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Seminario del Buen Pastor

Arquidiócesis de Acapulco
En el primer capítulo nos dice que la palabra “teología fundamental”
aparece por primera vez en la Constitución Deus Scientiarum
Dominas, de Pío XI, pero que fue olvidada por documentos
importantes, fue hasta el año 1976 que aparece en un documento
sobre la formación teológica de los futuros sacerdotes y en ese mismo
documento dice que teología fundamental tiene por objeto de estudio
el hecho de la Revelación cristiana y su transmisión en la Iglesia.
Teniendo problemáticas entre razón y fe.
Posteriormente apareció Apostólica Sapientict christiana en y ahí
aparece el termino como una disciplina obligatoria después de la
sagrada escritura. Además, la Fides et ratio de Juan Pablo II vuelve a
retomar este término en su numeral 67 y dice que su carácter propio
es dar razón de la fe.
La teología fundamental en cuanto a su origen histórico nace a partir
de la apologética, ya que la apologética evoluciona a algo que
continuaba el mismo esfuerzo pero que a su vez era distinta, esta es la
teología fundamental.
Del siglo II al V surgieron varios autores apologetas que escribieron
obras que iban dirigidos a tres tipos de destinatarios: a los
emperadores y autoridades civiles en defensa de las acusaciones
lanzadas contra los cristianos; a los judíos y paganos para
convencerlos de sus errores o defenderse de sus ataques; a los
mismos cristianos para confirmarlos en la fe en medio de las pruebas.
En la edad media el impulso apologeta recae por falta de
contradictores, pero lo esencial de esta etapa es el enfoque
epistemológico que se le da a la teología, no de una manera
sistemática, pero aportó que la relación entre la fe y la razón no es
contraria sino complementaria.
Entre el siglo XIV y XV los principales problemas de estas épocas es
que se empieza a separar la fe de la razón unos autores dirán que
“solo la fe basta” también se empieza ver al cristianismo como una
religión más, es por eso que empieza haber autores que fundamentan
con la apologeta que es la verdadera iglesia y la verdadera religión.
En cuanto a la razón, los protestantes, como ya se ha mencionado,
tendieron, por un lado, a reducir su contribución para la génesis de la
fe porque la sola fides, independiente de las obras, es también una fe
sin apoyos o presupuestos racionales, puro abandono y confianza.
Pero, por otro lado, la reducción o anulación de la relación entre fe y
razón trae como consecuencia un desarrollo autónomo de la razón, la
cual, una vez separada de la tradición, acaba entregada al juicio y
opinión personales y, en último término, a una forma de subjetivismo.
El cambio del punto de partida en la filosofía entre el siglo XVII y XVIII
acabó afectando directamente a la teología y especialmente a la
apologética. La armonía medieval entre la fe y la razón, resultado del
origen común de la verdad en Dios, se rompe cuando la filosofía busca
un punto de partida autónomo, independiente de toda trascendencia,
en el mismo pensamiento humano. Y es cuando se da totalmente una
ruptura entre filosofía y teología.
En el siglo XIX todo gira entorno de la reconciliación entre razón y fe,
en Francia se mantenía muy viva la apologética y su orientación
general es la del tradicionalismo y fideísmo moderados.
El Concilio Vaticano I afirmó que la revelación sobrenatural presupone
la natural; el asentimiento de la fe a la revelación está racionalmente
justificado sobre la base de argumentos extrínsecos; entre fe y razón
hay una relación armoniosa y nunca oposición.
En la primera mitad del siglo XX, la apologética se vio profundamente
afectada, en su misma concepción y planteamiento, por diversos
impulsos renovadores de la teología. La renovación bíblica, histórica y
patrística, el influjo de determinadas corrientes filosóficas, como el
existencialismo, el personalismo, etc., fueron preparando el terreno
para la transformación de la Apologética en la disciplina teológica que,
sobre todo después del Vaticano II, conocemos como Teología
Fundamental.
Por último, puedo decir que la teología fundamental estudia la
revelación no como una noción abstracta, sino en su realidad
dogmática y su método es apologético y hay cinco puntos de
referencia que entran en juego, la revelación, de la fe, de la
credibilidad, del método dogmático, y del método apologético. Según
como se entiendan y se relacionen estos cinco elementos tendremos
una u otra forma de concebir y plantear la Teología Fundamental tal
como se ha hecho, sobre todo a partir del Concilio Vaticano II.

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