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LAS PERSONAS FÍSICAS Y JURÍDICAS


1. Persona y sujeto.
1.1 Premisa.
El derecho ha especificado el estudio de la codificación en distintos aspectos. El
derecho de la persona, es un evidente ejemplo. Éste es una rama de la ciencia canónica que
tiene como objeto la persona en cuanto tal y su posición en el ordenamiento de la Iglesia.
En el CIC’17, cuando se hablaba de persona se hacía la distinción entre clérigos,
religiosos y laicos, porque se daba importancia a cada persona pero en el propio estado. Así,
el código se centraba sobre todo en los clérigos y religiosos, como resultado de esta
configuración. Los clérigos eran considerados como miembros de un estado, los religiosos
de otro, etc. Estos estados no estaban al mismo nivel, signo de esta situación era la
expresión “reducción al estado laical”. Es decir, no era importante la persona en sí, sino su
pertenencia a uno u otro estado.
El CVII retoma esta situación y revalora el estado común de los fieles. A partir de ese
momento los términos de fieles y de persona en la Iglesia se convierten en casi
equivalentes. Esta revaloración ayuda a cancelar la idea de la persona en el propio estado
para hablar de la persona en cuanto tal. La Iglesia no es solamente una comunidad
espiritual, sino es una sociedad que, como tal, tiene necesidad de una ley y de los órganos
que la actúan. Sin embargo, el derecho no es un instrumento en mano de la autoridad, sino
tiene una finalidad, que es la de garantizar la tutela de la libertad de las personas físicas y
jurídicas que componen la Iglesia.
1.2 Concepto jurídico de persona.
a) Las definiciones tradicionales.
Algunas definiciones de persona en sentido jurídico:
- Ser humano capaz de derechos y deberes.
- Titular de derechos y deberes o el sujeto activo y pasivo de
situaciones jurídicas.
- Ser ante el derecho.
En las tres definiciones hay un elemento faltante; ninguna de estas definiciones dice
que cada ser humano es persona en sentido jurídico.
Tantos sistemas jurídicos durante la historia no han reconocido que todos los
hombres son personas. Sobre todo es típico del positivismo jurídico considerar que el ser
persona es una concesión del derecho. Y tomando así la primera definición, el derecho
positivo podrá determinar cuando un ser humano es capaz o no de derechos y deberes.
b) Fundamento de la personalidad.
Otra configuración consiste en el fundar la personalidad jurídica sobre la dignidad
del ser humano. La dignidad humana precede al derecho y en este sentido también la
personalidad jurídica es un prius respecto al derecho. La dignidad del ser humano significa
que el ser humano, en cuanto tal, está en grado de proponerse límites, objetivos, etc…
tiene una proyección fundada sobre la propia personalidad. El ser humano es dueño de sí
mismo, que es cualidad típica del ser persona. El hombre es siempre sujeto, jamás es objeto.
Entonces, la capacidad jurídica está en la misma dignidad de la persona. Así, la tarea del
derecho no es de fundar sino de reconocer la dignidad de la persona ubicada en la persona.
El derecho existe porque existen las personas.
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Llegamos así a la definición siguiente: persona es cada individuo humano, hombre o


mujer, en virtud de la propia naturaleza o dignidad, a la cual el derecho se limita a reconocer
la propia personalidad.
c) “Persona física” y “persona jurídica”.
Junto al hombre, los ordenamientos jurídicos han reconocido el estatuto de persona
y otras entidades: conjunto de personas que pueden agruparse para alcanzar un bien. Se
trata de colectividad que actúan como una sola persona. Las personas jurídicas son
colectividades que se prefiguran por los bienes que no son alcanzables por una sola
persona.
1.3 Concepto jurídico de sujeto.
a) Sujeto en una prospectiva estática.
El concepto de sujeto en sentido jurídico va unido a las diversas maneras de ver el
derecho: dinámico o estático. El derecho es el conjunto de todas las relaciones jurídicas. El
derecho no es solamente lo que dice la autoridad o el legislador, sino que tantas relaciones
jurídicas nacen de actos de la voluntad entre dos personas que no son autoridad.
En sentido estático, el sujeto es el centro de atribuciones de situaciones jurídicas,
que podrán ser activas (derechos) o pasivas (obligaciones). El ser centro de atribuciones
significa que al sujeto vienen atribuidas las relaciones jurídicas que no dependen de la
propia voluntad. No se tiene presente la capacidad volitiva e intelectiva para ser centro de
atribuciones de situaciones jurídicas.
b) Sujeto en prospectiva dinámica.
Desde el punto de vista dinámico, el sujeto es aquel ente capaz de crear, modificar o
extinguir relaciones jurídicas. En este caso, el sujeto que actúa en el mundo del derecho. Su
actuar es una actuar eficaz en el mundo jurídico. En este ámbito se tiene en cuenta las
capacidades volitivas e intelectivas del sujeto.
1.4 Tipos de sujetos.
Estos dos conceptos de reconectan con la capacidad jurídica y la capacidad de
actuar. Sujetos en el derecho son las personas físicas (cada hombre es centro de atribución
de situaciones jurídicas), las personas jurídicas y, también, sujetos sin personalidad (la
familia, asociaciones privadas, colegio episcopal).
1.5 Capacidad jurídica.
La capacidad jurídica es un concepto muy unido a aquello de personalidad y, en
modo originario, a la persona física. Cualidad propia del ser persona es la manifestación de
esta cualidad. La capacidad jurídica no es otra que una actitud o idoneidad para ser titular de
derechos y deberes. Aquella cualidad, propia de la persona, consiente que los derechos y
deberes se establecen sobre la persona. Es evidente que el patrimonio jurídico de las
personas es diferente; es muy difícil encontrar dos personas que tienen los mismos
derechos y deberes. En vez, la capacidad jurídica es igual para todos. La capacidad se puede
tener o no, pero cuando se posee es la misma para todos. Todos aquellos que son personas
tienen capacidad jurídica.
La capacidad jurídica es como una potencialidad a ser sujeto de derechos y deberes.
En el caso de la persona jurídica, no sucede lo mismo, porque no todas las personas jurídicas
tienen la misma capacidad. Además. Las personas jurídicas no tienen la misma capacidad
que las personas físicas. Por ejemplo, el derecho a casarse es propio de las personas físicas.
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La capacidad jurídica acompaña toda la vida de la persona física; en el caso de la persona


jurídica desde su constitución hasta su disolución.
La capacidad jurídica soporta y centraliza todos los derechos y deberes de la
persona. Es una cualidad personal, porque el derecho viene conectado con la persona a
través de la capacidad jurídica. Por ejemplo, si un niño es propietario de una casa, aunque si
por el momento no tiene capacidad de actuar y lo hará a través de un procurador y el dinero
recabado será para él.
La capacidad jurídica tiene una característica de generalidad. Sin embargo, es
necesario considerar que existen derechos y deberes propios de las personas físicas que no
son aplicables a las personas jurídicas. La capacidad jurídica es un presupuesto para ser
titular de derechos y deberes: cualquier persona tiene capacidad jurídica. La capacidad
jurídica es una bien no negociable ni disponible, pues viene protegida de modo especial.
1.6 La capacidad de actuar.
Es también una cualidad de la persona que determina la eficacia jurídica de sus
actos. Para actuar eficazmente en derecho, no basta tener la capacidad jurídica; se necesita
la capacidad de actuar, que va conectada con una serie de mecanismos de control de la
capacidad volitiva e intelectiva. Los actos puestos por una persona que no tiene capacidad
de actuar serán declarados nulos.
Se trata al mismo modo de una cualidad personal, pero no es idéntica para todos. En
algunas circunstancias puede ser requerida por el derecho una capacidad de actuar
especiales. La capacidad de actuar, además, determina la validez de los actos. La habilidad
requerida por el c. 124 para poner actos válidos es la capacidad de actuar.
1.7 Capacidad de actuar especial, incapacidad.
Se habla a veces de capacidad procesal, o de una edad superior a la mayoría de
edad: son estos dos casos de capacidad de actuar especial.
Incapacidad: la persona en este caso no posee la capacidad de actuar normal y está
sometido a la tutela o a la patria potestad en caso de los menores. Puede existir también
una incapacidad declarada por el derecho.
Capacidad de actuar limitada: para algunos actos se necesita una persona al lado.
Este instituto se llama la tutoría, ejercitado por el tutor (curator).
Se necesita distinguir bien los institutos de la tutela y la curatela. La tutela significa
siempre representación de tutelado. El curador o curator, en vez, no es un representante
sino solamente acompaña al actor en su actuar. Además, existen las prohibiciones: existen
por ejemplo los impedimentos matrimoniales que son prohibiciones. Existe la capacidad de
actuar, pero el derecho hace nulo ciertos actos a través de la prohibición.
2. La persona física en el ordenamiento canónico.
2.1 Introducción.
¿Quién es persona según el Derecho Canónico, solamente los bautizados o también
todos los otros hombres? Responder a esta pregunta es importante desde el punto de vista
teórico, no tanto desde el punto de vista práctico.
2.2 Tesis referentes la personalidad en el ordenamiento canónico.
a) El canon 87 del CIC ’17.
Esta discusión proviene desde el CIC ’17; podemos comparar los cc. 87 y 96 del
nuevo código:
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Can. 87. Baptismate homo constituitur in Ecclesia Christi persona cum


omnibus christianorum iuribus et officiis, nisi, ad iura quod attinet, obstet
obex, ecclesiasticae communionis vinculum impediens, vel lata ab Ecclesia
censura.
Can. 96 - Baptismo homo Ecclesiae Christi incorporatur et in eadem
constituitur persona, cum officiis et iuribus quae christianis, attenta
quidem eorum condicione, sunt propria, quatenus in ecclesiastica sunt
communione et nisi obstet lata legitima sanctio.
El c. 87 del CIC del ’17 venia interpretado en modos diversos:
Todos aquellos que seguían la escuela exegética interpretaban este canon en el
sentido literal: solamente el bautizado es persona en la Iglesia. Sin embargo, podemos
preguntarnos cuál es el sentido de ser persona en la Iglesia, y si se trata aquí de un
concepto equivalente al ser persona en el sentido jurídico. Para algunos, la interpretación
estricta, es decir, que solamente el bautizado es persona en la Iglesia, era de derecho
divino; para otros, el ser persona en la Iglesia para estos autores es equivalente a ser
súbdito. Evidentemente, se sabía que existían otras personas que entraban en relación con
la Iglesia sin ser bautizados, como los catecúmenos, etc. Se salvaba el problema diciendo
que su ser personal en general les permitía tener una relación con el Derecho Canónico, sin
tener personalidad jurídica en la Iglesia.
Aquellos que seguían una escuela más sistemática, buscaban de dar una
interpretación más larga. Cipriotti o Cismodi ponían énfasis sobre el hecho que el CIC
hablaba también de personas no bautizadas; el c. 87 debía ser interpretado en el conjunto.
La interpretación que Lombardía daba a este canon era que, a través del bautismo, la
persona viene incorporada a la Iglesia, con todos los derechos y deberes propios de los
cristianos. Todos los otros derechos la persona los tenía antes. Para Lombardía, en este
canon el término persona es equivalente a fiel. El no bautizados es también llamado a
hacer parte de la Iglesia y, en este sentido, es también titular de derechos y deberes en la
Iglesia; entonces, también, el no bautizado es persona en la Iglesia.
En manera de todo similar sucede en los ordenamientos estatales: cada hombre es
persona para los ordenamientos jurídicos estatales. Es diferente el ser persona in Ecclesia
Christi (bautizado) y ser persona in iure canonico (todos los hombres), porque en eso el
Derecho Canónico reconoce la personalidad a todos los hombres.
b) En el CIC ’83: el c. 96 y sus interpretaciones.
c. 96 - Mediante el bautismo el hombre es incorporado a la Iglesia
de Cristo y en ella es constituido persona, con los derechos y
deberes propios de los cristianos, teniendo en cuenta la propia
condición de cada uno, en cuanto estén en comunión eclesiástica y
no lo impida una sanción legítimamente impuesta.
Mediante el bautismo, el hombre es incorporado a la Iglesia, y no constituido
persona. No estamos aquí hablando de todos los hombres, sino solamente de los
bautizados.
Algunos continúan diciendo que solamente el bautizado es persona en la Iglesia.
Otros dices que también entre bautizados se encuentran diversos grados de personalidad:
bautizaos en la Iglesia Católica, bautizados en otras Iglesias y comunidades cristianas,
sujetos sancionados, sujetos no en gracia de Dios. Para nosotros, el grado de comunión no
incide sobre el ser persona en sentido jurídico. El ser persona es un punto de partida: se
puede tener o no, pero no tener a mitad.
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También, hay quienes retienen que hay dos tipos de personalidad: natural y
sobrenatural. Otro grupo, afirma que la personalidad pertenece a todos los hombres.
Lombardía y Lo Castro afirman que el c. 96 se refiere al fiel. La realidad contemplada es el
fiel, por eso no se puede decir que el no bautizados no es persona. Lo Castro agrega un
elemento: decir que en fondo hay dos personalidades es contradictorio porque la personas
es una, no hay dos naturalezas en ella. El Derecho Canónico trata toda la realidad del
hombre, porque el ser persona es uno. El ámbito religioso de la persona vendrá regulado
por el Derecho Canónico. El ser persona corresponde a todos: fieles y no bautizados.
Este canon ha sido criticado a partir del c. 204, pero la realidad tratada en los dos
cánones es la misma. El c. 96 es jurídico, el c. 204 es más teológico, pero la realidad es la
misma para los dos. Donde el c. 96 habla de persona, el c. 204 habla de fiel. El Código
Oriental no tiene un canon equivalente al c. 96. Lo importante es la visión que se tiene del
CIC: no se puede presentar un Derecho Canónico que no respete el derecho natural.
c. 204 - § 1. Christifideles sunt qui, utpote per baptismum Christo
incorporati, in populum Dei sunt constituti, atque hac ratione
muneris Christi sacerdotalis, prophetici et regalis suo modo
participes facti, secundum propriam cuiusque condicionem, ad
mission emexercendam vocantur, quam Deus Ecclesiae in mundo
adimplendam concredidit.
2.3 La condición jurídica de los no bautizados.
a) La condición jurídica de los no bautizados en general.
La condición jurídica de los no bautizados está fundada en dos maneras:
i) En cuanto destinados a ser miembros de la Iglesia.
La voluntad de Cristo, fundamento que se encuentra al final de Evangelio de Mateo:
cada hombre está llamado a recibir aquel mensaje de salvación y de consecuencia tiene el
derecho a recibir aquel mensaje. El derecho de la Iglesia está fundado sobre las palabras de
Cristo. Estas palabras fundan el derecho activo que una persona tiene de recibir el
Evangelio; cada persona es destinataria del mensaje de salvación. Cada hombre es titular de
un derecho; es un derecho que respecta un bien de salvación. Y conectado a esto hay el
derecho de recibir el bautismo. Estos son derechos fundamentales que respectan los bienes
de salvación. Hablamos entonces de dos derechos del no bautizado ante la Iglesia: recibir el
bautismo y la Palabra. Otras situaciones son aquellas derivadas del derecho natural.
La volontà di Cristo, fondamento che si trova alla fine del vangelo di Matteo: ogni
uomo è chiamato a ricevere quel messaggio di salvezza e di conseguenza ha il diritto a
ricevere quel messaggio.
Il diritto della Chiesa è fondato sulle parole di Cristo. Queste parole fondano il diritto
attivo che una persona ha di ricevere il vangelo; ogni persona è destinataria del messaggio
di salvezza. Ogni uomo è titolare di un diritto; è un diritto che riguarda un bene di salvezza.
Collegato a questo c'è il diritto a ricevere il battesimo. Questi sono diritti fondamentali che
riguardano i beni di salvezza. Parliamo dunque di due diritti del non battezzato di fronte
alla Chiesa: ricevere il battesimo e la parola. Altre situazioni sono quelle derivate del diritto
naturale.
ii) In quanto soggetti di altri rapporti giuridici nella Chiesa.
Quando una persona non battezzata entra in rapporto con il Diritto Canonico,
nascono altri diritti e doveri.
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La situazione più abituale è quella del non battezzato che sposa un cattolico; questa
situazione riguarda tutto l’ambito matrimoniale. Entrambi, in quanto sposi, sono nello
stesso piano d’uguaglianza. L’unico punto dove esiste diversità è nell’educazione dei figli:
tutti i due sono chiamati ad educare i figli, perché sono loro. La diversità appare quando si
dice che devono essere educati nella fede cattolica. La parte non battezzata deve essere
consapevole di questo dovere della parte cattolica, e anche della propria volontà a rimanere
nella fede cattolica. Nel vecchio codice si chiedeva un accordo nel quale la parte non
cattolica accettava l’educazione cattolica dei figli.
Ambiti d’uguaglianza con i battezzati sono il diritto matrimoniale, il diritto proces-
suale, il diritto patrimoniale. Ci sono anche dei canoni che parlano di diritti umani, che
riguardano tutti: il diritto alla vita, il diritto alla buona fama, il diritto all’intimità. Questo
significa, per esempio, che un non battezzato potrebbe introdurre una causa presso un
tribunale ecclesiastico per diffamazione.
Evidentemente, queste considerazioni appoggiano ancora di più l’ipotesi formulata
sopra secondo la quale il non battezzato è persona per l’ordinamento canonico, il che è
alla base della capacità di agire. Si potrebbe dire che la personalità giuridica del non
battezzato si attua tramite un atto concreto che lo mette in rapporto con l’ordinamento
canonico. Invece, nell’ambito della volontà fondazionale di Cristo c'è disuguaglianza.
- Uguaglianza: atto giuridico in contatto con il Diritto Canonico.
- Nella volontà fondazionale di Cristo non c'è uguaglianza.
2.4 La condizione giuridica dei catecumeni.
I catecumeni sono non battezzati che hanno una relazione particolare con la Chiesa,
poiché questa li ritiene già come se gli appartenessero.
Can. 206 - §1. Per un titolo particolare sono legati alla Chiesa i
catecumeni, coloro cioè che, mossi dallo Spirito Santo, chiedono
con intenzione esplicita di essere incorporati ad essa e di
conseguenza, per questo desiderio, come pure per la vita di fede,
di speranza e di carità che essi conducono, sono congiunti alla
Chiesa, che già ne ha cura come suoi.
§2. La Chiesa dedica una cura particolare ai catecumeni, e mentre li
invita a condurre una vita evangelica e li introduce alla celebrazione
dei riti sacri, già ad essi elargisce diverse prerogative che sono
proprie dei cristiani.
Si pone l’accento sul fatto che esiste una richiesta esplicita del battesimo e, allo
stesso tempo, esiste già una realtà vissuta di fede, speranza e carità.
Ogni conferenza episcopale è chiamata a preparare il percorso dei catecumeni e a
determinare il loro statuto giuridico. Inizialmente, questi compiti erano stati affidati al CIC.
Tenendo poi conto della diversità delle situazioni secondo i paesi, è stato rinviato alle
conferenze episcopali. Comunque, ci sono alcuni elementi presenti nel CIC: per esempio, un
catecumeno che muore, ha diritto alle esequie cristiane. Non si tratta però del diritto di un
non battezzato, perché si può parlare del battesimo per desiderio.
Un affare che complica tutto è la strutturazione del percorso catecumenale nei libri
liturgici. Struttura della preparazione al battesimo, precatecumenato, catecumenato: il
problema è, quando si diventa catecumeno?
Alcune conferenze episcopali parlano dell’iscrizione nel libro dei catecumeni o della
celebrazione di entrata nel catecumenato. Nel CIC però si parla della manifestazione
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esplicita (esterna) dell’atto di volontà di essere battezzato. Il problema si pone qual è il tipo
di atto di volontà. Come minimo dovrebbe essere fatto davanti all’autorità ecclesiastica.
In questo senso, il fatto che pone problema è la terminologia del precatecumenato;
qualcuno che fa il precatecumenato è già catecumeno ad effetti giuridici. La condizione
giuridica di catecumeno è transitoria.
Secondo il c. 206, i catecumeni hanno prerogative e obblighi. Questa terminologia
sta ad indicare una mancanza di coraggio per dire che i catecumeni hanno diritti nella
Chiesa. Analizzando le cose in sostanza, si vede che i catecumeni hanno dei veri diritti:
- Diritto alla formazione cristiana in vista di ricevere il battesimo. Se si
prende sul serio, l’istruzione di preparazione al battesimo dovrà
essere individualizzata.
- Diritto d’associazione: un catecumeno può essere membro di un’asso-
ciazione canonica; questo perché il diritto d’associazione è fondato
sulla natura umana.
- Diritto all’apostolato: in senso stretto, il diritto ad annunciare il
vangelo appartiene ai fedeli. I catecumeni, però, hanno già una vita
divina nascente e possono trasmettere quello che hanno ricevuto.
- Diritto a partecipare alle cerimonie liturgiche, anche se
limitatamente. Il limite è perché non hanno la condizione di fedele. È
un diritto perché loro già vivono in qualche maniera la vita di figli di
Dio.
Dal punto di vista degli obblighi, parliamo di obblighi morali, non esigibili giuridica-
mente. Evidentemente, sì esiste l’obbligo della formazione. Alcune Conferenze Episcopali
hanno imposto l’obbligo della Messa dominicale. Obbligo del catecumeno è anche di vivere
in conformità con quello che sta imparando. Riassumendo, il catecumeno è persona per il
Diritto Canonico.
2.5 Situazione giuridica del battezzato non cattolico.
Parliamo, evidentemente, dei battesimi validi. L’organismo competente per
dichiarare la validità del battesimo di una Chiesa o comunità cristiana è la Congregazione
per la Dottrina della Fede, parere che viene poi pubblicato sull’AAS. Per esempio, il
battesimo dei mormoni è stato dichiarato non valido.
Occorre distinguere due tipi di situazioni tra i battezzati non in piena comunione con
la Chiesa cattolica:
- Battezzato non in piena comunione con la Chiesa cattolica.
- Battezzato che abbandona la Chiesa cattolica.
Bisogna tenere conto che battesimo valido vuol dire incorporazione alla Chiesa
cattolica come fedele, con tutti i diritti e doveri dei fedeli. Comunque, si è prodotto un
cambio nell’atteggiamento riguardo ai battezzati non in piena comunione con la Chiesa
cattolica. Le scomuniche sono state tolte dopo il Concilio Vaticano II e si chiamano ormai
fratelli separati. Le scomuniche sono state tolte perché sono persone che si trovano in una
situazione non colpevole: sono nati e cresciuti in ambiente protestante od ortodosso, senza
colpa loro e anche in queste tradizioni si trovano elementi di salvezza, come sono il
battesimo, la Parola di Dio, l’Eucaristia e i ministeri (Chiesa ortodossa).
Si può parlare di fedeli, ma non in senso pieno. Le leggi meramente ecclesiastiche
non sono applicate ai cristiani non cattolici (c. 11). Significa anche il riconoscimento della
validità del matrimonio o dei sacramenti celebrati in quelle chiese, celebrati nei limiti della
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validità. Riconoscimento anche dell’ordinamento giuridico di queste comunità. Hanno diritti


e doveri, ma da esercitare nella Chiesa o comunità d’origine. Ci sono però delle situazioni
particolari nelle quali la Chiesa cattolica permette la communicatione in sacro (c. 844);
tuttavia, bisogna distinguere tra chiese orientali e altre comunità cristiane, perché la validità
dei sacramenti non è uguale dappertutto.
Qual è la situazione dei battezzati cattolici che hanno abbandonato la propria
Chiesa? Chi abbandona la Chiesa cattolica commette un delitto (apostasia, eresia o scisma),
e si rende passibile di una scomunica latae sententiae. Continua ad essere assoggettato alla
Chiesa cattolica, anche alle leggi meramente ecclesiastiche. Questo è contro la libertà
religiosa? Non si può forzare una persona al battesimo ma una volta che si è dentro, non si
cambia.
Quanto alla celebrazione del matrimonio, non sono assoggettati alla legge
ecclesiastica, per evitare la nullità del matrimonio per assenza della forma canonica.
Esiste un punto di discussione: i cattolici che dicono di lasciar di esserlo per evitare
di pagare le tasse. In Germania, per esempio, una persona che va davanti al funzionario
pubblico dicendo che abbandona la Chiesa, rischia di vedersi poi negato l’accesso ai
sacramenti. Bisogna capire che cosa intende fare una persona che si presenta dicendo di
voler abbandonare la Chiesa: non è lo stesso di andare davanti al funzionario pubblico che
andare davanti al ministro della Chiesa. Modi adatti di abbandono formale:
- Diventare membro di un’altra religione.
- Dichiarare davanti all’autorità ecclesiastica di volere uscire dalla
Chiesa cattolica.
3. Elementi che determinano la posizione giuridica della persona.
3.1 Circostanze che incidono sulla capacità di agire.
Tutte le persone umane sono persone per l’ordinamento giuridico canonico. Ci sono
circostanze però che determinano una maggiore o minore capacità di agire. Tutte queste
circostanze che vedremo canalizzano il modo in cui una persona agisce nella Chiesa. Queste
circostanze sono: l’età, il luogo, la parentela (rapporti di famiglia), il rito. Alcune di queste
circostanze intaccano la capacità di agire, altre l’ambito dove si svolge questa.
a) L’uso di ragione, l’età e la malattia.
Queste circostanze sono tipiche in un mondo giuridico. La ragione è che il diritto
cerca di vedere quando una persona è in grado di agire libera e responsabilmente in ambito
giuridico. Tipico del diritto è chiedere responsabilità; perciò, si reclama l’essere
pienamente responsabile, cioè, la conoscenza e il volere della persona che agisce. Dove
manca la conoscenza e la volontà manca anche la possibilità dell’attribuzione giuridica di un
atto ad una determinata persona.
Gli ordinamenti hanno sempre cercato di determinare criteri per accertare la
maturità della persona riferita alla propria capacità conoscitiva e volitiva. I criteri usati
furono, per esempio, lo sviluppo fisico del soggetto; in concreto, la pubertà è stata sempre
molto considerata. Col passare del tempo, gli ordinamenti hanno passato a considerare
abitualmente l’età: raggiungendo una determinata età si considera che la persona ha piena
capacità di agire. Si distingue nettamente il minorenne dal maggiorenne. Si tratta di un
criterio esatto e automatico.
I sistemi giuridici ritengono che i minorenni sono sottoposti alla patria potestà, cioè,
i genitori o i tutori sono i loro rappresentanti legali. I maggiorenni invece hanno il pieno
esercizio dei loro diritti.
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Can. 98 - §1. La persona maggiorenne ha il pieno esercizio dei suoi


diritti.
§2. La persona minorenne nell'esercizio dei suoi diritti rimane
sottoposta alla potestà dei genitori o dei tutori, eccetto per quelle
cose nelle quali i minorenni sono esenti dalla loro potestà per legge
divina o per diritto canonico; per ciò che attiene alla costituzione
dei tutori e alla loro potestà, si osservino le disposizioni del diritto
civile, a meno che non si disponga altro dal diritto canonico, o il
Vescovo diocesano in casi determinati abbia per giusta causa
stimato doversi provvedere con la nomina di un altro tutore.
Questo è il principio comune; è vero anche nel Diritto Canonico? La risposta deve
essere negativa, giacché il Diritto Canonico fa molta più attenzione al soggetto e alla sua
capacità. La clausola “eccetto”, svuota di significato l’accoglienza del principio civile. Il
minorenne non è un incapace.
Riguardo alla maggiore età, si presume che una persona che ha più de 18 anni ha
capacità giuridica; questo ammette però una prova in contrario. In ambito giuridico si
distinguono due tipi di presunzione:
- Iuris tantum: ammette prova in contrario.
- Iuris et de iure: stabilita dall’ordinamento, non si ammette prova in
contrario.
L’immaturità è un concetto relativo che deve essere utilizzato con precauzione. In
genere, ci sono due maniere di considerare la capacità giuridica dei minorenni:
- Incapacità: gli atti portati a fine da un minorenne non hanno rilevanza
giuridica. Allo stesso tempo, l’ordinamento lo protegge.
- Il minorenne è capace progressivamente, ma allo stesso tempo ha
bisogno di protezione.
Il Diritto Canonico pone l’accento sul secondo aspetto: il minorenne ha molti diritti
e compie tanti doveri in prima persona. Basta guardare l’ambito spirituale (accesso ai
sacramenti e alla Parola) che è il più importante in ambito canonico. Questa capacità di agire
giuridica riguardante l’ambito spirituale si possiede dal momento dell’uso di ragione (7
anni). Si presume che l’uso di ragione è raggiunto hai 7 anni: si presume con presunzione
iuris et de iure che il bambino di meno di 7 anni di età (infantes) non ha uso di ragione.
Raggiunto il 14essimo anno, il bambino acquisisce anche altri diritti, per esempio la
scelta del proprio rito, la capacità di sposarsi. Riguardo alla vocazione religiosa, si può
entrare in un noviziato ai 17 anni.
Allo stesso tempo, il Diritto Canonico cerca di proteggere il minorenne in certi
ambiti, soprattutto nell’ambito penale e processuale. In ambito penale, prima dei 16 anni il
minorenne non ha capacità di delinquere; fra i 16 e i 18 anni ha capacità di delinquere, ma le
pene sono minori, perché la minore età è un attenuante. D’altra parte, i delitti commessi
contro i minorenni ricevono delle penne maggiori; questo è altro segno della protezione
speciale dei minorenni. In ambito processuale, la protezione è anche maggiore: non è
tenuto a testimoniare in una causa contro i propri genitori, nomina di tutore processuale in
caso di conflitto dei genitori, ecc.
Nel Diritto Canonico dunque la capacità giuridica dei minorenni è progressiva.
Riguardo ad un altro tema, la malattia, si applica il c. 99:
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Can. 99 - Chiunque manca abitualmente dell'uso di ragione, lo si


considera non responsabile dei suoi atti ed è assimilato ai bambini.
La capacità di agire è minorata, paragonabile a quella dei bambini di 7 anni. Un altro
problema è quello costituito dalle persone che in un determinato momento agiscono non
essendo responsabile dei suoi atti. L’atto si presume valido, bisogna però dimostrare le
situazioni che possono rendere nullo l’atto.
b) Le sanzioni canoniche.
L’esistenza di sanzioni incide sull’uso di diversi diritti, ma non sulla titolarità:
Can. 96 - Mediante il battesimo l'uomo è incorporato alla Chiesa di
Cristo e in essa è costituito persona, con i doveri e i diritti che ai
cristiani, tenuta presente la loro condizione, sono propri, in quanto
sono nella comunione ecclesiastica e purché non si frapponga una
sanzione legittimamente inflitta.
3.2 Elementi che circoscrivono la vita giuridica della persona.
a) Consanguineità e affinità.
L’essere membro di una famiglia colloca la persona nella società in una particolare
prospettiva. Il concetto di famiglia si attua differentemente secondo la storia, la cultura,
ecc. Per esempio, il concetto di famiglia nel medioevo europeo era molto più largo
dell’attuale. L’essere membro di una famiglia dice qualcosa, anche giuridicamente:
- La consanguineità. Spesso quest’aspetto della personalità è
sottolineato in un senso puramente biologico. Oggi bisogna ripensarlo
per causa della riproduzione assistita: la consanguineità è fondata
sulla biologia o sull’appartenenza ad una famiglia? La consanguineità
è presa in considerazione soprattutto dall’ambito matrimoniale.
Questo rapporto può essere più o meno intenso, il che è misurato in
linee e gradi:
- Linee: retta nel senso d’ascendenza e discendenza. Una linea viene
invece chiamata collaterale, quando due persone discendono di uno
stesso origine comune ma non una dall’altra.
- Gradi: contare le linee, o le persone sottraendo uno.
- L’affinità. Questo rapporto nasce tramite il matrimonio legittimo,
sacramentale o meno. L’affinità riguarda tutti i parenti del proprio
coniuge. L’affinità si misura secondo la consanguineità del proprio
coniuge.
Queste realtà sono importanti soprattutto in ambito matrimoniale, giacché esiste
l’im-pedimento di consanguineità e d’affinità. Il parroco che conosce l’esistenza di un
impedi-mento, non può celebrare il matrimonio in questione. L’impedimento di
consanguineità si allunga a tutta la linea retta e al quarto grado della linea collaterale.
Esiste la possibilità della dispensa dell’impedimento in alcuni gradi: mai nella linea retta,
tutti nella linea collaterale tranne il fratello e la sorella.
Questo tipo d’impedimento proviene dalla volontà di non snaturare le relazioni
familiari, che non possono cambiare: un tipo di relazione familiare esclude il poter istaurare
questo altro rapporto familiare che crea il matrimonio. La ragione è dunque di non
snaturare i rapporti di famiglia che esistono. Alle volte sono esistiti problemi a posteriori.
Perché esista consanguineità è sufficiente l’avere un solo genitore in comune.
11

Riguardo all’affinità, esiste anche impedimento totale in linea retta. In ogni caso,
l’impedimento di affinità scaturisce quando interviene il decesso del proprio coniuge.
Nella linea collaterale, esisteva anche l’impedimento al quarto grado di affinità prima del CIC
’83; invece, nel codice orientale si mantiene questo impedimento.
Esistono altri impedimenti, per esempio in ambito processuale: un giudice non può
giudicare i consanguinei né gli affini. Nell’ambito patrimoniale, non si possono vendere i
beni ecclesiastici ai consanguinei od agli affini. Lo stesso per il governo della Chiesa: il
vescovo non può nominare per alcuni uffici i consanguinei o gli affini.
Inoltre, bisogna tenere conto anche della parentela legale, cioè, l’adozione.
b) Il rito.
Esistono 22 chiese sui iuris. Parlando di rito in Diritto Canonico, non parliamo delle
varianti liturgiche (per questo il rito ambrosiano per esempio non determina una Chiesa sui
iuris). Il concetto di rito in Diritto Canonico coinvolge il patrimonio liturgico, teologico,
spirituale e disciplinare di una Chiesa determinata. La realtà dei diversi riti trova
fondamento nelle diverse maniere di vivere ed esprimere la propria fede. Questo si traduce
in normative e gerarchie diverse le une delle altre.
Il Concilio Vaticano II ha voluto porre l’accento sulla pari dignità di tutte le chiese sui
iuris. I movimenti migratori hanno provocato che esistano importanti comunità di chiese
orientali in territori che tradizionalmente non erano di chiese orientali. Si poneva il
problema della progressiva latinizzazione di questi fedeli. Nel decreto Unitatis Redintegratio
si trova il rispetto della pari dignità di ogni Chiesa.
Questo rispetto si rispecchia in diverse disposizioni. Per esempio, il vescovo del
luogo deve provvedere alla vita spirituale dei fedeli di una Chiesa sui iuris che stiano senza
propri pastori.
Il diritto alla propria spiritualità potrebbe giustificare un cambiamento di rito?
Non, perché si vuole proteggere la specificità di ogni Chiesa sui iuris. Sembrerebbe un
problema di ordine pubblico ecclesiastico. Se un ortodosso vuole entrare nella Chiesa
cattolica, deve entrare nella Chiesa sui iuris di tradizione più vicina alla Chiesa di
provenienza.
Vediamo come si produce il passaggio di una Chiesa sui iuris ad un’altra; ci sono 3
possibilità:
- Chi vuole passare di una Chiesa ad un’altra deve chiedere la licenza
alla Sede Apostolica. Nel CCEO, basta un accordo tra i due vescovi,
quello di provenienza e quello d’accoglienza: la licenza è supposta.
Nel ’92 questo è stato stesso anche al CIC.
- Tramite il matrimonio: quando due persone di rito diverso si sposano,
se c'è richiesta, il passaggio è automatico, senza necessità di licenza.
La richiesta può essere indirizzata in qualsiasi momento, anche 10 anni
dopo il matrimonio. Non esiste però costrizione a cambiare rito.
- I figli minorenni di una copia birituale cambiano di rito se cambiano i
genitori. Raggiunti i 14 anni, i minorenni possono ritornare alla Chiesa
sui iuris di origine.
Come si acquisisce l’appartenenza ad una Chiesa sui iuris? In primo luogo, un
bambino è introdotto sempre nella Chiesa rituale dei propri genitori. L’accostarsi ai
sacramenti di una Chiesa rituale, non cambia la propria attinenza rituale. Non cambia né
anche il prete che ha l’indulto di birritualismo.
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Riguardo alla concelebrazione fra i ministri di diversi riti, il c. 701 del CCEO permette
le concelebrazioni con i ministri che appartengono ad altre chiese sui iuris:
- Se c’è una giusta causa
- Con il permesso del proprio vescovo eparchiale (pari al vescovo
diocesano nel diritto latino)
Non si permette una mischia dei riti, si deve seguire il rito di chi presiede la
celebrazione ed ognuno dei celebranti può portare le vesti liturgiche del proprio rito.
Si può porre la domanda se chi celebra la liturgia secondo il rito di s. Pio V
appartiene ad una chiesa sui iuris. Innanzitutto si deve chiarire che quella è anche la liturgia
romana (latina) che è andata evolvendosi col passo del tempo. C’è l’obbligo da parte dei
sacerdoti della Chiesa Latina di celebrare la liturgia secondo i rituali approvati e vigenti.
Quello che succede è che la Chiesa concede un indulto di celebrare secondo la vecchia
liturgia perché un sacerdote può avere dei motivi.
Il suddetto indulto è stato concesso a coloro che si sono allontanati dalla Chiesa
dopo lo scisma di Lefevre. Spesso si è anche concesso ad altri sacerdoti, però bisogna
chiarire che è un indulto per celebrare da solo (senza la presenza del popolo). Questi
sacerdoti possono dare dei motivi particolari, però si deve capire che motivi pastorali non ci
sono perché ormai nessuno capisce il latino. Si può dire che uno dei motivi sia la bellezza
propria di quel rito che non si trova nei riti vigenti, però non si può indurre ai fedeli a seguire
un rito che non è più vigente.

c) Il luogo (cc. 100 – 107)


La vita dei fedeli è molto legata al luogo, al territorio dove abitano. E’ vero che oggi
c’è una mobilità che non esisteva prima; comunque, la vita di ogni uomo è attaccata e
legata ai luoghi.
Nel diritto canonico, il luogo acquisisce una particolare rilevanza, perché è nel luogo
dove si abita dove si svolge la vita cristiana (particolarmente la ricezione della Parola ed i
sacramenti). Il territorio determina quale sacerdote è competente per l’amministrazione
di alcuni sacramenti (ad esempio, il battesimo ed il matrimonio) e determina anche alcuni
rapporti giuridici (a.e. il proprio parroco ovvero il proprio vescovo). Questa è la ragione per
il cui si tiene conto nel diritto canonico del domicilio ed il quasi domicilio.
Domicilio è il luogo di residenza permanente di una persona, il quasi domicilio è
dove si abita in modo transeunte.
i) Come si acquista il domicilio ed il quasi domicilio?
Prima di tutto il CIC predilige la volontà del soggetto: si può acquistare un domicilio
quando si stabilisce in un posto con l’intenzione di rimanere per sempre; oltre all’intenzione
si richiede il trasferimento di fatto. Il quasi domicilio si acquista quando non esiste
l’intenzione di restare per sempre, bensì per un periodo di tempo di tre mesi come minimo.
Nel diritto si parla di domicilio o quasi domicilio parrocchiale o diocesano.
Ci sono dei casi in cui non è stata una manifestazione di volontà. Si presume però
che una persona che abita in un luogo da cinque anni, acquisisce lì il suo domicilio.
Il domicilio non si perde quando si va via di un luogo di dimora con l’intenzione di
tornare. Se ha l’intenzione di tornare, anche se non torna, non perde perciò il domicilio. Può
acquisire un altro domicilio o quasi domicilio per qualcun altro titolo. Allora, esiste una
flessibilità in questo senso: il fedele ha la libertà di scegliere il proprio domicilio per
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scegliere un pastore proprio. Per il domicilio si può avere un pastore, per un quasi domicilio
si può avere un’altro.
Sotto potrebbe essere la libertà dei fedeli di avere cura pastorale secondo loro
parere. Nell’ordinamento vecchio, dal precetto dominicale fino alla ricezione dei sacramenti
era legata al luogo di domicilio. Oggi non è così, esiste una maggior flessibilità in favore dei
fedeli.
Oggi esiste il domicilio legale, che non è legato al domicilio di fatto:
- Il minorenne segue sempre il domicilio dei genitori, anche se, di fatto,
abita in un altro luogo. Un domicilio legale può anche diventare un
domicilio volontario. Raggiunti i 7 anni di età, può avere un quasi
domicilio proprio.
- I religiosi hanno anche un domicilio legale, indipendentemente dalla
residenza di fatto. Il domicilio si ha nella casa religiosa dalla quale
dipende. Nei membri delle società di vita apostolica succede lo stesso.
- I membri d’istituti secolari vengono regolati dal CIC come dei laici,
seguono dunque la regolazione generale.
- Prima, riguardo alle copie, il domicilio della moglie era quello del
marito; oggi non è più così.
ii) Perdita del domicilio o del quasi domicilio.
Il domicilio legale si perde quando la situazione giuridica che lo provocava, smette di
esistere: il minorenne che diventa maggiorenne, il religioso che non lo è più, ecc.
Nel caso del domicilio volontario, questo si perde con l’andare via e la volontà
esplicita di non tornare più. Questo significa che si potrebbero possedere diversi domicili o
quasi domicili.
iii) Effetti principali del domicilio.
Gli effetti principali sono determinare l’ordinario e il parroco proprio, che sono i
criteri normali di appartenenza ad una comunità cristiana. Normali perché ci sono altri criteri
di appartenenza ad una comunità, come il rito, la nazionalità, la professione religiosa, ecc.
Possono esistere due ordinari, come il caso dei militari in paesi dove esistono ordinariati
militari. In tutto questo gioca la territorialità e la personalità insieme. Abitualmente, i criteri
di assegnazione di ordinario sono il domicilio e il quasi domicilio.
Comunque, l’ordinario e il parroco proprio devono essere sempre della stessa
Chiesa sui iuris del fedele. Il problema si pone dunque quando un fedele di trova in un posto
dove non esiste un ordinario o un parroco della sua stessa Chiesa sui iuris. inoltre, pone
problemi anche i girovaghi: l’ordinario e il parroco saranno quelli del posto dove lui abita di
fatto in un momento determinato.
Vediamo, sulle chiese sui iuris, i tre casi:
- Dove esiste gerarchia e parroco della propria Chiesa sui iuris, questi
vengono determinati dal luogo di residenza.
- Territori con gerarchia ma senza parroco della Chiesa sui iuris: il
gerarca deve nominare un parroco di un'altra Chiesa sui iuris che abbia
la carica pastorale. L’assegnazione deve essere fatta con l’accordo
dell’ordinario del parroco.
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- In caso di mancanza sia del vescovo sia del parroco, la Santa Sede in
accordo con il sinodo proprio, deve assegnare l’ordinario. Il vescovo
avrà la responsabilità della cura pastorale di quei fedeli.
Esiste però una struttura un po’ particolare: gli ordinariati per fedeli orientali
(senza gerarca proprio). Dipende della Congregazione per le Chiese Orientali, e sono stati
creati all’inizio del XX secolo. Esistono per esempio in Argentina, Brasile, Francia, … e
riguardano tutti i fedeli di rito orientali presenti in un posto che non hanno gerarca del
proprio rito. Normalmente viene nominato il gerarca principale di rito latino, per esempio, in
Francia è l’arcivescovo di Parigi.
4. Le persone giuridiche.
4.1 Concetto di persona giuridica.
Oltre alle persone fisiche, esistono altri soggetti ai quali gli ordinamenti giuridici
riconoscono la qualifica giuridica di persona giuridica. Alcuni soggetti collettivi (persone o
cose) vengono considerati unitariamente dall’ordinamento. La figura tecnica della persona
giuridica è uno strumento creato dal diritto che ha una sua utilità. Di conseguenza, viene
adoperato dall’ordinamento giuridico. L’origine del concetto è canonistico: Sinibaldo da
Fieschi ritiene che una soluzione per difendere gli interessi di collettività è fingere che si
tratta di una persona. Questo sta indicando che il Diritto Canonico deve progredire sulla
base della realtà, per dare una risposta di giustizia al momento presente. Il Diritto Canonico
cerca di risolvere problemi pratici. La trovata della persona giuridica ha questa base.
Col passare degli anni, dal senso unitario della personalità giuridica si passò a parlare
della personalità morale, con un fine molto apologetico. In un terzo momento, il concetto di
personalità giuridica è dal positivismo: la personalità giuridica non è altro che una qualifica
formale attribuita dall’ordinamento ad un ente. Il legislatore e l’ordinamento sono gli unici a
poter attribuire la qualifica di persona giuridica ad un ente determinato: invece di guardare
la sostanza, diventa un potere del legislatore.
La ragione è che l’essere persona giuridica significa avere un patrimonio separato
dall’insieme di persone che la compongono, oltre alla capacità di stare in giudizio: queste
due realtà sono un modo di garantire e facilitare le questioni processuali.
Il problema è che con il passo del tempo si percepisce come un’evoluzione nella
personalità, tramite delle cause finanziarie molto importanti. Contemporaneamente,
soggetti senza personalità hanno cercato sempre di più che questa gli fosse riconosciuta;
tal volta, senza arrivare formalmente questo riconoscimento, lo hanno materialmente
quanto alla attribuzione di diritti e doveri.
Per esempio, dire di alcune associazioni che non sono altro che un insieme di
persone, non è vero, perché qualsiasi insieme da luogo a rapporti giuridici tra di loro, il che
crea una realtà nuova. Nell’ordinamento canonico odierno, la personalità giuridica ha una
funzione tecnica che aiuta ad alcuni enti ad agire più facilmente nell’ordinamento, a
favorire il proprio traffico giuridico.
4.2 La persona morale o giuridica nel CIC ’17.
In questo momento, il dogma della canonizzazione era molto presente. L’influenza
del diritto civile era non indifferente. La terminologia adoperata dal CIC ’17 era “persona
morale”. Questa persona morale aveva un’illimitata potenzialità di titolarità e di situazioni
giuridiche, con la peculiarità che questo concetto era fortemente polisemico: la Chiesa
cattolica in genere, un capitolo cattedrale, una diocesi, una confraternita, ecc. La
personalità giuridica veniva attribuita dal diritto, sia dall’ordinamento stesso sia tramite un
15

atto dell’autorità. Il fondamento della personalità in sé non interessa: questo sta


significando una configurazione nettamente positivistica.
Altra caratteristica è che la personalità aveva una ripercussione patrimoniale: tutti i
beni delle persone morali erano beni ecclesiastici, cioè, la cui possessione era regolata
dall’autorità. Tutto il patrimonio delle persone giuridiche veniva intesso come un
patrimonio ecclesiastico unico. L’impostazione della persona morale era pubblicistica. Le
persone morali in quest’ambiente erano sia degli enti dell’organizzazione ecclesiastica, sia
degli enti al servizio di quest’organizzazione. Conseguenza di questo era la problematica
delle iniziative private dei fedeli, non sufficientemente riconosciute.
Tuttavia, anche nel CIC ’17 rimanevano residui di soggetti senza personalità: le pie
unioni semplicemente approvate (non erette), dentro delle fondazioni, un patrimonio
separato dotato di una certa indipendenza di gestione.
4.3 La persona morale e giuridica nel processo di codificazione del CIC ’83.
La nuova codificazione voleva dare un nuovo stimolo alle persone giuridiche nella
Chiesa. Da una parte si voleva unificare la terminologia (nel CIC ’17 il concetto di persona
morale richiudeva troppe realtà). D’altra parte si voleva creare una nozione di persona
giuridica che fosse più confacente con l’iniziativa privata dei fedeli. Gli autori erano
consapevoli che la nozione del CIC ’17, molto pubblicistica, non era confacente con la nuova
teologia del Concilio Vaticano II. Questa preoccupazione deve essere presente in ogni
canonista: lì dove esista un fatto di giustizia bisogna proteggerlo.
Questo spinse alcuni autori a parlare della personalità giuridica privata. Dibattito
molto forte: esiste qualcosa di privato nella Chiesa? Alcuni autori sostengono che nella
Chiesa tutto è pubblico. Essendo la salus animarum lo scopo ultimo della Chiesa, niente
esiste di privato. È vero che non esiste niente nella Chiesa che rimanga nell’ambito
strettamente privato; ma privato non deve essere necessariamente opposto a pubblico.
In questa discussione, bisogna capire le cose con sfumature. Onclin e Lombardia
parlavano della persona morale dal punto di vista privato. Per Onclin, ogni ente nella Chiesa,
ogni raggruppamento di fedeli, è meritevole di ricevere dall’autorità la concessione di
personalità giuridica. Ciascun ente morale automaticamente diventerebbe persona
giuridica.
Nel Concilio Vaticano II, l’Apostolican actuasitatem 19, si parla del diritto
d’associazione dei laici. Il diritto di iscrivere associazioni e di governarle, significa che
l’associazione esiste prima che l’autorità l’abbi riconosciuta formalmente. L’autorità dovrà
garantire le iniziative apostoliche dei laici; questo cambia pienamente l’impostazione
anteriore. Come possono essere protette queste iniziative laicali?
Per Onclin, abbiamo già visto che ad ogni ente morale dovrà essere riconosciuta
personalità giuridica. Lombardia dice invece che alcune delle iniziative private riceveranno
la personalità giuridica, ma altre no. Diverse soluzioni:
- Riconoscimento, da parte della Chiesa, della personalità giuridica civile
di un’associazione.
- Riconoscimento di alcune di queste iniziative come persone
giuridiche, ma distinguendo gli enti privati degli enti pubblici. Evitare
comunque la confusione o identificazione tra soggetti e persone
giuridiche.
4.4 Normativa del CIC ’83.
a) Le persone morali.
16

La terminologia del CIC non è uniforme, perché esistono ancora delle persone
morali:
Can. 113 - §1. La Chiesa cattolica e la Sede Apostolica sono persone
morali in forza della stessa disposizione divina.
Questo canone è apologetico, il che significa che si richiede il rispetto della
personalità giuridica della Chiesa cattolica e della Sede Apostolica da parte di tutti gli
ordinamenti. Nel fondo, si cerca il riconoscimento dell’indipendenza della Chiesa riguardo
alla società civile, cioè, la libertas ecclesiae.

b) Tipi di persone giuridiche.


Si distingue tra persona giuridica pubblica e privata; non è da ritenere però che la
personalità giuridica pubblica sia superiore alla privata e viceversa. Si deve cercare che la
personalità sia conseguente con la natura dell’ente, pubblica o privata.
Nel CCEO non esistono le persone giuridiche private. Secondo il CCEO, tutti i beni
delle persone giuridiche sono beni ecclesiastici, sottoposti a molti controlli. Secondo loro,
questo deve essere sempre mantenuto; invece, nell’ordinamento latino, alle volte i beni
delle persone giuridiche non sono ecclesiastici.
I CIC ’83 divide le persone giuridiche in:
- Corporazione: insieme di persone fisiche.
- Le fondazioni sono insieme di cose, abitualmente soldi.
Universitas rerum e universitas personarum. La divisione comunque è un po’
artificiale, perché quasi tutte le persone giuridiche nella Chiesa sono miste, anche se
predomina uno dei tipi. Il CIC parla anche di universitas rerum che possono essere cose
materiali o spirituali, anche se questo ultimo tipo non si vede chiaro.
All’interno delle corporazioni, si può fare la divisione tra:
- Collegiale: tutti i membri prendono parte alle decisioni.
- Non collegiale: non tutti i membri prendono parte alle decisioni.
La distinzione fondamentale è quella tra persone giuridiche pubbliche e private:
- Le prime agiscono in nome della Chiesa, sono costituite dall’autorità
ecclesiastica in ordine ad ottenere un fine in bene della Chiesa, i beni
sono ecclesiastici.
- Le altre persone sono private, che non sono descritte nel CIC. Si
possono però definire in senso contrario alle anteriori. Le finalità
devono essere confacenti con la natura della Chiesa, ma non riservate
all’autorità.
Le persone giuridiche non regolate direttamente dall’ordinamento dovranno
essere regolate da uno statuto. Gli statuti devono contenere tutti gli elementi che
determina-no la natura, la finalità e l’insieme della vita giuridica dell’ente. Lo statuto regola
tutta la vita dell’ente e aiuta a conoscere la propria natura. Lo statuto deve essere
approvato dall’autorità.
c) Attribuzione della personalità giuridica.
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Per alcuni tipi d’enti, lo stesso ordinamento attribuisce la personalità giuridica


pubblica: conferenza episcopale, diocesi, parrocchia, provincia ecclesiastica, istituti religiosi,
loro province, loro case, società di vita apostolica. Invece, la regione ecclesiastica non ha
personalità giuridica pubblica ipso iure attribuita.
L’autorità ecclesiastica concede la personalità ad un ente tramite un atto giuridico
concreto. Bisogna distinguere tra l’atto di costituzione di un ente da parte dei privati, e
l’atto che conferisce la personalità all’ente da parte dell’autorità. L’autorità non crea l’ente,
ma gli attribuisce la personalità giuridica. Gli enti di natura privati non hanno un sistema di
concessione della personalità giuridica ipso iure.

Dal punto di vista terminologico, si adopera il termine di erezione in persona


giuridica soltanto per le persone giuridiche pubbliche. C'è un decreto dell’autorità che
concede la personalità giuridica; bisogna fare una distinzione chiara tra:
- Concessione della personalità giuridica privata.
- Costituzione dell’ente.
L’atto di volontà di costituzione dell’ente è anteriore alla concessione della
personalità giuridica e indipendente, in genere, dell’autorità. La costituzione dell’ente
dipende dai fedeli. Il sostrato dipende dai fedeli, ma questo non è sufficiente per avere la
personalità giuridica. L’atto di concessione poggia sulla costituzione dell’ente, ma sono due
momenti differenti. Senza la costituzione, l’atto dell’autorità sarebbe vuoto.
Nel caso d’attribuzione di personalità giuridica ad un ente privato si parla di conces-
sione. Prima dell’attribuzione di personalità giuridica, l’autorità deve approvare gli statuti,
preparati da quello. La cronologia sarebbe dunque: costituzione dell’ente – approvazione
degli statuti – concessione della personalità giuridica. Tante volte, i due ultimi atti,
entrambi proveniente dell’autorità, si pongono nello stesso decreto.
d) Rappresentanza delle persone giuridiche.
Per la sicurezza del traffico giuridico, bisogna sapere chi rappresenta l’ente. In alcuni
casi, il diritto stesso istituisce il rappresentante dell’ente: il vescovo è rappresentante della
diocesi, il parroco della parrocchia, ecc.
e) Atti collegiali della persona giuridica.
Il c. 119 da alcuni criteri per vedere come si costituisce la volontà collegiale:
Can. 119 - Per quanto concerne gli atti collegiali, a meno che non sia
disposto altro dal diritto o dagli statuti: 1) se si tratta di elezioni, ha
forza di diritto ciò che, presente la maggior parte di quelli che
devono essere convocati, e piaciuto alla maggioranza assoluta di
coloro che sono presenti; dopo due scrutini inefficaci, la votazione
verta sopra i due candidati che hanno ottenuto la maggior parte
dei voti, o, se sono parecchi, sopra i due più anziani di età; dopo il
terzo scrutinio, se rimane la parità, si ritenga eletto colui che è più
anziano di età; 2) se si tratta di altri affari, ha forza di diritto ciò che,
presente la maggior parte di quelli che devono essere convocati, è
piaciuto alla maggioranza assoluta di coloro che sono presenti; che
se dopo due scrutini i suffragi furono uguali, il presidente può
dirimere la parità con un suo voto; 3) ciò che poi tocca tutti come
singoli, da tutti deve essere approvato.
18

Gli statuti, normalmente, prevedranno qualcosa per gli atti collegiali; in caso che non
sia così, il c. 119 supplisce al difetto. La precedenza corrisponde dunque agli statuti dell’ente.
Questa norma suppletiva istituisce che l’atto collegiale viene stabilito dalla
maggioranza. La maggioranza però viene stabilita quando sono presenti, al meno, la metà
più uno di quelli che devono essere convocati.
Il problema si pone quando nessun candidato raggiunge la maggioranza assoluta
dei voti. Dopo due scrutini inefficaci, cioè, nessuno ha ottenuto la maggioranza assoluta, si
fa un ballottaggio: si scelgono le due persone più votate e si vota, in un nuovo scrutinio,
soltanto fra loro. L’ultimo criterio in caso di parità è l’anzianità.
In caso di altri atti collegiali, differenti dalle elezioni, si cerca anche la maggioranza
assoluta tra i convocati. Tra due scrutini in parità, può dirimere il presidente con un suo
voto, ma non è obbligato a farlo.
Atti collegiali più complicati rientrano nel terzo coma: questa regola iuris mostra la
sensibilità dell’ordinamento canonico per la minoranza. Il principio democratico deve
rispettare le persone in tutto questo che tocca le persone come singoli. Il problema di
questo canone è il non fissare quale sono le questioni che toccano a ciascuno in quanto
singoli. I mezzi minimi di sussistenza toccano al singolo in quanti singoli. Un ambito dove si
possono ipotizzare situazioni di questo tipo sono situazione all’interno dell’ente come il
diritto al voto.
f) Estinzione e patrimonio delle persone giuridiche.
Estinta la persona giuridica, qual è la destinazione dei suoi beni? Nel caso delle
persone giuridiche pubbliche, il diritto stesso determina cosa si deve fare. In caso di silenzio,
i beni vanno destinati alla persona giuridica immediatamente superiore:
Can. 123 - Estinta la persona giuridica pubblica, la destinazione dei
beni e dei diritti patrimoniali e parimenti degli oneri della medesima
viene retta dal diritto e dagli statuti; se questi taccio-no, essi
toccano in sorte alla persona giuridica immediatamente superiore,
salvi sempre la volontà dei fondatori e degli offerenti come pure i
diritti acquisiti; estinta la persona giuridica privata, la destinazione
dei beni e degli oneri della medesima è retta dagli statuti propri.
Regime pubblicistico delle persone giuridiche. Nella gestione dei beni, la Chiesa
vuole la trasparenza; per questo si tengono separati i beni delle diverse persone giuridiche.
Ad esempio, essendo la diocesi e la parrocchia persone giuridiche differenti, i loro beni
saranno anche separati. Nel caso delle persone giuridiche private non esiste la persona
giuridica superiore; per questo motivo è importante che nello statuto sia bene spiegato la
destinazione dei beni in caso d’estinzione.

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