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SIGLOS V a XV (EDAD MEDIA y PRERRENACIMIENTO)

Características generales:
Período extenso que comprende desde el siglo V hasta finales del siglo XV.
Sistema político, económico y social: feudalismo.
Sociedad jerarquizada, dividida en tres estamentos: clero, nobleza y pueblo llano.
Cultura teocéntrica: todo gira en torno a Dios.
A partir del siglo XII el feudalismo entre en crisis y aparece la burguesía.
Constantes luchas. Reconquista.
Convivencia multicultural: cristianos, musulmanes y judíos.
Teocentrismo: Dios es el origen y el destino de todas las cosas.
La mayoría de la población era analfabeta.
Los monjes eran los encargados de conservar y transmitir la cultura escrita.
Las primeras universidades aparecen durante los siglos XII y XIII.
El latín era la lengua más utilizada, pero con el paso del tiempo fue sustituyéndose por la
lengua romance.

Características de la literatura:
Oralidad: los textos se difundían de forma oral a través de los juglares.
Anonimia: los escritores no tenían conciencia de propiedad con respecto a sus escritos, ni
tampoco sintieron la necesidad de diferenciarse de los demás firmando sus obras.
Didactismo: las obras pretendían enseñar la forma de vida correcta según los valores
religiosos de la época.
Temas heroicos, religiosos y, a partir del siglo XIII, paganos.
Literatura heroica = mester de juglaría; literatura didáctica = mester de clerecía.

Lírica medieval:
LÍRICA POPULAR:
En una sociedad iletrada, el verso es anterior a la prosa, pues los textos debían transmitirse
de memoria y el verso, unido a la música, favorecía esa memorización.
La poesía lírica se expresaba a través de canciones, bailes, etc.
La poesía épica también iba normalmente acompañada de música.
Ambas, lírica y épica, eran difundidas por los juglares (cantantes y actores que divertían, a la
vez que informaban, a la gente del pueblo).
Dentro de la lírica popular, distinguimos los siguientes tipos de composiciones:
Jarchas: son breves canciones que los poetas musulmanes y hebreos incluían al final
de unos poemas cultos llamados moaxajas. Habitualmente, las jarchas constan de
dos, tres o cuatro versos en los que se mezclan palabras romances con palabras
árabes.
La mayoría de las jarchas son de tema amoroso y están puestas en boca de una
mujer que se queja ante su madre o ante sus hermanas por la ausencia del amado.
Las jarchas más antiguas pertenecen al siglo XI.

Cantigas de amigo: están escritas en gallego-portugués. También son de tema


amoroso y están puestas en boca de una mujer.
Las cantigas de amigo son más extensas que las jarchas y sus estrofas van
encadenadas mediante el uso de paralelismos.
Además, las referencias a la naturaleza son continuas (lo que revela la realidad
campesina y marinera de Galicia), mientras que las jarchas muestran un ambiente
más urbano.
Las cantigas de amigo más antiguas son del siglo XII.

Villancicos: son composiciones propias de Castilla. Se solían cantar mientras se


trabajaba en las labores del campo, en las romerías, en las celebraciones, etc.
Los villancicos, -que nada tienen que ver con los de hoy en día-, eran composiciones
sencillas, con estribillos y llenos de símbolos referidos a la naturaleza que invitaban
al disfrute amoroso.
Las primeras composiciones escritas son del siglo XV.

Romancero: son colecciones de romances (poemas épico-líricos formados por un


número indefinido de versos octosílabos con rima asonante en los pares, quedando
sueltos los impares). Los romances surgen de la fragmentación de los cantares de
gesta a finales de la Edad Media y, poco a poco, se van transformando en poemas
independientes.

Se denomina Romancero viejo al conjunto de romances que se cantaban a


finales de la Edad Media.
Por sus asuntos, los romances suelen clasificarse en cuatro grupos: de tema
épico castellano (Fernán González); fronterizos y moriscos (Abenámar);
de tema épico francés (Cantar de Roldán); y novelescos y líricos (El
conde Arnaldos).

Se denomina Romancero nuevo al conjunto de romances escritos por los


poetas cultos de los siglos XVI y XVII.

POESÍA ÉPICA (MESTER DE JUGLARÍA):


Después de la lírica surge en la Península un tipo de literatura que se dedica a ensalzar las
hazañas de los héroes del momento. La corriente literaria que produce este tipo de
manifestaciones literarias se denomina mester de juglaría.
Los relatos épicos que difundían los juglares se denominan cantares de gesta (anónimos y
formados por series de versos irregulares).
El cantar de gesta más famoso y el único que ha llegado hasta nosotros casi íntegro es el
Cantar de Mío Cid.

Cantar de Mío Cid: consta de 3730 versos en los que se narran las hazañas y
desventuras del Cid Campeador a partir del destierro ordenado por el rey Alfonso VI.
El poema se divide en tres partes: Cantar del destierro, Cantar de las bodas y
Cantar de la afrenta de Corpes.
La estructura del poema está marcada por el doble proceso de pérdida de la honra del
Cid y su recuperación: el Cid es desterrado → el Cid es perdonado por el rey; sus
hijas son maltratadas y abandonadas por sus maridos → sus hijas se casan con los
infantes de Navarra y Aragón.
Tres son los rasgos que caracterizan a la obra: realismo (acontecimientos y
personajes), humanización del héroe y empleo de epítetos épicos que ensalzan al
Cid: el que en buen hora nació.
GONZALO DE BERCEO Y JUAN RUIZ (MESTER DE CLERECÍA):
Junto a la corriente del mester de juglaría se desarrolla en la Edad Media otra corriente
literaria de características muy diferentes: el mester de clerecía.
Los autores de este mester tratan generalmente de asuntos religiosos, cuya finalidad es
didáctica. El lenguaje que utilizan es claro y artístico, y su estrofa es la cuaderna vía
(AAAA).
El principal representante del mester de clerecía es Gonzalo de Berceo.
Gonzalo de Berceo: nació a finales del siglo XII en Berceo, un pueblo de La Rioja
cercano al monasterio de San Millán de la Cogolla. En este monasterio se educó y
transcurrió su vida.
Escribió obras doctrinales, hagiográficas o sobre vidas de santos (Vida de Santo
Domingo de Silos o Vida de San Millán de la Cogolla) y obras marianas o
dedicadas a la Virgen (Milagros de Nuestra Señora: colección de 25 milagros en los
que la Virgen actúa como redentora de los pecadores).
Su estilo es sencillo y natural.

El mester de clerecía sigue vivo durante el siglo XIV. Su principal representante es Juan
Ruiz:
Juan Ruiz, Arcipreste de Hita: en el siglo XIV sobresale su figura. Fue un clérigo
ajuglarado que compuso una de las obras más ricas de este período: Libro de buen
amor.
El amor y la muerte son constantes a lo largo del libro, ya que el eje temático de la
obra es la autobiografía amorosa del arcipreste, que relata en 1.ª persona una serie de
aventuras fracasadas con diferentes mujeres, así como la necesidad de recurrir a los
servicios de una alcahueta llamada Trotaconventos.
No se sabe muy bien cuál fue la intención del autor al escribir el libro: parece ser que
es mostrar los peligros del loco amor para alejarnos de él.
Lo que sí está claro es que la obra es un fiel reflejo de la realidad del momento,
donde se estaba produciendo un alejamiento del espíritu cristiano.
En su estilo mezcla lo culto con lo popular y, además, está lleno de humor.

LÍRICA CULTA:
En el siglo XII surge en Provenza (región del sur de Francia) un tipo de poesía que tendrá
gran trascendencia en toda Europa. Su tema es el amor y sus creadores son los trovadores
(poetas de la Corte que componían el texto y la música de estos poemas).
La novedad de esta poesía es que presenta a la mujer como un ser superior a quien el
enamorado rinde culto y vasallaje, como si de un señor feudal se tratara. Este tipo de amor
recibe el nombre de amor cortés.
La importancia de esta poesía es enorme en Italia, en poetas como Petrarca, cuya lírica
ejercerá un gran influjo en la poesía europea del final de la Edad Media (petrarquismo).
En España, esta poesía cortesana se recoge en colecciones llamadas Cancioneros. (Los más
famosos son el Cancionero de Baena y el Cancionero de Estúñiga).
Los principales poetas cortesanos son tres:
Marqués de Santillana: fue un temido guerrero, un influyente político y un hombre
culto preocupado por recopilar el saber de su época.
Su fama se debe a su colección de serranillas (pequeñas composiciones en versos de
seis u ocho sílabas en las que se narra con delicadeza y elegancia el encuentro de un
caballero con una serrana).
Juan de Mena: fue un humanista dedicado en exclusiva al cultivo de las letras. Su
poesía es muy compleja y está llena de una erudición y de un lenguaje latinizante que
dificultan aún más su comprensión.
Destaca su obra Laberinto de Fortuna (extenso poema alegórico).
Jorge Manrique: es un ejemplo del ideal de caballero que se tenía en la época: su
vida representó una perfecta combinación de armas y letras.
La obra que le ha dado su merecida fama han sido las Coplas, una elegía que
compuso con motivo de la muerte de su padre.
Las Coplas son un conjunto de 40 estrofas en las que el autor reflexiona sobre la
fugacidad de la vida y el sentido de la muerte, a la vez que realiza un elogio de su
padre. La estrofa utilizada es la copla de pie quebrado (8a8b4c).
El poema suele dividirse en tres partes según su contenido:
1. Coplas 1-13: reflexión sobre la fugacidad de la vida y de sus placeres.
2. Coplas 14-24: muestra ejemplos de todo lo que ha dicho antes.
3. Coplas 25-40: se exalta la figura del padre de Manrique, quien mantiene un
diálogo con la muerte y entrega su alma al final del poema.
El verdadero valor de las Coplas radica en la originalidad con que el autor trata el
tema de la muerte, pues mediante un tono sencillo y cercano consigue que sus
pensamientos parezcan nuevos. Además, incorpora ideas propias de la nueva
mentalidad, como, por ejemplo, la importancia de la fama (recuerdo que queda
después de la muerte).

Prosa medieval:
La prosa en romance castellano aparece con posterioridad a la lírica y a la épica. De hecho, los
primeros textos en prosa proceden de finales del siglo XII y no son más que breves narraciones de
carácter histórico.
Hacia mediados del siglo XIII aparecieron ya obras en prosa algo más extensas: se trata de
colecciones de cuentos ejemplares y colecciones de sentencias.
En general, no son obras originales, sino traducciones de obras orientales, como Calila e Dimna y
el Sendebar.
Alfonso X, El Sabio: fue el impulsor de la prosa romance. Para ello, creó la Escuela de
Traductores de Toledo, donde reunió a destacados sabios musulmanes, cristianos y judíos.
Allí se escribieron en castellano diversas obras y se tradujeron otras. De esta forma, el
castellano fue convirtiéndose en una lengua apta para tratar asuntos jurídicos, históricos,
científicos, etc. (Estoria de España, Las Siete Partidas, Libro de axedrez, dados e tablas).
Don Juan Manuel: es el principal impulsor de la literatura castellana en prosa.
Su obra más conocida es El Conde Lucanor. Es una colección de 51 cuentos que responden
a la misma idea: un joven conde, Lucanor, plantea a su ayo Patronio sus dudas acerca de
cuestiones diversas y el ayo responde a estas cuestiones mediante ejemplos que contienen
una moraleja.

Teatro medieval:
Durante la Edad Media se pueden distinguir dos tipos de teatro: el religioso y el profano.
TEATRO RELIGIOSO: nació dentro de los templos y luego se representó en escenarios al
aire libre. Este teatro estaba ligado a dos ciclos fundamentales del calendario cristiano:
Navidad y Pascua. Al ciclo de la Navidad pertenece la pieza mejor conservada, el Auto de
los Reyes Magos (finales del siglo XII).
TEATRO PROFANO: los juglares actuaban e incluso representaban. Es lo que conocemos
como juegos de escarnio. El primer gran autor del teatro en castellano aparecerá en el siglo
XV (Juan del Encina), ya que no conservamos textos teatrales profanos anteriores.

En el siglo XV eran frecuentes las danzas de la muerte (la muerte invita a un siniestro baile a todos
los hombres, desde los más humildes a los más poderosos). Danza general de la muerte es el
poema alegórico y anónimo más representativo.
Asimismo, y con motivo de los profundos cambios que se estaban produciendo en la sociedad, en
sus valores y costumbres, aparece La Celestina.
LA CELESTINA: es una de esas obras cuyos personajes traspasan la frontera del tiempo y
la convierten en un clásico de la literatura.
Apareció en Burgos en 1499 de forma anónima. Primero se llamó Comedia de Calisto y
Melibea (16 actos). Después se reeditó con el nombre de su autor, Fernando de Rojas, bajo
el título Tragicomedia de Calisto y Melibea (21 actos).
Al parecer, Rojas se encontró el primer acto de la comedia y, como le gustó tanto, decidió
continuarlo y le dio fin en quince días.
La Celestina es una obra dialogada, pero muchos críticos dudan de que sea una obra de
teatro por considerarla irrepresentable dada su extensión y el numeroso cambio de
escenarios. Realmente pertenece a un género propiamente medieval: la comedia
humanística, escrita para ser leída en voz alta a un grupo poco numeroso.
Los personajes pertenecen a dos grupos sociales distintos: clase alta (Calisto, Melibea y
los padres de esta: Pleberio y Alisa) y clase popular (los criados Pármeno y Sempronio, las
prostitutas Elicia y Areúsa y la vieja alcahueta Celestina).
El la obra conviven la lengua culta y la popular. En general, los personajes hablan una u
otra según su condición social, aunque algunos, como la vieja Celestina, pueden cambiar de
registro dependiendo del interlocutor o de la situación en que se encuentren.
Los temas centrales de la obra son el amor (loco amor), la muerte, la avaricia, el egoísmo, la
lucha de clases y la magia.
Hay muchas posibles interpretaciones de La Celestina, pero lo que sí está claro es que la
obra refleja la mentalidad de la sociedad prerrenacentista, donde los valores medievales
se derrumban frente a las nuevas formas de comportamiento, regidas por los intereses
materiales.

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