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Revista trimestral de la
Asociación Bíblica Española
Director:
Jaime Vázquez Allegue
Consejo de Redacción:
Estela Aldave
Pedro Barrado
José Ignacio Pedregosa
Javier Velasco
Revisión literaria:
Pedro Barrado
© Asociación Bíblica Española, 1993
www.abe.org.es/publicaciones/revistas/resena-biblica
© Editorial Verbo Divino
Printed in Spain
Diseño:
Chapitel Comunicación Integral
ISSN: 1134-5233
Depósito Legal: NA 528-2015
Nº 98• 2018 / II
J
cidos como otra cosa. Este proceso resulta enor-
esús fue un judío de su tiempo. Esta afirma- memente complejo, porque se desarrolla en un
ción resulta obvia desde el punto de vista período de tiempo amplio –a lo largo de, al me-
histórico. Si a continuación se dice que, por nos, cuatro generaciones de creyentes en Cristo–,
tanto, no fue cristiano, la afirmación adquiere un porque los grupos judíos implicados son mu-
carácter polémico, si bien se mantiene dentro de chos, y la pluralidad de los círculos de seguidores
la corrección histórica y no se podría desmentir. de Jesús no fue menor, y porque las fuentes que
Además, cabe afirmar con el mismo rigor his- nos conservan esta historia sufrieron revisiones,
tórico que el grupo de judíos que se formó en agrupaciones, filtros y selecciones que hacen
torno a él en Galilea y que continuó su misión extremadamente complejo identificar el tiem-
fue también judío, no cristiano. Las razones que po, autoría y propósito de su composición. Esta
sostienen estas afirmaciones son fundamental- confusión, sin embargo, no oscurece el hecho de
mente dos: en primer lugar, el cristianismo como que, en los dos primeros siglos, los seguidores de
religión identificable no surge en la primera ge- Jesús pasaron de ser un grupo dentro del judaís-
neración de seguidores de Jesús, sino más tarde, mo plural de su tiempo a ser una religión nacien-
de modo que no existe como tal en la primera te. El perfil de estos creyentes en Cristo cambió en
mitad del siglo I. En segundo lugar, las fuentes este tiempo en muchos aspectos, pero se mantu-
que se remontan a este período, leídas con un vo un rasgo perdurable: su marginalidad. Esta
mínimo de rigor histórico, revelan a un grupo de característica cambió radicalmente dos siglos
El judaísmo, marcado por un sentido naciona- nico por las clases pensantes de los judíos depor-
lista, vinculado a la tierra y al Templo, surgió con tados, llámeseles sacerdotes y escribas, fue ins-
la dominación persa a la vuelta del destierro de taurado y afianzado por los retornados, a pesar de
Babilonia. Ese plan, elaborado en el exilio babiló- los que habían permanecido en Judá. O al menos
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