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Su concepción acerca del hecho literario la planteará después en el resto de sus ensayos.
Dirá en ellos que una narración es ARTE cuando tiene la categoría de única, cuando importan
más los elementos particulares que los del género y construcción; si no se está haciendo un
producto industrial. El circuito de producción, plantea, a veces restringe en determinados
autores su capacidad creadora. Precisamente en Una literatura sin atributos establece que en la
escritura hay que rechazar de antemano toda determinación, sobre todo la que tiene que ver con
el mercado, que afectan por igual a lector y a autor. Éste último debe fundar su propia estética,
su ideología. Esto también supone que se considera al texto como un objeto autónomo que
plantea distintos enigmas y acepta distintas interpretaciones, por lo tanto el lector también se
concibe como activo y productor de sentido. La idea de que el texto no es algo cerrado y
definido de antemano en cuanto a su significación y que el receptor deja de ser pasivo también
es tomada por R. Barthes en diferentes aspectos: “Porque hay texto, no hay autor, ya que el
texto, como tal, carece de principio y de fin; y porque hay texto, el lector obtiene la libertad
esencial de descubrir y de describir las significaciones que él necesita, no las que
supuestamente le dicten” y “categoría de texto permite trascender la limitada de género
literario, remitiendo al modo en que el lenguaje se construye y se destruye en múltiples
operaciones de creación, que carecen de centro y por supuesto de estructura”.
El título de la obra es significativo, como todos los del autor y Cicatrices tiene relación
con el texto, precisamente son marcas que quedan después de una herida, que no se van o son
difíciles de borrar, aún con el paso del tiempo. Cada uno de los cuatro narradores de la novela
han vivido experiencias que los han marcado y han dejado huellas en ellos.
Los espacios que recorren los personajes en Cicatrices coinciden, en la ciudad que se
reitera bajo distintas miradas, ensimismados prestan atención a los mismos detalles: Tribunales,
la plaza, las avenidas, los bares, incluso bajo la lluvia (otro de los tópicos del autor): Caminé
alrededor de treinta cuadras. Me costó unas diez llegar al bulevar, tomé después 25 de Mayo y
cuando llegué a la esquina del Banco provincial…(narración de Ángel, pp. 73) o Cruzo la
bocacalle, siempre por 25 de Mayo hacia el sur, y todo eso queda atrás. En la primera esquina
doblo hacia la derecha, hago una cuadra, y doblo después a la izquierda, tomando san Martín
en dirección al sur (narración de Ernesto, pp. 193).
En primer lugar puede considerarse el tema de la realidad para Saer, en sus obras
intentará cercarla y definirla.
“Que los pecados nos liberen de ‘la materia pura’ y sean, por ello, los ‘guardianes en
el umbral de la nada’, nos confirma entonces que nada hay si nos atenemos a la experiencia
sensible, indiferenciada o caótica, y que el ser de las cosas nada tiene que ver con esta materia
o con estos cuerpos de modo que podemos considerarlo inmaterial o incorporal” 24 Los
hombres actúan porque les parece que el mundo tiene una lógica, pero nunca se llega a lo
esencial. Al respecto de esta realidad, Sergio dirá: “Sobre el río caía un haz de claridad, que lo
dividía. Había esa franja amarillenta, quebradiza, y agua negra de los dos lados. Pero el agua
nunca es la misma, dijo Marquitos, cuando se lo hice observar. Por lo tanto, tampoco el reflejo
es el mismo”( Cicatrices. 171). Se plantea entonces que el pensar que existe algo más allá de la
experiencia corporal o sensible es una ilusión, pero algo inevitable o imprescindible. Sin ella
para Saer no habría cosas ni realidad. De allí quizá se habla de melancolía en torno a su
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escritura, aunque se sabe que no hay otro camino que el de la finitud, que nuestros sentidos o
nuestro cuerpo señalan el límite de nuestro conocimiento de la realidad, no podríamos
resignarnos, seguiríamos buscando. A su vez, esa realidad se condice con la novela que escribió:
sarcástica, dura, irónica por momentos e incorporando la nostalgia, a fin de que derive en la
imposibilidad.
La melancolía sería como una manera de escapar. El límite del materialismo sería la
mística: si arremetiéramos contra ese último ídolo que sería el ser de los entes, este ser ilusorio
cuyo presupuesto convierte a lo sensible en una ‘apariencia’ y a la multiplicidad material en
una ‘falta de ser’, nos veríamos reducidos al silencio, o a ese derrumbe subjetivo padecido por
Tomatis en Lo Imborrable( Scavino.37)
El olvido del ser no significa otra cosa: solo hay ser a condición de que se olvide que
su auténtico nombre es la nada.(Scavino. 36)
Esta negatividad en Saer alcanza su momento cúlmine en Nadie, nada, nunca, presente
desde el título hasta los encabezamientos de las distintas partes: No hay, al principio, nada.
Nada. A pesar de eso los personajes se moverán intentando descifrar su propia vida y la
realidad.
Aparecen también como elementos los pecados, una de las claves para comprender su
escritura. El pecado de Ángel es la forma de actuar con su madre; el de Sergio, el juego; el de
Ernesto, el menosprecio hacia los demás y en el caso de Fiore, el crimen. El fin siempre será el
mismo. Los pecados, a través de la ‘fantasía’ nos liberan o nos arrancan de ella. El pecado es
esencialmente metafísico, lo que nos lleva más allá de lo físico, los cuerpos o lo material.
(Scavino.24)
Del casualismo, para citar un ejemplo, había hablado Tomatis en Lo Imborrable, donde
lo evocaba del siguiente modo: La aparición del sistema solar no es menos casual que la del
auto cereza.(193). En Cicatrices hay una serie de encuentros casuales que se ven cuando Ángel
recuerda su relación con Perla Pompiglioni y el modo en que habían coincidido en diferentes
lugares después de que él la vio por primera vez; también Sergio: Ahora echo un nueve, y
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echaba un nueve. Era fácil. No había más que saber desear, y creer en lo que se deseaba.
(Cicatrices.111)
En contraposición a esto, también aparece como elemento el fuego, con el que sueña
Ernesto. Elemento purificador y catártico, que implica renovación: Sus crepitaciones son
inaudibles. Las llamas son bajas, parejas, y el incendio se extiende hasta el horizonte. No se ve
un árbol, una ondulación, nada.(Cicatrices. 230). Es una crepitación mucho mayor. Un
incendio más grande. Ahora veo colinas, ciudades, llanuras, selvas, quemándose, ardiendo
lentamente, con llamas de una altura pareja que se extienden como una capa amarilla sobre la
superficie del planeta, consumiéndolo. (Cicatrices.265).
¿Cuál es el fin entonces, el verdadero sentido? Saer dirá que nunca llegamos a lo
esencial, todo tiende a desaparecer. Esto lo plante también en el final de uno de sus poemas: A
los pecados capitales:
nos arrancan
En este contacto con la realidad todos están inmersos en una vida con la que no están
conformes:
Ángel tan sólo tiene 18 años en esta novela y está empezando a descubrir cómo vivir. Se
encuentra en una casa que no es su espacio, prefiere irse, buscar la clandestinidad de su
cuarto, moverse aprovechando la noche o deambular cuando su madre no está allí.
En su cabeza reinan los problemas familiares, el sexo- mujeres, los libros que lee.
Ha tenido un padre que considera insignificante, débil de carácter y que no estimó: De
modo que cuando mi padre murió, el único cambio que hubo en mi casa fue que el
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lugar que él ocupaba en la cama (durante los últimos seis mese ya no se levantó) ahora
había aire. (Cicatrices.30) y una madre a la que no respeta y siente que lo avergüenza.
El problema principal es el enfrentamiento con esta última.
El personaje piensa en esto en la soledad de la noche o recorriendo la ciudad en actitud
reflexiva: Me quedé un momento pensando, y después apagué la luz. Sentí durante
cierto tiempo la sensación de no estar en ningún lado preciso y después vi el desfile
lento y nítido de todos los que me rodeaban y vivían conmigo, lo que yo estaba
llamando mi vida desde hacía cierto tiempo…(Cicatrices.100) o Había estado pasando
algo en este mundo- la llovizna- que era de por sí un misterio y que a la vista se
presentaba hermosa y llena de tristeza, y yo no la había ni siquiera mirado. Después
recordé el cuerpo encogido sobre las baldosas amarillas, en la vereda del Tribunal, y
me pregunté qué cosas tan graves podían suceder como para obligar a un hombre a
hacer de su cuerpo una cáscara vacía y tirarlo por la ventana de un tercer piso, para
hacerlo pedazos contra el suelo (Cicatrices.103).
Sergio Escalante comienza teniendo una posición económica que le dejó su abuelo, se
convierte en profesional desde joven, contrae matrimonio y es comprometido, es
apresado por una cuestión sindical el mismo día de su boda. Esto deja de ser relevante
cuando el juego pasa a ocupar su vida. Relega su profesión, su esposa se envenena y ni
siquiera reacciona, pierde bienes materiales propios y ajenos: hipoteca de su casa,
dinero de amigos y de Delicia.
Su vida transcurre en momentos fijos, rutinarios y pautados: está en su casa o en la sala
de apuestas.
La realidad sobre la que el personaje reflexiona y que ocupa toda su vida es solamente
el juego, casi pretende encontrar una equivalencia, un paralelo entre éste y su vida. No
se puede apostar al caos. Y no porque no se pueda ganar, sino porque no es uno el que
gana, sino el caos el que consiente. (Cicatrices117) En el punto y banca yo veía otro
orden, análogo al de las apariencias de este mundo, porque un mundo en el que en el
reverso de cada presente no hubiese más que caos, y en el que el caos, al reiniciarse
borrase los presentes ya consumados y que eso fuese todo me parecía horrible.
(Cicatrices. 128)
Ernesto López Garay. Materialmente lo posee todo, excelente posición, cargo (juez); sin
embargo está hastiado de todo, nada lo motiva. Su vida es rutinaria, como la de los dos
personajes anteriores (comer-dormir-ir al trabajo- hacer traducciones).
Algo paradójico en él es que internamente siente un gran desprecio por los demás, a los
que califica de gorilas : Los gorilas estarán ahora saliendo de sus guaridas, dejando
sus jergones malolientes, observando sus dentaduras carcomidas frente al espejo del
baño, deponiendo sus excrementos, mirando por la ventana la niebla. Cicatrices.190)
No le acepta el saludo a uno de los testigos: ‘Mucho gusto’ dice. No se la estrecho, y le
digo que se siente. (Cicatrices.250) o su pensamiento es despectivo: Desaparecen y en
seguida vuelve a aparecer el vigilante, con la otra hembra.(Cicatrices. 248); sin
embargo por otro lado se deja manejar por todos: su madre que le reclama y ordena, la
voz que diariamente lo insulta por teléfono destacando su condición de homosexual, el
secretario, se anima a decirle que trata a los testigos con demasiado rigor y que hay
fallas en el procedimiento o el episodio con el abogado de Fiore: ‘Pude oír el ruido’.
‘El habitual de un cuerpo al caer’, digo. Súbitamente me da una bofetada. ‘era el
cuerpo de un hombre’, dice, mirándome con sus ojos celestes, que fulguran. ‘Es su
opinión’, digo. ‘Usted es un cobarde’, me dice, y sale. (Cicatrices.264)
Su mujer lo abandonó y la razón que le dio fue que no tenía alma: ‘Y es verdad, no
tengo alma’ dije yo.(Cicatrices.227)
Aquí se establece lo que mueve sus reflexiones sobre sí mismo, sobre la realidad y la
existencia toda. Lo que plantea en las siguientes frases es su concepción de la vida: ‘Los
hombres no tienen alma, Ángel’ digo. ‘No tienen más que cuerpo. Un cuerpo que
comienza en la punta de los dedos y termina dentro del cráneo en una explosión. Los
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hombres son un rebaño de gorilas salido de la nada. Y eso es todo’. ‘Tal vez son algo
más que gorilas dice Ángel’. ‘no, nada más’, digo yo. ‘Gorilas que buscan alimento y
se devoran unos a otros, de mil maneras. La única bendición que los hombres han
recibido es la muerte’ digo yo.(Cicatrices. 227- 228).
Ahora bien, ¿es posible una representación de la realidad? Otro de los tópicos de Saer
giraría en torno al problema filosófico de las diferentes percepciones que hay sobre esa realidad
circundante. Esto a veces está tematizado, no en esta novela, sino que se refleja a través de los
cuatro narradores.
Cada cosa es vista desde diferentes perspectivas, voces diferentes que se escuchan sobre
un mismo hecho: cada movimiento es representado desde varias perspectivas, porque
precisamente en esta forma de multiplicación se juega el flujo particular del relato. Para la
percepción las cosas son, a la vez, naturalmente inabordables e infinitamente desintegrables,
reflejos de luz, puntos, vetas y grietas de lo real. (Sarlo)
Cada una de las percepciones muestra una subjetividad y varían, en el caso de esta
novela vemos cuatro narradores en 1ra persona, narrando en el presente de la enunciación. Esto
se ve en la novela ante determinados hechos en los que el tiempo y el espacio confluyen y son
analizados desde la óptica y perspectiva de los diferentes personajes:
Lo que cada uno de los testigos presentes en el bar dice sobre el asesinato.
Lo que cada uno de los narradores conoce sobre el crimen y Fiore.
a.
1. Primer testigo: Jozami, dueño del bar. Está preocupado por la reputación del negocio,
pero después se comprueba que relata los hechos sin falsearlos, declara que solían ir a
beber, pero no eran clientes: ‘ Estábamos en el almacén’, dice.. ‘cuando llegan ellos en
la camioneta. Oímos el ruido de la camioneta desde el almacén y pensamos que quién
sería. Entonces los vemos entrar a ellos, con la escopeta y dos patos muertos. Dejan los
patos y la escopeta sobre el mostrador, y piden una caña cada uno. Después se ponen a
conversar en voz baja entre ellos. Él se queda mudo, aparte, mirándonos, y ella se pone
a hablar a los gritos. Él le dice que se calle. Ella abre el bolso y saca una linterna y
empieza a encandilarlo. Él le dice que la apague. Ella deja la linterna sobre el
mostrador y empieza a quejarse de su vida. Él después le dice que tienen que irse. Ella
protesta, y salen. Cosa de un minuto después oímos las explosiones. Cuando salimos
ella estaba en el suelo y él estaba poniendo en marcha la camioneta. Sale como un
refucilo, y desaparece, y ahí nos quedamos nosotros con ella, muerta’.
2. Segundo testigo: la hija de Fiore comenta que ciertas veces sus padres discutían y le
pegaban. Dice que ella había soñado todo la noche anterior y no había dicho nada
porque las cosas debían suceder de ese modo. Después se ve que esa era una costumbre
de ella, cuando estaba con sus padres: ‘Anoche soñé que ibas a cazar ese pato’ dice la
nena’ dice la nena. Soñé que mami y yo nos quedábamos aquí en la camioneta y que
vos ibas a la laguna y se oían tres tiros, y después volvías con el pato. Lo soñé todo.
(cicatrices.278).
3. Tercer testigo: Zulema. A lo dicho por Jozami le suma que Fiore le había guiñado un ojo
en presencia de su mujer. La carean, pero el comerciante dice no haberlo visto.
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4. Cuarto testigo: Luisa, aclara las frases que dice haber escuchado de la mujer, sume el
dato de que para ella Fiore se reía.
5. Quinto testigo: Gorosito: se centra en decir que él eso lo veía venir desde que entraron
al local por las actitudes de ambos. Es escueto en sus declaraciones.
Cuando Fiore narre los mismos hechos se verá que dijeron la verdad. Lo único que
queda excluido es la insinuación que menciona Zulema.
Se ve que las distintas focalizaciones completan el hecho, por más que difieren en
distintos aspectos.
b.
1. Ángel se entera del crimen de Fiore estando en la casa de Ernesto. No sabe
las causas . Se colocará en la posición de periodista y quiere estar presente
en el interrogatorio porque nunca estuvo ante un asesino. Hace una
minuciosa descripción de Fiore y dice que sus ojos estaban cubiertos por
una pátina de material transparente. No se enterará de ningún detalle
relevante porque Fiore no alcanza a decir nada. Siente la muerte de éste
(como condición humana) y se evidencia en su enfermedad del día
siguiente. Es el único que muestra una reacción ante esto.
2. Sergio Escalante conocía a Fiore de sus épocas del sindicato y se entera a
través del Negro Lencina y no sabe qué responder. Se excusa de defenderlo,
dice que no irá al velorio y más tarde se entera de la muerte de Fiore por
una casualidad.
3. Ernesto no conoce a Fiore. Es el que tiene acceso a más información:
declaraciones de los testigos, el expediente de la causa, visita el lugar de los
hechos. Está demasiado ensimismado en sí mismo. En el interrogatorio ni
siquiera repara en tantos detalles como Leto y tampoco lo conmueve su
muerte.
4. Fiore revelará con su relato, las discusiones previas a la cacería, el título de
“ladrón de sindicatos” y la provocación constante de ella, desafiante.
Como dice Beatriz Sarlo haciendo referencia a Saer: El conocimiento del mundo es
provisional y sometido a los avatares de la decepción, la equivocidad y los espejismos. No es
posible conocer sino esas superficies deslumbrantes de la materia, que son al mismo tiempo un
engaño.
Para retomar una célebre frase de Nietzsche: ‘no existen hechos, solo interpretaciones, y toda
interpretación es la interpretación de otra interpretación’ (Scavino144).
Se plantea una realidad que nunca se llega a conocer, no se sabe ni siquiera lo que ocurre en los
lugares más próximos, la propia casa, las habitaciones, etc. es así que lo extraño se mezcla con
lo familiar. No se llega a lo esencial, la realidad engaña, oculta y muestra una falsa imagen: Así
va el mundo: la cosa parece próxima, inmediata, pero hay que dar un rodeo largo para llegar a
rozarla, siquiera fugazmente, con la yema de los dedos. Nada de lo que nos interesa
verdaderamente nos es directamente accesible. (Río sin orillas, pp. 33).
Esto puede relacionarse con otro de los tópicos que es el de las apariencias, todo el
mundo simula, de modo que la realidad con su verdadera cara surge y deja ver el equívoco: no
hay mundo propio que no esté enquistado en el de las apariencias. (Scavino.105).
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La mujer, asociada al concepto de erotismo, para Saer es imposible de conocer. No es
posible unir a un hombre y una mujer porque son mutuamente incompresibles e incomunicables
(Sarlo).
Es el caso de lo que muestra la madre de Ángel, que no cumple con su rol; la mujer de Ernesto
que se va, la de Sergio que es estéril y terminan envenenándose, sumado al hecho de que la
asesinada es también una mujer
En Cicatrices puede verse el choque que sufre Ángel cuando Tomatis actúa a espaldas de él.
Leto, desde las primeras páginas manifiesta su admiración por él, lo ve como referente, es al
único al que le cuenta el conflicto con su madre. Se siente defraudado a partir de las actitudes.
De modo que la realidad no era aquello que consideraban de antemano, en la cual creían que se
movían con determinados roles y conceptos.
Las percepciones pueden ser contradictorias, personajes que actúan como espejos, unos
frentes a otros como también planteaba Borges. Pareciera ser que, en el estado actual de
nuestra especie, siempre es necesario que lo poco que nos pasa de esencial le haya paso
primero a algún otro, de manera que solo comparativamente podemos llegar a sentirnos,
gracias a una lucidez pasajera, y muy de tanto en tanto, con fugacidad fragmentaria, lo que
creemos ser o lo que tal vez somos.(Lugar, pp.82).
Para ser mención de percepciones que confluyen y a la vez presentan diferencias habría
que detenerse a analizar otro de los aspectos claves en la obra del autor. Como Proust enseña a
sentir el tiempo, es decir lo coloca como materia prima del relato. El tiempo ya no es
cronológico y lineal en la narración, presenta digresiones, pero no como simples opciones del
relato, sino con un sentido. En el caso de Saer, una mirada de la realidad. Así, el tiempo:
Confluye:
Para ejemplificar cabe nombrar en primer lugar los subtítulos de cada una de las cuatro
partes que conforman la obra:
Sergio
Ernesto
Fiore
Mayo es el mes del crimen, en el que todas las historias se superponen y tienen un punto
en común, aunque como se vio, variando en las percepciones.
Vemos que a lo largo de la novela hay hechos en que confluyen dos personajes (aparte del
crimen), pero a la hora de evocarlos presentan diferencias porque la percepción cambió, han
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eliminado momentos, acotaciones y aspectos por completo, han enfatizados otros, logrando una
concepción parcial y subjetiva de la realidad. Tal como Saer la concibe.
2. Cena en casa de Ernesto: Ángel no recordará nada de la referencia que le hace Ernesto
sobre su mujer. Se siente con movido por un hilo invisible por la mirada del otro, como
una marioneta, le provoca terror y luego dirá, haciendo referencia al momento: Yo pensé
en muchas cosas. (Cicatrices.37). Analepsis sobre Perla Pompiglioni.
4. Indagatoria: Leto hace una descripción más minuciosa del momento, de Fiore, los
presentes, el procedimiento de juez; en cambio el recuerdo de Ernesto es mucho más
escueto: ‘su nombre es Luis Fiore?’, le pregunto. Sacude la cabeza. Después dice no sé
qué cosa y salta por la ventana.(Cicatrices. 263).
Expansión y retraso:
Reiteración:
Ejemplo, las rutinas diarias que se repiten en el caso de Ernesto: después salgo del
despacho y le digo al secretario que voy a volver a las tres y media en punto… subo al
coche…(Cicatrices)
La literatura pone en evidencia las ilusiones del tiempo y el espacio, subraya su cualidad
subjetiva, nos dice que su materia es el recuerdo (Sarlo). Otro de los puntos claves es la
memoria que aparece a través de las distintas anacronías.
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Saer plantea una sola escritura que se va ampliando y complejizando. Hay muchos personajes
que después continuaran y se repetirán en el resto de sus obras. También se reiteran algunas
características en distintas etapas de su vida, por ejemplo, a partir de Cicatrices no era fácil
preveer que Leto seguiría el camino de la violencia política. Se crea un mundo geográfico y
móvil en el tiempo.
En torno a los desenlaces, como se señaló al comienzo, son tres destinos que quedan
abiertos, excluyendo a Fiore. …puede ser tan inestable como cualquier otro: el desenlace no
goza de mayores prerrogativas que las resto del texto (Sarlo).
De Ángel sabemos que tiene un choque brutal ante la situación de su madre y terminará
en su encuentro con su doble, situaciones que abren una nueva etapa de su vida: “Cualquiera
hubiese sido su círculo, el espacio a él destinado a través del cual su conciencia pasaba como
una luz errabunda y titilante, no difería tanto del mío como para impedirle llegar a un punto en
el cual no podía alzar a la llovizna de mayo más que una cara empavorecida, llena de esas
cicatrices tempranas que dejan las primeras heridas de la comprensión y la
extrañeza”(Cicatrices. 106); Sergio parece haber chocado con una realidad que no quería ver,
donde el pesimismo se refleja y sus convicciones cambian: Juegan con trampas Delicia, dije yo.
No se atreven y juegan con trampas. Mi abuelo sabía. (Cicatrices.185); mientras, Ernesto,
continuará inerte, sin motivaciones, detenido porque el auto se detiene, dejándose llevar
simplemente: Así, pues, estoy en un lugar, y tengo una mano derecha, y una mente para seguir
su movimiento desde el muslo hasta la altura del pecho, porque también tengo un muslo y un
pecho. Y ahí acaba todo. (Cicatrices.226).
De este modo se puede inferir que en las narraciones y en los poemas de Saer, la ficción
es la condición de la realidad. Los hombres están regidos por las ficciones simbólicas. Sin ésta
los hechos mismos pierden su consistencia y se disgregan en una multiplicidad de imágenes
fragmentarias, inconexas, carentes de cualquier unidad o sentido: por una versión más nítida
que la que ofrecen los sentidos, más exacta que la que puede extraerse de la experiencia, más
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intensa que la que se representa la imaginación, más clara y coherente que la concibe el
pensamiento(Lugar 55.)
Bibliografía:
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Gómez Redondo,F: La crítica literaria del siglo XX, Edaf.
Gramuglio, Ma. Teresa: Juan José Saer por Juan José Saer, Bs. As., Celtia, 1986.
Montaldo, Graciela: Juan José Saer: El limonero real, Bs. As., Hachette, 1986.
Scarvino, Dardo: Saer y los nombres, Bs. As. Edición El cielo por Asalto, 2004.
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