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RESEÑAS

África en el horizonte recorre las páginas de África en el horizonte,


una certera, rigurosa y crítica panorámica
Enara Echart y Antonio Santamaría (coord.) del África subsahariana abordada desde un
Madrid, 2006 enfoque multidisciplinar. Coordinado por
Enara Echart y Antonio Santamaría, África
Al menos desde los tiempos de Herodoto, en el horizonte aborda la actualidad del
cuando todo individuo que no hundía sus África subsahariana a partir de las aportacio-
raíces en la Hélade recibía el apelativo de nes de un variado elenco de especialistas
bárbaro, Occidente ha venido tejiendo una pertenecientes a diferentes ramas del cono-
visión marcadamente reduccionista y sesga- cimiento como la antropología, la econo-
da de toda cultura o territorio emplazado al mía, el derecho, la historia o las ciencias po-
otro lado de sus siempre cambiantes confi- líticas.
nes. Un puñado de tópicos, entre los que Jokin Alberdi y Ana Rosa Alcalde analizan
cabría destacar un primitivismo inherente a las causas del fracaso de la cooperación in-
los habitantes de las tierras ignotas, y su ternacional, enfangada en una retórica que
consecuencia directa, la necesidad inapela- no por bienintencionada es más viable en
ble de someterse al hombre blanco en aras cuanto a su implementación y a su eficacia
de la civilización y el progreso, habían bas- se refiere. Acaso la asunción de otros facto-
tado para justificar la intromisión y el ulte- res por parte de los «actores hegemónicos»
rior asentamiento de un Occidente redentor como la participación ciudadana en el pro-
e impune. Lejos de diluirse con el fin del pe- ceso de cooperación puedan acompañarse
riodo colonial, este enfoque interesado y de livianas mejoras en lo sucesivo. Eduardo
simplista de los territorios sometidos ha so- Bidaurratzaga y Ainoa Marín, a través del
brevivido con férrea salud hasta la actuali- Modelo de Cotunú para el desarrollo en
dad, así en el vulgo como en los círculos África subsahariana como eje central de su
académicos. Y no sólo ha sobrevivido, sino trabajo, subrayan la debilidad negociadora
que además ha evolucionado en su carrera de los países africanos, sus dificultades para
tergiversadora. adherirse con celeridad a planes que exigen
Aportando una copiosa batería de pruebas complejas reformas de sus estructuras eco-
que venían a demostrar el dudoso rigor que nómicas, por lo que reivindican mayor cin-
subyacía en dichos tópicos, en este caso im- tura a la Unión Europea. M.ª Soledad Viei-
putados al mundo islámico, Edward Said ya tez y Mercedes Jabardo repasan desde el
lo evidenció en su monumental Orientalis- prisma de la Antropología Social la biblio-
mo. Aunque no el único, semejante espíritu grafía de género, tímidamente conocida en

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el ámbito español, para dar cuenta de la re- nado a Occidente frente a la negritud. En
levancia de los movimientos feministas afri- buena medida, esto se entendería a partir de
canos. Alejado de los grandes parámetros la incapacidad casi patológica de Occidente
macroeconómicos, Antonio Santamaría ela- para imaginar un mundo que no es el suyo.
bora un interesante estudio de la economía Si bien es verdad que en el prólogo ya que-
de subsistencia y de su infructuoso encaje da advertida la omisión de temas de gran ca-
frente a medidas correctoras de corte general lado como el sida, también es cierto que ello
impuestas desde los países del Norte. Aun no es óbice para que África en el horizonte
apuntando la precariedad de este sistema, tenga muchas papeletas para convertirse en
Santamaría destaca su meritoria solvencia en un libro de referencia en su género, al me-
el ámbito de un mercado paupérrimo. nos en la modesta y necesitada tradición
De los conflictos armados africanos se ocu- africanista de este país. La profusión de pun-
pa Itziar Ruiz-Giménez, denunciando tanto tos de vista, que de otra manera pudiera ser
el déficit de información con que adolecen fuente de una disparidad de mensajes con-
la mayor parte de los medios de comunica- tradictorios, conforma aquí un corpus sólido
ción, como el desconocimiento de los pro- y unitario cargado de propuestas estimulan-
pios actores internacionales, resultando este tes. Por ello, aunque el subtítulo de este li-
sumatorio fatal una de las principales causas bro sea una «Introducción a la realidad so-
de la esterilidad de los mecanismos de reso- cioeconómica del África subsahariana», su
lución. Mbuyi Kabunda realiza un fresco de lectura no debería quedar relegada al públi-
las relaciones intra/internacionales africanas, co profano ni al campus universitario, sino
dotadas de unas especificidades que deben que sería también de gran utilidad para el
tenerse en cuenta tanto desde el mismo seno periodista y el político.
de los países africanos como desde los orga- Óscar Escudero
nismos internacionales. Al igual que Itziar
Ruiz-Giménez, Kabunda exhorta a los países
del África subsahariana a ejercer un mayor Afroresistències, Afroressonàncies.
protagonismo a la hora de determinar su Teixint les altres Àfriques
destino.
El capítulo firmado por Alicia Campos tiene Dídac P. Lagarriga
la política poscolonial como piedra angular. Barcelona, 2006
Queda aquí muy bien retratada la seguidilla
de intentonas fallidas de democratización Desde hace unos cuantos años, no son po-
bajo el ansia de presiones internacionales, a cos los autores que se esfuerzan en alejarse
veces no tan interesadas en la consolidación de visiones estereotipadas a la hora de escri-
del sufragio universal y el pluripartidismo bir sobre África. El presente libro es un es-
como en la creación de un escenario que les fuerzo más en este sentido pero con algunas
permita generar negocio a través de la ob- particularidades más que destacables.
tención de recursos naturales, por citar un En primer lugar, por su enfoque. Dídac P.
ejemplo, sin grandes contratiempos. Final- Lagarriga nos ofrece un fresco ensayo sobre
mente, Ferran Iniesta y Albert Roca ponen las múltiples iniciativas sociales que existen
en solfa el prejuicio histórico que ha domi- a lo largo y ancho del continente africano,

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pero, además, huyendo de un análisis exce- riado de lo que pensamos, y África el lugar
sivamente político o económico, el autor es donde tal vez esta osmosis sea más palpa-
capaz de sintetizar en menos de 200 páginas ble.
un sinnúmero de ejemplos de resistencias. El Otro de los temas ampliamente tratado es el
resultado es claro: el lector, sin agobiarse musical. Resulta tremendamente enriquece-
por escuchar nombres que nunca había oído dor ver como el rap, black soul o, sobre to-
o iniciativas que le podrían parecer un poco do, el hip-hop son, más que estilos musica-
extrañas, puede escuchar la respiración de les, diferentes formas de expresión, resisten-
unas sociedades africanas que piensan, cre- cia y protesta poético-política. Con un
an y actúan contra el sistema establecido. bagaje importante en este tema nos narra
En segundo lugar, el autor sitúa su trabajo en ejemplos de Senegal, Congo, Benín, Sierra
un plano no académico. No se nos presenta Leona o Tanzania.
como un ensayo teórico, sino como un reco- Los que tenemos la suerte de conocer al au-
rrido casi práctico. Este hecho, lejos de des- tor, sabemos de la importancia del último
merecer el propio libro, permite al lector capítulo del libro, que de hecho podría ser
una lectura tranquila y muy amena. Los ca- el primero, en que nos plantea sus propios
pítulos son cortos y, sin darnos cuenta (y es- miedos sobre la capacidad de reinterpretar
to me atrevo a pensar que es voluntad del la historia y sus protagonistas. «La història
autor), pasamos del feminismo al Islam, del no l’escriuen els vencedors, l’escriuen els
Islam a la política (anarquismo, sindicalis- morts i l’expliquen els vius». Pero Dídac P.
mo, antineocolonialismo, etc.), de la política Lagarriga, con este libro, nos ha abierto un
al periodismo, fotografía, música, literatura, camino diferente para acercarnos a África y
poesía, nuevas tecnologías, etc. Todos los a los africanos y africanas. Su propia cosmo-
capítulos se nos presentan con múltiples re- visión está presente en toda la obra, pero tie-
ferencias no solo bibliográficas sino también ne la suficiente técnica y perspicacia para
páginas de internet y revistas, lo que permite transmitirnos que él no es el protagonista del
al lector la posibilidad de profundizar de libro, sino un narrador que encauza voces
manera sencilla en cada uno de los temas. de personas y movimientos que nos permi-
En este aspecto, podemos considerar el libro ten ver otra África.
como una herramienta de autoaprendizaje. Jordi Sant
Dídac P. Lagarriga no renuncia a reseñar el
legado de figuras clave de la reciente histo-
ria africana, sobre todo de aquellos persona- Discurso sobre el colonialismo
jes que con su obra han revitalizado el pro-
pio continente: Ki Zerbo, Saro-Wiwa, Mon- Aimé Césaire
go Beti, Carlos Cardoso, etc. Aun así, dos Madrid, 2006
son los temas que tal vez cobran más prota-
gonismo. Uno es el Islam, donde, a través de Aimé Césaire es poeta, escritor y político.
un enfoque más filosófico que teológico, el Immanuel Wallerstein lo define en la intro-
autor da la palabra a importantes teóricos ducción del libro como un homme de cultu-
sufíes (pasados y presentes) para resaltar la re noir. Nació en Martinica, en 1913 y estu-
idea de que el Islam es más osmótico y va- dió en Francia. En 1939 volvió a Martinica y

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publicó el libro de poemas Cahier d’un re- propósitos de la colonización, las verdade-
tour au pays natal. Desde aquel momento ras consecuencias para los pueblos coloni-
combinó su vida política con la producción zados y la actitud falsa de la burguesía euro-
literaria, fue candidato por el Partido Comu- pea que, con su silencio, las tolera.
nista Francés (PCF) a la Asamblea Nacional En 1956, en el marco del Primer Congreso
Francesa y salió elegido. Se afilió al PCF; de Escritores y Artistas Negros, Aimé Césaire
posteriormente, en 1956, lo abandono y fun- pronunció el discurso Culture et Colonisa-
dó el Partido Progresista Martiniqués, a tra- tion; el texto se reproduce íntegramente tal
vés del cual ha continuado su actividad polí- como fue publicado en la revista Présence
tica. Africaine. Césaire defiende que no se puede
La trayectoria intelectual de Césaire se pue- hablar abiertamente de cultura negra sin ha-
de concretar en la búsqueda de una igual- blar al mismo tiempo del condicionamiento
dad que permita recuperar y desarrollar las del colonialismo, porque todas las culturas
identidades de los pueblos oprimidos y la negras, en ese momento, estaban bajo algu-
búsqueda de una universalidad a través de na de las formas de este colonialismo. Abor-
la suma de identidades. A Césaire hay que da la influencia colonial en el desarrollo de
atribuirle un doble mérito: aportar el punto las culturas colonizadas, organización políti-
de vista del hombre negro, del pueblo opri- ca, lengua, religión, etc., y acusa a Europa
mido y hacerlo a mitad del siglo XX, un mo- de no permitir el desarrollo natural de estas
mento en el que estas formulaciones estaban culturas por el freno que le suponen en su
muy alejadas de los modelos asimilacionis- marcha hacia el enriquecimiento y el mode-
tas que circulaban por Francia y Europa. lo de dinero que pretende exportar. Critica
Césaire centra su actividad política y litera- la «ilusión» europea de sustituir la civiliza-
ria en tres grandes ejes: la lucha contra el ción colonizada por la suya propia y defien-
colonialismo, aportando una visión rompe- de que la única manera posible de formar
dora de las relaciones entre colonizados y una nueva civilización, deudora de la euro-
colonizadores; el comunismo, que inicial- pea y la nativa, es que la nativa conserve lo
mente vio como una vía para canalizar sus que denomina como iniciativa histórica, es
aspiraciones y que posteriormente abandonó decir, que sea libre de escoger.
desengañado, y la négritude que entiende También en 1956 escribió la Lettre a Mauri-
como una memoria colectiva que forja una ce Thorez, secretario general del Partido Co-
identidad y una revuelta contra lo que el de- munista Francés, donde expone los motivos
nomina reduccionismo europeo. de su renuncia como miembro del partido.
El libro presenta cuatro textos que nos acer- Considerada una denuncia del imperialismo
can a la figura de Césaire y sintetizan su cultural, comienza con una dura crítica al
pensamiento. Discours sur le colonialisme, Partido Comunista ruso y, por extensión al
escrito en 1950, pone en evidencia, con un Partido Comunista Francés, por la falta de
lenguaje claro y vehemente, la actitud hipó- reacción ante la denuncia de Kruchev de los
crita de Europa en lo que él denomina la métodos de Stalin. Traslada la cuestión al
mentira principal a partir de la cual prolife- ámbito colonial acusando al PCF de los mis-
ran el resto, el dualismo colonización y civi- mo vicios que los de la burguesía europea:
lización. Pone de manifiesto los verdaderos asimilacionismo, convicción de superioridad

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de Occidente y creencia en que la única Un guàrdia civil a la selva
evolución posible es la que viene de Europa
y lo acusa de querer trasladar a los pueblos Gustau Nerín Abad
coloniales un anticolonialismo que contiene Barcelona, 2006
estigmas del propio colonialismo que com-
bate. Finalmente, defiende su concepto de Abé, malo, era el nombre con el que los
universal como un universal depositario de pueblos fang conocían al teniente Julián
todos los particulares. Ayala. Todos los que aún hoy lo recuerdan o
han oído hablar de él, lo identifican con este
El último de los textos es el discurso pronun- nombre. El personaje de Julián Ayala sirve a
ciado en Miami, en la Universidad Interna- Gustau Nerín para explicar la aventura colo-
cional de Florida, en 1987, en el marco de nial española en Guinea. El autor, que esco-
la Primera Conferencia Hemisférica de los ge Ayala para conducir el relato, podría ha-
Pueblos Negros de la Diáspora, celebrada ber elegido cualquiera de los personajes que
en su honor. Bajo el título de Discours sur la coincidieron con él en la colonia. Los nom-
négritude, Césaire hace una exposición del bres de Barrera, Núñez de Prado, Buiza,
significado de la negritud, lo que ha supues- García Loygorri, etc., quedarán siempre uni-
to como toma de conciencia, identidad, co- dos a uno de los periodos más oscuros, poco
mo rechazo a la desigualdad y como revuel- explicados e incluso tapados de la historia
ta y lucha contra esa desigualdad y acaba española.
planteando una importante cuestión, la elec- En Europa, a principios del siglo XX, el senti-
ción personal de una opción, deshacerse del miento de superioridad en relación a las co-
pasado por ser una pesada losa que no per- lonias y los pueblos que las habitaban, esta-
mite avanzar o asumirlo y convertirlo en un ba plenamente asumido; militares, civiles y
punto de apoyo para continuar hacia ade- religiosos, con motivos de fondo diferentes
lante. pero siempre convenientemente justificados,
Este libro, ahora editado en castellano, es creían tener el derecho y el deber de ocu-
una buena oportunidad de acercarse a la fi- par, explotar, cristianizar, en definitiva, civi-
gura de Césaire, un hombre que escribió, vi- lizar indígenas y territorios. España no era
vió y luchó por unos ideales de igualdad en diferente y el teniente Ayala, tampoco.
un momento trascendental de la historia de España solo tenía una colonia en el África ne-
los pueblos negros. Abre una vía para dejar gra, Guinea, y ni tan siquiera la explotaba co-
atrás las visiones eurocéntricas que, aun hoy mo el resto de potencias coloniales hacían
en día y de manera a veces inconsciente, con las suyas. Para España, la colonia era
permanecen instaladas en Occidente. Sería más una cuestión de prestigio que de volun-
interesante que el libro tuviera continuidad y tad explotadora. Al final del siglo XIX, había
acceder así a las ideas y el pensamiento de perdido las últimas posesiones en Cuba y Fili-
muchos otros escritores, pensadores y políti- pinas y Marruecos daba más disgustos que
cos negros que lucharon por los mismos ide- alegrías, así que Guinea era la única posesión
ales que Césaire. más o menos estable en una época en que el
Santi Petanas resto de Europa tenía una presencia mucho
más consolidada por todo el continente.

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En lo que sí estaba a la altura de las potencias Ayala y la ocupación prácticamente total del
europeas era en los métodos empleados para territorio. Ayala supo ganarse la confianza
la ocupación y el sometimiento de los ocu- del gobernador y eso le permitió comenzar a
pantes legítimos del territorio, los fang. Co- enriquecerse con el reclutamiento de brace-
rrompieron y destruyeron completamente su ros para las plantaciones de Fernando Poo.
modo de vida, sus estructuras familiares y de Aprovechando las influencias y el poder que
poder hasta someterlos definitivamente. El ge- se había ganado, creó una verdadera trama
nocidio de los osumu, perpetrado por el mis- de trata encubierta de esclavos de la que to-
mo Ayala, constituye un ejemplo evidente. dos, especialmente él, salían beneficiados.
Ayala llegó a Guinea como teniente del ejér- Con el tiempo surgieron las inevitables riva-
cito y en seguida percibió las posibilidades lidades entre los ocupantes que desencade-
de aquel destino. Tuvo la habilidad de posi- naron una serie de acusaciones contra el go-
cionarse adecuadamente con los gobernado- bernador y contra Ayala, acusaciones de las
res de la colonia, se enriqueció con «nego- que siempre supieron zafarse, en buena me-
cios» como el del reclutamiento, una verda- dida por el apoyo que recibían de la Direc-
dera trata encubierta, y utilizó la influencia y ción General de Marruecos y Colonias.
el poder que había ido acumulando para Mientras en España caía la dictadura de Pri-
convertirse en uno de los hombres más po- mo de Rivera y se proclamaba la República,
derosos de la colonia. en la colonia todo continuaba igual o inclu-
El relato de Gustau Nerín nos sitúa pocos so mejor para Ayala, el gobernador y sus co-
años antes del inicio de la primera guerra laboradores. No fue hasta el comienzo de la
mundial, el desenlace del cual coincide con guerra civil y la posterior dictadura de Fran-
la llegada del capitán Ayala a Guinea. En co cuando Ayala tuvo que refugiarse en Ca-
esos años, los españoles solo ocupaban la is- merún. Aún así, tal como se describe en el
la de Fernando Poo y una franja costera en epílogo, ni con la salida de Ayala acabaron
el continente. Durante el periodo de Ángel los problemas para Guinea.
Barrera como gobernador de la colonia, Un guardia civil a la selva no es solo la os-
Santa Isabel (la capital) era un territorio ais- cura historia del teniente Ayala, constituye
lado tanto de la metrópoli como de El Muni, un intenso testimonio de la actividad colo-
el territorio continental, un territorio sin co- nial española, un periodo tratado ambigua-
municaciones donde la población no estaba mente por la literatura colonial española y
ni mucho menos sometida y donde casi na- sitúa en el primer plano de la historia unos
die se atrevía a entrar. No se recibían recur- hechos, unos personajes y unas acciones di-
sos ni económicos ni de personal, de mane- fíciles de entender aún en su contexto histó-
ra que no se podía llevar a cabo la plena rico.
ocupación del territorio. Fue precisamente Cabe destacar el trabajo de investigación de
Ayala el primero que penetró en el Muni es- los fondos documentales, no solo escasos,
tableciendo un puesto en Mikomeseng, y allí sino también dispersos y el trabajo de cam-
tuvo ocasión de ganarse el sobrenombre por po, con entrevistas realizadas en territorio
el que aún hoy es conocido. guineano, especialmente en la región de Mi-
La llegada de Núñez de Prado como gober- komeseng desde 1991.
nador coincide con el cambio de destino de Santi Petanas

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