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1. CRISTO: EL CENTRO DE LA PROFECÍA. Cuando uno lee textos como Juan 5:39:
“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” generalmente ponemos el énfasis en
la primera parte del texto, pero el Señor dijo esto con el objetivo de resaltar la última
frase.
Invita a leer en clase Lucas 24:27, el relato de la aparición de Cristo resucitado a ciertos
discípulos en el camino a Emaús, y pregunta: según el mismo Señor, ¿de quién hablan
todas las Escrituras? La clase va a ser acertada en su respuesta.
Una excelente actividad (si no toma más de 3 minutos), sería repasar con la clase lo
que la lección del lunes contiene, mostrando cómo se revela al Salvador en cada
capítulo de este maravilloso libro.
Por otro lado, la literatura apocalíptica se cumple sin condiciones. Por ejemplo:
vendrían 4 imperios mundiales y finalmente Dios establecerá el reino eterno,
esto no es condicional. Otro ejemplo es que después de los 2300 años que
inician después de darse la orden para iniciar la reconstrucción de Jerusalén
vendrá el día para la “purificación del santuario” celestial que equivale al juicio
previo al advenimiento, esto no se condiciona a nada. Un ejemplo final es que
Cristo vendrá en persona a rescatar a su pueblo que ha sido perseguido a lo
largo de la historia, esto se cumplirá sin condición alguna.
Hay varios caminos para interpretar los escritos apocalípticos, el futurismo que dice
que todo se cumplirá en el futuro, el preterismo que argumenta que ya todo se
cumplió en el pasado, el idealismo que le da explicaciones sin base en el tiempo y el
historicismo que declara que todo comenzó a cumplirse en el tiempo del profeta y
que continúa cumpliéndose a lo largo de la historia hasta llegar al establecimiento del
reino de Dios en la tierra.
Este último es el método que encaja perfectamente y sin defectos con la literatura
profética apocalíptica, y las siguientes son razones convincentes para hacer esta
declaración:
a. La Biblia lo sugiere: Daniel 2, 7 y 8 al 9 hacen exactamente eso: presentan
profecías que comienzan a cumplirse en el tiempo de Daniel y avanzan
históricamente hasta terminar con el establecimiento del reino de Dios en la
tierra.
b. Los largos bloques de tiempo: debido a que los periodos que tratan son tan
prolongados (1260, 2300 y 490 años), el único método que se ajusta es el
historicista.