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Índice
1. Instalaciones sanitarias
1.1. Construcciones y remodelaciones. Obras
1.2. Separación por zonas
1.3. Materiales
2. Calidad del aire
3. Agua
4. Alimentos
5. Gestión de residuos sanitarios
5.1. Clasificación de los residuos sanitarios
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1. Instalaciones sanitarias
Antes del proyecto es necesario definir la extensión del mismo, establecer las medidas
de barrera necesarias y prever un plan en el caso de que la posible contaminación
tanto del aire como del agua pueda superar los límites previstos. Deben establecerse
medidas de protección extraordinarias, en el caso de que puedan resultar afectadas
las habitaciones de aislamiento protector y los quirófanos.
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1.2. Separación por zonas
Las instalaciones sanitarias tendrían que estar sectorizadas en función del riesgo de
contraer infecciones por parte de las personas atendidas en las mismas. En
determinadas unidades de alto riesgo (hematología, neonatos, trasplantes, cuidados
intensivos) se ha de valorar la necesidad de disponer de sistemas específicos de
renovación del aire. En la tabla 8.1 se especifican las zonas de división de las
instituciones sanitarias. Los pacientes con infecciones activas o colonizaciones con
riesgo de transmisibilidad deberían separarse de los inmunodeprimidos. Asimismo, en
las zonas de esterilización o en las cocinas ha de existir una clara separación entre las
zonas contaminadas y las limpias, para no comprometer la seguridad de estas últimas.
Tabla 8.1. Clasificación de las zonas de las instituciones sanitarias en función del riesgo
de infección para los pacientes.
1.3. Materiales
Los centros sanitarios deben garantizar que sus sistemas de ventilación y la calidad de
la construcción aseguren: una temperatura adecuada y variable según las diferentes
necesidades de los pacientes, un aceptable grado de humedad y la capacidad de
extraer los excesos de partículas de polvo suspendidas. Para ello se establecerán
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sistemas que garanticen un adecuado recambio de aire y dispositivos de filtrado del
mismo. Es necesario, además, asegurar que el número de habitaciones disponibles
para aislamiento protector y aislamiento respiratorio sean las verdaderamente
necesarias para ese centro teniendo en cuenta el tipo de pacientes que atiende.
3. Agua
La calidad del agua es básica para la salud, también para los pacientes hospitalizados.
El número y variedad de patógenos que pueden distribuirse con el agua es
considerable. Es preciso, por tanto, que en los hospitales, además de los controles
rutinarios que sobre la cloración se realicen en la red, se tomen especiales
precauciones para algunos patógenos. En la tabla 8.2 se especifican algunos
microorganismos que pueden transmitirse a través del agua sanitaria de las
instituciones para el cuidado de la salud.
En los casos en los que se haya producido una interrupción en el suministro de agua,
o en los que se sospeche que aguas residuales hayan podido contaminar la red de
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agua potable, o cuando se precisan medidas para el control de Legionella spp., es
necesario:
Las infecciones nosocomiales por Legionella spp. requieren mantener un alto índice de
sospecha clínico y el empleo de los medios diagnósticos necesarios. En los centros en
los que no ingresen pacientes trasplantados o con neutropenias severas no existen
evidencias para recomendar la realización de cultivos rutinarios del agua para
Legionella. Sin embargo, por primera vez el CDC recomienda realizar estos cultivos en
áreas de transplante de órganos sólidos y de progenitores de médula ósea.
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• Iniciar una revisión retrospectiva y una vigilancia prospectiva de otros posibles
casos y, si no aparecen nuevos casos, mantener dicha vigilancia durante dos
meses.
4. Alimentos
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La institución sanitaria debe de tener unos protocolos de actuación en relación con la
administración de dietas especiales para determinados pacientes, como por ejemplo,
eliminar alimentos crudos o no cocinados a los pacientes inmunodeprimidos, o no
ofrecer determinados productos con riesgo de infección en los mismos. Debe de
informarse al paciente y a sus familiares la absoluta prohibición de proporcionar a los
pacientes ningún alimento no autorizado por los cuidadores de la salud.
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5.1.2. Residuos específicos
Los residuos específicos o de riesgo son aquellos que por sus características y grado
de contaminación biológica requieren de unas condiciones específicas para su gestión
y eliminación tanto de los centros sanitarios como de su exterior.
Los de clase III son residuos biosanitarios especiales que se acumulan en envases
rígidos o semirrígidos o en bolsas específicas para este tipo de material. Además, los
residuos de tipo punzante o cortante requieren a su vez de unos contenedores
especiales para su almacenamiento temporal en las unidades de atención clínica. La
recogida y la gestión de estos residuos requieren de un gestor autorizado.
Los de clase VII son residuos contaminados con sustancias radiactivas, cuya
eliminación depende de forma exclusiva de la Agencia Estatal autorizada.
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