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Historia de los deportes en la antigua Roma - Resumen

Desde los inicios de la civilización siempre se han buscado elementos en por los cuales
mantener una serie de rivalidades sin la necesidad de tener que declarar la guerra a otros
países o reinos. Ya en la antigua Grecia, el deporte era una forma de competir entre las
diversas ciudades helenas. En esta lección de unPROFESOR os traemos la historia de los
deportes en la antigua Roma para conocer la vida cívica de esta imponente civilización.
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Índice
1. El concepto de la guerra para los romanos
2. El coliseo romano
3. El circo romano
4. Competiciones en Roma
5. Las termas romanas
El concepto de la guerra para los romanos
Comenzamos con la historia de los deportes en la antigua Roma haciendo mención a un
elemento indispensable para comprender la forma de vida de Roma y por qué conseguiría
dominar a Europa.
Sin duda, la guerra para el romano era un elemento indispensable dentro de la vida
social y política, si tenemos en cuenta que incluso los senadores y aristócratas debían
realizar un servicio militar para poder obtener la gloria y con ello la reputación suficiente
para subir dentro de la jerarquía social romana.
Del mismo modo, y una vez abierto el paso a las clases más bajas para ingresar en el
ejército, serían muchas las personas que, buscando una mejora en su calidad de vida, se
alistasen para combatir muy lejos de su tierra.
Sin duda, este afán por la violencia quedaría recogido también en el deporte realizado
por los romanos, pues era esa violencia la que hacía especiales a los romanos, sin
menospreciar sus cualidades técnicas que han quedado demostrada a lo largo de los siglos,
como es el ejemplo de su impecable arquitectura.
El coliseo romano
El coliseo romano es el edificio más conocido a lo largo de la historia y que sobrecoge al
visitante cuando se haya en la misma arena del juego. El anfiteatro, como también es
conocido, era el lugar donde se realizaban las actividades más sangrientas del Imperio
como son las siguientes:
Lucha de animales salvajes contra personas
Son las conocidas luchas entre esclavos o reos de muerte y un sinfín de fieras, entre las que
destacaban los leones, leopardos e incluso elefantes. Estas solían ser escenificaciones por
las cuales el emperador ajusticiaba a los presos. Fueron muy comunes al principio del
cristianismo para acabar con la vida de muchos de ellos.
Lucha de gladiadores
Sin duda, las más conocidas del mundo romano. En estas se enfrentaban esclavos que
habían sido educados para el combate cuerpo a cuerpo. Estos esclavos, solían ser
prisioneros de guerra o presos que habían sido vendidos a los empresarios encargados de
proveer a los anfiteatros de este tipo de festejos.
En estos enfrentamientos, los gladiadores luchaban entre sí, buscando sobrevivir; si lo
conseguían durante una serie de batallas podían incluso tomar la libertad. Se podían
diferenciar:
 Rectiarius: gladiadores ágiles armados con un tridente y una red.
 Mirmillón: eran los gladiadores pesados y llevaban armas de protección.
 Tracio: poseían un escudo pequeño y una espada.
Batallas navales
En algunas ocasiones, la arena se inundaba de agua para poder recrear algunas batallas
navales que habían sucedido en la realidad. Para ello metían réplicas de barcos y en ellos
botaban a prisioneros y gladiadores. Estas batallas eran hasta la muerte también.
Imagen: Slideplayer
El circo romano
Podemos relacionarlo con el actual hipódromo, salvo que las carreras que allí se
realizaban era de cuadrigas. Cada carrera constaba de 7 vueltas en las cuales los
participantes, que en muchas ocasiones eran niños de 12-14 (por su peso), debían
completar esta sin tener percances.
En la mayoría de los casos, las cuadrigas volcaban y tanto los carros como los pilotos
quedaban muy mal parados, si no fallecían. Era sin duda esto lo que más gustaba a las
personas que iban a contemplar el espectáculo. El ganador, recibía una hoja de palma,
además de una bolsa de oro y como en la actualidad, se realizaban apuestas por los
diferentes equipos, siendo los dueños de los caballos en la gran mayoría de los casos los
hombres más ricos de Roma.

Imagen: Slideshare
Competiciones en Roma
Continuando con la historia de los deportes en la antigua Roma, hemos de mencionar
que, al igual que en Grecia, el atletismo estaba muy bien visto, sobre todo el lanzamiento
de jabalina, el de disco, el juego de la pelota, pues eran características fundamentales de
todo buen guerrero.
Por tanto, más que un juego o deporte, hemos de saber que, en las mismas academias
militares, se promocionaba esta serie de prácticas para tomar habilidades que luego habría
que probar en el campo de batalla.
Las termas romanas
Terminamos esta lección de la historia de los deportes en la antigua Roma comentando un
edificio que en un principio no concebiríamos como un lugar de práctica de deporte. Las
termas, era el lugar donde la gente pudiente iba a sociabilizar con otras personas, mientras
disfrutaban de baños tanto de agua caliente, como de agua fría, de saunas e incluso de
masajes.
Pues no: además de ello, las grandes termas como por ejemplo las de Diocleciano (302),
servían para mucho más, se conoce que incluso dentro de estos imponentes edificios había
una sección de biblioteca, la cual podía consultarse libremente.
Por ende, el trabajo del cuerpo era fundamental en tiempos de guerra, por tanto, estos
edificios poseían de una especie de gimnasios en los exteriores de las mismas, donde los
más jóvenes competían entre sí y dentro de este, el juego de la pelota (similar al frontón),
era uno de los más famosos.
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ROMA

Los romanos promovieron las competencias deportivas como un espectáculo masivo que
buscaba entretener tanto a plebeyos como a las clases sociales altas de las diferentes épocas
del Imperio.

Durante todo este período del Imperio romano se construyeron grandes anfiteatros y circos
con capacidad de hasta 500 000 personas. Destacaban las luchas de gladiadores, quienes
peleaban para conseguir su libertad: si ganaban, eran libres; si perdían, eran asesinados.

Edad Media



Carlomagno y el Papa
Tras la caída del Imperio romano, la actividad deportiva decayó notablemente. Solo era
desarrollada por la nobleza y los deportes más practicados eran la soule, el juego de
palma, las justas y los torneos.

La soule

Consistía en llevar la pelota con los pies o con un bastón de un lado a otro en un campo
abierto, e introducirla en la arquería rival. Es lo que se conoció más adelante como fútbol y
hockey, y era muy popular en Francia e Inglaterra.

El juego de palma

Era jugado solo por los nobles y el clero. Fue la práctica inicial de lo que hoy se conoce
como el tenis, aunque en aquella época se jugaba con las manos y con una cuerda para
delimitar un lado de otro.

Más adelante incorporó el uso de guantes y raquetas, así como la colocación de una red en
un espacio más delimitado entre un bando y otro.

Las justas

Eran las luchas armadas en caballos en las que el objetivo era sacar al contrincante de la
carrera. Podían ser individuales o grupales y con diversos tipos de armas; la lanza era la
predominante.

Los torneos

Eran representaciones bélicas en las que se recreaban batallas que buscaban enaltecer la
fuerza de los caballeros y los rituales.

Había dos tipos de torneos. El primero se llamaba “melee”, no había reglas y podían
participar pueblo llano, nobles y caballeros durante todo un día de batalla. El otro llamado
“cortes” tenía reglas definidas mediante retos individuales; la preparación preliminar podía
llevar hasta un año para los contrincantes.
Renacimiento


Maquiavelo
En este período tienen preponderancia varios eventos importantes en el resurgimiento del
deporte como actividad de conexión entre el alma y el cuerpo, enmarcada en el culto a la
salud y la educación física.

En Italia los juegos aún tenían un carácter lúdico y de entretenimiento, pero comenzaron a
precisarse normas en las prácticas deportivas. La equitación, la natación, el atletismo y la
danza fueron las más populares y dejaron de tener el carácter agresivo y de enfrentamiento
que tenían antes.

Otro evento importante fue el surgimiento de la medicina deportiva gracias al desarrollo


investigativo del cuerpo humano, que dio respuesta a cómo prever enfermedades y
dolencias y destacó la importancia de la medicina aplicada a la actividad física competitiva.

El crecimiento de las ciudades y la evolución de las relaciones sociales y el comercio


produjeron un incremento en el interés por el deporte en Europa. Se iniciaron nuevas
prácticas deportivas en todas las clases sociales y tomó relevancia la estética por encima de
la rudeza.

Edad Moderna

Tras el Renacimiento llegó la Revolución Industrial, y con esta el desarrollo científico y


técnico aplicado al deporte. Fue una evolución que conllevó la creación de sistemas más
estructurados de entrenamiento y equipamiento específico para lograr la perfección en cada
disciplina.

Durante el siglo XIX el deporte se extendió al público en general sin importar la clase
social, y comenzaron a nacer organizaciones que crearon reglas y estándares de
competencia. Así nacieron las ligas sistematizadas y nuevas disciplinas como ciclismo,
esgrima, tiro y halterofilia, entre otros.

La influencia social y la jerarquización se produjeron en todo el mundo, expandiendo el


deporte como una actividad que creó una nueva industria comercial. Las clases sociales
altas siguieron practicando sus deportes sofisticados como el cricket, el golf y el hipismo en
sus diferentes estilos.

Aparecieron nuevas disciplinas deportivas como el balonmano, el baloncesto y el voleibol.


También surgió el récord deportivo como un nuevo concepto de medición para clasificar a
los atletas de acuerdo con su rendimiento y para establecer marcas en los niveles
competitivos.

Edad Contemporánea

Este momento marcó la tendencia que actualmente prevalece. Con la llegada de los medios
de comunicación de masas, el deporte se consideró en una dimensión sin igual.

Esta actividad se convirtió en un negocio. Surgieron empresas orientadas a deportistas de


cada disciplina, se desarrollan marcas de ropa, zapatos, equipos e instrumentos tecnológicos
de medición y protección, así como alimentos e hidratación especial.

La publicidad apareció en todos los escenarios deportivos, realzando a los deportistas


destacados como figuras sociales de gran influencia y promocionando tanto a atletas como
a equipos y materiales deportivos creados por diferentes empresas.

Se profesionalizó la actividad y se creó un sector económico en torno al desarrollo de


entrenadores, preparadores físicos y médicos especializados en rehabilitación deportiva.

Además, comenzaron a regularse y prohibirse el uso de sustancias nocivas, que potencian


las capacidades y el rendimiento de los atletas por encima de sus adversarios.
Aún hoy el deporte sigue en constante evolución. Nuevas disciplinas son integradas en los
eventos más reconocidos y el concepto de deporte va integrando cada vez más expresiones.

Tal es el controvertido caso del breakdance, estilo de baile urbano que ha sido propuesto
por el Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de París 2024 para que sea una de las
actividades del evento.

ROMA
Igual que en Grecia, el origen del deporte en Roma fue sagrado, pero poco a poco fue
perdiendo este carácter. En los últimos siglos del Imperio, la religión había quedado
relegada tanto de los juegos como de la vida ordinaria.
Si en Grecia el deporte era algo vital, una parte esencial en la formación del hombre,
una actividad lúdica, desinteresada, en Roma el deporte se aleja de este sentido. El
ciudadano romano no vislumbraba el valor de juego como algo placentero para realizar
durante el tiempo libre.

Mosaico en la ciudad de Ostia.La actividad física era importante únicamente para el


desarrollo de una buena condición física y para servir al estado cuando así lo solicite.
En la antigua ciudad de Roma había un lugar llamado el campus, una especie de campo
de entrenamiento para los soldados romanos, que estaba ubicado cerca del río Tíber.
Más tarde, se convirtió en el campus de juegos. Imitando el Campus de Roma, se
desarrollaron en otros centros urbanos y asentamientos militares. En el campus, los
jóvenes se reunían para jugar y hacer ejercicio, que incluía saltos, lucha libre, boxeo,
carreras, montar, tirar y la natación. Jugar a la pelota era un deporte popular y los
antiguos romanos tenían varios juegos de pelota (pila, follis, paganica, harpastum)
atendiendo al diámetro de la pelota. Aunque las mujeres no solían participar en las
actividades deportivas, existe un mosaico en la villa romana del Casale en Piazza
Armerina (Sicilia), que nos muestra a un grupo de mujeres participando en unas
competiciones deportivas y vestidas adecuadamente para ello.
Necropoli della Via Portuense. Imagen: Sebastià Giralt. Licencia CC BY-NC-SA 2.0

Mosaico de la Villa Romana del Casale, de Piazza Armerina.

Pero en Roma el deporte va a ser entendido como espectáculo público por y para el
Estado. Se utilizará para manipular a las masas. Los espectáculos eran la forma de
canalizar las pasiones y la actividad del tiempo libre de la gran masa de gente.
El deportista romano es mayoritariamente mercenario, esclavo o reo de muerte; no hay
una regulación deportiva. Este sentido manipulador, competitivo, especulativo y
especialista del deporte se ve incrementado conforme avanza la propia historia del
Imperio, llegando a degenerar en espectáculos y formas de diversión, cargados de
agresividad y brutalidad.

Los vestigios arqueológicos en los restos de las instalaciones deportivas y los vestigios
artísticos dentro del campo de la escultura, pintura y cerámica nos acercan a la vida
deportiva romana.
El arte de Roma va a unir el sentido estético griego con un carácter utilitario y
funcional que sus obras requerían. Así se va a crear una arquitectura al servicio del
deporte. En Roma se construyeron instalaciones que permitían la recepción de un
gran número de espectadores, como son el coliseo o el circo romano. Los romanos se
especializaron en el espectáculo “masivo”, llegando a tener recintos con capacidad de
más de 500.000 personas de pie y 350.000 sentadas.

Coliseo de Roma.
Los anfiteatros eran utilizados para acoger espectáculos y juegos. Allí tenían lugar las
luchas a muerte entre los gladiadores. El más conocido es el Coliseo de Roma. Tenía
una capacidad para 250.000 espectadores. El anfiteatro tenía forma circular u ovalada
y se dividía en dos zonas bien diferenciadas: la arena -escenario-, y la cavea -graderío-.
En la arena se abrían diversas puertas que comunicaban con estancias o pasillos
situados debajo de la cavea, por donde salían los gladiadores o animales. Debajo de la
arena de los anfiteatros más importantes existían diversos espacios compartimentados
destinados a la circulación y estancia de los animales llamada fossa bestiaria.

Circo romano de Mérida.

Los circos eran los edificios en los que se celebraban carreras de carros, caballos y
otros
espectáculos hípicos. Tenían una planta rectangular con un semicírculo lateral en uno
de sus lados más cortos. Contaban con gradas generalmente de piedra, la arena
alargada y partida en dos por la espina, un muro bajo y aislado coronado por obeliscos,
estatuas y otros ornamentos.

La carrera de carros y la lucha entre gladiadores o entre gladiadores y animales eran


los deportes más populares en Roma. Las carreras se celebraban en los circos y las
luchas, en los anfiteatros.

Carreras de aurigas. Era uno de los deportes más populares de la antigua Roma. Las
carreras solían ser peligrosas tanto para los aurigas como para los propios caballos,
quienes con frecuencia sufrían serias lesiones e incluso morían. Este deporte generaba
un fuerte entusiasmo en los espectadores. La figura del auriga era la más destacada al
ser el protagonista de la carrera. La mayoría de ellos eran esclavos, aunque cabe
destacar que a partir de la época imperial también hubo jóvenes de familias nobles que
ejercieron. Existen muchos representaciones de estos espectáculos en mosaicos.
Algunos de los aspectos de la organización de las carreras de carros se equiparaban a
las actuales prácticas en deportes profesionales. Los equipos estaban formados por los
diferentes grupos que la financiaban, compitiendo a veces por los servicios de los
conductores más expertos. Estos equipos tenían un gran apoyo por parte de los
espectadores, lo que en ocasiones provocaba disturbios entre los seguidores de los
diferentes equipos.
Dentro del Imperio romano, hay diversos mosaicos que representan las carreras de
cuadrigas. Los mosaicos eran para los romanos un elemento decorativo para los
espacios arquitectónicos. Llegó a ser un arte muy apreciado y difundido. Se utilizó en
abundancia con el fin de pavimentar los suelos de las casas romanas, en especial de
aquellas casas pertenecientes a las más importantes familias de cada ciudad. Algunos
de estos mosaicos representan el circo en el momento de producirse las carreras de
carros. En otros, la cuadriga vencedora es la que aparece y , en algunos, solo los
caballos famosos. Estos temas también se llegaron a representar en pinturas murales.

Mosaico en la villa romana de Casale , Sicilia. La villa romana del Casale es una villa
tardo-romana cuyos restos se sitúan en la localidad siciliana de Piazza Armerin. En
el complejo termal de la misma hay un corredor decorado con escenas del Circo
Máximo de Roma. Muy rico en detalles, incluyendo una carrera de cuadrigas, en la que
se aprecia que ha sido la facción verde, o Prasina, la vencedora. Este corredor era
utilizado probablemente para los ejercicios gimnásticos realizados a cubierto. (CC BY-
SA 3.0)

Mosaico pavimental de Can Pau Birol, Bell-lloc del Pla , Girona, 300 d. C. Se
representa una carrera de cuadrigas en el Circo Máximo de Roma. Al lado de las
cuadrigas se indican los nombres de los aurigas y de los caballos principales de cada
tiro. La cuadriga dirigida por Filoromus, de la facción blanca y con el caballo
Pantaracus, son los ganadores de la competición, seguida por la facción roja, con Torax
y el caballo Polistefanus; más retrasada aparece la facción azul, con Calimorfus en las
riendas y Patynicus liderando el tiro, y la facción verde del auriga Limenius y el
caballo Euplium.

La lucha entre gladiadores y entre gladiadores y animales. Estos espectáculos eran


parte integral de la sociedad romana. Se llevaban a cabo en los anfiteatros y se
anunciaban previamente. Los juegos de gladiadores se llevaban a cabo desde el
amanecer hasta el anochecer. Sus principales atracciones eran los combates a muerte
entre los luchadores entrenados. La mayoría de gladiadores eran esclavos o criminales
condenados, aunque algunos hombres eran seducidos por la esperanza de obtener
popularidad y dinero.
Pero a estas luchas entre gladiadores se les añadía otro tipo de diversiones como
"venationes" o espectáculos en los que intervenían animales exóticos y salvajes, cazas
de animales... Mosaico escena de gladiadores y bestiarii.

A finales del s. II d. C, la pintura va a ocupar un papel preferencial en la plástica oficial


que hasta entonces había sido protagonizado por la escultura. Las decoraciones de
interiores en palacios y edificios públicos comienzan a ser de carácter pictórico. La
pintura proporciona un mayor realismo al poder representar la lejanía, las atmósferas y
el paisaje de un modo que jamás pudo alcanzar la escultura. Las pinturas romanas se
realizan al fresco y se protegen mediante una capa de cera que acentúa los colores.

La obra representa una imagen muy habitual en el anfiteatro: un cazador atacado por
un felino. Se piensa que decoraba la balaustrada del “podium” del anfiteatro de Mérida.
Fue hallada reutilizada en una tumba en el exterior del anfiteatro. (Pintura del
Anfiteatro. Cazador con leona. Museo Nacional de Arte Romano de Mérida ©).

RESUMEN: Desde la perspectiva de las Ciencias del Deporte los juegos y espectáculos
romanos, como actividades físicas y deportivas de carácter histórico, constituyen un
atractivo objeto de estudio. Sin embargo, como ponemos de manifiesto, no han sido
suficientemente valorados ni estudiados hasta el momento. El desinterés mezclado con
cierta falta de rigor cuando se ha tratado el tema de la cultura físico-deportiva de los
romanos, han sido dos constantes en la historiografía deportiva. Estas deficiencias se han
debido tanto a prejuicios ideológicos como al mimetismo respecto a tendencias
historiográficas surgidas a la luz de la Ilustración, del Neoclasicismo y del Romanticismo
en los siglos XVIII y XIX, que centraron su atención en una cultura griega idealizada, y
consideraron a la romana como una simple vulgarización de la misma.

Palabras clave: Deporte, Historia, Roma, Grecia, Idealismo

INTRODUCCIÓN

Nuestro estudio parte de una revisión general de la historiografía deportiva, de la que


extraemos como una de sus principales conclusiones el desinterés respecto a las actividades
físico-deportivas de los romanos en comparación con la cantidad y profundidad de los
estudios dedicados a Grecia. Teniendo en cuenta la extensión 2 temporal y espacial de la
civilización romana, que abarcó todo el Mediterráneo y duró más de 1000 años, resulta
evidente la desproporción en la dedicación a ambas culturas. A esta conclusión se suma el
hecho de que las referencias a Roma y su cultura físico deportiva vienen salpicadas a
menudo de estereotipos, imprecisiones, valoraciones subjetivas y en general afirmaciones
no avaladas por las fuentes primarias, que obedecen más a prejuicios culturales y de
carácter etnocentrista. Uno de esos prejuicios, de gran trascendencia para la historiografía
deportiva, asumido por teóricos del olimpismo y numerosos historiadores del deporte
(Diem, 1966; Guillet, 1971; Mandell, 1986; Rodríguez López 2000; etc.), ha sido el de la
conceptualización del deporte (y consiguiente clasificación de prácticas deportivas) como
un fenómeno surgido en los siglos XVIII y XIX en Inglaterra en el contexto de la
revolución industrial. Basta con revisar algunos clásicos de la historiografía romana como
Gibbon, Friedländer, Carcopino o Auguet, y las referencias que en sus obras hacen a los
juegos y espectáculos romanos para intuir la riqueza y complejidad del fenómeno deportivo
en la Antigua Roma. Sin embargo, dicha complejidad no podría aportar gran cosa a la
Historia del Deporte si nos limitásemos a reproducir estas referencias sin remitirnos
directamente a las abundantes fuentes primarias literarias y arqueológicas, o sin emplear
para ello un marco teórico actualizado de interpretación en clave científica (Ruiz Cazorla,
2008).

ESTEREOTIPOS Y PREJUICIOS EN LA HISTORIA DEL DEPORTE

La Historia del Deporte posee un recorrido relativamente corto como disciplina científica.
Debido a su desarrollo reciente, a su carácter especializado y posiblemente también al
desinterés que como objeto de estudio han tenido las actividades físico deportivas para las
Ciencias Sociales en general, la Historia del Deporte ha mostrado cierto aislamiento
respecto a las corrientes historiográficas del siglo XX y a otras 3 disciplinas afines como la
Antropología, la Filosofía, la Psicología Social o la Sociología. Dicho aislamiento ha
provocado que en su teorización se partiese con frecuencia de presupuestos no avalados por
la investigación histórica o por las Ciencias Sociales. Un ejemplo de ello lo vemos en la
asunción por la mayor parte de las teorías sobre el origen del deporte moderno, sin apenas
cuestionamiento, de algunos estereotipos ligados al Olimpismo moderno. El ideario
olímpico apadrinado por Pierre de Coubertin se empeñó en definir el deporte como un ideal
ético, impregnado de una moral biempensante y de valores universales. Como ha puesto de
manifiesto Pierre Parlebás (2003 p. 47), las reiteradas alusiones a Olimpia y la insistente
utilización de un deporte griego idealizado como canon de referencia al analizar cualquier
práctica deportiva de cualquier momento histórico han dado lugar a la formulación de
teorías bastante simplistas en torno al deporte y su evolución, al estilo de la que podemos
apreciar en el siguiente pasaje: “El agonismo litúrgico heleno es durante siglos la
encarnación de las máximas aspiraciones estéticas y morales de un pueblo y una cultura
inigualable que, dotados del soplo divino de la inspiración consiguieron como dato
cualificador de sus virtudes estéticas el inalcanzable don del equilibrio. La areté y la
calogagathia son patrones olímpicos que guían durante siglos a la juventud griega de los
mejores tiempos.” Durántez Corral, (2002, p. 17) Obras monográficas sobre Olimpismo,
artículos en revistas de divulgación científica, libros de texto escolares y manuales de
Historia del Deporte con los que se han formado y siguen formándose aún los profesionales
de la educación física contienen multitud de tópicos en este sentido. Como sostiene Ruiz
Cazorla (2008, p. 115) ¿qué licenciado en Educación Física no podría componer una breve
historia del deporte con los siguientes tópicos?: “En Grecia se vivió la edad de oro del
deporte antiguo, allí nacieron los JJOO, se originó el deporte y la educación física alcanzó
su cénit. Luego con la llegada del Imperio Romano la Educación Física entró en decadencia
y los deportes se profesionalizaron y vulgarizaron, para entrar en una etapa de oscuridad
durante la Edad Media. Tras este paréntesis, se hizo de nuevo la luz con el Renacimiento y
el resurgir del pensamiento clásico, 4 hasta que finalmente los ingleses retomaron los
ideales deportivos de la Grecia antigua creando los deportes modernos”. Esa visión
estereotipada de la historia deportiva, impregnada de ideales neoclásicos y románticos,
forjó las representaciones sociales sobre el deporte moderno y las condiciones favorables
para que el barón Pierre de Coubertin restableciese los Juegos Olímpicos después de una
pausa de 1500 años. En dicho proceso tuvo un papel clave el idealismo como corriente
filosófica, al atribuir al deporte una supuesta continuidad, desde la antigüedad hasta la
nuestros días, presentándolo como una entidad trascendente que de una manera ‘ahistórica’
pudiese sobrevolar “las distintas épocas y los diferentes modos de producción” (Brohm,
1993 p.47). Es lo que Pierre Parlebás (2003, p. 47) ha denominado ‘una permanencia
ilusoria’, ya que el deporte no posee en absoluto la permanencia universal, desde la
antigüedad a nuestros días, que se le atribuye. En línea con la mencionada concepción
idealista de la Historia del Deporte y en el marco de la oposición Grecia versus Roma, se
difundió una representación social del deporte romano resumida en la recurrente sentencia
del ‘panem et circenses’ (Sátiras X, 75 ss.). El efecto de dicha representación, de naturaleza
ideológica, en la investigación de las actividades físico deportivas de los romanos ha sido
nefasto, pues era como si con esta ‘ingeniosa’ sentencia todo estuviese dicho. Es un claro
ejemplo de estereotipo transformado en prejuicio que ha impedido profundizar en la
investigación del objeto de estudio mediante una burda simplificación que ha ocultado una
parte importante de la realidad. En los materiales didácticos, esta tendencia se manifiesta de
diferentes modos, especialmente con la difusión del tópico de la ‘corrupción del espíritu de
los Juegos’ atribuida a los romanos, que enlaza con el del ‘panem et circenses’ y el mito de
las edades aplicado a la historia del deporte, donde Grecia representaría la ‘Edad de Oro’ y
Roma la ‘Edad de Hierro’: 5 “El dominio de Grecia a manos del Imperio romano hizo
cambiar la finalidad de los Juegos. Los juegos se profesionalizaron, la victoria se perseguía
a cualquier precio y las pruebas físicas estaban envueltas en la crueldad. Se integraron
luchas entre gladiadores y fieras. Los atletas eran esclavos o profesionales. El aumento de
la violencia y de las recompensas materiales terminó por corromper el espíritu de los
Juegos.” (Castells, Estarellas, Santamaría, & Trullén, 1997, p. 61) Pero en los libros de
texto hay otras estrategias discursivas que también contribuyen a difundir una imagen
sesgada y distorsionada de Roma en la historia del deporte. Los silencios son elocuentes.
En otro libro de texto, para 3º de ESO, se incluye un capítulo de carácter histórico titulado
“El camino hacia el Deporte” donde se confunde el concepto de deporte con sus funciones,
y se asocia el nacimiento del deporte a su utilización pedagógica por Thomas Arnold en la
Inglaterra de principios del s. XIX, dando a entender que anteriormente no había existido
deporte o que dichas prácticas fueron ‘otra cosa’ y no deporte: “El deporte es un medio de
educación ideado por Thomas Arnold para desarrollar en los jóvenes hábitos de tipo ético y
moral. Lo atractivo de su práctica hizo que este medio de educación se extendiera por todo
el mundo.” (González, Vizuete, Villada, Ureña, & Hernández, Educación Física 3º ESO,
1995a, p. 56) De forma sutil esta tesis implica una posición de carácter etnocentrista. En la
misma editorial, en su texto para 4º de ESO, se insiste en la misma idea sobre el origen del
deporte: “El deporte nació en el siglo XIX en Gran Bretaña como una forma de la cultura
física. Y de allí pasó al continente de la mano de los estudiantes, los turistas y los
refugiados políticos.” (González, Vizuete, Villada, Ureña, & Hernández,1995b, p. 33). Al
no partir de una definición clara del deporte, con criterios objetivos, se hace del deporte un
producto moderno, occidental, y de origen anglosajón, adoptando una posición
etnocentrista que excluye otras prácticas históricas y de otras culturas no occidentales, que
claramente reúnen o han reunido los criterios de reglamentación e institucionalización
necesarios para considerarlos ‘deporte’ desde una perspectiva científica. Dicha posición no
es irrelevante pues traerá como consecuencia la falta de atención hacia esas otras prácticas
y culturas, su infravaloración y en definitiva el 6 desinterés hacia las mismas como objeto
de investigación por parte de las Ciencias del Deporte. En el texto para 3º de ESO, la única
mención a Roma se hace en otro capítulo posterior titulado “Los Juegos Tradicionales” (p.
65) para referirse a los combates de gladiadores: “En el anfiteatro romano se celebraban los
juegos que tenían mayor éxito: “los juegos gladiatorios”. Eran pagados por el municipio y
se celebraban mezclados con espectáculos circenses y teatrales.” Esta afirmación es
imprecisa y carece de rigor histórico. Aunque siempre gozaron de gran popularidad, los
combates de gladiadores sólo ocuparon un lugar preeminente respecto a los ludi circenses
durante los últimos años de la República y primeros del Imperio. Cuando empezaron a
configurarse los bandos circenses (s. I d.C.), las carreras de carros eclipsaron al resto de los
espectáculos, y así se mantuvo hasta la desaparición del Imperio Romano. (Ruiz Cazorla
2008, pp. 195-196) La confusión provocada por la imprecisión en la conceptualización de
la educación física y el deporte lleva en otros casos a mezclar aleatoriamente juegos,
espectáculos y educación física, formulando generalizaciones sin el menor rigor, como
podemos apreciar en esta referencia a Roma de otro libro de texto para secundaria: “La
actividad física está relacionada con fines guerreros (legiones romanas). Preparación para el
circo (gladiadores). Juegos fundamentalmente hípicos (carreras de caballos y carros). El
eslogan de la época era ‘No al ideal educativo y sí al espectáculo’.” (Herrador & Latore,
1998, p. 11) Los juegos y espectáculos romanos, y dentro de éstos las actividades
deportivas (como tal hay que considerar al menos las carreras de carros de los circos, con
una clara reglamentación e institucionalización, o algunos juegos de pelota que se llevaban
a cabo en los ‘esferisterios’, si dejamos a un lado el criterio de institucionalización)
representaron un fenómeno sociocultural bastante más complejo. Según el contexto y el
momento, estas actividades cumplieron diferentes funciones sociales, que se movieron 7 a
lo largo de un continuum desde la conformidad que garantiza el mantenimiento hasta la
desviación que produce innovación y lleva al cambio social y cultural (Ruiz Cazorla, 2008,
p. 43). Tuvieron un papel activo en procesos como la aculturación o romanización de los
pueblos conquistados por Roma y en numerosas ocasiones sirvieron de cauce de expresión
para el conflicto social. Así pues, el deporte en general, y el romano en particular, no puede
encasillarse en una concepción estática de la cultura, su función social no es únicamente
contribuir a la conservación de la estructura global, como se ha sugerido con el ‘panem et
circenses’, sino también la adaptación de la misma a través del cambio (Blanchard &
Cheska, 1986, p. 142).

LA CONCEPCIÓN HEREDADA DEL DEPORTE

En su Historia del Deporte, Carl Diem (1966), uno de los teóricos más destacados en la
configuración del Olimpismo moderno, mantiene una concepción idealista en la que el
deporte se sitúa más allá de su contexto político y social para convertirse en una esencia
espiritual del ser humano. El idealismo convierte al deporte en una entidad metafísica o
categoría mental, que trasciende a los individuos y a su contexto, que se configura al
margen de la interacción social y de los procesos de influencia social. A pesar de la época
en que fue redactada, década de 1960, la Historia del Deporte de Diem no refleja las
aportaciones que en estos años ya se han consolidado en el ámbito de la Historiografía, la
Sociología o la Psicología Social (como por ejemplo las del materialismo histórico o el
funcionalismo estructural), que le hubieran permitido realizar un tratamiento más
sistemático del deporte histórico. Su historia contiene multitud de reflexiones aisladas que
no se articulan en una teoría social y científica determinada. El mismo Diem parece
reconocer esta deficiencia cuando comienza su análisis sobre Roma: “Carecemos de toda
descripción completa y crítica de algún contemporáneo sobre la vida deportiva romana de
la antigüedad, por lo que nos vemos obligados a componer un 8 mosaico con las
observaciones casuales de oradores, poetas e historiadores de la época imperial.” (Diem,
1966, p. 241) Pensamos que la argumentación empleada por el autor para justificar las
carencias de su estudio no se sostiene, ya que podría ser igualmente válida para cualquier
estudio del deporte en la Antigüedad, incluida Grecia. En cualquier caso, el resultado de su
Historia es una sucesión de actividades físicas y deportivas que el autor justifica con
puntuales testimonios arqueológicos o literarios, intercalando sus propias interpretaciones
de corte filosófico-moral con una importante dosis de subjetividad, y siempre sin perder de
vista el referente idealizado de la cultura griega. Un ejemplo es el siguiente pasaje en el que
valora la influencia griega en el deporte etrusco: “…nos muestra un mundo de tal belleza,
expresión y originalidad en el arte que la evidente influencia helénica no se refleja en una
imitación, sino que es asimilada independientemente produciendo un arte autónomo. Los
artistas son hombres con su propia individualidad, no griegos. Pero incluso cuando las
figuras deportivas por su estilo helénico hacen suponer la mano de un artista griego, se
manifiesta la mayor robustez corporal del tipo etrusco. Éste era muy musculoso, algo más
ancho que el griego…” (Diem, 1966, p. 237) A pesar de aparentar una buena
documentación, con una referencia constante a fuentes documentales, éstas son utilizadas a
posteriori como un medio para confirmar teorías preconcebidas por el autor. Además el
formato de la obra no facilita la posibilidad de que las teorías del autor sean revisadas.
Resulta imposible, por ejemplo, contrastar las fuentes que ha utilizado, ya que las
referencias no se acompañan de citas precisas. Este proceder da pie, en nuestra opinión, a
errores de interpretación y a la expresión de teorías poco fundamentadas, como ocurre por
ejemplo cuando se refiere al deporte de los etruscos: “… se nos presenta como una
educación-física sistemática, lo que por sí sola demuestra la configuración muscular de las
imágenes.” (Diem, 1966, p. 238). Ciertamente parece arriesgado extraer una conclusión tan
contundente a partir del tipo muscular que presentan las figuras representadas en los frescos
de las tumbas. Un caso parecido encontramos más adelante, cuando en referencia a las
mujeres romanas sostiene que “el deporte femenino estaba muy extendido”, basándose
exclusivamente en 9 unas citas de Juvenal y Marcial, y en las figuras de mujeres
representadas en el Mosaico de la Muchachas de Piazza Armerina (Diem, 1966, p. 246). En
ninguno de los dos casos anteriores el autor especifica un contexto espacial o temporal al
que serían aplicables dichas conclusiones, ¿acaso son válidas para el Imperio Romano en
toda su extensión o para los más de 1000 años de historia de la cultura romana? En su
brevísima Historia del Deporte (126 páginas en una edición de bolsillo) Bernard Guillet
(1971) ni siquiera dedica una página a las actividades físicas y deportivas de los romanos.
Aunque breve, nos interesa analizar las razones que aduce este autor para justificar su
omisión, pues resume muchos de los tópicos asumidos por una parte importante de los
historiadores del deporte. En nuestra opinión se trata de un buen ejemplo de lo que no debe
ser una Historia del Deporte. En el epílogo del capítulo segundo, dedicado a Grecia, (el
capítulo tercero pasa directamente a la Edad Media) trata de justificar su desinterés por los
romanos con la siguiente argumentación: “Los romanos, conquistadores de Grecia, no
comprendieron que aquellos juegos, que heredaron de sus vencidos, debían todo su valor a
la manera como eran practicados” (Guillet, 1971, p. 39). El autor resume toda la historia
lúdica y deportiva romana con un juicio que incluye afirmaciones convertidas en lugares
comunes por una parte de la historiografía cuando se habla de los romanos: “El
entrenamiento corporal era estimado en cuanto podía dar más potencia a las legiones. El
esfuerzo desinteresado ya no se valoraba; los gladiadores que atraían a las masas a los
espectáculos de circo eran profesionales; ya no era la estética o la emoción provocada por
una lucha leal, sino la exhibición de la crueldad y salvajismo lo que los espectadores
deseaban presenciar…” (Guillet, 1971, p. 39) El idealismo simplificador que subyace en
estas afirmaciones de Guillet dominó la historiografía del deporte durante gran parte del
siglo XX, aunque no deja de sorprender encontrarlo en una publicación de 1971. Un caso
más actual, pero que incluye errores de forma y contenido igualmente desalentadores, es la
Historia cultural de los deportes del historiador norteamericano 10 Richard D. Mandell
(1986). Este autor dedica su tercer capítulo exclusivamente a Grecia, con una extensión de
35 páginas. Las actividades físicas y deportivas de los romanos las trata en un capítulo que
titula “La expansión del deporte”, donde además se ocupa de los etruscos y de los judíos. A
este tema apenas dedica 12 páginas. Respecto al tratamiento del tema también se observan
algunas afirmaciones que podrían calificarse de tendenciosas, en el sentido de predisponer
al lector para una valoración negativa. Valga como ejemplo el siguiente párrafo con el que
introduce la historia deportiva de los romanos: “No sabemos si esas formas de sadismo
público y ceremonial fueron o no inventadas por los etruscos, pero lo cierto es que los
romanos adoptaron algunas de ellas después de la conquista de Etruria en el siglo IV A.C.
Las excepcionales cualidades militares de los romanos del período republicano no se
complementaban con lo que podríamos llamar un elevado y genuino nivel cultural. Su
dominio sobre la península italiana, en el que sucedieron a los etruscos, se estableció y
ejerció gracias a una pragmática brutalidad.” (Mandell, 1986, p. 81) Como puede
apreciarse, el párrafo está salpicado de juicios morales poco compatibles con la objetividad
o el razonable distanciamiento respecto al objeto de estudio que metodológicamente debe
presidir cualquier estudio histórico. Calificativos como el de “formas de sadismo público y
ceremonial” al referirse a los combates de gladiadores y animales, la referencia poco
afortunada a nivel cultural de los romanos de la República o a la “pragmática brutalidad” de
los mismos, denotan una intención moralizante y una actitud poco objetiva. El mismo
talante podemos observar en la siguiente afirmación, ya referida a las actividades físicas de
los romanos: “Si consideramos el deporte como actividad lúdica y desinteresada,
difícilmente podríamos decir que los romanos fueron deportistas.” (Mandell, 1986, p. 81).
Aunque bastante reciente, la Historia del Deporte del español Rodríguez López (2000)
reproduce alguno de los estereotipos mencionados. Al igual que el resto de autores dedica
un extenso capítulo (83 páginas) a Grecia, que titula “El momento álgido del deporte:
Grecia”. Sin embargo, las actividades físicas del Imperio Romano las 11 incluye en un
heterogéneo capítulo titulado “Deterioro y transición del deporte”, donde además de Roma
se ocupa del deporte medieval, los juegos de pelota precolombinos, los orígenes modernos
del deporte y el nacimiento de la educación física moderna. Las actividades lúdicas y
deportivas de los romanos quedan despachadas en 18 páginas (frente a las 83 de Grecia).
Los títulos de ambos capítulos ya reflejan presupuestos ideológicos que condicionan el
tratamiento del tema. Obsérvese por ejemplo que las expresiones ‘momento álgido del
deporte’ o ‘deterioro y transición del deporte’ comunican categorías del deporte con
estereotipos que obviamente condicionarán la opinión de estudiantes y lectores. Además
remite a ese concepto de deporte metafísico, que trasciende coordenadas
espaciotemporales, al que aludíamos más arriba en relación con el idealismo deportivo. A
favor de este manual, es preciso reconocer que aunque proporcionalmente desigual en la
extensión dedicada a griegos y romanos, el autor plantea un cuadro más variado y
equilibrado del conjunto de actividades físicas y deportivas que se practicaban en Roma. En
cuanto a los espectáculos nos ofrece también una perspectiva más objetiva, pues no se
centra exclusivamente en lo más ‘morboso’, los combates de gladiadores, analizando en
igual medida las carreras de carros como actividad deportiva. En absoluto tratamos, con las
críticas anteriores, de descalificar globalmente la obra de ninguno de los historiadores
mencionados. Precisamente al citarlas destacamos la importancia de sus autores en la
historiografía deportiva. Con su trabajo han contribuido al avance de la Historia del
Deporte, convirtiéndola en una disciplina clave para el desarrollo de las Ciencias del
Deporte. Sólo partimos del supuesto de que el desarrollo de la misma como ciencia exige
un constante espíritu crítico y que detectando los errores o fallos metodológicos existen
menos posibilidades de volver a cometerlos. Consideramos imprescindible, como proponen
García Ferrando, Puig Barata, & 12 Lagartera Otero (2002, p. 24) que el investigador social
del deporte mantenga una actitud de permanente disposición a revisar los propios
enunciados cuando se demuestren débiles o faltos de rigor en algún punto. Y quizás en este
caso, el de las actividades físicas y deportivas de la antigua Roma, debamos comenzar a
revisar presupuestos y teorías, asumidos en muchos casos de autores anteriores sin el
debido espíritu crítico y formulados sin el suficiente apoyo documental.

CONCLUSIONES

El tratamiento de Roma y su cultura físico deportiva en la Historia del Deporte se ha visto


condicionado por una concepción heredada del deporte que hunde sus raíces en el
idealismo imperante en la historiografía europea del siglo XIX y las representaciones sobre
el deporte difundidas en los orígenes del Olimpismo moderno. Una de ellas, referida al
deporte romano y resumida en la sentencia de Juvenal “panem et circenses”, atribuía a
Roma una vulgarización y degeneración del idealizado deporte griego. Las sempiternas
referencias a Olimpia en la historiografía del deporte y su utilización como canon de
referencia, han supuesto un señuelo ideológico que ha dificultado una investigación
objetiva y sistemática del deporte romano. Además, reflejan la pretensión de que el deporte
traduzca a su manera rasgos permanentes de la naturaleza humana, olvidando que el
componente social y cultural del deporte lo convierte en una acción social diferenciada en
cada momento histórico. Con dicho procedimiento se ha ignorado o se ha querido ignorar
que el deporte, como cualquier fenómeno cultural es completamente dependiente de su
contexto histórico de producción, en interacción con una estructura social concreta, tanto
como el arte, el comercio, la alimentación o la artesanía

EL DEPORTE EN LA ANTIGUA ROMA


En la antigua Roma, los deportes, la gran mayoría, no se guiaban hacia la formación
perfecta de la persona, los romanos buscaban deportes con alto grado de violencia, y los
nobles del gobierno romano, se los ofrecían, porque se convirtió en un gran mercado de
hombres, fieras y dinero. Todo esto se llevaba muchas vidas de hombres inocentes por
delante.

Este trabajo abarca los deporte que más se practicaban en la antigüedad clásica, atletismo,
lanzamiento de jabalina y disco, carreras, carreras de cuádrigas, lucha, y como excepción
de Roma, la lucha de gladiadores. Y en Grecia, los Juegos Olímpicos, su desarrollo y
contenido.

Entre los deportes están:

EL COLISEO:
El Coliseo era una de las construcciones más prácticas de Roma.
Arcos ocultos sostenían las gradas en las que se sentabas las masas y formaban ochenta
salidas llamadas vomitorias, para que las masas( poseía 50.000 localidades) pudieran salir
por ellas rápidamente.

Por debajo de la arena del piso del circo, un laberinto de pasillos, jaulas y elevadores
mecánicos permitían a los trabajadores hacer que aparecieran los gladiadores y los
animales.

Las diversiones que tenían lugar en el Coliseo, cuyo verdadero nombre era Anfiteatro
Flavio, eran enfrentamientos brutales y sangrientos. Allí todo estaba diseñado para que los
espectáculos fueran impresionantes y sorprendentes. Durante siglos, emperadores y
ciudadanos importantes, organizaron espectáculos cada vez más elaborados y costosos para
mantener contentos a los ciudadanos de Roma. Por ejemplo su inauguración, realizada en el
80 d. C., el emperador Tito, trajo 10.000 animales de todo el mundo: tigres, elefantes,
leopardos, hienas, jirafas, linces, etc., de las cuales, al finalizar los combates, solo
sobrevivieron la mitad. Había hombres que mataban animales hambrientos y grupos de
gladiadores que se acuchillaban y despedazaban entre si hasta la muerte. A veces, se
inundaba el Coliseo para meter barcos de guerra llenos de criminales y gladiadores y
amenizar así la pelea.

COMBATES DE GLADIADORES:
Este deporte era uno de los más aclamados en Roma.
Comenzaba con el desfile de los gladiadores a los cuales les seguían una corte de músicos
con instrumentos de metal y viento. Paraban ante el palco del emperador, a quien saludaban
diciendo: "Ave Cesar, Morituri te salutant" ( Hola Cesar, los que van a morir te saludan). A
continuación se dirigían hacia el editor, el que organizaba los juegos, y este examinaba las
armas.

Los adversarios eran elegidos por sorteo y comenzaban las apuestas en el público; cuando
un gladiador era herido, tendía la mano hacia la tribuna donde se sentaba el editor, si éste
colocaba el dedo pulgar hacia abajo, el herido tenía que morir, lo cual gustaba mucho a la
multitud, si sucedía al revés, colocaba el pulgar hacia arriba, el gladiador era sacado de la
arena y era curado. El combate entre dos gladiadores terminaba cuando uno de ellos moría
o resultaba gravemente herido. Por eso los luchadores tenían que estar equilibrados.

Existían tres tipos de gladiadores:


Retiarius: era aquel gladiador que era ágil e iba armado con una red y un tridente.
Mirmillón: este se solía enfrentar contra un retiarius, era lento pero poseía más armas y
protección.
Tracio: llevaba un pequeño escudo redondo y una espada.
Todos ellos vestían con tocas de oro y púrpura, llevaban un yelmo(casco), un escudo y unas
grebas ( unas espinilleras metálicas. Cuando un combate se realizaba entre un gladiador y
una fiera, este combate se llamaba ventión. El primer combate de gladiadores se realizó en
el año 264 a. C.

La vida de un gladiador, no era como la de cualquier deportista de hoy en día. Eran


capturados en la guerra o sacados de la prisión, para luego ser vendidos y comprados.
Después de soportar un entrenamiento brutal, luchaban y morían para entretener a las
masas.
Aunque a veces la vida de un gladiador no acababa en el circo. Si sobrevivía a varias
peleas, con el dinero ganado, podía comprar su libertad. También podía ser instructor de
una escuela de gladiadores. Algunos recibían su licencia en forma de palo en el que estaba
escrito su nombre.

EL CIRCO MÁXIMO:
Era la mayor pista del Imperio romano. Fue construido en el s. VI a. C. aunque ha sufrido
muchas restauraciones y ampliaciones. Poseía unas dimensiones de 650x125m, con un
aforo para 260.000 espectadores. Como hoy en día, los aficionados apostaban por sus
caballos favoritos y compraban salchichas, galletas y vino en las tiendas y puestos del
estadio.

LAS CARRERAS:
Las carreras era un deporte que despertaba mucha afición en Roma.
Antes del amanecer, las masas hacían fila para obtener los mejores asientos Circo Máximo.

Constaban de siete vueltas a una gran pista oval, unos ocho km. en total. Con frecuencia los
carruajes, tirados por dos o cuatro caballos, volcaban o se estrellaban en las curvas cerradas
haciendo caer a los aurigas y caballos.
Los ganadores tenían derecho a una hoja de palma y una bolsa de oro, aunque no siempre el
vencedor era el más aclamado, ya que los espectadores disfrutaban con los choques.

Los aurigas solían ser esclavos entre los cuales podían participar niños de doce o trece años,
elegidos por su escaso peso; su única meta, no era solo ganar la carrera, sino sobrevivir.
Estos vestían unas casacas con los colores de las cuadras a las que pertenecían.

Las carreras también eran un negocio, cada persona apostaba por su equipo favorito. Los
ciudadanos ricos eran los dueños de los equipos y recogían el dinero por la victoria de sus
caballos.
Hace ya tiempo que desaparecieron las carreras, sin embargo todavía se puede contemplar
una versión moderna de este antiguo deporte: en las carreras de trotones, los caballos tiran
al trote rápido de una calesa pequeña y ligera.

COMPETICIONES ATLÉTICAS:
Estas, eran las mismas que practicaban los griegos.
Corrían en el campus, saltaban, lanzaban el disco o la jabalina, montaban a caballo; jugaban
a la pelota, hacían gimnasia o natación - era rara la persona que no sabía nadar- eran
expertos en la lucha y también competían en carreras.

LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL DEPORTE

EL DEPORTE EN LA ANTIGUA ROMA


En la antigua Roma, los deportes, la gran mayoría, no se guiaban hacia la formación
perfecta de la persona, los romanos buscaban deportes con alto grado de violencia, y los
nobles del gobierno romano, se los ofrecían, porque se convirtió en un gran mercado de
hombres, fieras y dinero. Todo esto se llevaba muchas vidas de hombres inocentes por
delante.

Este trabajo abarca los deporte que más se practicaban en la antigüedad clásica, atletismo,
lanzamiento de jabalina y disco, carreras, carreras de cuádrigas, lucha, y como excepción
de Roma, la lucha de gladiadores. Y en Grecia, los Juegos Olímpicos, su desarrollo y
contenido.

Entre los deportes están:

EL COLISEO:
El Coliseo era una de las construcciones más prácticas de Roma.
Arcos ocultos sostenían las gradas en las que se sentabas las masas y formaban ochenta
salidas llamadas vomitorias, para que las masas( poseía 50.000 localidades) pudieran salir
por ellas rápidamente.
Por debajo de la arena del piso del circo, un laberinto de pasillos, jaulas y elevadores
mecánicos permitían a los trabajadores hacer que aparecieran los gladiadores y los
animales.

Las diversiones que tenían lugar en el Coliseo, cuyo verdadero nombre era Anfiteatro
Flavio, eran enfrentamientos brutales y sangrientos. Allí todo estaba diseñado para que los
espectáculos fueran impresionantes y sorprendentes. Durante siglos, emperadores y
ciudadanos importantes, organizaron espectáculos cada vez más elaborados y costosos para
mantener contentos a los ciudadanos de Roma. Por ejemplo su inauguración, realizada en el
80 d. C., el emperador Tito, trajo 10.000 animales de todo el mundo: tigres, elefantes,
leopardos, hienas, jirafas, linces, etc., de las cuales, al finalizar los combates, solo
sobrevivieron la mitad. Había hombres que mataban animales hambrientos y grupos de
gladiadores que se acuchillaban y despedazaban entre si hasta la muerte. A veces, se
inundaba el Coliseo para meter barcos de guerra llenos de criminales y gladiadores y
amenizar así la pelea.

COMBATES DE GLADIADORES:
Este deporte era uno de los más aclamados en Roma.
Comenzaba con el desfile de los gladiadores a los cuales les seguían una corte de músicos
con instrumentos de metal y viento. Paraban ante el palco del emperador, a quien saludaban
diciendo: "Ave Cesar, Morituri te salutant" ( Hola Cesar, los que van a morir te saludan). A
continuación se dirigían hacia el editor, el que organizaba los juegos, y este examinaba las
armas.

Los adversarios eran elegidos por sorteo y comenzaban las apuestas en el público; cuando
un gladiador era herido, tendía la mano hacia la tribuna donde se sentaba el editor, si éste
colocaba el dedo pulgar hacia abajo, el herido tenía que morir, lo cual gustaba mucho a la
multitud, si sucedía al revés, colocaba el pulgar hacia arriba, el gladiador era sacado de la
arena y era curado. El combate entre dos gladiadores terminaba cuando uno de ellos moría
o resultaba gravemente herido. Por eso los luchadores tenían que estar equilibrados.
Existían tres tipos de gladiadores:
Retiarius: era aquel gladiador que era ágil e iba armado con una red y un tridente.
Mirmillón: este se solía enfrentar contra un retiarius, era lento pero poseía más armas y
protección.
Tracio: llevaba un pequeño escudo redondo y una espada.
Todos ellos vestían con tocas de oro y púrpura, llevaban un yelmo(casco), un escudo y unas
grebas ( unas espinilleras metálicas. Cuando un combate se realizaba entre un gladiador y
una fiera, este combate se llamaba ventión. El primer combate de gladiadores se realizó en
el año 264 a. C.

La vida de un gladiador, no era como la de cualquier deportista de hoy en día. Eran


capturados en la guerra o sacados de la prisión, para luego ser vendidos y comprados.
Después de soportar un entrenamiento brutal, luchaban y morían para entretener a las
masas.

Aunque a veces la vida de un gladiador no acababa en el circo. Si sobrevivía a varias


peleas, con el dinero ganado, podía comprar su libertad. También podía ser instructor de
una escuela de gladiadores. Algunos recibían su licencia en forma de palo en el que estaba
escrito su nombre.

EL CIRCO MÁXIMO:
Era la mayor pista del Imperio romano. Fue construido en el s. VI a. C. aunque ha sufrido
muchas restauraciones y ampliaciones. Poseía unas dimensiones de 650x125m, con un
aforo para 260.000 espectadores. Como hoy en día, los aficionados apostaban por sus
caballos favoritos y compraban salchichas, galletas y vino en las tiendas y puestos del
estadio.

LAS CARRERAS:
Las carreras era un deporte que despertaba mucha afición en Roma.
Antes del amanecer, las masas hacían fila para obtener los mejores asientos Circo Máximo.
Constaban de siete vueltas a una gran pista oval, unos ocho km. en total. Con frecuencia los
carruajes, tirados por dos o cuatro caballos, volcaban o se estrellaban en las curvas cerradas
haciendo caer a los aurigas y caballos.
Los ganadores tenían derecho a una hoja de palma y una bolsa de oro, aunque no siempre el
vencedor era el más aclamado, ya que los espectadores disfrutaban con los choques.

Los aurigas solían ser esclavos entre los cuales podían participar niños de doce o trece años,
elegidos por su escaso peso; su única meta, no era solo ganar la carrera, sino sobrevivir.
Estos vestían unas casacas con los colores de las cuadras a las que pertenecían.

Las carreras también eran un negocio, cada persona apostaba por su equipo favorito. Los
ciudadanos ricos eran los dueños de los equipos y recogían el dinero por la victoria de sus
caballos.

Hace ya tiempo que desaparecieron las carreras, sin embargo todavía se puede contemplar
una versión moderna de este antiguo deporte: en las carreras de trotones, los caballos tiran
al trote rápido de una calesa pequeña y ligera.

COMPETICIONES ATLÉTICAS:
Estas, eran las mismas que practicaban los griegos.
Corrían en el campus, saltaban, lanzaban el disco o la jabalina, montaban a caballo; jugaban
a la pelota, hacían gimnasia o natación - era rara la persona que no sabía nadar- eran
expertos en la lucha y también competían en carreras.

LA EDAD MEDIA: SOLO LAS CLASES ALTAS JUEGAN

Con la caída del imperio romano y la llegada del cristianismo para muchos se acabó la
diversión. Los ciudadanos quedaron divididos en cuatro clases sociales: nobleza, clero,
caballeros y pueblo llano, y para este último, normalmente viviendo en situaciones penosas,
no había mucho a lo que jugar. Cuando lo hacían, practicaban un deporte llamado soule, en
el que dos bandos movían una pelota hacia la portería contraria. Es el precursor del fútbol y
del hockey, ya que podía jugarse con los pies o con un bastón.
Eran las clases altas, la nobleza y los caballeros, los que sí tenían tiempo para dedicarlo al
ocio y a la actividad física. Sobre todo lo hacían en justas y torneos, en los que se recreaban
actividades y competiciones similares a los de una batalla.

Las clases más altas practicaban jeu de paume, un juego que antecede al tenis y otros
deportes de raqueta, en el que dos jugadores separados por una cuerda tendida entre dos
postes deben conseguir que una pelota bote en el campo contrario.

EL RENACIMIENTO Y EL RENACER DEL DEPORTE

Las ciudades crecen y la burguesía se asienta, lo que hace que crezca el interés por el
deporte y el ocio activo. Se desarrollan varios deportes nuevos y se establecen y asientan
sus reglas. Existen dos corrientes filosóficas en torno al deporte en esta época, una
proveniente de Italia y la otra de Inglaterra.

En Italia se considera que la actividad física es una buena forma de armonizar cuerpo y
alma, así que se le da un carácter lúdico: la danza, la equitación, la natación, el atletismo…
Además, se delimitan ciertas normas para que la rivalidad deportiva no se revista de
agresiones hacia el contrincante. El calcio florentino, sucesor del soule, que practicaban
masivamente distintas clases sociales, se dota de reglas para evitar las agresiones, y la
estética será en muchos casos más importante que los logros deportivos.

También nace en esta época en Italia la medicina deportiva, que une el interés por la
actividad física con el estudio del cuerpo humano.

Mientras, en Inglaterra, una sociedad con un mayor arraigo de lo espiritual, el surgimiento


de actividades deportivas se considera un crecimiento espiritual que se traduce en
beneficios corporales a través de la actividad física. En una primera clasificación de las
cualidades motrices se separa el trabajo físico en: ejercicios de fuerza, ejercicios de
agilidad, ejercicios de velocidad, digestivos y de guerra y paz.

En general el surgimiento de las urbes y las relaciones sociales y comerciales entre países
favorecen que nazcan y se extiendan nuevos juegos y deportes en los que participan las
distintas clases sociales.

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL Y EL DEPORTE COMO INDUSTRIA

Tras el Renacimiento, que fue una época de transición, llegó la Revolución Industrial y sus
desarrollos técnicos y científicos que también se aplicaron al deporte: el equipamiento
deportivo se perfeccionó y comenzó a producir a gran escala, y los atletas entrenaban con
sistemas estructurados para alcanzar su máximo potencial.

Aparecieron nuevos deportes, como el baloncesto, el voley y el balonmano, inventados en


Estados Unidos directamente como productos para el mercado. La cuantificación se
convirtió en una de las bases del deporte: los éxitos o fracasos deportivos comenzaron a
medirse y surgió el concepto de récord deportivo como una marca nunca antes superada.

Durante el siglo XIX, formas modernas de deporte creadas para las clases altas se
extendieron al público común. Organizaciones nacionales crearon reglas estandarizadas que
convirtieron los encuentros deportivos esporádicos en ligas sistematizadas donde se
registraban los resultados para crear clasificaciones continuadas.

EL SIGLO XX Y LOS ESPECTADORES

Con la llegada de los medios de comunicación de masas (primero la radio, luego la


televisión y por último internet) los deportes adquieren una nueva dimensión: ya no son
solo los jugadores o el puñado de espectadores que caben en un estadio, todavía modestos.
Ahora cientos de personas pueden seguir a un equipo. El deporte se convierte en un
fenómeno de masas.

Esto convierte a algunas personas en profesionales del deporte: pueden vivir de ello porque
se les paga. Esto profesionaliza sus entrenamientos, y crea un sector económico a su
alrededor: entrenadores, preparadores, médicos deportivos… Los deportistas se convierten
en figuras sociales con una gran influencia, y la publicidad entra también en escena.

EL SIGLO XXI: VOLVEMOS A LA VIRTUD DEL DEPORTE

Entre finales del siglo XX y principios del XXI el mundo vive una epidemia de obesidad
causada en parte por una vida excesivamente sedentaria: en mundo desarrollado los trabajos
físicos, especialmente en el campo o la industria, han dado pie a otro tipo de empleos que
implican pasar muchas horas sentados.

Aunque la esperanza de vida es más alta que nunca, la calidad de esa vida se resiente por la
falta de actividad física. El ejercicio y el deporte se erigen como uno de los pilares de una
vida sana, y volvemos a relacionar de alguna forma el ejercicio con la virtud, como ya
hacían los griegos. Cada vez más gente decide hacer ejercicio como parte de sus
actividades de ocio.

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