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Una desafiante carrera de carros para hasta 6 corredores de 12 años de edad ó más.
Contenido:
En AVE CAESAR, hasta 6 corredores de carros pueden competir en el Circus Maximus, de cara a determinar
quién debe ser considerado como el mejor corredor de todo Roma. El corredor que demuestre más habilidad
en el manejo de su carro a lo largo de las tres vueltas que dura la Carrera, será quien reciba los mayores
Laureles. Después de varias carreras, quien haya conseguido más Coronas de Laurel será quien gane el
Torneo y la adoración de innumerables admiradores.
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CONTENIDO Y DESARROLLO DEL JUEGO
I. Elegir una Pista de Carrera ......................................................... Página 2
II. Preparación y Posiciones de Salida ............................................ Página 2
III. El Comienzo de la Carrera ......................................................... Página 3
IV. El Paseo del Emperador ............................................................. Página 4
V. El Final de la Carrera .................................................................. Página 5
VI. Preparación de la Carrera Siguiente ........................................... Página 5
VII. Consejos, Tácticas y Variantes ................................................... Página 5
VIII. Historia del Circus Maximus ...................................................... Página 6
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Un consejo para los corredores:
Es mejor posicionarse en la parte interior de las curvas, porque se necesitan menos puntos de
movimiento. El Mazo de Cartas de Carrera sólo proporciona unos pocos puntos extra de movimiento
sobre el total necesario para completar la Carrera, por lo que resulta necesario habilidad y táctica para
conseguir llegar a la meta.
Cuando el jugador inicial finaliza su turno, los demás jugadores mueven sus carros en la pista del modo
indicado en el párrafo anterior. Los turnos se suceden respetando siempre el orden de salida.
REGLAS DE MOVIMIENTO:
Después de jugar una Carta de Carrera, el jugador tiene que robar una nueva carta de su mazo,
para mantener así su mano de 3 cartas.
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Una Carta de Carrera sólo puede ser jugada si el carro puede moverse el número de espacios
indicado en la carta. Si esto no fuera posible, porque, por ejemplo, el carro del jugador se
encuentra bloqueado por todos sus lados y no puede avanzar, el turno del jugador debe saltarse
sin que pueda jugar carta alguna.
El jugador cuyo carro lidere la Carrera NO puede jugar una carta de valor 6, excepto al inicio de
la Carrera (jugador inicial). En caso de empate, ninguno de los jugadores podrá jugar una carta
de valor 6 hasta que no aparezca un único líder.
Si el jugador que va en cabeza sólo dispone de cartas de valor 6 en su mano, sus turnos se saltan
hasta que cualquier otro corredor tome la cabeza de la Carrera y ya pueda jugar una de las cartas.
De manera similar, cuando haya dos corredores en cabeza, ambos dispongan únicamente de
cartas con valor 6 en su mano y sus carros estén bloqueando el movimiento de los demás
jugadores, entonces, y únicamente en esa circunstancia, el primer jugador de los dos en cabeza
que le toque el turno podrá jugar una carta de valor 6 y avanzar por la pista.
Los carros no pueden pasar por encima de otros carros, pero sí pueden adelantarse unos a otros
moviendo diagonalmente hacia otra calle. Los carros no pueden atravesar ni saltar los muros.
Pudiera ocurrir que un carro no pueda completar la Carrera por haber abusado del exterior de la
pista y haberse quedado corto de puntos de movimiento. En este caso, el carro debe retirarse de
la pista sin recibir ninguna Corona de Laurel (puntos).
Los canales de agua que se encuentran dibujados en la pista sólo responden a motivos de diseño
gráfico. No dividen las casillas y no tienen efecto alguno sobre el juego. Se supone que los
carros pasan simplemente sobre ellos.
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Si durante la segunda vuelta de la Carrera, la entrada al Paseo del Emperador se encuentra bloqueada por
el carro de otro jugador, los jugadores que tengan que entrar al Paseo del Emperador deben suspender
sus turnos hasta que la entrada vuelva a encontrarse libre. Si, al finalizar la segunda vuelta, un jugador no
ha conseguido entrar en el Paseo del Emperador para rendirle tributo al César, dicho jugador sufre la ira
del Emperador y es descalificado. Aún cuando dicho jugador acabase la Carrera en primer lugar, no
recibiría Coronas de Laurel (puntos).
Puede haber varios carros simultáneamente en el Paseo del Emperador, pero siempre un carro por
casilla, con el consiguiente riesgo de que se produzca un atasco y algún carro se vea atrapado
detrás de uno o más contrincantes.
V. EL FINAL DE LA CARRERA
El primer carro que cruce la línea de meta después de haber rendido tributo al César y haber completado 3
vueltas completas a la pista, será quien gane la carrera. Este jugador recibe 6 Coronas de Laurel por su
victoria, lo cual cuenta como 6 Puntos de Victoria. El número de casillas que cada corredor sobrepase la
línea de meta es irrelevante (sólo cuenta el orden en que se cruce la meta).
El segundo corredor recibe 4 Puntos de Victoria, el tercer corredor 3 Puntos de Victoria, el cuarto
corredor 2 Puntos de Victoria y el quinto corredor 1 Punto de Victoria. El sexto corredor sólo recibe
honores y la esperanza de que pueda hacerlo mejor en la próxima carrera. Las cartas restantes de cada
Mazo de Cartas de Carrera son descartadas.
La Segunda Carrera tendrá lugar en la pista que no se utilizó para la Primera Carrera. La Tercera Carrera
se llevará a cabo nuevamente en la pista elegida para la Primera Carrera, pero se correrá en sentido inverso
(en sentido contrario a las manecillas del reloj). Por último, la Cuarta Carrera se correrá en la pista que no
se eligió para la Primera Carrera, nuevamente en sentido inverso.
Al finalizar las 4 Carreras, el jugador que acumule más Coronas de Laurel (Puntos de Victoria) será
proclamado ganador del Torneo y el mejor corredor de toda Roma.
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Los “cuellos de botella” pueden utilizarse para bloquear a los demás corredores y obligarles a
pasar en sus turnos de juego.
Las sensaciones que produce el juego varían mucho según el número de jugadores que participan,
así que pueden utilizarse algunas variantes para minimizar la ausencia de corredores en el juego.
Algunos carros independientes pueden venir bien para este propósito. Estos carros se utilizan
para bloquear y crear “cuellos de botella” durante la Carrera. Si queréis utilizar esta variante,
colocar junto al Tablero los mazos de cartas correspondientes a los carros independientes.
Durante el juego, se levanta y juega la carta superior del mazo de cada carro en su turno. Los
carros independientes se mueven siempre con el fin de obtener ventaja para sí mismos y
perjudicar a los jugadores. En caso de desacuerdo sobre el movimiento a realizar, la mayoría de
los jugadores decide el criterio. Si la carta sacada no fuera jugable, simplemente se descarta y el
carro no se mueve. Cuando un carro independiente está completamente bloqueado, no se
descubre carta. La regla relativa al uso de cartas de valor 6 también se aplica a estos carros ,
siempre que estén en cabeza: si se saca una carta de valor 6, se descarta y el carro no se mueve.
Los carros independientes no tienen que rendir tributo al César y, por lo tanto, tampoco tienen
que detenerse en el Paseo del Emperador.
En una partida de 2 ó 3 jugadores, cada jugador puede controlar 2 ó 3 carros diferentes durante la
Carrera.
Las Carreras tenían lugar en un “circus”, así nombrado a causa de su forma oval. El más grande y famoso de
los circos romanos fue el “Circus Maximus”, construido en un estrecho valle situado entre las colinas de
Aventine y Palatine. Al principio, no incluía ninguna edificación, tan sólo era una pista de arena con algunos
marcadores; los espectadores se situaban sobre las laderas de las colinas, a ambos lados de la pista. Poco a
poco, el lugar se fue convirtiendo en un estadio bien desarrollado y mantenido, con una división central o
“espina”, puertas de comienzo en un extremo y un arco en el otro, rodeados por tres filas de asientos (primero
de madera y, más adelante, de piedra). En la época del Emperador Augusto, el edificio tenía 620 metros de
longitud y cerca de 150 metros en su punto más ancho, dando cabida a unos 150.000 espectadores.
Las Carreras de Carros fueron el más popular de los deportes en Roma, atrayendo a todas las clases sociales,
desde los esclavos hasta el mismísimo Emperador. Este fervor popular hizo que fueran muy frecuentes las
apuestas privadas, aunque no estaba permitido el juego en las carreras.
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Aunque la mayor parte de los conductores de carros (también conocidos como “aurigas”) en Roma empezaron
sus carreras como esclavos, aquellos que verdaderamente tuvieron éxito acumularon rápidamente suficiente
dinero como para comprar su libertad.
Las cuatro compañías romanas de carreras o establos fueron bien conocidas por los colores de carrera que
llevaban sus aurigas: Rojo, Blanco, Azul y Verde. Los seguidores terminaron por unirse a una de las facciones,
proclamándose a sí mismos “partidarios del Azul” del mismo modo que en la actualidad algunos dicen ser “fans
de los Eagles”. Las facciones defendían su lealtad de tal modo, que terminaron por aparecer lo que podríamos
llamar “clubs”, primero en Roma y posteriormente en otras ciudades del Imperio. En los últimos tiempos,
estos grupos llegaron a tener una cierta influencia política.
Los Establos Romanos competían por conseguir los mejores aurigas (cuya celebridad era incluso superior a la
de muchos atletas actuales), que aparecían plasmados en muchas estatuas y monumentos. Los conductores de
los carros solían llevar muy poca protección corporal y un casco ligero; su práctica en el control de las riendas
enroscadas alrededor de sus muñecas para permitir el control de los caballos con su propio cuerpo les permitía
superar el extremo peligro en que incurrían, puesto que en caso de accidentes podían ser arrastrados y
pisoteados antes de que consiguieran liberarse.
Los carros de carreras romanos estaban diseñados para ser pequeños y ligeros. A diferencia de los carros
militares, mucho más grandes y pesados (reforzados incluso con placas de metal), los carros de carreras estaban
hechos de madera y aportaban muy poca protección a los aurigas, que tenían que mantener ellos mismos el
equilibrio sobre el eje del carro, mientras conducían.
Había diferentes tipos de carros: aunque algunos iban tirados por dos caballos (bigas), la mayoría de las carreras
se celebraban con carros de cuatro caballos (cuadrigas); y, aunque no fueron muy comunes, hay algunas
referencias a carros tirados por seis o incluso siete caballos.
El Día de las Carreras era espectacular: las ceremonias empezaban con una procesión muy elaborada (pompa),
encabezada por el dignatario que patrocinaba los juegos, seguido por los aurigas y sus equipos, músicos y
bailarines, y los sacerdotes, portando las estatuas de los Dioses y Diosas que iban a ver las carreras. Era muy
frecuente celebrar doce carreras en el transcurso de una jornada, aunque más tarde ese número fue doblado.
Los aurigas señalaban bien su posición en las puertas de salida; en cuanto los caballos estaban preparados, se
soltaba un trozo de tela blanco (mappa) por los organizadores del evento. Con esta señal, las puertas se abrían
y hasta una docena de equipos de caballos se lanzaban enfurecidos a la pista. La estrategia consistía en evitar
correr muy rápido al comienzo de la carrera, puesto que había que completar siete vueltas completas, a la vez
que intentaban conseguir una posición interior para poder tomar las curvas con ventaja. A medida que la
carrera progresaba, las pasiones se desataban tanto dentro como fuera de la pista.
Al finalizar la carrera, el magistrado presidente presentaba ceremoniosamente al auriga vencedor con una
corona de laurel y una hoja de palma, mientras la multitud los aclamaba a ambos; la recompensa monetaria,
bastante más sustanciosa para el establo y el conductor, se les entregaba un poco más tarde.