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EL CONCEPTO

DE DERECHO
Por

H. L, A. HART
P¡ofesor de Filosofía del Derecho
en la
Unive¡sidad de Oxford

SI,GUNDA EDICION
(Reimpresión)

Tneouccró¡¡ os
GENARO R. CARRIO

AE}ELEDO-PERRO]T
BUENOS AIRES
Título del original
THE CONCEPT OF LAW
Oxford University Press, 1961 A. J. H.

[,a presente traducción de The Concept of Law


se publica en virtud de un acuerdo con
The Clarendon Press Oxford

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@ by ABELEDO-PERROT S. A. E. e I.
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IMPRESO EN LA REPUBLICA ARGENTINA


CAPíTULO V

EL DERECHO COMO UNION DE REGLAS PRIMARIAS


Y SE,CUNDARIAS

I. UN NUEVO PUNTO DE PARTIDA

En los tres capítulos precedentes hemos visto que, en varios


puntos cruciales, el modelo simple del derecho como órdenes
coercitivas del soberano no reproduce algunas de las caracterfuti-
«as salientes de un sistema jurídico. Para demostrar esto no crei-
mos necesario invocar, como otros críticos, el derecho intemacio.
nal o el derecho primitivo, que algunos pueden considerar ejem-
plos discutibles o casos marginales de derecho; en lugar de ello
señalamos ciertas notas familiares del derecho de un estado mo-
demo, y mostramos que ellas resultaban desfiguradas o totalmen-
te desatendidas en esta teoría demasiado simple.
Las principales fo¡mas en gue dicha teoría fracasa son Io
zuficientemente instructivas para merecer un segundo resumen.
Primero, se hizo claro que aunque entre todas Ias variedades de
derecho son las leyes penales, gue prohiben o prescriben ciertas
arriones bajn castigo, Ias que más se parecen a órdenes respalda-
das_ por amenazas dadas por una persona a otras, tales leyel, sin
embargo, difieren de dichas órdenes en un aspecto importante,
a saber, que por lo común también se aplican a quienes las san-
cionan, y no simplemente a otros. En segundo lugar, hay otras
variedades de normas, principalmente aquellas que confieren po-
testades juríücas para decidir litigios o legislar (potestades pír-
blicas) o para crear o modificar relaciones jurldicas (potesades
privadas), que no pueden, sin caer en el absurdo, ser intelpre-
tadas como órdenes respaldadas por amenazas. En tercer lugar,

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hay reglas jurídicas que difieren de las órdenes en
su modo de Los tres capítulos precedentes, por lo tanto, son testimonio
origen, porquc ellas no son creadas por nada
análogo ur,á ,r"r-
de un fracaso y, obviamente, hace falta empezar de nuevo. El
cripción exp)ícira. Finarmente, anáriris cier dere?ho" ,¿t*i-
,os del soberano habitualme,te "r obedecicro y .r"""r"rir*"*" "n liu* fracaso, empero, es aleccionador, y mereció Ia consideración de-
de toda limitación jurídica, no da razón de Ia tallada que le dedicamos, porque en cada punto en gue la teoría
co.,ti.,uü"á-a-" r"
arrtoridad legislativa, característica de un moderno no se adecuó a los hechos fue posible ver, por lo menos en forma
,;.t"rna i,r.í- esquemática, por qué tenía que fracasar y qué es lo que hacía
dico, y la-persona o personas soberanas .,o
pr"J".,-r.r"iá""riii"._
das con el electorado o con Ia rcgisratura .rá falta para obtener una mejor explicación. La raíz del fracaso es
un esrado ;;¿;"".
que los elementos con gue se ha construido la teoría, a saber las
Será rnenester ¡ecordar gue al criticar así ideas de órdenes, obediencia, hábitos y amenazas, no incluyen, ni
la concepción del
derecho como órdenes coercitii,as del sobe¡ano, tampoco pueden producir mediante su combinación, Ia idea de
consideramos tam-
bién una cantidad de artificios auxiriares que fueron regla, sin la cual no podemos abrigar la esperanza de elucidar ni
i.,tro,rrrcidos
a cosra de alterar Ia simplicidad primitivá d" h t.o¡u p;;;-r"- siquiera las formas más elementales de derecho. Es verdad que
perar sus dificultades. P"ro ta-Lién estos recursos fracasaron. la idea de regla no es en modo alguno simple: hemos visto ya
[-lno de ellos, la noción.i:
grd"l tácira, pareció no rener aplica- en el capítulo III que, para hacer justicia a Ia complejidad de
c]ón Ias complejas realidades de un ,iri"-, jurídico Lrn sistema jurídico, es necesario distinguir entre dos tipos dife-
1 ,nodl_o,
sino únicamente a situaciones mucho más simples, rentes, aunque relacionados, de reglas. Según las reglas de uno
tales .o_o tu
il" i" ,general que deliberadamenre se abstien'e ¿" ir,r"ri".i. "n
Jes orden€s dadas por sus subordinados.
de los tipos, que bien puede ser considerado el tipo básico o pri-
Otros artificios, tales lnario, se prescribe gue los seres humanos hagan u omitan ciertas
conro el de tratar a las reglas que confieren acciones, lo quieran o no. Las reglas del otro tipo dependen, en
potestades .oio rn"-
«ls fragmentos de reglas (ue irnpor"n deberes, cierto sentido, de las del primero, o son secrrndarias en relacíón
o ,1" *"t"r-r-,o-
das ]as reglas como dlrigidas únicamente a los funciorr"rior, con ellas. Porque las reglas del segundo tipo establecen que los
d"r-
frguran las maneras seres humanos pueden, haciendo o diciendo ciertas cosas, intro-
".,
y se las usa efectiva^"ni"
!r" se alude a esas reglas, se las ao.r.ib.,
en Ia vida social. Érro'r,o t1".,. *f* ducir nuevas reglas del tipo primario, extinguir o modificar reglas
res títulos-para .btener nuestro asentimiento anteriores, o determinar de diversas maneras el efecto de ellas, o
que la
gi las reglas.de un juego son .,realmer,r"l, di.".rirur-p"ru
"rrir-¿" controlar su actuación. Las reglas del primer tipo impr»en debe-
:,r:arDrtro. tr artiricir¡- para reconciliar
er el carácter auto-obligatorio res; las del segundo tipo confieren potestades, públicas o privadas.
de la legislación con Ia teoría de que ,,.," I"f ; Las reglas del primer tipo se refieren a acciones que implican mo-
"r d.d.
a otros, fue considerar a los legiiladores, c,,ando ";;;,? vimiento o cambios físicos; las del segundo tipo prevén actos que
capacidad oficial, como ufia persona que ordena ".rú", "rr-r,
u ou,or,-":orr" conducen no simplemente a movimiento o cambio físico, sino a
quienes se incluye a los propiás legislajores en su capacidad
pri_ Ia creación o modificación de deberes u obligaciones.
vada. Este recurso r? i*p"cuüi", obligu u .o.npi",,,.nru.'lu
".r no contiene,
c,o, algo,gue ella Hemos ofrecido ya algún análisis preliminar de lo que va
1"^?l*
lu.,ofió, d" ,nu regla que
de,ttnre Io que h,r), implicado en la afirmación de que en un determinado grupo so
9.r"-hacer para legislar. porque só]o"conftr_
mándose con tal rcgla los legisradorei rienen una cial existen reglas de estos dos tipos, y en este capítulo no sólo
capacidad ofi-
ciel y una personalidad separada, que pue«Je distinguirse l]evaremos ese análisis un poco más adelante sino que defende-
de la remos la tesis general de que en la combinación de estos dos ti-
que poseen en cuanto individuos particulares,
pos de reglas se encuentra lo que Austin, erróneamente, creía

-100- -l0l-
l,rlx'rl¡¿¡ll,rclo cn la noción de órdenes coercitivas, a saber, 'ra
.Lrvc tlc la ciencia de la jurisprudencia". No pretend"r"rn*,'"i"r- neral. La obligación jurídica consiste en esü¡ situación a escala
t.lmente, que siempre que se usa 'ton propiedad,, Ia palabra ,de- mayor; A. tienL que ser el soberano, habitualmente obedecido,
recho" ha de hallarse esta combinación de reglas priirarias y se- y las órdenes tienen que ser generales, prescribiendo cursos de
crrndarias: porque resulta claro que los muy-variidos casos' res. tonducta y no acciones aisladas. La plausibilidad de -pr9t9lder
pecto de los cuales se usa Ia palábra "derecho" no están unidos que la situación del asaltante despliega el significado de "obliga-
enrre sí por tal,nifoimidad simple, sino por relaciones menos di- ción", consíste en el hecho de gue, ciertamente, es una situación
rcctas, a menudo por relaciones de analogía, de forrna o de con_ en la que diríamos gue B., si obedeció, "se vio obligado" a ello.
tenido, con un caso central. Lo que trJ"r"*o, de mostrar, en Sin embargo, es igualmente cierto gue no describiríamos adecua-
éste y en los capítulos- suhsiguienies, es que la mayor partá de damente la situación si dijéramos, en base a estos hechos, que B.
Ias características del derecho gue se han presentadá córo más "tenía la obligación" o el "deber" de entregar el dinero. Así, des-
«lesconcertante^s y que han p_rovocado, y hecÉo fracasar, ra búsque. de el comienzo, resulta claro que necesitamos algo más Para com-
da de una definición, pu"á"n ser claiificadas mejor si entende- prender la idea de obligación. Hay una diferencia, todavía no
esjos dos tipos de reglas y la acción recíproca enrre ellos. ixplicada, entre la aserción de que alguien se tio obligado- a ha'
Tro:, cei algo, y la aserción de que teníala obligación de_hacerlo. Lo
Atribuimos a esta unión dé elementos un lugar'central en razón
rie su poder explicativo para elucidar los conceptos que consti- primeio es, a menudo, una afirmación acerca de las creencias
t,yen la_estructura del pensamiento jurídi"o. L" justificacidn y motivos que acompañan a una acción: decir que B. se vio
del uso_ de Ia palabra "dérecho" para ,rr, obligado a entregar el dinero puede significar simplemente, co-
aparentemente
""-po q'rre puede ser
heterogéneo de- casos es una cuestión secundaria, -o ó.rr.r" en el óaso del asaltante, que él creyó que si no lo hacía
abordada cuando se han aprehendido los elementor'""rit .l"r. sufriría algún daño u otras consecuencias desagradables, y en-
tregó el dinero para evitar dichas consecuencias. En tales casos
2, LA IDEA DE OBLIGACION la perspectiva dá lo que podría sucederle al agente si desobedece,
lr"ce qre algo que en otras circunstancias hubiera preferido hacer
Se recordará que Ia teoría del derecho como órdenes coer- (consérvar él di.rero) resulte una acción menos preferible.
citivas, a pesar
{e s-us errores, partía de la apreciación perfecta- Dos elementos adicionales complican ligeramente la elucida-
mente correcta del hecho de que donde hay normas juridicas Ia
conducta humana se hace en ilgún sentidó no optativa, u obri- ción de la idea de verse obligado a hacer algo. Parece claro que
gatoria. Al elegir este punto de partida, la teoría
no pensaríamos que B. se vió obligado a entregar el dinero si el
bien ins- da¡o con qr" sé lo amenazó hubiera sido, de acuerdo con- la
pirada, constrtrir una n,reva explicación del "lrt"b"
derecho en ér-
-y _al
minos de Ia interacción de reglas primarias y secundarias, nosotros apreciación comhn, un daño trivial en comParación con- las des-
también pa-rriremos de Ia miima idea. Sin'embargo, es aqul, en vlntajas o consecuencias serias, para B. o Para otros, de acatar
este crucial-primer__paso, donde tenemos más qu-e aprenáer de las óidenes. Tal sería el caso, por ejemplo, si A. simplemente
Ios errores dé aquella reoría. hubiera amenazado a B. con pellizcarlo. Tampoco diríamos, qui-
Recordemos la situación del asaltante. A. ordena a B. en- zás, gue B. se vio obligado, si no había fundamentos razonables
tregarle el dinero y lo amenaza con disparar sobre él si no crrm- pum p".rt"t que A. llevaría a la práctica su amenaza de causarle
pl". De acuerdo con Ia teorla de IaJ órdenes coercitivas esta un daño relativamente serio. Sin embargo, aunque en esta no-
situación ejemplifica el concepro de obligación o deber en ge. ción van implícitas tales referencias a la apreciación comú¡r- de
un daño coáparativo y de un cálculo razonable de probabilida'i,
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aceptado, en efecto, como la única altemativa frente a las con-
el enunciado de gue una persona se vio obligada a obedecer a cepciones metafísicas de la obligación y el deber en tanto que
otra es, en Io principal, un enunciado psicológico que se ¡efiere objetos invisibles gue existen misteriosamente "por encima" o
a_ las creencias y motivos que acompañáron a una acción. pero
"por detrás" del mundo de los hechos ordinarios y observables-
el enunciado de que alguien tenialá obligación de hacer algo es
Pero hay muchas razones para rechazar esta interPretación de los
de un tipo muy üferente y hay numerosoi signos de esa difáren-
enunciados de obligación como predicciones, y ella no es real-
cia. Así, no sólo ocurre que los hechos ,ceria de la acción de
mente la única alternativa frente a una metafísica oscura.
8...y. sus creencias y motivos, en el caso del asaltante, aunque
suficientes para sustenrar Ia afirmación de que B. se vio obligádo La objeción fundamental es que la interPretación predicti-
a en_tregar su cartera, no son suficientes para sustentar el enun- va oscurece el hecho de gue, cuando existen reglas, las desvia-
ciones respecto de ellas no son simples fundamentos para la pre-
9, i" gue tenía la obligación de hacerlo Ocune también que dicción de que sobrevendrán reacciones hostiles o de que un
hechos de este tipo, es decir, hechos acerca de creencia, y **
tívos, no son necesarios para,la verdad de un enunciado que afir- tribunal aplicará sanciones a quienes las transgreden; tales des-
ma que-una persona tenía la obligación de hacer algo.-Así, el viaciones son también una razón o justificación para dichas reac-
enunciado de 9J9 una persona tenía la obligación, pár ejemplo, ciones y sanciones. En el capítulo IV ya hicimos notat esta in-
de decir la verdad o de presentarse a cumplir el seriicio *ilil"r, diferencia hacia el aspecto interno de las reglas; en el presente
sigue siendo verdadero aunque esa perso.ra creyera (razonable- capítulo nos ocuparemos más en detalle de ello.
mente o no) que n-unca sería descubierto y que nada tenía que Hay, empero, una segunda objeción, más simple, a la in-
teme,r a causa de Ia desobediencia. Además, miénfias que el terpretación predictiva de la obligación. Si fuera verdad que el
ciado de que alguien tenía esa obligación es total-"rrte".rrrrr-
inde-
enunciado de que una persona tenía una obligación significa que
pendiente del problema de si efectivamente se presentó o no al era probable que él sufriera un castigo en caso de desobediencia,
servicio militar, el enunciado de que alguien se vio obrigado a seríi una coniradicción decir que dicha persona tenía una obli-
hacer algo lleva normalmenre Ia implici'ción de gu" ,"ri*"rr" gación, por ejemplo, la de presentarse a cumplir el servicio mi-
lo hizo. litar, pero que debido al hecho de que consiguió huir de la ju-
risciicción, o pudo sobornar a la policía o al tribunal, no existe
AlgyT teóricos, e¡tre ellos Austin, advirtiendo quizás la Ia mínima probabilidad de que sea aprehendido o de que se le
general irrelevancia de Ias creencias, temores y motivós de una aplique un castigo. En realidad no hay contradicción en decir
persona ,r-espec_to de la cuestión de si ella tenía obligación de ha-
esto, y tales enunciados son frecuentemente formulados y com-
cer algo, han definido esra noción no en términos dé esos hechos
prendidos.
subjetivos, sino en términos de la pobabilidad o riesgo de que
-sufra Es verdad, por supuesto, 9ug en un sistema jurídico normal
Ia persona que tiene Ia obligación un castigo ñr, ,,-al,'
a manos de ot¡os en caso de desobeüencia. Esto, en efecto, es en el que se sanciona una elevada proporción de transgresiones,
tratar a Ios enunciados de obligación no como enunciados peice rin transgresor corre usualmente el riesgo de sufrir el castigo;
-así
Iógcos, sino como prediccionei o cálculos del riesgo de rtcibir por 1o cómún,el enunciado de que una Persona tiene una obli-
un castigo o sufrir un "mal". A muchos teó¡icos posteriores esto gación y el enunciado de gue es probable gue se lo castigue a
tres ha parecido una revelación, que trae a la tiena una noción
iarrsa de la desobediencia, serán ambos verdaderos. En verdad,
esquiva y la reformula en los mismos términos claros, rigurosos la conexión entre estos dos enunciados es de . algún modo más
y empíricos que se usan en la ciencia. Algunas veces ña sido fuerte: por lo menos en un sistema nacional bien puede ocurrit

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que, a meno§ güe en general sea probable. que se apliquen las conocimientos que pueden basarse en é1. Dentro de esta clase de
san-ciones a los transgresores, de poco o nada valdría hacer enun-
términos normativos, las palabras "obligación" y "deber" forman
ciados particulares acerca de las obligaciones de una persona. En
una importante subclase, y llevan consigo ciertas implicaciones
este sentido, se puede decir que tales enunciados presuponen la
que por lo común no están presentes en las otras. De aquí que
creencia en el funcionamiento normal continuado del sisterna de
aunque para entender la noción de obligación o deber es cier-
sanciones, del mismo modo que en el fútbol la expresión "saque tamente indispensable captar los elementos que en general dife-
lateral" presupone, aunque no afirma, que los jugadores, el árbi- ¡encian las rdas sociales de los meros hábitos, ello no es de por
tro y el linesttan probablemente tomarán las consiguientes me- sí suficiente.
didas. Sin embargo, es crucial para la comprensión de la idea de
obligación advertir que en los casos individuales el enunciado de
El enunciado de que alguien tiene o está sometido a una
obligación, implica sin duda alguna la existencia de una regla;
que una persona tiene una obligación según cierta regla, y la pre-
sin embargo no siempre es el caso que cuando existen reglas, Ia
dicción de que probablemente habrá de sufrir un castigo u c*sa
conducta requerida por ellas es concebida en términos de ohli-
de la desobediencia, pueden no coincidir.
gación. "El debía" ("he ought to have") y "éltenía la obligación"
Resulta claro que en la situación del asakapre no hay obli- ("he had an obligation to") no son siempre expresiones intercam-
gación, aunque la idea más simple de verse obligado a'hacer tiables, aún cuando ambas coinciden en comportar une referencia
algo puede bie¡ ser definida según los elemenros illí preserrtes. implícita a pautas o criterios de conducta existentes, o son usadas
-necesario
Pa.a comprender la idea general de obligación como para extraer conclusiones, en casos particulares, a partir de una
preliminar para comprenderla en su formijurídica, debemos vol- regla general. Las reglas de etiqueta o del habla correcta, son cier-
ver nuestra mirada a una situación social distinta gue, a diferen- tamente reglas: ellas no son meros hábitos convergentes o regu-
cia de la situación del asaltante, incluye la existencia de reglas Iaridades de conducta; se las enseña y se hacen esfuerzos para pre-
sociales; porque esta situación contribuye de dos maneras al iig- servarlas; son usadas para criticar nuestra conCucta y la conducta
nificado del enunciado de que una persona tiene una obligación. ajena mediante el característico vocabulario normativo, "Debes
Primero, Ia existencia de tales reglas, que hacen de ciertos tipos guitarte el sombrero", "Es incorrecto decir 'fuistes"'. Pero usar, en
de comportamiento una pauta o modelo, es el trasfondo normal conexión con reglas de este tipo, las palabras "obligación" o "de-
o el co_ntexto propio, aunque no ex?reso, de tal enunciado; y, en ber", serla engañoso o equívoco y no simplemente anómalo desde
segundo lugar, la función distintiva de este último es aplicar tal un punto de vista estilístico. Describiría en forma inadecuada
regla general a una persona particular, destacando el hecho de una situación social, porque aunque la línea gue separa las re'
que su caso queda comprendido por ella. Hemos visto ya en el glas de obligación de otras reglas es, en ciertos puntos, una línea
capítulo IV que en la existencia de reglas sociales está de'por me-
vaga, sin embargo la raz6n principal de la distinción es bastante
dio una combinación de conducta regular con una actitud distin- clara.
tiva hacia esa conducta en cuanto pauta o modelo de comporta-
Se dice y se píensa que una regla impone obligaciones cuan-
rniento. Hemos visto también las principales formas en que aqué-
do Ia exigencia general en favor de la conformidad es insistente, y
llas difieren de los meros hábitos sociales, y cómo el variado vo-
la presión social ejercida sobre quienes se desvían o amenazan con
c¿bulario normativo, ("deber", "tener gue", etc.), se usa para des-
hacerlo es grande. Tales reglas pueden ser de origen pura-
tacar o poner de manifiesto la pauta o modelo y las desviaciones
respecto del mismo, y para formular las exigencias, críticas o re-
mente consuetudinario: puede no haber un sistema central-
mente organizado de castigos frente a la transgresión de ellas;

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la presión social puede únicamente asumir la forma de una reac- hacer quien desempeña un papel o función distintivos dentro del
ción crítica u hostil generalmente difundida que no llega a las grlrpo social, son concebidas en términos de "obligación" o qui-
sanciones físicas. Ella puede limitarse a manifestaciones verbales iár, con más frecuencia, de "deber". En segundo lugar, se reco-
de desaprobación o a invocaciones al respeto de los individuos noce generalmente que la conducta exigida Por estas reglas, aun-
hacia la regla violada; puede depender en gran medida de sen- qr" séa beneficiosa para otros, puede hallarse en conflicto con
timíentos tales como vergüenza, remordimiento y culpa. Cuando lo que la persona que tiene el deber desea hacer. De aquí qtre se
Ia presión es del tipo mencionado en último término, podemos piensa qré l.s obligaciones y deberes característicamente implican
sentimos inclinados a clasificar las reglas como parte de la mo- iacrificio o renuncia, y la constante posibilidad de conflicto entre
ral del grupo social, y la obligación impuesta por ellas como obli' la obligación o deber y el interés es, en todas las sociedades, uno
gación moral. A Ia inversa, cuando entre las formas de presión las <ie los lugares comunes del jurista y del moralista.
sanciones físicas ocupan un lugar prominente o son usuales, aun- La imagen de una ligazón que ata a la persona obligada,
gue no estén definidas con precisión ni sean administradas Por irnagen que la palabra "obligación" lleva en sí, y la noción similar
funcionarios, sino que su aplicación queda librada a la comuni- de una deuda, latente en la palabra deber, son explicables en tér-
dad en general, estaremos inclinados a clasificar las reglas como lninos de estos tres factores, que distinguen las reglas de obligación
una forma rudimentaria o primitiva de derecho. Podemos, por o deber de otras reglas. En esta imagen que persigue a buena
supuesto, halla¡ ambos tipos de presión social seria tras lo que es, parte del pensamiento jurídico, la presión social aparece como
en un sentido obvio, la misma regla de conducta. A veces esto una cadena que sujeta a aquellos que tienen obligaciones para
puede ocurrir sin que haya indicación alguna de que una de ellas que no puedan hacer lo que quieren. El otro exttemo de la ca-
es peculiarmente apropiada para ser la forma de presión pri- dena está a veces en manos del grupo o de sus rePresentantes
maria, y la otra la secundaria; en tales casos la cuestión de si se oficiales, que reclaman el cumplimiento o aplican la pena; a veces
trata de una regla moral o de una regla jurídica rudimentaria es confiado por el grupo a un particular, que puede oPtar entre
puede no ser susceptible de respuesta. Pero por el momento Ia exigir o no el cumplimiento, o su valor equivalente. La primera
posibilidad de trazx la línea entre el derecho y la moral no debe situación tipifica los deberes u obligaciones del derecho penal;
detenernos. Lo que vale la pena destacar es que la insistencia en la segunda, los del derecho civil, donde concebimos a los particu-
Ia importancia o seried.ad de la presión social que se encuentra tras lares como titulares de derechos correlativos a las obligaciones.
Lrs reglas es el factor primordial que determinx que ellas sean con-
Aunque estas imágenes o metáforas sean naturales Y, guizás,
cebidas como dando origen a obligaciones. esclarecedoras, no debemos permitir gue se adueñen de nosotros,
Otras dos características de la obligación van naturalmente y nos lleven a una concepción equívoca de la obligación como al-
unidas a esta característica primaria. Las reglas sustentadas por go que consiste esencialmente en algún sentimiento de presión
esta presión social seria son reputadas impoÍantes porque se las o compulsión, experimentado por los obligados. El hecho de que
cree necesarias para la preservacién de la vida social o de algún Ias reglas que las imponen están por lo general sustentadas Por una
aspecto de ella al que se atribuye gran valor. Es típico que reglas presión social seria, no implica que estar sometido a una obligl
tan obviamente esenciales como las que restringen el libre uso de ción establecida por esas reglas es experimentar sentimientos de
la fuer¿a sean concebidas en términos de obligación. Así tambiér¡ compulsión o de presión. De aquí que no es contradictorio decir
las reglas gue reclaman honestidad o veracidad, o que exigen que que un cuentero empedernido tenía obligación de pagar el al-
cumplamos con nuestras promesas, o que especifican qué ha de quiler, pero no se sintió urgido a ello cuando se escapó sin ha-

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Ias acepta, o como un miembro del grupo que las acepta y que
etlo. Sentirse obligado y tener una obligación son cosas dife-
las usa como guías de conducta. Podemos llamar a estos puntos
rentes, aunque con frecuencia concomitantes. Confundirlas se-
de vista, el "punto de vista externo" y el "intemo", respectiva-
ría una manera de desinterpretar, en términos de sentimientos
mente. Los enunciados hechos desde el punto de vista externo
psicológicos, el importante aspecto intemo de las reglas que des-
pueden, a su vez, ser de tipos diferentes. Porque el ob,servador
tacamos en el capítulo III.
puede, sin aceptar él mismo las reglas, afirmar que el grupo las
Este aspecto interno de las reglas es, en verdad, algo a lo que
acepta, y referirse así, desde afuera, a Ia manera en que ellos ven
tenemos que referirnos otra vez, antes de techazar, en forma fi-
las reglas desde el punto de vista interno. Pero cualesquiera
nal, Ias pretensiones de la teoría predictiva. Porque un sostene-
sean las reglas, sean ellas de juegos, como las del ajedrez o del
dor de esta teoría bien puede preguntamos por qué, si la presión
social es una caracüerística tan importante de las reglas que impo-
fútbol, o reglas jurídicas o morales, podemos, si lo preferimos,
ocupar la posición de un obsewador que ni siguiera se refiere de
nen obligaciones, estamos tan interesados en destacar las insufi-
esa manerá al punto de vista interno del grupo. Tal observador
ciencias de Ia teoría predictiva, que asigna a esa misma carac-
se satisface simplemente con registrar las regularidades de con-
terística un papel central, al definir la obligación en términos
tlucta observables en que parcialmente consiste Ia conformidad
de la probabilidad de que el castigo amenazado, o Iá reacción
con las reglas, y aquellas regularidades adicionales, en la forma de
hostil, subsigan a la desviación respecto de ciertas líneas de con-
reacción hostil, reprobaciones, o castigos, gue enfrentan a las
ducta. Puede parecer pequeña la diferencia que existe entre el
desviaciones. Después de un tiempo el observador externo pue-
análisis de un enunciado de obligación como Ia profecía, o el
de, sobre la base de las regularidades observadas, correlacionar
cálculo de probabilidad, de una reacción hostil frente a la con-
Ia desviación con Ia reacción hostil y predecir con un aceptable
ducta inegular, y nuestra tesis de que si bien ese enunciado pre.
grado de acierto, calculando las probabilidades, que una desvia-
supone un'trasfondo en el que las conductas irregulares enfren-
ción de Ia conducta normal del grupo dará lugar a la reacción
tan generalmente reacciones hostiles, su uso característico, sin
hostil o al castigo. Tal conocimiento no sólo puede revelar mucho
embargo, no es predecir esto, sino expresar que el caso de una
acerca del grupo, sino que puede capacitar al espectador para vi-
persona cae bajo tal regla. De hecho, sin embargo, esta diferen-
cia no es pequeña. Por cierto que mientras no se capte su impor-
vir en él libre de las consecuencias desagradables que aguarda-
rían a quien intentara vivir en el grupo sin poseer tal conoci-
tancia no podremos entender adecuadamente todo el distintivo
miento.
estilo de pensamiento, discurso y acción humanos que va involu-
Sin embargo, si el observador se atiene realmente en forma
crado en la exis.tencia de reglas y gue constituve Ia estructura nor-
rlqida a este punto de vista extremo y no da ninguna explicación
mativa de la sociedad.
de la manera en que los miembros del grupo que aceptan Ias re-
El siguiente contraste, que se formula también en términos
del aspecto "intemo" y "externo" de las reglas, puede sewir p- glas contemplan su propia conducta regular, su descripción de la
ra destacar lo que da a esta distinción su enorne importancia pa-
vida de éstos no podrá ser, en modo alguno, una descripción en
términos de reglas ni, por lo tanto, en términos de las nociones
ra comprender no sólo el derecho, sino Ia estructura de cualquier
de obligación o deber que son dependientes de Ia noción de re-
sociedad. Cuando un grupo social tiene cie¡tas reglas de con-
gla. En lugar de ello, su descripción será en términos de regulari-
ducta, este hecho abre la posibilidad de tipos de ase¡ción estre.
dades de conducta observables, predicciones, probabilidades y sig-
chamente relacionados entre sf, aunque diferentes; porque es
nos. Para tal observador, las desviaciones de un miembro del
posible ocuparse de las reglas como un mero observador gue no

- ilo- -lll-
grupo respecto de la conducta normal serán un signo de gue vida social, como fundamento para reclamaciones, demandas, re-
probablemente sobrevendrá una reacción hostil, y nada más. Su conocimientos, críticas o castigos, esto es, en tdas las transaccio-
visión del problema será como la de aquel que hab'iendo obser- nes familiares de la vida conforme a reglas. Para ellos la violación
vado durante algún tiempo el funcionamiento de una señal de de una regla no es simplemente una base para Ia predicción de
tnánsito en una calle de movimiento intenso, se limita a decir que sobrevendrá cierta reacción hostil, sino una razón paru esa
gue cuando se enciende la luz roja hay una alta probabilidad de hostilidad.
que el tránsito se detenga. El ve en Ia señal luminosa un simple Es probable que Ia vida de cualquier sociedad que se guía
signo natural d.e que la gente se comportará de cierta manera, tal por reglas, jurídicas o no, consiste, en cualquier momento dado,
como Ias nubes son un signo de que lloveú. De esa manera nues- en una tensión entre quienes, por una parte, aceptan las reglas
tro observador no verá toda una dimensión de la vida social de y voluntariamente cooperan en su mantenimiento, y ven por ello
aquellos a quienes observa, ya que para éstos la luz roja no es un -su conducta, y la de otras personas, en términos de las reglas, y
mero signo de que los otros se detendrán: los miembros del gru- quienes, por otra parte, rechazan las reglas y las consideran úni-
po ven en la luz roja una señal para que ellos se detengan, /, por cámente desde el punto cle vista externo, como signos de un po-
ello, una raz6n paru detenerse de conformidad con las reglas que sible castigo. Una de las dificultades que enfrenta cualquier teoría
hacen que el detenerse cuando se enciende la luz roja sea una jurídica ansiosa de hacer justicia a la complejidad de los hechos,
pauta o criterio de conducta y una obligación. Mencionar esto es es tener en cuenta la presencia de ambos puntos de vista y no de-
introducir en la explicación Ia manera en que el grupo contempla cretar, por vía de definición, que uno de ellos no existe. Quizás
su propia conducta. Es referirse al aspecto interno de las reglas, todas nuestras críticas a la teoría predictiva de la obligación pue'
vistas desde el punto de vista intemo. den ser resumidas de la mejor manera, diciendo que ella hrce
El punto de vista externo puede reproducir muy aproxima- precisamente eso con el aspecto interno de las reglas obligatorias.
damente la manera en que las reglas funcionan en la vida de
ciertos miembroe del grupo, a saber, aquellos que rechazan sus
3. LOS ELEMENTOS DEL DERECHO
reglas y únicamente se interesan en ellas porque piensan que la
violación desencadenará, probablemente, consecuencias desagra- Es posible, por supuesto, imaginar una sociedad sin una le-
dables. Su punto de vista tiene que expresarse diciendo: "Me vi gislatura, tribunales o funcionarios de ningún tipo. Hav, cierta'
obligado a hacerlo", "Es probable gue me sancionen si....", "Pro- mente, muchos estudios de comunidades primitivas en los que no
bablemente Ud. será penado si...", "EIIos le harán esto si...". Pe- sólo se sostiene que esa posibilidad se ha realizado, sino que se
ro no necesita formas de expresión como "tenía Ia obligación" describe en detalle la vida de una sociedad donde el único meclio
o "[.Jd. tiene Ia obligación", porque el]as son únicamente exigidas de control social es aquella actitud general del grupo hacia sus
¡rcr quienes ven su conducta y la de otras personas desde el pun- pautas o criterios de comportamiento, en términos de los cuales
to de vista intemo. Lo que no puede reproducir el punto de vista hemos caracterizado las reglas de obligación. [.Jna estructura so'
extemo, que se limita a las regularidades obaervables de conduc- cial de este tipo es designada a menudo como una estructura
ta, es la manera en gue Ias reglas funcionan como tales en la social basada en la "costumbre"; p"oo no usaremos esta Palabra,
vida de quienes norrnalmente constituyen la mayoría de la socie- porque con frecuencia sugiere que las reglas consuet rdinarias
dad. Estos son los funcionarios, abogados, o pafticulares que las io., *rry antiguas y están apoyadas en una presión social menor
usan, en situación tras situación, como guías para conducir Ia que la que sustenta a otras reglas. Para evitar estas implicacio'

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nes nos referiremos a tal estructura social como una estn¡ctura na marca común identificatoria, excepto, por supuesto, que ellas
de reglas primarias de obligación. Para que una sociedad pueda son las reglas que un grupo particular de seres humanos acepta.
vivir únicamente con tales reglas primarias, hay ciertas conCicio' A este respecto se parecerán a nuestras reglas de etiqueta. Por
nes que, concediendo algunas pocas verdades trilladas relativas a ellq si surgen dudas sobre cuáles son las reglas, o sob,re el alcan-
]a naturaleza humana y al mundo en gue vivimos, tienen que ce preciso de una regla determinada, no habrá precedimiento al-
estar claramente satisfechas. La primera de estas condiciones es guno para solucionar esas dudas, ya sea mediante referencia a un
clue las reglas tienen que rcstringir, de alguna maner3, el libre uso texto con autoridad o a la opinión de un funcionario cuyas decla-
de la violencia, el robo y el engaño, en cuanto acciones gue los raciones sobre el punto estén revestidas de ella. Porque, obtia-
seres humanos se sienten tentados a tealizat, pero que tienen, en mente, tal procedimiento y el reconocimiento del texto o personas
general, que reprimi, paru poder coexistir en proximidad cer- con autoridad, implican la existencia de reglas de un tipo diferente
cana los unos con los otros. De hecho tales reglas siempre apa- a las de obligación o deber que, ex hipotkesi, son todas las re-
recen en las sociedades primitivas que conocemos, junto corl una glas que el grupo tiene. Podemos llamar a este defecto de la es'
variedad de otras reglas que imponen a los individuos deberes po' tructura social simple de reglas primarias, st falta de ce.rteza.
sitivos diversos, como cumplir ciertos servicios o hacer contribu- Un segundo defecto es el carácter estático de las reglas. El
ciones a la vida común. En segundo lugar, aunque tal sociedad único modo de cambio de éstas conocido por tal sociedad será el
puede exhibir la tensión, ya descripta, entre los que aceptan las lento proceso de crecimiento, medir.,t" ál cual líneas o cursos
reglas, y los que las rechazan excepto cuando el miedo de la pre' de conducta concebidos una vez como optativos, se transforman
sión social los induce a conformarse con ellas, es obvio que el primero en habituales o usuales, y luego en obligatoricx; y el in-
último grupo no puede ser más que una minoría, para que pueda verso proceso de declinación, cuando las desviaciones, tratldas al
sobrevivir una sociedad de personas que tienen aproximadamen- principio con severidad, son luego toleradas y más titrde pasan
te Ia misma tuerza física, organizada con tan poca cohesión. Por- inadvertidas. En tal sociedad no habrá manera de adaptar deli-
que de otra manera, guienes rechazan las reglas encontrarían muy beradamente las reglas a las circunstancias cambiantes, eliminan-
poca presión social que temer. Esto también está confirmado por do las antiguas o introduciendo nuevas; porque, también aquí, la
lo que sabemos de las comunidades primitivas en las que, aunque posibilidad de hacer esto presupone Ia existencia de reglas de un
hay disidentes y malhechores, la mayoría vive de acuerdo con las tipo diferente a las reglas primarias de obligación, que son las
reglas vistas desde el punto de vista interno. únicas que rigen la vida de esta sociedad. En un caso extremo las
Más importante para nuestro propósito actual es la conside reglas pueden ser estáticas en un sentido más drástico. Aunque
¡ación siguiente. Es obvio que sólo una pequeña comunldad estre- esto quizás no ha ocurrido en forma total en ninguna comuni-
chamente unida por lazos de parentesco, sentimiento común, y dad, merece ser considerado porque el remedio para ello es al-
creencias, y ubicada en un ambiente o circunstancia estable, pue- go muy caracterísrico del derecho. En este caso extremo no sólo
de vivir con buen resultado según tal régimen de reglas no ofi- ¡o habrí-a mane,ra dc cambiar deliberadamente las reglas genera-
ciales. En cualesquiera otras condiciones una forma tan simple de Ies, sino que las obligaciones que ellas imponen en los casos par-
cpntrol social resultará defectuosa, I reque.rirá diversas formas ticulares no podrían ser variadas o modificadas por la elección de-
de complementación. En primer lugar, las reglas que el grupo liberada de ningún individuo. Todo individuo tendría simple-
observa no formarán un sistema, sino que serán simplemente un mente obligaciones o deberes fijos de hacer algo o de abstenerse
conjunto de pautas o criterios de conducta separados, sin ningu- de hacerlo. Es cierto que a menudo podría ocurrir que otros se

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beneficiaran con el cumplimiento de esas obligaciones; Pero si dnrias que son de un tipo diferente. La introducción del ¡eme-
sólo hay reglas primarias de obligación, los últimos no tendrían dio pará cada.defecto podrla, en sl, ser considerada un paso desde
Ia poteitad de liberar del cumplimiento 1 los obligados, ni Ia de el mundo prejurldico al mundo jurídico; pues cada remedio trae
t¡aisferir a terceros los beneficios que de tal cumplimiento de- consigo muchos elementos que caracterizan al derecho: cierta-
rivarían. Porque tales actos de liberación o de transferencia crean mente los tres remedios en conjunto son suficientes Para conver-
cambios en las posiciones iniciales de los individuos, determina' tir el régimen de reglas primarias en algo que es indiscutiblemen'
das por las reglas primarias de obligación, y Para que esos acto§ te un sistema jurídico. Consideraremos uno a uno estos remedios
sean posibles tiene que haber reglas de un tipo diferente al de y mostraremos por qué el derecho puede ser caracterizado en la
éstas. forma más esclarecedora como una unión dé reglas primarias de
obligación con esas reglas secundarias. Antes de hacer esto, sin
El tercer defecto de esta forma simple de vida comunitaria,
es Ia ineficiencia de la difusa presión social ejercida para hacer embargo, debemos subrayar los siguientes püntos generales. Si
cumplír las reglas. Siempre habrá discusiones sobrg si una regla bien Ios remedios consisten en la introducción de reglas que Por
cierto son distintas entre sí, como lo son de las reglas primarias
admitida ha sido o no violada y, salvo en las sociedades más pe-
clueñas, tales disputas continuarán indefinidamente si no existe
que complementan, ellas tienen importantes características en co-
un órgano especíál con facultades para determinar en forrna defi- mún y están conectadas de diversas maneras. Se puede decir que
ellas se encuentran en un nivel distinto que las reglas primarias
nitiva, y con autoridad, el hecho de la violación. La ausencia de
tales determinaciones definitivas dotadas de autoridad no debe porque so¡ acerca de éstas; en otros términos, mientras las reglas
ser confundida con otra debilidad asociada a ella. Me refiero al primarias se ocupan de las acciones que Ios individuos deben o
hecho de que los castigos por la violación de las reglas, y otras no hacer, estas reglas secundarias se ocupan de las reglas prima-
formas de presión social gue implican esfuerzo físico o el uso ¡ias. Ellas especifican Ia manera en que las r.eglas primarias pue-
de la fuerza, no son administrados Por un órgano especial, sino
den ser verificadas en forma concluyente, introducidas, elimina-
das, modificadas, y su violación determinada de manera incon-
que su aplicación está librada a los individuos afectados o al gru-
t r-.onjunto. Es obvio que la pérdida de tiempo que signifi- trove¡tible.
po
".,
can los esfuerzos del grupo no organizado para aPresar y casti- La forma mas simple de remedío para la falw de certeTs
gar a los transgresores, y las encamizadas vendettas-que pueden
del régimen de reglas primarias, es la introducción de lo que lla-
maremos una "regla de reconocimiento" ("rulz. of recognition").
iesultar de la justicia por mano propia en ausencia de un mono-
polio oficial de "sanciones", pueden ser inconvenientes serios. Esta especificará alguna característica o caracterlsticas cuya Po-
sesión por una regla sugerida es conside¡ada como üna indicación
La historia del derecho sugiere fuertemente, sin embargo, que la
afirmativa indiscutible de que se trata de una regla del gruPc.
falta de órganos oficiales para determinar con autoridad el he-
que ha de ser sustentada por la presión social que éste ejerce.
cho de la violación de las reglas es un defecto mucho más serio;
porque muchas sociedades procuran remedios Para este defecto La existencia de tal regla de reconocímiento puede asumir una
enoüne variedad de formas, simples o complejas. Como ocurre
mucho antes que para el otro.
en el derecfio primtivo de muchas sociedades, ella puede consistir
El remedio para cada uno de estos tres defectos principales simplemente en que en un documento escrito o en algún monu-
de esta forma más simple de estructura social, consiste en com' mento público hay una lista o texto de las reglas, dotado de au-
plementar las reglas primafias de obligación con rcglas sec*n- toridad. No hay duda de que como cuestión histórica este paso

-116- *tr7 *
primarias, consiste en la introducción de Io que llamaremos "reglas
del nundo prejurídico al jurídico puede ser cumplido en etapas de cambio". La forma más simple de tal regh es aquella que fa-
distinguible¡ lá pri*era de las cuales es la mera reducción a es- cnlta a un individuo o cuerpo de personas a introducir nuevas re-
criturí de las regias hasta ese momento no escritas. Este no es en glas primarias para la conducción de la vida del grupo, o de algu-
sí el paso crucii, aunque es muy importante' Lo que es crucial na clase de hombres que forman parte de é1, y a dejar sin efecto
es el ieco.ro"imiento dá la referencia a la escritura o inscripción las reglas anteriores. Como hemos sostenido ya en el Capítulo IV,
como rel\estida de. autotidad, es decir. como la Íorma 1'toyra de es en términos de tal regla, y no en términos de las órdenes res-
resolver las dudas acerca de la existencia de la regla. Donde hay paldadas por amenazas, gue han de ser entendidas las ideas de
ese reconocimiento hay una forma muy simple de ryg!-a secun- creación y derogación de normas jurídicas por vía legislativa. Ta-
daria: una regla para ia identificación incontrovertible de las re- les reglas de cambio pueden ser muy simples o muy complejas;
glas primarias de obligación. las potestades conferidas pueden ser ilimitadas o limitadas de di-
En un sistema jurídico desarrollado las reglas -de reconoci- versas maneras; y las reglas, además de especificar las personás
miento son, por ,.rp,r"rto, más complejas; en lugar de identificar que han de legislar, pueden definir en forma más o menos rígida
l:s reglas e*clrrriu.,r"nte Por referéncia. a un texto o lista, ellas el procedimiento a ser seguido en la legislación. Obviamente ha-
Io hac?., por referencia a aiguna característica general poseída por brá una conexión muy estrecha entre las reglas de cambio y las de
las reglas primarias. Esta puede^ ser el hecho de haber sido reconocimiento: porque donde existen las primeras, las úldmas
sar,cioiadas por un cuerPo específico, o su larga vigencia con' n"ecesariamente incorporarán una referencia a la legislación co
suetudinaria, o su r"lació., con las decisiones judiciales. Ade- mo característica identificatoria de las reglas, aunque no es menes-
más, cuando más de una de tales características gelerales son ter que mencionen todos los detalles del procedimiento legislati
consideradas co¡no crirerios de identificación, pueden estable- vo. Por lo común las reglas de reconocimiento considerarán que
:erse normas para su posible conflicto estructurándolas en un or- un certificado oficial, o una copia oficial, bastan para acreditar
den de superioridad, .á*o ocurre, por ejemplo, con la usual subor- que se ha cumplido con el procedimiento establecido. Por supues-
riinación á" l" o del precedente a la ley,-que e-s consi- to gue si Ia estructura social es tan simple que la única "fuente
"ortr*bre
derada una "fuente superior" de derecho' Tal compleiidad puede de derecho" es la legislación, la regla de reconocimiento se limi-
hacer que las reglas de reconocimiento en un sistema
jurídico mo' tará a especificar que Ia sanción legislativa es la única marca o se-
.l"rrro prr"r.r, l,ry diferentes de la simple aceptación de un tex- ñal identificatoria, o criterio de validez, de las reglas. Tal sería
to revástido de auioridad. Sin embargo, aún en esta forma más el caso, por ejemplo, en el imaginario reino de Rex I aludido en
simple, tal regla trae consigo muchos distintivos del de- el Capítulo IV: allí la regla de reconocimiento diría simplemente
"l"r.,".rtor
recho. Al pro[orciorar rrr,"'*rr"" o signo con autoridad introduce, que cualquier cosa que Rex I sancione es derecho.
aungue.t f-*. embrionaria, la idea de un sistema jurídico' Por- Ya hemos descripto con algún detalle las reglas gue confieren
q-o" i", reglas no son ya un conjunto-discreto inconexo,
sino que,
potestad a los individuos para variar las posiciones iniciales que
á" ,nu *i.r"r, simplé, están unificadas' Además, en la operación
les asignan las reglas primarias. Sin tales reglas que confieren po
simple de identific* ,n, regla dada como poseedora de Ia carac- testades privadas, la sociedad carecería de algunas de las principales
t".ílti.u exigida de pert"r,eór a una lista-de ¡egla-s " ]1,q": t" facilidades que el derecho Ie acuerda. Porgue los actos que tales
at,buye auáridad, ár"*o, el germen de la idea de validez jurl- reglas hacen posibles son el otorgamiento de testamentos, la cele-
dica.
bración de contratos, y muchas otras estructuras de derechos y de-
El remedio para la cualidad esttitica del régimen de reglas

-il8- -ll9-
vida baio el de' das como dete¡minaciones revestidas de autoridad acerca de cuáles
beres, creadas voluntariamente, que tipifican la son las reglas. Así, la regla que confiere jurisdicción es también
rt'cho, aunque Por suPuesto turnbi'* una forma elemental
"'Ly"t" una regla de reconocimiento que identifica a las reglas primarias
d";ú1.; {r" lo,fi"ten potestad bajo Iá institución moral de l¿ a través de las decisiones de los tribunales, y estas decisiones se
,ro*Jr.. Él p.."r,t"r.o "tit.. estas reÁlas y las reglas de cambio que convierten en una "fuente" de derecho. Es verdad que esta forma
';t,á" y tal como lo
"; ¡rr"io "r, Ia noción de legislaciót'., ": "l?t9, de regla de reconocimiento, inseparable de la forma mínima de ju-
ha mostrado-una teoría tan reciené como la de Kelsen, muchas de
risdicción, será muy imperfecta. A diferencia de un texto con au-
Jas características que nos desconciertan en las instituciones del
los toridad o de un libro de leyes, las sentencias no pueden ser for-
.nnt."to o de la piopiedad resultan clarificadas concibiendo muladas en términos generales y su uso como guías gue señalan
de transferir una propiedad'- como
¿rctos de celebrar rin iontrato, o
crráles son'las reglas, depende de una inferencia de algún modo
el ejercicio por parte de los individuos de potestades legislativas frágil, hecha a partir de decisiones particulares, y el grado de cer-
limitadas. teza gue ella proporciona tiene que fluctuar en función de Ia habi
El tercer complemento del régimen simple de.reglas.
PtiT"- Iidad del inté4prete y de la consistencia de los jueces.
de la presión social ditu-
rias, usado para ,eáediar la insuficiencia Casi es lhnecesario agregar que en pocos sistemas jurídicos
sa que uq.,3l consiste en reglas secundarias que facultan a -,
";"..", las potestadel judiciales eitán limitadas lu d"t"r-inación del
4",ár-irr'ut,.., fotrnu revestida dé autoridad, si en una ocasión hecho de la/violación de las reglas primarias. La mayor parte de
una regla primaria' La forma mínima
fárticular se ha transgredido Ics sistemTs, después de algún ii"*po, han aclvertido'las ventajas
áe adj,rdicación conlste en mles determinaciones-' y llamaremos de una cénualización adicional de la presión social; y han prohi-
secundarias que confieren potestad de hacerlas
"reglas
,1", J"jf", bido parcialmente el uso de castigos físicos o de auto-ayuda violen-
de adju?icación". Además de identificár a los individuos que Pue- ta por Ios particulares. En lugar de ello, han complementado las
,len juzgar, tales reglas definen también el procedimiento.a :"grlit' reglas primarias de obligación mediante reglas secundarias adi-
Al iirrri gue las oñr, ,"gl.s secundarias, éstán en un nivel
dife
cionales que especifican, o por lo menos limitan, los castigos por
de las regias p'i*arias:.aunqtt" p","d,"1 set,refor-
;;;;:;d;o la transgresión de aquéllas, y han conferido a los jueces que ve-
,adrs ,nái.nte reglas que imponen a los iueces el deber
d".lY rjfican el hecho de la violación el poder exclusivo de disponer Ia
ellas no imponen deberes sino que confieren Potestacles ]uns-
1¡ar, ju- aplicación de penas por otros funcionarios. Estas reglas secunda-
á;ccionale, y aiuerdan un status eipecial a las declaraciones das proveen a las sanciones centralizadas oficiales del sistema.
reglas'
diciales relativas a la transgresión áe obligaciones' Estas Si recapitulamos y consideramos la estructura que ha resul-
importan-
como las otras reglas secundarias, definen un gruPo de tado da la combinación de las reglas primarias de obligación con
tes concePtos j.r."ídicol en este caso, los concePtos de juez o tri-
con Ias reglas secundarias de reconocimiento, cambio y adjudicación,
bunal, juilsdiáoón y sentencia' Además de estas semejanzas es obvio gue tenemos aguí, no sólo la médula de un sistema jurí-
tienen cone-
l.. rt..r r"gl"s ,"..rídarias, las reglas de adjudicación «lico, sino una herramienta muy póderosa para el análisis de mu-
xiones íntimas con ellas. É,, u"'áud, un sisteina que tienc
reglas
a una cho de lo que ha desconcertado tanto al jurista como al teórico
áe adjudicación está también necesariamente comPrometido
e imperfecto' Esto es de la política.
resla de reconocimiento de tipo elemental
determi- Los conceptos específicamente jurídicos, que interesan pro-
,ri"oto"". si los tribunrl", "stá" facultados para hacer fesionalmente al jurista, tales como los de obligación, derecho
;;il"f;¿r;stiáas de autoridad sobre el hecho de que una regla zubjetivo, validez, fuentes del derecho, legislación y jurisdicción,
ir.-ri¿ ,*rsgredida, no puede evitarse que ellas sean considera-
-120- -tzt-
y sanción, son elucidados mejor en términos cle esta combinacióu En el próximo capítulo mostraremos cómo las ideas de vali-
de elementos. Pero además de ello, los conceptos que se encuen- dez del derecho y de fuentes del derecho, y las verdades latentes
tran en la intersección de la teoría del derecho con la teoría poli entre los errores de las doctrinas del soberano, pueden ser refor-
tica, tales como los de Estado, autoridad y funcionario, exigen un ¡nuladas y darificadas en términos de reglas de reconocimiento.
análisis similar para que Ia oscuridad que todavía los rodea se Pero concluiremos este capítulo con una advertencia: aunque la
disipe. No es difícil hallar larazó¡ por la gue un análisis en tér- combinación de reglas primarias y secundarias, en razón de que
urinos de reglas primarias y secundarias tiene este poder explicato- explica muchos aspectos del derecho, merece el lugar central
rio. Muchas de las oscuridades y distorsiones que rodean a los con- asignado a ella, esto no puede por sí iluminar todos los problemas.
ceptos jurídicos y políticos, surgen del hecho de que éstos impli La unión de reglas primarias y secundarias está en el centro de
can esencialmente una referencia a lo que hemos llamado el pun- un sistema jurídico; pero no es el todo y a medida que nos aleja-
to de vista interno: el punto de vista de guienes no se limitan a mos del centro tenemos que ubicar, en Ias formas que indicare-
registrar y predecir la conducta que se adecúa a las reglas, sino mos en capítulos posferiores, elementos de carácter diferente.
que us&n las reglas como criterios o pautas para valorar su conduc-
ta y la de los demás. Esto requiere una atención más detallada
en el análisis de los conceptos jurídicos y políticos que la que usual-
mente éstos han recibido. Bajo el régimen simple de las reglas
primarias el punto de vista interno se manifiesta, en sll forma más
sencilla, en el uso de aquellas reglas como fundamento para la
crítica, y como justificación de las exigencias rle conformidad, Pre-
sión soóial y castigo. El análisis de los conceptos básicos de obli-
gación y deber reclama una referencia a estas manifestaciones
más elementales del punto de vista interno' Con el agregado de
Ias reglas secundarias, el campo de Io que se hace y dice desde el
punto de vista interno se extiende y diversifica mucho. Con esta
extensión aparece todo un conjunto de nuevos concePtos, cuvo
análisis reclama una ¡eferencia al punto de vista interno. Entre
.ellos se encuentran las nociones de jurisdicción, legislación, vali-
dez, y, en general, de potestades jurídicas, privadas y públicas.
Hay una constante inclinación a analizar estos concePtos en los
términos del discurso ordinario o científico, que enuncia hechos, o
del discurso predictivo. Pero esto sólo puede reproducir su asPecto
externo; para hacer justicia a su aspecto distintivo o interno ne-
cesitamos ver las diferentes maneras en que los actos de creación
jurídica del legislador, la adjudicación de un tribunal, el ejercicio
de potestades privadas u oficiales, y oüos "actos jurídicos", están
relacionados con las reglas secundarias.

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