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NADIE TIENE LA CULPA

Nadie tiene la culpa de que Cataluña nunca haya sido ni reino ni nación.

Esta es la aseveración que manifiestan los “historiadores” que solamente han


mirado la historia por el agujero de la Enciclopedia Álvarez y que deben su
formación “académica” a la escuela de cuarenta años de franquismo y
obscurantismo, tergiversando los hechos a la medida de sus intereses que son
muchos y de su entendimiento que es muy poco.
A todos estos “académicos” diplomados en zoquetería y másteres en un post-
grado superior de ignorancia, simplemente aconsejarles que lean el
“MANUSCRIT DE POBLET” titulado también “LIBRE DELS FEYTS DEL REI
EN JACME I”, del año 1343, que se conserva en la biblioteca de la Universidad
de Barcelona y del que pueden obtener un ejemplar de la edición facsímil,
editado por la misma Universidad, con una introducción del profesor Martín de
Riquer en castellano, puesto que el original está escrito en catalán antiguo y
dudo que esas mentes tan privilegiadas y abiertas sean capaces de
comprender ni la numeración de las páginas.
No soy capaz de culpar a nadie de que Cataluña nunca haya sido un reino,
posiblemente si lo hubiera sido, si que habría alguien a quien culpar.
En cuanto a lo de nación, precisamente son los no nacionalistas los que nos
llaman nacionalistas o nacionalismos, tanto a catalanes como a vascos y
seguramente debido a su estupidez lo hacen con la intención de insultarnos,
confirmando el dicho de “Que no ofende quien quiere, sino quien puede”.

Nadie tiene la culpa de que las primeras cortes de Europa fueran las de
Castilla y León (1188), como así se reconoce en la Unión Europea.

Exactamente nadie tiene la culpa, porque si hubiera algún culpable lo habrían


ajusticiado. En aquellos tiempos lo más democrático que había eran las
grandes cacerías y grandes cuchipandas en las que participaban todos los
miembros de la monarquía, de la nobleza, señoríos, etc. Pero el pueblo llano
era diezmado por el hambre, las enfermedades y los requerimientos caciquiles
y feudales. (Bueno, mas o menos como ahora, pero sin las preferentes).

Nadie tiene la culpa de que la antigua Corona de Castilla fuera la más


extensa de Occidente, tanto en territorio como en población.

Seguro de que seriamos capaces de encontrar a más de un culpable, ya que


en aquellos tiempos y también en los anteriores y posteriores las anexiones de
territorios, condados, marquesados, ducados, reinos y demás posesiones
feudales, no solían hacerse de mutuo acuerdo y si hubo alguna fue para
arrebatarle los bienes a un tercero ¿Quiénes son los que perdían en estos
litigios? Pues como siempre, el pueblo, y es que a los grandes no se les ve
grandes por su grandeza, sino porque siempre se les ha mirado estando
arrodillado.

Nadie tiene la culpa de que la antigua Corona de Castilla descubriera un


Nuevo Mundo (Nuevo Mundo dio Colón a Castilla y León), fundara
ciudades, universidades, creara pueblos, forjara el mestizaje, difundiera el
Evangelio, eliminara el canibalismo y los sacrificios humanos.

Aquí los culpables se pueden encontrar a lo largo de la historia como los


chinches en las costuras, ya que esos parásitos revueltos con piojos, pulgas,
ledillas, ratas y mucha suciedad, fueron los primeros animales que
desembarcaron conjuntamente con la bestialidad de los “descubridores” y no
es que en el Nuevo Mundo no hubiera de toda esa fauna, pero los indígenas ya
estaban habituados a ellos. Lo primero que fundaron no fueron ni pueblos ni
universidades, sino enfermedades como la sífilis, tuberculosis, tiñas y demás
pandemias.
Se fundaron ciudades para someter a sus habitantes indígenas al caciquismo
de la Corona de España, destituyendo, matando o aliándose con los caciques,
reyezuelos o jefes de tribu autóctonos, que por salvar el pellejo y sus privilegios
colaboraron en los saqueos, matanzas, aniquilamiento y sometimiento de
pueblos enteros a la esclavitud.
Parece ser que lo de forjar el mestizaje para el autor o autores de este panfleto
indecente, fue un bien para los habitantes del Nuevo Mundo, pero no fue así ya
que los primeros mestizos nacidos en ese Nuevo Mundo fueron producto de
violaciones indiscriminadas de mujeres, la mayoría adolescentes y niñas.
Lo de difundir el Evangelio también tiene su gracia, puesto que en ninguna de
las expediciones, nunca desembarcó ningún profesor o maestro con la
intención de educar respetando sus costumbres, cultura, religión o creencias de
las cuales algunas de ellas eran muy superiores a las que se les quería
imponer, precisamente por unos frailes que no eran mucho más instruidos que
los practicantes de la bestialidad. Lo más piadoso que hicieron estos frailones
fue instaurar los tribunales del Santo Oficio, formados por una ralea de
psicópatas, practicando autos de fe, haciendo verdaderas escabechinas en el
nombre de Dios. Eso sí, acabaron con el canibalismo, los sacrificios humanos y
también con la gente para practicarlos.

Nadie tiene la culpa de que el andaluz Antonio de Nebrija, compendiara en


1492 la GRAMMATICA CASTELLANA (de ese modo la tituló i la presentó a
los Reyes Católicos en agosto de dicho año, al mismo tiempo que las
naves de Colón surcaban el Océano Atlántico.

No entiendo porque se ha de culpar a alguien por algo que una mayoría de los
que hablan castellano ignoran.
Aquí sin ánimo de culpar a nadie, solamente de aportar un dato que presumo
desconoce una inmensa mayoría de castellanos y probablemente también de
catalanes, es sobre Joanot Martorell, escritor y caballero (Gandía, 1413 –
Valencia, 1468), fue el autor del libro de Caballerías “Tirant Lo Blanc”, escrito
en catalán y editado en Valencia en 1490.
En este libro se inspiró Garcí Rodríguez de Montalvo, para hacer su versión del
libro también sobre Caballerías “Amadis de Gaula”. También Miguel de
Cervantes, tuvo inspiración en el “Tirant Lo Blanc” para escribir “El Quijote” ya
que es en esta obra donde hace mención de él, en el capítulo de la quema de
libros en Casa de Alonso Quijano, este es salvado de la quema.
Nadie tiene la culpa de que dicha gramática sea considerada por la
UNESCO la primera gramática de una lengua neolatina, antes que la
francesa, italiana, etc.

Aunque esto es un eufemismo, tampoco es cuestión de culpar a nadie, pero


también me gustaría aportar algunos datos sobre la lengua catalana, del grupo
de las neolatinas, que se formó entre los siglos VIII y X, con una gramática
propia, que fue prohibida i perseguida durante la dictadura franquista por
quienes la única forma de expresarse era rebuznando “un nuevo amanecer con
la camisa vieja”, la cultura de la represión, del ardor guerrero y de los novios de
la muerte. Hay una amplia y larga lista de culpables, de los que
afortunadamente ya quedan muy pocos de los que fueron directamente los
responsables, aunque lamentablemente en la actualidad tenemos que soportar
y padecer a sus herederos, los zopencos que alardean y presumen de su
propia estupidez.
Añado también estos datos: el 41% de la ciudadanía española vive en
territorios con más de una lengua oficial, el 29% de la ciudadanía española vive
en territorios donde el catalán es la lengua oficial, con sus denominaciones
territoriales, tales como el valenciano, el mallorquín, el aranés, el occitano o
provenzal, el parlar de la franja (este último ha sido bautizado como aragonés
oriental, por quienes haciendo ostentación de su imbecilidad posiblemente al
castellano lo bauticen como aragonés occidental), el alguerés, que
conjuntamente con el sardo y el italiano, se hablan en la isla de Cerdeña.

Nadie tiene la culpa de que la lengua castellana o española se convirtiera


en la Edad Media en nuestra lengua común, dado su incipiente gramática,
su claridad vocálica i fonética. Un legado de los Dioses, según Camilo
José Cela.

Tampoco trato de culpabilizar a nadie, pero si me gustaría puntualizar que


desde antes de la Edad Media, tanto catalanes, como vascos y gallegos, que
además de esa lengua castellana común, también tenemos nuestra propia
lengua, llámese bilingüismo, reconocido por Camilo José Cela y otros muchos
intelectuales de la filología y de la literatura, tanto monolingües, como bilingües
o polilingües. En cuanto a lo del legado de Dioses o divinidades, lo dejo a la
interpretación que se le quiera dar. Yo me proclamo agnóstico, eso sí, gracias a
Dios.

Nadie tiene la culpa de que nuestra lengua universal sea poseedora de


once Premios Novel de Literatura, seis hispanoamericanos y cinco
españoles.

Es posible que no haya culpables, pero sí que se deberían asumir


responsabilidades, de que lenguas con menos densidad de uso que la nuestra
acumulen más reconocimientos académicos; a continuación relaciono las
lenguas con el número de veces que han sido premiadas:
ALEMÁN…………………………………………14
ESPAÑOL O CASTELLANO…………………..11
FRANCÉS………………………………………..14
INGLÉS – U.K. – U.S.A…………………………27
ITALIANO…………………………………………6
POLACO………………………………………….4
NORUEGO……………………………………….3
RUSO……………………………………………..5
SUECO……………………………………………7 (*)
DANÉS……………………………………………3
CHINO…………………………………………….2
GRIEGO…………………………………………..2
JAPONÉS………………………………………...2
ÁRABE……………………………………………1
BENGALÍ………………………………………….1
CHECO……………………………………………1
FINÉS……………………………………………...1
HEBREO…………………………………………..1
HÚNGARO………………………………………...1
ISLANDÉS…………………………………………1
OCCITANO…………………………………………1(**)
SERBOCROATA…………………………………..1
TURCO……………………………………………...1
YIDIS……………………………………………… 1
(*) – No quiero pecar de mal pensado ni mordaz, pero que el idioma sueco
haya sido galardonado siete veces con un premio sueco, instaurado en Suecia
y por un jurado formado mayormente por académicos suecos, como mínimo
hace arrugar un poco la nariz.
(**) Occitano, lengua provenzal, utilizada en la Cataluña Norte, en el Rosellón y
Provenza, o sea parte de los Païssos Catalans.

Nadie tiene la culpa de un incomparable Siglo de Oro de la cultura y de las


letras españolas: Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca,
Góngora, Cervantes, Quevedo, Velázquez, Murillo, Zurbarán, Goya, El
Greco, etc.

El Siglo de Oro se inició en el año 1519 y finalizó en 1648.


Francisco de Goya y Lucientes (1746 – 1828). Parece ser que al autor de este
panfleto se le ha colado uno (No tiene importancia, solamente es el producto
de una ebullición de la erudición).
El Siglo de Oro de las letras catalanas, se inició en el siglo XIV con las obras de
Bernat Metge y alcanzó momentos de esplendor con las obras de los escritores
Rois de Corella, Jaume Roig, Ausias March, Joanot Martorell.
El primer texto conocido escrito íntegramente en catalán es la traducción de un
pequeño fragmento de “Liber iudiciorum”, código de leyes visigótico de la
segunda mitad del siglo XII.
El primer texto conservado, escrito originalmente en catalán lo encontramos en
la literatura religiosa: “Les homilies d’Organyà”, a finales del siglo XII y
principios del siglo XIII.
Desde el siglo XIII el catalán cuenta con su primer talento literario universal:
Ramón LLull. Es el primer escritor que utiliza el catalán en la prosa literaria
como instrumento normal de la comunicación y también como herramienta útil
en la expresión cultural. En este sentido, Ramón LLull, superó la situación
lingüística de la época que era favorable al uso del latín en textos filosóficos y
literarios.
Aquí los culpables de que todo esto quedara en el olvido, prohibiendo,
persiguiendo y represaliando, sumergiendo a este país durante cuarenta años
en el más abominable oscurantismo cultural, fueron los que su coeficiente
intelectual nunca superó los (- 50), en vez de asumir todo ese potencial
añadido al conjunto del estado, sin tener en cuenta la riqueza que representa la
diversidad de culturas y de lenguas vivas, pavoneándose de haber logrado la
unidad de España. Lo peor es que actualmente padecemos a los herederos de
esa lacra, los cuales con sus leyes, proyectos legislativos, recortes de derechos
que costaron mucha sangre conseguir, que uno de sus proyectos culturales es
españolizar a los niños catalanes, cuando lo que tendría de españolizar es su
apellido, que no parece muy de la “piel de toro”, otro de los proyectos es
considerar como un bien cultural, las corridas de toros, se referirán a la cultura
que gastan los toreros o a lo bien que le sientan las banderillas y los puyazos a
los toros. En fin, poniendo soluciones donde no existen los problemas, creando
verdaderos problemas con sus soluciones.

Nadie tiene la culpa de que la antigua Corona de Castilla fuera el bastión y


llevara el peso de la lucha contra el Islam. “En una mano la azada y en la
otra la espada”, dice el viejo proverbio.

Empezaré por el proverbio; los proverbios por muy viejos que sean, siempre se
refieren a algo coherente, aunque sean chinos. Este no tiene nada de
coherente, ya que no ha existido nunca una relación de correspondencia entre
la azada y la espada. Los de la azada para que quisieran la espada, y los de la
espada no hubieran sabido cómo utilizar una azada y los que habían cambiado
la azada por la espada ya la habían olvidado. También había a los que
obligatoriamente les hacían cambiar el utensilio, pero estos en la primera
contienda servían de pasto a los buitres. El lema de los estandartes era en una
mano la cruz y en la otra la espada, utilizado en las cruzadas del rey Ricardo
Corazón de León, también los Reyes Católicos, el Papa Julio II, defendiendo
encarnizadamente los territorios de la Iglesia, los conquistadores del Nuevo
Mundo, etc.
Todas las religiones tienen un buen objetivo, lo malo es como se interpreta la
manera de llegar a conseguirlo. Las religiones a lo largo de la historia son las
que acumulan más muertes, destrucción, caos, odios, represalias, torturas,
mentiras, que cualquier otra forma de enfrentamientos (Las religiones no son
capaces de solucionar ni los problemas que crean las mismas religiones).
Los árabes en España, dejando de lado su religión, legaron una cultura muy
superior a la que había en España, incluso a la que hubo mucho tiempo
después de su expulsión, me voy a referir solamente a la de la higiene. En
todos los palacios, mezquitas, cábilas, campamentos había bañeras, retretes,
piscinas, letrinas en las que corría el agua, en fin una cultura del agua. En los
castillos medievales, casas, pueblos, no había bañeras, ni retretes, ni piscinas,
las letrinas eran una zanja en medio del patio y cuando estaba llena, una capa
de tierra encima y así sucesivamente hasta que llegaba a la superficie,
entonces se abría otra zanja.
Se dice que el rey Felipe II, padecía de gota y los galenos de la corte le
vendaban las piernas hasta la ingle, cambiándole las vendas dos veces al año,
aconsejándole que fuera a pasar la primavera y el verano al Monasterio de El
Escorial. Como no podía ir en una carroza porque los vaivenes y movimientos
bruscos le podían perjudicar sus huesos, lo llevaban en una silla cerrada con
cuatro porteadores que se iban relevando, el viaje de Madrid a El Escorial
duraba de veinticuatro a veintiocho días. Los que lo esperaban en El Escorial
sabían más o menos cuando llegaría, porque ya lo apercibían cuatro o cinco
días antes por el mal olor que desprendía el monarca.
En las casas de los pueblos y de las ciudades no había ni bañeras, ni retretes,
tenían unos cubos u orinales que cuando estaban llenos los tiraban por la
ventana, diciendo “agua va”, y en los pueblos, al corral, para engordar a las
gallinas.

Nadie tiene la culpa de que en el siglo XVI los condados catalanes,


conocidos como “MARCA HISPÁNICA” (cágate lorito), formaran parte de
la antigua Corona de Aragón.

La Marca Hispánica era el territorio comprendido entre la frontera político-


militar del Imperio Carolingio con Al-Ándalus y los Pirineos, desde finales del
siglo VIII hasta su independencia efectiva en diversos reinos y condados. A
diferencia de otras marcas carolingias, la Marca Hispánica no tenía una
estructura administrativa unificada propia.
Tras la conquista musulmana, los carolingios intervinieron en el noreste
peninsular a finales del siglo VIII con el apoyo de la población autóctona de las
montañas. Después de la conquista de Gerona (785) y Barcelona (801), la
Marca Hispánica quedó integrada por condados dependientes de los monarcas
carolingios a principios del siglo IX. Para defender estos territorios los reyes
francos designaron a condes de origen franco y autóctonos.
El territorio ganado a los musulmanes se configuró como la Marca Hispánica en
contraposición a la Marca Superior Andalusí, e iba desde Pamplona hasta
Barcelona.
La población local de las marcas era diversa, incluyendo grupos montañeses
autóctonos, íberos, hispanorromanos, vascones, celtas, bereberes, judíos,
árabes y godos.
Las áreas geográficas que en distintas épocas han formado parte de la Marc a
Hispánica son: Barcelona, Besalú, Cerdaña, Conflent, Ampurdán, Gerona,
Jaca, Osona, Pamplona, Perelada, Ribargorza, Rosellón, Sangüesa, Sobrarbe,
Urgel y Vallespir.
En este apartado, pregunto al autor o autores de esta basura de panfleto
ignorante, mal intencionado neofascista ¿Qué es lo que tiene de criticable o
punible que unas comunidades, condados o cualesquiera que fueran, se
uniesen para defender y repeler una invasión, y hacer que se cague el lorito?
Amigo panfletario, tus reflexiones me recuerdan a alguien tan indeseable y
desagradable como Jiménez Losantos, que cuando no entiende de algo (que
suelen ser la mayoría de los asuntos que trata), Ataca tomando una postura
burlesca, intentando hacer una gracia o un chiste, para disimular su zoquetería,
haciéndolo con tal clase de mala sombra, que lo único que pone de manifiesto
con sus indecentes comentarios, es el veneno de su acomplejamiento.

Nadie tiene la culpa de que la abolición por Felipe V de los fueros


obsoletos con el decreto de “NUEVA PLANTA”, hiciera resurgir a
Cataluña de la decadencia y el marasmo de tres o cuatro siglos en que se
encontraba. El fuero juzgo castellano se abolió mucho antes.

En este punto te has superado tanto, que me lo has dejado “con las puertas
abiertas, las llaves puestas, el contacto dado y el depósito lleno”.
Empezaré refiriéndome al rey Felipe V, el primero de los Borbones, conocido
en todo el reino de España como “Philippo El Guarro”, (después explicaré los
motivos) y en Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares, una forma de demostrar
el desprecio por el monarca fue nombrar a los retretes y letrinas como “Can
Felip”, en honor al cariño que se le profesaba.
Felipe d’Anjou (Versalles, 1683 – Madrid, 1746), rey de España (1700-1746),
segundo hijo del gran delfín Luis de Francia y de Maria Ana Cristina de Baviera,
fue designado heredero de la Corona de España a la muerte del último rey
español de la dinastía de los Habsburgo, Carlos II “El Hechizado”, llamado así
porque debido a sus muchas enfermedades y poco entendimiento, nunca llegó
a saber que él era el rey de España (la decadencia del glorioso imperio ya
había empezado en el reinado de su abuelo Felipe III, continuando con su
padre Felipe IV, los cuales no es que tuvieran muchas más luces, pues lo único
que se conoce de ellos son sus grandes cacerías, correrías, cuchipandas, que
no tenían nada que envidiar a las orgías del Imperio romano, dejando al pueblo
sumido en la más inmisericorde de las miserias, tal y como queda reflejado en
los libros: “El Lazarillo de Tormes”, “El Alcalde de Zalamea”, y muchos más, y
en aquellos tiempos no existía el género de “ciencia ficción”.
Felipe V “El Guarro”, fue el primer Borbón y el primero de los reyes de España
en comenzar la moda de hacer negocios sin moral ni ética alguna, como luego
se confesaba, la iglesia siempre condescendiente con los poderosos le daba la
absolución. Firmó un suculento contrato con la Compañía de Guinea, en
sociedad con otro Borbón, el rey Luis XV de Francia, en la trata de esclavos.
Nada en la historia de la humanidad resulta tan vergonzoso. En el África
subsahariana representó la mayor catástrofe de la era moderna. A lo largo de
la costa africana se establecieron factorías de esclavistas, si bien fueron los
portugueses los pioneros, holandeses, franceses e ingleses pronto participarían
en esta salvaje y criminal explotación. Millones de personas eran capturadas
como animales para servir como esclavos en las plantaciones de las potencias
europeas. El Imperio español al principio permaneció en cierto modo ajeno a
esta infamia, debido al Tratado de Tordesillas en el año 1494, aunque en
tiempos de los Reyes Católicos por el tratado de Alcaçovas, se autoriza a
España a la venta de esclavos.
Felipe V percibía el 25% de los beneficios de la organización esclavista. Eso sí
todo de manera muy católica, los barcos en que transportaban la “mercancía”
debían de ser católicos, así como la tripulación, de ese modo los esclavos que
morían en las bodegas lo hacían por la gracia de Dios (más información en La
Corona Española y el tráfico de negros, el gran negocio de los Borbones –
Paco Arenas).
El reinado de Felipe V en su primera etapa estuvo tutelado por su abuelo, Luis
XIV de Francia a través de una camarilla de funcionarios franceses
encabezada por la princesa de los Ursinos, ya que el joven y nuevo monarca
gozaba de las mismas luces que sus antecesores de la Casa de Austria,
circunstancia que indignó a la alta nobleza y a la oligarquía españolas, creando
un clima de malestar que se complicó con las pretensiones a la Corona de
España del archiduque Carlos de Austria, con el apoyo de los antiguos reinos
de la Corona de Aragón, dando lugar a una guerra civil enfrentándose a la
antigua Corona de Castilla, aparte del estallido en 1704 de la guerra
internacional de Secesión.
El 29 de junio de 1707 Felipe V promulga el DECRETO DE NUEVA PLANTA
en el que declara abolidos y derogados todos los fueros, privilegios, prácticas y
costumbres. Su promulgación no fue una medida innovadora surgida de las
coyunturas de la guerra, sino de la evolución de proyectos fracasados
anteriormente como el del Conde Duque de Olivares.
Este Decreto obedeció al deseo de llevar a todos los reinos y posesiones de
España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos y costumbres, se impuso
una nueva organización política administrativa basada en la de Castilla,
siguiendo el modelo y las directrices centralistas de la monarquía absoluta
francesa.
El decreto que afectaba al Principado de Cataluña se dictó el 9 de octubre de
1715, el cual abolía las Cortes y el Consejo de Ciento, sustituyendo al virrey
por una capitanía general y dividiendo Cataluña en doce corregidurías y no en
las tradicionales veguerías.
En la cuestión lingüística a pesar de la prohibición y que dejó de ser la lengua
oficial y que todos los documentos de las diversas instituciones fueron
redactados obligatoriamente en castellano, el siglo XVIII fue uno de los más
fructíferos en cuanto a publicación de defensa de la lengua catalana,
gramáticas y diccionarios, el catalán siguió usándose tanto en la
documentación notarial como en la literatura no oficial.
Tengo que añadir para la información del panfletario o panfletarios, que tanto
Cataluña como el resto del reino de España ya hacía mucho tiempo que se
hallaban sumidos en la decadente miseria que nos fueron legando los
anteriores reinados de la Casa de Austria y la entrada de los Borbones con el
Decreto de Nueva Planta no significó un resurgimiento de de esa decadencia
para España y mucho menos para Cataluña, donde además se le aplicó la más
indecente política de la ignorancia mojigata, estupidez política y económica y
sobre todo una falta de respeto a los valores culturales de un pueblo.

Nadie tiene la culpa de que los Comuneros de Castilla “Padilla, Bravo y


Maldonado” significaran el primer islote democrático de Europa, mucho
antes que la Revolución Francesa, aunque con peor suerte.

Querido panfletario, empiezas a darme lástima, no sé de dónde o quién te ha


asesorado para decir semejantes perogrulladas, porque este punto responde a
una opinión de alguien no documentado por lo menos en los anales de la
historia, más bien parece que se ha leído varias veces las aventuras de Peter-
Pan.
La Guerra de las Comunidades de Castilla fue el levantamiento armado de los
denominados comuneros, acaecido en la Corona de Castilla desde el año 1520
hasta 1522, a comienzos del reinado de Carlos I. Las ciudades protagonistas
fueron las del interior castellano, situándose a la cabeza del alzamiento las de
Toledo y Valladolid, Su carácter ha sido objeto de agitado debate
historiográfico, con posturas y enfoques contradictorios. Algunos estudiosos la
califican como una revuelta anti señorial (Nada probable, puesto que no fue el
pueblo llano, ni los campesinos, los que se alzaron en armas), otros como una
de las primeras revoluciones burguesas de la Edad Moderna y otra postura
defiende que se trató más bien de un movimiento anti fiscal y particularista de
índole medievalizante.
La situación política, caracterizada por problemas dinásticos desde la muerte
de Isabel la Católica en 1504, la incapacidad de doña Juana, reinado efímero
de su marido Felipe I “El Hermoso; regencias de Fernando el Católico y del
Cardenal Cisneros, impide que los gobernantes presten la debida atención a
tales dificultades.
En 1516, don Carlos, nieto de los Reyes Católicos, se proclama rey de Castilla
contra el parecer del Cardenal Cisneros y del Consejo Real (ya que no puede
ser rey en vida de su madre doña Juana, heredera del trono) a quien las Cortes
no han querido privar de sus derechos, y en octubre de 1517, llega a la
península para hacerse cargo efectivo del gobierno. El nuevo soberano causa
mala impresión: no habla castellano, viene rodeado de una corte de consejeros
flamencos (entre ellos, el famoso señor de Chievres, que goza de la confianza
del rey) que se reparten los oficios y beneficios sin el menor escrúpulo,
nombrando al sobrino del señor de Chievres, un muchacho de veinte años,
como sucesor del Cardenal Cisneros en el arzobispado de Toledo. Esta
situación produjo recelos entre las élites sociales castellanas que sintieron que
su advenimiento les acarrearía una pérdida de poder y status social (la
situación era inédita históricamente). Este descontento fue en aumento y
transmitiéndose a las capas populares y como primera protesta pública,
aparecieron pasquines en las iglesias, donde los que sabían podían leer: “Tu,
tierra de Castilla, muy desgraciada y maldita eres al sufrir que tan noble reino
como eres, sea gobernado por quienes no te tienen amor”.
La nobleza queda definitivamente neutralizada frente a la triunfante monarquía
autoritaria, su segmento alto o aristocracia se vio compensada por su apoyo al
emperador, con cuyos intereses quedaba identificada estrechamente, pero
quedando clara la subordinación de súbditos al monarca. Las Cortes de Toledo
de 1538, últimas a las que se convocó a la nobleza como brazo o estamento.
Los comuneros fueron los participantes en la Guerra de las Comunidades de
Castilla, un levantamiento contra la corona que tuvo lugar entre 1520 y 1521,
frente a la prepotencia de los nobles flamencos traídos por el rey.
Juan Bravo, Juan Padilla y Francisco Maldonado, fueron los líderes que tras el
aplastamiento de este levantamiento, fueron decapitados en Villalar del Rey
(después de los Comuneros).
Amigo panfletario, no sé donde encuentras el significado de ser el primer islote
democrático. ¿En qué Consejo, Cortes, o estamento, tenía participación el
pueblo o quienes eran sus representantes? Tanto el pueblo llano como el
campesinado, solamente participó como víctimas de unos y de otros.
También comentas sobre la mejor suerte de la Revolución Francesa.
Seguramente te has confundido con “Los tres mosqueteros” en la Revolución
Francesa, sí participó el pueblo y los ciudadanos, en asambleas populares,
haciendo una limpieza de toda la podredumbre a la que había llegado la
monarquía, la nobleza y todos sus cortesanos. Cada día se llenaban las
mazmorras de la Bastilla, para vaciarlas camino de la guillotina, que en París
funcionó durante mucho tiempo en turnos seguidos de catorce horas diarias.
El objetivo de Danton y de Robespierre, según algunos historiadores, se podría
denominar como de intenciones democráticas, pero lo único que demostraron
es que el poder absoluto que ellos ejercieron fue el que los llevó a pasar por la
guillotina. ¿Dónde está esa mejor suerte?

Nadie tiene la culpa de que nuestra lengua común fuera ya en la Edad


Media utilizada por editorialistas, libreros, negociantes, escritores,
artesanos e intelectuales catalanes porque era con la que hacían los
negocios y se daban a conocer en España y Europa. Y más cuando
atravesó el Atlántico y el Pacífico.

Ya me cansa tanta perogrullada. Es cierto todo el punto, lo único que se ha de


tener en cuenta es que los catalanes, tanto de nacimiento como los de
adopción somos capaces de hacerlo en dos idiomas o lenguas, en la común y
en la propia o adquirida. Solamente las acémilas son capaces de rebuznar en
un solo tono. Y se ha de ser muy acémila para no entender que todo el mundo
tiene algo en común, que es la diversidad.

Nadie tiene la culpa de que nuestra lengua común y universal represente


el 15% del PIB y los editorialistas y libreros catalanes no renuncien a ella
porque es la lengua que les da de comer. Se entiende.

¿Qué es lo que se entiende, querido e ignorante panfletario? Parece ser que lo


de entender no lo tienes muy asumido. Has de saber que en Cataluña, nunca
se ha renunciado o se ha prohibido o represaliado a nadie por expresarse en
castellano, sin embargo el idioma catalán ha estado prohibido, perseguido y
represaliado en varias etapas de la historia de este país, incluso actualmente
se quiere o se intenta criminalizarlo por parte del titular del Ministerio de
Cultura, pero lo único que puede conseguir es lo mismo que consiguieron los
implantadores del “garulismo nacional” anteriores a él, que los catalanes
defendamos nuestra lengua y cultura, ante cualquier intento de agresión de los
que como tú, tienen las entendederas junto a la rabadilla.

Nadie tiene la culpa de que la historiografía catalana se fundamente en


LEYENDAS más que en hechos contrastados que fulminan toda la
historia romántica de los pseudohistoriadores catalanes, sin peso
específico en el conjunto español.

Nadie tiene la culpa del invento de INTERNET que fulmina toda la patraña,
la mentira, la verdad a medias, la calumnia, la insidia, las incoherencias,
las majaderías y las necedades de los acomplejados y envidiosos
separatistas, desde aproximadamente 1898, con su pope Jordi Pujol y su
caudillo Ártur Mas a la cabeza.

Nadie tiene la culpa más que vosotros mismos de la grave enfermedad


que os aflige.

En estos tres puntos has conseguido hacer un retrato de tus conocimientos, tu


capacidad intelectual, tu nivel cultural y sobre todo de tu personalidad (más
bien de la falta de ella y de la ausencia de todo lo demás).
Hay un dicho catalán (lo traduzco al castellano), que dice: Que Dios te libre de
los tontos, porque te harán más daño que los mal intencionados.
Otro dicho castellano dice: No discutas con un idiota, porque te pondrás a su
altura y perderás ya que él tiene más experiencia.
Toda la presentación está cargada de una ignorante e indecente mala
intención, con la idea de ofender y de provocar odios y rencores, pero tanto el
odio y el rencor como el amor y el cariño son sentimientos y estos panfletos y
sus autores no son capaces de provocar o producir sentimientos, sino algo más
fisiológico, tal como la repugnancia, el asco, el vómito, la diarrea, el
estreñimiento, incluso la caspa utilizada en su elaboración.
Podría contestarte punto por punto y dejarte a la altura del cordón de los
zapatos, pero creo que no vale la pena, porque tú debes de ser de los de ideas
más que fijas inamovibles, y por otro lado también pienso que mis respuestas
no ayudan a que pueda haber un entendimiento, porque precisamente la única
enfermedad grave y común que padecemos en este país y también
internacionalmente es la falta de entendimiento y respeto por la diversidad,
tanto cultural como ideológicamente.
Para acabar querido panfletario, no me voy a disculpar si algo de lo que he
escrito te ha ofendido ya que no es esa mi intención.
Solamente me resta invitarte a que vengas a visitarnos, será un placer recibirte
y mostrarte nuestra tierra y porqué estamos orgullosos de haber nacido y vivir
en ella, verás que su gente no es tan diferente de la del resto de España o del
mundo, puede ser que no cambies de opinión pero por lo menos tendrás más
argumentos para utilizar en un próximo panfleto que ya estoy esperando para
darle la debida respuesta.

Un fraternal abrazo y un sincero deseo de amistad, no de entendimiento ¿se


entiende, no?

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