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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION


UNIVERSITARIA, CIENCIA Y TECNOLOGIA
UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LOS LLANOS CENTRALES
“RÓMULO GALLEGOS”
PROGRAMA DE ENFERMERÍA
ÁREA: CIENCIAS DE LA SALUD
AULA TERRITORIALPUERTO LA CRUZ

Licenciado: TSU:

Romel Guipe. Jeanismar Aguilar

Marzo, 2020
La espina bífida: Es una malformación congénita en la que existe un cierre
incompleto del tubo neural al final del primer mes de vida embrionaria y
posteriormente, el cierre incompleto de las últimas vértebras.

La principal causa de la espina bífida es el déficit de ácido fólico en la madre


durante los meses previos al embarazo y en los tres meses siguientes, aunque
existe un 5% de los casos cuya causa es desconocida. Las investigaciones
actuales destacan que la espina bífida no tiene un componente hereditario. Lo
que se heredaría sería la dificultad de la madre para procesar el ácido fólico, lo
que ocurre en muy pocos casos. También se comprobó que una persona con
espina bífida no tendrá necesariamente hijos con la misma discapacidad.

Es una malformación crónica. Según la lesión medular, será un daño mayor o


menor. Cuanto más alta en la columna vertebral sea la lesión mayor será el daño,
pudiendo causar la incapacidad al caminar; además puede afectar a diferentes
partes del cuerpo, como por ejemplo:

Huesos, tendones, articulaciones, órganos urológicos e intestinales. La mayoría


de los afectados dependen de un sondaje intermitente cada 3h
aproximadamente.

Este hecho se debe a que la vejiga neurógena afectada puede ser de dos tipos:
la que retiene líquidos y puede afectar a otros órganos (riñones, uréteres.) y no
es capaz de expulsar toda la orina por sí misma, por lo que necesitaría un
sondaje intermitente y, por el contrario, la vejiga que expulsa todos los líquidos
sin poder tener control sobre ella.

Al ser una malformación de la columna, el líquido cefalorraquídeo se puede ver


afectado, y cabe la posibilidad de que un recién nacido crezca
con hidrocefalia (la cabeza más grande de lo común debido a la retención de
dicho líquido).

Actualmente, hay asociaciones que se encargan de mejorar las condiciones de


personas con esta discapacidad con base en los tratamientos que necesitan,
como por ejemplo, las sondas vesicales, lavativas, medicamentos, etc.

Básicamente existen dos tipos de espina bífida: la espina bífida oculta y


la espina bífida abierta o quística.
Espina bífida oculta

Aparece un pequeño defecto o abertura en una o más vértebras. Algunas tienen


un lipoma, hoyuelo, vellosidad localizada, mancha oscura o una protuberancia
sobre la zona afectada. La médula espinal y los nervios no están alterados.

Muchas personas con espina bífida oculta no saben que la tienen, o sus
síntomas no aparecen hasta edades avanzadas. Estos síntomas pueden ser de
tres tipos:

 Neurológicos: debilidad en las extremidades inferiores, atrofia de una pierna


o pie, escasa sensibilidad o alteración de los reflejos.
 Genito-urinarios: incontinencia de orina o heces o retención de orina.
 Ortopédicos: Deformidad de los pies o diferencias de tamaño.

Espina bífida abierta o quística:

Es el diagnóstico de tipo más grave, la lesión suele apreciarse claramente como


un abultamiento, en forma de quiste, en la zona de la espalda afectada. Se
distinguen varios tipos:

Meningocele y lipomeningocele

Son las formas menos frecuentes. Una o más vértebras presentan una abertura
de la que asoma un quiste lleno de líquido cefalorraquídeo que contiene parte de
las meninges pero no los nervios espinales. Sus secuelas son menos graves,
tanto en las funciones motoras como urinarias. El tratamiento más efectivo para
cualquier tipo de espina bífida es el movimiento.

Mielomeningocele

El mielomeningocele (abreviado MMC)

Es una masa quística formada por la médula espinal, las meninges o las raíces
medulares acompañadas de una fusión incompleta de los arcos vertebrales
(debido a un trastorno congénito o "defecto de nacimiento"), que se pueden
localizar en cualquier sitio a lo largo de la columna vertebral, en el que la columna
y el canal medular no se cierran antes del nacimiento, lo cual hace que la médula
espinal y las membranas que la recubren protruyan por la espalda del niño.

Es la variante más grave y más frecuente. El quiste contiene tanto las


membranas como las raíces nerviosas de la médula espinal y a menudo la
médula en sí.

Aunque no es una enfermedad mortal, produce graves daños neuronales, entre


ellos, hidrocefalia y discapacidades motrices e intelectuales en el niño.

Sus síntomas son parálisis total o parcial de las piernas, con la correspondiente
falta de sensibilidad parcial o total y puede haber pérdida del control de
la vejiga o los intestinos. La médula espinal que está expuesta es susceptible a
infecciones como puede ser la meningitis.

Ocasionalmente la médula espinal y los nervios quedan al descubierto. Es


necesario cerrar quirúrgicamente la abertura en cuanto el bebé nazca para evitar
una infección.

Consecuencias:

En general, cuanto más alta se encuentre la vértebra o vértebras afectadas, más


graves serán las consecuencias. Dichas consecuencias pueden incluir:

 Hidrocefalia: es la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en


el cerebro. La acumulación excesiva de LCR ocasiona una presión
potencialmente perjudicial en los tejidos del cerebro.
 Otros trastornos neurológicos ligados normalmente a la
hidrocefalia: Malformación de Chiari o de Arnold-Chiari: la porción caudal del
cerebelo y a veces, del tronco cerebral, que se encuentran situados por
debajo del foramen magno.
 Siringomielia: formación o acumulación de LCR dentro del cordón medular.
 Dificultades de visualización, memoria y concentración.
 Alteraciones del aparato locomotor: Debilidad muscular o parálisis,
deformidades y disminución o pérdida de la sensibilidad por debajo de la
lesión.
 Trastornos del sistema genito-urinario: Alteraciones del control urinario e
intestinal que pueden dar lugar a una incontinencia vesical y/o fecal o por el
contrario una retención de uno o ambos tipos. Son frecuentes las infecciones
urinarias por un deficiente vaciamiento vesical, por lo que deben recurrir en
muchos casos a sondaje vesical intermitente.

Otras secuelas físicas que pueden darse:

 Pubertad precoz.
 Criptorquidia (testículos mal descendidos).
 Obesidad por escasa movilidad.
 Alergia a materiales de látex, por la exposición a este material en las
frecuentes hospitalizaciones y/o intervenciones quirúrgicas.
Pruebas y exámenes

La evaluación prenatal puede ayudar a detectar esta afección. Durante el


segundo trimestre, las mujeres embarazadas pueden hacerse un examen de
sangre llamado prueba de detección cuádruple. Este examen detecta
mielomeningocele, síndrome de Down y otras enfermedades congénitas en el
bebé. La mayoría de las mujeres que llevan en su vientre un bebé con espina
bífida tendrán un nivel mayor de una proteína llamada alfafetoproteína (AFP)
materna.
Si la prueba de detección cuádruple es positiva, se necesitan exámenes
adicionales para confirmar el diagnóstico.

Dichos exámenes pueden ser:

 Ultrasonido del embarazo

 Amniocentesis

El mielomeningocele se puede observar después de que el niño nace. Un


examen neurológico puede mostrar que el niño tiene pérdida de las funciones
relacionadas con los nervios por debajo del defecto. Por ejemplo, observar cómo
responde el bebé a los pinchazos en diversos lugares puede indicar dónde el
bebé percibe las sensaciones.

Los exámenes realizados en el bebé después del nacimiento pueden incluir:


radiografías, ultrasonido, tomografía computarizada o resonancia magnética de
la zona de la columna.

Tratamiento

El proveedor de atención médica puede recomendar asesoría genética. En


algunos casos donde se detecta a tiempo un defecto grave en el embarazo, se
puede contemplar la interrupción del embarazo (aborto). Sin embargo, la cirugía
intrauterina para cerrar el defecto (antes de que nazca el bebé) puede reducir el
riesgo de algunas complicaciones posteriores.

Después de que el bebé nace, con frecuencia se recomienda una cirugía para
reparar el defecto en los primeros días de vida. Antes de la cirugía, se debe tener
mucho cuidado con el manejo del bebé para reducir el daño a la médula espinal
expuesta. Esto puede incluir:
 Cuidados y posiciones especiales

 Dispositivos de protección

 Cambios en los métodos de alimentación, manipulación y baño

Los niños que también tienen hidrocefalia pueden necesitar que les coloquen
una derivación ventriculoperitoneal. Esto les ayudará a drenar el líquido
cefalorraquídeo adicional de los ventrículos (en el cerebro) hasta la cavidad
peritoneal (en el abdomen).
Se pueden usar antibióticos para tratar o prevenir infecciones como meningitis o
infecciones urinarias.
La mayoría de los niños con esta afección necesitarán tratamiento de por vida
para los problemas que resultan del daño a la médula espinal y los nervios
raquídeos.

Esto incluye:

 Problemas vesicales o intestinales: Una suave presión hacia abajo sobre la


vejiga para ayudar a drenarla. Se pueden necesitar además sondas de drenaje,
llamadas catéteres. Los programas de entrenamiento para evacuar y una dieta
rica en fibra pueden mejorar el funcionamiento intestinal.

 Problemas articulares y musculares: Se puede necesitar terapia ortopédica o


fisioterapia para tratar los síntomas musculoesqueléticos. Se pueden necesitar
dispositivos ortopédicos. Muchas personas con mielomeningocele usan
principalmente una silla de ruedas.

Los exámenes de control generalmente continuarán por el resto de la vida del


niño. Estos se hacen para:

 Examinar el desarrollo del niño

 Tratar cualquier problema intelectual, neurológico o físico

Las enfermeras domiciliarias, los servicios sociales, los grupos de apoyo y las
agencias locales pueden brindar apoyo emocional y asistencia con el cuidado de
un niño con mielomeningocele que tenga limitaciones o problemas
considerables.
Bibliografía

https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/001558.htm

Kimberly G. Lee, MD, MSc, IBCLC, Associate Professor of Pediatrics, Division of


Neonatology, Medical University of South Carolina, Charleston, SC. Review
provided

https://kidshealth.org/es/parents/myelomeningocele-esp.html
Jeffrey W. Campbell, MD
Fecha de revisión: abril de 2019

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