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T- 280A de 2016.
PRINCIPIO DE Sus antecedentes principales fueron hasta los Convenios de Ginebra del año 1949,
DISTINCIÓN más los dos protocolos adicionales, donde se ve una protección más fortalecida y
con una visión ética y moral a todo lo relacionado con la guerra, para que se
protegiera la dignidad humana.
“Las partes en conflicto deben distinguir en todo momento entre la población y los
combatientes. Los ataques deben ser dirigidos únicamente contra los combatientes
y no contra la población civil. Se hará también distinción entre los bienes civiles y
los objetivos militares. Los ataques no pueden ser dirigidos contra los bienes
civiles”.
Con esto podemos entender que el principio de distinción debe tener como finalidad
los métodos y medios adecuados para la limitación de los conflictos armados,
respetando de esta manera a la población civil que no hacen parte del mismo, salvo
en aquellos momentos en que ellos mismos comentan actos ilícitos que los
conllevan a participar directamente en el conflicto.
Por lo tanto, la aplicación del principio de distinción exige definir claramente las
personas y los bienes que es lícito atacar. Por lo que respecta a las personas, los
combatientes del enemigo son miembros de las fuerzas armadas de una parte en
un conflicto (salvo el personal médico y los capellanes). Las personas que no sean
miembros de las fuerzas armadas son civiles y, por ende, no deben ser objeto de
los ataques. Sin embargo, hay una excepción: es lícito atacar a los civiles que
participan directamente en las hostilidades, sea en forma individual o como parte de
un grupo, aunque sólo mientras dure su participación directa en las hostilidades.
Las partes en conflicto deben diferenciar entre combatientes y no combatientes,
pues estos últimos nunca pueden ser objeto de acción bélica. Esto es así pues “si
la guerra busca debilitar militarmente al enemigo, no tiene por qué afectar a quienes
no combaten, ya sea porque nunca han empuñado las armas (población civil), ya
sea porque han dejado de combatir (enemigos desarmados), puesto que ellos no
constituyen potencial militar.
6. AL
Norma demandada
en Colombia.
La Corte Constitucional procede a realizar el control de
Constitucionalidad a:
Protocolo II del convenio de Ginebra
la ley 171 del 16 de diciembre de 1994.
INTERVENCIÓN CIUDADANA
2. .De ello se desprende, como señala el numeral 2º de este artículo, que esta población,
como tal, no puede ser objeto de ataques militares, y quedan prohibidos los actos o
amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizarla.
Ordena que se tomen todas las medidas posibles para buscar y recoger a los
heridos, enfermos y náufragos a fin de protegerlos y asegurarles la asistencia
necesaria (art. 8º).
Deberán entonces ser tratados humanamente y recibir, en toda la medida de lo
posible y en el plazo más breve, los cuidados médicos que exija su situación (art.
7º).
6. el Protocolo II protege al personal sanitario y religioso (art. 9º), así como a la actividad
médica (art. 10) y a las unidades y medios de transporte sanitario (arts 11 y 12), los cuales
deberán ser respetados en todo momento por las partes enfrentadas.
CONCLUSIÓN:
La Corte Constitucional considera que las anteriores normas destinadas a proteger a la
población civil, a los combatientes desarmados, así como a los heridos, enfermos y
náufragos,
FINALIDAD DEL PROTOCOLO II: Por ello este artículo 4º protege, como no
La de proteger a las víctimas de los combatientes, a "todas las personas que no
conflictos armados no internacionales, participen directamente en las
pues este tratado busca disminuir los hostilidades, o que hayan dejado de
estragos de la guerra, al imponer a las participar en ellas".
partes enfrentadas obligaciones Además, como lo señala el artículo 50 del
humanitarias destinadas a preservar a la Protocolo I, en caso de duda acerca de la
persona humana en las difíciles condición de una persona, se la considerará
condiciones de un conflicto armado no como civil(Ella no podrá ser entonces
internacional objetivo militar).
1º. Todas las personas que no participen directamente en las hostilidades, o que hayan
dejado de participar en ellas, estén o no privadas de libertad, tienen derecho a que se respeten
su persona, su honor, sus convicciones y sus prácticas religiosas. Serán tratadas con humanidad
en toda circunstancias, sin ninguna distinción de carácter desfavorable. Queda prohibido
ordenar que no haya supervivientes.
PRINCIPIO DE NO DISCRIMINACIÓN
1º. El presente Protocolo se aplicará sin ninguna distinción de carácter desfavorable por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión o creencia, opiniones políticas o de otra
índole, origen nacional o social, fortuna, nacimiento u otra condición o cualquier otro
criterio análogo (denominada en adelante "distinción de carácter desfavorable"), a todas
las personas afectadas por un conflicto armado en el sentido del artículo 1º.
A QUIENES PROTEGE:
TITULO III
TITULO IV
Población civil
1º La población civil y las personas civiles gozarán de protección general contra los
peligros procedentes de operaciones militares. Para hacer efectiva esta protección, se
observarán en todas las circunstancias las normas siguientes.
2º No serán objeto de ataque la población civil como tal, ni las personas civiles. Quedan
prohibidos los actos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a la
población civil.
3º Las personas civiles gozarán de la protección que confiere este Título, salvo si participan
directamente en las hostilidades y mientras dure tal participación.
Las obras o instalaciones que contienen fuerzas peligrosas, a saber las presas, los diques y
las centrales nucleares de energía eléctrica, no serán objeto de ataques, aunque sean
objetivos militares, cuando tales ataques puedan producir la liberación de aquellas fuerzas
y causar, en consecuencia, pérdidas importantes en la población civil.