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Una propuesta para mejorar la seguridad urbana


"Además de quejarnos, queremos hacer propuestas para que el gobierno
tanto nacional como local las evalúen y eventualmente las implementen"
Por: Gustavo Chaparro O. | enero 24, 2018
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista
de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2Orillas.

Uno de los problemas que impactan  más fuertemente a los habitantes urbanos en

Colombia es el temor a ser robados (a mano armada) en diferentes situaciones: en el

interior de buses de servicio público, cuando se desplazan caminando por ciertos

lugares, cuando se encuentran conduciendo su bicicleta, moto o vehículo particular, etc.

Estos delitos son cometidos en su gran mayoría por jóvenes que no superan los 25 años

y que deberían estar estudiando en un colegio, instituto o universidad. Muchos de ellos


son reincidentes, según lo han podido constatar agentes policiales, cuando los pueden

capturar in fraganti.

La ciudadanía se queja de la falta de protección estatal: no hay policías en los sitios

donde pueden ocurrir este tipo de delitos, cuando se les llama llegan demasiado tarde o

no capturan a los delincuentes. La Policía afirma que en muchas oportunidades los

captura y los entrega a los operadores judiciales (fiscalía, jueces), quienes,

increíblemente, los dejan en libertad. A su vez los jueces manifiestan que los dejan

libres porque se presentan errores en su captura, la acusación no es suficientemente

sustentada, los delitos no son tan graves como para ordenar su reclusión o, en últimas,

que las cárceles están hiperpobladas y no hay donde meter tanto delincuente. En

síntesis, el Estado no está en capacidad de proteger a la gran mayoría de los habitantes

de las grandes ciudades. Lo único es “ no dar papaya” y “encomendarse” para correr

con buena suerte en el día a día.

Ahora bien, en el rol de ciudadanos que sentimos temor en nuestras actividades diarias,

porque estamos expuestos a este tipo de delitos podemos, además de quejarnos

queremos hacer propuestas para que el gobierno tanto nacional como local las evalúen

y eventualmente las implementen. A continuación presento una de ellas:

En el entendido de que la delincuencia urbana es una consecuencia del tipo de sociedad

que han construido las generaciones anteriores y que nosotros continuamos, en alguna

medida, construyendo, debemos ver a los jóvenes ladrones en su doble condición.. de

victimarios, pero también de víctimas. Por ende, las medidas que implementemos no

deben ser de “castigo” o de “venganza”, sino de rehabilitación social para ellos y de

protección para el resto de la población. Atendiendo a esta directriz, mi propuesta es:

Construir “centros de rehabilitación”, que serían algo así como unas cárceles ligeras, no

administradas por el INPEC, sino por el Bienestar Familiar o una entidad similar creada

para este propósito. Allí serían conducidos todos los jóvenes que fueran encontrados

robando por primera vez; se les identificaría, se ubicaría a sus familiares y se

establecerían los motivos que tuvieron para dedicarse a la delincuencia. Después se les
ofrecerían soluciones concretas: becas (incluyendo manutención y vivienda cuando

fuere necesario) para estudiar o un trabajo digno

El muchacho/a solo podría salir de este centro, cuando se le haya construido la solución

apropiada y se le pueda hacer un seguimiento que permita su rehabilitación efectiva e

incorporarse a la “sociedad”; y si se constata su reincidencia, pues ahí sí cárcel pura y

dura.

Muchos dirán que este tipo de solución costaría un dineral. Pues no creo que tanto... y

si así lo fuera, valdría la pena que hiciéramos el esfuerzo... es una deuda que los más

afortunados de esta sociedad tenemos con los más infortunados, en cuya suerte

negativa tenemos algún grado de responsabilidad. Además, ¿cuánto estamos

dispuestos a pagar por nuestra tranquilidad?

Ah… y de ñapa, se podría implementar un programa similar para solucionar el problema

de la mendicidad.

Si encuentras un error de sintaxis, redacción u ortográfico en el artículo, selecciónalo y

presiona Shift + Enter o haz clic acá para informarnos. ¡Muchas gracias!


https://blogs.iadb.org/seguridad-ciudadana/es/seguridad-en-los-barrios/

Cuatro formas de mejorar la seguridad en los


barrios
Octubre 25, 2017 por Heather Sutton | 4 Comentarios




El crimen no es aleatorio y no ocurre en todas partes. Las características de un lugar


pueden incrementar o prevenir los crímenes violentos. En nuestro reciente estudio sobre
crimen en el Caribe, Restaurando el Paraíso en el Caribe: Combatiendo la
Violencia con Números (resumen ejecutivo en inglés y español aquí), encontramos
que los crímenes que son más comunes en la sub-región – asalto y lesiones
personales – ocurren principalmente dentro del barrio de las víctimas (66% de los
casos).

En este estudio, nos preguntamos ¿cuáles son las características de estos


barrios? Encontramos que aquellas víctimas de crímenes violentos en el Caribe
reportaron sus barrios como vecindarios con niveles de desorden físico
significativamente altos (basura, grafiti y estructuras abandonadas) en comparación con
las personas que no fueron víctimas. Por otro lado, un alto nivel de cohesión social
reportado, o confianza entre vecinos, parece proteger contra la victimización de
crímenes violentos y robo en vivienda.

Sin embargo, ¿Podría ser que estas características del barrio estén simplemente
capturando las características socioeconómicas de los individuos – como el nivel de
riqueza o educación de los individuos? No necesariamente. Incluso cuando controlamos
por riqueza, ingreso y educación, el desorden en el vecindario y la cohesión social son
algunos de los predictores más fuertes de la victimización por crímenes violentos.

El crimen también está altamente concentrado en determinados segmentos de


calle, o micro-áreas, dentro de los vecindarios. Muchos estudios, utilizando datos
georeferenciados de la policía, muestran que esto es verdad en países desarrollados
(Weisburd, 2015). Un  reciente estudio realizado por el BID, muestra que este
fenómeno se presenta también en América Latina, donde el 50% de los crímenes
ocurren en el 3.5% a 7% de los segmentos de calle.

El Caribe parece no ser la excepción. En Puerto España, Trinidad y Tobago, por ejemplo,
solo el 26% de los segmentos de calle registraron crímenes en el 2014. En esta ciudad,
¡sólo el 3% de segmentos de calle concentraron el 50% de todos los crímenes!

¿Qué se puede hacer?

Estos resultados brindan evidencia sobre la importancia de concentrar las iniciativas de


control y prevención en áreas específicas donde el crimen ocurre, pero además en
lugares con baja cohesión social y alto desorden en el barrio. Ciertas acciones
específicas deben tomarse:

 Usar sistemas de información geográfica para mapear el crimen y activos


comunitarios.
 Aplicar vigilancia policial en puntos calientes usando estos mapas, mediante el
incremento del patrullaje, así como del despliegue de la policía comunitaria y orientada a
problemas en micro-áreas donde el crimen está concentrado. Esto requiere datos de
calidad y su análisis efectivo. Además, requiere lo que Sherman (2013) describe como “el
enfoque de la triple T” (por las siglas en inglés): Enfocarse en el área correcta, comprobar
si las intervenciones reducen el crimen, y verificar si los oficiales están realmente
patrullando las áreas que deberían.
 Más allá de mantener el orden público, se deben de identificar las áreas donde hay
un déficit de cohesión social. Donde existen los déficits, se deben de diseñar
intervenciones para: incrementar la voluntad de los vecinos de hacer algo en respuesta a
los problemas comunitarios e incrementar la confianza y el sentido de responsabilidad y
pertenencia a la comunidad.
 Desarrollar las intervenciones orientadas a la solución de problemas para reducir el
desorden físico en áreas específicas, lo cual también puede incrementar la cohesión de la
comunidad y reducir el miedo.

Foto: Graffittis – Gabri Solera, IMGP7642.JPG – Christina Xu, Flickr CC 


https://www.elheraldo.co/politica/12-recomendaciones-para-mejorar-la-seguridad-219171

12 recomendaciones para mejorar la


seguridad
A partir del análisis de información obtenida de fuentes locales, nacionales y propias,
y teniendo en cuenta indicadores de percepción ciudadana, Barranquilla Cómo
Vamos, del cual hace parte EL HERALDO, hace las siguientes recomendaciones.
En aras a aumentar la seguridad y el orden público de la ciudad y el Departamento,
estos son los principales retos que deberán cumplir sus próximos gobernantes:

• Impulsar y fortalecer programática y financieramente el componente de cultura y


convivencia ciudadana del Plan Integral de Seguridad y Convivencia Ciudadana:
aumentaron los casos de contravenciones –3.459 casos en 2014–, muertes violentas,
homicidios, violencia entre familiares, y maltrato de pareja.

• Retomar el diagnóstico inicial de cultura ciudadana que se hizo con el apoyo de los
gremios y Corpovisionarios, apropiar los recursos y estrategias para implementar las
recomendaciones.

• Bajar la tasa de violencia interpersonal. La de Barranquilla –con 297,6 por cada 100
mil habitantes, es decir, 3.610 casos–, es mayor a la de Cali –231,3– y Medellín –
175,2–.

• Reducir los casos por maltrato de pareja (1.476 casos). En el 91% de ellos la víctima
es mujer. Implementar la política pública de la mujer.

• Reducir el indicador de muertes violentas, cuya tasa aumentó de 2013 a 2014 con 39
muertes más. En Barranquilla la tasa es de 43,45 y la de Bogotá es de 35,4.

• Bajar los homicidios en la ciudad. La tasa de homicidios aumentó de 2013 a 2014, con
24 homicidios más. 343 personas fueron asesinadas en Barranquilla. El 68% de los
casos corresponde a víctimas entre 18 y 34 años: rango productivo.

• Evaluar el impacto de la estrategia Esus (Entornos Socio-Urbanos Seguros). En los


barrios priorizados se concentra todavía la mayor proporción de homicidios en la
ciudad.

• Aumentar la proporción de personas que se sienten seguras en la ciudad: sólo 3 de


cada 10 barranquilleros (32%) se sienten seguros. En Manizales, Medellín y 
Bucaramanga esta proporción fue de 49, 42% y 39% respectivamente.
• Reducir la victimización –proporción de personas que han sido víctimas de delito–,
que en Barranquilla es del 21% y que aumentó frente a 2013. En Manizales y en
Medellín es del 13%. El promedio nacional es de 17%.

• Continuar con el Sistema de Información Unificado del Fondo de Seguridad Distrital.


Proporciona información de manera periódica, sistemática y confiable.

• Continuar con la alianza gobierno y academia para avanzar en el establecimiento de


las causas y motivaciones que llevan al homicidio para focalizar estrategias pertinentes
y más efectivas. Evaluar, con el apoyo de la academia, el impacto de la actual política
de seguridad.

• Incluir a veedurías ciudadanas y observatorios en el Comité de Seguridad convocado


por la Alcaldía de Barranquilla.
*Coordinadora de Barranquilla Cómo Vamos
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-619968

SEGURIDAD URBANA
Los bogotanos percibimos en la inseguridad el problema cotidiano que más
afecta la calidad de vida. Las cifras oficiales reiteran tal percepción en la
medida en que los indicadores tienden a aumentar las tasas por habitante.
Igual de preocupante es que la responsabilidad institucional sobre el
problema está diluida.

La carencia de un adecuado esquema de control policivo y de un cuerpo de


policía judicial que investigue los delitos menores, la ineficacia del sistema
de justicia, la inoperancia de los códigos de policía, la desconfianza y
desvinculación de la ciudadanía con las autoridades y los pocos agentes
dedicados a la seguridad pública ciudadana explican lo grave de la situación.

La próxima administración distrital deberá adoptar la decisión estratégica de


transformar el esquema institucional para la gerencia y manejo de la
seguridad ciudadana en Bogotá mediante la reorganización de los sistemas
policivo, de justicia y de participación ciudadana, apoyándose en la gestión
de los alcaldes locales.

Para tal efecto, deberá: 1. Adoptar un plan estratégico quinquenal que


comprometa a las autoridades nacionales, distritales, locales y a
organizaciones cívicas.

2. Poner en marcha un modelo de gestión para que los alcaldes locales


ejerzan funciones concretas en control de seguridad, con relaciones precisas
de jerarquía y coordinación con las autoridades policivas y de justicia y con
organizaciones cívicas de control y prevención del delito.
3. Formular un plan financiero especial con aportes públicos y privados, con
autonomía presupuestal y administrativa y que se garantice a largo plazo
para que financie las acciones del plan quinquenal.

4. Duplicar el pie de fuerza sobre la base de un esquema de policía urbana


de carácter preventivo, de presencia en las calles y enmarcado en el
concepto de policía comunitaria.

5. Crear mecanismos de justicia inmediata en las localidades para los delitos


menores y contravenciones.

6. Fomentar el desarrollo de mecanismos ágiles y de fácil acceso para


solucionar conflictos de convivencia.

7. Crear centros de reclusión para atender casos de delincuencia menor.

8. Crear la comisión asesora distrital integrada por juristas y profesionales en


ciencias sociales para temas de seguridad urbana.

*Presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Bogotá, entidad que


adelanta un programa para el mejoramiento de la seguridad en Bogotá.
http://www.forodeseguridad.com/artic/reflex/8084.htm

Cómo mejorar la seguridad ciudadana


Propuestas para mejorar la seguridad ciudadana, de APROSEC del Perú

La convivencia y la seguridad, es la condición de libertad en la cual los


ciudadanos podemos ejercer nuestros derechos, libertades y deberes sin
sentirnos victimas de amenazas y asi poder gozar de adecuadas condiciones
de bienestar y tranquilidad.-

La inseguridad ciudadana amenaza la calidad de la democracia y la propia


gobernabilidad y para enfrentar este fenómeno se debe tener una visión de
conjunto y de largo plazo donde las causas son un factor que se tienen que
trabajar en forma paralela a sus efectos.

En un estudio realizado por la escuela de Gary Becker sobre la economía del


crimen, nos señala la enorme importancia que tiene un eficaz sistema de
prevención y sanción en la expansión del delito.

El estudio indica que quienes ingresan al mundo delictivo hacen una elección
racional basada en un examen de los costos y beneficios que reporta la
actividad ilegal.-

Si las personas que son proclives encuentran que los riesgos son bajos frente
a muy altas ganancias, estarán muy animados a cometer el delito.

Los diseños y estrategias deben ser aplicados a cada realidad; sin embargo
hay propuestas que si se pueden tomar en cuenta para adaptarlas como por
ejemplo:

1. Promover una justicia cercana y eficiente a la comunidad.

2. Mejorar los sistemas e infraestructuras carcelarias.

3. Depuración de los malos elementos de seguridad publica y justicia.


4. Profesionalización y capacitación de la policía.

5. Control interno y externo del desempeño policial.

6. Información oportuna y rigurosa sobre las ocurrencias delictivas.

7. Priorizar prevención vs. represión.

8. Atención social prioritaria a la juventud.

9. Un trabajo planificado en la violencia intra familiar.

10. Combatir en forma enérgica la micro comercialización de drogas.

11. Erradicar los puntos de ventas de artículos robados.

12. Recuperación de los espacios públicos.

13. Diseñar programas específicos involucrando a cada gobierno local.

14. Contar con un eficiente sistema de denuncias de delitos, este debe


ser gratuito.

15. Aumentar la efectividad de los procesos judiciales.

16. Recuperar la confianza en las autoridades.

17. Sensibilizar a la población para promover acciones preventivas y


convivencia pacifica.

18. Focalizar los delitos, implementando estrategias por localidad.


 

Finalmente conociendo que la delincuencia es multifactorial y de


naturaleza pluricausal, debemos estar muy atentos a la exclusión social,
desigualdad y falta de oportunidades que entre otros factores alimentan
el espiral delictivo.

 
Enviado por César Ortiz Ánderson, presidente de APROSEC del Perú, www.aprosec.org Gracias!
 
 
Vea más artículos para la reflexión profesional en
 http://www.forodeseguridad.com/artic/reflexion.htm
 
 
https://blogs.iadb.org/seguridad-ciudadana/es/miramos-las-experiencias-en-seguridad-ciudadana-
en-10-ciudades-de-america-latina-destacamos-cinco-buenas-practicas/
Seguridad Ciudadana: destacamos 5 buenas
prácticas de las experiencias de 10 ciudades
de América Latina
Julio 21, 2016 por Lina Marmolejo | Nathalie Alvarado | Robert Muggah | 3
Comentarios





Por: Nathalie Alvarado, Lina Marmolejo y Robert Muggah

En blogs anteriores les contamos sobre algunas lecciones aprendidas por los gobiernos
locales en sus esfuerzos para prevenir y reducir el delito y la violencia. Argumentamos que,
más allá de la responsabilidad gubernamental de garantizar la seguridad de sus ciudadanos,
construir seguridad es un compromiso de todos. Destacamos cómo el sector privado puede
contribuir en prevenir la inseguridad y complementar los esfuerzos del sector público.
En este post nos enfocamos en las mejores prácticas en las ciudades. Las ciudades son el lugar
donde se definen la política y la práctica de la seguridad ciudadana. Si bien las estrategias
nacionales y subnacionales son fundamentales para la prevención de los delitos, las ciudades son
el lugar donde todo se pone en práctica. Las ciudades son laboratorios para la innovación en
políticas para prevenir y reducir la violencia.

En nuestro más reciente estudio — realizado conjuntamente con el Instituto Igarapé y


el Foro Económico Mundial — hemos explorado la evidencia de lo que funciona y lo que
no para promover la seguridad ciudadana en las ciudades de América Latina y el Caribe. Si bien
el informe no es exhaustivo, pues no recopila la totalidad de las experiencias en la región, sí
presenta 10 casos positivos — y otros no tan positivos — de intervenciones implementadas en
municipios y áreas metropolitanas de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana,
Honduras, Jamaica, México y Venezuela.

Las conclusiones ofrecen puntos de partida para la promoción de la seguridad ciudadana.

En primer lugar, las experiencias resaltan, una vez más, que la seguridad ciudadana constituye un
gran desafío y por lo tanto es una tarea de largo aliento. Desde el BID venimos apoyando a los
países de la región en estos esfuerzos desde hace más de dos décadas y aún queda camino por
recorrer.

Haga clic en la imagen para descargar el estudio


Segundo, tampoco existe una fórmula única o milagrosa para hacer frente a la inseguridad.
Como hemos comentado anteriormente, las causas del crimen y la violencia son
complejas y requieren de atenciones diferenciadas, de intervenciones informadas por la
evidencia y que den respuesta a los cambios en el territorio.

Tercero, estas ciudades también subrayan la importancia de diseñar intervenciones basadas


en información y datos de calidad sobre el delito y la violencia, con un enfoque territorial en
zonas o puntos de mayor concentración del crimen, y dirigidas a personas en situación de
vulnerabilidad con un enfoque en comportamientos de alto riesgo.

Cuarto, el éxito de algunas de las intervenciones fue producto del liderazgo de las autoridades
locales, acompañado de gobernabilidad y de instituciones de seguridad y de justicia fuertes
y legítimas. Para ser auténticamente efectivas, las intervenciones deben institucionalizarse a
nivel municipal e idealmente también contar con el debido apoyo a nivel estatal y nacional.

Quinto, y finalmente, asentar todo en prácticas que sabemos que funcionan. Desde finales de los
‘90 ha habido una explosión de iniciativas en seguridad ciudadana, totalizando más de 1.300
intervenciones, según algunas estimaciones. Resulta imprescindible que estas estrategias
estén guiadas por evidencia empírica, y lecciones aprendidas por otros países. Para dar
cuenta del impacto de las medidas, para prevenir el crimen o alterar la percepción ciudadana
sobre la seguridad, existe una gran necesidad de promover la generación de conocimiento, junto
con inversiones en implementación, planificación estratégica, monitoreo y evaluación. Éste es el
único modo en que los líderes de América Latina podrán mejorar sus innovaciones en seguridad
y establecer qué funciona, qué no y porqué.

En esto estamos trabajando desde el BID junto con los gobiernos locales, en mejorar la calidad
de las intervenciones, en producir herramientas que fortalezcan la gestión integral de la seguridad
ciudadana en el contexto específico de cada territorio, y en cerrar las brechas de conocimiento,
apoyando a procesos de aprendizaje e intercambio regional, generando y difundiendo nuevos
conocimientos. En la actualidad, tenemos nuevos trabajos de investigación en curso,
en Ecuador, Honduras, Panamá y Uruguay que contribuirán a ampliar la base de
conocimiento y la lista de experiencias recabadas en este informe, para que en un futuro no muy
lejano, podamos vivir en ciudades más seguras.

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Foto: Flickr CC Upslon


https://lapublica.org.bo/especiales/articulos-seguridad-ciudadana/item/235-2-de-quien-es-
responsabilidad-la-seguridad-ciudadana#:~:targetText=Como%20ente%20m%C3%A1ximo%2C
%20es%20responsable%20de%3A&targetText=Formular%2C%20aprobar%20y%20ejecutar
%20las,reguladas%20en%20la%20presente%20Ley.&targetText=Promover%20el
%20intercambio%20y%2Fo,en%20materia%20de%20seguridad%20ciudadana.

2. ¿De quién es responsabilidad la seguridad ciudadana?


Escrito por La Pública

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El Estado, a través de la Policía, es el principal responsable de
la seguridad ciudadana en el país, aunque al ser un bien
común, es también responsabilidad del ciudadano. “En el caso
de Bolivia, la Seguridad Ciudadana se fundamenta en el
establecimiento de la corresponsabilidad institucional de
seguridad ciudadana, la participación ciudadana y el control
social”, se lee en el artículo 9 de la Ley del Sistema Nacional
de Seguridad Ciudadana. 
A nivel institucional, el Ministerio de Gobierno es la máxima autoridad
responsable de la formulación, planificación, aprobación y gestión de las
políticas públicas, como también de la coordinación y control de la
seguridad ciudadana. “Ejercerá sus funciones respetando los Derechos
Humanos y el ejercicio de la ciudadanía plena”, se lee en el artículo 9 de
la Ley del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana.

Como ente máximo, es responsable de:


1. Formular, aprobar y ejecutar las políticas públicas para la prevención,
mantenimiento y restablecimiento en materia de seguridad ciudadana,
reguladas en la presente Ley.

2. Formular, aprobar, gestionar y ejecutar los programas, planes,


proyectos y estrategias nacionales para la prevención, mantenimiento y
restablecimiento en materia de seguridad ciudadana, en el marco de la
presente Ley.

3. Formular, aprobar y ejecutar el Plan Nacional de Seguridad Ciudadana,


el que contemplará la desconcentración de los servicios policiales a nivel
departamental, municipal e indígena originaria campesina.

4. Dirigir a la Policía Boliviana, garantizando su accionar efectivo en la


preservación, mantenimiento y restablecimiento de la seguridad
ciudadana y la defensa de la sociedad, priorizando su acción preventiva.

5. Promover el intercambio y/o cooperación internacional en materia de


seguridad ciudadana.

6. Articular con la población la formulación e implementación de políticas


públicas en prevención y mantenimiento de la seguridad ciudadana.

Lamentablemente, el Gobierno habría fracasado en este ámbito por su


clásica  política de “cero tolerancia” y “mano dura”, con grandes
inversiones en tecnología preventiva, infraestructura policial,
equipamiento y personal. Pese a que –según los expertos en el tema–
esas políticas no han funcionado en ninguna parte del mundo donde han
sido aplicadas.

Leer: ¿Podemos hablar de seguridad ciudadana en Bolivia?


http://www.pieb.org/seguridadciudadana/proyecto_p7.htm#p7

7.
Resultados  
Esperados
   
La investigación proporcionara los siguientes resultados:

 Se conocen mecanismos �autogestionarios� de la seguridad


  pública vinculadas a la participación ciudadana en tareas
 
seguridad ciudadana estudiadas en la ciudad de El Alto.

     
 Con las formas colectivas de �seguridad comunitaria�
encontradas en el estudio, se identifica potencialidades y
  debilidades de participación ciudadana en la resolución del  
problema de la inseguridad en actual contexto.

   
 Se identifican formas de seguridad vecinal y control social
ligadas a la prevención de la inseguridad ciudadana en la
  ciudad de El Alto.  

   
 El estudio podrá servir a diferentes instituciones públicas y
privadas que dirigen sus acciones o políticas hacia estos
programas: Ministerio de Gobierno, Consejo Departamental de
  Seguridad Ciudadana, Policía Nacional, Dirección de seguridad
ciudadana del Municipio de El Alto. Además, a la sociedad civil,
juntas de vecinos y población en general.
https://www.elespectador.com/opinion/etica-ciudadana-columna-714326

Ética ciudadana
*Jose Darwin Lenis Mejía

Uno de los problemas más sensibles que aqueja a la sociedad


colombiana en su conjunto es la debilidad en el carácter a la hora de
actuar éticamente. Hoy priman nuevos principios en prácticas o
comportamientos sociales que fragilizan la voluntad del ciudadano
en su disposición de hacer las cosas bien, debilitando de paso el
concepto de autorresponsabilidad en actuaciones cotidianas en el
barrio, la convivencia, el trabajo, la familia o la sociedad.

Por todo lo que sucede en el país con la corrupción de los jueces, el


plagio en la escuela, los sobornos a la policía, los bajos referentes
espirituales y el fraude en el control fiscal, estamos en una
profundad crisis en lo que podríamos llamar “nuevas” éticas de
ciudadanías alteradas. Muchas de estas lógicas se profundizan por
asuntos complejos como la economía del mercado, la débil
seguridad estatal, la poca empleabilidad, la pérdida del valor de la
palabra o por la diversidad en lo que sería un actuar políticamente
correcto en el ámbito personal, organizacional o colectivo. La
tensión radica en saber tomar buenas decisiones, en dignificar la
condición humana, respetar procesos y como dijo el papa Francisco
no dejarnos robar la esperanza. Estos planteamientos que parecen
solo personales, son también responsabilidad de nuestros
gobernantes, empresarios, dirigentes o líderes políticos al incentivar
objetivamente mejores percepciones de futuro, más oportunidades
laborales, estimular la participación o fortalecer la estabilidad
económica.

Las altas presiones sociales o económicas que la gente vive sin


solución alguna provocan actuaciones equivocadas que terminan
lamentablemente en hurtos, muertes o prisión.

Las prácticas éticas de lo público, exige de los líderes mejores


formas de comunicar, prevalecer la defensa del bien común y
establecer políticas sobre cultura de la legalidad y de oportunidades
meritorias. Así mismo, se necesita ejercer autoridad a los
comportamientos de algunos ciudadanos inadaptados para evitar
ejemplos negativos que al multiplicarse sin control debilitan la ética
colectiva de la misma ciudadanía. Ojalá el código de policía no sea
un canto a la bandera, puesto que se requiere comprender la
dimensión nociva de no actuar, decir o pensar en el otro, sin hacer
el bien.

Hacer mayor pedagogización ciudadana desde programas de


sensibilización en responsabilidades y derechos ciudadanos son
vitales, porque la verdad sea dicha la sociedad permanentemente
mueve los límites de lo que se acepta como bien hecho o
moralmente correcto. El lema es claro, hagamos todas las cosas
bien para fortalecer la ética ciudadana y sigamos las reglas de juego
limpio en los contextos donde circulamos y habitamos. Para ello, la
forma como se planea, diseña y razona en la prospectiva de las
ciudades afecta directamente la toma de decisiones éticas de sus
ciudadanos y promueve sentidos de pertenencia o vínculos más
estrechos o distantes entre sus habitantes. Desde la mirada Griega,
la ética es el  arte político de saber elegir, saber referirse al otro,
reconocerlo en su integralidad, y saber coexistir. En este sentido,
saber elegir a quien nos representaran en el congreso 2018 o
dirigirá la nación es un acto  políticamente ético, más aún ahora que
la mayoría de candidatos  politiqueros fingen ser buenos ciudadanos
e inscribirse por firmas.  

Para los filósofos Platón y Aristóteles la ética es hacer justicia, decir


la verdad y actuar  bien, principios olvidados por líderes políticos y
ciudadanía en general.

Transformar este universo de conductas enclavadas en el ser


requiere  reconocer la crisis ética que hoy se vive. Esto es, repensar
la educación ciudadana, apostarle a proyectos sociales más
asertivos para población y  reconocer los vínculos culturales,
históricos y de referentes morales instalados en la ciudadanía.

Recordemos, la gente hoy pide a gritos resignificar los modelos


educativos de apropiación y relacionamiento de los diferentes
comportamientos sociales que circulan diariamente.

La tarea educativa esta en profundizar la comprensión del sentido


ético de lo público, lo político,  la democracia,  lo estatal, la
inclusión, lo espiritual y de nuevos derechos humanos que exige la
ciudadanía en pleno siglo XXI.
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