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Nadie tiene la culpa de que Cataluña nunca haya sido ni reino ni nación.
Nadie tiene la culpa de que las primeras cortes de Europa fueran las de
Castilla y León (1188), como así se reconoce en la Unión Europea.
No entiendo porque se ha de culpar a alguien por algo que una mayoría de los
que hablan castellano ignoran.
Aquí sin ánimo de culpar a nadie, solamente de aportar un dato que presumo
desconoce una inmensa mayoría de castellanos y probablemente también de
catalanes, es sobre Joanot Martorell, escritor y caballero (Gandía, 1413 –
Valencia, 1468), fue el autor del libro de Caballerías “Tirant Lo Blanc”, escrito
en catalán y editado en Valencia en 1490.
En este libro se inspiró Garcí Rodríguez de Montalvo, para hacer su versión del
libro también sobre Caballerías “Amadis de Gaula”. También Miguel de
Cervantes, tuvo inspiración en el “Tirant Lo Blanc” para escribir “El Quijote” ya
que es en esta obra donde hace mención de él, en el capítulo de la quema de
libros en Casa de Alonso Quijano, este es salvado de la quema.
Nadie tiene la culpa de que dicha gramática sea considerada por la
UNESCO la primera gramática de una lengua neolatina, antes que la
francesa, italiana, etc.
Empezaré por el proverbio; los proverbios por muy viejos que sean, siempre se
refieren a algo coherente, aunque sean chinos. Este no tiene nada de
coherente, ya que no ha existido nunca una relación de correspondencia entre
la azada y la espada. Los de la azada para que quisieran la espada, y los de la
espada no hubieran sabido cómo utilizar una azada y los que habían cambiado
la azada por la espada ya la habían olvidado. También había a los que
obligatoriamente les hacían cambiar el utensilio, pero estos en la primera
contienda servían de pasto a los buitres. El lema de los estandartes era en una
mano la cruz y en la otra la espada, utilizado en las cruzadas del rey Ricardo
Corazón de León, también los Reyes Católicos, el Papa Julio II, defendiendo
encarnizadamente los territorios de la Iglesia, los conquistadores del Nuevo
Mundo, etc.
Todas las religiones tienen un buen objetivo, lo malo es como se interpreta la
manera de llegar a conseguirlo. Las religiones a lo largo de la historia son las
que acumulan más muertes, destrucción, caos, odios, represalias, torturas,
mentiras, que cualquier otra forma de enfrentamientos (Las religiones no son
capaces de solucionar ni los problemas que crean las mismas religiones).
Los árabes en España, dejando de lado su religión, legaron una cultura muy
superior a la que había en España, incluso a la que hubo mucho tiempo
después de su expulsión, me voy a referir solamente a la de la higiene. En
todos los palacios, mezquitas, cábilas, campamentos había bañeras, retretes,
piscinas, letrinas en las que corría el agua, en fin una cultura del agua. En los
castillos medievales, casas, pueblos, no había bañeras, ni retretes, ni piscinas,
las letrinas eran una zanja en medio del patio y cuando estaba llena, una capa
de tierra encima y así sucesivamente hasta que llegaba a la superficie,
entonces se abría otra zanja.
Se dice que el rey Felipe II, padecía de gota y los galenos de la corte le
vendaban las piernas hasta la ingle, cambiándole las vendas dos veces al año,
aconsejándole que fuera a pasar la primavera y el verano al Monasterio de El
Escorial. Como no podía ir en una carroza porque los vaivenes y movimientos
bruscos le podían perjudicar sus huesos, lo llevaban en una silla cerrada con
cuatro porteadores que se iban relevando, el viaje de Madrid a El Escorial
duraba de veinticuatro a veintiocho días. Los que lo esperaban en El Escorial
sabían más o menos cuando llegaría, porque ya lo apercibían cuatro o cinco
días antes por el mal olor que desprendía el monarca.
En las casas de los pueblos y de las ciudades no había ni bañeras, ni retretes,
tenían unos cubos u orinales que cuando estaban llenos los tiraban por la
ventana, diciendo “agua va”, y en los pueblos, al corral, para engordar a las
gallinas.
En este punto te has superado tanto, que me lo has dejado “con las puertas
abiertas, las llaves puestas, el contacto dado y el depósito lleno”.
Empezaré refiriéndome al rey Felipe V, el primero de los Borbones, conocido
en todo el reino de España como “Philippo El Guarro”, (después explicaré los
motivos) y en Cataluña, Aragón, Valencia y Baleares, una forma de demostrar
el desprecio por el monarca fue nombrar a los retretes y letrinas como “Can
Felip”, en honor al cariño que se le profesaba.
Felipe d’Anjou (Versalles, 1683 – Madrid, 1746), rey de España (1700-1746),
segundo hijo del gran delfín Luis de Francia y de Maria Ana Cristina de Baviera,
fue designado heredero de la Corona de España a la muerte del último rey
español de la dinastía de los Habsburgo, Carlos II “El Hechizado”, llamado así
porque debido a sus muchas enfermedades y poco entendimiento, nunca llegó
a saber que él era el rey de España (la decadencia del glorioso imperio ya
había empezado en el reinado de su abuelo Felipe III, continuando con su
padre Felipe IV, los cuales no es que tuvieran muchas más luces, pues lo único
que se conoce de ellos son sus grandes cacerías, correrías, cuchipandas, que
no tenían nada que envidiar a las orgías del Imperio romano, dejando al pueblo
sumido en la más inmisericorde de las miserias, tal y como queda reflejado en
los libros: “El Lazarillo de Tormes”, “El Alcalde de Zalamea”, y muchos más, y
en aquellos tiempos no existía el género de “ciencia ficción”.
Felipe V “El Guarro”, fue el primer Borbón y el primero de los reyes de España
en comenzar la moda de hacer negocios sin moral ni ética alguna, como luego
se confesaba, la iglesia siempre condescendiente con los poderosos le daba la
absolución. Firmó un suculento contrato con la Compañía de Guinea, en
sociedad con otro Borbón, el rey Luis XV de Francia, en la trata de esclavos.
Nada en la historia de la humanidad resulta tan vergonzoso. En el África
subsahariana representó la mayor catástrofe de la era moderna. A lo largo de
la costa africana se establecieron factorías de esclavistas, si bien fueron los
portugueses los pioneros, holandeses, franceses e ingleses pronto participarían
en esta salvaje y criminal explotación. Millones de personas eran capturadas
como animales para servir como esclavos en las plantaciones de las potencias
europeas. El Imperio español al principio permaneció en cierto modo ajeno a
esta infamia, debido al Tratado de Tordesillas en el año 1494, aunque en
tiempos de los Reyes Católicos por el tratado de Alcaçovas, se autoriza a
España a la venta de esclavos.
Felipe V percibía el 25% de los beneficios de la organización esclavista. Eso sí
todo de manera muy católica, los barcos en que transportaban la “mercancía”
debían de ser católicos, así como la tripulación, de ese modo los esclavos que
morían en las bodegas lo hacían por la gracia de Dios (más información en La
Corona Española y el tráfico de negros, el gran negocio de los Borbones –
Paco Arenas).
El reinado de Felipe V en su primera etapa estuvo tutelado por su abuelo, Luis
XIV de Francia a través de una camarilla de funcionarios franceses
encabezada por la princesa de los Ursinos, ya que el joven y nuevo monarca
gozaba de las mismas luces que sus antecesores de la Casa de Austria,
circunstancia que indignó a la alta nobleza y a la oligarquía españolas, creando
un clima de malestar que se complicó con las pretensiones a la Corona de
España del archiduque Carlos de Austria, con el apoyo de los antiguos reinos
de la Corona de Aragón, dando lugar a una guerra civil enfrentándose a la
antigua Corona de Castilla, aparte del estallido en 1704 de la guerra
internacional de Secesión.
El 29 de junio de 1707 Felipe V promulga el DECRETO DE NUEVA PLANTA
en el que declara abolidos y derogados todos los fueros, privilegios, prácticas y
costumbres. Su promulgación no fue una medida innovadora surgida de las
coyunturas de la guerra, sino de la evolución de proyectos fracasados
anteriormente como el del Conde Duque de Olivares.
Este Decreto obedeció al deseo de llevar a todos los reinos y posesiones de
España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos y costumbres, se impuso
una nueva organización política administrativa basada en la de Castilla,
siguiendo el modelo y las directrices centralistas de la monarquía absoluta
francesa.
El decreto que afectaba al Principado de Cataluña se dictó el 9 de octubre de
1715, el cual abolía las Cortes y el Consejo de Ciento, sustituyendo al virrey
por una capitanía general y dividiendo Cataluña en doce corregidurías y no en
las tradicionales veguerías.
En la cuestión lingüística a pesar de la prohibición y que dejó de ser la lengua
oficial y que todos los documentos de las diversas instituciones fueron
redactados obligatoriamente en castellano, el siglo XVIII fue uno de los más
fructíferos en cuanto a publicación de defensa de la lengua catalana,
gramáticas y diccionarios, el catalán siguió usándose tanto en la
documentación notarial como en la literatura no oficial.
Tengo que añadir para la información del panfletario o panfletarios, que tanto
Cataluña como el resto del reino de España ya hacía mucho tiempo que se
hallaban sumidos en la decadente miseria que nos fueron legando los
anteriores reinados de la Casa de Austria y la entrada de los Borbones con el
Decreto de Nueva Planta no significó un resurgimiento de de esa decadencia
para España y mucho menos para Cataluña, donde además se le aplicó la más
indecente política de la ignorancia mojigata, estupidez política y económica y
sobre todo una falta de respeto a los valores culturales de un pueblo.
Nadie tiene la culpa del invento de INTERNET que fulmina toda la patraña,
la mentira, la verdad a medias, la calumnia, la insidia, las incoherencias,
las majaderías y las necedades de los acomplejados y envidiosos
separatistas, desde aproximadamente 1898, con su pope Jordi Pujol y su
caudillo Ártur Mas a la cabeza.