Hoy en día tenemos muchas cosas a cuya presencia estamos acostumbrados y por ello las damos por hechas. Sin embargo, son pocas las ocasiones en que nos detenemos a pensar en cómo es que esas mismas cosas, que hoy en día consideramos obvias, pudieron no existir, o bien, como es que se originaron. Tal puede ser el caso con las ciencias sociales sobre las cuales varios de nosotros hemos decidido especializarnos. Es fácil pensar que tal como la matemática nuestro nicho de estudio es uno que ha preexistido desde el principio de los tiempos. No obstante, como se ha vuelto evidente en las lecturas con las cuales este reporte está basado, las ciencias sociales como las conocemos hoy en día son una empresa muy joven. Se propone que el principal evento que detono el cambio hacia una legitimización de estos estudios fue la Revolución francesa. En el periodo en que dicho suceso se lleva a cabo podemos encontrar a una sociedad centrada en la teología y en el conservacionismo. Bajo este contexto las instituciones son sobre las cuales la sociedad gira y el individuo no es siquiera considerado la unidad mínima de organización. El orden bajo el cual todo se rige esta divinamente mandado y se asume satisface todas las necesidades del pueblo. Por consecuencia de estos axiomas se obtiene una organización que se enceguece a si misma sobre las posibles implicaciones negativas que esta ideología presentase. Esos evidentes malestares sociales ignorados fueron los ingredientes perfectos para el despertar de los filósofos de la época, tales como Hume, Durkheim, Rousseau, Descartes, Comte entre otros, los cuales proponían un cambio de paradigma basado en la razón y los hechos tomando como guía el método científico newtoniano. Se suponía que, como en las ciencias naturales, deberían de existir leyes sobre las cuales todo se rija para las ciencias sociales, unos principios verdaderos sobre los cuales podían basar sus estudios. Después de todo, las ciencias naturales habían podido subsistir en estos tiempos gracias a su habilidad de adquirir apoyos sociales con el incentivo de producir resultados prácticos. Otra razón por la cual estas ideas se volvieron tan prominentes es el auge de la influencia que ejercía la astrología con su esperanza de un mundo más grande del que se conocía. Se comenta que la posibilidad de un infinito fue suficiente motivación para buscar mejorar, progreso era la palabra clave dicen las lecturas. Estos puntos producen un claro contraste entre la ideología existente con la que se venía, ya que los partidarios conservadores argumentaban que los cambios traerían sufrimiento y desorden social. La historia dicta que la promesa del progreso fue superior a la amenaza del cambio y renacen las universidades que por mucho tiempo se encontraban moribundas por su apego extremo a las creencias religiosas, y que encontraban ahora nueva vida transformándose en una institución que dejaba de lado en su mayor parte o en ocasiones totalmente a la iglesia. Los científicos de las ciencias no naturales fueron los principales interesados en la creación de estas universidades puesto que encontraban en ellas los apoyos financieros para continuar con sus estudios. Estos discípulos de las ciencias no naturales se encontraban con intentos predecesores que se quedaron cortos al intentar legitimarse. Las razones de estos fallos se discuten y se podría resumir en el hecho de que su conceptualización residía dentro de una ambigüedad de enfoque, aunado al hecho de que el estudio de estas disciplinas no producía resultados prácticos inmediatos. Los intelectuales de la época perdían interés en la filosofía pues consideraban que los principios subjetivos sobre los cuales actuaban eran comparables con la teología que estaban tratando de alejar de sus teorías. El contexto que permitió el acceso a estas ciencias fue la demanda de una transformación social y política como se intentaba en la Revolución francesa. Como conclusión personal, puedo comentar que me ha parecido muy interesante el poder echar un vistazo a las circunstancias que dieron lugar a las ciencias sociales como las conocemos hoy. En particular, encontré muy interesante la manera como la gente percibía su situación previa al cambio de paradigma, es decir el cómo es que era el miedo al cambio que congelaba la idea de buscar mejorar su vida. El cómo su conformismo era en realidad basado en su fe de que la manera en que se vivía era por voluntad divina y por ello no existía lugar en cuestionarla. Todas estas ideas me parecen especialmente interesantes puesto que nos hace cuestionar sobre cuales cambios se encuentran disponibles en la actualidad que nuestro actual paradigma no nos permite concebir. Referencias: Ritzer, G. (1993). Teoría sociológica clásica. España: Basauri. Wallerstein, I. (1996). Abrir las ciencias sociales. México: Siglo XXI. Enriquez, H (2008). Como investigar y escribir en Ciencias Sociales. México: Universidad Autónoma Metropolitana.