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En el contexto actual, la conciliación de la producción de cítricos con la gestión

sostenible medioambientalmente, que a su vez garantice un nivel de renta razonable, se


plantea como un gran desafío y requiere de medidas para su consecución. La
aplicación de la mecanización en las labores agrícolas se presenta a día de hoy como
un instrumento necesario para conseguir la sostenibilidad económica, social y
medioambiental. La mecanización reducirá considerablemente los costes de
producción, asegurando unos niveles de renta. Pero además, con la incorporación de
tecnología, aporta un valor añadido a la gestión de la producción citrícola mediante la
digitalización de la información (mapas de producción, mapas de rendimiento de las
máquinas, trazabilidad, etc.) que va a ser fundamental para una gestión eficiente de las
explotaciones en un futuro cercano.

Contexto actual de la citricultura española 


España lidera el ranking mundial de exportación de cítricos para consumo en fresco, siendo el
sexto productor de estos frutos para fresco e industria a nivel mundial, con una producción en
la campaña 2017/18 de 6,7 millones de toneladas. Según datos de la FAO (2017), en el año
2016 España exportó más de la mitad de la producción por un valor de 2.977 millones de
euros lo que convierte a los cítricos en el primer producto agrario para exportación y en un
producto clave en la economía agraria española. La producción nacional se concentra en la
Comunitat Valenciana, la Región de Murcia y Andalucía. La Comunitat Valenciana produjo
alrededor de 3,2 millones de toneladas de cítricos en 2017, en una superficie cultivada de
159.140 ha (lo que corresponde al 30 % de la superficie agrícola de la Comunitat). Andalucía
es la segunda región española productora de cítricos con una superficie de 83.683 ha y una
producción de 2,2 millones de toneladas. La otra gran región productora, Murcia, dedica el
25% de su superficie cultivada (38.582 ha) a los cítricos con una producción un poco inferior al
millón de toneladas. La agricultura genera en España casi un millón de empleos directos.
Pese a su importancia económica, ambiental y social, las rentas de los agricultores están
sufriendo grandes reducciones y nuestros cultivos están perdiendo competitividad frente a
terceros países con menores costes de producción y, en ocasiones, amparados por tratados
comerciales que dejan a los citricultores españoles en desventaja competitiva. Según datos
del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas las reducciones de las rentas de los
agricultores valencianos ascienden a más de un 20% en los últimos 5 años (IVIE, 2015). En
esta misma línea, el Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía establece
para la campaña 2016/17 un precio medio de venta de 0,19 euros/kg para la naranja (Junta de
Andalucía 2018), donde en la mayor parte del año y de forma repetida en sucesivas
campañas, el agricultor recibe un precio incluso inferior al coste de producción. En el resto del
año, aunque existe un incremento del precio, la producción es limitada. Por otro lado, la
rentabilidad económica se ve lastrada debido a la tendencia alcista de los insumos agrarios y
de la mano de obra, que en los últimos 10 años han aumentado más del 25% su precio.
Los problemas graves de rentabilidad se manifiestan, por ejemplo, en el abandono de
explotaciones. De hecho, la superficie agrícola utilizada (SAU) en la Comunitat Valenciana se
ha reducido de 2003 a 2013 en un 9%. A esta situación se le unen otros dos problemas
estructurales como el envejecimiento de la población agraria y la falta de relevo generacional.
Por otra parte, la creciente conciencia medioambiental y de seguridad alimentaria de la
sociedad europea en los últimos años ha hecho que a nivel comunitario se impulsen políticas
que impongan estrategias de producción primaria más sostenibles y de “triple ejecución”
abarcando objetivos económicos, sociales y ambientales que normalmente encarecen la
producción.

Importancia de la mecanización en la citricultura para conseguir la


sostenibilidad económica, social y medioambiental
La mecanización es una herramienta fundamental al servicio de la modernización del sector
agrario. La mecanización permite: (i) aumentar la eficiencia de las labores agrícolas; (ii)
disminuir la necesidad de insumos; (iii) incrementar la producción; (iv) abaratar los costes; e
(v) incrementar la productividad. También presenta ventajas derivadas de la rapidez en la
actuación. Así, la mecanización de las actuaciones para el control de plagas, enfermedades o
malas hierbas en cortos intervalos de tiempo permite actuar en los momentos de máxima
sensibilidad del agente causal, lo cual facilita su control.
Además, en los últimos años, la incorporación de tecnología en maquinaria agrícola está
permitiendo el desarrollo del control electrónico de máquinas y aperos, la motorización
eléctrica de los actuadores y los sistemas implicados en la ayuda a la decisión. De modo que,
a día de hoy, la mecanización de las operaciones no debe entenderse como una simple
reducción de costes de producción o de mano de obra, sino como un paso necesario para
aumentar la competitividad y eficiencia, mejorar las condiciones de trabajo e incrementar los
conocimientos sobre nuestro sistema productivo. Así, las tendencias en la innovación están
actualmente relacionadas con la agricultura de precisión y la digitalización de la agricultura,
incluyendo aspectos claves como son la trazabilidad, monitorización de las máquinas,
seguridad de los operarios, etc.
La mecanización en cultivos como el algodón, la vid, el olivar o el almendro ha dejado claro
que su modernización conlleva un cambio tecnológico. Actualmente en la citricultura, el nivel
de mecanización de sus operaciones de cultivo es muy bajo y/o poco eficiente. A continuación
se analizan las principales operaciones de cultivo, sus posibilidades para la
mecanización/optimización y las ventajas y oportunidades que ello representa.
Poda y manejo de restos de poda
En España, en el cultivo de los cítricos se realiza la poda de fructificación o mantenimiento,
dirigida a controlar el tamaño y el desarrollo de los árboles, adaptándolos a las condiciones de
cultivo, suelo y clima, y a mantener el equilibrio entre la masa foliar y el sistema radicular
asegurando la formación y calidad de los frutos. Tradicionalmente, la poda se lleva a cabo de
manera manual de forma periódica, cada uno o dos años, y requiere una gran cantidad de
mano de obra especializada en épocas puntuales, que en algunas ocasiones es difícil de
cubrir. En general, los costes de poda manual representan entre el 10-15% de los costes
totales (Mateu et al., 2018) y suponen entre el 30-50% de los costes totales de mano de obra
de la explotación (Martin-Gorriz et al., 2018).
Con el fin de reducir estos costes y las necesidades de mano de obra especializada, existe la
posibilidad de utilizar la poda mecanizada. Se trata de una poda no selectiva, que se limita a
dar forma a los árboles y reducir su tamaño. Los equipos de poda mecánica se basan
fundamentalmente en sierras de discos montadas en ejes rotativos o barras fijas y en cuchillas
de corte de dientes serrados (Figura 1).

Figura 1. Podadora de discos trabajando en parcela de cítricos.


Esta técnica comenzó a realizarse en cítricos de forma experimental en los años 50 en
EE.UU., demostrándose que la poda mecánica complementada con poda manual podía
reducir los costes en un 30-50% sin afectar a la producción ni a la calidad (Moore, 1958),
siendo actualmente una técnica habitual en las plantaciones de cítricos de este y otros países
productores de cítricos.
En España se realizaron los primeros ensayos en los años 70 - 80 (Ortiz-Cañavate J. 1979;
Zaragoza y Alonso, 1980, 1981). Zaragoza y Alonso (1980, 1981) compararon la no-poda, la
poda manual, poda mecánica y poda mecánica complementada con poda manual durante 4
años y en dos variedades 'Washington navel' y 'Salustiana'. Alternaban un año de poda con el
siguiente sin podar. Los resultados mostraron que el año en que se realizaba la poda, la
producción de los tratamientos podados disminuía respecto al tratamiento sin podar, pero el
año siguiente, en el que dejaban todos los árboles sin podar, las producciones se igualaban.
En el promedio de los dos bienios, se observó que en la variedad 'W. navel' en todos los
tratamientos de poda, la producción fue inferior a la de los árboles sin podar (14%) sin
diferencias apreciables entre las estrategias de poda, mientras que en la variedad 'Salustiana',
no hubo diferencias entre los árboles no podados o podados a mano, pero sí las hubo
respecto a los podados mecánicamente, que tuvieron una reducción de producción del 17%
respecto a los primeros, sin observarse diferencias entre los podados mecánicamente con
repaso manual o sin él. El tamaño de los frutos fue mayor conforme disminuía la producción,
pero no se observaron diferencias en contenidos en azúcares, acidez o índice de madurez
entre los tratamientos de poda.
En los últimos años, Martin-Gorriz et al. (2014) evaluaron el potencial de la poda mecánica
combinada con poda manual en mandarinos ‘Fortune’, obteniendo como principal conclusión
que la alternancia entre poda mecánica y manual era recomendable; en cambio, el tratamiento
continuado de poda mecánica durante dos años seguidos redujo sustancialmente la
producción. Los últimos trabajos realizados en España sobre poda mecánica combinada con
poda manual se han realizado en variedades de naranjo, mandarino y limonero dentro del
marco del proyecto de investigación nacional Citrusrec (CITRUSREC, 2019). En general, los
resultados de tres años de ensayos mostraron que la poda mecánica no redujo la producción
de los árboles, pero no se aconseja utilizar de manera continuada sin un complemento manual
cada ciertos años para eliminar la madera seca e improductiva del interior. Respecto a la
intensidad de poda, a mayor intensidad de poda, mayor reducción de la producción, con
independencia del tipo de poda aplicado.
La poda mecánica puede reducir significativamente los costes anuales de poda. En los
ensayos de tres años, el coste de la poda manual fue de 500-540 €/ha en mandarinos y
naranjos y de 444-858 €/ha en limoneros. Utilizando la estrategia de un año poda mecánica
alternada con otro año de poda manual, los costes se redujeron un 40%. Como norma general
se recomienda que para optimizar los costes de la explotación se realice una gestión integral
de la poda junto con el riego y abonado, pues afecta a la emisión de chupones, vecería, etc.
Además la poda mecánica permite controlar las dimensiones de los árboles, lo que facilita la
realización de otras labores, como los tratamientos fitosanitarios y la recolección tanto manual
como mecánica.
A modo de conclusión señalar que la poda mecánica utilizada sola o combinada con poda
manual, empieza a utilizarse en explotaciones grandes; sin embargo, aún no está
ampliamente aceptada, por lo que es necesario mejorar la divulgación de los resultados de
investigación y establecer guías para su correcta aplicación.
En cuanto al manejo de los restos de poda, indicar que su eliminación mediante la trituración
mecánica está prácticamente implantada en casi toda la superficie citrícola por dos motivos,
suele ser más económica que la extracción y quema, y además existen dificultades legales
para la quema por el riesgo de incendios y la contaminación del aire por CO 2. Asimismo
supone un aporte de materia orgánica a la propia parcela. En cítricos principalmente se
emplean trituradoras de leña de eje horizontal dotadas de martillos o cuchillas (Figura 2).
Figura 2. Trituradora de leña eliminando los restos de poda de cítricos.
Control de malas hierbas
El control de malas hierbas en cítricos tradicionalmente se ha realizado mediante el uso de
herbicidas. Para ello, se han utilizan equipos portátiles, destacando el empleo de las mochilas
hidráulicas (39%) y pulverizadores centrífugos, también conocidos como máquinas de pilas
(33%). También se han empleado equipos enganchados al tractor, concretamente
pulverizadores hidráulicos con barra herbicida (22%) (Moltó et al., 2005).
En los últimos años este manejo está cambiando por la entrada en vigor de la normativa sobre
Producción Integrada de Cítricos que indica que las calles de las parcelas deberán mantener
obligatoriamente una cubierta vegetal, ya sea espontánea o sembrada durante los meses de
máxima pluviometría y su manejo se realizará preferentemente segándola por medios
mecánicos. Solamente se pueden utilizar herbicidas en aquellos casos en que el empleo de
medios mecánicos sea muy dificultoso, aplicando los herbicidas preferentemente de forma
localizada y en el momento de máxima sensibilidad.
Los sistemas mecanizados para la siega y mantenimiento de la cubierta vegetal mejoran la
eficiencia de la operación, y se basan en aperos arrastrados como desbrozadoras de
cuchillas, cadenas o hilos, o segadoras de hilos verticales o discos, etc. (Figura 3).
Figura 3. Desbrozadora segando la cubierta vegetal en una parcela de cítricos. Fuente: Enguix S.L:
Control de plagas y enfermedades
En el control de plagas y enfermedades en cítricos la aplicación de productos para la
protección de las plantas (PPP) sigue siendo el método más común. De manera tradicional la
aplicación de PPP en cítricos se ha realizado de forma manual con equipos de mangueras y
pistolas. En las últimas décadas este sistema se ha ido mecanizando, sustituyendo los
equipos manuales por pulverizadores hidráulicos asistidos por aire, también conocidos como
turboatomizadores (Figura 4), que se emplean en alrededor de un 60% de las aplicaciones,
aunque la tendencia de su uso es al alza (Moltó et al., 2005). Su uso reduce los costes y
además permiten actuar en el momento más oportuno para el correcto control de la plaga en
un corto espacio de tiempo.
Figura 4. Pulverizador hidráulico asistido por aire.
Sin embargo, en general estas aplicaciones son muy poco eficientes, ya que durante la
aplicación sólo una fracción de la cantidad total de producto alcanza el objetivo previsto. En
cítricos más del 50% del caldo pulverizado se pierde al suelo o a la atmósfera como resultado
de la deriva, evaporación, escorrentía y/o lavado de los productos (Garcerá et al., 2017a).
Estas pérdidas suponen un riesgo para la salud de las personas (operadores, transeúntes y
residentes) y el medio ambiente, además de incrementar innecesariamente los costes de
producción.
Para reducir la parte de la pulverización que se pierde a la atmósfera, conocida como deriva,
se han desarrollado tecnologías como las boquillas de baja deriva, el diseño de deflectores
para la conducción óptima del aire, etc. La evaluación del uso de las boquillas de baja deriva
en cítricos ha resultado en una reducción significativa de las pérdidas por deriva (Torrent et
al., 2017) sin afectar a la eficacia de los tratamientos (Garcerá et al., 2017b).
Además, con el fin de mejorar la eficiencia de la aplicación de los productos fitosanitarios, se
está trabajando en la aplicación racional de los mismos ajustando adecuadamente la cantidad
de producto según las necesidades reales y las condiciones específicas de la aplicación (la
vegetación a cubrir, plaga a controlar, pesticidas usados y maquinaria) y gracias a la
incorporación de tecnología en los pulverizadores se está impulsando el desarrollo de equipos
de precisión e inteligentes.
Actualmente existen en el mercado sistemas electrónicos que permiten detectar la presencia
de la masa vegetal o definir su contorno, mediante el uso de sensores de ultrasonidos o
fotodiodos de infrarrojos, de manera que se pulveriza únicamente cuando hay vegetación y
permiten ahorrar, cuando la distancia entre árboles es elevada, el uso de fitosanitarios de
manera considerable.
Un paso más, son los equipos que integran en sus sistemas electrónicos algoritmos de
recomendación de volumen de caldo e incluso de volumen de aire y que permiten ajustar el
tratamiento a las condiciones particulares de la aplicación. Por otra parte, los equipos de
pulverización también se están dotando de un sistema global de navegación por satélite
(GNSS), que permite georreferenciar las señales procedentes de los sensores y generar
mapas tanto del cultivo como de la propia operación cuya información es muy importante para
realizar un manejo adecuado del cultivo y una trazabilidad de las operaciones. Asimismo, hay
equipos que incluyen sensores que informan instantáneamente acerca de las condiciones
meteorológicas durante la aplicación, de manera que el agricultor puede tomar decisiones en
tiempo real. En definitiva, los equipos “inteligentes” que de manera automática ajustan
instantáneamente su configuración (presión, caudal de caldo fitosanitario, número y tipo de
boquillas abiertas, volumen de aire del ventilador, etc.) a las condiciones meteorológicas y a la
vegetación, van a ser una herramienta fundamental para garantizar las aplicaciones de
fitosanitarios eficientes con el valor añadido de la información generada que facilitará tanto el
manejo como la trazabilidad.
En el control de plagas y enfermedades en cítricos, dado el contexto actual de reducción de
materias activas y la necesidad de sistemas más sostenibles medioambientalmente, el control
biológico va a ser fundamental. Y también la mecanización va a jugar un papel importante a
través del diseño de sistemas de suelta y distribución de organismos beneficiosos (enemigos
naturales, machos estériles, etc.), y/o biopesticidas, cuya supervivencia y viabilidad al pasar
por el sistema de distribución mecanizado ha de ser necesariamente asegurada. De hecho,
por ejemplo, para la liberación mecánica de machos estériles con vistas al control de moscas
de la fruta como Anastrepha ludens y Ceratitis capitata se han desarrollado máquinas que
realizan liberaciones terrestres (Bjeliš, 2011; Moltó et al., 2007) y aéreas (Moltó et al., 2007;
Mubarqui, 2014). También se han desarrollado sistemas de pulverización para la distribución
de huevos de crisopa verde (Chrysoperla rufilabris), parasitoide de pulgones, empleando
boquillas especiales para asegurar su supervivencia (Wunderlich, 1997; Wunderlich y Giles
1999), así como equipos de distribución centrífuga (Zappalá et al., 2012) y sopladores
mecánicos (Opit et al., 2005) para la suelta de depredadores naturales (Ej., Phytoseiulus
persimilis, Orius laevigatus y Amblyseius cucumeris). Presumiblemente, a medida que se
desarrollen nuevos agentes de control biológico será necesario desarrollar o adaptar
adecuadamente la maquinaria para su distribución masiva en las mejores condiciones para su
actividad.
Recolección
La recolección de los cítricos supone entre el 30 y el 40% de los costes totales del cultivo,
según especies y formas de cultivo (Mateu et al., 2017). En el caso de los cítricos para
consumo en fresco la recolección se sigue realizando como hace 50 años o más, es decir,
cortando a mano la fruta y transportándola en cubos o cajas desde el árbol hasta el
contenedor o hasta el camión. A veces se realiza incluso de forma más ineficiente que hace
unos años, pues los cajones que sacan los recolectores se pesan y se evalúa la calidad
(frutos pequeños, defectuosos, etc.) uno a uno a pie de camión antes de cargarlos en el
mismo. Además es importante señalar la gran precarización de la mano de obra empleada en
la recolección. Los trabajadores tienen largas jornadas, cobran sueldos muy bajos y realizan
una tarea muy dura dado que en ocasiones, tienen que escalar caballones, se pinchán con las
espinas que presentan muchas variedades, y transportan mucha carga al hombro, caminando
sobre piedras, restos de poda, etc.,
Aunque existen sistemas que pueden mejorar esta tarea, su implantación es escasa porque,
por un lado, el agricultor al no encargarse de la recolección se despreocupa de su eficiencia,
lo que implica que no tiene los campos ni los árboles preparados para facilitarla, y por otro
lado, el comercio, que es quien se encarga de la misma, dado que repercute los costes al
agricultor, tampoco le importa demasiado la eficiencia.
En los años 80 aparecieron carretillas motorizadas que permitían transportar cantidades
importantes de fruta, del orden de los 500 kg, desde el árbol hasta el camión, de forma
cómoda y realizada por un solo operario, haciendo la tarea más eficiente (Gracia y Bernad,
1988), pero es necesario organizarse de forma que una cuadrilla que trabaje en equipo puede
asumir la inversión de la máquina y trabajar mejor. Este tipo de mecanización es apto para
cualquier tamaño de parcela. Pero en la recolección realizada por numerosas cuadrillas de
trabajadores no cualificados, que no pueden afrontar esa inversión, ni siquiera una mucho
menor, como la de una carretilla manual, se sigue sacando la fruta al hombro.
En algunas plantaciones se están usando tractores con horquillas estibadoras para mover las
pilas de cajas o los contenedores por el interior de las calles, pero mientras que éste es un
sistema ampliamente utilizado en otros cultivos frutales, en los cítricos sigue siendo poco
común. Posiblemente el principal motivo sea que las calles siguen siendo estrechas en los
cultivos de cítricos para fresco, rara vez se pasa de 1 m de ancho de calle útil, con lo que el
tránsito de los tractores con las horquillas tropieza con las ramas y frutos aún no cosechados.
Las plataformas para la asistencia a la recolección de fruta (Figura 5) son otro ejemplo de
máquinas que pueden hacer más llevadera la tarea, pues permiten acceder a las partes altas
de los árboles, el transporte de la fruta lo realiza la máquina y además, pueden realizar tareas
complementarias como selección por tamaño, color, calidad, y aportar un valor añadido con la
generación de información georeferenciada de la producción (Cubero et al., 2014). La
tecnología existe, pero es necesaria también una adaptación de las parcelas, con calles de
anchura suficiente, cabeceras de parcela amplias y pasar de los árboles con formas esféricas
a otros con caras exteriores más planas. En este sentido, la poda mecánica de los laterales de
los árboles puede ayudar a mantener estas formas productivas. Estas máquinas tienen un
elevado valor de adquisición y estarían recomendadas para fincas de grandes dimensiones.
Algunos productores que las han usado en Andalucía comentan que la productividad de los
recolectores se puede duplicar o triplicar, eso sí, como el equipo lo forman 8-12 personas, es
importante que el ‘cabo, capataz o manijero’ de la cuadrilla organice bien el trabajo.
Figura 5. Plataforma de asistencia a la recolección de cítricos.
Equipos más mecanizados son los basados en sistemas vibratorios que consiguen de forma
rápida y automática el desprendimiento de los frutos del árbol. En ensayos realizados en la
Comunitat Valenciana y en la Región de Murcia desde los primeros años de este milenio, se
ha demostrado que los vibradores de troncos (Figura 6), como los empleados en la
recolección de aceitunas pero con una regulación precisa de frecuencia en torno a 15 Hz y
baja amplitud (2-3 cm), pueden derribar entre el 70 y el 80 % de la fruta de los árboles
(Torregrosa et al., 2009, Moreno et al., 2015) siendo el ritmo de trabajo del orden de 1
árbol/minuto. Si se coloca una simple lona lisa en el suelo, la mayor parte de la fruta recogida
sería válida para el consumo en fresco, siempre que luego, en almacén, se realizara el
conveniente destrío, para separar algún fruto dañado y para recortar los pedúnculos largos
(Ortiz et al., 2010).
Figura 6. Vibrador de troncos.
Se ha comprobado en ensayos de varios años seguidos con los mismos árboles que, si la
vibración es controlada, no más de 9-10 s con una frecuencia no muy alta (menos de 20 Hz),
no se producen daños a los árboles, aunque se aconseja no vibrar en primavera a partir de la
movilización de la savia, por el alto riesgo de descortezados en los troncos. Los vibradores de
troncos no están aún aceptados por los productores de cítricos, pues no se derriba el 100% de
la fruta y un porcentaje variable de frutos se tendrían que acondicionar (recorte de pedúnculos
largos) o separar por los golpes recibidos, pero es una técnica cuyas posibilidades ya están
demostradas, incluso en las condiciones de nuestros cítricos, árboles con troncos muy cortos,
que no facilitan el acceso del vibrador.
Existen nuevas plantaciones, principalmente en Andalucía, que se diseñan para la
mecanización de las operaciones de cultivo, de forma similar a las plantaciones en Florida. El
objetivo es realizar una plantación con la fila de árboles en seto, ya sea seto ancho, 3 a 4 m
de ancho y 4 m de altura, con separación entre filas de 7 m (Figura 7) o seto estrecho, de 1 m
de ancho y aproximadamente 3 m de alto, con filas separadas 3,5 m (Figura 8). En ambos
casos, la plantación puede tener una doble aptitud, tanto para mercado en fresco en base a
una recolección asistida como para transformación industrial empleando sistemas sacudidores
de copa. Los sistemas sacudidores de copa son máquinas que realizan una vibración de alta
amplitud (más de 20 cm) y baja frecuencia (4-8 Hz) aplicada directamente en la copa del árbol
para derribar los frutos.
Figura 7. Parcela diseñada para la mecanización de las operaciones de cultivo en seto ancho.

Figura 8. Parcela diseñada para la mecanización de las operaciones de cultivo en seto estrecho.
Para plantaciones en seto ancho, estas máquinas pueden trabajar de forma lateral a la fila de
árboles (Figura 9), penetrando las varas en la copa y sacudiendo las ramas, sin batirlas, para
que caiga el fruto (Castro-García et al., 2018). Posteriormente, el fruto es recogido por una
cuadrilla de operarios que, de forma complementaria, apuran los frutos que quedan en los
árboles. También pueden trabajar en tándem de dos máquinas simétricas en ambas caras del
árbol (Figura 10). Entre las máquinas se dispone de un sistema de recogida de la fruta y se
procede a la descarga en continuo en un remolque. En ambos casos, estas máquinas
requieren de grandes plantaciones con amplias calles de servicio, ya que pueden trabajar a
una velocidad de 1,5 km/h y derribar el 80% de la fruta del árbol.

Figura 9. Máquina sacudidora de copa trabajando de forma lateral a la fila de árboles.


Figura 10. Dos máquinas sacudidoras de copa trabajando en tándem en ambas caras del árbol.
Las plantaciones en seto estrecho están en avanzado estado de desarrollo (Arenas-Arenas, et
al., 2018) y ya existen experiencias comerciales con resultados muy prometedores. En estas
plantaciones se emplea un patrón de reducido vigor para que la planta pueda mantener una
formación en seto y ser cosechada a mano sin la necesidad de escalera o a máquina con un
sacudidor de copa cabalgante, la misma máquina que se emplea en olivar de alta densidad.
La formación y mantenimiento del seto requiere de una atención especial, tanto por poda
mecanizada como por poda manual. En este caso, la recolección mecanizada con
cosechadora cabalgante puede recoger prácticamente la totalidad del fruto (Figura 11) y los
fabricantes de estas máquinas están desarrollando la posibilidad de hacer una descarga
continua de la fruta.
Figura 11. Recolección mecanizada con cosechadora cabalgante. 

Por último, tenemos la recolección robotizada, en este caso se busca que la máquina
recolecte casi igual a como lo hace una persona, muchos recordarán el famoso ‘Citrusrobot’
desarrollado en el IVIA en los años 80 (Juste et al., 1992). Sigue siendo un futurible y quizá
algún día haya que retomar la idea.
Concluyendo, hay sistemas mecánicos que pueden mejorar la tarea de la recolección de los
cítricos para consumo en fresco, tanto desde el punto de vista de la productividad como de la
salubridad del trabajo de los operarios, pero parece que desde el punto de vista social, no
somos capaces de adoptar unas soluciones que la tecnología ya nos ofrece.

Conclusiones
En el contexto actual, la conciliación de la producción de cítricos con la gestión sostenible
medioambientalmente, que a su vez garantice un nivel de renta razonable, se plantea como
un gran desafío y requiere de medidas para su consecución. La aplicación de la mecanización
en las labores agrícolas se presenta a día de hoy como un instrumento necesario para
conseguir la sostenibilidad económica, social y medioambiental. La mecanización reducirá
considerablemente los costes de producción, asegurando unos niveles de renta. Pero
además, con la incorporación de tecnología, aporta un valor añadido a la gestión de la
producción citrícola mediante la digitalización de la información (mapas de producción, mapas
de rendimiento de las máquinas, trazabilidad, etc.) que va a ser fundamental para una gestión
eficiente de las explotaciones. La garantía de un nivel de renta adecuado junto a un mayor
grado tecnológico se presentan como un incentivo a las nuevas generaciones, que pueden ver
en la citricultura una oportunidad de negocio, lo que podría desencadenar en una
profesionalización del sector.
No obstante, hay que tener en cuenta que la implantación de innovaciones tecnológicas en un
cultivo como los cítricos debe venir apoyada por todos los actores de la cadena para que esta
pueda ser adoptada. Es necesaria una estrecha colaboración entre el sector productivo,
comercializador, transformador, exportador, agentes sociales y administraciones públicas. Un
enfoque multisectorial para realizar acciones conjuntas que permitan avanzar hacia un sector
citrícola productivo y sostenible.

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