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El evangelio de Lucas8
Lucas utiliza como fuente además de Mc y Q, un abundante material especial que abarca
casi la mitad del evangelio.
2. El autor.
Lucas médico y compañero de viaje de Pablo presentado en Flm 24; Col 4, 14; 2 Tim
4, 11, escribió, según la tradición eclesial, el evangelio que lleva su nombre y los
Hechos de los apóstoles. Frente a esta opinión, defendida aún hoy por algunos, muchos
autores alegan numerosos contrastes entre la exposición de Hechos y las cartas
paulinas y por eso concluyen que es indudable que el desconocido autor de la obra
lucana no fue compañero de Pablo.
Lc presenta a Jesús como el salvador ungido por el Espíritu que en nombre de Dios
acoge a los débiles y les anuncia la salvación. Atención a los pobres, a los recaudadores,
pecadores, a las mujeres, a los samaritanos. Lc utilizó las tradiciones selectivamente y las
modeló a su propio esquema.
El evangelio de Mateo7
1. El texto.
2. Fuentes y estructura.
El EvMt presupone como un hecho pasado la destrucción del templo. Lo más probable es
la aparición en los años 80 o a más tardar en los 90 como fecha más tardía.
4. Contexto vital.
La fuerte polémica de Jesús contra las autoridades judías refleja el contacto real del autor
con el judaísmo.
Mt destaca la grandeza de Jesús más que Mc. Presenta su vida como plenitud de la ley y
los profetas. La vida y la conducta de Jesús como cumplimiento de los vaticinios
proféticos. Jesús observa la torá en su conducta, sobretodo su interpretación auténtica. Mt
presenta a Jesús como maestro que enseña la voluntad de Dios en algunos discursos
menores y especialmente en los cinco discursos mayores. Mt
2 NO RELIGIOSAS
Flavio Josefo menciona a Jesús en dos ocasiones en su obra “Las Antigüedades de los
Judíos”. Sin embargo, existe un serio debate académico sobre la autenticidad e integridad
de la primera de estas menciones. Debido a la complejidad de ese debate, voy a dedicarle
una entrada exclusiva. Basta con decir aquí que en la monumental obra de Flavio Josefo
(obra que consiste en 20 tomos) este probablemente incluyó un único párrafo en el tomo
ANA LUCÍA MIRANDA VERDUGO
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18, capítulo 3 que indica que: hubo un hombre llamado Jesús, que tenía reputación de
hacer “hechos impactantes”, que consiguió seguidores, que fue crucificado por órdenes
de Poncio Pilato y; que sus seguidores no abandonaron su fe en él, sino que perdura
“hasta nuestros días”.
El joven Anán que, como dijimos, recibió el pontificado, era hombre de carácter
severo y notable valor. Pertenecía a la secta de los saduceos que comparados con
los demás judíos son inflexibles en sus puntos de vista, como antes indicamos.
Siendo Anán de este carácter, aprovechándose de la oportunidad, pues Festo había
fallecido y Albino todavía estaba en camino, reunió el sanedrín. Llamó a juicio al
hermano de Jesús que se llamó el mesías; su nombre era Santiago, y con él hizo
comparecer a varios otros. Los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a ser
apedreados. Pero los habitantes de la ciudad, más moderados y afectos a la ley, se
indignaron. A escondidas enviaron mensajeros al rey, pidiéndole que por carta
exhortara a Anán a que, en adelante, no hiciera tales cosas, pues lo realizado no
estaba bien. (“Antigüedades de los Judíos”, Tomo XX, Capítulo IX)
Aunque parezca difícil de creer, la referencia a Jesús y los cristianos que aparece en los
“Anales” de Tácito nos brinda aún menos información que las referencias de Flavio
Josefo. En efecto, igual que en la segunda referencia del historiador judío, la mención
sobre Jesús y los cristianos se hace de modo incidental. El contexto del pasaje es un
ataque en contra del emperador Nerón, de quien el pueblo (y Tácito) sospechaban era el
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culpable del incendio de Roma del año 64 d.C. Tácito acusa a Nerón de usar a los
cristianos como chivos expiatorios:
“En consecuencia, para deshacerse de los rumores (de que él inició el incendio),
Nerón culpó e infligió las torturas más exquisitas a una clase odiada por sus
abominaciones, quienes eran llamados cristianos por el populacho. Cristo, de quien
el nombre tuvo su origen, sufrió la pena máxima durante el reinado de Tiberio a
manos de uno de nuestros procuradores, Poncio Pilato, y la superstición muy
maliciosa, de este modo sofocada por el momento, de nuevo estalló no solamente
en Judea, la primera fuente del mal, sino incluso en Roma, donde todas las cosas
espantosas y vergonzosas de todas partes del mundo confluyen y se popularizan.
En consecuencia, el arresto se hizo en primer lugar a quienes se declararon
culpables; a continuación, por su información, una inmensa multitud fue
condenada, no tanto por el delito de incendiar de la ciudad como por su odio contra
la humanidad.” (“Anales”, Libro 15, Capítulo 44)
Como se puede apreciar, si bien Tácito cree que los cristianos fueron acusados
falsamente de iniciar el incendio esto no significa que les tenga mucha simpatía,
llamándolos “clase odiada por sus abominaciones“, “superstición muy maliciosa” y
acusándolos de albergar un “odio por la humanidad“. En todo caso, Tácito nos indica que
el fundador del odiado movimiento: tenía por nombre Cristo, fue ejecutado en tiempos de
Tiberio, en manos del procurador Poncio Pilato.
Irónicamente, de los tres datos aportados por Tácito sabemos que dos de ellos no son
estrictamente correctos. En primer lugar, “Cristo” no era el nombre del fundador del
movimiento, sino un título. Concretamente, la palabra “cristo” simplemente significa
“ungido” en griego (Χριστός), que a su vez es la traducción literal de la palabra de
“mesías” en hebreo ( ַ“ מָ שִׁ יחmāšîaḥ”). En segundo lugar, Poncio Pilato no fue procurador,
sino prefecto de Judea.