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En nuestro país la Constitución Mexicana establece que una persona podrá ser detenida solo en tres

casos, si es en flagrancia, si existe una orden judicial o si es un caso urgente, fuera de estos
supuestos las detenciones son arbitrarias e ilegales, para evitar que esto suceda, y que no existan
abusos en las detenciones policiacas, todas las detenciones tiene que ser revisadas y contraladas
por un juez.

La implementación del nuevo sistema obliga justo a que exista un control judicial y que a través de
una audiencia se realice una inspección de la detención y que sea justificada, pero ¿Qué sucede si
una persona es detenida arbitrariamente?

Para comprender a fondo este tema, debe entenderse que la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, establece respecto de la detención de una persona, y toda vez que en el artículo
16 Constitucional a partir de la reforma que inicia dentro del sistema acusatorio, surge la figura del
Juez de Control, quien tiene las facultades constitucionales para poder determinar a partir de
diferentes parámetros si es legal o no, una detención, siendo así fundamental el artículo 16
constitucional para establecer los tres supuestos para poder detener a un ciudadano, siendo el
primero de los casos la orden de Aprehensión, donde se requiere de una orden judicial de un Juez
para poder detener una persona, el segundo es aquel donde no existe un mandamiento judicial que
lo ordene, que no es otra cosa que la hipótesis de la detención por flagrancia, y la última siendo un
caso urgente. Haciendo notar que todo esto también tiene íntima relación con otras normas
constitucionales como lo es el caso del artículo 14 constitucional, que establece básicamente que
nadie podrá ser privado de la libertad, de sus propiedades, posesiones o derechos, sino mediante un
juicio seguido antes los tribunales previamente establecidos, en el cual se cumpla con las
formalidades esenciales del procedimiento, y conforme a las leyes expedidas con anterioridad al
hecho.

Precisando así que en todo momento será respetado el debido proceso, así como las formalidades
esenciales del procedimiento, para así poder formar una base constitucional para poder privar de la
libertad o restringir la libertad personal de un ciudadano, señalando la notoria relación con el artículo
1° Constitucional, en materia de Derechos Humanos.

Estos tres supuestos (La Orden de Aprehensión, la Detención por delito fragrante y la Detención en
Caso urgente) han existido en la Carta Magna prácticamente desde sus inicios, sin embargo en la
reforma del Sistema Acusatorio en el año 2008, prácticamente se incorpora en el artículo 16
constitucional la figura del Juez de Control, siendo quien determina si una detención es ilegal o no, a
través de una audiencia pública, siendo de esta manera diferente al sistema tradicional, donde el
Juez trabajaba dentro de su oficina leyendo cada uno de los expedientes para poder emitir una
resolución para determinar si la detención es legal o ilegal, y en ningún caso podía ser sometido a
una Audiencia Pública donde pudiera existir un debate de las partes, como lo es el caso del Sistema
Acusatorio, donde podemos identificar al Defensor así como su defendido, Ministerio Publico, la
Victima u Ofendido y el Asesor Jurídico de Victimas, dando inicio a un debate para determinar si
existe una detención legal o todo lo contrario.
Tratándose de una persona que es detenida y no se actualiza dentro de los tres supuestos que
establece el artículo 16 constitucional,

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