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Productividad Humana Comportamiento Orga
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Comportamiento Organizacional
El comportamiento organizacional se refiere al estudio de las personas y los grupos que actúan en
las organizaciones. Se ocupa de la influencia que todos ellos ejercen en las organizaciones y de la
influencia que las organizaciones ejercen en ellos. En otras palabras, el CO retrata la continua
interacción y la influencia recíproca entre las personas y las organizaciones. Es un importante
campo de conocimiento para toda persona que deba tratar con organizaciones, ya sea para crear
otras o cambiar las existentes, para trabajar o invertirán ellas o, lo más importante, para dirigirlas.
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4. El comportamiento organizacional sirve para administrar a las personas en las organizaciones.
Las organizaciones son entidades vivas y, además, son entidades sociales, porque están
constituidas por personas. Se pude considerar como objetivo básico del comportamiento
organizacional el ayudar a las personas y a las organizaciones a entenderse cada vez mejor. Es
primordial para los ejecutivos que administran las organizaciones o sus unidades, y también es
esencial para todo individuo que busca tener éxito en su actividad dentro o fuera del contexto
organizacional.
Cuando estas características son manifestadas en diversas situaciones se les llama de acuerdo a
varios autores rasgos de personalidad. Un rasgo de personalidad es una tendencia duradera a
comportarse de manera determinada en una diversidad de situaciones.
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Factores que se consideran determinantes de la personalidad
• Experiencias Vitales: Las experiencias de cada una de las personas a lo largo de su vida,
actúan como determinantes de la personalidad, un ejemplo claro sería el desarrollo de la
autoestima que depende de diferentes experiencias, como la oportunidad de lograr las
metas y cumplir con las expectativas, las pruebas de la capacidad de influir sobre las
demás personas, entre otros.
La superación personal, es la mejora en la calidad de vida de un ser humano. Dicha mejora, abarca
7 aspectos muy importantes, a la hora de conseguir el éxito.
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1. Físico: el aspecto físico se basa en el desarrollo y bienestar corporal. No significa
simplemente “verse bien” sino que sentirse bien con uno mismo, ser una persona
saludable y jovial.
2. Económico: el aspecto económico, no sólo se basa en la independencia laboral o en
conseguir un empleo importante, sino también en el manejo correcto de las finanzas, que
ayudan a potenciar el poder adquisitivo de una persona.
3. Intelectual: el aspecto intelectual, no es un don al que pueden acceder solamente las
personas inteligentes, sino más bien, la capacidad y voluntad que las personas tienen para
desarrollar su inteligencia, su nivel cultural y su sabiduría. Una persona que adquiere
sabiduría, será difícilmente engañada y podrá tomar las decisiones exactas en el momento
preciso.
4. Afectivo: el aspecto afectivo puede ser tan amplio, como la cantidad de seres queridos
que posea una persona. Dicho aspecto, se basa en la mejora de las relaciones fraternales
de la vida, acercándonos a las personas que más estimamos, respetando sus limitaciones y
sus diversas opiniones o formas de actuar en la vida.
5. Social: el aspecto social se basa en la propia sociabilización con el ambiente, con cada
persona que se cruza en nuestro camino, con la convivencia armónica en general. En ser
serviciales con nuestro entorno, sin por eso dejar nuestra dignidad y nuestros valores de
lado.
6. Moral: el aspecto moral, se refiere al respeto y cumplimiento de los valores universales, a
llevar una vida digna que implique conducta, colaborando y aportando al desarrollo de la
tecnología y la ciencia.
7. Espiritual: el desarrollo del aspecto espiritual, no implica poseer una creencia en
particular, pero si poseer alguna creencia que ayude a progresar en la vida, a encontrar la
calma, la sabiduría y la fe, cuando nuestras fuerzas se están agotando.
Cuando una persona consigue el desarrollo en todas las áreas mencionadas anteriormente y se
siente feliz con ello, ha logrado indudablemente, la superación personal.
La Inteligencia Emocional podría definirse como la capacidad que tiene una persona de manejar,
entender, seleccionar y trabajar sus emociones y las de los demás con eficiencia y generando
resultados positivos. Es decir, es la habilidad para gestionar bien las emociones. Tanto las nuestras
como las de los demás.
Es así como la ingeniería no escapa de la ética. Los profesionales de esta área no solo se relacionan
con instrumentos tecnológicos, sino que su trabajo a través de estos se orienta finalmente, al
beneficio de la sociedad. Se considera que un ingeniero es, por excelencia, el ejecutor de las
prácticas transformadoras del mundo que nos rodea, es evidente que el ejercicio de su profesión
posee una carga moral.
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1.3.2.1 Autoconciencia
1.3.2.2 Autocontrol
Es la habilidad para hacer una pausa y no actuar por el primer impulso se ha vuelto un aprendizaje
crucial en nuestros días. Es importante resaltar que cuando nos referimos a autocontrol, no
hablamos solo de dominar y controlar nuestras emociones, sino fundamentalmente de
manifestarlas o inhibirlas de una forma correcta.
1.3.2.3 Motivación
Robbins (2004), define a la motivación como los procesos que dan cuenta de la intensidad,
dirección y persistencia del esfuerzo de un individuo por conseguir una meta. La intensidad
consiste en cuánto se esfuerza una persona.La dirección se refiere a la energía canalizada para que
se beneficie a la organización. La persistencia es la medida de cuánto tiempo sostiene una persona
su esfuerzo.
1.3.2.4 Empatía
Involucra nuestras propias emociones, y por eso entendemos cabalmente los sentimientos de los
demás, porque los sentimos en nuestros corazones además de comprenderlos con nuestras
mentes. Pero además, y fundamentalmente, la empatía incluye la comprensión de las
perspectivas, pensamientos, deseos y creencias ajenos.
Percepción
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que seamos conscientes de ello y se caracteriza por fases o etapas. Ante cada estímulo, las señales
son enviadas por los receptores a una primera área, después se dirigen al tálamo y, desde allí, a la
corteza sensorial correspondiente. Luego, la intervención de otras zonas del cerebro completa el
significado.
Realidad
La realidad es un fenómeno totalmente subjetivo. Para comprender este tema con mayor claridad,
es importante identificar dos fases que la neurobiología distingue en la percepción: transducción y
codificación.
La transducción: se produce en el circuito cerebral a través del cual fluye la información sin que
se modifique su significado. Este proceso incluye etapas encadenadas durante las cuales (en
milisegundos o intervalos muy pequeños de tiempo) una célula convierte un estímulo
(información) procedente del medio ambiente en una señal o en una respuesta específica.
Nuestro sistema de creencias y valores es algo exclusivamente personal y por lo tanto, puede ser
muy diferente al de los demás, pero no mejor o peor. A través de este sistema, damos significado
y coherencia a nuestro mundo, por eso, cuestionar una de nuestras creencias puede desestabilizar
todo este sistema y hacer que nuestro mundo se derrumbe. Es por esta razón, que somos muy
reacios a modificar algunas de nuestras creencias.
Las creencias se forman a partir de nuestras experiencias personales, desde que nacemos, por lo
que cuando una creencia se instala en nosotros, tendemos a eliminar las experiencias que no
casan con ella, para prevenir posibles conflictos o “choques” de creencias.
Por todo esto, las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta: Si alguien
cree firmemente que puede hacer algo, lo hará, y si cree que es imposible hacerlo, es muy difícil
que se convenza de lo contrario y no alcanzará el éxito.
Todo el conjunto de nuestras creencias va a configurar nuestro sistema de valores. Los valores son
los estados a los que las personas damos importancia. Por ejemplo, éxito, seguridad, amor,
felicidad, etc.
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Un valor es una palabra que indica algo elevado en la jerarquía de nuestros intereses. Los
utilizamos continuamente, en muchos casos de forma inconsciente, para juzgar lo que está bien y
lo que está mal. Son etiquetas que utilizamos para indicar diferentes niveles de placer o
dolor. Nuestras creencias, experiencias personales y la forma de actuar de las personas que nos
rodean conforman nuestra escala o jerarquía de valores.
Si una persona conoce sus valores más importantes y su jerarquía, sabrá cuáles son las
motivaciones internas que le mueven a actuar para alcanzar sus metas y cuáles son los estados
que tratará de evitar a toda costa. Sus valores estarán condicionando permanentemente su
comportamiento, muchas veces sin ser consciente en ello
El miedo ha sido el modelo clásico de gestión de las compañías. Y ha funcionado muy bien —no le
quitemos su mérito—. Cuando el mercado es estable y los clientes son obedientes, los empleados
pueden actuar como autómatas. Las personas se mimetizan (o se alienan, según la terminología
marxista) con la cadena de montaje o los mostradores. Pero la competencia hace sonar la música
que desestabiliza los mercados. Las empresas tienen que aprender a mover las caderas para
adaptarse. En esta nueva pista de baile, el miedo no tiene hueco. Si busca profesionales alineados
para alcanzar una misión, hay que desterrar el miedo. Si necesita profesionales comprometidos
con sus clientes, con capacidad para asumir decisiones, hay que volver a desterrar el miedo.
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