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En Sumeria, Acadia y Babilonia,

antigua Mesopotamia, Nintu (la


Señora del nacimiento) fue el
nombre con el que se conoció a
una deidad madre, también
llamada Antu (consorte de An).
Se dice que el nombre de Nintu
se lo puso su hijo Enlil. La
mayoría de los relatos que hay
sobre ella son acadios. Según
cuentan las leyendas, ella rompió
catorce partes de arcilla
primigenia, siete a la derecha y
siete a la izquierda y un ladrillo a
la mitad, que produjeron los
primeros siete pares de
embriones humanos (o las siete
diosas de matriz o de
nacimiento, que engendraron a
los primeros humanos).
Los eruditos coinciden en que
sería exactamente la misma
figura que Ninhursaga, pero fue
conocida por otros
nombres: Ki, Ninmah, Dingirmah,
Aruru, Belit-ili, entre otros, y
como la esposa de Enki era
generalmente
llamada Damgalnuna o Damkina.
Aunque al principio aparece
mencionada como Belet-Ili, al
final es mencionada en el poema
épico acadio Atrahasis, cuando
deciden junto a Enki, que el
crecimiento de la población
humana, debe ser contenido de
alguna manera "más humana" o
"menos drástica", que las
decisiones tomadas por
Enlil, Enki y la diosa de
matriz Nintu deciden que de allí
en adelante un tercio de las
mujeres no dará a luz
satisfactoriamente: un
demonio Pasittu, "arrebatará al
bebé del regazo de su madre".
Es mencionada en el Mito de
Enki y Ninhursag, estando
en Dilmun, cuando Enki la ve en
la orilla desde el agua, quiere
poseerla y ella le dice "Ningún
hombre me hace suya en el
pantano". Pero finalmente
accede y dan a luz a Ninsar.
También es nombrada con ese
epíteto en el relato sumerio
de Ziusudra, cuando Enki
dice: Yo quiero (...)(¿no?) la
destrucción de mi raza humana,
para Nintu quiero atajar la
destrucción de mis creaturas.

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