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Estamos viviendo una batalla.

¿No lo
sientes? A menudo estamos en un
estado de alerta, sobresaltados,
preocupados o en sufrimiento
psicológico-emocional, siendo
aplastados por una vida cotidiana que
se ha transformado en una secuencia
de acciones. Transformamos nuestra
vida en una escalada al éxito,
viviendo la sociedad del desempeño
y la optimización. Vemos esto incluso
en expresiones ordinarias que
usamos sin darnos cuenta... Una que
me parece interesante es "día hábil".
Los días hábiles son días para hacer
cosas, y así seguimos, electrificados
por un ritmo frenético de resolución
de problemas, "matando a un león
por día", como también decimos. ¿Es
esta la posibilidad real de existencia
para un ser humano?

Si estás aquí, leyendo estas palabras,


es porque ya entiendes que algo no
está bien. El corazón lo sabe. Estamos
muy presionados. Le echamos la
culpa al trabajo, a las relaciones, a los
problemas. Pero el corazón sabe que
no es solo eso. Echamos algo de
menos. Algo se ha perdido hace
varios años, y echas esta parte de
menos... Este algo es tu inocencia
robada, tu niño interior, puro, ligero
y amoroso, encantado por las
mariposas, que vivía la vida jugando,
sin preocuparse con cosas pasadas o
futuras. Este SER, que todavía está
adentro, te lleva sutilmente a una
salida, esta sed te lleva a buscar algo...
Este algo es sentir la vida de nuevo,
con encanto y alegría, y bailar con
ella. Tu ser más profundo te susurra,
con su voz inocente y tierna, sin
palabras, que te impulsa a rescatar el
tesoro que llevas en tu corazón.
Todavía está allí, intacto, inmaculado,
radiante de amor y sabiduría, al
alcance de tu mano.
Diferentes tradiciones a lo largo de la
historia de la humanidad han
cultivado caminos para reverdecer
esta inocencia, este ser puro, y traer a
la luz tu parte más sonriente y
virginal, tu niño sagrado, quien siente
toda la Vida y quién, sin saberlo, tiene
toda la sabiduría de las esferas...

Uno de estos caminos es la


meditación.

¿Pero qué es meditar?


Ahora olvida todo lo que ya has leído
sobre el tema, o lo que te han dicho...
Olvida todo lo que no venga de tu
experiencia directa. Te invitamos a
esto. No creas en estas palabras ni
ninguna otra. Te invitamos a
descubrir, por ti misma, por ti
mismo, de qué se trata este viaje, este
salto, esta reunión con lo oculto en ti.
O, más bien, con lo qué la cultura y
nuestros malos hábitos han eclipsado
desde la primera infancia. No
siempre fue así, naturalmente
nacimos con este vínculo saludable y
fuerte. El vínculo con la madre, con la
confianza de que somos amados y
protegidos. Y luego alguna
experiencia repentina e inesperada
nos enseña a construir muros para no
sentir el dolor, y allí, lentamente, nos
alejamos de este ser frágil y amoroso,
que está, por gracia y para siempre,
inmerso en este amor cósmico y
misterioso que sostiene a todo en
perfecta armonía. Nos convertimos
en adultos serios. Algo así como una
habitación desordenada de
recuerdos, miedos, expectativas y
“no”, que reunimos en el camino. Y
esta sala se manifiesta en nuestra
mente en forma de pensamientos.
Tenemos muchas voces en la mente,
son argumentos, perspectivas sobre
el futuro, recuerdos de experiencias
previas, juicios cristalizados sobre
quiénes somos y cómo funciona el
mundo... voces que dictan frases y
valores inculcados en nuestra psique,
y entre todas estas voces, que
compiten por nuestra atención, es la
voz sin palabras de ese tierno silencio
que, sin discutir, te impulsa a
descubrir, de alguna manera, a
buscar algo nuevo que te alivie de ti
mismo. Te empuja a probar algo
como esto. Es realmente agotador
pasar el día en la charla constante de
la mente, que a veces incluso nos
separa, fragmentando nuestros
sentimientos, nuestra voluntad,
nuestro pensamiento, y esto enferma
nuestro cuerpo, nuestra mente y hace
que nuestros corazones se vuelvan
pesados. Sufrimos, pero no tiene por
qué ser así.

Mira a tu alrededor. Mira el cielo, tal


vez a través de una ventana, un árbol
y, con suerte, pájaros. Siente el
viento, ahora. Siente el aire entrando
y saliendo de ti, fresco y luego
caliente. Este momento sucede a tu
alrededor, sucede dentro de ti, tú y
yo estamos ahora, en un instante
luminoso y misterioso, donde la vida
está viva, pulsando y mirándonos con
ojos silenciosos. Todo está en
perfecta armonía... excepto nosotros,
los humanos, que casi siempre
estamos distraídos, viviendo una
ficción tan frenética y absurda que, si
te detienes a pensar, es una violencia
con nosotros y con la Vida.

Esta invitación a cultivar una práctica


de meditación diaria es la puerta
abierta al regreso a tu estado mental
más vibrante y pleno, una forma de
acercarse a lo más íntimo de tu ser,
que se comunica con lo más íntimo
de esta Sagrada Existencia. Es el
primer y único paso para aquellos
que sienten el llamado a despertar.

A través de la práctica de la
meditación, es posible efectuar una
profunda transformación en nuestro
cuerpo emocional, mental y, por qué
no decirlo, en nuestros cuerpos
espirituales. Es necesario crear
espacio para el silencio y el vacío para
escuchar la voz del corazón. Tu ser
más amoroso y divino está ahora
mismo dentro de ti, irradiando y
manteniendo la vida en tu organismo,
empujando con todo valor: ¡Vamos!
Es posible...
Kristiano Aguilar

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