación de


documentos-, se exige en el tipo, que el documento sea introducido en el
tráfico jurídico y que se cause perjuicio, (considerado esto último como
una condición objetiva de punibilidad), hecho que no ocurrió”.

b) Después, la ejecutoria suprema de fecha 15 de Diciembre de 2004,


en el Recurso de Nulidad N° 67-2004367 (Anexo 9), asumiendo un criterio

366
ÁVALOS RODRÍGUEZ, Constante / ROBLES BRICEÑO, Mery. “Modernas Tendencias Dogmáticas en la
Jurisprudencia de la Corte Suprema”. Gaceta Jurídica, Julio, 2005. p. 310.
367
ÁVALOS RODRÍGUEZ / ROBLES BRICEÑO, “Modernas Tendencias...”, p. 309.

225
discordante, considera al perjuicio como una condición objetiva de punibilidad,
al establecer en su TERCER CONSIDERANDO que:

“Con el solo hecho de falsificar un documento, se estaría consumando el


delito, puesto que efectuada la falsificación del objeto material del delito,
éste se convierte en un elemento potencial para causar peligro a terceros, en
ese entendido el uso o no de dicho instrumento será irrelevante para la
consumación del delito, pues como el mismo texto legal antes citado lo
señala, debe existir una probabilidad de un futuro perjuicio, mas no habla de
un perjuicio causado como erróneamente se entiende”.

9. Siendo que ante la proposición ambigua del tipo penal del artículo
427 del Código Penal peruano, y la discordancia de criterios en su interpretación
sobre la naturaleza jurídica del perjuicio, establecidas en las Tablas 1 á 3 de los
Resultados, que genera consecuencias negativas, igualmente establecidas en las
Tablas 4, 5 y 6, materia de esta discusión, en el ámbito jurisdiccional no se ha
intentado aún una solución inmediata con jurisprudencia vinculante, para unificar
criterios, en el sentido más conveniente a la cabal realización de la justicia penal,
que debe ser en el sentido que el perjuicio es un elemento del tipo objetivo en los
delitos de falsedad documental; de obligatorio cumplimiento en todas las
instancias, conforme a lo prescrito por los artículos 22 y 116 de la Ley Orgánica
del Poder Judicial, respecto a la publicación por las Salas Especializadas de la
Corte Suprema de Ejecutorias que fijen principios jurisprudenciales, y la
realización de Plenos Jurisdiccionales de los integrantes de las Salas
Especializadas, a fin de concordar jurisprudencia de su especialidad.

Y últimamente, en materia penal, en el artículo 301-A del Código de


Procedimientos Penales de 1940 (introducido por el Decreto Legislativo 959, del
17 de Agosto de 2004), cuyo inciso 2 prescribe que el Pleno de los Vocales en lo
penal de la Corte Suprema debe dictar sentencias plenaria (vinculante), si se
advierte criterios discrepantes en las decisiones de las Salas Penales, sobre la
interpretación o la aplicación de una determinada norma.

226
10. Asimismo, en la doctrina nacional el único autor que, al enfocar el
problema, ha llegado a proponer una solución de orden legal con la modificatoria
del artículo 427 del Código Penal, es CASTILLO ALVA (2001:179), al expresar:

“Desde un punto de vista político criminal tal vez el mejor camino sea el
promover en el futuro una reforma legislativa en los delitos de falsedad
documental buscando a toda costa que el momento consumativo del delito
quede fijado en el uso del documento con su respectivo ingreso al tráfico
jurídico, tal como lo viene exigiendo la doctrina. No sería necesario, empero
exigir la producción de un perjuicio real”.

Pero a diferencia del precitado autor, quien con ello postula una
modificatoria de la norma en el sentido de que el delito se consuma con el uso del
documento, con prescindencia de que si ese uso ocasione perjuicio o no, la
presente Tesis doctoral desde ya, postula la modificatoria para que se establezca
claramente en la norma, al perjuicio como elemento del tipo, por lo cual para la
consumación del delito de falsificación de documentos debe producirse el
perjuicio con el uso del documento falso, conforme a las razones que se expone
más adelante, en la discusión de los resultados de las Tablas 2, 3 y 7.

IV.2 RESPECTO A LA DISCUSIÓN, SOBRE SI EL PERJUICIO, EN LA FORMA


COMO ESTÁ UBICADO EN LA ESTRUCTURA DEL ARTÍCULO 427 DEL CÓDIGO

PENAL, EN LA CONFIGURACIÓN DEL DELITO DE FALSEDAD DOCUMENTAL, ES UN

ELEMENTO DEL TIPO OBJETIVO O UNA CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD

En la discusión se parte de lo establecido por la jurisprudencia y doctrina en


los Resultados de las Tablas 10 á 13 y de las Tablas 2, 3, y 7.

En lo que también está en discusión si la conducta falsaria, tal como está


configurado en la estructura del artículo 427, es punible o no, sin haber causado
perjuicio alguno. En ello, cabe hacer notar, que es la conexión dolo-resultado, en
el ámbito subjetivo, el aspecto relevante y prevalente para determinar la

227
naturaleza jurídica del perjuicio, y, en consecuencia, la punibilidad de la conducta
falsaria.

IV.2.1. CONTRAPOSICIÓN DE CRITERIOS

1. Así, aquellos que en la doctrina nacional postulan que el perjuicio o


la posibilidad de él, es una condición objetiva de punibilidad, entre ellos
CHOCANO (2000: 500), PRADO (1996: 303), PAREDES (2001: 117), entre otros,
llegarán necesariamente a la conclusión, como consecuencia lógica, de asumir
este planteamiento: que el dolo no debe abarcar el perjuicio ni la posibilidad de él.
Bajo la mencionada premisa la conciencia y voluntad se dirigirá
fundamentalmente hacia las acciones típicas de la falsedad documental: la
creación o el hacer un documento falso o el adulterar uno verdadero, mas no a la
causación del perjuicio (SOLER; 1963: 446-447).

CASTILLO (2001: 178) al alinearse en un primer momento con tal postulación


señaló que:

“Como prueba irrefutable que el delito de falsedad documental material sólo


exige la creación de un documento falso o la adulteración de uno verdadero,
puede alegarse y recurrirse en respaldo de dicha tesis a una interpretación
sistemática del primer y segundo párrafo del artículo 427 del Código Penal. En
efecto, mientras el primer párrafo sólo requiere para la tipicidad del hecho que el
documento sea creado (total o parcialmente) o adulterado; el segundo párrafo
exige un requisito adicional y posterior: que se haga un uso del documento falso
como si fuese legítimo. En la descripción típica de la falsedad material existe un
orden lógico: en el primer párrafo se sanciona a quien crea o adultera el
documento y en el segundo a quien utiliza o emplea”.

En la postura contraria, SOLER (1963: 346-347) critica que los que conciben
el perjuicio como una condición objetiva de punibilidad, necesariamente
construyen la teoría del dolo prescindiendo de toda referencia intelectual o
volitiva a ese perjuicio posible, dándose por satisfechos con la existencia de la
mera relación causal, que en ese supuesto, el dolo consiste en la voluntad de

228
hacer el documento que se sabe falso; en la voluntad de alterar, tornando falso el
documento que se sabe verdadero; en la voluntad de suprimir, de usar, etc.; y
que subjetivamente, con ello el delito es perfecto; solamente que su punibilidad
depende de que ese documento, objetivamente, determine una situación de peligro
para un bien jurídicamente protegido. Es indiferente, sin embargo, la actitud del
autor con respecto a esa posibilidad.

2. Pero quienes interpretan al perjuicio o la posibilidad de él como un


elemento del tipo en los delitos de falsificación de documentos, conciben que el
dolo también comprende el resultado que lo constituye el perjuicio o la
posibilidad de él. Así, expresa CASTILLO (2001: 94 y 210) contra su anterior
postura, que “a nuestro criterio el recurso de la ley de la frase ‘si de su uso puede
resultar algún perjuicio’ constituye un elemento integrante del tipo objetivo,...”; y
que “no se puede negar en estos casos la existencia de un resultado que se
manifiesta a través de la posibilidad de perjuicio que urge, como es obvio, tener
un correlato subjetivo del autor en orden a un elemento típico objetivo”. SOLER
(1963: 347-348), asimismo apunta que la teoría del dolo no podrá desentenderse
de la actitud espiritual del sujeto frente al resultado, así como no puede
prescindirse en ningún delito en el que se compute entre los elementos
constitutivos del tipo un resultado cualquiera, sea de daño o de peligro. Por lo que
el perjuicio o posibilidad de él también debe ser abarcada por el dolo. CARRARA
(1977: 300), es más contundente al señalar que: la intención de hacer daño
expresa una condición de la voluntad, es decir, la dirección por la cual la
falsedad es puesta en ejecución con el fin preciso de causar daño a otro. Por el
contrario, el ánimo de hacer daño expresa una condición del entendimiento
unida a una condición más limitada de la voluntad, o sea, que el agente tiene la
previsión de que el hecho, aunque no esté dirigido al fin del mal ajeno, puede
eventualmente convertirse en ocasión del mal, y a pesar de ello quiere obrar de
ese modo, afrontando el riesgo de ocasionar el daño eventual que ha previsto.
Enfatizando dicho autor, que: “Si partimos de esta distinción, es indudable que la
intención de hacer daño constituye el dolo de la falsedad documental, lo cual no
admite discusiones”.

229
En esta postura, la interpretación correcta de la ley debe enfatizar en el
hecho que no basta con la conciencia y voluntad dirigida a falsificar un
documento, sino que es necesario configurar objetiva y subjetivamente un
determinado resultado y que nuestra ley alude empleando la terminología de la
posibilidad de causar un perjuicio.

IV.2.2. EL PERJUICIO NO ES UNA CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD.

3. Ahora bien, centrándonos en la discusión, tenemos que en la


jurisprudencia nacional, según las Tablas 11 y 13 que engloban, respectivamente,
las Ejecutorias Supremas y Superiores, tomadas como muestra, y en la doctrina
nacional, según la Tabla 2, los defensores de la tesis que señala que el perjuicio,
en la forma como está ubicado en la estructura del artículo 427 del Código Penal,
es una condición objetiva de punibilidad, y entre ellos, en la doctrina, los autores
nacionales Víctor PRADO SALDARRIAGA368, Reiner CHOCANO RODRÍGUEZ369, y
Jelio PAREDES INFAZÓN370, sostienen que aquélla posibilitaría que de no haber
perjuicio la conducta falsaria no debía ser sancionable, porque el perjuicio sólo
operaría posterior a la consumación y para términos estrictos de la sanción
penal. Sobre el particular, Reiner CHOCANO RODRÍGUEZ, enfatiza:

“El perjuicio sólo opera posterior a la consumación y para términos estrictos


de la sanción penal, que puede ir, como lo dijimos, desde una exclusión,
atenuación o agravación de la pena”371.

Sin embargo, ahí no queda la cuestión, sino que también se considera, que
en la estructura actual del artículo 427, la expresión “será reprimido, si de su uso
puede resultar algún perjuicio”, nos está indicando con el verbo “puede” –
término facultativo- que las condiciones objetivas de punibilidad están en manos
del juzgador, en cuanto éste pueda tomar la decisión de sancionar o no la conducta
del delito consumado (con el sólo confeccionar en todo o en parte el documento
368
Prado Saldarriaga, Víctor. Todo sobre el Código Penal. T. I., Idemsa, 1996, p. 303.
369
Chocano Rodríguez, Reiner. Análisis Dogmático de la Falsedad Documental del artículo 427 del
Código Penal peruano. En Revista Peruana de Doctrina & Jurisprudencia Penal. T. 1. Grijley, 2000, p.
501.
370
Paredes Infazón, Jelio. Delitos contra la fe pública. Jurista Editores, 201, p. 117.
371
CHOCANO RODRÍGUEZ, “Análisis Doctrinario...”, p. 503.

230
falso, o adulterar el verdadero, o sólo usar el documento falso o falsificado), según
la valoración que del caso en concreto realice. Asimismo se considera que: Es
totalmente ajustado a Ley que muchos delitos de falsificación queden atenuados
en su pena, al no haber resultado perjuicio alguno, pero que de ningún modo
significa que el delito no se haya consumado372.

Siendo igualmente de aquella postura PEÑA-CABRERA FREYRE, al dar como


un ejemplo de condición objetiva de punibilidad el perjuicio en el delito de
falsedad material, señalando que este delito para alcanzar el momento
consumativo, basta que el documento falsario penetre en el tráfico documental;
pero que el legislador ha considerado necesario condicionar su relevancia penal a
efectos de que el documento apócrifo pueda perjudicar intereses de terceros, en
base a un juicio de prognosis de alto grado de probabilidad de que su ingreso al
tráfico documental sea lo suficientemente potencial para poder producir esos
efectos lesivos; con lo que ingresa un elemento de punibilidad ajeno a su
configuración típica que condiciona el merecimiento y la necesidad de la sanción
punitiva: el posible menoscabo de intereses de terceros, económico o de cualquier
índole373.

4. Pero tal criterio, como tesis no puede tener asiento dogmático, ya


que el perjuicio concebido ahí como condicionante de la pena, eximente, agravada
o atenuada, y que por eso es condición objetiva de punibilidad, no se condice con
la verdadera naturaleza jurídica de ésta, y asimismo el perjuicio como
condicionante de la pena tendría que ser también considerado como condición
objetiva de punibilidad en todos los demás delitos del Código Penal, que
precisamente sancionan la lesión de los bienes jurídicos a los que protegen de la
acción dolosa o culposa del agente, y es por ello que en la descripción típica de la
hipótesis de hecho de la norma punitiva correspondiente, el perjuicio es elemento
del tipo objetivo.

De lo que se tiene que aquel criterio, de ser el perjuicio una condición


objetiva de punibilidad, no sólo responde a la redacción o estructura ambigua del
372
Idem.
373
PEÑA-CABRERA FREYRE, “Derecho penal peruano”, p.

231
art. 427, sino que se relacionaría con la Exposición de Motivos del Código Penal
italiano de 1930 que llegó a considerar que “el daño constituye una condición
objetiva de punibilidad de modo que no se requiere que se encuentre
comprendido en la representación psíquica del agente”. Ya que ROCCO en los
trabajos preparatorios del mismo Código había señalado que: El elemento del
daño público o privado es meramente objetivo, es una condición objetiva de
punibilidad y, por tanto, no ha de ser explícitamente conocido y querido, pues
bastan el conocimiento y la voluntad de formar un acto falso o adulterar uno
auténtico374. Y entonces, resulta que aquel criterio, ha sido adoptado por una
asimilación mecánica de cultura jurídica tradicional, y en el caso peruano,
asociada a la ambigua redacción de la norma, el artículo 427, sobre el elemento
perjuicio, adopción hecha tanto en la doctrina como en la jurisprudencia
nacionales.

Sin embargo, tal planteamiento ha sido expresamente rechazado en la


doctrina penal latinoamericana más relevante, en la que están: Sebastián SOLER375,
quien expresa que “al examinar el elemento subjetivo de la falsedad veremos que
teóricamente ese criterio es equivocado; por ahora baste señalar que conduce a la
afirmación de verdaderas presunciones de dolo, sistema que carece de razón de
ser, ya que en el Derecho Penal ha de mantenerse siempre el principio según el
376
cual no hay responsabilidad sin culpa”; y Carlos CREUS y Jorge BUONPADRE ,
cuando señalan que “aunque no ha faltado alguna doctrina que la considera
condición objetiva de punibilidad no integrativa de él, es tan clara la estructura de
la norma, que no nos permite dudar sobre lo incorrecto de esta opinión”; y
también en la misma Italia377 (como Giussepe MAGGIORE). Y según hace notar
CASTILLO ALVA378, en la doctrina nacional, dicha postura se formuló por primera
vez, por Luis BRAMONT ARIAS, quien catalogó al perjuicio como una condición

374
Citado por CASTILLO ALVA, en “La Falsedad Documental”, p. 199.
375
SOLER, “Derecho Penal”, p. 345.
376
CREUS, “La Falsificación”, pp. 95.
377
Cfr. MAGGIORE, Giuseppe, “Derecho Penal”, t. III, traducción de José Ortega Torres, Temis, Bogotá,
1986, p. 562, n. 46, quien recoge atendibles argumentos críticos contra esta posición.
378
CASTILLO ALVA, “La Falsedad Documental”, pp. 193-194.

232
objetiva379; pero posteriormente este autor coincidió con Sebastián SOLER: que el
perjuicio no es condición objetiva de punibilidad.

5. De otro lado, resulta sensible que en la jurisprudencia y doctrina


peruanas en la adopción de aquella postura, se llegue a confundir lo que es
condición objetiva de punibilidad y elemento del tipo objetivo, respecto al
perjuicio. Así, en las siguientes Ejecutorias glosadas en la Tabla 4 sobre las
Consecuencias negativas de índole jurisdiccional que genera la interpretación
deficiente sobre el perjuicio y comprendidas en las Tablas 11 y 13:

- Ejecutoria Suprema (identificada con la letra c) del punto 2.1.2 de los


Antecedentes), que considera al perjuicio como condición objetiva de punibilidad:

“c) Ejecutoria Suprema de la Primera Sala Penal Transitoria, del 01 de


Octubre de 2004, en el Recurso de Nulidad N° 027-2004380 (Anexo 8):

‘En el delito contra la fe pública, es necesario precisar que el presupuesto


infaltable para que se configure la antijuricidad es el perjuicio que se
causa con la utilización del documento en cuestión; en ese sentido,
conforme se ha establecido en el considerando anterior, no se ha causado
ningún perjuicio a la entidad agraviada; por ende, al no concurrir el
elemento substancial objetivo, es inexistente la condición objetiva de
punibilidad atribuida al encausado Holguín RIVERA; en consecuencia,
siendo esto así se tiene que lo resuelto por el Colegiado se encuentra
arreglado a Ley’ ”.

Es flagrante que esta Ejecutoria confunde al elemento del tipo con la


condición objetiva de punibilidad. La antijuricidad es un elemento categorial del
delito, y al considerar la Ejecutoria Suprema que “el presupuesto faltante para
que se configure la antijuricidad es el perjuicio que se causa con la
utilización del documento en cuestión”, entonces, con ello establece que el

379
Vid. BRAMONT ARIAS, Luis, “Voz: Falsedad Material”, en Enciclopedia Jurídica Omeba, p. 861. Sin
embargo, luego coincide con los planteamientos de Sebastián Soler que rechaza la consideración del
perjuicio como condición objetiva de punibilidad.
380
“Jurisprudencia Penal”, t. II, Normas Legales, Trujillo, Octubre, 2005, p. 219.

233
perjuicio está incluido en la tipicidad como elemento del tipo del delito de
falsedad documental; del que se señala que en el caso no se ha producido. Sin
embargo, luego acota –refiriéndose al perjuicio- que “es inexistente la condición
objetiva de punibilidad atribuida al encausado...”. Con lo que la Ejecutoria
confunde lo que es un elemento del tipo con la condición objetiva de punibilidad.
El perjuicio no puede ser a la vez elemento del tipo y condición objetiva de
punibilidad, ya que ésta como circunstancia externa a la configuración del delito
es ajena a los elementos objetivos y subjetivos del tipo.

Por lo mismo, tampoco puede pretenderse que una condición objetiva de


punibilidad integre el tipo, como también lo sugiere dicha ejecutoria. Al respecto,
y por lo precedentemente anotado, en la doctrina nacional también está en error
CHOCANO RODRÍGUEZ, cuando en la misma línea de la precitada ejecutoria,
refiriéndose a las condiciones objetivas de punibilidad, expresa que puesto que el
tipo penal es el concepto que sirve para seleccionar los hechos que son
penalmente relevantes, lo más oportuno parece incluir todos los elementos que
condicionan la objetiva punibilidad del hecho –tanto si afectan a la gravedad del
injusto, como si obedecen a otras razones político-criminales- en el tipo penal”381.

- Ejecutoria Superior identificada con la letra b) del punto 2.2.1 de los


Antecedentes, que considera al perjuicio como condición objetiva de punibilidad:

“b) Ejecutoria superior de la Sala de Apelaciones con Reos Libres de la


Corte Superior de Justicia de Lima del 05 de Setiembre de 1997, Exp. 3642-97382:

‘Si bien está acreditada la falsificación de la factura mediante la


consignación de datos tributarios irregulares (RUC y datos de impresión)
concluyéndose que la autoridad tributaria no le autorizó al procesado el
expendio del formulario que contenía la indicada factura, (…), por
consiguiente, al no concurrir el elemento sustancial objetivo, es decir, el
perjuicio resultante del acto, es inexistente la condición objetiva de
punibilidad, por lo que el hecho imputado no constituye delito, (...)’ ”.

381
CHOCANO RODRÍGUEZ, Análisis dogmático de la falsedad documental, p. 501.
382
ROJAS VARGAS / INFANTES VARGAS, “Código penal...”, pp. 670-671.

234
A esta ejecutoria corresponde el mismo comentario de la precitada
Ejecutoria Suprema de la Primera Sala Penal Transitoria, del 1 de Octubre de
2004, en el Recurso de Nulidad 027-2004.

6. Por lo que, no son valederos, por no tener fundamento dogmático,


los argumentos de los defensores de la tesis que propugna que el perjuicio es
condición objetiva de punibilidad. De inicio, en referencia a lo argumentado por
CASTILLO (2001: 178), es de disentir con él, en cuanto postula que con la
interpretación sistemática del primer y segundo párrafos del artículo 427 del
Código Penal, la figura del primer párrafo no requiera la producción del perjuicio
para que se configure el delito de falsedad documental.

Esta investigación encuentra que la configuración del segundo párrafo,


sobre el uso del documento falso (falsedad de uso), está vinculada a la
configuración del primer párrafo, de hacer en todo o en parte un documento falso
o adulterar uno verdadero; siendo una figura autónoma y a la vez complementaria
de la figura del primer párrafo, en lo que en el primer caso castiga al que usa el
documento sin haber participado en su falsificación, y en el segundo, castiga al
que ha hecho la falsificación y también lo usa, por lo cual el agente en el uso del
documento falso, a la vez también puede ser el que ha participado en la
falsificación o adulteración. Por lo que es complementaria de la figura del primer
párrafo, para punibilizar al autor de la falsificación, en tanto que se haya hecho
uso del documento falso y causado perjuicio. Ya que, en una postura del perjuicio
como elemento del tipo objetivo (Tablas 3 y 4) la punibilidad de la falsificación
está supeditada a que se haga uso del documento y que con ese uso se haya
producido un perjuicio. De acuerdo también al criterio de la jurisprudencia penal
dominante en esta postura (Tablas 10 y 12), lo que es reconocido por el propio
CASTILLO (2001: 177) al expresar: “…posición, sin embargo que es asumida por
nuestra jurisprudencia de manera casi unánime”.

Por tanto, esta investigación sostiene, con una interpretación sistemática


(Tabla N° 7), del primer y segundo párrafos del artículo 427, que el uso del
documento por el autor de la falsificación, si bien es posterior a ese hecho,

235
constituye un momento complementario y no distinto a la realización de la acción
típica de hacer un documento falso o adulterar uno verdadero. Sólo para el que lo
usa, sin ser el autor de la falsificación o sin haber participado en ella, el uso es
autónomo, pero vinculado a la falsificación. Si el autor de la falsedad es también
quien usa el documento, el hecho es uno solo y la pena también: la que
corresponde al falsificador.

Así, pues ninguno de los dos párrafos colisionan en sus configuraciones, ni


el segundo párrafo sobra, sino que contemplan nítidamente cada caso, porque la
Ley ha querido castigar tanto al que falsifica el documento que es usado por él
mismo o por otro, como al que hace uso del documento haciéndolo ingresar al
tráfico jurídico sin haber intervenido en la falsificación, siempre que en ambos
casos se haya producido un perjuicio. El legislador, por un lado, sanciona a quien
elabora o altera un documento, pero siempre que de su uso, por él mismo o por
otro agente, haya resultado algún perjuicio; y, por el otro, busca castigar con la
misma pena a quien emplea o utiliza dicho documento. Esta es la interpretación
sistemática correcta de ambos párrafos.

7. En la discusión propiamente de si el perjuicio es una condición


objetiva de punibilidad o un elemento del tipo objetivo (Tablas N°s 2 y 3), no
debe perderse de vista, para empezar, que las condiciones objetivas de punibilidad
son unas circunstancias extrañas al delito, no es necesario que el dolo abarque y se
dirija al conocimiento del perjuicio, siendo indiferente a efectos penales si esto se
produce o no. Abundando al respecto JIMÉNEZ (1970:18) precisa que “son
aquellas de las que el legislador hace depender, en una serie de casos, la
efectividad de la pena conminada y que por ser extrínsecas e independientes del
acto punible mismo no han de ser abarcadas por la culpabilidad del agente”;
asimismo en la teoría de la acción finalista WELZEL, citado por JIMÉNEZ
(1970:28), enseña que las condiciones objetivas de punibilidad son características
del delito y no del tipo, que el dolo no tiene por qué abarcar; que “por regla
general, los tres elementos del delito: tipicidad, antijuricidad y culpabilidad,
acarrean sin más trámite la punibilidad; sin embargo en unos pocos casos ésta
depende de ocasionales condiciones ulteriores y ajenas a los elementos del delito”.

236
También precisa CUELLO CALÓN (1981: 636-637), aquellas si bien se encuentran
en relación directa con el hecho, sin embargo son circunstancias ajenas o
exteriores al delito, e independientes de la voluntad (dolo) del agente, y por tanto
no pertenecen al tipo del injusto ni a la culpabilidad. Es decir, como igualmente
acota URTECHO NAVARRO (2004: 210): “Las condiciones objetivas de punibilidad,
son aquellas circunstancias que no perteneciendo ni a la tipicidad, ni al injusto
penal, ni a la culpabilidad, se encuentran estrechamente ligadas al hecho punible,
y a la vez son ajenas a éste en tanto no corresponden al desvalor original que
conlleva, fundamentando su existencia en tanto permitirán que el hecho punible
obtenga la penalidad…”.

Asimismo, en la doctrina española, MUÑOZ (1999: 134), enfatiza: Las


condiciones objetivas de punibilidad son circunstancias que, sin pertenecer al
injusto o a la culpabilidad, condicionan en algún delito concreto la imposición de
una pena. Al no pertenecer tampoco al tipo, no es necesario que se refieran a ellas
el dolo o la imprudencia del autor, siendo indiferente que sean o no conocidas por
él. Entre ellas se encuentran, en nuestro Código Penal, la sentencia condenatoria
en el delito de falso testimonio en contra del reo (articulo 326), la previa
declaración de quiebra en los delitos de quiebra (artículo 520), etc.

8. Por lo cual, el presente trabajo postula que el perjuicio en los


delitos de falsedad documental o de falsificación de documentos, NO CONSTITUYE

CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD. Para que se considere al perjuicio como una


condición objetiva de punibilidad, dicho elemento debería estar desconectado y
sin ninguna relación con la acción típica o el tipo de lo injusto, cosa que no
sucede, sino del que más bien depende. Por ello, en la línea de ubicación de negar
que el perjuicio constituya condición objetiva de punibilidad que asume la
presente investigación, también CASTILLO (2001: 200), en la doctrina nacional, en
su nueva postura adoptada sobre el tema, señala: “no creemos que la referencia al
perjuicio deba entenderse como una condición objetiva de punibilidad, porque
esta categoría dogmática, tal como deriva de su propia definición, se encuentra
catalogada en base a aquellos elementos o circunstancias que se encuentran en
relación directa con el hecho, pero que no pertenecen al tipo del injusto ni a la

237
culpabilidad;…”. Con lo cual, no sólo está plenamente de acuerdo el presente
trabajo, sino que es la tesis que se postula (Tabla N° 7), conforme a la
fundamentación que se formula más adelante.

9. Por otro lado, discutiendo los resultados de la Tabla N° 2, es


manifiesto el error de quienes consideran que el perjuicio es una condición
objetiva de punibilidad, sosteniendo que al legislador nacional sólo le ha
interesado criminalizar la acción de falsificación, sin exigir que ese documento
sea usado de manera efectiva y concreta en el tráfico comercial para crear un
derecho u obligación, acreditar un suceso o que de modo real cause un perjuicio
determinado; y que por tanto la tipicidad de la falsedad documental material (Art.
427, primer párrafo) está completa cuando sólo se exterioriza una conducta de
crear un documento falso o adulterar uno verdadero. En contra de cuyo criterio
hay que estar de acuerdo con MUÑOZ CONDE, quien pone de manifiesto que la
falsificación de la firma de un personaje famoso por puro pasatiempo o la
confección de una Letra de Cambio con fines didácticos, etc., no constituye una
acción antijurídica de falsedad documental, ya que el bien jurídico protegido en
este delito, la seguridad en el tráfico fiduciario, no se ve afectado por estos
hechos383. O también como ilustra Sebastián SOLER: ¿qué delito podría constituir
la acción de un sujeto que imita la firma de otro y luego rompe el papel o lo
guarda?; asimismo, el que ha falsificado un Pagaré y se lo ha guardado en el
bolsillo, no ha consumado todavía la falsificación; la consumación del delito
solamente se produce cuando se ha hecho uso del documento generando peligro
para un bien jurídico384. Asimismo, qué delito contra la fe pública pudo constituir
la certificación confeccionada por el Jefe de Departamento de Ginecología de la
Facultad de medicina de la UNT, haciendo constar que un médico hizo
residentado de Ginecología y Obstetricia, en vez de pasantía, pero que tal
certificación no fue usada para nada, sino que fue devuelta y se mantuvo
archivada en la Secretaría de la Jefatura de ese Departamento; sin embargo dio
lugar al proceso N° 317-2000 del Primer Juzgado Penal de Trujillo y 633-2001 de
la Tercera Sala Penal Superior, y el encausado estuvo al borde de la condena;

383
Muñoz Conde, “Teoría general del delito”, p 66.
384
SOLER Sebastián, Ob.cit., p. 350.

238
proceso al que se hace alusión en el punto 2.3.a) de los Antecedentes y en la Tabla
13 de los Resultados de esta investigación.

Por lo que estamos de acuerdo con lo señalado por CASTILLO ALVA385, en el


sentido de que si se asume que la secuencia lógica de toda falsedad documental
sigue el camino y el derrotero de: 1° una acción de falsificación apta o idónea para
engañar; 2° su uso respectivo en el tráfico jurídico; y 3° la producción de un
perjuicio a un tercero; entonces es manifiesto el error de quienes consideran,
desde una concepción del perjuicio como condición objetiva de punibilidad, que
al legislador nacional sólo le ha interesado criminalizar la acción de falsificación,
sin exigir que ese documento sea usado de manera efectiva y concreta en el tráfico
comercial para crear un derecho u obligación, acreditar un suceso o que de modo
real cause un perjuicio determinado; y que por tanto la tipicidad de la falsedad
documental material (art. 427, primer párrafo) está completa cuando se exterioriza
una conducta de crear un documento falso o adulterar uno verdadero.

En tal caso, si ése fuera el sentido y espíritu de la norma, la fijación del


momento consumativo del delito de falsificación de documentos en el instante que
la conducta recae sobre el documento, sin importar ni el uso que se dé a éste ni el
perjuicio que cause, adelantándose de este modo las barreras de protección del
bien jurídico, contraviene de manera clara (en caso se admita como bien jurídico)
la protección de la seguridad y fiabilidad del tráfico jurídico-mercantil, ya que este
bien jurídico no se ve afectado de modo alguno por esos hechos.

No tendría ningún sentido afirmar que el bien jurídico protegido en los


delitos de falsedad documental es la seguridad del tráfico jurídico, si la
criminalización de los comportamientos realizados por el legislador no valora
convenientemente este hecho; y muy por el contrario lo pasa por alto de la manera
más clamorosa y abierta posible, considerando que basta la acción de adulterar o
crear un documento falso.

10. De otra parte, en cuanto a la naturaleza de las condiciones objetivas


de punibilidad, no debe perderse de vista, que penalistas connotados, como Luis
385
CASTILLO ALVA, “La falsedad documental”; p. 178-179.

239
JIMÉNEZ DE ASÚA, quien fuera el más eminente penalista hispanoamericano,
ponen en claro que las “condiciones objetivas de punibilidad” son de naturaleza
procesal. Así, dicho autor, en 1931, precisó:

“Las ‘verdaderas condiciones objetivas y extrínsecas de punibilidad’ son


‘los presupuestos procesales expresa o tácitamente exigidos en las leyes
punitivas’”386.

A cuya naturaleza nada tiene que ver el perjuicio como resultado de la


acción dolosa del agente en los delitos de falsedad documental.

Catorce años más tarde, JIMÉNEZ DE ASUA, ratificó ese aserto, que las
condiciones objetivas de punibilidad eran presupuestos procesales. Y en 1970, en
su Obra cumbre: Tratado de Derecho Penal, Tomo VII, sostiene nuevamente:

“Aunque resueltamente nos pronunciamos hoy por la afirmativa, en cuanto a


la posibilidad de reconocer la existencia de las condiciones objetivas de
punibilidad, conforme las hemos definido, no podemos considerarlas como
una de las características del tipo que deban ser abarcadas por el dolo del
autor,…”387.

En tal enfoque, JIMÉNEZ DE ASUA enumera como condiciones objetivas de


punibilidad en las legislaciones de España y Argentina, las siguientes: a) el
divorcio y el no consentimiento para perseguir el adulterio, en el Código Penal
Argentino; b) la licencia para perseguir ciertas formas de delito contra el honor
que figura en el Código Penal Español; c) la previa declaración de la quiebra en
las legislaciones de Argentina y de España; d) el aviso bancario (antes el
“protesto”) o cualquier “otra forma documentada de interpelación”, en el uso
irregular de cheques conforme al Código Penal Argentino; e) la sentencia firme o
sobreseimiento del imputado en el delito de acusación o denuncia falsa, a tenor de
lo dispuesto en el Código Penal Español388.

386
JIMÉNEZ DE ASUA, Luis, “Tratado de Derecho Penal”, Tomo VII, Editorial Lozada, Buenos
Aires, 1970, p. 47.
387
Idem.
388
JIMÉNEZ DE ASUA, luis, Ob.cit., p. 97.

240
11. Por eso es que hay penalistas que también llaman “condiciones
objetivas de punibilidad”, a lo que precisamente se denomina cuestiones previas,
que son de índole procesal, llamándolas condiciones objetivas de punibilidad en
tanto aquéllas están contempladas en una ley penal, que tipifica un determinado
delito, y luego, le cambian de nombre llamándolas cuestiones previas, por su
connotación procesal, como obstáculo al ejercicio de la acción penal o “requisito
de procedibilidad”, sin cuya observancia el delito al que está vinculado no podrá
ser materia de investigación ni de su consecuente punibilidad; por ejemplo, en el
Código Penal peruano, el artículo 215, que tipifica el delito de libramiento
indebido, exigiendo en su último parágrafo, para el ejercicio de la acción penal, el
previo requerimiento para el pago, por escrito y fehaciente, de 3 días hábiles, al
girador del cheque sin fondos. Sobre este tema, ROY FREYRE, en relación con el
artículo 244 del anterior Código Penal peruano de 1924, configurativo del delito
de estafa, dentro del cual el D.S. 15 del 30.04.55 consideró al libramiento
indebido consistente en el giro de un cheque sin fondos, exigiendo para el
ejercicio de la acción penal la cláusula en el cheque del Banco girado: “No pagado
por falta de fondos”, y que el girador no haya pagado el importe antes de ser
puesto por la Policía a disposición del Juez, señala: “constituye una condición
objetiva de punibilidad la presentación del cheque al Banco girado y su rechazo
por falta de fondos, lo que debe ocurrir dentro del plazo de 30 días si ha sido
emitido en el territorio de la República o de 60 días si la emisión se hizo en el
extranjero”389.

También, en el caso peruano, el ingreso al proceso de insolvencia (derecho


concursal) y el requisito de la presentación de una querella (acción penal privada),
tienen como común denominador, que ambos presupuestos condicionan la
imposición de una pena constituyendo verdaderas condiciones objetivas de
punibilidad, expresada, en el primero, cuando el sujeto activo se encuentra incurso
en un procedimiento de insolvencia u otro análogo (artículo 209 del Código
Penal); y en el segundo (artículo 138 del Código Penal) también es considerado

389
ROY FREYRE, Luis. Derecho Penal Peruano, t. III. Parte Especial. Editoriales Unidas, 1982, p.
162-163.

241
como una condición objetiva de procedibilidad, es decir, constituye el
condicionamiento de la concurrencia de un requisito –previsto en la Ley- para que
la acción penal sea promovida válidamente.

De ese modo, en términos procesales, la condición objetiva de punibilidad,


condiciona no sólo el ejercicio de la acción penal, sino también a posteriori la
punibilidad del infractor en un determinado delito, por razones de política
criminal. Igualmente es ilustrativo lo que señala en la doctrina argentina, el
profesor Raúl ZAFFARONI, refiriéndose al Código penal argentino:

“En síntesis creemos que algunas de las llamadas condiciones objetivas de


punibilidad son elementos del tipo objetivo, deben ser abarcados por el
conocimiento (dolo) o por la posibilidad de conocimiento (culpa); en tanto
que otras son requisitos de perseguibilidad, es decir, condiciones
procesales de operatividad de la coerción penal”390

Precisando dicho autor como tales, en el Derecho argentino, el divorcio


previo por causa de ilegitimidad, la declaración de quiebra, y el aviso bancario por
el giro de un cheque sin fondos.

Sin embargo, esta investigación discrepa con ZAFARONNI, en lo que él


señala que “...algunas de las llamadas condiciones objetivas de punibilidad son
elementos del tipo objetivo, deben ser abarcados por el conocimiento (dolo) o por
la posibilidad de conocimiento (culpa)”. Pues, las condiciones objetivas de
punibilidad no son ni pueden ser elementos del tipo objetivo, ya que como se ha
dejado establecido en la conceptualización de la doctrina penal generalizada, las
condiciones objetivas de punibilidad son circunstancias extrañas al delito, a la
tipicidad y antijuricidad, no abarcan el dolo, ni tienen que ver con la conducta del
agente. Siendo evidente que ZAFARONNI, en ese punto, confunde lo que es
elemento objetivo del tipo con la condición objetiva de punibilidad. La condición
objetiva de punibilidad, no puede ser a la vez elemento del tipo objetivo, por ser
una circunstancia extraña al delito y a la conducta el agente.

390
ZAFFARONI, Eugenio, “Manual de Derecho Penal”, t. 2, Ediciones Jurídicas, Lima, 1986, pp. 644-645.

242
Asimismo, en la doctrina nacional, el maestro Luis BRAMONT ARIAS,
expresa que: “Las condiciones objetivas de punibilidad, son hechos externos
desvinculados a la acción típica, pero necesarios para que pueda aplicarse la pena;
(...). Por lo que las denomina condiciones de procesabilidad o presupuestos de
procesabilidad” 391

Quien, en relación al Código penal anterior (de 1924), puso como ejemplos:
la declaración de divorcio por adulterio, como condición para abrir la acción penal
por adulterio; declaratoria de quiebra del comerciante, como condición para abrir
la acción penal por quiebra fraudulenta.

También, PEÑA-CABRERA FREYRE, al postular igualmente que las


condiciones objetivas de punibilidad son de naturaleza procesal, señala: “En
suma, el merecimiento de pena en estos supuestos se encuentra supeditado a
determinadas circunstancias ajenas al injusto y a la culpabilidad del autor, y en
otros el legislador ha considerado conveniente que se cumplan determinadas
formalidades para que la acción pénale sea promovida mediante una determinada
formalidad prevista en el Derecho positivo, que son de naturaleza procesal”392

Igualmente Claus ROXIN, pone de manifiesto que hay que abandonar la


opinión de que las circunstancias referidas a la pena son ajenas al Derecho
procesal. Las finalidades extra penales, como las que son características de las
condiciones objetivas de punibilidad, también pueden reflejarse en presupuestos
de procedibilidad. No obstante, según el propio referido autor, si se reconoce que
la falta de necesidad de pena o la prioridad de determinadas finalidades extra
penales pueden plasmarse no sólo en el Derecho material, sino también en el
Derecho procesal, de ahí se deriva que es incorrecta la teoría de la “doble
naturaleza”, según la cual determinadas instituciones jurídicas pertenecen tanto al

391
BRAMONT ARIAS, Luis A., “Código Penal Anotado”, Fondo editorial de la Universidad Nacional de
San Marcos, Lima, Perú, 1966, pp. 18-19.
392
PEÑA-CABRERA FREYRE, “Derecho penal”, p. 435

243
derecho material como derecho procesal. Esta teoría es defendida por una
posición bastante extendida, entre ellos JESCHECK393.

Por ello, el propio ROXIN (1997: 982) enfatiza que:

“Si se reconoce que son finalidades extra penales las que constituyen el
principio de las condiciones de punibilidad y de las causas de exclusión de
la punibilidad, ¡éstas no pueden tener nada que ver con el merecimiento de
pena! Por otra parte, cuando el merecimiento de pena depende de
determinados criterios, que muchos encuadran en la cuarta categoría del
delito, la verdad es que los mismos pertenecen realmente al tipo, la
antijuricidad o la culpabilidad, y por tanto deben sacarse de la categoría aquí
empleada”394.

De lo que se tiene, que si el legislador vincula la punición a las condiciones


objetivas de punibilidad, ello no se debe a razones jurídico-penales, sino a
consideraciones jurídico-probatorias y político-económicas, por lo que la razón de
tal presupuesto cae absolutamente fuera del Derecho penal.

IV.2.3. EL PERJUICIO CONSTITUYE ELEMENTO DEL TIPO EN LOS DELITOS

DE FALSIFICACIÓN DE DOCUMENTOS.

12. Por todo lo anterior, este trabajo postula que EL PERJUICIO ES UN

ELEMENTO DEL TIPO OBJETIVO en los delitos de falsedad documental, coincidiendo


así con la posición jurisprudencial nacional mayoritaria, según las Tablas 10 y 12
de los Resultados, y también con el otro sector de la doctrina nacional, según las
Tablas 3 y 7, aunque para el caso minoritario, así como con la posición adoptada
en el Derecho Penal comparado eurocontinental y latinoamericano. En ello
JIMÉNEZ (1970:89-90) al establecer que el perjuicio es un elemento del tipo
expresa: “nos adscribimos al criterio mantenido en la doctrina y por la
jurisprudencia de los tribunales argentinos, que la posibilidad de perjuicio, en la
393
ROXIN, “Derecho Penal”, pp. 980-982.
394
ROXIN, CLAUS, “Derecho Penal. Fundamentos sobre la estructura del delito”, Civitas, Madrid,
1997, p. 982.

244
falsificación de documentos, como en todo delito de peligro, es una parte
constitutiva del mismo”. Asimismo, GÓMEZ, enfatiza, analizando el artículo 292
del Código Penal argentino, de idéntica redacción del artículo 427 del Código
Penal peruano:

“No existe falsificación en los términos del artículo 292 del Código Penal, si
no media un perjuicio, que puede ser real o simplemente potencial.
Recuérdese el texto de la disposición citada. Ella reprime el hecho de hacer
en todo o en parte un documento falso o adulterar uno verdadero, de modo
que pueda resultar perjuicio. Inútil parece decir que el perjuicio, real o
potencial, debe ser emergente del documento mismo”395.

Destacando el precitado autor, que el perjuicio real o potencial que la ley


exige, no es, únicamente, el de carácter económico, puede ser un perjuicio moral,
político o de cualquier índole, a condición de que derive de la falsificación,
directamente. Y acerca de la posibilidad del perjuicio como elemento de la
falsificación, hace referencia a un caso práctico interesante expuesto por
CARRARA, de un testamento por acto público, en el que se había olvidado que su
lectura fue hecha en presencia de testigos. Muerto el testador se hizo un agregado
póstumo para subsanar el defecto. La justicia declaró que siendo válido el
testamente sin la declaración omitida, la falsedad era insusceptible de dañar, y por
tanto no era punible396.

13. En tal postura que adopta la presente investigación, que el perjuicio


es elemento del tipo, enfatizando, es de adicionar las siguientes razones:

a) La ubicación del elemento perjuicio dentro de la estructura del tipo legal


del artículo 427 del Código Penal peruano, aún cuando no está en la hipótesis de
hecho, así lo indica, al estar conectado a la conducta falsaria (de hacer en todo
o en parte un documento falso, o adulterar uno verdadero, o de usar el documento
falso o falsificado), en donde el tipo exige taxativamente que aquella conducta,

395
GÓMEZ, “Tratado de Derecho Penal”, t. VI, Compañía Argentinda de Editores, Buenos Aires, p.
131.
396
GÓMEZ, “Tratado de Derecho Penal”, t. VI, Compañía Argentinda de Editores, Buenos Aires, p.
132.

245
como acción dolosa, origine un perjuicio, en cuanto precisa la norma que el
documento debe falsificarse “con el propósito de ser utilizado” para “dar origen a
derecho u obligación o servir para probar un hecho”. Lo que establece que el tipo
objetivo es abarcado por el dolo del agente que incluye su propósito o intención
de usar el documento en el tráfico jurídico, para su beneficio o de otro en perjuicio
de tercero, por eso precisa CARRARA (1977: 300), que: “es indudable que la
intención de causar daño es el dolo, lo cual no admite discusiones”.

El artículo 427 al acudir a la expresión “…con el propósito de utilizar el


documento”, está significando que el sujeto tiene la firme intención y la voluntad
de utilizar el documento en el tráfico jurídico. Lo que la norma permite remarcar
aquí es que el autor debe querer, después de la acción de falsificación, introducir
el documento falso en el tráfico jurídico. El verbo utilizar al que apela la ley
peruana en la formulación de la falsedad documental supone la intención o el
elemento subjetivo distinto del dolo dirigido a emplear e introducir el documento
en la amplia gama de relaciones jurídicas y sociales. Cualquiera de las acciones
típicas realizadas por el autor no bastan ni son suficientes para colmar la tipicidad
del art. 427 si no se busca emplear el documento, introduciéndolo en el tráfico
jurídico. La configuración del delito con su consumación sólo puede darse con la
utilización del documento, pues sólo con ésta nace el perjuicio o la posibilidad de
él, y la utilización implica cualquier acto que coloque al documento en el tráfico
jurídico para cumplir su finalidad.

b) Por otro lado, si se tiene en cuenta, además, lo que también señala Claus
ROXIN en la doctrina alemana, que “la cuestión se limita de antemano a la de si en
algunos tipos concretos han de concurrir otras circunstancias, aparte de la
responsabilidad por una acción injusta, para que haya punibilidad”, y que “las
circunstancias que han de añadirse a la acción que realiza un injusto responsable
para que se genere la punibilidad, se denominan cuestiones objetivas de
punibilidad”397, entonces es claro que las expresiones que emplea el artículo 427
del Código Penal peruano, en su estructura: “...si de su uso puede resultar algún
perjuicio,...”, en el primer párrafo; y “...siempre que de su uso pueda resultar

397
ROXÍN, Claus. “Derecho Penal, Parte General”, t. I., Civitas, Madrid, 1997, p. 970.

246
algún perjuicio...”, en el segundo párrafo, y específicamente el resultado
perjuicio en ambos párrafos, correspondientes a las hipótesis de: confeccionar en
todo o en parte un documento falso o adulterar uno verdadero, y de hacer uso del
documento falso, respectivamente; no pueden ser consideradas unas
circunstancias añadidas a la acción que realiza un injusto responsable, en lo que
se hace consistir la condición objetiva de punibilidad.

Sino que el perjuicio, con prescindencia de su ubicación en el texto de la


norma punitiva, es un complemento del tipo objetivo, como resultado de la
acción del hombre, conectado a su afección, su volición y su intelección, y por
tanto el perjuicio está en íntima relación con el dolo del autor. En esto, como
hace notar CASTILLO (2001: 195), no es que se supedite la aplicación de la sanción
a una valoración político-criminal que vaya más allá del tipo (como si fuera una
condición objetiva de punibilidad), sino que el injusto penal recién queda
completado cuando se comprueba que la falsificación provoca alguna clase de
perjuicio. A ello se debe agregar que la frase “si de su uso puede resultar algún
perjuicio”, es un elemento que sólo puede entenderse si se le conecta con la
conducta humana y no fuera de ella; y con mayor propiedad con la acción de
falsificación. Lo que hace que en el presente trabajo se sostenga que el perjuicio
tenga que ser considerado como un elemento del tipo objetivo de los delitos
de falsedad documental.

Coincidiendo CASTILLO (2001: 200), expresa que el perjuicio en el delito de


falsedad documental se encuentra íntimamente relacionado con la acción típica de
crear un documento falso o adulterar uno verdadero, o usar un documento falso, es
decir, se encuentra vinculado estrecha y directamente con la conducta de
falsificación, la que es finalmente su fuente y causa. Por lo cual, dicho autor
también expresa: “A nuestro criterio el recurso de la ley que fluye de la frase “si
de su uso puede causar algún perjuicio” constituye un elemento integrante del
tipo objetivo, cuya utilización es propia de la técnica legislativa empleada en la
construcción de los delitos de peligro y pretende remarcar la idoneidad que la
conducta de falsificación (llamada acción falsaria) debe cumplir para ingresar al
tráfico jurídico, afectándolo (CASTILLO; 2001: 194). Asimismo, REVILLA (2004:

247
95), señala que: “..., es claro que el perjuicio o posibilidad de él forma parte del
tipo objetivo, y, por el contrario, no constituye una condición objetiva de
punibilidad (que se halla fuera de la estructura delictiva)”.

14. Una tendencia similar se aprecia, desde la perspectiva del bien jurídico,
en la moderna doctrina penal española, en expresión de CORCOY (1999: 223), al afirmar
que en los delitos de falsedad documental la afectación o lesión del documento –objeto
del delito- es un elemento esencial del tipo, pero no constituye el contenido de
lesividad propio de estos delitos, que se debe buscar en la lesión de la seguridad del
tráfico jurídico; y que por ello, se tiene dicho que cuando se falsifica un documento, si
esa alteración no tiene aptitud para inducir a error sobre el significado o contenido de
ese documento –por ser una alteración burda, o por estar de acuerdo el autor del
documento original o por no cambiar el significado o contenido de los hechos respecto
de los que ese documento pretender ofrecer seguridad- ese comportamiento no dará
lugar a responsabilidad penal, por faltar lesividad, pese a que, en sentido formal,
existe un documento alterado.

También, desde mucho antes, en la doctrina penal latinoamericana, el


argentino RIVAROLA (1890: 218-219), tiene señalado que “...es tan esencial a la
existencia del delito que haya daño o posibilidad de daño para la infracción,
como que haya dolo especial en la falsedad”. Y en la doctrina moderna
argentina, SOLER398 señala que es exigencia común de todas las formas de
falsedad documental la que de ella puede resultar perjuicio; asimismo, que “el
perjuicio, por lo tanto, debe consistir, tanto en los documentos públicos como en
los documentos privados, en la posibilidad de que mediante su empleo se vulnere
algún otro bien. No es necesario que se trate de un bien patrimonial; basta la
posibilidad de un perjuicio cualquiera, con tal de que esa situación de peligro sea
derivada de la falsedad misma y del empleo del documento falso”. Igualmente, en
la doctrina argentina más reciente, CREUS y BUOMPADRE (2004: 95-97) expresan:
“la posibilidad del perjuicio es, como efecto de la acción típica expresamente
requerido, un elemento del tipo”; asimismo, los precitados autores son
contundentes al señalar que la consumación sólo se puede dar con la utilización

398
SOLER, “Derecho Penal”, p. 343 y s.

248
del documento, pues sólo con ella nace la posibilidad del perjuicio; precisando
que implica utilización cualquier acto que coloque el documento en situación que
lo haga valer o se lo pueda hacer valer según su finalidad (por ejemplo, tanto se
dará consumación, cuando el documento se presenta en juicio, como cuando,
antes de ese momento, se entrega al mandatario ignorante de la falsificación para
que lo presente); la reserva del documento privado falsificado en la esfera privada
del agente no constituye delito.

En general, puede sostenerse que el uso consumativo es aquel que puede


engañar, o sea, hacer creer que se trata del documento auténticamente
verdadero399. El uso consumativo es el específico según el destino que la Ley
acuerda al documento; de acuerdo con este principio, no cualquier uso abre
camino a la consumación, sino sólo el que corresponde al “destino legal” de
aquél400. Es decir, el uso del documento siempre viene connotado con el sentido de
uso jurídico, que importe habilitar la causación de sus efectos; así, por ejemplo,
no es un uso jurídico la simple manifestación del tenedor de un documento
privado falsificado de que lo posee, aún expresada a quien puede ser afectado por
él; mientras no lo invoque en la situación y en las condiciones de uso en que el
documento va a producir sus efectos, aquel hecho no configura la falsificación
consumada401.

En todo ello, es importante referir que BAIGÚN y TOZZINI (1992: 270) hacen
una distinción entre el perjuicio como “contenido implícito en todo delito” y el
perjuicio como elemento del tipo particular, señalando que la “diferencia entre el
perjuicio como contenido implícito de todo delito (plano de la antijuricidad) y
perjuicio como elemento del tipo, está cuando el legislador, como refuerzo, lo
menciona explícitamente”; tal como ocurre en el artículo 427 del Código Penal
peruano al tipificar la falsedad documental.

399
Baigún y Tozzini, 1992 “La falsedad documental en la jurisprudencia”, Depalma, Buenos
Aires, p. 297.
400
Baigún y Tozzini, 1992 “La falsedad documental en la jurisprudencia”, Depalma, Buenos
Aires, p. 307.
401
Creus, Carlos y Buompadre, Jorge, 2004, “Falsificación de documentos en general”, Astrea,
Buenos Aires, p. 100-101.

249
15. Por otra parte, EN LA LEGISLACIÓN COMPARADA, son de la misma
línea de considerar, con claridad en su configuración típica, al perjuicio como un
elemento del tipo, los Códigos Penales de Chile, Colombia, España, Alemania,
México, Uruguay y Argentina. Sin embargo, hasta ahora es minoritaria esta
postura en la doctrina del Derecho penal peruano.

Habiendo sido adoptada en este trabajo de investigación, por ajustarse


especialmente a la estructura lógica de la norma penal, en la que le corresponde al
elemento perjuicio, en los delitos de falsedad documental, su ubicación en la
hipótesis de hecho de la misma, o descripción típica, del artículo 427 del Código
Penal peruano, conforme al análisis de la Tabla 7 de los Resultados, siendo
obviamente también por ello mayoritaria esta postura en la jurisprudencia
nacional, según las Tablas 10, 11 12 y 13 de los Resultados.

IV.3.- RESPECTO A LA DISCUSIÓN DE RESULTADOS, DE LAS POSTURAS

DOCTRINARIA Y JURISPRUDENCIAL SOBRE EL PERJUICIO: LOS DELITOS DE

FALSEDAD DOCUMENTAL COMO DE PELIGRO O DE LESIÓN.

1. Discutiendo los Resultados de las Tablas 8 y 9, se tiene que: En la


primera postura del epígrafe, PEÑA-CABRERA postula que el delito de falsedad
material previsto en el artículo 427 del Código Penal, es un tipo de peligro
concreto; porque considera que para alcanzar el momento consumativo, basta que
el documento falsario penetre en el tráfico documental; pero no obstante lo
preceptuado, el legislador ha considerado necesario condicionar su relevancia
penal a efectos de que el documento apócrifo pueda perjudicar intereses de
terceros, en base a un juicio de prognosis de alto grado de probabilidad de que su
ingreso al tráfico documental sea lo suficientemente perjudicial para producir
efectos lesivos hacia intereses jurídicos de terceros, que no sólo pueden ser
económicos sino de cualquier otra índole. Agregando que el dolo debe abarcar el
riesgo jurídicamente desaprobado, expresado en el ingreso al tráfico jurídico de un
documento a sabiendas de su falsedad402.

402
PEÑA-CABRERA, “Derecho Penal peruano”, p. 435.

250
También CASTILLO (2001: 176-177) sostiene que: de lege lata el delito de
falsedad documental en su actual formulación típica constituye un delito de
peligro, en el que basta la realización de la conducta de crear un documento falso
o adulterar un documento verdadero con el propósito de utilizar el documento;
que es un grave error lógico y jurídico el considerar al art. 427 como un delito de
resultado como si la ley exigiera la comprobación de un perjuicio a un tercero
para la consumación del delito, posición, sin embargo, que es asumida por nuestra
jurisprudencia de manera casi unánime; que el legislador peruano excluyendo
intencionalmente la configuración de la falsedad documental como un delito de
lesión, ha preferido enfatizar el disvalor de la acción más que el disvalor del
resultado.

2. Este trabajo discrepa con los precitados autores. En correlato con lo


establecido anteriormente, que el perjuicio es un elemento del tipo objetivo,
también en esta ocasión postulamos que el delito de falsificación de documentos
es un delito de lesión y no de peligro, por lo cual la jurisprudencia y la doctrina
que así también lo consideran está en una posición correcta.

Al respecto, la Ejecutoria Suprema del 27 de Abril de 2002, R.N. 4036-


2004, Lima (PÉREZ; 2006: 1574) (Anexo 10), establece: “Por tratarse de un delito
de resultado y de estructura instantánea, la fecha de consumación se produce
desde que el sujeto, conociendo la falsedad del documento, realiza un acto
material de utilización del mismo”. También PEÑA-CABRERA (1999: 49) postula –
con lo que estamos de acuerdo en el objetivo de esta tesis- que una exacta
concepción del injusto se orienta a la punición estrictamente de las lesiones
efectivas, proscribiéndose categóricamente las tendencias a castigar las ideas,
pensamientos y la mera peligrosidad. La lesividad del bien jurídico está
vinculada a la subjetividad o voluntad del autor.

Lo que ocurre es que dentro del criterio de considerar al perjuicio como


condición objetiva de punibilidad en los delitos de falsedad documental, también
se considera que estos son delitos de peligro, por el verbo “puede” que antecede a
la expresión “ocasionar un perjuicio”, el que aludiría a la posibilidad de un

251
perjuicio con la conducta falsaria consumada con la sola falsificación o el solo uso
del documento.

Sin la exigencia para la criminalización de la conducta que el documento


ingrese de manera real y efectiva al tráfico jurídico, con el causamiento del
perjuicio, bastando el peligro de su producción, dicha apreciación complica y hace
muy difícil determinar si el documento tenía o no idoneidad para engañar o
simplemente se trataba de un documento carente de toda relevancia, pues al no ser
necesario que penetre en el tráfico jurídico o en el entramado de las relaciones
jurídico-económicas es muy difícil averiguar si en verdad podía engañar o no.

3. Por lo cual, desde un punto de vista político criminal, se da la


necesidad de promover la reforma legislativa en los delitos de falsedad
documental buscando a toda costa que el momento consumativo quede fijado en
el uso del documento o su respectivo ingreso al tráfico jurídico ocasionando
perjuicio, tal como lo viene exigiendo la doctrina (CASTILLO; 2001: 179); y que
sólo así se llegaría a evitar situaciones absurdas, como por ejemplo, que se
castigue a quien falsifica un documento y lo guarda bajo llave.

Siendo manifiesto el error de quienes consideran que el delito de falsedad


documental es un delito de peligro, sosteniendo que al legislador nacional sólo le
ha interesado criminalizar la acción de falsificación, sin exigir que el documento
sea usado de manera efectiva y concreta; y que por tanto la tipicidad de la falsedad
documental está completa cuando sólo se exterioriza una conducta de crear un
documento falso. En contra de ello es ilustrativo el ejemplo dado por MUÑOZ
CONDE, de la falsificación de la firma de un personaje famoso por puro
pasatiempo o la confección de una Letra de Cambio con fines didácticos; lo cual
no constituye una acción antijurídica de falsedad documental, ya que el bien
jurídico protegido en este delito, la seguridad en el tráfico fiduciario, no se ve
afectado por estos hechos403. O también como ilustra Sebastián SOLER: ¿qué
peligro podría constituir la acción de un sujeto que imita la firma de otro y luego
rompe el papel o lo guarda?; asimismo, ningún peligro existe en la falsificación de

403
Muñoz Conde, “Teoría general del delito”, p 66.

252
un pagaré que ha sido guardado, porque no ha consumado todavía la
falsificación404.

4. Sobre el particular, se debe recordar que en la dogmática del


Derecho Penal, desde el punto de vista del bien jurídico se distingue 2 clases de
delito de peligro: abstracto y concreto. a) Es delito de peligro abstracto, cuando
el legislador prohíbe un comportamiento por considerarlo peligroso, no habiendo
necesidad de constatar peligro alguno para el bien jurídico como resultado de la
actividad prohibida (CUELLO CONTRERAS; 1996: 404). Un delito de peligro
abstracto, es, por ejemplo, el de conducir bajo influencia de bebidas alcohólicas o
drogadicción (artículo 274 del Código Penal peruano). Quien conduce en estas
condiciones realiza el tipo delictivo aunque, en concreto, no haya puesto en
peligro la vida ni los bienes de nadie. El legislador se conforma aquí con saber
que conducir en tal estado puede ser peligroso, y por eso lo prohíbe sin más. b) Es
delito de peligro concreto, cuando el bien jurídico ha experimentado un peligro
específico de lesión, que no se ha materializado en lesión “de milagro”, no se sabe
por qué, como así lo anota CUELLO CONTRERAS (1996: 406). Un ejemplo de delito
de peligro concreto es el previsto en el artículo 125 del Código Penal peruano, que
castiga al que “expone a peligro de muerte o de grave e inminente daño a la
salud, o abandona en iguales circunstancias a un menor de edad o a una persona
incapaz de valerse por sí misma, que estén legalmente bajo su protección o que se
hallen de hecho bajo su cuidado,…”.

5. Entonces, en la tipificación de los delitos de peligro abstracto, no se


enuncia al eventual perjuicio, como, por ejemplo, también en el delito de tenencia
ilegal de armas de fuego configurado en el art. 279 del C.P. peruano, que
constituye un delito de peligro abstracto, en el cual se presume –iuris tantum- que
el portar sin la respectiva licencia un arma de fuego implica de por sí un peligro
para la seguridad pública, sin que sea necesario verificar en la realidad si se dio o
no tal resultado de peligro. Mientras que en la tipificación de los delitos de peligro
concreto, se enuncia el peligro de lesión de un específico bien jurídico, como en el

404
SOLER Sebastián, Ob.cit., p. 350.

253
ejemplo ya dado del artículo 125, del delito de exposición o abandono a personas
incapaces.

Pero en el artículo 427 del Código Penal, en ambas hipótesis del tipo penal
contenidas en el primer y segundo párrafos, del delito de falsificación de
documentos, sí se hace alusión expresa al perjuicio, como resultado final de la
acción de falsificar el documento o de usar el falsificado, más aún que conforme
al texto base de la primera hipótesis la falsificación debe hacerse “con el propósito
de usar el documento”, para “dar origen a un derecho u obligación o servir para
probar un hecho”.

Además, el supuesto de hecho del artículo 427 responde a un tipo penal de


lesión, por la relación entre acción y objeto de la acción, que son aquellos que
para poder afirmar su configuración típica, necesitan de una real afectación a un
bien jurídico protegido; en donde acción y resultado se encuentran vinculados
bajo una relación de causalidad y entre ambos existe una delimitación temporal
separada en el tiempo y en el espacio. La conducta desplegada por el agente debe
desembocar necesariamente en un resultado lesivo de un bien jurídico protegido o
efecto de una relación de causalidad e imputación objetiva del resultado respecto a
la acción del agente. Ejemplos, homicidio doloso y culposo, lesiones, estafa, etc.

Importa la lesión material del objeto de la acción sobre el bien jurídico en


donde acción y resultado están íntimamente ligados, aunque presuponen en su
tipo la producción en el objeto de la acción de un efecto diferenciado y separado
en el tiempo y en el espacio405.

6. En tanto que en los tipos de peligro no se requiere de la efectiva


producción de un daño en el bien objeto de protección, sino es suficiente que el
objeto jurídicamente protegido haya sido puesto en peligro de sufrir la lesión que
se quiere evitar. La puesta en peligro debe producirse como consecuencia de la
acción desplegada por el agente. De este modo, el legislador adelanta las barreras

405
JESCHECK, “Tratado...”, p. 235.

254
de protección del Derecho penal, al considerar que dicha acción entraña ya un
peligro potencial de lesión a un bien jurídico protegido.

De tal modo, en la ofensa al bien jurídico, que constituye la esencia del


juicio de antijuricidad material, el peligro, según hace notar Francisco MUÑOZ
CONDE, es un concepto normativo en la medida que descansa en un juicio de
probabilidad de que un determinado bien jurídico pueda ser lesionado por el
comportamiento realizado, aunque después esa lesión de hecho no se
produzca406; es decir, según el mismo autor, el juicio de peligro es, pues un juicio
ex ante, que se emite situándose el juzgador en el momento en que se realiza la
acción. Para establecer si la acción realizada era peligrosa para un bien jurídico, es
decir, si era probable que se produzca su lesión, es preciso que el juzgador
conozca la situación de hecho en la que se realiza la acción que está enjuiciando
(conocimiento ontológico) y sepa además las leyes de la naturaleza y las reglas
de experiencia por las que se puede deducir que esa acción, realizada en esa forma
y circunstancias, pueda producir generalmente la lesión de un bien jurídico
(conocimiento nomológico)407.

7. Por lo que a la tesis que considera al delito de falsificación


documental como delito de peligro abstracto, la objeción o cuestionamiento que
le formula el presente trabajo, es que para las dos hipótesis del artículo 427 del
Código Penal –de confeccionar el documento falso o adulterar el verdadero, y de
usar el documento falso o falsificado, respectivamente-, NO ERA NECESARIO que en
su texto se haya empleado el término que alude al resultado perjuicio del evento
criminoso, en las frases: “...si de su uso puede resultar algún perjuicio...”, y
“...siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio...”, respectivamente;
SUFICIENTE ERA que en tales hipótesis se haya tipificado, por un lado, refiriéndose
sólo al hecho de falsificar el documento, y, por otro lado, refiriéndose sólo al
hecho de usar el documento falsificado, esto es, sin aludir al perjuicio; en el
entendido o presumiéndose de que a partir de ello se presenta la probabilidad de
que el bien jurídico puede ser lesionado o perjudicado. Evidentemente,
406
MUÑOZ CONDE, Francisco, “Teoría General del Delito”, segunda edición, Edit. Temis S.A., Santa Fe
de Bogotá-Colombia, 1999, p.67.
407
MUÑOZ CONDE, “Teoría...”, p. 17.

255
“posibilidad de perjuicio” no es igual, desde ninguna interpretación legítima a
“efectivo perjuicio”.

En tanto que en la tesis de considerar al delito de falsedad documental como


delito de peligro concreto, la atingencia es que en su tipificación tenía que
hacerse alusión al bien jurídico específicamente protegido considerado, puesto en
peligro, en observancia además al principio de legalidad penal y de taxatividad, y
no emplear una expresión difusa o vaga, como lo es “algún perjuicio”.

Al respecto, es de hacer notar, que el anterior Código Penal peruano de 1924


en su art. 364, modificado por el art. 7 de la Ley 25035, en su segundo párrafo
introducido por esta ley, estableció que el delito de falsedad documental era un
delito de peligro, pero sólo en la hipótesis agravada consistente en “el hacer o
adulterar un documento para ser presentado en un procedimiento administrativo o
judicial”, sancionándolo con mayor penalidad que para las hipótesis del primer
párrafo, no siendo necesario que se cause un perjuicio o posibilidad de él,
bastando tan sólo la confección del documento falso o la adulteración del
verdadero y su uso o presentación en tales procedimientos, conforme a lo prescrito
en la frase también agregada al que devino ser el tercer párrafo de esa norma,
referido a la hipótesis de uso del documento falso adulterado, por virtud de la
modificatoria introducida por la citada Ley 25035, con el siguiente texto: “…,
salvo el caso previsto en el párrafo anterior, en que será punible la sola
utilización del documento”. Con lo que tal figura agravada del delito de
falsificación de documentos fue instituida como en un delito de peligro concreto,
en el cual el bien jurídico lo constituyó la funcionalidad en el tráfico jurídico del
documento.

8. Por lo que el presente trabajo de investigación sostiene que la


alusión al resultado “perjuicio” –expresa o implícita- sólo es propia de la
configuración de los delitos de lesión, los que consisten en el causamiento de un
daño real o efectivo; el delito de lesión es una especificación del “delito de
resultado”, que atiende a lo que por regla general hay detrás de todo resultado en
Derecho Penal: la lesión de un bien jurídico (CUELLO CONTRERAS; 1999: 404).

256
Como por ejemplo: en el delito de estafa, en el art. 196 del Código Penal: “el que
procura para sí o para otro un provecho ilícito en perjuicio de tercero,…”, alude
expresamente al perjuicio como resultado lesivo, que viene a ser contra el bien
jurídico patrimonio, por la ubicación de esa norma en el Título V: Delitos contra
el Patrimonio; así como también, en la configuración del delito de homicidio en el
art. 106: “el que mata a otro será reprimido…”, en la que existe alusión implícita
al perjuicio como resultado lesivo: muerte de un hombre; aquí el perjuicio es a
la vida de la víctima, porque el bien jurídico es la vida humana, por lo cual la
norma se ubica en el Título de Delitos contra la Vida.

Precisamente en tal característica de los delitos de lesión, en el tipo penal


del artículo 427 del Código Penal –en ambas hipótesis de la falsificación de
documentos contenidas en el primer y segundo párrafos-, se hace alusión expresa
al perjuicio, como resultado final de la acción de falsificar el documento o de
usar el falsificado, más aún, conforme al texto base de la primera hipótesis, la
falsificación debe hacerse “con el propósito de usar el documento”, para “dar
origen a un derecho u obligación o servir para probar un hecho”.

IV.3.1. LOS SUPUESTOS DE HECHO DEL ARTÍCULO 427 RESPONDEN A UN

TIPO PENAL DE LESIÓN Y NO DE PELIGRO

9. Todo ello lleva a sostener en esta investigación, que los supuestos


de hecho del artículo 427 responden a un tipo penal de lesión y no de peligro,
obviamente en armonía con el avance de la ciencia jurídica penal, que debe ser
hacia un Derecho Penal con el contenido de la antijuricidad material que exige
una efectiva lesión del bien jurídico, y no una simple puesta en peligro del
mismo, ante la necesidad de preservar el principio de Intervención mínima y el
Derecho penal como ultima ratio.

En lo que, es claro que el legislador a la hora de configurar los tipos


delictivos de la falsificación documental, en el art. 427 del C.P., ha hecho recaer
más el acento en el desvalor del resultado, referido a la lesión del bien
jurídico; por eso lo ha enunciado, lo que no hubiera hecho si hubiese querido
destacar el desvalor acción de falsificar o usar el documento falso, en una

257
concepción de delito de peligro. Por lo que en estos delitos el resultado perjuicio
responde a la relación entre acción y objeto de la acción, que, como también anota
JESCHECK (1993: 235), son aquellos que para poder afirmar su configuración
típica, necesitan de una real afectación a un bien jurídico; en donde acción y
resultado se encuentran vinculados bajo una relación de causalidad y entre ambos
existe una delimitación temporal separada en el tiempo y en el espacio. La
conducta desplegada por el agente debe desembocar necesariamente en un
resultado lesivo de un bien jurídico protegido. Importa la lesión material del
objeto de la acción sobre el bien jurídico en donde acción y resultado están
íntimamente ligados.

De tal modo, en una concepción de delito de peligro, la fijación del


momento consumativo del delito de falsificación de documentos en el instante que
la conducta recae sobre el documento, sin importar ni el uso que se de a éste ni el
perjuicio que cause, da lugar a que se castigue todo comportamiento de sólo hacer
cualquier documento falso, o ante cualquier enmendadura de un documento
verdadero, independientemente de su idoneidad y relevancia, y de si ingresa o no
al tráfico jurídico o al sistema de relaciones económico-mercantiles; en contra del
principio de intervención mínima, en la expresión del principio de
fragmentariedad, por el cual sólo pueden ser sancionados con una pena las
conductas más graves y lesivas para el bien jurídico, eligiéndose, entre ellas, a los
comportamientos que por su especial modo de ejecución o por su entidad lesiva
generan mayor alarma social. La aplicación de una pena a toda acción de
falsificación lo único que hace es dar patente de corso a una intervención penal
indiscriminada y absoluta, no sujeta a límite alguno. Para evitar estos excesos,
como apunta MUÑOZ CONDE408 debe tenerse en cuenta siempre el principio de
intervención mínima del derecho penal.

Siendo así que en quienes propugnan que el delito de falsificación de


documentos configurados en el artículo 27 del Código Penal es un delito de
peligro, por lo cual debe sancionarse la sola falsificación de un documento
(porque ello conlleva un peligro al bien jurídico), o el solo uso del documento

408
MUÑOZ CONDE, “Teoría General...”, p. 69.

258
falsificado, sin necesidad de comprobarse si ha ocasionado un perjuicio,
observamos una tendencia de una proliferación cuantitativa de los intereses
tutelados (inflacionismo penal), criminalizando conductas en base a prognosis de
lesión (delitos de peligro abstracto). Como advierte Alonso PEÑA-CABRERA, los
delitos de peligro abstracto significan una creciente anticipación de tutela,
definida por un carácter altamente hipotético y hasta improbable del resultado
lesivo y por la descripción abierta y no taxativa de la acción. Son muchas las
críticas que se ciernen en torno a la construcción de delitos de peligro, que por la
generalidad son utilizados para proteger intereses difusos o para sustituir al
Derecho administrativo sancionador en su función regulatorio-sancionatoria
(Peña-Cabrera; 2005:74).

Se observa, pues, una tendencia actual de los sistemas codificativos


punitivos, de una proliferación cuantitativa de los intereses tutelados
(inflacionismo penal), por una parte se criminalizan conductas en base a prognosis
de lesión (delitos de peligro abstracto)409; y, por otro lado, se aumentan
considerablemente los delitos contravencionales (administrativización del
Derecho penal) así como las meras desobediencias. Este inflacionismo punitivo da
la sensación de una huida al Derecho penal, de aquellas conductas que antes eran
reguladas por el Derecho Administrativo sancionador; se acude al Derecho
punitivo en virtud a sus efectos intimidantes-disuasorios, se cree encontrar en este
medio de control social la herramienta perfecta para controlar estas
fenomenología disvaliosas o a veces como mera función simbólica. Un programa
de Derecho penal mínimo debe apuntar a una masiva deflación de los bienes
penales y de las prohibiciones legales, como condición de su legitimidad política y
jurídica410.

En la jurisprudencia peruana, apuntan en el horizonte de un Derecho Penal


de mínima intervención las ejecutorias de la muestra contenidas en las Tablas 10 y
409
Los delitos de peligro abstracto significan una creciente anticipación de tutela, definida por un
carácter altamente hipotético y hasta improbable del resultado lesivo y por la descripción abierta y no
taxativa de la acción. Son muchas las críticas que se ciernen en torno a la construcción de delitos de
peligro, que por la generalidad son utilizados para proteger intereses difusos o para sustituir al
Derecho administrativo sancionador en su función regulatorio-sancionatoria.
410
FERRAJOLI, Luigi, “Derecho y Razón. Teoría del Galantismo Penal”, trad. por Andrés Ibáñez Perfecto et
al, Trotta, Valladolid, 1995.

259
12 de los Resultados que aquí se discuten, las que realizando una interpretación
dogmática coherente, al establecer que el perjuicio como consecuencia de la
acción dolosa del agente es elemento del tipo objetivo, obviamente también
establecen en forma tácita que el delito de falsedad documental es un delito de
lesión, y no un delito de peligro, ya que la afectación o perjuicio sólo puede darse
con el ingreso del documento falso en el tráfico jurídico, y no con la simple
creación del documento falso o la adulteración del documento verdadero.

10. Respecto a la discusión de los resultados en relación con la


entrevista tipo cuestionario (Anexo 1) a los profesionales del Derecho Penal: diez
profesores de Derecho Penal, diez abogados penalistas y diez estudiantes de post
grado de Derecho; en todos ellos, en sus respuestas, se da la misma discordancia
de criterios que hay en la jurisprudencia, y también de la doctrina, ya que unos
consideran que el perjuicio en los delitos de falsedad documental es una condición
objetiva de punibilidad, entre ellos, los profesores de Derecho Penal Carlos
Castañeda Cubas, Carlos Vásquez Boyer, Carlos Uriarte Medina, Carlos Zarzosa
Campos, así como el abogado defensor Luis Rabínes Quiñones; y otros, que es un
elemento objetivo del tipo, como los abogados defensores Manuel Montoya
Hernández y Luis Isásiga Rodríguez. Igualmente como ocurre en la jurisprudencia
y doctrina un sector de entrevistados expresan que el delito contra la fe pública es
un delito de peligro, en armonía con el criterio de ser el perjuicio una condición
objetiva de punibilidad; en tanto que otros consideran que es un delito de lesión,
en armonía con el criterio de ser el perjuicio un elemento del tipo objetivo;
expresándolo así, respectivamente, los profesionales del Derecho Penal antes
citados. Por lo cual, desde la postura y concepciones adoptadas en el presente
trabajo, que ya se ha expuesto, respecto de ambos aspectos (naturaleza jurídica del
perjuicio y clase de delito de la falsedad documental), es oponible a aquellos
profesionales del Derecho Penal que adoptan el criterio contrario, los mismos
argumentos esgrimidos contra las posturas discrepantes de la jurisprudencia y de
la propia doctrina.

De los métodos usados en esta investigación, ya se ha señalado que


preeminentemente ha sido el MÉTODO DOGMÁTICO de la ciencia jurídica penal,

260
pormenorizando que ha sido usado en sus tres momentos íntimamente conectados:
interpretación, sistematización y crítica, en relación con el artículo 427 del Código
Penal peruano; ha sido necesario también usar el MÉTODO ANALÍTICO para
descomponer mentalmente y analizar los elementos que integran la estructura del
artículo 427 del Código Penal, encontrando que el elemento perjuicio ha sido ubicado
en la consecuencia jurídica de esa norma y no en la hipótesis de hecho, estableciéndose
así su proposición ambigua, que da lugar a que en unos casos se lo considere como
condición objetiva de punibilidad y en otros casos como elemento integrante del tipo
objetivo; asimismo, el MÉTODO SINTÉTICO para componer de nuevo mentalmente los
elementos integrantes de la estructura del precitado artículo 427, comprendiendo en la
nueva estructura claramente al perjuicio, como elemento del tipo objetivo en los delitos
de falsificación de documentos, conforme a su naturaleza jurídica, que es la postura
adoptada en esta investigación; igualmente, el MÉTODO JURÍDICO, con el cual se ha
efectuado el estudio dogmático jurídico penal de los elementos del artículo 427 del
Código penal, y se ha establecido el tratamiento doctrinario conceptual de la teoría del
delito que verdaderamente corresponde al elemento perjuicio en la estructura de dicha
norma; y luego se formula los fundamentos jurídico-penales que sustentan la hipótesis
formulada a la solución del problema planteado para considerar al perjuicio como
elemento del tipo objetivo en los delitos de falsedad documental. De igual manera se
utilizó el MÉTODO FUNCIONAL de la investigación jurídica, que parte de la constatación
de que el sistema jurídico está repleto de conceptos que no pueden ser definidos en
términos de experiencia y verificación pero de los que fluyen decisiones empíricas de
todo tipo, habiéndose partido del trato directo en la realidad concreta. En materia
jurídica, el método funcional es eminentemente inductivo: sus 2 columnas son la
casuística y la jurisprudencia.

261
V. PROPUESTA DE MODIFICACIÓN DEL ARTÍCULO 427 DEL
CÓDIGO PENAL PERUANO DE 1991.

Teniendo en cuenta la situación planteada y la respuesta a la pregunta del


Problema de: ¿qué consecuencias está generando la proposición ambigua del tipo
legal previsto en el artículo 427 del Código penal peruano y su interpretación
teórica deficiente de la misma, sobre el perjuicio, considerándolo como condición
objetiva de punibilidad o como elemento del tipo objetivo?, como correlato de lo
analizado en los Antecedentes, y de lo expresado en la Justificación de esta Tesis,
así como de lo desarrollado sobre sus Objetivos, y lo establecido en los
Resultados y en la Discusión de los mismos, hay la necesidad de propugnar la
modificatoria del texto del artículo 427 del Código penal peruano de 1991, en sus
dos párrafos, que configuran el delito de falsificación de documentos o de
falsedad material, para que se establezca en forma clara que el perjuicio es un
elemento del tipo objetivo en esos delitos, ubicándolo correctamente en la
hipótesis de hecho de la estructura lógica de esa norma.

Teniendo en cuenta asimismo el criterio dominante de la jurisprudencia


nacional, que apunta en el mismo sentido de ese trabajo respecto a la naturaleza
jurídica del elemento perjuicio, y con los Códigos penales de Chile, Colombia,
España, México, Uruguay y Argentina, en los cuales el perjuicio es un elemento
del tipo objetivo en los delitos de falsificación de documentos, entonces debe
ponerse fin a la proposición ambigua del tipo legal del art. 427 del Código Penal
peruano, efectuándose su modificatoria, para una mejor administración de la
justicia penal en el Perú, con la predictibilidad de sus fallos, e impere la seguridad
jurídica en los procesos penales relacionados con los delitos de falsificación de
documento, poniendo fin igualmente a las consecuencias negativas de la actual
proposición ambigua e interpretación teórica deficiente, en lo que el Perú no
puede mantenerse rezagado ante la legislación penal comparada, de los Códigos
Penales precitados en un tema de suma importancia como son los delitos de
falsedad documental, que son los que con más frecuencia se cometen en la
sociedad peruana, y por tanto el Perú debe ponerse, sino en la vanguardia, en igual

262
nivel que los señalados Códigos Penales en el Derecho Penal eurocontinental y
latinoamericano.

En cuyo análisis costo-beneficio se tiene que tal propuesta no ocasionará


gastos al Estado, porque está dentro de la labor legislativa del Congreso. Por el
contrario, enmienda la ambigüedad en la proposición actual del tipo penal, y
permitirá a los operadores de la justicia contar con una norma clara y de más útil
aplicación en beneficio de los justiciables, y de la seguridad jurídica. Por lo que,
con base en lo ya establecido en el presente trabajo, es conveniente la modificatoria del
artículo 427 del Código Penal peruano de 1991, en los términos siguientes:

En el primer párrafo:

“El que hace, en todo o en parte, un documento falso o adultera uno


verdadero que pueda dar origen a derecho u obligación o servir para probar
un hecho, con el propósito de utilizar el documento, y al ser usado causa
un perjuicio a tercero, será reprimido con pena privativa de la libertad...”.

En el segundo párrafo:

“El que hace sin haber participado en la falsificación, hace uso de un


documento falso o falsificado, como si fuera legítimo, y causa perjuicio a
tercero, será reprimido,...”.

Siendo la redacción del tipo actual, la siguiente:

Primer párrafo: “El que hace, en todo o en parte, un documento falso o


adultera uno verdadero que pueda dar origen a derecho o servir para probar
un hecho, con el propósito de utilizar el documento, será reprimido, si de
su uso puede resultar algún perjuicio...”.

Segundo párrafo: “El que hace, uso de un documento falso o falsificado,


como si fuese legítimo, siempre que de su uso pueda resultar algún
perjuicio, será reprimido...”.

263
VI. CONCLUSIONES:

1. La proposición ambigua del tipo penal del artículo 427 del Código penal
peruano de 1991, sobre la naturaleza jurídica del perjuicio en los delitos de falsificación
de documentos, y su interpretación teórica deficiente por la jurisprudencia y la doctrina
nacionales, generan consecuencias negativas: a) de índole jurisdiccional, reflejado en
sentencias discordantes; b) de índole doctrinario, reflejado en discordancia
interpretativa; y, c) colisión con el criterio de seguridad jurídica, reflejado en la
impredictibilidad de las resoluciones judiciales y en el desconcierto en los abogados
defensores en lo penal, profesores de Derecho Penal y estudiantes de Derecho.

2. El perjuicio, al estar conectado con la acción de falsificar y usar el documento


en el tráfico jurídico, siendo el resultado de ello y del dolo del agente, por lo cual le
corresponde su ubicación en la hipótesis de hecho de la estructura del artículo 427 del
Código Penal, ello permite establecer que su naturaleza jurídico-penal en los delitos de
falsificación de documentos es la de ser un elemento del tipo objetivo.

3. El perjuicio en los delitos de falsificación de documentos no es una condición


objetiva de punibilidad, porque éstas son entes jurídicos absolutamente extraños a los
elementos objetivos y subjetivos del tipo penal; en tanto que el perjuicio es la
consecuencia del obrar doloso del agente, por lo cual está comprendido en el tipo penal
y en el supuesto de hecho de la norma.

4. La posición jurisprudencial y doctrinaria que considera al perjuicio como una


condición objetiva de punibilidad en la estructura del artículo 427 del Código Penal
peruano, parte de considerar erróneamente que los delitos contra la fe pública son
delitos de peligro.

5. Al ser el perjuicio un elemento del tipo objetivo en los delitos de falsificación


de documentos, como resultado de la acción dolosa del sujeto activo en la elaboración,
adulteración o uso del documento falso, entonces ello permite establecer que los delitos
de falsificación de documentos son delitos de lesión y no delitos de peligro, ya que la
consumación del delito se produce con el causamiento del perjuicio.

264
VII. RECOMENDACIONES:

1.- Los órganos jurisdiccionales penales y fiscales penales del Ministerio


Público, deben tener en cuenta que en la postura dominante de la jurisprudencia,
que considera al perjuicio como elemento del tipo, la consumación del delito sólo
se produce con el causamiento del perjuicio al usar el documento falso, lo que
establece que el delito contra la fe pública es un delito de lesión o resultado; no
debiendo recoger la argumentación de que el delito se ha consumado con la sola
falsificación del documento o el solo uso del mismo al margen de que cause
perjuicio o no, que es propio de los delitos de peligro, a cuya naturaleza no
corresponde el delito de falsificación de documentos.

2.- Los magistrados de los Órganos Jurisdiccionales Penales y los Fiscales


Penales del Ministerio Público, ante la denuncia de un delito de falsificación de
documentos o falsedad material, de no encontrar acreditado que se haya producido
perjuicio con la falsificación del documento y el uso del mismo, deben aplicar el
criterio dominante de la jurisprudencia que considera al perjuicio como elemento
del tipo objetivo, y, así desestimar la denuncia, absteniéndose de instaurar proceso
investigatorio, ya que al faltar el perjuicio como un elemento del tipo, no existe
delito; superando de ese modo las consecuencias negativas que viene generando la
discordancia de criterios con la otra postura que considera al perjuicio como
condición objetiva de punibilidad.

3.- Asimismo, se recomienda a los abogados defensores en lo penal que ante


un caso en el que los órganos jurisdiccionales penales o miembros del Ministerio
Público, hayan aperturado investigación penal por el delito de falsificación de
documentos, sin que se haya producido el perjuicio, hagan uso del medio de
defensa técnico de la excepción de naturaleza de acción, en la acepción de no
constituir delito los hechos imputados, ya que el perjuicio al ser un elemento del
tipo objetivo en esos delitos, y no encontrarse presente en el caso, entonces los
hechos no constituyen el delito imputado. Con ello además contribuirán los

265
señores abogados defensores penales a que se supere el criterio discordante con la
otra postura doctrinal y jurisprudencial que considera al perjuicio como una
condición objetiva de punibilidad.

4.- En tanto se modifique el artículo 427 del Código Penal, se recomienda que
en el ámbito jurisdiccional la Corte Suprema establezca una Doctrina
Jurisprudencial vinculante, por el pleno de los Vocales Supremos en lo Penal,
quienes deben dictar una sentencia plenaria uniformando los criterios, sobre la
naturaleza jurídica del perjuicio, que debe ser en el sentido de que éste es un
elemento del tipo objetivo en los delitos de falsedad documental, conforme a lo
prescrito por los artículos 22 y 116 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, y
últimamente, en materia penal, en el artículo 301-A del Código de Procedimientos
Penales de 1940 (introducido por el Decreto Legislativo 959, del 17 de Agosto de
2004), a fin de superar las consecuencias negativas de la proposición ambigua del
tipo penal del art. 427 del Código Penal y su interpretación teórica deficiente.

5. Ante el debate doctrinal en el Derecho Penal Nacional, de si el perjuicio es


una condición objetiva de punibilidad o un elemento del tipo objetivo en los
delitos de falsedad documental material; se recomienda a los investigadores
nacionales, y especialmente a quienes simpaticen con la postura que considera al
perjuicio como una condición objetiva de punibilidad, a que reformulen sus ideas
y se adhieran a la postura doctrinal y jurisprudencial, así como de la legislación
comparada, que postula al perjuicio como elemento del tipo, lo que hace el delito
de falsedad documental sea uno de lesión o resultado y no de peligro, y de ese
modo sumarse a la exigencia de la reforma legislativa para eliminar la proposición
ambigua del tipo penal del art. 427 del Código Penal peruano, y su interpretación
teórica deficiente con sus consecuencias negativas.

266
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272
ANEXO 1

ENTREVISTA A PROFESIONALES DEL DERECHO PENAL (PROFESORES DE


DERECHO PENAL, ABOGADOS PENALISTAS Y ESTUDIANTES DE POSTGRADO DE
DERECHO PENAL) DE LA CIUDAD DE TRUJILLO-PERÚ, SOBRE SU CRITERIO DEL
ELEMENTO PERJUICIO EN LOS DELITOS DE FALSEDAD DOCUMENTAL.

1.- Nombre del entrevistado.

------------------------------------------------------------------------------------------

2.- Ejercicio como profesional del Derecho Penal. Marcar con un aspa lo que
corresponda.

Profesor de Derecho Penal ( )


Abogado penalista ( )
Estudiante de postgrado en Derecho Penal ( )

3.- En las posturas jurisprudencial y doctrinaria sobre el perjuicio en los


delitos de falsedad documental, por un lado, que es un elemento del tipo, y
por otro lado, que es una condición objetiva de punibilidad, ¿cuál es su
posición y razones?.

------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------

4.- ¿Considera que el delito de falsedad documental es un delito de peligro o


un delito de lesión? ¿Por qué razones?

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------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------
------------------------------------------------------------------------------------------

273
ANEXO 2

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


ELEMENTO DEL TIPO

SALA SUPREMA PENAL TRANSITORIA


R.N. N° 773-2001411
LIMA
Diecinueve de junio de dos mil uno.-

VISTOS; de conformidad con lo dictaminado por el señor Fiscal; por los fundamentos de la
recurrida y la apelada; y CONSIDERANDO: que, conoce del presente proceso esta Suprema Sala,
por haberse declarado fundada la queja interpuesta, por presuntas irregularidades; que, de la
revisión de los actuados, aparece que se atribuye a los procesados Fajrry Taly Hamideh Saavedra y
Faresh Miguel Átala Herrera, la comisión del delito de estafa y contra la fe pública; que, en primer
lugar, es del caso discernir sí el comportamiento en debate cuenta con los elementos que exige el
tipo legal, como es examinar si la conducta encuadra como supuesta infracción punible de estafa y
contra la fe pública; que, a este respecto, se debe tener en cuenta que el elemento material de la
estafa está dado por la procuración para sí o para otro de un provecho ilícito mediante el uso de la
astucia, ardid, o engaño, pero, su esencia en sí es el engaño, que se traduce comúnmente en la falta
de verdad de lo que se dice o se hace creer, con el evidente propósito de lograr una disposición
patrimonial perjudicial a través del error, pero dicho engaño, debe ser suficiente y debe revestir
características serias para hacer o inducir a error y consecuentemente al acto de disposición, en
suma, se debe determinar sí el error ha sido consecuencia del engaño, o por el contrario,
consecuencia de alguna actitud negligente reprochable a la víctima, vale decir, si entre el engaño y
el error ha habido la relación de causalidad necesaria para el delito de estafa de modo que el engaño
haya sido una condición cuantitativamente dominante, y, si el error procede de una actitud
negligente o de censurable abandono o por motivos distintos al engaño, este no será relevante,
negándose la relación de causalidad y, por tanto el carácter idóneo y eficaz del engaño; que, en el
presente caso, fluye de la denuncia de parte, formalizada por el Representante del Ministerio Público,
que Industrias Polaris Sociedad Anónima, representada por Fajrry Taly Hamideh Saavedra y
Faresh Miguel Átala Herrera, inician sus operaciones con el Banco agraviado, principalmente con
financiamiento de venta, par lo cual se le otorgó una línea de descuentos de letras y sobregiro en
cuenta corriente, tal como se desprende de la solicitud de contrato de adelanto en cuenta corriente
de fojas mil trescientos noventi-siete y del con trato privado por garantía de letras y documentos
entregados o por entregaren cobranza, suscrito el seis de abril de mil novecientos noventicuatro,
obrantes a fojas quinientos once y mil trescientos noventicinco; que, fue así que se le otorgó una
línea denominada cobranzas de letras en garantía, que significa que la entidad Sanearía recibe
letras aceptadas por diferentes personas y sobre el monto de las mismas concedían el
setenticinco por ciento de su valor, lo cual era abonado a la cuenta corriente de industrias Polaris;
que, en vista que los aceptantes no honraban las cambiales, fueron objeto de protesto, y se les
cortó la línea de crédito, y según la parte denunciante llegaron a verificar que los aceptantes, que
en su mayoría eran empresas, no existían, otras tenían el mismo domicilio, y nunca funcionaron en
las direcciones consignadas, presumiendo que fueron creadas con el propósito de estafar a la

411
PÉREZ ARROYO, Miguel. La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005), t. II.
Iuris Consulti, Lima, 2006, p. 1125-1129.

274
institución crediticia; que, narrados así los hechos, aparentemente tendrían contenido penal, empero,
debe de tenerse en cuenta, que de los sendos documentos presentados por los sujetos procesales no
se acredita conducta engañosa y que se haya mantenido en error al Banco agraviado respecto a las
cambiales, apreciándose del tenor del contrato privado suscrito entre dichas partes, que en su
sétima cláusula establecía, que sí alguna de la letras resultaba incobrable, Industrias Polaris se
obligaba a entregar.su importe inmediatamente; y en su cláusula décima quinta, concluida la cuenta
corriente, el banco tenía el derecho de girar contra el cliente una letra a la vista, la misma que
protestaba por la falta de pago, daría lugar a una acción ejecutiva; cláusula que en parte fue
efectivizada por el Banco, conforme se desprenden del escrito de fojas mil trescientos noventiocho
y siguientes, señalando que se procedió a disponer el cierre de la cuenta por encontrarse sobregirada
y consecuentemente, girar una letra a la vista por la suma de un millón novecientos diez mil ciento
noventinueve dólares, que fue materia de protesto el veintitrés de mayo de mil novecientos noventi-
siete ante Notario Público, y que solo han ejercido su derecho en la vía penal; que, asimismo se
aprecia, que Industrial Polaris, a través de sus representantes, en la carta dirigida al Banco de
Crédito, recepcionada el veinte de octubre de mil novecientos noventicuatro, obrante a fojas
quinientos diez, le hace saber al Banco, que de existir incumplimiento de pago en las cambiales
por parte de sus obligados principales, se limitarán a devolverlos, y que además de las cambiales y
otros documentos, les ofrecían las adicionales garantías que tuvieren o puedan constituir a su favor,
obligándose a mantener fondos suficientes en sus cuentas, para los fines de atender la operación
crediticia, lo cual se ve corroborado con la copia simple de la escritura de constitución de fianza
solidaria respaldada con garantía hipotecaría de fojas quinientos veinte y siguientes que otorgaba
el co-procesado Faresh Miguel Átala Herrera a favor del Banco, y mediante la cual se constituía en
fiador de Industrial Polaris por la suma de cuatrocientos mil dólares, y con la carta recepcionada el
trece de diciembre de mil novecientos noventiséis, de fojas quinientos treintiuno, se comprometía
irrevocablemente con el Banco, a otórgales las garantías hipotecarias y las prendas industriales con
maquinaria de primera y alta tecnología, además de los avales de los accionistas de la empresa,
hasta cubrir los requerimientos del Banco; de lo que se infiere, que en todo momento se garantizaba
la obligación contraída, desvirtuando alguna maniobra o trama delictiva, es decir hay ausencia del
elemento subjetivo, el dolo; que, en todo caso, los funcionarios de la entidad agraviada que
intervinieron en la operación crediticia, no desarrollaron las mismas precauciones para verificar los
datos consignados en las cambiales y si eran objeto de cobro y finalmente en cumplimiento de los
térmi nos del contrato, bien pudieron interponer la acción pertinente en la vía extrapenal; que, en
cuanto al delito contra la fe pública, uno de sus presupuestos objetivos, es la de causar perjuicio, y en
el caso concreto, no se ha determinado; consecuentemente, los hechos denunciados resultan atípicos,
encontrándose la absolución conforme a lo previsto en el artículo trescientos ochenticuatro del
Código de Procedimientos Penales: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia recurrida
de fojas mil ochocientos veintinueve, su fecha once de octubre de mil novecientos noventinueve,
absuelve a Fajrri Taly Hamideh Saavedra y Faresch Miguel Átala Herrera, de la acusación fiscal por
el delito contra el patrimonio - estafa - y contra la fe pública - falsedad material- en agravio del
Banco de Crédito del Perú y el Estado, dejando a salvo la facultad de los agraviados de hacer valer
sus derechos en la vía respectiva; con lo demás que contiene y los devolvieron.-

TEXTO DEL DICTAMEN FISCAL SUPREMO:


Viene el presente proceso en cumplimiento de la Resolución Suprema de fs. 1888 que
declara FUNDADA la queja interpuesta por la entidad agraviada y orden ase conceda el recurso de
nulidad contra la resolución de fs, 1829 su fecha 11 de Octubre de 1999, que confirma la sentencia
de fs. 1733 de fecha 05 de Mayo de 1999, que ABSUELVE a FAR1 TALI HAMIDEH
SAAVEDRA y FARESCH MIGUEL ÁTALA HERRERA por delito contra el Patrimonio y contra
la Fe Pública - Falsedad Material de Documentos, en agravio del Banco de Crédito del Perú y del
Estado, dejando a salvo la facultad de los agraviados de hacer valer sus derechos en la vía civil
respectiva; con lo demás que contiene.
Se imputa a los encausados Fari Tali Hamideh Saavedra y Faresch Miguel Átala Herrera,
quienes en su condición de Directores Generales de la Empresa «Industrias Polaris Sociedad
Anónima», para procurarse provecho económico ilícito en perjuicio del Banco de Crédito,

275
manteniéndolos en error y de forma fraudulenta, lograron obtener una línea de crédito de descuentos
y sobregiros garantizados por letras de cambio aceptadas por diferentes personas; sin embargo al
no ser canceladas y protestadas, descubrieron que varias empresas que figuraban como aceptantes
no existían y otras no funcionaban en las direcciones que indican, motivo por las cuales les
atribuyen los delitos de Estafa y Falsificación.

Durante el proceso ha quedado establecido que entre el Banco de Crédito del Perú y la Empresa
Industrias Polaris S.A., representado por los encausados, el 06 de Abril de 1994 celebraron un
contrato privado de crédito por garantía de letras y documentos entregados o por entregar en
cobranza, bajo una serie de términos de entre los cuales cabe destacar el numeral séptimo que
estipula «si alguna o algunas de las letras que e! cliente haya entregado o entregase en adelanto al
Banco resultasen incobrables ajuicio del Banco, el cliente se obliga a entregar al Banco su importe
inmediatamente que se le comunique que dicha letra o letras que han resultado incobrables», como
se ve a fs. 1395; según Pericia Contable de fs. 1641, desde 1995 hasta Marzo de 1997, el Banco de
Crédito del Perú abonó a favor de Industrias Polaris S.A.., un total de $ 3'196,56.10 dólares
americanos, habiendo pagado dicha empresa a Marzo de 1997 la suma de $ 1 '399,144.87 ascendido
la deuda a la suma de $ 1,796.911.13 dólares americanos sin considerar intereses y gastos adicionales;
respecto a esta deuda los encausados ofrecieron mejores garantías hipotecarias de las que tenían
constituidas para lo cual cursaron cartas a la mencionada entidad crediticia, conforme a fs. 542; los
hechos citados precedentemente nos conllevan a concluir que entre ambas partes existió relaciones
comerciales sujetas a cláusulas que estipulan formas de pago de los créditos asumidos por los
encausados cuyo incumplimiento debe ser tratado en otra vía, más no en lo penal, cuanto más si en
autos no se ha establecido fehacientemente que las diferentes cambiales cuestionadas constituían o
no transacciones comerciales entre las empresas involucradas, duda que en todo caso favorece a los
encausados.
Por otro lado, respecto al delito contra la Fe Pública- Falsedad Material de Documentos, en
cuanto a estas cambiales entregada por los encausados a la entidad Sanearía agraviada que vendrían
en documentos falsificados sobre su situación económica y financiera se tiene, que durante el
desarrollo del procesado no ha podido se probados, ya que la sola imputación de la entidad
agraviada si no ha sido corroborada con otros elementos que sustente dicha imputación, no es
suficiente para que se configure dicho ilícito penal; por consiguiente lo resuelto por la Sala
Superior Penal se encuentra arreglada a ley.
En consecuencia, esta Fiscalía Suprema en lo Penal opina NO HABER NULIDAD en la
resolución materia de recurso.
S.S. SALAS GAMBOA / CARRILLO HERNÁNDEZ/ BIAGGI GÓMEZ/PADILLA MARIOS /
SANTOS PEÑA.

276
ANEXO 3

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


ELEMENTO DEL TIPO

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SEGUNDA SALA


PENAL TRANSITORIA
R.N. N° 418 - 2004 LIMA412
Lima, veintinueve de noviembre del año dos mil cuatro.-
VISTOS; interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo Manuel León Quintanilla Chacón;
de conformidad con lo opinado por el señor Fiscal Supremo en lo penal; por los propios fundamentos
de la sentencia recurrida; y, CONSIDERANDO: Primero: Que vienen a conocimiento de este Supremo
Tribunal, los recursos de nulidad interpuestos por el sentenciado Marino Huamán Pillaca y la Fiscal
Superior, contra la sentencia de fecha veinticuatro de julio del dos mil tres. Segundo: Que de autos se
tiene que está acreditada la falsedad de la tarjeta de propiedad vehicular B - ciento ochentiocho
seiscientos quince mil setecientos sesentiocho del vehículo con Placa de Rodaje número AO siete mil
setentiuno a nombre del coacusado Manuel Tello Arias, corroborado con el dictamen pericial de
Grafotecnia a fojas veintiséis donde se señala que el contenido del citado documento no es verdadero.
Tercero: Que del análisis de las pruebas actuadas, se advierte que el encausado Marino Huamán Pillaca
utilizó el documento falso como si fuera legítimo para trasladarse a la ciudad de Nazca,
realizándose el comportamiento exigido por el tipo penal para la consumación del delito, pues lo
realizó conscientemente; que además, se advierte que de su uso ha resultado un perjuicio para la
agraviada Esther Riña Libera Gerenia Núñez, toda vez que, se pretendía trasladar dicho vehículo de su
propiedad fuera de la ciudad de Lima con propósitos desconocidos; por tales consideraciones:
Declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas cuatrocientos noventiuno, su fecha
veinticuatro de julio del dos mil tres, que ABSUELVE de la acusación fiscal a MARINO HUAMÁN
PILLACA por el delito contra el patrimonio - robo agravado, en agravio de Esther Riña Libera
Geremia Núñez, y lo CONDENA como autor del delito contra la fe pública - uso de documento
falsificado, en agravio del Estado, a DOS AÑOS de pena privativa de libertad suspendida
condicionalmente por el término de un año; le impone treinta días multa a razón de dos soles por día
que deberá pagar a favor del Tesoro Público; y fija en doscientos nuevos soles el monto que por
concepto de reparación civil deberá abonar el condenado a favor del Estado; con lo demás que
contiene; y los devolvieron.-
S. S. VILLA STE1N / BALCÁZAR ZELADA / CABANILLAS ZALDIVAR / BIAGGI GÓMEZ/
QUINTANILLA CHACÓN.

412
AVALOS RODRÍGUEZ, Carlos et ROBLES BRICEÑO, Mery. Modernas Tendencias dogmáticas en
la Jurisprudencia Penal de la Corte Suprema, Gaceta Jurídica, Lima, 2005, p. 103.

277
ANEXO 4

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


ELEMENTO DEL TIPO

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA PRIMERA SALA


PENAL TRANSITORIA
RECURSO DE NULIDAD N° 775-2004-JUNIN413
MATERIA: PECULADO Y OTROS

Lima, veintiséis de octubre del dos mil cuatro.-


VISTOS; interviniendo como ponente la señora Vocal Supremo Elvia Barrios Alvarado; con lo expuesto
por la señora Fiscal Supremo; y CONSIDERANDO: Primero: Que, la parte civil impugna la sentencia
que absuelve de la acusación fiscal a Juan Segundino Bellido Gal indo, Victoria Palomino Simbron, Mauro
Ccoecca Huaira y Manuel Meneses García por delito contra la administración pública- peculado por
extensión - por delito contra la fe pública- falsificación de documentos en general - por delito contra la
función jurisdiccional — falsa declaración jurada e inducción a error a funcionario público - todos en
agravio del Fondo de compensación y Desarrollo (Foncodes) - Huancavelica y el Estado, y absuelve a
Juan Segundino Bellido Galindo, Victoria Palomino Simbron y Mercedes Isabel Mogollón Reto por el
delito contra la administración pública - falsa declaración en proceso administrativo en perjuicio del
Fondo de Compensación y Desarrollo (Foncodes) y el Estado. Segundo: Que, se imputa a los primero
cuatro encausados que en sus condiciones de Presidente, Tesorera, Secretario y fiscal residente del
Núcleo Ejecutor de la obra del "Proyecto de Irrigación del Reservorio de Paraccay", haber realizado un
mal manejo presupuestario de ochenta y nueve mil ochocientos cincuenta nuevos soles, destinados a la
ejecución de la obra "Irrigación del Reservorio de Paraccay", financiado por el Fondo de
Compensación y Desarrollo Social (Foncodes); así como haber presentado para la iniciación de la obra
una declaración jurada sobre la disposición del terreno sobre el cual se edificaría, que no contenía
hechos reales lo que ocasiono su paralización. Asimismo se les incrimina haber efectuado el pago total
de los honorarios de la encausada Mercedes Isabel Mogollón Reto (inspectora residente de la obra)
cuando no se había concluido la obra. Por último se tiene como cargo incriminatorio el desembolso de
treinta y seis mil noventa y uno nuevos soles con cuatro céntimos para la compra de materiales ai
encausado Paramon Tarqui Arotingo, habiéndose cumplido con entregar los materiales por la suma e
once mil setecientos noventa nuevos soles con cuatro céntimos. Tercero: Que, en el extremo de la
imputación formulada contra los encausados Juan Segundino Bellido Gaiindo, Victoria Palomino
Simbron, Mauro Ccoecca Huaira y Manuel Meneses García por delito contra la administración pública
- peculado culposo - previsto en el tercer párrafo del articulo trescientos ochenta y siete del Código
Penal, se aprecia de la exigencia del tipo que el agente haya actuado con negligencia, imprudencia o
impericia, empero para determinar si nos encontramos ante una culpa conciente o inconsciente, es
necesario que se determine en primer lugar el perjuicio causado al sujeto pasivo del delito, en el caso
sub judice el Estado y el Fondo de Compensación y Desarrollo Social, no apreciándose en autos en
este extremo la existencia de una pericia contable, fundamental en este tipo de delitos, que determine
la sustracción de caudales o efectos o la existencia de un mal manejo del dinero proveniente del
erario público, obrando en autos solamente el informe numero once guión dos mil FONCODES/OAI
(fojas cuatrocientos cincuenta y cinco) realizado por el ente agraviado, consecuentemente no resulta
suficiente para generar convicción en el juzgador y poder enervar el principio constitucional a la
presunción de inocencia con la que todo sujeto ingresa al proceso penal, lo que conlleva a que no
pueda servir de base por si sola para fundamentar una sentencia condenatoria. Cuarto: Que, en el
extremo de las imputaciones contra los encausados antes referidos por delito contra la función
jurisdiccional - falsa declaración jurada e inducción a error a funcionario público - previstos en el
articulo cuatrocientos once y cuatrocientos dieciséis del Código Penal, y contra la procesada Mercedes
Isabel Mogollón Nieto, Juan Segundino Bellido Gaiindo y Victoria Palomino Simbron por delito contra
la administración de Justicia - falsa declaración en proceso administrativo -, se advierte en ambos
tipos penales la exigencia del dolo como elemento subjetivo del tipo, entendido como el saber y querer
todas las consecuencias del tipo legal, comprendiendo tanto el requisito intelectual (saber) y volitivo
(querer), constituyendo la realización del plan la esencia misma del dolo, consecuentemente un
resultado se considera dolosamente realizado cuando se corresponda con el plan del sujeto.
Delimitado el análisis doctrinario del elemento subjetivo del delito (dolo) corresponde analizar la

413
AVALOS RODRÍGUEZ, et ROBLES BRICEÑO, Modernas Tendencias dogmáticas, p. 310-312.

278
conducta desarrollada por los sujetos y si actuaron dolosamente, así se advierte que los encausados al
deponer instructivamente y al ser examinados en el acto oral han manifestado que habían conversado
con Lucila Rojas Arroyo " de Rueda para que les venda el terreno donde se construyó el "Reservorio
de Paraccay" accediendo, por lo que presentaron ante el Fondo de Compensación y Desarrollo una
declaración jurada de disposición del terreno donde se efectuara la obra, celebrándose posteriormente
el contrato de compra venta ante la Notaría Flores Barron (obrante a fojas doscientos cincuenta y
nueve) entre Rojas Arroyo y el Núcleo Ejecutor por la suma de cuatro mil quinientos nuevos soles,
consecuentemente no resulta punible por la ausencia de un requisito subjetivo del tipo penal de
querer lesionar el bien jurídico protegido por la norma. Quinto: Que, en relación a la imputación por el
delito contra la fe pública - falsificación de documentos -, se exige en el tipo, que el documento sea
introducido en el trafico jurídico y que se cause perjuicio, considerado esto ultimo como una condición
objetiva de punibilidad, hecho que no ocurrió, pues dicho terreno se encuentra saneado y regularizado
conforme se desprende del contrato de compra venta obrante a fojas doscientos cincuenta y nueve;
fundamentos por los cuales: Declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de fojas ochocientos
treinta y dos su fecha veintisiete, de enero del dos mil cuatro que absuelve de la acusación fiscal a
JUAN SEGUNDINO BELLIDO GALINDO, VICTORIA PALOMINO SIMBRON, MAURO
CCOECCA HUAIRA Y MANUEL MENESES GARCÍA por delito contra la administración
pública -peculado por extensión - por delito contra la fe pública - falsificación de documentos en
general - por delito contra la función jurisdiccional - falsa declaración jurada e inducción a error a
funcionario público - todos en agravio del Fondo de compensación y Desarrollo -Huancavelica y el
Estado, y absuelve a Juan Segundino Bellido Galindo, Victoria Palomino Simbron y Mercedes Isabel
Mogollón Reto por el delito contra la administración pública -falsa declaración en proceso
administrativo en perjuicio del Fondo de Compensación y Desarrollo - Huancavelica y el Estado,
reserva el juzgamiento contra los acusados ausentes Paramen Tarqui Arotingo, Deodoro Noriega
Céspedes, Mercedes Isabel Mogollón Reto y Ricardo Yuricasa Vásquez, MANDARON reiterar las
órdenes de ubicación y captura, NO HABER NULIDAD en lo demás que dicha sentencia contiene; y
los devolvieron.-
S.S. GONZALES CAMPOS R.O. /VALDEZ ROCA/VEGA VEGA/BARRIOS ALVARADO/ PRADO
SALDARRIAGA.

279
ANEXO 5

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


ELEMENTO DEL TIPO

SALA SUPREMA PENAL PERMANENTE


R.N. N° 54-2004414
CAÑETE
Lima, uno de junio de dos mil cuatro.-

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto o el representante del Ministerio Público y por la parte
civil contra la sentencia absolutoria de fojas trescientos diez, de fecha veintiocho de noviembre de dos
mil tres; con lo expuesto por el señor Fiscal Supremo en lo Penal; por sus fundamentos; y
CONSIDERANDO: Primero.- Que la imputación por delito de cohecho propio contra la acusada
María Luz Boza Candela se sustentó en la carta de fojas veinticinco que Delia Garibay Ubidia dirigió
el día veintidós de mayo de dos mil uno a la agencia de ESSALUD de Cañete, en la que señaló que
la primera de las nombradas le exigió el pago de ciento cincuenta nuevos soles para lograr que su hija
Verónica Alejandrina Bazán Garibay pueda dar a luz en el Hospital de la institución. Segundo.- Que,
sin embargo, esa imputación es descartada por la propia denunciante con el mérito de la carta
rectificatoria corriente a fojas ochenta, confirmada por la citada Delia Garibay en su testimonial y en
el acto oral, así como por Verónica Bazán Garibay, quienes imputan a la obstetriz María Consuelo
Sánchez Chumpitaz, como la persona que acompaño a Delía Garibay Ubidia a indagar por el
derecho de atención de Verónica Bazán Garibay y, luego que la instó a que suscriba la referida carta;
que, por consiguiente, la versión referencial de María Consuelo Sánchez Chumpitaz, quien incluso
tenía diferencias con la encausada tiempo atrás e insistió en la formulación de los cargos, carece
de fuerza conviccional ante la uniforme negativa de la acusada y la versión de Delia Garibay Ubidia
y su hija, quienes cuestionan esa imputación y la actitud de aquélla. Tercero.- Que el delito de
falsedad material objeto de imputación se sustenta en que la encausada habría favorecido a
Verónica Bazán Garibay con la adulteración del Registro de Afiliación Personal al consignar como
fecha de inscripción el día dieciséis de agosto de dos mil (copia usuario) -pese a que en los registros
institucionales aquélla sólo figura con una aportación realizada el treinta de enero de dos mil uno y la
ficha de inscripción que tenía la entidad aparecía como fecha de inscripción el veintinueve de enero
de dos mil uno-, todo ello con la finalidad de beneficiarla en la atención hospitalaria ante el Seguro
social de Salud. Cuarto.- Que si bien eos cierto existe una diferencia respecto de la fecha de
inscripción ente las dos fichas suscritas por Verónica Bazán Garibay de fojas veintisiete y
veintiocho, la ficha reputada como adulterada no se utilizó ni, consecuentemente, dio lugar a una
atención indebida en el Seguro Social; que, conforme ha declarado Verónica Bazán Garibay, cuando
se acercó al Seguro se le dijo que no tenía derecho a ser atendida, por lo que no insistió en dicho
tramite e incluso dio a luz en un Hospital ajeno a ESSALUD; que la encausada niega haber adulterado
la ficha de inscripción cuestionada de fojas veintisiete, y si se tiene en cuenta que la señora Delia
Garibay Ubidia y su hija Verónica Bazán Garibay no corroboran la imputación de ESSALUD, al
punto de cuestionar la actitud de la citada Sánchez Chumpitaz, quien instigó la denuncia contra la
acusada, es de concluir, en primer lugar, que no existen elementos de prueba de cargo suficientes
para afirmar lo contrario, y, en segundo lugar, que la ficha en mención no era idónea para vulnerar el
interés institucional de ESSALUD. Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD
en la sentencia de fojas trescientos diez, de fecha veintiocho de noviembre de dos mil tres, que
absuelve a Marta Luz Boza Candela de la acusación fiscal formulada en su contra por delito contra
la administración pública corrupción de funcionarios - cohecho propio y por delito contra la fe pública -

414
PÉREZ ARROYO, La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005), t. III. p. 1566-
1568.

280
falsificación de documentos en agravio del Estado y del Seguro Social de Salud-ESSALUD; con lo
demás que contiene; y los devolvieron.

TEXTO DEL DICTAMEN FISCAL SUPREMO:


Viene a esta segunda Fiscalía Suprema en lo Penal el presente proceso, en mérito del
Recurso de Nulidad interpuesto por la parte civil y por el representante del Ministerio Público, en
contra de la sentencia de fs. 310/314, su fecha 28 de noviembre del año 2003, la misma que falla
absolviendo de la acusación fiscal a MARTA LUZ BOZA CANDELA, procesada por el delito
Contra la Administración Pública - Corrupción de Funcionarios - Cohecho Propio y por el delito
Contra la Fe Pública -Falsificación de Documentos, en agravio del estado y ESS ALUD.
Se advierte de autos que, la imputación que recae sobre la encausada Marta Boza Candela,
consiste en que la misma, abusando de su condición de funcionarla de ESSALUD-Cañete, conminó a
Delia Garibay Ubidia y Verónica Alejandrina Bazán Garibay con la finalidad de que dichas personas
le entreguen la suma de S/. 150.00 nuevos soles, con la finalidad de que la segunda de las nombradas
logre obtener el beneficio de atención con ocasión de su próximo parto, circunstancia que fue denun-
ciada originalmente por la propia madre de la gestante.
Ahora bien, debemos considerar que la materialidad del evento delictivo antes anotado, quedó
evidenciado de la propia revisión y comparación de archivos que hace la entidad prestadora de salud,
significándose que, en la copia para el usuario que portaba la antes anotada Delia Garibay Ubidia,
figuraba como fecha de inscripción de su hija el día 16 de agosto del año 2000, siendo el caso que en
los registros de la institución, sólo figura la antes anotada Verónica Alejandrina Bazán Garibay con una
aportación realizada el día 30 de enero del año 2001, es decir fue la propia procesada, la que con
conciencia y voluntad adulteró esta declaración, con la finalidad de que se considere con derecho de
atención a alguien que no tenía esa condición, adulteración que esta realizó previo pago indebido de
una comisión.
Es éste orden de valoraciones, consideramos que el colegiado no ha merituado debidamente los
medios de prueba que se recaudan al presente expediente judicial, por lo que, somos de opinión que
se declare NULA la sentencia recurrida, debiendo realizarse un nuevo juicio oral por otra Sala Penal.
S .S. PAJARES PAREDES / SAN MARTÍN CASTRO / PALACIOS VILLAR / LEGA-
ROS CORNEJO /MOLINA ORDÓÑEZ.

281
ANEXO 6

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


ELEMENTO DEL TIPO

SALA SUPREMA PENAL PERMANENTE


R.N. N° 286-2003415
HUÁNUCO
Lima, veintiocho de mayo de dos mil cuatro.-

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el acusado Nicodemus Guzmán Cueva contra la sentencia
condenatoria de fojas mil cuatrocientos doce, de fecha nueve de enero de dos mil tres, por sus
fundamentos y CONSIDERANDO: Prímero.- Que el acusado Guzmán Cueva fue procesado por
delito contra la fe pública- «falsedad genérica», en agravio del Estado y comunidad Santa Cruz de
Racri, conforme es de verse del auto de apertura de instrucción de fojas cuatrocientos cuatro, siendo
de precisar que por error se denominó «delito de falsedad genérica» cuando el nomen y uris es el de
«falsedad material o falsificación de documentos», puesto que se invocó expresamente el artículo
cuatrocientos veintisiete del Código Penal; que, asimismo, en la sentencia de fojas mil cuatrocientos
doce se identificó como agraviado al «Caserío Santa Cruz de Racri», cuando en rigor debió expresar
«Comunidad Santa Cruz de Racri»; que se trata de similares errores materiales subsanables en sede
recursal. Segundo.- Que de la solicitud de garantías posesorias de fojas veintisiete que el imputado
presentó con fecha doce de agosto de mil novecientos noventinueve ante el subprefecto de la
provincia Daniel Camón - Yanahuanca aparece que acompañó a la misma para justificar la protección
demandada una «constancia de posesión» fechada en febrero de mil novecientos noventiséis y
firmada, entre otros, por Maura Soto Prudencia, como autoridad de la Comunidad Campesina de
Santa Cruz De Racri (fotocopiada de fojas treinticuatro y original a fojas mil doscientos sesentidós),
firma que resultó siendo falsificada como se acredita con el mérito de la pericia grafotécni-ca de fojas
trescientos treintinueve; ello también ocurre con la firma de otro directivo: Alejandro Hermitaño
Jamampa, Teniente Gobernador según Informe Técnico Pericial de fojas mil doscientos sesenta.
Tercero.- Que de ese modo está probado que el documento cuestionado, por lo menos, en dos de las
firmas, por no corresponder a sus titulares, es falso, resaltándose que la prueba científica enerva
determinada prueba testimonial de descargo que apunta sostener que las firmas no son falsificadas.
Cuarto: Que el tipo penal de falsedad material exige como elemento objetivo la posibilidad de perjuicio
o perjuicio material del documento, lo que erige de un delito de peligro; que en el presente caso el
imputado presento ese documento para justificar la posición de un terreno y, de ese modo conseguir
una protección estatal a la que no tenía derecho en tanto que la prueba de la posesión invocada no era
tal. Quinto.- Que como el documento es privado y la adulteración recayó en unas firmas de dirigentes
comunales y, por extensión, en el conjunto de la constancia otorgada, es obvio que el Estado no es el
sujeto pasivo del mismo sino la entidad en referencia, por es del caso absolver en el primer extremo.
Sexto.- Que, por otro lado, el plazo prescriptivo no corre desde la fecha que aparece inserto en él
documento cuestionado - lógicamente apócrifo - o desde el momento de su redacción, sino desde el
momento en que concurrieron todos los elementos que la estructura exige; el relieve de un documento
privado se da cuando aparece potencialmente en perjuicio de tercero por la simple intención de causarlo,
en este caso cuando se acompaño a la solicitud de garantías posesorias: agosto de mil novecientos
noventinueve, de suerte que ala fecha aún no a prescripto la acción penal. Séptimo.- Que, de
conformidad con los artículos cuarentiuno, cuarentitrés, cua-renticuatro y cincuentiséis del Código
Penal, es del caso precisar que la pena de multa debe fijarse en días multa, su importe no debe ser menor
del veinticinco por ciento ni mayor del cincuenta por ciento del ingreso diario del condenado cuando

415
PÉREZ ARROYO, La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005), t. III. p. 1562-
1565.

282
viva exclusivamente de su trabajo, y debe ser pagada dentro de los diez días pronunciada la
sentencia, bajo apercibimiento de conversión. Por estos fundamentos: declararon NO HABER
NULIDAD en la sentencia de fojas mil cuatrocientos doce de fecha nueve de enero de dos mil tres,
que condena a Nicodemus Guzmán- Cueva, como autor del delito contra la fe pública en la
modalidad de falsificación de documentos (falsedad material) en agravio del Caserío de Santa Cruz
de Racri -entendiéndose que la denominación correcta de la entidad agraviada es «Comunidad de
Santa Cruz de Racri»-, a dos años de pena privativa de libertad, suspendida condicionalmente en su
ejecución por el periodo de prueba de un año bajo reglas de conducta, multa de noventa días del
Tesoro Público; ACLARARON la que se abonará a razón de veinticinco por ciento del ingreso diario
del condenado, e, INTEGRARON que deberá ser pagada dentro de los días de pronunciada bajo
apercibimiento de conversión en caso de incumplimiento, y fija en mil nuevos soles el monto por
concepto de reparación civil a favor de la agraviada; declararon HABER NULIDAD en al propia
sentencia en cuanto condena al citado encausado por el emocionado delito en agravio del Estado;
reformándolo: lo ABSOLVIERON de la acusación fiscal de dicho extremo, archivándose lo actuado
definitivamente, y anulándose lo antecedentes policiales y judiciales de Nicodemus Guzmán Cueva
respecto a la inclusión del Estado como agraviado; con lo demás que le contiene; y los devolvieron.

TEXTO DEL DICTAMEN FISCAL SUPREMO (05 de marzo de 2003): Viene este proceso en
Recurso de Nulidad interpuesto por el sentenciado Nicodemus Guzmán Cueva, contra la resolución fs.
1412/1419 su fecha 9 de enero del 2003, que FALLA: DECLARANDO al acusado NICODEMUS
GUZMÁN CUEVA, como autor del delito CONTRA LA FE PÚBLICA -FALSIFICACIÓN DE
DOCUMENTOS- en agravio del Estado peruano y del caserío Santa Cruz de Racri, y lo
CONDENARON A DOS AÑOS DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD SUSPENDIDA; Y
MULTA de noventa días a favor del estado; FIJANDO en la suma de MIL NUEVOS SOLES por
concepto de Reparación Civil que deberá pagar a favor del Estado y MIL NUEVO SOLES por Concepto
de Reparación Civil, que deberá pagar a favor del caserío Santa Cruz de Racri.

Que fluye de autos, que se imputa al acusado Guzmán Cueva, de haber falsificado la firma de
doña Maura Soto Prudencia, hecho obrante a fs.34,1262 mediante la Constancia de Posesión, de
fecha 12 de febrero de 1996, que expide las autoridades de la Comunidad Campesina de Yanacocha,
Caserío de Santa Cruz de Racri, constancia que fue cuestionada por doña Maura Soto Prudencia,
Agente Municipal del Caserío del aludido de 1996 a 1998, al rendir su declaración fs.291/300,
mencionando que nunca expidió a Nicodemus Guzmán Cueva dicha constancia, ya que el consta
que éste sólo posee un lote de diez metros de frente y no de veintiocho por dieciséis metros
cuadrados, como aparece en tal constancia.
Que, revisado los actuados, se tiene que se haya acreditado el delito de Falsificación de
Documento Privado, señalando en el artículo 427 del Código Penal, y la responsabilidad penal del
procesado Nicodemus Guzmán Cueva, pues existe el informe grafotécnico de fs. 339/334, que
concluye que la firma atribuida a doña Maura Soto Prudencio, proviene de distinto puño gráfico, es
decir ha sido falsificado; habiendo el procesado, dado uso a dicha constancia, cuando solicitó
GARANTÍAS POSESORIAS con fecha 12 de agosto de 1999, obrante a fs.27 en la que adjunta
dicho documento (fecha en la que se consuma el delito y se debe tener en cuenta para efectos de la
prescripción); causando perjuicio a la comunidad, pues el procesado se apropio de lotes destinados a
otros fines señalados en de acuerdo de asamblea, conforme a las Actas de Asambleas de Comuneros
del Caserío de Santa Cruz de Racri de fs. 121 al 124; por lo expuesto; se tiene que el documento
falsificado es de carácter privado, como también lo señala el Colegiado en los considerandos de la
sentencia de autos, sin embargo en el fallo de ésta, se tiene como agraviado al Estado, lo cual
desnaturaliza el proceso, por lo que se ha incurrido en causal de nulidad, señalado en el artículo 298
del Código de Procedimientos Penales.
En consecuencia, está Fiscalía Suprema Penal, propone se declare NULA la sentencia
recurrida e INSUBSISTENTE la acusación Fiscal de fs. 1364/1368 en le extremo que formula la
acusación sustancial contra Nicodemus Guzmán Cuevo, por el delito la Fe Pública en la modalidad de
Falsificación de Documentos, en agravio del Estado, DEBIÉNDOSE remitir a la brevedad posible los
autos al Fiscal Superior, a fin formule nueva acusación, conforme a lo expuesto en la presente.
S.S. PAJARES PAREDES / SAN MARTÍN CASTRO / PALACIOS VILLAR / LEGAROS CORNEJO /
MOLINA ORDÓÑEZ.

283
ANEXO 7

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD

SALA SUPREMA PENAL PERMANENTE


R.N. N° 3812-2003416
LIMA
Lima, veintisiete de abril de dos mil cuatro.-

VISTOS; el recurso de nulidad interpuesto por el acusado Andrés Zambrano Vera o Gualberto
Zambrano Rodríguez contra la sentencia condenatoria de fojas doscientos nueve, de fecha de junio de dos
mil tres, oído el informe oral; de conformidad con el dictamen del señor Fiscal Supremo en lo Penal; y,
CONSIDERANDO: Primero,-Que con la boleta de información básica de vehículos obrante a fojas
diecisiete y el resultado de autenticación de fojas diecinueve se acredita que la tarjeta de propiedad
de fojas dieciocho a nombre de Juan Zambrano Torres es falsa, así como que se alteró la placa de
rodaje del vehículo y se cambió el color del mismo. Segundo.- Que el vehículo marca VW
intervenido por la policía el uno de noviembre de mil novecientos noventa y uno al haber
protagonizado un accidente automovilístico había sido robado a su propietario Jorge Villarroel Pinto
el día quince de octubre de mil novecientos noventa y uno; que Jeny María Lench Maguiña y
Antonio Cachuan Cristóbal, así como el acusado Zambrano Vera o Zambrano Rodríguez, quien
huyó raudamente al notar la presencia policial, eran los ocupantes del mismo; que en dicho vehículo,
conducido en esa ocasión por el imputado, se encontró una tarjeta de propiedad falsificada; que la
tenencia del vehículo por parte del imputado se acredita con la declaración de los intervenidos y con
su aceptación una vez que fue capturado por la policía. Tercero.- Que el acusado Zambrano Vera o
Zambrano Rodríguez en su declaración rendida en el juicio oral reconoce que conducía el vehículo,
que huyó luego del accidente y que el automóvil estaba bajo su dominio; que, sin embargo, como
argumento de defensa alega que el señor Zapata Zambrano, amigo de su suegro, le vendió el
vehículo, bajo el sistema de alquiler - venta, y que no pudo percatarse que la tarjeta de propiedad que le
entregó era falsificada, que el color había sido modificado y que la placa había sido adulterada.
Cuarto.- Que, sin embargo, no es de recibo la aludida exculpación, si se tiene en cuenta: a) la
posesión del documento falso y del vehículo con placas adulteradas y color cambiado; b) el hecho
que huyó al momento de la intervención policial del vehículo robado; c) la tenencia del vehículo en
cuestión por un tiempo prudencial y que, por lo demás, era obvio darse cuenta de las alteraciones del
vehículo así como de la evidente falsedad de la tarjeta de propiedad; d) la intrínseca falta de
verosimilitud de la alegación de desconocimiento de la falsedad y de su adquisición legitima - ni
siquiera puede sostener la realidad de un vendedor conocido por él-dado que, como ya se anotó, no
existe elemento de prueba que corrobore tal versión exculpatoria y, menos, su solvencia para comprar
un vehículo; y e) la presencia de un indicio posterior a los hechos, consistente en la segunda fuga que
protagonizó, esta vez en la propia sede judicial cuando fue puesto a disposición del órgano jurisdiccional
por la policía, conforme se advierte de la razón obrante a fojas ciento cincuenta y dos; que estos indicios
valorados conjuntamente permiten una inferencia razonable y unívoca en el sentido que utilizó a
sabiendas una tarjeta de propiedad falsa y que estaba en posesión de un vehículo con el color
modificado y la placa adulterada. Quinto.-Que, la pena impuesta guarda proporción con la
naturaleza del delito, la forma y circunstancias de su comisión, así como por la entidad del injusto,
siendo de resaltar al amplio prontuario judicial que registra; que, de otro lado, al fijarse la pena de multa
no sólo debe indicarse los días multa y el porcentaje a pagar, sino también el plazo perentorio para su

416
PÉREZ ARROYO, La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005), t. I. p. 594-
596.

284
pago y el apercibimiento de ley en caso de incumplimiento, conforme a lo previsto por artículo
cuarenticuatro y cincuentiséis del Código Penal, por lo que es del caso integrarla al no modificar el
sentido de la resolución, de conformidad con el 1 penúltimo parágrafo del artículo doscientos
noventiocho. Por estos fundamentos: declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia de
fojas doscientos nueve, de i fecha doce de junio de dos mil tres, en el extremo que condena a
Andrés Walberto Zambrano Vera o Gualberto Zambrano Rodríguez como autor del delito contra la
fe pública - falsificación de documentos en agravio del Estado, y Jorge Villarroel Pinto a cinco años
de pena privativa de la libertad, y el pago de cuarenta días multa de su renta a razón del veinticinco
por ciento de su haber diario; e, integrando la citada sentencia: DISPUSIERON que la pena de
multa se pagará en el termino de diez días, bajo apercibimiento de conversión en caso de
incumplimiento; con lo demás que contiene; y los devolvieron.
S.S. PAJARES PAREDES/SAN MARTÍN CASTRO/ PALACIOS VILLAR/LECA- í ROS
CORNEJO/MOLINA ORDÓÑEZ.

285
ANEXO 8

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD

SALA SUPREMA PENAL TRANSITORIA


R.N. N° 027-2004417

Lima, uno de octubre de dos mil cuatro.

VISTOS; Interviniendo como ponente el señor Vocal Supremo Robinson Octavio Gonzales
Campos, con lo expuesto por el señor Fiscal Supremo; y,

CONSIDERANDO:
Primero.- Que los integrantes de este Supremo Tribunal, circunscribiéndose al primer
párrafo del artículo trescientos de Código de Procedimientos Penales, modificado por el
Decreto Legislativo número novecientos cincuenta y nueve, sólo pueden pronunciarse con
relación a los extremos impugnados debidamente, en este caso por parte del Procurador Público
a cargo de los asuntos judiciales de la Contraloría General de la República, en observancia del
principio de la no reforma en peor -"non reformatio in peius"- contenido en el indicado
dispositivo.
Segundo.- Que en ese sentido es condición "sine qua non" para la imposición de una sanción
a los justiciables que se establezca indubitablemente la comisión del delito, así como la
responsabilidad penal de estos, lo que doctrinariamente se conoce como declaración de certeza
del ilícito penal.
Tercero.- Que los elementos del delito de concusión - colusión desleal, según el artículo
trescientos ochenticuatro del Código Sustantivo, viene a ser el acuerdo clandestino entre dos o
más agentes para lograr un fin ilícito, perjudicando a un tercero, el Estado, en este caso
mediante diversas formas contractuales, para lo cual se utiliza el cargo o comisión especial;
que, se aprecia de autos, que no se ha logrado acreditar la concurrencia de estos elementos
objetivos y subjetivos en la conducta desarrollada por los encausados Ibraín Adriano Olguín
Rivera (jefe de abastecimiento), José Paulino Saavedra Carhuatocto (jefe de almacén) y Carlos
Criollo Mejía (apoyo a la oficina de almacén), toda vez que no se ha logrado acreditar perjuicio
económico a la Municipalidad de Ayabaca, puesto que la adquisición de alambres, balones de
gas y cuatro cilindros de petróleo fueron obtenidas siguiendo el procedimiento que exige las
normas pertinentes sobra adquisición de bienes y servicios a favor del Estado, conforme
aparece de las respectivas declaraciones instructivas de los procesados, así como del informe de
auditoría número cero ochenta y tres - dos mil - MPA/OAJ/ACOMPA que corre a fojas noventa y
uno a noventa y nueve, así como las resoluciones de la Intendencia de Aduanas obrante a fojas
ciento noventa y tres, doscientos treinta y cinco; por ende tampoco se configuraría el tipo
penal de peculado por culpa atribuido al encausado Otero Santur.
Cuarto.- Que, en cuanto a los delitos de abuso de autoridad y omisión de denuncia,
también atribuida al procesado Manuel Otero Santur, en autos han quedado desvirtuadas
estas imputaciones, toda vez que el citado encausado, una vez conocidos los hechos materia de
instrucción, dispuso no solo una inmediata investigación sobre el tema sino también una
auditoría interna respecto a la actuación de los involucrados, por tanto no permaneció
indiferente ante el conocimiento de supuestas irregularidades.

417
JURISPRUDENCIA PENAL, t. II. Normas Legales, Trujillo, Octubre, 2005, p. 217-219.

286
Quinto.- Que, respecto al delito contra la fe pública, es necesario precisar que el
presupuesto infaltable para que se configure la antijuricidad es el perjuicio que se causa con la
utilización del documento en cuestión; en ese sentido, conforme se ha establecido en el
considerando anterior, no se ha causado ningún perjuicio a la entidad agraviada; por ende, al no
concurrir el elemento substancial objetivo, es inexistente la condición objetiva de punibilidad
atribuida al encausado Holguín Rivera; en consecuencia, siendo esto así se tiene que lo resuelto
por el Colegiado se encuentra arreglado a ley.
Por lo que: Declararon NO HABER NULIDAD en la sentencia recurrida de fojas
cuatrocientos seis, su fecha veintitrés de setiembre del dos mil tres, que ABSUELVE de la
acusación fiscal a MANUEL OTERO SANTUR por e! delito contra la administración pública,
peculado culposo, abuso de autoridad y omisión de denuncia, en agravio de la Administración
Pública y del Estado; a IBRAIN ADRIANO HOLGUÍN RIVERA por los delitos de contra la
administración pública, concusión impropia y contra la fe pública, falsificación de documentos,
en agravio del Estado y de Simeón Castillo Abad, representante de la Empresa
SAMANGAS.R.L.; y a JOSÉ PAULINO SAAVEDRA CARHUATOCTO y CARLOS CRIOLLO
MIJA como cómplices del delito de concusión impropia en agravio del Estado; con lo demás que
contiene; y los devolvieron.
SS. GONZALES CAMPOS R.O.; VALDEZ ROCA; VEGA VEGA; BARRIOS ALVARADO:
PRADO SALDARRIAGA.

287
ANEXO 9

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


PRIMERA SALA PENAL TRANSITORIA
R.N. N° 67-2004418
FE PÚBLICA
TACNA
Lima, quince de diciembre de dos mil cuatro.-
VISTOS; interviniendo como ponente el Señor Vocal Robinson Octavio Gonzales Campos, con lo
expuesto por el Señor Fiscal Supremo; y CONSIDERANDO: Primero: Que conoce del presente
proceso esta Suprema Sala, por haberse declarado fundada la queja interpuesta por la parte
agraviada al advertirse presuntas irregularidades en la tramitación de la instrucción. Segundo: Que
analizados los hechos de la denuncia y del auto apertorio de instrucción es evidente que la
conducta atribuida a la inculpada Eumelia Ada Palomino Palomino, se encuentra prevista y
sancionada en el artículo cuatrocientos veintisiete del Código Penal, es decir él delito de
falsificación de documentos. Tercero: Que conforme a texto del referido artículo, el delito consiste
en "el que hace en todo o en parte, un documento falso o adultera uno verdadero que pueda dar
origen a derecho u obligación o servir para probar un hecho, con el propósito de utilizar el
documento, será reprimido si de su uso puede resultar un perjuicio...." de ello entendemos que
con el solo hecho de falsificar un documento, se estaría consumando el delito, puesto que efectuada
la falsificación del objeto material del delito, este se convierte en un elemento potencial para causar
peligro a terceros, en ese entendido el uso o no de dicho instrumento será irrelevante para la
consumación del delito, pues como el mismo texto legal, antes citado lo señala, debe existir una
probabilidad de un futuro perjuicio, más no habla de un perjuicio causado como erróneamente se
entiende. Cuarto: Que siendo así, la fecha probable de la falsificación de documento resulta ser el que
aparece en la partida de nacimiento obrante en el libro de registros civiles del Consejo Provincial de
Mariscal Nieto - Moquegua, es decir Marzo de mil novecientos setenta y seis (fojas dieciséis)
consecuentemente éste sería la fecha de consumación del delito, por tanto desde aquella fecha deberás
establecerse el plazo de prescripción penal, por lo que estando a lo establecido en el artículo
cuatrocientos veintisiete del Código sustantivo en concordancia con el artículo ochenta y ochentitrés del
mismo cuerpo de leyes, a la fecha la acción penal ha prescrito; ante estos fundamentos: Declararon
NO HABER NULIDAD en el auto recurrido de fojas ciento sesenta y uno, su fecha uno de agosto del dos
mil dos que revocando la resolución de primera instancia declara fundada la excepción de prescripción de
la acción penal deducida por la procesada Alejandrina Eumelia Ada Palomino Palomino por el delito
contra la fe pública, falsificación de documentos, en agravio de Hayde Ofelia Cruz Quintanilla; con lo
demás que al respecto contiene y los devolvieron.-
S.S. GONZALES CAMPOS R.O. / VALDEZ ROCA / VEGA VEGA / PRADO SALDARRIGA/
PRINCIPE TRUJILLO.

418
AVALOS RODRÍGUEZ, et ROBLES BRICEÑO, Modernas Tendencias dogmáticas, p. 309-310.

288
ANEXO 10

EJECUTORIA SUPREMA QUE ESTABLECE QUE EL DELITO CONTRA LA


FE PÚBLICA ES DELITO DE LESIÓN

SALA PENAL PERMANENTE


R.N. N° 4036-2004419
LIMA
Lima, veintisiete de abril de dos mil cinco.-

VISTOS; oído el informe oral; el recurso de nulidad interpuesto por la parte civil, Asociación
Agropecuaria «Sumac Pacha», contra la sentencia de vista de fojas tres mil setecientos setenta y seis,
del siete de agosto de dos mil tres, que revocando la sentencia de primera instancia de fojas tres mil
seiscientos ochenta y dos, su fecha treinta y uno de enero de dos mil tres, declara extinguida por
prescripción la acción penal incoada contra Cristóbal Antonio Galjuf Nieto y otros por delito contra la
fe pública y contra Cristóbal Antonio Galjuf Nieto y otros por delitos contra la Adminis tración de
Justicia; de conformidad en parte con el dictamen de la Señora Fiscal Supremo en lo Penal; y
CONSIDERANDO: Primero.- Que este Supremo Tribunal conoce el recurso de nulidad de fojas tres
mil setecientos noventa y cinco por haberse declarado fundado el recurso de queja de fojas tres mil
ochocientos diez, interpuesto en ambos casos por la parte civil Asociación Agropecuaria «Sumac
Pacha», según es de verse de la Ejecutoria Suprema corriente a fojas tres mil ochocientos cuarenta y
uno, del siete de octubre de dos mil cuatro; que como la declaración de prescripción materia de la
sentencia de vista de fojas tres mil setecientos setenta y seis, del siete de agosto de dos mil tres, dictada a
mérito del escrito de excepción de prescripción corriente a fojas dos mil seiscientos diecisiete,
comprende dos delitos, y el delito contra la Administración de Justicia - inducción a error a funcionario
público tiene como agraviado al Estado según se advierte del auto de apertura de instrucción de fojas
trescientos setenta y uno y de la acusación fiscal de fojas dos mil trescientos treinta y dos, es de
puntualizar que ese extremo prescriptorio se encuentra firme al no haber sido recurrido por el Estado,
de modo que el objeto procesal del presente recurso de nulidad se circunscribe a determinar si la
prescripción por el delito contra la fe pública ha operado o no. Segundo.- Que la parte civil Asociación
Agropecuaria «Sumac Pacha» en su recurso formalizado de fojas tres mil setecientos noventa y cinco
sostiene que la Sala superior erróneamente estimó como momento de comisión del delito la fecha de la
escritura pública de traslación de dominio de inmobiliaria San Blas a Mon-tagne y Compañía Agrícola
San Bartolo, sin tomar en cuenta el fraude en los asientos registrados y la utilización de los mismos a
partir de mil novecientos noventa y seis; asimismo, acota que el plazo de la prescripción recién correrá
si no se ha denunciado el hecho para el año dos mil seis. Tercero.- Que de la acusación fiscal de fojas
tres mil trescientos treinta y dos aparece que conforme a la pericia grafotécnica de fojas trescientos
treinta y tres, ratificada a fojas cuatrocientos treinta y ocho, se imputa a los encausados la adulteración
de dos escrituras públicas: de veintidós y del veintitrés de diciembre de mil novecientos sesenta y
nueve, las cuales fueron presentadas como prueba instrumental en una demanda incoada contra la
agraviada sobre reivindicación tramitada por ante el Séptimo Juzgado Especializado en lo Civil de Lima;
que el señor Fiscal Provincial en la acusación escrita de fojas dos mil trescientos treinta y dos
expresamente ha considerado los supuestos típicos de falsificación y de uso de documentos falsos:
falsedad propia y falsedad impropia, así como el tipo penal de inducción a error a funcionario público;
que de fojas dos mil ochenta y seis aparece que la demanda en cuestión fue presentada el tres de
diciembre de mil novecientos noventa y seis, y como anexos figuran las escrituras cuestionadas.
Cuarto.- Que si tiene en cuenta que la acusación fiscal -que introduce la pretensión penal y, por tanto,

419
PÉREZ ARROYO, La evolución de la jurisprudencia penal en el Perú (2001-2005), t. III. p. 1574-
1576.

289
fija el ámbito fáctico de la sentencia- consideró expresamente no sólo la adulteración de un documento
público sino también la utilización de un documento público falso en perjuicio de la agraviada con el
propósito de que el órgano jurisdiccional civil falle a favor de quien demandó: Montagne y Compañía.
Agrícola San Bartolo Sociedad Civil de Responsabilidad Limitada, es obvio que a los efectos de la
prescripción de la acción penal debe tomarse en cuenta -por tratarse de un delito de resultado y de
estructura instantánea- la fecha del uso del documento faíso: tres de diciembre de mil novecientos
noventa y seis -la fecha de consumación se produce desde que el sujeto, conociendo la falsedad del
documento, realiza un acto material de utilización del mismo-; que, siendo así, como la pena máxima
privativa de libertad es de diez años, a la fecha, contado el término adicional por interrupción del plazo
ordinario, es de concluir que no ha transcurrido los quince años exigibles para estimar la prescripción
de la acción penal, tal como lo establece la concordancia de los artículos ochenta, ochenta y dos
inciso dos y ochenta y tres del Código Penal. Quinto.- Que, por consiguiente, al haberse amparado una
excepción cuando legalmente no correspondía, es del caso reformar ese extremo y disponer que el
Tribunal Superior dicte nueva sentencia sobre el fondo del asunto, Por estos fundamentos:
declararon HABER NULIDAD en la sentencia de vista de fojas tres mil setecientos setenta y seis,
del siete de agosto de dos mil tres, en cuanto que revocando la sentencia de primera instancia de fojas
tres mil seiscientos ochenta y dos, su fecha treinta y uno de enero de dos mil tres, declara fundada la
excepción de prescripción deducida por Cristóbal Antonio Galjuf Nieto, Ricardo Daniel Otero
Lummis, Junean Albuquerque Núñez y Juan Carlos Benaven-te Teixeira; reformándola en ese
extremo; CONFIRMARON la sentencia de primera instancia, en la parte que declara
INFUNDADA la excepción de prescripción deducida por Cristóbal Antonio Galjuf Nieto, Ricardo
Daniel Otero Lummis, Junean Albuquerque Núñez y Juan Carlos Benavente Teixeira respecto del
delito contra la fe pública en agravio de «Asociación Agropecuaria «Sumac Pacha»; en consecuencia,
ORDENARON que la Sala Penal Superior emita nueva sentencia pronunciándose sobre la excepción de
naturaleza de acción y, en su caso, sobre el fondo del asunto; en los seguidos contra Cristóbal Antonio
Galjuf Nieto y otros por delito contra la fe pública -falsificación de documentos en agravio de la
Asociación Agropecuaria «Sumac Pacha»; y los devolvieron.
S.S. SIVINA HURTADO /SAN MARTIN CASTRO /PALACIOS VILLAR/LEGAROS CORNEJO /
MOLINA ORDÓÑEZ / SMC-GAM.

290
ANEXO 11

EJECUTORIA SUPERIOR QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


ELEMENTO DEL TIPO.- CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA

EXP. N° 8157-97 420


Lima, dieciocho de mayo de mil novecientos noventiocho

VISTOS; Interviniendo como vocal ponente el doctor Ramírez Descalzi, de conformidad con lo
opinado por la Señora Representante del Ministerio Público a fojas seiscientos quince; y,
CONSIDERANDO, además Primero.-Que, se imputa a los sentenciados el haber intervenido en un
proceso civil por declaratoria de herederos analizando como medio probatorio de filiación la partida de
matrimonio que en fotocopia obra a fojas veinticinco y que resultó ser falsificada, que habiendo tomado
conocimiento de dicha circunstancia la Segunda Sala Civil de Lima, instancia en la que se encontraba
ventilando dicho proceso, remitió copias certificadas al Ministro Público cuyo representante procedió a
formalizar la denuncia correspondiente instaurándose proceso penal; Segundo.- Que, el delito de
Falsificación de Documentos es eminentemente doloso por lo que el agente activo deberá actuar con
conocimiento y voluntad de todos los elementos constitutivos del tipo, como son la elaboración o la
adulteración todo o de parte de un documento público o privado de cuyo uso se pueda derivar un
perjuicio; por otro lado el que hace uso de un documento falso o falsificando como si fuese legítimo,
siempre que de su uso pueda resultar algún perjuicio; que dicho perjuicio deberá trascender el propio
menoscabo de la Fe Pública y debe ser entendido como la transgresión potencial de otros bienes jurídicos;
Tercero.- Que siendo así, en autos, no se ha acreditado el accionar doloso de la sentenciada Elva Yactayo
Sánchez quien si bien es cierto llegó a utilizar la partida matrimonial de fojas veinticinco con el fin de
demostrar su filiación con el causante Paulino Figueroa Sánchez también lo es que rechaza enfáticamente
los cargos que le son atribuidos en el sentido de haber enfáticamente los cargos que le son atribuidos en el
sentido de haber elaborado el documento sub-materia, o que de su uso pueda haber resultado algún
perjuicio a la agraviada; que esta ver-síon exculpatoria se ve corroborada con la valoración conjunta de
los medios probatorios obrantes a fojas ciento veinticuatro y ciento veinticinco que certifican el hecho
que la sentenciada habría tomado conocimiento de la falsedad documentaría sólo después que ella misma
solicitara información a la Municipalidad de Vitarte; Cuarto.- que asimismo se encuentra probado que
la sentenciada Elva Yactayo Sánchez efectivamente mantuvo con la persona del causante una relación de
convivencia que se extendió por muchos años conforme lo reconoce la propia agraviada en su
declaración preventiva de fojas ciento cuarentisiete que siendo así, resulta coherente lo manifestado por
la sentenciada en su declaración instructiva de fojas ciento dos cuando manifiesta que tiene cuarto grado
de primaria de instrucción y que en cierta ocasión su conviviente la presentó a un amigo de quien dijo
ser funcionario de la Municipalidad de Ate Vitarte y le hizo firmar un papel prometiéndole que sería
para su bien y habiéndolo guardado celosamente sólo llegó a tomar posesión del documento una vez pro-
ducido el deceso de su esposo, que no llegó a indagar más al respecto por cuanto se califica como una
mujer de crianza antigua incapaz de contradecir los designios de su marido, manifestación que se
encuentra corroborada con la Constancia del Jefe de Registro Civiles de la Municipalidad de Ate-
Vitarte, donde hace constar que el folio quinientos ocho del libro dos, respecto del matrimonio civil de
dicha sentenciada, al parecer ha sido sustraída, lo cual demuestra que es posible lo manifestado por ella,
surgiendo en todo caso, al respecto, una duda razonable que le favorece en aplicación del principio
universal del indubiopro reo consagrado en el artículo ciento treintinueve de la Carta Política del Estado
Peruano0', que otro elemento indiciario de irresponsabilidad es el hecho de que al tomar conocimiento de
la irregularidad de la partida la sentenciada se desistió inmediatamente del proceso de declaratoria de
herederos s.eguido por ante la Segunda Sala Civil de Lima; Quinto.- Que, para actuar dolosamente, el
sujeto de la acción debe saber que es lo que hace y conocer los elementos que caracterizan su acción como
acción típica, asimismo, no basta tener mero conocimiento de los elementos objetivos del tipo, es
necesario además, querer realizarlos; que en este extremo del dolo; se tiene que el mismo, no se ha
llegado a acreditar en autos; que por otro lado en lo referente al sentenciado Fernando Borda Madrid se
tiene que su participación se limitó a representar a su co-encausada en los seguimientos del proceso
civil referido habiéndose desistido una vez impugnado el documento de filiación de su representada;
por estos fundamentos®; CONFIRMARON la sentencia venida en grado obrante a fojas doscientos

420
DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA 31, Gaceta Jurídica, Lima, Abril 2001, p. 160-161.

291
dieciséis, su fecha tres de octubre de mil novecientos noventisiete que falla: ABSOLVIENDO a Elva
Yactayo Sánchez y Fernando Borda Madrid de la acusación fiscal incoada en su contra por delito contra
la Fe Pública Falsificación de Documentos en agravio de Lucinda Figueroa Montenegro; con lo demás
que contiene; notificándose y los devolvieron.- SS. MARTÍNEZ MARAVÍ/BASCONES GÓMEZ VE-
LÁZQUEZ/RAMÍREZ DESCALZI

292
ANEXO 12

EJECUTORIA SUPERIOR QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD.- CORTE SUPERIOR DE
JUSTICIA DE LIMA

Exp. N° 1726-96421

VISTA; la causa seguida contra Miguel Ángel Quispe Gonzales Montes de Oca por delito contra la Fe Pública
-Falsificación de Documentos en General(I)- en agravio de Casimira Aranza Morales viuda de Quispe Gonzales
y del Estado; RESULTA DE AUTOS: a mérito del parte policial de fojas cinco y demás recaudos el
representante del Ministerio Público formula denuncia a fojas setentícinco imputando al procesado
Quispe Gonzales Montes de Oca el hecho de haber adulterado el Certificado de Defunción del Ministerio de
Salud que declara el fallecimiento de don Vidal Marcelino Quispe Gonzales Ramírez, en la concerniente al
estado civil, así como en lo que se refiere a la Declaratoria de Registro en la parte correspondiente a los nombres
y apellidos del cónyuge del occiso y la parte del Declarante, donde el denunciado procedió a erradicar la
identidad de la esposa colocando en su lugar "soltero", así como sustituyéndose con sus nombres y domicilio
como Declarante, perjudicando de esta manera los derechos de la agraviada al no haberse podido inscribir la
Defunción en la Municipalidad de la Victoria por las adulteraciones existentes; calificada se apertura
instrucción a fojas setentiséis VÍA ORDINARIA, tramitándose de acuerdo a su naturaleza, elevados los autos
con los informes finales de fojas trescientos cinco y trescientos once respectivamente, el Fiscal Superior emite
Acusación Sustancial a fojas trescientos veintidós, dictándose el Auto Superior de Enjuiciamiento a fojas
trescientos veintiséis; instalada la Audiencia y efectuado el debata oral, su ministerio formula requisitoria oral, la
Defensa efectúa su alegato y con las conclusiones escritas de ambos la causa queda expedita para pronunciar
sentencia; y CONSIDERANDO: los cargos imputados y la valoración de las pruebas en el acto oral, se ha
llegado a establecer objetivamente que Vidal Marcelino Quispe Gonzalos Ramírez falleció con fecha veintiséis
de abril de mil novecientos noventicinco, en el Jirón Antonio Bazo número cuatrocientos cuarentiuno distrito
de La Victoria, certificando el fallecimiento el Doctor Miguel Ángel Valdivia Gálvez Médico del Hospital
"Alberto Sabogal" del Instituto Peruano de Seguridad Social - Callao, quien expidió el Certificado de Defunción
consignando los datos en el anverso del documento con información proporcionada por el Declarante Vidal
Marcelino Quispe Gonzales Aranza quien a su vez suscribió los datos en el reverso del documento relativo a la
Declaratoria de Registro, siendo éste a quien se le extendió el documento en su condición de hijo del fallecido,
asimismo, se ha llegado a establecer fecha-cientemente que el procesado Miguel Ángel Quispe Gonzales
Montes de Oca, luego de recibir el citado documento procedió a adulterar los datos consignados por el Médico
y Declarante mediante el método de erradicación y adición de texto, en lo relativo al estado civil, en el campo
gráfico destinado para el estado marital o conyugal, así como los datos referentes al declarante, documento
falsificado que dolosamente fue presentado por el procesado a la Municipalidad de La Victoria -Unidad de
Registros Civiles- para inscribir la Defunción con el exprofeso fin de perjudicar a la agraviada Casimira
Aranza Morales viuda de Quispe Gonzales a quien no reconoce como esposa legítima del fallecido, logrando de
esta forma postergar el cobro de la pensión del Seguro y reclamar derechos sucesorios en su condición de
cónyuge supérstite, hechos que se encuentran acreditados con el mérito de la manifestación policial del
procesado Quispe Gonzales Montes de Oca de fojas diez ampliada a fojas trece donde reconoce haber
efectuado la rectificación de los datos por ser inexactos, con el mérito de la instructiva de fojas ciento uno
cuando reconoce que efectuó la rectificación a fin de evitar contradicciones y problemas posteriores de
rectificación de partida, con el mérito de la testimonial de Miguel Ángel Valdivia Gálvez de fojas ciento cincuenta
quien en su condición de Médico tratante expresa que extendió el certificado de defunción precisando que consignó
como estado civil del fallecido la condición de casado el que ha sido cambiado, añadiendo que el certificado no
puede ser cambiado ni rectificado los datos sin su autorización, con el mérito de la preventiva de Casimira
Aranza Morales de fojas ochentinueve y testimonial de Vidal Marcelino Quispe Gonzales de fojas
noventiuno, quienes precisan que entregaron el Certificado de Defunción original al procesado quien se
comprometió a realizar los trámites de la Partida de Defunción y asumir el entierro, con el mérito de la

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DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA 18, Gaceta Jurídica, Lima, Marzo 2000, p. 176-179.

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fotocopia certificada notarialmente de fojas se-sentidós que acredita el texto original del Certificado de
Defunción, con el mérito de la Pericia de Grafotecnia de fojas doscientos veintiuno donde se establece que el Cer-
tificado de Defunción expedido a nombre de Vidal Marcelino Quispe Gonzales Ramírez, que en original obra
en la Municipalidad de La Victoria es un documento adulterado por erradicación y adición de texto, concluyendo
que es un documento FRAUDULENTO, con el mérito de la testimonial de Óscar Condori Larico de fojas
ciento treinta, empleado del Registro Civil de la Municipalidad de La Victoria quien precisa que el procesado en
forma insistente y apresurado exigía la inscripción de la Defunción, advirtiendo posteriormente que el Certificado
de Defunción presentaba enmendaduras motivo por el que fue observado y no se inscribió formalmente, con el
mérito de las confrontaciones de fojas ciento treintisiete y ciento treintinueve, donde se evidencia que el
procesado no reconoce el matrimonio entre el fallecido y la agraviada, con el mérito del Acta de Matrimonio
de fojas doscientos dieciséis con lo que la agraviada acredita su condición de esposa legítima; siendo así,
resulta evidente que en autos se encuentra acreditado el delito contra la Fe Pública bajo la modalidad de Falsifi-
cación de Documentos en General, ilícito previsto en el artículo cuatrocientos veintisiete del Código Penal(2>,
asimismo acreditada la responsabilidad penal del procesado Quispe Gonzales Montes de Oca quien no sólo
adulteró en forma consciente y de mala fe los datos originarios del Certificado de Defunción del Ministerio
de Salud -instrumento que tiene la calidad de documento público y oficial al haber sido expedido por el
Médico autorizado- sino que además hizo uso del documento falsificado con la finalidad de perjudicar a la
agraviada en su condición de cónyuge supérstite postergando el reclamo del seguro y derechos sucesorios;
respecto al argumento de defensa esgrimida por el procesado en el sentido de que no consideró ilícita la adi-
ción por cuanto los datos originarios son inexactos presentando documentos justifi-catorios al respecto, debe
precisarse en este análisis que tal sustentación bajo ninguna forma puede constituir eximente de responsabilidad
más aún cuando el bien jurídico protegido en el delito que nos convoca en el tráfico jurídico®, asimismo el
testimonio de Fernando Caycho Vera de fojas ciento noventiocho resulta irrelevante para el presente caso en
razón a los argumentos antes expuestos; para los efectos de la graduación de la pena se tiene que el procesado no
registra antecedentes penales conforme se advierte de fojas ciento cincuenticuatro; resultan aplicables al caso
los artículos once, doce, veintitrés, veinticuatro, veintiocho, veintinueve, cuarentiuno, cuarentidós, cua-rentitrés,
cuarenticinco, cuarentiséis, cin-cuentisiete, cincuentiocho, noventidós, no-ventitrés del Código Penal(4),
concordado con el artículo doscientos ochentitrés y doscientos ochenticuatro del Código de Procedimientos
Penales*5'; en consecuencia, evaluando los hechos y pruebas con el criterio de consciencia que la Ley autoriza, la
TERCERA SALA PENAL DE LA CORTE SUPERIORDE LIMA, administrando justicia a nombre de la
Nación FALLA: CONDENANDO a Miguel Ángel QUISPE GONZALES MONTES DE OCA cuyas
generales de ley obran en autos como autor por delito contra la Fe Pública -Falsificación de Documentos en
General- en agravio de Casimira Aranza Morales viuda de Quispe Gonzales y del Estado, a DOS AÑOS
DE PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD CONDICIONAL sujeto a las siguientes reglas de conducta: a)
no variar de domicilio sin previo aviso del Juzgado, b) concurrir al local del Juzgado cada treinta días a fin de
firmar el cuaderno de control y dar cuenta de sus actividades, c) no concurrir a lugares de dudosa reputación
ni ingerir bebidas alcohólicas, bajo apercibí-miento de revocársele la condicionalidad de la impuesta; y
NOVENTA DÍAS - MULTA equivalente al veinticinco por ciento de . su ingreso diario; FIJARON: en UN
AÑO EL PLAZO DE SUSPENSIÓN de la pena la que empezará a regir consentida y/o ejecutoriada que sea la
presente sentencia; FIJARON: en TRES MIL NUEVOS SOLES el monto de la Reparación Civil a favor de
la agraviada Aranza Morales y en MIL NUEVOS SOLES a favor del Esta-do; MANDARON: que consentida
y/o ejecutoriada que sea la presente sentencia se remita el testimonio al Registro Central de Condena para su
inscripción; regístrese y tómese razón donde corresponda.
S.S.: PARIONAPASTRANA/ BENAVIDES VARGAS / CHUNGUI CHIPANA

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ANEXO 13

EJECUTORIA SUPERIOR QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


ELEMENTO DEL TIPO.- PRIMERA SALA DE LA CORTE SUPERIOR DE
JUSTICIA DE LA LIBERTAD

INSTRUCCIÓN 660-2006

INCULPADO : GRACIELA CRISTINA VALVERDE TUMBAJULCA


DELITO : CONTRA LA FE PÚBLICA
AGRAVIADO : EMILIANO ALAYO CAMPOS

Trujillo, veintitrés de abril


Del año dos mil siete.-
VISTOS; en audiencia pública, para absolver el grado, de conformidad con lo opinado por el
Señor Fiscal Superior en su dictamen de fojas doscientos cuarenta y seis a doscientos cuarenta y siete y,
CONSIDERANDO PRIMERO: Que, viene en apelación la sentencia de fojas doscientos
veinticinco a doscientos veintiocho, su fecha primero de Setiembre del dos mil seis, en el extremo
que condena a la acusada Graciela Cristina Valverde Tumbajulca, por el delito la Fe Pública en la
modalidad de Falsificación de Documentos, en agravio de Emiliano Alayo Campos y el Estado;
SEGUNDO: Que, corresponde a esta instancia determinar si la sentencia impugnada se ha emitido
con arreglo a ley al mérito de lo actuado; TERCERO; Que, efectuado el análisis y el estudio de los
autos se determina la comisión del delito imputado así como la responsabilidad penal de la encausada
Graciela Cristina Valverde Tumbajulca, al haber falsificado la firma del agraviado Emiliano Alayo
Campos (ex conviviente), en el pagaré de fecha dos de diciembre del dos mil por la suma de seis mil
cuatrocientos ochenta nuevos soles con veintiocho céntimos derivado de una línea de crédito
celebrada con el Banco de Trabajo -Sucursal Trujillo-, tomando en consideración que fue la
encausada quien gestionó dicho préstamo, haciendo uso de mentiras y tratando de sorprender a la
analista de la entidad financiera, llevando documentos del agraviado (ex conviviente) sin su
conocimiento, siendo ésta la única beneficiaria, CUARTO: Que, los peritos se constituyen en
auxiliares de la administración de justicia cuando se requiere conocer o apreciar algún
hecho importante que demande conocimientos especiales, en consecuencia a ello, las
conclusiones a las que se arriban según fojas cuarenta y ocho a cuarenta y nueve con la Pericia Grafotécnica
son: que las firmas atribuidas al agraviado Emiliano Alayo Campos, trazada y contenida en el citado
pagaré "presentan características no compatibles con el provenir de su puño gráfico. QUINTO:
Que, considerando los criterios legales expuestos a los hechos probados en autos y los
fundamentos de la acusación fiscal, se concluye que está debidamente comprobada la existencia
del delito y la responsabilidad penal de la acusada que por ello, queda desvirtuado la presunción de
inocencia prevista en el segundo inciso veinticuatro de la Constitución del Perú, en
consecuencia el A-Quo, ha efectuado una correcta apreciación y valoración de los medios
probatorios introducidos en el proceso. SEXTO: Que, respecto a la reparación civil dicho monto
es elevado, siendo que de autos se debe apreciar que la mencionada acusada carece de solvencia
económica pues como se acreditó en autos se dedica a la venta de verduras como ambulante. Por
estas consideraciones SE RESUELVE: CONFIRMAR la sentencia de fojas doscientos

295
veinticinco a doscientos veintisiete, su fecha primero de setiembre del dos mil seis, mediante la
cual se CONDENA a tres años de pena privativa de libertad, suspendida por el plazo de dos años
y, que con las reglas de conducta establecidas, la acusada GRACIELA CRISTINA VALVERDE
TUMBAJULCA, en la instrucción seguida por el delito de falsificación de documentos en
agravio de Emiliano Alayo Campos y el Estado; REVOCARON el extremo que fija, por concepto
de reparación civil la suma de cuatrocientos nuevos soles; REFORMÁNDOSE en dicho extremo
FIJARON en la suma de DOSCIENTOS nuevos soles por concepto de reparación civil, que
deberá ser pagada a favor del agraviado Alayo Campos; CONFIRMARON todo lo demás que
contiene, lo devolvieron.- Vocal Ponente doctor Valeriano Baquedano.-
S.S.
TENORIO ORTIZ
VALERIANO BAQUEDANO
IBÁÑEZ PANTOJA

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ANEXO 14

EJECUTORIA SUPERIOR QUE ESTABLECE QUE EL PERJUICIO ES


CONDICIÓN OBJETIVA DE PUNIBILIDAD.- CORTE SUPERIOR DE
JUSTICIA DE LA LIBERTAD

INST N°705-95
TRUJILLO
l°JUZG. PENAL

Trujillo, veintidós de octubre de 0111 novecientos noventiocho.-


VISTA: en audiencia publica la causa número setecientos cinco - noventicinco, seguida contra e!
acusado en libertad ALVARO MENDOZA RÍOS, por e! delito contra la te publica, en agravio
del Estado y /o el Ministerio de Transportes y Comunicaciones; RESULTA que, en mérito del
Atestado Policial de fojas uno a siete, la Fiscalía Provincial de de Turno de esta ciudad
formaliza denuncia a fojas ocho y e! señor Juez en lo Penal, abre instrucción por auto de fojas
nueve, la misma que se tramita bajo las reglas del. proceso penal ordinario, actuadas las
diligencias y pruebas que obran en el mismo, precluida la etapa instructoria. emitidos los
informes finales, formulada acusación Fiscal a fojas cuarentidós, por auto de enjuiciamiento
de fojas cuarentitrés se declaró la procedencia del Juicio Oral. } por resolución de fojas
sesentmueve, se señaló día y hora para que tenga lugar la audiencia pública, la misma que se
ha realizado en el modo y forma que obran en las actas de sesión de su propósito, producida la
requisitoria oral, oídos los alegatos de la defensa, ha llegado al estado de expedir sentencia:
Y CONSIDERANDO que, de lo actuado en el proceso se ha llegado a establecer que el día
ocho de febrero del. año mil novecientos noventicuatro siendo aproximadamente las cinco
horas con treinta minutos, personal de la Policía Nacional del. Perú intervino al acusado (ALVARO
MENDOZA RÍOS, en circunstancias que conducía el camión Volvo, color rojo, celeste, rojo
blanco y al exigirle la presentación de su licencia de conducir, presento la signada con el
número G treinticinco sesentiséis setenta, le fecha de expedición veintiuno de jdu- de rail
novecientos ochenticinco, profesional., clase dos, categoría D, la misma que corre a fojas cuatro
y fue resulto ser falsa como se ha determinado con el dictamen pericial de la Policía
Nacional del Perú de fojas cinco; que, el acusado MENDOZA RÍOS, al prestar su declaración
instructiva, a fojas veintinueve, manifestó que no se considera responsable, del delito que se
investiga y que en el año de rail novecientos ochenticinco, se dirigió a la Oficina de la
Dirección General de Transportes ubicada en la ciudad de Lima, con la finalidad de gestionar
su brevete profesional y que un señor que trabajaba en dicha dependencia le hizo conocer que podía
gestionar dicho documento en cuatro días, solicitándole la entrega de seis fotografié y la copia

297
fotostática de su libreta electoral y que por el trabajo le cobraba h suma de cuatro
millones de soles, por que el acusado le hizo entrega de esa suma. reclamándole que tenia que
¡lunar en transportes a lo que el empleado le manifestó que de su propia libreta y
documentos sacaba la firma y le entregaba su brevete, obteniendo en esa forma la licencia y fue
con ¡IKWVG de la intervención policía! que se enteró que eí documento era fabo, versión que sigue
sosteniendo en el acto oral, guardando silencio cuando es interrogada en. eí sentido de que si
conocía que el trámite que estaba " haciendo era incorrecto e irregular; que, io manifestado por el
acusado debe considerarse como argumento de defensa., si corno e! mismo acusado refiere que e!
empleado de la Oficina de Transportes le solicitó copia de su libreta electora] para hacerle su firma, lo
que significa que la licencia de condecir iba a ser conseguida en forma ilegal, b que evidencia que
tuvo pleno conocimiento de estos hechos y ha utilizado. ese documento por más de nueve años, por
lo que <la'cGnSú.cíá~deí acusado se encuentra dentro de io previsto en la parte in fine de! articulo
cuatrocientos veintisiete dei Código Penal y) debe ser sancionado;;por haberse acreditado la existencia
del delito y la responsabilidad de'* acusado, que., éste acusado ha manifestado su arrepentimiento,
carece de antecedentes penales y judiciales y debe tenerse en cuenta su modesta, situación económica
para ios efectos de imponerle í.a reparación civil, POR ESTAS CONSIDERACIONES apreciando ios
hechos y las pruebas que los abonan con criterio cíe conciencia que faculta ía íey y en aplicación de
los artículos seis, diez, doce, veintitrés, veintinueve, noventidós, noventitrés y cuatrocientos
veintisiete • del Código Penai., concordante con los artículos doscientos ochenta., doscientos
ochentitrés y doscientos ochenticinco del Código de Procedimientos. Penales, LA PRIMERA
SALA PENAL ESPECIALIZADA DE LA CORTE SUPERIOR DE JUSTICIA DE LA LIBERTAD,
administrando justicia a nombre de la Nación JLA-LL-áL CONDENANDO a ALVARO
MENDOZA RÍOS, como 3:*:or de! delito Contra la Fe Publica, en agravio del Estado y/o el
Ministerio de Transportes y Comunicaciones, a DOS AÑOS de pena privativa de su libertad,
CIENTO OCHENTA días MULTA, con más la obligación de pagar a favor del agraviado la suma de.
CIEN nuevos soles por concepto de reparación civil; SUSPENDIERON la ejecución de la pena por el
término de UN AÑO, siempre y cuando el sentenciado cumpla con las siguientes reglas de
conducta: Prohibición de frecuentar lugares de dudosa reputación; No ausentarse del. lugar
de sus domicilios sin autorización Judicial; Comparecer personal y obligatoriamente al
Local del Juzgado de Origen, el ultimo día hábil de cada mes a fin de justificar e informar
sus actividades: Me portar objetos que faciliten la comisión de nuevos hechos
dolosos; bajo apercibimiento de aplicársele lo dispuesto por el artículo cíncuentinueve
del Código Penal MANDARON que, consentida y/o ejecutoriada que sea la p r es e nte
se n te nc ia se r ec ita n lo s B o let i ne s y T es ti mo nio s d e Condena al Registro Central de
Condenar, para su debida inscripción; DISPUSIERON que los autos se remitan al Juzgado
de Origen para la efectivización de la sanción económica y fecho se ARCHIVE el proceso
de manera definitiva en la sección respectiva de esta Corte.- Actuó como Director de
Debates el señor Vocal doctor Jaime Risco Díaz.
S.S. RISCO DÍAZ / DAMACEN MORI / LARA ESTELA

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