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DANIEL SCIOLI
Gobernador de la provincia de Buenos Aires
ALBERTO BALESTRINI
Vicegobernador de la provincia de Buenos Aires
ALBERTO PEREZ
Jefe de Gabinete y Gobierno de la provincia de Buenos Aires
OSCAR CUARTANGO
Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires
GASTON GUARRACINO
Subsecretario de Trabajo de la provincia de Buenos Aires
PEDRO CEDRES
Subsecretario de Empleo de la provincia de Buenos Aires
CARLOS MOLINA
Subsecretario de la Negociación Colectiva del Sector Público de la provincia
de Buenos Aires
2 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Julio C. Neffa
(Coordinador)
Prólogo 3
La informalidad, la precariedad laboral y el empleo no registrado
en la provincia de Buenos Aires / Julio César Neffa ... [et.al.] ;
coordinado por Julio César Neffa. - 1a ed. - La Plata : Ministerio
de Trabajo Provincia de Buenos Aires ; Buenos Aires: Centro
de Estudios e Investigaciones Laborales - CEIL-PIETTE, 2008.
316 p. : il. ; 21x15 cm.
ISBN 978-987-24777-0-7
1. Mercado de Trabajo. 2. Empleo no Registrado. I. Neffa, Julio César II. Neffa, Julio César,
coord.
CDD 331.2
ISBN 978-987-24777-0-7
IMPRESO EN ARGENTINA
4 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
INDICE
Prólogo - Dr. Oscar Cuartango ......................................................................................................... 7
Introducción .......................................................................................................................................... 9
Prólogo 5
2. Aspectos metodológicos ....................................................................................................... 148
3. Estimaciones del empleo informal en base a la EPH ...................................................... 150
4. Conclusiones ........................................................................................................................... 180
6 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
PRÓLOGO
A pesar de que las tasas de desempleo en nuestro país y en nuestra provincia han
disminuido considerablemente respecto de las que se han observado en décadas
anteriores, aún hoy en día, íía, y a pesar de los esfuerzos realizados, las estadísticas
detectan una gran cantidad de trabajadores ocupados en el sector informal de la
economía,
íía, y otros tantos que dentro del sector formal poseen empleos precarios o
no se encuentran registrados según las normativas laborales vigentes.
Esta situación no solo afecta a quien lo padece y al sector empresarial al generar
competencias desleales que alteran las cadenas de valor, sino a toda la sociedad
porque principalmente atenta contra el rol de principal medio de integración social
que reviste el trabajo.
En un contexto de precariedad laboral, nos encontramos en presencia de personas
que teniendo una ocupación remunerada, se encuentran por debajo de la línea de
pobreza. Se tratan de Trabajadores Pobres, y son quienes deben motivar las acciones
que emprendemos desde ámbito público, para que puedan acceder a niveles de
ingresos dignos y a una mayor estabilidad laboral, dos preceptos que fueron el lev
motive de quienes históricamente encabezaron las luchas por las reivindicaciones
sociales.
En el mismo sentido, se debe entender que un trabajador que no se encuentra
debidamente registrado no accede a los beneficios legales que brinda el empleo formal:
aportes jubilatorios, obra social, vacaciones pagas, sueldo anual complementario,
representación sindical, etc. Todo ello coloca al individuo y a su grupo familiar en un
estado de desprotección y de imposibilidad de ingreso a la salud, a una vivienda digna
y a la educación de sus hijos, presupuestos necesarios para considerar a alguien como
socialmente incluido.
Cuando el entonces Gobernador electo de la provincia de Buenos Aires, Daniel
Scioli, me eligió para acompañarlo en su gestión desde este Ministerio, manifestó
que consideraba al trabajo como una de las principales herramientas de inclusión
social, pero para cumplir ese rol inclusivo, debía
íía tratarse de trabajo de calidad, trabajo
Prólogo 7
digno, trabajo decente. A partir de estos lineamientos y para revertir la situación
anteriormente planteada, estamos llevando adelante una intensa actividad inspectiva
a lo largo de todo el territorio provincial, direccionada en dos sentidos:
a) inducir a los empleadores a regularizar la situación registral del personal que se
desempeña en sus establecimientos, mejorando su situación laboral y;
b) controlar que las condiciones y medio ambiente de trabajo contengan los recaudos
necesarios para asegurar al trabajador su integridad psicofísica en el desempeño de
su actividad.
Entendemos que es nuestra función indelegable promover la generación de nuevos
puestos de trabajo, pero para ello es necesario recorrer el camino de la legalidad,
utilizando los medios a nuestro alcance y a nuestro personal capacitado con el �n de
lograr que quienes no cumplen con las normas laborales sean sancionados.
También somos conscientes de que aún nos queda mucho por hacer. Sabemos que las
problemáticas de la exclusión social, la desocupación, la precariedad laboral, el trabajo
“en negro” y las malas condiciones de trabajo, no se resuelven con los esfuerzos
aislados. Tampoco solamente desde el Estado puede darse una respuesta, sino que
los mejores resultados involucran la participación activa de empresarios, sindicatos,
trabajadores y de toda la comunidad.
Nuestro norte es promover entonces intervenciones gubernamentales caracterizadas
por ser el resultado de la articulación interjurisdiccional, integrando verticalmente
los esfuerzos de Nación, Provincia y municipios, coordinando a su vez en sentido
horizontal las acciones emprendidas por cada una de las áreas del estado provincial,
suscitando al consenso interdisciplinario y optimizando el uso de escasos recursos
con los que se cuenta.
Es nuestra �rme convicci ón que las bondades de esta interdisciplinariedad e
interjurisdiccionalidad deben potenciarse con el compromiso de todos los actores
sociales, representantes de los trabajadores y de los empresarios por igual,
contribuyendo en el diseño y ejecución de políticas
í que deben adecuarse a cada
contexto socio económico.
Este libro fue el primer paso de nuestras acciones en este sentido, invitando al Dr.
Julio Neffa como embajador del ambiente académico y cientí�í co y a su equipo, a
darnos una visión de estas disfunciones del mercado de trabajo, y a compartir sus
recomendaciones sobre el camino que debemos transitar día í a díía, para brindar
mejores condiciones laborales a todos los ciudadanos que habitan nuestra provincia.
Dr. Oscar Cuartango
Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires
La Plata, noviembre de 2008
8 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
INTRODUCCIÓN
Introducción 9
Trabajo de los países en vías
í de desarrollo, organismos �nancieros internacionales
e incluso por representantes de los actores sociales. El concepto respondió a la ne-
cesidad de caracterizar una realidad estructural propia de esos países, que solo se
había
í abordado desde el enfoque dualista. En América Latina durante los años ¨60 ya
se encuentran algunos antecedentes en los trabajos del DESAL y de exponentes de
la Teoría
í de la Dependencia. Pero en términos generales hasta comienzos del siglo
XXI la informalidad fue dirigida desde tres enfoques alternativos: el del PREALC de
la OIT, el neo-marxista de Portes, Castells y Berton y el neo-liberal de Hernando de
Soto. Los cambios en la estructura y el funcionamiento del mercado de trabajo de los
países con economías
í subdesarrolladas y las di�cultades para analizarlo con las teo-
rías
í ortodoxas dominantes estimularon a la OIT para revisar el concepto tradicional,
dándole una perspectiva más amplia, incorporando los trabajos-empleos no registra-
dos y precarios al mundo de la informalidad. Este aporte, asumido progresivamente
por otros organismos internacionales es objeto de estimulantes debates dentro del
medio académico y entre los responsables de las políticas
í de empleo.
La crisis del modo de desarrollo de los años ´70 generó una ruptura de la relación
salarial “típica”, que había
í predominado en los países capitalistas industrializados du-
rante los 30 años posteriores a la segunda guerra mundial –caracterizada por la
seguridad y la estabilidad en el empleo- , creó las condiciones para la creación de
empleos de carácter precario resultantes de los procesos de subcontratación, ter-
cerización, deslocalización, contratación por intermedio de empresas de servicios
eventuales o de trabajo temporario cuyo rasgo común es la �exibilizaci ón en cuanto
al uso de la fuerza de trabajo, pero generando vulnerabilidad, inestabilidad, discrimi-
nación y un fuerte sentimiento de inseguridad entre los trabajadores en relación de
dependencia.
Los procesos de reestructuración de los sistemas productivos y la exacerbación
de la competencia desencadenada por los procesos de apertura, mundialización,
privatización, �nanciarizaci ón y desregulación siguiendo las directivas del “consenso
de Washington”, generaron presiones sobre los empleadores que, como mecanismo
defensivo, recurrieron de manera generalizada al trabajo y al empleo no registrado,
para reducir los costos laborales.
Tanto la informalidad, como los trabajos-empleos precarios y no registrados est án
presentes en el mercado laboral argentino desde hace mucho tiempo, pero fue du-
rante la vigencia del régimen de convertibilidad que se intensifi�caron y alcanzaron
los máximos récords de nuestra historia en 2001-2002. Los estudios del Ministerio
de Trabajo, Empleo y Seguridad Social constituyen aportes relevantes para carac-
terizar esos fenómenos.
La segunda parte con�gura una aproximaci ón estadística al empleo informal, el traba-
jo-empleo precario y el empleo no registrado en los grandes aglomerados urbanos
10 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
de la provincia de Buenos Aires, utilizando los conceptos mencionados y procesando
la información proporcionada por la EPH en sus dos modalidades, puntual y conti-
nua y la Encuesta de Hogares y Empleo administrada por la Dirección Provincial de
Estadística. De allí surge la magnitud considerable de dichos fenómenos, su carácter
estructural poniendo en evidencia su evolución heterogénea pero progresiva hasta
la crisis del régimen de convertibilidad, para luego comenzar una lenta y desigual
disminución en todos los aglomerados a partir de fines del año 2002 bajo el impulso
del crecimiento económico estimulado por “el tipo de cambio alto y competitivo”. La
confrontación de los conceptos teóricos con la realidad empírica puso de manifiesto
que si bien, desde entonces cuantitativamente las tasas de desempleo y subempleo
disminuyeron rápidamente y de manera sustancial, la mejora en términos de la ca-
lidad del empleo (seguridad, estabilidad y protección social) fue mucho más lenta e
irregular. Esta compleja situación del mercado de trabajo en la provincia más grande y
rica del país plantea la necesidad de intensificar la lucha por un “trabajo decente”, en
el sentido que lo expresa el Director General de la OIT, Dr. Juan Somavía. í
ía.
El estudio del trabajo no registrado en la normativa argentina sistematiza las defi-
niciones legales del mismo a partir de las leyes de Contrato de Trabajo y Nacional
de Empleo y explicita los procedimientos y dispositivos legales que establecen la
obligación de registrar al conjunto de los asalariados y a sectores y categorías
íías espe-
cífi
ííficas de la fuerza de trabajo: trabajadores rurales, servicio doméstico, industria de
la construcción, empresas de servicios eventuales, trabajo a domicilio y personal que
se desempeña en pequeñas empresas (ley 24.467). En esta cuarta parte se describen
las sanciones establecidas por las leyes 24.013, 25.323 y 25.345 en caso de incum-
plimiento del deber de registrar a los trabajadores en relación de dependencia, para
promover que estén inscriptos en los registros y cubiertos por los subsistemas de se-
guridad social. Queda pendiente continuar la reflexión acerca de las múltiples causas
por las cuales un número considerable de trabajadores asalariados no se encuentra
registrado ni protegido socialmente, a pesar de la existencia de normas que son de
público conocimiento dentro del medio empresarial.
Para ofrecer elementos sobre este dilema, la cuarta parte resume el resultado de
una serie de entrevistas a altos funcionarios del Ministerio de Trabajo involucrados
en esta problemática, así como a las máximas autoridades provinciales de las cáma-
ras patronales y centrales sindicales. De allí surge la convicción de que todos ellos
–partiendo desde sus posiciones dentro del sistema productivo- tienen información
plena de la existencia del fenómeno, de sus impactos negativos a nivel no solo de los
trabajadores en relación de dependencia sino también de las empresas, el sistema
de seguridad social, las organizaciones sindicales y la sociedad en su conjunto porque
la informalidad, el empleo no registrado y el empleo precario constituyen un factor
negativo, que en lo inmediato provoca la fractura de los colectivos de trabajo frenan-
do la creatividad que surgiría
íía de la cooperación, atenta contra la cohesión social y
Introducción 11
la solidaridad dentro mismo de la clase trabajadora, pero que a mediano-largo plazo
y a escala macro-social constituye una fuerte restricción para reducir los costos de
producción, estimular la innovación, aumentar la productividad y la calidad, de lo cual
depende la competitividad genuina de las empresas y del país en su conjunto. La dis-
minución de los empleos informales (en el sentido amplio que le otorga la OIT desde
2003) logrados por medio de la generación y consolidación de pequeñas y medianas
empresas, la lucha para erradicar o reducir el trabajo no registrado y la promoción
de la seguridad y la estabilidad en el empleo son objetivos que podrían
í constituir las
bases de un acuerdo o pacto social tripartito estableciendo compromisos sustenta-
bles en el tiempo y haciendo mutuas concesiones negociadas.
Las conclusiones y recomendaciones resumidas en la quinta parte dan cuenta breve-
mente de las positivas políticas
í activas que en esta materia han emprendido los minis-
terios de trabajo a nivel nacional y provincial desde la caída del régimen de la conver-
tibilidad. Dada la magnitud del problema y su carácter estructural, se ha formado el
consenso de que queda aún mucho por hacer y se necesitará un tiempo considerable
para alcanzar algunos de los ambiciosos objetivos con miras a reducir la asimetría í y
desequilibrio constatados entre el concepto de “trabajo decente” (asalariados con un
empleo seguro, estable, registrado, cubierto por la legislación del trabajo, protegido
socialmente y ejecutado en buenas condiciones y medio ambiente de trabajo) con
la dramática evidencia empírica que surge de las estadísticas o�ciales acerca de
aproximadamente la mitad de la población económicamente activa del país:
- erradicar (o al menos reducir sustancialmente) el trabajo no registrado a partir
de la toma de conciencia de la responsabilidad social que incumbe a los emplea-
dores, los sindicatos e instituciones del sector público, antes que por la acción
controladora de la Inspección del Trabajo y para no ser objeto de las sanciones
y multas),
- constituir pequeñas y medianas empresas “formales” y competitivas a partir de
las actuales unidades económicas informales, que en tiempo y forma registren a
sus asalariados y hagan adecuadamente los aportes al sistema de seguridad so-
cial,
- mejorar la calidad del empleo en términos de seguridad y de estabilidad, para lo
cual debe adecuarse y modernizarse la legislación del trabajo contaminada por
enfoques negativos de la �flexibilización,
- reconocer socialmente la dignidad del trabajo humano y el valor del esfuerzo
cotidiano realizado por los trabajadores a �fin de que esto se traduzca en mejoras
del salario directo e indirecto,
- asegurar la plena vigencia del derecho del trabajo individual y colectivo y el
ejercicio de la libertad sindical,
12 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
- promover la acción concertada y coordinada del Estado, las asociaciones profe-
sionales de trabajadores y de empleadores, para concertar un Pacto social, su-
ministrando información, asistencia técnica, formación y estimulando su partici-
pación activa y responsable para la formulación, implementación, seguimiento y
evaluación de dichas políticas.
í
La Plata, noviembre de 2008.
Introducción 13
PRIMERA PARTE
Empleo informal, trabajo no registrado y trabajo precario.
Dimensiones teóricas y conceptuales
Julio César Neffa
Introducción
Durante las décadas del ´50 y ´60 comenzó a utilizarse el concepto de sector informal
(SI) por parte de los economistas que se ocupaban de las cuentas nacionales, para
estimar -de manera indirecta y con indudables propósitos de aumentar la recaudación
fiscal- el PBI de ciertas actividades económicas poco visibles. Se buscaba identificar
y medir la llamada “economía íía subterránea” o “sumergida” que se había
íía manifestado
en los países
ííses capitalistas industrializados, con economíías segmentadas y fuertemente
heterogéneas, como era el caso paradigmático de Italia en esa época (Labini, 1974).
Lo que actualmente se denomina trabajo informal urbano existe desde hace mucho
tiempo en nuestro país,íís, aunque con modalidades diferentes al resto de América Latina.
Pero el sector informal urbano (SIU), en tanto concepto teórico, surgió a comienzos
de los años ‘70 y fue evolucionando con el correr del tiempo a medida que los estudios
teóricos y las verificaciones empíricas aportaron nuevos elementos. Más recientemente
se amplió la significación y se distingue entre el empleo informal (EI) y la economía
íía del
sector informal (ESI) como veremos más adelante.
Pensamos que en el origen de la noción de SIU se encuentra la concepción dualista
del mercado de trabajo (Lewis, 1954). Según la célebre concepción que le valió a Lewis
el premio Nobel, de manera esquemática la economía íía de los paííses denominados por
18 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Los enfoques dualistas aplicados, inspirados en Lewis, fueron luego criticados en el
medio académico y por quienes tomaban las decisiones, porque desconocían: íían: a) que
la realidad no podríaíía reducirse a solo dos sectores, b) la existencia de relaciones y
la articulación entre los sectores formal (capitalista) e informal, y c) la vigencia de la
informalidad de manera horizontal en la mayoría íía de sectores y ramas de actividad.
El concepto de informalidad
En América Latina se han desarrollado diversos enfoques que precedieron el concepto
de informalidad, desde perspectivas teóricas diferentes. Creemos que es útil pasar
revista a las principales versiones para identificar cuales son las características
íísticas centrales
y en base a las mismas proponer una definición.
1. DESAL
A mediados de los años ‘60 en Chile, desde la institución DESAL (Desarrollo Económico
y Social de América Latina), entidad vinculada con la Iglesia Católica y apoyada por
ONG internacionales, se trató de dar cuenta del fenómeno de la marginalidad a escala
latinoamericana (Desal, 1965; Desal, 1969; Cabezas, 1969) viéndolo en términos del
proceso de modernización social y relacionándolo con “las etapas del desarrollo”
(Rostow, 1960). Los países
ííses de la región fueron así concebidos comprendiendo
básicamente dos grandes sectores: uno tradicional (rural) y otro moderno (básicamente
urbano) pero con un fuerte proceso migratorio desde el primero hacia el segundo,
hecho que generó problemas para la inserción en el sector moderno, al tiempo que se
creaban las condiciones para la etapa del “take-off” previsto por Rostow en su teoría
í
ía
de crecimiento.
El DESAL se propuso identificar a los individuos marginales (aquellos cuyo
comportamiento se caracterizaba por basarse en los valores tradicionales y que
constituían
íían un freno al desarrollo). El origen de ese fenómeno teníaíía una larga historia,
pues en la organización de las actividades económicas se buscaban tanto las normas
de consumo como la modalidad de vida que habían íían sido impuestas a los habitantes
originarios desde el momento de la conquista.
Sobre la base de un conjunto de indicadores referidos a los individuos y en función de
los valores mediante los cuales se puede caracterizar a los sujetos como marginales
o no marginales, proponían
íían actuar sobre estos últimos para transformar sus valores
y así lograr lo que proponía íía Rostow: una sociedad que pudiera explotar los frutos
de la técnica moderna, defenderse de los rendimientos decrecientes y gozar de los
beneficios y opciones al progreso a ritmo de interés compuesto” (Rostow,1960).
Pero en los hechos el resultado del proceso migratorio rural en América Latina fue
la conformación de cinturones de miseria en los suburbios urbanos que se bautizaron
con el nombre de “villas miseria”, “favelas”, “pueblos jóvenes”, etc. dentro de las cuales
se encontraban los individuos marginales.
20 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
A partir del concepto de heterogeneidad los estructuralistas cepalinos como Anibal
Pinto (1970) inspirados por Alberto Prebisch, postularon que en los países ííses de América
Latina el desequilibrio entre creación de empleos y oferta de fuerza de trabajo sería í
ía
causado por la insuficiente dinámica
mica del capitalismo perif
periférico, cuya baja capacidad de
acumulación impide absorber el excedente de fuerza de trabajo en el sector moderno.
El SIU era el resultado de la ineficacia social del “capitalismo perif
periférico latinoamericano”
comparado con el capitalismo del “centro”. La baja inversión se debía íía a la influencia de
los monopolios y al peso del capital extranjero, porque los excedentes se transferían íían al
exterior por parte de las Empresas Transnacionales (ETN) y por la vía íía del deterioro de
los términos del intercambio.
El concepto de marginalidad tiene varias acepciones. Por una parte, se trata de una
concepción centrada en la localización geográfica de ciertas poblaciones, por lo general
en los suburbios (en el margen) de los grandes centros urbanos. Por otro lado es una
concepción socioeconómica, para describir a personas o grupos que no tienen acceso
a todos los bienes y servicios que una sociedad ofrece a la mayoríaíía de sus habitantes
en un momento dado, lo cual puede ser el resultado de un proceso de exclusión por
parte de los grupos, sectores o clases que ejercen el poder. Esto puede deberse más
probablemente a un fenómeno estructural: a la incapacidad del mercado laboral de
incorporar a todos los que ofrecen su fuerza de trabajo, dejándolos en la condición
de “ejercito industrial de reserva” o de superpoblación relativa, según sea el enfoque
teórico utilizado.
El tema de la marginalidad fue objeto de muchas investigaciones en los años ‘60 y ‘70
siendo relevante la desarrollada por los sociólogos argentinos Nun, Marín y Murmis
(1968). Con anterioridad a la propuesta brindada por los citados estudiosos la atención
estaba centrada en las “poblaciones marginales”, agrupando individuos que reunían íían esas
características
íísticas y vivíían en la periferia de las ciudades.Los autores mencionados plantearon
la cuestión de saber si los marginados estaban incluidos o excluidos del sistema social.
Poco a poco prevaleció la idea de la funcionalidad, la asimetría íía y la hegemoníía del
sector moderno (capitalista) sobre el tradicional, pero también se debatió acerca de
la capacidad del aparato productivo del sector moderno para dar empleo a todos los
migrantes rurales y marginales.Ante la incertidumbre planteada sobre si formaban parte
del “ejercito industrial de reserva” o si cabía íía considerarlos como una “masa marginal”
según las fases del ciclo económico, Nun afirma que si “en la fase competitiva era lícito í
ícito
suponer que, en términos generales, la población excedente tendía íía a actuar como un
ejército industrial de reserva, en la fase monopolística, íística, la propia lógica del sistema obliga
a diferenciar la parte que cumple esa función de la que constituye una masa marginal”
(Nun, 1969). Entonces de este razonamiento se desprende que, mientras tuviera vigencia
la fase de desarrollo monopolista, la existencia o desaparición de esa masa marginal
no tendría íía muchos efectos sobre las empresas capitalistas del sector moderno. La
articulación entre esa población y el sistema productivo depende del sector económico
22 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cardoso (1971) por el contrario, criticó el enfoque de Nun y postuló que la masa
marginal de la cual éste hablaba debía
ííaa ser considerada como parte del ejército industrial
de reserva.
Pero desde la teoría
íía marxista tradicional ciertas funciones de esa población excedente
o marginal pueden ser esenciales para la supervivencia del sistema económico. Desde
esa perspectiva, la marginalidad (y por extensión, lo que más tarde se denominará
SIU) sería
í funcional al sistema capitalista para la extracción de plus valor en los demás
ía
sectores, dada la utilidad que tienen para ello los bienes producidos en el hogar o en
unidades económicas que actúan como micro-emprendimientos o trabajos por cuenta
propia.
Mizrahi (1987) retoma la postura de Chayanov (1974) e indica que la función de
producción de los informales depende de la configuración del consumo, sin que puedan
distinguirse claramente las esferas familiares productivas y las domésticas que se
desarrollan de manera complementaria; y la conducta del empresario informal sería íía la
de maximizar sus ingresos, pero no así sus tasas de ganancias. Mizrahi supuso de manera
explícita
íícita que se diferenciaríía este tipo de relación social de producción respecto a la
de tipo capitalista: “la motivación de los informales para producir es la satisfacción de
las necesidades de los miembros de la unidad doméstica y por esa vía íía contribuye a la
producción y reproducción de la fuerza de trabajo”. Este criterio podría íía significar, incluso,
el manejo de preferencias ínter-temporales entre satisfacción presente y futura de las
necesidades, pero siempre bajo el criterio de lograr los satisfactores adecuados para
cubrir las necesidades socialmente establecidas (Cortés, 2002). Esta forma de observar
una parte de las actividades calificadas como informales, permite establecer los vínculos
de ellas con el resto de la economía, íía, víía los diferentes mercados. Es cierto que la lógica
de producción y de acumulación parecen ser diferentes entre las unidades económicas
capitalistas del sector formal, orientadas hacia la obtención de un excedente creciente
y las del sector informal que se proponen lograr el máximo posible de ingresos o
recursos para asegurar la reproducción de su fuerza de trabajo y la subsistencia de su
familia.
3. LOS ENFOQUES MAS DIFUNDIDOS DE LA INFORMALIDAD
Víctor
ííctor Tokman (2002 y 2004) propone un esquema de análisis de la informalidad
que puede ser de utilidad. El clasifica las interpretaciones de la informalidad en tres
grupos: 1) la que hace hincapié en la forma de producir; 2) la que vincula el proceso de
modernización con la explotación de la fuerza de trabajo, y 3) la institucional-legal.
La primera vertiente es la aproximación a la informalidad que tradicionalmente han
respaldado la OIT y los programas regionales dentro de dicha organización.
Los que proponen la perspectiva de “la modernización con explotación”, destacan la
importancia de los cambios en el sistema de producción internacional para explicar la
24 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Universidad de Sussex, en el Reino Unido de Gran Bretaña, y editado en 1972, es el que
contiene las primeras versiones modernas del concepto2.
En este país
íís africano (ex colonia británica, con una economía
íía entonces subdesarrollada)
la misión del WEP trató de analizar y comprender como funcionaba el mercado de
trabajo, la existencia y las dimensiones del desempleo, siguiendo las definiciones
tradicionales, entendiéndolo como la situación por la que atravesaban “miembros de
la población económicamente activa que, en el período de referencia de las encuestas
o censos no tenían íían un empleo remunerado, pero estaban en condiciones de trabajar y
buscaban activamente un empleo”.
El Informe de la Misión de la OIT sobre Kenia advirtió acerca de la escasa presencia
de trabajadores asalariados y de empresarios, distinguió varios sectores de actividades
económicas: las que se desarrollaban en las calles, los pequeños talleres domiciliarios
donde además del dueño se identificaban trabajadores familiares no remunerados y por
otra parte artesanos que se desempeñaban por su propia cuenta y pequeños comercios
sin obreros o empleados asalariados, que para sobrevivir llevaban a cabo actividades
ilegales, en el sentido de que no cumplían
íían con las normas legales y reglamentarias.
Dentro de la ocupación de los estratos de población con menores ingresos y que
efectuaban “múltiples tareas”, Hart hizo una distinción entre lo formal y lo informal a
partir de la identificación del primero con el empleo asalariado en empresas registradas
legalmente y del segundo con el trabajo por cuenta propia. Entre las conclusiones del
Informe de la misión de la OIT sobre Kenia,se proporcionan elementos para la descripción
del SIU, al afirmar: “debemos por tanto enfatizar que las actividades informales no
están confinadas al empleo en la periferia de las ciudades, a ocupaciones particulares
o aún a actividades económicas. Más bien, las prácticas informales de trabajo son ‘una
forma de hacer cosas’ (ILO, 1972), caracterizada por: a) la facilidad de entrada, es decir
de crear una actividad y de hacerla funcionar en el mercado, b) actúan apoyándose en
los recursos locales, c) predomina la propiedad familiar de las empresas, d) la escala de
operación de dichas unidades es pequeña, e) la tecnología íía aplicada es poco intensiva en
capital pero intensiva en fuerza de trabajo, f) las destrezas y habilidades de los que llevan
a cabo esas actividades han sido adquiridas fuera del sistema educativo formal, y g) los
mercados donde operan no están regulados y funcionan de manera competitiva, en el
sentido de que hay múltiples oferentes y demandantes. El informe concluye afirmando
que ‘el sector formal se define a partir de las características
íísticas opuestas a las que perfilan
al informal’.”
2 Carlos Salas (2005) recuerda que Hart participó de la misión de la OIT a Kenia, cuyos
resultados fueron publicados en un informe titulado “Employment, Incomes and Equali-
ty: A Strategy forIncreasing Productive Employment in Kenya”, dado a conocer en 1972
por OIT-Ginebra. Un año después, dicho investigador publicó un artículo donde amplió
su definición de informalidad -Hart, K. (1973) “Informal income opportunities and urban
government in Ghana”, Journal of Modern African Studies, 11 -. Ambos trabajos han sido
considerados como la contribución inicial de los estudios sobre empleo informal.
26 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
capital y se presentaban trabas para la reinversión de las utilidades y la generación de
nuevos empleos, pues la corriente migratoria no puede ser absorbida productivamente
en su totalidad por el sector formal debido a la heterogeneidad estructural (la
concentración oligopólica, la variedad de ramas de actividad y la desigualdad en
cuanto a la productividad relevadas entre sectores) y a las diferencias en relación
con la organización de la producción, la división social y técnica del trabajo y los
ingresos. En mercados oligopólicos, como es frecuente el caso, la concentración del
ingreso frena el proceso de acumulación y la expansión del mercado, impidiendo
la disminución de los precios; y por otra parte el cambio científi íífico y tecnológico
acrecienta rápidamente la producción sin necesidad de un incremento proporcional
de la fuerza de trabajo ocupada (Tokman, 2002).
La posibilidad de encontrar empleo por parte de los migrantes está acotada a
actividades en pequeña escala, de sobrevivencia, con facilidad de acceso para entrar
y salir del mercado, lo cual condiciona su inserción en la economía. íía. En ellas, las
relaciones sociales de producción son diferentes de las que predominan en el sector
asalariado formal, pues según la OIT lo que se busca al desarrollar esas actividades
informales no es maximizar la tasa de ganancia o la utilidad, sino el ingreso total
familiar para asegurar la sobrevivencia. El sector informal absorbía íía el excedente de
mano de obra que no encontraba empleo en las zonas urbanas, una parte del cual
se ocupaba como asalariados en microempresas. Dada la magnitud del problema
y la creciente sensibilidad de la sociedad, sumado a ello el elevado desempleo, se
propusieron políticas
ííticas de promoción hacia el sector por parte del Estado, dando por
sentado que en el mismo se concentraban los más pobres y vulnerables, aprovechando
el hecho de que la inversión efectuada en este sector para la generación de empleos
era menos onerosa y podía íía ser complementada con otras polííticas sociales.
Lo que se buscaba era fomentar las microempresas productivas, que las mismas
fueran sustentables con el objetivo de que, a término, pudiesen incorporarse al sector
moderno, movilizando así el capital social que esos trabajadores poseían.
í
ían.
Luego de la misión a Kenia, las conclusiones del Informe fueron discutidas en el IDS
por parte de R. Jolly, H. Singer, y K. Hart. Ellos concluyeron que para obtener ingresos
necesarios a la subsistencia, en dicho país íís una gran cantidad de personas de ambos
sexos y de diversas edades se encontraban desarrollando actividades no asalariadas,
mayoritariamente por cuenta propia, con una real utilidad social pero con una baja
productividad.
La postura de la misión de la OIT consistió en aceptar la existencia de esta situación
predominante en los países
ííses subdesarrollados o semi industrializados.
Poco a poco el concepto de “sector informal urbano” se naturalizó, se difundió y
comenzó progresivamente a ser aplicado específi
ííficamente a otros países en vías
íías de
desarrollo. Uno de los Proyectos de Cooperación Técnica Internacional, el PREALC
28 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
y distribución de bienes y servicios, situadas en las zonas urbanas de los paísesííses en
desarrollo; dichas unidades pertenecen casi siempre a productores y trabajadores
independientes que a veces emplean a miembros de la familia o a algunos asalariados o
aprendices. Estas unidades disponen de muy poco o de ningún capital; utilizan técnicas
rudimentarias y mano de obra escasamente calificada, por lo que su productividad es
reducida; quienes trabajan en ellas suelen obtener ingresos muy bajos e irregulares, y su
empleo es sumamente inestable” (OIT, 1991).
Los debates posteriores han ocupado incluso un lugar central en las reuniones de los
organismos internacionales, especialmente en la XVª CIET de 1993, y en las Conferencias
Internacionales del Trabajo.
Poco a poco se fue reconociendo la complejidad del fenómeno y la existencia de
diferentes niveles de heterogeneidad interna que hacían íían necesarios enfoques multi o
plurisdiplinarios y tener en cuenta el contexto histórico, social y económico.
Para Tokman (2004), que fue durante muchos años director del PREALC de la OIT,
el Sector Informal cumple una función positiva en la región dada la heterogeneidad
estructural, la concentración económica, la permanencia de mercados oligopólicos en
los que la tecnología íía utilizada es intensiva en capital e incorpora poca mano de obra
asalariada a pesar del incremento de la producción y en contrapartida existe gran
cantidad de personas que viven del mismo. Para él, el sector informal es un factor
necesario para la estabilidad política
íítica y social de muchos paííses de América Latina, pues
a comienzos del milenio uno de cada dos empleos no agrícolas íícolas era informal. En sus
palabras, “a pesar de las deficiencias en cuanto a los bajos ingresos, protección social,
nivel de instrucción formal, su mayor vulnerabilidad económica y la precariedad de las
ocupaciones que efectúan, los llamados trabajadores informales, si no existieran, habría í
ía
que inventarlos, o en su defecto generar una ffórmula para asegurar la sobrevivencia
de millones de familias que migraron desde las áreas rurales a las grandes ciudades,
atraídas
íídas por la posibilidad de mejorar sus ingresos y calidad de vida. Sin la presencia del
mundo de la informalidad, las tendencias ya existentes hacia el aumento de la anomia,
delincuencia, violencia y desarticulación social, -todavía íía en escala reducida, básicamente
en la periferia de las megalópolis latinoamericanas- se multiplicarían, íían, con el consiguiente
impacto en todas las instituciones y en la calidad y seguridad de la vida urbana”.
La importancia del SIU creció en casi todos los países, ííses, paulatinamente y en silencio,
pero donde “solo los ambulantes son motivo de preocupación por la amenaza que
significa su competencia para el comercio establecido y para la seguridad y el tránsito
de los centros de las ciudades” (Tokman, 2004). Según este autor el SIU sirve para que
miembros de numerosas familias puedan acceder a un empleo, obtener ingresos y por
ese medio contener el conflicto social. El hecho de realizar largas jornadas de trabajo,
la fuerte y rápida movilidad de los informales entre sectores, ramas y regiones, su
difícil
íícil identificación con una clase social específi
íífica y el carácter individualista del trabajo
30 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Durante las últimas décadas, según Tokman (2004) en la mayoría íía de los paííses de A.
Latina el SIU se desenvolvió con un comportamiento anticíclico,ííclico, impidiendo que la
desocupación fuera mayor, habida cuenta de la inexistencia de un seguro generalizado
de desempleo. El SIU aumentaría íía en períodos de ajuste y creciente desempleo
para contraerse en las etapas de expansión aunque en Argentina el dinamismo fue
diferente y según Beccaria (2006) se constató el aumento de la informalidad incluso
en etapas de crecimiento. Pero una vez terminado el ciclo recesivo, en todos los países í
íses
la recuperación del empleo y de los salarios reales marcha más lentamente que la
recuperación económica. El incremento de la ocupación en el sector informal va
generalmente más rápido que la creación de empleos en las empresas formales del
sector moderno. Así,íí, en el período 1990 y 1999, las proporciones fueron 2/3 y 1/3 del
total aproximadamente. Esto refuerza una cultura de la informalidad y constituye un
desafío
íío a la capacidad individual para emprender una actividad económica sin el apoyo
del Estado y evitando el freno de las reglamentaciones.
¿Quiénes y cuántos eran los informales en América Latina para el
PREALC de la OIT?
Mezzera (1987), funcionario del PREALC, vincula el volumen de la informalidad con “el
excedente estructural de oferta de trabajo urbano”, precisando que éste “es el número
de trabajadores que no encontraría íía empleo aún con un nivel razonablemente pleno del
uso de la capacidad instalada del sector moderno”. El elevado porcentaje de la PEA que
es definida como informal, se explica porque el ritmo de acumulación capitalista no crea
puestos de trabajo modernos en la cantidad suficiente como para absorber la oferta
inducida tanto por el crecimiento natural de la población como por las migraciones
rurales. A partir de la idea de que el sector informal incluye un conjunto de actividades
de naturaleza distinta pero subordinadas al sector formal, concluye que la dinámica
global del sistema depende del desarrollo del mismo.
Según Tokman (2004), a comienzos del siglo XXI, aproximadamente el 46,4% del
empleo urbano de América Latina estaba en el sector informal (25% como trabajadores
independientes, 15,8% en microempresas, 6,7% en el servicio doméstico), mientras que
en 1950 era 20,6%, en 1980 28,9%, y en 1990 42,8%. Como consecuencia de las políticas
í
íticas
de ajuste estructural aplicadas en las décadas pasadas, 6 de cada 10 nuevas ocupaciones
urbanas son informales, ya que decreció la capacidad del sector público y del sector
industrial para generar empleos. Por su parte, para hacer frente a la competencia vía í
ía
reducción de costos laborales, las empresas privadas medianas y grandes hacen variar de
manera flexible la cantidad de puestos de trabajo y cuando reclutan personal recurren
mayormente al trabajo precario: a tiempo parcial, por tiempo determinado, el trabajo
temporario o eventual, la subcontratación, etc.
En cuanto a la distribución del empleo en América Latina según género, en la primera
década del siglo XXI la mayoría íía de los varones estaban ocupados en el sector
32 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
La productividad es baja, la duración promedio de la jornada laboral supera los máximos
legales, pero la continuidad de las tareas es irregular, los ingresos percibidos son escasos,
no predomina una división social y técnica del trabajo según la racionalidad económica
y tanto el volumen como el contenido de la producción pueden adaptarse rápidamente
-flexibilizando el uso de la fuerza de trabajo con bajos costos laborales (dado que no
predominan los trabajadores registrados con empleos protegidos por la legislación
laboral y previsional)- a la dinámica de los ciclos económicos. Esta última característica
í
ística
es lo que explica su permanencia a pesar de las crisis, pues por regla general rápidamente
el volumen de empleo de la unidad económica se contrae en momentos de recesión
pero se expande cuando recomienza el crecimiento.
Pero a menudo hay empresas claramente informales que no reúnen simultáneamente
todas esas condiciones. En ese caso los criterios que pueden ser más útiles para
identificarlas son (según B. Lautier, 2004) el tamaño y el incumplimiento de la ley.
En efecto, por lo general son firmas de pequeñas dimensiones, según la rama de
actividad de que se trate, pero esto puede ser en algunas ocasiones el resultado de la
subcontratación o de la tercerización de empresas formales.
Cuando se las caracteriza por el incumplimiento sistemático de la Ley, se piensa en
la reglamentación de las actividades económicas (la habilitación para funcionar), el
pago de la seguridad social y de los impuestos, la ocupación del espacio público, etc.
Si bien no hay un consenso entre los especialistas, de una manera directa o indirecta
se incluyen las actividades delictivas, criminales e ilícitas, que dan lugar a operaciones
comerciales que se canalizan por medio de empresas informales.
Tokman (2004) concluye afirmando que la informalidad es muy heterogénea, pues
dentro del SIU hay subsectores localizados en nichos de mercado que pueden llegar
a competir exitosamente con las empresas formales y de mayor dimensión, pero para
ello es necesario que cuenten con el apoyo de las políticas
ííticas públicas adecuadas.
El modelo explicativo de Tokman sobre el SIU en América Latina podría íía sintetizare así:
la mayoría íía de los informales son trabajadores que estaban desocupados o subocupados
en el sector rural tradicional y migran al moderno. Los pocos que acceden a un empleo
en el sector moderno reciben ingresos superiores al de los ocupados en el sector
rural tradicional. Los miembros de sus familias también buscan una ocupación, pero la
mayoríaíía de ellos no acceden a un empleo registrado, protegido y de carácter estable.
Para ellos es casi imposible el regreso al sector rural tradicional y al no obtener un
empleo asalariado se quedan en las ciudades y para sobrevivir adoptan la modalidad de
trabajadores informales, y buscan mejores alternativas en materia de educación, salud,
recreación y de movilidad profesional que las condiciones predominantes en el medio
rural tradicional.
Para Castells y Portes (1989), autores que tienen mucha influencia entre los científi ííficos
sociales latinoamericanos, “The informal economy is thus not an individual condition, but a
process of income-generating activity, characterized by one central feature: it is unregulated
by the institutions of society, in a legal and social enviroment in which similar activities are
regulated. It is this difference in the way a given activity is perfomed that provides a competitive
advantage for informal organizations over others”…. “The growth of the informal economy, in
different social and economic contexts, over the last decade, exemplifies this crucial feature of
the human society” (Citado por Cortés, F. 2002).
Esta perspectiva, que asimila la informalidad a una parte de las actividades no registradas
(o en otros términos al “trabajo en negro”) y de empleos precarios, es denominada
a veces como “estructuralista” o “neo-marxista”, porque considera a la informalidad
como una característica
íística estructural y necesaria del modo de producción capitalista
para hacer posible la reducción de costos laborales y evitar que caigan las tasas de
ganancia (Cortés, 2002). Para ellos, el sector informal en su conjunto cumple una
función necesaria para la maximización del plus valor, porque sin recurrir al empleo
asalariado genera en el hogar o en microempresas los bienes y servicios que se utilizan
como insumos baratos por parte del resto de las empresas, e incide para bajar el costo
de reproducción de la fuerza de trabajo.
Castells y Portes demostraron que, aún admitiendo conceptualmente que la economía í
ía
pudiera reducirse solo a dos sectores, lo que denominan “sector informal” mantiene
estrechas relaciones entre sus propias unidades y con las unidades productivas de mayor
tamaño que desconcentran, descentralizan o deslocalizan la producción estableciendo
relaciones con subcontratistas, tercerizando partes o subconjuntos del producto
final. Para ellos, el Sector informal es caracterizado como consistente en actividades
legítimas
íítimas pero desarrolladas ilegalmente, en las que el trabajo no ha sido registrado,
operando como empresas pequeñas de trabajadores individuales que sin contar
con la autorización municipal están ocupados al margen de las normas impositivas,
evadiendo los aportes a la seguridad social y, en suma, desarrollan actividades que por
diversas razones o presiones son toleradas o permanecen ocultas. Entonces, para
ellos las unidades económicas informales no son totalmente autónomas, sino que se
relacionan con las formales del sector moderno articulándose en forma subordinada.
Estas no absorben toda la fuerza de trabajo disponible, pues una parte importante de
los trabajadores migrantes no consigue un empleo formal en el citado sector, siendo
contratados de manera precaria por esas firmas en carácter temporario o eventual, con
contratos por tiempo determinado, a tiempo parcial o subcontratados por empresas
informales. Una fuerte proporción de esos obreros o empleados así “disfrazados” no
serían
íían identificados como tales con las estadíísticas oficiales.
34 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Portes y Benton (1987) incluyen en la noción de trabajadores informales a todos
aquellos que carecen de seguridad social (es decir los empleados no registrados)
y a los trabajadores precarios (que no tienen un contrato de trabajo con carácter
estable y garantizado) hecho que, de manera curiosa, finalmente será también adoptado
por la CIET de la OIT en 2002. Para ellos, los trabajadores por cuenta propia que
venden productos del sector moderno serían íían empleados encubiertos de las empresas
que proporcionan las mercancías íías y como los contratos de trabajo y los despidos se
producen informalmente, las transacciones entre los trabajadores y los empleadores
no suelen ser registradas y por lo tanto no figuran en las estadísticas
íísticas oficiales. Un
caso similar estaría
íía compuesto por el de los “cartoneros” que juntan plásticos, vidrios,
metales, papeles y cartón para vender a los acopiadores, que a su vez los revenden a las
empresas que los procesan
Entonces, las relaciones entre la economía
íía formal y la informal no solo pueden ser
opuestas entre sí, sino que el sector informal se caracteriza por la complejidad, la
heterogeneidad interna, la subordinación, la dependencia y la explotación que sufre
por parte de la economíaíía formal.
Partiendo de los enfoques próximos al marxismo, la corriente de pensamiento
representada por Portes (1995) y anteriormente por el citado autor junto a Castells
y Benton (1989) considera de hecho a las actividades informales como típicamente
capitalistas, caracterizadas por el desconocimiento o evasión de regulación estatal y
por relaciones salariales generalmente no registradas, fijadas de manera discriminatoria
por los empleadores que recurren a la subcontratación. Una de las particularidades
comunes de los trabajadores informales es que no efectúan aportes ni cuentan con la
protección del sistema de seguridad social que predomina en un país.í
ís.
Castells y Portes (1989) hablan explícitamente
íícitamente de una economíía informal y no de
trabajadores o de un sector informal. “La economía íía informal no es por lo tanto una
condición individual sino un proceso de generación de ingreso caracterizado por un
rasgo central: no está regulado por las instituciones de la sociedad, en un entorno legal
y social en el cual están reguladas las actividades similares.” En lugar del enfoque dualista
y de la propuesta de la OIT, que Portes critica, “el sector informal no está desde esta
perspectiva definido en términos dualistas como un conjunto de actividades marginales
excluidas de la economía íía moderna, sino como parte integral de esta última” (Portes,
1995).
Según éstos, la profunda crisis de las economías í capitalistas que se desencadenó a
ías
mediados de los años ‘70 llevó a que las empresas tomasen diversas medidas a fin
de hacer frente a la mutación del régimen de acumulación; para reducir los costos
laborales, evitar la caída
íída de sus tasas de ganancias y ganar en flexibilidad para adaptarse
rápidamente a las variaciones de la demanda, las grandes firmas de los países í capitalistas
íses
industrializados comenzaron un proceso de desconcentración, deslocalización,
36 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
ciertas actividades donde la informalidad es la regla: transporte público de pasajeros,
producción de alimentos, etc. Algunas de ellas (observadas en Lima) le habían
íían servido
como argumento para proponer el argumento de un “otro sendero”.
Su enfoque es simple y ffácil de comprender. El sector de los trabajadores informales
estaría
íía constituido por quienes se desempeñan en aquellas actividades que se desarrollan
al margen de la ley, que son clandestinas, no pagan impuestos, se encuentran vigiladas,
controladas y perseguidas por parte de las agencias del Estado a instancias de los
empresarios implantados legalmente. El origen del sector informal sería íía una alternativa
a ejercer el trabajo de manera formal, debido a las restricciones y las trabas existentes
para crear un empresa por varias causas: la excesiva regulación estatal, los múltiples
controles y trámites burocráticos, la corrupción de los funcionarios para otorgar
las autorizaciones y la falta de una normativa legal que reconozca a los ciudadanos
la libertad de emprendimiento que promueva la creación de empresas para poder
producir. En lugar de buscar su eliminación, lo que correspondería íía es procurar que el
sector reciba el apoyo del sector público de varias maneras:
a) legalización de su existencia;
b) créditos promocionales;
c) apoyo técnico;
d) formación profesional y gerencial;
e) acceso a al infraestructura edilicia para su instalación, etc.
Estos factores permitirían
íían reducir el desempleo y la pobreza, constituiríían una alternativa
a la acción violenta para obtener los recursos para la sobrevivencia y serían íían en sus
palabras “un nuevo sendero” (de Soto hace referencia al movimiento social armado que
actuó en Perú conocido como “Sendero Luminoso”).
El citado autor afirma, en 1987:“La noción de informalidad que utilizamos en el presente
libro es, pues, una categoría
íía creada en base a la observación empírica del fenómeno.
No son informales los individuos, sino sus hechos y actividades. La informalidad no es
tampoco un sector preciso ni estático de la sociedad, sino una zona de penumbra que
tiene una larga frontera con el mundo legal y donde los individuos se refugian cuando
los costos de cumplir las leyes exceden sus beneficios. Sólo en contados casos la
informalidad implica no cumplir con todas las leyes; en la mayoría
íía desobedecen algunas
disposiciones legales precisas… También son informales aquellas actividades para las
cuales el Estado ha creado un sistema legal de excepción a través del cual un informal
puede seguir desarrollando sus actividades, aunque sin acceder necesariamente a un
estatus legal equivalente al de aquellos que gozan de la protección y los beneficios de
todo el sistema legal peruano”.
El trabajo de De Soto conduce a identificar la informalidad con actividades no registradas,
o con la economía íía subterránea, pero eso es una descripción y no una definición, de
lo cual surge que la valoración de su volumen generalmente es sobre-estimado. La
38 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Víctor
ííctor Tokman (2002), precisa que la estrategia formulada por de Soto, en “El otro
sendero” (1987), se difundió ampliamente porque contó indirectamente con el apoyo
del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), así como
de las autoridades norteamericanas de esa época. Para Tokman, ese libro trata de
comprender la realidad del sector informal y simultáneamente ofrecer una “receta
simple, inteligible y breve” para incorporarlo a la economía
íía formal. Fue una suerte de
“manifiesto liberal” pidiendo la reducción de la influencia del Estado para resolver el
problema de la informalidad.
Pero definir al sector informal como ilegal es insuficiente. Tokman recalca que al
contabilizar todas las actividades ilegales existentes en la multiplicidad de los sectores,
el volumen de los trabajadores informales sería íía elevadíísimo. El desconocimiento o la
violación de la ley por parte de los informales no sería íía una actitud deliberada fruto de
la racionalidad económica, porque son muy pocos quienes la respetan voluntariamente
y el Estado no puede hacerla cumplir3.
En su otro libro, “El misterio del capital” (2000), de Soto insiste en las necesidad de
reconocer en un registro la propiedad de los informales para que pueda ser utilizado
con finalidades productivas, permitiéndoles acceder al crédito, ofrecer garantías, íías, y
emplearla como moneda de cambio. Pero con esto solo, aunque fuese positivo, no se
resolvería
íía el problema, dice Tokman (2004).
En paralelo con esta línea de pensamiento se sitúan las experiencias de los bancos para
las microempresas, los “bancos para los pobres”, con el propósito de hacer frente a su
falta de acceso al crédito y sus altos costos que impactaban negativamente sobre los
informales que querían íían devenir microemprendedores. El primero se creó en Bangladesh
en 1976 y es el Grameen Bank. En ellos se apuesta a la credibilidad de las personas. En
el inicio los montos de crédito son bajos, pero crecen de acuerdo al historial positivo
del cliente. Se parte de la creencia de que toda buena idea puede llegar a tener acceso
al pequeño crédito. La experiencia demuestra que hay una escasa morosidad y una
alta recuperación de esos créditos. Pero para consolidarse requieren un desarrollo
institucional, la existencia de entidades de colocación de cartera en todo el territorio
y en especial en las áreas rurales. El test de madurez de esas instituciones, dice Tokman,
sería
íía cobrar tasas de interés competitivas y no subsidiadas que les permitan cubrir los
costos reales de la prestación del servicio financiero.
Años más tarde,V.Tokman (2004), siguiendo los pasos de De Soto, evaluó en el PREALC
el número de los pasos administrativos necesarios para registrar completamente una
40 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
esa situación solo existe en el medio urbano y presumir que el sector rural sería
í
ía
homogéneo, cosa que no es cierta.
Para Freyssinet, el enfoque más apropiado para tratar el empleo en las actividades
informales no sería íía el dualista (Lewis, 1954). Se tornaríía más correcto partir de la
heterogeneidad estructural en cuanto a las formas de organización de las actividades
económicas (FOAE) delimitadas según la lógica de producción y de acumulación y
la división social y técnica del trabajo prevaleciente, tomando en cuenta el peso que
implica la inserción del sistema productivo en la división internacional del trabajo sobre
las estructuras nacionales de empleo. Esa noción le parece más útil y operativa que la
de “modo de producción”.
Las FOAE elementales son: las empresas capitalistas, el Estado, las actividades de
unidades económicas de auto-subsistencia y la pequeña producción mercantil. Las
formas asociadas o complementarias que surgen de las interrelaciones entre las mismas
son: la gran plantación tradicional (firmas capitalistas y unidades de autosubsistencia),
la unidad productiva agrícola
íícola familiar (pequeña producción mercantil y unidades de
autosubsistencia), las empresas públicas (Estado y empresas capitalistas) y finalmente
los programas de desarrollo rural integrado (Estado y unidades de autosubsistencia)
que son financiados por organismos internacionales. Y como resultado de esas
articulaciones complementarias y contradictorias surgen el ejército industrial de
reserva (desde donde las FOAE pueden movilizar fuerza de trabajo cuando la necesitan
y al cual pueden dirigir la que es excedente) y el empleo informal. Pero no se trata de
dualismo, sino de la complejidad del sistema productivo con su variedad de formas
de organización de las actividades económicas que mantienen relaciones entre sí,íí, que
pueden ser complementarias, combinadas o contradictorias.
Vista así,íí, la existencia de las actividades informales cumple ciertas funciones relevantes
dentro del régimen de acumulación prevaleciente. Ellas absorben mano de obra
desocupada, reducen el costo de reproducción de la fuerza de trabajo, presionan hacia
abajo los salarios reales del sector formal, disciplinan la fuerza laboral por temor al
desempleo, permiten que otros miembros de la unidad doméstica se desempeñen
fuera del domicilio, compensan las debilidades de las políticas ííticas sociales, etc. Los estudios
demostraron que ello sucedía, íía, con mayor o menor intensidad en paííses capitalistas
industrializados y con economías íías subdesarrolladas, y también en los países
ííses ex-socialistas
(Tepich, sobre los campesinos polacos, citado por Freyssinet, 1976) o en aquellos que
transitan hacia el capitalismo luego de la caída íída del muro de Berlín.
3.- Bruno Lautier (2004) brinda una serie de consideraciones de mucha utilidad a
partir del análisis de la informalidad ampliado a otras naciones del “tercer mundo”, los
países en vías
íías de desarrollo (PVD). Para él, la existencia del sector informal urbano
puede ser concebida como una respuesta a la pregunta acerca de la supervivencia
de los pobres que no encuentran trabajo en las ciudades porque no hay empleos
42 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
los miembros de la familia voluntariamente buscan trabajo fuera de la unidad familiar,
como asalariados o como independientes, migrarán sin hacer recursos judiciales
invocando el despido.
Los trabajadores informales desarrollan la solidaridad entre sí mismos y una de sus
características distintivas es que “se las arreglan”, se “dan maña” (se “debrouillent”,
se “demerdent”, en la terminologíaíía francesa) para desarrollar una actividad, obtener
ingresos y sobrevivir, dando muestra de un gran ingenio y creatividad.Tienen un “saber
hacer” acumulado que se comparte con sus familiares y con quienes desempeñan una
similar ocupación.
Frente a los enfoques dualistas que perciben la realidad compuesta solamente por
dos sectores, formal e informal, que no mantienen relaciones entre sí o que están en
permanente contradicción, Lautier (2004) propone una perspectiva alternativa: sugiere
que dentro de la realidad económica, la mayoría íía de las actividades se desarrollan
parcialmente dentro de la economía íía formal y en parte al interior de la economía í
informal, manteniendo relaciones estrechas entre sí y con el contexto. Por ejemplo:
el servicio doméstico (una parte está registrada y pero la mayor proporción no), las
pequeñas empresas y el pequeño comercio ambulante (que deben comprar insumos
a empresas formales pero venden sus productos en la esfera informal); actividades
ilícitas como el tráfico y venta de droga que tienen necesidad de bancos y firmas
inmobiliarias formales para blanquear esos recursos.
En las actividades privadas y públicas denominadas como formales se encuentran
casi siempre presentes características propias de la informalidad: la corrupción, las
malversaciones de fondos y de productos para engañar al fisco, las transgresiones a la
legislación, las coimas con el fin de obtener u otorgar turnos en los servicios públicos
o “hacer pasar” expedientes incompletos, los arreglos acordados con la policía íía o los
inspectores para no pagar multas por contravenciones a los dispositivos de seguridad
e higiene, o a las normas del tránsito o de estacionamiento. Y esta situación se ha
generalizado en la misma medida en que se agrava el ajuste estructural que impacta
sobre el ingreso de los asalariados del sector público aunque en sus fundamentos,
con esa política
íítica se buscaba erradicar la corrupción al disminuir el peso del Estado.
La relación de las actividades informales con respecto a las normas es compleja pues
las mismas nunca están totalmente dentro o fuera de la ley. Así, pequeñas empresas
pueden no estar registradas y por esa causa ser clasificadas como informales, pero
dentro de ellas pueden respetarse ciertas normas y códigos en cuanto a los salarios
mínimos y horarios de trabajo de los asalariados. En una misma empresa y en un
mismo sitio geográfico pueden entonces encontrarse trabajadores que hacen similares
tareas, pero unos estar declarados y los otros no. A veces una parte de los salarios se
encuentran declarados y otra fracción no (por ejemplo horas extraordinarias), dando
como resultado una situación ambigua, muy frecuente en los países en desarrollo.
44 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
la fuerza de trabajo que precisa en un determinado momento, y en la cual deposita o
arroja el sobrante según sea el volumen de la demanda, la productividad y la variación
de los salarios. En el SI se producen bienes y servicios baratos y se reproduce con un
exiguo costo la fuerza de trabajo, lo cual frena o presiona hacia abajo la tasa de salario
del sector moderno y reduce en consecuencia los costos evitando o frenando la caída í
ída
de las tasas de ganancia. Para Sethuranam (1976) uno de los criterios empíricos común
al SIU es que la actividad económica informal: “opera sobre una base ilegal, contraria
a las regulaciones gubernamentales”. Pero así,íí, según Cortes (2002), las actividades
informales serían
íían definidas como actividades extralegales, con lo cual se redujo un
concepto teórico a solo uno de los indicadores. Se confundió así un indicador con una
noción.
En un documento del Banco Mundial, Mazundar (1975) reformuló el modelo de Lewis
y buscó la explicación de la informalidad en el éxodo rural, es decir la presencia ya sea
de migrantes temporarios en las ciudades como de migrantes definitivos que tratan de
insertarse infructuosamente en el sector moderno y que, para asegurar su subsistencia,
buscan llevar a cabo trabajos informales antes que quedar desocupados. La política í
ítica
propuesta por el BM consistíaíía en modernizar a una parte de los trabajadores del sector
informal, básicamente los que están ocupados en micro-emprendimientos, para con
su crecimiento poder incorporar la fuerza de trabajo excedente. Dada la facilidad de
entrada y los bajos montos de capital que son necesarios para apoyar al sector informal,
el Banco Mundial (2001 y 2002) percibió esto como una solución para hacer frente a
los problemas del desempleo y el subempleo urbano. Así fue planteado como un tema
central en el “Informe sobre las perspectivas de desarrollo en Á África Sub Sahariana”. A
partir del mismo, varios estados africanos se esforzaron por definir políticas
ííticas de acción
de apoyo, de respaldo o de promoción al sector informal urbano. Con recursos y
asistencia técnica del PNUD y de la OIT, varios países
ííses de América Latina administraron
encuestas sobre el empleo informal en México, Ecuador, Perú, entre otros.
5. LA EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO
Como resultado de los estudios teóricos y de las numerosas investigaciones empíricas
realizadas durante los años ‘70 y ‘80, la concepción tradicional de sector informal urbano
(SIU) comenzó a cuestionarse.
Las Conferencias Internacionales del Trabajo de la OIT, de 1987 y 1991 trataron el
tema a partir de las recomendaciones de las CIET (Conferencias Internacionales de
Estadísticas
íísticas del Trabajo). Una de ellas, en la sesión de octubre-noviembre 1987, sometió
a consideración de los miembros una definición estadística íística muy amplia y tal vez difícil
í
de interpretar, que en síntesis decía íía lo siguiente:
“El empleo en el sector informal comprende a todas las personas provistas de un
empleo durante la semana de referencia: a) en una unidad económica no registrada,
b) en una unidad económica registrada pero con características
íísticas similares a las no
46 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Estamos hablando del empleo en actividades llamadas “informales”, siendo común a todas
ellas la inexistencia de lo que hemos denominado provocativamente un “verdadero”
trabajo asalariado. Esta diversificación de formas de empleo y la “segmentación”
observada dentro de la PEA ocupada no significa, obviamente, que tales unidades de
producción funcionen de manera autónoma, o aislada como un “tercer sector”, sin
relación directa o indirecta con las empresas que caracterizan al modo de producción
capitalista dominante. Las mismas están vinculadas efectivamente con ellas, de múltiples
maneras, son actividades asociadas o complementarias.
6. ¿DESCRIPCION O DEFINICION DE LA INFORMALIDAD?
Carlos Salas (2002 y 2006) identifica la existencia de un medio centenar de definiciones
distintas de sector informal urbano o de las actividades informales en un estudio
elaborado en el Georgia Institute of Technology sobre 75 países
ííses (Neck y Nelson, 1987),
que lo llevan a criticar y dudar de la utilidad del concepto.
A partir de Charmes (1992) se podrían
íían esquematizar los diversos enfoques para definir
la informalidad. Por un parte se tienen definiciones multi-criterios, como surge del
informe sobre Kenia, viendo la informalidad como un sector que existe dentro de la
economía íía de mercado, un segmento que no está vinculado directamente con el sector
moderno, denominado en contrapartida como formal.
Según Souza (1981) la contribución de las “formas no típicamente capitalistas de
producción” al dinamismo del sistema en su conjunto es escasa o nula, debido a las
débiles articulaciones dentro de los mercados entre las dos secciones: las formas
capitalistas y no capitalistas de producción. Para otros economistas el sector informal
sería
íía una forma de desempleo disfrazado, de subempleo, provocado por las migraciones
rurales desde sectores tradicionales hacia actividades urbanas de baja productividad
y escasa remuneración, que solo permitirían íían la reproducción simple de la fuerza de
trabajo, es decir su sobrevivencia.
Romeo Grompone, por su parte, afirma que hay que focalizar la evolución diacrónica
del proceso productivo y de distribución del producto de las microempresas, “donde
no existe disociación de capital y trabajo y que muestran bases precarias de subsistencia
que le lleva a mantenerse dificultosamente, a desaparecer y volver a surgir” (Grompone,
1986).
Según varios enfoques marxistas citados por Cortes (2002), la persistencia de las
actividades informales en los países
ííses latinoamericanos se debe a que en ellos la economía
í
está conformada por la articulación de formas de organización de las actividades
económicas donde el modo capitalista es el dominante y su funcionamiento tiende con
el tiempo a reducir el uso de la fuerza de trabajo. Entonces, para eliminar el trabajo
informal se requeriría
íía un cambio de modo de producción para lo cual se debería í
ía
constituir un bloque hegemónico portador de un proyecto diferente de sociedad, con
48 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
asalariados dentro de la PEA, lo cual significaría íía que en contrapartida se incrementó
proporcionalmente el empleo informal, no solo en el sector urbano sino también en la
agricultura tradicional, aunque el cálculo de la PEA ocupada en ese sector no incluye el
concepto de informalidad (García, íía, 2006). Para Orlandina de Oliveira y Bryan Roberts
(1993) por el contrario, el problema que representa el empleo informal en México no
se debe a una regulación gubernamental excesiva, sino a su comportamiento ineficaz
para generar nuevos empleos de carácter formal y con salarios adecuados.
Dos investigaciones específiííficas acerca del Brasil constituyeron aportes importantes. En
su tesis Paulo Renato de Souza (1981) define el SIU en función de la modalidad en que
está organizada la producción, considerándolo como “el eslabón más débil del mercado
laboral tratándose de “organizaciones no típicamente capitalistas”, pequeñas empresas
donde el trabajo asalariado permanente no existe ya que se trata de trabajadores
autónomos que cuentan (o no) con ayuda familiar, o donde existen el asalariado con
carácter permanente pero el propietario no está enteramente desvinculado de las
tareas propiamente productivas. Concluye más tarde (en su condición de funcionario
del PREALC), que “el núcleo verdaderamente capitalista de una economía, íía, en su
movimiento de expansión, crea, destruye y recrea los espacios económicos en los
cuales actúa la pequeña producción no típicamente capitalista” (de Souza, 1981). Para
Cristina Cacciamali (1983 y 1991) el sector informal en Brasil ocupa los intersticios
de la producción capitalista de forma permanente, integrada y subordinada a ésta, de
manera que el nexo estructural entre el sector informal y el formal se establece por el
flujo de renta del primero hacia el segundo, por la vía íía de los vínculos de subcontratación,
de prestación de servicios, de venta de mercancías.íías. Pero a diferencia de Souza, la autora
considera que las actividades informales no se encuentran necesariamente asociadas a
bajos niveles de ingreso y a trabajadores excluidos del sector formal.
Debido a la diversidad de definiciones acerca del sector informal y a la cantidad de
atributos asignados a ese concepto, para llevar a cabo investigaciones teóricas y la
medición del fenómeno deben superarse varias dificultades: no se puede tomar en
cuenta solo uno de los múltiples criterios identificados, sin relacionarlos con el resto: es
difícil
íícil considerar que el sector formal y el informal carecen de articulaciones estrechas
y funcionales entre sí; se trata de un concepto que tiene aplicación sobre todo en el
caso de los países
ííses en víías de desarrollo. Podríía entonces hablarse de individuos, hogares
y pequeñas empresas informales. Si bien en su origen esta noción fue útil para describir
un fenómeno que estaba presente en Kenia hace muchos años, parece ser dificultoso
aplicarlo ahora sistemáticamente a otros países ííses y varias décadas después.
Cuando la informalidad es concebida como “extralegalidad”, la unidad de análisis ya no
es el individuo marginal sino la institucionalidad de la actividad económica y el concepto
que asimila la informalidad a las tareas extralegales se vuelve más impreciso.
Carlos Salas (2006) hace notar la heterogeneidad existente dentro de la informalidad y
50 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
que H. De Soto lo defina como una actividad extralegal (Tokman, 2004). Entonces, los
empleos en actividades ilícitas
íícitas (como narcotráfico o contrabando, proxenetismo, trata
de esclavos, de niños o de mujeres) deberían
íían excluirse de dicha definición.
El empleo informal puede estar o no registrado, pero esas características
íísticas son ajenas a
condición de informal, pues hacen referencia a las modalidades de la relación salarial.
Para los economistas keynesianos, el sector informal impediría íía que se verifiquen
los efectos del multiplicador, debido a la heterogeneidad estructural y a la falta de
articulación entre ambos sectores, lo cual explica que por esa causa los recursos
obtenidos no dan lugar a la acumulación. Por ese motivo se necesitaría
íía la intervención
del Estado para asegurar la articulación entre ambos sectores.
Según Salas (2002) en América Latina la discusión teórica de la noción fue muy escasa
mientras que los estudios empíricos y las mediciones estadísticas
íísticas fueron numerosas,
gracias a la actividad del PREALC.Tal vez una excepción sea el trabajo de Pérez Sainz y
Menjivar (1991) que distingue dentro de las unidades económicas las de supervivencia
y las de acumulación, perspectiva que retomarán y desarrollarán luego otros autores.
Para Forni y Longo (2007), la informalidad no es una consecuencia “imprevista”
del modo en que se desarrolla la economía. íía. Es una característica estructural de
las economías
íías capitalistas de los países en vías
íías de desarrollo y una estrategia de
supervivencia del segmento más excluido de las mismas. La informalidad se expande
como consecuencia de la pobreza, como producto de las política íítica económicas que
generan la segmentación de la sociedad, asociada a la capacidad organizativa de los
sectores populares para dar una respuesta a problemas urgentes de subsistencia
(esencialmente trabajo, vivienda, alimentación) no resueltos a tiempo por el Estado ni
por la economía íía de mercado.
Varias son las características
íísticas y condiciones acerca de las cuales hay consenso para
afirmar que al cumplirse se estaría íía en presencia de trabajadores informales, pero no
queda claro si deben darse todas las características
íísticas o basta con algunas de ellas. Así
tenemos:
1. La categoría íía ocupacional relevada a partir de las encuestas de
empleo y de los censos de población: en la versión tradicional serían í
ían
los trabajadores cuenta propia, excepto los profesionales, obreros, empleados y
empresarios que están ocupados en micro empresas, los trabajadores familiares
(auxiliares) no remunerados y el personal del servicio doméstico. Veremos que
otras categorías
íías serán incorporadas a la definición, por parte de la OIT en 2003.
2. El criterio dimensión n de la empresa (medida en el número de personas
ocupadas incluyendo a los propietarios): serían
íían informales los que desempeñan
tareas en las unidades económicas de menos de 5 o de 10 trabajadores, según los
países.
í
íses.
52 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº 1. Trabajo informal en América Latina: principales perspectivas teóricas.
Unidad Perspec-
Principales Origen del Sector Principales
Definición de tiva de Medidas de Políticas
í
íticas
corrientes Informal autores
Análisis análisis
Enfoque Actividades La economía íía se estruc- Traba- Traba- Intervención del Víctor E.
de la productivas tura en dos sectores: jadores jadores, Estado para mo- Tokman.
“econo- de pequeño ta- tradicional (rural) y por hogares y dernizar el sector y Paulo R. de
mía
íía dual” maño. Escasa o moderno (urbano). medio unidades ofrecer oportunida- Souza. Emilio
(PREALC- nula dotación Migraciones rural-ur- de las produc- des. Fortalecimiento Klein. Jaime
OIT). de capital. Tec- banas. Heterogeneidad Encues- tivas de la acumulación Mezzera
Sector nologíaíía débil estructural, peso de las tas de y de las inversio- (PREALC de
Informal e intensiva en empresas oligopólicas. Hogares. nes. Reactivación la OIT). Se-
Urbano trabajo. Baja Escasa acumulación, económica (políticas
í
íticas thuraman S.V.
productividad pocas inversiones. Fuga económicas key- Mazumdar,M.
y salarios. de capitales. Excedente nesianas: acceso al Banco
Escasa división de mano de obra dis- crédito, estimular la Mundial
social y técnica ponible en las ciudades demanda, asistencia
del trabajo. dada la incapacidad técnica, formación
Mercados del sector moderno profesional, ofrecer
competitivos de la economía íía de infraestructura para
y facilidad de absorberla. Sector atacar el problema
acceso. Fuerza refugio y/o alternativa del empleo y
de trabajo al desempleo, mejorar la distribu-
poco calificada. ción del ingreso).
Desarrollo rural
para retener mano
de obra.
Enfoque “Actividades Política
íítica tácita de los Unidades Macroeco- “ Cambio estruc- Alejandro
estruc- generadoras gobiernos para reducir económi- nómica y tural radical de Portes,
turalista de ingresos, el desempleo. Elemento cas unidades nuestras sociedades Manuel Cas-
(o “ Neo no reguladas integral de la estrategia produc- y la construcción de tells, Lauren
marxista) por las institu- de acumulación de las tivas una nueva sociedad” Benton
ciones, en un empresas capitalistas
medio social y (para adaptarse a las
legal en el que fluctuaciones y minimi-
se reglamentan zar costos).
actividades
similares”.
Enfoque “Zona de pe- Excesiva regulación Unidades Macroeco- Reducir la burocrá- Hernando
“ Neoli- numbra donde estatal. Freno a la capa- económi- nómica tica estatal. Estimu- De Soto
beral” ( o los individuos cidad de emprender cas e Institu- lar al micro empren-
Legalista) se refugian cional dedor. Achicar el
cuando los Estado. “Bancos para
costos de pobres”.
cumplir las
leyes exceden
sus beneficios”
Actividades
extralegales,
1 OIT (2007), Oficina regional para América Latina y el Caribe, Panorama Laboral 2007.
América Latina y el Caribe. Nota explicativa (Pág. 55)
56 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
1.1. las empresas informales de trabajadores por cuenta propia (que
pueden ocupar trabajadores familiares auxiliares así como a empleados asalariados
de manera ocasional, pero no contratan a trabajadores asalariados de manera
continua), o
1.2. las empresas de empleadores informales que dan trabajo a empleados
asalariados de manera continua y pueden además incorporar a trabajadores
familiares auxiliares.
2. Empleo Informal (EI): por otra parte, el empleo informal es definido en
concordancia con el nuevo concepto que recomienda la XVII CIET. Incluye, además del
empleo en el sector informal, tal como fue definido por la XV CIET, a los asalariados
que tienen empleos informales ya sea que estén contratados por empresas
del sector formal, o informal, o por hogares que los incorporan como trabajadores
domésticos asalariados. El empleo informal incluye a los siguientes tipos:
2.1. trabajadores por cuenta propia dueños de sus propias empresas del sector
informal,
2.2. empleadores dueños de sus propias empresas del sector informal,
2.3. trabajadores familiares auxiliares,
2.4. miembros de cooperativas de productores informales,
2.5. trabajadores por cuenta propia que producen bienes exclusivamente para el propio
uso final de su hogar, si dicha producción constituye una aportación importante al
consumo total del hogar.
2.6. asalariados que tienen empleos informales en empresas del sector formal, informal
o en hogares,
Se considera que los asalariados tienen un empleo informal si su relación de trabajo,
de derecho o de hecho, no está sujeta a la legislación laboral nacional, al impuesto
sobre la renta, a la protección social o a determinadas prestaciones relacionadas con
el empleo. En algunos casos, son empleos a los cuales las leyes y reglamentos laborales
no se aplican, no se hacen cumplir o no se hacen respetar por otros motivos. Pero no
se pone en cuestión que su uso quedó limitado exclusivamente al medio urbano, ni la
noción de sector en sí mismo, a pesar de que se trata de una modalidad de organizar
las actividades económicas que atraviesa a todos los sectores.
Víctor
ííctor Tokman nos resume el cambio de terminologíía al señalar que “la nueva
definición de la OIT implica que al universo acotado por la concepción anterior de
sector informal (que incluye a los trabajadores y propietarios de microempresas, del
servicio doméstico, trabajadores familiares no remunerados y cuentapropistas, hay que
sumar los asalariados que no cuentan con protección social, independientemente de si
58 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
trabajadores sin protección social (denominados generalmente como no registrados o
“en negro”). Esto es un cambio cualitativo importante y significaría
íía un fuerte incremento
del tamaño de la “economía íía informal”, porque a escala de América Latina el “sector
informal urbano” definido tradicionalmente ya representaba a comienzos del siglo XXI
el 46% de la PEA no agrícola
í
ícola
Pero al utilizar esa definición más amplia, también se deben tomar en consideración a
personas que no están en blanco ni en negro, sino “en gris”. Sería
íía el caso de registro
parcial o incompleto que facilita a las actividades informales poder acceder a los
beneficios de las empresas formales pero sin pagar todos sus costos.
El sector informal no debe ser mirado alternativamente como algo totalmente integrado,
autónomo, pues siempre mantiene vínculos de importancia con el resto de la economía.í
ía.
Importa bienes y exporta bienes y servicios hacia los otros sectores.
Las restricciones para el crecimiento del sector informal se deben a su baja capacidad
de acumulación, falta de acceso a recursos y mercados, su carácter dependiente del
resto de la economía íía que funciona en un mercado oligopólico y de concentración
del ingreso en un contexto de creciente heterogeneidad productiva. Se pensaba hace
varias décadas que el SIU sería
íía progresivamente absorbido por el desarrollo del sector
moderno, pero en realidad se mantiene y a veces se expande sobre todo en momentos
de crisis.
Usando una o varias de las definiciones mencionadas, los estudios de la OIT y del
Banco Mundial coinciden en afirmar que de acuerdo a cada país íís de A. Latina, en el
sector informal se encuentra entre el 30 y el 60% del empleo urbano no agrícola íícola y esa
proporción es tanto más elevada cuando el país íís tiene una economíía menos desarrollada.
Por lo general los trabajadores informales asalariados que se desempeñan en micro y
pequeñas empresas tradicionales de menos de 5 o incluso de 10 personas, ocupan
empleos no registrados y los salarios (básicamente de subsistencia, inferiores a los
mínimos legales) se sitúan por debajo de los que por igual tarea y en la misma rama de
actividad, se pagan en el resto de la economía
íía (formal). Esto presiona sobre los salarios
del sector formal o al menos constituye un freno a su incremento.
Una parte importante de los trabajadores informales tiene una alta movilidad regional,
entre ramas de actividad y entre empleos y ese carácter transitorio hace que con
frecuencia la informalidad desemboque en un empleo por cuenta propia o en la
creación de pequeños comercios o empresas que registran una alta tasa de mortalidad.
Dentro de las actividades informales también se encuentran casos de empleos de dichas
características
íísticas que, a partir de trabajo artesanal por cuenta propia o de micro empresas,
se convierten en pequeñas empresas estables en el sector formal, si bien esos casos no
abundan. Esta posibilidad es la que está en la mira de organismos internacionales y de
funcionarios de los Ministerios de Economía íía y de Trabajo que ven en el sector informal,
esencialmente en las microempresas, una vía íía para la creación de empleos.
Mariana Busso afirma que desde hace mucho tiempo se observa una evolución dentro
de la mayor parte de los trabajadores argentinos que son caracterizados como
informales, y cada vez más se observa que se trata de actividades alternativas a los
empleos asalariados, que estarían íían contratados por tiempo indeterminado, registrados,
en relación de dependencia, con garantías íías de estabilidad. El EI sería
íía entonces la
alternativa al desempleo, al trabajo precario, a empleos mal pagos o al trabajo en negro.
Para unos es una actividad que puede devenir en una ocupación permanente (es el caso
de los feriantes o de los artesanos que hacen trabajos a domicilio) y para otros es una
suerte de transición o un periodo de espera mientras surgen otras posibilidades que
respondan mejor a sus calificaciones y expectativas. Por esa situación, no siempre han
adquirido previamente una formación profesional o una experiencia que los prepare
para ello, ni el puesto de trabajo ocupado se corresponde exactamente con sus saberes
productivos obtenidos por la vía íía de la experiencia en sus anteriores ocupaciones. (Busso
2005; Busso y Gorban, 2003). No se trata de trabajos clandestinos u ocultos, porque
en su inmensa mayoría íía se desarrollan en los espacios públicos y a la vista, con o sin la
autorización de las autoridades municipales.
El modo de desarrollo que se consolidó en Argentina hasta mediados de los años
‘70, basado en la industrialización sustitutiva de importaciones, fue también objeto de
estudio desde esa perspectiva, impulsado por el PREALC y la CEPAL. Pero en aquella
época existíaníían muchas diferencias entre los mercados de trabajo de Argentina y de la
mayoríaíía de paííses de América Latina, pues en estos últimos el EI era muy importante.
A partir de la crisis económica y del golpe militar de marzo de 1976, en Argentina
comenzó un proceso de cambio del modo de desarrollo que dio prioridad, respecto
de la industria, a las actividades primarias modernas (agropecuarias, extractivas),
que utilizaban poco empleo asalariado, y a las terciarias y de servicios, que usan de
manera intensiva la fuerza de trabajo. Este proceso aceleró las migraciones rurales,
debilitó el sector industrial que por una parte se concentró al impulso de las empresas
transnacionales que promovieron dentro del país íís un proceso de deslocalización,
subcontratación y de tercerización de actividades, dando lugar a la creación de micro y
pequeñas empresas que se desempeñaron como prestadoras de servicios, proveedoras
de partes y subcontratistas (Boyer y Neffa, 2005, Boyer y Neffa, 2007).
60 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Si bien siempre existieron pequeñas empresas y trabajadores por cuenta propia en
Argentina, donde históricamente el porcentaje de artesanos y obreros calificados de
origen migratorio fue predominante, es a partir de mediados de los años ‘70 que se
incrementa la cantidad de obreros y empleados que se incluían íían dentro de un sector
informal urbano que no actuó siempre y de manera generalizada como un “sector
refugio” -a la espera de que se crearan empleos formales- sino como una alternativa
al desempleo y al subempleo, pero con distintas características
íísticas respecto de los demás
países
ííses latinoamericanos con un menor nivel de desarrollo (Tokman, 2004). La función de
ser una alternativa al desempleo se intensificó a partir de entonces y durante el régimen
de convertibilidad (1991-2002) se mantuvo con un porcentaje elevado que variaba
entre el 35%-45% de la PEA. Con posterioridad el porcentaje bajó, pero permaneció
siendo relativamente elevado a pesar del fuerte crecimiento económico.
A continuación se presentarán las conclusiones de tres estudios recientes que incluyen
una estimación del volumen y de los componentes de los empleos informales y del
empleo del sector informal, según la nueva concepción.
1. Una investigación de Pok y Lorenzetti (2004) sobre la informalidad y la marginalidad,
parte de los conceptos de relaciones sociales de producción y de división social del
trabajo. Esas dimensiones se expresan en la categoríaíía ocupacional (distinguiéndose el
trabajo independiente y el asalariado) y en las ocupaciones, tomando en cuenta el nivel
de su calificación y el tamaño de las unidades productivas.
El trabajo de Pok-Lorenzetti hace referencia a las particularidades que asume la
informalidad en el país,
íís, articulando su heterogeneidad interna con sus especificidades
desde la perspectiva de género en la EPH de mayo 2003.
En el mismo las autoras amplían
íían la frontera conceptual implíícita en la denominación
“sector informal”, para rescatar modalidades de inserción no forzosamente ligadas a
dicho sector, pero que comparten algunas de sus características.
í
ísticas.
La metodologíaíía generada por ellas resignifica las unidades económicas en función de
su escala de producción, rescatando, a través de su articulación con las necesidades de
la reproducción de la fuerza de trabajo, aquellas que son propias de la informalidad y
avanza luego en la determinación de la informalidad que está implícita
íícita en las relaciones
de producción asalariadas.
En las unidades informales se podrían
íían dar al menos tres niveles de reproducción de la
fuerza de trabajo, en función de los grados de indigencia (canasta básica de alimentos o
CBA) y de pobreza (canasta básica total o CBT):
- el primero, a nivel de subsistencia, cubriendo solo las necesidades básicas elementales,
donde la reproducción se sitúa por debajo de la línea de indigencia (CBA),
- el segundo, donde se reproduce la fuerza de trabajo cubriendo las necesidades
62 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
En su análisis quedaron excluidos de la integración en el sector informal los trabajadores
que se desempeñan en varios agrupamientos:
- unidades de reproducción ampliada, a cargo de TCP en las que se obtienen ingresos
suficientes para remunerar la fuerza de trabajo, por encima de la línea de pobreza,
y queda un saldo o excedente para invertir;
- unidades de reproducción ampliada, a cargo de patrones, donde se obtienen ingresos
suficientes para remunerar la fuerza de trabajo, por encima de la línea de pobreza,
y queda un saldo o excedente para invertir.
En base al abordaje conceptual adoptado, la tipología
íía construida y el tratamiento
empírico de la EPH llevado a cabo por C. Pok-Lorezetti, la composición general de la
informalidad para la primera onda EPH de mayo 2003, en 31 aglomerados urbanos, se
expresa en el cuadro Nº1.
64 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
b) Con superposición de la unidad económica y la unidad doméstica.
c) Con énfasis en el concepto de capacidad de reproducción de las unidades
domésticas.
d) Adaptada a ciertas características
íísticas de la particular etapa histórica que vive
Argentina.
C. La resignificación de la precariedad laboral como marco conceptual basado en la
consideración de la inserción ocupacional endeble, como atributo de la inserción
asalariada, dando lugar a una multiplicidad de modalidades que no se limita a
un sector determinado del aparato productivo, ni a un grupo de población en
particular.
D. El reconocimiento de un puente articulador entre el concepto de sector informal y
el de precariedad laboral.
El estudio concluye haciendo afirmaciones que son de suma utilidad para el estudio del
trabajo no registrado, que resumimos así:
- La informalidad no es una excepción marginal y transitoria dentro del mercado de
trabajo, pues en mayo de 2003 significaba aproximadamente la mitad de la PEA.
- La informalidad en las actividades independientes adopta múltiples modalidades y
es heterogénea, asegurando diversos niveles de reproducción: a) por debajo o en
la línea de indigencia, b) entre la línea de indigencia y la línea de pobreza, c) sobre la
línea de pobreza y permitiendo la obtención de excedentes.
- La informalidad no se circunscribe a un sector, sino que atraviesa toda la estructura
económica, con diversa intensidad.
- La presencia de las mujeres es determinante dentro de los empleos informales.
- La informalidad de los asalariados desde el punto de vista de su registración
(habitualmente denominado “trabajo no registrado”) se encuentra tanto en los
pequeños establecimientos informales como en las empresas formales de mayor
tamaño.
2. Beccaria, y Groisman, (2008) docentes investigadores de la UNGS, postulan que a
partir del cambio en la definición impulsado por la OIT habríaíía dos enfoques de la
informalidad.
Uno de ellos define a la informalidad atendiendo a las características
íísticas del establecimiento
donde el individuo trabaja y considera al “empleo en el sector informal” (ESI) como
al “conjunto de los ocupados en unidades productivas pequeñas, no registradas
legalmente como empresas, propiedad de individuos u hogares y cuyos ingresos o
patrimonio no pueden ser diferenciados de los correspondientes a los de sus dueños”,
independientemente de su situación en el empleo y de si éste era su principal ocupación
66 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
b) una disminución de la proporción de los no asalariados informales y
c) el mantenimiento de la parte correspondiente al empleo asalariado de
establecimientos pequeños.
A diferencia de otros paísesííses de la región, según Beccaria y Groisman, el ESI no
funcionaría
íía como alternativa al desempleo, ni como sector refugio, mostrando un leve
comportamiento contracíclico
ííclico solo durante la gran depresión, entre 1998 y 2001. Así
en Argentina el desarrollo de la informalidad se da también en la fase expansiva del
crecimiento y su porcentaje permanece elevado o incluso se incrementa, básicamente
en cuanto a las microempresas.
Pero aumentó considerablemente la proporción de los asalariados no registrados, es
decir de los que tenían
íían un estatuto precario, que pasaron de representar el 29% del
conjunto de puestos asalariados en 1993, al 41% diez años después (sin computar los
planes sociales y de empleo y el servicio doméstico).
Si bien la pobreza no explica la informalidad existe una estrecha relación entre
ambas. No todos los informales son pobres, pero es cierto que la gran mayoría íía de los
ocupados de hogares pobres son informales. Para Beccaria y Groisman la condición de
informalidad eleva tanto las probabilidades de esos trabajadores de caer en la pobreza
como las de percibir remuneraciones horarias más bajas pues obtienen ingresos entre
30 y 45% inferiores respecto de las que reciben los ocupados con iguales características
í
ísticas
pero que se desempeñan en la formalidad.
A partir de esos dos estudios queda entonces planteado el problema de la medición del
Empleo Informal y de la Economía íía Informal según la nueva definición propuesta por la
OIT, dado que se pueden detectar muchas superposiciones entre la vieja noción de SIU,
el trabajo no registrado y el trabajo precario.
3. El estudio del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, el Banco Mundial y el
INDEC 3 constituye un notable esfuerzo de conceptualización y metodológico, ya que
utiliza la nueva definición para medir la informalidad según la EPH del tercer trimestre
2005 y proporciona información estadística
íística complementaria a los dos precedentes que
creemos conveniente comentar.
La nueva definición introduce importantes modificaciones, incorporando otras
categorías
íías y ampliando su cobertura, utilizando criterios institucionales relativos a la
situación frente a las normas vigentes en cada país. íís. Veamos los componentes de la
misma:
- Los asalariados son trabajadores que ponen a disposición de un empleador el
derecho a usar durante un cierto tiempo la fuerza de trabajo a cambio de una
3 Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, el Banco Mundial, y el INDEC: “La
informalidad en el Gran Buenos Aires”, Buenos Aires, 2007.
68 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
sistema financiero, no pueden recibir los beneficios fiscales y subsidios existentes.
Pero dentro de la economía íía informal también existen unidades productivas con
capacidad financiera como para afrontar las obligaciones legales, pero que no lo
hacen debido a la cantidad y complejidad de los trámites, a la existencia de barreras
administrativas o porque no desean registrarse para no quedar al descubierto, no
aumentar sus costos ni disminuir su rentabilidad.
- También existe trabajo informal en unidades económicas formales (que
cuentan con niveles de rentabilidad y capacidad de acumulación que les permitirían
í
ían
no evadir y cumplir al menos con algunas de sus obligaciones impuestas por la
normativa laboral), cuando emplean a trabajadores asalariados no registrados
y/o en situación n precaria que realizan actividades en dichas unidades.
- Los trabajadores informales pueden ser: a) trabajadores independientes que
no se inscribieron en los registros administrativos correspondientes, sin trabajadores
asalariados y que no cumplen con las normas administrativas tributarias, contables
y previsionales, b) asalariados del sector público y privado, si no se les hacen los
aportes jubilatorios, c) trabajadores familiares sin remuneración, y d) trabajadores
asalariados que desarrollan sus actividades en hogares particulares (trabajadores
domésticos), cuando no les efectúan los descuentos jubilatorios correspondientes,
e) y también empleadores que desarrollan sus actividades sin emitir facturas y/o
tickets, no llevan libros de contabilidad, no tienen registrados a sus empleados y no
cumplen con ninguna de sus obligaciones administrativas, tributarias, contables y
previsionales. Pero por una convención, si el trabajador es un asalariado en el sector
público se considera que desarrolla su actividad en una unidad productiva formal
(aunque no cuente con protección social) y no se incluyen propiamente como
ocupados a los beneficiarios de planes sociales y de empleo que llevan a cabo una
contraprestación laboral.
Se denominan trabajadores independientes a quienes están ocupados
en su propia actividad económica o unidad productiva: ellos pueden ser
trabajadores por cuenta propia o empleadores. Su marco legal de
referencia es el conjunto de normas que regulan las actividades administrativas y
económicas, a lo que se suman las obligaciones previsionales. La inobservancia de
estas reglas provoca una situación de vulnerabilidad económica como ya se indicó.
La diferencia entre trabajadores cuenta propia y empleadores es
el criterio de si tienen o no a su cargo a trabajadores en relación
de dependencia. Los trabajadores independientes son considerados patrones
o empleadores si contratan asalariados de manera habitual y son calificados como
trabajadores por cuenta propia si no contratan fuerza de trabajo y desarrollan su
actividad productiva para más de un cliente.
Aproximadamente la mitad de los trabajadores independientes del GBA eran
70 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
en esa situación pues les permite obtener mayores ingresos que si realizaran la misma
actividad en calidad de asalariados (Equipos del MTEySS y el Banco Mundial, 2008).
Si se acepta que las características predominantes para la mayoría
íía de los trabajadores
informales son el trabajo precario, la inseguridad y la inestabilidad, las bajas
remuneraciones y rentabilidad, la falta de protección social y la vulnerabilidad social,
el trabajo informal constituye uno de los núcleos duros de la problemática económica,
financiera, fiscal, laboral y previsional del país que afecta a casi la mitad de la PEA
argentina. Se puede entonces concluir que dejó de ser en nuestro país íís un segmento
marginal del mercado de trabajo y una reserva de mano de obra, para convertirse en
un componente esencial del mismo.
En cuanto al género, se observa en todas las categorías
íías de la informalidad un fuerte
porcentaje de mujeres que desean salir de la inactividad en búsqueda de autonomía í
ía
e ingresos y sobre todo para hacer frente a la necesidad de compensar la pérdida de
empleo de los varones u otros miembros de la familia y la consiguiente disminución
de la remuneración. La duración de su jornada de trabajo es menor que el promedio
cuando tratan de atender sus responsabilidades domésticas tratando de compatibilizar
ambas tareas. En varias ramas de actividad del sector servicios se percibe una división
sexual del trabajo informal, pues con frecuencia predominan empleos simples donde, a
pesar de requerir bajas calificaciones, se incorporan mujeres que tienen en promedio
un mayor nivel de instrucción que los varones. Por el contrario, en el sector industrial
la proporción de varones es superior cuando se trata de calificaciones para trabajos
operativos.
Con frecuencia, la inserción de los jóvenes en las actividades informales constituye una
etapa preparatoria para un posterior ingreso al mercado de trabajo. Los varones tienen
en esto más éxito que las mujeres, a pesar de que ellas han obtenido un superior nivel
de educación.
Según la EPH analizada en dicho estudio, no se ha verificado que haya una transición
sistemática y generalizada desde el trabajo asalariado informal hacia las actividades
independientes para llegar a ser patrones o cuentapropistas, a fin de acceder a mayores
niveles de ingreso y de bienestar.
En materia de remuneraciones, la búsqueda de un trabajo independiente por parte de
los inactivos o desocupados se estimula por el deseo de obtener mayores beneficios
(lograr una movilidad social ascendente), pero en promedio los ingresos para los
empleos independientes en calidad de cuenta-propistas son menores que los de
los trabajadores formales con igual calificación. Dentro de los trabajos asalariados
informales e independientes se observan grandes diferencias de género en cuanto a
los ingresos,, según grupos de edad y niveles educativos. Por igual trabajo, los niveles
de remuneración de las mujeres en los empleos informales son inferiores a los de
los varones, y la diferencia se incrementa cuando se trata de unidades económicas
72 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
completos, en el 58% con secundario incompleto y finalmente en el 64% de
los que poseen educación primaria completa. Si se discrimina el total de los
informales, las proporciones están distribuidas de la siguiente manera: 8% con
educación superior completa, 12% con educación superior incompleta, 17% con
secundaria completa, 22% con secundaria incompleta y 41% únicamente con
primaria completa.
Según los estudios realizados por el CEIL PIETTE en el marco del Convenio firmado
entre el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires y el CONICET (y
como se analizará en detalle más adelante para los grandes aglomerados urbanos),
en el segundo semestre de 2006 la situación en el GBA en promedio era la siguiente:
Tasa de actividad: 48,5%; Tasa de desocupación: 10,5%; Tasa de Informalidad sobre
la PEA: 37%; Tasa de Informalidad sobre la población ocupada: 42%; Porcentaje de
asalariados sobre el total de informales: 33,4%; Porcentaje de asalariados informales
sobre el total de asalariados: 25,8%.
En virtud de dichas informaciones podemos concluir coincidiendo con esta afirmación
de funcionarios del MTEySS: “La informalidad laboral ha sido, en las últimas décadas,
uno de los más serios problemas que los trabajadores han enfrentado. Su sostenido
crecimiento entre principios de los años ochenta y comienzos de este siglo, que se
manifestó en forma simultánea con el incremento de la desocupación y la caída de
los ingresos reales entre los trabajadores, son los componentes centrales del lento
proceso de deterioro del mercado laboral que afectó a buena parte de la población
argentina, resultando en niveles récord de pobreza y concentración del ingreso que
se observaron a fines de los noventa y principios de la presente década” (Novick y
otros, 2008).
3. Reflexiones y perspectivas
74 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
endógenos y del impacto de las crisis exógenas, para generar nuevos empleos (Salvia,
2004).
Recientemente, la OIT volvió a insistir en la necesidad de buscar las maneras de
que se generen empleos estables y de calidad, en número suficiente proporcionando
salarios que permitan asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo, reducir la
pobreza y acceder a la protección social de los informales. En otros términos, que
lleven a cabo un ” trabajo decente”.
3.2. LA ECONOMÍA SOCIAL O ECONOMÍA POPULAR
En situaciones de crisis ha surgido la propuesta de constituir una economía íía popular -
no capitalista- en base a las actividades informales, y empresas asociativas, dando lugar
a emprendimientos de autoayuda (comedores populares, programas de alfabetización,
de formación profesional), redes de difusión de conocimientos en materia de
salud, sociedades vecinales para mejorar las condiciones de vida en el barrio, la
constitución de cooperativas de trabajo entre los recuperadores urbanos, etc. Una
mención aparte merecen las experiencias de economía íía social que pueden adoptar
una estrategia defensiva y solidaria, para dar lugar ya sea a una política íítica de ayuda
social o a la generación de un proyecto emancipador. La economía íía social está basada
en unidades económicas, que socializan los procesos de reproducción económica,
producen bienes y servicios para la reproducción de la fuerza de trabajo sin empleo
asalariado y sin que predomine la búsqueda de aumentar la tasa de ganancia. De esa
manera se reduce el costo laboral y para satisfacer necesidades vitales se recurre al
trabajo doméstico y la reproducción social se desarrolla por fuera de la economía í
ía
mercantil.
Pero al mismo tiempo algunas de esas experiencias de economía íía social operan en
espacios locales, con una fuerte dosis de clientelismo y de control interno corporativo,
susceptible de despertar interés por parte de las autoridades gubernamentales o de
grupos de la oposición, que dan lugar a conflictos entre los mismos para acceder a
los beneficios de las políticas
ííticas sociales, pero sin tener un proyecto políítico alternativo.
Esas experiencias son vistas frecuentemente como una etapa para acceder al empleo
y a la movilidad social, una estrategia de supervivencia, pero que no asegura la
integración social. Esos grupos tienen la tendencia a perder posiciones de status en
cuanto al trabajo formal y a no formar parte de redes asociativas de libre afiliación.
Hay un creciente aislamiento frente a los sectores medios y el resto de la estructura
social dominante y como un mecanismo estratégico defensivo se fortalecen los lazos
familiares y comunitarios, aumentando la propensión a la subordinación clientelar,
para acceder al beneficio de programas públicos asistenciales u ofrecidos por las
ONG e instituciones religiosas sin fines de lucro. La crisis desencadenada a mediados
de los años ‘70, no provocó una reacción reivindicativa en busca de identidad y auto-
organización, sino un quiebre inofensivo de esas organizaciones. Se ha naturalizado
76 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
- Barreras no financieras
Hay actividades informales que son privilegio de castas o de personas de un mismo
origen nacional (por ejemplo, bolivianos dedicados a la venta de verduras y especies
en las puertas de los supermercados argentinos), de ciertas confesiones religiosas
(abundancia de personal doméstico de confesiones protestantes), de quienes tienen
el conocimiento de las dificultades a superar para formar parte de una red (saber
como circulan las informaciones sobre la clientela y las condiciones de seguridad,
como autoprotegerse contra la violencia, constituir redes familiares para ciertas
profesiones, conocer la clientela que demanda un cierto producto, etc.).
3.4. LAS LOGICAS DE FUNCIONAMIENTO
DE LAS DIVERSAS UNIDADES ECONÓMICAS
Las lógicas de funcionamiento y las estrategias diferencian fuertemente las unidades
económicas formales de las informales. Una cosa es el comportamiento de un
vendedor ambulante de cigarrillos o de sándwiches por unidades y otra cosa es ser
un trabajador calificado que para desempeñarse por su propia cuenta desea montar
una microempresa industrial. Por lo general, dentro de las actividades informales
se puede buscar maximizar el beneficio sin que eso signifique la existencia de un
verdadero proceso de acumulación. Por ejemplo: cuando se compran o producen
bienes para intercambiarlos en el mercado, no siempre se intenta aumentar las tasas
de ganancia pues puede tratarse de una estrategia de supervivencia (Lautier, 2004).
El desarrollo de una lógica de acumulación por parte de empresas informales
existe, pero tiene límites que están impuestos por la naturaleza de la actividad y
la necesidad de introducir nuevas tecnologías. íías. Con frecuencia este proceso es el
resultado de políticas
ííticas públicas que, cuando se interrumpen, pueden cuestionar la
existencia de la micro-empresa. En estos casos existen dificultades para acceder a
un crédito financiero, asumir el riesgo, obtener las garantías, íías, pues no se conocen
los mecanismos de funcionamiento de las instituciones crediticias, etc. Por esa causa
con mayor frecuencia el préstamo al cual acceden es más caro pues es otorgado
por los proveedores de insumos, los usureros o, como alternativa surgen de ONG,
del apoyo familiar o de amigos. Otra opción de financiamiento para asegurar la
supervivencia son los bancos para los pobres ideados por Yunus (Graneen Bank)
que conceden créditos por pequeños montos, con bajas tasas de interés, sin exigir
garantías,
íías, preferentemente a las mujeres, que registran una baja tasa de morosos
incobrables porque ese comportamiento está basado en relaciones de solidaridad
dentro del grupo de deudores.
La lógica de la acumulación tiene muchas dificultades para prevalecer en las actividades
informales, pues hay una gran segmentación y una fuerte competencia entre las unidades
informales dedicadas a una misma actividad y dentro de igual mercado, lo cual puede
incrementarse si se importan productos similares de bajos costos provenientes de
78 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
- reduce la posibilidad de que se presenten conflictos laborales dentro de la
empresa principal,
- facilita y exterioriza el control de la calidad de los insumos, bienes intermedios,
piezas a ensamblar y
- exterioriza el riesgo del negocio hacia los subcontratistas.
Estas relaciones comerciales se manifiestan con mayor frecuencia en actividades
rurales, manufactureras (confección de vestimenta y calzado, armado de subconjuntos
utilizando piezas electrónicas y mecánicas, moldeado de juguetes de plástico) y
terciarias como tareas de limpieza y transporte urbano, incluso la elaboración de
programas informáticos.
2. Las empresas informales tienen mayor flexibilidad que las grandes para responder
rápidamente a los cambios en la demanda de estas. Por una parte, muchos productos
entran al mercado formal por la víaíía de las ventas de empresas informales, como es
el caso del contrabando. Por otro lado, los recuperadores urbanos o “cartoneros”,
venden los metales, plásticos, papel y cartón a mayoristas y acopiadores, cuando no
se han organizado de manera cooperativa para llevar a cabo esas tareas en forma
colectiva. La mayor parte de los productos finales de las unidades económicas
informales se destinan al consumo de los sectores formales de menores ingresos y por
esa causa son las que primero sufren el impacto de la caída de las remuneraciones de
los sectores populares. Son actividades pro-cíclicas, que aprovechan el bajo (o nulo)
peso de la carga impositiva en sectores como los transportes urbanos alternativos
(ómnibus y remises “truchos”), los servicios de reparaciones y mantenimiento de
aparatos domésticos y porque además, en su proximidad, pueden ofrecer horarios
de trabajo más flexibles que los de las empresa formales.
3. Las relaciones entre la economía íía formal e informal se manifiestan también en la
movilidad de la fuerza de trabajo. Si se analiza el ciclo de vida de los trabajadores
informales, históricamente se ha recurrido a lo que Lautier (2004) denomina “modelo
de tres fases”. Los más jóvenes comienzan como obreros o empleados dependientes
informales (aprendices que durante varios años de trabajo no registrado adquieren una
formación e internalizan las normas disciplinarias). Luego de esa etapa de aprendizaje
pasarían
íían a trabajar en ramas de actividad del sector formal como asalariados del sector
público o privado, a los 40 años aproximadamente saldrían íían de ese segmento para
insertarse en calidad de empresarios propia cuenta, como trabajador independiente,
adoptando el perfil de un pequeño patrón. Esa movilidad puede ser impuesta por el
contexto o ser voluntaria, según sean el espíritu empresarial, el nivel de los ingresos
que se desea obtener, el clima social, las condiciones de trabajo y la capacidad de
resistencia y de adaptación de los trabajadores frente a las exigencias de sus puestos.
Pero este esquema de ciclo de vida no se verifica constantemente en términos reales
dado que las empresas de la economía íía informal no generan de manera sistemática
80 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
de los sistemas de seguridad social y el hecho de que se intentara dejar sin efecto la
estabilidad para los empleados públicos. El mensaje de un gran número de empresarios
y de la derecha liberal podría
íía sintetizarse así: los excesos de reglamentación serían
íían la
causa última de la existencia y desarrollo de la informalidad, tal como habíaíía enunciado
Hernando de Soto (1997).
El error de este enfoque, afirma Lautier (2004), consiste en creer que los empresarios
actuarían
íían como homus economicus, haciendo en permanencia cálculos racionales de lo
que ganaríaníían y perderíían si se hicieran cargo de todas las cotizaciones de la seguridad
social y los impuestos, estimando financieramente el tiempo que se necesita para
cumplir con las reglamentaciones haciendo trámites y calculando las “coimas” a pagar
para acelerar un expediente normal. Para colmo finalmente, al quedar registrados,
son más visibles y pueden ser objeto de inspecciones. Pero la informalidad también
tiene sus costos: no están habilitados para solicitar créditos a nombre de la firma,
no pueden hacer publicidad ni emitir facturas o recibos válidos, se encuentran
imposibilitados para recurrir a la justicia a fin de que se respeten los contratos.
Si según los países en desarrollo, entre la mitad y las tres cuartas partes de la población
se sitúa en la informalidad, la causa no es simplemente que exista una excesiva
normativa y que el Estado sea débil e ineficiente. El Estado tolera en muchos casos
la informalidad por razones de tipo político,
íítico, pues favorece el clientelismo y no puede
justificar en permanencia la represión de las actividades ilegales. Los inspectores son
asalariados que cumplen una reducida jornada de trabajo vigilando y controlando,
pero antes o después de ese tiempo el comercio informal se manifiesta y continúa
desarrollándose, con conocimiento de aquellos pero sin su intervención.
La inobservancia de las reglas en cuanto al trabajo doméstico permite mantener una
situación de quasi-servidumbre, con bajos costos y favorece a las clases medias que
son el sostén de los regímenes políticos.
í
íticos.
Finalmente el contexto vigente de elevado desempleo y subempleo no contribuye a
que los trabajadores informales y no registrados puedan reivindicar el cumplimiento
de las leyes laborales y de seguridad social.
3.7. LA INFORMALIDAD Y LAS ACTIVIDADES DELICTIVAS
Las actividades delictivas juegan un papel importante en materia de ingresos de los
sectores más desfavorecidos, por ejemplo el cultivo y/o procesamiento no autorizado
de estupefacientes y el tráfico de drogas, acciones que en América Latina constituyen
la actividad más rentable de los campesinos de los países andinos por ejemplo. Las
mismas permiten generar empleos directos e indirectos, con impactos notables sobre
la dimensión de la economía íía local, los bancos y el sector inmobiliario para blanquear
esos recursos. El contrabando en las zonas de frontera favorece el desarrollo del
comercio local y simultáneamente fortalece el clientelismo basado en la distribución
82 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Con respecto a la necesidad de dinero, no se requiere tanto para la compra de
equipos y bienes de producción como para capital de trabajo, es decir para la compra
y el almacenaje de insumos, bienes para los cuales no rigen las garantías
íías y para el pago
de los salarios o de compensaciones a los familiares auxiliares que debe afrontarse
dentro de ciertos tiempos.
Una política
íítica de formalización consistiría
íía en el desarrollo de microempresas informales
para que compitan exitosamente con el mercado de las medianas y formales, dado que
las primeras resisten mejor a la crisis porque no son capitalistas y la familia se adapta
a los cambios en la coyuntura, ajustando hacia abajo el nivel de las remuneraciones y
sin tener que despedir a los trabajadores familiares auxiliares. Algo que está implícito
cuando por este medio se busca el desarrollo de la formalización de las actividades
informales para la generación de empleos, es que si estas empresas crecen y se
desarrollan en un mercado de dimensiones limitadas y que se expande lentamente,
ello traeríaíía como consecuencia el cierre de otras empresas y la generación de
desempleo, con lo cual el resultado neto sería íía escaso o nulo.
Más recientemente, los organismos financieros internacionales han apoyado en
Argentina la creación o desarrollo de microempresas impulsadas por el Ministerio
de Desarrollo Social (plan Manos a la Obra), mediante créditos, asistencia técnica,
formación profesional, reserva de mercados para ciertos productos, cuya evaluación
ha sido realizada por el CEIL-PIETTE del CONICET, poniendo de manifiesto el
impacto positivo que ha tenido el fuerte y sostenido crecimiento económico sobre
la demanda dirigida a empresas informales que han logrado éxito en su lógica de
sobrevivencia.
Introducción
Hacia el año 2003 la OIT amplió la cobertura en cuanto a la de�nición del trabajo y
del empleo informal, hecho que generó la necesidad de compatibilizar la problemática
de la informalidad con las del trabajo no registrado y del empleo precario, insertán-
dolos como términos ya que anteriormente no eran considerados como tales. El
concepto de informalidad se gestó a partir de la experiencia de los sistemas produc-
tivos y los mercados de trabajo de los países en vías de desarrollo, mientras que el de
empleo o trabajo precario tuvo su origen en los países capitalistas industrializados, y
recién se manifestó con fuerza cuando a mediados de los años ‘70, debido a la crisis,
se modi�có el régimen de acumulación.
Según la de�nición tradicional del sector informal formulada por la OIT y analizada
en el capítulo precedente, la noción de trabajo precario no se aplicaría a todo el
“sector informal”, pues solo sería válida de manera adecuada si se hiciera referencia
a los trabajadores informales asalariados, es decir a aquellos que se desempeñan en
micro o pequeñas empresas, de menos de 5 ocupados, y que no son la totalidad de
los informales.
Pero otra diferencia consiste en que la precariedad es un fenómeno que surge cuan-
do en aquellos países se debilita el régimen de acumulación y pierde representativi-
dad la relación salarial “fordista”. En la mayoría de los países en vías de desarrollo no
existió propiamente el fordismo; aquí la informalidad surge como una consecuencia
de la heterogeneidad estructural, del proceso de migraciones internas, del bajo nivel
de acumulación, de la insu�ciente generación de empleos asalariados de calidad y de
la puesta en práctica de estrategias de supervivencia por parte de quienes no acceden
al empleo “formal”.
86 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Pero hasta el presente, se ha insistido más en la descripción del fenómeno que en la
interpretación y explicación del concepto de trabajo o (dicho más precisamente) de
empleo precario y su naturaleza endeble.
Para C. Pok (1992 y 2007) esa sensación endeble está referida a características ocu-
pacionales que impulsan o al menos facilitan la exclusión de trabajadores del marco
de su actividad. Se expresa en la participación intermitente en la actividad laboral y
en la disolución del modelo de relación salarial que prevalecía con anterioridad para
pasar a contratarse por un tiempo determinado, en el uso flexible de la fuerza de
trabajo, dejando al obrero o empleado asalariado sin acceso al derecho de preaviso
e indemnización por despido. Esta naturaleza endeble de la inserción es en principio
y por definición independiente del carácter legal de la misma. En otros términos, la
flexibilización (en el campo de la normativa vinculada a la protección del trabajador),
conduce a situación de precariedad laboral en tanto y en cuanto vulnerabilice el lazo
que une al trabajador con su empleo, volviendo endeble su inclusión en el mercado
de trabajo. Esto se expresa en la participación intermitente en la actividad económica,
en la disolución de una relación salarial segura y estable.
Conceptualmente, el trabajo precario se contrapone a lo que era definido como los
“empleos típicos”, o los “verdaderos empleos” caracterizados por una relación sala-
rial “fordista” (Boyer y Neffa, 2003 y 2007). Sus principales elementos constitutivos
eran en síntesis los siguientes: se trataba de un trabajo asalariado regulado por la le-
gislación en materia de contrato de trabajo (es decir subordinado directamente res-
pecto del empleador, heterónomo, en relación de dependencia, en el contexto de una
economía desarrollada que crecía a buen ritmo y de manera continua, centrada en el
mercado interno). En la estructura productiva era hegemónico el sector de la indus-
tria manufacturera donde predominaba el empleo masculino, a tiempo completo (de
acuerdo a la jornada máxima legal vigente y dando lugar al pago de horas extraordi-
narias de ser necesario), dentro del ámbito físico de un establecimiento urbano ajeno
a su hogar y distinto del domicilio del empleador. Después de un corto período de
tiempo (a prueba) pasaba a ser un contrato de duración por tiempo indeterminado
(CDI) que gozaba de la garantía de estabilidad y era declarado o registrado ante la
Administración del Trabajo y el Sistema de Seguridad Social haciéndose los aportes
correspondientes, lo cual otorgaba una adecuada protección social que beneficiaba
también a la familia del trabajador. El salario, tanto directo como indirecto y las demás
condiciones laborales, estaban reguladas para el conjunto de los obreros y empleados
asalariados a través de las normas legales (salario mínimo, asignaciones familiares,
seguros sociales, subsidios al consumo o a la inversión de las familias, etc.).
Dichas condiciones laborales podían ser incrementadas periódicamente según los
países, a través de disposiciones legislativas de validez nacional, mediante la negocia-
ción del convenio colectivo a nivel de la rama de actividad o por intermedio de acuer-
dos de empresa estableciendo una relación directa con: 1) la evolución del costo de
88 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Las políticas más adoptadas fueron: privatizaciones de las empresas públicas y pene-
tración de la lógica mercantil en el funcionamiento de las instituciones de la seguri-
dad social; amplia apertura al comercio exterior exacerbando la competencia a nivel
internacional ya no solo entre firmas sino ahora entre países unido a la constitución
de bloques económicos regionales; desregulación de todos los mercados pero re-
regulación del mercado de trabajo; control monetario de la inflación vía contracción
del gasto público (especialmente el destinado a asuntos sociales) para reducir el
déficit fiscal; atracción del capital extranjero otorgándole ventajas para facilitar las
compras y fusiones de empresas y promover inversiones extranjeras directas; apro-
vechamiento de las ventajas de la tercera revolución industrial centrada en las NTIC
(Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación) que penetraron en todos
los sectores y ramas de actividad.
Eso sucedió en el contexto de la emergencia y consolidación del crecimiento de los
nuevos países industriales (NIC) que produjeron para la exportación nuevos bienes,
de calidad y a bajo costo que ingresaron en todos los territorios nacionales, impactan-
do negativamente sobre la producción a cargo de pequeñas y medianas empresas.
Todo ello presionó sobre los costos salariales directos e indirectos, obligando a los
empresarios a cambiar la estructura de las unidades de producción para hacerlas más
ágiles y flexibles, buscando nuevas formas de gestión de la producción y de la mano
de obra recurriendo a varios dispositivos, tales como: la deslocalización de estable-
cimientos hacia países con menores costos y mercados protegidos que contaban
con mano de obra calificada y más barata que ofrecían atractivos fiscales para la IED
(Inversión Extranjera Directa); la subcontratación y la tercerización con empresas
nacionales que no siempre cumplen con todas las normas impositivas, laborales y
provisionales. Dentro de las empresas, se introdujeron nuevas formas de gestión de
la fuerza de trabajo que implementaron internamente los objetivos de las reformas
laborales, dando como resultado una mayor intensificación del trabajo.
Los resultados fueron la consolidación de la heterogeneidad productiva, una fractura
y segmentación dentro del mercado de trabajo (porque aumentó el desempleo y el
subempleo), el estancamiento o la reducción del salario real y de la participación del
ingreso de los asalariados en el ingreso nacional, abriendo el paso a las diversas mo-
dalidades de trabajo informal, empleos precarios y no registrados que se difundieron
y se generalizaron en las diversas ramas de actividad.
En este trabajo, el análisis de las consecuencias de dichos procesos de reestructu-
ración productiva pondrá el acento en los cambios operados en la relación salarial,
deteniéndonos primero en el trabajo-empleo precario y luego en el trabajo-empleo
no registrado (Boyer y Neffa, 2003 y 2007).
90 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
con el objetivo de transferir el riesgo empresario)
f) Buscar la inserción del empleado en la marcha de la empresa recurriendo a
las políticas de recursos humanos que motivan a los trabajadores, a través
de la puesta en marcha de nuevas formas de gestión más participativas, con
el establecimiento de incentivos monetarios según el rendimiento y los re-
sultados o bien mediante el desarrollo de una gestión personalizada de las
carreras profesionales y, por último, tratando de lograr la fidelidad de los
trabajadores mediante beneficios, etc.
g) Establecer un estrecho control y supervisión con premios y castigos para
disciplinar la fuerza de empleo.
En materia de relaciones de trabajo, buscaron descentralizar el sistema y desarrollar
las negociaciones colectivas al nivel de la firma o incluso del establecimiento.
El resultado ha sido un cambio profundo y rápido de la anterior relación salarial que
había dado lugar a los “empleos típicos” denominados a veces “verdaderos empleos”,
para instaurar en su lugar trabajos-empleos de carácter precario, denominados téc-
nicamente como empleos atípicos, formas “particulares” o “específicas” de empleo.
Este concepto abarcaría varias modalidades: el trabajo contratado por tiempo deter-
minado, el personal de planta transitoria tan frecuente en la administración pública,
los empleos de carácter temporario contratados por medio de empresas de servi-
cios eventuales, los largos períodos de prueba que no siempre concluyen en una ocu-
pación estable, las pasantías para jóvenes que se renuevan en numerosas ocasiones
de manera sucesiva siempre por un plazo determinado. Entre los empleos atípicos se
pueden incluir el trabajo no registrado (“en negro”) y el trabajo clandestino o ilegal.
Pero la situación se torna cada vez más compleja porque existen empleos de natura-
leza realmente precaria cuya existencia ha sido legalizada en virtud de las reformas
laborales mencionadas y que por esa causa están registrados. En cambio, todos los
trabajos y empleos no registrados o ilegales tienen por definición un carácter pre-
cario.
Dados los cambios operados en la relación salarial desde mediados de los años ‘70, la
noción tradicional de informalidad se mostró insuficiente para poder interpretarlos;
por eso partiendo del análisis del sector formal se avanzó en la conceptualización de
la precariedad laboral, impulsados por el trabajo seminal de Sylos Labini (1974) sobre
este problema en Sicilia. Sylos Labini hacía referencia a los verdaderos empleos «o
relación salarial fordista», por contraposición a los cuales se identificaron las “formas
particulares” o “específicas” de empleo, pero sin ofrecer mayor precisión.
Es cierto que la versión antigua de la categoría “sector informal urbano” no permite
captar en toda su profundidad la naturaleza actual del trabajo-empleo precario, una
de cuyas modalidades es el trabajo no registrado. Actualmente, el trabajo precario
está presente en las actividades económicas informales pero también en las formales.
92 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
cuenta propia, aumento de los asalariados ocupados en micro empresas, disminución
del desempleo mientras que frecuentemente el subempleo sigue superándolo debido
a la difusión del trabajo a tiempo parcial y a la inclusión de los beneficiarios de los
planes sociales y de empleo dentro de la PEA ocupada.
Por otro lado, la conceptualización del empleo precario se ha relacionado estrecha-
mente con las categorías elaboradas por la teoría de la segmentación del mercado
de trabajo (Piore, 1969), pues dentro de las empresas se han introducido divisiones
entre trabajadores estables y precarios (mercados primarios y secundarios, merca-
dos internos y externos), para tener más flexibilidad en cuanto al uso de la fuerza de
trabajo. Es a partir de la Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (CIET)
celebrada en 2002 y de los estudios previos (Hussmanns, 2001) que el concepto de
precariedad -en su modalidad de trabajo no registrado, sin garantía de estabilidad-, se
asocia o más precisamente se incluye en el de informalidad. Pero cabe preguntarse si
inversamente, de manera conceptual, ¿la informalidad no forma parte del concepto
de precariedad?
3. Tercerización y precariedad
El origen de la tercerización y la subcontratación debe ser ubicado en el tiempo y en
el contexto de los cambios del régimen de acumulación del capital. Estas innovacio-
nes comenzaron a generalizarse a partir de la crisis del fordismo, en la primera parte
de los años ‘70, cuando se observó una reducción en las tasas de crecimiento de la
productividad en los países capitalistas desarrollados, que puso de manifiesto una
caída tendencial de las tasas de ganancia. Esto tensionó el régimen de acumulación
para generar una contratendencia en un contexto internacional diseñado siguiendo
las directivas del Consenso de Washington.
En nuestra opinión, la tercerización es un resultado de la transformación del régimen
de acumulación y de la introducción de innovaciones tecnológicas (TIC´s), en cuanto
a los procesos productivos, las nuevas formas de organización del trabajo y modali-
dades más flexibles de gestión de la mano de obra.
La tercerizacion o subcontratación consiste en el encargo o la entrega de una deter-
minada actividad periférica, eventual o secundaria, de una empresa principal para ser
realizada de manera autónoma por una empresa subcontratada que opera bajo su
propia responsabilidad. La misma se encuentra especializada, su producción de bienes
o de servicios no constituye el corazón de la firma principal en cuanto a la generación
del valor agregado y no puede ser reconocida de hecho como proveedora de mano
de obra. Pero la actividad de ésta, aunque es jurídicamente independiente, se encuen-
tra económicamente subordinada pues se desarrolla dentro o fuera de la firma prin-
cipal, tomando en cuenta las exigencias en materia de cantidad y calidad del producto,
precios acordados, plazos de entrega, problemas relacionados con la exclusividad
total o parcial con respecto a la generación del producto y la marca de fábrica.
94 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
del gasto público fueron las de tipo administrativas simples y repetitivas del sector
estatal, susceptibles de ser racionalizadas y luego progresivamente se amplió este
proceso a los servicios públicos de electricidad, gas, agua corriente y saneamiento, el
transporte público de pasajeros y de cargas, correos y telecomunicaciones, la educa-
ción, las actividades culturales, la atención de la salud, así como los servicios para la
alimentación del personal.
En el sector privado la tercerización y la flexibilización fueron las políticas adoptadas
para aplicar al personal considerado necesario, que logró escapar a los despidos re-
sultantes de las crisis y los procesos de reestructuración. Pero paradójicamente, en
los balances la subcontratación o tercerización no aparece en el ítem de “gastos en
recursos humanos” sino en el rubro “compras”.
Varias son las modalidades que adoptó históricamente la tercerización. Las empresas
utilizan una o varias de ellas de manera complementaria.
Ha reaparecido con fuerza el trabajo a domicilio, en el rubro de confección de pren-
das de vestir, por ejemplo el proceso de trabajo que en los siglos XVIII y XIX se
denominaba “putting out system”.
La tercerización de la fabricación de subconjuntos a ser ensamblados sobre el pro-
ducto final y de la producción de piezas con diseño y calidad estandarizada y sumi-
nistradas justo a tiempo, que con frecuencia son insumos importados fabricados por
empresas transnacionales implantadas en los nuevos países industriales, constituye
una modalidad muy desarrollada en las ramas metalmecánica, automotriz y de com-
ponentes electrónicos. En algunos casos, los menos frecuentes, existe una relación
de completa exclusividad entre estas empresas; por lo general la tercerizada acepta
proveer piezas similares a varias firmas principales previendo las variaciones de la
demanda, y en otros casos la empresa principal distribuye órdenes de compra entre
varias empresas tercerizadas para no tener que asumir completamente los riesgos en
caso de disminución de su producción.
Se tercerizan tanto las actividades de apoyo logístico y periféricas como los servi-
cios de transporte (de mercancías y de personal), de seguridad, de limpieza de las
instalaciones, de alimentación y cafetería, muchas de las cuales han quedado a cargo
de empresas que incorporan migrantes internos y trabajadores extranjeros, por lo
general miembros de seudas cooperativas de trabajo sin estar registrados.
En otros casos se subcontratan o tercerizan tareas de tipo administrativo-contable,
incluso la liquidación de sueldos y jornales.
Algunas firmas han llegado a tercerizar áreas centrales de la producción industrial en
materia de mantenimiento periódico. La tarea queda a cargo de empresas formadas a
veces por personal que anteriormente revistaba como trabajadores permanentes de
la compañía madre y que constituyeron una cooperativa o una SRL, por ejemplo.
96 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
La flexibilización y la tercerización están configurando un mercado de trabajo y una
relación salarial diseñadas según las necesidades del nuevo régimen de acumulación
del capital, por iniciativa empresarial, pero con el apoyo del Estado y estimuladas por
la competencia internacional.
La flexibilización, junto con la tercerización, han desestructurado los colectivos de
trabajo considerando que ellos no podían responder a las necesidades cambiantes y
diferenciadas del nuevo régimen de acumulación.
Flexibilidad y tercerización se encuentran en el origen de la precarización, han dado
como consecuencia nuevas formas de gestión de la fuerza de trabajo caracterizadas
por la precariedad, la inseguridad, la reducción del porcentaje de trabajadores dota-
dos de un empleo estable con la consiguiente fragilización de la mano de obra y de
la organización sindical.
Existen varias modalidades de flexibilidad, que se han desarrollado desde hace ya
varias décadas con el propósito de reducir costos, -los laborales en primer lugar-,
aumentar la productividad, introducir innovaciones tecnológicas y organizacionales
para adaptarse más fácil y rápidamente a los cambios cuantitativos y cualitativos de la
demanda y ser más competitivos a nivel internacional.
1. La flexibilidad “interna”, se observa dentro de las empresas cuando se implemen-
tan nuevas formas de organización del trabajo, diferentes de la racionalización
del trabajo impulsada por el taylorismo; por ejemplo: la movilidad entre puestos,
(rotación), la polivalencia y la multifuncionalidad (ampliación y enriquecimiento
de tareas) y el trabajo en equipos con mayor o menor grado de autonomía. Esta
modalidad de flexibilización permite reducir los costos y crea la sensación de un
trabajo más integrado y autónomo que estimula el involucramiento.
2. La flexibilidad “externa” en cuanto a la gestión de la fuerza de trabajo, se imple-
menta para lograr facilidad, rapidez y bajos costos en los procesos de búsqueda,
contratación, inducción, suspensión, despido, preaviso e indemnización del perso-
nal y la posible utilización de períodos de prueba como mecanismo de selección
de nuevos empleados y como forma o manera de hacer frente a reemplazos
temporarios en caso de licencias del personal permanente.
3. La flexibilización del tiempo de trabajo según las necesidades empresarias, en
relación a la regularidad de la duración de la jornada de acuerdo a los días o las
estaciones del año, las condiciones para hacer horas extras, la determinación de
los períodos totales o parciales de vacaciones, las pausas dentro de la jornada, la
reducción de la vida activa para que las empresas puedan desprenderse de los
trabajadores de mayor edad con problemas de salud, etc.
4. Flexibilidad del salario indirecto, eliminando la obligación de efectuar los aportes
al sistema de seguridad social, o a través del otorgamiento de una reducción o
98 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
ciones, se está frente a asalariados disfrazados de socios cooperarios que a menudo
proveen mano de obra a empresas que funcionan según la lógica mercantil: mediante
contratos de tercerización y subcontratación, que utilizan a estas falsas cooperati-
vas para reducir costos laborales. Ello a menudo ocurre en desmedro de la original
de�nición de “cooperativas de trabajo” ya citada: un emprendimiento basado en el
trabajo solidario, de productores libres y que funcione como alternativa a la lógica de
producción capitalista.
En consecuencia, por de�nición el empleo en esas seudo cooperativas de trabajo
está precarizado, sus trabajadores no se encuentran registrados ante el Ministerio de
Trabajo y el Sistema de Seguridad Social, a los cuales por de�nición no les hacen los
aportes jubilatorios, ni para las obras sociales sindicales, el seguro de vida colectivo y
la prevención de riesgos profesionales (ART). Finalmente, al no existir formalmente
trabajadores asalariados, por de�nición no es viable la posibilidad de constituir un
sindicato con libertad su�ciente como para negociar colectivamente.
Cabe aclarar que desde el año 1992, se encuentra vigente una Resolución del Ex -
Instituto Nacional de Acción Cooperativa (actual Instituto Nacional de Asociativismo
y Economía Social – INAES), en la que se establece que estas cooperativas deben
prestar a sus asociados los bene�cios de la seguridad social, otorgar las prestaciones
dinerarias correspondientes a enfermedades o accidentes laborales en iguales condi-
ciones que las que prevén las normas del derecho de trabajo vigentes, brindarles un
sistema de obra social o prestaciones de salud para el asociado y su grupo familiar,
entre otros. A su vez, las cooperativas de trabajo deben ser inscriptas en los registros
o�ciales, declarando la cantidad de asociados que las integran.
Sin embargo, muchas de las nuevas cooperativas así constituidas desconocen esta
obligación y debido a la insu�ciencia o falta de controles por parte de los organismos
gubernamentales correspondientes, gran cantidad de asociados hoy no gozan de es-
tos derechos: se ven en una situación totalmente precaria, hecho que los convierte
en desprotegidos; reciben retiros en concepto de salarios que se encuentran por
debajo de las remuneraciones correspondientes en caso de que fueran aplicados los
convenios colectivos; trabajan más allá de las ocho horas de la jornada máxima labo-
ral que prevé la LCT, siendo asociada esta situación con la “auto explotación”.
100 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Sus tasas de rotación son más elevadas y ellos están discriminados negativamente
pues sus salarios y beneficios sociales se encuentran por debajo de los vigentes en la
empresa principal, los nuevos trabajadores poseen una escasa información y forma-
ción en materia de CyMAT y por lo tanto se ven en mayor medida expuestos a los
riesgos ocupacionales que permanecen a menudo invisibles cuando se efectúan las
declaraciones de los siniestros.
La precarización resultante de los procesos de tercerización produce una segmen-
tación del colectivo de trabajo, incluso en cuanto al acceso a comedores, medios de
transporte, baños y vestuarios, cuando sus actividades tienen lugar en igual sitio que
la empresa principal.
Los exámenes médicos ocupacionales y periódicos del personal de esas firmas no
tienen la misma regularidad y dentro de las empresas tercerizadas se constata una
falta de control respecto del cumplimiento de las normas de salud y seguridad ocu-
pacionales. Estadísticamente, los accidentes de trabajo más graves dentro de una
misma rama ocurren en las empresas subcontratadas, tercerizadas; las enfermedades
profesionales o relacionadas con el trabajo que se han contraído en ellas se mani-
fiestan luego de finalizados los contratos, debido a su carácter precario y a la elevada
rotación.
Todas estas situaciones adoptan un carácter específico en cuanto a las relaciones
laborales debido a que las empresas tercerizadas son más pequeñas y es por ello
que las organizaciones sindicales no existen o son muy débiles. Con frecuencia estas
firmas están registradas en ramas de actividad diferentes a las de la empresa principal,
dificultando las acciones de solidaridad en caso de conflictos o de búsqueda de ho-
mogeneizar los salarios y condiciones de trabajo.
102 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
con el trabajo, pues a través de la participación en la actividad productiva de bienes o
servicios el trabajador aunque no sea asalariado adquiere su identidad y el sentimien-
to de utilidad social, según las funciones que cumple dentro de la división social del
trabajo establecida. O con relación al empleo, pues en la lógica tradicional de la pro-
tección social tener un empleo registrado asegura el ejercicio de derechos (previsión
social, cuidado de la salud, protección contra los riesgos del trabajo, cobertura social).
La estabilidad en el empleo es la garantía de obtener ingresos a lo largo del tiempo,
de asegurar el bienestar y la protección social del trabajador y su familia y contribuye
a prever el futuro con serenidad.
Los trabajadores que por el tipo de empleo ocupado tienen el derecho a la estabi-
lidad están protegidos contra ciertos riesgos del mercado de trabajo o acceden a
beneficios o subsidios en caso de suspensiones o despidos. Su integración dentro de
la vida de la empresa se articula con el proceso y la organización del trabajo y con las
relaciones sociales de producción.
La inestabilidad en el empleo de un obrero o empleado dentro de una empresa, ame-
naza la existencia del colectivo de trabajo, puesto que en su ausencia el mismo se ve
obligado a adaptarse (por ejemplo para incorporar un reemplazante o redistribuir las
tareas entre los que quedan) para compensar la pérdida. Por otra parte, los que por
ser despedidos o eventualmente correr ese riesgo dejan de tener un futuro asegura-
do en la empresa, no se sienten implicados por un proyecto común, consideran que se
encuentran fuera del colectivo de trabajo, pierden interés en lograr la productividad
y la calidad prescriptas por su tarea y dejan de involucrarse. Su identidad profesional
es vulnerada porque al ver que peligra su estabilidad se sienten desvalorizados por la
empresa a la cual destinaron muchos esfuerzos a lo largo de su permanencia en ella
y surge un sentimiento de inutilidad y de abandono, porque los derechos laborales y
sociales están vinculados con la estabilidad en el empleo.
El asalariado también se considera en una situación de precariedad y tiene el senti-
miento de inutilidad cuando percibe que está mal pago, que realiza un trabajo carente
de interés, cuyos requerimientos se ubican por debajo de sus calificaciones y compe-
tencias y es poco reconocido por la empresa.
Los cambios en las formas de gestión de la fuerza de trabajo por la introducción de
las tecnologías de la información y las comunicaciones, de nuevas formas de orga-
nización del trabajo (rotación de puestos, ampliación y enriquecimiento de tareas,
trabajo en grupos), la elevación de las exigencias en cuanto al nivel de calificaciones,
el estímulo a la iniciativa personal, la autonomía, la responsabilidad y el autocontrol
de los asalariados, que en muchos casos pueden constituir un desafío estimulante y
brindar satisfacciones no significan necesariamente que desaparecerá la alienación en
el trabajo y que el empleado logrará un progreso general de su situación asegurando
su estabilidad dentro en la empresa.
104 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
ral, de salarios directos e indirectos, de condiciones y medio ambiente de trabajo y de
las exigencias o expectativas en cuanto al contenido y organización del mismo.
La experiencia enseña que cuando las empresas de cierta dimensión buscan ser com-
petitivas en cuanto a productividad, costos unitarios, calidad, variedad y novedad de
los productos que comercializan en el mercado, se privilegia el empleo estable y con
altas calificaciones y competencias, se busca fidelizar a los empleados y obreros y
ofrecerles posibilidades de hacer carrera dentro del establecimiento, de la empresa
o del grupo para no perder ese “capital humano“. En esas condiciones normalmente
aumenta la satisfacción en el trabajo, que es función de variables directas e indirectas
(Paugan, 2000). Las primeras se relacionan básicamente con el contenido del trabajo
en sí mismo, con las posibilidades de promoción, el salario, los beneficios y la pro-
tección social, la calidad de las relaciones con los colegas y con los superiores jerár-
quicos, la duración y configuración de la jornada laboral, la libertad y responsabilidad
para tomar iniciativas en referencia al desarrollo de la actividad, el reconocimiento
de las calificaciones formales y tácitas. Las variables indirectas se refieren a las carac-
terísticas de la unidad productiva, en cuanto a la organización del trabajo, el clima o
ambiente laboral, las condiciones y medio ambiente de trabajo (existencia y control
de riesgos físicos, químicos, biológicos y de seguridad, con la carga física, psíquica y
mental del trabajo resultante), las posibilidades de aprender y de mejorar la forma-
ción profesional y el saber productivo con el que se ingresó. Paugam establece una
tipología de modalidades de integración cruzando las variables de seguridad-estabili-
dad con las de satisfacción y calidad de las relaciones de trabajo e interpersonales.
El tipo “ideal”, con respecto al cual se sitúan las otras, sería el caso de la integra-
ción asegurada, tipología que dista mucho de ser la más generalizada. Esta consiste
en la seguridad y estabilidad en el empleo con la consiguiente protección social, en
la obtención de satisfacción por el contenido del trabajo, unido al reconocimiento
material y simbólico por parte de sus colegas y superiores. En esas condiciones, los
asalariados construyen sus proyectos de carrera dentro de la empresa (en la cual
desean permanecer) y se involucran en el desarrollo de su actividad (con su ocupa-
ción específica) para alcanzar los objetivos de productividad, calidad y tiempos de
ejecución que le son asignados. Pero eso no impide por una parte la posibilidad del
despido, ni por otro lado limita o coarta totalmente la alternativa de salir de la firma
para buscar o aceptar propuestas laborales donde existan mejores condiciones y
posibilidades de progresar.
Tres formas de “desviaciones” respecto de ese tipo ideal surgen de su análisis.
La integración incierta: el asalariado logra satisfacción en la actividad que desa-
rrolla, existen buenas relaciones con sus colegas y superiores, pero al mismo tiempo
hay inseguridad e inestabilidad en el empleo. Esta situación puede en unos casos
desalentar a los asalariados para involucrase en empleo inestable o temporario que
106 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
por su tarea, la apatía (baja productividad, poca atención a la calidad, incumplimiento
de los plazos de entrega, inadecuada atención de clientes y usuarios, etc.), ausentismo,
incumplimiento de horarios, conflictos con otros trabajadores que son sus colegas y
con la jerarquía inmediata. Su atención durante buena parte de la jornada de trabajo
en la empresa u organización no está centrada en ella, sino que se encuentra dirigida
a la de hallar en otras empresas un puesto de trabajo estable, mejor remunerado, de
igual o superior calidad, pero no puede ser totalmente controlado por las personas,
pues depende de la situación del mercado de trabajo.
108 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Pero por su naturaleza, en muchas actividades del sector servicios es difícil poder
garantizar en ciertos puestos de trabajo y actividades un empleo a pleno tiempo o
que esté vigente durante todo el año y con una perspectiva de estabilidad de largo
plazo.
A medida que un país se desarrolla, se observa dentro de la estructura ocupacional
la tendencia a reducir la proporción de los asalariados con pocas calificaciones pro-
fesionales (y bajos salarios) por efectos del sesgo tecnológico; cuando se producen
esos ajustes comienza a predominar la inestabilidad de esos trabajadores cuyo em-
pleo deviene cada vez más precario.
Para hacer frente a los riesgos e incertidumbre de la inestabilidad y la inseguridad, los
asalariados recurren al pluriempleo, aceptan trabajos de carácter precario, buscan o
admiten los “contratos de actividad” (sin un puesto fijo, desempeñándose sucesiva-
mente al servicio de varios empleadores para no quedar desocupados), aceptan las
ofertas de las empresas de servicios eventuales o de trabajo temporario (ETT), máxi-
me cuando el seguro contra el desempleo cubre durante un tiempo limitado a un
reducido porcentaje de desocupados y les otorga un monto insuficiente de subsidio.
110 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Los trabajadores no calificados y con menor antigüedad, son los más inestables y los
que sufren en mayor medida una movilidad profesional forzada, que es heterogénea
según la rama de actividad o el sector. La antigüedad en una empresa es un signo de
que el trabajador “ha pasado la prueba” y de que ha acumulado experiencias y co-
nocimientos tácitos que el empleador desea conservar. Por otra parte, el costo del
preaviso y la indemnización por despido se acrecienta de manera proporcional a la
antigüedad, lo cual desalienta al empleador para desvincular a los trabajadores asala-
riados con más años de antigüedad en la empresa.
En referencia a la edad, los jóvenes experimentan mayor inestabilidad, rotan más fre-
cuentemente, porque ellos tienen dudas en cuanto a si reúnen las condiciones para
ocupar un puesto o ejercer una determinada profesión y porque en el momento
de ingresar constatan que hay una considerable distancia entre los conocimientos y
competencias que poseen y por otro lado los requerimientos específicos del puesto
de trabajo. A esto se agrega un cambio cultural, porque en menor medida que antes
han cultivado un sentimiento sostenido de lealtad y de fidelidad hacia la empresa, si
en paralelo no tienen un reconocimiento social por su trabajo.
Se ha observado un aumento de la edad promedio para ingresar al primer empleo
estable, debido a la alta rotación, al desempleo y a la existencia de problemas de
inserción. La inclusión laboral plena difiere según la edad: los jóvenes la obtienen
generalmente a partir de los 25 y 30 años, pero los trabajadores que superan los
50 años son más inestables (pues a menudo tienen dificultad para apropiarse de las
innovaciones organizacionales que cambian sus rutinas y para seguir la evolución de
las tecnologías, aparecen problemas de salud laboral que incrementan el ausentismo,
disminuye su productividad, etc.) si bien cuesta más despedirlos (porque sus sueldos
son más elevados, cuentan con años de antigüedad y con el apoyo sindical).
112 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
convertibilidad. Discriminando por sectores y ramas de actividad, bajó el empleo asa-
lariado en la industria y creció en los servicios. Según el género aumentó fuertemente
el empleo de las mujeres. Esos tres procesos se produjeron en paralelo. Cambió la
composición del empleo pues en proporción aumenta la ocupación de la población
económicamente activa no asalariada; dentro de los asalariados se acrecienta el em-
pleo en el sector privado y disminuye en la administración pública; se observa una
fuerte evolución del estatuto del empleo: se estanca el crecimiento del empleo asala-
riado standard (los empleos típicos o “verdaderos empleos”), el que debe ejecutarse
en un establecimiento bajo la autoridad de un empleador que tiene el poder de dar
órdenes y directivas para prescribir el trabajo a realizar, de controlar la ejecución y
de sancionar las faltas del subordinado. Hay cada vez más empleos cuya posición se
sitúa entre el estatus de asalariado y trabajador independiente: por ejemplo el trabajo
para-subordinado cuando personas jurídicamente independientes se encuentran en
una situación de dependencia económica similar al del empleo asalariado. El trabajo
reposa solo sobre quien lo ejecuta, efectuado en beneficio de un solo empresario que
puede vender el producto a un número limitado de clientes, lo cual genera una rela-
ción de dependencia económica y otorga un poder de coordinación al que organiza la
actividad. Como respuesta a las tensiones generadas en varios países de Europa, allí se
están extendiendo los derechos laborales para que a término sean aplicables a todas
las modalidades de relación de trabajo, sean éstas autónomas o subordinadas.
Como las políticas pasivas de empleo ofrecen seguros de capacitación y un trabajo
pero durante un tiempo determinado, una fragmentación social cada vez más fuer-
te se consolida dentro de la población económicamente activa entre: ocupados y
desocupados; asalariados, independientes e informales; trabajadores con garantía de
estabilidad y contratados por tiempo determinado (CDD) o contratados tempora-
riamente a través de las empresas de servicios eventuales (ETT). Como resultado
de los cambios en la organización de la producción y del trabajo, para hacer frente a
la competencia nacional e internacional y evitar la caída de las tasas de ganancia, los
empleadores demandan actualmente a los asalariados más disciplina, iniciativa, creati-
vidad, autonomía, involucramiento y responsabilidad que en el pasado, pero a su vez
estos sufren una presión cada vez más fuerte por parte de los clientes y usuarios. Los
salarios reales solo crecen si se incrementa la productividad de la rama o el sector y
si los trabajadores tienen éxito cuando reivindican aumentos; pero esto no sucede
al mismo ritmo (sino de manera más lenta) que la productividad, la cual sigue siendo
muy heterogénea según el sector o la rama en cuestión. Se acrecentó la frecuencia,
la intensidad y la gravedad de los accidentes de trabajo y de las enfermedades pro-
fesionales, así como los dolores músculo-esqueléticos, las enfermedades psíquicas y
mentales provocadas por las deficientes condiciones de trabajo. La inestabilidad e
inseguridad en el empleo se intensifican en la misma época que entran en crisis los
sistemas de seguridad social y cuando se introduce en ellos la lógica del mercado (re-
114 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
medida que aumenta el tamaño del establecimiento y esto se verifica tanto en los
micro establecimientos (relacionados con el sector informal) como en los pequeños
establecimientos del sector formal.
Es interesante conocer la evolución reciente del fenómeno de la precariedad. Desde
los años ´80 los asalariados precarios se concentran fuertemente en las empresas o
establecimientos de hasta cinco puestos de trabajo (los cuales están en íntima rela-
ción con el sector informal): según la EPH, en 1980 dentro del total de los asalariados
en las microempresas se registraba un 46.0% de trabajadores precarios, mientras que
en 1998 los mismos pasan a conformar un 66.5%. Igual tendencia se observa en las
pequeñas empresas o establecimientos (de entre 6 y 25 puestos de trabajo), pues la
proporción de precarios aumentó 22 puntos de porcentaje durante ese lapso. Por el
contrario, en las grandes (más de 100 puestos) la tasa de precarización es menor y
ronda siempre alrededor de la mitad de la que predominaba en las empresas o esta-
blecimientos medianos (que cuentan entre 26 y 100 puestos).
En cuanto a los sectores y ramas, si se excluye al servicio doméstico y los trabaja-
dores rurales, la que muestra un mayor grado de precarización es la Construcción;
seguida en el medio urbano por Comercio, Transporte, Industria Manufacturera y
Servicios (hoteles, cafés y restaurants) (Pok, 2001).
En el sector rural la precarización se ha incrementado como resultado de la moderni-
zación de la agricultura (mecanización, uso intensivo de agroquímicos, nuevas formas
de producción) y de la especialización y estacionalidad de los cultivos.
116 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
dure el episodio, operando en coordinación con el servicio público de empleo y el
sistema de formación profesional.
Pero se debe tomar conciencia de que la protección social tradicional ya no respon-
de totalmente a las necesidades actuales y debe ser reformada para adecuarse a la
presente realidad (Esping - Andersen 2001). Esto sucede debido a varios factores:
la inestabilidad creciente del empleo, la disminución de la recaudación a cargo de la
Seguridad Social debido a la persistencia de altas tasas de desempleo, el progresivo
déficit debido al aumento del costo de las prestaciones, el incremento del empleo
femenino que reduce el número de las familias que cuentan con solo un proveedor
de ingresos mientras que antes la protección cubría únicamente al varón que tenía
empleo y por su intermedio a sus derecho habientes, la inserción caótica de los
jóvenes poco calificados en el mercado de trabajo al salir del sistema educativo sin
certificados o diplomas que acrediten su formación.
118 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
una empresa puede jugar negativamente para su acceso a otra, porque la formación
específica adquirida dificultaría la re-adaptación; en el otro extremo lo mismo puede
suceder cuando se tiene una escasa antigüedad porque no se habría acumulado sufi-
ciente experiencia. Los jóvenes son más frecuentemente víctimas de la inestabilidad
que los demás grupos etáreos.
120 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
4/
UNA FORMA EXTREMA DE PRECARIZACIÓN:
EL TRABAJO-EMPLEO NO REGISTRADO (O “EN
NEGRO”)
122 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
de trabajo, y por esa causa daña psíquica
ííquica y mentalmente al trabajador dificultándole
la construcción de su identidad (Etala, 1989).
Se trata de una situación de precariedad que puede llegar a ser extrema y que oca-
siona ciertamente un conjunto de daños sobre el trabajador (pecuniarios, psíquicos
-afectivos y relacionales-, mentales) pero su impacto se proyecta también a todo el
orden económico-social, porque genera tanto evasión fiscal como previsional (per-
judicando las finanzas públicas), instaura una competencia desleal con los demás em-
pleadores que sí cumplen sus obligaciones, y por falta de pago de las contribuciones
pertinentes provoca la pérdida de ingreso para las obras y servicios sociales y para
el funcionamiento de la organización sindical. La situación es a término dramática
porque como no se efectúan todos los aportes previsionales, en el futuro ellos di-
fícilmente podrán acceder por las víasíías normales a una jubilación, ni sus familiares a
una pensión.
Los factores que explican esta problemática según el MTEySS consisten en: la gene-
ralización de las prácticas fuera de las normas por parte de las empresas en combi-
nación con las limitaciones que presentan los controles que implementa el Estado; la
progresiva extensión del sector informal dentro de la economía íía nacional, que está in-
tegrado por unidades económicas de baja productividad relativa y precaria inserción
económica; el predominio en algunas actividades que son ilícitas por su naturaleza; y
otras con características particulares de contratación, por ejemplo las que presentan
las/los trabajadoras/res del servicio doméstico (Ministerio de Trabajo, Empleo y Se-
guridad Social, 2004).
Otros autores atribuyen las causas al cambio de régimen de acumulación, las trans-
formaciones que eso implica en la estructura productiva del país, con el surgimiento
de un nuevo paradigma de empresa, apoyándose en el aumento de las tasas de des-
ocupación, las migraciones de países vecinos con menor grado de desarrollo unido a
que existió un progresivo debilitamiento de la capacidad de control estatal sobre las
infracciones a las normativas laborales.
El “trabajo en negro” o mejor dicho el empleo en negro es un hecho frecuente cuan-
do se trata de los trabajadores que acceden a su primer empleo, o en un periodo de
prueba que no siempre adopta desde el inicio la modalidad de ser estable y totalmen-
te registrado. Es también frecuente que la situación no sea totalmente “en blanco o
en negro”, porque se da el caso de trabajadores que están registrados y en blanco en
un empleo, pero en otra unidad económica o en su domicilio tienen otra ocupación
no registrada. En algunos casos, esta situación de no registro persiste solo de manera
parcial, ya que en múltiples ocasiones empleados formales «en blanco» cobran una
parte de su sueldo en negro (por ejemplo las horas extraordinarias), o desarrollan
simultáneamente -y a veces en el mismo lugar- otras actividades laborales, que no
son declaradas. Estas dos últimas situaciones que involucran a trabajadores “en gris”,
124 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº1. Ingresos según tipo de relación salarial (Indice sector formal registrado =100)
Categoría
í
ía Ingreso horario relativo
Asalariados del sector formal registrados 100%
Asalariados del sector formal no registrados 71%
Asalariados del sector informal no registrados 58%
No asalariados informales 63,8%
Fuente: EPH y elaboración de Luis Beccaria (2006)
126 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
hace figurar como contratado y como consecuencia pasa a ser regulado por la legis-
lación civil o comercial, y evade la normativa laboral. También se dan casos, como he-
mos mencionado, en los cuales se crean falsas cooperativas de trabajo en las que los
asalariados no registrados son promovidos a la categoría íía de asociado (accionista).
Puede también constatarse que a pesar de no estar registrado en todas las instancias
correspondientes, un asalariado perciba parcial o talmente alguno o varios de los
beneficios que establece la legislación del trabajo (vacaciones, pago de horas extraor-
dinarias, licencia por enfermedad, etc.).
Este es un tipo de empleo que, según Jacques Freyssinet, se encuentra en la intersec-
ción entre el empleo, la inactividad y la desocupación (Neffa, Panigo y Pérez, 2000),
como puede observarse en el siguiente gráfico.
Tiempo
Empleo reducido Inactividad
voluntario
Cese
Tiempo
Trabajo anticipado
reducido
clandestino Desempleados
voluntario
y trabajo en “desalentados”
negro
Desempleo
128 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
importantes de su producción, en dirección de empresas más pequeñas y de trabaja-
dores en sus domicilios donde la informalidad y la precariedad se han generalizado.
Dentro del conjunto del empleo informal, el porcentaje de los asalariados creció
a lo largo de todo el período 1974-2004, especialmente el de los asalariados en
las microempresas, tanto en etapas de crecimiento como de recesión, y solo en
dos oportunidades descendió. La tendencia cambia a partir de 2004, pero si bien
el porcentaje comienza a disminuir de manera sostenida, en números absolutos su
volumen se mantuvo o ascendió levemente desde entonces. El incremento fue más
notable en las unidades productivas que tenían
íían de 6 a 40 ocupados, y por ramas de
actividad se destacaron los servicios financieros, inmobiliarios y empresas, transpor-
te y comunicaciones, y la construcción, pero fue relativamente poco en la industria
manufacturera.
Los trabajos recientes del MTEySS y del Banco Mundial sobre la informalidad en
Argentina adoptan la nueva definición de informalidad generada en el seno de la
OIT, que de manera indirecta se aproxima al enfoque de de Soto (mencionado en el
capítulo
íítulo I de este Informe, responsabilizando a la excesiva intervención administrativa
y normativa del Estado que induce a evadir e incumplir las normas), definiendo a la
economía íía informal “como el conjunto de trabajadores y/o unidades productivas que
desarrollan sus actividades al margen de las normas que las regulan”. Los marcos nor-
mativos a los que hacen referencia varían íían de acuerdo a las diferentes características
que presentan los actores económicos. En particular, las unidades económicas son
consideradas informales cuando incumplen con la totalidad de las normas tributarias,
contables y laborales, pero dentro del conjunto de trabajadores informales se definió
como asalariados informales a los que se encontraban desempeñando tareas sin pro-
tección de la legislación laboral, y en el caso de los trabajadores independientes, se
consideraron informales a los que no acatan ninguna de sus obligaciones tributarias,
contables y previsionales. Por esa nueva definición, el sector público es de carácter
formal y quienes trabajan en el mismo, aunque se encuentren en condición precaria
de empleo, son considerados trabajadores formales.
130 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Al aplicarse un nuevo criterio de medición de la condición de actividad, se puede
lograr la recuperación de formas ocultas de ocupación, aumentando por esa causa la
PEA, dado que son incluidos entre los ocupados, generalmente como subocupados,
los beneficiarios de los planes de empleo.
Por otra parte ha cambiado la clasificación del tamaño de los establecimientos, dismi-
nuyendo los “ techos”: se considera “grandes empresas” a las que poseen más de 40
empleados, cuando anteriormente eran definidas de esa forma las que contaban con
más de 50 trabajadores. Por lo tanto, la consideración de “medianas empresas” queda
ahora cubierta por la franja que se extiende desde los 6 a los 40 empleados.
De este intento de hacer un análisis más riguroso de los datos sobre el empleo asa-
lariado, surge que durante el régimen de convertibilidad la tasa de ENR creció pero
con ritmos dispares. Aumenta el ENR entre 1991 y 1994, desciende luego varios
años para situarse por debajo del inicio de la década de los ‘90, asciende nuevamente
para llegar al 38,4% en octubre 1998 (cuando se inicia la recesión), situándose más
de diez puntos porcentuales arriba con respecto a la tasa de octubre de 1994. En
los años siguientes no hubo mayores cambios, hasta que al abandonarse el régimen
de convertibilidad en 2002, el ENR vuelve a crecer y llegar en el cuarto trimestre de
2004 a su máximo histórico, el 43,2% de la PEA asalariada, luego de lo cual desciende
lentamente hasta el 39,8% a finales de 2005.A partir de entonces diminuyó levemente
la tasa de ENR en un contexto de fuerte crecimiento del empleo asalariado.
Desde 2003, confrontando con el período 1990-2001, se incrementó en gran medida
el número de empleos y en particular el de los trabajadores que ocupaban empleos
registrados en comparación con los ENR. Así, el ENR disminuyó en todos los secto-
res salvo en servicios de salud y otros servicios comunitarios, sociales y personales,
es decir en una parte del sector terciario. “Sin embargo, resulta evidente que la exis-
tencia de este proceso no implica de ningún modo que la problemática analizada se
haya resuelto y no hay duda alguna de que el trabajo no registrado en la actualidad
presenta una magnitud inaceptable para nuestra sociedad.” (Schleser, 2007).
Con anterioridad al año 2003, cuando crecía
íía el empleo total, esto sucedíía por impac-
to del ENR más que por los ER, pero desde 2004 ocurre lo contrario y el ER lo hizo
con más fuerza en las unidades económicas medianas y grandes (utilizando la nueva
definición).
La tasa de ENR disminuyó aunque en valores absolutos su dimensión siguió crecien-
do aunque de forma más leve debido al fuerte incremento del empleo registrado (7%
anual promedio estimado entre 2004-2007), mientras que en el pasado ocurría íía lo
contrario. Pero el fuerte aumento del empleo registrado no fue sin embargo suficien-
te como para absorber completamente al empleo no registrado.
Entre 2003 y 2006 el empleo se incrementó 41% y dentro del mismo cesó el de-
Cuadro Nº 2. Tasa de crecimiento promedio anual del empleo privado total, registrado y no
registrado. Gran Buenos Aires. 1991/1994, 1996/1998, 2003/2005
En cada una de las tres fases de crecimiento del empleo asalariado así contabilizado,
el ENR ascendió procíclicamente de manera diferenciada y disminuyó en las fases re-
cesivas. El empleo creció, tanto el registrado como el no registrado, pero este último
lo hizo de manera más dinámica, sobre todo en el período 1996-1998.
Se trata entonces de un problema estructural pues no pudo cambiar la tendencia
hasta 2004.
Durante la vigencia del régimen de la convertibilidad, el incremento del empleo priva-
do no registrado que se constató incluso en paralelo con el crecimiento económico,
es un signo de los límites que encuentran los modelos económicos para crear em-
pleos de mayor calidad. Las causas deben ser buscadas en las modificaciones que se
produjeron en el régimen de acumulación, en las reformas laborales flexibilizadoras,
en las políticas
ííticas adoptadas por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la época y
en las diferentes formas de organizar la producción impulsadas por el nuevo modo de
desarrollo (apertura comercial, deslocalización, tercerización, subcontratación, etc.).
Cabe recordar que a partir de la reformulación metodológica de la encuesta, desde
2003 el INDEC clasifica a los trabajadores del servicio doméstico en la categoría í
ía
asalariados, mientras que anteriormente se identificaba el propio entrevistado, quien
podía
íía declararse trabajador cuenta propia (es decir informal) o asalariado. Pero como
132 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
a la mayor parte de los trabajadores del servicio doméstico, autoidentificados como
cuenta propias, no se les efectúan los aportes previsionales en su actividad laboral,
ellos aumentan el número de los ENR.
En un cuadro siguiente, tomado de los autores, se muestran las diferencias en ambas
modalidades de ENR “con” y “sin” servicio doméstico.
Cuadro Nº3. Tasa de empleo privado no registrado con y sin servicio doméstico. Gran Bue-
nos Aires. Mayo de 2003 (relevamiento puntual) y segundo trimestre de 2003 (relevamiento
continuo).
Diferencia
EPH puntual EPH continua
entre
(mayo 2003) (2 trim. 2003)
encuestas
Total 46,10% 49,80% 3,70%
Excluyendo servicio doméstico 41,40% 43,70% 2,40%
Diferencia en puntos
-1,30%
porcentuales
Cuadro Nº4. Operaciones aplicadas para compatibilizar la tasa de empleo privado no regis-
trado. Gran Buenos Aires. Segundo trimestre de 2003.
EPH EPH
puntual continua Diferencia
(May-03) (2 trim 03)
Total sector privado 46,1% 49,8% 3,7%
134 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Aires son los siguientes: total: 44,50; en el sector privado 47,90 y en el sector privado
excluyendo el servicio doméstico 39,80.
Cuadro Nº5. Evolución de la tasa de empleo no registrado total, para el sector privado y
“armonizada”. Gran Buenos Aires. 1990-2005
136 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
corpora es la del trabajo doméstico, cuyo volumen se puede identificar dentro de la
EPH. La misma es heterogénea en cuanto a calidad y niveles de ingreso pues se trata
de servicios personales prestados en el domicilio (pero que en nuestra opinión son
necesarios para la reproducción de la fuerza de trabajo y hacen posible que otros
miembros del hogar ingresen en la PEA). Tradicionalmente se los ha insertado en su
conjunto entre los trabajadores informales y no registrados, aunque recientemente la
legislación laboral, previsional e impositiva ha creado fuertes incentivos fiscales para
que sean registrados y se hagan los aportes a la seguridad social (con el fin de que
puedan acceder a los beneficios de salud y previsión social).
2. Por el otro lado estaríaíía el sector de empleo propiamente formal, donde predomi-
naría
íía la racionalidad económica de la lógica de producción y de acumulación con una
división social y técnica del trabajo, entre los que deciden y programan las actividades,
los que lo organizan, los proveedores de insumos, los que comercializan la produc-
ción buscando mantener bajos los costos para seguir siendo competitivos y evitar la
caída de sus tasas de ganancia. Los dueños de estas unidades económicas disponen de
capital productivo y dirigen sus productos o servicios hacia la demanda solvente. Los
patrones de empresas medianas y grandes están incluidos en el sector formal aunque
ganen poco, pues por lo general se encuentran protegidos socialmente. Los trabaja-
dores registrados tienen un mayor nivel de educación y de formación profesional, se
desempeñan en empresas formales con ingresos superiores al promedio, una buena
proporción de ellos están protegidos por la seguridad social.
3. Entre ambos se sitúa un sector intermedio con varios grupos (Gallart, 2007). Por
una parte están los trabajadores independientes o cuentapropistas con ingresos me-
dios o altos pero no registrados ni cubiertos por la seguridad social. Los mismos
forman parte de la economía íía formal, pero están sub-registrados en materia imposi-
tiva, laboral y de previsión social. Por otro lado existen asalariados no registrados y
de bajos ingresos en empresas formales medianas o grandes, que tienen una relación
salarial de carácter inestable y precario, pero por el tamaño de las empresas y la
formalidad de la unidad empleadora no podrían íían ser considerados netamente como
informales. Hay diferencias entre estos asalariados y cuentapropistas con respecto a
los trabajadores del sector informal.
4. Con frecuencia, las unidades familiares, las cooperativas de productores, las micro
y pequeñas empresas mantienen relaciones como productores de bienes o la presta-
ción de servicios entre sí y más frecuentemente de manera directa o por medio de
intermediarios (por ejemplo: acopiadores, mayoristas, subcontratistas) con empresas
medianas y grandes, de capital nacional e incluso transnacional. Por esa causa se
considera que el concepto de dualismo no es el más apropiado para analizar estas
situaciones en el llamado sector informal. Y por otra parte Gallart (2007) señala que
la noción de “cadena productiva” debe utilizarse con mucho cuidado para explicar
esos eslabonamientos, pues obedeciendo a una estrategia de sobrevivencia y para
138 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº2. Taxonomía íía del trabajo informal según tipo, tamaño, niveles de ingresos con in-
dicación de la situación registral del personal ocupado según el sector que figura en el esquema
(Inspirada en M. A. Gallart, 2007).
Notas: 1 Trabajo informal propiamente dicho, 2 Sector intermedio no pobre, cobertura social baja, 3
Sector intermedio pobre, no registrado, que trabaja en empresa formal, 4 Formal: asalariados registrados
y patrones formales. 5 Pueden estar registrados, pero con frecuencia no lo están.
Los males que acechan al mercado laboral representan una realidad que debe ser
estudiada tanto a nivel teórico como en el plano empírico. En este último sentido, es
necesario contemplar tanto los sucesos contemporáneos como históricos, para po-
der distinguir entre los fenómenos de carácter coyuntural y aquellos que manifiestan
tendencias estructurales.
Se torna igualmente trascendente contar con una evolución y un diagnóstico que
pueda brindar las bases para las acciones tendientes a solucionar estas trabas que
impiden un funcionamiento adecuado del mercado laboral.
La consideración de todos estos factores, enmarcados en el contexto de la provincia
de Buenos Aires, significa un desafío para nada desdeñable. Dada la gran diversidad y
heterogeneidad que presenta la provincia, tanto en temática social como produc-
tiva, sería prácticamente imposible generalizar las conclusiones inferidas para una
determinada zona geográfica al total de la misma.
En un intento de contribuir en la evaluación de estos males, la presente parte con-
tiene cuatro capítulos destinados a dicho abordaje. En el Capítulo V se realizan las
estimaciones referidas al Sector Informal Urbano de la provincia de Buenos Aires, el
Capítulo VI provee una aproximación numérica referida al Trabajo Precario y el Capí-
tulo VII corresponde a la evaluación del empleo no registrado, en base a la informa-
ción que suministra el INDEC, a través de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).
Por último, en el apartado VIII se hace foco en el análisis de la precariedad y del em-
pleo no registrado en algunos distritos de la provincia de Buenos Aires, gracias a los
144 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº 1. América latina: población ocupada según categoría ocupacional, 1995, 2000 y 2006 (porcentajes)
Categoría ocupacional
Introducción
5/ El empleo en
Asalariados No asalariados
a laelSegunda
América
Servicio
Latina Estableci- Trab.
Públi- Estableci- Estableci- Estableci- Indepen- Domés- Otros
mientos Fam.
sector informal
Total mientos de mientos mientos tico
co de 5 o dientes
5 o menos de 6 o más de 6 o más
menos
trabajado- trabajado- trabajado-
trabajado-
res res res
res
1995 Total 59,4 13,8 13,4 32,2 27,8 3,2 1,4 23,2 8 4,4 0,3
Varones 64,9 11,4 16,6 36,9 30,6 4,3 1,8 24,5 0,8 3,3 0,3
Mujeres 51,1 17,6 8,6 24,9 23,5 1,7 0,6 21,1 19,2 6 0,2
2000 Total 60,9 12,8 13,6 34,4 27,5 3,3 1,3 22,8 8 3,4 0,3
Varones 65,5 10,3 16,4 38,8 31 4,3 1,8 25 0,8 2,4 0,4
Mujeres 54,1 16,6 9,5 18 22,3 2 0,7 19,5 18,6 4,8 0,2
Varones 66,9 10,2 15,7 41 30,2 4,5 1,9 23,8 0,7 1,9 0,3
Mujeres 55,9 15,9 9,5 30,5 22,9 2,3 0,8 19,8 17,2 4 0,2
Fuente: Extraído de Panorama Laboral 2007 - Cuadro 6-A OIT, Oficina regional para América Latina y el Caribe, Panorama Laboral 2007
América Latina y el Caribe.
145
Cuadro Nº 2. Argentina: población ocupada según categoría ocupacional, 1995, 2000 y 2006 (porcentajes)
146
Categoría ocupacional
Asalariados No asalariados
1996 Varo- 60,6 8,4 17,2 35 29,8 4,2 1,6 24 0,3 1 8,3
nes
Muje- 53,7 7,4 12,1 34,2 22,8 1,8 0,5 20,5 14,1 2,7 6,8
res
Total 62,1 16 15,7 30,5 26,5 3,4 1,2 21,9 5,7 1,2 4,5
2000 Varo- 64,4 12,5 17,7 34,1 29,8 4,1 1,6 24 0,1 0,8 4,9
nes
Muje- 58,7 21,1 12,6 25 22,8 1,8 0,6 20,5 13,9 1,8 3,9
res
Total 63,6 16,2 14,6 32,8 23 2,9 1,1 19 7,7 1,1 4,5
2006 Varo- 66,8 12,3 16,9 37,6 26,6 3,7 1,5 21,4 0,2 0,7 5,6
Fuente: Extraído de Panorama Laboral 2007 - Cuadro 6-A OIT, Oficina regional para América Latina y el Caribe, Panorama Laboral 2007
América Latina y el Caribe.
1. Introducción
Las investigaciones sobre el sector informal a nivel internacional, especialmente a
partir de la Resolución VIII de la OIT del año 1987, reconocen la importante fuente
de ingresos y puestos de trabajo que representa dicho fragmento en las economías
de gran cantidad de países.
La necesidad de contar con indicadores que puedan medir y hacer comparables in-
ternacionalmente los movimientos de este área, dan lugar a la “Resolución sobre las
estadísticas del empleo en el sector informal”, adoptada por la decimoquinta Con-
ferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (15º CIET) creada el 28 de Enero
de 1993. La misma incluye conceptos y recomendaciones para la incorporación de
mediciones sobre este sector en los Sistemas Estadísticos Nacionales.
Allí se define al sector informal en términos generales como “un conjunto de unidades
dedicadas a la producción de bienes o la prestación de servicios con la finalidad primordial
de crear empleos y generar ingresos para las personas que participan en esa actividad. Es-
tas unidades funcionan típicamente en pequeña escala, con una organización rudimentaria,
en la que hay muy poca o ninguna distinción entre el trabajo y el capital como factores de
producción. Las relaciones de empleo - en los casos en que existan - se basan más bien en
el empleo ocasional, el parentesco o las relaciones personales y sociales, y no en acuerdos
contractuales que supongan garantías formales.”1
1
OIT (1993) Resolución sobre las estadísticas del empleo en el sector informal, adoptada
por la decimoquinta Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo. www.ilo.org
2. Aspectos metodológicos
La Encuesta Permanente de Hogares ha sufrido varios cambios metodológicos y
muestrales. El más importante fue el que se introdujo en el año 2003. Esta modifica-
ción implicó el pasaje de un tipo de encuesta puntual (relevada dos veces por año,
mayo y octubre) a uno de tipo continuo (relevada semana a semana), donde se plan-
tea como “ventana de observación” el trimestre, así como también variaciones en los
cuestionarios que se utilizan para recabar la información, incorporándose preguntas
auxiliares con el fin de rescatar formas ocultas de ocupación y de desempleo.
El INDEC difunde los datos de esta encuesta a través de la publicación en su sitio
Web de las “Bases Usuarias”. Pero para hacer comparables dichos datos y poder rea-
lizar cálculos de los indicadores a lo largo del tiempo, es necesario adoptar una serie
de decisiones teórico-metodológicas para la confección de estas series prolongadas.
En principio no pueden cotejarse aquellos indicadores procedentes de la encuesta
en sus modalidades puntual y continua, debido a los cambios metodológicos que a
lo largo de los años se fueron introduciendo. Asimismo, tampoco pueden realizarse
comparaciones dentro del mismo período en que se aplicó la encuesta en su modo
puntual, debido a la ampliación de la muestra del Gran Buenos Aires (GBA) en mayo
de 1998, cuando se incorporan al relevamiento las áreas urbanas de los partidos de
Pilar, General Rodríguez, Escobar, San Vicente, Cañuelas y Marcos Paz.
Entonces, con el objetivo de hacer comparables los datos de la encuesta para todo el
148 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
período que se pretende analizar, tuvieron que ser excluidas las cifras correspondien-
tes a estos nuevos partidos, se ha ajustado la medición del Sector Informal Urbano
a estimaciones compatibles con la información que se encuentra disponible de las
modalidades más antiguas de la encuesta, que poseen indicadores más limitados. Con
los datos que logran obtenerse de la nueva característica de la EPH, pueden utilizarse
criterios más sofisticados y específicos para medir la informalidad, pero en dicho caso
deberá acotarse el análisis a períodos muy cercanos a esta fecha, poco significativos
para alcanzar un diagnóstico de largo plazo.
En cuanto a la estimación del SIU según la definición tradicional, se incluyeron las
siguientes categorías del total de ocupados:
• Trabajadores por cuenta propia de calificación no profesional.
• Trabajadores familiares no remunerados.
• Trabajadores asalariados pertenecientes a microestablecimientos (unidades con 5
o menos ocupados).
• Patrones de microestablecimientos, excluyendo a los que tuvieran calificación
profesional.
• Por último, se incorporó al servicio doméstico en hogares privados como una
categoría residual, (titulada en este trabajo “hogares con servicio doméstico”).
Las directrices sobre la definición estadística de empleo informal, adoptadas por la
Decimoséptima Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo (17° CIET) en
el año 2003, complementan esta definición aclarando que el “concepto de sector in-
formal se refiere a unidades de producción como unidades de observación, mientras
que el concepto de empleo informal se refiere a los empleos como unidades de observa-
ción.”3
Otra de las aclaraciones pertinentes está relacionada con el período de referencia
para su comparación. La EPH en su modalidad puntual constaba de dos relevamientos
al año, denominados “ondas”, uno realizado en mayo y otro en octubre. Para nuestro
análisis se utilizó la onda de octubre, cuyos datos tienden a comportarse de una
manera más estable que la primera. En su modalidad continua, la encuesta provee
bases trimestrales y semestrales. En este caso se emplearon las bases referidas a los
segundos semestres de los años comprendidos en el período 2003-2006, debido a
que no se encontraban disponibles las bases semestrales para el año 2007 en el mo-
mento de realizar este estudio.
También se debe tener en cuenta que en los cálculos estadísticos efectuados y debido
3 OIT (2003) Directrices sobre una definición estadística de empleo informal, adoptadas por
la Decimoséptima Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo. www.ilo.org
4 Es necesario aclarar que la modalidad puntual incluyó una onda referida al mes de mayo
de 2003, la cual no fue utilizada ya que el informe está basado en los datos referidos al
segundo semestre.
150 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
3.2. ESTIMACIONES DEL EMPLEO INFORMAL EN LA PROVINCIA DE BUENOS
AIRES5
Como se mencionó anteriormente, la principal fuente de información cuantitativa
sobre las características del mercado de trabajo está constituida por la Encuesta
Permanente de Hogares. La misma presenta ventajas y desventajas. Por un lado es la
encuesta con datos de mayor antigüedad en el tiempo, pero por otro solo se incluyen
en la muestra los grandes centros urbanos. En consecuencia, no es posible extender
las conclusiones inferidas a partir de los datos de los aglomerados al total de la pro-
vincia, así como tampoco proporciona información acerca del sector rural.
Asimismo es necesario introducir nuevas aclaraciones operativas. En primer lugar,
en el caso del aglomerado del Gran Buenos Aires, con el objetivo de centrarse en
la información de Provincia, se han excluido del análisis los datos correspondientes
a Capital Federal, enfocándonos únicamente en los Partidos del Gran Buenos Aires.
A su vez, de estos últimos también han sido exceptuados los partidos incorporados
en 1998 (Pilar, General Rodríguez, Escobar, San Vicente, Cañuelas y Marcos Paz), para
permitir su comparación con los registros relevados con anterioridad a esta inte-
gración. En segunda instancia se debe tener en cuenta que el cálculo del total de los
principales aglomerados de la provincia, se realiza a partir de la suma de los valores
absolutos de cada una de las categorías para cada uno, ponderándose cada aglome-
rado con el índice que resulta de dividir su población por el total de la cantidad de
habitantes de la provincia, en base a los datos provenientes del INDEC de acuerdo al
Censo Nacional efectuado en el año 2001. Posteriormente se llevó a cabo el cálculo
de las tasas y de los indicadores en base a dichos totales. Hecha esta aclaración se
verá el gran peso que tienen los partidos del Gran Buenos Aires sobre los cálculos
realizados para la provincia.
Comenzando por un análisis amplio se muestran los principales indicadores del mer-
cado laboral en cuadro Nº1.
5 Partidos del Gran Buenos Aires, Gran La Plata, Mar del Plata-Batán y Bahía Blanca-Cerri.
Como puede observarse en el cuadro Nº1, la tasa de desocupación para los cuatro
aglomerados de la provincia de Buenos Aires relevados por la EPH, se mantuvo por
encima de los 10 puntos porcentuales, llegando a más del 20% en el 2002. Esta ten-
dencia comenzó a revertirse a fines del citado año.
Asimismo el gráfico Nº1 muestra la evolución de dichas tasas para el total del pe-
ríodo 1995 – 2006, donde pueden apreciarse los comportamientos resumidos en el
cuadro Nº1. La tasa de desempleo alcanzó 20% en octubre de 1996, conservándose
por encima del 11% en casi todo el período.
152 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº1. Indicadores del mercado laboral, principales aglomerados de la provincia de
Buenos Aires, período 1995-2006
Como muestra el cuadro Nº2, las categorías más explicativas del SIU para el periodo
de referencia fueron asalariados informales y cuenta propia no profesionales.
154 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
La primera permite distinguir un pico de 42,7% en el 2003 que desciende a partir
de entonces, hasta reducirse a cerca de 10 puntos porcentuales para el segundo se-
mestre del 2006. Los valores para la segunda categoría tuvieron variaciones menos
pronunciadas, con cambios de casi 3 puntos porcentuales en la comparación del inicio
al fin de la serie.
En el gráfico Nº2 puede distinguirse la gran diferencia que mostraron las dos ca-
tegorías mencionadas anteriormente con el resto. También es factible apreciar que
mientras la categoría asalariados informales comenzó a disminuir a partir del 2003,
la correspondiente a “cuenta propia no profesionales” se mantuvo en los mismos
niveles. Además es relevante el comportamiento en forma simétrica que muestran
las curvas de ambas categorías en el período 1995-2002. A partir de ese momento,
esta particularidad comienza a visualizarse entre las curvas correspondientes a los
asalariados informales y las del servicio doméstico en hogares privados.
Enfocándonos en los asalariados, resulta útil comparar la relación entre asalariados
dentro del sector informal con los que se encuentran incorporados al sector formal.
Estas categorías no se relacionan directamente con la característica de “registrados”
o “no registrados” puesto que mientras una persona trabaje dentro de una “unidad
formal”, salvo indicación en contrario, estadísticamente queda incluido dentro del
ámbito formal independientemente de si se encuentra o no “registrado” o si la rela-
ción contractual es establecida acorde a las leyes laborales vigentes en nuestro país6.
6 Sin embargo, según las definiciones adoptadas por la Decimoséptima Conferencia Inter-
nacional de Estadísticos del Trabajo del año 2003, el empleo no registrado estaría incluido
dentro del análisis de los empleos informales.
156 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
3.3. EN EL GRAN BUENOS AIRES (GBA)
Se comenzará por analizar el Gran Buenos Aires (GBA). El mismo comprende a Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires sumados los 24 partidos pertenecientes a la provincia
de Buenos Aires, excluyéndose de estos últimos, como se mencionó anteriormente, a
los partidos incorporados en 19987 (es decir que solamente se ha trabajado con los
19 partidos originales). En este caso se cuenta con datos de la Encuesta Permanente
de Hogares desde el año 1974. Para una caracterización del mercado laboral desde
esa fecha hasta el año 2006, se presentará a continuación la evolución de algunas
tasas básicas como la Tasa de Actividad (TA), la Tasa de Ocupación (TO), la Tasa de
Desocupación (TD) y dos tasas que representan la participación del Sector Formal
Urbano (SFU) y el Sector Informal Urbano (SIU) sobre el total de la población ocu-
pada, tal como se expusiera en la sección anterior para los principales aglomerados
de la provincia de Buenos Aires.
En el cuadro Nº4 puede advertirse que las mayores variaciones se dieron en la tasa
de desocupación donde, entre 1980 y 2002, sufre un gran aumento (más del 700%) y
luego disminuye en un 37% entre el año 2003 y 2006.
Cuadro Nº3. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Gran Buenos Aires, años de re-
ferencia
El gráfico Nº4 muestra la evolución de cada una de estas tasas para el total de la serie,
en la que se refleja el comportamiento inversamente proporcional entre el empleo y
Gráfico Nº4. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Gran Buenos Aires, años de re-
ferencia, 1974 - 2006
Una mirada más detallada del Sector Informal Urbano resulta de estudiar su compo-
sición a lo largo de estos años.
El cuadro Nº5 muestra el comportamiento de estas 5 categorías que componen el
Sector Informal Urbano para el aglomerado del Gran Buenos Aires, hacia el período
que se ha tomado como referencia. Estos datos dan cuenta de la importante parti-
cipación que tuvieron los asalariados y aquellos ocupados que trabajan por “cuenta
propia” sin ser profesionales.
El cuadro Nº 5 y el gráfico Nº5 sintetizan las características del SIU del Gran Bue-
nos Aires. Cuentapropistas no profesionales y asalariados informales concentraban
aproximadamente tres cuartos del total de ocupados en el sector informal. Mientras
que a principios de la década del ’80 el primer grupo superaba en más de 15 puntos
porcentuales al segundo, esta diferencia disminuyó a la mitad en el año 2006. Los
158 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
asalariados informales representaron la categoría que más creció a lo largo de todo
el perÍodo, llegando, en el año 2003, a sobrepasar a los cuentapropistas. Para 2002 la
cantidad de dichos asalariados había ascendido un 30%.
Cuadro Nº4. Composición del Sector Informal Urbano, aglomerado Gran Buenos Aires
(GBA), años de referencia
Gráfico Nº 5. Composición del Sector Informal Urbano, aglomerado Gran Buenos Aires
(GBA), 1974 – 2006.
Cuadro Nº5. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado Gran Buenos
Aires, años de referencia.
El cuadro Nº6 compara para cada año de referencia la composición de los asalariados.
En todos los casos los asalariados formales superaron ampliamente a los informales,
sin embargo estos últimos se acrecentaron en un 30% entre 1980 y 2006.
La relación 80% asalariados formales a 20% asalariados informales de la década del
’80 cambia a 75% asalariados formales a 25% asalariados informales en el 2006. Es en
el año 2003 que los asalariados informales tuvieron su mayor incidencia, llegando al
33%.
160 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº6. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado Gran Buenos
Aires, 1974 - 2006.
Cuadro Nº6. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Partidos del Gran Buenos Aires,
años de referencia.
De la misma forma que para el caso del Gran Buenos Aires, las mayores variaciones
fueron sufridas por la tasa de desocupación ya que durante un período de 21 años
(entre 1980 y 2001) se incrementa en casi 20 puntos porcentuales. Esos mismos
años corresponden al mínimo y máximo valor que toma esta tasa en todo el período
analizado. La disminución de las Tasas de Ocupación entre 1980 y 2006 de aproxima-
damente 10% se encontró agravada por el aumento en el lapso estudiado de la tasa
de actividad.
162 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº7. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Partidos del Gran Buenos Aires,
1980 - 2006.
Las series completas recreadas en el gráfico Nº7 reflejan la relación directa entre
las variaciones en la tasa de ocupación sobre la tasa de desempleo. La misma, que
sobrepasó el 20% a mediados de los años ’90 vuelve a obtener estos valores en los
primeros años del nuevo siglo.
Vemos que el conjunto de los principales partidos del Gran Buenos Aires siguió de
cerca el comportamiento mencionado anteriormente para la proyección que se hizo
de la provincia, mostrando su impacto sobre los indicadores de esta última, debido
a su participación demográfica.
Como se observó también en el Gran Buenos Aires, el sector informal mantiene du-
rante todo el período estudiado una conducta más estable que el sector formal.
El cuadro Nº 8 incluye los valores de la participación de las cinco categorías durante
los años de referencia mientras el gráfico Nº 8 señala detalladamente la evolución de
los mismos 5 componentes del Sector Informal Urbano para la totalidad del tramo
analizado.
Encontramos también que para los Partidos del Gran Buenos Aires, las categorías
más importantes fueron los cuentapropistas y los asalariados informales (en ese or-
den). El primer grupo, en promedio representó el 40% del sector informal mientras
los asalariados informales oscilaron durante todo el período de análisis entre el 30 y
el 40% aproximadamente. El resto se repartió entre las categorías referidas a servicio
doméstico en primer lugar, una pequeña participación que no llega a los dos dígitos
de los patrones informales y de los ocupados en empresas u hogares sin salario a
cambio.
164 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº8. Composición del Sector Informal Urbano, aglomerado Partidos del Gran Bue-
nos Aires, 1980 - 2006.
Cuadro Nº8. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado Partidos del
Gran Buenos Aires, años de referencia
Aglomerado urbano EPH puntual EPH continua
Partidos del Gran Buenos Aires II S II S II S II S
1980 1992 2002
(PGBA) 2003 2004 2005 2006
% asalariados formales 80,2% 71,1% 71,1% 65,1% 72,6% 71,4% 72,6%
% asalariados informales 19,8% 28,9% 28,9% 34,9% 27,4% 28,6% 27,4%
Fuente: Elaboración propia en base a datos aportados por Persia (2007)
El gráfico Nº 9 nos muestra año a año como fue variando la composición interna
del total de asalariados para los Partidos del Gran Buenos Aires en el transcurso del
período analizado. Se puede apreciar que de los 26 años estudiados en toda la serie
el impacto más fuerte se dio en 2003
166 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº9. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado Partidos del
Gran Buenos Aires, 1980 – 2006.
9 Se encuentran disponibles las bases desde octubre de 1984 en la página web del INDEC,
pero las mismas son bases preliminares con indicadores básicos con los que no es posible
estimar la informalidad.
Cuadro Nº10. Composición del Sector Informal Urbano, aglomerado Gran La Plata, años
de referencia
El gráfico Nº10 permite una idea más completa de la evolución de estos indicadores.
La variación ocurrida en la participación del Sector Formal sobre el total de la po-
blación ocupada coincide con el cambio en la metodología de la EPH en el año 2003.
Esta tasa disminuyó en más de 8 puntos porcentuales entre el 2002 y el 2003, siendo
la diferencia más significativa en esos años. Sin embargo también este sector fue el
más oscilante durante toda la serie registrando valores máximos de 52% y mínimos
de 41%.
168 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº10. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Gran La Plata, 1991 - 2006
Como correlato de esta situación, el mínimo nivel de participación del Sector Infor-
mal durante estos 15 años fue en 1995 con un 37,48% del total de los ocupados.
Ahora, ingresando detalladamente en el análisis del sector informal y su composición,
se presenta el cuadro Nº11 con datos sobre cuatro de los seis años estudiados en el
aglomerado del Gran La Plata.
En concordancia con los aglomerados vistos anteriormente, la mayor participación
corresponde a los trabajadores por cuenta propia y a los asalariados informales. Las
oscilaciones de estas dos categorías se relacionan inversamente, pudiendo suponerse
la existencia de movimientos de las mismas personas de una categoría a la otra du-
rante la totalidad del período analizado.
Sigue siendo llamativo el repentino cambio en la participación del servicio doméstico
en hogares privados en coincidencia con la variación en la metodología de la EPH10.
Entre los años 2002 – 2003 esta clase de trabajadores disminuyó en 12 puntos por-
centuales.
10 Dado el gran salto en los datos, debe contemplarse la posibilidad de que exista un error en
el relevamiento de la encuesta.
Justamente este valor que se escapa de los que venían registrándose en el servicio
doméstico coincide con un aumento de los asalariados informales. La explicación
consiste en que, como lo indican Emilia Roca y otros (2000)11 mientras en la EPH
puntual las personas encuestadas se autoclasificaban como trabajadores domésticos,
en la EPH continua se las designan en ciertas oportunidades como asalariados.
Las dos categorías restantes,, patrones informales y trabajadores de empresas fami-
liares sin remuneración mantuvieron un comportamiento más estable, siempre por
debajo del 10% (ver gráfico Nº11).
Para finalizar el análisis de este aglomerado, se presenta a continuación la composición
de los asalariados, discriminados según pertenezcan al sector formal o al informal.
11 Roca, Emilia; Moreno, J. Manuel (2000): ¨El trabajo no registrado y la exclusión de la segu-
ridad social¨ en Carpio, J., Klein, E., Novakovsky, I., comp., ¨Informalidad y exclusión social¨
OIT/Siempro/Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
170 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº11. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado Gran La
Plata, años de referencia
Cuadro Nº12. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Bahía Blanca-Cerri, años de
referencia.
172 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº13. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Bahí
Bahía Blanca-Cerri, 1995 -
2006.
Utilizando las mismas categorías que en los casos anteriores, podemos apreciar el
comportamiento del sector informal urbano del aglomerado de Bahía Blanca-Cerri.
El mismo se presenta en el cuadro Nº14.
Cuadro Nº13. Composición del Sector Informal Urbano, aglomerado de Bahía Blanca-Ce-
rri, años de referencia.
Gráfico Nº14. Composición del Sector Informal Urbano, aglomerado de Bahía Blanca-Cerri,
1995 -2006.
Como muestra el gráfico Nº 14, se confirma para toda la serie el dominio de las cate-
gorías mencionadas anteriormente. A partir de 1999 la categoría servicio doméstico
en hogares privados supera a la de patrones informales.
Desagregando a los asalariados según formales e informales, se obtienen para el aglo-
merado de Bahía Blanca-Cerri los siguientes niveles:
174 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº14. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado Bahía Blan-
ca-Cerri, años de referencia
Gráfico Nº15. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado Bahía Blan-
ca-Cerri, 1995-2006
Cuadro Nº15. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Mar del Plata-Batán, años de
referencia
176 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº16. Indicadores del mercado laboral, aglomerado Mar del Plata-Batán, años de
referencia.
Cuardo Nº16. Composición del Sector Informal Urbano, aglomerado Mar del Plata-Batán,
años de referencia.
Gráfico Nº17. Composición del Sector Informal Urbano, aglomerado Mar del Plata-Batán,
1995-2006
178 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadr Nº17. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado de Mar del
Cuadro
Plata-Batán, años de referencia.
Gráfico Nº18. Distribución entre asalariados formales e informales, aglomerado de Mar del
Plata-Batán, 1995-2006.
180 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
lugar la de trabajadores por cuenta propia (entre el 35,4% y el 42,3% del total del
SIU), en segunda instancia la de asalariados informales (entre el 30,7% - año 1995- y
el 42,7% - año 2003), y en tercer lugar la del servicio doméstico en hogares privados
(índices entre el 15,7% y el 20%) con un valor mínimo significativo del 9,3% registrado
en 2003.
La relación entre asalariados formales/informales, empeoró de 75,3% de asalariados
formales sobre 24,7% de asalariados informales sobre el total de asalariados en el
inicio del período analizado, a 72,6% sobre 27,4%, al final de la serie (año 2006) con
un nivel crítico de informalidad registrado en el año 2003, donde la relación fue de
65,1% sobre 34,9%.
En términos generales, siguiendo un comportamiento similar al de la ponderación
hecha para los principales aglomerados de la provincia de Buenos Aires, puede obser-
varse para el resto de los aglomerados estudiados, un aumento de la tasa de actividad
y de ocupación y una disminución de la tasa de desempleo a partir del año 2003.
Las distintas categorías utilizadas para cuantificar al SIU muestran comportamientos
diferentes según el aglomerado del que se trate. No obstante, se repite que las cate-
gorías dentro del sector informal, que resultan ampliamente dominantes en cada uno
de esos aglomerados, son los trabajadores por cuenta propia no profesionales y los
asalariados informales, mostrándose por encima de los 25 puntos porcentuales para
la totalidad de los años en el conjunto de los aglomerados.. Incluso la primera de estas
dos categorías que dominan la serie alcanza a registrar picos superiores 45%. Dichas
categorías reflejan un comportamiento inverso en todos los aglomerados, para el
total de cada una de las series, es decir lo que podría llamarse un comportamiento
“en espejo”.
Asimismo, la tercera categoría más explicativa del sector resulta ser el servicio do-
méstico en hogares privados. La misma presenta valores inferiores a los 20 puntos
porcentuales a excepción del aglomerado Gran La Plata, donde se registran durante
varios años consecutivos valores por encima del 20% (1992, 1995, 1996, 1997, 2000,
2002). También en el caso de los Partidos del Gran Buenos Aires existen dos años en
los cuales la categoría mencionada supera el 20% (1988 y 1990).
Las últimas dos categorías, patrones informales y ayuda familiar sin salario, represen-
tan los menores porcentajes del sector en el conjunto de los aglomerados y en la
totalidad de los años que fueron analizados. Se trata de porcentajes menores al 10%
para los “patrones informales” y al 6% para los trabajadores cuya ocupación es con-
siderada como ayuda familiar sin remuneración.
Al dirigir la mirada hacia la distribución de los asalariados entre el sector formal e
informal, puede verse que los primeros son mayoría en todos los años y en todos
los aglomerados que fueron analizados. Se mantienen dentro de la relación 65/35 a
182 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
6/
EL TRABAJO PRECARIO
Introducción
Como se mencionó anteriormente, el estudio del empleo precario es un tema re-
lativamente nuevo en las disciplinas académicas. El mismo puede ser definido como
“aquel que se aparta de las formas típicas del empleo asalariado, de tiempo completo,
con un vínculo contractual por tiempo indefinido y realizado en el establecimiento o
el domicilio del empleador”.
La precariedad laboral surge como consecuencia del agotamiento del modo de de-
sarrollo que había regido en la mayoría de los países luego de la Segunda Guerra
Mundial. Este hecho generó una creciente tendencia a la reestructuración productiva
con el fin de evitar la caída en la tasa de ganancia empresarial, reduciendo el costo de
la fuerza laboral y flexibilizando su utilización.
Tal como ha sido establecido en capítulos precedentes del informe, Cynthia Pok
(1992) identifica la precariedad laboral como inserción laboral con diversas carac-
terísticas: tiempo de trabajo intermitente, temporario o por tiempo determinado, a
tiempo parcial, sin garantías de estabilidad ni derecho a preaviso e indemnización en
caso de despido.
En la siguiente sección se proveerá un análisis cuantitativo de los asalariados involu-
crados en relaciones laborales inestables, intentando operativizar el concepto.
184 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº1. Porcentaje de asalariados que trabajan en relaciones laborales precarias, en
los grandes aglomerados de la provincia de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, en los años
de referencia
Gráfico Nº1. Porcentaje da asalariados que trabajan en relaciones laborales precarias, gran-
des aglomerados de la provincia de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, según años de
referencia
El cuadro Nº1 muestra los porcentajes de asalariados precarios sobre el total de los
mismos para los cuatro principales aglomerados de la provincia de Buenos Aires hacia
el cuarto trimestre de los años en que se realizó la EPH en su modalidad continua y
para el primer trimestre del año 2007.
Aglomerado III trim 2003 IV trim 2003 I trim 2004 II trim 2004 III trim 2004
H M H M H M H M H M
Gran La Plata 57.3% 42.7% 62% 38% 55.4% 44.6% 54% 46% 58% 42%
Bahíaíía Blanca-Cerri s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d
Mar del Plata-Batán 57% 43% 52% 48% 63% 37% 59.9% 40.1% 59.3% 40.7%
Partidos del Gran Buenos Aires 61.9% 38.1% 54.4% 45.6% 66% 34% 61.1% 38.9% 65.3% 34.7%
Gran Buenos Aires 59.1% 40.9% 55% 45% 64% 36% 58.5% 41.5% 63.3% 36.7%
Aglomerado IV trim 2004 I trim 2005 II trim 2005 III trim 2005 IV trim 2005
H M H M H M H M H M
Gran La Plata 57.4% 42.6% 60.4% 39.6% 66.3% 33.7% 59.3% 40.7% 61.3% 38.7%
Bahíaíía Blanca-Cerri s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d
Mar del Plata-Batán 66.2% 33.8% 50.1% 49.9% 61.2% 38.8% 69.9% 30.1% 60.8% 39.2%
Partidos del Gran Buenos Aires 58.3% 41.7% 63.6% 36.4% 60.1% 39.9% 66.4% 33.6% 66.8% 33.2%
Gran Buenos Aires 57.6% 42.4% 62% 38% 58.7% 41.3% 63.5% 36.5% 66.6% 33.4%
Aglomerado I trim 2006 II trim 2006 III trim 2006 IV trim 2006 I trim 2007
H M H M H M H M H M
Gran La Plata 72.3% 27.7% 58.8% 41.2% 53.8% 46.2% 66.9% 33.1% 59.4% 40.6%
Bahíaíía Blanca-Cerri s/d s/d s/d s/d 67.2% 32.8% 66.8% 33.2% 65.9% 34.1%
Mar del Plata-Batán 55.4% 44.6% 64.2% 35.8% 51% 49% 61.2% 38.8% 52.4% 47.6%
Partidos del Gran Buenos Aires 62.5% 37.5% 64.1% 35.9% 56.2% 43.8% 63.9% 36.1% 64% 36%
Gran Buenos Aires 62.1% 37.9% 62.4% 37.6% 56.9% 43.1% 62.3% 37.7% 65.1% 34.9%
Fuente: Elaboración propia en base a la EPH
186 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
El cuadro Nº2 muestra la distribución según género de los asalariados precarios, para
los principales aglomerados de la provincia de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires.
Cabe resaltar que no solo en la serie completa sino también en la totalidad de los
aglomerados se puede apreciar que los hombres involucrados en relaciones labora-
les precarias fueron mayoría, alcanzando valores comprendidos entre el 50% y 70%,
de acuerdo al aglomerado y al trimestre del que se trate.
En las variaciones punta a punta se observa que hubo emparejamiento de la participa-
ción de ambos sexos en el aglomerado Mar del Plata-Batán, manteniéndose aún una
diferencia de cinco puntos porcentuales. En el resto de los aglomerados de la provin-
cia de Buenos Aires y también en el caso del Gran Buenos Aires la participación de
los hombres en el trabajo precario aumentó.
Conclusiones
A pesar de las dificultades para la operativización del concepto de precariedad labo-
ral descripta en este capítulo, fue posible obtener una aproximación cuantitativa para
los principales aglomerados de la provincia de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires
para el periodo comprendido entre el tercer trimestre de 2003 y primer trimestre
de 2007.
Como pudo observarse en la variación punta a punta de los porcentajes, se constató
un aumento de los asalariados que se desempeñan en relaciones laborales precarias.
Los niveles de asalariados precarios para el primer trimestre de 2007 mostraron al
aglomerado de Mar del Plata-Batán como el que contenía el mayor porcentaje de
asalariados en situación de precariedad, alrededor de 20%.
La distribución de los mismos según género muestra en todos los trimestres y el
conjunto de los aglomerados una mayoría masculina, alcanzando los hombres a re-
presentar en algunos casos, prácticamente las tres cuartas partes de los asalariados
precarios.
Introducción
Como se describe detalladamente en capítulos anteriores del informe, se considera
que el Empleo No Registrado comprende a aquellos trabajadores en relación de
dependencia laboral a los cuales no se les realizan aportes al Sistema Integrado de
Jubilaciones y Pensiones (SIJP). Esto implica un universo de análisis distinto, no ex-
cluyente, al de trabajadores del sector informal. De esta forma, es posible encontrar
asalariados que no estén registrados, más allá de que se encuentren desarrollando
tareas en empresas del sector formal.
En comparación al análisis efectuado precedentemente sobre el SIU y dado que las
categorías de asalariados registrados y no registrados comprenden solo a los traba-
jadores en relación de dependencia, está previsto que el universo de análisis sea más
reducido que en el caso del sector formal, ya que para su cálculo son excluidos los
patrones informales, los cuenta propia no profesionales y los trabajadores familiares
sin remuneración.
Como las implicancias del empleo no registrado han sido descriptas en la primera
parte del presente estudio, basta mencionar aquí que los trabajadores no registrados
se encuentran en una situación de desprotección total, generando una perversa frag-
mentación del mercado laboral.
Cuadro Nº1. Porcentaje de asalariados a los cuales no se les descuenta el aporte personal
jubilatorio, principales aglomerados de la provincia de Buenos Aires, mes de octubre de los
años 1992-2002 y mayo de 2003
Empleo No Registrado
Aglomerado urbano 1992 1993 1996 1997 2002 2003
Partidos del Conurbano 33.4% 35.2% 39.0% 38.3% 48.4% 49.2%
Bahía
íía Blanca s/d s/d 32.5% 31.7% 36.9% 38.4%
Gran La Plata 26.5% 25.4% 29.4% 34.9% 37.9% 37%
Mar del Plata y Batán
Bat s/d s/d 35.3% 38% 46% 46%
Fuente: Elaboración propia a partir de datos publicados por Boletín de Estadísticas Laborales
del MTEySS.
190 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Si se comparan los datos para los aglomerados Gran La Plata y Partidos del Conurba-
no1 se observa una tendencia particular en cuanto a los trabajadores no registrados.
Dichos partidos presentan grandes diferencias entre sí mismos para los años 1992 y
1993. Así vemos que para 1992 en los Partidos del Conurbano el 33,4% de los asala-
riados no se encontraban registrados, en comparación con un 26,5% que se evidencia
en el Gran La Plata; hacia el año 1993 dichas cifras fueron de 35,2 % y 25,4% respec-
tivamente. En promedio entre 1992 y 2003, el total de trabajadores asalariados a los
cuales no se les realizó el correspondiente descuento jubilatorio fue de 40,6% en el
aglomerado Partidos de Conurbano y de 31,8% para el de Gran La Plata.
A partir de 1996 se cuenta con datos para los cuatro aglomerados, pudiendo ob-
servarse una fuerte diferencia entre los respectivos registros de aquel momento.
En dicho año hay dos aglomerados que mostraron un porcentaje de asalariados no
registrados superior al total y otros dos en los cuales los porcentajes se ubicaron
por debajo. La proporción de asalariados no registrados para el aglomerado de Mar
del Plata-Batán se ubicó en el 35,3% y en los Partidos del Conurbano en 39% en el
año 1996. Por el contrario en los aglomerados Gran La Plata y Bahía Blanca-Cerri
los porcentajes fueron 29,4% y 32,5% respectivamente. Hacia 1997 esas diferencias
se mantuvieron.
No obstante, para los años 2002 y 2003 los porcentajes de trabajadores no registra-
dos se incrementaron en todos los centros urbanos analizados. Si promediamos el
conjunto de aglomerados del país relevados por la EPH, estamos en condiciones de
señalar que el aumento fue de aproximadamente 8 puntos, representando cerca de
un 43,8% en 2002. En el Gran La Plata y Bahía Blanca-Cerri, los porcentajes fueron
37,9% y 36,9% respectivamente, manteniéndose por debajo de la media, pero en Mar
del Plata-Batán y en los Partidos del Conurbano el incremento fue considerable: es-
tos indicadores se ubicaron en 46% y 48,4% en el año 2002.
En la onda mayo de 2003, esos niveles permanecieron elevados. Mientras que el aglo-
merado de Mar del Plata-Batán se mantuvo exactamente igual, en los Partidos del
Conurbano se presentó un leve ascenso de casi uno por ciento.
El gráfico Nº1 muestra el total de la serie, para los cuatro aglomerados. Puede apre-
ciarse a lo largo de la misma el aumento que experimentaron los cuatro aglomerados
pertenecientes a Provincia de Buenos Aires.
1
Recuérdese que con el cambio de la metodología de relevamiento en la EPH se reemplazó
la referencia de Conurbano del GBA por Partidos del GBA (INDEC – 2003 ¿Qué es el
Gran Buenos Aires?).
Fuente: Elaboración propia a partir de datos publicados por Boletín de Estadísticas Laborales
del MTEySS.
192 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº2. Asalariados no registrados, excluyendo al servicio doméstico, principales aglo-
merados de la provincia de Buenos Aires, III trimestre 2006 – I trimestre 2007.
Aglomerado III trim 2006
Asalariados No registrados Proporción
Partidos del GBA 2,720,783 1,127,488 41.4%
Bahía
íía Blanca-Cerri 83,427 28,785 34.5%
Gran La Plata 223,749 72,258 32.3%
Mar del Plata-Batán 173,634 59,501 34.3%
Aglomerado IV trim 2006
Asalariados No registrados Proporción
Partidos del GBA 2,722,099 1,131,918 41.6%
Bahía
íía Blanca-Cerri 81,974 28,950 35.3%
Gran La Plata s/d s/d s/d
Mar del Plata-Batán 175,302 63,634 36.3%
Aglomerado I trim 2007
Asalariados No registrados Proporción
Partidos del GBA 2,771,569 1,085,630 39.2%
Bahía
íía Blanca-Cerri 84,744 31,519 37.2%
Gran La Plata 241,994 79,309 32.8%
Mar del Plata-Batán 171,606 63,925 37.3%
Fuente: Elaboración propia en base a datos publicados por el INDEC
Como ya se ha citado precedentemente, dado que los datos del cuadro Nº1 y cuadro
Nº2 provienen de fuentes distintas no es posible agregar esas dos informaciones. El
cuadro Nº1 fue elaborada en base a cifras publicadas por el Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social, mientras que el cuadro Nº 2 fue producida por el equipo
a cargo del estudio, en base a los datos difundidos por el Instituto Nacional de Esta-
dísticas y Censos en los tabulados básicos de la EPH.
En el cuadro Nº2 y los gráficos Nº2, Nº3 y Nº4 se señalan los asalariados no re-
gistrados para los cuatro principales aglomerados de la provincia de Buenos Aires.
En comparación con la situación en el período comprendido entre 1990 y 2003
(cuadro Nº1), se puede observar que el aglomerado Partidos del GBA (denominado
en el cuadro Partidos del Conurbano) tuvo una leve mejoría, pero se sitúa perma-
nentemente por encima de los porcentajes recabados en los restantes aglomerados
urbanos relevados por la EPH.
194 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº4. Distribución entre salariados registrados y no registrados, excluyendo al ser-
vicio doméstico, en los cuatro aglomerados de la provincia de Buenos Aires, primer trimestre
2007
Cuadro Nº3. Porcentaje de asalariados a los cuales no se les descuenta el aporte personal
jubilatorio, principales aglomerados de la provincia de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, ter-
cer trimestre 2003 – primer trimestre 2007
III trim IV trim I trim II trim III trim
Aglomerado
2003 2003 2004 2004 2004
Gran La Plata 34.6% 39.9% 35.1% 38.0% 36.0%
Bahía
íía Blanca-Cerri s/d s/d s/d s/d s/d
Mar del Plata-Batán 40.2% 40.7% 39.9% 37.1% 43.6%
Partidos del Gran Buenos Aires 46.6% 44.2% 46.4% 45.1% 46.4%
Gran Buenos Aires 43.1% 42.4% 42.7% 42.0% 42.4%
IV trim I trim II trim III trim IV trim
Aglomerado
2004 2005 2005 2005 2005
Gran La Plata 38.5% 39.3% 39.0% 37.6% 38.3%
Bahía
íía Blanca-Cerri s/d s/d s/d s/d s/d
Mar del Plata-Batán 46.2% 43.8% 41.2% 38.5% 41.7%
Partidos del Gran Buenos Aires 45.9% 44.7% 45.2% 44.1% 44.3%
Gran Buenos Aires 43.6% 41.5% 42.5% 41.1% 40.4%
I trim II trim III trim IV trim I trim
Aglomerado
2006 2006 2006 2006 2007
Gran La Plata 34.1% 35.4% 33.8% 35.6% 35.8%
Bahía
íía Blanca-Cerri s/d s/d 36.9% 35.8% 39.6%
Mar del Plata-Batán 36.0% 39.2% 35.2% 38.9% 37.5%
Partidos del Gran Buenos Aires 43.6% 43.9% 42.4% 42.9% 40.4%
Gran Buenos Aires 40.1% 40.5% 39.3% 40.0% 37.9%
196 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Gráfico Nº5. Porcentaje de asalariados a los cuales no se les descuenta el aporte personal
jubilatorio, principales aglomerados de la provincia de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, ter-
cer trimestre 2003 – primer trimestre 2007
198 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº4. Distribución de asalariados no registrados según género, principales aglomera-
dos de la provincia de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, años de referencia
Aglomerado III trim 2003 IV trim 2003 I trim 2004 II trim 2004 III trim 2004
H M H M H M H M H M
Gran La Plata 43% 57% 47.7% 52.3% 50.2% 49.8% 48.5% 51.5% 45.6% 54.4%
Bahíaíía Blanca-Cerri s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d
Mar del Plata-Batán 50.4% 49.6% 45% 55% 54.3% 45.7% 49.5% 50.5% 46.9% 53.1%
Partidos del Gran Buenos
52.1% 47.9% 51.4% 48.6% 52.6% 47.4% 50.4% 49.6% 52.7% 47.3%
Aires
Gran Buenos Aires 49.7% 50.3% 50.7% 49.3% 51.1% 48.9% 49.1% 50.9% 50.6% 49.4%
Aglomerado IV trim 2004 I trim 2005 II trim 2005 III trim 2005 IV trim 2005
H M H M H M H M H M
Gran La Plata 49.7% 50.3% 50.7% 49.3% 51.5% 48.5% 49.8% 50.2% 51.4% 48.6%
Bahíaíía Blanca-Cerri s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d s/d
Mar del Plata-Batán 50.6% 49.4% 44.7% 55.3% 48.6% 51.4% 54% 46% 46.8% 53.2%
Partidos del Gran Buenos
50.8% 49.2% 49.8% 50.2% 50.0% 50.0% 52.9% 47.1% 51.5% 48.5%
Aires
Gran Buenos Aires 50.6% 49.4% 49.4% 50.6% 48.4% 51.6% 51.3% 48.7% 50.4% 49.6%
Aglomerado I trim 2006 II trim 2006 III trim 2006 IV trim 2006 I trim 2007
H M H M H M H M H M
Gran La Plata 52.1% 47.9% 51.2% 48.8% 48.5% 51.5% 47.7% 52.3% 49.1% 50.9%
Bahíaíía Blanca-Cerri s/d s/d s/d s/d 49.3% 50.7% 45.3% 54.7% 51.2% 48.8%
Mar del Plata-Batán 42.8% 57.2% 49.4% 50.6% 52.4% 47.6% 52.4% 47.6% 53.4% 46.6%
Partidos del Gran Buenos
49.3% 50.7% 51.7% 48.3% 50.6% 49.4% 48.8% 51.2% 49.5% 50.5%
Aires
Gran Buenos Aires 48.2% 51.8% 50.5% 49.5% 49.8% 50.2% 48.1% 51.9% 49.2% 50.8%
200 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
que a principios del año 2007 el porcentaje de trabajo no registrado era de 37,9%, y
su nivel máximo desde mediados de 2003 hasta ese momento fue de 43,4%.
La distribución de asalariados no registrados discriminados en hombres y mujeres
mostró niveles muy parejos entre ambos sexos. En el análisis punta a punta no se
verificaron grandes cambios en la distribución según género.
Introducción
La provincia de Buenos Aires presenta una gran heterogeneidad, tanto en su com-
posición socio-demográfica como por las actividades económicas que se desarrollan
en los 134 partidos que la integran. Según el último Censo Nacional de Población,
Hogares y Vivienda, realizado en el año 2001, su población ascendía a 13.827.203 ha-
bitantes, y se proyecta que ésta alcanzará los 15.052.177 en julio de 20081.
Un estudio completo de la provincia de Buenos Aires debería contemplar la men-
cionada heterogeneidad. En tal sentido y a modo de complemento de la información
brindada por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), puede recurrirse a la En-
cuesta de Hogares y Empleos (EHE), a cargo de la Dirección Provincial de Estadística,
dependiente del Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires. La misma
releva, a nivel municipal, datos referidos a las características socioeconómicas de la
población, buscando como principal objetivo confeccionar un mapa de los municipios
de la citada provincia, a partir de la integración de resultados locales suministrados,
1
Fuente: Proyecciones de la población de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007.
Dirección Provincial de Estadística. Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires.
1. Metodología
Utilizando los lineamientos técnicos estadísticos establecidos por el INDEC para el
Marco Muestral Nacional Urbano (MMNU), la Dirección Provincial de Estadística
diseñó el Marco Muestral Provincial Urbano (MMPU) para la provincia de Buenos
Aires, en función del cual se definió la muestra sobre la que trabaja la Encuesta de
Hogares y Empleo. Se eligió un diseño probabilístico bietápico, en el que se adoptaron
como unidades de selección para la primera etapa las fracciones y los radios, y para
la segunda, las viviendas.2
Tanto el desarrollo metodológico como el diseño de los cuestionarios, la planifica-
ción de tareas, la capacitación de encuestadores y programación y procesamiento de
datos estuvieron a cargo de la Dirección Provincial de Estadística.
Con el objetivo de que los resultados obtenidos sean comparables con otras fuentes
de información oficial, se utilizaron en el diseño de la EHE las definiciones de otros
operativos, como la EPH y el Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda.
2
Para una mayor comprensión se recomienda consultar los Informes de Prensa emitidos por la
Dirección Provincial de Estadísticas – Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires.
204 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº1: Períodos relevados por la Encuesta de Hogares y Empleo (EHE) en los distritos
de la provincia de Buenos Aires, cuyos datos se encuentran disponibles en la página web de la
Dirección Provincial de Estadísticas de la provincia de Buenos Aires.
Esteban
Bragado Campana Junín Luján Pergamino Saladillo Tandil
Echeverría
í
ía
May’04
Jun’05 Nov’04
Nov’05 Nov’05 Ago’05 Nov’05
May’06 Nov’06 Nov’06 Nov’06 Ago’06 May’06 Nov’06
Ago’07
Fuente: Elaboración propia en base a información extraída de la Dirección Provincial de Esta-
dísticas
3
Dato que corresponde a la suma de la población de cada municipio encuestado, según el Censo
Nacional de Población, Hogares y Viviendas del año 2001, realizado por el INDEC.
206 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
3. Aproximación al Trabajo y el Empleo No Registrado por distritos
3.1. BRAGADO
El municipio de Bragado abarca una superficie de 2211,87 Km24. Según las proyec-
ciones contaría con 41.649 habitantes al momento de la realización de la encuesta
(mayo de 2006).
El relevamiento correspondiente a la Encuesta de Hogares y Empleo en este munici-
pio fue realizado únicamente en mayo del año 2006. El resultado del mismo permite
caracterizar el mercado laboral de Bragado a dicha fecha (cuadro Nº4).
Cuadro Nº4: Tasas Básicas del mercado laboral. Partido de Bragado. Mayo 2006.
%
Tasa de actividad 44,3
Tasa de empleo 40,5
Tasa de desocupación
desocupaci 8,4
Tasa de subocupación
subocupaci 14,2
Demandante 9,3
no demandante 4,7
Fuente: Elaboración propia en base a la EHE. Dirección Provincial de Estadística
4
Los datos referidos a las superficies de los diferentes municipios que aquí se analizan, fueron extraídos
de la información publicada en el sitio web del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, www.bba.
gov.ar.
5 Recuérdese que se analiza al trabajo precario como al tipo de ocupación que tiene una fecha de
finalización, utilizando como variable “proxy” para realizar la estimación a la estabilidad en la ocupación.
De ahí resulta que la tasa de empleo precario es la que resulta de la suma de las tasas de las categorías
“trabajo temporario”, “changa” y “duración desconocida”.
208 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Con el objetivo de profundizar el análisis del sector asalariado, a continuación se
muestra la cantidad de trabajadores que contaban con algún beneficio social; un total
de 4.627 personas no recibían ninguno de ellos, es decir, el 41% de los asalariados.
Cuadro Nº7. Población asalariada según percepción de beneficios sociales. Partido de Bra-
gado. Mayo 2006.
Cantidad Aproximada
Tasa (%) de Personas
Indemnización por despido 47,8 5394
Vacaciones pagas 57,1 6443
Aguinaldo 57,9 6534
Descuentos Jubilatorios 54,1 6105
Obra Social 53,7 6060
Ningún Beneficio 41,0 4627
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y
Proyecciones de la población de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007.
DPE
3.2. CAMPANA
Este municipio se incorporó a los relevamientos de la Encuesta de Hogares y Em-
pleo en 2006. Los únicos datos disponibles para el mismo corresponden al mes de
noviembre de ese año.
Cuadro Nº 9. Tasas Básicas del mercado laboral. Partido de Campana. Noviembre 2006.
Tasa (%)
Tasa de actividad 44,2
Tasa de empleo 40,2
Tasa de desocupación 9,1
Tasa de subocupación 10,6
Demandante 9,2
no demandante 1,3
Fuente: Elaboración propia en base a la EHE. Dirección Provincial de Estadística
Cuadro Nº10. Población ocupada según categoría ocupacional. Partido de Campana. No-
viembre 2006.
Cantidad Aproximada
Tasa (%)
de Personas
Patrón o empleador 3,8 1401
Cuenta propia 22,6 8331
Asalariados 72,7 26800
Trabajador sin salario 1,0 369
No responde . 0
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Desagregando a las personas que tenían una actividad en noviembre de 2006 según
sus categorías ocupacionales, cuadro Nº10, puede observarse el alto porcentaje que
representaban los asalariados: 72,7%; esto implica cerca de 26.800 personas. La se-
gunda categoría más numerosa fue “cuenta propia”, la cual llegó a constituir el 22,6
% del total de ocupados.
210 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº11. Población ocupada según estabilidad de la ocupación. Partido de Campana.
Noviembre 2006.
Cantidad
Tasa (%) Aproximada de
Personas
Permanente 87,3 32182
Trabajo temporario 6,4 2359
Changa 1,4 516
Duración desconocida 4,9 1806
No responde 0
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Tasa (%)
Tasa de Trabajo Registrado (TR) 68,2
Tasa de Trabajo No Registrado (TNR) 31,8
Puede apreciarse que para noviembre de 2006 el 68,2% de los asalariados contaban
con sus respectivos descuentos jubilatorios, representando el mejor registro de to-
dos los municipios encuestados.
212 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº14. Tasas Básicas del mercado laboral. Partido de Esteban Echeverría. Junio y
Noviembre 2005.
Tasas (%)
Jun’05 Nov’05
Tasa de actividad 43,5 45,0
Tasa de empleo 35,5 38,5
Tasa de desocupación 18,4 14,4
Tasa de subocupación 17,5 16,9
demandante s/d 13,9
no demandante s/d 2,8
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE
Entre los meses de junio y noviembre, la PEA creció aproximadamente en 4.000 per-
sonas. La población ocupada pasó de 92.364 a 100.170, cuyo aumento se trasladó a
una disminución de los desocupados a 16.860 personas.
El cuadro Nº15 exhibe las categorías ocupacionales en las que puede clasificarse a la
población del municipio bajo análisis que a noviembre de 2005 tenía una actividad.
Cuadro Nº15. Población ocupada según categoría ocupacional. Partido de Esteban Echeve-
rría. Noviembre 2005.
Cantidad
Tasa (%) Aproximada de
Personas
Patrón o empleador 2,0 2003
Cuenta propia 22,7 22739
Asalariados 74,2 74326
Trabajador sin salario 1,1 1102
No responde - -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la Provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Los asalariados han registrado un aumento de 7.824 trabajadores entre junio y no-
viembre, siendo la única categoría que muestra un cambio significativo entre ambos
meses. Como correlato de esta variación podría indicarse que se manifiesta una
reducción de los cuentapropistas, ya que su participación disminuye en 2 puntos por-
centuales entre los momentos de ambas encuestas. Pero, sin embargo, al trasladarlo
a cantidad de personas, se observa que esta apreciación no es del todo cierta, ya que
esta categoría presenta un incremento de casi 500 personas, debido al ascenso del
total de la población del distrito entre las citadas fechas.
Como muestra el cuadro Nº16, un total de 27.947 personas no contaban con una
ocupación estable en noviembre de 2005 mientras que en el mes de junio (5 meses
antes) esta situación de precariedad abarcaba a 40.363 personas (es decir 43,7% de
los ocupados en el mes de junio del 2005 contra el 27,9% en noviembre del mismo
año). Se evidencia un notable aumento de las personas con una ocupación perma-
nente al cabo de 5 meses, de aproximadamente 20.000 personas. Semejante variación
invita a pensar que pudo haber un error metodológico o que esas ocupaciones per-
manentes fueron resultado de alguna política implementada entre esos 5 meses del
año en cuestión.
El cuadro Nº17 nos acerca a la situación del Trabajo y Empleo No Registrado en
este distrito. Del total de 74.326 asalariados, aproximadamente solo 35.000 gozaban
del descuento jubilatorio correspondiente, mientras en junio esta era la situación de
32.520 asalariados.
214 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº17. Población asalariada según percepción de beneficios sociales. Partido de Es-
teban Echeverría. Noviembre 2005.
Cantidad Aproximada
Tasa (%) de Personas
Indemnizacióón por despido 43,2 32109
Vacaciones pagas 48,4 35974
Aguinaldo 49,2 36568
Descuentos Jubilatorios 47,1 35008
Obra Social 46,8 34785
Ningúún Beneficio 48,1 35751
Fuente:: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y
Proyecciones de la población de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007.
DPE
Como puede verse, más del cincuenta por ciento de los asalariados del municipio
de Esteban Echeverría, no contaban con su correspondiente descuento jubilatorio;
es decir, el 52,9% de los asalariados del municipio bajo análisis no se encontraban
registrados.
3.4. JUNÍN
El municipio de Junín, localizado al noroeste de la provincia de Buenos Aires, posee
una superficie de 2253,20 Km2 y su población según el censo del año 2001 era de
88.664 habitantes. La EHE relevó este partido en noviembre de 2006, y se proyectó
que su población en ese momento ascendía a 94.161 personas.
La PEA incluía aproximadamente a 45.100 individuos de los cuales cerca de 40.000
tenían una ocupación. Como puede verse en el cuadro Nº19, la tasa de actividad del
Cuadro Nº19. Tasas Básicas del mercado laboral. Partido de Junín. Noviembre 2006.
Tasa (%)
Tasa de actividad 47,9
Tasa de empleo 43,4
Tasa de desocupación 9,4
Tasa de subocupación 12,5
Demandante 8,9
no demandante 3,4
Fuente: Elaboración propia en base a la EHE. Dirección Provincial de Estadística
Cuadro Nº20. Población ocupada según categoría ocupacional. Partido de Junín. Noviembre
2006.
Cantidad Aproximada
Tasa (%)
de Personas
Patrón o empleador 7,6 3106
Cuenta propia 20,1 8214
Asalariados 70,6 28851
Trabajador sin salario 1,8 736
No responde - -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Al igual que en los anteriores partidos relevados, las dos categorías más numerosas
son asalariados, representando a noviembre de 2006 el 70,6% de los ocupados del
partido de Junín, y cuentapropistas que se ubicó en un 20,1%.
216 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº21. Población ocupada según estabilidad de la ocupación. Partido de Junín. No-
viembre 2006.
Cantidad
Aproximada de
Tasa (%)
Personas
Permanente 85,7 35022
Trabajo temporario 7,0 2861
Changa 2,8 1144
Duración desconocida 4,5 1839
No responde - -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Como muestra el cuadro Nº21, el 85,7% de las personas ocupadas contaban con
estabilidad en sus trabajos. Por otro lado, del total de la población ocupada más de
5.800 personas no poseen una ocupación de tipo permanente (14,3% de los ocupa-
dos)
La situación de registro o no registro de los casi 30.000 asalariados puede deducirse
de el cuadro Nº22 donde son exhibidos en forma detallada los trabajadores que
reciben beneficios sociales.
Cuadro Nº22. Población asalariada según percepción de beneficios sociales. Partido de Junín.
Noviembre 2006.
Cantidad Aproximada
Tasa (%)
de Personas
Indemnización por despido 51,1 14743
Vacaciones pagas 61,2 17657
Aguinaldo 62,5 18032
Descuentos Jubilatorios 63,0 18176
Obra Social 61,7 17801
Ningún Beneficio 34,9 10069
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y
Proyecciones de la población de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007.
DPE
Más de 10.000 personas no contaban con ninguno de estos beneficios en el año del
relevamiento de la encuesta. Las tasas de Trabajo y Empleo Registrado y No Registra-
do se exponen en el cuadro Nº23.
Podemos observar que del total de asalariados, el 37% carecía de descuento jubila-
torio.
3.5. LUJÁN
El partido de Luján abarca una superficie de 777,13 Km2; en el año 2001 habitaban
93.992 personas y probablemente en 2006 lo harían 101.718, según las proyecciones
de la Dirección Provincial de Estadística de la provincia de Buenos Aires.
Este distrito se introdujo en los municipios relevados por la Encuesta de Hogares
y Empleo en 2005. Así es que actualmente se cuenta con datos correspondientes al
mes de noviembre de los años 2005 y 2006.
La situación del mercado laboral entre esas fechas se detalla en el cuadro Nº24.
Cuadro Nº24. Tasas Básicas del mercado laboral. Partido de Luján. Noviembre 2005 y
2006.
Tasas (%)
Nov’05 Nov’06
Tasa de actividad 50,3 49,8
Tasa de empleo 45,4 44,8
Tasa de desocupación 9,8 9,9
Tasa de subocupación 15,9 17,0
Demandante 10,4 12,0
no demandante 5,4 4,7
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE
La PEA en noviembre del 2005 incluía aproximadamente a 50.500 personas, sin verifi-
car grandes variaciones al siguiente año, sumándose un poco más de 100 ciudadanos.
La población ocupada en el año 2006 era apenas superior a 45.500 individuos, mien-
tras que la desocupada abarcaba cerca de 5.000 ciudadanos.
De esos ocupados, en noviembre del 2006 cerca de 31.200 eran asalariados, mientras
que un año después, esta cifra disminuía en casi 1.500 personas, tal como se exhibe
en el cuadro Nº25.
218 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº25. Población ocupada según categoría ocupacional. Partido de Luján. Noviembre
2006.
Cantidad
Aproximada de
Tasa (%)
Personas
Patrón o empleador 5,9 2689
Cuenta propia 21,4 9752
Asalariados 71,8 32719
Trabajador sin salario 0,9 410
No responde . -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Como también muestra el cuadro Nº25, la segunda categoría más numerosa estaba
integrada por cuentapropistas, los cuales representaban, a noviembre de 2005, el
21,4% de las personas ocupadas de la localidad de Luján.
El grado de precariedad de estas actividades se deja ver en el cuadro Nº26, en la que
se indica la cantidad y porcentaje de personas con alguna ocupación según el tipo de
estabilidad en la misma, al momento del relevamiento de la encuesta.
Cuadro Nº26. Población ocupada según estabilidad de la ocupación. Partido de Luján. No-
viembre 2006.
Cantidad
Aproximada de
Tasa (%)
Personas
Permanente 83,5 38051
Trabajo temporario 6,6 3008
Changa 1,7 775
Duración desconocida 8,2 3737
No responde -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Entre los dos años que relevó la EHE este municipio cerca de 900 personas comen-
zaron a tener su respectivo descuento jubilatorio; sin embargo, la cantidad de traba-
jadores sin ningún beneficio registró un aumento de 3.717.
El cuadro Nº28 muestra las tasas de trabajo Registrado y No Registrado en este
partido en los dos años en que se realizó la encuesta.
3.6. PERGAMINO
La localidad de Pergamino se encuentra en el noroeste bonaerense. Tiene una su-
perficie de 3010,19 Km2. En el año 2001 estaba compuesta por 99.193 personas,
estimando que su población para 2007 ascendería a 104.522 habitantes.
Este municipio fue el primero en ser relevado, en mayo del año 2004; el último dato
publicado corresponde al mes de agosto de 2007.
220 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
El cuadro Nº29 muestra los indicadores básicos del mercado laboral para los años en
los que puede establecerse alguna comparación, debido a que desde 2005 los datos
corresponden al mismo mes.
Cuadro Nº29. Tasas Básicas del mercado laboral. Partido de Pergamino. Agosto de 2005,
2006 y 2007.
Tasas (%)
Tasas Básicas del mercado laboral Ago’05 Ago’06 Ago’07
Tasa de actividad 46,9 49,3 44,4
Tasa de empleo 43,5 44,5 41,5
Tasa de desocupación 7,3 9,8 6,5
Tasa de subocupación 15,0 11,4 8,0
Demandante 12,0 9,4 5,3
no demandante 3,0 2,1 2,7
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE
La PEA en agosto del año 2007 estaba estimada en 46.408 personas, de las cuales
43.377 contaban con una ocupación y más de 3.000 se encontraban desocupadas.
En agosto del año 2005, 29.370 ocupados eran asalariados y en el año 2006 esta ca-
tegoría ascendía a 33.121 personas.
Cuadro Nº30. Población ocupada según categoría ocupacional. Partido de Pergamino. Agos-
to de 2007.
Cantidad
Tasa (%) Aproximada de
Personas
Patró
ón o empleador 4,3 1865
Cuenta propia 23,7 10280
Asalariados 71,2 30884
Trabajador sin salario 0,6 260
No responde 0,2 87
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
En el relevamiento del año 2007 se publicaron los datos que muestra el cuadro Nº32.
Existe un cambio metodológico para el relevamiento de los mismos en la fecha citada
que deviene en un análisis diferente de la precariedad laboral.
Del cuadro Nº32 se desprende que para agosto de 2007 el 90% de los ocupados no
tenían acordado el momento de finalización de su relación laboral.
Los beneficios sociales de los cuales gozaba la población asalariada en el año 2007 se
muestran en el cuadro Nº33.
222 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº33. Población asalariada según percepción de beneficios sociales. Partido de Per-
gamino. Agosto 2007.
Cantidad Aproximada
Tasa (%)
de Personas
Indemnización por despido 54,8 16925
Vacaciones pagas 61,6 19025
Aguinaldo 61,2 18901
Descuentos Jubilatorios 61,5 18994
Obra Social 61,1 18870
Ningún Beneficio 36,0 11118
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y
Proyecciones de la población de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007.
DPE
Entre los años 2005 y 2007 más de 4.400 trabajadores se incorporaron al Sistema de
Seguridad Social y cerca de 3.000 empezaron a gozar de alguno de estos beneficios
al cabo del lapso analizado.
Las Tasas de Trabajo y Empleo Registrado y No Registrado evolucionaron entre agos-
to de 2005 y 2007 como muestra el cuadro Nº34.
Cuadro Nº35. Tasas Básicas del mercado laboral. Partido de Saladillo. Mayo 2006.
Tasa (%)
Tasa de actividad 49,2
Tasa de empleo 46,5
Tasa de desocupación 5,4
Tasa de subocupación 15,2
Demandante 10,3
no demandante 4,9
Fuente: Elaboración propia en base a la EHE. Dirección Provincial de Estadística
Un total de 15.340 personas conforman la PEA en esta localidad, de las cuales cerca
de 14.500 serían ocupados, mientras que alrededor de 1.000 se encontrarían en
situación de desocupación.
Cuadro Nº36. Población ocupada según categoría ocupacional. Partido de Saladillo. Mayo
2006.
Cantidad Aproximada
Tasa (%)
de Personas
Patrón o empleador 5,6 812
Cuenta propia 19,1 2769
Asalariados 73,4 10642
Trabajador sin salario 1,9 275
No responde . -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
224 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº37. Población ocupada según estabilidad de la ocupación. Partido de Saladillo.
Mayo 2006.
Cantidad
Tasa (%) Aproximada de
Personas
Permanente 85,1 12338
Trabajo temporario 8,3 1203
Changa 2,3 333
Duración desconocida 4,4 638
No responde - -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Del total de ocupados aproximadamente unos 2.200 no tenían una actividad de tipo
permanente, tal como indica el cuadro Nº37, representando el 15% del total de ocu-
pados.
Los asalariados que recibían algún tipo de beneficio social constituían alrededor de
6.600 personas en mayo del año 2006.
Cuadro Nº38. Población asalariada según percepción de beneficios sociales. Partido de Sa-
ladillo. Mayo 2006.
Cantidad Aproximada
Tasa (%)
de Personas
Indemnización por despido 45,1 4799
Vacaciones pagas 58,3 6204
Aguinaldo 58,0 6172
Descuentos Jubilatorios 57,1 6076
Obra Social 54,9 5842
Ningún Beneficio 38,0 4044
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y
Proyecciones de la población de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007.
DPE
3.8. TANDIL
Este municipio es el de mayor superficie del conjunto analizado hasta el momento,
con 4836,53 Km2. La cantidad de habitantes en el 2001 era de 108.109, es decir
aproximadamente 22 personas por km2. Según las proyecciones, para 2006 esta cifra
ascendería a 114.713 personas.
Los datos publicados a la fecha del presente informe corresponden a los relevamien-
tos realizados en noviembre de 2005 e igual mes de 2006.
El cuadro Nº40 exhibe los indicadores básicos del mercado de trabajo tandilense.
Cuadro Nº40. Tasas Básicas del mercado laboral. Partido de Tandil. Noviembre 2005 y
2006.
Tasas (%)
Nov’05 Nov’06
Tasa de actividad 47,4 48,4
Tasa de empleo 42,4 45,6
Tasa de desocupación 10,5 5,9
Tasa de subocupación 11,6 11,5
Demandante 9,6 7,4
no demandante 2,0 4,1
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE
226 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Cuadro Nº41. Población ocupada según categoría ocupacional. Partido de Tandil. Noviembre
2006.
Cantidad Aproximada
Tasa (%)
de Personas
Patrón o empleador 6,9 3665
Cuenta propia 22,3 11844
Asalariados 69,3 36807
Trabajador sin salario 1,6 850
No responde . -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
Desde el primer año relevado hasta el 2006 la población asalariada registró un incre-
mento de más de 2.500 trabajadores, mientras que los cuentapropistas crecieron en
casi 2.000 personas.
Respecto a la duración de estas ocupaciones y a modo de acercamiento a la determi-
nación de la precariedad de las mismas, se presenta el cuadro Nº42.
Cuadro Nº42. Población ocupada según estabilidad de la ocupación. Partido de Tandil. No-
viembre 2006.
Cantidad
Tasa (%) Aproximada de
Personas
Permanente 89,5 47535
Trabajo temporario 5,8 3081
Changa 1,5 797
Duración desconocida 3,3 1753
No responde - -
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE y Proyecciones de la pobla-
ción de la provincia de Buenos Aires por partidos. Período 2001-2007. DPE
A quienes contaban con una ocupación de tipo permanente durante el 2005 se les
sumaron más de 6.300 personas según las estimaciones en base al relevamiento de la
encuesta en el mes de noviembre de 2006. Un año antes aproximadamente 7.840 in-
dividuos poseían un empleo de tipo precario (16% del total de ocupados), para 2006
este número disminuía a 5.630 trabajadores (más del 10% del total de ocupados).
El cuadro Nº43 nos detalla, según los últimos datos publicados por la Dirección Pro-
vincial de Estadísticas, cuantos trabajadores asalariados eran favorecidos con algún
beneficio social.
Tasa (%)
Nov’05 Nov’06
Tasa de Trabajo Registrado (TR) 55,0 49,4
Tasa de Trabajo No Registrado (TNR) 45,0 50,6
Fuente: Elaboración propia a partir de las tasas publicadas por EHE
Conclusiones
La carencia de información y las limitaciones metodológicas de esta encuesta, donde
los relevamientos se han realizado en meses diferentes y en forma discontinua impide
228 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
llevar a cabo un análisis de mayor profundidad en cada distrito ni permite una com-
paración entre los datos disponibles para cada uno de los mismos.
Para el municipio de Bragado se cuenta con datos relevados por esta encuesta solo
del mes de mayo del año 2006. Se estima que en ese momento unas 18.451 personas
componían la PEA. La tasa de desocupación en la fecha citada alcanzaba el 8,4% y la
de subocupación el 14,2%. Del total de ocupados, el 66,9% eran asalariados, pero
únicamente al 54.1% se les realizaba el descuento jubilatorio. Es decir que el 45,9%
se encontraban no registrados. A su vez, el 14,4% de la población ocupada se hallaba
simultáneamente en una situación de inestabilidad respecto a la duración de su ocu-
pación.
En relación con el municipio de Campana, los datos disponibles resultan de un releva-
miento efectuado en el mes de noviembre de 2006. Se estima que la PEA comprendía
a unas 40.532 personas, de las cuales el 9,1% se encontraban desocupadas y el 10,6%
subocupadas. Un 87,3% del total de ocupados tenía una actividad de tipo permanente.
Los asalariados representaban en ese momento el 72,7% de la población ocupada,
pero solo el 62,8% se hallaban registrados.
El partido de Esteban Echeverría fue, sin embargo, según la información publicada
por la Dirección Provincial de Estadísticas de la provincia de Buenos Aires, relevado
en dos oportunidades en 2005.. En el mes de noviembre de ese año estimamos que
unas 117.089 personas estaban incluidas en la PEA. Las tasas de desocupación y su-
bocupación en igual período eran de 14,4% y 16,9% respectivamente. Un 74,2% de
los ocupados eran asalariados, pero solamente al 47,1% se les realizaba el descuento
jubilatorio, mientras que el 27,9% de los ocupados carecían de una labor de tipo
permanente.
Para el municipio de Junín, sin embargo se cuenta con información de un único rele-
vamiento realizado en el mes de noviembre de 2006. Estimamos que 45.103 personas
se incluían en la PEA en ese momento. Los desocupados ascendían al 9,4% mientras
que los subocupados al 12,5%. El 70,6% de los ocupados eran asalariados y solo el
85,7% tenía una actividad permanente. El 37% de los asalariados eran trabajadores
no registrados.
La encuesta publicó datos del distrito de Luján, correspondientes a dos relevamientos
realizados en el mes de noviembre de los años 2005 y 2006. En éste último año unas
50.656 personas componí
componían la PEA, de las cuales el 9,9% se encontraba desocupada
y el 17% estaba subocupada.
A diferencia de los restantes municipios, Pergamino posee información obtenida
como resultado de cinco relevamientos, el primero de los cuales fue efectuado en
2004. Asimismo, se trata del único distrito que cuenta con datos disponibles para
2007. En este último año la PEA comprendía tentativamente unas 46.400 personas.
230 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Echeverría, donde cerca de 40.000 trabajadores a fines del año 2005 no se encon-
traban contenidos en el Sistema de Seguridad Social, representando al 52,9% de los
asalariados. El municipio que lo precedió en cantidad de trabajadores no registrados
en 2006 fue Tandil, constituyendo un 50,6% del total de asalariados.
Las actividades económicas que generan la mayoría de las ocupaciones prácticamente
en la totalidad de estos municipios están vinculadas con la Industria Manufacturera y
actividades relacionadas al comercio y reparaciones, con una participación cercana al
20% del total de ocupados en cada una de las mismas. El municipio de Esteban Eche-
verría es el único que no presenta datos para las actividades agrícola-ganaderas, que
nuclean desde un 2% hasta un 10% del total de ocupados en algunos distritos.
Queda en evidencia la necesidad de contar con datos del año 2007 y siguientes, y
de ampliar el relevamiento de esta encuesta a otros distritos. Pero debe prestarse
especial atención a los meses a los cuales pertenecen los datos, debido a que al ser
administrada la encuesta en diferentes momentos, no permite la comparación entre
distritos.
Se puede concluir que la Encuesta de Hogares y Empleo de haber sido continuada,
hubiera constituido una herramienta útil para captar de manera más completa la he-
terogeneidad de la situación socioeconómica de las distintas regiones de la provincia
de Buenos Aires, siendo esta una situación no contemplada por la Encuesta Perma-
nente de Hogares.
1. La registración laboral
Se denomina genéricamente registración laboral a la obligación del empleador
de incluir en los documentos y libros obligatorios laborales los datos filiatorios del
trabajador y su familia, tanto como los rasgos principales de la relación –tales como
tipo o modalidad contractual, fecha de ingreso, categoría, salarios, etc.–. La obligación
de registrar se completa con la afiliación e inscripción del empleado en los orga-
nismos de la seguridad social, con el objeto de permitir el goce oportuno, cabal y
exhaustivo de los beneficios de la misma.
El “trabajo registrado” es entonces la cristalización documental, veraz e integral, de
una relación laboral particular.
Va de suyo que es, además, la condición necesaria para que el trabajador pueda
desenvolver la legislación laboral y los beneficios de la seguridad social, para sí y su
familia. El trabajo no registrado, clandestino o vulgarmente “en negro” no solo señala
la inexistencia documental o instrumental del vínculo, sino además la imposibilidad
de acceso y goce a los resortes legales protectorios de orden público, los convenios
colectivos y las prestaciones de los subsistemas de la seguridad social.
236 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Resulta obvio que la única oportunidad del trabajador de gozar en forma oportuna e
íntegra de los beneficios de la legislación laboral y la seguridad social, tiene origen en
el acto patronal de la registración del vínculo laboral.
238 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
los elementos constitutivos de la misma, pueden ser probados por todo tipo o medio
de prueba que resulte idóneo para ello. A la posibilidad del ingreso de todo medio
de probanza, la legislación laboral de fondo y los códigos procesales, crean además
un sistema de presunciones a favor del trabajador. Estas, en general de carácter iuris
tantum- son antecedentes de la teoría de la carga dinámica de la prueba, por la cual
el principio de la carga probatoria para quien alega se desplaza a aquel que tiene o
posee la posibilidad fáctica de introducir tales probanzas en mejores condiciones
dado el dominio o posesión de las mismas. Cuando se exige la probanza de extremos
de la relación o de ciertos aspectos contables de la empresa que afectan el vínculo,
el mejor posicionado para hacerlo es el empleador.Y por ello, cuando se le solicita la
exhibición de documentación obligatoria laboral, o que no siendo obligatoria verse
sobre rubros o montos que deben constar u obtenerse de los mismos, su falta de
exhibición judicial o administrativa crea una presunción en su contra; o dicho de
otra manera, corresponde al empleador la prueba contraria de las afirmaciones del
trabajador. (art. 39 de la ley 7987 Código Procesal del Trabajo de Córdoba). Por otra
parte debe agregarse que la existencia misma del contrato de trabajo se prueba de
acuerdo al artículo 50 de la LCT mediante los modos autorizados por las leyes de
procedimientos y la previsión del artículo 23 de la citada ley. Este dispositivo crea
una presunción a favor de la existencia del vínculo, con la sola demostración de la
prestación de servicios personales a favor del sindicado empleador. Probadas tales
daciones se desplaza a la órbita patronal dejar sentado que aquellas no se correspon-
den a las de un vínculo de tipo laboral. Tal sistema presuncional funciona del mismo
modo cuando “…se utilicen figuras no laborales para caracterizar el contrato y en tanto
que por las circunstancias no sea dado calificar de empresario a quien presta el servicio…”
(art. 23 LCT segunda parte)
1.2.1. Libro Especial del artículo 52 de la Ley de Contrato de Trabajo
(LCT)
La LCT establece en el artículo 52, la primera documentación laboral obligatoria: el
libro de personal. Este y en general todo el complejo registral exigible tienen una
doble misión:
a) son, por un lado, un medio de prueba;
b) son, por otra parte, una carga o deber jurídico exigidos por normas de orden
público de origen laboral y/o administrativo.
Como medio de prueba este libro funciona de la misma manera que los obligatorios
de comercio, que son su antecedente. En efecto, aquellos permiten al empleador
repeler la presunción favorable a las afirmaciones que establece en una demanda el
trabajador y que debieron constar en sus asientos. Si el empleador no exhibe tales
registros cuando se lo exija administrativa o judicialmente, la presunción funciona en
su contra, respecto a los extremos denunciados por el trabajador (art. 55 LCT).
240 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
las pautas de confección de recibos de haberes. Complementariamente la ley 25.191
(B.O. del día 30 /11/1999- sancionada: noviembre 3 de 1999- promulgada: noviem-
bre 4 de 1999) ha creado el Registro Nacional de Trabajadores rurales y
Empleadores (RENATRE) como órgano de control, fiscalización y aplicación
de la normativa. Al respecto la ley establece que éste tiene entre otras atribuciones
las de:
“…e) Inscribir y llevar el registro de todas las personas comprendidas en la presente norma
de acuerdo a lo establecido en el capítulo 1°, otorgando constancias fehacientes de las pre-
sentaciones que efectúen los obligados;
f) exigir a todo empleador la exhibición de sus libros y demás documentación requerida por
la legislación laboral aplicable a la actividad al solo efecto de verificación del cumplimiento
de lo establecido por la presente, de acuerdo con las normas reglamentarias previstas en el
inciso h) del Artículo 11…”
Reglamentada por decreto 453, de fecha 24/04/2001, la ley establece como uno
de los deberes a cargo de los empleadores que tienen trabajadores rurales bajo re-
lación de dependencia, el de informar al Registro Nacional de Trabajadores Rurales y
Empleadores (RENATRE) o su delegación, trimestralmente, sobre la celebración,
ejecución y finalización del trabajo rural. La base material de la registración laboral y
comprobante de inscripción en los organismos de la seguridad social se instrumenta
en la libreta del trabajador rural, la que goza por disposición legal de los
caracteres de ser un documento personal, intransferible y probatorio de la relación
laboral. La misma sirve alternativamente como principio de prueba por escrito para
exteriorizar la inscripción al sistema de previsión social, los aportes y contribuciones
efectuados y los años trabajados; las personas a cargo con derecho a cobro de asig-
naciones familiares y prestaciones de salud; certificado de servicio y remuneraciones,
inicio y cese de la relación laboral y por último del importe de haberes (art. 2).
1.2.2.2. Registración en trabajadores de servicio doméstico
Rige para los empleadores que contraten servicios de trabajadores del servicio do-
méstico (decreto ley 326/56 - servicio doméstico. BO, 20/01/56).
Crea un sistema de registración impropio, puesto en cabeza del trabajador en su
tramitación y renovación. No obstante ello, de hecho, permite la determinación de
la relación laboral en marcha y las anteriores, la individualización del trabajador y del
empleador. En efecto el artículo 11 del decreto mencionado dispone:
Artículo 11. — Todas las personas comprendidas en el régimen de esta ley deberán
“…Artículo
munirse de una libreta de trabajo con las características que determinará la reglamentación
respectiva, que le será expedida en forma gratuita por la oficina correspondiente del Minis-
terio de Trabajo y Previsión. La libreta de trabajo contendrá:
242 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
ingrese cuanto menos un aporte mensual fijado por reglamentación.Asimismo tendrá
igual derecho para su grupo familiar primario, en tanto decida ingresar voluntaria y
adicionalmente un aporte fijado por reglamentación. Además gozará de la cober-
tura médico asistencial por parte del Instituto Nacional de Servicios Sociales para
Jubilados y Pensionados, en los términos de la ley Nº 19.032 y sus modificaciones, al
adquirir la condición de jubilado o pensionado.
A los fines de la financiación de las prestaciones indicadas precedentemente, los
dadores de trabajo deben abonar sumas mensuales en concepto de aportes del tra-
bajador con destino al Seguro Nacional de Salud y además contribuciones patronales
con destino al régimen público de Reparto del Sistema Integrado de Jubilaciones y
Pensiones, según la cantidad de horas semanales laboradas.
Se instruyó a la Administración Federal de Ingresos Públicos, a fin de que instrumente
un sistema simplificado de pago de los aportes y contribuciones, que le permita al
dador de trabajo efectuar el mismo con la sola identificación de la Clave Unica de
Identificación Laboral (CUIL) del trabajador, la indicación de la suma fija a ingresar y
con la mayor disponibilidad de lugares de pago que sea posible.
La resolución general 2.055/2006 de la AFIP creó la obligatoriedad de inscripción
al Régimen Especial de Seguridad Social únicamente para el personal del servicio
doméstico que labore para un mismo dador de trabajo como mínimo seis (6) horas
semanales, independientemente que se trate de un empleado en relación de depen-
dencia o de un trabajador autónomo.
Los ingresos de aportes y contribuciones son efectuadas por el titular mediante el
volante de pago F. 102 otorgado por la AFIP, a través de alguna de las siguientes for-
mas tales como depósito bancario, transferencia electrónica de fondos y/o cajero
automático de las redes Link o “Banelco”.
Los conceptos que se abonen en carácter de aportes tienen como destino el Sistema
Nacional del Seguro de Salud, y los realizados como contribuciones patronales ingre-
san al régimen público de reparto del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones.
1.2.2.3. Registración en el régimen de la industria de la construcción
La ley 22.250 instituye el régimen legal de trabajo para el personal de tal actividad, en
sustitución del establecido por la ley 17.258. Creó el Registro Nacional de la Industria
de la Construcción. Posteriormente el decreto 1.309/96 (art.11) lo disolvió, sustitu-
yéndolo por el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción.
El IERIC es un ente autárquico, no estatal, encargado de aplicar la ley 22.250, con atri-
buciones tales como: instrumentar el registro de todas las personas comprendidas
en la ley, otorgando constancias fehacientes de las presentaciones que efectúen los
obligados (inc. k); expedir la libreta de aportes al Fondo de Desempleo, asegurando
su autenticidad (inc. l), y exigir a todo empleador la exhibición de los libros y demás
244 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
de la relación. Cuando el empleado no de cumplimiento a las obligaciones a su cargo
a pesar de la intimación, su empleador deberá declarar rescindida la relación laboral,
sin otra consecuencia que abonar las remuneraciones devengadas (art. 14 ley 22.250).
El régimen establece penalidades y multas especiales a la patronal que contrate sin la
libreta correspondiente. Además fija un incremento indemnizatorio especial, para el
caso que el empresario no hiciere entrega oportuna al obrero de la libreta de apor-
tes al finalizar el vínculo por cualquier causa. Esta es la hipótesis legal a la que hace
referencia el párrafo que transcribimos:
“…Artículo 18.- El incumplimiento de las obligaciones impuestas en el artículo anterior
en tiempo propio, producirá la mora automática, quedando expedita la acción judicial para
que al trabajador se le haga entrega de la libreta, se le depositen los aportes correspondien-
tes o se le efectúe el pago directo cuando así corresponda
Si ante el incumplimiento de lo dispuesto por el artículo 17, el trabajador intimare al em-
pleador por dos (2) días hábiles constituyéndolo en mora, se hará acreedor a una indem-
nización, que la autoridad judicial graduará prudencialmente apreciando las circunstancias
del caso y cuyo monto no será inferior al equivalente a treinta (30) días de la retribución
mensual del trabajador, que se menciona en el segundo párrafo del artículo 15, ni podrá
exceder al de noventa (90) días de dicha retribución. La reparación así determinada, será
incrementada con el importe correspondiente a treinta (30) días de la retribución citada, en
el supuesto que se acreditare incumplimiento del empleador a la obligación de inscripción
resultante de lo dispuesto en el artículo 13.Todo ello, sin perjuicio del cumplimiento por
parte del empleador de las disposiciones de la presente ley…”
1.2.2.4.Registración en las empresas de servicios eventuales
El decreto 1.694/06 (27/11/06 BO), reglamentario del art. 29 bis de la LCT y de
los arts. 75 a 80 de la ley 24.013, deroga las disposiciones de los decretos 342/92
y 951/99. Fija nuevas pautas para el desarrollo de la actividad de las empresas de
servicios eventuales. El fenómeno de crecimiento de este tipo de emprendimientos
comerciales, cuyo objeto principal se dirige a la colocación de personal en otras em-
presas, conjuntamente con el alto índice de evasión laboral que en esa intermediación
posibilita, ha guiado la reglamentación de carácter tutelar.
Se entiende por tal “…a la entidad que, constituida como persona jurídica, tenga por obje-
to exclusivo poner a disposición de terceras personas —en adelante empresas usuarias— a
personal industrial, administrativo, técnico, comercial o profesional, para cumplir, en forma
temporaria, servicios extraordinarios determinados de antemano o exigencias extraordina-
rias y transitorias de la empresa, explotación o establecimiento, toda vez que no pueda
preverse un plazo cierto para la finalización del contrato” (art. 2). Estas empresas pueden
contratar personal en dos modalidades:
a) para cumplir tareas en su sede, filiales, agencias u oficinas. Estos trabajadores se
246 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
h) Constituir domicilio en la sede de su administración el que surtirá efectos respecto de los
trabajadores, las empresas usuarias, la Autoridad de Aplicación y demás organismos fiscales
y de la seguridad social...”
A su vez por el artículo 15 se les obliga a constituir a favor del MINISTERIO DE
TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL un sistema de garantías principales y
accesorias, consistente en depósito en caución de dinero en efectivo, valores o títulos
públicos nacionales y/o aval bancario o póliza de seguro de caución emitido por una
entidad autorizada por la SUPERINTENDENCIA DE SEGUROS DE LA NACION
por sumas determinadas. En el mismo orden de exigencia – crear un sistema de
garantías y puntos de control administrativos permanentes- se indica el deber de las
empresas de servicios eventuales contenida en art. 16:
“…Artículo 16. — Antes del 31 de marzo de cada año las empresas de servicios even-
tuales deberán presentar una declaración jurada certificada por Contador Público Nacional
con firma legalizada por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas que corresponda,
actualizando los datos consignados en el artículo 14 de este decreto y en la que deberá
constar el total de las remuneraciones brutas abonadas por la empresa de servicios even-
tuales a sus dependientes durante el año inmediato anterior, cantidad real de trabajadores
ocupados en este mismo período, el “coeficiente de garantía” establecido en el artículo 15,
apartado 3), del presente decreto y de la descripción detallada de la operación aritmética
efectuada para arribar a dicho resultado. Juntamente con la declaración jurada deberá acre-
ditarse la constitución de las garantías a valores actualizados acordes a esa declaración…”
- La obligación establecida en el artículo 11, aparece también destinada a crear un
sistema de control ante la evasión tributaria y laboral cuando exige:
“…Artículo 11. — Las empresas de servicios eventuales, respecto de la facturación de
sus servicios a las empresas usuarias deberán, además de cumplir las normas que al respec-
to establezca la ADMINISTRACION FEDERAL DE INGRESOS PUBLICOS (A.F.I.P.), entidad
autárquica en el ámbito del MINISTERIO DE ECONOMIA Y PRODUCCION…”
La norma obliga, en el mismo sendero de instituir mecanismos de control administra-
tivo, a observar las siguientes pautas:
1) La factura o documento equivalente que emita la empresa de servicios eventuales
a la empresa usuaria del servicio, deberá contener en forma discriminada, entre otros,
los siguientes datos:
a) Precio del servicio de intermediación.
b) Conceptos e importes de los gastos relacionados con los rubros a que se refiere el inciso
precedente.
Deberá incorporarse en la factura como elemento informativo, la cantidad de trabajadores
que prestaron servicio en la empresa usuaria y el importe total de los conceptos asentados
248 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
a) Individualización del trabajador que preste servicios bajo la modalidad de contrato de
trabajo eventual;
b) categoría profesional y tarea a desarrollar;
c) fecha de ingreso y egreso en cada destino;
d) remuneración;
e) nombre, denominación o razón social, número de C.U.I.T. y domicilio de las empresas
usuarias donde fuera destinado el trabajador.
Las registraciones que se realicen de conformidad con las exigencias de este artículo, ade-
más de las que efectúe la empresa de servicios eventuales de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 7º de la Ley Nº 24.013 y sus modificaciones, respecto de los trabajadores
que prestan servicios en las empresas usuarias, en todos los casos surtirán plenos efectos,
respecto de estas últimas, en lo que hace a la obligación de registración…”
- El artículo 9 manda a que …Bimestralmente, las empresas de servicios eventuales
deberán proveer al MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SOCIAL, UN (1)
resumen de su actividad, en el que constará el detalle de la nómina completa de los trabaja-
dores contratados para prestar servicios bajo la modalidad de contrato de trabajo eventual,
individualizando respecto de cada uno de ellos:
a) su número de C.U.I.L.;
b) la empresa usuaria en la que presta o prestó tareas, señalando su número de C.U.I.T. y
lugar de prestación de servicios;
c) la fecha en que el trabajador eventual comenzó su prestación de servicios en la empresa
usuaria;
d) calificación profesional y remuneración del trabajador;
e) si al cese en esas tareas fue incorporado como trabajador por tiempo indeterminado de
la usuaria;..”
Se determina además que “…El MINISTERIO DE TRABAJO, EMPLEO Y SEGURIDAD SO-
CIAL proporcionará al sindicato con personería gremial que represente a los trabajadores
de la empresa usuaria, en tanto le sea solicitado, un listado de los contratos suscriptos, en el
que consten los datos enumerados en los incisos a) a d) de este artículo…”
d) Establece el sistema de retención de aportes entre las empresas vinculadas:
“…Artículo 12. — Las empresas usuarias que ocupen trabajadores a través de em-
presas de servicios eventuales, habilitadas por la autoridad competente, serán agentes de
retención de las obligaciones derivadas de los regímenes de la Seguridad Social.
- Complementariamente se establece en el artículo 8 el recaudo respecto a la forma
250 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
y registros exigidos por las normas legales y convencionales vigentes por un registro denomi-
nando “Registro Unico de Personal”.
Artículo 85. - En el Registro Unico de Personal se asentará la totalidad de los traba-
jadores, cualquiera sea su modalidad de contratación y será rubricado por la autoridad
administrativa laboral competente.
Artículo 86. - En el Registro Unico de Personal quedarán unificados los libros, registros,
planillas y demás elementos de contralor que se señalan a continuación:
a) el libro especial del artículo 52 del Régimen de Contrato de Trabajo (L.C.T., t.o. 1976);
b) la sección especial establecida en el artículo 13, apartado 1) del decreto 342/92;
c) los libros establecidos por la ley 12.713 y su decreto reglamentario 118.755/42 de tra-
bajadores a domicilio;
d) el libro especial del artículo 122 del Régimen Nacional de Trabajo Agrario de la ley
22.248;
Artículo 87. - En el Registro Unico de Personal se hará constar el nombre y apellido
o razón social del empleador, su domicilio y Nº de C.U.I.T., y además se consignarán los
siguientes datos:
a) nombre y apellido del trabajador y su documento de identidad;
b) número de C.U.I.L.;
c) domicilio del trabajador;
d) estado civil e individualización de sus cargas de familia;
e) fecha de ingreso;
f) tarea a desempeñar;
g) modalidad de contratación;
h) lugar de trabajo;
i) forma de determinación de la remuneración asignada, monto y fecha de su pago;
j) régimen provisional por el que haya optado el trabajador y, en su caso, individualización de
su Administradora de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (A.F.J.P.).
k) Toda modificación que se opere respecto de los datos consignados precedentemente y, en
su caso, la fecha de egreso.
La autoridad de aplicación establecerá un sistema simplificado de denuncia individualizada
de personal a los organismos de seguridad Social.
252 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
1.3. LA INSCRIPCIÓN Y AFILIACIÓN EN LOS SUBSISTEMAS DE LA SEGURIDAD
SOCIAL ARGENTINA
Hemos definido que la segunda acción que conjuntamente debe realizar el emplea-
dor, en cumplimento del artículo 7 de la ley 24.013, es la de inscribir y afiliar al
trabajador en el Instituto Nacional Previsión Social; las cajas de subsidios familiares,
la obra social correspondiente y el registro del trabajador en el Sistema Integral de
Prestaciones por Desempleo.
Los términos utilizados por el legislador no guardan relación con la actual nomencla-
tura y nominación de los subsistemas que integran el Sistema Unico de la Seguridad
Social (SUSS). En 1991 mediante el decreto 2.284/91, reglamentario de la ley 24.013
en su artículo 18 y subsiguientes se dispone su creación:
“...Del Sistema Unico de Registro Laboral
Artículo 18. — El Sistema Unico de Registro Laboral concentrará los siguientes regis-
tros:
a) la inscripción del empleador y la afiliación del trabajador al Instituto Nacional de Previsión
Social, a las cajas de subsidios familiares y a la obra social correspondiente;
b) (Inciso derogado por artículo 21 de la Ley Nº 25.013 B.O. 24/9/1998)
c) el registro de los trabajadores beneficiarios del sistema integral de prestaciones por des-
empleo.
Artículo 19. — El Poder Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Trabajo y Seguri-
dad Social, tendrá a su cargo la organización, conducción y supervisión del Sistema Único de
Registro Laboral, a cuyo fin tendrá las siguientes atribuciones:
a) coordinar las acciones de los organismos mencionados en el artículo 18 inciso a) de modo
de obtener el máximo de uniformidad, celeridad y eficacia en la organización del sistema;
b) elaborar el padrón único base del Sistema Unico de Registro Laboral, con los datos exis-
tentes en esos organismos y los que surjan de los nuevos empadronamientos;
c) aprobar los formularios de inscripción de los obligados al registro;
d) disponer la habilitación de las distintas bocas de recepción de las solicitudes de inscripción
de los obligados al registro sobre la base de las oficinas existentes en los mismos organis-
mos;
e) disponer la compatibilización y posterior homogeneización de los sistemas y procedimien-
tos informáticos de registro a fin de establecer un sistema integrado;
f) disponer el adecuado, inmediato y exacto conocimiento por parte de esos organismos, de
los datos que conforman el Sistema Unico de Registro Laboral, facilitando sus respectivas
tareas de fiscalización y ejecución judicial;
254 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
La clave de alta temprana es la puerta de ingreso del trabajador al SUSS y con ello, la
posibilidad de goce de los subsistemas que lo integran. Se dispara para el empleador
el deber de la actuar por un lado como de agente de retención y depósito de los
aportes personales retenidos a sus dependientes y por el otro, la obligación de efec-
tuar las contribuciones patronales respectivas.
Explícitamente lo había dispuesto el artículo 80 de la LCT :
“...Artículo 80. —Deber de observar las obligaciones frente a los orga-
nismos sindicales y de la seguridad social - Certificado de trabajo.
La obligación de ingresar los fondos de seguridad social por parte del empleador y los sin-
dicales a su cargo, ya sea como obligado directo o como agente de retención, configurará
asimismo una obligación contractual...”
La obligación referida se extiende a también al deber de retener y depositar las cuo-
tas de afiliación a los sindicatos respetivos ha sido fijada por la normativa de la ley
24.642 (sancionada: 8 de mayo de 1996- promulgada: 28 de mayo 28 de 1996.) Por
ella se ordena que:
Artículo 1º — Los créditos de las asociaciones sindicales de trabajadores originados
“...Artículo
en la obligación del empleador de actuar como agente de retención de las cuotas y con-
tribuciones que deben abonar los trabajadores afiliados a las mismas, estarán sujetos al
procedimiento de cobro que se establece por la presente ley.
Artículo 2º — Los empleadores deberán depositar a la orden de la asociación sindical
respectiva las cuotas a cargo de los afiliados, en la misma fecha que los aportes y contri-
buciones al Sistema de Seguridad Social, siendo responsables directos del importe de las
retenciones que no hubieran sido efectuadas...”
A su vez cada uno de los subsistemas de la seguridad social han establecido en sus
normas de creación y funcionamiento, los anclajes legales que obligan a realizar los
aportes y contribuciones mencionados. Se debe agregar que este mandato ha defini-
do el tipo penal contenido ley 24769 (Régimen Penal Tributario) en su artículo 9.
El Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, regido por la Ley 24241, lo establece
en su artículo 12.
En el sistema Nacional de Salud y Obras Sociales, regido por la ley 23.661 y 23.660 y
sus modificatorias, respectivamente la obligación de retención con destino al sistema
de Obras Sociales ha quedado establecida en los artículos 16 y 19 de la norma.
El subsistema de asignaciones familiares regidos por la ley 24.714 y sus modificatorios
(decreto 1382/01 - B.O. 2/11/2001 y decreto 1604/2001 B.O. 6/12/2001) en su artí-
culo 5 establece la contribución patronal que financia en gran medida el subsistema,
256 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
2.1. TIPOLOGÍA TRABAJO NO REGISTRADO- LAS INDEMNIZACIONES
ESTABLECIDAS EN LOS ARTÍCULOS 8, 9 Y 10 DE LA LEY 24.013
El legislador ha dispuesto para las especies referidas un sistema de indemnizaciones
a favor del trabajador:
2.1.1 El empleador que no registra la relación laboral: artículo 8 de
la Ley 24.013
Deberá al trabajador afectado una indemnización de la cuarta parte de la totalidad de
las remuneraciones devengadas desde de 26/12/89 o el comienzo de la vinculación,
si fuere posterior. Se establece un mínimo indemnizatorio de tres veces el importe
mensual del salario que resulte de la aplicación del artículo 245 de la ley de Contrato de
Trabajo (T.O. 1976).
2.1.2. El empleador registra una fecha de ingreso posterior a la real:
artículo 9 de la Ley 24.013
Al empleado afectado le corresponderá una indemnización consistente en un cuarto
de las remuneraciones devengadas desde la fecha de ingreso real hasta la fecha de
ingreso falsa (actualizadas).
2.1.3. El empleador registra una retribución menor que perciba el
trabajador: artículo 10 de la ley 24.013
Al afectado le corresponderá una indemnización equivalente a una cuarta parte del
importe de las remuneraciones devengadas y no registradas, debidamente reajusta-
das.
- Intimación (art. 11):
Estas indemnizaciones procederán solo cuando el trabajador, y/o su asociación sindi-
cal respectiva, hayan intimado al empleador en forma fehaciente a fin de que normali-
ce la situación anómala. Este deberá dar respuesta dentro de los 30 días corridos de
notificado. La ley
ey de Prevención de Evasión fiscal ha agregado como requisito que dicha
notificación sea efectuada además al AFIP , dentro de las 24 hs de haberlo hecho al
empresario respectivo.
Esta intimación deberá ser cursada estando vigente la relación laboral y necesariamente
deberá contener todos los datos que permitan una correcta identificación de los elementos
de la relación.
258 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
“...Artículo 16. — Cuando las características de la relación existente entre las partes
pudieran haber generado en el empleador una razonable duda acerca de la aplicación de
la ley de Contrato de Trabajo (t.o. 1976), el juez o tribunal podrá reducir la indemnización
prevista en el artículo 8, hasta una suma no inferior a dos veces el importe mensual del
salario que resulte de la aplicación del artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo (t.o.
1976)…”.
Como es evidente se trata de un sistema que, vía el agravamiento de los costos la-
borales, intenta obligar al empleador a registrar y luego procura evitar el despido del
denunciante.
260 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
“...Artículo 1º — (Reglamentación del artículo 43 de la Ley Nº 25.345, que agrega
el artículo 132 bis de la Ley de Contrato de Trabajo) Para que sea procedente la sanción
conminatoria establecida en el artículo que se reglamenta, el trabajador deberá previamente
intimar al empleador para que, dentro del término de TREINTA (30) días corridos contados
a partir de la recepción de la intimación fehaciente que aquél deberá cursarle a este último,
ingrese los importes adeudados, más los intereses y multas que pudieren corresponder, a los
respectivos organismos recaudadores.
El trabajador tendrá derecho a percibir, en concepto de sanción conminatoria mensual, el
equivalente a la última remuneración mensual devengada a su favor. Las remuneraciones en
especie deberán ser cuantificadas en dinero...”
Con lo cual el trabajador para poder percibir la sanción conminatoria referida deberá
previamente intimar a su empleador a que efectivice el ingreso de los aportes reteni-
do y no ingresados en un plazo de treinta días corridos.
3. Consideraciones finales
Se ha intentado llevar con el presente, un trabajo explorativo respecto a los diversos
sistemas de registración laboral argentinos, como así también las consecuencias nor-
mativas de su incumplimiento. La registración laboral aparece como un fenómeno que
se nos muestra tanto como un sistema de pruebas respecto a la existencia del vínculo
laboral o alguno de sus extremos, tanto como un deber del empleador frente a la
autoridad administrativa laboral y fiscal. Se nos descubre como la puerta de ingreso a
la seguridad social y también como la condición para permitir el despliegue y cober-
tura de las políticas de empleo estatales tanto como de la seguridad social. Hemos
enumerado la profusa cantidad de normativa sancionatoria por incumplimientos de
los deberes de registración. A primera vista, no parece que este sistema complejo y
asistemático, pueda garantizar por sí solo el cumplimiento de la normativa. Parece
evidente a la luz de la experiencia que el perfeccionamiento de un sistema de regis-
tración único y universal para las diversas formas y manifestaciones de la vida labora-
tiva, ágil y simple en conjunción con sistema de inspección laboral integrada, federal
y eficiente es el norte que permite la inducción de los obligados a la registración
laboral a su cumplimiento.
10/Las causas y consecuencias del trabajo y del empleo no registrado según la perspectiva ... 263
264 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
10/
LAS CAUSAS Y CONSECUENCIAS DEL TRABAJO Y EL
EMPLEO NO REGISTRADO SEGUN LA PERSPECTIVA
DE RESPONSABLES DE LOS ACTORES SOCIALES Y
FUNCIONARIOS PROVINCIALES
10/Las causas y consecuencias del trabajo y del empleo no registrado según la perspectiva ... 265
sitivo importante. Asimismo atribuyen como causa una cuestión cultural, sobre todo
en grandes explotaciones rurales de las economías regionales, donde prácticamente
se habrían constituido feudos y por lo tanto el empleador pasaría a ser dueño del
trabajador y de su vida.
Los representantes de algunas organizaciones sindicales y empresariales coinciden en
que sería un problema cultural, pero enfocan la cuestión desde otro lugar, situando al
Estado como el generador principal de trabajo no registrado. Manifiestan la existencia
de contratos bajo esta modalidad en todos los niveles de gobierno.
Otra causa desde la perspectiva de algunos empresarios estaría dada porque los
más altos porcentajes de trabajadores no registrados se encuentran en el sector de
pequeña y mediana empresa, y no en las grandes empresas, porque aquellas son las
que generarían mayor cantidad de empleo. Ellos creen que no debería suponerse que
las Pymes no quieren registrar a sus empleados sino que lo habría que preguntarse
es por qué se da en este sector y si ellas podrían subsistir si tuviesen que afrontar
los costos no solo laborales sino impositivos y demás que hacen a la formalidad, es
decir, según ellos existiría un factor de escala. Las pequeñas y medianas empresas no
podrían hacer frente a los costos de blanquear al conjunto de los empleados, por eso
sugieren que estos costos deberían ser descontados de otras obligaciones fiscales
que deben cumplir las PyMEs.
Según los representantes de pequeños empresarios entrevistados, el trabajo y el
empleo en negro no sería beneficioso para ningún actor social. Para el trabajador
porque no estaría en buenas condiciones, carecería de protección tanto su persona
como su núcleo familiar En cuanto al Estado, el perjuicio radicaría en la imposibilidad
de solución de la situación descripta. Tampoco para el empleador, por el alto riesgo
inherente que generaría. Según su propio punto de vista, los empresarios de pequeñas
y medianas empresas asumirían demasiados riesgos al poseer empleados en negro,
ya que sería fácilmente comprobable la relación de dependencia en un juicio laboral.
Pero muchas veces, según ellos, no tendrían otra solución; si tuvieran la oportunidad
de blanquearlo lo harían, pues creen que es un mal negocio poseer un trabajador en
negro. El riesgo que genera la situación anteriormente descripta sería mayor a lo que
el empresario PyME se ahorraría.
Los representantes de los grandes empresarios entrevistados creen que el emplea-
do no sería plenamente consciente de su perjuicio al tener un trabajo en negro. El
empleado joven tiene como prioridad el acceso a un puesto laboral, en consecuencia
no piensa en ese momento en sus aportes para la jubilación, pero sí podría tener un
gran peso para él poder o no contar con una cobertura de salud. En su opinión, “una
persona a la que le falta trabajo primero acepta cualquier cosa, y después que logra
satisfacer sus mínimas necesidades va por más”.
Según representantes de las organizaciones sindicales, no habría justificación econó-
266 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
mica para que exista trabajo en negro. Ellos consideran que únicamente los niveles de
concentración económica existentes en Argentina podrían explicarlo. Y por lo tan-
to, para revertir esa situación, esa estrategia de desarrollo económico concentrado
necesitaría ser modificada. No creen que si cambiara esa circunstancia las empresas
invertirían ya que lo hacen con lo que el Estado les brinda por medio de subsidios,
al ser el gran acumulador de ahorro social el que posibilita la inversión. El Trabajo y
Empleo No Registrado, según su propio punto de vista, sería una herramienta de
disciplinamiento social, de destrucción del instrumento social que son los sindicatos
y de reducción de sus costos pero no de las tasas de ganancia. Las grandes empresas
tendrían en esto las mayores ventajas; por lo tanto reforzarían mecanismos para que
así continúe. Sería una estrategia de dominación y explotación. Otro factor que in-
fluye según estos entrevistados estaría constituido por el bajo costo que representa
para un empleador el hecho de tener al trabajador no registrado frente a lo que
significa el costo de su registración: prefiere tenerlo como no registrado por una
cuestión de mayor beneficio económico. También atribuyen como causa la ausencia
de mecanismos legales para frenar la subcontratación y la tercerización, que son un
paso previo al trabajo y empleo no registrado. Sería un instrumento utilizado fre-
cuentemente por las grandes empresas. Uno de los entrevistados se refirió así a este
proceso de sucesiva descentralización en cascada: “Es una empresa y otra empresa y
a veces llega hasta un quinto nivel”.
Los representantes de las organizaciones sindicales entrevistados consideran que
para las grandes empresas todas serían ventajas. Para las PyMES, en cambio, sería
visto como más costoso. El hecho de que haya mayor cantidad de PyMES con forta-
leza económica tendría que ver con la estructura socioeconómica. La concentración
económica haría que las pymes se encuentren limitadas en su desarrollo. El beneficio
que podrían obtener sería sostenerse, sobrevivir, encontrar un nicho para poder ex-
pandirse pero en un esquema de subordinación. Sin embargo los trabajadores creen
que serían todas desventajas. El único hecho positivo radicaría en tener trabajo (aun-
que se trate de un empleo en negro) frente a la posibilidad de carecer del mismo,
pero bajo esa modalidad se percibiría un salario con frecuencia ubicado debajo del
mínimo vital y móvil, la imposibilidad de participar en la vida sindical y beneficiarse
de las negociaciones colectivas; si esta situación persistiera las posibilidades de acce-
so a la jubilación serían nulas. Opinan que eso afectaría a la democracia, al volverla
restrictiva.
Además plantean la situación como algo muy complejo porque analizan que existe
una verdadera necesidad por parte del trabajador para sobrevivir y que por eso se
deja someter. Cada uno de los actores conocería su rol: tanto el sometido como el
sometedor (siendo éste quien se beneficia económicamente). El trabajador tendría
conciencia, pero, según ellos, no vería la forma de arribar a una solución. Hacen una
lectura política: creen que habría una estrategia cuyo objetivo se centra en “resistir”
10/Las causas y consecuencias del trabajo y del empleo no registrado según la perspectiva ... 267
y “sobrevivir” como única opción. Según los representantes de las organizaciones
sindicales la existencia de este flagelo evitaría la sindicalización y por lo tanto esos
trabajadores no podrían participar por medio de las mismas en las decisiones de la
empresa y de la vida laboral, lo cual es un atentado contra la democracia.
268 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
270 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Agencias Territoriales del MTEySS distribuidas en todo el país en 2007 y la Dirección
de Inspección Federal con jurisdicción en Ciudad Autónoma de Buenos Aires las
encargadas de llevar a cabo el seguimiento y control. La Dirección Nacional de Fisca-
lización tiene a su cargo la gestión integral del Plan.
3 Este criterio está sujeto a las particularidades que presentan las diferentes actividades
económicas: por ejemplo, en agricultura tiende a relevarse una gran proporción de
trabajadores no registrados en establecimientos que ocupan a más de 50 trabajadores.
4 Datos solicitados en las planillas de trabajadores: Nombre y apellido, DNI, nacionalidad,
sexo, fecha de nacimiento, fecha de ingreso, tarea desempeñada, horario, si tienen hijos
menores de 18 años y/o hijos discapacitados a cargo, máximo nivel educativo alcanzado,
remuneración neta, si cobra en banco y si es socio cooperativo; constancia de Relevamiento:
fecha de relevamiento, domicilio en el que se constituye el inspector, razón social, domicilio
legal y CUIT de la misma, actividad, si es monotributista o no, nombre de la persona
que recibe al inspector, su DNI y la función que cumple dentro del establecimiento. Se
deja constancia del número de trabajadores relevados y de la cantidad de planillas de
relevamiento en las que se consignaron los datos del personal empleado en la empresa.
5 Ya que es a partir de esa fecha en que es obligatorio solicitar la CAT.
272 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Instrucción de Sumario: En el caso de que se detecte alguna irregularidad se procede
a notificar al empleador por cédula, la cual lleva adjunta un Acta de Comprobación,
donde se señala que ha sido abierto un sumario y que hay una fecha en la que puede
presentar su descargo. El Empleador tiene la oportunidad de dar a conocer la do-
cumentación que considere pertinente en una Audiencia. Con esta documentación
y los resultados de una segunda verificación (en la que se pretende comprobar si el
empleador ha regularizado alguna infracción en el periodo transcurrido entre el re-
levamiento y la Audiencia de Descargo) la Dirección de Inspección Federal procede
a dictar una Resolución, la cual puede ser absolutoria o condenatoria, caso en el cual
el empleador es multado. Los empleadores que rectifican las irregularidades antes
de la Audiencia se ven beneficiados con importantes reducciones en el monto de las
multas imputadas. Los que no abonan la sanción tienen derecho a impugnar o apelar
la Resolución. Si vencido el plazo para impugnar o apelar la multa ésta no fue abonada,
el MTEySS procede a ejecutar judicialmente la misma.
Establecimientos Trabajadores
Cantidad % Cantidad %
Total País 463.403 100 1.358.672 100
Buenos Aires 157.992 34,1 422.778 31,1
CABA 93.992 20,3 285.434 21
Catamarca 5.273 1,1 16.634 1,2
Chaco 6224 1,3 22.414 1,6
Chubut 8.893 1,9 21.652 1,6
Córdoba 18.437 4 79.675 5,9
Corrientes 7.378 1,6 25.767 1,9
Entre Ríos 11.015 2,4 43.546 3,2
Formosa 4.741 1 19.047 1,4
Jujuy 9.184 2 23.653 1,7
La Pampa 6.527 1,4 14.633 1,1
La Rioja 5.457 1,2 20.884 1,5
Mendoza 18.993 4,1 53.707 4
Misiones 6.856 1,5 20.598 1,5
Neuquén 6584 1,4 15.101 1,1
Río Negro 8.193 1,8 22.122 1,6
Salta 9.137 2 24.784 1,8
San Juan 9.408 2 31.110 2,3
San Luis 6.224 1,3 19.699 1,4
Santa Cruz 3.806 0,8 9.671 0,7
Santa Fe 32.803 7,1 98.105 7,2
Santiago del Estero 8.928 1,9 23.961 1,8
Tierra del Fuego 2.966 0,6 6.270 0,5
Tucumán 14.396 3,1 37.427 2,8
Fuente: MTEYSS.
274 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
con un 34 y un 20,3 % respectivamente. Para el caso de los trabajadores, el mayor
porcentaje de empleo en negro se constata también en la provincia de Buenos Aires
y en CABA con un 31 y un 21 %, es decir 422.778 y 285.434 personas. Las provincias
que cuentan con menos trabajadores no registrados o “en negro” son Tierra del
Fuego y Santa Cruz.
Para el caso de las ramas de actividad, las que mayor porcentaje de irregularidades
presentan son las de comercio y actividades inmobiliarias con un 59 % seguidas por
los servicios sociales, comunitarios y personales con un 13,7%. Asimismo, se verificó
mayor cantidad de trabajadores no registrados en el comercio y actividades inmobi-
liarias con 47,7 %, seguido por la industria manufacturera 12,7% y servicios sociales,
comunitarios y personales con un 12,1%.
276 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
2. Las políticas de empleo en Provincia de Buenos Aires y el
trabajo-empleo no registrado.
En el caso de la provincia de Buenos Aires se ha implementado el PNRT y se han
creado dos programas de empleo (Plan Bonus y Plan “Segunda Oportunidad”) que si
bien no tienen específicamente la función de combatir el flagelo del trabajo no regis-
trado, de forma indirecta tienden a atenuarlo.
El Plan Bonus tiene como objetivo facilitar la transición hacia el empleo formal de
jóvenes entre 18 y 25 años sin experiencia laboral relevante, con dificultades para
insertarse en la actividad productiva. 6
Una empresa adherente presentará su solicitud de capacitar, junto con documenta-
ción propia y de los beneficiarios. Una vez que ésta ha sido aprobada, se incorporan
a una práctica de 20 horas semanales durante un año y perciben una beca de capa-
citación de hasta $200 mensuales –a cargo del Gobierno de la provincia de Buenos
Aires-.
El cupo máximo de beneficiarios habilitado para cada empresa se determina según
la cantidad de trabajadores registrados en cada una. Pero este beneficio no genera
relación laboral con ellos.
Cada empleador debe cumplir con los siguientes requisitos para incorporar a un
beneficiario del plan Bonus: estar legalmente habilitado para funcionar, no haber rea-
lizado despidos masivos durante los últimos 6 meses y encontrarse al día con las
contribuciones a los distintos regímenes de la seguridad social.7
El programa Segunda Oportunidad8está destinado a facilitar la reinserción en el mer-
cado laboral regular de jefes de familia desempleados, mediante prácticas laborales
que actualicen sus conocimientos e incrementen sus posibilidades de obtener em-
pleo. Sus beneficiarios efectúan prácticas de 20 horas semanales y perciben hasta
$200 por mes.
Para ingresar al programa los solicitantes deben cumplir los siguientes requisitos:
• Ser jefe de familia desempleado, argentino y residir en Provincia de Buenos Ai-
res.
• Tener entre 45 y 55 años.
T
6 Creado por el Decreto 1.422/00 del Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires.
7 Neffa, J, Battistuzzi A. Documento de trabajo “Las políticas de empleo ejecutadas en
Argentina y en la provincia de Buenos Aires. PAV 103 Trabajo, Desarrollo y Diversidad.2007,
policopiado.
8 Creado por el Decreto Nº 2.722/00 del Poder Ejecutivo de la provincia de Buenos Aires
Hasta el año 2005, los beneficiarios de los Programas Bonus y Segunda Oportunidad
podían realizar prácticas laborales en Sector Público o en firmas privadas. Luego de la
fecha citada, los mismos solamente pueden ingresar para hacer prácticas en empresas
privadas como dicta el Decreto 1.558/05 de fecha 15 de julio de 2005.
278 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
para identificar la magnitud estadística de esas categorías.
Las políticas nacionales y provinciales destinadas a promover el trabajo estable y re-
gistrado y de hecho controlar y sancionar su incumplimiento, han encontrado muchas
dificultades para avanzar y tratar de alcanzar ese objetivo. Las causas son numerosas
y estuvieron presentes desde mediados de los años ´70 tanto en los momentos de
crisis como en los de crecimiento económico.
Más recientemente, las consecuencias de la recesión (1998-2002) que se manifes-
taron bajo las más dramáticas y elevadas tasas de desempleo, subempleo, pobreza,
indigencia y exclusión social de toda nuestra historia, hicieron que por el difícil ac-
ceso al seguro de desempleo y a falta de otras oportunidades, por necesidad y para
asegurar su sobrevivencia y la de sus familias, numerosas personas desocupadas o
inactivas buscaran un empleo de tipo informal, o aceptaran un trabajo asalariado sin
tener la posibilidad de poner como condición que el mismo fuera estable, estuviera
registrado y cumpliera con todos los requisitos que dispone la legislación del trabajo
y de la seguridad social.
Quienes accedieron a estos empleos no registrados, por esencia precarios, se auto-
limitaban para efectuar denuncias o solicitar la intervención de la inspección del
trabajo por miedo a la discriminación y represalias patronales y fundamentalmente al
riesgo de despido en un contexto recesivo y de elevado desempleo. Por otra parte,
la falta de actualización de la normativa vigente desde comienzos de la década pasada
(LNE), que había sido pensada y adoptada para otros contextos históricos, resultó
en un sistema de leves multas y penas para los infractores, que no desalentaron di-
chas prácticas dada la orientación de las políticas económicas y laborales y debido
al escaso número de inspectores, la insuficiencia de la información estadística y de
los procedimientos para captarla y la carencia de un seguimiento sistemático de los
infractores.
La ley Nacional de Empleo dictada en 1991, en sus dispositivos para promover el re-
gistro de los asalariados buscó esencialmente impulsar, mediante incentivos financie-
ros (básicamente la reducción o condonación de las deudas acumuladas y bajas sumas
en concepto de multas) un cambio de comportamiento de los empleadores y por
otra parte compensar a los trabajadores por la inexistencia o defectuosa registración
del contrato laboral. Pero dichas medidas son de una naturaleza diferente al preaviso
y a la indemnización por concepto de despido no justificado cuando la relación de
trabajo está registrada. La jurisprudencia estableció mecanismos de reparación espe-
cíficos a quienes hicieran las denuncias mientras tuviera vigencia la relación salarial,
para tratar de resarcir el daño pecuniario que causa al trabajador la inexistencia o
irregularidad registral de la misma, o la falta de entrega los certificados de trabajo en
el tiempo fijado.
El crecimiento del trabajo-empleo no registrado y su persistencia pone de manifiesto
Recomendaciones
1.- Información y difusión sistemática para crear conciencia acerca de la necesidad,
la importancia y la conveniencia de registrar el trabajo y el empleo, no solo a través
de los medios de comunicación masiva, sino principalmente a través de las cámaras
empresariales, consejos profesionales, organizaciones y confederaciones sindicales, de
280 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
las diversas confesiones religiosas y de las instituciones de la sociedad civil, tanto en
el plano nacional como provincial y sobre todo municipal.
2.- Promover mediante acciones educativas en todos los niveles, el reconocimiento
del valor del trabajo y su función de integrador social y constructor de identidad,
poniendo de relieve su importancia y dignidad, para desarrollar una cultura del tra-
bajo y recalcar la responsabilidad social que incumbe a los empresarios para evitar
la fractura de la sociedad y fortalecer la solidaridad y la cohesión,, basándose en el
cumplimiento de las normas impositivas, laborales y de seguridad social.
3.- Llevar a cabo y difundir una evaluación cuantitativa (de contenido económico-
financiero) y cualitativa (focalizada sobre el trabajo y el empleo) acerca de las graves
consecuencias que acarrean el trabajo y el empleo no registrados para los asalariados
y sus familias, los empleadores, las asociaciones profesionales de trabajadores y em-
pleadores, los organismos de seguridad social, el sistema fiscal, así como respecto de
la economía y la sociedad en su conjunto.
4.- Promover la información mutua, la concertación y la cooperación tripartita entre
los actores de las relaciones de trabajo (empresarios, sindicatos, diversas dependen-
cias y niveles del Estado), tanto a nivel nacional, provincial y municipal, como por gran-
des sectores económicos y ramas de actividad, para desarrollar la toma de conciencia
sobre la gravedad y magnitud del problema y formular e implementar programas y
políticas viables para promover el empleo digno y estable, combatir el trabajo y el
empleo no registrados y hacer el seguimiento poniendo el acento primero en la
información, la formación, la prevención, la necesidad y conveniencia de la regulariza-
ción, antes que en las sanciones, las multas, la inhabilitación o el cierre de empresas.
5.- Vincular el otorgamiento de subsidios, de incentivos fiscales y el acceso a créditos
blandos (ofreciendo bajas tasas de interés, garantías recíprocas de pequeño costo,
varios años de gracia y adecuados períodos de pago) para las micro y pequeñas
empresas que estén en dificultad y que según la inspección del trabajo no hayan
registrado a todo su personal, a condición de que se comprometan a normalizar la
situación a la mayor brevedad posible, haciendo un seguimiento de su cumplimiento y
condicionando la continuidad de dichos beneficios a la previa verificación del proceso
de registración.
6- Analizar de manera específica ciertos sectores y ramas de actividad, donde se haya
constatado por medio de la inspección del trabajo que es elevado el porcentaje de
obreros y empleados no registrados y proponer políticas focalizadas y de conjunto
adecuadas, involucrando a las organizaciones de empleadores y de trabajadores, para
que en un tiempo reducido tenga lugar la regularización.
7.- Promover en el Ministerio de Trabajo de Provincia de Buenos Aires la constitución
de un Sistema de Estadísticas Laborales diseñado especialmente para captar las he-
9 Está pendiente una entrevista solicitada oficialmente a los responsables de esta encuesta,
pero algunos resultados ya pueden ser accesibles a partir de su sitio web. La continuación
y ampliación del ámbito de aplicación de esta encuesta resultaría
íía de vital importancia en
las acciones futuras.
282 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
Ministro de Trabajo, con representación de los gobiernos provincial y nacional en
las esferas que determina la legislación y con participación de los representantes
de las diversas cámaras empresariales y federaciones, confederaciones y centrales
sindicales.
La misión de ese Consejo debería ser preponderantemente consultiva respecto a
la adopción de políticas, la instrumentación de medidas de orden administrativo y
legislativo para promover el trabajo y el empleo decente y la erradicación progresiva
del trabajo y el empleo no registrado.
El Ministerio de Trabajo de Provincia aportaría a dicho Consejo los resultados de los
estudios e investigaciones que haya encomendado a organismos públicos de inves-
tigación e instituciones universitarias para identificar objetivamente los problemas,
evaluar su magnitud y establecer prioridades de importancia y de urgencia.
11.- Pero tal vez las medidas que atañen más directamente al Ministerio de Trabajo de
Pcia. de Buenos Aires se refieren a la modernización y re-estructuración del sistema
de Inspección del Trabajo siguiendo los lineamientos establecidos por la ley 25.877,
conjuntamente con el anexo II del Pacto Federal del Trabajo aprobado por ley 25.212.
La provincia de Buenos Aires ha adherido a las pautas de este último mediante Ley
provincial 12.415 y ha organizado la administración del trabajo con las disposiciones
de la ley provincial 10.149 y sus complementarias.
12.- Dentro de esas medidas, podrí
podrían incluirse las siguientes
12.1.- La elaboración de un programa permanente y sistemático de inspecciones
en coordinación con el MTEySS, ANSES y AFIP dirigidas a identificar y controlar el
la observancia de la legislación en materia de registración del empleo, asignando
prioridad a los sectores, ramas de actividad, regiones y localidades donde se haya
detectado un mayor grado de incumplimiento de las normas o de donde hayan
provenido denuncias.
12.2.- Una comunicación más fluida de informaciones y la coordinación y coope-
ración entre las actividades que desarrollan las distintas dependencias adminis-
trativas, fiscales, previsionales y judiciales que tienen incumbencia en Provincia de
Buenos Aires para combatir el trabajo y el empleo no registrado. Se trata de una
realidad que atraviesa horizontalmente a todas las dependencias de la adminis-
tración pública provincial. La programación y realización de operativos conjuntos,
invitando a representantes de asociaciones profesionales de trabajadores y de
empleadores para que participen, sería una manera de involucrarlos en la creación
de una conciencia de solidaridad social, para la implementación de estas políticas
y la puesta en práctica de las recomendaciones emitidas.
12.3.-Formación e Información.
284 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
12.8.- Establecer un sistema actualizado de sanciones y de recomendaciones a
las empresas y organizaciones donde se haya detectado la presencia de trabajo
y empleo no registrados, dando prioridad a la información, la toma de concien-
cia por parte de empresarios y trabajadores, el asesoramiento y las indicaciones
para proceder a la regularización, la simplificación de los trámites, previendo el
seguimiento en el corto plazo de los infractores para controlar la aplicación de las
mismas. Las normas legales permiten la posibilidad de otorgar facilidades de pago
a quienes manifiesten su voluntad efectiva de cumplirlas a partir de la notificación,
incluyendo intereses por mora y adicionales por multas. Solo en una segunda
instancia o en caso de reincidencia se dispondrán las multas, inhabilitaciones y
demás sanciones para aplicar a aquellos empresarios que no las hayan observado
de manera adecuada.
12.9.- Simplificación de las planillas y boletas y unificación de los trámites de re-
gistro del trabajador empleado, para incorporar los trabajadores a las diversas ins-
tancias del sistema de seguridad social (previsión social, ART, seguros colectivos,
obras sociales, descuentos por planilla de las cotizaciones sindicales con el fin de
acceder a las obras sociales, etc.). Las planillas y boletas, así como las instrucciones
para su llenado y transmisión deberían ser fácilmente accesibles on line por medio
de Internet con miras a reducir el tiempo destinado a dichas gestiones.
12.10.- Autorizar la adopción de las medidas más severas y de trámite rápido
por parte de los inspectores y funcionarios del Ministerio de Trabajo, para hacer
frente a aquellas situaciones graves y urgentes de evasión total o parcial en que
resultan ineficaces los controles administrativos tradicionales o en caso de rein-
cidencias cuando se haga caso omiso a las sucesivas recomendaciones efectuadas
para regularizar la situación. Establecer sanciones no pecuniarias a infractores,
consistentes por ejemplo en la instrumentación legal de un sistema de registro
público de empleadores infractores que hayan dado lugar a coimas o maniobras
dolosas en la materia, restringiendo sus posibilidades de obtener subsidios y apo-
yos mientras no hayan regularizado la situación.
12.11.- Se deben modificar los procedimientos con el propósito de acelerar o de
simplificar los trámites administrativos para proceder a la registración y el pago
de contribuciones y multas, con el fin de que se reduzca al mínimo el tiempo en
que los trabajadores permanecen en situación de no registro.
12.12.- Establecer acuerdos con el MTEySS, la SRT, el IPAP, Municipios, centros de
investigación científica y universidades, para solicitar la cooperación de la OIT con
el propósito de desarrollar actividades de formación y perfeccionamiento desti-
nados a los inspectores municipales en materia de condiciones y medio ambiente
de trabajo, procurando que su desempeño se lleve a cabo en coordinación con la
Inspección del Trabajo provincial.
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ANEXO ESTADISTICO
A continuación se presentan las series completas de los antecedentes que han guiado
el presente capítulo. Las mismas siguen los lineamientos de las aclaraciones metodo-
lógicas ya comentadas y fueron elaborados en base a datos aportados por la Magister
Juliana Persia.
302
Aglomerado Urbano Gran Buenos Aires (GBA)
PEA 3728216 3789975 3889588 3881332 3954609 4230135 4328513 4526177 4530521
Total de Ocupados 3639582 3702862 3693272 3738255 3770748 4040476 4103903 4209540 4259563
Total de Asalariados 2020666 1937395 1999477 1949638 2005840 2002804 2156978 2361079 2125976
Total del Sector Informal Urbano 1162794 1323916 1345338 1468091 1416037 1483923 1510641 1709966 1801073
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 40,6% 39,5% 39,1% 39,1% 38,6% 40,0% 40,0% 40,8% 40,3%
Tasa de Ocupación 97,6% 97,7% 95,0% 96,3% 95,4% 95,5% 94,8% 93,0% 94,0%
Tasa de Desocupación 2,4% 2,3% 5,0% 3,7% 4,6% 4,5% 5,2% 7,0% 6,0%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,3% 0,4% 0,0% 0,0% 0,2% 0,4% 0,3% 0,1% 0,0%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 6,2% 6,6% 6,6% 7,6% 4,7% 6,5% 7,1% 6,0% 4,9%
% Cta. Propia no profesionales 43,6% 45,6% 43,3% 42,5% 44,6% 43,2% 43,0% 41,1% 46,5%
Anexo estadístico
Total de Asalariados 2061304 2288342 2462098 2615260 2582080 2519810 2492054 2869151 2946658 2915791
Total del Sector Informal Urbano 1851055 1971646 2080540 2122504 1954252 1849934 1870106 1960791 1974446 1993092
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 40,3% 40,8% 41,7% 43,3% 43,1% 44,2% 44,9% 45,1% 45,4% 46,0%
Tasa de Ocupación 94,0% 94,7% 93,3% 90,4% 86,9% 82,7% 81,2% 85,7% 86,7% 85,6%
Tasa de Desocupación 6,0% 5,3% 6,7% 9,6% 13,1% 17,3% 18,8% 14,3% 13,3% 14,4%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 6,9% 6,5% 7,3% 8,2% 6,5% 6,6% 6,6% 7,0% 7,1% 6,5%
% Cta. Propia no profesionales 42,1% 42,5% 41,6% 42,3% 41,3% 40,9% 36,5% 35,8% 35,9% 37,2%
% Ayuda Familiar s/ salario 2,7% 1,6% 2,6% 2,7% 3,5% 3,0% 3,6% 2,8% 3,0% 3,0%
% Asalariados informales 27,5% 33,5% 32,7% 30,1% 32,4% 32,6% 36,7% 36,6% 37,2% 35,5%
% Hogares con serv. doméstico 20,8% 16,0% 15,8% 16,7% 16,3% 16,8% 16,6% 17,8% 16,9% 17,9%
Composición del total de Ocupados
% No asalariados sector formal 4,9% 3,6% 3,3% 3,6% 3,9% 4,5% 4,3% 4,2% 4,4% 4,1%
% Asalariados Formales 36,4% 37,2% 39,2% 43,2% 45,3% 45,9% 42,9% 47,7% 47,7% 47,2%
% Patrones Informales 3,0% 2,9% 3,3% 3,8% 3,0% 2,9% 2,9% 3,1% 3,0% 2,8%
% Cta. Propia no profesionales 18,3% 19,2% 19,0% 19,6% 18,7% 18,1% 16,2% 15,5% 15,3% 15,8%
% Ayuda Familiar s/ salario 1,2% 0,7% 1,2% 1,3% 1,6% 1,3% 1,6% 1,2% 1,3% 1,3%
% Asalariados informales 12,0% 15,1% 15,0% 14,0% 14,7% 14,5% 16,3% 15,9% 15,8% 15,1%
% Hogares con serv. doméstico 9,0% 7,2% 7,2% 7,7% 7,4% 7,4% 7,4% 7,7% 7,2% 7,6%
% Sin clasificar 15,3% 14,1% 11,6% 6,8% 5,4% 5,4% 8,4% 4,7% 5,4% 6,1%
Composición del total de Asalariados
% asalariados formales 75,3% 71,2% 72,3% 75,5% 75,5% 76,0% 72,5% 75,0% 75,1% 75,7%
% asalariados informales 24,7% 28,8% 27,7% 24,5% 24,5% 24,0% 27,5% 25,0% 24,9% 24,3%
Participación del SIU
Sobre PEA 41% 43% 43% 42% 39% 37% 36% 37% 37% 36%
Sobre ocupación 43% 45% 46% 46% 45% 44% 44% 43% 43% 43%
Sobre ocupación clasificada 51% 52% 52% 50% 48% 47% 48% 46% 45% 45%
303
1.3 Indicadores por aglomerados 2000 2001 2002 / II S 2003 II S 2004 II S 2005 II S 2006
304
Aglomerado Urbano Gran Buenos Aires (GBA)
PEA 5397058 5347539 5580294 5991382 6119706 6103469 6142863
Total de Ocupados 4601722 4318812 4519214 4992982 5290212 5399252 5495471
Total de Asalariados 2878303 2685404 2779008 2881449 2819505 2914044 2974301
Total del Sector Informal Urbano 2039584 1900474 2019830 2207550 2309281 2316461 2300891
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 45,0% 44,2% 45,5% 47,9% 48,5% 48,5% 48,5%
Tasa de Ocupación 85,3% 80,8% 81,0% 83,3% 86,4% 88,5% 89,5%
Tasa de Desocupación 14,7% 19,2% 19,0% 16,7% 13,6% 11,5% 10,5%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,0% 0,0% 0,0% 16,6% 0,2% 0,2% 0,2%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 6,5% 6,2% 5,4% 4,4% 4,8% 4,7% 5,2%
% Cta. Propia no profesionales 37,4% 41,8% 41,4% 40,7% 40,9% 40,9% 39,8%
% Ayuda Familiar s/ salario 2,4% 1,5% 1,8% 2,5% 2,5% 2,3% 2,0%
Anexo estadístico
Total de Asalariados 1363548 1313555 1271329 1418233 1410436 1507158 1644232 1432055
Total del Sector Informal Urbano 869841 878089 959094 1029696 1091328 1114884 1231788 1289222
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 38,3% 37,6% 37,6% 37,7% 39,3% 38,9% 38,9% 38,9%
Tasa de Ocupación 97,7% 94,3% 95,8% 94,5% 94,7% 93,9% 93,5% 91,7%
Tasa de Desocupación 2,3% 5,7% 4,2% 5,5% 5,3% 6,1% 6,5% 8,3%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,4% 0,0% 0,0% 0,2% 0,4% 0,4% 0,1% 0,1%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 5,4% 4,6% 5,9% 4,7% 5,0% 6,1% 5,0% 3,5%
% Cta. Propia no profesionales 47,0% 45,1% 43,8% 46,1% 44,4% 43,9% 41,1% 46,7%
% Ayuda Familiar s/ salario 2,1% 1,5% 2,4% 2,2% 2,9% 1,0% 1,7% 1,6%
% Asalariados informales 31,0% 30,6% 29,4% 29,4% 27,7% 29,5% 31,2% 29,2%
% Hogares con serv. doméstico 14,5% 18,2% 18,4% 17,6% 20,0% 19,6% 21,1% 19,0%
Composición del total de Ocupados
% No asalariados sector formal 2,4% 2,9% 2,6% 2,5% 2,0% 1,9% 2,2% 2,3%
% Asalariados Formales 44,9% 44,2% 41,2% 42,8% 39,3% 41,4% 43,2% 37,0%
% Patrones Informales 1,9% 1,7% 2,4% 1,8% 1,9% 2,4% 2,1% 1,6%
% Cta. Propia no profesionales 16,8% 16,8% 17,5% 18,2% 17,2% 17,2% 17,3% 21,1%
% Ayuda Familiar s/ salario 0,8% 0,6% 0,9% 0,9% 1,1% 0,4% 0,7% 0,7%
% Asalariados informales 11,1% 11,4% 11,7% 11,6% 10,7% 11,5% 13,2% 13,2%
% Hogares con serv. doméstico 5,2% 6,8% 7,4% 7,0% 7,7% 7,7% 8,9% 8,6%
% Sin clasificar 17,0% 15,7% 16,4% 15,3% 20,0% 17,6% 12,4% 15,5%
Composición del total de Asalariados
% asalariados formales 80,2% 79,6% 77,8% 78,7% 78,6% 78,2% 76,7% 73,7%
% asalariados informales 19,8% 20,4% 22,2% 21,3% 21,4% 21,8% 23,3% 26,3%
Participación del SIU
Sobre PEA 35% 35% 38% 37% 37% 37% 40% 41%
Sobre ocupación 36% 37% 40% 39% 39% 39% 42% 45%
Sobre ocupación clasificada 43% 44% 48% 47% 48% 47% 48% 54%
305
2.2 Indicadores por aglomerados 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
306
Partidos del Gran Buenos Aires (PGBA)
PEA 3126883 3103310 3225207 3610111 3561350 3613394 3724064 3786237 3854638 3948960
Total de Ocupados 2916749 2927995 2984336 3230392 3032811 2928698 2934584 3197369 3272913 3314858
Total de Asalariados 1366871 1510187 1614397 1838061 1812507 1727194 1745433 2034137 2063985 2041659
Total del Sector Informal Urbano 1355509 1392784 1433736 1590437 1449521 1388477 1377542 1463179 1479760 1507616
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 38,3% 39,0% 39,9% 41,7% 42,0% 42,8% 43,4% 43,5% 43,9% 44,4%
Tasa de Ocupación 93,3% 94,4% 92,5% 89,5% 85,2% 81,1% 78,8% 84,4% 84,9% 83,9%
Tasa de Desocupación 6,7% 5,6% 7,5% 10,5% 14,8% 18,9% 21,2% 15,6% 15,1% 16,1%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,0% 0,1% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 6,7% 5,7% 6,5% 6,3% 4,9% 5,1% 4,5% 5,5% 5,8% 5,9%
% Cta. Propia no profesionales 42,8% 43,8% 41,4% 42,8% 42,3% 42,3% 36,4% 35,3% 37,2% 38,8%
Anexo estadístico
Total de Asalariados 2027105 1861382 1914282 2095202 2349746 2073938 2113738
Total del Sector Informal Urbano 1541936 1439087 1526154 1713442 1829867 1809605 1790162
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 43,1% 42,3% 43,5% 46,3% 57,5% 46,7% 46,7%
Tasa de Ocupación 83,5% 79,0% 78,9% 81,8% 84,8% 87,1% 88,5%
Tasa de Desocupación 16,5% 21,0% 21,1% 18,2% 15,2% 12,9% 11,5%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,0% 0,0% 0,0% 18,1% 0,0% 0,2% 0,1%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 5,6% 5,0% 5,0% 3,7% 4,3% 4,1% 4,4%
% Cta. Propia no profesionales 37,1% 42,2% 41,2% 41,8% 41,3% 41,5% 41,2%
% Ayuda Familiar s/ salario 2,0% 1,4% 1,8% 2,5% 2,6% 2,3% 2,1%
% Asalariados informales 37,6% 33,8% 36,3% 42,7% 35,1% 32,8% 32,4%
% Hogares con serv. doméstico 17,8% 17,6% 15,7% 9,3% 16,7% 19,3% 20,0%
Composición del total de Ocupados
% No asalariados sector formal 1,9% 2,2% 2,1% 2,0% 2,1% 2,2% 2,1%
% Asalariados Formales 44,8% 45,1% 42,8% 37,3% 43,6% 37,9% 38,2%
% Patrones Informales 2,7% 2,4% 2,4% 1,7% 2,0% 1,9% 1,9%
% Cta. Propia no profesionales 17,7% 19,9% 19,8% 19,6% 19,3% 19,2% 18,4%
% Ayuda Familiar s/ salario 0,9% 0,7% 0,9% 1,2% 1,2% 1,0% 0,9%
% Asalariados informales 18,0% 15,9% 17,4% 20,0% 16,4% 15,2% 14,4%
% Hogares con serv. doméstico 8,5% 8,3% 7,5% 4,3% 7,8% 9,0% 8,9%
% Sin clasificar 5,6% 5,5% 7,2% 13,8% 7,4% 13,6% 15,1%
Composición del total de Asalariados
% asalariados formales 71,4% 73,9% 71,1% 65,1% 72,6% 71,4% 72,6%
% asalariados informales 28,6% 26,1% 28,9% 34,9% 27,4% 28,6% 27,4%
Participación del SIU
Sobre PEA 40% 37% 38% 38% 40% 40% 39%
Sobre ocupación 48% 47% 48% 47% 47% 46% 45%
Sobre ocupación clasificada 51% 50% 52% 54% 51% 54% 53%
307
3.1 Indicadores por aglomerados 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999
308
Aglomerado urbano Gran La Plata (LP)
PEA 251539 269885 266266 284733 293734 296971 298113 291168
Total de Ocupados 234048 252403 234619 228435 239934 253403 262862 250401
Total de Asalariados 113824 132676 115785 134407 144059 156525 159648 142285
Total del Sector Informal Urbano 94882 99114 89345 85628 95017 102860 105287 98818
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 39,0% 39,9% 39,1% 42,4% 43,2% 43,1% 42,7% 41,2%
Tasa de Ocupación 93,0% 93,5% 88,1% 80,2% 81,7% 85,3% 88,2% 86,0%
Tasa de Desocupación 7,0% 6,5% 11,9% 19,8% 18,3% 14,7% 11,8% 14,0%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,1% 0,1% 0,0% 0,1% 0,3% 0,3% 0,2% 0,2%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 5,0% 5,0% 6,6% 6,1% 6,3% 6,3% 5,5% 5,2%
% Cta. Propia no profesionales 47,8% 44,1% 40,8% 41,3% 36,2% 35,7% 36,3% 42,4%
Anexo estadístico
Total de Asalariados 144414 148880 168717 168403 166442 169808 180490
Total del Sector Informal Urbano 115624 116920 103348 119323 128152 126089 124740
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 45,7% 44,2% 43,4% 48,7% 48,6% 48,9% 49,3%
Tasa de Ocupación 84,6% 83,7% 84,7% 85,5% 88,0% 88,7% 89,0%
Tasa de Desocupación 15,4% 16,3% 15,3% 14,5% 12,0% 11,3% 11,0%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 1,0% 0,0% 0,4% 13,9% 0,2% 0,1% 0,1%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 3,4% 5,9% 3,6% 5,0% 5,5% 6,4% 6,4%
% Cta. Propia no profesionales 41,7% 37,1% 33,2% 40,3% 41,4% 41,7% 41,7%
% Ayuda Familiar s/ salario 2,1% 2,8% 3,9% 4,0% 5,8% 2,1% 2,1%
% Asalariados informales 32,2% 35,0% 38,0% 33,6% 30,5% 31,1% 31,1%
% Hogares con serv. doméstico 20,6% 19,2% 21,2% 17,1% 16,7% 18,8% 18,8%
Composición del total de Ocupados
% No asalariados sector formal 4,4% 2,6% 3,2% 3,0% 2,7% 3,3% 3,3%
% Asalariados Formales 38,8% 40,3% 48,0% 40,1% 42,4% 44,9% 44,9%
% Patrones Informales 1,4% 2,6% 1,4% 2,1% 2,2% 2,5% 2,5%
% Cta. Propia no profesionales 17,4% 16,2% 12,7% 16,8% 16,9% 16,5% 16,5%
% Ayuda Familiar s/ salario 0,9% 1,2% 1,5% 1,7% 2,4% 0,8% 0,8%
% Asalariados informales 13,5% 15,3% 14,6% 14,0% 12,4% 12,3% 12,3%
% Hogares con serv. doméstico 8,6% 8,4% 8,1% 7,1% 6,8% 7,4% 7,4%
% Sin clasificar 15,0% 13,4% 10,4% 15,2% 14,2% 12,3% 12,3%
Composición del total de Asalariados
% asalariados formales 74,3% 72,5% 76,7% 74,1% 77,3% 78,5% 78,5%
% asalariados informales 25,7% 27,5% 23,3% 25,9% 22,7% 21,5% 21,5%
Participación del SIU
Sobre PEA 35% 37% 32% 37% 36% 35% 35%
Sobre ocupación 42% 44% 38% 42% 41% 40% 40%
Sobre ocupación clasificada 49% 50% 43% 49% 47% 45% 45%
309
II S II S II S II S
Indicadores por aglomerados 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 /
310
4.1 2003 2004 2005 2006
Aglomerado de Bahía Blanca
PEA 111457 118444 119614 125773 123214 125624 126616 125909 68744 133721 129331 130080
Total de Ocupados 93.192 92.404 103.603 108.136 105.173 104.193 100.919 103.262 58.474 118.474 120.429 123.232
Total de Asalariados 51.277 43.225 54.999 53.263 43.684 49.931 50.374 56.324 29.117 41.892 33.598 26.600
Total del Sector Informal Urbano 48.328 44.842 52.943 51.788 45.809 48.031 48.055 49.429 30.426 44.271 37.643 27.137
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 39,3% 41,2% 41,1% 42,6% 41,0% 41,3% 41,1% 40,3% 47,6% 45,8% 43,3% 43,2%
Tasa de Ocupación 83,6% 78,0% 86,6% 86,0% 85,4% 82,9% 79,7% 82,0% 85,1% 88,6% 93,1% 94,7%
Tasa de Desocupación 16,4% 22,0% 13,4% 14,0% 14,6% 17,1% 20,3% 18,0% 14,9% 11,4% 6,9% 5,3%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,4% 0,0% 0,0% 0,1% 13,9% 19,1% 20,7% 29,2%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 8,4% 5,8% 7,6% 7,5% 12,2% 9,9% 8,5% 6,4% 4,7% 3,3% 3,9% 6,7%
% Cta. Propia no profesionales 36,2% 38,8% 42,9% 40,6% 46,5% 40,9% 41,4% 45,5% 43,6% 36,2% 38,3% 33,9%
% Ayuda Familiar s/ salario 3,4% 2,7% 0,8% 3,6% 2,7% 1,8% 1,6% 1,6% 2,0% 3,4% 1,6% 3,2%
Anexo estadístico
Total de Asalariados 82.009 95.657 106.025 117.287 109.321 119.881 103.809 118.046 86.794 78.174 110.015 75.442
Total del Sector Informal Urbano 93.083 91.211 104.013 103.184 105.553 106.704 105.725 125.089 88.010 89.038 103.212 59.142
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 42,9% 42,1% 45,2% 41,6% 42,8% 47,2% 46,2% 45,4% 49,8% 46,0% 48,9% 46,0%
Tasa de Ocupación 77,9% 80,7% 83,0% 87,8% 85,3% 79,2% 77,2% 82,1% 83,4% 91,6% 88,3% 94,0%
Tasa de Desocupación 22,1% 19,3% 17,0% 12,2% 14,7% 20,8% 22,8% 17,9% 16,6% 8,4% 11,7% 6,0%
Tasa de casos no clasificados sobre población total 0,0% 0,2% 0,5% 0,1% 0,0% 0,2% 0,1% 0,1% 11,2% 18,6% 8,7% 28,4%
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 6,9% 8,0% 5,1% 4,9% 7,2% 11,5% 8,7% 10,7% 8,2% 7,1% 6,2% 4,5%
% Cta. Propia no profesionales 45,9% 47,3% 48,5% 48,3% 45,3% 37,9% 41,5% 44,0% 44,6% 39,9% 37,3% 34,5%
% Ayuda Familiar s/ salario 6,5% 1,3% 2,0% 1,9% 3,6% 1,4% 1,9% 0,7% 3,6% 3,8% 2,0% 2,8%
% Asalariados informales 32,8% 33,2% 28,8% 33,0% 32,4% 36,0% 31,2% 33,3% 35,1% 34,7% 41,2% 41,7%
% Hogares con serv. doméstico 7,9% 10,2% 15,6% 11,8% 11,4% 13,2% 16,7% 11,4% 8,4% 14,4% 13,4% 16,5%
Composición del total de Ocupados
% No asalariados sector formal 6,7% 2,9% 3,5% 4,4% 2,7% 4,3% 4,3% 2,1% 5,3% 3,1% 2,7% 2,7%
% Asalariados Formales 27,4% 33,7% 34,9% 38,6% 34,2% 35,6% 31,9% 32,5% 30,4% 19,4% 26,3% 19,6%
% Patrones Informales 3,4% 3,8% 2,4% 2,3% 3,5% 5,4% 4,2% 5,7% 3,9% 2,6% 2,5% 1,0%
% Cta. Propia no profesionales 22,8% 22,2% 23,1% 23,1% 21,8% 17,7% 19,8% 23,4% 21,3% 14,6% 15,0% 7,9%
% Ayuda Familiar s/ salario 3,2% 0,6% 1,0% 0,9% 1,7% 0,7% 0,9% 0,4% 1,7% 1,4% 0,8% 0,6%
% Asalariados informales 27,4% 33,7% 34,9% 38,6% 34,2% 35,6% 31,9% 32,5% 30,4% 19,4% 26,3% 19,6%
% Hogares con serv. doméstico 3,9% 4,8% 7,4% 5,6% 5,5% 6,2% 8,0% 6,0% 4,0% 5,3% 5,4% 3,8%
% Sin clasificar 16,3% 16,4% 13,9% 9,2% 15,0% 13,4% 16,1% 12,3% 16,6% 40,9% 30,6% 54,8%
Composición del total de Asalariados
% asalariados formales 62,7% 68,3% 71,7% 70,9% 68,7% 67,9% 68,3% 64,7% 64,5% 60,5% 61,3% 67,3%
% asalariados informales 37,3% 31,7% 28,3% 29,1% 31,3% 32,1% 31,7% 35,3% 35,5% 39,5% 38,7% 32,7%
Participación del SIU
Sobre PEA 39% 38% 40% 42% 41% 37% 37% 44% 40% 33% 36% 21%
Sobre ocupación 50% 47% 48% 48% 48% 47% 48% 53% 48% 37% 40% 23%
Sobre ocupación clasificada 59% 56% 55% 53% 57% 54% 57% 61% 57% 62% 58% 51%
311
Indicadores por II S II S
6.1 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 / II S 2005 II S 2006
312
aglomerados 2003 2004
Aglomerados de la Provincia de
Buenos Aires
PEA 2.176.022 2.242.434 2.280.541 2.320.760 2.377.067 2.330.215 2.327.398 2.428.193 2.686.674 2.700.987 2.728.386
Total de Ocupados 1.763.348 1.767.572 1.925.863 1.971.242 1.995.800 1.946.305 1.838.168 1.917.583 2.198.316 2.353.720 2.416.432
Total de Asalariados 1.038.674 1.050.329 1.223.460 1.241.790 1.227.250 1.219.229 1.120.066 1.153.100 1.259.005 1.247.438 1.270.032
Total del Sector Informal Urbano 835.304 829.034 881.052 890.971 907.266 928.498 867.257 919.367 1.029.672 1.087.995 1.074.345
Tasas básicas del Mercado Laboral
Tasa Actividad 42,8% 43,4% 43,5% 43,9% 44,4% 43,1% 42,3% 43,5% 46,3% 46,7% 46,7%
Tasa de Ocupación 81,0% 78,8% 84,4% 84,9% 84,0% 83,5% 79,0% 79,0% 81,8% 87,1% 88,6%
Tasa de Desocupación 19,0% 21,2% 15,6% 15,1% 16,0% 16,5% 21,0% 21,0% 18,2% 12,9% 11,4%
Tasa de casos no clasificados sobre
0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 0,0% 18,1% 0,2% 0,3%
poblacióón total
poblaci
Composición del Total del SIU
% Patrones Informales 5,1% 4,5% 5,6% 5,8% 5,9% 5,6% 5,0% 5,1% 3,7% 4,1% 4,4%
% Cta. Propia no profesionales 42,3% 36,5% 35,4% 37,3% 38,9% 37,1% 42,2% 41,2% 41,8% 41,4% 41,2%
Según el INDEC sobre el total de los aglomerados del país, el empleo no registrado en
el 2007 se ubicó cerca del 40% de los trabajadores asalariados. ¿Estaba al tanto de este
fenómeno?
En su opinión, ¿es este un tema importante en nuestro país en la actualidad? ¿qué prioridad
cree que tiene dicho problema en el mundo del trabajo?
¿Cuáles le parece que son las principales causas que originan que existan trabajadores no
registrados?
¿Cuáles cree Usted (o sabe fehacientemente) que son los sectores económicos o regiones
donde está mas difundido?
Dada la evolución del fenómeno ¿cree Usted que puede revertirse esta situación? ¿Cree
que dichos cambios ocurrirán de manera automática o van a requerir una política con
participación de las partes involucradas?
¿Quiénes le parece que son los principales sectores e instituciones que deberían interve-
nir? ¿Por qué?
A su entender, ¿cuáles son los riesgos y bene�cios del Trabajo en Negro, o los problemas
que se pueden generar
314 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)
… para las cámaras patronales?
… para el Estado?
Ud. conoce
¿Si se han adoptado o se han ejecutado políticas hasta el momento para resolver el pro-
blema?
¿En su opinión, cuáles han sido los resultados? Si los hubo, ¿considera que fueron su�cien-
tes?
A su criterio, ¿qué acciones se deberían llevar adelante para reducir y controlar el trabajo
no registrado sin que se generen cierres de empresas o suspensiones?
¿Qué podrían hacer cada uno de los empleadores? ¿Y las Cámaras empresariales?
¿Conoce si su organización ha llevado a cabo alguna actividad referida a este tema en algún
momento?
¿Tiene algún comentario o sugerencia para hacernos sobre un tema que no tuvimos en
cuenta en la presente entrevista?
316 LA INFORMALIDAD, LA PRECARIEDAD LABORAL Y EL EMPLEO NO REGISTRADO EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES J. Neffa (coord.)