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Salmo 119:97–104
Ante tantas cosas que las personas decimos que es lo correcto y que es lo incorrecto se ha creado mucha
confusión. Ante tanta religión y filosofías que dicen esto “es así” “esto es aza”. Hay una gran vacío en las
personas de que es lo que deben tomar en cuenta para tomar decisiones o de cómo comportarse. Todos, muy al
fondo de nuestro corazón por cierto! —tenemos un anhelo de querer hacer lo correcto.
Alguien muy confundido o aparentemente confundido escribió un artículo en su blog en internet titulado
“No es tan difícil hacer lo correcto, lo difícil es saber qué es lo correcto” y sus argumentos eran de que a quien
debe creerle para hacer lo correcto entre tantas religiones y filosofías, termina su artículo diciendo Jesucristo
dijo “Ama a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo” no creo que haya nada más verdadero
que eso!
Nos encontramos ante tantas y diversas decisiones todos los días. Seguro, decidir entre el bien y el mal es
muy simple si la decisión es entre robarse un par de zapatos o ahorrar dinero para comprarlos.
Pero, ¿cómo podemos decidirnos cuando la línea entre el bien y el mal es muy delgada?
Los mandatos de Dios son imprescindibles para obtener el discernimiento y la orientación que necesitas ante
las decisiones desconcertantes que te toca tomar. Y un modo de poner en práctica la Palabra de Dios cuando
tienes que tomar decisiones difíciles es un proceso que puedes recordar como las cuatro “C”. Funciona así:
CONCLUSIÓN
La próxima vez que te preguntes cuál es la opción buena o cuál es la mala en alguna decisión que tengas que
tomar, recuerda las cuatro “C”. ¡Siguiendo el proceso de las cuatro “C” podrás saber claramente lo que Dios
quiere que hagas! Lo primero que Dios quiere que hagas es que le aceptes como tu Señor y Salvador personal.
Y luego que decidas hacer siempre lo correcto.